Sólo Apunta y Dispara * Necesito Lector@s * CAP 1 PUBLICADO!!!

por **Fer de horan <3** Sáb 01 Feb 2014, 5:38 pm

Ficha de Novela
Nombre: Sólo Apunta y Dispara.Harry y ___

Autor:

#NialleryForevah ♥

Adaptación: Sip,de una página de facebook
Género: Romance, accion, drama, comedia
Advertencias: Ninguna
Otras páginas: https://www.facebook.com/pages/Amar-a-esos-5-idiotas-de-las-escalerases-cosa-de-directioners-XD/604169266317941?ref=stream&hc_location=timeline (denle like porfas)

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Sinopsis

Una Mafiosa y un detective se unirán por una sola razón. Encontrar a uno de los más grandes mafiosos de Los Ángeles, quién les viene dando problemas a ambos desde hace unos meses.
Los dos deberán unir sus fuerzas para encontrarlo entre las redes que significa la mafia, mientras descubren secretos y verdades en el proceso.

por **Fer de horan <3** Dom 02 Feb 2014, 2:48 pm

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Prólogo. Primera Parte.

New York, Estados Unidos, 1994.
Hola. 4 años.
Mamá me seguía rogando, yo no era tímida pero ese niño sí lo era y cuando en el colegio me acercaba a niños que no hablaban, terminaba con tirones de pelo.

-Vamos Marilyn, por mí –mami puso la misma carita que ponía Tito cuando quería comida.
-Pero, no quiero que él me tire el pelo –dije haciendo puchero.
-Si vas, prometo mañana comprarte la muñeca que tanto querías –sonrió.
-¡¿En serio?! –salté contenta, mamá tapó mi boca y creí entender por qué; la gente nos miraba raro.
-¿Es un trato? –negó riendo.
-Sipi –sonreí arrugando toda mi cara y corrí hasta el chico. Paré un poco antes de llegar a él. Era más alto que yo y no me gustaba, ¿debía traer el banquito de la cocina? Así seriamos del mismo tamaño.
Un chico muy alto, como de tres metros de altura, se paró a mi lado y luego se agachó a mi altura.
-¿Quieres un chocolate pequeña? –traía una bandeja en la mano.
Mamá y papá siempre me habían dicho que no recibiera comida o cosas de gente extraña pero, según ellos, hoy había una fiesta en casa y sí podía recibir comida de gente con bandejas.
-Quiero dos, por favor –sonreí, las sonrisas siempre me daban lo que quería.
-Está bien –rió y me pasó dos chocolates, uno en forma de lazo y otro en forma de corazón.
Me hubieran gustado más si tuvieran forma de dinosaurio o gato.
Me acerqué un poco más al niño, que me daba la espalda, y toqué su hombro con mi dedo dos veces. Él giró y me miró, tenía el pelo castaño y ojos marrones. Yo reí, era igual a un Ken.
-Hola –dije tapando mi boca con mi mano.
-Ho-hola –pestañeó.
-Ten, te traje un chocolate –ladeé mi cabeza y él lo tomó, yo eché el mío a mi boca y él me siguió.
-Gracias –esperó a terminar de masticar y me respondió.
Ojalá los chicos de mi clase fueran así y no hablaran con la boca llena de comida.
-Me llamo Marilyn ¿Y tú? –pregunté tal como me había indicado mi mami.
-Me llamo Jeremy –miré al piso y su piecito se movía, reí, estaba nervioso.
-Mi mami es la de allá y mi papi es uno que está en el patio –apunté a la cocina y luego a la ventana que daba al patio.
-Mis papás no sé donde están –me reí y frunció el ceño.
-Lo siento, me pareció gracioso –me disculpé, pero él comenzó a reír, tenía una risa contagiosa.
-Eres divertida –me sonrió ¿yo? Pero si no había dicho nada.
-Tú te pareces a un Ken –tapé mi boca, más risas querían salir- Te diré así a veces.
-¿Un qué? –me miró raro.
-Uno de mis muñecos -¿Qué no sabía qué eran? Raro.
-Nunca había escuchado de ellos –raro.
-¿Quieres tomar el té conmigo? –pregunté.
-¿El té? –frunció el ceño. Los niños eran raros.
-Sí, tienes los modales para jugar –tomé su brazo y lo llevé a mi habitación.
Ahora sí sabría qué era el té, y jugaríamos para siempre. Sería mi nuevo mejor amigo.

1995.
Dibujos. 5 años.

Mi dibujo iba quedando bonito, sólo me faltaba el color verde para el pasto. Iba a tomarlo cuando lo tomó Jeremy.
-Yo lo quería –dije con el ceño fruncido, él me miró.
-Está bien, úsalo primero –sonrió y me lo pasó, mis mejillas estaban calientes.
-Gracias –tomé el lápiz y pinté muy rápido- ¡Ya! Lo terminé –tomé el lápiz y se lo pasé de vuelta.
-A mí sólo me falta pintarlo –aceptó el lápiz y pintó- ¡Ya! También terminé.
-Mira el mío –lo puse frente a mi cara y luego miré su reacción por el lado- ¿Te gusta? Es un poni.
-Parece una jirafa –rió.
-¡No es una jirafa! –grité. Que malo.
-Mira el mío –tomó el papel y me lo mostró- Es un elefante.
-Parece un gato con manguera –reí esta vez yo.
-Que mala eres –me frunció el ceño.
-Es que es verdad –respondí tirándome en el sillón a reír.
-Mala –me siguió en la risa y se estiró en el sillón.
-Hay que ir a mostrárselo a nuestras mamis –me levanté sonriente.
-Sí –dijo parándose.
Creo que nunca podríamos enojarnos con el otro, por eso seríamos mejores amigos por siempre.

1996.
La mamá y el papá. 6 años.

-Por favooooor –lloriqueé.
-Solo si yo puedo ser Superman.
-¿Quieres que sea la esposa de Superman? –reí.
-¿Seremos esposos? –preguntó con los ojos muy abiertos.
-Claro que sí –reí- Bobo.
-No quiero jugar Mar, no me gusta el juego, es de niñas ¡No voy a jugar! –casi gritó.
Mis ojos empezaron a doler; no me gustaban los gritos. Una lágrima salió de mi ojo y Jeremy abrió los suyos y caminó hacia mí.
-Lo siento Mar –dijo acercándose con los ojos abiertos.
-No, aléjate –mi voz sonaba temblorosa.
Me alejé de él y me senté en el sillón. Yo había jugado a lo que él quería ayer.
-Mar –se acercó de nuevo Jeremy y tapé mi cara con mis manos.
-Déjame –susurré enojada.
-Perdóname, jugaré a lo que quieras, pero no llores.
-Ya no quiero jugar a nada –lloré más.
-Vamos, será divertido, serás la esposa de Superman.
Sacó las manos de mi cara y me abrazó.
-Perdóname, no te enojes –susurró en mi oído- Jugaremos a lo que tú quieras –besó mi mejilla.
-¿En serio? –mis mejillas enrojecieron.
-Te lo prometo –sonrió.
-¡Yei! –salté a sus brazos abrazándolo y besando muchas veces su mejilla- Gracias Ken.
Para cuando me separé de él, sus mejillas también estaban rojas.
(…)
Íbamos a la cocina por unas ollas porque las necesitábamos para la casa y vi a papá.
-Papi, ¿nos prestas unas ollas? Ken y yo las necesitamos para la casa –pregunté sonriendo.
-Claro hija –él se volteó y me las pasó.
-Gracias.
-De nada –papá miró a Jeremy y frunció el seño- ¿Jeremy?
-¿Si señor Monroe? –ladeó la cabeza.
-¿Por qué estás usando un delantal de cocina? –rió.
-Mar dijo que quería ella ser Superman y yo tendría que ser el papá que ordenara la casa y eso –se encogió de hombros y papá me miró.
-¿Mar?
-Poder femenino –reí.
-Tú mamá –asentí- Está bien vayan a jugar –sonrió.
-Gracias –dije y fuimos por lo que faltaba para mi disfraz.
Me encantaba que Ken me dejara ser lo que yo quisiera en los juegos. Lo quería mucho, por eso siempre seríamos los mejores amigos del mundo.

por **Ale :)** Dom 02 Feb 2014, 2:59 pm

hola nueva lectora!!
me encnto el prologo!!
fue tan uujfnr!!
jaja ken *0*
que lindo!!
yeey!!
siguela!!
necesitas chica para louis??
si no no importa!!
besosos siguela!!

por **Fer de horan <3** Miér 05 Feb 2014, 7:24 pm

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Prólogo. Segunda Parte.

1997.
El Doctor. 7 años.

El cuerpo casi ni se movía, sólo lo hacía para dar unos pocos manotazos.
-¿Ken?
-¿Hmm? –respondió.
-¿Crees que esté bien? –dije frunciendo el ceño mientras miraba lo que él le hacía.
-Por supuesto que sí.
-Pero, no se mueve –abrí los ojos con susto.
-¡Mar! Te dije que le dejarás la cabeza afuera –tomó a Sophia y la dejó a un lado, ahora sí parecía doctor.
-¡Jamás me dijiste eso! –alegué. Él no lo había dicho ¿No?
-Sólo… –pensó- ¿Qué hacemos? No se mueve Mar, no se mueve.
-Yo, hum, dale respiración boca a boca –dije asustada.
-¡No voy a poner mi boca en su hocico Marilyn! ¡Ni siquiera sé cómo se hace! –gruñó alterado.
-Está bien, tranquilízate. Primero, ve si aún sigue vivo –fue lo primero que se me ocurría.
-Sí, creo que respira, o ¡Quizá está agonizando! ¡No tengo idea! –me acerqué y lo aparté, pasé la mano frente a su nariz, no estaba respirando, puse mi mano en su pecho, no tenía latidos.
Antes de desesperarme y con todo el valor que tenía comencé a hacerle RCP, o por lo menos lo que había visto en las películas.
-¿Por lo menos es posible hacerle RCP a un animal? –preguntó mi amigo a un lado.
-No lo sé –separé mi boca de la de mi gata- Pero si no funciona, ve pensando en qué diremos por matarla.
-Diré que me obligaste –rió.
Lo fulminé con la mirada y seguí.
De un momento a otro Sophia empezó a toser y moverse.
-¡Está viva! ¡Viva! –gritó mi Jeremy imitando al doctor loco de la película de ese zombie.
-Deja de molestar –fruncí el ceño, el que luego de unos segundos se suavizó por unos bajos y débiles maullidos.
-Lo siento Sophia, no creí que tu dueña fuera tan descuidada –se disculpó Ken y lo golpeé.
-Tú eres el mal doctor –lo regañé.
-Sí, claro, lo que digas –se burló.
-No debiste hacer eso –fruncí el ceño y me tiré sobre él haciéndole cosquillas.
Yo sabía todo sobre Jeremy, todos los secretos los compartíamos, por eso jamás dejaríamos de ser mejores amigos.

1998.
La Mafiosa y el Policía. 8 años.

Me escondía detrás de los sillones, él no podía ni debía verme y la casa era bastante grande para eso. Sonreí, él no me encontraría.
Vi una sombra pasar frente a la ventana que daba al patio y corrí a esconderme en la escalera. La sombra me siguió y yo corrí hasta la cocina escondiéndome detrás de la mesada, escuché pasos acercarse por la derecha de ésta y salí disparada nuevamente al gran salón que había cuando salías por la segunda puerta aquí. De ahí corrí tras otro sillón y esperé detrás de él, mirando por el lado para ver si venía.
-Señorita Monroe, está rodeada. Salga con las manos en alto prometemos no disparar –escuché la voz de Ken por el otro lado del sillón.
-Jamás me entregaré –grité y me moví a lo largo de este viendo cómo escapar.
-Usted se lo buscó –Jeremy salió de visión y de repente dos manos sujetaban mis hombros.
-¡No! ¡Suéltame! –grité removiéndome.
-Lo siento, pero usted se lo buscó –dijo con el ceño fruncido cuando me giré.
-¡No me silenciarán! –grité en su cara.
-Pues lo siento, pero la tendré que llevar a la comisaría –rió malvadamente.
-¡Nunca me atraparan viva! –dije y formé una pistola con mi mano- ¡Alto o disparo!
-No lo harías –entrecerró los ojos.
-Pruébame –lo reté.
Me miró por un segundo y luego se tiró encima de mí forzándome a votar mi “pistola”. De un momento a otro llevé mi mano a mi cabeza y dije:
-¡Pium! –saqué mi lengua y dejé de moverme.
-¡Hey! No puedes hacer eso –me remeció Ken.
-Claro que sí –abrí los ojos y me senté, el estaba encima de mí y lo saqué para que nos paráramos.
-¡No! ¡No puedes! –musitó enojado.
-Pues ya lo hice –saqué mi lengua.
-No se vale –frunció más profundamente su ceño.
-Si se vale –reí.
-No ¡Mamá! –gritó, que bebé- ¡Marilyn se mató!
-Bebé –le dije un poco enojada.
Un grito, seguido de muchos pasos corriendo hacia nosotros se escucharon.
-Creo que se lo tomaron en serio –dijo con los ojos muy abiertos y yo estallé en risas.
-No rías, nos regañarán –comenzó a reír junto conmigo y los dos terminamos sosteniendo nuestras barrigas tirados en el suelo.
Jeremy siempre reía y lloraba conmigo, también me apoyaba. Por eso él es y siempre será mi mejor amigo.

1999.
Seremos Científicos. 9 años.
Los líquidos frente a nosotros eran de distintos colores. Yo sólo quería mezclarlos todos y hacer un hermoso arcoíris.
-No creo que Jan estaría contento de ver esto –reí.
-Jan no está y por ahora estos son mis dominios –sonrió auto complacido mi amigo.
-No son tus dominios, creo que si nos viera aquí dentro, estaríamos muertos –le eché una mirada de “¿no crees?”.
-Puede ser, pero insisto, él no está –volvió a concentrarse en los líquidos.
-Yo también quiero ayudar Ken –fruncí los labios.
-Claro, pero busca unas gafas como las mías –sonrió de lado, de esas sonrisas que me hacían ruborizar- ¿O quieres estas? –sugirió y yo volteé, mis mejillas debían verse de un rojo carmesí.
-Ugh-uh –buscaré las mías.
-¿Segura? –preguntó nuevamente.
-Claro –giré sólo mi cabeza para sonreír.
-Okey –me devolvió la sonrisa.
Comencé a vagar por la habitación para buscar unas gafas como las de Jeremy. Abrí algunos cajones y miré sobre la mesa y en su escritorio. Nada. Finalmente me paré frente al armario y abrí la pesada puerta. Rebusqué entre mucha ropa y encontré unas revistas, en cuento las tomé las volví a ocultar entre ella. Chicas desnudas o cubiertas por calcetas eran las portadas. Decidí dejar mi búsqueda hasta ahí y volver con Jeremy.
-¿Y? ¿Encontraste algo? –me miró- Veo que no –sonrió- ¿Segura que no quieres los míos?
-No –negué con la cabeza y frunció los labios y el ceño.
-Entonces estaremos en igualdad de condiciones –Se quitó las gafas y las dejó a un lado.
-No hagas eso –reí- Póntelas, no importa.
-Nope, o los dos, o ninguno –sonreí mirando el piso, era cierto, siempre lo había dicho- Ahora mira –me acerqué y vi una mezcla rara de sustancias.
-¿Qué hiciste? –pregunté desconcertada.
-No sé, pero le voy a echar esto –me mostró un tubo con un líquido verde.
-¿Y si explota? –me alarmé.
-Tranquila, no explotará –lo ladeó y vertió una pequeña gota en la mezcla, esta sólo se movió en ondas que se expandían- ¿Lo ves? –me acerqué un poco y miré dentro.
-Ken, están saliendo muchas burbujas ¿Eso es bueno? –él se acercó y miró dentro junto conmigo.
-No lo sé ¿Qué…?
No terminó de decir la frase cuando todo el líquido explotó en nuestra cara y nos alejamos. Me limpié los ojos. Que extrañamente no me ardían y lo miré. Una risa se instaló en mi garganta, pero no la quería dejar salir.
-¡No tienes cejas! –me reí en su cara y luego tapé mi boca.
-Querida amiga, tú tampoco –sonrió, llevé mis manos a donde antes estaban mis cejas y era cierto.
Deberíamos vender esto como líquido depilatorio porque ¡No tenía cejas! Toda la piel sobre mis ojos se encontraba suave como piel de bebé.
-¿No se supone que esto sólo pasaba en las películas? –rió Ken.
-No es divertido –lo fulminé con mi mirada- ¡No tengo cejas!
-¿Y? No tendremos cejas juntos –sonrió- Eso es lo que hacen los mejores amigos ¿No?
Lo miré por un segundo ¿Hablaba en serio?
-¡Estás loco! –reí y salí de la habitación- ¡Mamá! ¡Jeremy me dejó sin cejas! –grité aún riendo junto a él.
El siempre estaría junto a mí, en las buenas y en las malas, siempre que lo quisiera. Él estaría ahí para mí, cuando lo necesitara. Por eso y mucho más, él siempre sería mi mejor amigo.

1999.
Adiós. 9 años y medio.
No quería dejarlo ir y tampoco dejar ir las lágrimas que acumulaba en mis ojos. Si no lloraba, era porque no era una despedida, ese era básicamente mi mantra, y tratar de pensar que era como si se fuese simplemente de vacaciones. Pero no lo eran, él se iba al otro lado de Estados Unidos y yo no podía ir con él.
Nos habían avisado hace dos meses, pero aún no estaba preparado para perder a mi mejor amigo de toda la vida.
Una lágrima logró liberarse y después de ella, empezaron a caer las demás.
-No, no quiero que llores Mar –tomó mi barbilla y me hizo mirarlo.
-Yo no quiero que te vayas –abrí los brazos y me aferré a él como una estampilla.
No quería dejarlo ir nunca.
-Lo siento, no quiero que derrames lágrimas por mí –susurró en mi oído.
-Por favor, quédate conmigo –mi voz sonando temblorosa.
-Volveremos a vernos Mar, no es un adiós definitivo –se separó de mi y como en toda película, apartó un mechón de mi vista.
-¿Lo prometes? –susurré con un hilo de voz.
-Por nuestra amistad que lo haremos –sonrió.
-Está bien –aguanté algunas lágrimas más y lo dejé ir.
Él se subió al auto y este comenzó a andar, luego de avanzar unos metros paró y Ken se bajó corriendo hacia mí.
-Nunca me olvides, Te amo Mar. Eres lo mejor que me pasó en estos cinco años –susurró en mi oído- Quiero que jamás olvides todas nuestras locuras, que las guardes por siempre en tu mente. Prométeme que si rompo mi promesa y no nos volvemos a ver, me perdonarás y les hablarás a tus hijos de mi –un sollozo escapó de sus labios y supe que estaba llorando- Eres la mejor, jamás cambies, es todo lo que te pido –se separó unos centímetros y lo miré a los ojos. Estudié cada una de sus facciones y me prometí que jamás las olvidaría- Jamás me olvides, Te amo –sonrió y más lágrimas cayeron de mis ojos.
-Ten –sabía que hoy no podría hablar, por lo que se me había ocurrido hacer una carta- Es tuya –se la entregué y sonrió.
-Adiós Mar –dijo en despedida.
-Adiós Ken, esto no es un adiós para siempre –lo solté nuevamente.
Esta vez, cuando se subió al auto, este avanzó y se perdió lejos en el horizonte.
Yo me quedé ahí hasta que no pude ver más ese punto rojo, en el que se iba mi mejor amigo.
Mi madre llegó y me extendió los brazos, yo los acepté encantada y lloré en ellos por un buen rato, hasta que ya estaba ceca por dentro.

por **Ale :)** Lun 10 Feb 2014, 3:13 pm

OMG!!! ME ENCANTO EL CAPI!!
SIGUELA PRNTO LINDA
BESOS CON NUTELLA!

por **EmmaCher** Sáb 15 Feb 2014, 5:18 pm

Hola!

Me encanto SIGUELA!

Necesitas chicas?

Si necesitas dime,

quero estar con Zayn,

si se puede, claro (:

Si puedo estar con Zayn dime y te dejo mi ficha!

y.... SIGUELA! (:

por **Fer de horan <3** Lun 17 Feb 2014, 12:19 pm

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Los Ángeles, Estados unidos, 2013.
Jazz.

Marilyn Monroe, ese era mi nombre, pero todos me conocían como Jazz. Estarán diciendo ¿Marilyn Monroe? ¿La superestrella? Pues no, mi madre la adoraba, era su ídola máxima, por lo que cuando se casó con mi papá -quien se apellida Monroe- no dudó un instante en llamarme Marilyn. Ahora, nadie me decía así, todas las personas que me conocían me decían Jazz. Nadie sabía mi verdadero nombre, ni siquiera la policía. Ser la única y mejor mafiosa en Estados Unidos, te daba bastantes ventajas y cuando me había podido borrar del mundo, lo había hecho. La policía sólo tenía mí expediente con el nombre de Jazz y unas cuantas cosas más que habían podido averiguar por traidores hace tiempo.
Durante años había sido la típica chica rebelde, que al notar que sus padres no la toman en cuenta, se había introducido en una banda de maleantes. De ahí en adelante era una historia bastante larga que terminaba conmigo matando a Mapelli, el ex cabecilla de esta gran organización. Había tomado el mando y ahora nadie se metía conmigo sin recibir su merecido luego. Por lo que, básicamente, nadie –jamás- se metía conmigo.
Todos podrían pensar que al estar inmersa en el tráfico de drogas y diferentes sustancias, yo también entraría en el vicio, pero no. Jamás me gustó nada de eso, ni siquiera bebía mucho. Encontraba una verdadera estupidez intentar emborracharse o drogarse con el fin de ir a un mundo “perfecto” en el que nada importaba y luego tener que volver a la realidad tan bruscamente que era como una cachetada. Nunca me había parecido inteligente, y sobre todo lo encontraba para gente débil, lo que yo por supuesto no era.
En estos momentos me encontraba persiguiendo a Monten y sus hombres, se habían metido dentro de nuestra organización con el fin de robarnos, pero no éramos tan estúpidos, nosotros estudiábamos con rigor a nuestros “postulantes” antes de dejarlos ser parte de esto. Ellos lo habían intentado a un costo muy grande, el que estaban pagando ahora.
Normalmente los cabecillas de la mafia no se involucraban a fondo en sus ataques. Pero yo sí ya que eso era otra cosa que encontraba de cobardes; esconderse tras matones para que no te ocurriese nada. Yo salía a matar con mis propias manos y aunque digan que si dejabas que los demás hicieran el trabajo sucio y tú terminabas con las manos limpias la policía no podía culparte, era estúpido, la policía sabía escasas cosas de mí y jamás iban a atraparme. Nunca lo habían hecho. Tampoco tenían que protegerme demasiado, yo sabía hacerlo por mí misma.
Monten y sus hombres habían sido conducidos y acorralados hasta un inmenso laberinto hecho de arbustos. No tenían escapatoria y eso me hacía deleitarme. Dos de mis mejores y más ágiles hombres se pusieron a cada lado de él y me dispuse en frente suyo para hablarle.
-¿Asustado? –sonreí-. ¿Creíste que sería fácil infiltrarte sin salir sin ningún rasguño? –ladeé mi cabeza seria-. Te daré diez minutos para que tú y tus hombres puedan escapar por el laberinto –pausé-. Si es que lo logran –reí secamente-. A los cinco, estos chicos y los de tus lados irán por ti y lo demás, por supuesto yo también iré. Así que apresúrate –volví a reír mientras él corría hacia la primera salida que vio.
Esto sería divertido, pensé. Sería como una casería y yo las amaba sobremanera, sólo pensar que lo que cazas te tiene miedo y tú tienes todo el poder. Volví a sonreír sabiendo que él y sus lacayos debían estar corriendo como locos, intentando organizarse, para no ser torturados y destrozados a golpes.
Mis hombres comenzaron a caminar por ahí, seguramente impacientes por enterrar sus cuchillos, con las manos picándoles por dar puñetazos y con sus armas molestándoles por sacarlas y disparar. Pero debían ser pacientes, así la presa sería más divertida de cazar, ellos mismos lo sabían.
-Jefa –Anchor saboreó su boca y luego habló-. Ya pasaron los cinco minutos ¿Podemos ir? –preguntó con un dejo de súplica en su voz.
-Claro –le sonreí-. Vayan.
No solía ser mala con mi equipo, no me creía más que ellos y casi siempre tomaba sus ideas o les decía por qué no funcionarían. Me había dado cuenta que así todos se mantenían felices, aparte de leales y serviciales.
Por lo único que una vez me había enojado tanto que casi maté al tipo, fue por acecinar al líder sabiendo que ese trabajo era mío. Era la única regla que nadie podía quebrantar y nadie quebrantaba, valga decir. Todos los demás eran suyos, por lo que nunca había escuchado quejas. Ahora, cuando pensaba en el casi asesinato a uno de mis hombres, me arrepentía. Debí haber matado a Lessandro en cuanto tuve la oportunidad.
Tres chiflidos, dos en tono agudo y uno en tono grave me avisaron que ya habían vuelto a atrapar a Monten y debía ir a hacer mi trabajo. Saqué la cuchilla que estaba en mi bolsillo trasero y empecé a saltar sobre los arbustos; subí a uno y seguí así hasta que divisé a mis chicos.
-¿Cuántos escaparon? –pregunté a Loch, mi segundo hombre a cargo.
-Uno se nos escabulló, lo siento –le sonreí negando.
-No hay problema ¿Vio la matanza? –pregunté mirándolo.
-La vio –asintió.
-Entonces supongo que se quedará con perfil bajo y con suerte no nos molestará en un buen rato –miré a Monten, me analizaba, seguramente pensando que me lo tomaba demasiado relajadamente, pero confiaba en que igualmente lo mataríamos-. ¿Y tú? Al parecer no lograste escapar ¿Fue muy difícil? –si no fuera porque tenía una mordaza en la boca, estaba de rodillas por los seguros golpes de los chicos y tenía las manos atadas, estaba segura de que hubiera lanzado gritos o mostrado su dedo medio, quizá las dos.
-Jazz –llamó Dutch, mi primer hombre a cargo y casi mi hermano.
-¿Sí? –pregunté volteando a verlo.
-¿Nos dejarás ver? –rió, sabía que eso ponía nerviosos a mis próximas víctimas.
-¿Lo quieren? –muchos gritos se escucharon y reí.- Pues lo tendrán.
-¿Rápido o con dolor? –escuché decir a la voz de Rex tras algunos cuerpos.
-Como su majestad quiera –me burlé y miré a Monten-.Si lo quieres rápido habla, si lo quieres con dolor por haber sido un idiota, sólo calla –asentí hacia él, quien sólo intentaba moverse-. Bueno, no escucho nada, me acercaré más –llevé mi mano detrás de mi oído para amplificar el sonido-. Aún nada, está bien, será con dolor –sus ojos se expandieron y encanto recorrió mis venas, risas estruendosas se escucharon tras de mí y me acerqué para agacharme a un lado del hombre amordazado.
-¿Quieres una foto? –bromeó Hinx frente a la pared de cuerpos.
-Claro –sonreí y comencé a hacer poses frente a Monten.
-¿Alguien trajo cámara? –preguntó Dutch a la multitud, nadie respondió.
-Una lástima –le hablé a Monten-. Yo quería un recuerdo de ti –reí-. Pero tendré que conformarme sólo con tus gritos de dolor.
Bajé la mordaza y apenas él abrió la boca tomé ágilmente su lengua y la atraje lo más que pude hacia afuera. Le sonreí con malicia y luego acerqué la navaja, su rostro reflejaba miedo genuino. Paseé un rato el cuchillo frente a su lengua y luego lo posé en la mitad de esta, en un movimiento inesperado rajé su lengua con este desde la punta hacia atrás, casi hasta la mitad. La solté y los gritos de Monten resonaron por todas partes mientras se sacudía y lloraba de dolor. No era tan rudo como se veía.
Una vez que se quedó algo quieto apuñalé su pierna y retorcí el cuchillo hasta lo más adentro que podía, nuevos gritos se escucharon y risas de parte de mis compañeros, les gustaba el espectáculo.
-¿Me prestan un cuchillo chicos? –miré hacia atrás y al instante uno cayó clavado junto a mí-. Gracias –dije y lo tomé.
Me moví hasta la parte de atrás y una vez frente a su espalda me agaché, tomé sus muñecas con una de mis manos y con la otra desaté la banda que las unía.
-¿Alguien la quiere? –pregunté y antes de una respuesta la tiré a mis hombres, seguramente se la pelearían como un ramo de novia.
Volví a lo mío, Monten estaba retorciéndose, pero ya más débil. Tomé la navaja prestada y la enterré atravesando una de sus muñecas con fuerza, clavándola a su espalda. Más gritos de dolor salieron de su garganta y de apoco se fue debilitando todavía más. Antes de que perdiera la conciencia, tomé su mano izquierda, la que no había clavado, y la pasé por frente sus ojos, una vez que me aseguré de que él la había visto la dejé en el piso y con un rápido movimiento de mi cuchillo esta ya no tenía dedos. Esta vez lo único que logró salir de su boca fue un gemido. Pero aún así era gratificante para mí.
-¡Jazz! –llamó Die, uno de los vigías.
-¿Qué ocurre? –respondí cortamente.
-La policía nos encontró, están afuera del laberinto, salgan por el otro lado, ahí eran menos y los chicos los derribaron. Los esperan en las camionetas –asentí.
-Está bien –los miré-. ¿Qué esperan? ¿Una invitación? ¡No quiero perder a ninguno! Muévanse.
Como ordené, todos lo hicieron y pronto solo quedaba yo y Monten, a quien le quedaba algo de conciencia, sus ojos se abrían y cerraban pestañeando como una luz a punto de extinguirse.
-Lo siento, creo que esto será más rápido de lo que pensé.
Tomé mi navaja nuevamente y la incrusté en su corazón, ya sabía perfectamente donde estaba. Retorcí el metal y luego lo saqué. El cuerpo inerte de mi enemigo y ahora víctima cayó al piso y sonreí. Por eso la gente no se metía conmigo. Arranqué el cuchillo prestado y los dos juntos los metí en la cinturilla de mis pantalones. Los chicos habían dejado una pistola cargada a mi lado, la tomé y volví a saltar por los arbustos.
Cuando estaba a punto de llegar donde mis hombres me esperaban, sentí un crujido de hojas y por el rabillo del ojo vi una sombra. Bajé rápidamente y me di la vuelta. Había que ser mucho más sigiloso que eso para engañarme.
Al voltear sonreí, era mi fiel amigo Harry.
-Detective Styles –me apoyé contra una de las paredes cuando él bajó-. Tanto tiempo sin vernos ¿qué? ¿cuatro meses? –pregunté sonriendo burlona.
-Un Gusto volver a verte Jazz –sonrió negando de vuelta.
-No me has atrapado antes ¿qué te hace pensar que hoy es tu día? –el se encogió de hombros.
-Intuición –siempre decía eso cinco minutos antes de que lograra escapar sin un rasguño.
-Nueva arma –asentí hacia sus manos.
-Sí –respondió orgulloso, podría decirse.
-Está linda, pero lo siento, no puedo quedarme a charlar, mis hombres me esperan –me encogí de hombros disculpándome.
-Puede ser atracción, no lo creo, pero no puedo dejarte ir –frunció la nariz y rió.
-Hemos tenido esta conversación muchas veces, claro; con variaciones, pero lo mismo al fin y al cabo. ¿Por qué no sólo te resignas y me dejas seguir con mi vida? –mascullé lo más resignada que podía.
-Creo que eso nunca pasará –sonrió de lado-. Y menos ahora.
-¿Ahora viene la parte en que me dices que me tienes rodeada y que no hay salida? –un tono burlón se apoderaba de mi voz.
-No, no hay nadie rodeando esto, les ordené que no lo hicieran.
-¿Crees que te harán caso? Soy como un venado para un tigre –sonreí esta vez yo orgullosa.
-Me harán caso, porque esta vez no vengo a arrestarte Jazz –eso me desconcertó ¿a no?-. Vengo a hacer un trato.
-¿Un trato? –me eché a reír sin poder parar.
-Ríe todo lo que quieras, pero esto también te favorecerá –finalizó.
-No hago tratos con gente que trabaja para la justicia, ni siquiera lo hago con mis colegas –reí otra vez-. ¿Por qué lo haría contigo? –sonreí.
-Lessandro, por eso –mi semblante cayó y él supo que me tenía.
-¿Qué hay con él? –entrecerré los ojos.
-Parece que atrapé tu atención –sonrió complacido. Maldito.
-Habla rápido o te haré cariño con una silla hasta que hables –fruncí el ceño seria.
-Hm… -pensó-. Me han dado caricias con cosas peores, aparte –miró a su alrededor-. No veo ninguna silla por aquí –sonrió.
-O podemos pasar directo a mi pistola –tome mi FN Five-seven y lo apunté con ella.
-¡Hey! Tranquila –levantó las manos sonriendo-. ¿Todo lo solucionas con violencia?
-La mayoría –respondí cortamente.
-Bueno, mejor hablo ¿no? –preguntó burlón. Lo odiaba.
-Si no quieres tener una bala atravesando tu caja torácica –sonreí-. Te lo recomendaría –asentí burlona.
-Lessandro nos ha estado dando problemas a los dos –bajé el arma y la guardé en mi pantalón, amaba todos sus bolsillos útiles-. Te propongo que nos unamos y lo acabemos juntos, sabes que funcionará.
-No, no hago tratos con policías, ya te lo dije –sentí pasos tras de mí y volteé.
-¡Jazz! –llamó Hinx-. Dutch –susurró sin aliento.
-¿Qué ocurre con Dutch? –respondí lo más calmada que pude.
-Lessandro –estaba sin aliento, pero no me servían palabras al azar.
-¡Maldita sea Hinx! ¡¿Qué ocurre con Dutch?! –grité desesperada.
Hinx se enderezó y me miró serio y con temor, esperó dos segundos -que conté- y habló.
-El hombre que habíamos dejado escapar, era uno de los hombres de Lessandro. Volvieron y tomaron a Dutch desprevenido –tomó aire, me conocía, sabía cómo me pondría.
-¡¿Y?! ¿Está bien? ¿dónde está? –me acerqué preocupada, él y Hinx eran lo que más consideraba familia.
-Se lo llevaron, no nos percatamos de que lo tenían hasta que lo apuntaban una pistola a la cabeza y lo llevaban a un auto –suspiró-. Antes de irse los golpeó intentando escapar, por lo que se gañó una acuchillada en las costillas –mis ojos se agrandaron. No-. Luego de eso gritó que no nos arriesgáramos, que no nos acercáramos, nadie hizo caso y recibió otra puñalada. Todos nos quedamos quietos para que nada más ocurriera –me miró con tristeza-. Lo último que oímos de él fue que confiaba en ti y que sabía que su hermana pequeña lo salvaría, como él hizo con ella –abrió los brazos y, si no hubiera estado Harry, yo hubiese corrido a ellos.
-Hay que encontrarlo –mis ojos se humedecieron, no quería llorar.
¿Siguen pensando que en las mafias no hay familia? ¿que nadie tiene sentimientos? ¿que todos son de sangre fría? Pues no, para mí; alguien que después de los catorce años no había tenido familia, esto era lo más cercano a ella. Dutch era como mi hermano mayor y Hinx mi hermano menor, que me trataba como si fuera mayor. Los dos me protegían bastante aunque sabían que era mejor que ellos en combate. Eran lo mejor.
Lessandro las pagaría tan caro que desearía no haber nacido.
-¿Alguien los siguió? –guardaría las lágrimas para cuando estuviera sólo con Hinx, por ahora, compostura.
-Lo intentamos, pero los perdimos en unos callejones, son buenos en el sabotaje –suspiré, empezaría en seguida con la búsqueda.
-Okey –me volteé-. Lo siento detective –me disculpe-. Pero debo irme –volví a voltear para irme, Hinx ya lo hacía, dando por hecho que la conversación había terminado.
-Espera –me tomó el hombro y tapó mi boca, cuando iba a defenderme besó mi cuello-. Tranquila, sólo quiero hablar –me solté y froté ese lugar.
-La conversación se terminó, si no te he matado es porque me divierte jugar contigo –fruncí el ceño fulminándolo con la mirada.
-¿Hacemos un trato? –lo había olvidado-. Ese estúpido tiene a tu hombre, yo puedo ayudarte y tú me ayudas –me acerqué sonriente.
-¿Crees que necesito tu ayuda para detener a ese malnacido? –reí-. Pues no –volví a voltear y volvió a tomar mi hombro-. ¡Deja de hacer eso!
-Piénsalo al menos –él no se resignaba ¿no?
-No lo haré, tengo mejores cosas en las que ocupar mis pensamientos –si no me dejaba ir, tendría que matarlo y buscar otro policía con el cual jugar.
-Vamos, me ayudas en la misión y luego durante seis meses, prometo que la policía no intervendrá en lo que hagas –sonaba bien, pero no podía.
-¿Estás sordo o qué? Sólo vete, yo no hago tratos con policías –me di la vuelta y esta vez no intentó tomar mi hombro.
Caminé hasta encontrarme con Hinx en mi camioneta Mazda CX-9. Su cara no era la de siempre, aunque él se hiciera el fuerte, sabía perfectamente que esto le dolía tanto como a mí y que haría lo mismo que yo para salvar a Dutch de Lessandro.
-¿Conduces tú o yo? –pregunté abriendo la puerta del conductor donde él estaba sentado.
Me miró por un momento y asintió hacia su derecha, él conduciría. Me conocía demasiado bien para saber que no tendría cabeza para pensar en otros autos en el camino, o en semáforos en rojo. Si yo conducía ahora, sería un pase gratuito a la muerte.
A medida que nos acercábamos a nuestro cuartel o guarida; como solía llamarlo Dutch, mis ojos se sentían más pesados y ardientes. Hinx me veía por el espejo y cada vez aceleraba más. Lo único que pensé al llegar a mi habitación con él, fue abrazarlo y llorar en su hombro hasta que ya no pudiera más. Esto me recordaba a una etapa de mi vida, a una etapa a los nueve años que quería superar.

por **Fer de horan <3** Lun 17 Feb 2014, 12:22 pm

EmmaCher escribió:
Hola!
Me encanto SIGUELA!

Necesitas chicas?
Si necesitas dime,
quero estar con Zayn,
si se puede, claro (:

Si puedo estar con Zayn dime y te dejo mi ficha!

y.... SIGUELA! (:

Gracias que bueno que te aya gustado y ya la segui .Besos sabor nutella :toosexy: (okno)

por **Fer de horan <3** Lun 17 Feb 2014, 12:23 pm

*Ale Directioner escribió:OMG!!! ME ENCANTO EL CAPI!!
SIGUELA PRNTO LINDA
BESOS CON NUTELLA!

:deos: Gracias y ya la segui ,igual besos con nutella linda.

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