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Power Play (Larry Stylinson)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Invitado Dom 23 Feb 2014, 3:12 pm
Hola.bethlasforh0ran escribió:Sabes que quiero que la sigas, so, ya nunca jamás comentare "síguela"
perooooo no se porque hasta ahora estoy comentando tus fics... uhmm bueno como sea, me encaaaaanta*-* pobre louis acosado :((((( quiero que harry sea su novioooooo pls, pls :(((
bueno, eso... Bye!
Bueno es por que te daba flojera, ah.
Yo aveces leo cosas y no comento y no tan seguido.
Ah todo a su tiempo.
Saludos:))
Invitado
Invitado
Capitulo 3.
por Invitado Dom 23 Feb 2014, 3:13 pm
Harry bordea las preguntas de su madre sobre Louis. Sí, se acaban de conocer. Sí, está en el club de patinaje. Tomlinson, ése es su apellido, y eso es todo lo que Harry sabe. Trabaja en la tienda de patines del pueblo; no, Harry no recuerda haberle visto allí antes. Si lo hubiese hecho, habría bajado a Later Skater más a menudo, cada día de hecho, pero eso no se lo dice a su madre. Ella no sabe que le gusta eso.
Personalmente tampoco planea informarla al respecto. Ella debía haber notado que él no tenía citas con chicas; nunca ha sido el Señor popularidad en la escuela secundaria y no es uno de esos chicos con un aspecto para matar, no como lo es Louis; pero ella nunca había dicho nada, nunca le había preguntado si era gay. Él pensaba que ella realmente no quería saberlo. Eso estaba bien, porque en realidad no quería decírselo.
De hecho, cree que nadie lo sabe. Su padre no, definitivamente no, y no había nadie en el instituto con quien se divirtiese, él era del tipo tímido, no dado a la experimentación, el único chico que le gustaba era el central de la escuela en el equipo de baloncesto y no iba a acercarse a él. No era tan audaz. Jacoby podría sospechar algo, es el compañero de habitación de Harry en la universidad... o más bien, lo era, antes del accidente. El único tipo con el que Harry ha estado es un chico que conoció en una fiesta de la fraternidad a la que fue el trimestre pasado; Jacoby había dicho que debían tener un buen rato antes del juego final del semestre, sencillamente soltarse antes de los exámenes, ¿qué daño haría? El nombre del tipo era Nick, y por una u otra razón, Harry no podía recordar su apellido, pero desde el momento en que entró en la fiesta, notó que el chico le miraba fijamente, observándole, esperando. Después de tres o cuatro cervezas, Harry se las había ingeniado para hacer contacto visual con él a través de la habitación llena de humo, y con un asentimiento de cabeza, Nick le indicó el vestíbulo oscuro que llevaba a los dormitorios en la parte de atrás de la casa. Dio otro trago a su bebida para reforzar su coraje y le siguió.
Nick era alto y flaco con una madeja de cabellos rizados castaños en la parte superior de la cabeza, no era realmente su tipo pero era el primer chico que había mostrado interés en él, y el alcohol lo cegó. Cuando Harry cerró la puerta de uno de los dormitorios tras él, Nick estaba ahí, empujándolo contra la puerta, las manos en su pecho, suavizando su camino hacia abajo hasta su cintura, su boca caliente y húmeda contra la de Harry. Los dedos manosearon en su cinturón, en la cremallera, en la entrepierna, frotando y sobando hasta que Harry gimió, sus brazos levantándose alrededor del cuello de Nick, sus manos cerrándose sobre los densos rizos. Sintió deslizarse las manos hasta la parte frontal de sus pantalones, en su ropa interior, asiendo la carne que no había sentido nunca el toque de otro, y nunca pensó que se sentiría así, furioso, ansioso y necesitado. Los labios de Nick eran más suaves de lo que había imaginado, sus dedos sondeando gentilmente y sus rodillas volviéndose débiles, tuvo que agarrar el cabello del chico para mantenerse de pie, nunca había sentido esto antes. Entonces Nick se arrodilló frente a él, le tomó en la boca y Harry jadeó su nombre, sí, sí, sí...
Sonó un golpe en la puerta, y de repente la voz de Jacoby les interrumpió. —¿Harry? ¿Estás ahí, chico? Vamos a volver al campus.
Casi a regañadientes, Harry apartó a Nick. Luchó por subirse la cremallera sobre la inflamada erección y se preguntó cómo de mal se vería si sencillamente les dijera a los chicos que lo olvidasen, que le dejaran allí. Pero tenían un partido al día siguiente, lo cual significaba que tenían que entrenar con las primeras luces, y ya iba a estar colgado. —Lo siento,—murmuró. Nick se limpió la boca con el dorso de la mano, se encogió de hombros como si no fuera gran cosa, no se molestó en darle su número, ni siquiera un beso de despedida. Harry quería preguntar si podía verle de nuevo, ¿pero con quién estaba bromeando? Era el calor del momento, la sensación de otra boca en su pene, los besos y las manos y eso era todo, ese tipo no significaba nada para él.
Cuando abrió la puerta, Jacoby vio el cabello desaliñado de Nick, la camisa de Harry libre de los pantalones, y frunció el ceño. En el camino de regreso a la residencia universitaria, le dijo a Harry que debía ser cuidadoso. —Nick tiente una reputación,—le dijo oscuramente.— No quieres perder el tiempo con él.
—No estaba...—empezó Harry. Sus labios aún ardían con sus besos.
—Sólo estoy diciendo que debes ser cuidadoso, eso es todo. —Jacoby no explicó detalles, no le preguntó si Harry estaba congeniando con el chico, no quería saber y Harry no ofreció información. Pero se percató de que su amigo dejó de vestirse en su habitación, prefiriendo cambiarse de ropa en el baño, y de que en el vestuario se quedaba fuera de las duchas hasta que Harry había acabado. Pero él no estaba interesado en Jacoby, no estaba interesado en ninguno de los chicos del equipo, ni siquiera estaba interesado en Nick y realmente no había vuelto a verlo nuevamente, lo divisó una o dos veces en el campus pero nunca en ninguno de los partidos, y eso sencillamente estaba bien para él.
Y entonces el accidente. ¿Quién miraba dos veces a un chico en una silla de ruedas? Un chico en el que ni siquiera se fija nadie normalmente, pero con la silla y el aparato ortopédico en la pierna, nadie quiere ser pillado mirando fijamente, nadie quiere mirar estúpidamente. Algunas veces ni siquiera su madre le mira cuando le habla; en la furgoneta mira por el retrovisor mientras lo hace; pero está mirando fijamente la ventana de atrás, no le está viendo a él. Ni siquiera está escuchando sus respuesta cuando le pregunta sobre Louis, ya que no le importa. Simplemente está tratando de llenar la brecha que hay entre ellos que se hace más grande por momentos, y él tiene la sensación de que podría decirle que Louis es el chico más caliente que nunca ha conocido, podría decir que le gustaría conseguir algo con él y no sólo sobre el sitio web, y ella simplemente sonreiría y asentiría— Eso es bueno, querido. Me alegro de que hagas un amigo.
Pero no dice nada, y en la tranquilidad de su mente espera que Louis se convierta en algo más que un amigo, pero nunca ha estado de verdad con un chico (Nick no cuenta), y Louis no sólo es lindo... con ese cabello lacio que cae desde atrás en su cara, la piel bronceada, esos grande ojos celestes, las chicas no eran las únicas que se desmayaban por él en la pista.
Probablemente no está interesado en chicos, piensa Harry, pero sintió algo cuando estaban juntos, algo que no podía tocar con los dedos, que no podía describir exactamente, pero que ponía una esperanza en su corazón, una anticipación que no estaba ahí antes. Por primera vez desde que se despertó con dolor en el hospital hace semanas, está esperando con ansias que llegue el día siguiente. Ya tiene una idea para el sitio web de Louis, y llenará la cámara con fotografías del chico, corriendo sobre el hielo como el viento, vestido con ese mono pegado a la piel... y además había tenido la audacia de preguntarle a Harry si aún podía levantársele.
¿Cómo podía no gustarle sólo por eso?
----
Su madre lo dejó en la pista a la mañana siguiente a las 7:30, igual que el día anterior. Sospecha que está feliz de deshacerse de él por algunas horas; siempre y cuando no ande por la casa en silla de ruedas o escondido en la guarida, ella puede seguir pretendiendo que las cosas aún son las mismas, que él aún está en la universidad y entero. Cuando vuelva a caminar y las cosas vuelvan a la normalidad, sospecha que ella nunca volverá a mencionar el accidente, como si no hubiera pasado nunca.
Pero ir a la pista lo saca de la casa, de todos modos, y hoy ella está de pie al lado de la furgoneta pero no trata de ayudarle, sólo mira en silencio cómo sube con la silla la rampa hasta el edificio. Él se pregunta si tendrá la oportunidad de hablar con Louis mucho antes de que ella vuelva para llevarlo a terapia a las diez. Eso esperaba.
Las puertas con las que tuvo tantos problemas ayer están entreabiertas ahora; seguramente cosa de su madre. Probablemente llamó a alguien anoche ya tarde, sacó la rutina entera de “Mi hijo es discapacitado” como cuando consiguió esa etiqueta de aparcamiento en el DMV, aprovechó el sentimiento de culpa de alguien para asegurarse de que las puertas permanecieran abiertas. Tuvo un ataque el día anterior cuando se enteró de que tuvo que empujarse a través de ellas él mismo. —No puedes ir haciendo cosas como esas, Harry, —dijo con un tono cortante que no dejaba lugar a la discusión—. Un chico en tu condición...— Como si estuviese embarazado, o algo parecido.
Cautelosamente rodó bajando hasta el rellano, mirando al equipo de hockey ya listo en medio del patinaje de calentamiento alrededor del hielo. Ayer consiguió algunas fotos geniales durante el entrenamiento, incluso algunas del niño nuevo, el número 15, Clovsky o como fuera que Jacoby le llamase. Había considerado seriamente recortarlo; probablemente también lo habría hecho, si no hubiese conocido a Louis. Estaba de mejor humor después de eso, y no pudo dejar de pensar en el patinador, aún no podía, incluso ahora si cerraba los ojos veía ese pelo, esa sonrisa.
Había estado tumbado despierto la noche pasada, mirando fijamente el techo en su habitación oscurecida, observando en su mente a Louis hacer círculos patinando. Si Dios quería, hoy conseguiría al menos decirle „hola‟ antes de que tuviese que irse...
Louis ya está ahí.
Está sentado cabizbajo en el último asiento de la primera fila, justo delante de la pista, donde se sentó ayer para hablar con Harry. Vistiendo una sudadera y esa chaqueta de cuero, la que tiene el logotipo de la tienda de patines en la espalda, zapatillas de deporte en vez de hojas, el cabello lacio escondido bajo un pañuelo azul oscuro y los pies apoyados en la barandilla, la cabeza enterrada en el cuello de su chaqueta, la mejilla presionada contra el hombro, los ojos cerrados.
Dormido. Esperándome a mí, piensa Harry, y eso le hace sonreír estúpidamente. Se alegra de que los ojos de su amigo estén cerrados, para que no pueda ver cómo de mentecato se comporta. Hace una mueca de dolor cuando las ruedas de su silla chirrían al acercarse más.
Louis se remueve, estirándose al despertar. —Hey, —murmura en voz baja—. No sabía lo temprano que vendrías.
Con un asentimiento hacía el equipo de hockey abajo, Harry le dice —El entrenamiento empieza a las 7:30. Vengo un poco tarde. —Se posiciona al final de la fila, al lado de Louis y se pregunta si el chico puede oír el latido de su corazón. No sabía lo temprano que vendrías... ¿estaba esperándolo de verdad? Harry no se atreve a creerlo. Espera sonar despreocupado cuando pregunta— ¿Entonces qué estás haciendo aquí?
Louis responde a la pregunta con una propia. —¿Tienes que irte a las diez? —Cuando Harry asiente, se encoge de hombros, un gesto que le hunde más abajo en el asiento. —No sabía si tendría la oportunidad de hablar contigo antes de eso, —explica— No lo sé. Si quieres que me vaya...
—No, está bien. —Harry sacude la cabeza para dar énfasis y entonces, debido a que la repentina intimidad entre ellos le pone nervioso dice— No creí que tuvieras que correr de nuevo hasta este fin de semana.
—No lo hago, pero necesito practicar. —Louis le mira de un modo que nadie más parece ser capaz de hacerlo, mira la silla en la que está como si no fuera nada de lo que estar avergonzado, mira el aparato ortopédico de su pierna sin nada más que una ojeada curiosa, le mira a la cara y no a algún punto justo a la izquierda de su hombro, le mira a los ojos; eso es lo que más le gusta a Harry de su nuevo amigo. El hecho de que puede mirarle a los ojos cuando le habla, le hace sentir humano de nuevo.
Louis se estira, tocando el aparato ortopédico que rodea la parte baja de la pierna de Harry. —¿Cómo te sientes esta mañana? —pregunta.
Harry es demasiado consciente de esa mano cerniéndose sobre su pierna; casi puede sentirla a través de los tejanos gastados que viste. —Bien, —susurra mientras mira los dedos de louis trazan hacia abajo una de las frescas barras de metal del aparato. Hay dos barras, una a cada lado de su pierna, cosas gruesas y feas a las que odia. Están unidas a su rodilla y tobillo por empuñaduras de caucho endurecido para mantener la pierna inmóvil: cuando el patín de Ashlin le cortó, se deslizó fácilmente a través del músculo, desgarró los ligamentos en ambas piernas y rompió el hueso de su pantorrilla derecha en un millón de piezas pequeñas. Ha tenido tres cirugías para reconstruir la parte baja de su pierna y los doctores le aseguran que cuando sane, hay procedimientos cosméticos que pueden suavizar los bordes irregulares, disimulando más la piel roja e inflamada. Pero él no está tan seguro; ha visto la cicatriz estando desnudo y le duele el corazón sólo de mirarla. No cree que vuelva a vestir pantalones cortos de nuevo.
Pero la noche pasada no soñó con el accidente, no revivió el dolor, no dio vueltas y vueltas en su sueño y cuando se despertó, estaba demasiado distraído para pensar en las piernas. Por primera vez en semanas, tenía otras cosas en mente, como ese chico que estaba sentado a su lado, tocando el aparato tan descaradamente. —Mejor, de hecho, —le dice a Louis, y es la verdad. Se siente mucho mejor de lo que se sentía ayer a esa hora—. Hoy no duele tanto.
—¿Lo hace normalmente? —quiere saber Louis.
Sus dedos remontan la barra, curvándose alrededor de la bisagra de la parte superior que conecta las dos piezas de metal, el pulgar rozando contra la rodilla de Harry casi ausentemente. Mirando esa mano, sintiendo la tenue presión de la carne a través de la fina tela de su vaquero, Harry piensa en el modo en que se sintió cuando Nick le tocó en el lugar que está sólo a pulgadas de donde se encuentra ahora la mano de Louis, y no recuerda exactamente de qué están hablando. —¿Hacer el qué? —pregunta. Su voz es densa y suave, como algodón de azúcar.
Louis se ríe. —¿Duele normalmente? —pregunta, y entonces alza la mirada hacia Harry y sonríe—. No me estás prestando ninguna atención.
Oh no, piensa Harry, tienes mi completa atención, lo juro. Pero no lo dice, no puede, y cuando Louis ríe de nuevo, Harry sencillamente devuelve la sonrisa. —¿Entonces vas a hacerme la fotografía hoy? —pregunta Louis.
Harry busca en su mochila, agradecido de tener algo que hacer. Extrayendo la cámara digital, dice —Vacié la memoria anoche así que está lista para funcionar. ¿Crees que acabarás antes de que tenga que irme?
—¿Vas a volver?— Louis sigue haciendo eso, haciéndole una pregunta cuando él pregunta primero, como si sus respuestas dependiesen de lo que Harry diga. Es un pensamiento embriagador, el que Louis esté planeando sus respuestas alrededor de las de Harry, le gusta eso. Cuando no contesta inmediatamente, Louis añade— Quiero decir, después de tu terapia. Pero… ¿cuánto dura eso?
—Alrededor de una hora. —También llena de tortura, el terapeuta sonriendo como un payaso maligno en una casa de diversión, empujándolo a través de otro juego de sentarse y levantarse, otro de alzar la pierna, otro apretón doloroso en sus rodillas. Odia la terapia, odia el hecho de que la necesite, odia el modo en que todo el mundo le dice que lo está haciendo bien y que él no pueda ver ninguna diferencia, aún está en esa maldita silla, ¿no? ¿Qué tipo de mejora es esa? No puede caminar, aún no es lo suficientemente fuerte para ni siquiera intentarlo, y para cuando su sesión haya terminado estará tan dolorido, en tantísimos sitios, que ni siquiera se dará cuenta de las lágrimas que le llenan los ojos y se derraman por sus mejillas. Irá a casa, se tumbará, enterrará la cara en la almohada y no estará de humor para volver, no quiere que Louis le vea así. Bajando la voz, susurra— No, no creo que pueda... quiero decir...
—Entiendo. —Mira a Louis y ve que él lo entiende, de algún modo, increíblemente, sabe por lo que Harry está pasando, y eso hace que Harry se enamore mucho más fuerte. Si no estuviese en esta silla de ruedas, piensa, pero rechaza ese pensamiento antes de ir más lejos porque ¿qué haría exactamente en ese caso? Dejaría la pista justo después de entrenar y ni siquiera sabría nunca que alguien como Louis existe en este mundo, en esta ciudad, aquí, con él. Y si de algún modo encontrase al chico, jamás ni en un millón de años reuniría el coraje para acercarse a él. Su experiencia entera con los chicos se resume a algunos momentos acalorados en una fiesta, manos que agarran y labios calientes, eso es todo.
Louis se pone de pie, se encoge de hombros fuera de la chaqueta, la lanza sobre el asiento a su lado. Lleva una sudadera debajo, Club de Patinaje Crosskeys escrito en la parte delantera, los faldones de una camisa de franela colgando para tapar el trasero. Cuando se quita la sudadera, la camisa de franela se alza con ella y la camiseta de debajo, exponiendo un estómago liso, piel bronceada, la goma de su ropa interior por encima de los pantalones de chándal que cuelgan un poco demasiado bajos de sus caderas. Con un respingo culpable, Harry mira hacia otro lado. Bajo ellos ha empezado un juego de entrenamiento y ve al número 15 intentar conseguir un punto, con Jacoby de ayuda. Un dolor familiar se abre en su pecho: debería ser él el que estuviera en el hielo, él pasando al portero, él metiendo el tiro. Su garganta se cierra cuando el disco planea en la red sin esfuerzo.
Tirando hacía abajo la camisa, Louis cae de vuelta en su asiento, su sudadera echa una bola en el regazo. —Mira esto, —dice, y cuando Harry obedece, sube la manga de la camisa por encima de un brazo delgado. Harry ve una piel bronceada empañada por una cicatriz delgada que corre por la longitud del antebrazo de Louis, desde la base del pulgar hasta el pliegue del codo. Trazando la cicatriz con un dedo, Louis le dice— Semi finales del año pasado, me enmarañé con Dietrich en el trecho final. Esas hojas están afiladas, ¿sabes? —Harry asiente; lo sabe.
Tentativamente, toca la cicatriz, la piel de Louis cálida bajo la suya... ¿sanarán sus piernas tan completamente? ¿Se reducirá ese dolor que le sacude los huesos a algo tan simple como eso? ¿Una cicatriz, un recuerdo, una historia de batalla contada a otro patinador en la carretera? Eso espera.
Su dedo casi resplandece junto a la bronceada carne de Louis, así de pálido está. Cohibido, curva la mano en un puño para esconder las uñas desiguales, pero aún puede sentir a Louis en la punta de los dedos, más suave de lo que un chico tiene derecho a ser. Te deseo, piensa, y no está seguro de todo lo que eso implicaría pero sin duda alguna le gustaría descubrirlo. El deseo se dispara a través de él, tan envenenado como la pérdida que siente cuando mira a los jugadores en el hielo, y tiene que girarse antes de que Louis vea esa necesidad, ese deseo en sus ojos. —No estuve en una silla de ruedas, —le dice Louis—, pero tuve una escayola durante semanas, y tuve que hacer también algo de terapia, pero no mucha. El seguro de mi madre no cubría más que unas pocas visitas.
Harry no sabe qué decir. Lo siento, no parece práctico, y está asustado de que si abre la boca otras palabras saldrán en desorden, palabras para describir la imagen en su mente, la emoción arremolinándose a través de él, el recuerdo de otras manos sobre su cuerpo, de otros labios en su boca. El silencio crece entre ellos, empalagoso como un perfume denso.
De repente Louis ríe. —Aunque no retiraron mi número, —dice, asintiendo hacía el suéter de Harry colgando sobre marcador—. Sencillamente se lo dieron a otro, y tuve que comprar un abrigo nuevo cuando volví.
La risa rompe la tensión que los envuelve y Harry también ríe. —Vi enloquecer a la multitud cuando anunciaron tu nombre. —Empuja juguetonamente a Louis, sonriendo cuando su amigo suelta una risita y se retuerce alejándose— No puedes decirme que no te quieren.
—¡De acuerdo, de acuerdo, lo hacen! —grita Louis. Atrapa el brazo de Harry cuando éste trata de darle otro codazo, y sus manos queman a través de la manga de la camisa, se aguanta la respiración, no lo sueltes, reza. Para su sorpresa, Louis no lo hace; en vez de ello allana la tela que está fruncida a lo largo del brazo de Harry, con un toque gentil.
Mira sus propios dedos mientras allana la manga, y con un leve fruncimiento de cejas dice— Al menos la multitud lo hace. Las chicas, si, también son geniales. —Harry siente un pinchazo de celos por eso, las chicas, por supuesto que aman a un chico como Louis. Suavemente, Louis admite— Pero no estoy tan seguro sobre el resto del equipo.
—¿Por qué no? —Harry no puede imaginarse a nadie no enamorándose de los brillantes ojos de Louis, de su sonrisa rápida, de su personalidad vibrante. Sólo le conoce desde hace un día y ya se encuentra completamente perdido.
Pero Louis se encoge de hombros. Libera el brazo de Harry, se hunde en el asiento, muerde su labio inferior y aparta la vista. Harry no cree que vaya a responder, o si lo hace será con otra pregunta; por alguna razón eso le molesta, puede verlo en el conjunto de la mandíbula, la joroba en sus hombros, y quiere retirar la pregunta, quiere volver a la risa fácil y la sonrisa y el toque, le gustaba eso, la mano de Louis en su brazo. Se pregunta qué puede decir o hacer para recuperar eso.
—Eso no es completamente cierto, —le dice Louis con una sonrisa torcida— Estoy mintiendo. El equipo es genial. Es sólo Wil quien me odia.
—¿Wil? —Harry se inclina y susurra audiblemente— ¿Quién puede odiar a alguien como tú?
Eso trae una sonrisa al rostro de Louis, y cuando se gira, sus ojos brillan y Harry casi puede creer que ha visto un reflejo de sus propias emociones en esas profundidades celestes. —¿Recuerdas la carrera de ayer? —pregunta Louis. Harry asiente, y su amigo continúa—. Wil Dietrich, es el que descalificaron por sacarme del hielo. Pensé que le habían sancionado por cortarme el paso en la segunda vuelta, pero después me hizo chocar contra los tablones.
Harry recuerda el choque: su corazón saltó en su pecho, los recuerdos del dolor inundaron su mente, revivió su propio accidente, su propio cuerpo aplastado contra los tablones, un déjà vu mortífero que casi le hizo asfixiarse de ira y dolor cuando Louis cayó. Pero apenas aterrizó en el hielo ya estaba de pie de nuevo, peleando por volver a la carrera, sacudiéndose la caída como si fuera nada, del modo en que Harry había hecho una docena de veces antes. Vio la mano de Dietrich en la cadera de Louis, fue un empujón deliberado, y la multitud abucheó cuando el otro patinador cruzó la línea de meta primero. No sabe mucho sobre patinaje de velocidad, pero estaba bastante seguro de que cualquier árbitro que se mereciese sus rayas de cebra, habría sancionado eso.
Y estaba en lo cierto. —Te empujó, —dice Harry. La sonrisa de Louis se desvanece, y su mirada se desvía a la mano de Harry que está agarrando el brazo de la silla de ruedas— Lo vi desde aquí, Louis.
—Eso es pista corta, —murmura Louis, pero no suena demasiado convencido—. Ocurre todo el tiempo.
Harry no se lo cree. —De todas maneras, ¿cuál es su problema contigo? —quiere saber. Ante el ligero encogimiento de hombros de Louis, el enfado se remonta en él, cegándole—. Maldita sea, eres el mejor patinador que tiene el club... Te he visto en el hielo, eres sorprendente. La multitud piensa así, yo pienso así... —Louis levanta la vista ante eso, y Harry la aparta de esos ojos claros que buscan los suyos. Con cuidado, se advierte a sí mismo. No quiere asustar a su nuevo amigo.— Todo lo que estoy diciendo es que eres bueno. Sabes que eres bueno, todo el mundo lo sabe. ¿Qué, te odia porque eres mejor que él? ¿Cuántos años tiene de todos modos? ¿Dos?
Durante unos momentos, ninguno de ellos habla. Harry se agarra a su furia, ahora es una emoción cómoda para él, se siente en casa en el odio y el dolor. Sus manos se han apretado en puños inconscientemente, y si no fuera por esa silla, le preguntaría a ese niño Dietrich sencillamente cuál demonios es su problema... no es uno de esos que suelen andar metiéndose en peleas, pero es un jugador de hockey, por el amor de Cristo, es bueno con los puños y rápido sobre los pies y sólo dejadle agarrar a ese bastardo en el hielo y le enseñará... sólo que no vas a salir ahí en ningún momento cercano, se recuerda a sí mismo, su furia transformándose en rabia inútil. Estás pegado a esta silla tanto si te gusta como si no, y no puedes ir recogiendo peleas sólo porque a algún tipo al que ni siquiera conoces no le gusta Louis. ¿Cuántos años tienes TÚ?
—Lo siento, —murmura Harry cuando Louis no dice nada. Su amigo juguetea con la manga de la camisa de Harry y no responde.— No quería decir...
—Está bien, —susurra Louis. Con un suspiro, explica— No me molesta mucho, estoy acostumbrado a ello. Mi madre no es precisamente acomodada, ¿sabes? Sólo somos ella y yo, y a veces los niños te intimidan sólo porque no vistes como ellos, o no tienes los zapatos que ellos tienen, o no eres lo suficiente interesante, no eres lo suficiente inteligente, no eres lo que quieren que seas. —La comisura de su boca se levantan en un intento a medias de sonreír, y se ríe.— Así que me hice lo suficiente rápido, y después aún más rápido, y un día voy a patinar fuera de aquí, ya verás. El oro Olímpico, a eso es a donde me dirijo. Sólo espera.
Harry quiere cubrir la mano de Louis con la suya, mirar profundamente en sus ojos, decirle que cree en eso, que sabe que pasará, lo siente en su alma, este chico fue hecho para mucho más que este pueblo, las obras donde vive, el trabajo de salario mínimo con el que tiene que pagar la matrícula del club de patinaje. Pero no puede encontrar las palabras y no se atreve a tocar a su amigo tan íntimamente, se acaban de conocer, ha de seguir recordándoselo. Otro suspiro y Louis dice —No me importa. Puede hacer que su padre le compre la entrada a cuartos de final, pero veremos quién es el mejor patinador...
—Espera. —Harry levanta una mano y sacude la cabeza, confuso. —Dijiste ayer que sólo dos patinadores de cada carrera ascienden a los cuartos. Tú y el otro chico...
—El padre de Wil es el patrocinador del club, —le dice Louis. Mordiéndose el labio inferior, rueda los ojos y continúa— Parece ser que amenazó con retirar su financiación porque pensó que era una mala decisión. Wil terminó segundo, ese fue su argumento.
—¿Así que va a ir? —Pregunta Harry, incrédulo—. No te habrán echado...
Louis sacude rápidamente la cabeza. —Oh no, —dice,— no pueden hacer eso. Cobran un buen dinero de la gente que quiere verme patinar en las pruebas clasificatorias. ¿Y la multitud de ayer? No pueden decir ahora que no voy a ir a la carrera de este fin de semana, de ningún modo.
Eso es un alivio. Harry echa una mirada al equipo aún en el hielo y se pregunta brevemente si debería estar tomando fotografías de eso, pero está reservando la cámara para Louis. Quiere que este sitio web sea el mejor de por ahí, quiere ayudar a que la gente se fije en Louis, ayudarle a partir de ahora, a alcanzar esa medalla de oro en los Juegos de Invierno. En realidad no le importa el sitio del equipo de hockey... sólo quiere quitar sus fotografías de ahí, eso es todo. Pero hay un ensueño representándose en su mente, Louis y él en su improvisada habitación en la casa de sus padres... se gira desde el ordenador para mostrar a Louis la página que ha diseñado, los ojos de Louis abriéndose de par en par, dice que la ama, la ama, y la siguiente cosa que sabe Harry es que el chico está en su regazo, besándole, sus manos en su rostro, cuello, pecho y rodillas… un dulce peso contra su entrepierna. Una imagen preciosa, una en la que no debería estar pensando. Apenas si son amigos y ya está hambriento de algo más.
Sólo para clarificar, Harry pregunta —¿Entonces estás en cuartos de final?
—Sí. —Louis le dedica una sonrisa soleada—. ¿Vendrás a verlo? Es este fin de semana, sería genial si pudieses. Tomar algunas fotografías para mi sitio web... ¿por cierto, como está yendo?
El sitio web. ¿Es esa la única razón por la que Louis le quiere allí? Harry se dice a sí mismo que no debe estar decepcionado, él se ofreció a hacer el sitio, pero está teniendo problemas leyendo a Louis: el chico salta de tema en tema, de patinar a su sitio, luego a las piernas de Harry y luego a volver a empezar. A veces parece interesado en él, a veces le mira con una luz en los ojos que Harry sabe qué significa lo que espera que signifique, tiene que ser el mismo nerviosismo mareante que gira dentro de él, la misma aglomeración de emociones, ha de serlo. Cuando le toca, hay una chispa que le cosquillea la piel a Harry, ¿no siente eso Louis? Cuando mira hacia él, Harry siente eclipsarse el resto del mundo... ¿seguramente él también ve eso? Pero entonces, a veces, piensa que Louis sólo está siendo amigable, es sólo la manera en que es, hablador, risueño y abierto, no hay nada por lo que excitarse. Dile eso a mi cuerpo cuando me toca, piensa. Dile eso a mi corazón.
—¿Vas a venir, verdad? —pregunta Louis de nuevo.
¿A quién estoy engañando? Soy como esas chicas que vienen aquí sólo para verle. Él es la única razón de que esté aquí hoy, ¿cierto? ¿Importa si Louis siente lo mismo? Al menos tengo algo, se dice Harry a sí mismo. Después de todo, Louis apareció hoy temprano sólo para hablar con él. Haciendo par con la sonrisa de su amigo, Harry le asegura —Estaré ahí.
----
Hoy tras el entrenamiento, Jacoby no se detiene a decirle hola. Mira a Harry, riendo con Louis sobre algo tonto (ese chico siempre está riendo) y cuando atrapa los ojos de Harry, sólo asiente antes de dejar la pista. Eso es todo. Nada de ¿cómo estás hoy, niño? Nada de te echamos de menos en el hielo. Nada en absoluto para dejarle saber que están siquiera pensando en él. Tanto como para sentirse una parte del equipo.
—Deberías salir ahí, —dice Harry a Louis después de que la máquina alisadora de hielo lo haya terminado de limpiar. Manipula su cámara, ajustando las lentes para ser capaz de utilizar el zoom en las fotografías de su nuevo amigo cuando patine—. Dar algunas vueltas antes de que aparezca el resto del club, ¿sabes?
Louis asiente. —¿Vas a tomar ahora mi fotografía? —Antes de que Harry pueda replicar, se apoya contra la barandilla y se abre el cuello de la camisa de franela, exponiendo la camiseta blanca que lleva debajo. Con una pose altiva, pregunta— ¿Qué tal esto?
—Ooh, sirve para mí, —dice Harry siguiendo la corriente. Hace una foto, dos, tres, cada „click‟ del obturador provocando que Louis se mueva a otra posición mientras intenta desesperadamente no reír. Pronto ambos están riendo, Harry enumerando rápidamente las fotografías antes siquiera de que la última se haya guardado y Louis subiéndose la camisa, moviendo las manos sobre su diafragma, lanzando besos a la cámara.— ¿Puedes darme una sexy? —pregunta cuando Louis se sienta en el borde de la barandilla y se estira peligrosamente hacia atrás para otra foto.
—¿No crees que ya soy lo suficiente sexy? —contraataca Louis. Lo dice con una sonrisa que no llega completamente a sus ojos, y su sonrisa se desliza a una mueca mientras Harry busca una respuesta a eso. Creo que eres malditamente sexy, piensa, mirando el cuerpo delgado de su amigo, el cabello que ha empezado a rizarse bajo el pañuelo que lleva, el ligero bulto en su entrepierna que los pantalones de chándal acentúan perfectamente— ¿Harry? —Louis se hunde en el borde de su asiento, la preocupación escrita por toda su cara— Sólo estoy bromeando. No tienes que responder a eso. —Con una sonrisa cohibida, añade— Te dije que digo mierda estúpida todo el tiempo.
Cualquier cosa que diga ahora podría transmitir la miríada de emociones que le agitan, haciendo revolotear su estómago, temblar las manos y dejar caer su mirada al suelo. No puede mirar a Louis, no cuando su amigo le está mirando tan intensamente, ya que verá la misma expresión de enfermo de amor en sus ojos que la que debe ver en cada chica que conoce, y Harry no quiere asustarlo, no cuando él es ahora la única persona que realmente le ve, que habla con él y se ríe y no está asustado de tocarlo. Tócame otra vez, piensa, y aprieta los labios muy juntos para evitar decirlo en voz alta.
Cambia de tema, es la cosa más segura que hacer.
Frunciendo el ceño, baja la mirada a sus manos, y mira las imágenes guardadas a través de la pantalla de la parte de atrás de la cámara, pequeñas fotografías de Louis en varias poses, todas ellas pretenciosas, ridículas y divertidas. —¿Harry? —pregunta Louis. Toca su brazo, le toca, es más de lo que incluso su madre hace ahora— ¿Estás bien?
—Bien, —murmura Harry, aún a pesar de que no lo está. Esperando aligerar el humor, respira profundamente y pregunta— ¿Entonces, vas a salir al hielo y pavonearte de tus cosas, o qué?
Louis le estudia un momento más largo y Harry piensa que va a preguntarle de nuevo, ¿estás bien?, porque no le cree, es evidente en el sesgo pensativo de su boca. —Estoy bien, —le segura antes de que pueda decir nada más— De verdad. Sólo
un poco... no lo sé, nervioso supongo.
Eso le arranca una sonrisa. —¿Te pongo nervioso? —pregunta Louis. Su mano aún está en el brazo de Harry y si, tiene que admitir que el chico le pone nervioso. Y mareado e invencible, emocionado y torpe, todo a la vez, como el último y más grande paseo en montaña rusa.— ¿El bueno de mí?
—Para eso, —le dice Harry. Louis ríe, un sonido bonito que se consigue arreglarlo todo.— Quiero decir sobre mi terapia.
Serenándose, Louis le frota el brazo suavemente; Harry podría acostumbrarse a ese toque gentil. —¿Es tan malo? —susurra. Harry asiente.— Sí, la mayoría de los días, lo es.
Harry asiente hacía el hielo, ahora liso y vacío, sin los jugadores de hockey y sin los del club de patinaje que aún no han llegado. —Estás perdiendo tiempo de entrenamiento, —dice.
—Lo sé. —Louis se levanta y se estira, entonces recoge su chaqueta, la sudadera y una bolsa de lona que está escondida bajo su asiento. Mirando a Harry, pregunta— ¿Vas a venir aquí mañana?
—Sí, —contesta Harry. No tiene nada más planeado y ya no puede esperar a ver a Louis de nuevo. Va a soñar con él esta noche, lo sabe, y durante su sesión de terapia, se centrará en el rostro de su amigo sólo para ahuyentar el dolor.— Estaré aquí. ¿Y tú?
—Sí... no, espera. —Louis frunce el ceño y rebusca en su bolsillo, sacando un puñado de billetes de un dólar arrugados, y empieza a contarlos— Maldita sea, —murmura— Mañana no. Sólo tengo ocho dólares.
Harry no lo pilla. —¿Para qué?
—El precio para los miembros del club de patinajes de quince, —le dice Louis. Metiendo de regreso el dinero en el bolsillo, se encoje de hombros y pregunta— ¿Quizás el viernes? Me pagan mañana.
Harry piensa en el dinero que tiene en su propia cartera, uno de veinte, algunos de cinco y unos cuantos de uno; no ha tenido ningún sitio donde gastarlo desde el accidente, y vivir en casa de sus padres significa que no tiene que hacer más llamadas nocturnas a Domino's. Estirándose detrás de él por su cartera, dice —Puedo prestarte. Si te pagan mañana de todos modos...
—No, de verdad, está genial. —Louis sacude rápidamente la cabeza—. También necesito ahorrar para los cuartos. Practicaré hoy y después sacaré algo de tiempo el viernes, será bueno practicar. —Lo cual significa que no estará aquí mañana, piensa Harry mientras mete la cartera de vuelta en el bolsillo de atrás de los pantalones. Quizás Louis no quiere verlo de nuevo, quizás esto es el principio del adiós. Vino aquí más temprano sólo para hablar contigo, se recuerda a sí mismo, pero es un confort frío. Demonios, le daría siete pavos a Louis si eso le trajera de vuelta allí, no necesita que se lo devuelva.
De repente Louis se vuelve a sentar, su rodilla casi tocando la de Harry mientras se inclina hacia delante y pregunta —¿Puedo llamarte? Esta noche o en otro momento. Tengo que trabajar pero tendré un descanso alrededor de las siete. Podríamos sólo hablar, decir hola, no lo sé. Si tú quieres…
—Claro. —Harry asiente, aliviado. Quiere llamarme... está más que aliviado, está en éxtasis, se sentará al lado del teléfono esta noche esperando que suene. Mientras saca su libreta y bolígrafo fuera de la mochila, pregunta— ¿No te meterás en problemas por llamarme en el trabajo?
Louis ríe. —Nah. —Entonces, pensando sobre ello, añade— Bueno, quizás, pero qué demonios, ¿sabes? Está fuera del horario. Bobby sólo se molestará porque estoy llamando a otro chico. Lo superaré.
Se molestará sobre otro chico... ¿por qué?, Harry deseaba fervientemente ser lo suficientemente audaz para preguntar. Garabateando su número en una hoja en blanco de papel, la arranca de la libreta y la tiende a Louis. Tímidamente, le tiende también el bolígrafo. —¿Puedes darme tu número? —pregunta, su voz dubitativa.— Sólo por si acaso.
—Si te lo doy, será mejor que lo uses, —dice Louis, escribiéndolo. Tiende de regreso la libreta y el bolígrafo cálidos debido al calor de su mano.— Pero estarás aquí el viernes, ¿verdad? —Cuando Harry asiente, Louis levanta su bolsa en una mano, balancea la chaqueta y la sudadera sobre el hombro, y le dice— Hablaré contigo esta noche. ¿A las siete está bien para ti?
A cualquier hora estará bien para mí, piensa Harry, pero simplemente dice —Si, eso está bien. —Se gira cuando Louis se va, mirando el balanceo de las caderas de su amigo, el modo en que la cola de la camisa se mueve tirante a través de su trasero cuando camina, y se pregunta si podrá esperar hasta las siete. Se imagina la voz de Louis en su oído, tan cerca a través del teléfono, y piensa que se desvestirá completamente, apagará las luces, se tumbará desnudo bajo las sábanas frescas de su cama y escuchará esa voz, esa risa, ondularse de él. Te estás enamorando con fuerza, Hazza, piensa.
En la puerta, Louis se gira y le mira. Hay una sonrisa en su rostro que Harry sólo puede distinguir en las sombras, y entonces se va.
……
Dante es sorprendente en el hielo. Se mueve sin esfuerzo, pasando como un rayo alrededor de la pista, agachándose en las esquinas y recuperando velocidad en los tramos rectos. Mirándolo, Harry siente como si él también estuviese ahí fuera: siente la brisa fría quemándole la cara y los labios entumecidos, siente cada fragmento de hielo bajo sus pies, saborea el aguanieve que se alza de las cuchillas. Quiere volver a estar ahí fuera otra vez, quiere volver a ser así de libre, quiere estar patinando tras Louis con sus risas escuchándose tras ellos, apresurándose para alcanzarles.
Se las arregla para tomar otras diez o doce fotografías antes de que la pista empiece a llenarse, los otros miembros del club de patinaje apareciendo gota a gota, algunas fans escogiendo ya asientos cerca del hielo. Louis se mueve hacia las líneas de los lados para dejar practicar a otros patinadores. Aún ni siquiera se ha sentado y ya un par de chicas están inclinándose contra el cuadro de los jugadores flirteando con él. Harry reconoce a una del día anterior, esa bonita castaña con la trenza a la espalda; está de pie cerca de Louis, batiendo las pestañas y echándose el cabello sobre un hombro mientras sus amigas dejan escapar risitas entre los dedos. Los celos le apuñalan, una emoción estúpida, no tiene derecho a sentirse de ese modo, pero no puede evitarlo.
Puede oír la risa de Louis desde allí, cuando la chica dice algo ingenioso y lindo, y mete la cámara dentro de su mochila, después empuja dentro la libreta, gira la silla y rueda hacía fuera.
En el aparcamiento, espera a su madre y trata de no pensar en el modo en que la chica estaba mirando a Louis, el mismo modo en que él mismo mira al chico, tan perdido está ya en él. Pero me va a llamar, se recuerda a sí mismo, y eso al menos es un consuelo.
No a ella, a mí. Esta noche. A las siete en punto, me llamará.
Ahora podrá superar la sesión de terapia, no importa lo malo que sea, porque sabe que hablará con Louis esta noche.
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Holaa
Muchas, muchas gracias por leer el fic:)
Espero que les guste!
Personalmente tampoco planea informarla al respecto. Ella debía haber notado que él no tenía citas con chicas; nunca ha sido el Señor popularidad en la escuela secundaria y no es uno de esos chicos con un aspecto para matar, no como lo es Louis; pero ella nunca había dicho nada, nunca le había preguntado si era gay. Él pensaba que ella realmente no quería saberlo. Eso estaba bien, porque en realidad no quería decírselo.
De hecho, cree que nadie lo sabe. Su padre no, definitivamente no, y no había nadie en el instituto con quien se divirtiese, él era del tipo tímido, no dado a la experimentación, el único chico que le gustaba era el central de la escuela en el equipo de baloncesto y no iba a acercarse a él. No era tan audaz. Jacoby podría sospechar algo, es el compañero de habitación de Harry en la universidad... o más bien, lo era, antes del accidente. El único tipo con el que Harry ha estado es un chico que conoció en una fiesta de la fraternidad a la que fue el trimestre pasado; Jacoby había dicho que debían tener un buen rato antes del juego final del semestre, sencillamente soltarse antes de los exámenes, ¿qué daño haría? El nombre del tipo era Nick, y por una u otra razón, Harry no podía recordar su apellido, pero desde el momento en que entró en la fiesta, notó que el chico le miraba fijamente, observándole, esperando. Después de tres o cuatro cervezas, Harry se las había ingeniado para hacer contacto visual con él a través de la habitación llena de humo, y con un asentimiento de cabeza, Nick le indicó el vestíbulo oscuro que llevaba a los dormitorios en la parte de atrás de la casa. Dio otro trago a su bebida para reforzar su coraje y le siguió.
Nick era alto y flaco con una madeja de cabellos rizados castaños en la parte superior de la cabeza, no era realmente su tipo pero era el primer chico que había mostrado interés en él, y el alcohol lo cegó. Cuando Harry cerró la puerta de uno de los dormitorios tras él, Nick estaba ahí, empujándolo contra la puerta, las manos en su pecho, suavizando su camino hacia abajo hasta su cintura, su boca caliente y húmeda contra la de Harry. Los dedos manosearon en su cinturón, en la cremallera, en la entrepierna, frotando y sobando hasta que Harry gimió, sus brazos levantándose alrededor del cuello de Nick, sus manos cerrándose sobre los densos rizos. Sintió deslizarse las manos hasta la parte frontal de sus pantalones, en su ropa interior, asiendo la carne que no había sentido nunca el toque de otro, y nunca pensó que se sentiría así, furioso, ansioso y necesitado. Los labios de Nick eran más suaves de lo que había imaginado, sus dedos sondeando gentilmente y sus rodillas volviéndose débiles, tuvo que agarrar el cabello del chico para mantenerse de pie, nunca había sentido esto antes. Entonces Nick se arrodilló frente a él, le tomó en la boca y Harry jadeó su nombre, sí, sí, sí...
Sonó un golpe en la puerta, y de repente la voz de Jacoby les interrumpió. —¿Harry? ¿Estás ahí, chico? Vamos a volver al campus.
Casi a regañadientes, Harry apartó a Nick. Luchó por subirse la cremallera sobre la inflamada erección y se preguntó cómo de mal se vería si sencillamente les dijera a los chicos que lo olvidasen, que le dejaran allí. Pero tenían un partido al día siguiente, lo cual significaba que tenían que entrenar con las primeras luces, y ya iba a estar colgado. —Lo siento,—murmuró. Nick se limpió la boca con el dorso de la mano, se encogió de hombros como si no fuera gran cosa, no se molestó en darle su número, ni siquiera un beso de despedida. Harry quería preguntar si podía verle de nuevo, ¿pero con quién estaba bromeando? Era el calor del momento, la sensación de otra boca en su pene, los besos y las manos y eso era todo, ese tipo no significaba nada para él.
Cuando abrió la puerta, Jacoby vio el cabello desaliñado de Nick, la camisa de Harry libre de los pantalones, y frunció el ceño. En el camino de regreso a la residencia universitaria, le dijo a Harry que debía ser cuidadoso. —Nick tiente una reputación,—le dijo oscuramente.— No quieres perder el tiempo con él.
—No estaba...—empezó Harry. Sus labios aún ardían con sus besos.
—Sólo estoy diciendo que debes ser cuidadoso, eso es todo. —Jacoby no explicó detalles, no le preguntó si Harry estaba congeniando con el chico, no quería saber y Harry no ofreció información. Pero se percató de que su amigo dejó de vestirse en su habitación, prefiriendo cambiarse de ropa en el baño, y de que en el vestuario se quedaba fuera de las duchas hasta que Harry había acabado. Pero él no estaba interesado en Jacoby, no estaba interesado en ninguno de los chicos del equipo, ni siquiera estaba interesado en Nick y realmente no había vuelto a verlo nuevamente, lo divisó una o dos veces en el campus pero nunca en ninguno de los partidos, y eso sencillamente estaba bien para él.
Y entonces el accidente. ¿Quién miraba dos veces a un chico en una silla de ruedas? Un chico en el que ni siquiera se fija nadie normalmente, pero con la silla y el aparato ortopédico en la pierna, nadie quiere ser pillado mirando fijamente, nadie quiere mirar estúpidamente. Algunas veces ni siquiera su madre le mira cuando le habla; en la furgoneta mira por el retrovisor mientras lo hace; pero está mirando fijamente la ventana de atrás, no le está viendo a él. Ni siquiera está escuchando sus respuesta cuando le pregunta sobre Louis, ya que no le importa. Simplemente está tratando de llenar la brecha que hay entre ellos que se hace más grande por momentos, y él tiene la sensación de que podría decirle que Louis es el chico más caliente que nunca ha conocido, podría decir que le gustaría conseguir algo con él y no sólo sobre el sitio web, y ella simplemente sonreiría y asentiría— Eso es bueno, querido. Me alegro de que hagas un amigo.
Pero no dice nada, y en la tranquilidad de su mente espera que Louis se convierta en algo más que un amigo, pero nunca ha estado de verdad con un chico (Nick no cuenta), y Louis no sólo es lindo... con ese cabello lacio que cae desde atrás en su cara, la piel bronceada, esos grande ojos celestes, las chicas no eran las únicas que se desmayaban por él en la pista.
Probablemente no está interesado en chicos, piensa Harry, pero sintió algo cuando estaban juntos, algo que no podía tocar con los dedos, que no podía describir exactamente, pero que ponía una esperanza en su corazón, una anticipación que no estaba ahí antes. Por primera vez desde que se despertó con dolor en el hospital hace semanas, está esperando con ansias que llegue el día siguiente. Ya tiene una idea para el sitio web de Louis, y llenará la cámara con fotografías del chico, corriendo sobre el hielo como el viento, vestido con ese mono pegado a la piel... y además había tenido la audacia de preguntarle a Harry si aún podía levantársele.
¿Cómo podía no gustarle sólo por eso?
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Su madre lo dejó en la pista a la mañana siguiente a las 7:30, igual que el día anterior. Sospecha que está feliz de deshacerse de él por algunas horas; siempre y cuando no ande por la casa en silla de ruedas o escondido en la guarida, ella puede seguir pretendiendo que las cosas aún son las mismas, que él aún está en la universidad y entero. Cuando vuelva a caminar y las cosas vuelvan a la normalidad, sospecha que ella nunca volverá a mencionar el accidente, como si no hubiera pasado nunca.
Pero ir a la pista lo saca de la casa, de todos modos, y hoy ella está de pie al lado de la furgoneta pero no trata de ayudarle, sólo mira en silencio cómo sube con la silla la rampa hasta el edificio. Él se pregunta si tendrá la oportunidad de hablar con Louis mucho antes de que ella vuelva para llevarlo a terapia a las diez. Eso esperaba.
Las puertas con las que tuvo tantos problemas ayer están entreabiertas ahora; seguramente cosa de su madre. Probablemente llamó a alguien anoche ya tarde, sacó la rutina entera de “Mi hijo es discapacitado” como cuando consiguió esa etiqueta de aparcamiento en el DMV, aprovechó el sentimiento de culpa de alguien para asegurarse de que las puertas permanecieran abiertas. Tuvo un ataque el día anterior cuando se enteró de que tuvo que empujarse a través de ellas él mismo. —No puedes ir haciendo cosas como esas, Harry, —dijo con un tono cortante que no dejaba lugar a la discusión—. Un chico en tu condición...— Como si estuviese embarazado, o algo parecido.
Cautelosamente rodó bajando hasta el rellano, mirando al equipo de hockey ya listo en medio del patinaje de calentamiento alrededor del hielo. Ayer consiguió algunas fotos geniales durante el entrenamiento, incluso algunas del niño nuevo, el número 15, Clovsky o como fuera que Jacoby le llamase. Había considerado seriamente recortarlo; probablemente también lo habría hecho, si no hubiese conocido a Louis. Estaba de mejor humor después de eso, y no pudo dejar de pensar en el patinador, aún no podía, incluso ahora si cerraba los ojos veía ese pelo, esa sonrisa.
Había estado tumbado despierto la noche pasada, mirando fijamente el techo en su habitación oscurecida, observando en su mente a Louis hacer círculos patinando. Si Dios quería, hoy conseguiría al menos decirle „hola‟ antes de que tuviese que irse...
Louis ya está ahí.
Está sentado cabizbajo en el último asiento de la primera fila, justo delante de la pista, donde se sentó ayer para hablar con Harry. Vistiendo una sudadera y esa chaqueta de cuero, la que tiene el logotipo de la tienda de patines en la espalda, zapatillas de deporte en vez de hojas, el cabello lacio escondido bajo un pañuelo azul oscuro y los pies apoyados en la barandilla, la cabeza enterrada en el cuello de su chaqueta, la mejilla presionada contra el hombro, los ojos cerrados.
Dormido. Esperándome a mí, piensa Harry, y eso le hace sonreír estúpidamente. Se alegra de que los ojos de su amigo estén cerrados, para que no pueda ver cómo de mentecato se comporta. Hace una mueca de dolor cuando las ruedas de su silla chirrían al acercarse más.
Louis se remueve, estirándose al despertar. —Hey, —murmura en voz baja—. No sabía lo temprano que vendrías.
Con un asentimiento hacía el equipo de hockey abajo, Harry le dice —El entrenamiento empieza a las 7:30. Vengo un poco tarde. —Se posiciona al final de la fila, al lado de Louis y se pregunta si el chico puede oír el latido de su corazón. No sabía lo temprano que vendrías... ¿estaba esperándolo de verdad? Harry no se atreve a creerlo. Espera sonar despreocupado cuando pregunta— ¿Entonces qué estás haciendo aquí?
Louis responde a la pregunta con una propia. —¿Tienes que irte a las diez? —Cuando Harry asiente, se encoge de hombros, un gesto que le hunde más abajo en el asiento. —No sabía si tendría la oportunidad de hablar contigo antes de eso, —explica— No lo sé. Si quieres que me vaya...
—No, está bien. —Harry sacude la cabeza para dar énfasis y entonces, debido a que la repentina intimidad entre ellos le pone nervioso dice— No creí que tuvieras que correr de nuevo hasta este fin de semana.
—No lo hago, pero necesito practicar. —Louis le mira de un modo que nadie más parece ser capaz de hacerlo, mira la silla en la que está como si no fuera nada de lo que estar avergonzado, mira el aparato ortopédico de su pierna sin nada más que una ojeada curiosa, le mira a la cara y no a algún punto justo a la izquierda de su hombro, le mira a los ojos; eso es lo que más le gusta a Harry de su nuevo amigo. El hecho de que puede mirarle a los ojos cuando le habla, le hace sentir humano de nuevo.
Louis se estira, tocando el aparato ortopédico que rodea la parte baja de la pierna de Harry. —¿Cómo te sientes esta mañana? —pregunta.
Harry es demasiado consciente de esa mano cerniéndose sobre su pierna; casi puede sentirla a través de los tejanos gastados que viste. —Bien, —susurra mientras mira los dedos de louis trazan hacia abajo una de las frescas barras de metal del aparato. Hay dos barras, una a cada lado de su pierna, cosas gruesas y feas a las que odia. Están unidas a su rodilla y tobillo por empuñaduras de caucho endurecido para mantener la pierna inmóvil: cuando el patín de Ashlin le cortó, se deslizó fácilmente a través del músculo, desgarró los ligamentos en ambas piernas y rompió el hueso de su pantorrilla derecha en un millón de piezas pequeñas. Ha tenido tres cirugías para reconstruir la parte baja de su pierna y los doctores le aseguran que cuando sane, hay procedimientos cosméticos que pueden suavizar los bordes irregulares, disimulando más la piel roja e inflamada. Pero él no está tan seguro; ha visto la cicatriz estando desnudo y le duele el corazón sólo de mirarla. No cree que vuelva a vestir pantalones cortos de nuevo.
Pero la noche pasada no soñó con el accidente, no revivió el dolor, no dio vueltas y vueltas en su sueño y cuando se despertó, estaba demasiado distraído para pensar en las piernas. Por primera vez en semanas, tenía otras cosas en mente, como ese chico que estaba sentado a su lado, tocando el aparato tan descaradamente. —Mejor, de hecho, —le dice a Louis, y es la verdad. Se siente mucho mejor de lo que se sentía ayer a esa hora—. Hoy no duele tanto.
—¿Lo hace normalmente? —quiere saber Louis.
Sus dedos remontan la barra, curvándose alrededor de la bisagra de la parte superior que conecta las dos piezas de metal, el pulgar rozando contra la rodilla de Harry casi ausentemente. Mirando esa mano, sintiendo la tenue presión de la carne a través de la fina tela de su vaquero, Harry piensa en el modo en que se sintió cuando Nick le tocó en el lugar que está sólo a pulgadas de donde se encuentra ahora la mano de Louis, y no recuerda exactamente de qué están hablando. —¿Hacer el qué? —pregunta. Su voz es densa y suave, como algodón de azúcar.
Louis se ríe. —¿Duele normalmente? —pregunta, y entonces alza la mirada hacia Harry y sonríe—. No me estás prestando ninguna atención.
Oh no, piensa Harry, tienes mi completa atención, lo juro. Pero no lo dice, no puede, y cuando Louis ríe de nuevo, Harry sencillamente devuelve la sonrisa. —¿Entonces vas a hacerme la fotografía hoy? —pregunta Louis.
Harry busca en su mochila, agradecido de tener algo que hacer. Extrayendo la cámara digital, dice —Vacié la memoria anoche así que está lista para funcionar. ¿Crees que acabarás antes de que tenga que irme?
—¿Vas a volver?— Louis sigue haciendo eso, haciéndole una pregunta cuando él pregunta primero, como si sus respuestas dependiesen de lo que Harry diga. Es un pensamiento embriagador, el que Louis esté planeando sus respuestas alrededor de las de Harry, le gusta eso. Cuando no contesta inmediatamente, Louis añade— Quiero decir, después de tu terapia. Pero… ¿cuánto dura eso?
—Alrededor de una hora. —También llena de tortura, el terapeuta sonriendo como un payaso maligno en una casa de diversión, empujándolo a través de otro juego de sentarse y levantarse, otro de alzar la pierna, otro apretón doloroso en sus rodillas. Odia la terapia, odia el hecho de que la necesite, odia el modo en que todo el mundo le dice que lo está haciendo bien y que él no pueda ver ninguna diferencia, aún está en esa maldita silla, ¿no? ¿Qué tipo de mejora es esa? No puede caminar, aún no es lo suficientemente fuerte para ni siquiera intentarlo, y para cuando su sesión haya terminado estará tan dolorido, en tantísimos sitios, que ni siquiera se dará cuenta de las lágrimas que le llenan los ojos y se derraman por sus mejillas. Irá a casa, se tumbará, enterrará la cara en la almohada y no estará de humor para volver, no quiere que Louis le vea así. Bajando la voz, susurra— No, no creo que pueda... quiero decir...
—Entiendo. —Mira a Louis y ve que él lo entiende, de algún modo, increíblemente, sabe por lo que Harry está pasando, y eso hace que Harry se enamore mucho más fuerte. Si no estuviese en esta silla de ruedas, piensa, pero rechaza ese pensamiento antes de ir más lejos porque ¿qué haría exactamente en ese caso? Dejaría la pista justo después de entrenar y ni siquiera sabría nunca que alguien como Louis existe en este mundo, en esta ciudad, aquí, con él. Y si de algún modo encontrase al chico, jamás ni en un millón de años reuniría el coraje para acercarse a él. Su experiencia entera con los chicos se resume a algunos momentos acalorados en una fiesta, manos que agarran y labios calientes, eso es todo.
Louis se pone de pie, se encoge de hombros fuera de la chaqueta, la lanza sobre el asiento a su lado. Lleva una sudadera debajo, Club de Patinaje Crosskeys escrito en la parte delantera, los faldones de una camisa de franela colgando para tapar el trasero. Cuando se quita la sudadera, la camisa de franela se alza con ella y la camiseta de debajo, exponiendo un estómago liso, piel bronceada, la goma de su ropa interior por encima de los pantalones de chándal que cuelgan un poco demasiado bajos de sus caderas. Con un respingo culpable, Harry mira hacia otro lado. Bajo ellos ha empezado un juego de entrenamiento y ve al número 15 intentar conseguir un punto, con Jacoby de ayuda. Un dolor familiar se abre en su pecho: debería ser él el que estuviera en el hielo, él pasando al portero, él metiendo el tiro. Su garganta se cierra cuando el disco planea en la red sin esfuerzo.
Tirando hacía abajo la camisa, Louis cae de vuelta en su asiento, su sudadera echa una bola en el regazo. —Mira esto, —dice, y cuando Harry obedece, sube la manga de la camisa por encima de un brazo delgado. Harry ve una piel bronceada empañada por una cicatriz delgada que corre por la longitud del antebrazo de Louis, desde la base del pulgar hasta el pliegue del codo. Trazando la cicatriz con un dedo, Louis le dice— Semi finales del año pasado, me enmarañé con Dietrich en el trecho final. Esas hojas están afiladas, ¿sabes? —Harry asiente; lo sabe.
Tentativamente, toca la cicatriz, la piel de Louis cálida bajo la suya... ¿sanarán sus piernas tan completamente? ¿Se reducirá ese dolor que le sacude los huesos a algo tan simple como eso? ¿Una cicatriz, un recuerdo, una historia de batalla contada a otro patinador en la carretera? Eso espera.
Su dedo casi resplandece junto a la bronceada carne de Louis, así de pálido está. Cohibido, curva la mano en un puño para esconder las uñas desiguales, pero aún puede sentir a Louis en la punta de los dedos, más suave de lo que un chico tiene derecho a ser. Te deseo, piensa, y no está seguro de todo lo que eso implicaría pero sin duda alguna le gustaría descubrirlo. El deseo se dispara a través de él, tan envenenado como la pérdida que siente cuando mira a los jugadores en el hielo, y tiene que girarse antes de que Louis vea esa necesidad, ese deseo en sus ojos. —No estuve en una silla de ruedas, —le dice Louis—, pero tuve una escayola durante semanas, y tuve que hacer también algo de terapia, pero no mucha. El seguro de mi madre no cubría más que unas pocas visitas.
Harry no sabe qué decir. Lo siento, no parece práctico, y está asustado de que si abre la boca otras palabras saldrán en desorden, palabras para describir la imagen en su mente, la emoción arremolinándose a través de él, el recuerdo de otras manos sobre su cuerpo, de otros labios en su boca. El silencio crece entre ellos, empalagoso como un perfume denso.
De repente Louis ríe. —Aunque no retiraron mi número, —dice, asintiendo hacía el suéter de Harry colgando sobre marcador—. Sencillamente se lo dieron a otro, y tuve que comprar un abrigo nuevo cuando volví.
La risa rompe la tensión que los envuelve y Harry también ríe. —Vi enloquecer a la multitud cuando anunciaron tu nombre. —Empuja juguetonamente a Louis, sonriendo cuando su amigo suelta una risita y se retuerce alejándose— No puedes decirme que no te quieren.
—¡De acuerdo, de acuerdo, lo hacen! —grita Louis. Atrapa el brazo de Harry cuando éste trata de darle otro codazo, y sus manos queman a través de la manga de la camisa, se aguanta la respiración, no lo sueltes, reza. Para su sorpresa, Louis no lo hace; en vez de ello allana la tela que está fruncida a lo largo del brazo de Harry, con un toque gentil.
Mira sus propios dedos mientras allana la manga, y con un leve fruncimiento de cejas dice— Al menos la multitud lo hace. Las chicas, si, también son geniales. —Harry siente un pinchazo de celos por eso, las chicas, por supuesto que aman a un chico como Louis. Suavemente, Louis admite— Pero no estoy tan seguro sobre el resto del equipo.
—¿Por qué no? —Harry no puede imaginarse a nadie no enamorándose de los brillantes ojos de Louis, de su sonrisa rápida, de su personalidad vibrante. Sólo le conoce desde hace un día y ya se encuentra completamente perdido.
Pero Louis se encoge de hombros. Libera el brazo de Harry, se hunde en el asiento, muerde su labio inferior y aparta la vista. Harry no cree que vaya a responder, o si lo hace será con otra pregunta; por alguna razón eso le molesta, puede verlo en el conjunto de la mandíbula, la joroba en sus hombros, y quiere retirar la pregunta, quiere volver a la risa fácil y la sonrisa y el toque, le gustaba eso, la mano de Louis en su brazo. Se pregunta qué puede decir o hacer para recuperar eso.
—Eso no es completamente cierto, —le dice Louis con una sonrisa torcida— Estoy mintiendo. El equipo es genial. Es sólo Wil quien me odia.
—¿Wil? —Harry se inclina y susurra audiblemente— ¿Quién puede odiar a alguien como tú?
Eso trae una sonrisa al rostro de Louis, y cuando se gira, sus ojos brillan y Harry casi puede creer que ha visto un reflejo de sus propias emociones en esas profundidades celestes. —¿Recuerdas la carrera de ayer? —pregunta Louis. Harry asiente, y su amigo continúa—. Wil Dietrich, es el que descalificaron por sacarme del hielo. Pensé que le habían sancionado por cortarme el paso en la segunda vuelta, pero después me hizo chocar contra los tablones.
Harry recuerda el choque: su corazón saltó en su pecho, los recuerdos del dolor inundaron su mente, revivió su propio accidente, su propio cuerpo aplastado contra los tablones, un déjà vu mortífero que casi le hizo asfixiarse de ira y dolor cuando Louis cayó. Pero apenas aterrizó en el hielo ya estaba de pie de nuevo, peleando por volver a la carrera, sacudiéndose la caída como si fuera nada, del modo en que Harry había hecho una docena de veces antes. Vio la mano de Dietrich en la cadera de Louis, fue un empujón deliberado, y la multitud abucheó cuando el otro patinador cruzó la línea de meta primero. No sabe mucho sobre patinaje de velocidad, pero estaba bastante seguro de que cualquier árbitro que se mereciese sus rayas de cebra, habría sancionado eso.
Y estaba en lo cierto. —Te empujó, —dice Harry. La sonrisa de Louis se desvanece, y su mirada se desvía a la mano de Harry que está agarrando el brazo de la silla de ruedas— Lo vi desde aquí, Louis.
—Eso es pista corta, —murmura Louis, pero no suena demasiado convencido—. Ocurre todo el tiempo.
Harry no se lo cree. —De todas maneras, ¿cuál es su problema contigo? —quiere saber. Ante el ligero encogimiento de hombros de Louis, el enfado se remonta en él, cegándole—. Maldita sea, eres el mejor patinador que tiene el club... Te he visto en el hielo, eres sorprendente. La multitud piensa así, yo pienso así... —Louis levanta la vista ante eso, y Harry la aparta de esos ojos claros que buscan los suyos. Con cuidado, se advierte a sí mismo. No quiere asustar a su nuevo amigo.— Todo lo que estoy diciendo es que eres bueno. Sabes que eres bueno, todo el mundo lo sabe. ¿Qué, te odia porque eres mejor que él? ¿Cuántos años tiene de todos modos? ¿Dos?
Durante unos momentos, ninguno de ellos habla. Harry se agarra a su furia, ahora es una emoción cómoda para él, se siente en casa en el odio y el dolor. Sus manos se han apretado en puños inconscientemente, y si no fuera por esa silla, le preguntaría a ese niño Dietrich sencillamente cuál demonios es su problema... no es uno de esos que suelen andar metiéndose en peleas, pero es un jugador de hockey, por el amor de Cristo, es bueno con los puños y rápido sobre los pies y sólo dejadle agarrar a ese bastardo en el hielo y le enseñará... sólo que no vas a salir ahí en ningún momento cercano, se recuerda a sí mismo, su furia transformándose en rabia inútil. Estás pegado a esta silla tanto si te gusta como si no, y no puedes ir recogiendo peleas sólo porque a algún tipo al que ni siquiera conoces no le gusta Louis. ¿Cuántos años tienes TÚ?
—Lo siento, —murmura Harry cuando Louis no dice nada. Su amigo juguetea con la manga de la camisa de Harry y no responde.— No quería decir...
—Está bien, —susurra Louis. Con un suspiro, explica— No me molesta mucho, estoy acostumbrado a ello. Mi madre no es precisamente acomodada, ¿sabes? Sólo somos ella y yo, y a veces los niños te intimidan sólo porque no vistes como ellos, o no tienes los zapatos que ellos tienen, o no eres lo suficiente interesante, no eres lo suficiente inteligente, no eres lo que quieren que seas. —La comisura de su boca se levantan en un intento a medias de sonreír, y se ríe.— Así que me hice lo suficiente rápido, y después aún más rápido, y un día voy a patinar fuera de aquí, ya verás. El oro Olímpico, a eso es a donde me dirijo. Sólo espera.
Harry quiere cubrir la mano de Louis con la suya, mirar profundamente en sus ojos, decirle que cree en eso, que sabe que pasará, lo siente en su alma, este chico fue hecho para mucho más que este pueblo, las obras donde vive, el trabajo de salario mínimo con el que tiene que pagar la matrícula del club de patinaje. Pero no puede encontrar las palabras y no se atreve a tocar a su amigo tan íntimamente, se acaban de conocer, ha de seguir recordándoselo. Otro suspiro y Louis dice —No me importa. Puede hacer que su padre le compre la entrada a cuartos de final, pero veremos quién es el mejor patinador...
—Espera. —Harry levanta una mano y sacude la cabeza, confuso. —Dijiste ayer que sólo dos patinadores de cada carrera ascienden a los cuartos. Tú y el otro chico...
—El padre de Wil es el patrocinador del club, —le dice Louis. Mordiéndose el labio inferior, rueda los ojos y continúa— Parece ser que amenazó con retirar su financiación porque pensó que era una mala decisión. Wil terminó segundo, ese fue su argumento.
—¿Así que va a ir? —Pregunta Harry, incrédulo—. No te habrán echado...
Louis sacude rápidamente la cabeza. —Oh no, —dice,— no pueden hacer eso. Cobran un buen dinero de la gente que quiere verme patinar en las pruebas clasificatorias. ¿Y la multitud de ayer? No pueden decir ahora que no voy a ir a la carrera de este fin de semana, de ningún modo.
Eso es un alivio. Harry echa una mirada al equipo aún en el hielo y se pregunta brevemente si debería estar tomando fotografías de eso, pero está reservando la cámara para Louis. Quiere que este sitio web sea el mejor de por ahí, quiere ayudar a que la gente se fije en Louis, ayudarle a partir de ahora, a alcanzar esa medalla de oro en los Juegos de Invierno. En realidad no le importa el sitio del equipo de hockey... sólo quiere quitar sus fotografías de ahí, eso es todo. Pero hay un ensueño representándose en su mente, Louis y él en su improvisada habitación en la casa de sus padres... se gira desde el ordenador para mostrar a Louis la página que ha diseñado, los ojos de Louis abriéndose de par en par, dice que la ama, la ama, y la siguiente cosa que sabe Harry es que el chico está en su regazo, besándole, sus manos en su rostro, cuello, pecho y rodillas… un dulce peso contra su entrepierna. Una imagen preciosa, una en la que no debería estar pensando. Apenas si son amigos y ya está hambriento de algo más.
Sólo para clarificar, Harry pregunta —¿Entonces estás en cuartos de final?
—Sí. —Louis le dedica una sonrisa soleada—. ¿Vendrás a verlo? Es este fin de semana, sería genial si pudieses. Tomar algunas fotografías para mi sitio web... ¿por cierto, como está yendo?
El sitio web. ¿Es esa la única razón por la que Louis le quiere allí? Harry se dice a sí mismo que no debe estar decepcionado, él se ofreció a hacer el sitio, pero está teniendo problemas leyendo a Louis: el chico salta de tema en tema, de patinar a su sitio, luego a las piernas de Harry y luego a volver a empezar. A veces parece interesado en él, a veces le mira con una luz en los ojos que Harry sabe qué significa lo que espera que signifique, tiene que ser el mismo nerviosismo mareante que gira dentro de él, la misma aglomeración de emociones, ha de serlo. Cuando le toca, hay una chispa que le cosquillea la piel a Harry, ¿no siente eso Louis? Cuando mira hacia él, Harry siente eclipsarse el resto del mundo... ¿seguramente él también ve eso? Pero entonces, a veces, piensa que Louis sólo está siendo amigable, es sólo la manera en que es, hablador, risueño y abierto, no hay nada por lo que excitarse. Dile eso a mi cuerpo cuando me toca, piensa. Dile eso a mi corazón.
—¿Vas a venir, verdad? —pregunta Louis de nuevo.
¿A quién estoy engañando? Soy como esas chicas que vienen aquí sólo para verle. Él es la única razón de que esté aquí hoy, ¿cierto? ¿Importa si Louis siente lo mismo? Al menos tengo algo, se dice Harry a sí mismo. Después de todo, Louis apareció hoy temprano sólo para hablar con él. Haciendo par con la sonrisa de su amigo, Harry le asegura —Estaré ahí.
----
Hoy tras el entrenamiento, Jacoby no se detiene a decirle hola. Mira a Harry, riendo con Louis sobre algo tonto (ese chico siempre está riendo) y cuando atrapa los ojos de Harry, sólo asiente antes de dejar la pista. Eso es todo. Nada de ¿cómo estás hoy, niño? Nada de te echamos de menos en el hielo. Nada en absoluto para dejarle saber que están siquiera pensando en él. Tanto como para sentirse una parte del equipo.
—Deberías salir ahí, —dice Harry a Louis después de que la máquina alisadora de hielo lo haya terminado de limpiar. Manipula su cámara, ajustando las lentes para ser capaz de utilizar el zoom en las fotografías de su nuevo amigo cuando patine—. Dar algunas vueltas antes de que aparezca el resto del club, ¿sabes?
Louis asiente. —¿Vas a tomar ahora mi fotografía? —Antes de que Harry pueda replicar, se apoya contra la barandilla y se abre el cuello de la camisa de franela, exponiendo la camiseta blanca que lleva debajo. Con una pose altiva, pregunta— ¿Qué tal esto?
—Ooh, sirve para mí, —dice Harry siguiendo la corriente. Hace una foto, dos, tres, cada „click‟ del obturador provocando que Louis se mueva a otra posición mientras intenta desesperadamente no reír. Pronto ambos están riendo, Harry enumerando rápidamente las fotografías antes siquiera de que la última se haya guardado y Louis subiéndose la camisa, moviendo las manos sobre su diafragma, lanzando besos a la cámara.— ¿Puedes darme una sexy? —pregunta cuando Louis se sienta en el borde de la barandilla y se estira peligrosamente hacia atrás para otra foto.
—¿No crees que ya soy lo suficiente sexy? —contraataca Louis. Lo dice con una sonrisa que no llega completamente a sus ojos, y su sonrisa se desliza a una mueca mientras Harry busca una respuesta a eso. Creo que eres malditamente sexy, piensa, mirando el cuerpo delgado de su amigo, el cabello que ha empezado a rizarse bajo el pañuelo que lleva, el ligero bulto en su entrepierna que los pantalones de chándal acentúan perfectamente— ¿Harry? —Louis se hunde en el borde de su asiento, la preocupación escrita por toda su cara— Sólo estoy bromeando. No tienes que responder a eso. —Con una sonrisa cohibida, añade— Te dije que digo mierda estúpida todo el tiempo.
Cualquier cosa que diga ahora podría transmitir la miríada de emociones que le agitan, haciendo revolotear su estómago, temblar las manos y dejar caer su mirada al suelo. No puede mirar a Louis, no cuando su amigo le está mirando tan intensamente, ya que verá la misma expresión de enfermo de amor en sus ojos que la que debe ver en cada chica que conoce, y Harry no quiere asustarlo, no cuando él es ahora la única persona que realmente le ve, que habla con él y se ríe y no está asustado de tocarlo. Tócame otra vez, piensa, y aprieta los labios muy juntos para evitar decirlo en voz alta.
Cambia de tema, es la cosa más segura que hacer.
Frunciendo el ceño, baja la mirada a sus manos, y mira las imágenes guardadas a través de la pantalla de la parte de atrás de la cámara, pequeñas fotografías de Louis en varias poses, todas ellas pretenciosas, ridículas y divertidas. —¿Harry? —pregunta Louis. Toca su brazo, le toca, es más de lo que incluso su madre hace ahora— ¿Estás bien?
—Bien, —murmura Harry, aún a pesar de que no lo está. Esperando aligerar el humor, respira profundamente y pregunta— ¿Entonces, vas a salir al hielo y pavonearte de tus cosas, o qué?
Louis le estudia un momento más largo y Harry piensa que va a preguntarle de nuevo, ¿estás bien?, porque no le cree, es evidente en el sesgo pensativo de su boca. —Estoy bien, —le segura antes de que pueda decir nada más— De verdad. Sólo
un poco... no lo sé, nervioso supongo.
Eso le arranca una sonrisa. —¿Te pongo nervioso? —pregunta Louis. Su mano aún está en el brazo de Harry y si, tiene que admitir que el chico le pone nervioso. Y mareado e invencible, emocionado y torpe, todo a la vez, como el último y más grande paseo en montaña rusa.— ¿El bueno de mí?
—Para eso, —le dice Harry. Louis ríe, un sonido bonito que se consigue arreglarlo todo.— Quiero decir sobre mi terapia.
Serenándose, Louis le frota el brazo suavemente; Harry podría acostumbrarse a ese toque gentil. —¿Es tan malo? —susurra. Harry asiente.— Sí, la mayoría de los días, lo es.
Harry asiente hacía el hielo, ahora liso y vacío, sin los jugadores de hockey y sin los del club de patinaje que aún no han llegado. —Estás perdiendo tiempo de entrenamiento, —dice.
—Lo sé. —Louis se levanta y se estira, entonces recoge su chaqueta, la sudadera y una bolsa de lona que está escondida bajo su asiento. Mirando a Harry, pregunta— ¿Vas a venir aquí mañana?
—Sí, —contesta Harry. No tiene nada más planeado y ya no puede esperar a ver a Louis de nuevo. Va a soñar con él esta noche, lo sabe, y durante su sesión de terapia, se centrará en el rostro de su amigo sólo para ahuyentar el dolor.— Estaré aquí. ¿Y tú?
—Sí... no, espera. —Louis frunce el ceño y rebusca en su bolsillo, sacando un puñado de billetes de un dólar arrugados, y empieza a contarlos— Maldita sea, —murmura— Mañana no. Sólo tengo ocho dólares.
Harry no lo pilla. —¿Para qué?
—El precio para los miembros del club de patinajes de quince, —le dice Louis. Metiendo de regreso el dinero en el bolsillo, se encoje de hombros y pregunta— ¿Quizás el viernes? Me pagan mañana.
Harry piensa en el dinero que tiene en su propia cartera, uno de veinte, algunos de cinco y unos cuantos de uno; no ha tenido ningún sitio donde gastarlo desde el accidente, y vivir en casa de sus padres significa que no tiene que hacer más llamadas nocturnas a Domino's. Estirándose detrás de él por su cartera, dice —Puedo prestarte. Si te pagan mañana de todos modos...
—No, de verdad, está genial. —Louis sacude rápidamente la cabeza—. También necesito ahorrar para los cuartos. Practicaré hoy y después sacaré algo de tiempo el viernes, será bueno practicar. —Lo cual significa que no estará aquí mañana, piensa Harry mientras mete la cartera de vuelta en el bolsillo de atrás de los pantalones. Quizás Louis no quiere verlo de nuevo, quizás esto es el principio del adiós. Vino aquí más temprano sólo para hablar contigo, se recuerda a sí mismo, pero es un confort frío. Demonios, le daría siete pavos a Louis si eso le trajera de vuelta allí, no necesita que se lo devuelva.
De repente Louis se vuelve a sentar, su rodilla casi tocando la de Harry mientras se inclina hacia delante y pregunta —¿Puedo llamarte? Esta noche o en otro momento. Tengo que trabajar pero tendré un descanso alrededor de las siete. Podríamos sólo hablar, decir hola, no lo sé. Si tú quieres…
—Claro. —Harry asiente, aliviado. Quiere llamarme... está más que aliviado, está en éxtasis, se sentará al lado del teléfono esta noche esperando que suene. Mientras saca su libreta y bolígrafo fuera de la mochila, pregunta— ¿No te meterás en problemas por llamarme en el trabajo?
Louis ríe. —Nah. —Entonces, pensando sobre ello, añade— Bueno, quizás, pero qué demonios, ¿sabes? Está fuera del horario. Bobby sólo se molestará porque estoy llamando a otro chico. Lo superaré.
Se molestará sobre otro chico... ¿por qué?, Harry deseaba fervientemente ser lo suficientemente audaz para preguntar. Garabateando su número en una hoja en blanco de papel, la arranca de la libreta y la tiende a Louis. Tímidamente, le tiende también el bolígrafo. —¿Puedes darme tu número? —pregunta, su voz dubitativa.— Sólo por si acaso.
—Si te lo doy, será mejor que lo uses, —dice Louis, escribiéndolo. Tiende de regreso la libreta y el bolígrafo cálidos debido al calor de su mano.— Pero estarás aquí el viernes, ¿verdad? —Cuando Harry asiente, Louis levanta su bolsa en una mano, balancea la chaqueta y la sudadera sobre el hombro, y le dice— Hablaré contigo esta noche. ¿A las siete está bien para ti?
A cualquier hora estará bien para mí, piensa Harry, pero simplemente dice —Si, eso está bien. —Se gira cuando Louis se va, mirando el balanceo de las caderas de su amigo, el modo en que la cola de la camisa se mueve tirante a través de su trasero cuando camina, y se pregunta si podrá esperar hasta las siete. Se imagina la voz de Louis en su oído, tan cerca a través del teléfono, y piensa que se desvestirá completamente, apagará las luces, se tumbará desnudo bajo las sábanas frescas de su cama y escuchará esa voz, esa risa, ondularse de él. Te estás enamorando con fuerza, Hazza, piensa.
En la puerta, Louis se gira y le mira. Hay una sonrisa en su rostro que Harry sólo puede distinguir en las sombras, y entonces se va.
……
Dante es sorprendente en el hielo. Se mueve sin esfuerzo, pasando como un rayo alrededor de la pista, agachándose en las esquinas y recuperando velocidad en los tramos rectos. Mirándolo, Harry siente como si él también estuviese ahí fuera: siente la brisa fría quemándole la cara y los labios entumecidos, siente cada fragmento de hielo bajo sus pies, saborea el aguanieve que se alza de las cuchillas. Quiere volver a estar ahí fuera otra vez, quiere volver a ser así de libre, quiere estar patinando tras Louis con sus risas escuchándose tras ellos, apresurándose para alcanzarles.
Se las arregla para tomar otras diez o doce fotografías antes de que la pista empiece a llenarse, los otros miembros del club de patinaje apareciendo gota a gota, algunas fans escogiendo ya asientos cerca del hielo. Louis se mueve hacia las líneas de los lados para dejar practicar a otros patinadores. Aún ni siquiera se ha sentado y ya un par de chicas están inclinándose contra el cuadro de los jugadores flirteando con él. Harry reconoce a una del día anterior, esa bonita castaña con la trenza a la espalda; está de pie cerca de Louis, batiendo las pestañas y echándose el cabello sobre un hombro mientras sus amigas dejan escapar risitas entre los dedos. Los celos le apuñalan, una emoción estúpida, no tiene derecho a sentirse de ese modo, pero no puede evitarlo.
Puede oír la risa de Louis desde allí, cuando la chica dice algo ingenioso y lindo, y mete la cámara dentro de su mochila, después empuja dentro la libreta, gira la silla y rueda hacía fuera.
En el aparcamiento, espera a su madre y trata de no pensar en el modo en que la chica estaba mirando a Louis, el mismo modo en que él mismo mira al chico, tan perdido está ya en él. Pero me va a llamar, se recuerda a sí mismo, y eso al menos es un consuelo.
No a ella, a mí. Esta noche. A las siete en punto, me llamará.
Ahora podrá superar la sesión de terapia, no importa lo malo que sea, porque sabe que hablará con Louis esta noche.
------------------------------
Holaa
Muchas, muchas gracias por leer el fic:)
Espero que les guste!
Invitado
Invitado
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Blue sky Dom 23 Feb 2014, 6:08 pm
Si es lindo que por lo menos se olvide de su accidente estando con Louis
de igual manera me da cosita que desarrolle esos sentimientos hacia el lucho tan rápido
pero me encanta
síguela cuando puedas
Abrazos
Blue sky
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por PastelitoDePazzaxD Dom 23 Feb 2014, 9:33 pm
Harry tuvo algo con Nick??? Acaso sera Nick Grimshaw??
Awww me dan tanta ternura Harry y Louis... Son tal para cual, se aman pero ellos no se dan cuenta
Ese Will es un maldito, le tiene envidia a Lou, no importa quien tenga la mejor ropa , zapatos etc... Solo importa el talento... Y eso es algo que Will no tiene osea WTF? Su papi le compro el puesto :x
Louis hace fuerte a Hazza!!! Lo va a llamar yeahhh
Ahh &' con lo de mi novio rompimos pero ya que!!! La vida sigueee...
Asi como tu tienes que seguir esta estupenda novelaaa...
Sigueeelaaaaa te quierooo :bye:
Por cierto ame tu avatar es tan ASDFGHJKLÑ!!!!!
Awww me dan tanta ternura Harry y Louis... Son tal para cual, se aman pero ellos no se dan cuenta
Ese Will es un maldito, le tiene envidia a Lou, no importa quien tenga la mejor ropa , zapatos etc... Solo importa el talento... Y eso es algo que Will no tiene osea WTF? Su papi le compro el puesto :x
Louis hace fuerte a Hazza!!! Lo va a llamar yeahhh
Ahh &' con lo de mi novio rompimos pero ya que!!! La vida sigueee...
Asi como tu tienes que seguir esta estupenda novelaaa...
Sigueeelaaaaa te quierooo :bye:
Por cierto ame tu avatar es tan ASDFGHJKLÑ!!!!!
PastelitoDePazzaxD
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por bethlasforh0ran Lun 24 Feb 2014, 3:55 am
Es extraño pero me dan muchas ganas de llorar.
No se por que. Bueno, en la parte que Louis le dice que no puede ir bc no tiene dinero enserio se me partió el corazón.
Y ow, me da ternura Harry celoso :3 creo que ya te había dicho que amaba los celooooos ow :3 y se quieren ya pero pues no saben y le va a llamar*-* que bellos :3 bueno, eso... me encanta! besoos xx
No se por que. Bueno, en la parte que Louis le dice que no puede ir bc no tiene dinero enserio se me partió el corazón.
Y ow, me da ternura Harry celoso :3 creo que ya te había dicho que amaba los celooooos ow :3 y se quieren ya pero pues no saben y le va a llamar*-* que bellos :3 bueno, eso... me encanta! besoos xx
bethlasforh0ran
Louisismysunshinne
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Dimples'sHarold Lun 24 Feb 2014, 8:54 am
le ha dado fuerte a harry!! louis es su ancla por así decirlo :') yo me entiendo la comparación
Dimples'sHarold
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Invitado Lun 24 Feb 2014, 4:14 pm
Harry me hace doler el alma, es muy tierno como se ilusiona y Lou le hace bien y ay :( es muy lindo.
Seguila pronto por favor! bye ♥
Seguila pronto por favor! bye ♥
Invitado
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Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Paw'ls Miér 26 Feb 2014, 2:57 pm
Hola!!!!!!!!!
Soy nueva lectora !!
me llamo Paulina pero me puedes decir pow o paw xd
Tengo 18 y....
Y amo...
Amo...
Amo...
La novela ;-;
Es tan.... Aseffgjklk
Y eso que solo va en el capitulo 3 !'
Ya quiero saber que pasa y lou y hazz y
que mala onda con su familia u.u
Y sus amigos \(.-.)/
que pedo !! (?
Bueh'
Espero la sigas pronto :3
Nos leemos bye *-*
Soy nueva lectora !!
me llamo Paulina pero me puedes decir pow o paw xd
Tengo 18 y....
Y amo...
Amo...
Amo...
La novela ;-;
Es tan.... Aseffgjklk
Y eso que solo va en el capitulo 3 !'
Ya quiero saber que pasa y lou y hazz y
que mala onda con su familia u.u
Y sus amigos \(.-.)/
que pedo !! (?
Bueh'
Espero la sigas pronto :3
Nos leemos bye *-*
Paw'ls
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Paola De Horastypaylikson Jue 27 Feb 2014, 7:41 am
OMG!! AL FIN TIENEN UN POCO MÁS DE CERCANIA
EN SU RELACIÓN DE AMIGOS :DD
SE HABLAN MUCHO MÁS
HAZZA DEBE DE DEJAR DE PENSAR COSAS PERVERS DE LOUIS xDD
AHAHHAHA ES UN LOQUILLO
LOUIS COMO ES TAN HUMILDE NO QUIERE
ACEPTAR LA PLATA DE HAZZA
PERO SE QUE HAZZA LE DARIA TODA US FORTUNA CON TAN SOLO VERLO DIARIAMENTE
e_e HAZZA NO SE RESISTE A LOUIS
PERO HAZZA NO LE AGRADA QUE ALGUNA CHICA ESTE CERCA DE LOUIS O QUE LO MIREN COMO ENAMORADAS
SE PONE CELOSO e_e
SIGUELAAAAAAAAAA
Paola De Horastypaylikson
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por inmaaamlg Lun 03 Mar 2014, 3:24 pm
holaa soy tu nueva lectora! me encanta absolutamente tu historia es tan mierda que a Harry le pasara eso... pero llegó el bueno y simpático de Louis para alegrarle aaaaaaaaaains qué bonitoo
te vigiloo
te vigiloo
inmaaamlg
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Invitado Lun 03 Mar 2014, 11:12 pm
AH, esos dos van rápido, lo se, es como de ah ¿amor a primera vista?Blue sky escribió:Si es lindo que por lo menos se olvide de su accidente estando con Louisde igual manera me da cosita que desarrolle esos sentimientos hacia el lucho tan rápidopero me encantasíguela cuando puedasAbrazos
La sigo.
Gracias por leerla!
Invitado
Invitado
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Invitado Lun 03 Mar 2014, 11:31 pm
Hola.PastelitoDePazzaxD escribió:Harry tuvo algo con Nick??? Acaso sera Nick Grimshaw??
Awww me dan tanta ternura Harry y Louis... Son tal para cual, se aman pero ellos no se dan cuenta
Ese Will es un maldito, le tiene envidia a Lou, no importa quien tenga la mejor ropa , zapatos etc... Solo importa el talento... Y eso es algo que Will no tiene osea WTF? Su papi le compro el puesto :x
Louis hace fuerte a Hazza!!! Lo va a llamar yeahhh
Ahh &' con lo de mi novio rompimos pero ya que!!! La vida sigueee...
Asi como tu tienes que seguir esta estupenda novelaaa...
Sigueeelaaaaa te quierooo :bye:
Por cierto ame tu avatar es tan ASDFGHJKLÑ!!!!!
Ah, pongamos le que si, pero, el tipo se emociono por que, bueno fue su primer algo.
pero hasta ahí.
Ellos son tan lindos!!
Wil es un idiota.
HAHAHA, gracias por leerla.
La sigo.
Ah, gracias;)))
Invitado
Invitado
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Invitado Mar 04 Mar 2014, 12:20 am
Son bien tiernoss!bethlasforh0ran escribió:Es extraño pero me dan muchas ganas de llorar.
No se por que. Bueno, en la parte que Louis le dice que no puede ir bc no tiene dinero enserio se me partió el corazón.
Y ow, me da ternura Harry celoso :3 creo que ya te había dicho que amaba los celooooos ow :3 y se quieren ya pero pues no saben y le va a llamar*-* que bellos :3 bueno, eso... me encanta! besoos xx
Este fic me mata de ternura, son tan lindos que me dan ganas de pegarme un tiro.
Muchas gracias por leerlo:))
Invitado
Invitado
Re: Power Play (Larry Stylinson)
por Invitado Mar 04 Mar 2014, 12:21 am
La sigooo:))Louisismysunshinne escribió:Seguila! x
Invitado
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