catastrophic casanova. {zayn malik}

is not easy to leave your own problems and be a human.

Capítulo 01.

Despertó cansado, como todas las mañanas. Le dolía la cabeza, y los músculos le temblaban de frío y de calor a la vez. No recordaba nada de lo que había pasado la noche anterior, y eso lo era algo que lo jodía mucho. Había salido con sus amigos de fiesta, y luego, había bebido, eso seguro, pero de lo que venía después, no recordaba nada. Las imágenes eran borrosas, había una chica, y estaban solos, en una habitación, y puede que desnudos. No, otra vez no. Había vuelto a acostarse con alguna chica desconocida. Pero se había despertado en su casa, y no había ninguna chica durmiendo a su lado.

Se levantó con mucho esfuerzo y se balanceó hacia el cuarto de baño. Iba desnudo de pies a cabeza, así que solo puso su pie derecho en la ducha y luego el izquierdo. Encendió el grifo y dejó que el agua fría lo espabilara un poco durante los escasos cuatro minutos que duró su ducha. Se secó el agua con la toalla y se vistió con unos tejanos azules y una camiseta negra ajustada, acompañada de una cazadora, la cazadora que lo acompañaba a todas partes.
 
Al acabar de peinarse con un cuarto del bote de gomina y de echarse unas gotas de su esencia infalible, “French Lover”, salió de su habitación, y, claramente, se topó con su hermanastra Danielle, la última a la que quería ver aquella mañana de domingo.

— Buenos días, hermanito. Te gusta provocarme, ¿eh? – observó ella con una sonrisa, al ver los pectorales que se le marcaban al chico a través de su camiseta
— Cállate, Dani, hoy no estoy para juegos.
— ¿Por qué me tratas así? ¿No recuerdas nada de ayer? ¿Lo bien que lo pasamos?

Oh no. ¿Que había hecho? ¿Con su hermanastra? ¿Cómo había sido capaz? ¿El alcohol había hecho que Zayn se acostara con su estúpida hermanastra…?

— Esto, Danielle…
— Venga va, que estoy de broma. – rió la morena. – Aunque no lo parezca tengo principios.

Un peso enorme salió del pecho del moreno. Si se hubiera acostado con ella, ahora sería un hombre muerto.

— Me habías asustado. – dijo echando un suspiro.
— Aunque no me importaría hacerlo. – sonrió la chica pícaramente.
— No empieces otra vez.
— Está bien. Pero, ¿sabes? Vi a una chica salir de casa. Hacia las tres de la madrugada.
— ¿Sí? ¿Y pudiste ver quien era?

Danielle soltó una risa sarcástica y dijo:

— Por favor hermanito, estaba demasiado ebria cómo para acordarme.

El moreno soltó un suspiro antes de sonreírle falsamente y desaparecer por el hueco de las escaleras. No sabía el por qué la dejaba vivir con él. Era insoportable y muy pesada, pero claro, era su hermanastra.

Danielle solo lo siguió con la mirada, fija en el trasero del bombón del chico. ¿Por qué le atraía su hermanastro? Ni ella lo sabía. Pero lo que sí sabía era que tenía que ser suyo, tenía que conquistarlo fuese como fuese, aunque le costase toda una vida entera.

— ¿Zayn? ¿Zayn Malik? No puede ser. – la voz de Sean Harris sonó a pocos centímetros por detrás de Zayn.

Éste se giró, y puso cara de no saber de qué coño hablaba ese tío, ya que aquél era el chico más pelma que había conocido nunca, y en aquellos momentos de resaca no tenía ganas de entablar una conversación con él.

— Sean, Sean Harris. ¡Éramos amigos en la primaria! – insistió el rubio.
— ¡Sean! No te había reconocido. – mintió.
— Cuanto tiempo eh…

Silencio incómodo. De repente Sean sacó de su bolsillo trasero un paquete de cigarrillos y sacó uno de éste. Le ofreció otro a Zayn, y después de rechazarlo, el rubio le acercó de nuevo el cilindro de papel.

— ¿Tienes fuego? – el moreno sacó su encendedor negro de su bolsillo y lo encendió, acercándolo al cigarrillo que Sean sostenía en su mano. – Gracias tío. – sonrió con su dentadura medio rota metiéndose el cigarrillo en la boca.

Otro silencio incómodo.

— ¿Y qué me cuentas? Yo ahora estoy haciendo la carrera y… — aquél monólogo duró cinco largos minutos, en los que solo hablaba él. A veces se paraba para echarle una calada al cigarrillo, y luego volvía a hablar y hablar.
— Tengo que irme Zayn. Un placer hablar contigo. – antes de desaparecer, aplastó lo que quedaba de cigarrillo en la pared de ladrillos en la que estaban apoyados y después se marchó corriendo.
— ¿Qué coño acaba de pasar? – murmuró cuando por fin estaba solo.

Estaba claro que ese no iba a ser un buen día para él. El domingo tranquilo y lleno de latas de cerveza que deseaba, se estaba transformando en otro domingo de imprevistos.

Por fin, tranquilidad. En toda la mañana no había podido tener un momento tranquilo. Y ahora por fin lo tenía, y además en su parque favorito y con un cigarrillo acompañándolo.

Estaba concentrado en sus pensamientos hasta que unas voces rompieron el silencio que reinaba en el lugar. Dos chicas de aparentemente la misma edad que él aparecieron riendo por un callejón. ¿Qué hacían allí? Aquél lugar era desierto, desde hacía cinco años, solo iba él.

Una chica era rubia y la otra castaña. La última le llamó la atención, tal vez sería su próxima presa. No era nada del otro mundo, pero tenía una expresión que la hacía diferente a otras chicas con las que se había acostado. Y por un momento pensó que la había visto antes, en algún lugar. Imposible, eso era completamente imposible. Se acordaría. O tal vez no lo haría.

Las dos chicas pasaron a cinco metros del banco en dónde estaba Zayn sentado, y después de pasar de largo, la chica “desconocida” giró su cabeza lentamente y le dedicó una bonita y adorable sonrisa.

¿Cómo? ¿Le había sonreído? ¿Es que lo conocía? Le sonaba mucho, pero no la recordaba. ¿Cómo había sido aquello? A parte de invadir su territorio, le había sonreído. Muchas chicas le sonreían, pero la castaña desconocida lo había hecho de una manera muy diferente. Toda ella era diferente. Pero no hacía falta darle tanta importancia, al fin y al cabo, tan solo era una chica que le había sonreído. Nada del otro mundo.