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Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
TeamJonas2 escribió:Nick por favor haz que me vista como dios manda por que solo pensarlo me duele en el almaaa! jajaja SOY GUAPA, NO FEAAAA jajaja
SIGUE LA NOVELA POR FAVOOOOOOOOOOR
Juju Ya que lo mencionas..... Nick tiene mucho mas sentido que la Rayis ESO SEGUROOOOOOOOOOOOO y vale me dio racia tu comentario.... Mis ojos de pensarlo nomas comienzan a ver borroso (?
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Me encanta!!!
Nueva lectora!!!!!
Me llamo Susana Pro Me Puedes Dcir Susi :)
Porfa Siguela :hug:
Nueva lectora!!!!!
Me llamo Susana Pro Me Puedes Dcir Susi :)
Porfa Siguela :hug:
GlodDeJonas
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Hi Chicas! :3 Como estan? Yo con ganas de tirar una bomba en el Liceo u.u Buenoooooo Este Cap Les va a gustar :')
Capítulo 3
_______ consultó su reloj. Eran casi las cuatro, y dentro de dos horas Nick estaría allí. Se quedó aturdida durante unos segundos, incapaz de pensar. Por suerte, en ese momento entró Estelle con unas cartas para que las firmara, y eso la obligó a controlarse.
— ¿Podría salir antes esta tarde? —le preguntó la joven mientras _______ firmaba—. Voy a un concierto en el centro de la ciudad, y tardo mucho en llegar a casa y regresar de nuevo. Echaré las cartas en el buzón de camino a la estación, y mañana trabajaré durante la hora de la comida.
_______ comprendía el problema de Estelle, con las distancias que debía recorrer y a menudo le permitía salir temprano, pero ese día tenía un motivo más para hacerlo. Lo último que quería era que su secretaria estuviera allí cuando llegara Nick.
Sí, por supuesto —aceptó.
—Eres fantástica —replicó la joven, y luego titubeó—. Siento mucho lo que sucedió antes, ________. ¡Créeme, si alguien vuelve a comentarme algo sobre ti en el futuro, me va a oír!
________ se sonrojó. Estelle le dirigió otra mirada de disculpa, tomó las cartas y se retiró sin decir nada más.
Sin embargo, ese incidente le recordó a _________ su anterior resolución de empezar a cambiar su vida. Se había sentido orgullosa de haber hecho esa llamada y aceptar la invitación de Nick. No obstante, él sólo había tenido que hacerle una simple insinuación sexual y ella había empezado a temblar de miedo. ¡Las cosas no estaban resultando bien! Tenía que prepararse y hacer algunos cambios.
«Lo primero es lo primero», decidió. Se trataba de su aspecto. Se levantó de un salto, corrió al cuarto de baño y estudió su imagen en el espejo, tratando de examinarse sin
prejuicio alguno, sin permitir que los recuerdos de su adolescencia influyeran en su observación.
Se preguntó si era fea. No, no lo era del todo, fue su sincera respuesta. Sus rasgos eran normales, y su boca bastante presentable, ahora que se había arreglado la dentadura; su cabello rizado era de un brillante tono rubio. Su tez demasiado pálida era definitivamente una desventaja, porque cuando tomaba el sol le salían pecas; jamás podría tener un bronceado atractivo. Sus labios también eran demasiado pálidos.
Con una súbita inspiración, se quitó las horquillas y se soltó el cabello, el cual cayó sobre sus hombros, casi hasta mitad de la espalda. Anahi suspiró, deseando tener el valor de dejárselo así, pero era un cambio demasiado drástico después de tantos años.
No se sentiría bien, ni cómoda. «No», pensó, y volvió a recogérselo a toda prisa. El
cabello suelto era para los espíritus libres, y ella distaba mucho de serlo.
Pero reconoció que podía hacer algo con su rostro. Una ligera base de maquillaje, colorete, sombra para los ojos, rímel y carmín. De hecho, saldría a comprarse cosméticos tan pronto como se fuera Estelle. Luego haría algo para que su conjunto azul marino pareciera menos severo.
— ¡Vaya sorpresa! —fue el primer comentario de Nick al verla.
Durante una fracción de segundo, _______ se sorprendió demasiado de sus propios sentimientos al verlo, como para preocuparse por la reacción de Nick al ver su aspecto. Era aún más atractivo recién afeitado. Su rostro no tenía un atractivo clásico, pero era muy masculino. ¡Y esos ojos! Tan profundos y azules como el océano en un día de verano, que la atraían hacia sus profundidades dejándola sin aliento. Luego, su mirada se deslizó a lo largo de ese increíble cuerpo que él exhibía a la perfección, con un ajustado pantalón negro y una camisa en tonos negro y blanco. Por último, su cabello negro y ondulado daba un último toque a su atractivo sexual.
— ¿Eres la misma señorita ________ que conocí ayer? —Preguntó él, guiñando un ojo—. ¿O acaso otra criatura ha tomado posesión de tu cuerpo?
El cumplido hizo que ______ se ruborizara. Sonrió temblorosa, pero logró murmurar unas palabras de agradecimiento.
La vendedora de la cercana tienda de cosméticos la había ayudado aplicándole el maquillaje, puesto que ________ no tenía idea de cómo hacerlo. Cuando la joven terminó, _______ se veía joven y resplandeciente.
Luego, al salir de la tienda, su mirada se dirigió a la sección de joyería. Le gustaron especialmente un par de pendientes; eran unas gotas de oro alargadas, adecuadas para su cabello largo y que hacían juego con los botones dorados de su conjunto. Cuando se quitó la severa blusa blanca, dejándose sólo la chaqueta, que tenía un pronunciado escote, la transformación fue completa.
La genuina admiración que descubrió en los ojos de Nick la halagó. Era atractiva, le decía esa mirada. Era deseable. No era lesbiana, recordó de pronto, y se sobresaltó. Debía aclararle lo de su sexualidad cuanto antes. Sería estúpido y potencialmente peligroso no hacerlo. Pero aclarar ese comprensible error era de lo más embarazoso.
—Nick... —empezó a decir nerviosa. -¿Sí, ________?
Aún estaban en su despacho; Nick cerca de la puerta y ella a un lado de su escritorio. —Yo... hay algo que debo decirte. — ¿No lo sé ya? —sonrió, irónico. —No, no lo sabes.
—Soy todo oídos —declaró, y se cruzó de brazos.
—No soy lesbiana —balbuceó _______. — ¡Vaya! —parpadeó, y sonrió lentamente—. Mi instinto masculino me engañó. Me resultó difícil de creer cuando me lo dijiste, e incluso perdí el sueño pensando en eso —esbozó una sonrisa burlona—. ______ ______, eres una mujer perversa. ¿Siempre mientes así para desalentar a un pobre tipo?
—En realidad no te mentí, Nick. No salgo con hombres. Soy soltera, vivo sola y mi vida me gusta tal como es. Por lo menos... hasta el día de hoy.
Nick parecía tan sorprendido, que ______ sintió la necesidad de darle alguna explicación. Por mucho que le agradara su nuevo aspecto, y por mucho que Nick le pareciera muy atractivo, no era tan estúpida como para pensar que una celebridad como él desearía algo de ella, excepto una simple cita para salir a cenar. Cualesquiera que fuesen los motivos de Nick para invitarla esa noche, no se debían a que ella lo hubiera cautivado el día anterior. Tal vez fuera una mezcla de gratitud y aburrimiento; quizá no sólo no tenía coche ni trabajo, sino que en ese momento tampoco existía una mujer en su vida.
—No adoptes esa expresión tan preocupada —le pidió y sonrió burlona, aunque la burla iba dirigida a ella misma—. No estoy a punto de pedirte que te vayas a vivir conmigo. Lo cierto es que ayer disfruté de tu compañía, Nick, y eso me hizo pensar que tal vez he sido una tonta al no darles a los hombres una oportunidad en mi vida. De modo que tal vez yo soy quien debería darte las gracias.
Él simplemente la miró, sin saber qué decir. _______ sonrió, complacida con su discurso y consigo misma, al ver que empezaba a asumir el control, no sólo de su vida, sino de esa noche. Se había inquietado por nada. — ¿Nos vamos? —sugirió, y tomó su bolso. Decidió que esa noche dejaría su carpeta en la oficina, junto con la blusa y los cosméticos que había comprado. Nick sonrió al verla acercarse.
—Sabía que eras una mujer de sorpresas, _______ _______, pero no sabía cuántas me reservarías —la tomó del brazo y la guió hacia los ascensores, donde estaban esperando dos colegas de Anahi.
Una de ellas era una secretaria, la cual seguramente había contribuido a difundir aquellos rumores acerca de su sexualidad. Era chismosa y entrometida. La joven se quedó desconcertada al ver la apariencia de ________, y casi se desmayó al ver a su acompañante. Incluso, aunque no reconociera en Nick al famoso futbolista, ciertamente veía a un hombre joven y atractivo al lado de _______.
—A propósito —murmuró mientras esperaban el ascensor—, ya sé quién eres. Mi secretaria me lo dijo. Siento no haberte reconocido.
—Yo no —declaró él—. Fue un cambio muy agradable, después del asedio de todas esas fanáticas jovencitas. A propósito, ¿quién es esa joven que te mira con tanta curiosidad e insistencia?
—Oh, ella. También cree que soy lesbiana.
— ¿Es cierto eso? ¿Quieres que destrocemos sus ilusiones? —y antes de que _______ pudiera protestar, la besó en la mejilla, y luego, alzándole la barbilla, se apoderó de su boca.
________ se quedó paralizada, conteniendo el aliento, hasta que él irguió la cabeza.
—Nos está mirando como si no pudiera creerlo —murmuró él—. Creo que necesita otra dosis.
Esa vez el beso no fue tan ligero y ________ se estremeció.
—Creo que al fin se ha convencido —declaró Nick.
Para entonces, ________ sentía los labios y la lengua paralizados y no podía hablar. Por suerte, las puertas del ascensor se abrieron en ese momento y Nick la guió al interior, lleno de personas que salían del edificio. Pero a él no pareció importarle la presencia de toda esa gente y la hizo darse la vuelta, apretando la espalda de ella contra él. Cuando el ascensor se detuvo en el siguiente piso, Nick la acercó aún más
hacia sí, hasta que ella pudo sentir cada centímetro de su cuerpo. La invadió una oleada de calor y sintió que la cabeza le daba vueltas.
Al fin, el ascensor llegó a la planta baja y salieron al aire fresco. ______ suspiró aliviada, pues se sentía invadida por el pánico, incapaz de enfrentarse a las extrañas sensaciones que recorrían su cuerpo.
— ¿Sucede algo malo, _______? —le preguntó Nick, cogiéndola del brazo e impidiendo así una inminente huida.
Ella se volvió a mirarlo con los ojos muy abiertos y la respiración entrecortada.
— ¿Te he avergonzado antes? Si es así, lo siento.
—No —murmuró ella con voz ronca—. No me has avergonzado —«lo que has hecho ha sido aterrorizarme», pensó. « ¿Quién habría creído que yo podría sentir eso y de una manera tan abrumadora?» De acuerdo, nunca antes la habían besado, ¿pero se suponía que los besos de un hombre podían enloquecer de deseo a una mujer?
Tal vez, pensó, siempre había sido fogosa en su interior. Quizá por eso se había alejado de los hombres durante tanto tiempo, porque en el fondo reconocía que era una víctima dispuesta a someterse a sus deseos carnales. De pronto, recordó las detestables palabras de Christopher...
«Si queréis una mujer fácil, invitad a una fea. ¡Las feas se mueren de ganas de tener una aventura! Os aseguro que me acostaré con ella antes de lo que se imagina...»
Anahi se estremeció. ¿Qué habría sucedido si ese día no hubiera oído a Christopher? ¿Si hubiera salido con él el siguiente fin de semana? ¿Había tenido razón al jactarse de eso? ¿Su nivel de autoestima era tan bajo que habría hecho cualquier cosa para saborear la ilusión del amor? Siempre había pensado que rechazó la invitación de Christopher por orgullo. ¡Pero tal vez lo había hecho por temor a que él tuviera razón!
Se estremeció de nuevo, y de pronto volvió a ser la misma joven insegura, llena de dudas y temores.
—Yo... quiero irme a casa —declaró, fijando la mirada en el suelo.
Capítulo 3
_______ consultó su reloj. Eran casi las cuatro, y dentro de dos horas Nick estaría allí. Se quedó aturdida durante unos segundos, incapaz de pensar. Por suerte, en ese momento entró Estelle con unas cartas para que las firmara, y eso la obligó a controlarse.
— ¿Podría salir antes esta tarde? —le preguntó la joven mientras _______ firmaba—. Voy a un concierto en el centro de la ciudad, y tardo mucho en llegar a casa y regresar de nuevo. Echaré las cartas en el buzón de camino a la estación, y mañana trabajaré durante la hora de la comida.
_______ comprendía el problema de Estelle, con las distancias que debía recorrer y a menudo le permitía salir temprano, pero ese día tenía un motivo más para hacerlo. Lo último que quería era que su secretaria estuviera allí cuando llegara Nick.
Sí, por supuesto —aceptó.
—Eres fantástica —replicó la joven, y luego titubeó—. Siento mucho lo que sucedió antes, ________. ¡Créeme, si alguien vuelve a comentarme algo sobre ti en el futuro, me va a oír!
________ se sonrojó. Estelle le dirigió otra mirada de disculpa, tomó las cartas y se retiró sin decir nada más.
Sin embargo, ese incidente le recordó a _________ su anterior resolución de empezar a cambiar su vida. Se había sentido orgullosa de haber hecho esa llamada y aceptar la invitación de Nick. No obstante, él sólo había tenido que hacerle una simple insinuación sexual y ella había empezado a temblar de miedo. ¡Las cosas no estaban resultando bien! Tenía que prepararse y hacer algunos cambios.
«Lo primero es lo primero», decidió. Se trataba de su aspecto. Se levantó de un salto, corrió al cuarto de baño y estudió su imagen en el espejo, tratando de examinarse sin
prejuicio alguno, sin permitir que los recuerdos de su adolescencia influyeran en su observación.
Se preguntó si era fea. No, no lo era del todo, fue su sincera respuesta. Sus rasgos eran normales, y su boca bastante presentable, ahora que se había arreglado la dentadura; su cabello rizado era de un brillante tono rubio. Su tez demasiado pálida era definitivamente una desventaja, porque cuando tomaba el sol le salían pecas; jamás podría tener un bronceado atractivo. Sus labios también eran demasiado pálidos.
Con una súbita inspiración, se quitó las horquillas y se soltó el cabello, el cual cayó sobre sus hombros, casi hasta mitad de la espalda. Anahi suspiró, deseando tener el valor de dejárselo así, pero era un cambio demasiado drástico después de tantos años.
No se sentiría bien, ni cómoda. «No», pensó, y volvió a recogérselo a toda prisa. El
cabello suelto era para los espíritus libres, y ella distaba mucho de serlo.
Pero reconoció que podía hacer algo con su rostro. Una ligera base de maquillaje, colorete, sombra para los ojos, rímel y carmín. De hecho, saldría a comprarse cosméticos tan pronto como se fuera Estelle. Luego haría algo para que su conjunto azul marino pareciera menos severo.
— ¡Vaya sorpresa! —fue el primer comentario de Nick al verla.
Durante una fracción de segundo, _______ se sorprendió demasiado de sus propios sentimientos al verlo, como para preocuparse por la reacción de Nick al ver su aspecto. Era aún más atractivo recién afeitado. Su rostro no tenía un atractivo clásico, pero era muy masculino. ¡Y esos ojos! Tan profundos y azules como el océano en un día de verano, que la atraían hacia sus profundidades dejándola sin aliento. Luego, su mirada se deslizó a lo largo de ese increíble cuerpo que él exhibía a la perfección, con un ajustado pantalón negro y una camisa en tonos negro y blanco. Por último, su cabello negro y ondulado daba un último toque a su atractivo sexual.
— ¿Eres la misma señorita ________ que conocí ayer? —Preguntó él, guiñando un ojo—. ¿O acaso otra criatura ha tomado posesión de tu cuerpo?
El cumplido hizo que ______ se ruborizara. Sonrió temblorosa, pero logró murmurar unas palabras de agradecimiento.
La vendedora de la cercana tienda de cosméticos la había ayudado aplicándole el maquillaje, puesto que ________ no tenía idea de cómo hacerlo. Cuando la joven terminó, _______ se veía joven y resplandeciente.
Luego, al salir de la tienda, su mirada se dirigió a la sección de joyería. Le gustaron especialmente un par de pendientes; eran unas gotas de oro alargadas, adecuadas para su cabello largo y que hacían juego con los botones dorados de su conjunto. Cuando se quitó la severa blusa blanca, dejándose sólo la chaqueta, que tenía un pronunciado escote, la transformación fue completa.
La genuina admiración que descubrió en los ojos de Nick la halagó. Era atractiva, le decía esa mirada. Era deseable. No era lesbiana, recordó de pronto, y se sobresaltó. Debía aclararle lo de su sexualidad cuanto antes. Sería estúpido y potencialmente peligroso no hacerlo. Pero aclarar ese comprensible error era de lo más embarazoso.
—Nick... —empezó a decir nerviosa. -¿Sí, ________?
Aún estaban en su despacho; Nick cerca de la puerta y ella a un lado de su escritorio. —Yo... hay algo que debo decirte. — ¿No lo sé ya? —sonrió, irónico. —No, no lo sabes.
—Soy todo oídos —declaró, y se cruzó de brazos.
—No soy lesbiana —balbuceó _______. — ¡Vaya! —parpadeó, y sonrió lentamente—. Mi instinto masculino me engañó. Me resultó difícil de creer cuando me lo dijiste, e incluso perdí el sueño pensando en eso —esbozó una sonrisa burlona—. ______ ______, eres una mujer perversa. ¿Siempre mientes así para desalentar a un pobre tipo?
—En realidad no te mentí, Nick. No salgo con hombres. Soy soltera, vivo sola y mi vida me gusta tal como es. Por lo menos... hasta el día de hoy.
Nick parecía tan sorprendido, que ______ sintió la necesidad de darle alguna explicación. Por mucho que le agradara su nuevo aspecto, y por mucho que Nick le pareciera muy atractivo, no era tan estúpida como para pensar que una celebridad como él desearía algo de ella, excepto una simple cita para salir a cenar. Cualesquiera que fuesen los motivos de Nick para invitarla esa noche, no se debían a que ella lo hubiera cautivado el día anterior. Tal vez fuera una mezcla de gratitud y aburrimiento; quizá no sólo no tenía coche ni trabajo, sino que en ese momento tampoco existía una mujer en su vida.
—No adoptes esa expresión tan preocupada —le pidió y sonrió burlona, aunque la burla iba dirigida a ella misma—. No estoy a punto de pedirte que te vayas a vivir conmigo. Lo cierto es que ayer disfruté de tu compañía, Nick, y eso me hizo pensar que tal vez he sido una tonta al no darles a los hombres una oportunidad en mi vida. De modo que tal vez yo soy quien debería darte las gracias.
Él simplemente la miró, sin saber qué decir. _______ sonrió, complacida con su discurso y consigo misma, al ver que empezaba a asumir el control, no sólo de su vida, sino de esa noche. Se había inquietado por nada. — ¿Nos vamos? —sugirió, y tomó su bolso. Decidió que esa noche dejaría su carpeta en la oficina, junto con la blusa y los cosméticos que había comprado. Nick sonrió al verla acercarse.
—Sabía que eras una mujer de sorpresas, _______ _______, pero no sabía cuántas me reservarías —la tomó del brazo y la guió hacia los ascensores, donde estaban esperando dos colegas de Anahi.
Una de ellas era una secretaria, la cual seguramente había contribuido a difundir aquellos rumores acerca de su sexualidad. Era chismosa y entrometida. La joven se quedó desconcertada al ver la apariencia de ________, y casi se desmayó al ver a su acompañante. Incluso, aunque no reconociera en Nick al famoso futbolista, ciertamente veía a un hombre joven y atractivo al lado de _______.
—A propósito —murmuró mientras esperaban el ascensor—, ya sé quién eres. Mi secretaria me lo dijo. Siento no haberte reconocido.
—Yo no —declaró él—. Fue un cambio muy agradable, después del asedio de todas esas fanáticas jovencitas. A propósito, ¿quién es esa joven que te mira con tanta curiosidad e insistencia?
—Oh, ella. También cree que soy lesbiana.
— ¿Es cierto eso? ¿Quieres que destrocemos sus ilusiones? —y antes de que _______ pudiera protestar, la besó en la mejilla, y luego, alzándole la barbilla, se apoderó de su boca.
________ se quedó paralizada, conteniendo el aliento, hasta que él irguió la cabeza.
—Nos está mirando como si no pudiera creerlo —murmuró él—. Creo que necesita otra dosis.
Esa vez el beso no fue tan ligero y ________ se estremeció.
—Creo que al fin se ha convencido —declaró Nick.
Para entonces, ________ sentía los labios y la lengua paralizados y no podía hablar. Por suerte, las puertas del ascensor se abrieron en ese momento y Nick la guió al interior, lleno de personas que salían del edificio. Pero a él no pareció importarle la presencia de toda esa gente y la hizo darse la vuelta, apretando la espalda de ella contra él. Cuando el ascensor se detuvo en el siguiente piso, Nick la acercó aún más
hacia sí, hasta que ella pudo sentir cada centímetro de su cuerpo. La invadió una oleada de calor y sintió que la cabeza le daba vueltas.
Al fin, el ascensor llegó a la planta baja y salieron al aire fresco. ______ suspiró aliviada, pues se sentía invadida por el pánico, incapaz de enfrentarse a las extrañas sensaciones que recorrían su cuerpo.
— ¿Sucede algo malo, _______? —le preguntó Nick, cogiéndola del brazo e impidiendo así una inminente huida.
Ella se volvió a mirarlo con los ojos muy abiertos y la respiración entrecortada.
— ¿Te he avergonzado antes? Si es así, lo siento.
—No —murmuró ella con voz ronca—. No me has avergonzado —«lo que has hecho ha sido aterrorizarme», pensó. « ¿Quién habría creído que yo podría sentir eso y de una manera tan abrumadora?» De acuerdo, nunca antes la habían besado, ¿pero se suponía que los besos de un hombre podían enloquecer de deseo a una mujer?
Tal vez, pensó, siempre había sido fogosa en su interior. Quizá por eso se había alejado de los hombres durante tanto tiempo, porque en el fondo reconocía que era una víctima dispuesta a someterse a sus deseos carnales. De pronto, recordó las detestables palabras de Christopher...
«Si queréis una mujer fácil, invitad a una fea. ¡Las feas se mueren de ganas de tener una aventura! Os aseguro que me acostaré con ella antes de lo que se imagina...»
Anahi se estremeció. ¿Qué habría sucedido si ese día no hubiera oído a Christopher? ¿Si hubiera salido con él el siguiente fin de semana? ¿Había tenido razón al jactarse de eso? ¿Su nivel de autoestima era tan bajo que habría hecho cualquier cosa para saborear la ilusión del amor? Siempre había pensado que rechazó la invitación de Christopher por orgullo. ¡Pero tal vez lo había hecho por temor a que él tuviera razón!
Se estremeció de nuevo, y de pronto volvió a ser la misma joven insegura, llena de dudas y temores.
—Yo... quiero irme a casa —declaró, fijando la mirada en el suelo.
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Nooo por dioooooos! NO TE VAYAS AHORA JOEEEEEEEEEEEEEEEEE
sigueelaaaa por favooor:)
sigueelaaaa por favooor:)
TeamJonas2
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Nueva lectora!! Dios!!! Esta muuuuy buena! Lo juro! xqe es tan insegura _______? Dios! Dios! Qe Nick no la deje marchar! No puede Jaja! Después de besarla no la pude dejar ir! Bueee siguela pronto si?:)
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Vale, me queria hacer la mala y dejarlas sin Cap Pero Tengo demasiado corazon (? Okno, ayer estuve ocupadisiiiiiiiiiiiiiima leyendo una novela de Diana Palmer que me dejo *-* Son mi debilidad xD & no estuve en casa Y anteriormeeeeeeeeeeeente estaba ideando un plan maestro Para acavar con mi liceo Y profesores. Aqui les dejo cap bastante largo por cierto
— ¿Qué dices? —el tono de Nick era molesto—. De ninguna manera. Has aceptado salir a cenar conmigo y eso es lo que harás. ¡No seguirás huyendo, ______ ______!
— ¿Huyendo? —repitió ella, aturdida, y alzó la mirada.
—No finjas que no sabes lo que quiero decir. No es necesario ser un Einstein para comprenderlo. Tal vez tuviste una mala experiencia con algún tipo, hace mucho tiempo, y desde entonces rechazas a los hombres. ¡Pero no vas a hacerlo conmigo, así que olvida esas tonterías y vamos a cenar!
_______ lo miró a los ojos y vio que de pronto su expresión se había endurecido. Comprendió que en Nick Jonas había un lado duro e inflexible que no le había mostrado antes. No era un rasgo tan extraño, debido a su profesión. «Su antigua profesión», se corrigió. Pero esa actitud dura era justo lo que ella necesitaba en ese momento. Había querido huir, como él le había asegurado. No obstante, se había jurado que no volvería a hacerlo, que se enfrentaría a todos los obstáculos que el sexo opuesto pusiera en su camino. Y si descubría que había estado ocultando una natura-leza apasionada, ¿qué tenía eso de malo? Tenía treinta años, no era una jovencita tonta, y ciertamente no la mujer fácil que Christopher había creído.
Pero cuando Nick la tomó de un brazo para guiarla hacia la salida, su contacto la hizo sentir una debilidad muy femenina, y pensó en lo que sería irse a la cama con un joven tan atractivo. Por vez primera en su vida, Anahi empezó a pensar en el sexo con curiosidad, no con temor.
Reconoció que eso marcaba un hito en su vida, un punto de partida a partir del cual ya no podría retroceder. Y todo se lo debía a Nick Jonas.
Hemos llegado —anunció Nick, cinco minutos después de caminar por la calle, guiando a _____ hacia una puerta en forma de arco y bajando luego por una estrecha escalera, hasta llegar a una sala débilmente iluminada.
Ante los ojos de _______ se materializó la fantasía de una antigua posada inglesa, desde la decoración en madera, hasta el ambiente cálido y animado, así como la voluptuosa camarera que caminaba con gesto provocativo por entre las mesas. Era la clase de lugar que, según imaginaba, debía de frecuentar Nick, y eso la fascinó.
—Creo que primero necesitas beber algo —decidió Nick, y la ayudó a instalarse en una banqueta alta, frente a la barra, antes de sentarse a su lado—. ¿Qué te gustaría beber? No, no me digas, déjame adivinar. Mosela.
—Sí, eso me gustaría —convino ella, tratando de conservar la compostura, mientras se bajaba la falda recta.
—Es demasiado suave —se burló Nick—. Necesitas una verdadera bebida. Merv... —le pidió al camarero—, prepárale a esta chica un cóctel que la anime. Y a mí sírveme una cerveza.
—Ahora mismo —dijo el camarero.
Cuando le sirvieron la bebida, se quedó boquiabierta. No sólo era de color azul, sino que cuando la dejó frente a ella, le acercó una cerilla encendida y la superficie ardió. Cuando _____ iba a tomar la copa, Nick se lo impidió.
—No la bebas cuando aún está encendida, tonta —se rió—. Espera un momento. Ahora ya puedes tomar un sorbo.
Ella obedeció, tosió y se echó a reír. La bebida era diferente de todo lo que había probado, y muy fuerte. — ¡Santo cielo! ¿Qué tiene? —le preguntó al camarero.
—Una combinación de varias cosas. Se llama Lamborghini en llamas —le informó, sonriendo malicioso. —Ese sería un coche apropiado para ti —comentó Nick—. ¿Cómo crees que me vería en un Lamborghini, Nick?
—Creo que podrías hacer mejores cosas con tu dinero —le aconsejó con tono serio, y sólo entonces, recordó su decisión de no pedir nada caro en el restaurante—. Sería un capricho muy caro. Sólo el seguro sería una suma elevada.
—Hablas como una experta en finanzas. Pero... ¿no detecto cierta insinuación acerca de las mías? ¿No habrás estado haciendo preguntas acerca del final de mi carrera en el fútbol?
—No necesito hacer ninguna pregunta acerca de ti, Nick. Mi secretaria es feliz contándome todo lo que sabe. Por lo visto es admiradora tuya. Durante los dos últimos años tuvo tu fotografía colgada en su dormitorio.
— ¿Jamás me dejarán olvidar ese maldito calendario? —gimió Nick.
—Si eso te avergonzaba, ¿por qué lo hiciste? —Por dinero —sonrió él, burlón. —El dinero no lo es todo —replicó ______, moviendo la cabeza.
—Trata de no tenerlo y de decir eso.
Al ver la expresión sombría de Nick, sintió que se le oprimía el corazón.
—Por lo visto, alguna vez fuiste pobre.
—Mucho. Mi madre falleció cuando yo era pequeño, y mi padre tenía problemas de salud. Cuando vives de la pensión de un inválido, no te queda mucho dinero para gastos extras. Ni siquiera teníamos un coche viejo, así que, si puedo permitirme el lujo de tener un Lamborghini, lo compraré, y al diablo con la economía. He pagado con sangre, sudor y lágrimas cada céntimo que he ganado, y nadie va a decirme cómo debo vivir mi vida ni cómo debo gastar mi dinero.
______ lo miró, sorprendida por su repentina vehemencia.
—Lo siento —se disculpó él, al ver su sorpresa—. Siempre reacciono de manera exagerada con todo lo relacionado con el dinero. No lo tomes en cuenta. ¿Quieres otra copa?
—No —respondió ella, por consideración a la cartera de Nick y por su propio bien. No estaba acostumbrada a beber alcohol, y ya empezaba a sentir el efecto de una copa.
—No te culpo —sonrió él—. Los cócteles de Merv podrían lanzar un cohete a la luna. ¿Quieres que cenemos?
Los platos estaban expuestos en una amplia mesa, en un extremo del salón, y parecían tan exquisitos como se lo había asegurado Nick. Era obvio que el lugar era muy popular, pues había una larga fila de gente, pero avanzó con rapidez y al fin les tocó el turno de servirse. ______ se colocó el bolso debajo de un brazo, tomó un plato y trató de elegir.
— ¿Tienes problemas? —le preguntó Nick, al verla titubear.
—No sé si prefiero algo caliente o frío.
—Sírvete ambas cosas —le sugirió—. Eso es lo que voy a hacer yo.
Una mirada al plato de Nick le reveló que no sólo se había servido algo caliente y frío. ¡Se había servido de todo!
— ¿Estás seguro de que podrás comerte todo eso? —le preguntó, incrédula.
—Por supuesto, eso no será un problema. Soy un muchacho que está creciendo.
La palabra «muchacho», hizo que ___________ sintiera una punzada de desaliento, ya que subrayaba la naturaleza transitoria del placer que estaba experimentando en compañía de Nick. Se engañaba si creía que esa cita conduciría a algo más. Ella era demasiado mayor para él, por no mencionar que no era atractiva. Él debía de estar
acostumbrado a salir con jóvenes de veinte años, con una figura increíble, largo cabello rubio y un gran atractivo sexual. Por alguna razón, él sólo quería distraerse esa noche; como antes había pensado, tal vez actualmente no había una mujer en su vida. Pronto se olvidaría de ella y ________ se quedaría con una nueva actitud hacia la vida. Eso la inquietaba. Cuando regresara a su apartamento, vacío como cada noche, jamás volvería a experimentar la paz y la satisfacción de antaño.
— ¿Sucede algo malo? —le preguntó Nick con ese don que parecía tener para detectar sus cambios de humor.
Con un esfuerzo, hizo a un lado su desaliento y sonrió. «Atesora estos momentos», le dijo su corazón. «Atesora esta noche, porque quizá jamás volverá a haber otra igual...»
—Oh, nada —respondió.
—Tal vez sólo tienes hambre. Vamos, dame tu plato y sostén el mío mientras te sirvo.
Ella rió deleitada, mientras Nick llenaba el plato de una variedad de alimentos que rivalizaban con lo que él se había servido. Ensalada, cerdo agridulce y un surtido de carnes frías. Por último, añadió dos bollos.
— ¡Ya está! —sonrió—. Vamos a poner los platos en una bandeja y a buscar una mesa libre.
Dos conocidos saludaron a Nick cuando cruzaron el salón, y él respondió a sus saludos, pero siguió caminando. Los dos hombres le dirigieron a ________ una mirada de sorpresa, confirmando su opinión acerca de la clase de jóvenes con las que solía salir Nick.
—Aquí hay una mesa —declaró Nick—, Hay mucho espacio y una absoluta intimidad. Siéntate, _____, yo me encargaré de todo.
Con movimientos eficientes, dejó los platos sobre la mesa, le entregó la bandeja vacía a un camarero que pasaba por allí y pidió una botella de vino blanco, cuyo precio debía de ser muy alto, pensó _________.
—No me importaría beber el vino de la casa —mintió ella.
—Pero a mí sí —respondió Nick con una mueca y se sentó.
—Una botella de vino cuesta mucho en estos lugares.
— ¿De nuevo te estás preocupando por el dinero? ¡Pues no lo hagas! Yo te he invitado y no pienso contar el dinero.
— ¿Alguna vez lo cuentas? —sonrió ella, irónica.
—No si puedo evitarlo —le aseguró, y su sonrisa también fue irónica.
— ¿Y si se te acaba?
—Entonces tendré que ganar más.
-¿Cómo?
— ¿Es tu manera de averiguar cómo me gano la vida? —le preguntó haciendo una mueca, y __________ se encogió de hombros.
—En realidad, no. Sólo tengo curiosidad por saber algo más de ti.
— ¿Y si no quiero decirte nada?
— ¿Por qué te ibas a negar a ello? —parpadeó _________, sorprendida—. ¿Es algo de lo que te avergüenzas?
— ¡Santo Dios, no! —rió él—. No me avergüenzo de nada de lo que he hecho en mi vida.
— ¿Y qué me dices de ese calendario?
—Bueno, eso es diferente. No sabía que debía quitarme toda la ropa.
— ¿Toda? —________ decidió pedirle a Estelle que le enseñara esa fotografía.
—Había una toalla en un lugar estratégico —continuó él, con tono seco—, pero era obvio que estaba desnudo. Mis compañeros de equipo no dejaban de gastarme bromas, y mi padre tampoco estaba favorablemente impresionado —se echó a reír al recordarlo—. Declaró que jamás podría volver a mantener la cabeza alta, y me hizo prometerle que jamás volvería a hacer algo así.
— ¿Tu padre y tú estáis muy unidos?
—Lo estábamos —replicó Nick. Y al ver que ________ lo miraba confundida, le explicó—: Falleció el año pasado, de cáncer.
—¡Oh, Nick! Lo siento. No lo sabía.
—Olvídalo, no podías saberlo. Además, fue lo mejor para él, ya que estaba sufriendo mucho. Y por lo menos, ahora no debo preocuparme por avergonzarlo si hago algo indebido.
_______ detectó un matiz extraño en las últimas palabras de Nick, como si, de hecho, estuviera haciendo algo que habría avergonzado a su padre. No le había dicho cuál era su trabajo actual, y sin embargo debía tener alguna ocupación; de lo contrario no podría pagar esa cena, y mucho menos las flores que le había enviado el día anterior. Las rosas rojas de tallo largo costaban mucho dinero.
—Pero no hablemos más de mí —continuó él, haciendo a un lado el tema de su padre—. Quiero saber algo más de ti, _______ ________, de Inversiones Extranjeras. ¿Hace mucho tiempo que trabajas allí?
—Tres años.
— ¿Y antes de eso?
—Trabajaba en un banco mercantil.
—Vaya, es un trabajo con muchas presiones. No me sorprende que renunciaras. ¿Qué es lo que estudiaste para saber tanto de finanzas?
—Estudié Administración Financiera, en la Universidad Armidale.
— ¿Cuántos años se tarda en estudiar eso?
—Tres o cuatro, si quieres hacerlo con honores.
—Y por supuesto tú lo hiciste.
¿Por qué, «por supuesto»? —preguntó ella, un tanto irritada.
—No te ofendas, _________, pero es obvio que eres una mujer inteligente.
—Ser inteligente no siempre es la mejor receta para ser feliz —murmuró.
—Como tampoco lo es jugar al fútbol. Yo estaba estudiando para abogado cuando comencé mi carrera deportiva.
— ¿Abogado? —preguntó __________, abriendo mucho los ojos.
— ¿No crees que soy lo bastante inteligente? —rió con expresión sardónica.
—Sí, por supuesto, pero... quiero decir... es sólo que tú...
—Es sólo que se supone que los futbolistas son estúpidos —terminó él con tono seco—. ¿No es eso lo que querías decir?
—De ninguna manera. Odio etiquetar a las personas por su apariencia o por su trabajo. Pero la profesión de abogado es tan seria, que no te imagino ajustado a ese molde. ¡Eres demasiado divertido para ser abogado!
—Y yo que esperaba terminar la carrera —sonrió—. Ahora no estoy seguro de que pueda seguir asistiendo a las clases y al mismo tiempo mantener una expresión seria. Pero gracias por el cumplido. Porque era un cumplido, ¿no es cierto? ¿No te parezco frívolo y superficial?
— ¿Lo eres?
—A menudo. ¿Y tú?
—Nunca.
—No puedo creerlo.
Ella lo miró a los ojos, odiando el destello burlón que descubrió en ellos.
—Pero en cierto modo eso es bueno —prosiguió él, con fingida seriedad—. Necesito a alguien sensato que me ayude a seguir por el camino recto. He llevado una vida turbia durante mucho tiempo.
— ¿Significa eso que quieres que yo sea algo así como tu perro guardián?
— ¿Te gustaría ese papel, ______________?
«Me gustaría cualquier papel que quieras asignarme», pensó ella aturdida.
—Dudo que jamás me encuentre en posición de desempeñar bien ese trabajo —respondió con admirable indiferencia—. Creo que es el trabajo apropiado para una esposa.
—Es cierto —convino él, mirándola a los ojos.
Siguió observándola durante un rato, con una expresión inescrutable, pero de pronto volvió a concentrarse en la cena.
— ¿Qué te ha parecido la cena? —le preguntó—. Es excelente, ¿verdad?
—Sí —convino ella.
El vino llegó un poco tarde, pero Nick no se quejó. Simplemente sirvió dos copas y siguió comiendo. ________ hizo lo mismo y pronto recobró su buen humor.
— ¿Quieres algún postre? —le preguntó el cuando dejó su plato vacío.
— ¡No podría! —exclamó ________, quien aún no podía terminar.
—Entonces, bebe —le sugirió él, y volvió a llenarle la copa.
— ¿Acaso tratas de emborracharme? Creo que deberías pedir café solo, en vez de postre.
—Puedes tomarlo en mi casa.
___________ sintió que el corazón le daba un vuelco, pero lo miró con expresión tranquila.
— ¿Quién ha dicho que iría a tu casa?
—Yo acabo de hacerlo.
— ¿Nunca te han dicho que eres dominante y prepotente? —suspiró ella, exasperada.
-No.
—Debería negarme, sólo para darte una lección de modestia.
—Ya la recibí, después de ese episodio del calendario.
— ¿Quieres decir que desde entonces no te has vuelto a quitar la ropa? —inquirió _________.
—No en público. Sin embargo, doy exhibiciones privadas —declaró él—. ¿Me estás pidiendo una?
___________ se sonrojó, ya que por supuesto lo había desnudado mentalmente un par de veces.
—He vuelto a avergonzarte —murmuró él—. Lo siento, pero no he podido resistir la tentación. Hace mucho tiempo que no estoy al lado de una mujer capaz de ruborizarse.
—Eso no es motivo de orgullo —__________ le dirigió una mirada de reproche.
—No —respondió él—. ¿Quieres hacerme el honor de ser la primera verdadera dama que invite a mi hogar?
—Sólo si me prometes que te comportarás como un caballero.
— ¡_________! —exclamó él, fingiendo ofenderse—. ¿Cómo crees que podría dejar de serlo en tu presencia?
—El hombre que me besó delante de los ascensores no era un caballero.
—Oh, eso sólo fue una actuación para tus colegas de mente perversa. Te prometo que no sólo conservaré la ropa puesta, sino que mantendré la boca cerrada.
— ¿Cómo podrás hablar con la boca cerrada? —le preguntó ella con una mueca.
— ¡Maldición! No había pensado en eso. De acuerdo, te prometo que no trataré de seducirte. ¿Qué piensas de eso?
—Que tal vez sea una mentira —respondió, sin poder evitarlo.
— ¡__________, me escandalizas!
—Por supuesto que no. Tal vez no tenga mucha experiencia con los hombres, pero reconozco una mentira cuando la escucho. Iré a tu casa a tomar café, Nick, pero no quiero que te imagines ni por un momento que voy a permitir que te diviertas conmigo, sólo porque estás aburrido. Si algún día me voy a la cama con un hombre, será porque ese hombre significa algo especial para mí y yo para él. ¿Me he expresado con claridad?
—Perfectamente.
—Bien, ¿aún quieres llevarme a tu casa a tomar café?
—Sólo tengo una cosa que decir a eso, ________...
— ¿Qué es?
— ¿Te gusta con leche, o solo? —sonrió, burlón.
Capitulo 4
— ¿Qué dices? —el tono de Nick era molesto—. De ninguna manera. Has aceptado salir a cenar conmigo y eso es lo que harás. ¡No seguirás huyendo, ______ ______!
— ¿Huyendo? —repitió ella, aturdida, y alzó la mirada.
—No finjas que no sabes lo que quiero decir. No es necesario ser un Einstein para comprenderlo. Tal vez tuviste una mala experiencia con algún tipo, hace mucho tiempo, y desde entonces rechazas a los hombres. ¡Pero no vas a hacerlo conmigo, así que olvida esas tonterías y vamos a cenar!
_______ lo miró a los ojos y vio que de pronto su expresión se había endurecido. Comprendió que en Nick Jonas había un lado duro e inflexible que no le había mostrado antes. No era un rasgo tan extraño, debido a su profesión. «Su antigua profesión», se corrigió. Pero esa actitud dura era justo lo que ella necesitaba en ese momento. Había querido huir, como él le había asegurado. No obstante, se había jurado que no volvería a hacerlo, que se enfrentaría a todos los obstáculos que el sexo opuesto pusiera en su camino. Y si descubría que había estado ocultando una natura-leza apasionada, ¿qué tenía eso de malo? Tenía treinta años, no era una jovencita tonta, y ciertamente no la mujer fácil que Christopher había creído.
Pero cuando Nick la tomó de un brazo para guiarla hacia la salida, su contacto la hizo sentir una debilidad muy femenina, y pensó en lo que sería irse a la cama con un joven tan atractivo. Por vez primera en su vida, Anahi empezó a pensar en el sexo con curiosidad, no con temor.
Reconoció que eso marcaba un hito en su vida, un punto de partida a partir del cual ya no podría retroceder. Y todo se lo debía a Nick Jonas.
Hemos llegado —anunció Nick, cinco minutos después de caminar por la calle, guiando a _____ hacia una puerta en forma de arco y bajando luego por una estrecha escalera, hasta llegar a una sala débilmente iluminada.
Ante los ojos de _______ se materializó la fantasía de una antigua posada inglesa, desde la decoración en madera, hasta el ambiente cálido y animado, así como la voluptuosa camarera que caminaba con gesto provocativo por entre las mesas. Era la clase de lugar que, según imaginaba, debía de frecuentar Nick, y eso la fascinó.
—Creo que primero necesitas beber algo —decidió Nick, y la ayudó a instalarse en una banqueta alta, frente a la barra, antes de sentarse a su lado—. ¿Qué te gustaría beber? No, no me digas, déjame adivinar. Mosela.
—Sí, eso me gustaría —convino ella, tratando de conservar la compostura, mientras se bajaba la falda recta.
—Es demasiado suave —se burló Nick—. Necesitas una verdadera bebida. Merv... —le pidió al camarero—, prepárale a esta chica un cóctel que la anime. Y a mí sírveme una cerveza.
—Ahora mismo —dijo el camarero.
Cuando le sirvieron la bebida, se quedó boquiabierta. No sólo era de color azul, sino que cuando la dejó frente a ella, le acercó una cerilla encendida y la superficie ardió. Cuando _____ iba a tomar la copa, Nick se lo impidió.
—No la bebas cuando aún está encendida, tonta —se rió—. Espera un momento. Ahora ya puedes tomar un sorbo.
Ella obedeció, tosió y se echó a reír. La bebida era diferente de todo lo que había probado, y muy fuerte. — ¡Santo cielo! ¿Qué tiene? —le preguntó al camarero.
—Una combinación de varias cosas. Se llama Lamborghini en llamas —le informó, sonriendo malicioso. —Ese sería un coche apropiado para ti —comentó Nick—. ¿Cómo crees que me vería en un Lamborghini, Nick?
—Creo que podrías hacer mejores cosas con tu dinero —le aconsejó con tono serio, y sólo entonces, recordó su decisión de no pedir nada caro en el restaurante—. Sería un capricho muy caro. Sólo el seguro sería una suma elevada.
—Hablas como una experta en finanzas. Pero... ¿no detecto cierta insinuación acerca de las mías? ¿No habrás estado haciendo preguntas acerca del final de mi carrera en el fútbol?
—No necesito hacer ninguna pregunta acerca de ti, Nick. Mi secretaria es feliz contándome todo lo que sabe. Por lo visto es admiradora tuya. Durante los dos últimos años tuvo tu fotografía colgada en su dormitorio.
— ¿Jamás me dejarán olvidar ese maldito calendario? —gimió Nick.
—Si eso te avergonzaba, ¿por qué lo hiciste? —Por dinero —sonrió él, burlón. —El dinero no lo es todo —replicó ______, moviendo la cabeza.
—Trata de no tenerlo y de decir eso.
Al ver la expresión sombría de Nick, sintió que se le oprimía el corazón.
—Por lo visto, alguna vez fuiste pobre.
—Mucho. Mi madre falleció cuando yo era pequeño, y mi padre tenía problemas de salud. Cuando vives de la pensión de un inválido, no te queda mucho dinero para gastos extras. Ni siquiera teníamos un coche viejo, así que, si puedo permitirme el lujo de tener un Lamborghini, lo compraré, y al diablo con la economía. He pagado con sangre, sudor y lágrimas cada céntimo que he ganado, y nadie va a decirme cómo debo vivir mi vida ni cómo debo gastar mi dinero.
______ lo miró, sorprendida por su repentina vehemencia.
—Lo siento —se disculpó él, al ver su sorpresa—. Siempre reacciono de manera exagerada con todo lo relacionado con el dinero. No lo tomes en cuenta. ¿Quieres otra copa?
—No —respondió ella, por consideración a la cartera de Nick y por su propio bien. No estaba acostumbrada a beber alcohol, y ya empezaba a sentir el efecto de una copa.
—No te culpo —sonrió él—. Los cócteles de Merv podrían lanzar un cohete a la luna. ¿Quieres que cenemos?
Los platos estaban expuestos en una amplia mesa, en un extremo del salón, y parecían tan exquisitos como se lo había asegurado Nick. Era obvio que el lugar era muy popular, pues había una larga fila de gente, pero avanzó con rapidez y al fin les tocó el turno de servirse. ______ se colocó el bolso debajo de un brazo, tomó un plato y trató de elegir.
— ¿Tienes problemas? —le preguntó Nick, al verla titubear.
—No sé si prefiero algo caliente o frío.
—Sírvete ambas cosas —le sugirió—. Eso es lo que voy a hacer yo.
Una mirada al plato de Nick le reveló que no sólo se había servido algo caliente y frío. ¡Se había servido de todo!
— ¿Estás seguro de que podrás comerte todo eso? —le preguntó, incrédula.
—Por supuesto, eso no será un problema. Soy un muchacho que está creciendo.
La palabra «muchacho», hizo que ___________ sintiera una punzada de desaliento, ya que subrayaba la naturaleza transitoria del placer que estaba experimentando en compañía de Nick. Se engañaba si creía que esa cita conduciría a algo más. Ella era demasiado mayor para él, por no mencionar que no era atractiva. Él debía de estar
acostumbrado a salir con jóvenes de veinte años, con una figura increíble, largo cabello rubio y un gran atractivo sexual. Por alguna razón, él sólo quería distraerse esa noche; como antes había pensado, tal vez actualmente no había una mujer en su vida. Pronto se olvidaría de ella y ________ se quedaría con una nueva actitud hacia la vida. Eso la inquietaba. Cuando regresara a su apartamento, vacío como cada noche, jamás volvería a experimentar la paz y la satisfacción de antaño.
— ¿Sucede algo malo? —le preguntó Nick con ese don que parecía tener para detectar sus cambios de humor.
Con un esfuerzo, hizo a un lado su desaliento y sonrió. «Atesora estos momentos», le dijo su corazón. «Atesora esta noche, porque quizá jamás volverá a haber otra igual...»
—Oh, nada —respondió.
—Tal vez sólo tienes hambre. Vamos, dame tu plato y sostén el mío mientras te sirvo.
Ella rió deleitada, mientras Nick llenaba el plato de una variedad de alimentos que rivalizaban con lo que él se había servido. Ensalada, cerdo agridulce y un surtido de carnes frías. Por último, añadió dos bollos.
— ¡Ya está! —sonrió—. Vamos a poner los platos en una bandeja y a buscar una mesa libre.
Dos conocidos saludaron a Nick cuando cruzaron el salón, y él respondió a sus saludos, pero siguió caminando. Los dos hombres le dirigieron a ________ una mirada de sorpresa, confirmando su opinión acerca de la clase de jóvenes con las que solía salir Nick.
—Aquí hay una mesa —declaró Nick—, Hay mucho espacio y una absoluta intimidad. Siéntate, _____, yo me encargaré de todo.
Con movimientos eficientes, dejó los platos sobre la mesa, le entregó la bandeja vacía a un camarero que pasaba por allí y pidió una botella de vino blanco, cuyo precio debía de ser muy alto, pensó _________.
—No me importaría beber el vino de la casa —mintió ella.
—Pero a mí sí —respondió Nick con una mueca y se sentó.
—Una botella de vino cuesta mucho en estos lugares.
— ¿De nuevo te estás preocupando por el dinero? ¡Pues no lo hagas! Yo te he invitado y no pienso contar el dinero.
— ¿Alguna vez lo cuentas? —sonrió ella, irónica.
—No si puedo evitarlo —le aseguró, y su sonrisa también fue irónica.
— ¿Y si se te acaba?
—Entonces tendré que ganar más.
-¿Cómo?
— ¿Es tu manera de averiguar cómo me gano la vida? —le preguntó haciendo una mueca, y __________ se encogió de hombros.
—En realidad, no. Sólo tengo curiosidad por saber algo más de ti.
— ¿Y si no quiero decirte nada?
— ¿Por qué te ibas a negar a ello? —parpadeó _________, sorprendida—. ¿Es algo de lo que te avergüenzas?
— ¡Santo Dios, no! —rió él—. No me avergüenzo de nada de lo que he hecho en mi vida.
— ¿Y qué me dices de ese calendario?
—Bueno, eso es diferente. No sabía que debía quitarme toda la ropa.
— ¿Toda? —________ decidió pedirle a Estelle que le enseñara esa fotografía.
—Había una toalla en un lugar estratégico —continuó él, con tono seco—, pero era obvio que estaba desnudo. Mis compañeros de equipo no dejaban de gastarme bromas, y mi padre tampoco estaba favorablemente impresionado —se echó a reír al recordarlo—. Declaró que jamás podría volver a mantener la cabeza alta, y me hizo prometerle que jamás volvería a hacer algo así.
— ¿Tu padre y tú estáis muy unidos?
—Lo estábamos —replicó Nick. Y al ver que ________ lo miraba confundida, le explicó—: Falleció el año pasado, de cáncer.
—¡Oh, Nick! Lo siento. No lo sabía.
—Olvídalo, no podías saberlo. Además, fue lo mejor para él, ya que estaba sufriendo mucho. Y por lo menos, ahora no debo preocuparme por avergonzarlo si hago algo indebido.
_______ detectó un matiz extraño en las últimas palabras de Nick, como si, de hecho, estuviera haciendo algo que habría avergonzado a su padre. No le había dicho cuál era su trabajo actual, y sin embargo debía tener alguna ocupación; de lo contrario no podría pagar esa cena, y mucho menos las flores que le había enviado el día anterior. Las rosas rojas de tallo largo costaban mucho dinero.
—Pero no hablemos más de mí —continuó él, haciendo a un lado el tema de su padre—. Quiero saber algo más de ti, _______ ________, de Inversiones Extranjeras. ¿Hace mucho tiempo que trabajas allí?
—Tres años.
— ¿Y antes de eso?
—Trabajaba en un banco mercantil.
—Vaya, es un trabajo con muchas presiones. No me sorprende que renunciaras. ¿Qué es lo que estudiaste para saber tanto de finanzas?
—Estudié Administración Financiera, en la Universidad Armidale.
— ¿Cuántos años se tarda en estudiar eso?
—Tres o cuatro, si quieres hacerlo con honores.
—Y por supuesto tú lo hiciste.
¿Por qué, «por supuesto»? —preguntó ella, un tanto irritada.
—No te ofendas, _________, pero es obvio que eres una mujer inteligente.
—Ser inteligente no siempre es la mejor receta para ser feliz —murmuró.
—Como tampoco lo es jugar al fútbol. Yo estaba estudiando para abogado cuando comencé mi carrera deportiva.
— ¿Abogado? —preguntó __________, abriendo mucho los ojos.
— ¿No crees que soy lo bastante inteligente? —rió con expresión sardónica.
—Sí, por supuesto, pero... quiero decir... es sólo que tú...
—Es sólo que se supone que los futbolistas son estúpidos —terminó él con tono seco—. ¿No es eso lo que querías decir?
—De ninguna manera. Odio etiquetar a las personas por su apariencia o por su trabajo. Pero la profesión de abogado es tan seria, que no te imagino ajustado a ese molde. ¡Eres demasiado divertido para ser abogado!
—Y yo que esperaba terminar la carrera —sonrió—. Ahora no estoy seguro de que pueda seguir asistiendo a las clases y al mismo tiempo mantener una expresión seria. Pero gracias por el cumplido. Porque era un cumplido, ¿no es cierto? ¿No te parezco frívolo y superficial?
— ¿Lo eres?
—A menudo. ¿Y tú?
—Nunca.
—No puedo creerlo.
Ella lo miró a los ojos, odiando el destello burlón que descubrió en ellos.
—Pero en cierto modo eso es bueno —prosiguió él, con fingida seriedad—. Necesito a alguien sensato que me ayude a seguir por el camino recto. He llevado una vida turbia durante mucho tiempo.
— ¿Significa eso que quieres que yo sea algo así como tu perro guardián?
— ¿Te gustaría ese papel, ______________?
«Me gustaría cualquier papel que quieras asignarme», pensó ella aturdida.
—Dudo que jamás me encuentre en posición de desempeñar bien ese trabajo —respondió con admirable indiferencia—. Creo que es el trabajo apropiado para una esposa.
—Es cierto —convino él, mirándola a los ojos.
Siguió observándola durante un rato, con una expresión inescrutable, pero de pronto volvió a concentrarse en la cena.
— ¿Qué te ha parecido la cena? —le preguntó—. Es excelente, ¿verdad?
—Sí —convino ella.
El vino llegó un poco tarde, pero Nick no se quejó. Simplemente sirvió dos copas y siguió comiendo. ________ hizo lo mismo y pronto recobró su buen humor.
— ¿Quieres algún postre? —le preguntó el cuando dejó su plato vacío.
— ¡No podría! —exclamó ________, quien aún no podía terminar.
—Entonces, bebe —le sugirió él, y volvió a llenarle la copa.
— ¿Acaso tratas de emborracharme? Creo que deberías pedir café solo, en vez de postre.
—Puedes tomarlo en mi casa.
___________ sintió que el corazón le daba un vuelco, pero lo miró con expresión tranquila.
— ¿Quién ha dicho que iría a tu casa?
—Yo acabo de hacerlo.
— ¿Nunca te han dicho que eres dominante y prepotente? —suspiró ella, exasperada.
-No.
—Debería negarme, sólo para darte una lección de modestia.
—Ya la recibí, después de ese episodio del calendario.
— ¿Quieres decir que desde entonces no te has vuelto a quitar la ropa? —inquirió _________.
—No en público. Sin embargo, doy exhibiciones privadas —declaró él—. ¿Me estás pidiendo una?
___________ se sonrojó, ya que por supuesto lo había desnudado mentalmente un par de veces.
—He vuelto a avergonzarte —murmuró él—. Lo siento, pero no he podido resistir la tentación. Hace mucho tiempo que no estoy al lado de una mujer capaz de ruborizarse.
—Eso no es motivo de orgullo —__________ le dirigió una mirada de reproche.
—No —respondió él—. ¿Quieres hacerme el honor de ser la primera verdadera dama que invite a mi hogar?
—Sólo si me prometes que te comportarás como un caballero.
— ¡_________! —exclamó él, fingiendo ofenderse—. ¿Cómo crees que podría dejar de serlo en tu presencia?
—El hombre que me besó delante de los ascensores no era un caballero.
—Oh, eso sólo fue una actuación para tus colegas de mente perversa. Te prometo que no sólo conservaré la ropa puesta, sino que mantendré la boca cerrada.
— ¿Cómo podrás hablar con la boca cerrada? —le preguntó ella con una mueca.
— ¡Maldición! No había pensado en eso. De acuerdo, te prometo que no trataré de seducirte. ¿Qué piensas de eso?
—Que tal vez sea una mentira —respondió, sin poder evitarlo.
— ¡__________, me escandalizas!
—Por supuesto que no. Tal vez no tenga mucha experiencia con los hombres, pero reconozco una mentira cuando la escucho. Iré a tu casa a tomar café, Nick, pero no quiero que te imagines ni por un momento que voy a permitir que te diviertas conmigo, sólo porque estás aburrido. Si algún día me voy a la cama con un hombre, será porque ese hombre significa algo especial para mí y yo para él. ¿Me he expresado con claridad?
—Perfectamente.
—Bien, ¿aún quieres llevarme a tu casa a tomar café?
—Sólo tengo una cosa que decir a eso, ________...
— ¿Qué es?
— ¿Te gusta con leche, o solo? —sonrió, burlón.
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Bua bua bua bua buaaaaaaaaaa
QUE BO-NI-TA :)
Estoy en casa malita, pero esta novela me acaba de alegrar el dia! :))
GRAAACIAS!
Sube mas caaaps por favooooooor
Y CHICAS, LEED ESTA NOVELA QUE ES LA MEJOOOR!
QUE BO-NI-TA :)
Estoy en casa malita, pero esta novela me acaba de alegrar el dia! :))
GRAAACIAS!
Sube mas caaaps por favooooooor
Y CHICAS, LEED ESTA NOVELA QUE ES LA MEJOOOR!
TeamJonas2
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Wow! Increíble capitulo!^.^ plizZ! Siguela! Me muero x leer mas!:)
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Giiiiiiiiiiiiiirls OMG No tengo Perdon de Dios!! Yo hacia mucho menos tiempo pero hace como una semana que las tengo sin cap :l Perdon Perdon Perdoooon no me mateeeen ultimamente es estado hasta la punta del pelo de ocupada, Entre los profesores y una fiesta que estamos organizando .-.
Chicas ahora ahora ahora no puedo subirles Cap Pero antes de la puesta del sol (? Les subo Un cap super Hiper Mega largo! Kiss <3
Chicas ahora ahora ahora no puedo subirles Cap Pero antes de la puesta del sol (? Les subo Un cap super Hiper Mega largo! Kiss <3
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
Chicas aqui les dejo Cap Está m Intrezante... cada vez se pone mejor Espero que les guste Al rato quizás les suba mas como recompenza :3
Capítulo 5
La temperatura había descendido cuando salieron. En el verano, los días en Sidney eran cálidos, pero refrescaba por las noches. Soplaba una ligera brisa y _________ se estremeció.
— ¿Está muy lejos tu casa? —le preguntó a Nick—. ¿No deberíamos coger un taxi? Yo lo pagaré si estás corto... —pensaba que la cena y las bebidas no debían de haber costado mucho, pero ella no tenía idea de cuál era la situación económica de Alfonso. Por lo que sabía, podía estar sin un céntimo.
— ¿No puedes ver tú misma que no soy corto, sino alto? —declaró él, extendiendo los brazos y contemplándola desde su considerable altura.
—Sabes que no me refería a tu estatura —lo reprendió—. ¿Por qué siempre debes bromear con todo?
—No siempre, pero por lo visto has ejercido un efecto saludable en mi sentido del humor —de pronto la abrazó, riendo y estrechándola contra su pecho hasta dejarla sin aliento. Y no contento con eso, la alzó en brazos y la hizo girar, de forma que casi golpeó a un transeúnte que tuvo que hacerse a un lado para esquivar las piernas de ________.
—Cuidado, amigo —rezongó el hombre. —Lo siento —replicó Nick, jovial. El hombre murmuró algo, irritado, y siguió adelante con la cabeza inclinada y una carpeta en una mano.
_________ lo miró, pensando que así era ella la mayoría de las noches, caminando apresurada de regreso a su casa, después del trabajo, inmersa en su propio mundo. Ella misma había pasado al lado de parejas que reían y se divertían como solían hacerlo los enamorados y los amantes.
« ¿Amantes?», se preguntó _____________ tragando saliva y mirando a su atractivo acompañante. Eso sólo era un sueño. Nick y ella jamás serían amantes.
—No dejes que te irrite ese tipo malhumorado —le pidió él.
—No... Estoy alterada.
—Es curioso, pero lo parecías hace un momento.
—No, de ninguna manera —sonrió, forzada—. Ya ni siquiera tengo frío.
—Bueno, yo sí. Apresurémonos. Mi casa está a dos calles de distancia. En menos de diez minutos estaremos allí, tomando café.
__________ sentía tal placer al caminar por la calle cogida de la mano de Alfonso, que no pensó en dónde podría estar su casa. Suponía que debía de haber alquilado un par de habitaciones en alguna modesta pensión o en un hotel, cerca de la zona del muelle. Sí estaba cerca del muelle, pero el rascacielos de cemento y cristal, frente al cual se detuvo Nick, distaba mucho de ser modesto. Era casi nuevo y de aspecto lujoso.
— ¿Tienes alquilado un apartamento aquí? —preguntó _________, aturdida, cuando él la guió a través de las puertas giratorias de cristal hacia el interior del edificio de veinte pisos. Al cruzar el vestíbulo saludó a los dos guardias de seguridad, antes de dirigirse a los ascensores. Sólo entonces se volvió divertido para contemplar la expresión sorprendida de _________.
—Te dije que no me faltaba el dinero. Y no he alquilado un apartamento, soy el propietario. Invertí en él todo mi dinero hace un par de años. Además de la seguridad de una inversión sólida en una propiedad, siempre tendré un techo sobre mi cabeza.
— ¡Vaya techo! Ahora me dirás que ocupas el apartamento del último piso.
—Uno de ellos, pues son cuatro.
— ¡Oh, Dios! —Gimió ella, avergonzada por sus anteriores pensamientos acerca de su situación económica—. Así que eres un hombre rico.
—No, todavía no, pero estoy trabajando en ello.
Entraron en el ascensor y Nick oprimió el botón del último piso.
— ¿No vas a decirme cómo te ganas la vida?
—Todavía no, me agrada mantenerte en la ignorancia, así no tendrás ideas preconcebidas acerca de mí.
—Me alegro de no ser curiosa —murmuró ella, exasperada. Pero sí lo era, por lo menos en lo referente a él—. ¿No puedes darme una pista?
—No —la miró de soslayo con una expresión maliciosa—. Si te portas bien, tal vez te lo diré dentro de una semana más o menos.
El corazón de _________ dio un vuelco. ¿Significaba eso que pensaba volver a invitarla a salir? Era algo que quería saber, pero justo en ese momento se abrieron las puertas del ascensor y vio un amplio pasillo circular, con una gruesa alfombra verde y paisajes marinos en las paredes.
—Por aquí —le indicó Nick y la guió hacia la izquierda, deteniéndose frente a una puerta.
__________ se olvidó de las preguntas que quería hacerle acerca de sus intenciones respecto a ella, tan pronto como se encontró en el interior del apartamento. Jamás había visto un lugar semejante.
El vestíbulo era muy lujoso, con suelo de mármol, paredes cubiertas con espejos y un gran candelabro de cristal. A la derecha, una escalera de hierro forjado llevaba a una galería, oculta a la vista por una sólida pared. Al frente, un arco conducía a una sala lujosamente amueblada.
— ¡Oh, Nick! —murmuró—. Es una habitación muy bella.
—No la uso mucho —reconoció él—. Por eso está tan ordenada.
No sólo ordenada. Era exquisita, decorada con muy buen gusto en tonos verde y oro, con varios sofás y sillones dispuestos frente a una chimenea de mármol. Unas cortinas enmarcaban un ventanal, y en el extremo más alejado había un piano de cola. Anahi se acercó a él. Deslizando una mano sobre su pulida superficie.
— ¿Tocas el piano? —le preguntó ella.
—Ni una sola nota. ¿Y tú?
—No, pero me gustaría hacerlo.
— ¿Por qué no recibes clases? Podrías practicar aquí. Eso me daría una buena excusa para verte con más frecuencia.
Se volvió para mirarlo, esperando que su rostro no revelara lo que sentía. Estaba totalmente confundida. ¿Qué estaba haciendo allí, y qué quería Alfonso de ella? La simple gratitud no llegaba tan lejos. Por mucho que quisiera que él la encontrara atractiva, interesante y deseable, seguía recordando su pasado, seguía pensando que, de ser así, era el primer hombre que se interesaba por ella. ¡Ciertamente, el primer hombre atractivo y con la figura de un atleta!
— ¿Necesitas una excusa? —le preguntó, tratando de que su voz sonara despreocupada, pero sentía un nudo en el estómago mientras esperaba su respuesta.
Nick cruzó la habitación para acercarse a ella, y su mirada hizo que el corazón de __________ latiera aceleradamente. «Va a besarme», comprendió. «Va a estrecharme entre sus brazos y a besarme, y yo no puedo creer que esto esté sucediendo...»
El teléfono sonó insistentemente en el silencio de la habitación.
— ¡Maldición! —Murmuró él, mirándola casi angustiado—. Será mejor que conteste.
—Por supuesto —replicó ella, serena, aunque en su interior quería gritar. Algo le decía que el momento había pasado y que no volvería a presentarse.
Él se dio la vuelta y cruzó una puerta, dejándola entreabierta. Desde donde estaba, ________ no tenía ningún problema para escuchar la voz de Nick, profunda y resonante.
—Sí, Ned, lo has hecho —rezongó—. Espero que sea algo importante.
_________ se preguntó quién sería Ned.
— ¡Debes de estar bromeando! —continuó Nick, frustrado—. Hemos hecho todo lo posible para complacer a esa mujer. ¿Qué esperaba?
_________ parpadeó al escuchar la dureza de las palabras de Nick.
— ¡Santo Dios! ¿Lo ha hecho? —exclamó él—. ¡Maldición! Esas mujeres maduras quieren obtener demasiado a cambio de su dinero. Es increíble que quiera pagar lo mismo que le cobraban los tipos anteriores. Alguien debería decirle que no puede conseguir más por el dinero que paga. Nosotros tenemos clase, Ned; si quieren algo burdo y barato, que lo busquen en otra parte. La próxima vez que te llame, ponme en contacto con ella. ¡Yo le hablaré con toda claridad!
_________ parpadeó aturdida, y siguió escuchando.
—Eso no es ningún problema, Ned —decía Nick—. Ya empiezo a acostumbrarme. Sí, y me he vuelto duro. Debemos tratar esto como el negocio serio que es. No somos una organización de caridad para esposas olvidadas y viudas. ¡Maldita sea, casi todas esas mujeres tienen tanto dinero, que no saben qué hacer con él! Si no les gusta lo que les proporcionamos, entonces pueden irse a otra parte. Y esto también vale para todas esas rígidas ejecutivas que quieren que las atendamos a cualquier hora.
«¡Oh, Dios!» pensó ____________, desesperada. Él sí era eso. No le sorprendía que no quisiera revelarle cómo se ganaba la vida.
—Sí, tienes razón —admitió Nick, reacio—. Por lo menos están dispuestas a pagar por el privilegio. De acuerdo, veré qué puedo hacer para atenderlas a todas. Ahora debo colgar, Ned, tengo compañía —su risa sonó lasciva a los oídos de ________—. Lo dudo, Ned, pero así es la suerte. Adiós.
Cuando _________ oyó que Nick colgaba el auricular, se dirigió al otro extremo de la sala, desde donde sabía que era imposible escuchar esa llamada. Sujetando su bolso con fuerza para controlar el temblor de sus manos, miró sin ver a través de la ventana que daba al puerto de Sidney. Cualquiera se habría maravillado ante ese panorama, con el puente iluminado a la izquierda y el teatro de la Ópera a la derecha. Pero ella no veía nada, cegada por su torbellino emocional.
¿Por qué no había confiado en su temor inicial acerca de esa cita, sospechando que en ello había algo más que gratitud? Si lo hubiera hecho no se sentiría como ahora se sentía: totalmente destrozada. Sintió un sabor amargo en la boca al recordar lo que había pensado de Nick al principio: que tal vez usaba su atractivo sexual para ganarse la vida. ¡Qué razón había tenido! Él sólo era un charlatán de la peor especie, que se aprovechaba de la vulnerabilidad de las mujeres solitarias como ella, cautivándolas con su falso encanto. Una vez que lo lograba, sin duda empezaba a sugerirles que pagaran por el privilegio de su compañía y de cualesquiera otros servicios que les proporcionara. ________ se estremeció.
— ¡Vaya, aquí estás!
Todo en su interior se tensó al oír su voz, pero su mirada era tranquila cuando se volvió para mirarlo, queriendo odiarlo por ser un bastardo inmoral. Pero de alguna manera, cuando vio ese rostro atractivo y sonriente, sólo sintió deseos de llorar. El escozor de las lágrimas en sus ojos hizo que una helada cólera sustituyera a su desdicha. Una vez se juró que ningún hombre volvería a hacerla llorar. Y ciertamente eso incluía a alguien como Nick Jonas.
—Lo siento, Nick —dijo con frialdad—, pero no puedo quedarme a tomar el café. Gracias por la cena, me ha gustado mucho. Pero acabo de recordar que mañana debo levantarme temprano, y debo irme a casa.
La sonrisa de Nick se desvaneció al instante. Durante un momento no dijo nada, sólo la miró intensamente.
—Si tienes que hacerlo... —respondió al fin—. Te pediré un taxi.
El alivio de _________ luchó con una cólera irrazonable. ¿Qué esperaba? ¿Que tratara de persuadirla para que se quedara, que usara ese infalible encanto suyo para convencerla? La atracción que sentía hacia él debió haber muerto al enterarse de su
verdadero carácter, pero no era así. Si acaso, ahora NNick la intrigaba más que nunca. Disgustada consigo misma, dijo con acritud:
—Gracias, eres muy amable.
— ¿Cuál debo decir que es tu punto de destino?
—El norte de Sidney.
— ¿Vives allí con tu familia?
—No, vivo sola.
— ¿No tienes familia?
Sin duda era imperativo que supiera todo lo posible acerca de sus víctimas, pensó _________ con cinismo. El conocimiento significaba poder, pero no en lo que a ella se refería. Nick podría saber todo lo que quisiera sobre ella, pero eso no importaba. Esa noche había sido un toque de muerte para ella en lo que se refería a los hombres, ya que jamás volvería a permitir que ninguno atravesara sus defensas. La soledad era preferible a ese dolor.
—Tengo una familia numerosa —replicó con frialdad—, pero ninguno vive en Sidney. Ahora, ¿podrías pedir el taxi?
Él le dirigió una última mirada inquisitiva, antes de alejarse. Regresó un par de minutos después.
—Los hombres de seguridad llamarán cuando llegue.
—Sería más rápido si lo esperase abajo.
— ¿De verdad tienes tanta prisa? —le preguntó él, mirándola ceñudo.
«Por alejarme de ti», pensó ella. «Yo diría que es algo imperativo».
—No estoy acostumbrada a retirarme tarde —se disculpó y se dirigió hacia la puerta.
—No es tan tarde —comentó él, siguiéndola.
—Lo será cuando llegue a casa y me vaya a la cama. Debo trabajar mañana, ¿lo recuerdas?
—Hablando de mañana ¿puedo llamarte?
—Creo que sería mejor que no lo hicieras —replicó ella con frialdad.
—No estoy de acuerdo en eso.
—Perderás el tiempo.
—Hay algo aquí que no comprendo —declaró él con expresión ceñuda, pero ________ ignoró el comentario.
—No necesitas acompañarme al vestíbulo. Debes de estar cansado —sin que fuera su intención, su último comentario fue sarcástico, lo que hizo que Nick le dirigiera otra mirada penetrante.
— ¿Por qué lo dices? —le preguntó al abrir la puerta.
—Pareces cansado.
—Y tú pareces muy hermosa —murmuró él.
Fue lo peor que pudo decir. ________ se volvió hacia él y sus ojos lanzaron destellos de furia.
—Jamás me hagas falsos cumplidos, ¿me oyes? No soy hermosa, ni siquiera atractiva. ¡Y los hombres que creen que pueden conquistar a una mujer con halagos sólo me inspiran desprecio!
No miró hacia atrás al salir, pues literalmente temblaba de emoción. Él la alcanzó frente a los ascensores y la sujetó de un brazo para obligarla a mirarlo. Parecía alterado y perplejo.
— ¿Qué diablos está sucediendo? —Quiso saber—. ¿Qué es lo que he hecho? Es el apartamento, ¿verdad? ¿Crees que soy un calavera millonario que sólo quiere una aventura de una noche? Permíteme asegurarte que no es así. Yo...
La risa dura de ella lo interrumpió.
—Estoy segura de que no. Las aventuras de una noche no pueden pagar un piano de cola. Tenías en mente algo más perdurable, ¿no es cierto?
— ¿Y si así es? ¿Qué tiene de malo? Me gustas, __________, y quiero verte con más frecuencia. Quiero...
—Ya sé lo que quieres, Nick Jonas, pero esta vez has fallado. La próxima vez investiga con más cuidado antes de enviar rosas. Me imagino que cuestan mucho dinero.
—Escucha, ______, no voy a negar que el sexo pasó por mi mente cuando te invité a cenar, pero eso fue antes de conocerte mejor.
—Oh, por favor, Nick, ahórrate las frases amables. Puedes usarlas con tus otras amigas.
— ¿Qué otras amigas? Hace años que no salgo con una mujer.
Las puertas del ascensor se abrieron y, al entrar, _________ le dirigió a Nick una mirada exasperada por encima del hombro. Pensó que tal vez él no llamaba a lo que hacía con esas mujeres salir con ellas. ¡Era más probable que las invitara a entrar!
— ¡No! —Gritó cuando él se disponía a seguirla al interior del ascensor—. Por favor, Nick, déjame ir.
Retrocedió desconcertado, pero se quedó en el umbral de las puertas impidiendo que se cerraran. ________ sintió pánico, ya que sabía que si Alfonso la tocaba, tal vez no tendría la fortaleza suficiente para luchar contra él. De alguna manera, el conocimiento secreto de que podía tenerlo si quería, aunque debiera pagar por ello, le había hecho sentir una perversa tentación.
—Por favor —casi sollozó, aterrorizada por sus pensamientos.
—De acuerdo —continuó él, reacio, y se alejó de las puertas—. Pero sólo por esta noche.
Las puertas empezaron a cerrarse y _________ suspiró aliviada.
—Te llamaré mañana, ________ _______ —gritó Nick a través de la abertura—. ¡Acuérdate de lo que te digo!
El taxi estaba esperando frente al edificio, cuando ________ cruzó a toda prisa la puerta giratoria. Se acostó antes de las diez, pero no pudo conciliar el sueño hasta después de la medianoche. Era de lo más perturbador recordar las palabras de Nick.
Capítulo 5
La temperatura había descendido cuando salieron. En el verano, los días en Sidney eran cálidos, pero refrescaba por las noches. Soplaba una ligera brisa y _________ se estremeció.
— ¿Está muy lejos tu casa? —le preguntó a Nick—. ¿No deberíamos coger un taxi? Yo lo pagaré si estás corto... —pensaba que la cena y las bebidas no debían de haber costado mucho, pero ella no tenía idea de cuál era la situación económica de Alfonso. Por lo que sabía, podía estar sin un céntimo.
— ¿No puedes ver tú misma que no soy corto, sino alto? —declaró él, extendiendo los brazos y contemplándola desde su considerable altura.
—Sabes que no me refería a tu estatura —lo reprendió—. ¿Por qué siempre debes bromear con todo?
—No siempre, pero por lo visto has ejercido un efecto saludable en mi sentido del humor —de pronto la abrazó, riendo y estrechándola contra su pecho hasta dejarla sin aliento. Y no contento con eso, la alzó en brazos y la hizo girar, de forma que casi golpeó a un transeúnte que tuvo que hacerse a un lado para esquivar las piernas de ________.
—Cuidado, amigo —rezongó el hombre. —Lo siento —replicó Nick, jovial. El hombre murmuró algo, irritado, y siguió adelante con la cabeza inclinada y una carpeta en una mano.
_________ lo miró, pensando que así era ella la mayoría de las noches, caminando apresurada de regreso a su casa, después del trabajo, inmersa en su propio mundo. Ella misma había pasado al lado de parejas que reían y se divertían como solían hacerlo los enamorados y los amantes.
« ¿Amantes?», se preguntó _____________ tragando saliva y mirando a su atractivo acompañante. Eso sólo era un sueño. Nick y ella jamás serían amantes.
—No dejes que te irrite ese tipo malhumorado —le pidió él.
—No... Estoy alterada.
—Es curioso, pero lo parecías hace un momento.
—No, de ninguna manera —sonrió, forzada—. Ya ni siquiera tengo frío.
—Bueno, yo sí. Apresurémonos. Mi casa está a dos calles de distancia. En menos de diez minutos estaremos allí, tomando café.
__________ sentía tal placer al caminar por la calle cogida de la mano de Alfonso, que no pensó en dónde podría estar su casa. Suponía que debía de haber alquilado un par de habitaciones en alguna modesta pensión o en un hotel, cerca de la zona del muelle. Sí estaba cerca del muelle, pero el rascacielos de cemento y cristal, frente al cual se detuvo Nick, distaba mucho de ser modesto. Era casi nuevo y de aspecto lujoso.
— ¿Tienes alquilado un apartamento aquí? —preguntó _________, aturdida, cuando él la guió a través de las puertas giratorias de cristal hacia el interior del edificio de veinte pisos. Al cruzar el vestíbulo saludó a los dos guardias de seguridad, antes de dirigirse a los ascensores. Sólo entonces se volvió divertido para contemplar la expresión sorprendida de _________.
—Te dije que no me faltaba el dinero. Y no he alquilado un apartamento, soy el propietario. Invertí en él todo mi dinero hace un par de años. Además de la seguridad de una inversión sólida en una propiedad, siempre tendré un techo sobre mi cabeza.
— ¡Vaya techo! Ahora me dirás que ocupas el apartamento del último piso.
—Uno de ellos, pues son cuatro.
— ¡Oh, Dios! —Gimió ella, avergonzada por sus anteriores pensamientos acerca de su situación económica—. Así que eres un hombre rico.
—No, todavía no, pero estoy trabajando en ello.
Entraron en el ascensor y Nick oprimió el botón del último piso.
— ¿No vas a decirme cómo te ganas la vida?
—Todavía no, me agrada mantenerte en la ignorancia, así no tendrás ideas preconcebidas acerca de mí.
—Me alegro de no ser curiosa —murmuró ella, exasperada. Pero sí lo era, por lo menos en lo referente a él—. ¿No puedes darme una pista?
—No —la miró de soslayo con una expresión maliciosa—. Si te portas bien, tal vez te lo diré dentro de una semana más o menos.
El corazón de _________ dio un vuelco. ¿Significaba eso que pensaba volver a invitarla a salir? Era algo que quería saber, pero justo en ese momento se abrieron las puertas del ascensor y vio un amplio pasillo circular, con una gruesa alfombra verde y paisajes marinos en las paredes.
—Por aquí —le indicó Nick y la guió hacia la izquierda, deteniéndose frente a una puerta.
__________ se olvidó de las preguntas que quería hacerle acerca de sus intenciones respecto a ella, tan pronto como se encontró en el interior del apartamento. Jamás había visto un lugar semejante.
El vestíbulo era muy lujoso, con suelo de mármol, paredes cubiertas con espejos y un gran candelabro de cristal. A la derecha, una escalera de hierro forjado llevaba a una galería, oculta a la vista por una sólida pared. Al frente, un arco conducía a una sala lujosamente amueblada.
— ¡Oh, Nick! —murmuró—. Es una habitación muy bella.
—No la uso mucho —reconoció él—. Por eso está tan ordenada.
No sólo ordenada. Era exquisita, decorada con muy buen gusto en tonos verde y oro, con varios sofás y sillones dispuestos frente a una chimenea de mármol. Unas cortinas enmarcaban un ventanal, y en el extremo más alejado había un piano de cola. Anahi se acercó a él. Deslizando una mano sobre su pulida superficie.
— ¿Tocas el piano? —le preguntó ella.
—Ni una sola nota. ¿Y tú?
—No, pero me gustaría hacerlo.
— ¿Por qué no recibes clases? Podrías practicar aquí. Eso me daría una buena excusa para verte con más frecuencia.
Se volvió para mirarlo, esperando que su rostro no revelara lo que sentía. Estaba totalmente confundida. ¿Qué estaba haciendo allí, y qué quería Alfonso de ella? La simple gratitud no llegaba tan lejos. Por mucho que quisiera que él la encontrara atractiva, interesante y deseable, seguía recordando su pasado, seguía pensando que, de ser así, era el primer hombre que se interesaba por ella. ¡Ciertamente, el primer hombre atractivo y con la figura de un atleta!
— ¿Necesitas una excusa? —le preguntó, tratando de que su voz sonara despreocupada, pero sentía un nudo en el estómago mientras esperaba su respuesta.
Nick cruzó la habitación para acercarse a ella, y su mirada hizo que el corazón de __________ latiera aceleradamente. «Va a besarme», comprendió. «Va a estrecharme entre sus brazos y a besarme, y yo no puedo creer que esto esté sucediendo...»
El teléfono sonó insistentemente en el silencio de la habitación.
— ¡Maldición! —Murmuró él, mirándola casi angustiado—. Será mejor que conteste.
—Por supuesto —replicó ella, serena, aunque en su interior quería gritar. Algo le decía que el momento había pasado y que no volvería a presentarse.
Él se dio la vuelta y cruzó una puerta, dejándola entreabierta. Desde donde estaba, ________ no tenía ningún problema para escuchar la voz de Nick, profunda y resonante.
—Sí, Ned, lo has hecho —rezongó—. Espero que sea algo importante.
_________ se preguntó quién sería Ned.
— ¡Debes de estar bromeando! —continuó Nick, frustrado—. Hemos hecho todo lo posible para complacer a esa mujer. ¿Qué esperaba?
_________ parpadeó al escuchar la dureza de las palabras de Nick.
— ¡Santo Dios! ¿Lo ha hecho? —exclamó él—. ¡Maldición! Esas mujeres maduras quieren obtener demasiado a cambio de su dinero. Es increíble que quiera pagar lo mismo que le cobraban los tipos anteriores. Alguien debería decirle que no puede conseguir más por el dinero que paga. Nosotros tenemos clase, Ned; si quieren algo burdo y barato, que lo busquen en otra parte. La próxima vez que te llame, ponme en contacto con ella. ¡Yo le hablaré con toda claridad!
_________ parpadeó aturdida, y siguió escuchando.
—Eso no es ningún problema, Ned —decía Nick—. Ya empiezo a acostumbrarme. Sí, y me he vuelto duro. Debemos tratar esto como el negocio serio que es. No somos una organización de caridad para esposas olvidadas y viudas. ¡Maldita sea, casi todas esas mujeres tienen tanto dinero, que no saben qué hacer con él! Si no les gusta lo que les proporcionamos, entonces pueden irse a otra parte. Y esto también vale para todas esas rígidas ejecutivas que quieren que las atendamos a cualquier hora.
«¡Oh, Dios!» pensó ____________, desesperada. Él sí era eso. No le sorprendía que no quisiera revelarle cómo se ganaba la vida.
—Sí, tienes razón —admitió Nick, reacio—. Por lo menos están dispuestas a pagar por el privilegio. De acuerdo, veré qué puedo hacer para atenderlas a todas. Ahora debo colgar, Ned, tengo compañía —su risa sonó lasciva a los oídos de ________—. Lo dudo, Ned, pero así es la suerte. Adiós.
Cuando _________ oyó que Nick colgaba el auricular, se dirigió al otro extremo de la sala, desde donde sabía que era imposible escuchar esa llamada. Sujetando su bolso con fuerza para controlar el temblor de sus manos, miró sin ver a través de la ventana que daba al puerto de Sidney. Cualquiera se habría maravillado ante ese panorama, con el puente iluminado a la izquierda y el teatro de la Ópera a la derecha. Pero ella no veía nada, cegada por su torbellino emocional.
¿Por qué no había confiado en su temor inicial acerca de esa cita, sospechando que en ello había algo más que gratitud? Si lo hubiera hecho no se sentiría como ahora se sentía: totalmente destrozada. Sintió un sabor amargo en la boca al recordar lo que había pensado de Nick al principio: que tal vez usaba su atractivo sexual para ganarse la vida. ¡Qué razón había tenido! Él sólo era un charlatán de la peor especie, que se aprovechaba de la vulnerabilidad de las mujeres solitarias como ella, cautivándolas con su falso encanto. Una vez que lo lograba, sin duda empezaba a sugerirles que pagaran por el privilegio de su compañía y de cualesquiera otros servicios que les proporcionara. ________ se estremeció.
— ¡Vaya, aquí estás!
Todo en su interior se tensó al oír su voz, pero su mirada era tranquila cuando se volvió para mirarlo, queriendo odiarlo por ser un bastardo inmoral. Pero de alguna manera, cuando vio ese rostro atractivo y sonriente, sólo sintió deseos de llorar. El escozor de las lágrimas en sus ojos hizo que una helada cólera sustituyera a su desdicha. Una vez se juró que ningún hombre volvería a hacerla llorar. Y ciertamente eso incluía a alguien como Nick Jonas.
—Lo siento, Nick —dijo con frialdad—, pero no puedo quedarme a tomar el café. Gracias por la cena, me ha gustado mucho. Pero acabo de recordar que mañana debo levantarme temprano, y debo irme a casa.
La sonrisa de Nick se desvaneció al instante. Durante un momento no dijo nada, sólo la miró intensamente.
—Si tienes que hacerlo... —respondió al fin—. Te pediré un taxi.
El alivio de _________ luchó con una cólera irrazonable. ¿Qué esperaba? ¿Que tratara de persuadirla para que se quedara, que usara ese infalible encanto suyo para convencerla? La atracción que sentía hacia él debió haber muerto al enterarse de su
verdadero carácter, pero no era así. Si acaso, ahora NNick la intrigaba más que nunca. Disgustada consigo misma, dijo con acritud:
—Gracias, eres muy amable.
— ¿Cuál debo decir que es tu punto de destino?
—El norte de Sidney.
— ¿Vives allí con tu familia?
—No, vivo sola.
— ¿No tienes familia?
Sin duda era imperativo que supiera todo lo posible acerca de sus víctimas, pensó _________ con cinismo. El conocimiento significaba poder, pero no en lo que a ella se refería. Nick podría saber todo lo que quisiera sobre ella, pero eso no importaba. Esa noche había sido un toque de muerte para ella en lo que se refería a los hombres, ya que jamás volvería a permitir que ninguno atravesara sus defensas. La soledad era preferible a ese dolor.
—Tengo una familia numerosa —replicó con frialdad—, pero ninguno vive en Sidney. Ahora, ¿podrías pedir el taxi?
Él le dirigió una última mirada inquisitiva, antes de alejarse. Regresó un par de minutos después.
—Los hombres de seguridad llamarán cuando llegue.
—Sería más rápido si lo esperase abajo.
— ¿De verdad tienes tanta prisa? —le preguntó él, mirándola ceñudo.
«Por alejarme de ti», pensó ella. «Yo diría que es algo imperativo».
—No estoy acostumbrada a retirarme tarde —se disculpó y se dirigió hacia la puerta.
—No es tan tarde —comentó él, siguiéndola.
—Lo será cuando llegue a casa y me vaya a la cama. Debo trabajar mañana, ¿lo recuerdas?
—Hablando de mañana ¿puedo llamarte?
—Creo que sería mejor que no lo hicieras —replicó ella con frialdad.
—No estoy de acuerdo en eso.
—Perderás el tiempo.
—Hay algo aquí que no comprendo —declaró él con expresión ceñuda, pero ________ ignoró el comentario.
—No necesitas acompañarme al vestíbulo. Debes de estar cansado —sin que fuera su intención, su último comentario fue sarcástico, lo que hizo que Nick le dirigiera otra mirada penetrante.
— ¿Por qué lo dices? —le preguntó al abrir la puerta.
—Pareces cansado.
—Y tú pareces muy hermosa —murmuró él.
Fue lo peor que pudo decir. ________ se volvió hacia él y sus ojos lanzaron destellos de furia.
—Jamás me hagas falsos cumplidos, ¿me oyes? No soy hermosa, ni siquiera atractiva. ¡Y los hombres que creen que pueden conquistar a una mujer con halagos sólo me inspiran desprecio!
No miró hacia atrás al salir, pues literalmente temblaba de emoción. Él la alcanzó frente a los ascensores y la sujetó de un brazo para obligarla a mirarlo. Parecía alterado y perplejo.
— ¿Qué diablos está sucediendo? —Quiso saber—. ¿Qué es lo que he hecho? Es el apartamento, ¿verdad? ¿Crees que soy un calavera millonario que sólo quiere una aventura de una noche? Permíteme asegurarte que no es así. Yo...
La risa dura de ella lo interrumpió.
—Estoy segura de que no. Las aventuras de una noche no pueden pagar un piano de cola. Tenías en mente algo más perdurable, ¿no es cierto?
— ¿Y si así es? ¿Qué tiene de malo? Me gustas, __________, y quiero verte con más frecuencia. Quiero...
—Ya sé lo que quieres, Nick Jonas, pero esta vez has fallado. La próxima vez investiga con más cuidado antes de enviar rosas. Me imagino que cuestan mucho dinero.
—Escucha, ______, no voy a negar que el sexo pasó por mi mente cuando te invité a cenar, pero eso fue antes de conocerte mejor.
—Oh, por favor, Nick, ahórrate las frases amables. Puedes usarlas con tus otras amigas.
— ¿Qué otras amigas? Hace años que no salgo con una mujer.
Las puertas del ascensor se abrieron y, al entrar, _________ le dirigió a Nick una mirada exasperada por encima del hombro. Pensó que tal vez él no llamaba a lo que hacía con esas mujeres salir con ellas. ¡Era más probable que las invitara a entrar!
— ¡No! —Gritó cuando él se disponía a seguirla al interior del ascensor—. Por favor, Nick, déjame ir.
Retrocedió desconcertado, pero se quedó en el umbral de las puertas impidiendo que se cerraran. ________ sintió pánico, ya que sabía que si Alfonso la tocaba, tal vez no tendría la fortaleza suficiente para luchar contra él. De alguna manera, el conocimiento secreto de que podía tenerlo si quería, aunque debiera pagar por ello, le había hecho sentir una perversa tentación.
—Por favor —casi sollozó, aterrorizada por sus pensamientos.
—De acuerdo —continuó él, reacio, y se alejó de las puertas—. Pero sólo por esta noche.
Las puertas empezaron a cerrarse y _________ suspiró aliviada.
—Te llamaré mañana, ________ _______ —gritó Nick a través de la abertura—. ¡Acuérdate de lo que te digo!
El taxi estaba esperando frente al edificio, cuando ________ cruzó a toda prisa la puerta giratoria. Se acostó antes de las diez, pero no pudo conciliar el sueño hasta después de la medianoche. Era de lo más perturbador recordar las palabras de Nick.
WhoIam13
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
OMJ!! Qe diablos pasa con esa mujer?! Jaja quizás Nick solo tiene una compañía de hombres qe se prostituyen y ya! Pero quizá el no se vende! Ahí esa _____ qe no piensa en las opciones!:s Jaja bueee siguela pronto si? Quiero saber qe le dirá cuando la llame! :bounce: Ja ii no te preocupes! Sube cuando puedas... pero sube! :D
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: Pasión en Venta (Nick y Tu) Adaptación
OH OH OH OH OH
SIGUELAAAAAAAAAAAAA
Amo la novela, de verdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaad:)
SIGUELAAAAAAAAAAAAA
Amo la novela, de verdaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaad:)
TeamJonas2
Página 2 de 12. • 1, 2, 3, ... 10, 11, 12
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