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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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writing in blood {harry styles.
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
writing in blood {harry styles.
Ficha.
×Título:Writing In Blood
×Autor:Winter.
×Adaptación:Noup.
×Contenido:{Sexo.
{Palabras vulgares y malsonantes.
{Obsesión.
{Terror.
{Suspenso.
{Gore.
×Advertencias:{No necesito chicas.
{Si no hay lectoras, se cancela.
{Subo siempre que pueda.
×Otras páginas:Por ahora no
×Autor:Winter.
×Adaptación:Noup.
×Contenido:{Sexo.
{Palabras vulgares y malsonantes.
{Obsesión.
{Terror.
{Suspenso.
{Gore.
×Advertencias:{No necesito chicas.
{Si no hay lectoras, se cancela.
{Subo siempre que pueda.
×Otras páginas:Por ahora no
Introducción.
—¿Qué escribes, Heather? —pregunta la rubia.
La pelinegra coge el papel, lo arruga en su delgaducha mano y sonríe.
—Tonterias.
Última edición por Winter. el Miér 19 Feb 2014, 1:42 pm, editado 2 veces
Winter.
Re: writing in blood {harry styles.
Holiiiss!! Me gusta bastante la introducción, siguellaaa!!
Soy tu primera lectora wiiii!!:)
Soy tu primera lectora wiiii!!:)
Nefer
Re: writing in blood {harry styles.
Bienvenida :D
Me alegro de que te haya gustado la introducción.
El prólogo está en proceso.
Gracias por comentar♥
Me alegro de que te haya gustado la introducción.
El prólogo está en proceso.
Gracias por comentar♥
Winter.
Re: writing in blood {harry styles.
Bienvenida lectora desde Venezuela
Me alegro de que lo amaras.
Prólogo es proceso
Me alegro de que lo amaras.
Prólogo es proceso
Winter.
Re: writing in blood {harry styles.
Prólogo.
Hace un año. Bosque de Sadness
—Conozcamonos —murmuró la chica frente al espejo, peinándose el cabello rubio con una sonrisa dibujada en su rostro—. Yo me llame Carter. A lo mejor no te has dado cuenta de mi presencia pero, te he estado observando últimamente.
Carter dejó el cepillo en la mesilla y contempló su reflejo borrando la sonrisa de su semblante,
—Soy Carter: la chica de tu clase. La que se sienta al principio de la clase y tiene millones de amigas. Soy la que siempre está número uno en las calificaciones del curso, la mejor deportista y a la que todos desean pero, amor, no te pongas celoso —su sonrisa regresó—, yo no quiero a ninguno de ellos a mi lado. Yo sólo te quiero a ti, ¿lo entiendes?
Un sonido ronco surgió de la parte trasera del cuarto, en la parte oscura. La rubia se giró, lanzando un vistazo al chico de atrás.
—Estaremos juntos para siempre, mi vida —se levantó de la silla, quedando su rostro iluminado a la mitad.
Sus ojos grises se veían oscuros, deborados por un deseo inhumano que erizó el cuero cabelludo del muchacho. El joven volvió a proferir un ruido, ahora más alto, a la vez que las lágrimas cristalinas y cálidas rodaban por sus mejillas, hasta morir en la mordaza de tela que cubría su boca. Le dolían las muñecas, las cuales también se encontraban atadas por una cuerda. La piel de estas estaban en carne viva, ya que él se habia limitado las dos últimas horas a intentar soltarse del agarre pero sus intentos habian sido nulos. Tenía miedo. Sentía su corazón latiendo energicamente en su pecho. ¿Cómo había acabado así?
Todo era demasiado confuso. Había empezado la tarde con un misterioso mensaje que le citaba en el bosque, en media hora, enviado por Carter, su compañera de laboratorio. Él, iluso e inocente como siempre, había acudido a la misteriosa cita y esperado en el lugar indicado pero para su desfortuna, la noche vino antes de lo previsto y Carter todavía no aparecia. Él se marchó, temiendo por los secretos oscuros que mantenía el bosque de Sadness. En los últimos cuatros años, habían desaparecido cuatro chicos, correspondiendo por cada año. Solían desaparecer jóvenes de entre catorce y dieciocho, de ciudades pequeñas próximas a ese bosque. Él no había sido inteligente y para cuando se encontraba a mitad de camino de regresar a la carretera principal, fue arroyado por un cuerpo, con el que forzajeó y perdió penosamente. Luego de perder el conocimiento, se encontraba en aquellas cuatro paredes, encerrado y con la única visión de la ventana que daba al exterior.
Dos horas después de recuperar el conocimiento, Carter había entrado, con un cuchillo grande en la mano derecha y cubierta por un fino camisón de color violeta. Él había sentido que su corazón se helaba durante unos breves instantes, cuando los ojos grises de Carter se clavaron en los suyos azules y una curva sonrisa psicópata ensombria su rostro.
—¿Quieres que te desate, cariño? —cuestionó Carter, agachándose frente a él, permitiendo que la luz bañara el escote.
El oji-azul asintió, con más lágrimas en los ojos. Carter alargó el brazo, limpiando con su pulgar las lágrimas, para a continuación llevarse el dedo a la boca, degustando el salado sabor del miedo.
—Te soltaré con una condición, amor —dijo la rubia—. Si yo te suelto, tu no escaparas de mi lado. Prómeteme que si yo te desato, no intentarás nada raro —su cabeza se aproximo a la de él— y te quedarás conmigo, para siempre —susurró las dos últimas palabras—. ¿Está bien?
El joven proceso las palabras durante un rato, observando la curva del cuello de Carter como si fuera una loca y asintió. A lo mejor, si le daba la razón a todo, ella confiaria en él y él, podría escapar. O por lo menos, llamar a la policía.
Carter soltó una risita infantil, rodeó la silla en la que se encontraba el chico sentado y colocó sus manos en la cuerda. Lo dudó unos instantes. El corazón del oji-azul se paró durante unos instantes. ¿A caso estaba dudando de la autenticidad de su promesa? Segundos después, Carter empezó a aflojar las cuerdas de las muñecas del chico.
Se escuchó como el sonido de las cuerdas caía al suelo con fuerza.
—Estaremos juntos aquí para siempre, mi amado —las manos de Carter desanudaron el nudo de la mordaza—. No necesitas amigos, sólo a mi.
El chico abrió la boca, saboreando metaforicamente el sabor del oxigeno en su paladar seco y murmuró, con la voz ronca:
—Claro que sí, Carter. Estaremos aquí para siempre —se puso en pie, comprobando disimuladamente que sus piernas no se encontraban dormidas.
La rubia dió un brinco de alegría y abrazó al muchacho por delante, pegando su cabeza en el pecho de él.
—No sabes lo feliz que me hace que lo hayas aceptado sin tener que utilizar otros métodos —murmuró contra el pecho desnudo del joven.
Un escalofrío recorrió violentamente la espina dorsal del chico. Tenía que pensar un plan rápido. ¿Qué sucedería si las cosas se complicaban? La solución más fácil era huir de allí. Alguna salida debía de haber. Sus ojos azules se encontraron con la puerta. Probablemente esa era la única salida, además, hace cinco minutos Carter había salido de allí mismo, por lo que la puerta no estaba cerrada.
—Te quiero...
El chico la apartó de su pecho y la miró a los ojos. Estos estaban iluminados. Un trueno sonó a lo lejos.
—Carter... —ella sonrió—. No te amo.
La sonrisa de la rubia se esfumó y sus ojos se endurecieron.
—Debes de estar de broma —chirrió la muchacha—. No puedes decirm esto... No ahora...
—Escúchame, Car —colocó sus manos en sus delgados hombros—. No te amo. Te prometo que si me dejas salir de aquí, no le contaré nada a la policía ni a nadie. Podemos hacer como si esta noche, realmente no hubiera sucedido —el chico quitó sus manos—. Me marcho, Carter.
Carter sintió como si su corazón se rompiera, en un millón de fragmentos pequeños y se hundieran en sus entrañas. ¿La estaba dejando? No, era imposible. Incorrecto. No la podía abandonar de esa forma. Ella, había hecho lo imposible para estar junto a él y sin embargo... él la abandonaba. No podría regresar a la normalidad. No después de lo que había hecho.
Él se giró, dándole la espalda y comenzó a caminar rumbo a la puerta. Si él hubiera sido inteligente, no le habría dado la espalda, sabiendo que ella poseía un arma. Si él hubiera pensado, aunque fuera un poco, se daría cuenta que estaba dejando a una loca con el corazón roto. Y un arma.
El oji-azul nunca pudo alcanzar el pomo de la puerta. Cuando él estaba a poco espacio, el cuchillo se clavó en su espalda, matándolo.
—Si no eres mío, no serás de nadie —murmuró, manchándose las manos de sangre.
Carter dejó el cepillo en la mesilla y contempló su reflejo borrando la sonrisa de su semblante,
—Soy Carter: la chica de tu clase. La que se sienta al principio de la clase y tiene millones de amigas. Soy la que siempre está número uno en las calificaciones del curso, la mejor deportista y a la que todos desean pero, amor, no te pongas celoso —su sonrisa regresó—, yo no quiero a ninguno de ellos a mi lado. Yo sólo te quiero a ti, ¿lo entiendes?
Un sonido ronco surgió de la parte trasera del cuarto, en la parte oscura. La rubia se giró, lanzando un vistazo al chico de atrás.
—Estaremos juntos para siempre, mi vida —se levantó de la silla, quedando su rostro iluminado a la mitad.
Sus ojos grises se veían oscuros, deborados por un deseo inhumano que erizó el cuero cabelludo del muchacho. El joven volvió a proferir un ruido, ahora más alto, a la vez que las lágrimas cristalinas y cálidas rodaban por sus mejillas, hasta morir en la mordaza de tela que cubría su boca. Le dolían las muñecas, las cuales también se encontraban atadas por una cuerda. La piel de estas estaban en carne viva, ya que él se habia limitado las dos últimas horas a intentar soltarse del agarre pero sus intentos habian sido nulos. Tenía miedo. Sentía su corazón latiendo energicamente en su pecho. ¿Cómo había acabado así?
Todo era demasiado confuso. Había empezado la tarde con un misterioso mensaje que le citaba en el bosque, en media hora, enviado por Carter, su compañera de laboratorio. Él, iluso e inocente como siempre, había acudido a la misteriosa cita y esperado en el lugar indicado pero para su desfortuna, la noche vino antes de lo previsto y Carter todavía no aparecia. Él se marchó, temiendo por los secretos oscuros que mantenía el bosque de Sadness. En los últimos cuatros años, habían desaparecido cuatro chicos, correspondiendo por cada año. Solían desaparecer jóvenes de entre catorce y dieciocho, de ciudades pequeñas próximas a ese bosque. Él no había sido inteligente y para cuando se encontraba a mitad de camino de regresar a la carretera principal, fue arroyado por un cuerpo, con el que forzajeó y perdió penosamente. Luego de perder el conocimiento, se encontraba en aquellas cuatro paredes, encerrado y con la única visión de la ventana que daba al exterior.
Dos horas después de recuperar el conocimiento, Carter había entrado, con un cuchillo grande en la mano derecha y cubierta por un fino camisón de color violeta. Él había sentido que su corazón se helaba durante unos breves instantes, cuando los ojos grises de Carter se clavaron en los suyos azules y una curva sonrisa psicópata ensombria su rostro.
—¿Quieres que te desate, cariño? —cuestionó Carter, agachándose frente a él, permitiendo que la luz bañara el escote.
El oji-azul asintió, con más lágrimas en los ojos. Carter alargó el brazo, limpiando con su pulgar las lágrimas, para a continuación llevarse el dedo a la boca, degustando el salado sabor del miedo.
—Te soltaré con una condición, amor —dijo la rubia—. Si yo te suelto, tu no escaparas de mi lado. Prómeteme que si yo te desato, no intentarás nada raro —su cabeza se aproximo a la de él— y te quedarás conmigo, para siempre —susurró las dos últimas palabras—. ¿Está bien?
El joven proceso las palabras durante un rato, observando la curva del cuello de Carter como si fuera una loca y asintió. A lo mejor, si le daba la razón a todo, ella confiaria en él y él, podría escapar. O por lo menos, llamar a la policía.
Carter soltó una risita infantil, rodeó la silla en la que se encontraba el chico sentado y colocó sus manos en la cuerda. Lo dudó unos instantes. El corazón del oji-azul se paró durante unos instantes. ¿A caso estaba dudando de la autenticidad de su promesa? Segundos después, Carter empezó a aflojar las cuerdas de las muñecas del chico.
Se escuchó como el sonido de las cuerdas caía al suelo con fuerza.
—Estaremos juntos aquí para siempre, mi amado —las manos de Carter desanudaron el nudo de la mordaza—. No necesitas amigos, sólo a mi.
El chico abrió la boca, saboreando metaforicamente el sabor del oxigeno en su paladar seco y murmuró, con la voz ronca:
—Claro que sí, Carter. Estaremos aquí para siempre —se puso en pie, comprobando disimuladamente que sus piernas no se encontraban dormidas.
La rubia dió un brinco de alegría y abrazó al muchacho por delante, pegando su cabeza en el pecho de él.
—No sabes lo feliz que me hace que lo hayas aceptado sin tener que utilizar otros métodos —murmuró contra el pecho desnudo del joven.
Un escalofrío recorrió violentamente la espina dorsal del chico. Tenía que pensar un plan rápido. ¿Qué sucedería si las cosas se complicaban? La solución más fácil era huir de allí. Alguna salida debía de haber. Sus ojos azules se encontraron con la puerta. Probablemente esa era la única salida, además, hace cinco minutos Carter había salido de allí mismo, por lo que la puerta no estaba cerrada.
—Te quiero...
El chico la apartó de su pecho y la miró a los ojos. Estos estaban iluminados. Un trueno sonó a lo lejos.
—Carter... —ella sonrió—. No te amo.
La sonrisa de la rubia se esfumó y sus ojos se endurecieron.
—Debes de estar de broma —chirrió la muchacha—. No puedes decirm esto... No ahora...
—Escúchame, Car —colocó sus manos en sus delgados hombros—. No te amo. Te prometo que si me dejas salir de aquí, no le contaré nada a la policía ni a nadie. Podemos hacer como si esta noche, realmente no hubiera sucedido —el chico quitó sus manos—. Me marcho, Carter.
Carter sintió como si su corazón se rompiera, en un millón de fragmentos pequeños y se hundieran en sus entrañas. ¿La estaba dejando? No, era imposible. Incorrecto. No la podía abandonar de esa forma. Ella, había hecho lo imposible para estar junto a él y sin embargo... él la abandonaba. No podría regresar a la normalidad. No después de lo que había hecho.
Él se giró, dándole la espalda y comenzó a caminar rumbo a la puerta. Si él hubiera sido inteligente, no le habría dado la espalda, sabiendo que ella poseía un arma. Si él hubiera pensado, aunque fuera un poco, se daría cuenta que estaba dejando a una loca con el corazón roto. Y un arma.
El oji-azul nunca pudo alcanzar el pomo de la puerta. Cuando él estaba a poco espacio, el cuchillo se clavó en su espalda, matándolo.
—Si no eres mío, no serás de nadie —murmuró, manchándose las manos de sangre.
•WIB•
El aire era frío. La lluvía se sentía pegajosa, cuando se escurría por su piel lentamente y empapaba su rostro. Sus pies estaban embarrados, junto a sus manos, las cuales sostenían una pala. Ella era una figura borrosa, en medio del bosque, que escababa rápidamente. Un trueno saltó por el aire, pintando el cielo de dorado oxidado. Su boca tarareaba una canción pegadiza, que decía algo así que un secreto se guardaba mejor cuando una de las dos personas que lo conocía estaba muerto.
De repende paró, comprobando si el hoyo estaba lo suficientemente hondo. Sus labios se curvaron en una diabólica sonrisa, sombreados de negro y barro, y empujó con un pie el cuerpo que yacía inconsciente. El sonido del cuerpo chocando contra el suelo fue maquillado por el de los truenos. La rubia se dispuso a volver a rellenar el agujero.
¿Por qué siempre le sucedían esas cosas a ella?
Winter.
Re: writing in blood {harry styles.
Que geniiaal!!! Siguela por favor!!! Esta súper súper súper bien
Nefer
Re: writing in blood {harry styles.
Gracías chicas por sus comentarios♥
Primer capítulo en proceso
Primer capítulo en proceso
Winter.
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