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Un dolar por tus pensamientos. [Larry Stylinson] OS
O W N :: Fanfiction :: Fanfiction :: One Shot's
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Un dolar por tus pensamientos. [Larry Stylinson] OS
- Título: Un dólar por tus pensamientos.
- Autor: Memiabril (yo).
- Género: Romance.
- Adaptación: No.
- Advertencias: Se shippea Larry como ROMANCE. Mención de drogas. ChicoxChico.
- Otras páginas: No. Prohibido copiar.
Un dólar por tus pensamientos
A los once años, Harry no entendía porque Louis le mentía.
─Una dólar por tus pensamientos.
El repentino ofrecimiento de Harry provocó que Louis se sobresaltara. Maldijo bajito; ahora el rizado se daría cuenta que efectivamente estaba distraído entre sus pensamientos, sabiendo de antemano que Louis jamás rechazaba dinero, mucho menos un dólar. El problema era, ¿sería el castaño lo suficientemente capaz de inventar algo y ganarse de todas formas el dinero de su pequeño amigo, sin la necesidad de revelar lo que estaba pensando de verdad? Los ojos color cielo de Louis se iluminaron y rodaron con obviedad. No era una novedad que él siempre le mentía a Harry y se terminaba quedando con su dinero, aprovechándose de la inocencia de su amigo menor. Tener trece años y estar en el secundario habían logrado que fuera bastante ávido de información como para que a Louis se lo siguiera considerando inocente como Harry.
─Estaba pensando en el examen de matemáticas. Apesto y no sé cómo voy a poder pasarlo ─mintió el mayor con descaro, componiendo una mueca de nerviosismo fingido.
Por supuesto, Harry no se lo cuestionó porque Louis de verdad era un asno en matemáticas, así que, con una sonrisa marca Styles y un bufido burlón, rebuscó entre los bolsillos de su campera y le entregó el billete a Louis.
Y si Harry sabía que Louis no tenía ningún examen de matemática hasta dentro de dos meses, él no lo mencionó.
A los trece, Harry no entendía porque Louis lo alejaba.
Era estúpido que estuviera llorando en el baño del colegio solo porque Louis no lo había saludado esa mañana. Vivían uno al lado del otro y se veían siempre que subían al autobús escolar que los pasaba a buscar. ¡Incluso salían de sus casas al mismo horario para recorrer esos pocos pasos hasta la parada! Desde que Harry había entrado al secundario, hace media año, habían vuelto a la rutina que adoptaron antes de que Louis comenzara su primer año de secundaria y se tuvieran que separar por dos años: encontrarse en la puerta de sus casas y tomar el autobús juntos.
Pero esa mañana Louis se había ido antes y no lo había esperado. Harry se había preocupado y ya estaba pensando en el peor de los escenarios cuando tuvo la obligación de tocar el timbre de la casa de Louis porque su amigo no aparecía, pero la sorpresa al escuchar a Jay, la mamá de Louis, diciéndole que él se había marchado más temprano con unos amigos, lo había hecho sentir mal, excluido y despreciado. En los años que ellos se conocían, Louis jamás había dejado de lado a Harry. Ni siquiera cuando los más grandes de su escuela lo molestaban durante la primaria por sus rizos, o su cara infantil, o sus ojos verdes; Louis siempre lo había defendido y reconfortado con galletitas de chocolate y jugo de manzana.
Tal vez Louis se había hartado de defenderlo y estaba interesado en amigos que comprendieran las manías, acciones, costumbres o intereses de un adolescente de quince años. Quizá Harry se había quedado atrasado y Louis le estaba mandando un mensaje indirecto, como un: “ya es hora de que te valgas por ti mismo”. ¿No era eso lo que hacían los chicos grandes? ¿Desechar los problemas y las cargas? ¿Buscar con quién sentirse identificados y no alguien que pudiera estorbarles? Si se ponía a pensar un instante, Louis ya lo había alejado hace bastante: miradas nerviosas cuando estaban juntos; siempre vigilando que no haya nadie cerca que los estuviera observando; en los almuerzos del colegio, Louis había preferido desaparecer y dejar solo a Harry, disculpándose más tarde con alguna excusa que no tenía justificativos; el castaño ya no se esforzaba en contar chistes; y Harry sabía que todas sus risas eran forzadas por el timbre agudo de su voz.
¿Cómo no se había dado cuenta?
En ese caso, Harry dejó correr un par de lágrimas más y se dijo que no estaba siendo estúpido. No, estaba dolido porque su mejor amigo lo había estado alejando.
Harry hubiera dado muchos dólares por los pensamientos de Louis en ese momento.
A los quince años, Harry sabe que es homosexual.
Le gustaba.
Claro que le gustaba, ¡por amor a Dios, le encantaba! Y Harry sabía que a él también le gustaba. Pero era mejor no decir nada. Era mejor estar callado y pensar en otra cosa que no tuviera las palabras por qué: ¿por qué lo dejaba? ¿Por qué se lo permitía? ¿Por qué no se negaba? ¿Por qué lo deseaba?
Porque lo quería era la respuesta más obvia, pero era mejor no decir nada porque solo traería problemas y corazones rotos. Oh, bueno, quizá solo el de Harry se quedaría roto porque Louis lo había dejado claro lo que buscaba desde el comienzo: si no dices nada, prometo hacerte sentir bien. Y Harry lo había aceptado y se mordía el labio porque peor era no tener nada a tener lo que Louis le estaba ofreciendo.
Sí, su amigo había vuelto a su vida. Harry ya había olvidado cómo y por qué, pero, sinceramente, ¿eso le importaba? No, en absoluto. Tampoco a su pene aparentemente. Eso sí podía recordarlo con total nitidez.
─Un dólar por tus pensamientos ─Había ofertado Harry, con una sonrisa pícara.
Ambos estaban tirados en el pasto, disfrutando de una soleada tarde de verano después de haber arreglado su relación hace menos de un mes.
─¿Nunca vas a dejar de intentarlo? ─replicó la voz burlona de Louis.
Harry iba a contestar que no; que jamás iba a dejar de intentar descifrar a Louis y su manera de actuar; que era muy poco el dinero que le ofrecía por algo tan valioso como un pensamiento de su persona favorita; pero si le preguntaban a él, la mejor respuesta era un beso de Louis.
Y si se dio cuenta de que Louis había evitado su ofrecimiento por primera vez, Harry no lo mencionó.
A los diecisiete, Harry no encuentra diferencia entre las drogas y enamorarse.
Grave: ese era el estado actual de Louis. Aun así, todos pretendían no saber cuándo empezó, ni cómo hacía para ocultarlo, ni por qué las tenía. Ni siquiera Harry, y eso lo hace querer reír como histérico o llorar como desquiciado.
Resulta que Louis tenía malos amigos y un montón de rebeldía acumulada. Era extraño porque a simple vista al castaño no se lo veía como una persona influenciable, o agresiva, o con algún síntoma que determinara que Louis estaba consumiendo drogas. Pero ahí estaban en sus análisis, en su rostro ojeroso, demacrado, huesudo y dormido, muy dormido. Hasta en sus bajas calificaciones y sus distracciones. Y Harry no podía entenderlo porque, ¿por qué se volvería un adicto? ¿Qué tenía de especial ese momento de inconsciencia o de adrenalina que lo hacía aspirar, fumar, tomar o lo que fuera? En todo caso, ¿en qué momento Louis se había transformado en aquel ser desesperado por una cantidad abismal de dosis que lo llevaría a donde estaba ahora? ¿Y por qué él no lo había notado?
Harry y Louis tenían una rutina pactada desde hace dos años; desde aquel beso que se dieron en el patio durante las vacaciones de verano. A pesar de que todos creyeron que Louis se iría a la universidad ni bien terminara el secundario con diecinueve años –había repetido un año y aun así nadie se dio cuenta de que algo andaba mal con él-, no fue así: había decidido quedarse con Harry hasta que este completara sus estudios y marcharse juntos a la universidad.
Harry lloró mientras Louis aceptaba el dólar que le tendía el rizado por haber compartido sus pensamientos con él.
Y si esa fue la primera vez que Louis no le mintió y le confesó que lo quería cerca, Harry no lo mencionó.
Estaba demasiado enamorado como para darse cuenta de las fallas de Louis porque, para Harry, él era su droga favorita y como toda droga, es indispensable que te robe algo sin que te des cuenta.
A los diecinueve años, Harry comparte sus pensamientos por un dólar.
En teoría, él no sabe qué es la felicidad y si es un solo instante, pero sabe que la ha experimentado en varios momentos de su vida. Para ser sinceros, recuerda varios: cuando conoció a Louis con apenas dos años y este lo empujó alegando que no sabía cómo saludarlo y que le pareció una manera efectiva de hacerlo; la vez que Louis le partió la nariz a Liam porque lo estaba molestando y lo había llamado tonto; o cuando recibió su primer beso, también de parte de Louis; o quizá también la experimentó cuando Louis finalmente decidió quedarse a su lado y dejar de lado sus viejas amistades.
Puede ser también que haya experimentado la felicidad a largo plazo, como cuando se mudó al campus con Louis y no les interesó que las miradas de los demás se posaran en sus manos entrelazadas porque, por fin, el castaño había accedido a darle más que silencios. O cuando conocieron a Niall y Zayn, otra pareja de la universidad con la que pasaban casi todos sus días. Incluso asegura experimentarla cada vez que hace el amor con su novio y observa como el hielo de sus ojos se funde y se desborda en promesas de amor que hacen contraer su corazón violentamente.
Fuera como fuera, Harry está seguro que la felicidad tiene que ver con Louis porque, ¿cómo no podría ser de otra manera cuando es tan obvio?; cómo no podría, cuando están echados en el pasto con el sol de verano iluminando sus rostros y Harry sigue sintiéndose aún más joven. Cómo no podría cuando Louis le regala una sonrisa tan blanca y boba, y muy parecida a la de él, debe aclarar.
─Un dólar por tus pensamientos ─ofrece Louis con malicia y diversión, sintiéndose triunfador al ser esta su primera oferta hacia su novio.
Pero Harry sonríe y se le infla el pecho al observar los ojos color azul derritiéndose con el sol.
─Te amo ─Es todo lo que se limita a contestar porque, después de todo, eso es todo lo que está pensando.
Y si sabía que Louis no traía dinero en su billetera, Harry no lo mencionó, pues todavía prefería los besos de su mejor amigo.
Fin.
- Leeme::
¡Hola, gente bonita! Bueno, traigo otro OS que espero disfruten los suficiente como para dejarme lindos comentarios. Sepan que son como una cuota de amor o el dinero que no nos dan por cada comentario. Jajajja. Les dejo muchos besotes con amor, :D.
memiabril
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