I Desesperately wan't you (Harry Styles & tu) SE NECESITAN LECTORAS! NUEVO CAP

Capitulo 27

—Empieza a ser tarde. ¿Lista para marcharnos? —preguntó Henry.

Me aproximé a él y le entregué el taco de billar.

—Supongo que deberíamos irnos pero tengo que encontrar a Kat—contesté.

— Kat parece un poco ocupada — dijo ladeando su cabeza hacia donde estaba Kay con Adam.

Reímos y guardó los tacos. Me fijé en la única cerveza que había bebido en toda la noche y comprendí que estaba siendo cuidadoso por mi bien.

—Ya veo que estás mirando la cerveza, no tome demasiado tranquila.

—Te creo.

Me tomó de la mano y me guió hasta la salida.

Henry me pasó la mano por la cintura y me arrimó a él.

—Unos borrachos te están comiendo con los ojos. Así los mantengo alejados —explicó en voz baja al salir. 

Una vez en el coche, con el cinturón de seguridad ajustado, dediqué un momento a observar el bar en el que había pasado las últimas dos horas. No era tan terrorífico como había esperado. En cuanto empezamos a jugar al billar, me olvidé de todo lo demás. 

Las luces del centro del pueblo se desvanecieron en la distancia a medida que nos alejábamos del bar y nos aproximábamos a mi casa. Aún no estaba lista para volver allí. Me sentía sola y no entendía porque. 

Cuando estaba con Henry, reía mucho más que en cualquier otro momento. Había olvidado lo divertido que podía ser él y me di cuenta de que me escondía de los demás, incluso de Harry, si quería que eso cambiara tendría que mostrar mi verdadero yo y ser feliz. 

—Gracias por esta noche. Lo he pasado muy bien.

—Se notaba. Me gusta ver cómo te diviertes. Eres increíble cuando dejas caer la barrera que te rodea.

—¿Qué barrera? —pregunté, volviéndome para mirarle.

Al principio no dijo nada, pero mantuve mi mirada fija, a la espera.

—Tu barrera de perfección. La que izas a la vista de todo el mundo. La barrera bajo la que ocultas a la chica que yo conocía. La chica que quiere reír y divertirse. 

Él conocía una parte de mí que no mostraba a nadie más. Era cierto que la abuela siempre me animaba a tomar

mis propias decisiones y a abrazar mi verdadero yo, pero incluso con ella mantenía ese lado de mí escondido. Quise discutir con él y alzar de nuevo la barrera para evitar que me viese tal como era, pero no pude. Nadie, excepto la abuela, me permitía abrir las alas. Pero el siempre había sido la única persona que me aceptaba tal como era.

Asentí con la cabeza y fijé la vista en la carretera.

—No puedo ser siempre esa chica. Todos esperan eso de mi porque es lo que siempre fui... mis padres, la gente de esta lugar. Hoy se sintió bien dejarla salir… aunque sea sólo un ratito. Así que gracias.

Su mano buscó la mía y la sostuvo. Las palabras no eran necesarias porque lo comprendía.

— Deja salir a esa ____ mas seguido y se que si lo haces con Harry se enamorara de ti como lo hice yo. 

No supe que contestar, era la primera vez que Henry decía o insinuaba que estaba enamorado. Aparte su mano de la mía y la puse en mi rodilla.

— ¿Y vas a dejar que otro se enamore de mi? — dije titubeando.

El hizo una mueca de dolor, cerro los ojos y luego me miro.

— Eso no es algo que pueda controlar, quiero que seas feliz.. yo... —Hizo una pausa y siguió — Yo tarde en darme cuenta de mis sentimientos y eso hizo que te perdiera, no cometas el mismo error con Harry.

No le miré,no me hizo falta. Sabia que eso era exactamente lo que había pasado con nosotros y era exactamente lo que pasaría con Harry si seguía siendo una estúpida. 

— Gracias por todo, enserio —lo abrace y luego me separe de el para dedicarle una sonrisa —  Adiós.

Di vueltas en mi cama pensando en la noche, fue una noche con bastantes enseñanzas. Henry resulto ser mas caballero de lo que esperaba, cualquier otro hombre me hubiera besado después de todas esas señales que mande, sin embargo el se mantuvo distante y hasta me aconsejo sobre Harry. Sabia que Harry estaba esperando que yo le de alguna señal, que le diga sobre mis sentimientos como el lo dijo ese día mientras hacíamos el amor, yo me quede helada sin saber que decir, por miedo o por idiota, no lo se. Me costaba aceptar lo que sentía, el torbellino de emociones que sentía me daban ganas de llorar, desde que conocí a Harry mi corazón era las confundido que nunca pero sabia perfectamente que Henry estaba en mi corazón de manera distinta, cuando lo miraba no sentía esa corriente, esa sensación que sentía con Harry, aunque sonaba feo y sucio en mi cabeza lo que quería con Henry era otra cosa. Tome el teléfono y marque el teléfono de Harry, nunca lo había llamado y esperaba que a pesar de ser las 3 am respondiera. 

—¿Hola? —  la voz suave de un chico respondió del otro lado y pensé que había marcado mal.

— Hola... ¿Esta Harry?

— Si esta aquí durmiendo en el sillón, ¿Quieres que le despierte?

Otras voces de fondo se escuchaban y supuse que eran los chicos, dude en despertarlo pero sabia que luego me guardaría la cosas que quería decirle si no lo hacia ahora.

— Si no es mucha molestia... me gustaría hablar con el —  dije con vergüenza.

— No hay problema —  dijo riendo —  ahora lo llamo.

Apoyo el teléfono en algún lado y yo seguía escuchando las voces y la música mientras esperaba.

— Hola —  la voz adormilada y ronca de Harry sonaba adorable.

— Soy ____ —  conteste bajando el tono de mi voz.

De todas las voces que esperaba escuchar, la de ____ era la que mas me sorprendió. Los chicos seguían hablando y comiendo, Niall grababa un vídeo mientras Zayn hacia un baile raro con sus piernas. Me aleje de ellos para hablar mas tranquilo, sentándome en el sillón en la esquina del cuarto.

— Tu voz es diferente por teléfono, no te reconocí —  admití.

— Odio mi voz en grabaciones y por teléfono, no parece la mía —  rió y me alegre de escuchar su risa.

—  Suena hermosa igual.

—  La tuya suena igual de sexy que siempre - contesto y reí por su confesión.

—  ¿Así que piensas que mi voz es sexy?

—  Ah Harry sabes que tu voz es sexy no me hagas volver a decirlo - dijo riendo.

—  ¿Puedo preguntar el porque de este llamado a las 3 y 15 am?

Hubo un silencio de su parte y luego hablo.

—  Te extrañaba.. quería escuchar tu voz. Y estoy sola en casa y quería hablar contigo.

— Yo también te extraño y no te llame antes porque pensé que te asustarías si lo hiciera.

—  ¿Por qué me asustaría? —  pregunto sorprendida.

—  No lo sé... cada vez que te digo algo lindo puedo ver el pánico en tu cara... no estas acostumbrada a esto y quería ir despacio pero que tu me llames ha sido un alivio y un gran paso —  le conteste y sonreí como idiota.

— No estoy acostumbrada a esto.. es algo nuevo para mi y supongo que todos tenemos miedo a lo nuevo ¿no?.

—  No quiero que tengas miedo.. yo no soy como crees, No se si piensas que soy un mujeriego o que te dejare por una modelo o algo así pero ese no soy yo. 

— No es que crea eso de ti, pero eres famoso y lindo podrías tener a cualquier mujer...

La interrumpí antes de que siguiera hablando.

—  Yo no quiero a otras, no quiero ser el Harry famoso porque cuando estoy contigo me siento simplemente Harry.

— Me alegro de conocer al verdadero Harry entonces —dijo con una voz suave y melodiosa—  hay algo que quiero hablarte cuando vuelvas... es algo sobre mi.

Mi corazón dio un vuelco esperando lo peor.

— ¿Es algo grave? —  pregunte preocupado.

—  No, no es nada grave tranquilo. Hablaremos cuando nos veamos ¿si?

—  Si claro, en dos días estoy allí y también tengo muchas cosas que contarte.

—  Seguro —  y pude sentir que sonreía del otro lado —  quiero verte cantando en un concierto algún día.

— Cuando quieras estas invitada, cuando nos vemos puedes volver conmigo y venir.

—  Acuérdate que el lunes empiezo la universidad.

—  Claro, tenemos un recital el domingo no hay problema.

Mientras hablaba los chicos me hacían caras y Niall me filmaba hablando estupideces, los callaba tratando de escuchar.

—  Creo que me iré a dormir. nos vemos en dos días.. estoy ansiosa por verte...

— Yo tratare de dormir si estos monos dejan de gritar —  reí y ella rió también — nos vemos en dos días hermosa.

— Nos vemos Harry, adiós —  dijo y colgó bruscamente. 

Quede con el teléfono en mi mano, lleve las manos a mi cabeza y tire mi pelo hacia atrás, era un gesto que hacia cuando estaba nervioso o preocupado. Sentí que alguien se sentaba al lado mio y era Louis.

— ¿Esta todo bien? —  pregunto con voz algo cansada.

— Si, solo estaba hablando con ____.

— Sabes que puedes contar conmigo para cualquier consejo —  dijo dándome un abrazo.

Mientras nos abrazábamos y hacíamos bromas Niall se acerco con la cámara y nos filmo.

—  Las Larry Shippers se volverán locas —  dijo Niall divertido con su cámara.

—  Cállate idiota —  rió Louis.

— Yo me voy a dormir —  anuncie levantándome del sillón —  hasta mañana chicos.

Salude con mi mano mientras refregaba mis ojos y volvía a mi habitación. Las giras eran agotadoras, Niall era el ultimo en dormirse o el primero en dormirse, y yo dormía cuando tenia oportunidad. Una vez casi me duermo en una entrevista de radio. Estaba feliz de que ____ me llamara pero pude sentir la preocupación en su voz, sabia que ella no estaba segura del todo acerca de lo nuestro pero lo que me gustaba de ella era que todos los días era un desafió, tenia que ganármela y luchar por ella, ella no estaba rendida a mis pies como otras chicas con las que había salido. 

Al despertar, encontré a mi madre sentada en mi cama. Aunque tenía la visión borrosa a causa del sueño, me fue imposible pasar por alto sus ojos enrojecidos y con bolsas.

—Mamá —musité, deseando abrazarla y consolarla. La niña pequeña de mi interior sintió terror al verla tan alterada.

—Buenos días, corazón. Siento despertarte, pero quería hablar contigo antes de que llegue tu padre. 

El estómago me dio un vuelco.

—_______, cariño. La abuela ha fallecido.

Cualquier otro pensamiento desapareció de mi mente.

—¿Qué?

Mi madre dejó escapar un pequeño sollozo y me tomó de la mano. Su delicada caricia no me sirvió de consuelo.

—Anoche, la abuela fue a dormir. Esta mañana, tu padre ha ido a ayudarla con las ultimas cosas de la mudanza y la encontró en la cama. Ha sido un infarto.

Negué con la cabeza, incapaz de creer lo que mi madre me estaba contando. Tenía que ser un sueño. No podía estar pasando. Teníamos planes. La abuela y yo. Nos quedaban tantas cosas por hacer.

—Cariño, sé lo unida que estabas a la abuela. Es un momento difícil para todos, pero especialmente para ti. No pasa nada por llorar. Estoy aquí contigo para ayudarte.

Nunca había considerado la posibilidad de que la abuela fuese a morir, tan llena de vida y amor.  Era parte esencial  de mi vida. Una válvula de escape del mundo en el que vivía habitualmente. Me comprendía de una

manera que mis padres eran incapaces de hacer. La abuela nunca esperaba que fuese perfecta, como lo esperaban ellos. Estar con ella era liberador. Podía ser yo misma con la seguridad de que me seguiría queriendo. Una sensación de vacío se apoderó de mi estómago mientras las lágrimas me resbalaban por las mejillas. Todavía la necesitaba. ¿Cómo podía haber desaparecido? La había visto hacía poco. Me dijo que no podía ser perfecta, que no podía ser una estructurada y que tenia que disfrutar mi vida. Habíamos reído juntas. ¿Cómo podía estar muerta? No estaba preparada para morir. Tenía las uñas de los pies de color fucsia. Estaba dispuesta a pasarla bien e ir a vivir a Londres. Habíamos planeado ir al cine juntas antes de que entrara a la universidad.

—Teníamos planes —dije con voz estrangulada.

No sabía qué más decir. Nada tenía sentido. Mi madre me rodeó con los brazos. Siempre había encontrado consuelo en esos brazos, pero ahora me sentía entumecida. Mi abuela no asistiría a mi boda. Nunca iríamos juntas a unas vacaciones con mi familia y no conocería a mis hijos. No estaría ahí para preparar galletas de azúcar para mis hijos. ¿Dónde iba a encontrar la válvula de escape para huir de toda la presión que se acumulaba en mi vida? ¿Cómo iba a vivir sin ella?

No quería contarle a una pantalla de ordenador que mi abuela acababa de morir. Tenía la vista borrosa de

tanto llorar, y sincerarme hablar con un celular era lo último que deseaba. Borré la respuesta, tome mi bolso y me dirigí al coche. Podría haberme mentido a mí misma, fingiendo que no tenía ni idea de adónde me dirigía, que necesitaba escapar y conducir sin rumbo. Pero en el fondo sabía perfectamente adónde iba.

Capitulo 28

Con mis manos temblorosas arranque el auto y me dirigí hasta el bosque, las lagrimas y la lluvia no me permitían ver lo suficiente pero sabia ese camino de memoria. Estacione torpemente el auto en el lodo y baje del auto dejando que la lluvia me moje, mi abuelo tenia una cabaña en el bosque, el me había regalado las llaves y de niña iba a esconderme allí cada vez que algo pasaba, Henry y yo eramos los únicos que sabíamos de esa cabaña ademas de mis abuelos. El olor a humedad que procedía de la madera era el olor tan peculiar de ese lugar, revise el hogar para saber si podía prender el fuego, eche un fósforo y prendió, así por lo menos podría mantenerme caliente. 

Sabia que todo el mundo se iba a preocupar por mi pero no me importaba, ese era el único lugar en el mundo donde me sentía segura, necesitaba llorar, necesitaba estar con mis abuelos, estar con sus recuerdos. Esto tenia que ser una pesadilla, me levantaría de la cama y la abuela estaría ahí contándome una de sus historias o aconsejándome sobre chicos.  Tire una manta sobre el sillón y me acosté en el. Dicen que los ángeles lloran cuando muere una persona buena y el día lluvioso lo confirmaba. Después de una hora de estar acostada y llorando mi teléfono comenzó a vibrar, eran las 3 pm. 20 llamadas perdidas de mi madre, 12 de mi padre, 5 de Henry y 3 de Harry, mil mensajes preguntando donde estaba pero decidí no responder ninguno. Tenia que hacer mi duelo, debían dejarme sola. ¿Tanto les costaba entender que necesitaba la soledad? La única persona que quería a mi lado se había ido de este mundo, no quiero escuchar a mi madre diciendo que esto pasara que estará todo bien cuando NO ES ASÍ. Mientras secaba mis lagrimas el ruido de un auto estacionando se escucho cerca, mire por la ventana y divise una camioneta negra, mis pies empezaron a caminar por su cuenta en dirección al ruido.

Los ojos de Henry se clavaron en mí y empecé a correr. Sentía las lágrimas en mi rostro mientras corría hacia él. 

Me atrapó cuando me desplomé en sus brazos. Las lágrimas silenciosas se convirtieron en ruidosos sollozos por primera vez desde que supe que la abuela había muerto. No preguntó nada. Yo ya sabía que no lo haría. 

—¿Como me encontraste? — pregunte con la voz entrecortada limpiándome las lagrimas.

—Era el único lugar donde podías estar— respondió con ojos llorosos.

Se acerco hacia mi y me abrazo. Él no me diría que todo se iba a arreglar. No intentaría tranquilizarme como a una niña pequeña.

—Tranquila ____ — dijo Henry limpiando mis lagrimas.

Mire a Henry y entramos a la cabaña. Ninguno de los dos hablo.

Cuando entramos a la cabaña me senté en el sillón con los codos en las rodillas tapando mi cara, estaba llorando otra vez. Cuidadosamente el se sentó a mi lado y mis brazos se tensaron repentinamente en torno a su cuello mientras sollozaba lastimosamente contra su pecho. El no me dijo nada, en lugar de eso, me abrazo y espero. Cada uno de mis lamentos me producía un dolor en el pecho, y me costaba respirar. Todo mi cuerpo se sacudió en un gran sollozo y me acuno con más fuerza contra el. Subí la vista y nuestras miradas se encontraron cuando levante mi cabeza de su pecho. Con sus grandes ojos azules observándome, la opresión que sentía en el pecho empezó a palpitar.

—Anoche mi abuela tuvo un infarto—musite.

—Lo siento, cariño.

—Abrázame, por favor —conteste.

Con mucho cuidado me aparto el pelo de la cara que tenía llena de lágrimas, y me lo puso detrás de las orejas. Iba a decirle algo, pero su mano subió por mi cuello y empezó a secar con sus dedos suavemente las lagrimas que habían caído allí y las palabras se me atragantaron. Sabía que no debía dejar que lo hiciera, pero fui incapaz de sentirme culpable. Me acomode en su regazo hasta que estuve sentada sobre el. El corazón me golpeaba contra las costillas con tanta fuerza que el tenía que notarlo. Necesitaba ponerle freno a aquella situación.

—Henry.

Aparto la vista de mis manos sobre mi pecho y me miro a la cara. Había una pregunta en su mirada. La veía claramente. ¿Era eso lo que necesitaba en ese momento? ¿Estaba mal lidiar este dolor haciendo algo que después sólo provocaría aún más sufrimiento? Las lágrimas se habían secado. Tenía la boca entreabierta y tomaba profundas bocanadas de aire. 

—Sí —respondió en tono ahogado.

Poso las manos en mi cintura y me dispuse a inspirar intensamente para aliviar mis pulmones privados de oxígeno, pero entonces comprendí por qué había detenido esta situación tantas veces. Sin pensarlo mas veces, tome su cara y lo bese, un beso salado con gusto a lagrimas y dolor. 

—_____, ¿qué estás haciendo? —pregunto en un susurro ronco.

—Tócame —murmure.

El me miro asombrado y me apretó contra el, no podía decir que no. Joder, no podía decirme que no a mí misma.

Trazo una línea desde mi clavícula hasta mi escote. Jadeó con fuerza y me hundió contra el, presionando mi sexo. Como si pudiese leerme la mente y quisiera ponerme a prueba, beso suavemente la piel de mi cuello.

—Oh, mierda —gemí, asiéndole la cara y apretando su boca contra la mía.

La inspiración se me atragantó cuando se quitó la camiseta. Sin apartar los ojos de mí me rodeó la cintura con los brazos y apretó su pecho, que ahora estaba desnudo, contra el mío provocando que me estremeciera Siguió trazando un sendero de besos desde mi boca hasta la oreja y bajo por mi cuello. Había cruzado la raya al besarlo y acariciarlo pero no podía detenerme. Era débil y estaba más triste de lo que nunca en mi vida lo había estado. 

—_____ sabes que si sigues no podre detenerme —jadeó mientras me agarraba con fuerza y apretaba mi trasero.

Estaba temblando. Necesitaba más. Tenía que pararlo. No deberíamos estar haciéndolo. Yo solo estaba conmocionada. Paré y cerré los ojos con fuerza. Joder. ¿Cómo se suponía que iba a controlarme? Henry se movió dejándome acostada sobre el sillón y pensé que iba a levantarse, pero su cálido aliento me acarició la piel justo debajo del ombligo. Antes de que pudiese reaccionar, sacó la lengua y me lamió peligrosamente cerca la cadera. Abrí la boca para decirle que parase cuando su mano me toco por encima del jean.

—Joder —gemí, apretándome contra su mano.

Parecía incapaz de dominar mi propio cuerpo. Cuando acarició con el dedo la cintura de mis pantalones y empezó a desabrocharlos, conseguí reunir un poco de fuerza de voluntad. Cubrí su mano con la mía y la mantuve donde estaba. No podía permitir que lo hiciese. Estaba intentando olvidar mi dolor con un poco de placer y no podía usarlo a el así. 

—No.. no podemos hacerlo. Estoy conmocionada —conseguí decir en un susurro ronco. El corazón me seguía martilleando contra el pecho.

—Necesito tocarte, _____. Por favor —susurró  trazándo una hilera de besos por el cuello. Harry. Tenía que

acordarme de Harry.

El se echo atrás mirándome con sus ojos tristes y necesitados.No podía decirle que no. Ya no. Había dejado que

llegase demasiado lejos.Quizás si pasaba esta locura terminaría de una vez.Deslizo las manos desde mi cintura hasta la parte inferior de mis pechos antes de cubrirlos con las manos. Se mordió los labios y me beso, necesitaba más. Necesitaba volver a  sentirlo. Deslizo una mano por mi estómago y la paso por el interior de mis pantalones desabrochados hasta que sentí su mano en la tela húmeda de mis bragas.

—Oh, Henry —gemí, temblando en sus brazos. Sabía lo que necesitaba. Quizá iba a arrastrarme al infierno, pero estaba dispuesta a eso ahora. 

Nuestros labios se pusieron a buscar; nuestros besos se hicieron más largos y más profundos, ganando en urgencia con cada centímetro de piel que se iba descubriendo. 

Él gimió dentro de mi boca.

—No..espera... tu no estas pensando claramente____.

Me aleje de el y lo mire confundida. Tape la cara con mis manos y llore. No tuve que decir una palabra, el me abrazo y entendió lo confundida que estaba, se acostó y apoye mi cabeza en su pecho. Me acaricio hasta que nos dormimos. El ardor de mi cabeza era casi suficiente para distraerme del lío que tenía en la cabeza. En ese momento no quería pensar en lo que habíamos hecho mal. 

Me sonó el móvil y contesté sin mirar quién era.

—Hola.

—_____ ¿Donde estas?

—¿Harry? — pregunte temblorosa tratando de que no se noten los nervios en mi voz.

— Si... estoy en la casa de tu abuela con tus padres, todos estamos buscándote - dijo preocupado.

— Yo.. yo.. estoy, ya volveré no se preocupen por mi — conteste levantándome y tapándome con una sabana. 

— Estaré esperando aquí...— contesto con la voz ahogada.

— En un rato iré, gracias por ir allí...— conteste cortando el teléfono sin dejar que respondiera.

Hablar con Harry justo después de esto fue lo peor que me pudo pasar, el estaba ahí, el voló desde Londres preocupado por mi, el no merecía saber esto... había olvidado lo suave y melodiosa que era su voz, había olvidado lo bueno que era, había olvidado todo cuando me entere que la abuela murió. Quería llorar, quería llorar por todo, quería llorar por ser estúpida y dejarme llevar por la situación. Me levante silenciosamente, tape a Henry dándole un beso en la cabeza y me dirigí a mi auto para ir a mi casa. Sabia que estaba mal pero no quería enfrentar lo de Henry en ese momento, así que solo le deje un mensaje.

Abrí la puerta del coche y tome un respiro antes de entrar.  

—¿Dónde te metiste toda la tarde? —murmuró Brit al sentarse a mi lado en los escalones.


Cuando la casa de la abuela se llenó de gente decidí esconderme en la escalera. Me estaban asfixiando.

Abrí la boca para responder cuando me envolvió el tufo intenso de perfume de señora mayor.



—______, cielo, lo siento tantísimo. —Era la señora Roberts una de las vecinas de mi abuela.



Se detuvo frente a mí y extendió los brazos. Todo el mundo quería abrazarme, como si con un abrazo las cosas fuesen a arreglarse.


—Gracias, señora Roberts —respondí.


Se sonó la nariz y se secó los ojos con el pañuelo.


—Es tan difícil de creer. El lunes estuvo en la reunión de la parroquia.


Ya no podía más. No podía comprender la necesidad que tenía la gente de explicarme cuándo vieron a la abuela por última vez. Estaba intentando olvidar. Quería fingir que la abuela y yo nos íbamos a sentar en el columpio a hablar de algo gracioso que habíamos visto u oído cuando todos se hubieran marchado. No necesitaba una explicación detallada de los últimos movimientos de la abuela.


—Gracias, señora, mi hermana lo está sobrellevando lo mejor que puede. Le agradece sus palabras, pero todavía no se siente capaz de hablar.


Las palabras de Brit fueron impecables. La señora Roberts me ofreció una última sonrisa afligida y asintió antes de irse.



—Gracias —dije yo, mirándola.


Me pasó el brazo por el hombro.


—Para eso están las hermanas - dijo con ojos llorosos.


Asentí y apoyé la cabeza en su espalda. Sentí una punzada en el corazón y tuve que contener las lágrimas. Lo iba a superar. La abuela habría querido que me mantuviera fuerte. Si supiera lo que había pasado con Henry habría estado encantada. Mis labios dibujaron una tímida sonrisa al imaginar lo que hubiera dicho, a pesar de que tenía la vista borrosa a causa de las lágrimas sin derramar.


—Eh! ¿Sabes quien esta aquí? Harry esta en el patio trasero, deberías ir. 


Harry, habia olvidado completamente que Harry estaba, apenas entre toda esa gente haciendo preguntas habian abombado mi cabeza mas de lo que estaba.



— Claro, si.



Camine lentamente hacia el patio con las manos metidas en mis bolsillos, Harry estaba sentado en una de las sillas de hierro forjado del jardín de la abuela. Cuando me vio venir sus ojos se iluminaron y podía notar la tristeza en sus ojos. Mientras me acerque a el trate de contener mis lagrimas apretando mis labios, el las detuvo cuidadosamente con sus dedos para luego abrazarme, mi cabeza encajaba perfectamente en su pecho, su perfume varonil, ese olor a Harry invadía mi ser y me hacían sentir remordimiento de todo. Los labios de Harry encontraron los míos y todo lo demás se desvaneció. Poco importaban las preocupaciones y los miedos que se escondían en un rincón de mi mente. Sólo quería ser yo misma. Ser yo misma entre sus brazos, sabía que podía serlo.