Aprendiendo a decir adiós (Nick y tu)

Capítulo 52 (parte I)

Cuando Shakespeare planteó el dilema de ser o no ser, tuvo una visión futurista y tomo ese momento de mi vida como ejemplo, el muy típico y casi permanente estado de confusión reinaba en mi, incluso horas después de hablar con Joe y estar sentada en el balcón de mi casa, rogándole al cielo me ayudase a saber qué era lo mejor para mi.

Por un lado estaban los meses de incertidumbre, la dignidad y el orgullo heridos profundamente, lágrimas, tristeza, señalamientos y mi raciocinio dictaba que tenía que salvarme ahora que aún podía, y por el otro estaba mi corazón por completo y sabía que ahora tenía el camino libre y que en algún grado Nick tenia sentimientos hacia mi y para mi desventura tampoco lograba entender todas las razones que mi mente repetía una y otra vez.

Desde donde estaba acurrucada, vi transcurrir la noche, las ideas más descabelladas pasaban por mi cabeza, cuando llegaron mis padres y a los minutos Ed quien seguramente se había escapado a ver alguna nueva conquista, suspire sin animo, el tic tac de mi reloj de pared me acompañaba al igual que el silencio de las calles, salvo el sonido de algún auto noctámbulo que se atrevía a circular a pesar de la ya entrada madrugada, empecé a cabecear hasta que percibí como las luces de un auto alumbraron mi calle y paró frente a mi casa, a medias me incorpore y casi me fui de espaldas, era Nick. No moví siquiera uno de mis músculos, solo lo contemple, tan lejos y tan cerca a la vez, estaba a unos pasos de mi solo tenía que dejar mi orgullo de lado y correr hacia él, pero mi cuerpo no respondía la razón estaba ganando, Nick se iba en un algunas de horas por unas largas cinco semanas.

Sin la chaqueta puesta y las mangas alrededor de sus codos, varias veces se pasó la mano por el cabello y pateó uno de los neumáticos de su amado Mustang. No se cuanto tiempo paso contemplando mi balcón y yo tampoco pude dejar de contemplar al chico que amaba pero que me lastimó profundamente, estaba empezando aclarar, no sé si me vio entre la oscuridad pero sin esperarlo se acercó lo máximo posible a mi ventana sin quitar la vista de ella y tiró un beso -mi dulce _____*, te estaré esperando, hasta pronto-, dio media vuelta y cabizbajo regreso a su auto donde aceleró al máximo hasta perderse por las calles de L.A.

Al escuchar esas palabras mi corazón se encogió, entre por fin a mi habitación y las lágrimas de inmediato bañaron mi rostro -Mi Nick, mi teddy- repetía en mi mente, hasta que por fin comprendí y tuve la certeza que ahora él es mío, él me escogió a mi sobre ella, sobre su ideal, su familia y muchas cosas más. Como me fue posible me puse de pie corrí al baño a lavar mi rostro y me puse lo primero que encontré, debía ir detrás de él, tenía que saber que yo también lo esperaría de aquí hasta el fin y más allá.
Sigilosamente baje las escaleras, tome las llaves del auto de Ed que eran las más próximas que encontré y salí del garaje precipitada, ¿a dónde iría primero? a su casa respondió mi aturdido cerebro, y vire en la calle más próxima, el semáforo estaba en rojo, y golpee impaciente la bocina, ¿que le diré? tampoco tenía la menor idea, de las únicas tres cosas que estaba segura eran, quería que el semáforo cambiara, que necesitaba encontrar a Nick y decirle cuando deseaba estar con él.

Iba clareando cada vez más y yo ensimismada en mis pensamientos avance otro par de calles, antes que otro semáforo me diera el alto, en la siguiente cuadra estaba nuestra heladería y los recuerdos de muchas tardes vinieron a mi, emprendí mi camino y de forma masoquista voltee a ver hacia el parque donde está nuestro kiosco y pare bruscamente hasta lograr rechinar los neumáticos, la visión de un chico sentado en ese lugar, Nick...-