You change my mind. {OS

Ahora ya son las 3:00 de la mañana, tengo un par de copas de más y tú todavía tienes gran parte de mis pensamiento, quiero que cambies de opinión sobre nosotros, que te des cuenta de cuánto te necesito, que eres más que un juego para mí, sé que tome malas decisiones, como acostarme con aquella chica o beber más de lo común y lo peor fue que me llamaste cuando estaba embriagado. ¿Porque solo hablas cuando estoy mal? ¿Dije cosas que no debiste escuchar?
Llama otra vez te lo ruego o llenare tu celular con mis mensajes con tono de alcoholizado. Trate de volver a llamarte pero el efecto del alcohol ya había hecho efecto y termine llamando a mi vecina.
Pensé verte del otro lado de la calle con aquel vestido azul con florecillas amarillas con el que te daba pena mostrar tus bellas y delgadas piernas, pero mierda solo era una persona más, alguien sin importancia. Mira lo que me has hecho, me has vuelto débil y con los sentimientos a flor de piel, me has hecho salir corriendo del bar, para querer tomar la droga de tus labios dejando atrás las copas y los cigarrillos.
No lo soporto más me siento mal sin ti la cabeza me explotara y no te tendré aquí para ayudarme con tu lindo vestido azul, iré por ti, aunque primero tengo que ver si me puedo levantar. Quiero que seas mía solo mía.
Mire el reloj y no podía entender lo que decía abrí los ojos lo más que puede y el reloj se empezó a derretir, sonreí recordando cuando trataste de llevarme a una galería de arte y vimos aquella pintura, solo te enojaste porque me dormía en cada parada mi pequeña inteligente. Te extraño tanto ya no soporto más tengo que ir por ti que cambies de opinión, que te des cuenta como me has cambiado, como has hecho añicos mi reputación y mucho más mí solo corazón. Como te atreves a entrar en mí y llevarte algo que no era de nadie.
Salí abrumado y con un cigarrillo del bar, un par de lindas señoritas me quisieron llevar por el mal camino pero mi amor por ti no me dejaría saborearlas. Trate de tomar un taxi hasta tu apartamento pero ninguno me hacía caso todos me trataban como un loco, tal vez la bebida también cambiaba mi hermoso físico, con lo que me llegaban a hacer caso, veía cosas incoherentes, alguno parecían animales y a otros mujeres le hacían sexo oral.
Seguí mi camino a pie, Son mis llamadas creo que ya he dejado tu celular saturado y el mío ya sin crédito con el cual rogarte volver a mi lado. Con miedo me pregunto si sigues siendo mía, si sigues amando como yo lo sigo haciendo. Pero quién soy yo para hablar de amor, antes me acostaba con cualquiera, decían que jugaba con las chicas pero no solo me acostaba con ellas, hasta que te entrometiste en mi vida me quitaste todo, desde que te vi con ese hermoso y largo pelo castaño junto a tus pequeños ojos azules que te atraen y no te dejan.
No faltaba mucho para llegar a tu apartamento pero un extraño asido quemo mi garganta avisándome que tenía que vomitar, en lo arbusto más cercanos a mi posición deje salir lo poco que había comido, el asqueroso sabor se impregnó en toda mi boca provocando que quisiera devolver otra vez. Asqueado, con un terrible dolor de cabeza en el lado izquierdo de esta pulsando lentamente y los ojos inyectados de sangre seguí mi camino, el sol empezaba a salir por el horizonte me segó más de una vez, divise la puerta de tu apartamento una calle antes, corrí en desesperación por un abrazo tuyo, por una palabra tuya aunque fueran groserías o maltratos hacia mi persona pero eras tú, era todo lo que pedía y rogaba.
Una camioneta se atravesó en mi camino hacia mi felicidad y un pequeño auto rojo casi me hacía parte del pavimento, los dos golpearon sus claxons haciendo explotar las pocas hormonas que tenía en la cabeza aun. Sentí la felicidad tan cerca mío, sentía haber ganado un maratón.
Presione con desesperación el pequeño botón blanco que marcaba el apartamento veintinueve, en aquel apartamento en el que había hecho realidad muchos de mis sueños y todos habían sido a tu lado. Tu dulce voz acaricio mis oídos con el solo pronunciar un “¿Quién es?” con extraño y vergonzoso “La persona que te ama y a la cual odias y probablemente no lo quieras ver ni en pintura” pronunciaste las labras más horrendas que me había imaginado “Eso es verdad” con lágrimas en el borde de mis ojos me derrumbe a un lado de la puerta, para desmayarme en un llanto silencioso.
..***..
Desperté en un suave colchón con la nuca adolorida y una jaqueca insoportable. Seguía oliendo a alcohol y humo de cigarrillo. Te vi llegar en pijama, caminaste hacia mí con una humeante taza de café negro, que bien sabes que es lo que tomo una mañana de jaqueca. Lo único que pronunciaste en toda la mañana fueron las palabras que me alentaron a seguir vivo: “Pero también sigo amo esa maldita persona”