Las doce rosas rojas | novela colectiva.

Capítulo 00

El fuerte estruendo de la puerta me hizo despertar de mi ligero sueño, cree una mueca en mi rostro. Mi hermana no paraba de llamar a la puerta.

-¿Qué estas haciendo ahí dentro? –dice mientras para por un momento con sus puños contra la puerta- ¡Necesito arreglarme!
-Barbara, me estoy dando un baño –le responde pasando la esponja sobre su hombro- ¿Te importaría irte al baño de papa y mamá?
-Esta bien –dice para luego irse.

Dejo salir un suspiro por mi boca y vuelvo boca centrarme en la música. I’m not gonna fall down, I thought I can fly… Paso la esponja por mi cuerpo para luego hundirme en el agua, sentir como me rodea para luego salir empapada y retirar los restos de jabón de mi cabello con la manguera de la bañera, luego me envuelvo en el albornoz y me siento sobre el borde que sobresale de la gran bañera para secarme naturalmente y sentir como el agua se evapora en mi piel. A continuación se acomoda la ropa interior, luego pasa a secarse el cabello con secador para luego alisárselo con la plancha para pelo, ponerse una base de maquillaje e ir a su habitación para ponerse la ropa.

Al entrar admiro mi grande habitación de colores pastel y en un rincón el armario de color blanco, el cual se encontraba abierto dejando ver mi peculiar prenda de color rojo sonrío nerviosa por que pronto llegaba la hora, paso corriendo para ponerse el vestido. Pero cuando ya lo había logrado alguien me interrumpe, “Zoe, ¿Puedo entrar?” dice mi hermana haciendo casi darme un vuelco a el corazón  por el susto que eso me provocó. Paso a correr por toda la habitación yendo de un lado a otro para guardar las cosas, ponerme la parte de arriba del pijama, un moño desastrado con el cabello y correr a la cama para taparme con las sábanas. “Si, claro.Pasa” le respondo. Ella pasa con un espectacular vestido de color azul eléctrico y unos zapatos plateados.

-¿Esos zapatos son míos? –le pregunto dejando el libro que leía sobre la cama.
-Si, ¿no te importa, no? –responde- Total tu no vas a ir al baile, no tienes con quien y no te gustan esa cosas, ¿verdad?
-No, no voy. He quedado para ver una película, además papa y mamá no están –le digo callándome mi verdadera respuesta y volviendo a mi libro.
-Oh, que planazo supongo. Siempre he tenido envidia de tu habitación sabes, es más grande y encima a parte de la casa.–dice mientras se mira en el espejo de la cómoda- En fin, ¿estoy guapa?
-Increíble, ¿quieres matar a alguien? –le pregunto mientras bebo de mi baso de agua.
-No, tan solo le diré a Dylan si quiere salir conmigo –dice mi hermana provocando que se me salga el agua de la boca y susurrar un mierda.

Después de eso sale de la habitación, dejando la puerta abierta. Yo mientras tanto me dispongo a esperar a que se vaya para poder acabar de una vez de arreglarme. Venga, venga, vamos. Digo en mi mente, por fin un pitido proveniente de un coche suena y mi hermana cierra la puerta para ir hacia él, doy un salto y salgo de la cama corriendo para luego quitarme la parte de arriba del pijama que llevaba y el moño, paso corriendo al baño y seco la ligera mancha de agua que hay sobre el vestido. Luego paso a hacer un extraño semi-recogido con el cabello y ondular el resto. Termino el maquillaje aplicando un poco de colorete, una sombra de color negro pero ligero y un poco de color rojo en los labios. Acomodo los tacones sobre mis pies y me miro al espejo. El vestido era de un color rojo intenso llegando al granate en algunas partes, tenía un cuello agarrado en la parte de delante que después en la parte de detrás dejaba al descubierto la espalda con un lazo en la parte de detrás y la falda de bastante vuelo, el cabello combinaba perfectamente, una verdadera sonrisa se asomó entre mis labios y procedí a ponerme la máscara de extraños dibujos y metal. Miro el reloj y veo que llega, tarde, bueno más bien tardísimo. Cojo la gabardina y salgo de casa lo más rápido posible hasta llegar a la dirección falsa en medio de un parque de al lado de mi casa, si mi familia o vecinos la viera probablemente pasaría a preguntarme y no puedo permitirlo.

Al entrar me encuentro con las demás chicas impacientes, yo era la última a recoger así que en nada estaríamos en el baile. Siento como el corazón me empieza a ir más deprisa y mis nervios suben el volumen, miro a todos los lados, las chicas no parecen darse cuenta, más bien parecen estar como yo ¿y si resulta que alguna de ellas me reconoce o mi hermana? Dios no es posible que pueda ser tan idiota de querer enfrentarme a todo esto y ahora me de el pánico. ¡Cállate Zoe, ya hemos llegado!” me digo a mi misma intentando tranquilizarme. Un chico nos abre la puerta y espera a que todas salgamos para guiarnos a el baile.

Dentro casi todo el mundo parece no darse cuenta de nada, ellos rien y bailan, todo mientras yo siento que me va a dar algo. El pánico se apodera de mi, me paro en uno de los muros apoyando el brazo, una de las chicas se vuelve hacia a mi para ayudarme “Venga, tranquilízate. Todas sentimos lo mismo pero es la única oportunidad” me dice ella para luego volverse e adentrarse en el baile, no puedo evitar ver el pequeño detalle de que lleva un tatuaje en la espalda, el cual puedo reconocer con dificultad “¿Darian?” pregunté en mi mente. ¿Podría ser, una de mis mejores y únicas amigas que tengo, pasando por lo mismo que yo?

Me adentré buscando a el moreno, para mi suerte cuando lo encontré él hablaba con mi hermana. Fui a la mesa de cócteles para beber algo y relajarse, esperando impaciente. Un chico rubio se me acercó preguntando si era su chica haciendo que casi me atragantara para luego negarle con la cabeza y la mano, sujetaba la rosa con la mano sudorosa, lo que pasé a dejarla sobre la mesa y secarme las manos para volver a cogerla, en eso a mi hermana le pidieron bailar y fue vía libre para mi. Me acerqué lentamente rascando ligeramente mi brazo mostrando mi nerviosismo, en un último intento me giré pero entonces él ya me había visto.

-Perdona, ¿eres tu? –me pregunta consiguiendo que me girara- Es mi primera vez, bueno la primera que me invitan. Ya sabes –asiento perpleja ante el chico, “se puede ser más sexy y encima con traje, shh para Zoe” – ¿No vas a articular ninguna palabra? –dice negando con la cabeza.
-Osea, no. Lo siento –digo dándome cuenta de  lo que hacía.
-Tranquila, supongo que estarás igual o más nerviosa que yo –dice él con gesto amable.
-Bueno, lo cierto es que pensé que sería peor –le digo con una sonrisa sincera.
-¿Por qué? No soy tan malo –dice haciéndome reír.
-No por supuesto que no. –le contesto- Por cierto, cada anónima entrega una rosa y bueno esta es para ti –añado entregándosela y el se la pasa por la nariz para olerla y la pone en el bolsillo izquierdo de arriba de la americana negra.
-¿Me permite este baile mi bella anónima? –dice tendiéndome la mano y yo posando la mía para que luego le diera un beso, provocando que yo misma me sonrojara.

Ambos empezamos a acompañar la música con movimientos bastante movidos al compás de la marchosa canción, ambos reíamos sobre ello sin saber razón pero la noche era hermosa. Pero pasó la canción y se convirtió en una balada lenta, él me agarró de la cintura acercándome a él para yo posar una de mi mano derecha sobre la suya izquierda mientras nos movíamos lentamente al compás. Me dio una vuelta y luego me recogió envolviéndome en sus fuertes brazos, sonreí y lo cierto es que estaba siendo una noche mágica. Después apoyé mi cabeza sobre su pecho y parte del hombro, “gracias” dice yo le miro a los ojos extrañada y le pregunto un simple “¿Porqué?”. Él se limita a sonreír para luego acercarse a mi oreja y susurrar “por esta mágica noche”. Entonces se empieza a acercar hacia mi para besarme, logramos rozar nuestros labios pero me fijo en un pequeño detalle que en reloj situado en la pared pone las doce. Me separo rápidamente para irme corriendo maldiciendo sin parar hasta llegar al pasillo hasta la puerta de entrada, pero él viene detrás de mi.

-¿Dónde vas? –dice.
-Tengo que volver a casa es urgente –le contesto parada en medio frente a él.
-En ese caso…-dice dando unos pasos hasta llegar a mi, posa sus manos sobre mi cara subiéndola para mirarle fijamente para luego acercarse y lograr que ambos juntemos los labios hasta crear un beso.

Eso me deja paralizada pero el pito del autobús por lo que paso a correr para cogerlo y sentarme como una boba enamorada hasta llegar a casa. Una vez allí paso por el jardín hasta llegar a la ventana de mi habitación y abrirla para entrar por ahí, rápidamente paso adentro para cerrarla y acomodarme para entrar en la blanda cama. Poco después llega mi hermana apresurada y abre la puerta en par para sentarse en mi cama.

-Zoe, ¿estas durmiendo? –pregunta.
-No -le respondo con una mueca.
-¿Sabes que a Dylan le invitó una rosa roja? –yo negué con la cabeza pero ni siquiera se si me miró ya que apenas iluminaban la habitación unas pequeñas luces que estaban colgadas de la pared de forma graciosa.- Y ahora cuando me he declarado, me ha dicho que lo sentía que cree haber conocido a alguien –dice cayéndole alguna que otra lágrima- Te lo puedes creer, si estaba claro que debíamos estar juntos.
-Hombre, eso es lo que te solían decir tus amigas –le contesto- ¿Nunca pensaste que le agradabas solo como amiga?
-¿De qué parte se supone que estas? –le grita.
-No estoy de ninguna parte pero por ello no creo que debas dejar de ser su amiga, nunca se puede controlar a quien amamos Barbara pero tal ves tu chico de verdad esté por ahí y Dyan sea solo un capricho –le digo sorprendiéndome a mi misma por lo que había hablado.

Ella no dice nada y se marcha dando un portazo, sin embargo yo me tumbo mirando al techo y pensando en lo ocurrido en la noche. ¿Qué tenía que hacer ahora?