to love is to destroy. {will herondale}

Jenna entró a la sala de armas seguida de Jem quien le había pedido una explicación del por qué ella y Will habían desaparecido así como así. No sabía cómo empezar a contárselo, ¿me acuchillaron y aparecí con dos brujas? No sabía qué decirle o cómo decírselo. Pero era fácil hablar con Jem, parecía entenderlo absolutamente todo, jamás se alteraba, siempre te entendía aunque le dijeras que habías asesinado a su prometida.

—Las brujas que me secuestraron dijeron que yo era importante para el Cónsul pero no entiendo por qué.
—Debes de tener algo que él necesita, pero no sé qué ni para qué lo utilizaría. No creo que te haya enviado al Instituto con el único propósito de espiar a Charlotte; debe tener otra razón.
—Sólo mencionó lo de Charlotte.
—Lo sé, pero debe tener otra razón y tenemos que averiguarla.
—¿Cómo?
—Hablando con él.

Jenna quiso soltar una carcajada, no iba a ir con el Cónsul y preguntarle algo así, seguramente la mataría o le haría algo por suponer tal cosa. Además de que el Cónsul es un hombre que se ha ganado el respeto de los cazadores de sombras, nadie sabe cómo pero los nefilim lo respetan aunque no estén de acuerdo con él.

—Oh, claro, llegaremos y le diremos: “hola, Cónsul, la verdad es que sé que tiene otros motivos para tenerme en el instituto, ¿por qué no me los dice?” muy lógico, James.
—Por supuesto que no se lo preguntarás así, no irás tú a preguntárselo. Tenemos que encontrar a alguien en el que el Cónsul confíe.
—No creo que haya alguien en el que confíe el Cónsul, parece estúpido pero no lo es del todo.

Jem asintió. No tenía ni idea de cómo preguntárselo al Cónsul, además el hombre era desconfiado y astuto, no iba a decírselo a cualquier persona, mucho menos a alguien del Instituto. Quizá a un subterráneo, alguien que no tuviera relación alguna con los nefilim y pudiera serles útil.

—Necesitamos a Jessamine. —Dijo Jem después de razonar por un rato.
—Jem, no creo que Jessamine esté interesada en corroborar con los cazadores de sombras. Además, dudo que sepa algo.
—No debe de saber nada. Pero Jessamine es la persona más invitada a las fiestas de subterráneos y me enteré de que De Quincey hará una fiesta y obviamente Jessie está invitada porque ella odia a los nefilim al igual que De Quincey. Tal vez él sepa algo.
—Pero él nos odia, no nos dirá nada.
—Pero podemos decirle a alguien que espíe por nosotros, le pediremos ayuda a Magnus.
—No, Magnus odia a De Quincey, quizá a Camille Belcourt le confíe algo de información, después de todo ambos se conocen.

Jem sonrió, Jenna era lista y eso le encantaba de ella. Siempre se le ocurrían ideas extrañas, pero inteligentes, seguramente Camille conseguiría sacarle algo a De Quincey, sólo tendrían que convencerla. Pero para convencerla a ella tenían que convencer a Magnus para que él le contara su extraño plan suicida.

—Se lo diré a Will —dijo Jem y Jenna frunció el ceño—. ¿Qué? Es una fiesta de máscaras, irán tú y él para cubrir a Camille por si algo se sale de control.
—¿Y por qué no vas tú con Will?
—Porque llamaríamos la atención, tú y él se verían más normales.
—¿Y por qué no vamos tú y yo?
—Yo te estaré cubriendo, me quedaré escondido en alguna parte del edificio y ustedes vigilen a De Quincey.

Jenna asintió. No estaba de acuerdo con el plan de Jem, no quería que Will fuera con ellos, después de todo los dos podían perfectamente. Pero Will es parabatai de Jem y en cuanto se enterara del plan insistiría en ir con ellos. Will es obstinado y no dejaría de molestar hasta que se lo contaran todo y le permitieran ir a ayudarlos. Jenna admiraba eso de Will pero a la vez lo odiaba, odiaba que siempre consiguiera salirse con la suya.

Salieron de la sala de armas y fueron al dormitorio de Will. Jenna no tenía ni idea de dónde estaba, jamás le había importado y seguía sin importarle; de hecho, si Jem no quisiera que ella estuviera presente en ese mismo momento estaría en cualquier otra parte del Instituto.

Cuando llegaron Jem tocó la puerta y Will respondió con un “pase”. Su habitación estaba cubierta de libros, todo eran libros, libros tirados en el suelo acomodados en pilares enormes. Una repisa llena de libros, todo estaba lleno de libros. Will estaba tirado en su cama leyendo un libro el cual Jenna no alcanzó a ver porque el chico lo cerró y lo dejó en la mesita de noche.

—¿Qué hace ella aquí? —preguntó Will incorporándose y señalando a Jenna.
—Yo le dije que viniera. Necesitamos hablar.
—Si vas a decirme que la dejaste embarazada no me interesa, después pueden casarse y todo eso.
—Eres un idiota, William Owen Herondale —dijo Jem mirándolo mal—. Tenemos una idea para saber más sobre los planes del Cónsul. —Will se levantó de su cama y miró a Jem con interés, le gustaban los planes suicidas—. Tú y Jenna se infiltrarán en la fiesta de De Quincey con una invitación que le quitaremos a Jessamine. Le pediremos a Camille Belcourt que le saque información al vampiro mientras tú y Jenna vigilan. Yo estaré por ahí cubriéndolos.
—Vaya, a pesar de que los dos son idiotas consiguieron hacer un gran plan ¡y me incluyeron! Me gusta, sólo tenemos que hacer que Jessie nos dé la invitación.
—Yo la distraigo —dijo Jenna hablando por primera vez desde que habían llegado a la habitación de Will—, la sacaré de su habitación, ustedes busquen la invitación.

Ambos chicos asienten y salen de la habitación con Jenna a la cabeza. No le gusta la idea de quitarle cosas a Jessamine, pero esta vez es completamente necesario. El verdadero problema sería cuando ella descubriera que no hay invitación y quisiera ir a la fiesta, eso sería un gran problema.

Will y Jem se escondieron detrás de la pared y Jenna tocó la puerta. Jessamine no salió rápido de hecho se tardó un poco y cuando abrió la puerta se le veía de mal humor; su cabello rubio siempre peinado y arreglado estaba alborotado y revuelto, ni siquiera se había peinado; tenía los ojos rodeados de ojeras y se le veía agotada.

—¿Qué? —espetó Jessamine groseramente.
—Tengo que pedirte un consejo, estoy muy nerviosa —respondió Jenna fingiendo estar alterada.
—Dime.
—Aquí no, vamos. —Tomó a Jessamine de la mano y la jaló por los pasillos para alejarse lo más posible para que Will y Jem consiguieran la invitación rápido.

Caminaron por los pasillos y la guío a donde Jem había tenido su ataque. Se sentó para hacer tiempo y suspiró pesadamente. No tenía ni idea de qué inventarle a Jessamine, tenía que ser algo completamente impresionante y extraño que a la rubia pudiera impresionarla.

—Will y yo nos besamos —dijo de golpe haciendo que Jessamine se ahogara ligeramente y la mirara abriendo mucho los ojos.
—Tú y Will… ¿se besaron?
—Lo sé, a mí también me sorprendió pero no sé qué hacer, creo que estaba ebrio y no lo recuerda, pero no puedo verlo y tratarlo con normalidad después de lo que pasó.

Bien, esa era la mayor mentira que Jenna había dicho jamás pero había servido para impresionar a Jessamine y al parecer resultó. No sabía cómo decírselo a Will, lo había usado y además de la manera más estúpida del planeta, Jenna hubiera preferido no decirle absolutamente nada pero Jessamine actuaría rara con ambos así que debía de comentárselo por más extraño que fuera.

—Era de esperarse —dijo Jessamine por fin—, se odian a muerte, el odio causa deseo, ¡es obvio, Jenna!

«Sí que se lo creyó», pensó Jenna. Además el odio no causa deseo, el odio causa rencor, envidia, mentiras, muchas cosas, pero jamás el deseo. Jessamine debe ser una clase de loca que jamás se ha enamorado, es decir, el odio no puede transformarse en amor, es como decir que un demonio se volverá nefilim, aquellas cosas son tan poco probables que no pasan.

—No se lo menciones —dijo Jenna para terminar la conversación, seguro ya tenían la invitación.

Caminó rápidamente por los pasillos queriendo llegar mucho antes que Jessamine, no quería que ella entrara primero, ¿qué sucedería si ellos aún no conseguían la invitación? Se apresuró más, con el vestido se le dificultaba un poco correr ya que se le enredaba en los pies. Justo ese día tenía que escoger su vestido más largo, el día en el que tendría que correr como una loca maniática para que no descubrieran su plan. Cuando llegó no había rastro de Jem y Will pero tampoco de Jessamine, rezaba porque hubieran conseguido la invitación.

Caminó con mucha más calma por el Instituto y se puso a pensar en dónde demonios estarían ambos chicos, no podían esfumarse tan rápido, además ella era parte del plan, no podían excluirla.

—Encontré la invitación —dijo Will quien había salido de pronto sobresaltando a Jenna mostrándole la invitación en la mano derecha—. ¿Te asusté?
—No, por supuesto que no.
—Lo que digas —dijo guiñándole un ojo—, por cierto, hoy iremos a ver a Woolsey Scott.
—Vamos. Y si Jessamine pregunta, me besaste ebrio.
—¿Qué…?
—Chts, era para ganar tiempo —interrumpió Jenna.
—No me chites.

Sonrió y ambos salieron del Instituto en completo silencio, quería decirle algo grosero o sarcástico a Will pero no sabía con qué fastidiarlo así que prefirió quedarse callada. Subieron al carruaje y Thomas se puso a manejarlo por la ciudad.

—Jessie se alterará cuando vea que no tiene invitación —dijo Will sonriendo burlonamente.
—Ya lo creo. Ahora que lo pienso jamás te ríes.
—¿Perdón?
—Que jamás te ríes, siempre te burlas y sonríes burlón, pero jamás te ríes.
—Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame.
—No entiendo qué relación tiene, ¿jamás amarás a una mujer?
—No lo sé, tal vez yo la ame a ella pero no quiero que ella me ame a mí.

Jenna frunció el ceño, ¿por qué amar a una mujer y querer que ella no te ame? Por más difícil que sea siempre le terminamos tomando aprecio a las personas, aunque sean odiosas y estúpidas, les tenemos aprecio.

—Mantente cerca de mí, la gente aquí puede vernos y cuando se trata de chicas es… ya sabes.

La chica asintió y salieron del carruaje. Will la tomó del brazo y sintió como el contacto de su piel desnuda con la de Will le producía una sensación de quemazón, como si los dedos del chico la quemaran. Debía ser su imaginación, tal vez estaba mareada o algo parecido.

Caminó muy cerca de Will, la mayoría de personas la miraba como si fuera un pedazo de comida, incluso las mujeres la miraban así, le provocaba náuseas. Y, aunque sabía defenderse no le agradaba la idea de ir por ahí sola rodeada de tanta gente maniática. Y parecía que a Will lo conocían y respetaban porque cuando veían que él iba junto a Jenna apartaban la mirada.

—Herondale, ¿cuánto por la chica? —atrevió a preguntar un anciano con a penas cinco dientes y muy sucio, tanto de la piel como de la ropa.
—No está en venta.
—Creo que podemos llegar a un acuerdo.
—Si quieres que te corte la garganta, adelante, dime tu acuerdo.

El anciano bufó y volvió a su puesto. Jenna se le quedó mirando, era espantoso. El anciano le guiñó un ojo y ella se apresuró a caminar junto a Will.

—¡Qué gente tan despreciable! —dijo Jenna cuando ya estaban lo bastante lejos del anciano.
—Uno se acostumbra cuando viene seguido por aquí.
—¿Y por qué vienes por aquí? ¿A conseguir mujeres?
—No. Vengo por medicina.

¿Will? ¿Por medicina? Ese chico estaba todo menos enfermo y si estuviera enfermo sería mentalmente y eso no se cura con medicina. Tal vez no es para él, en ese caso, ¿para quién sería? Dudaba mucho que alguien del Instituto la necesitara, Jessamine está completamente sana, al igual que Charlotte y Henry, y Jem… Seguro era para Jem, por eso convulsionó.

—Es para Jem, ¿cierto?

Will se tensó y apretó la mandíbula, pero siguió caminando tratando de disimularlo lo más posible aunque Jenna ya se había percatado de que estaba en lo correcto. No quería que ella se enterara de lo de Jem, ella era Lightwood, no merecía saberlo.

—Will… —habló Jenna tratando de disculparse.
—Sí, es para Jem —interrumpió sin mirarla.

Jenna no volvió a hablarle en todo el trayecto, aunque se mantenía muy cerca de él en todo momento tratando de evitar las miradas atrevidas de la gente que estaba ahí. La miraban como si fuera agua y ellos fueran unos vagabundos perdidos en el desierto. Eso le revolvía el estómago, quería irse de ahí lo antes posible, no le gustaba la idea de que la gente la mirara así.

Tardaron alrededor de veinte minutos en dar con Woolsey Scott, al parecer el líder de los licántropos estaba algo perdido entre la gente. Según sabía Jenna, el hombre era un demente grosero aunque no lo conocía bien como para asegurarlo.

La puerta se abrió y ahí estaba alguien completamente familiar para Jenna, lo conocía tan bien como a ella misma.

—Gideon.