"Enséñame a Olvidar" (Nick)

La música resonaba débilmente mientras nos conducíamos por el pasillo, suelo de cemento firme, una leve vibración que sentía bajo mis pies, todo indicaba que en el sótano de ese lugar se desarrollaba una celebración salvaje, o se encontraba un pub abarrotado de personas bailando y bebiendo.

Finalmente una puerta pequeña de acceso al pub nos profirió la entrada. El lugar no era nada como me lo había imaginado. Nada de bar donde la gente se sienta a fumar y escuchar buena música y hablar animadamente. Era un lugar donde había una pista de baile enorme, la música sonaba a tope, y la cantidad de personas que se encontraban haciendo lo que habitualmente se haría en un bar era mínima, todos se encontraban bailando las mezclas de un DJ que parecía ser adorado por todo el mundo, definitivamente, ése era un lugar para divertirse.

En éste lugar o bailabas o eras mirado como un bicho raro. Todos bailaban o saltaban al ritmo de la música. Antes de poder sentarme ante una de las pocas mesas que allí se encontraban. ______ bailaba frente a mí.
Mientras daba vueltas por la pista de baile, y me dejaba llevar por el ritmo y por la chispa que sentía. Veía todo como llamas, y literalmente era porque las paredes del pub estaban pintadas como llamas. Y la luz en toda la pista era roja.

—¿Qué significa Kalosis?
—¿No lo adivinas todavía?
_____ agitaba su cabello al ritmo de la música y sus movimientos eran tan sensuales que me calentaban desde la planta de los pies.
—Creo que es el infierno, pero no se.
—Sip. Kalosis es el infierno.
—Bonito nombre
—No suena a que te pareciera así.
—Admito que es un poco ridículo
—A los demás les encanta ¡Rick! —Le gritó a un hombre que bailaba cerca de nosotros. —¿Verdad que te gusta el nombre?
—¿Cuál nombre?
—Kalosis
—¿Oh? ¡Si! Es genial.

Hip Hop, House, Blues, Salsa. De todo aprendí a bailar en ese pub. ______ se mueve como una diosa. Sus curvas se ven moldeadas perfectamente por las luces rojas y moradas resplandecientes alrededor. Sus brazos alrededor de mi cuerpo y sus insinuantes caderas moviéndose al compás de las mías era algo que no estaba soportando más.

Para el momento en que nos sentamos en una de las pocas mesas disponibles ya mis muslos dolían por la maratón de baile y mi cabeza estaba un poco embotada debido al alcohol. Pero mirar a _____ como parecía seguir con la fiesta sin importarle nada me asombró. Nunca, en mis años de vida, había conocido a una mujer que me fuera más atractiva sexualmente que esta. Ni siquiera Darby, ella tiene su atractivo, pero con ______ existe una química sexual que no puedo negar ni en mis mejores días de lucidez mental. Tampoco nadie me ha resultado tan intrigante e inquietante antes. Hay una pregunta que ninguna cerveza que me haya tomado hasta entonces me hubiera podido quitar de la cabeza.

—¿Qué hay entre Remi y tu?
______ se puso seria inmediatamente.
—Él ha sido el único hombre en mi vida a quien he amado.
Baldado de agua fría. Si bien me esperaba eso, no me esperaba que ______ respondiera con la verdad a la primera vez. Digamos que esperaba tener que sacarle la información a la fuerza.
—Y él no te ama a ti.
—Me ama, pero como a una hermana.
—Auch
—La vida apesta ¿no lo crees?
—Si pero... ¿Han tenido alguna vez una relación formal? Cómo pareja quiero decir

Su mirada se oscureció mientras se transportaba al pasado.
—Algo así. Cuando yo recién llegué, tenía dieciséis años. Siempre había estado de un lugar a otro, esa es la parte más dura de la historia y que no quiero relatar. En fin... yo llegué por acá y Remi muy amablemente me dio trabajo de mesera en su pequeño restaurante mexicano. Él y su tía vinieron desde México buscando mejores oportunidades, y él aprovechó las dotes culinarias de Marie para sobrevivir. Yo los conocí cuando el restaurante estaba empezando, llevaban unos meses y les estaba resultando. Yo no tenía donde quedarme, nunca tuve donde quedarme realmente —Me sonrió melancólicamente y yo me pregunté por cuanto sufrimiento había tenido que pasar esta chica. —Trabajé con ellos mucho tiempo, hasta que pude terminar el colegio.

>>Como te puedes imaginar, mi devoción y agradecimiento por Remi pronto se convirtieron en amor, una clase de amor puro y desinteresado, yo quería hacer lo que estuviera a mi alcance para hacerlo feliz y no decepcionarlo, incluso sacaba las mejores notas sólo para complacerlo. Por ese entonces él tenía veintiséis y yo diecisiete. Era una niña para él. ¿Sabes?...
Su mirada estaba vacía, había dolor en sus recuerdos.
—Sólo quería que me quisiera de la misma manera que yo a él. Pero cuando orgullosamente llevaba mis calificaciones a su escritorio, una vez más esperando a que me notara, a que me dijera que era una buena mujer, lo suficientemente inteligente para él. Remi solo sobaba mi cabeza y me decía lo buena chica que era. ¡Que demonios! Y a la hora lo veía con una de sus chicas de turno... ¡Malditas zorras! Pero en ese entonces yo hubiera dado todo lo que no tenía por ser una de esas chicas, no es que yo fuera una chica inocente, ni siquiera era virgen. Solo que hubiera dado todo por ser la chica de Remi. Él me hacía sentir como una chica inocente y protegida. Me hacía olvidar de mi tenebroso pasado y me hacía desear ser una mejor persona.

—Supongo que hiciste algo para remediar su falta de atención ¿No es así?
—Me empiezas a conocer Romeo —Rio amargamente —Lo cierto es que si, y desearía no haberlo hecho, créeme.
—¿Tan malo fue?
—Fue horrible. Fue peor que los truquitos ya gastados de meterme con tipos mayores solo para lograr darle celos a Remi, cuando lo único que conseguía era meterme en serios problemas y que él no me hablara por unos días.

Hoy es el día, me dije. Por fin Remi notaría que soy una mujer, no una niña.
Me miré en el espejo, mi vestido rojo con escote dejaba ver el valle de mis senos, no eran muy generosos, pero había algo allí. La verdad es que era un poco flaca y debilucha para tener diecisiete. No es que me importara el ser flaca, estaba orgullosa de ello, pero el tema de mis senos me preocupaba un poco, quiero decir. ¡Las chicas de Remi parecían tener una montaña en el pecho… dos montañas!

Olvidándome de las chicas de Remi, di una pequeña vuelta para admirar el escote de mi espalda y el vuelo del vestido. De verdad era hermoso… y revelador. Me veía como una mujer, de eso no hay duda. Sería una estupidez si no, había estado ahorrando para comprar el vestido al menos seis meses, y los tacones me los había prestado una amiga, eran hermosos. Negros y altos, como me gustaban.
—Niña, estás hermosa. ¿Pero porque tanto arreglo para una celebración tan sencillo?
Me giré hacia Marie quien me miraba ceñuda desde la puerta.
—Es algo complicado, Marie. Pero que valdrá la pena.

Y lo valdría, me dije mientras caminaba por el pasillo hacia el restaurante, que en la noche servía de bar.
Mi corazón martilleaba mientras me dirigía hacia donde Remi estaba con sus amigos, era ahora o nunca. Me acerqué y sonreí a los muchachos, quienes silbaron en aprobación a mi vestimenta. Pero cuando Remi giró... se quedó atónito… no parecía sorprendido… o excitado. Estaba enfadado.

—¡______! Vete a cambiar, ahora.
—Lo lamento, padre, pero no lo haré.
Me levó a un rincón del pub y me dio una mirada severa.
—¿En que estás pensando?
—Oh, créeme, no querrás saberlo.
—¿Desde cuando eres tan atrevida?
—Desde siempre, Remi, solo que no te has dado el espacio de conocerme.
—Trato de protegerte, ______. Y ese vestido no ayuda.
—No lo hagas Remi, no soy una niña.
—Ya lo se, pero ese vestido tampoco ayuda a que te veas mayor, pareces… pareces…
—¿Una de tus chicas, Remi? ¿Eso es lo que parezco? Bien, porque es lo que pretendía.
—Tú nunca podrás ser como ellas
—¿Por qué? ¿Por qué no? ¿No soy lo suficientemente bonita? ¡Lo sabía!...
—_____ Por favor, no es...
—¡Cállate!

Salí corriendo de allí, bueno, lo más rápido que mis tacones prestados (y que obviamente no quería dañar) me lo permitieron. Me encerré en mi habitación a llorar y a beber. No quería que Remi me viera así, no quería que viera mi lado oscuro, el que me había encargado buenamente de mantener aparte de él y Marie, les tenía mucho respeto como para permitirles ver de dónde venía. Pero esa noche todo salió a flote, y no pude soportarlo más.

Decidí que no iba a caer sin una última batalla. Porque Remi me quería, él debía quererme... ¡Que estúpida era! Pero en ese momento no quería aceptar la realidad. Así que me fui a esperar lo a su cuarto. Lo había preparado todo con anticipación, esperando que en cuanto me viera convertida en mujer se avivara alguna llama dentro de él. No contaba con que se enfadaría.

Cuando Remi entró, pude percibir su olor a alcohol. Genial, estaba igual o más tomado que yo. Me acerque silenciosamente en la oscuridad y lo empecé a besar, la adrenalina corría por todo mi cuerpo mientras depositaba un tierno beso en su hombro, en su cuello. Cuando se giró y me besó salvajemente sentí que tocaba el cielo, con su mano firmemente en mi cintura, era lo mejor que alguna vez pudiera vivir. Su lengua se movía por mi cavidad bucal explorando y pidiendo más. Era el mejor beso que alguien pudiera darme alguna vez.
Pero cuando encendió la luz para así poder reconocer a cuál de sus chicas estaba besando (a fin de no cometer ningún error llamándome por otro nombre) y me encontró ante él. Palideció. Su rostro se volvió sombrío.
—¡Vístete! —Rugió.

—¿Estabas desnuda? —Preguntó Nick
—Si, eso no fue muy sabio por mi parte.
—No puedo creerlo.
—Pues créelo, porque ese suceso arruino mi vida para siempre.

Mi cabeza daba vueltas por los recientes recuerdos, nunca le había contado a nadie sobre eso… no mi versión de los hechos, no la manera en como me había sentido ese día. A nadie había confesado antes mi amor por Remi. Ni siquiera a Remi. Le atribuí mi descarado acto a que estaba pasada de copas, nunca dije la verdad.

—¿Qué hizo Remi después de eso?
—No me volvió a mirar a los ojos nunca más, ni siquiera cuando me despedí para irme a la universidad. Como dije, arruine mi vida esa noche.
—Lo siento
—No lo sientas, yo no me arrepiento del todo, ahora veo que Remi nunca podrá ser para mí. Desearía haberlo escuchado, y haberme dado cuenta de una manera diferente pero... no hay nada que hacer, el pasado es pasado. Y estoy feliz de verlo feliz con Iris. Ni siquiera sé porque te estoy contando esto, creo que deberé agradecerle a los miles de tragos que llevo encima.
—¿No crees que ha sido demasiado por una noche? Vamos a dormir.
—¡No! —Grité —¡Es la primera vez que recuerdo lo sucedido sin echarme a llorar! Nadie, ni tú Romeo, me van a parar de celebrar.