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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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мejor qυe el cнocolaтe. {Carlos Pena y tu} TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 1 de 1. • Comparte
мejor qυe el cнocolaтe. {Carlos Pena y tu} TERMINADA
FICHA
NOMBRE: мejor qυe el cнocolaтe
Autor: Gledys
ADAPTACIÓN: No
GENERO: HOT
Advertencia: Ninguna
hola!! Esta es una novela de Carlos, espero que les guste , les voy a dejar el sinopsis
A veces los mejores regalos tienen mejor sabor que el chocolate…
Acompaña a Carlos y ______, en este caliente y sabroso relato
corto.
Última edición por pepina el Mar 18 Feb 2014, 5:02 pm, editado 2 veces
Invitado
Invitado
Re: мejor qυe el cнocolaтe. {Carlos Pena y tu} TERMINADA
Capítulo 1.
Carlos Roberto contuvo el aliento mientras la mujer que amaba más que a la vida, caminaba a través del portal de llegadas. Unos ojos azul cielo buscaron entre la multitud que esperaba, localizándolo. Su sonrisa penetró en su corazón.
Maldita sea, la había echado de menos.
Sus caderas se mecían en flagrante invitación, se movía hacia él con un
física. Había pasado demasiado tiempo desde que la había tenido entre sus brazos.
Ella se lanzó hacia él, su suave cuerpo chocando contra el suyo. El anhelo se
profundizó cuando sus labios pintados de rojo rozaron los suyos y su delicioso
aroma llenó su nariz. Nunca usaba lápiz labial o perfume en el trabajo. Esos detalles eran sólo para él.
—Hola guapo.
Con el corazón inflamado, la estrechó contra él.
—______.
— ¿Alquilaste un cubículo?
Su breve mensaje de texto le informó que tenía un permiso de tres horas,
mientras su nave recogía suministros. Él lo había abandonado todo para tomar el
último transporte a la Base Lunar Uno.
Con un brazo alrededor de su cintura esbelta, la guio a través de la terminal.
—En el nivel diez. Es pequeño.
—Mientras sea privado, no me importa si se trata de un armario.
—Cerca de ello.
Su propósito sensual y una intención ardiente, obligándolo a controlar su reacción
Entraron en un ascensor lleno de gente, bajaron dentro de las profundidades
de la base lunar hacia el nivel diez y luego tomaron el pasillo deslizador.
Una vez dentro de la cabina alquilada, Carlos alcanzó la cremallera de la chaqueta del uniforme.
—No voy a descubrir nuevas cicatrices, ¿verdad?
Ella negó con la cabeza y lo tomó por el pelo, acercándolo.
—Desnúdate. ¡Ahora!
Él empujó su chaqueta por los hombros, y le mordisqueó la piel desnuda.
—Me encanta una mujer que sabe lo que quiere.
Con algunos movimientos rápidos, ella se quitó las botas y pantalones.
Él se quitó la camisa.
Con dedos impacientes, ______ le desabrochó los pantalones y acarició su
tirante polla. Su toque, no muy suave, envió fuego a toda velocidad través de su
sangre. Con ojos brillantes, ella susurró:
—Fóllame. Con fuerza.
Levantándola, Carlos la empujó contra la puerta.
—También me encanta cuando hablas sucio.
Empuñando su polla, se sumergió en su calor húmedo. Quería fundirse con
ella, ir tan profundo que nada pudiera separarlos de nuevo.
—Más rápido.
Su espalda golpeó contra la puerta.
—Más profundo. Ohhh, Carlos. Más. Más.
Con un empuje de caderas, Carlos se introdujo en su apretado y resbaladizo
canal, satisfaciendo sus exigencias verbales. Ella convulsionó a su alrededor,
tirando ferozmente de su carne adolorida, repitiendo su nombre una y otra vez.
Con los músculos temblorosos y su sangre latiendo intensamente, él se corrió
rápidamente.
Carlos Roberto contuvo el aliento mientras la mujer que amaba más que a la vida, caminaba a través del portal de llegadas. Unos ojos azul cielo buscaron entre la multitud que esperaba, localizándolo. Su sonrisa penetró en su corazón.
Maldita sea, la había echado de menos.
Sus caderas se mecían en flagrante invitación, se movía hacia él con un
física. Había pasado demasiado tiempo desde que la había tenido entre sus brazos.
Ella se lanzó hacia él, su suave cuerpo chocando contra el suyo. El anhelo se
profundizó cuando sus labios pintados de rojo rozaron los suyos y su delicioso
aroma llenó su nariz. Nunca usaba lápiz labial o perfume en el trabajo. Esos detalles eran sólo para él.
—Hola guapo.
Con el corazón inflamado, la estrechó contra él.
—______.
— ¿Alquilaste un cubículo?
Su breve mensaje de texto le informó que tenía un permiso de tres horas,
mientras su nave recogía suministros. Él lo había abandonado todo para tomar el
último transporte a la Base Lunar Uno.
Con un brazo alrededor de su cintura esbelta, la guio a través de la terminal.
—En el nivel diez. Es pequeño.
—Mientras sea privado, no me importa si se trata de un armario.
—Cerca de ello.
Su propósito sensual y una intención ardiente, obligándolo a controlar su reacción
Entraron en un ascensor lleno de gente, bajaron dentro de las profundidades
de la base lunar hacia el nivel diez y luego tomaron el pasillo deslizador.
Una vez dentro de la cabina alquilada, Carlos alcanzó la cremallera de la chaqueta del uniforme.
—No voy a descubrir nuevas cicatrices, ¿verdad?
Ella negó con la cabeza y lo tomó por el pelo, acercándolo.
—Desnúdate. ¡Ahora!
Él empujó su chaqueta por los hombros, y le mordisqueó la piel desnuda.
—Me encanta una mujer que sabe lo que quiere.
Con algunos movimientos rápidos, ella se quitó las botas y pantalones.
Él se quitó la camisa.
Con dedos impacientes, ______ le desabrochó los pantalones y acarició su
tirante polla. Su toque, no muy suave, envió fuego a toda velocidad través de su
sangre. Con ojos brillantes, ella susurró:
—Fóllame. Con fuerza.
Levantándola, Carlos la empujó contra la puerta.
—También me encanta cuando hablas sucio.
Empuñando su polla, se sumergió en su calor húmedo. Quería fundirse con
ella, ir tan profundo que nada pudiera separarlos de nuevo.
—Más rápido.
Su espalda golpeó contra la puerta.
—Más profundo. Ohhh, Carlos. Más. Más.
Con un empuje de caderas, Carlos se introdujo en su apretado y resbaladizo
canal, satisfaciendo sus exigencias verbales. Ella convulsionó a su alrededor,
tirando ferozmente de su carne adolorida, repitiendo su nombre una y otra vez.
Con los músculos temblorosos y su sangre latiendo intensamente, él se corrió
rápidamente.
Invitado
Invitado
Re: мejor qυe el cнocolaтe. {Carlos Pena y tu} TERMINADA
Capítulo 2.
Varios minutos más tarde, _____ aún sostenía a Carlos en un abrazo apretado, pero a él no parecía importarle. Su gran cuerpo estaba desplomado contra el de ella, manteniéndola entre su pecho rociado de sudor y la puerta. Juntos, apretados el uno contra el otro y calientes, tal y como ella había imaginado desde que había recibido su "Estoy en camino" en su unidad de comunicación de muñeca.
Los labios de Carlos rozaron su cuello, su lengua se deslizó por el lóbulo de su oreja antes de posar su boca sobre la de ella. Delicioso. Su beso era exquisito y duradero, recordándole todo lo que había echado de menos.
Lo amaba. Él la completaba.
_____ inhaló, absorbiendo su aroma. Se aferró a sus hombros, hundiendo los dedos en los firmes músculos. Dejando que sus labios rozaran su cuello, probó el sabor salado de su sudor. Almacenando todos estos recuerdos sensoriales.
Más tarde recurriría a ellos, los reviviría. Afuera, en el oscuro vacío del espacio, los recuerdos sensoriales la mantenían cuerda.
—Te he echado de menos, cariño.
Con el corazón inflamado, _____ sonrió.
—Yo también te he extrañado.
7
—Me encanta follar contigo.
Su hombre tenía habilidad con las palabras. La felicidad llenó el pecho de _____. Contuvo la respiración cuando él se posicionó sobre las rodillas y hundió el rostro entre sus piernas, con la lengua en su coño.
Cada una de sus terminaciones nerviosas entró en alerta. Húmeda, caliente, y flexible, su lengua exploró cada pliegue, jugueteando con su clítoris. Un largo dedo redescubrió el valle sensible entre sus nalgas.
Arqueando las caderas, _____ se empujó hacia adelante, suplicando por más lengua, más succión, más placer. Deslizó los dedos por su grueso pelo, aferrándose a él, mientras cada ola se estrellaba contra ella, llevándola casi hasta la cima, y luego de regreso, aumentando repentinamente de nuevo para hacerla llegar a lo más alto.
—Maldita sea, eres bueno.
Él dio una larga lamida final y entonces rio.
—Sueño con esto.
—¿Con lamer coños?
Él acarició sus rizos húmedos.
—Con lamer tú coño. Con succionar tu clítoris hasta que grites.
—Nunca dejas de complacerme.
Poniéndose en pie de nuevo, la levantó entre sus brazos y la llevó hasta la estrecha cama. Se dejó caer de espalda sobre el colchón, manteniéndola en su regazo. Una caja roja con un lazo plateado descansaba sobre la almohada individual. Tomó la caja y se la entregó.
_____ desató el lazo y levantó la tapa.
—Chocolate. Es chocolate.
Le dio a Carlos un breve y feroz beso en los labios y luego tomó una pieza de dulce y se la introdujo de golpe en la boca.
—¡Uhmmmm! Es tan jodidamente bueno. —Tomó otro trozo. Esta vez, saboreó el rico y oscuro dulce—. ¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que degusté un trozo de chocolate?
—Lo sé, y vas a tener que pagar por ello. _____ se lamió los labios.
—¿El pago de siempre?
Él ahuecó su pecho y rozó su pezón con el dedo pulgar.
—Uh-huh
Luego de llevar otro chocolate a su boca, _____ dejó la caja a un lado y se deslizó fuera de su regazo. Arrodillándose entre sus musculosos muslos, envolvió la mano alrededor de su polla.
Carlos inspiró con fuerza.
—Me encantan tus manos sobre mí. Ella tiró suavemente. Él gimió.
Luego de tragar el chocolate, _____ lo tomó entre sus labios, succionando lentamente hasta que su dura polla llenó su boca. Le encantaba su sabor, la textura de su carne, su calor. Lamió y tironeó, succionó y mordisqueó, llevándolo hasta el borde y luego haciéndole retroceder, antes de que escalara hacia la cumbre.
—Me torturas.
Varios minutos más tarde, _____ aún sostenía a Carlos en un abrazo apretado, pero a él no parecía importarle. Su gran cuerpo estaba desplomado contra el de ella, manteniéndola entre su pecho rociado de sudor y la puerta. Juntos, apretados el uno contra el otro y calientes, tal y como ella había imaginado desde que había recibido su "Estoy en camino" en su unidad de comunicación de muñeca.
Los labios de Carlos rozaron su cuello, su lengua se deslizó por el lóbulo de su oreja antes de posar su boca sobre la de ella. Delicioso. Su beso era exquisito y duradero, recordándole todo lo que había echado de menos.
Lo amaba. Él la completaba.
_____ inhaló, absorbiendo su aroma. Se aferró a sus hombros, hundiendo los dedos en los firmes músculos. Dejando que sus labios rozaran su cuello, probó el sabor salado de su sudor. Almacenando todos estos recuerdos sensoriales.
Más tarde recurriría a ellos, los reviviría. Afuera, en el oscuro vacío del espacio, los recuerdos sensoriales la mantenían cuerda.
—Te he echado de menos, cariño.
Con el corazón inflamado, _____ sonrió.
—Yo también te he extrañado.
7
—Me encanta follar contigo.
Su hombre tenía habilidad con las palabras. La felicidad llenó el pecho de _____. Contuvo la respiración cuando él se posicionó sobre las rodillas y hundió el rostro entre sus piernas, con la lengua en su coño.
Cada una de sus terminaciones nerviosas entró en alerta. Húmeda, caliente, y flexible, su lengua exploró cada pliegue, jugueteando con su clítoris. Un largo dedo redescubrió el valle sensible entre sus nalgas.
Arqueando las caderas, _____ se empujó hacia adelante, suplicando por más lengua, más succión, más placer. Deslizó los dedos por su grueso pelo, aferrándose a él, mientras cada ola se estrellaba contra ella, llevándola casi hasta la cima, y luego de regreso, aumentando repentinamente de nuevo para hacerla llegar a lo más alto.
—Maldita sea, eres bueno.
Él dio una larga lamida final y entonces rio.
—Sueño con esto.
—¿Con lamer coños?
Él acarició sus rizos húmedos.
—Con lamer tú coño. Con succionar tu clítoris hasta que grites.
—Nunca dejas de complacerme.
Poniéndose en pie de nuevo, la levantó entre sus brazos y la llevó hasta la estrecha cama. Se dejó caer de espalda sobre el colchón, manteniéndola en su regazo. Una caja roja con un lazo plateado descansaba sobre la almohada individual. Tomó la caja y se la entregó.
_____ desató el lazo y levantó la tapa.
—Chocolate. Es chocolate.
Le dio a Carlos un breve y feroz beso en los labios y luego tomó una pieza de dulce y se la introdujo de golpe en la boca.
—¡Uhmmmm! Es tan jodidamente bueno. —Tomó otro trozo. Esta vez, saboreó el rico y oscuro dulce—. ¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que degusté un trozo de chocolate?
—Lo sé, y vas a tener que pagar por ello. _____ se lamió los labios.
—¿El pago de siempre?
Él ahuecó su pecho y rozó su pezón con el dedo pulgar.
—Uh-huh
Luego de llevar otro chocolate a su boca, _____ dejó la caja a un lado y se deslizó fuera de su regazo. Arrodillándose entre sus musculosos muslos, envolvió la mano alrededor de su polla.
Carlos inspiró con fuerza.
—Me encantan tus manos sobre mí. Ella tiró suavemente. Él gimió.
Luego de tragar el chocolate, _____ lo tomó entre sus labios, succionando lentamente hasta que su dura polla llenó su boca. Le encantaba su sabor, la textura de su carne, su calor. Lamió y tironeó, succionó y mordisqueó, llevándolo hasta el borde y luego haciéndole retroceder, antes de que escalara hacia la cumbre.
—Me torturas.
Invitado
Invitado
Re: мejor qυe el cнocolaтe. {Carlos Pena y tu} TERMINADA
Capítulo 3.
Liberándolo, ella se echó a reír y subió a la cama. Sobre sus manos y rodillas, meneó su culo.
Él se arrodilló detrás de ella y le acarició las nalgas.
—Esto sí es lo que yo llamo un dulce.
_____ se estremeció, ansiosa por la primera embestida.
Frotó su longitud contra su vibrante hendidura, pero no entró en ella.
—Es mi turno para torturarte.
Un largo dedo se deslizó dentro de ella, empujando profundamente. Otro dedo, con más profundidad, un poco más rápido. _____ se balanceó hacia atrás, rogando por más. Carlos retiró los dedos. Ella miró por encima del hombro y lo vio lamerlos.
—Mejor que el chocolate.
La gruesa cabeza de su polla tocó su centro húmedo, deslizándose en su interior. Ella lo apretó firmemente, abrazando su satinada longitud. Él le dio una palmada en el culo, un rápido y dulce golpe que la hizo humedecerse aún más.
Llenando las manos con su pelo, él tiró de su cabeza hacia atrás, golpeó su culo de nuevo y empujó profundamente. La respiración de _____ era áspera y rápida mientras Carlos la follaba y le daba lo que necesitaba… lo que deseaba.
_____ se contrajo, gritó y llegó al orgasmo.
Agarrando sus caderas, Carlos la penetró profundamente, se quedó inmóvil y se corrió.
* * * * *
Satisfecha, _____ mostró su placa ante el monitor de identificación de seguridad mientras abordaba su nave. La oficial de cubierta le sonrió.
—Bienvenida a bordo, Sargento. Entonces, ¿cómo está su marido?
_____ le devolvió la sonrisa.
—Mejor que el chocolate.
Fin
Liberándolo, ella se echó a reír y subió a la cama. Sobre sus manos y rodillas, meneó su culo.
Él se arrodilló detrás de ella y le acarició las nalgas.
—Esto sí es lo que yo llamo un dulce.
_____ se estremeció, ansiosa por la primera embestida.
Frotó su longitud contra su vibrante hendidura, pero no entró en ella.
—Es mi turno para torturarte.
Un largo dedo se deslizó dentro de ella, empujando profundamente. Otro dedo, con más profundidad, un poco más rápido. _____ se balanceó hacia atrás, rogando por más. Carlos retiró los dedos. Ella miró por encima del hombro y lo vio lamerlos.
—Mejor que el chocolate.
La gruesa cabeza de su polla tocó su centro húmedo, deslizándose en su interior. Ella lo apretó firmemente, abrazando su satinada longitud. Él le dio una palmada en el culo, un rápido y dulce golpe que la hizo humedecerse aún más.
Llenando las manos con su pelo, él tiró de su cabeza hacia atrás, golpeó su culo de nuevo y empujó profundamente. La respiración de _____ era áspera y rápida mientras Carlos la follaba y le daba lo que necesitaba… lo que deseaba.
_____ se contrajo, gritó y llegó al orgasmo.
Agarrando sus caderas, Carlos la penetró profundamente, se quedó inmóvil y se corrió.
* * * * *
Satisfecha, _____ mostró su placa ante el monitor de identificación de seguridad mientras abordaba su nave. La oficial de cubierta le sonrió.
—Bienvenida a bordo, Sargento. Entonces, ¿cómo está su marido?
_____ le devolvió la sonrisa.
—Mejor que el chocolate.
Fin
Invitado
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Re: мejor qυe el cнocolaтe. {Carlos Pena y tu} TERMINADA
Si la novela está estancada, cancelada, terminada o quieres que sea borrada, pasa por acá y pide que muevan tu novela al apartado correcto. Posees un plazo de 48 horas para hacer lo requerido o correrás el riesgo de que borremos tu historia sin aviso previo.
Invitado
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