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Las doce rosas rojas | novela colectiva.
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Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
Di!!! Me encanto tu capítulo, fue triste, lo fue y la verdad que ese genero no me atrapa pero me gusto muchísimo..
Awww Zayn, angel caído del cielo, lo amo. Oh dios, quien sera la rubia?
Espero el siguiente, sigue mi preciosa Eddie..
Awww Zayn, angel caído del cielo, lo amo. Oh dios, quien sera la rubia?
Espero el siguiente, sigue mi preciosa Eddie..
campbell.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
oh mai god! que capítulo mujer! es extremadamente hermoso, no seque palabras decir, así que solo voy a hacer esto: *se para**se quita el sombrero**se lo pone**aplaude**party hard**se sienta* ah. Bueno espero el de eddie, bye.
holmes.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
so, tengo que leer 24 paginas, para encontrar los caps :c
Invitado
Invitado
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
¡la concha de su madre! ya comento los capitulos y subiré el mío en la noche.
pinkfloyd.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
fer: omg. ¿por qué, anabelle? ¡siendo una chica tan kúl! hay unas cosas que he adorado de tu personaje, fer, y una de esas cosas es lo celosa que es. ¡que sí! aunque a la gente le parezca molesto, para mí es muy divertido. louis en serio está enamorado. ¿cómo demonios no se da cuenta? ¡vive junto a el! ¡a la vuelta del pasillo!
dí: todavía no acepto que kylie no haga absolutamente nada para parar a su padre. ¡vale, sí! es su padre y toda la porquería básica. ¡pero él no está haciéndole ningún bien! y zayn... ¿por qué es tan perfecto? ¡es demasiado tierno! ¡y drew quiere encontrarle! ¡y ayudará a luke a cambio de que él lo ayude! omg es demasiado tierno para mí.
dí: todavía no acepto que kylie no haga absolutamente nada para parar a su padre. ¡vale, sí! es su padre y toda la porquería básica. ¡pero él no está haciéndole ningún bien! y zayn... ¿por qué es tan perfecto? ¡es demasiado tierno! ¡y drew quiere encontrarle! ¡y ayudará a luke a cambio de que él lo ayude! omg es demasiado tierno para mí.
pinkfloyd.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
Fue hermosooo.... y triste a la vez.... Pero lo ame intensamente. Ese Zayn, es un angel hermoso cuida traseros (?) Lo amo, lo amo, lo amo.
Espero a Eddie <3
Espero a Eddie <3
mindless
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
perras el negro malik es mio c:
Última edición por Poker el Vie 02 Mayo 2014, 6:10 pm, editado 1 vez
Invitado
Invitado
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
hoy comento, siento la tardanza <<3
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
capítulo 17.
♙
Darian Hollens & Luke Hemmings.
“Darian: Consigue un vestido formal. Tengo una sorpresa para ti esta noche. Lamento haber salido tan temprano de casa (de nuevo), debía hacer algunas cosas antes de ir a trabajar. El desayuno y almuerzo están junto al microondas. Volveré esta noche por ti, a las nueve en punto. Prometo puntualidad. Ten cuidado en la escuela, golpea a tus profesores por detrás (¡nadie sabrá quién los noqueo!) y conquista a ese chico. Hazlo por mí, ¿vale? ¡Yo quiero nietos! (Luego de tener una carrera, un trabajo y un departamento seguro y para ti sola) ¡Te quiero!”
Bufé frustrada y despeiné mi cabello con mi mano. ¡Oh, Mitch Moran! ¿Por qué había estado saliendo temprano cada mañana y dejaba a su hija sola y sin compañía? ¡Aquello sí que me frustraba!
Releí la nota que había sacado de la puerta de mi habitación. ¿Por qué demonios debo buscar un vestido sí puedo utilizar mis pantalones negros y mi camiseta barata? Observé unos segundos la puerta y quede embobada en ella, era tan fácil despegar la mirada de aquel objeto pero al mismo tiempo tan complicado a la vez. Y era en aquel momento en donde las preguntas que tenía sobre el universo me carcomían y me encerraban, manteniendo mi cerebro ocupado, funcionando como una máquina sin fin. ¿Por qué el humano siente? ¿Y sí nuestras vidas están escritas en un gran libro nunca visto por el ser humano? ¿Por qué el tenedor se llama tenedor y no cuchillo? ¿Y por qué el cuchillo no se llama tenedor y el tenedor cuchillo? Mi mente repitió las preguntas frecuentes en mi mente, burlándose de lo ridícula que podía llegar a ser.
Gruñí y caminé hacia el baño, en donde me di una ducha algo larga y canté unas cuantas canciones que sabía de memoria. No tenía ningún ánimo de salir de aquella mágica cascada de agua. Pero debía hacerlo, sí no quería llegar tarde y perder mi primera clase.
Tomé mis pantalones ajustados y, haciendo un gran esfuerzo, me coloco los pantalones. Agarro la camiseta más simple que logro encontrar y me la pongo. ¿Cuánto tiempo me habría demorado en bañarme y ponerme mi ropa?
Caminé rápidamente a la cocina, donde tomé mi mochila negra y deje el desayuno de lado. Tomé mi almuerzo y corrí a ponerme mis Vans. Se hacía tarde. No lograría llegar a la escuela si me detenía a tomar el desayuno e iba en el bus que pasaba todas las mañanas por su casa. Debía correr.
* * *
Cerré la puerta detrás de mí y sujetando mi mochila con mis manos, corrí a las escaleras del edificio. Sí, no tenían un jodido ascensor. Y aquello hacía mi tarea aún más difícil. ¡Estaba en el octavo piso! No podía evitar recordar las veces en las cuales iba al departamento de su padre, a pasar las tardes de invierno en las cuales llegaba de improvisto, sorprendiendo a la novia de su padre y a su padre. Y ellos tenían un ascensor.
Cuando estuve abajo, mi respiración era irregular y estaba exhausta. ¡No he sido creada para los deportes, definitivamente! Desde que era una niña había sido un asco en ellos y siempre me daban con el balón en la cara durante los partidos de volleyball que jugaban en las clases de gimnasia. Aquello ya era una costumbre. Intenté regular mi respiración y preparar mi cuerpo para correr de nuevo. Doy unos cuantos pasos y comienzo mi carrera. Voy contra el tiempo y la adrenalina se apodera de mí. Corro sin poder dar un paso más.
Cuando estoy a solo unos metros de la preparatoria mi felicidad es incalmable.
Y es cuando la sonrisa en mi rostro se borra.
Una bonita pandilla callejera me rodea y sonríe burlonamente. Levantan su cabeza orgullosamente y cordialmente me piden que les entregue mi mochila, celular y dinero:
— ¡Eh, rata! Entrega lo que tengas.
— No, no, no, por favor — Suplico asustada.
— Ya oíste, ratita —Uno de la pandilla se acerca a mi espalda sigilosamente, amenazándome en silencio—. Es una orden.
Bajo mi mochila lentamente, temiendo por mi vida. Saco mi celular de mi bolsillo trasero y lo dejo junto a mi mochila. Uno de ellos, el cual al parecer es su jefe, asiente y mueve su cabeza hacia uno de los suyos. El hombre mandado se acerca a la mochila, la abre y la da media vuelta, dejando caer su contenido.
Mis libros caen, junto a mi dinero e identificaciones. Adiós, amigos míos.
La pandilla toma lo que necesita, deja la mochila y los libros en el suelo, corriendo lejos de allí. Quedo inmóvil, al ver que me he quedado sin comunicación ni dinero alguno. Muevo mi cabeza frenéticamente, recojo todos los libros del suelo y los introduzco rápidamente y de un modo desordenado a la mochila. Grito de frustración y sigo mi corrida hacia la preparatoria Mc Kenny.
Se han llevado mi secreto y todos mis recuerdos, que, dentro de mi celular quedaban. Se llevaban el dinero que tanto le costaba conseguir a mi madre. ¿Cómo podían hacer eso? ¿Cómo no podían trabajar y conseguir su propio dinero? ¿Por qué debían robar? ¡Aquello no era justo!
Unas cuantas lágrimas de frustración corren por mis mejillas y no las enjugo, al no querer perder tiempo en estúpidos sentimientos.
Y, al llegar al instituto, decido no contarle a nadie lo ocurrido y hacer como si aquello nunca hubiera ocurrido. Me encamino a mi casillero, el cual estaba totalmente alejado de toda la población estudiantil y me daba un tiempo para arreglar mi desastre de cabello y secar mis lágrimas. Y allí, saqué los respectivos materiales para la primera clase que tendría. Matemáticas.
* * *
Me siento en la primera fila y dejo que mi flequillo tape mis ojos. No hablo una palabra con nadie y escucho los últimos chismes sobre los grandes famosos de las alfombras rojas y chicos de la escuela que han perdido la virginidad. Lo que no me sorprende es que nombren a muchos chicos. Reconozco sus nombres sucios. Los cuales se suelen utilizan en los pasillos de la escuela y de los que no se deja de hablar.
Y es cuando su tema cambia radicalmente cuando una de ellas nombra a un chico que no ha perdido la virginidad y que muchas chicas están dispuestas a sacarlo de aquel puesto y esperando a que él se lance a por ello.
Luke Hemmings.
Es allí cuando una risa algo nerviosa me ataca, y, sin poder controlarla, se convierte en una carcajada. Las chicas me miran estupefactas y se acercan a preguntar qué es tan chistoso.
— Espera, ¿de qué te ríes? ¿Has estado escuchando nuestra conversación, verdad? —Preguntaron amablemente—. Tranquila, no te haremos nada.
Desconfiada, asentí sin poder mentirles. Sí, había estado escuchando su conversación, demonios, ¿qué harían ahora?
— ¿Eres su amiga o algo por el estilo? ¿Sabes algo de Luke? ¿De su virginidad? ¡Oh, ya sé! ¿¡Se la has quitado tú y es por eso que te ríes!?
— ¡No, no, no, yo...! —De pronto nuestra conversación se ve interrumpida por la llegada del profesor, quien sonríe de lado cuando entra, haciendo suspirar a las chicas con las que antes hablaba. Es joven, guapo y de gran cuerpo. Tiene unos ojos verdes claros, cabello castaño y peinado, es moreno y alto. Su barbilla es fuerte y tiene una nariz respingada y labios largos. Es un hombre brillante con las matemáticas, a mi parecer está bien, pero no es una pieza de arte. Deja su maleta sobre su mesa y anota en la pizarra el nuevo tema de su aburrida clase.
— ¿Qué tal, alumnos? —Pregunta, poniendo una cara de seriedad y calmando su sonrisa—. Espero que haya sido un agradable fin de semana y lo hayan pasado genial durante el baile.
Todos aplaudieron y vitorearon en coro. El Sr. Bradbery dirige su mirada a una chica en especial. Y, de algún modo lamentable, esa chica soy yo.
— ¿Qué pasa, Calculadora? —Pregunta, sonriendo hacia mí—. ¿No has ido al baile?
— Nope —Respondo, sonriendo hacia su mote cariñoso. Suele llamar a sus alumnos con nombres divertidos. El mío suele ser Calculadora Humana, gracias a mis rápidos calculos infallables, o Skittles, al conocer mi fanatismo por aquellos famosos dulces.
— Oh. Yo quería bailar contigo —Sonrió de un modo coqueto. Me gané las miradas extrañadas de las chicas y las divertidas de los chicos—. Es una lástima, también quería llevarte a comer luego de ello.
Aquello colmó la gota del vaso. Todos los presentes comenzaron a gritar a coro un perfecto “Uuh”, que tanto nos había enseñado el profesor de música.
— ¡Silencio ya!
* * *
Salí de la clase sonrojada por todos los cumplidos que había recibido del profesor. No. Nunca me atrevería a salir con él, ¡y, demonios! él solo estaba bromeando. Era muy mayor para mí. Era imposible. ¡Además todavía le tienes miedo a la oscuridad! La voz que solía recordar mis estúpidos defectos resonó haciendo eco en mi cabeza.
Encontré a Zoey y me dediqué a charlar un rato con ella. Hasta que apareció Mely con su “buena nueva”. Su nuevo tutor sería Zayn Malik. Era un buen chico. Lo conocía de tutoría, al siempre sentarnos juntos en las reuniones de los tutores. El chico no era para nada malo. Intenté arreglar aquella mala impresión de Malik.
— Oh, él es bonito, simpático e inteligente, te enseñara bien.
* * *
Música. La clase que más detestaba en aquel momento era música.
Me vería obligada a ver a Luke cantar como un ángel y tocar la guitarra como nadie en aquella clase. ¡Y no quería! Yo no quería. Me senté en los pupitres de más atrás, en un ataque de rebeldía, y fue cuando unos chicos se acercaron a sus puestos habituales. En el mismo lugar en donde estaba sentada. Al parecer no tenían ningún ánimo de pelear, así que caminaron unos cuantos metros de mí y se sentaron en otros pupitres. Saqué el instrumento que debía tocar. La flauta dulce. Claro que no sabía absolutamente nada de ella y las melodías que salían de ella eran un asco total. La verdad era que sí podía tocarla, lo sabía, pero era simplemente demasiado aburrida para mí. No quería desperdiciar mi tiempo en ella.
Pero había algo en lo que sí era genial. El piano. Era un prodigio, según mi madre y mis tíos. Aunque nunca había tocado para nadie además de mi familia y mi profesor, era una pasión oculta a todo el mundo ajeno.
Durante la clase cantamos a coro y tocamos nuestros respectivos instrumentos. Fue aburrida y no logré mirar mucho a Luke, ya que estaba ocupado en afinar su guitarra nueva.
Al fin la campana sonó en un perfecto “Ring” y la clase intentó salir rápidamente por la puerta, desesperado por tomar aire. El profesor escribía algunas cosas en sus libros y me levanté dispuesta a salir de allí, cuando noté a algunos chicos todavía sentados. Luke y uno de sus amigos. Fue cuando el Sr. Blue levantó la mirada y suspiró calmadamente al notar que estaba allí, todavía.
— Señorita Hollens, que bueno que está aquí —Murmuró algunas cosas entre dientes y miró hacía un pupitre en especial, en donde Luke y su amigo todavía se hallaban—. ¡Y Hemmings! ¡Oh, qué bueno que los dos se encuentran aquí!
Fruncí el ceño algo sorprendida. El hombre observó al acompañante de Luke y dijo, fuertemente: — Y compañía, fuera. Hemmings no lo necesitará para nada —Se dirigió a nosotros—. Acérquense. ¡Les tengo una propuesta!
Caminé desconfiada y temerosa. Aclaré mi garganta y dije, levantando mi cabeza: — ¿Qué clase de propuesta sería?
— No te preocupes, nena —Cuando estuve lo suficientemente cerca de él, Luke apareció junto a mí, y su brazo rozó el mío—. Darian… ¿Podrías tocarme alguna melodía en el piano, por favor?
— ¿Adónde va esto? —Luke habló por primera vez y no parecía ser el mismo chico del baile. Era algo frío y parecía tener mejores cosas que hacer que estar allí. El profesor aplaudió rápidamente y se dirigió a mí.
— Toca algo, por favor —Suplicó.
Me acerque al piano y me senté en el asiento que había. Calenté mis dedos y los hice tronar, lo cual pareció molestar a Luke. Me disculpé con la mirada y él simplemente movió su cabeza para que comenzara de una vez. Moví mis manos rápidamente, juntando las notas y creando una magnífica melodía. Cuando terminé, di media vuelta para observar a los dos hombres. El Sr. Blue, quien tenía los ojos cristalizados y Luke, quien no parecía mínimamente sorprendido.
— ¡Maravilloso! —Rugió el profesor, quien miró a Luke para que hiciera algo—. ¡Toca ya!
— ¿Yo? —Preguntó él—. Solo sé algunas cuantas canciones.
— ¡Eso nos sirve! —Gritó eufóricamente el Sr. Blue.
Se sentó y comenzó a tocar, susurrando la canción que tocaba, mientras que Darian, que todavía estaba sentada en el banquito, veía a Luke tocar anonada. Cuando hubo terminado, el profesor estaba al borde de las lágrimas.
— ¡Oh, haréis un dueto increíble! —Comentó.
— ¿Qué? —Preguntamos a coro.
— Este año es el aniversario de nuestra institución, y habrá una gran presentación por ello. Y entre aquella, quiero presentar a dos de mis alumnos. ¡Darian Hollens y Luke Hemmings, como dueto en el piano! ¡Luke cantará y tocará el piano junto a Darian y ella apoyará en el canto! ¿Qué me dicen?
Miré a Luke, que tenía el ceño fruncido y sus labios eran una línea recta.
— Le digo que no.
La felicidad del Sr. Blue duró poco tiempo. Me miró esperanzado:
— Lo lamento, Sr. Blue, digo que no.
— ¡Pero…! —Comenzó el hombre. Pensó unos segundos lo que diría y se abalanzó a ello, diciendo desesperadamente—. ¡No tendréis que dar esta clase y os daré ‘A’ en todos sus exámenes de música!
Y aquello sonó tentador.
Luke abrió los ojos y dijo, decidido: — Acepto.
— Ah, ah, ah… Si no están los dos no hay premio —Dijo, poniendo una condición.
— Quienquiera que seas, acepta por favor —Luke dio media vuelta y me miró a los ojos. Lo cual me rompió el corazón. El Sr. Blue me había llamado varias veces por mi nombre y Luke no podía recordarlo. Aquello sí que era un fracaso.
— A-a-ce-pto —Dije, sin estar segura de lo que estaba haciendo.
* * *
Salí, furiosa de aquella clase. ¡Menudo chico! ¿Quién demonios no podía recordar el nombre de la chica que está junto a él, y a la cual habrían estado nombrando una y otra vez? ¡Desilusionante!
Caminé dando pisadas fuertes y haciendo retumbar las maldiciones que tan bien había aprendido de mi madre. Fue cuando una idea fugaz se cruzó por mi mente. ¡Me saltaré una clase! ¡Darian Hollens será una chica ruda por unas cuantas horas! ¡Genial! Caminé rápidamente, escuchando como la campana resonaba por todo el instituto. No, alto, las chicas rudas no dicen genial. Debo cambiar mi vocabulario de tal modo en que quede perfectamente alineado con el de los chicos malos de la escuela. Aunque fuera por unas horas. Sonreí maléficamente y me acerque al lugar más recóndito de la escuela. Allí, abrí mi mochila y rebusqué entre los libros.
— ¡Ajá! —Susurré triunfalmente, mientras me sentaba en el piso. Al parecer la pandilla no habría logrado quitarme mis proeciados cigarrillos—. ¡Aquí estás, hermosura!
Saqué mi cajetilla de cigarros y mi encendedor. Aquel era mi cielo. Encendí el cigarro y le di una larga calada. Perfecto. Todo estaría bien. Tranquilamente me recosté en el piso, fumando y pensando en aquel rubio de ojos azules, que tan lejos estaba de ser mi novio.
— Al parecer eres uno de los nuestros, ¿eh? —Me sobresalté. Levante la mirada y observé a la chica castaña de ajustados pantalones y camiseta de Nirvana—. Soy Celeste, bienvenida a mi mundo. Siempre pensé que eras una chica buena. Nunca me imaginé que fumaras y te saltaras clases. ¡Pero ya qué! Al parecer he conocido una nueva amiga, ¿o no es así, Hollens?
— ¿Cómo sabes quién demonios soy? —Pregunté, algo enojada por su modo lento y rudo de hablar. Quizá solo debía rendirme, nunca sería como ella. Solo era una nerd sin chiste alguno.
— ¿Darian Hollens, la chica ‘A’ de la escuela, la chica con trescientas becas, y, entre ellas Cambrige y Harvard? ¿Vencedora en ajedrez al mayor jugador de todo el país? No bromees, todo el mundo te conoce.
¿Y por qué Luke no lo hacía?
Bufé frustrada y despeiné mi cabello con mi mano. ¡Oh, Mitch Moran! ¿Por qué había estado saliendo temprano cada mañana y dejaba a su hija sola y sin compañía? ¡Aquello sí que me frustraba!
Releí la nota que había sacado de la puerta de mi habitación. ¿Por qué demonios debo buscar un vestido sí puedo utilizar mis pantalones negros y mi camiseta barata? Observé unos segundos la puerta y quede embobada en ella, era tan fácil despegar la mirada de aquel objeto pero al mismo tiempo tan complicado a la vez. Y era en aquel momento en donde las preguntas que tenía sobre el universo me carcomían y me encerraban, manteniendo mi cerebro ocupado, funcionando como una máquina sin fin. ¿Por qué el humano siente? ¿Y sí nuestras vidas están escritas en un gran libro nunca visto por el ser humano? ¿Por qué el tenedor se llama tenedor y no cuchillo? ¿Y por qué el cuchillo no se llama tenedor y el tenedor cuchillo? Mi mente repitió las preguntas frecuentes en mi mente, burlándose de lo ridícula que podía llegar a ser.
Gruñí y caminé hacia el baño, en donde me di una ducha algo larga y canté unas cuantas canciones que sabía de memoria. No tenía ningún ánimo de salir de aquella mágica cascada de agua. Pero debía hacerlo, sí no quería llegar tarde y perder mi primera clase.
Tomé mis pantalones ajustados y, haciendo un gran esfuerzo, me coloco los pantalones. Agarro la camiseta más simple que logro encontrar y me la pongo. ¿Cuánto tiempo me habría demorado en bañarme y ponerme mi ropa?
Caminé rápidamente a la cocina, donde tomé mi mochila negra y deje el desayuno de lado. Tomé mi almuerzo y corrí a ponerme mis Vans. Se hacía tarde. No lograría llegar a la escuela si me detenía a tomar el desayuno e iba en el bus que pasaba todas las mañanas por su casa. Debía correr.
Cerré la puerta detrás de mí y sujetando mi mochila con mis manos, corrí a las escaleras del edificio. Sí, no tenían un jodido ascensor. Y aquello hacía mi tarea aún más difícil. ¡Estaba en el octavo piso! No podía evitar recordar las veces en las cuales iba al departamento de su padre, a pasar las tardes de invierno en las cuales llegaba de improvisto, sorprendiendo a la novia de su padre y a su padre. Y ellos tenían un ascensor.
Cuando estuve abajo, mi respiración era irregular y estaba exhausta. ¡No he sido creada para los deportes, definitivamente! Desde que era una niña había sido un asco en ellos y siempre me daban con el balón en la cara durante los partidos de volleyball que jugaban en las clases de gimnasia. Aquello ya era una costumbre. Intenté regular mi respiración y preparar mi cuerpo para correr de nuevo. Doy unos cuantos pasos y comienzo mi carrera. Voy contra el tiempo y la adrenalina se apodera de mí. Corro sin poder dar un paso más.
Cuando estoy a solo unos metros de la preparatoria mi felicidad es incalmable.
Y es cuando la sonrisa en mi rostro se borra.
Una bonita pandilla callejera me rodea y sonríe burlonamente. Levantan su cabeza orgullosamente y cordialmente me piden que les entregue mi mochila, celular y dinero:
— ¡Eh, rata! Entrega lo que tengas.
— No, no, no, por favor — Suplico asustada.
— Ya oíste, ratita —Uno de la pandilla se acerca a mi espalda sigilosamente, amenazándome en silencio—. Es una orden.
Bajo mi mochila lentamente, temiendo por mi vida. Saco mi celular de mi bolsillo trasero y lo dejo junto a mi mochila. Uno de ellos, el cual al parecer es su jefe, asiente y mueve su cabeza hacia uno de los suyos. El hombre mandado se acerca a la mochila, la abre y la da media vuelta, dejando caer su contenido.
Mis libros caen, junto a mi dinero e identificaciones. Adiós, amigos míos.
La pandilla toma lo que necesita, deja la mochila y los libros en el suelo, corriendo lejos de allí. Quedo inmóvil, al ver que me he quedado sin comunicación ni dinero alguno. Muevo mi cabeza frenéticamente, recojo todos los libros del suelo y los introduzco rápidamente y de un modo desordenado a la mochila. Grito de frustración y sigo mi corrida hacia la preparatoria Mc Kenny.
Se han llevado mi secreto y todos mis recuerdos, que, dentro de mi celular quedaban. Se llevaban el dinero que tanto le costaba conseguir a mi madre. ¿Cómo podían hacer eso? ¿Cómo no podían trabajar y conseguir su propio dinero? ¿Por qué debían robar? ¡Aquello no era justo!
Unas cuantas lágrimas de frustración corren por mis mejillas y no las enjugo, al no querer perder tiempo en estúpidos sentimientos.
Y, al llegar al instituto, decido no contarle a nadie lo ocurrido y hacer como si aquello nunca hubiera ocurrido. Me encamino a mi casillero, el cual estaba totalmente alejado de toda la población estudiantil y me daba un tiempo para arreglar mi desastre de cabello y secar mis lágrimas. Y allí, saqué los respectivos materiales para la primera clase que tendría. Matemáticas.
Me siento en la primera fila y dejo que mi flequillo tape mis ojos. No hablo una palabra con nadie y escucho los últimos chismes sobre los grandes famosos de las alfombras rojas y chicos de la escuela que han perdido la virginidad. Lo que no me sorprende es que nombren a muchos chicos. Reconozco sus nombres sucios. Los cuales se suelen utilizan en los pasillos de la escuela y de los que no se deja de hablar.
Y es cuando su tema cambia radicalmente cuando una de ellas nombra a un chico que no ha perdido la virginidad y que muchas chicas están dispuestas a sacarlo de aquel puesto y esperando a que él se lance a por ello.
Luke Hemmings.
Es allí cuando una risa algo nerviosa me ataca, y, sin poder controlarla, se convierte en una carcajada. Las chicas me miran estupefactas y se acercan a preguntar qué es tan chistoso.
— Espera, ¿de qué te ríes? ¿Has estado escuchando nuestra conversación, verdad? —Preguntaron amablemente—. Tranquila, no te haremos nada.
Desconfiada, asentí sin poder mentirles. Sí, había estado escuchando su conversación, demonios, ¿qué harían ahora?
— ¿Eres su amiga o algo por el estilo? ¿Sabes algo de Luke? ¿De su virginidad? ¡Oh, ya sé! ¿¡Se la has quitado tú y es por eso que te ríes!?
— ¡No, no, no, yo...! —De pronto nuestra conversación se ve interrumpida por la llegada del profesor, quien sonríe de lado cuando entra, haciendo suspirar a las chicas con las que antes hablaba. Es joven, guapo y de gran cuerpo. Tiene unos ojos verdes claros, cabello castaño y peinado, es moreno y alto. Su barbilla es fuerte y tiene una nariz respingada y labios largos. Es un hombre brillante con las matemáticas, a mi parecer está bien, pero no es una pieza de arte. Deja su maleta sobre su mesa y anota en la pizarra el nuevo tema de su aburrida clase.
— ¿Qué tal, alumnos? —Pregunta, poniendo una cara de seriedad y calmando su sonrisa—. Espero que haya sido un agradable fin de semana y lo hayan pasado genial durante el baile.
Todos aplaudieron y vitorearon en coro. El Sr. Bradbery dirige su mirada a una chica en especial. Y, de algún modo lamentable, esa chica soy yo.
— ¿Qué pasa, Calculadora? —Pregunta, sonriendo hacia mí—. ¿No has ido al baile?
— Nope —Respondo, sonriendo hacia su mote cariñoso. Suele llamar a sus alumnos con nombres divertidos. El mío suele ser Calculadora Humana, gracias a mis rápidos calculos infallables, o Skittles, al conocer mi fanatismo por aquellos famosos dulces.
— Oh. Yo quería bailar contigo —Sonrió de un modo coqueto. Me gané las miradas extrañadas de las chicas y las divertidas de los chicos—. Es una lástima, también quería llevarte a comer luego de ello.
Aquello colmó la gota del vaso. Todos los presentes comenzaron a gritar a coro un perfecto “Uuh”, que tanto nos había enseñado el profesor de música.
— ¡Silencio ya!
Salí de la clase sonrojada por todos los cumplidos que había recibido del profesor. No. Nunca me atrevería a salir con él, ¡y, demonios! él solo estaba bromeando. Era muy mayor para mí. Era imposible. ¡Además todavía le tienes miedo a la oscuridad! La voz que solía recordar mis estúpidos defectos resonó haciendo eco en mi cabeza.
Encontré a Zoey y me dediqué a charlar un rato con ella. Hasta que apareció Mely con su “buena nueva”. Su nuevo tutor sería Zayn Malik. Era un buen chico. Lo conocía de tutoría, al siempre sentarnos juntos en las reuniones de los tutores. El chico no era para nada malo. Intenté arreglar aquella mala impresión de Malik.
— Oh, él es bonito, simpático e inteligente, te enseñara bien.
Música. La clase que más detestaba en aquel momento era música.
Me vería obligada a ver a Luke cantar como un ángel y tocar la guitarra como nadie en aquella clase. ¡Y no quería! Yo no quería. Me senté en los pupitres de más atrás, en un ataque de rebeldía, y fue cuando unos chicos se acercaron a sus puestos habituales. En el mismo lugar en donde estaba sentada. Al parecer no tenían ningún ánimo de pelear, así que caminaron unos cuantos metros de mí y se sentaron en otros pupitres. Saqué el instrumento que debía tocar. La flauta dulce. Claro que no sabía absolutamente nada de ella y las melodías que salían de ella eran un asco total. La verdad era que sí podía tocarla, lo sabía, pero era simplemente demasiado aburrida para mí. No quería desperdiciar mi tiempo en ella.
Pero había algo en lo que sí era genial. El piano. Era un prodigio, según mi madre y mis tíos. Aunque nunca había tocado para nadie además de mi familia y mi profesor, era una pasión oculta a todo el mundo ajeno.
Durante la clase cantamos a coro y tocamos nuestros respectivos instrumentos. Fue aburrida y no logré mirar mucho a Luke, ya que estaba ocupado en afinar su guitarra nueva.
Al fin la campana sonó en un perfecto “Ring” y la clase intentó salir rápidamente por la puerta, desesperado por tomar aire. El profesor escribía algunas cosas en sus libros y me levanté dispuesta a salir de allí, cuando noté a algunos chicos todavía sentados. Luke y uno de sus amigos. Fue cuando el Sr. Blue levantó la mirada y suspiró calmadamente al notar que estaba allí, todavía.
— Señorita Hollens, que bueno que está aquí —Murmuró algunas cosas entre dientes y miró hacía un pupitre en especial, en donde Luke y su amigo todavía se hallaban—. ¡Y Hemmings! ¡Oh, qué bueno que los dos se encuentran aquí!
Fruncí el ceño algo sorprendida. El hombre observó al acompañante de Luke y dijo, fuertemente: — Y compañía, fuera. Hemmings no lo necesitará para nada —Se dirigió a nosotros—. Acérquense. ¡Les tengo una propuesta!
Caminé desconfiada y temerosa. Aclaré mi garganta y dije, levantando mi cabeza: — ¿Qué clase de propuesta sería?
— No te preocupes, nena —Cuando estuve lo suficientemente cerca de él, Luke apareció junto a mí, y su brazo rozó el mío—. Darian… ¿Podrías tocarme alguna melodía en el piano, por favor?
— ¿Adónde va esto? —Luke habló por primera vez y no parecía ser el mismo chico del baile. Era algo frío y parecía tener mejores cosas que hacer que estar allí. El profesor aplaudió rápidamente y se dirigió a mí.
— Toca algo, por favor —Suplicó.
Me acerque al piano y me senté en el asiento que había. Calenté mis dedos y los hice tronar, lo cual pareció molestar a Luke. Me disculpé con la mirada y él simplemente movió su cabeza para que comenzara de una vez. Moví mis manos rápidamente, juntando las notas y creando una magnífica melodía. Cuando terminé, di media vuelta para observar a los dos hombres. El Sr. Blue, quien tenía los ojos cristalizados y Luke, quien no parecía mínimamente sorprendido.
— ¡Maravilloso! —Rugió el profesor, quien miró a Luke para que hiciera algo—. ¡Toca ya!
— ¿Yo? —Preguntó él—. Solo sé algunas cuantas canciones.
— ¡Eso nos sirve! —Gritó eufóricamente el Sr. Blue.
Se sentó y comenzó a tocar, susurrando la canción que tocaba, mientras que Darian, que todavía estaba sentada en el banquito, veía a Luke tocar anonada. Cuando hubo terminado, el profesor estaba al borde de las lágrimas.
— ¡Oh, haréis un dueto increíble! —Comentó.
— ¿Qué? —Preguntamos a coro.
— Este año es el aniversario de nuestra institución, y habrá una gran presentación por ello. Y entre aquella, quiero presentar a dos de mis alumnos. ¡Darian Hollens y Luke Hemmings, como dueto en el piano! ¡Luke cantará y tocará el piano junto a Darian y ella apoyará en el canto! ¿Qué me dicen?
Miré a Luke, que tenía el ceño fruncido y sus labios eran una línea recta.
— Le digo que no.
La felicidad del Sr. Blue duró poco tiempo. Me miró esperanzado:
— Lo lamento, Sr. Blue, digo que no.
— ¡Pero…! —Comenzó el hombre. Pensó unos segundos lo que diría y se abalanzó a ello, diciendo desesperadamente—. ¡No tendréis que dar esta clase y os daré ‘A’ en todos sus exámenes de música!
Y aquello sonó tentador.
Luke abrió los ojos y dijo, decidido: — Acepto.
— Ah, ah, ah… Si no están los dos no hay premio —Dijo, poniendo una condición.
— Quienquiera que seas, acepta por favor —Luke dio media vuelta y me miró a los ojos. Lo cual me rompió el corazón. El Sr. Blue me había llamado varias veces por mi nombre y Luke no podía recordarlo. Aquello sí que era un fracaso.
— A-a-ce-pto —Dije, sin estar segura de lo que estaba haciendo.
Salí, furiosa de aquella clase. ¡Menudo chico! ¿Quién demonios no podía recordar el nombre de la chica que está junto a él, y a la cual habrían estado nombrando una y otra vez? ¡Desilusionante!
Caminé dando pisadas fuertes y haciendo retumbar las maldiciones que tan bien había aprendido de mi madre. Fue cuando una idea fugaz se cruzó por mi mente. ¡Me saltaré una clase! ¡Darian Hollens será una chica ruda por unas cuantas horas! ¡Genial! Caminé rápidamente, escuchando como la campana resonaba por todo el instituto. No, alto, las chicas rudas no dicen genial. Debo cambiar mi vocabulario de tal modo en que quede perfectamente alineado con el de los chicos malos de la escuela. Aunque fuera por unas horas. Sonreí maléficamente y me acerque al lugar más recóndito de la escuela. Allí, abrí mi mochila y rebusqué entre los libros.
— ¡Ajá! —Susurré triunfalmente, mientras me sentaba en el piso. Al parecer la pandilla no habría logrado quitarme mis proeciados cigarrillos—. ¡Aquí estás, hermosura!
Saqué mi cajetilla de cigarros y mi encendedor. Aquel era mi cielo. Encendí el cigarro y le di una larga calada. Perfecto. Todo estaría bien. Tranquilamente me recosté en el piso, fumando y pensando en aquel rubio de ojos azules, que tan lejos estaba de ser mi novio.
— Al parecer eres uno de los nuestros, ¿eh? —Me sobresalté. Levante la mirada y observé a la chica castaña de ajustados pantalones y camiseta de Nirvana—. Soy Celeste, bienvenida a mi mundo. Siempre pensé que eras una chica buena. Nunca me imaginé que fumaras y te saltaras clases. ¡Pero ya qué! Al parecer he conocido una nueva amiga, ¿o no es así, Hollens?
— ¿Cómo sabes quién demonios soy? —Pregunté, algo enojada por su modo lento y rudo de hablar. Quizá solo debía rendirme, nunca sería como ella. Solo era una nerd sin chiste alguno.
— ¿Darian Hollens, la chica ‘A’ de la escuela, la chica con trescientas becas, y, entre ellas Cambrige y Harvard? ¿Vencedora en ajedrez al mayor jugador de todo el país? No bromees, todo el mundo te conoce.
¿Y por qué Luke no lo hacía?
- el spoiler 'a' de la escuela:
- Okey, al parecer mis capítulos son muuuuy largos, pero... ¡es mi regreso al foro! ¡tenía que escribir algo largo! al parecer no ha quedado tan bien como me lo esperaba, pero no estoy desilusionada.
pinkfloyd.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
Mierda Eddie ¿por que escribes tan malditamente bien? he amado cada palabra del capítulo. No puedo esperar ver lo que pasará, huuuuuu Darien chica mala ah bueno, no soy muy buena poniendo eso sooo that me acabas de dar una idea para mi personaje B| shhh ah bueno espero el siguiente capítulo, besos.
holmes.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
¡Ah, Eddie! Me haces quitarme el sombrero, literalmente.
Luke Hemmings, ¡grandísimo tonto! ¿Cómo no recordó el nombre de Darian! Argh. Maldito.
Amé tu capítulo, con todos y cada uno de los poros de mi corazón.
Espero es que sigue.
Luke Hemmings, ¡grandísimo tonto! ¿Cómo no recordó el nombre de Darian! Argh. Maldito.
Amé tu capítulo, con todos y cada uno de los poros de mi corazón.
Espero es que sigue.
chenyeol.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
Que sepais que os odio completamente a todas por ser unas hermosuras de chicas y además escribis perfect. ahque os comento.
Lulu: tu chica me recuerda a la hermosa princesa, me parece genial. Decirte que me he reído verdaderamente con tus dialogos, el futuro de louis y el burro de harry ha sido de lo mejorcito xd. y logan que supermegatierno, ¡está enamorado de Lucy!
Fer: Verdaderamente el caso de Anabelle es muy dificil, aun que creo que se ven tiernos. Sin duda me ha encantado su personalidad y el hecho de su mirada fria contra la plástica que estaba con lou y su "venganza", es genial y que él pasara una super-mega-increíble noche con ella es bonito. que pena que el amor familiar pueda ser tan dificil, suerte.
Dia: Aww tu capítulo me causó una grandisima tristeza, lamento tanto el hecho de su vida. es bastante desgraciada y solo por ese capullo. Él tiene que ayudarla, le necesita para poder olvidarse de su padre. Y él y el luke quieren encontrar a sus rosas
Eddie: adoro a darian, verdaderamente la adoro. no se que es de su personalidad o el que pero ah. es una nerd especial. estúpida pandilla de porqueria, ¡a mi darian no le roba nadie cacho perr@s! Y ah lo de el duo esa idea es absolutamente perfecta, aun que es una pena lo de "ti quien quiera que seas acepta" eso no me gustó. Y cels que encontró una identidad oculta de ella(?)
todos perfectos
Lulu: tu chica me recuerda a la hermosa princesa, me parece genial. Decirte que me he reído verdaderamente con tus dialogos, el futuro de louis y el burro de harry ha sido de lo mejorcito xd. y logan que supermegatierno, ¡está enamorado de Lucy!
Fer: Verdaderamente el caso de Anabelle es muy dificil, aun que creo que se ven tiernos. Sin duda me ha encantado su personalidad y el hecho de su mirada fria contra la plástica que estaba con lou y su "venganza", es genial y que él pasara una super-mega-increíble noche con ella es bonito. que pena que el amor familiar pueda ser tan dificil, suerte.
Dia: Aww tu capítulo me causó una grandisima tristeza, lamento tanto el hecho de su vida. es bastante desgraciada y solo por ese capullo. Él tiene que ayudarla, le necesita para poder olvidarse de su padre. Y él y el luke quieren encontrar a sus rosas
Eddie: adoro a darian, verdaderamente la adoro. no se que es de su personalidad o el que pero ah. es una nerd especial. estúpida pandilla de porqueria, ¡a mi darian no le roba nadie cacho perr@s! Y ah lo de el duo esa idea es absolutamente perfecta, aun que es una pena lo de "ti quien quiera que seas acepta" eso no me gustó. Y cels que encontró una identidad oculta de ella(?)
todos perfectos
✦ ausente.✦
pixie.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
OH SHIT. GRAN REGRESO AL FORO EDDIE. y que mas que empezarlo con un gran capitulo. sabes que amo como escribes, ya te lo he dicho. te pasaste de la raya con este. fue increible. malditos ladrones. le sacaron todo. ohhh proyecto musical con la jirafa mmm genial. el profesor tira onda jajaja. me muero. DARIAN ERES PARTE DE LA PANDILLA. al menos eso es lo que dice Ryder. okya. quiero mas capitulos tuyos <3
darkness.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
Oh, Mierda lo amé, en serio, srsly.
Eddie adoro como escribes.
Darian es tan dakjfakjfga Dios! es tan fácil identificarse con ella :3
Y Luke... Luke es un muto, deberian quemarlo por hijo de perra u.u'
¿cómo no se va a saber el nombre de Darian si se lo dijeron como cuarenta veces? ¡Maldito Muto! .|.
Y ese profesor de música... Él me cae bien c;
Eddie adoro como escribes.
Darian es tan dakjfakjfga Dios! es tan fácil identificarse con ella :3
Y Luke... Luke es un muto, deberian quemarlo por hijo de perra u.u'
¿cómo no se va a saber el nombre de Darian si se lo dijeron como cuarenta veces? ¡Maldito Muto! .|.
Y ese profesor de música... Él me cae bien c;
bomb.
Re: Las doce rosas rojas | novela colectiva.
Oh, Eddie ame tu capitulo..
Fue muy asdfghjkllñ.
Me encanto como escribes, creo que ya lo sabes pero necesitaba decirlo.
El regreso de Eddie, y el capítulo largo que recién pude leer, perdón enserio perdón es que no estuve muy bien durante estos días.
Besos chicas!!
Fue muy asdfghjkllñ.
Me encanto como escribes, creo que ya lo sabes pero necesitaba decirlo.
El regreso de Eddie, y el capítulo largo que recién pude leer, perdón enserio perdón es que no estuve muy bien durante estos días.
Besos chicas!!
campbell.
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