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Mensaje por alexia Styles horan Sáb 27 Jul 2013, 3:41 pm

ES una adaptación (derechos al autor)





sinopsis  



La gente ha oído hablar de El Club, un lugar situado a las afueras de Washington, D.C., en donde sólo sus miembros saben donde deben acudir los hombres cuando quieren compartir a sus mujeres con un selecto compañero de juegos.

El antiguo agente del FBI Harry Styles renunció a su membresía en el Club cuando se casó con _________ Keyley. Inocente y tentadora, dulce y sexy, ella nunca aceptaría los deseos de Harry de compartirla con otro hombre. Sin embargo, la curiosidad de ______ cada vez es mayor y las fantasías de Harry le persiguen en sus sueños... y en sus pasiones.

Incapaz de aguantar más la espera, Harry invita a su mejor amigo, Zayn Malik, con la intención de adentrar a ______ en los placeres que sólo se pueden experimentar cuando se está con dos hombres. Pero hay algo más en juego que un simple aditivo sexual.

Un antiguo caso sin resolver ha salido de nuevo a la luz, y ahora ______ está en el centro de todo.

Pasión y placer, peligro y deseo... todo ello combinado con una prohibida adicción de la que ninguno de ellos quiere escapar.



 
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Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT Empty prologo

Mensaje por alexia Styles horan Sáb 27 Jul 2013, 3:47 pm



Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT Sizzling-Hot-Zayn-Flirty-Harry-I-Ave-Faith-Faith-In-U-Boyz-100-Real-x-harry-styles-18574573-500-275
Club de caballeros de Sinclair Alejandría

Estado de Virginia EE.UU.

—Renuncié. —Harry Styles levantó el vaso, bebió un sorbo, y permitió que el relajante calor del whisky se filtrase en su organismo.

—Me enteré. —Su mejor amigo y ahora antiguo compañero de trabajo, Zayn Malik, se sentó frente a él, colocó la botella de whisky y el vaso con cuidado sobre la mesa y se reclinó hacia atrás para observar a su amigo mientras se servía él mismo un trago—. Tu luna de miel no ha concluido aún y la renuncia ya aterrizó sobre el escritorio. Ojalá me lo hubieras dicho. Podría haber ganado la apuesta de la oficina de cuánto lo soportarías.

La sonrisa desenfadada de Zayn iba bien con su cabello negro y sus picaros ojos cafes con pestañas largas. La corta y desaliña dabarba, delineaban unos ojos femeninos, pero las frías y lóbregas sombras en la mirada se los ocultaban.
Harry estaba preocupado por Zayn. Cuando él se hubiera ido, sabía que el otro hombre saltaría de caso en caso sin detenerse a disfrutar de la vida. Y la vida estaba para ser disfrutada.

—Me hubiera venido bien el efectivo, hombre. —La sonrisa de zayn estaba enmarcada con pesar.

Harry resopló ante tal pensamiento.

—Los tramposos nunca ganan, Zayn.

—Sí, sí. Me lo han dicho. Pues bien, ¿a qué vas a dedicarte? ¿A la seguridad privada?

Harry sonrió socarronamente. No había muchos empleos vacantes que pudiesen resultar atractivos para un ex agente encubierto del FBI, pero Harry siempre había dejado claro que tenía un plan alternativo.

—Agricultura y ganadería

.—¿Agricultura y ganadería? —Zayn entrecerró los ojos—. Dios no.

—Todavía tengo la granja en Carolina del Norte. He ahorrado el dinero suficiente para intentarlo, Con el empleo de
______ con el ordenador y un poco de trabajo extra con mis investigaciones en Internet, nos debería ir bien. Es mejor que un trabajo en el que te disparan cada dos por tres.

Zayn solo negó con un movimiento de cabeza, con una luz de comprensión que le inundó los oscurecidos ojos café

.—¿Y tu condición de miembro aquí? Esa parte era una ****.

Harry miró a su alrededor, a los muros de madera oscura, al espacioso lugar, al bar en un extremo de lo que una vez había sido un gran salón de baile, a la chimenea chisporroteando en el lado opuesto. En medio, había dos mesas de billar y varias disposiciones de asientos con grandes y confortables sillas, televisores, periódicos, y mesas donde uno podía apoyar los pies. Sin embargo, no era la ambientación lo que atraía a los miembros al club. Era la oportunidad de socializarse con hombres que comprendiesen sus costumbres, los aceptaran, los entendieran.

—Le di a Niall el preaviso hace un rato —dijo en voz baja. Se daba cuenta de la bomba que acababa de arrojar, y de que Zayn había estado esperando, mucho más aún que los otros en el club, el día en que Harry eligiese un tercero.

El club recibía a hombres con un apetito sexual en particular. Ahombres que por alguna razón habían visto la oscuridad del mundo y buscaban la paz en la experiencia extrema de compartir a sus amantes con otros hombres

A hombres que adoraban el cuerpo de la mujer. Quienes creían que el sexo era una aventura y las aventuras siempre resultaban más excitantes cuando se compartían. En particular, con alguien qué comprendiese los placeres especiales que se experimentaban al empujar a una mujer hasta los límites sexuales. Al darle más placer de lo que podría haber
creído posible .

A Harry le encantaba. Le daba alas. Iba allí a relajarse, a beber, a discutir sobre los asuntos de actualidad, y a elegir a un tercero para su última conquista o para convertirse él mismo en un tercero para la amante de otro hombre.
Al menos, solía ir allí a eso. Seis meses de matrimonio, y la presión comenzaba a afectarlo .Saber que los miembros del club estaban simplemente esperando a ver a quién elegiría él para iniciar a su esposa en el estilo de vida de tríos sexuales que él practicaba, estaba comenzando a quebrarle el control.

Saber que zayn estaba cada vez más alejado y más seguro de que la mujer que le había cedido a Harry nunca conocería sus propias caricias estaba comenzando a comerlo vivo.

Sabía lo que Zayn sentía por _______. Como también sabía que el otro hombre nunca cedería ante ese sentimiento.

—Aún no se lo has dicho, ¿verdad? —Zayn dijo, entonces—.Creí que ibas a hacerlo.

Había conocido a Zayn durante el primer año en Quántico, cuando los habían puesto juntos para un ejercicio de entrenamiento. La conducta más llevadera y relajada de Zayn había traspasado lentamente las barreras del demasiado rígido y sombrío Zayn Malik.

Y una vez que se hubieron enterado de que los tríos eran la práctica sexual preferida del otro, se convirtieron en amigos inseparables. Sin embargo, la amistad entre ellos sí había tenido problemas. Ambos eran hombres dominantes; ambos tenían tendencia a querer controlar las situaciones sexuales que involucraban a sus mujeres.

Pero aprendieron que cada uno tenía sus áreas distintivas propias que se entrelazaban perfectamente en esas relaciones. Harry tendía a complacer a sus amantes en el terreno emocional, mientras que Zayn las complacía en áreas más físicas.

Durante cuatro años, Zayn y él habían entrenado juntos, trabajado juntos, y compartido sus mujeres.
Hasta que conoció a ___________

.—Ella ha oído los rumores. —Harry bebió un sorbito del trago, aunque deseaba beberlo todo de una vez y dejar que el feroz ardor le quemara la culpa en las entrañas.

—Le dije que había quedado en el pasado. —Recorrió la habitación con la vista antes de volver a mirar a zayn—. Va a permanecer en el pasado.

Por ahora. ________ había llegado a su cama siendo virgen. Confiada, inocente. Nunca comprendería el deseo de su esposo de ver a otro hombre sobre ella, zambulléndose en su interior, ni tampoco, creía él, que ella pudiese lidiar con un trío sexual que incluyese a un hombre que ella no amara .

_______ debería amar a todo hombre que se llevase a la cama, aun si se tratase de un trío. Pero él sabía que la curiosidad estaba allí. La había visto en el destello de pasión en sus ojos cuando se lo había preguntado. Sin embargo, harry sabía que presentarle la idea de un trío o la relación de tres que él imaginaba, no era algo que _________ pudiese aceptar.

Quizás más adelante. Contaba con que más adelante sí. Su nueva esposa era aventurera, feroz, y curiosa como mil demonios .Pero su juventud la retraía, mientras que a otras mujeres les proporcionaba libertad. La experiencia pasada de _________ con los chismorreos, y la destrucción que quedó como consecuencia, no dejaban margen para los juegos sexuales ni para el eventual lazo que Harry quería ver consolidado entre ella, zayn y él mismo.

Hasta que su esposa no estuviese más afianzada, hasta que la madurez le proporcionase las agallas que necesitaba para superar sus temores, eso no iba a suceder. Eso no significaba que Harry fuera a olvidarse de aquello, sino solo que, por el momento, sus planes deberían esperar.

Mudarse con ________ de regreso al pueblo natal de Harry sería de gran ayuda. Ella necesitaba entender cómo lidiar con los pequeños pueblos y el cotilleo. Un trío sexual no equivalía al infierno que había tenido que soportar de niña.
Sin embargo, hasta que pudiese comprender cómo manejar los chismorreos, las ansias de él y de zayn tendrían que esperar.

—No funciona así, Harry —dijo luego zayn, en un suspiro.—Puedo sacarlo adelante. —Confiaba en eso—. Si logré sacar adelante este empleo, puedo lograr cualquier cosa.

Zayn apretó los dientes, y durante un momento, un crudo y furioso dolor e impaciencia brillaron en las oscuras profundidades de sus ojos antes de desaparecer, de ser aplacados, y el agente en quien se había convertido, regresó.



Última edición por alexia Styles horan el Sáb 27 Jul 2013, 4:57 pm, editado 1 vez
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Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT Empty Re: Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT

Mensaje por alexia Styles horan Sáb 27 Jul 2013, 4:03 pm

capitulo 1 /2

Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT Harry-and-Zayn-GIF-harry-styles-32600260-500-248


—Harry, ¿has visto mi peine? —gritó _______ desde el baño; la voz se oía un poco aguda por la irritación y hervía a fuego lento por la impaciencia.

—Tengo el mío,_______ —le recordó en el mismo tono.

Salió del baño, desnuda como el día que vino al mundo, con gotas de agua aún chorreándole por los hombros, la masa de cabello oscuro despeinada sobre el rostro, y comenzó a buscar sobre el tocador, en el neceser, en las mesillas de noche.

Delicada y frágil. Esa era su esposa. Con veintiséis años, aún lo cautivaba, lo ponía más duro que mil demonios, y lo hacía pensar en hadas en una noche de fantasía. Una hada sensual y sexy hecha un emparedado entre dos cuerpos masculinos y brillando por la humedad.



Se sacudió la imagen de la mente. Sentía la frustración surgir en él al tiempo que se le debilitaba el poder de controlarse.

—Estaba allí ayer mismo —masculló mientras Harry se abrochaba el cinturón y consideraba desabrocharlo igual de rápido.

Si era lo suficientemente rápido, podría desvestirse, acostarla sobre la espalda y enterrarle el pene en el calor ceñido como un puño que tenía en la entrepierna.

Estaba aflojando el cinturón cuando la mirada de _______se posó en él.

—Ni siquiera lo pienses. —Los ojos de color almendra estaban aún oscuros por la persistente ira.



—¿Estoy aún en capilla, entonces? —Harry sonrió ampliamente mientras se ajustaba el cinto para luego sentarse en el borde de la cama y ponerse las curtidas botas de trabajo que utilizaba en la granja.

Tenía la tendencia de complacer a ________ cada vez que podía, pero debía admitirlo: había ocasiones en que se veía tentado de complacerle algo más que sus tretas femeninas.

El brillo de la confrontación y la rebeldía en los ojos de su mujer a menudo lo tentaban a dar rienda suelta a la dominancia que hasta ahora había logrado mantener bajo un estricto control.

—Como quieras tomarlo. —Se inclinó hacia adelante, con el delicioso y pequeño trasero apuntando hacia arriba mientras buscaba debajo de la cama.



—Continúa mostrándome el culo y te demostraré cuan poco tiempo durará mi estadía en la capilla.
Sentía que le debía esa última advertencia. Ella tenía buenas razones para estar un poco enfadada con él, después de todo. Dejar a una mujer plantada en una cena íntima en casa, con velas y todo, porque se había entretenido en una venta de caballos no era una buena idea. En especial cuando le había advertido que debía estar en casa a la hora.

Él no había olvidado la maldita cita. Su control estaba así de enclenque. No se había atrevido a presentarse a tiempo. Ella lo había esperado despierta, también. Vestida de seda roja escarlata, panties hasta los muslos, y tacones altos. Lo recibió en la puerta, le deseó buenas noches en un tono dulce como el azúcar, y luego se fue a la cama.
Había encontrado la cena en el horno. Las velas se habían consumido casi por completo. Era obvio que ella ya había cenado. Y él logró, una noche más, no mencionar las ansias que lo estaban partiéndolo en dos.



—Si me tocas el trasero, pierdes la mano —le informó mientras se erguía y recorría la habitación con la mirada con expresión confundida—. Era mi peine favorito, Harry

—¿Has mirado debajo del armario?

________ tenía tantas chucherías femeninas allí que él a veces se preguntaba cómo lograba encontrar algo.

—Por supuesto que sí. —Le lanzó una mirada con el ceño fruncido que le advirtió que él debería haberlo sabido.


Harry le contestó con una amplia sonrisa que bien podría servirle de advertencia; se estaba excitando de mil demonios al mirarla correr desnuda de aquí para allá. Iba a seducirla de todos modos. Ella podría protestar hasta que el infierno se congelara, pero ambos sabían que, después del primer beso, ella iba a flaquear. No cabía otra posibilidad.
Él lo sabía, ella lo sabía, y su pene lo sabía. Hizo una rápida retirada hacia el cuarto de baño al tiempo que Harry respiró en silencio, aliviado.

—¿Sabes? Deberías controlarte —le dijo ella, con lo que él recobró el aliento unos minutos más tarde cuando _______ salió del baño



.—El tiro es demasiado bajo, caramba.

Observó fijamente la vista de los adorables huesos de la cadera sobre la cintura de elástico de los pantalones cortos. Y la supuesta camiseta no era mucho mejor. Dejaba demasiado vientre expuesto, y mostraba el piercing que tenía en el ombligo, el cual lo había estado volviendo loco los pasados meses.

—Acostúmbrate, cariño —dijo ella, haciendo un mohín sarcástico con los labios—. ¿Te critico yo con las camisetas que se te ciñen sobre el pecho, o tu trasero en los vaqueros?

—Mis vaqueros no son tan bajos como para dejar ver mi pene, tampoco. A esos pantalones cortos no les alcanza la tela para mantenerte decente, ________.



Y mucho menos a él. Estaba casi jadeando ya. Estaba listo para follar y preparado para hacerlo en ese instante. Ella estaba tentando a un hombre hambriento. Y lo sabía.
Durante el último año, su ardiente esposa se había convertido en una fuerza sexual que no podía ser ignorada.

—Qué mala suerte. Estoy segura de que obtendrías mucha atención si así fuera. —Echó una mirada a la abultada entrepierna de su marido antes de volver a mirarlo a los ojos, con diversión centelleante—. Y te arrestarían también, de seguro, pero definitivamente sería algo interesante de ver.

—Cámbiate.

—Ni lo sueñes.



Deslizó los pies en un par de sandalias y se marchó tranquila dela habitación; el trasero se le retorcía en los malditos pantalones cortos ceñidos, mostrándoselo como un torero le muestra la capa roja a la bestia iracunda.
Ella había estado haciendo eso bastante, últimamente. Lo tentaba. Lo desafiaba. Empujaba los límites que él mismo le había permitido marcar cuando contrajeron matrimonio.

Una parte de él había observado la progresión con expectativa. Sabía lo que se avecinaba. Estaba cansada de esperar que él le diera un empujón a su sexualidad.
Era ella la que presionaba ahora. Empujaba sus propios límites y los de él. ¿Tenía pensado mostrarse en público de esa manera? Harry se puso la camisa con un movimiento brusco, abrochando los botones mientras recorría el pasillo y bajaba a la cocina con pasos fuertes.

—¿Adonde vas hoy? —le preguntó cuando se detuvo en el umbral de la puerta, mirando cómo ella servía el café.



—A ningún lugar, a menos que comiences a ordenarme que me cambie las prendas primero. Entonces, no sé. Podría ir
de compras ala calle Main, o si lo prefieres, vender mi cuerpo en las esquinas. —Ella parpadeó con fingida inocencia.

—¿Te crees muy lista, no es así?

—No empieces, Harry. —El ceño fruncido lo decía todo.

—Bien podrías perdonarme, _________ —le advirtió.

—¿Por qué habría de hacer algo tan *beep*? —le preguntó con incredulidad—. Es la tercera noche seguida que llegas tarde a casa de una venta o una reunión. Normalmente estoy en la cama durmiendo antes de que traspases la puerta principal. Si te hiciera algo así a ti, te daría un ataque.



—Te daría azotes en el trasero —dijo entre dientes.

—No me tientes, Styles. Todavía tengo el bate de béisbol. — Tensa, con los ojos entrecerrados, y ahora sumamente enfadada, lo enfrentó como una iracunda hada pequeña. Lo único que le faltaba eran unas diminutas alas de telaraña batiendo en la espalda para completar el efecto.

—¿Has encontrado el peine? —

Cambió de tema con rapidez. No se dejaría engañar, pero al menos se lo dejó pasar.

—No. —Enredó los dedos en el cabello; la pequeña mirada de confusión le inundó el rostro antes de girar de regreso a la cafetera y verterla—. Debo de haberlo cambiado de lugar sin darme cuenta.



Lo que no era algo que _______ haría. Pero, claro, la atmósfera entre ellos había estado un poco más que tirante últimamente. Él no debió haber llegado a casa tan tarde, sin importar cuánto esfuerzo hubiera estado haciendo para evitar mirarse al espejo. De hecho, tendría que hacerlo la mañana siguiente de todos modos. Y tampoco podía olvidar las ansias que le rugían en la mente. El peine perdido le molestaba, sin embargo. Su cabeza se negaba a olvidar el asunto.

—¿Has perdido alguna otra cosa?

—Ya no eres un agente del FBI, Harry —le recordó mientras cogía dos tazas de la alacena—. Ahora, eres un granjero y un criador de caballos y de ganado. ¿Lo recuerdas?

—¿Sabes lo que dicen, _____? ¿Puedes sacar a un hombre de la Agencia pero... —Se encogió de hombros.



—Pues bien, no agente. —Abrió la puerta del refrigerador y tomó los huevos, la manteca, y el tocino—. Simplemente cambié el peine de lugar sin darme cuenta. Eso es todo. Pronto lo encontraré.


«Quizás está exagerando un poco», pensó Harry, pero había algo extraño. _______ no perdía las cosas. Teniendo en
cuenta todas las chucherías femeninas que tenía, era tan organizada que en ocasiones lo exasperaba.

—He estado un poco distraída últimamente —admitió finalmente—. Se me ha hecho largo este mes .



Harry notó el tono de censura en la voz de su esposa y sintió un poco de culpa. La culpa no era un sentimiento que le agradase tener en su matrimonio. Significaba que le estaba fallando. Que la había herido, y lo último que quería hacer era herir a _________.

Maldición, había dicho que se podía sacar a un hombre de la Agencia, pero esto no tenía nada que ver con su trabajo en el FBI. Tenía que ver con su pasado sexual. Uno podía sacar a un hombre del club, pero el club aún vivía en él. Las necesidades estaban ahora comiéndolo vivo. Pero si no estaba equivocado, las de _________ también le devoraban a ella. Reprimir la dominancia que le anudaba las entrañas se estaba volviendo más y más difícil de lograr con el paso de los días. Refrenarlas ansias sexuales se le estaba haciendo imposible. Y le daba a su encantadora esposa la impresión de que su espalda estaba hecha especialmente para que ella caminara sobre él con sus delicados pies.



—Intentaré no volver a llegar tarde —prometió, observando cómo se le tensaba la espalda al colocar el tocino sobre el sartén.


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Última edición por alexia Styles horan el Sáb 27 Jul 2013, 4:55 pm, editado 1 vez
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Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT Empty Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT

Mensaje por alexia Styles horan Sáb 27 Jul 2013, 4:39 pm

capitulo 2/2




 



Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT 67847_556733457676639_352404160_n


—No importa. Simplemente me aseguraré de no hacer más planes para sorprenderte. 


Maldición; eso dolió. Harry hizo un gesto de dolor. A él le agradaban las sorpresas de su esposa. Cuando lo recibía vestida de seda, con los panties, y los tacones altos y con el suave perfume a almizcle y una fragancia floral que le hacía palpitar el pene y le provocaba dolor en las manos por las ansias de acariciarla. Si las sorpresas acababan, eso significaba que no habría más sexo salvaje sobre la mesita de café, el sofá, o la silla. Eso no le venía nada bien.


—Siempre podría sorprenderte yo, en cambio —sugirió él.


—Podrías. —Asintió con un movimiento de cabeza—. Podrías comenzar por decirme qué te ha mantenido tan entretenido como uno de tus sementales durante la temporada de reproducción.


Le devolvió la mirada tan rápido que él no pudo contener su reacción. Maldición, había estado fuera de la Agencia durante demasiado tiempo. Supo que ella le había visto el destello de culpa en los ojos, el mohín delator del rostro. La tensión en los labios.


—Ha sido un mes complicado, _______. —Esa era su historia e iba a mantenerla así. Por ahora. Hasta que tuviera la seguridad acerca de hacia dónde quería llegar ella con eso. 


Durante los últimos tres años, la había visto crecer en cuanto a su sexualidad y a su confianza. Él había corrido los límites necesarios para ayudarla a lidiar con el chismorreo y la gente de una comunidad en rápido crecimiento y la ayudó guiándola hacia los amigos que él sabía que cooperarían. Ahora, _______ estaba dando sus propios pasos. 


Durante el último año, había estado empujándose a sí misma y a él. Y parecía que estaba comenzando a intentar alcanzar un fin aún mayor.


El pene se le endureció dolorosamente al pensar en aquello; cada músculo de su cuerpo se tensó en preparación para eso.


—Como dije, me sorprendería. —Regresó su atención al tocino, pero los hombros estaban más erguidos, la espalda aún tensa.


La maldita camiseta sin mangas se le levantaba por detrás también, mostrando más piel. Piel que él podría haber estado besando en ese instante si no hubiese sido tan estúpido, si las pesadillas y los deseos no hubieran estado acechándolo en sueños e incrementando aún más la tensión que sentía. 


Una tensión que _______ estaba interpretando muy bien, obviamente. Y respondía a ella a medida que el matrimonio progresaba. Durante aquellos tres años, ella encontró un lugar en la estructura social que existía en Scotland Neck. Siendo una experta analista y programadora en informática independiente, se había inscripto en el Consejo Empresarial del pueblo. 


Formaba parte de varios proyectos de caridad y trabajaba varias horas a la semana como voluntaria en el asilo local para mujeres. Estaba prosperando allí. 


Los años que habían transcurrido bajo la sospecha de la malversación de fondos que su padre había hecho en la empresa contable de alta jerarquía de Washington D. C, y su subsiguiente encarcelamiento y muerte, comenzaban a ser olvidados lentamente. 


En la superficie, parecían tener un matrimonio perfecto. Y en muchos aspectos, lo era. Si no fuera por las ansias sexuales más oscuras que llenaban el alma de Harry, la tensión innatural que comenzaba a crecer entre ellos nunca habría estado allí.


—Café. —Había una nota de agradecimiento en la voz de ________ al tiempo que la máquina produjo un pitido para indicar que había acabado con el proceso de preparado—. Siéntate, Harry me pones nerviosa ahí de pie sin hacer nada. 


No estaba sin hacer nada, exactamente. Estaba intentando acercarse un poco mientras consideraba realizar un nuevo intento para meterse en los indecentes pantaloncillos .En cambio, hizo lo que ella había sugerido y se sentó a la mesa de la cocina mientras ________ cocinaba. Se le ocurrió que mientras estaba friendo el tocino podría resultar ser un mal momento para arriesgarse a enfadarla aún más. 


Solo freía tocino en sartenes de hierro negro, y si decidía utilizarla como arma, Harry estaría en serios problemas .Pero no podía evitar las ansias royéndole las entrañas, tampoco. Durante los pasados tres años, se había convertido en algo, en alguien, que no era. Y comenzaba a dejarle un extraño sabor deboca.


Siempre había sido un amante extremo. La sensualidad oscura que lo impulsaba siempre fue parte de su personalidad. Era una de las cosas que lo hacía ser un buen agente de investigaciones. Entendía la oscuridad, las sombras que podían llevar a un hombre a realizar actos extremos. Era una parte de sí mismo que escondía de ______. Y al esconderla de ella, había comenzado a volverse cauteloso de la prensa de la oscuridad en su mente.


—Creo que extrañas a tus amigos de Virginia —anunció ________ mientras ubicaba el desayuno sobre la mesa, obligando a Harry a echarle una mirada recelosa.


Enarcó una ceja, permitiendo que la expresión en el rostro le cambiara momentáneamente con las ansias comiéndole por dentro.


Estaba comenzando. Podía sentirlo en ese momento; estaba en el aire, tan pesado como el aroma a tocino friéndose y a café que le llegaba a la nariz.






El desafío había sido depositado sobre la mesa.


Finalmente. Durante años la había visto salir airosa de los chismorreos que comenzaron apenas aparecieron en el pueblo natal de Harry. Las viejas llamas amenazantes aguijoneándole. Las indirectas, las sonrisas de suficiencia, y las mentiras descaradas acerca de las actividades que Harry hacía cuando se marchaba habían dejado de preocuparla para pasar a divertirla.


Ahora, ella estaba pisando en un territorio que había dejado sin explorar cuando se escapó de Virginia, y confrontaba el miedo al pasado sexual de su marido. El miedo no era curiosidad. El brillo que le provocaba en la mirada le desplegaba un fuego por todo el cuerpo y por primera vez desde que se dio cuenta de lo que ella significaba para él, lo dejó libre en la expresión del rostro.


Los labios de ______ se abrieron casi con sorpresa, como si la arrogancia y la sensualidad en la mirada le hubiese resultado una conmoción. Y lo sería. Harry rara vez permitía más que una grieta en la fachada que le permitiese ver las sombras que lo atormentaban. Ella se aclaró la garganta con delicadeza.


—Tú sabes... las cosas que haces en el Club de Sinclair con tus amigotes.


Ella le devolvió la mirada con suprema inocencia. Los ojos de color almendra estaban brillantes y compasivos, con una expresión comprensiva. Como si estuviera hablando de un amigo del béisbol o una salida de muchachos al bar local. Pero él vio el calor que yacía en las sombras, quemando debajo de las emociones más anodinas.


—No había «cosas de amigotes» allí, ________.


—¿Lo extrañas? —Inclinó la cabeza a un lado, mirándolo con curiosidad.


—Tú sabes qué era el club —le recordó—. No extraño follarme a otras mujeres, si eso es lo que me estás preguntando. 


__________ lo mantenía más que satisfecho sexualmente. Sabía cómo provocarlo, cómo volverlo loco, y era sumamente aventurera. Más aventurera de lo que ella misma se daba cuenta


—Eso no era lo que te había preguntando, Harry. —Ella puso los ojos en blanco antes de bajar la mirada hacia el desayuno—. Olvídate que lo mencioné. 


Eso no iba a suceder.


—¿Por qué lo has mencionado, en primer lugar?


______ volvió a observarle la mirada reflexiva.


—Porque estás muy tenso. Tienes muy pocos amigos, y a pesar de las invitaciones que recibimos, nunca quieres relacionarte. No eras así en Virginia.


—Estoy ocupado, ______.


—Te estás escondiendo —le dijo—. Y nunca funciona ocultarse. Definitivamente no va a funcionar conmigo. ¿Extrañas los juegos sexuales de Virginia, Harry? ¿Ese es el problema?


Deseaba poder abofetearla. Deseaba poder ponerse de pie y marcharse a grandes. Deseaba poder evitarla.


Pero _______ estaba mirándolo fijamente con la expresión levemente asustada que había utilizado la primera vez que le preguntó sobre el club. Una cautela le inundaba los ojos, y él se sintió un estúpido. Un maldito. Como si le estuviese fallando. Empujándola. Para resguardarse de eso, le permitió ver que la mentira se avecinaba.


—No extraño ningún juego sexual. —La mentira no le vino fácil a los labios—. Ahora, toma tu desayuno.


La curiosidad ardió en los ojos de ________ en ese momento. Él la estaba desafiando, incluso si ella se daba cuenta o no


.—¿Cómo era? —preguntó, mientras él enterraba el tenedor en los huevos revueltos en el plato y luchaba contra la expectativa que se estaba gestando en su interior.


—¿Cómo era el qué? —Las palabras casi lo ahogan.


—¿Compartir una mujer con Zayn Malik? ¿Nunca te daban celos, Harry?


Hija de perra. ¡Se iba a correr en los calzones!


Si no hubiese estado mirándolo por su reacción, quizás no habría visto la expresión que destelló por un segundo en el rostro de Harry. Era oscura, carnal, excitante. Lentamente levantó la vista del plato un segundo después, con la expresión más suavizada, pero los ojos... los ojos eran como nubes de tormenta ahora, bullendo con peligrosas corrientes subyacentes.


Pudo ver la reacción en él y la sintió en ella misma. Pudo ver el repentino cambio en las ansias en la mirada mientras lo observaba, la tensión en el cuerpo, la manera en que azotaba el aire y le lamía la piel. En tres años de matrimonio, rara vez había visto esa mirada en el rostro de Harry, y casi, casi la asustaba. Le habría inquietado más si su propia excitación no hubiese aplacado su temor. 


Tuvo que esforzarse para controlar la respiración, para controlar su respuesta para con él. Para con el pensamiento del acto prohibido. Había sospechado que él extrañaba el club y los actos sexuales que llevaba adelante allí con Zayn Malik. Brusca, lindando con peligrosa, la sexualidad de Zayn que atraía a todas las mujeres que ella conocía. Incluso ella misma, en algún momento. Hasta que conoció a Harry.


El pensar en esos actos la había aterrorizado cuando apenas conocía a su marido, pero algo más fuerte, algo más oscuro le había atraído de él, la había hecho amarlo. Creyó que había reprimido los negligentes impulsos años antes de conocer a Harry. Sin embargo, durante el pasado año o más, ________ había notado que la curiosidad la estaba devorando. Harry nunca mencionaba su pasado sexual con Zayn ni el club. Nunca se refería a él, nunca sugería volver a Virginia de visita. Pero esa oscuridad sexual que, al principio, le había atraído de él creció en Harry, espoleando la suya propia.


_________ necesitaba saber qué le había atraído a él de aquello. Por qué lo había hecho. Por razones que ni ella entendía, ese pasado le estaba ahora atormentando los sueños y las fantasías


.—¿Por qué quieres saberlo, ________? —El tono de voz de Harry era un terciopelo rasposo, áspero, con la promesa de una caricia oscura debajo.


Le acarició la piel, le recordó que ella había pasado días sin sentir su posesión.


¿Por qué quería saberlo? Porque la estaba matando por dentro. Porque en esos tres años, había crecido en su mente como la confianza creció en su propia sexualidad. Al principio, había estado teñida con miedo. El saber de los chismorreos que podría haber, delos susurros y rumores destructivos que se podrían generar. 


Pero al encontrar su lugar en la ciudad natal de Harry, verlo crecer durante los pasados tres años, incluso al crecer ella misma, había comenzado a preguntárselo.


¿Por qué lo hacía? ¿Lo extrañaba? ¿Era esa la causa por la cual la tensión dentro de él, la oscuridad que le brillaba en la mirada, habían crecido también?


Se encogió de hombros, incómoda.


—Nunca lo hemos discutido. Hemos conversado de todo acerca de nuestras vidas, menos de eso.


Y era verdad. Ella había discutido con Harry cosas que nunca antes había hablado con nadie. El horror de enfrentar la realidad de que su padre había malversado dinero de la compañía para la que trabajaba. El temor cuando perdió su casa, cuando su padre fue encarcelado y cuando su madre se suicidó. Harry sabía todo de ella, pero había aún mucho de él que ella no conocía.


—No vale la pena hablar de eso. —Regresó la atención al desayuno al tiempo que _______ lo observaba detenidamente. Él se estaba escondiendo, y eso solo le picaba la curiosidad.


—Eso no me dice por qué lo hiciste, Harry. —Continuó insistiendo en la cuestión incluso cuando el tono de voz de su marido le advirtió que era un tema que no quería discutir. Estaba evitando el asunto de la misma manera que evitaba otros temas cuando se trataban de explicaciones acerca de las oscuras y ensombrecidas partes de su alma. Contraer matrimonio con Harry había venido con una carga a cuestas. 


Era un macho dominante con «D» mayúscula, irritante, orgulloso, arrogante y descarado. Harry no hacía nada a medias y no ofrecía ni una maldita explicación de nada. Evitaba tratar los temas que no quería discutir, y cuando ella presionaba, lo más probable era que terminaran en la cama donde no podía recordar la cuestión por la cual estaban discutiendo, como ni siquiera podía recordar su propio nombre, cuando él comenzaba a tocarla. 


Él desafiaba su independencia con su arrogancia, y el compromiso no le había resultado fácil a Harry. Ella tenía la impresión de que una vez que hubiese abierto la puerta que él estaba advirtiéndole que debía permanecer cerrada, no habría forma devolver a cerrarla. Había partes de Harry tan inmersas en sombras en su interior, que ella se preguntaba si era tan cauteloso con ellas como _______ misma sabía que debía serlo. Estaba cansada de la cautela. Estaba cansada de sentir que una parte de su esposo permanecía oculta. Que le faltaba una parte de su propia vida cuando él se volvía taciturno y oscuro.


Estaba cansada de tener más miedo a perderlo que a conocerlo. Ese había sido el error que cometió cuando se casaron. En aquel momento, sabía que era demasiado pronto para convertirla en una relación permanente. Sabía que había demasiado de Harry que no conocía, y ahora había llegado el momento de descubrirlo. Era hora de conocer al hombre con el cual había contraído matrimonio, incluso aunque él no quisiera que ella lo conociese. El tenedor de Harry repiqueteó contra el plato cuando apoyó los brazos cuidadosamente sobre la mesa y la observó con detenimiento, los ojos grises bullendo como nubes de tormenta.


—Porque estaba caliente —contestó él.


— ¿Estabas caliente, y entonces compartiste tus mujeres con otros hombres? —Ella levantó la taza de café y bebió como si no tuviera el pulso acelerado, como si de repente no se hubiera puesto nerviosa de mil demonios, y no estuviera tan excitada que pudiese sentir los fluidos calentando los pliegues de su vagina.


—Eso lo resume todo —gruñó él.


—Entonces, las mujeres que compartían, ¿no eran tus amantes en especial? ¿Simplemente eran las mujeres de otros? 


Los ojos de Harry se oscurecieron. En los tres años y medio que habían estado casados, ________ nunca había visto tantas emociones contradictorias destellando en la mirada de su marido. Ira, irritación, añoranza... y excitación. Le daba un poco de miedo y le resultaba mucho más difícil aceptar las sospechas que habían estado gestándose dentro de ________ durante meses. O simplemente lo había visto en los pasados meses, al final. Sabía que podía sentirlo. De la misma manera que durante los pasados tres años el matrimonio había madurado, también había crecido la vaga inquietud. 


Un sentimiento que no solo había notado en ella misma, sino también en Harry. ¿Qué estaba sucediéndole? Presionar a Harry de esa manera nunca era una buena idea. La mayor parte del tiempo era indulgente, pero una vez que su dominancia aparecía, ésta solo parecía presionar la parte de ella que deseaba más y más en la relación sexual entre ellos.


—A veces eran mis mujeres —admitió él, bajando el tono de voz, volviéndose áspera en los bordes, más y más áspera—. A veces, ni me interesaban, _______. A veces, me interesaban mucho. Cuanto más me interesaban, más lo disfrutaba.


El estaba presionándola a ella ahora, desafiándola. En ese segundo, _______ notó que había cometido un peligroso error de juicio en cuanto a su esposo. Había tenido la sospecha que él extrañaba a sus amigos, a sus juegos sexuales, que una parte de él deseaba que estuviesen de regreso en Virginia. Pero ahora sabía que él lo había estado esperando a sabiendas de que eso se aproximaba. Ahora, ella había puesto el asunto sobre la mesa. 


Había roto los límites que ella misma había impuesto, y conocía a su marido, puesto que cualquiera que fuese la razón que él tenía para contenerse, ahora había desaparecido. Harry podía ser sorprendentemente despiadado. Vivía bajo sus propias reglas, y durante los pasados tres años y medio, ellos habían aprendido a adaptarse, a llegar a un mutuo acuerdo, y a mantener su matrimonio vivo y creciendo. Pero ella siempre supo que él estaba ocultando algo. Lo sabía y lo temía.


—Pero tú no las amabas —dijo ella con esperanza—. No como me amas a mí.


Mac curvó los labios.


—Nunca he amado a nada ni a nadie como te amo a ti, _______—admitió él—. Tú lo sabes.


—¿Entonces no extrañas a tus amigos? ¿No extrañas el club?


La mirada de Harry titiló con excitación y expectativa.


—Eso no es lo que he dicho. Eso es lo que has dicho tú. Y déjame advertirte algo, amorcito: si no quieres despertar al monstruo, no lo provoques. Y en este momento estás haciéndolo, definitivamente.


________ sintió que separaba los labios para contestar, que tenía la boca seca; sintió la tensión que brillaba en el aire espesarse de repente, casi ahogándola con las densas corrientes subyacentes que súbitamente azotaron el éter. Podía verlo en el rostro de Harry ahora, en sus ojos, un deseo que mantenía con correa, una fantasía, unas ansias, quizás una necesidad, que ella no podría haber anticipado por completo. Luego, casi tan rápido como apareció, se fue. Él tomó el tenedor, continuó comiendo, y dejó el tema de lado mientras _______ comenzaba a luchar contra lo que implicaba el silencio de su marido.


—Deja de preocuparte, _______—dijo él, con una voz aún demasiado oscura, demasiado áspera, momentos después—. Mi pertenencia al club de Virginia no va a seguirnos hasta aquí. Nadie sabía con certeza a qué se dedicaba el Club de Sinclair.


—No me importan las malditas habladurías o cómo nos ha seguido hasta aquí, Harry. Me interesa el hecho de que estás negándote a hablar de eso cuando sé que es eso en lo que estás pensando, caramba.


No le importaba un comino lo que la gente pensara. 


El chismorreo había dejado de afectarle unos seis meses después de haberse mudado allí y de darse cuenta de que Caroline Flack, una figura destacada del condado, intentaba hacerle la vida imposible. Porque _____ tenía a Harry & ella no. 


Caroline nunca había olvidado que Harry la había rechazado .Era infantil y estúpido. _______ había aprendido del mejor exactamente cómo aminorar el chismorreo. No la perturbaba en absoluto si alguien pensaba o no que ella estaba involucrada en uno de los muchos tríos en ese maldito condado.


El hecho de que los labios de Harry se habían afinado con advertencia sí la perturbaba. La enojaba que él continuara ignorando el asunto.


—No era una casa de putas, _______. Simplemente era un club de caballeros. Un lugar para relajarse, compartir un trago, y distenderse.


—Y encontrar un amigo para compartir una mujer —insertó ella.


—Ese era un beneficio agregado. —La tensa y controlada curva en los labios de Harry refrenaba la sensualidad voluptuosa que podía colmarlos—. Ahora tengo que ir a trabajar. Aunque tengo que hacer un viaje al pueblo más tarde. ¿Necesitas algo?


—Solo respuestas —suspiró ella—. Necesitamos conversar más acerca de eso, Harry.


—Conversar sobre esto es lo peor que podemos hacer en este momento —le dijo—. Lo que necesitas hacer es dejar el tema de encaja. Olvídate, ______, como lo has hecho antes de mudarnos aquí. No combina con nuestra vida ni con lo que tenemos aquí. Eso es todo lo que importa. 


Ah, sí. Ella iba a obedecerle como una niña buena.


Dicho esto, terminó el café y se levantó de la mesa antes de inclinarse para plantar un beso suave sobre la mejilla de su esposa y caminar hacia la puerta trasera


.—Te amo, ________ —dijo tras ella.


—Te amo, Harry. —le contestó ella con las mismas palabras y la misma emoción.


—Estaré por aquí para el almuerzo si te tomaras un descanso, entonces —le dijo—. Hablamos luego.


Hablarían de cualquier cosa, menos de lo que ella podía sentir latiendo en el aire en ese momento.


Cuando él se marchó, _______ apretó los dientes con frustración. Cuando escuchó los rumores de la historia sexual de Harry por primera vez, admitió que había sentido un miedo que casi acaba con la relación. Se había aterrado ante la oscuridad de tal acto, y la oscuridad en el hombre del cual se estaba enamorando. En ese momento era virgen. Insegura. Aún cautelosa de los chismorreos y cautelosa de la fuerza del deseo que sentía por Harry. Y la fuerza del interés que sentía por el mejor amigo y sabido tercero en las relaciones sexuales de él.


Había visto a Zayn por primera vez en una fiesta de la oficina. Unas semanas después, le había presentado a Harry. Él le había robado el corazón en cuestión de días. No sabía cómo manejar a Harry, y menos a otro hombre. Especialmente un hombre tan duro y tan oscuro como Zayn. 


Había dejado de ser aquella niñita asustada. Pero tampoco estaba segura de querer que la fantasía se volviese realidad. Lo que ella quería, lo que necesitaba, eran respuestas. Y la única persona que podía darle esas respuestas parecía no querer hablar. Observó la puerta trasera con la mirada fija y sintió cómo se le endurecía la resolución. Eso sí que era malo, caramba. Era su marido. Era su vida. Él podía hablar o podía lidiar con las consecuencias. A saber, ella no lo iba a dejar en paz hasta que lo hiciera joder.


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Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT Empty Re: Placeres Prohibidos ( HARRY , ZAYN Y TU ) +HOT

Mensaje por alexia Styles horan Sáb 27 Jul 2013, 7:48 pm

 capitulo 2 
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Harry no se presentó a almorzar.

Cuando _______ notó qué hora era, cerró el programa con el que estaba trabajando, se alejó del escritorio y caminó hacia las amplias puertas del patio que daban al corral en el fondo.

Él estaba allí, haciendo exactamente lo que ella sospechaba que estaría haciendo, jugueteando con el viejo tractor que había pertenecido al abuelo de Harry antes de morir. Con los hombros desnudos, el cuerpo humedecido por el sudor y los vaqueros caídos sobre las caderas mientras trabajaba.

Los tensos músculos se flexionaban debajo de la dorada piel, se ondulaban y le provocaban a ________ un picor en las manos por la necesidad de acariciarlos, de sentirlos moverse debajo de los dedos, tensionándose y flexionándose de placer por su tacto en lugar de estar en tensión por lo que fuera que estuviera pensando él ahora. Estaba pensando. Deliberando. Gestando una idea en la mente. 

Era eso lo que hacía cuando trabajaba con la vieja máquina agrícola. El grueso cabello castaño & ruloso le caía sobre la frente, un poco más desordenado de lo habitual, pero dándole un aspecto sensual y peligroso. El aspecto de un macho sin conquistar. Exactamente lo que él era. Un hombre que sería muy difícil de engañar y mucho más difícil de conseguir que revelase sus secretos, si no quería revelarlos. 

________ no tenía intenciones de olvidar el hecho de que su esposo había sido un agente encubierto del FBI antes de su renuncia .¿Cómo podría olvidarlo? Era una de las razones por las cuales el hombre con el que había contraído matrimonio era tal misterio para ella. Sabía cómo esconder sus secretos más íntimos y a la vez, amarla con una profundidad que la sorprendía. Había intentado convencerse a sí misma de que sabía todo lo que necesitaba saber del hombre con el que se había casado; que por supuesto, habría lugares oscuros en él, que él habría visto lo peor de la humanidad en muchos casos, y que eso marcaría su alma para siempre.

Sin embargo, a lo largo de los últimos tres años, __________ había comenzado a preguntarse si Harry no habría seguido una carrera donde trataba con algo que ya comprendía de antes. Algo que le había dado la chance de presentarle batalla a los demonios del pasado. Un pasado al que nunca podría regresar y que no podría cambiar. Y esto era lo que le había atraído de Harry con tanta fuerza. Esa era la razón por la cual ella no se había alejado de él a pesar de los chismorreos que rodeaban a su marido y a Zayn. Al igual que ella, Harry sabía lo que era sufrir, pero no se había cerrado a la posibilidad de amar. A diferencia de su amigo, Harry se aferraba a la vida y a las emociones.

Como ________, simplemente había estado esperando a la persona indicada para aferrarse por completo. Una suave sonrisa se dibujó en el rostro de ella al pensar en aquellas primeras semanas. Cuan cautelosa fue ella, tan insegura, intentando descifrar por qué él la deseaba cuando podría tener decenas de mujeres que habrían permitido a Zayn entrar en la relación con entusiasmo. Esas mujeres no lo habían conocido, sin embargo. Antes de que esa primera cena con él terminara, _________ conoció partes de él que sabía que ninguna otra mujer conocería jamás. Sabía que esa dominancia lexual en Harry no era un juego, era una parte de él.

Lo había percibido desde el principio. A medida que la relación se fue desarrollando, le comenzó a preocupar el hecho de que no pudiera olvidarse de los tríos sexuales, a pesar de que le había prometido, le había asegurado, que podía perfectamente vivir sin eso.

Ella lo sabía ahora. Podía vivir sin eso. Podía amar sin eso. Lo que no se había percatado de mencionar era que al dejarlo ir, eventualmente, él estaría negando no solo un deseo sino una parte de él mismo. Ese era el rasgo indefinido en Harry que casi la había espantado. Y durante esos primeros meses de matrimonio, se había preguntado por qué él insistió tanto en mudarse de regreso a su ciudad natal demasiado pronto. Era para alejarse del área de la tentación. Lejos del club, de sus amigos y de Zayn.

¿Había tenido la esperanza de no extrañar lo que nunca vería?¿Había sabido ella que este momento llegaría? Esa pregunta la había atormentado más a menudo durante el último año o dos. ¿Se había sentido atraída hacia Harry porque él personificaba todo lo que ella deseaba pero tenía miedo de alcanzar?¿Una libertad sexual y personal que había estado aprisionada en su interior? ¿Había permitido que Harry le robara el corazón porque sabía que él desafiaría algo más que solo su inteligencia ?Resopló con disgusto. Eso era insano. No quería un trío sexual. Le agradaba tener fantasías al respecto. Disfrutaba soñando despierta con ello. Pero la realidad del asunto le planteaba problemas en la mente que no podía resolver.

No era el chismorreo, sino las emociones y los sentimientos que no tenía por qué considerar. Si Zayn alguna vez regresaba a sus vidas, sabía que quedaría hecha pedazos. Sabía que el pasado enamoramiento que sintió por él levantaría su horrible cabeza y arriesgaría todo lo que tenía con el hombre que era el dueño de su alma. No podía permitirlo.

Pero eso no significaba que Harry pudiese librarse de discutir ese asunto toda la vida. Cuanto más permaneciese entre ellos de ese modo, peor se volvería todo. Sentada en su oficina, __________ tenía una vista clara de la parte posterior de la granja. El alto y rojo granero con bordes blancos rodeado de cercas blancas y de una hierba verde, verdísima. Y moviéndose frente a las amplias puertas dobles del granero estaba su esposo. Trabajando una vez más en el tractor que era más viejo que la humedad y mucho menos útil. Tenía tractores nuevos, pero trabajaba continuamente en ese, jugueteando con él cuando estaba preocupado o pensando en algo.

Había estado jugueteando mucho con la máquina últimamente .Mucho más que a menudo. _______ se reclinó sobre la ventana, entrecerrando los ojos contrala luz del sol que ingresaba a la habitación, cayendo en la cuenta de que su esposo estaba jugueteando con el tractor en lugar de hablar con ella.

Solía hablar con ella. 

Ya no hablaba, y ella se estaba cansando.

Cruzó los brazos sobre el pecho, tamborileó los dedos sobre el brazo y fulminó a su esposo con la mirada. Había llegado a casa tarde tres noches, mucho después de que ella se hubiera acostado. ¿Y antes de eso? Antes de eso, el sexo había sido apresurado. Rapiditos. En la ducha, o después. Mientras él lo controlaba. Era algo que ella había notado considerablemente. Solo la había tocado cuando tenía completo control de sí mismo y de su sexualidad.

_________ deseaba a su esposo completo. En especial, deseaba las partes de él que Harry creía que debía ocultarle .La sexualidad. Porque la sexualidad estaba muy ligada a lo que él era. 

Gracias a la información que tenía de los trabajos de investigación de su marido, sabía que muchos de los casos en los que trabajó involucraban crímenes sexuales.

Los pervertidos sexuales eran su especialidad. ¿Ese talento se había desarrollado gracias a que los comprendía desde antes de comenzar a trabajar en la Agencia? ¿Había influido algo más en su propia sexualidad aparte de un apetito sexual excesivo? Las preguntas la estaban volviendo loca. Como también las sospechas y los temores de que eso acabaría afectando al matrimonio de maneras que no podría ser reparado luego. Inspiró profundamente, se irguió separándose del marco de la puerta del patio e ingresó en el calor de la tarde de verano, dirigiéndose al granero y hacia su esposo.

Los peones tenían el día libre; Harry normalmente no trabajaba los domingos todo el día. Sin embargo, todo indicaba que tenía intenciones de dedicarse al viejo tractor ese día. Esa máquina era su psicólogo, como ella solía bromear. Había sido el terapeuta de su abuelo. De hecho, no fue puesto en marcha desde la muerte del viejo hacía ya veinte años. Pero Harry aún jugueteaba con él cuando necesitaba pensar. Se preguntaba si habría solucionado los problemas que le arrugaban el ceño una vez que hubiera acabado de reparar el tractor.

Sabía que él se había percatado de su proximidad al tiempo que ella avanzaba por el camino de grava hacia el granero. Los hombros desnudos estaban tensos ahora; el sudor brillaba sobre ellos bajo el sol de verano. Era un poderoso animal macho, y eso fue lo que ella vio cuando se detuvo frente al tractor y lo observó en silencio.

—¿Está listo el almuerzo? —La voz de Harry era oscura, meditabunda.

—Aún no. Quería saber si te agradaría venir conmigo y conversar un poco mientras lo preparo.

Se tensó aún más mientras se agachaba detrás de una gran rueda y hurgaba con algo allí.

—¿Por qué no me avisas cuando esté listo? —sugirió él—. Estoy bastante ocupado aquí. 

Ah, sí, claro. Ella podía notarlo. Estaba muy ocupado engrasándose las manos mientras toqueteaba e investigaba detrás dela rueda.

—Son solo unos emparedados —le contestó ella—. Quizás una ensalada. Unos pocos minutos como mucho.

El asintió con un movimiento de cabeza.

—Solo avísame cuando esté listo.

—No me parece.

El se tensionó aún más, quedó inmóvil ante la mirada de ________ para luego girar la cabeza lentamente y clavar los ojos en ella con una conciencia casi depredadora.

—¿Perdón? —La excesiva amabilidad en el tono de voz de su marido le aceleró los latidos del corazón, la sangre corrió con más fuerza y calor por las venas.

—Ya me has oído, Harry. Puedes venir a la casa conmigo mientras preparo el almuerzo o quedarte sin comer. Deseaba pasar más tiempo contigo. Es algo que te aseguras de evitar últimamente. Estoy cansada de eso.

Harry se movió, poniéndose de pie con una flexión de músculos gráciles y peligrosos que la obligó a dar un paso hacia atrás. De repente, su marido le recordaba más a un animal salvaje que se preparaba para atacar. Y él notó la reacción en ________. Entrecerró los ojos al tiempo que tomó un trapo desechado sobre el asiento del tractor y comenzó a limpiarse las manos engrasadas.

No ayudaba demasiado. Y la grasa no debería nunca, bajo ninguna circunstancia, ser sexy, pero las líneas de aceite en las manos y los brazos y un par de manchas sobre el pecho eran extremadamente excitantes .La tensión sexual era como una frazada sofocante sobre ellos en ese momento. Como si jamás se hubieran tocado antes, nunca hubieran intimado, como si de repente el poder de la expectativa fuera tan fuerte como lo fue el primer día en que lo conoció

.—Estás cansada —repitió él con suavidad—. ¿Cansada de qué, exactamente, _______?

Se le secaron los labios por los nervios. Se los humedeció con la lengua y casi se queda sin aliento cuando la mirada de Harry se posó un segundo sobre esa acción.

—Sabes a lo que me refiero, Harry. —De repente, pudo sentir la cantidad de piel que su atuendo revelaba. El hecho de que no llevaba sostén. De que no llevaba bragas.

—Pobre _______ —Arrojó el trapo viejo sobre el asiento del tractor y comenzó a avanzar hacia ella—. Quizás no deberías haber huido de mí en la habitación esta mañana.

—No conviertas esto en un asunto de sexo, Harry —le ordenó ella débilmente. Débil, porque se trataba de sexo. Se trataba de las ansias que parecían crecer entre ellos día tras día. De la necesidad de sus caricias, de sus besos, de su presencia misma. Y de la necesidad de la realidad y la fantasía de las ansias de su marido.

—Pero es acerca de sexo, _______ —murmuró él al tiempo que la agarró de las caderas, sin importarle el aceite que ella estaba segura le manchaba ahora la piel desnuda. La atrapó contra el frente del tractor, con la abultada erección debajo de los vaqueros presionándole el estómago al tiempo que ella echaba la cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos. Era muy alto, casi treinta centímetros más alto. Con su casi metro noventa y cinco, Harry parecía abrumar a todos los demás.

Especialmente a ella. ________ medía solo un metro sesenta y cinco, baja, y de huesos delicados. Siempre se había sentido alternativamente protegida e indefensa contra la altura y la fuerza de su marido.

—No se trata de sexo. —Ella intentó negar con la cabeza al tiempo que los labios de él descendieron hasta el cuello—.Simplemente deseaba conversar.

—Acerca de sexo. —Le rozó el cuello con los labios, luego con los dientes se lo raspó, causándole azotes de palpitaciones mientras luchaba para contener un gemido.

Había sido así desde el principio. Podía seducirla con nada más que la amenaza de un beso, la expectativa y la emoción de simplemente saber que estaba próximo a acariciarla. Y estaba haciendo eso ahora.

Ella se estremeció en el abrazo, sintiendo las manos de su esposo en la cadera, los dedos masajeándola sutilmente mientras le saboreaba la piel con los labios y la lengua. Estaban fuera, sin otra cosa que el tractor para ocultar sus cuerpos, al tiempo que ella sintió una mano moverse, deslizándose bajo la falda.

—Deberíamos ir a la casa —dijo ella jadeando; él ladeó la cabeza al tiempo que ella cerró los ojos. El mordisqueo en el cuello era destructivo. Era altamente sensible allí. Cada vez que los labios de Harry se movían sobre la suave piel, la debilitaba, le robaba la fortaleza de las piernas, y la dejaba luchando por mantenerse en pie.

—¿Por qué? —La pregunta de Harry la sorprendió.

—Cualquiera puede ver lo que estás haciendo.

—Estamos solo nosotros aquí. —La amplia mano le tomó un seno, el pulgar le acarició el duro pezón.

—Pero estamos fuera.

—Solos. Quítate la camisa para mí, _______. —Se reclinó hacia atrás, observándola con ojos tormentosos, con la mirada hambrienta. _______ le devolvió la mirada, sorprendida. No era la primera vez que tenían sexo en el exterior. Sí, lo habían hecho. Junto a la piscina. En el jacuzzi. Pero nunca así. En un espacio abierto, donde la desnudez podía ser vista si por casualidad uno de los peones decidía regresar.

—Tenemos una cama. —Ella río nerviosa. Lo prohibido siempre le resultaba atractivo. Había sido siempre así. La excitaba, la encendía, la hacía sentirse viva cuando Harry lo provocaba en ella. Desvestirse allí, a la luz del día, era prohibido. Arriesgarse a que los vieran, los observasen, mientras su esposo le acariciaba el cuerpo, era prohibido. Y mucho más excitante.

—¿Quién necesita una cama? —Bajó la cabeza, con la mirada fija en ella mientras acariciaba con la lengua los labios de repente hinchados—. Vamos,______, sé valiente conmigo.

Había algo diferente en él. No podía precisarlo, no podía entenderlo cuando las manos de él comenzaron a tironearla de la camisa hacia arriba.

—Vamos, déjame acariciar esos bonitos pezones con los labios mientras el sol calienta tus pechos. ¿Te agradaría eso, _______?

La voz de Harry era una aspereza aterciopelada. Era acosadora. Desafiante. Primitiva. Esa era la diferencia. Nunca antes le había mostrado ese lado de él, ni de esa manera. Como si la previa invasión en el centro oscuro y silencioso de Harry hubiera tentado al monstruo que él le advirtió no despertar.

Le excitaba.

_______ se retiró hacia atrás, tomó el dobladillo de la camisa, y se la quitó lentamente por la cabeza antes de arrojarla al suelo. La respuesta de Harry fue sorprendente. Durante un momento, una sorpresa inexpresiva le colmó el rostro; luego, se oscureció una vez más, se volvió salvajemente carnal. Los labios de Harry parecían estar más voluptuosos, los ojos más oscuros, los pómulos más pronunciados. Se veía dominante. Vigoroso.

—Hermoso. —Unas palmas callosas y calientes le tomaron los pechos, llevándoselos hacia los labios al tiempo que inclinaba la cabeza. 

La excitación surgió en ella como una ola regida por la marea, arrancándola de las amarras del autocontrol y arrojándola con fuerza hacia las lujurias oscurecidas que sentía como latigazos a su alrededor. Harry siempre era tierno con ella cuando le hacía el amor. Pero esto no era hacer el amor. Era posesión. Podía sentirla cuando él le raspaba el pezón con los dientes. Luego, lo cubrió con los labios, se lo llevó a la boca, al tiempo que comenzó a lamerlo con una succión caliente y vigorosa. Los pantaloncillos comenzaron a aflojarse mientras que ella lanzaba las manos hacia la cabellera de Harry para atraerlo más cerca. 

Harry le tomó un seno con una mano y desechó los pantaloncillos con la otra, dejándola desnuda bajo el calor del sol. Dejándola abierta ante el poderoso surgimiento de las ansias que le partían el cuerpo en, dos.

_________ nunca había sido tan valiente. Nunca sintió la necesidad y las ansias que sentía que le partían el cuerpo en ese momento. Había demasiado placer, demasiada pasión. Le azotaba la mente, sele hundía en los poros, y le soltaba las amarras del control que creía poseer. El placer era su recompensa, sin embargo. Un placer que Harry ahora solo le estaba mostrando. Un placer que provenía de liberar lo salvaje en ella en lugar de controlarlo. 

No había control allí. 

Ella se sacudió, se estremeció, al tiempo que él separó la cabeza del pezón solo para plantarle los labios sobre la boca mientras la levantaba contra su pecho. Los contornos ásperos por los vellos le rasparon los pezones y enviaron un grito hacia el beso mientras la lengua incitaba la de ella para la lucha. Rayos. Electricidad. Surgían puntos destructivos de explosiones que detonaban a lo largo de las terminaciones nerviosas al tiempo que la carne se volvía hipersensible. Entonces, la necesidad de repente comenzó a crecer y nada de lo que él hacía parecía ser suficiente. 

________ notó que las manos de su esposo estaban más ásperas de lo normal cuando la alzó junto a él. Supo que los besos le dejarían los labios hinchados durante mucho tiempo después de que hubiese acabado, pero no le importó. Lo necesitaba. Necesitaba los ásperos mordiscos, el firme agarre de las manos en el trasero. Necesitaba esta parte de él y no se había dado cuenta de ello hasta que la sintió .Hasta que la desató en ella misma.

—¿Estás húmeda, _______? —De repente, alejó los labios de ella, los llevó a la mandíbula, a la mejilla, hasta que acabó mordisqueándole la oreja—. ¿Estás lista para mí?

¿Lista? Podía sentir los jugos fluyendo, humedeciéndola, preparándola para mucho más.

—Déjame ver lo húmeda que estás, amorcito.

Ella esperaba que los dedos de su marido le rozaran la entrepierna. Esperaba que los dedos se introdujeran en los pliegues ocultos. No esperaba que los labios comenzaran a quemar un camino por el cuello, sobre el pecho, donde hizo una pausa para lamer, succionar, mordisquear la punta erecta con una fuerza tal que tuvo que arquearse en brazos de su marido; los gritos de _______ colmaron la tarde de verano mientras apretaba los muslos para aplacar el dolor que comenzaba a arderle allí. Las sensaciones le recorrían el cuerpo como azotes. El tirón de los labios de Harry en los senos se clavaba en el clítoris, en la vagina. Los espasmos se retorcían en su interior, recordándole con fuerza el placer que tendría cuando la tomase. No se detuvo en los pechos el tiempo suficiente. Incluso cuando los dedos de ella se aferraron a los cabellos para empujarlo de regreso allí, él ya se movía hacia abajo, con la lengua rozándole la parte superior del vientre, luego el abdomen, mientras se agachaba frente a ella.

—Hazza, alguien podría vernos —jadeó ella. Bajó la mirada hacia él, temblando cuando la tomaba de los muslos.

—Abre las piernas para mí, _______. Ahora. —El tono de voz no dejaba lugar a una negativa. La vigorosa aspereza de las ansias en la voz le provocó un gimoteo, incluso antes de separar los muslos.

El erotismo del momento la quemaba. De repente, estaba observando una parte de Harry que solo había logrado atisbar brevemente durante los pasados tres años. Las oscuras y dominantes ansias que él mantenía guardadas recelosamente. Y ella lo amaba. Lo amaba tanto que podía sentir el repentino fluir de jugos derramándose de su cuerpo.

—Dulce y húmeda —gruñó él mientras bajó la mirada hacia la carne cubierta de rizos entre los muslos—. ¿Sabes, __________? Si este dulce coño estuviese depilado, podrías sentir incluso la brisa susurrándote sobre el clítoris, acariciándote la piel. ¿No crees que sería agradable eso?

Sopló sobre el clítoris; incluso, la sensación de esa pequeña caricia la llevó a ________ a ponerse en puntillas de pie mientras luchaba por sostenerse de algo.

Algo para fortalecer las piernas. Una mano se aferró del parachoques del tractor, la otra se extendió y tomó la pequeña manija que abría la tapa del motor.

—Hermoso —susurró él—. Creo que estoy listo para el almuerzo ahora, ______, Pero no tendremos que ir a la casa para que lo coma.

El grito de ________ atravesó el granero cuando él le levantó una pierna con la mano y agachó la cabeza hasta la saturada carne entre los muslos. El la consumía. Labios, una invasiva lengua que lamía, la boca que succionaba. La devoró una y otra vez mientras se colgaba de la maquinaria tras ella, indefensa, y torcía la cadera en ángulo para proporcionarle a él un mejor acceso. Era bueno. Muy bueno. El calor del sol bañándole el cuerpo, el calor de la boca de consumiéndola. Estaba perdida en las sensaciones. En el placer. 

Perdida en la intensidad carnal más primordial que comenzaba a gestarse en ella. No tenía sentido. No era la primera vez que Harry le daba sexo oral. Pero la diferencia era en cómo lo hacía. La situación, el lugar, las ansias que estaba desatando en ella. Unos minutos después, pudo sentir la electricidad derramándosele por la espalda, el placer creciendo en el vientre.

La lengua temblaba a lo largo de la húmeda abertura, lamía y acariciaba, se movía cada vez más cerca hacia el hinchado botón del clítoris mientras » él rumbaba su placer entre dobleces sensibles. Ella estaba elevándose, corriendo hacia el orgasmo, y no podía luchar contra eso. Cuando le lamió alrededor del clítoris con la lengua, gritó pidiendo alivio. Rogó. Luego, Harry cubrió el tierno punto con los labios, y comenzó a acariciarlo con la lengua, a lamer con lengüetazos rápidos y destructivos hasta que ella se rompió en mil fragmentos de cegador éxtasis.

Era como un azote tras otro de placer agonizante mientras se acercaba con tensión, el dolor en el vientre no dejaba de acrecentarse. El alivio del clítoris era en general suficiente para saciarla necesidad desesperante, pero esta vez, solo la estimuló. Estaba muriéndose por más.

—No es suficiente —gritó con desesperación cuando él comenzó a erguirse ante ella—. Por favor, Harry. Necesito más.

—Siempre hay más, ________ —gruñó él—. ¿Cuánto más quieres, amorcito?

—Quiero todo. —Recostó la cabeza sobre el tractor al tiempo que las manos se aferraban con más fuerza a las manijas que había encontrado—. Ahora. Por favor. Ahora. 

Harry cubrió las manos de ella con las propias y las quitó de allí mientras la observaba fijo, implacable.

—Puedo ofrecerte todo lo que necesitas, amorcito. Todo. —Una mano grande le cubrió la nuca, llevándole los labios hasta el pecho—. Tómame ahora, _______. Muéstrame cuánto me necesitas.

Ella lo necesitaba. Lo necesitaba tanto que casi no podía respirar de las ansias que la desgarraban. Lo necesitaba tanto que antes de que ella misma pudiese anticipar lo que deseaba hacer, le hincó los dientes en el pesado músculo justo debajo de un plano y duro pezón. Harry se sacudió sorprendido al sentir el mordisco de ______. Era inesperada. Violentamente excitante. El pene se le sacudió en los vaqueros, tan duro, tan hinchado que sabía que sería imposible contenerse una vez que la pequeña y caliente boca bajara hasta allí. Pero él se contendría. Control. Controlarse a sí mismo, controlar el primer paso que le estaba permitiendo dar en la oscuridad de su lujuria era demasiado importante. 

Un movimiento en falso y ella podía echarse atrás, sintiendo de manera inconsciente las ansias depredadoras que acechaban justo debajo de la superficie. Las ansias que empujarían una y otra vez para conseguir más de la sostenida carnalidad, sensual y profunda, que él sabía que su esposa poseía.

—Dulce —gruñó él, acariciándole la cabeza con la palma de la mano mientras ella le lamía con la lengua sobre la pequeña marca que estaba seguro que le había dejado. Una marca que llevaría con orgullo—. Más, amorcito. Dame solo un poco más.

El mordisco fue más fuerte, centrado más abajo, al tiempo que un estremecimiento le sacudió la pequeña silueta y la malvada lengua lamió el pecho humedecido de sudor.

Las manos de ________ se movieron sin pausa del pecho hacia el cinturón, luchando por desabrocharlo cuando él inclinó la cabeza hacia atrás y dejó que el sol le calentara el rostro.

Ella le estaba quemando la carne, moviéndose hacia abajo, mordisqueándole la piel, lamiéndosela, mientras le quitaba los vaqueros y liberaba la pesada extensión del pene. Creyó que explotaría cuando ella le envolvió el hinchado miembro con los dedos de ambas manos. Creyó que terminaría sobre sus dedos en un orgasmo que le rasgaría el alma y le dejaría libre. El control se estaba haciendo polvo, se deshilachaba. Apretó los dientes y refrenó la necesidad de eyacular; se aferró con más fuerza a la corta cabellera de _______ para evitar que los labios de su esposa se acercasen a la latente cresta de su miembro.

—Harry —gimoteó ella con ansias. ¡Maldición! Le encantaba ese sonido en la voz. Ronco y suplicante, le acariciaba los sentidos como un oscuro terciopelo. Manteniéndola alejada, Harry le colocó las manos sobre sus muslos antes de aferrarse a la base del pene con una mano.

—Así. —Necesitaba que fuese así. 

Necesitaba controlarlo, acariciar las ansias que ella sentía por él e incrementarlas. Solo un poco más _______se aferró con las manos a la tela de los vaqueros que aún le cubrían los muslos mientras que Harry le sostenía la cabeza firme para la erecta cabeza del pene presionase contra los labios de ella. Instantáneamente, los abrió; la caliente y rosada lengua golpeando sobre él al tiempo que cerraba los ojos. Era muy sexy.

—Abre los ojos. Mírame mientras tomas mi pene, _______. No te escondas de mí. —La voz era áspera. El sabía que así era y no podía hacer nada para evitarlo. Ella abrió los párpados. La lengua jugueteó sobre la pequeña grieta en el pene, lamiendo el líquido pre-seminal que le humedecía allí, mientras gemía de placer.

—Buena chica. —Podía ver la cautela, las ansias creciendo en ella—. Ahora, lento y suave.

El se introdujo en la acalorada boca de su mujer, sintiendo cómo le envolvía con los labios mientras un placer eléctrico se le disparó por la columna vertebral y le chisporroteó en el cerebro. Maldición, era bueno. Muy caliente. Muy bueno. La boca bebiendo de la hinchada cabeza del pene, intentando meterlo más profundamente en ella mientras con la ardiente y pequeña lengua le lamía y le acariciaba al rededor. Se echó hacia atrás, ignorando los suaves quejidos de necesidad antes de volver a entrar, presionando más profundamente, sintiendo los músculos del estómago contraerse con violencia, mientras el placer le quemaba a lo largo de cada tenso tendón y hueso. 

Maldición. No duraría mucho a ese paso. Hundirse dentro de la boca de ella muy lenta y suavemente, sentir que le llegaba hasta casi la garganta, succionándolo, gimiendo pequeños gritos que le vibraban sobre la carne. 

_______ empujó los vaqueros hacia abajo con movimientos bruscos, permitiendo que los dedos se le deslizaran entre los muslos de su esposo hacia el apretado saco debajo del pene

Basta. —Se echó hacia atrás, obligándola a soltar el miembro

—. Pon las manos sobre mis piernas, _______

Un destello de sorpresa brilló en los ojos de color almendra.

—Sujétate de mis muslos, amorcito.

________ llevó las manos a las piernas de él lentamente, pero la mirada titiló con indecisión.

—A veces es mejor dejar tranquilos a los animales durmientes—le susurró, casi arrepintiéndose por lo que él sabía que ella estaba viendo en su rostro por primera vez—. ¿Puedes hacerlo, ________?

Era un desafío. Desafiarlo nunca era una buena idea, porque lo más probable era que ella aceptase el desafío y fuera tras él. La expresión de _________ destelló brevemente antes de que una pequeña sonrisa se le dibujara en el rostro.

—Haz lo peor —lo desafió ella como respuesta.

Dios santo, no tenía idea de lo que lo estaba desafiando a hacer. ¿Creía que el desafío acabaría allí? ¿En el granero? Presionó contra los labios de seda una vez más, sintiendo cómo le envolvían la carne mientras observaba. 

Echándose hacia atrás, empujando hacia adentro, la erección le brillaba por la humedad de la boca. Podía sentir los músculos tensándose por el esfuerzo de contenerse. Sentía el sudor corriéndole por la espalda mientras se follaba la boca de su mujer, se deslizaba hacia adentro y fuera, sintiendo la lengua ciñéndose a él, sintiéndola volverse más y más salvaje al darse cuenta de que él no tenía intenciones de darle su alivio de esa manera. 

Él quería verla salvaje. Quería que volara. Tan desesperada estaba que la estaba partiendo en dos. Se negaba a obedecer la simple orden de mantener las manos en los muslos. En pocos minutos, ella estuvo allí. Los dulces sonidos de la boca succionando lo estaban volviendo loco al tiempo que sintió los dedos temblorosos de su mujer sacudirse entre los muslos. Volvió a retirarse, deslizándose fuera de la boca antes de que lo buscase. Aferró las manos a la cabellera de ella con más fuerza y le empujó hacia atrás mientras que con la otra mano la agarró de las muñecas y las sostuvo con fuerza sobre la cabeza . Luego, le dio más. Empujó más allá de los labios hasta que supo que una zambullida más en el calor líquido lo haría perder el control.

—Basta. —La voz era un gruñido áspero, a pesar de sus esfuerzos por aplacarlo. La obligó a ponerse de pie y la sostuvo cuando ella se tambaleó, le rodeó la cadera con el brazo y la levantó. 

Ella le envolvió la cintura con las piernas instantáneamente y el pene encontró el refugio que se moría por hallar. Si creyó que la boca había estado caliente, la vagina entonces era lava pura. No pudo contener el crudo grito que se le derramó de los labios cuando la cresta de la erección se acunó en los pliegues resbaladizos de miel y presionó hacia adelante. Maldición, ella estaba ceñida. Ceñida y dulce, el suave tejido dentro del sexo de ella se flexionaba y ondulaba a su alrededor al tiempo que empezó a empujar con su carne en su interior.

Estirándose para acomodarse a él, volviéndose más y más caliente, húmedo con cada caricia, hasta que él estuvo completamente ubicado allí. Los testículos se le contrajeron al sentir la vagina ondulándose sobre el pene. La necesidad de penetrarla con fuerza lo estaba volviendo loco. Pero eso... eso era bueno.

—Estás ceñida, _______. —La apretó con más fuerza mientras giraba hasta colocarla para poder presionarla contra el costado del tractor, sujetándola con energía mientras el miembro se adentraba en ella con sacudidas—. Más ceñida que nunca.

____________ inclinó la cabeza hacia atrás y abrió los ojos. Tenía una mirada salvaje. Casi tan salvaje como los desesperados intentos de moverse contra él mientras la mantenía firme.

—Harry, por favor... —La voz era cruda y grave con agitada excitación ahora. 

El rara vez le retrasaba el orgasmo. Había sentido el salvajismo en ella desde el principio, el centro oculto de su sensualidad que un día se chocaría de frente con sus oscuros deseos. Eso era lo que había esperado durante más de tres años. Las ansias que ahora veía en sus ojos, que sentía en su coño. Las necesidades subiendo a la superficie, desafiadas por su recelo, por su rechazo a satisfacerlas lo suficiente como para mantenerlas a raya. Esa era la mujer que él había creído que podía ser. Se movió, echándola hacia atrás antes de hundirse una vez más en el canal ceñido como un puño, glorificándose con el grito de placer que ella dio y la flexión de la vagina.

—¿Es esto lo que quieres, amorcito? —Volvió a moverse, con más fuerza, presionando más profundo al tiempo que ella dio una sacudida con la cabeza y el sudor le cayó por el rostro. Ah, sí. Esto era lo que ella quería. Estaba jadeando, gritos ahogados se le caían de los labios mientras luchaba contra él.

—Fíjate dónde estás, ________ —le dijo entonces—. Al aire libre, Cualquiera nos puede ver. ¿Debemos detenernos ahora?

Ella negó con un movimiento de cabeza, flexionó las caderas y apretó los muslos contra él.

—¿Sabes lo que verían? —gruñó él, inclinándose para mordisquearle los labios—. Verían perfección. La miel más dulce del mundo bañando mis pelotas.

Él podía sentirla, como un lavado de seda cremosa y líquida que le contraía los testículos aún más.

—Harry. —Una vacilación erótica le inundaba la voz incluso cuando los jugos se le volvieron más densos, más sedosos. Como si al pensar que alguien pudiese verlos le llenara el cuerpo de inquietud y de excitación. Él se flexionó en ella una vez más, masajeándole el fondo de la vagina, sintiendo cómo se ceñía a su alrededor al tiempo que le clavaba las uñas en los hombros, enterrándolas con un dolor sensual mientras él sentía que perdía el control. Apretó las nalgas de _____, sujetándola con fuerza al comenzara moverse, zambulléndose en ella con movimientos duros y profundos de la cadera. El placer era tan intenso que casi lindaba con el dolor. El agarre de los músculos más dulces del mundo se tensaban al sentir él que la vagina comenzaba a convulsionar.

Los gritos de_______ le colmaron los oídos, los sentidos, y desataron su propio orgasmo. Bombeando en ella, cada chorro de semen era seguido de un duro puñetazo de éxtasis. Estimulante. Satisfactorio. Por primera vez desde que había comenzado a dormir con ella, Harry sintió el duro y apretado nudo de lujuria en sus entrañas aflojarse ligeramente mientras la llenaba con el orgasmo. Ella era como una fruta prohibida. Tentadora. Dulce. Inocente. Incorrupta. Tan dulcemente incorrupta que la inocencia le brillaba en los ojos como un faro de pureza. Era una de las cosas que amaba de ella. Una de las cosas por las que la oscura sensualidad en él ardía en respuesta.

En ese momento, mientras la sostenía muy cerca de él , escuchando los salvajes gritos aplacarse, Harry supo que corromperla estaba subiendo, cada vez más alto, en su lista de prioridades.
alexia Styles horan
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Mensaje por alexia Styles horan Sáb 27 Jul 2013, 9:21 pm

comenten porfavor niñas :( 


mi asistente marcel y tu

alexia Styles horan
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Mensaje por Barby_Directioner Lun 26 Ago 2013, 1:22 pm

Holaaaaa!!!
Me llamo Bárbara, podes decirme Barby ;)
OMG! Te juro que me encantó! Me encantaría que la siguieras si si por favor!!! Quiero saber cómo sigue, por fa!!! :D
Besotes linda!:cherry: 
Barby_Directioner
Barby_Directioner


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Mensaje por chiquitina_14 Lun 26 Ago 2013, 8:28 pm

hola nueva lectora dime scar me encanto seguirla
chiquitina_14
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Mensaje por Milu Acosta Malik Bieber Lun 02 Sep 2013, 5:56 am

Holaaa nueva fiel lectora
Amo tu nove me encanta
Me llamo Milagros podes decirme Milu o Miluchis eapero q nos llevemos muy bien
Seguila linda

Milu xx
Milu Acosta Malik Bieber
Milu Acosta Malik Bieber


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Mensaje por SoolPayne Vie 11 Oct 2013, 11:50 pm

Nueva lectora , esta novela esta re genial Siguelaaa
SoolPayne
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Mensaje por LexMe_1D.LM Dom 23 Feb 2014, 12:51 pm

Ooooooooooh eso fue......FUERTE JAJAJAJA, SOY MICA NUEVA LECTORA YEAAAAAAAAAAH , SOY DIRECTION Y MIXER JAJAJA ESTUVO BUENISIMO EL CAP , BAY BESHITOS !!!!!!!!!!! :D
LexMe_1D.LM
LexMe_1D.LM


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