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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
WIIIIIIIIIIII PASE DE PAG!!!
yeah yeah yeah!! :bounce:
yeah yeah yeah!! :bounce:
shamm
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Síguela please :roll: ya quiero saber que le regaló Nick a ___. ¿anda sí? :lol: okya.
Invitado
Invitado
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Girls Holaaaa (: Ya estooooooy libreee xd' La fiesta ya pasó y ahora ya no ando ocupada, ¿Les gustaria una maraton? Cuando haya varios comentarios la subo vale? Kiss
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
HOLA!
Soy Barbie & soy nueva lectora & dejame decirte queme encanto lopoco que eh leido (:
Espero & la sigas muy pronto !! :hug:
Soy Barbie & soy nueva lectora & dejame decirte queme encanto lopoco que eh leido (:
Espero & la sigas muy pronto !! :hug:
Barbie JTorres
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Awwwws qe bn!^.^ sii xfazZ haz maratón!:)
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Bienvenidas las nuevas Lectoras! No saben lo que significan sus Comentarios...
Como lo prometido es Deuda! Aqui está El Maratón que espero les Guste c:
Alex Ubago, no se si les Gusta si lo conocen No tengo idea La verdad es que a mi me gustan muchisimo sus canciones por lo que transmite y por la fuerza de voluntad y de seguir que saca a la luz en cada canción en mi opinion es un Gran artista Les dejo esta Cancion que es una de las que mas me gusta.
Capitulo 9
— ¿Qué... es? —preguntó ella, cautelosa, sin saber si debía aceptar un regalo de Nick. Se preguntó por qué habría hecho algo así.
—Míralo —le indicó él—. No muerde.
Ella abrió la guantera y vio dos pequeñas bolsas de plástico.
—Es la de la derecha —comentó él—. No he tenido tiempo de envolverlo en papel de regalo, pero espero que te guste.
-¡Perfume! —exclamó _____, al sacar la caja de Opium.
—Me he dado cuenta de que no usas perfume, y me agrada que mis mujeres huelan a algo exótico.
—Tal vez —replicó ________, rígida—, pero yo no soy una de «tus mujeres».
La mirada que él le dirigió habría derribado un bloque de acero.
—Todavía no. Escucha, ________, creo que esto ya se ha prolongado demasiado. Yo...
— ¡Jamás! —lo interrumpió ella, furiosa—. ¿Me oyes? ¡Jamás! —guardó el perfume en la bolsa para dejarla en la guantera, pero las manos le temblaron y la otra bolsa cayó sobre su regazo, en donde se vació el contenido. _________ miró un segundo las tarjetas de negocios antes de tomar una.
Decía: El Cuerpo Hermoso. Nada más, excepto tres números telefónicos en la esquina inferior derecha. Uno de ellos era el de Nick.
— ¿Son... tuyas? —le preguntó, sintiendo un nudo en la garganta. Una cosa era saber cómo se ganaba la vida Nick, y otra ver la prueba con sus propios ojos. El Cuerpo Hermoso... Bien, era muy cierto que él lo tenía.
—Sí —le confesó—. Las recogí esta mañana. Escucha, eso era lo que trataba de decirte hace un momento. Ned y yo estamos iniciando un negocio legítimo. Compramos una cadena de gimnasios que estaban muy descuidados y hemos trabajado día y noche para arreglarlos, ya que la inauguración será la próxima semana.
— ¿Quieres decir que vas a dejar el negocio de acompañante de mujeres? —se preguntó ella, esperanzada.
— ¡Oh, por todos los cielos! —murmuró él, irritado.
________ comprendió de inmediato. ¿Por qué iba a dejar un negocio tan lucrativo? Un gimnasio sería el lugar perfecto para conocer a la clase de mujeres que él buscaba: esposas ricas y aburridas, y ejecutivas preocupadas por su figura.
—Discúlpame por ser tan ingenua —prosiguió con tono acre—. El Cuerpo Hermoso será algo muy práctico, ¿no es cierto? Una tarjeta de negocios con un doble significado, que te proporcionará una clientela constante. ¡Así ya no necesitarás buscarla en los parques!
— ¡Santo Dios, eres imposible! Estás decidida a creer que no es posible que esa mañana viera en ti a una mujer interesante y deseable. Tengo que tener un motivo ulterior para querer verte de nuevo, para invitarte a salir. No es posible que simplemente quiera estar a tu lado, o que te desee.
—Ciertamente no con mi apariencia de esa mañana -rió ella con expresión irónica.
—Creo que eres la mujer más desconfiada que jamás he conocido.
—No soy desconfiada.
—Sí, lo eres. Pero yo haré desaparecer esa desconfianza.
— ¿Eso crees?
—Sí y será mejor que tú también lo creas.
— ¿Y cómo pretendes lograrlo?
—Usando métodos muy antiguos.
— ¿Cómo cuáles?
—Primero te psicoanalizaré y después te aconsejaré. Y cuando eso falle... —en su sonrisa había una perversa determinación—... entonces recurriré a métodos aún más antiguos.
Ella no tenía la menor duda de cuáles eran sus métodos. Su mirada parecía muy reveladora, pero su arrogancia reavivó su espíritu y su orgullo.
—Dijiste que nadie podía obligarme a hacer algo que yo no quisiera —le recordó, brusca.
—En ese caso, no debo de tener ningún problema.
Aunque se sonrojó, alzó la barbilla, desafiante.
— ¿Qué me dices de tu regla de: nada de sexo en la primera cita?
—Ah, pero es que he recordado que ésta no es nuestra primera cita.
—Qué conveniente.
—Estoy de acuerdo.
—Tal vez no estarías tan deseoso si alguna vez llegara a suceder.
— ¿Deseoso? Me siento como un sabueso, tirando de la correa.
— ¿Tan desesperado estás? —se burló ella—. Pobre Nick. ¿También vas a decirme que me amas?
— ¿Debo hacerlo?
—Ciertos hombres dicen y hacen cualquier cosa antes de caer sobre su víctima.
—Vaya, ese tipo realmente hizo un buen trabajo contigo, ________. ¿Quién fue? ¿Qué te hizo para volverte tan amargada?
_________ se volvió para mirar por la ventanilla. Así que allí estaba... el psicoanálisis. Se sentía nerviosa, como siempre le sucedía cuando pensaba en Christopher.
— ¿Y bien? —insistió Nick—. ¿Cuál era su nombre?
—Christopher —contestó bruscamente ella.
— ¿Dónde lo conociste?
—En la universidad.
— ¿Hace tanto tiempo? —Exclamó Nick, y lanzó un silbido—. Por lo visto he llegado justo a tiempo. ¿Qué es lo que te hizo?
—No puedo culpar sólo a Christopher. Él fue la última gota.
—Explícate, por favor.
—Lo oí asegurarle a sus amigos que yo era una presa fácil, porque era fea. Aún recuerdo sus palabras.
—Pero tu no eres fea, _______, para nada. Y no es un halago.
—No sabes cómo era entonces —rió ella, con amargura—. Llevaba gafas y tenía una dentadura horrible. Heredé los dientes grandes de mi padre y la pequeña mandíbula de mi madre; y a medida que iba creciendo, la situación empeoraba, mi dentadura era desigual y prominente.
— ¿Por qué no te la arreglaste en tu adolescencia? ¿Tu familia no tenía dinero suficiente?
—Sí tenían dinero —suspiró _______—. Papá es profesor de matemáticas en la universidad Armidale. Creo que en cierto modo yo tuve la culpa. Ya me sentía cohibida por llevar gafas y no quería ponerme un corrector dental. Al principio mis dientes no estaban tan mal, pero con el tiempo empeoraron.
—Tus padres debieron insistir. ¡Esas decisiones no se dejan en manos de los niños! ¡Santo Dios! ¿Qué niño aceptaría de buen grado ir al dentista?
—Sí, eso supongo, pero papá no se preocupa mucho por la apariencia y mamá ya me había clasificado como una listilla. En una ocasión me comentó que una joven no podía ser inteligente y al mismo tiempo bella.
Nick le dirigió una mirada de incredulidad.
— ¡Es un comentario estúpido para hacérselo a una adolescente sensible y vulnerable!
—Mamá jamás me ha comprendido —_______ se encogió de hombros—. Es una de esas mujeres que creen que el único papel de una joven en la vida es cuidar su apariencia, casarse y tener hijas bonitas, e hijos inteligentes y atractivos. Los hijos sí pueden ser atractivos e inteligentes; las reglas son diferentes para las hijas.
—Y yo pensaba que mi infancia fue difícil porque éramos pobres. Por lo menos siempre conté con el cariño y la aprobación de mi padre.
— ¡Oh! Mi madre me quiere. Pero no sabe qué hacer conmigo, porque no me ajusto a ese molde que tenía para su hija.
—Supongo que al fin te arreglaste la dentadura.
—Sí, pero fue un proceso largo e incómodo.
—Quien quiera que hizo el trabajo, lo hizo muy bien.
—Sí, era muy competente, pero el proceso fue muy caro. Podrías dar dos veces la vuelta al mundo con el dinero que me he gastado en mi boca.
—Lo recordaré la próxima vez que te bese.
_______ se inquietó.
— ¿Y las gafas? —Continuó Nick—. ¿Qué sucedió con ellas? Supongo que te pusiste lentes de contacto.
Ya controlada, _______ se volvió para mirarlo.
—A decir verdad, no. Me sometí a ese nuevo tratamiento de rayos láser para personas miopes, y ya no necesito gafas.
—Me alegro —declaró él—, pues tienes unos ojos muy bellos. Y eso tampoco es un halago, así que no pierdas los estribos.
—No lo haré. He decidido que puedes halagarme todo lo que quieras este fin de semana. Disfrutaré de ello, ya que después de todo, estoy pagando por ese privilegio. Pero no habrá sexo bajo ninguna circunstancia, así que te sugiero que te limites a los halagos. De hecho, puedes decir algo más extravagante, para que me acostumbre a ellos.
La risa de Nick era contagiosa.
—De acuerdo, tú mandas. Bien, ¿sabías que tienes una voz muy sensual? Es suave y baja, y en el teléfono me hace estremecerme. Luego, está tu trasero.
— ¿Mi trasero?
—El tuyo es muy bonito, ________. Y cuando caminas me haces concebir malos pensamientos.
Nick había logrado que _______ se sonrojara varias veces desde que se conocieron, pero esa vez el calor pareció irradiar desde lo más profundo de su ser. Dejó escapar un gemido y los ojos azules de Nick se detuvieron en su rostro, observando su vergüenza.
—Oh, he vuelto a avergonzarte. Olvida lo que te he dicho, ________; la próxima vez limitaré mis cumplidos a la parte superior del cuerpo. No, olvida eso también; arriba del cuello —su mirada se detuvo en sus labios entreabiertos—. Tampoco, eso podría ser demasiado peligroso. Deberemos concentrarnos en tu capacidad intelectual que,
estoy seguro, sobrepasa a la mía, así que tampoco hablaremos de eso —suspiró frustrado—. Puesto que he terminado con mi provisión de cumplidos no embarazosos, dejo la conversación en tus manos.
Confundida, _______ levantó las manos en señal de derrota, antes de empezar a reír. La situación era demasiado absurda para expresarla con palabras.
—Ah, eso es algo de lo que podríamos hablar —exclamó él, complacido—. Tu delicioso sentido del humor. Dime, ¿te gustan las películas de Woody Alien?
—No las soporto —reconoció ella, riendo.
— ¡Gracias a Dios! Comenzaba a pensar que yo era el único. ¿Y las comedias televisivas?
—Las odio.
—Esto se pone cada vez mejor. ¿Cuál es tu serie de televisión favorita?
—Déjame ver... es... no... no puedo decidir entre Father Dear Father y Butterflies.
—Jamás he oído hablar de ellas.
— ¡Santo Dios! ¿En dónde has estado toda tu vida?
— ¿Jugando al fútbol?
—No puedes haber estado jugando todo el día.
—Bueno, reservaba mis noches para otras actividades —cuando vio que _______ lo miraba severa, sonrió apesadumbrado—. ¡Tacha eso! Me gusta MASH.
— ¿Entonces te gustan los programas bélicos?
—Por supuesto. ¡Soy hombre!
—Ah, de eso estoy segura, Nick.
— ¿Es un cumplido?
—No, un falso halago.
—Vaya, estás aprendiendo —rió él, divertido.
— ¿Sabes, ______? Después de pasar algún tiempo a tu lado, me atrevo a decir que cualquier joven aprendería mucho, pero no querría que su madre se enterara.
— ¡______ _______! Eso no ha sido muy halagador. ¿Estás tratando de sugerir que tu virtud podría verse comprometida este fin de semana?
—De ninguna manera, pues cuento con mi madre para que nos vigile. Si crees que vas a entrar en mi dormitorio a una hora avanzada de la noche, te espera una sorpresa. Mi dormitorio está al lado del de mis padres, y mi madre tiene unos oídos como los del operador del sonar del submarino de The Huntfor Red October.
— ¡No me digas que has leído a Tom Clacy!
Capitulo 10
—Sí, y me gusta. ¿Por qué?
—Es mi autor favorito.
—Pues no el mío.
— ¡Oh... qué lástima! —la expresión de Nick era de desaliento.
—Me gusta más Stephen King.
—Es mi segundo autor favorito —declaró él y sus ojos se iluminaron—. Vaya, por un momento pensé que no coincidíamos en nada.
—Estoy segura de que hay muchas cosas en las que no coincidimos.
—Una de ellas es tu decisión de que el sexo queda descartado este fin de semana.
—No sólo este fin de semana —le aseguró ella con tono cortante.
—No te cobraré nada extra.
—Eres muy amable.
—De nuevo estás perdiendo tu sentido del humor.
—No, sólo quiero que comprendas la situación.
—La comprendo, _________ —en su tono había un sorprendente matiz de seriedad—. Cada vez la comprendo mejor.
Guardó silencio y ella hizo lo mismo. El Mercedes devoraba los kilómetros de carretera; cruzaron el valle Hunter y al fin llegaron a la meseta del norte. Sólo se habían detenido una vez, en Muswellbrook, para comer, y después de eso Nick se concentró en conducir, reduciendo su conversación a los temas más banales. Cuando un letrero les indicó que faltaban veinte kilómetros para Armidale, en el interior del coche se dejó sentir cierta tensión. Tal vez era _________ la que estaba tensa, nerviosa, al pensar en lo que dirían sus padres cuando vieran que por primera vez en su vida había llevado a un hombre a casa. Y no a cualquier hombre, sino a uno joven y muy atractivo.
¿O estaba preocupada pensando en los planes secretos que estaría tramando la despiadada mente de Nick? Porque era despiadado. No podía creer en su afirma-ción de que se había sentido atraído hacia ella desde el principio.
No dudaba que hubiera empezado a apreciarla. Había algo entre ellos a un nivel intelectual, una comunión de espíritus, pero jamás creería que la deseaba físicamente. Tal vez constituiría un reto para su vanidad, porque se negaba a irse a la cama con él, y por consiguiente estaba decidido a seducirla. O quizá sus sutiles amenazas y promesas sexuales tenían el propósito de intrigarla y fascinarla, hasta que estuviera dispuesta a pagar ese dinero extra.
________ no creía que pudiera hacer algo tan escandaloso, pero debía reconocer que su afirmación de que no se acostaría con Nick sólo era una última y desesperada defensa contra los absurdos deseos que él despertaba en ella. Sabía, y sospechaba que Nick también lo sabía, que sólo debía empezar a hacerle el amor para que ella no pudiera detenerlo.
El pensamiento la aterrorizaba y excitaba a la vez.HACÍA años que no venía a Armidale —comentó Nick, cuando entraron en la ciudad de provincias—. Pero es tan bella como la recordaba
_________ miró a su alrededor de una manera diferente. Admiró las encantadoras casas antiguas y las iglesias; los jardines de estilo inglés y los espléndidos árboles, cuyas hojas tenían un tono rojizo y dorado, ahora que el otoño estaba a punto de acabar.
—Sí, es una ciudad muy bella —convino—. Pero hace mucho frío en invierno.
—Sospecho que hoy tampoco hace mucho calor, a pesar del sol. Son más de las cuatro. Será mejor que me guíes o de lo contrario acabaremos en el camino a Brisbane.
— ¿Qué dices? Oh... sí, no des la vuelta aquí, sigue de frente. Luego sube por esa colina, da la vuelta a la derecha en la cima. Es la tercera casa de la derecha, la número seis. Es una casa antigua, con un porche cubierto y ventanas con vidrieras de colores.
—Por lo que dices, debe de ser encantadora.
— ¿Qué? Sí, eso supongo.
—Estás hecha un manojo de nervios, ¿no es cierto?
—Me sentiré mejor cuando terminen las presentaciones.
— ¿No crees que deberías hablarme un poco más de tu familia?
— ¡Claro, no había pensado en eso! —exclamó ________, y lo miró sorprendida.
Nick detuvo el Mercedes a un lado de la acera, bajo un inmenso olmo, y apagó el motor.
—Creo que podemos retrasarnos unos minutos más. Deberías decirme por lo menos los nombres de tus hermanos y sus esposas. Olvídate de los niños, jamás recordaría sus nombres. ¡Bien, empieza!
—Mi hermano mayor se llama Jeff y su esposa Dawn. Luego está Bevan, que está casado con Loretta.
— ¿Qué me dices de tu padre y de tu madre?
—Será mejor que los llames señor y señora _________. Son muy anticuados.
—Sí, pero yo no. Dime sus nombres y yo me encargaré del resto.
—El nombre de mi padre es Henry y el de mi madre Alice.
-¿Tu padre bebe?
—Bien —_______ parpadeó, sorprendida—, no es abstemio, pero tampoco es un alcohólico.
— ¡No te pongas a la defensiva! Sólo quería saber si debo sacar la caja de bebidas que llevo en el maletero, como contribución a la barbacoa.
—Si te digo que sí, ¿lo cargarás a mi cuenta?
—Por supuesto —rió Nick—. ¡No puedes esperar que te dé todo a cambio de nada!
— ¡No espero que me des nada a cambio! —estalló—. Si quieres, también puedes cobrarme el perfume.
— ¡Oh, _________! —Exclamó exasperado—, ¿Qué voy a hacer contigo?
—Espero que nada —replicó ella—. Ahora, acerca de la bebida, ¿es cerveza?
—Sí, más un par de botellas de vino blanco, que elegí especialmente para ti.
— ¿Especialmente? ¿Qué quieres decir con eso?
—Que estudié el contenido de alcohol y elegí las que tenían el porcentaje más alto —sonrió malicioso.
— ¿Sinceramente crees que si me emborracho podrás llevarme a la cama? Pues te aseguro que eso no dará resultado.
—Y yo te aseguro, _________, que mi elección de vinos no ha tenido nada que ver con la idea de una seducción. Simplemente pensé que necesitarías un poco de valor para estar a mi lado y mostrarte como una convincente mujer deshonrada.
— ¿Qué quieres decir con eso? —le preguntó, rígida.
—Bueno, ¿acaso espera que la gente crea que no estamos durmiendo juntos? Enfréntate a ello, __________, las jóvenes de tu edad sólo llevan a casa a dos tipos de hombres para que conozcan a sus familias: a sus prometidos y a sus amantes, y puesto que yo no soy tu prometido, entonces es lógico que piensen que soy tu amante. Ahora bien, si somos amantes, te diré que cuando una mujer es mi amante, no soporto estar lejos de ella un sábado por la noche. De hecho, no aparco el coche a un lado de la acera sin hacer esto...
Atrapada en el interior del coche, y con el cinturón de seguridad abrochado, a _________ le resultó muy difícil impedir que Nick la besara. Ni siquiera trató de luchar contra él. Tal vez se quedó paralizada, durante unos segundos, por lo inesperado del beso, pero desde el momento en que esos labios firmes y cálidos cubrieron los suyos, como si ansiaran saborearlos, comprendió que, tal y como había profetizado, estaba perdida.
Se que es corta :B Pero prometo subir mas seguido ^^ Cuídense :3
Como lo prometido es Deuda! Aqui está El Maratón que espero les Guste c:
Alex Ubago, no se si les Gusta si lo conocen No tengo idea La verdad es que a mi me gustan muchisimo sus canciones por lo que transmite y por la fuerza de voluntad y de seguir que saca a la luz en cada canción en mi opinion es un Gran artista Les dejo esta Cancion que es una de las que mas me gusta.
Capitulo 9
— ¿Qué... es? —preguntó ella, cautelosa, sin saber si debía aceptar un regalo de Nick. Se preguntó por qué habría hecho algo así.
—Míralo —le indicó él—. No muerde.
Ella abrió la guantera y vio dos pequeñas bolsas de plástico.
—Es la de la derecha —comentó él—. No he tenido tiempo de envolverlo en papel de regalo, pero espero que te guste.
-¡Perfume! —exclamó _____, al sacar la caja de Opium.
—Me he dado cuenta de que no usas perfume, y me agrada que mis mujeres huelan a algo exótico.
—Tal vez —replicó ________, rígida—, pero yo no soy una de «tus mujeres».
La mirada que él le dirigió habría derribado un bloque de acero.
—Todavía no. Escucha, ________, creo que esto ya se ha prolongado demasiado. Yo...
— ¡Jamás! —lo interrumpió ella, furiosa—. ¿Me oyes? ¡Jamás! —guardó el perfume en la bolsa para dejarla en la guantera, pero las manos le temblaron y la otra bolsa cayó sobre su regazo, en donde se vació el contenido. _________ miró un segundo las tarjetas de negocios antes de tomar una.
Decía: El Cuerpo Hermoso. Nada más, excepto tres números telefónicos en la esquina inferior derecha. Uno de ellos era el de Nick.
— ¿Son... tuyas? —le preguntó, sintiendo un nudo en la garganta. Una cosa era saber cómo se ganaba la vida Nick, y otra ver la prueba con sus propios ojos. El Cuerpo Hermoso... Bien, era muy cierto que él lo tenía.
—Sí —le confesó—. Las recogí esta mañana. Escucha, eso era lo que trataba de decirte hace un momento. Ned y yo estamos iniciando un negocio legítimo. Compramos una cadena de gimnasios que estaban muy descuidados y hemos trabajado día y noche para arreglarlos, ya que la inauguración será la próxima semana.
— ¿Quieres decir que vas a dejar el negocio de acompañante de mujeres? —se preguntó ella, esperanzada.
— ¡Oh, por todos los cielos! —murmuró él, irritado.
________ comprendió de inmediato. ¿Por qué iba a dejar un negocio tan lucrativo? Un gimnasio sería el lugar perfecto para conocer a la clase de mujeres que él buscaba: esposas ricas y aburridas, y ejecutivas preocupadas por su figura.
—Discúlpame por ser tan ingenua —prosiguió con tono acre—. El Cuerpo Hermoso será algo muy práctico, ¿no es cierto? Una tarjeta de negocios con un doble significado, que te proporcionará una clientela constante. ¡Así ya no necesitarás buscarla en los parques!
— ¡Santo Dios, eres imposible! Estás decidida a creer que no es posible que esa mañana viera en ti a una mujer interesante y deseable. Tengo que tener un motivo ulterior para querer verte de nuevo, para invitarte a salir. No es posible que simplemente quiera estar a tu lado, o que te desee.
—Ciertamente no con mi apariencia de esa mañana -rió ella con expresión irónica.
—Creo que eres la mujer más desconfiada que jamás he conocido.
—No soy desconfiada.
—Sí, lo eres. Pero yo haré desaparecer esa desconfianza.
— ¿Eso crees?
—Sí y será mejor que tú también lo creas.
— ¿Y cómo pretendes lograrlo?
—Usando métodos muy antiguos.
— ¿Cómo cuáles?
—Primero te psicoanalizaré y después te aconsejaré. Y cuando eso falle... —en su sonrisa había una perversa determinación—... entonces recurriré a métodos aún más antiguos.
Ella no tenía la menor duda de cuáles eran sus métodos. Su mirada parecía muy reveladora, pero su arrogancia reavivó su espíritu y su orgullo.
—Dijiste que nadie podía obligarme a hacer algo que yo no quisiera —le recordó, brusca.
—En ese caso, no debo de tener ningún problema.
Aunque se sonrojó, alzó la barbilla, desafiante.
— ¿Qué me dices de tu regla de: nada de sexo en la primera cita?
—Ah, pero es que he recordado que ésta no es nuestra primera cita.
—Qué conveniente.
—Estoy de acuerdo.
—Tal vez no estarías tan deseoso si alguna vez llegara a suceder.
— ¿Deseoso? Me siento como un sabueso, tirando de la correa.
— ¿Tan desesperado estás? —se burló ella—. Pobre Nick. ¿También vas a decirme que me amas?
— ¿Debo hacerlo?
—Ciertos hombres dicen y hacen cualquier cosa antes de caer sobre su víctima.
—Vaya, ese tipo realmente hizo un buen trabajo contigo, ________. ¿Quién fue? ¿Qué te hizo para volverte tan amargada?
_________ se volvió para mirar por la ventanilla. Así que allí estaba... el psicoanálisis. Se sentía nerviosa, como siempre le sucedía cuando pensaba en Christopher.
— ¿Y bien? —insistió Nick—. ¿Cuál era su nombre?
—Christopher —contestó bruscamente ella.
— ¿Dónde lo conociste?
—En la universidad.
— ¿Hace tanto tiempo? —Exclamó Nick, y lanzó un silbido—. Por lo visto he llegado justo a tiempo. ¿Qué es lo que te hizo?
—No puedo culpar sólo a Christopher. Él fue la última gota.
—Explícate, por favor.
—Lo oí asegurarle a sus amigos que yo era una presa fácil, porque era fea. Aún recuerdo sus palabras.
—Pero tu no eres fea, _______, para nada. Y no es un halago.
—No sabes cómo era entonces —rió ella, con amargura—. Llevaba gafas y tenía una dentadura horrible. Heredé los dientes grandes de mi padre y la pequeña mandíbula de mi madre; y a medida que iba creciendo, la situación empeoraba, mi dentadura era desigual y prominente.
— ¿Por qué no te la arreglaste en tu adolescencia? ¿Tu familia no tenía dinero suficiente?
—Sí tenían dinero —suspiró _______—. Papá es profesor de matemáticas en la universidad Armidale. Creo que en cierto modo yo tuve la culpa. Ya me sentía cohibida por llevar gafas y no quería ponerme un corrector dental. Al principio mis dientes no estaban tan mal, pero con el tiempo empeoraron.
—Tus padres debieron insistir. ¡Esas decisiones no se dejan en manos de los niños! ¡Santo Dios! ¿Qué niño aceptaría de buen grado ir al dentista?
—Sí, eso supongo, pero papá no se preocupa mucho por la apariencia y mamá ya me había clasificado como una listilla. En una ocasión me comentó que una joven no podía ser inteligente y al mismo tiempo bella.
Nick le dirigió una mirada de incredulidad.
— ¡Es un comentario estúpido para hacérselo a una adolescente sensible y vulnerable!
—Mamá jamás me ha comprendido —_______ se encogió de hombros—. Es una de esas mujeres que creen que el único papel de una joven en la vida es cuidar su apariencia, casarse y tener hijas bonitas, e hijos inteligentes y atractivos. Los hijos sí pueden ser atractivos e inteligentes; las reglas son diferentes para las hijas.
—Y yo pensaba que mi infancia fue difícil porque éramos pobres. Por lo menos siempre conté con el cariño y la aprobación de mi padre.
— ¡Oh! Mi madre me quiere. Pero no sabe qué hacer conmigo, porque no me ajusto a ese molde que tenía para su hija.
—Supongo que al fin te arreglaste la dentadura.
—Sí, pero fue un proceso largo e incómodo.
—Quien quiera que hizo el trabajo, lo hizo muy bien.
—Sí, era muy competente, pero el proceso fue muy caro. Podrías dar dos veces la vuelta al mundo con el dinero que me he gastado en mi boca.
—Lo recordaré la próxima vez que te bese.
_______ se inquietó.
— ¿Y las gafas? —Continuó Nick—. ¿Qué sucedió con ellas? Supongo que te pusiste lentes de contacto.
Ya controlada, _______ se volvió para mirarlo.
—A decir verdad, no. Me sometí a ese nuevo tratamiento de rayos láser para personas miopes, y ya no necesito gafas.
—Me alegro —declaró él—, pues tienes unos ojos muy bellos. Y eso tampoco es un halago, así que no pierdas los estribos.
—No lo haré. He decidido que puedes halagarme todo lo que quieras este fin de semana. Disfrutaré de ello, ya que después de todo, estoy pagando por ese privilegio. Pero no habrá sexo bajo ninguna circunstancia, así que te sugiero que te limites a los halagos. De hecho, puedes decir algo más extravagante, para que me acostumbre a ellos.
La risa de Nick era contagiosa.
—De acuerdo, tú mandas. Bien, ¿sabías que tienes una voz muy sensual? Es suave y baja, y en el teléfono me hace estremecerme. Luego, está tu trasero.
— ¿Mi trasero?
—El tuyo es muy bonito, ________. Y cuando caminas me haces concebir malos pensamientos.
Nick había logrado que _______ se sonrojara varias veces desde que se conocieron, pero esa vez el calor pareció irradiar desde lo más profundo de su ser. Dejó escapar un gemido y los ojos azules de Nick se detuvieron en su rostro, observando su vergüenza.
—Oh, he vuelto a avergonzarte. Olvida lo que te he dicho, ________; la próxima vez limitaré mis cumplidos a la parte superior del cuerpo. No, olvida eso también; arriba del cuello —su mirada se detuvo en sus labios entreabiertos—. Tampoco, eso podría ser demasiado peligroso. Deberemos concentrarnos en tu capacidad intelectual que,
estoy seguro, sobrepasa a la mía, así que tampoco hablaremos de eso —suspiró frustrado—. Puesto que he terminado con mi provisión de cumplidos no embarazosos, dejo la conversación en tus manos.
Confundida, _______ levantó las manos en señal de derrota, antes de empezar a reír. La situación era demasiado absurda para expresarla con palabras.
—Ah, eso es algo de lo que podríamos hablar —exclamó él, complacido—. Tu delicioso sentido del humor. Dime, ¿te gustan las películas de Woody Alien?
—No las soporto —reconoció ella, riendo.
— ¡Gracias a Dios! Comenzaba a pensar que yo era el único. ¿Y las comedias televisivas?
—Las odio.
—Esto se pone cada vez mejor. ¿Cuál es tu serie de televisión favorita?
—Déjame ver... es... no... no puedo decidir entre Father Dear Father y Butterflies.
—Jamás he oído hablar de ellas.
— ¡Santo Dios! ¿En dónde has estado toda tu vida?
— ¿Jugando al fútbol?
—No puedes haber estado jugando todo el día.
—Bueno, reservaba mis noches para otras actividades —cuando vio que _______ lo miraba severa, sonrió apesadumbrado—. ¡Tacha eso! Me gusta MASH.
— ¿Entonces te gustan los programas bélicos?
—Por supuesto. ¡Soy hombre!
—Ah, de eso estoy segura, Nick.
— ¿Es un cumplido?
—No, un falso halago.
—Vaya, estás aprendiendo —rió él, divertido.
— ¿Sabes, ______? Después de pasar algún tiempo a tu lado, me atrevo a decir que cualquier joven aprendería mucho, pero no querría que su madre se enterara.
— ¡______ _______! Eso no ha sido muy halagador. ¿Estás tratando de sugerir que tu virtud podría verse comprometida este fin de semana?
—De ninguna manera, pues cuento con mi madre para que nos vigile. Si crees que vas a entrar en mi dormitorio a una hora avanzada de la noche, te espera una sorpresa. Mi dormitorio está al lado del de mis padres, y mi madre tiene unos oídos como los del operador del sonar del submarino de The Huntfor Red October.
— ¡No me digas que has leído a Tom Clacy!
Capitulo 10
—Sí, y me gusta. ¿Por qué?
—Es mi autor favorito.
—Pues no el mío.
— ¡Oh... qué lástima! —la expresión de Nick era de desaliento.
—Me gusta más Stephen King.
—Es mi segundo autor favorito —declaró él y sus ojos se iluminaron—. Vaya, por un momento pensé que no coincidíamos en nada.
—Estoy segura de que hay muchas cosas en las que no coincidimos.
—Una de ellas es tu decisión de que el sexo queda descartado este fin de semana.
—No sólo este fin de semana —le aseguró ella con tono cortante.
—No te cobraré nada extra.
—Eres muy amable.
—De nuevo estás perdiendo tu sentido del humor.
—No, sólo quiero que comprendas la situación.
—La comprendo, _________ —en su tono había un sorprendente matiz de seriedad—. Cada vez la comprendo mejor.
Guardó silencio y ella hizo lo mismo. El Mercedes devoraba los kilómetros de carretera; cruzaron el valle Hunter y al fin llegaron a la meseta del norte. Sólo se habían detenido una vez, en Muswellbrook, para comer, y después de eso Nick se concentró en conducir, reduciendo su conversación a los temas más banales. Cuando un letrero les indicó que faltaban veinte kilómetros para Armidale, en el interior del coche se dejó sentir cierta tensión. Tal vez era _________ la que estaba tensa, nerviosa, al pensar en lo que dirían sus padres cuando vieran que por primera vez en su vida había llevado a un hombre a casa. Y no a cualquier hombre, sino a uno joven y muy atractivo.
¿O estaba preocupada pensando en los planes secretos que estaría tramando la despiadada mente de Nick? Porque era despiadado. No podía creer en su afirma-ción de que se había sentido atraído hacia ella desde el principio.
No dudaba que hubiera empezado a apreciarla. Había algo entre ellos a un nivel intelectual, una comunión de espíritus, pero jamás creería que la deseaba físicamente. Tal vez constituiría un reto para su vanidad, porque se negaba a irse a la cama con él, y por consiguiente estaba decidido a seducirla. O quizá sus sutiles amenazas y promesas sexuales tenían el propósito de intrigarla y fascinarla, hasta que estuviera dispuesta a pagar ese dinero extra.
________ no creía que pudiera hacer algo tan escandaloso, pero debía reconocer que su afirmación de que no se acostaría con Nick sólo era una última y desesperada defensa contra los absurdos deseos que él despertaba en ella. Sabía, y sospechaba que Nick también lo sabía, que sólo debía empezar a hacerle el amor para que ella no pudiera detenerlo.
El pensamiento la aterrorizaba y excitaba a la vez.HACÍA años que no venía a Armidale —comentó Nick, cuando entraron en la ciudad de provincias—. Pero es tan bella como la recordaba
_________ miró a su alrededor de una manera diferente. Admiró las encantadoras casas antiguas y las iglesias; los jardines de estilo inglés y los espléndidos árboles, cuyas hojas tenían un tono rojizo y dorado, ahora que el otoño estaba a punto de acabar.
—Sí, es una ciudad muy bella —convino—. Pero hace mucho frío en invierno.
—Sospecho que hoy tampoco hace mucho calor, a pesar del sol. Son más de las cuatro. Será mejor que me guíes o de lo contrario acabaremos en el camino a Brisbane.
— ¿Qué dices? Oh... sí, no des la vuelta aquí, sigue de frente. Luego sube por esa colina, da la vuelta a la derecha en la cima. Es la tercera casa de la derecha, la número seis. Es una casa antigua, con un porche cubierto y ventanas con vidrieras de colores.
—Por lo que dices, debe de ser encantadora.
— ¿Qué? Sí, eso supongo.
—Estás hecha un manojo de nervios, ¿no es cierto?
—Me sentiré mejor cuando terminen las presentaciones.
— ¿No crees que deberías hablarme un poco más de tu familia?
— ¡Claro, no había pensado en eso! —exclamó ________, y lo miró sorprendida.
Nick detuvo el Mercedes a un lado de la acera, bajo un inmenso olmo, y apagó el motor.
—Creo que podemos retrasarnos unos minutos más. Deberías decirme por lo menos los nombres de tus hermanos y sus esposas. Olvídate de los niños, jamás recordaría sus nombres. ¡Bien, empieza!
—Mi hermano mayor se llama Jeff y su esposa Dawn. Luego está Bevan, que está casado con Loretta.
— ¿Qué me dices de tu padre y de tu madre?
—Será mejor que los llames señor y señora _________. Son muy anticuados.
—Sí, pero yo no. Dime sus nombres y yo me encargaré del resto.
—El nombre de mi padre es Henry y el de mi madre Alice.
-¿Tu padre bebe?
—Bien —_______ parpadeó, sorprendida—, no es abstemio, pero tampoco es un alcohólico.
— ¡No te pongas a la defensiva! Sólo quería saber si debo sacar la caja de bebidas que llevo en el maletero, como contribución a la barbacoa.
—Si te digo que sí, ¿lo cargarás a mi cuenta?
—Por supuesto —rió Nick—. ¡No puedes esperar que te dé todo a cambio de nada!
— ¡No espero que me des nada a cambio! —estalló—. Si quieres, también puedes cobrarme el perfume.
— ¡Oh, _________! —Exclamó exasperado—, ¿Qué voy a hacer contigo?
—Espero que nada —replicó ella—. Ahora, acerca de la bebida, ¿es cerveza?
—Sí, más un par de botellas de vino blanco, que elegí especialmente para ti.
— ¿Especialmente? ¿Qué quieres decir con eso?
—Que estudié el contenido de alcohol y elegí las que tenían el porcentaje más alto —sonrió malicioso.
— ¿Sinceramente crees que si me emborracho podrás llevarme a la cama? Pues te aseguro que eso no dará resultado.
—Y yo te aseguro, _________, que mi elección de vinos no ha tenido nada que ver con la idea de una seducción. Simplemente pensé que necesitarías un poco de valor para estar a mi lado y mostrarte como una convincente mujer deshonrada.
— ¿Qué quieres decir con eso? —le preguntó, rígida.
—Bueno, ¿acaso espera que la gente crea que no estamos durmiendo juntos? Enfréntate a ello, __________, las jóvenes de tu edad sólo llevan a casa a dos tipos de hombres para que conozcan a sus familias: a sus prometidos y a sus amantes, y puesto que yo no soy tu prometido, entonces es lógico que piensen que soy tu amante. Ahora bien, si somos amantes, te diré que cuando una mujer es mi amante, no soporto estar lejos de ella un sábado por la noche. De hecho, no aparco el coche a un lado de la acera sin hacer esto...
Atrapada en el interior del coche, y con el cinturón de seguridad abrochado, a _________ le resultó muy difícil impedir que Nick la besara. Ni siquiera trató de luchar contra él. Tal vez se quedó paralizada, durante unos segundos, por lo inesperado del beso, pero desde el momento en que esos labios firmes y cálidos cubrieron los suyos, como si ansiaran saborearlos, comprendió que, tal y como había profetizado, estaba perdida.
Se que es corta :B Pero prometo subir mas seguido ^^ Cuídense :3
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
siguelaaaaaa... :bounce:
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! :P
siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! :P
shamm
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
barbietjonas escribió:HOLA!
Soy Barbie & soy nueva lectora & dejame decirte queme encanto lopoco que eh leido (:
Espero & la sigas muy pronto !! :hug:
Bienvenidaaaaaaa ^^ Me gusta que te guste (? significa no la subo en vano :3
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Jimee Jonas <3 escribió:Nueva lectoraa!! :D
SIGUEELAAA!! :)
Bienvenidaaaaaaaaaa!
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Oh yeah, Nick si que sabe llevar el control, hjofbsckrstjhwñ. Síguela pronto! :D
Invitado
Invitado
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