Enemigos Extraños [Logan Lerman]

La lluvia había empezado a caer en pequeñas raciones ese día, que luego se volvieron intensas. Logan corrió para refugiarse y Summer lo siguió desde atrás, ya que había decidido que también era el momento de contarle todo lo que ocurría con ella y su corazón.
— Logan ¡Logan!—exclamó resbalando, pero Logan la agarró por los brazos y la estiró bajo techo. Ella levantó la mirada un poco sonrojada y dijo con timidez—: Gracias.
— Ten cuidado—la soltó sin más y ella lo agarró por el codo cuando estaba por irse—. ¿ahora qué? Summer, tengo que prepararme para el discurso.
— Tengo algo muy importante que decirte.
— Rápido—dijo y volteó completamente. Ambos se miraron de frente, sin vergüenza y con aire desafiante. Pero Summer estaba temblando. Logan lo notó y le apartó un mechón de cabello mojado que tenía en la cara, lo que hizo que ella se pusiera aun más nerviosa.
— Es muy complicado…
— No me vas a decir que estas enamorada de mi ¿verdad?
Aquello le había tomado completamente desprevenida. Abrió sus ojos con sorpresa, sin creer lo que escuchaba y sin saber que responder.
— ¿A dónde fue la Summer tan directa que conozco? ¿Por qué no vas al grano? No entiendo como este es tu tercer intento y aun así te acobardas cuando todo simplemente ya puede llevarse a cabo.
— De acuerdo. Estoy enamorada de ti. Perdida, horripilante y exageradamente enamorada de ti.
— No es por nada, Summer. Pero entre nosotros, nada ¿capisci?
El volteó dejándola con las palabras en la boca, y las lágrimas cayendo lentamente por sus ojos.
Luego de secarse el rostro y limpiarse por completo, Summer entró junto con todos en la fila gigante del salón y se sentaron en los respectivos lugares. La gente alrededor hablaba, pero Summer no podía dejar de ver todo en cámara lenta, no podía dejar de escuchar más que la voz que sonaba a través de los parlantes gracias a los micrófonos.
Los títulos seguían y seguían siendo entregados, hasta que finalmente dijeron ese nombre.
— Logan Lerman.
Una multitud de gente se levantó a ovacionar al genio, y mejor atleta de aquella promoción. Summer en cambio no podía respirar porque sentía un agujero en el pecho que le hacía darse cuenta que desde el principio podía haber sido amable con él, y las cosas hubieran resultado diferentes.
— Hace unos 6 años, conocí la verdadera amistad y felicidad. Recuerdo que estuve tres años antes de que ellos me notaran, pero valió la pena la espera. Esos cuatro amigos tan importantes para mí se llaman Eric, Brenda, Nathan y Jennifer.
Summer al no escuchar su nombre, soltó unas lágrimas en silencio y se levantó sin más, para salir sin que nadie lo notara.
— Y la que está yendo ahora hacia la salida—dijo apuntando a Summer—. Es la persona más molesta que he conocido en mi vida—Summer volteó a mirarlo y vio que miles de personas clavaban su mirada en ella. Se secó las lágrimas con el puño y siguió mirando a Logan—. Les aseguro que conocí a mucha gente insoportable en mi vida, pero ninguna como ella. Summer tiene talento para irritarme—ella empezó a reír entre sus lágrimas, notando que él estaba haciendo eso para que no se fuera de la habitación.
El sonrió contagiosamente y la miró a través del gigante salón.
— ¿conocen a ese tipo de personas con la que te peleas el 99% de las veces, pero ese 1% es suficiente para que adores a esa persona? Bueno, Summer no es el caso—se escucharon risas en la sala y un poco irritada, Summer volteó para irse—. Summer Fontana, me caes mal.
Extrañamente, Logan y Summer rompieron a reír. Allí fue cuando Summer supo la razón definitiva de porque lo amaba tanto. El podía decirle lo que quisiera, pero siempre lo arreglaba sacándole una sonrisa y eso la hacía feliz.
— Gracias por hacerme tan feliz—dijo Logan y levantó el papel, para luego retirarse del escenario finalmente fraduado.
Summer salió corriendo hasta el pequeño pasillo donde había dicho lo que sentía anteriormente. Un lugar donde había tomado una oportunidad y fallado. Nunca quería volver a sentirse así.
Agarró la cadenita que Logan le había regalado por su cumpleaños de 16 años y nunca se había quitado hasta ahora si no era para dormir, o bañarse. Sonrió levemente y arrojó la cadenita al suelo.
Volvió al gigante salón justo a tiempo para ver a Nathan recibirse y aplaudió como si fuera una madre orgullosa.