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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
decode | audiciones cerradas.
O W N :: Novelas colectivas :: Novelas colectivas :: Novelas Colectivas :: Inscripciones / audiciones
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Re: decode | audiciones cerradas.
esto es muy molesto, sinceramente. Yo era lectora de esta colectiva antes de que comenzara a escribir, era una fantasma no me mate milo y sinceramente amaba esta colectiva; cuando vi las audiciones abiertas, abrí instantáneamente la pag bc no me podía perder la oportunidad de estar en la novela. antes de discutir o acusar de plagio a alguien, informence un poco, ademas, querida, como ya sabemos, mia lleva un año en el foro, y sabe lo feo que es el plagio, asi que no vengan con ese tipo de cosas; peor a armar una pelea.
pd: britt
Invitado
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Re: decode | audiciones cerradas.
¿Reclamas lo que no sabes? Querida, informese antes de hablar, sino quedará como ignorante y te lo digo con respeto. Además, ¿no debería ser la moderadora de la nc la que hable esto con Mia? Creo que debería ser bastante mujercita y ella arreglar sus asuntos y no mandar a una de las escritoras a que lance indirectas. Creo que es bastante inmaduro de su parte más encima estar hablando por hablar y reclamar, siendo que antes de ir al staff deberías hablar con la chica primero, ¿no puedes pelear tus batallas sola? Al staff se recurre cuando no se ha llegado a un acuerdo linda, quizá la que no está informada eres tú. Y cómo bien dicen, Mia ha estado un año en el foro, ¿no crees que es suficiente tiempo para haber creado esta nc? Nadie llama a mis amigas plagiadoras si no es con argumentos.
Invitado
Invitado
Re: decode | audiciones cerradas.
Britt. escribió:Gabriella Wilde | Brant Daugherty | Sasha Pieterse | Alexander Ludwig.
- Prólogo | R.F:
— Pero, ¿De qué lo haré? He hecho de celosos, maniáticos, orgullosos… ya no tengo más ideas —regañó Megan.
— No es mi problema, debes hacer uno, o simplemente, adiós —la pelirroja se sentó en una mesa, y comenzó a golpear su lápiz contra la mesa.
— Vale —asintió Megan—, pero dame un día más para averiguar…
Marie, la pelirroja, la interrumpió, dejando botar el lápiz. Estaba enojada, y eso asustaba de cierta manera a Megan.
— Escucha, niñita de papá —dijo apuntándola con su dedo—, tu no empiezas hoy con el proyecto, y haré que todo el mundo esté en contra tuyo.
— Está bien, está bien —exclamó alterada la morena, mientras colocaba sus manos al lado de su cabeza y las movía—, lo investigaré hoy, y mañana te traigo algo del proyecto… después de clases.
— Acepto. Luego de clases, si no llegas, estás en problemas, Wood.[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
— ¿Para qué me necesitas? Hoy es noche de fiesta, ya sabes, no tengo tiempo para más de una chica…
— ¡Eres un asqueroso! —chilló Megan, mientras el chico sonreía por la expresión de la morena.
— Suelen decírmelo… de tu boca sale muy bien, ¿Lo dices de nuevo?
La boca de Megan se abrió completamente. Logan la miró atento, pero con una sonrisa completamente burlona. Quizá, la opción de mujeriegos debió dejarla al final. Pero ella no había ido a casa de Logan porque si, pues si no tenía el proyecto adelantado, adiós sociedad, adiós sueños, y lo peor para ella, adiós propinas.
— Escucha —empezó Megan—, necesito tu ayuda para un… un…
— ¿Un…? —preguntó Logan, confundido.
Megan no podía revelar lo que quería hacer.
— Un trabajo, de… mi madre —Logan estaba aún más confundido—, ¿Lo harías? ¿Por favor?
Ella hizo un puchero, Logan se encogió de hombros.
— Claro, dime, ¿Qué necesitas? ¿Quizá un trago? Ya sabes… para…
Megan sonrió, no importaba lo que Logan dijera. Solo importaba tener el proyecto avanzado. Y desde ese momento, Megan Wood, comenzaría una linda pero feroz aventura, solo, por un proyecto.No coloqué capítulos porque los que tengo son cacas, y, y, y... (?) pero, tú ya sabes como escribo :meh:
- Prólogo | TR:
Flores y árboles se hallaban en el lugar. Desde lejos, se podía apreciar que era una plaza, en la cual dos chicos resaltaban más. Una pelea al parecer de dos jóvenes se desarrollaba en aquel lugar.
—¡Idiota! —gritó la chica de cabellos dorados.
—¡Debiste haberlo sabido antes de estar conmigo! —exclamó el chico, luego de dar una sonrisa sarcástica.
—Escucha —la chica llamada Carrie se acercó a el—, vete, pero no vuelvas a meterte con mi familia, ¿Lo has entendido?
—¿Para qué voy a meterme con tu familia ahora? Ya tengo lo que deseaba. —el chico soltó una risa, y se fue, dejando a Carrie llorando.
—Eres un idiota, Logan. —sollozó Carrie.
Todos aquellos recuerdos pasaban por la mente de Carrie, provocando que la pequeña volviera al pasado. Una lágrima se deslizó por su mejilla, y rápidamente la limpió. Quería ser fuerte, pero no podía hacerlo, menos aun cuando Logan había desaparecido, llevándose el dinero de su familia, y su corazón.
—¿Qué harás? —preguntó la pelirroja que estaba sentada en el otro extremo de la gran sala.
—Buscarlo. —respondió Carrie, apretando sus manos.
—¿Para qué? —preguntó preocupada.
Carrie miró a la pelirroja, y sonrío maléficamente.
—Para obtener lo que siempre quise. Venganza. —Carrie rio levemente.Las lágrimas se acabaron y las risas surgieron.
obvio que sé como escribís, brittano. estás dentro, asdfghjkl.
Sunrise.
Re: decode | audiciones cerradas.
Quiero ser la novia de Niall puedo o esta ocupado :3 quieres mi fichas mandamela y te la respondo :3O'shea. escribió:em, sip .-.BarbiiiLovede1D escribió:Hola, Puedo audicionar
BarbiiiLovede1D
Re: decode | audiciones cerradas.
leíste las reglas? te recuerdo que es una novela colectiva.BarbiiiLovede1D escribió:Quiero ser la novia de Niall puedo o esta ocupado :3 quieres mi fichas mandamela y te la respondo :3O'shea. escribió:em, sip .-.BarbiiiLovede1D escribió:Hola, Puedo audicionar
Sunrise.
Re: decode | audiciones cerradas.
Aaa okO'shea. escribió:leíste las reglas? te recuerdo que es una novela colectiva.BarbiiiLovede1D escribió:Quiero ser la novia de Niall puedo o esta ocupado :3 quieres mi fichas mandamela y te la respondo :3O'shea. escribió:em, sip .-.BarbiiiLovede1D escribió:Hola, Puedo audicionar
BarbiiiLovede1D
Re: decode | audiciones cerradas.
Mia, Ems pues estamos juntas en GG :)) la mejor pelicula para mi o al menos una de mis favoritas. The notebook que es super hermosa al igual que titanic y te da esos sentimientos.
Mañana subo el escrito porque estoy desdw el cel y es molestoso
me olvide decir esto pero Mia la idea es tuya yo igual no audicionea porque las inscripciones habian cerrado es una idea hermosa, atrapante y encantadora
Mañana subo el escrito porque estoy desdw el cel y es molestoso
me olvide decir esto pero Mia la idea es tuya yo igual no audicionea porque las inscripciones habian cerrado es una idea hermosa, atrapante y encantadora
Tai.
Re: decode | audiciones cerradas.
ay, puros:c ¡tenes que decirselo a miranda! me harté de recordarle o de p, pero es una pajera de mierda.l. eso, gracias<3O'shea. escribió:asdfghjkl, sí, may, por lo menos yo sí conozco tu forma de escribir bc puros :c ¡amaba esa fic, wn! tienen que seguirla :lima:idk, estás dentro y cuida a jhutch y no se lo prestes a nadie bc bitches .l.GreenSky♥ escribió:bueno, ese fue el lamentable intento de audición. no puse capítulo porque creo que saben cómo escribo, pero cualquier cosa me avisan.
demons.
Re: decode | audiciones cerradas.
tai ♡ te extrañé, asdasdasd. yo ya no estoy en gg bc me salí y esop. titanic. ni la nombres. la odio.Tai. escribió:Mia, Ems pues estamos juntas en GG :)) la mejor pelicula para mi o al menos una de mis favoritas. The notebook que es super hermosa al igual que titanic y te da esos sentimientos.
Mañana subo el escrito porque estoy desdw el cel y es molestoso
me olvide decir esto pero Mia la idea es tuya yo igual no audicionea porque las inscripciones habian cerrado es una idea hermosa, atrapante y encantadora
gracias por el apoyo, tai. espero tu audición :'3
Sunrise.
Re: decode | audiciones cerradas.
yo le contagié la paja a esa boluda, sorrynotsorry (?) ahque. yo le voy a hacer acordar, vos trak, ah.GreenSky♥ escribió:ay, puros:c ¡tenes que decirselo a miranda! me harté de recordarle o de p, pero es una pajera de mierda.l. eso, gracias<3
Sunrise.
Re: decode | audiciones cerradas.
rosie t. | alex pettyfer | alexandra daddario | theo james | india eisley | jeremy irvine.
- Shot:
- La pregunta “¿Estaremos juntos por siempre?”, rondaba en mi cabeza provocando que el miedo se intensificara. ¿Estaríamos juntos para siempre? No lo creía. Seguramente, unos años atrás, cuando creía en aquellos cuentos de hadas, hubiera suponido que estaríamos para siempre juntos. No decía que fuera imposible, pero cada día la posibilidad del felices para siempre se hacía más díficil.
Cada risa, cada llanto, cada enojo, cada recuerdo se presentaba como una serie de imágenes, que esperaba recordar para siempre. Él había sido mi primer amor, había sido mi ayuda en aquellos oscuros días, había sido mi mejor amigo, y había terminado siendo mi todo.
Ahora, él se encontraba a mi lado, sonriendo mientras acariciaba mi cabello.
— ¿Qué…? —me interrumpí un momento—. ¿Quieres un nene, o una niña?
Él seguía acariciando mi cabello, mientras miraba un punto en específico. Ya tenía dos meses de embarazo, y él me había apoyado.
— No lo sé —me miró fijamente—, creo que un muchacho.
— Entonces estamos mal, porque yo quiero una niña —reímos fuertemente.
— Pues, será una niña —él me besó la nariz—. Una preciosa y hermosa niña.
Bajé la mirada, algo preocupada por la pregunta que hace unos minutos me había planteado. Suspiré intranquila, y me quedé allí, mirando hacia el sillón color crema.
— Suzanne —pronunció mi nombre—, ¿Qué ocurre?
Siempre me preguntaba si tenía algún poder para saber lo que le ocurría a las personas, o quizá yo era muy obvia con mis sentimientos. No lo sabía, pero, la pregunta ahora era otra, ¿Qué me ocurría? ¿Tenía miedo? ¿Ansiedad? ¿Qué pasaba conmigo?
— No lo sé —musité, con pequeñas lágrimas que amenazaban asomarse.
— ¿No lo sabes? —preguntó, su cara demostraba preocupación—. Suzanne, sabes que puedes confiar conmigo para lo que sea, lo sabes, ¿no?
— Lo sé, pero, últimamente me he atormentado con preguntas —dije, mirándole a los ojos.
— ¿Qué tipo de preguntas?
Una lágrima se escapó, y la limpié rápidamente con el dorso de mi mano. Me acarició la mejilla, y sacó el cabello rubio que llevaba pegado por las lágrimas que ahora corrían como la lluvia en un día de invierno. Me besó la frente, y por muy estúpido que sonara, me sentí protegida.
— Son muchas, no sabría cómo empezar —susurré, el no respondió nada—. Todos los días me pregunto cosas como, ¿Estaremos para siempre juntos? ¿Me dejarás cuando te aburras de mí? ¿Me harás daño?
— Te amo, Suzanne —fue lo único que respondió.
— Yo igual lo hago, pero… —acaricié su brazo lentamente.
— Pero nada —me besó rápidamente—. Escucha, no sé lo que el futuro nos depara, no sé lo que el destino puede tenernos preparados, pero tú nunca me aburrirás, nunca, amor.
— Podemos hacer nuestro propio destino, ¿No? —lo abracé, colocando mi cabeza en su pecho.
— Claro que podemos —colocó su barbilla encima de mi cabeza—, podemos imponer nuestras propias reglas.
— ¿Contra el destino? —solté una pequeña risita.
— Contra todo lo que nos quiera separar —dijo, para luego hacer un movimiento y dejarme de espaldas en el sillón.
— ¡Eres un tonto! —exclamé, tratando de no reír.
— ¿Me das permiso para amarte? —preguntó, yo fruncí el ceño.
— ¿Eh?
— Déjame amarte, y te amaré por siempre —susurró, con sus ojos brillantes—. Te ayudaré en todo, te apoyaré en todo, sólo, dame permiso para que pueda amarte.
— Bueno, te doy el permiso —le besé, tratando de entregar todo el amor que tenía.
Hace un momento me preguntaba si estaríamos juntos para siempre, pero ahora me daba igual. Si él me amaba, y yo le amaba, todo podría ser posible.
— ¿Sabes lo que el verdadero amor puede lograr? —inquirió sonriendo.
— Déjame ver… —hice una mueca—, ¿No?
— Puede romper todas las barreras, todas las maldiciones, puede romper todo.
Ahora estaba segura de que le amaba. Cada respiro, cada palabra, cada cosa que él hacía, me hacía sentir en casa, porque él era mi hogar. Y cuando ese pequeño o pequeña naciera, su hogar estaría junto a nosotros.
Me amaba, podía sentirlo, podía verlo. Me estaba dando cuenta de que él era a quién estaba esperando todo este tiempo, él, y sólo él. Me di cuenta de que era mi héroe, me di cuenta de que él había hecho sentirme como una princesa.
— Eres la mejor chica que he conocido, Suzanne.
Besó suavemente mi mejilla, mientras su mano acariciaba la otra. Sonreí, queriéndole decir algo, pero antes de que pudiera decirle algo, me abrazó. Correspondí a su gesto, y solté una risa, pues sus manos alrededor de mi cintura me hacían cosquillas.
— ¿Recuerdas nuestro primer beso? —pregunté sonrojada, ambos reímos.
— Como olvidarlo, aún lo recuerdo. Tú estabas sentada a mi lado, yo te miré, tú te diste la vuelta para mirarme, y de un momento a otro me besaste. ¿Por qué lo hiciste?
Me encogí de hombros, tratando de no darle mucha importancia.
— Porque quise.
— Mientes —me dijo riendo.
— ¿Qué? No, no estoy mintiendo —hice un puchero, él me miró, esperando otra respuesta—. ¡Está bien! Te besé porque estaba enamorada de ti desde hace mucho tiempo.
— ¡Lo sabía!
Reí como nunca lo había hecho, y el besó mi frente. Y en ese momento, justo en ese momento, estaba segura de algo, y ese algo, era que estaríamos juntos por siempre, no importa quién se impusiera a nuestro amor, porque juntos, podríamos derribar a cualquiera, y juntos, crearemos nuestro propio destino.
- CYC:
- Abrí los ojos en cuanto sentí un flash centellando por toda mi cara. Coloqué una almohada en mi cara, refunfuñando, sin desear ver las caras burlistas de aquellas mujercitas a las que llamaba amigas. Sentí una presión en mi pierna, haciendo que gritara de dolor, y a la vez hice que aquel peso saliera disparado de mis piernas.
— Lo siento —se disculpó una voz chillona.
Saqué la almohada de un tirón y la lancé en dirección hacia aquel dúo de chicas. Una de ellas soltó una carcajada, mientras la otra se peinaba el cabello ahora desordenado por el impacto de la almohada.
— ¿Por qué me la has tirado a mí? —preguntó Amanda—. Fue ella la que colocó su gigante trasero en tu pierna.
— No importa quien haya sido, ambas son unas idiotas —respondí mientras colocaba mis zapatillas.
— Mon, ¿Sabes qué hora es? ¿Sabes que planes tienes para la noche?
— ¿No? —entrecerré mis ojos, tratando de recordar que había hoy.
— Son las siete de la tarde, y tienes una cita con Lucas —recordó Amanda por mí.
¡La cita con Lucas! Se me había olvidado por completo. Era una de las últimas citas que debía cumplir para finalizar con el proyecto, y se me había olvidado. Observé mi tenida y refunfuñé. Estaba vestida con una polera de flores ahora arrugada por mi siesta, combinada con unos pantalones celestes muy apretados.
— Annie, ¿Serías capaz de buscar alguna tenida adecuada para hoy?
Sonrió, mostrando una hilera de dientes blancos y derechos. A diferencia de mí, Anastasia tenía una linda melena rubia, que combinaba con sus ojos azules, labios rosados y su perfecta tenida. Amanda era más sencilla en el ámbito de vestimenta, pero aun así sus ojos color avellana y su cabellera castaña llamaban la atención de los hombres.
Mientras Annie buscaba en mi armario y tiraba ropa encima de mi cama, Amanda me hablaba sobre un muchacho que conocía. Me sentía terriblemente mal por no escuchar ninguna palabra que pronunciaba su boca, pero mi mente estaba en un universo lleno de citas ridículas y extrañas. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la primera cita? No tenía la menor idea, o no quería saberlo. En el último tiempo me había decepcionado por la poca cantidad de chicos buenos que pisaban la Tierra. Y con buenos me refiero a que no sean mujeriegos, porque debía decir que los mujeriegos eran bastante graciosos a veces.
— ¿Me estás escuchando?
— Claro —respondí, pero mi voz no sonó convincente.
Amy hizo una mueca de tristeza y se recostó de espaldas. Yo sólo me quedé ahí, en el borde de mi cama, esperando que todo aquel infierno de las citas terminara de una vez por todas. Escuche voces en la primera planta de mi hogar, pero no hice caso a la conversación que llevaban. Agarré la cámara con la que había despertado, y vi la fotografía que Annie —o quizá Amy—, había sacado. Salía horrenda, y por esa misma razón reí. Mis ojos salían tan abiertos como si tuviera una araña en mi cara, y mis labios salían fruncidos.
— ¡¿Quién diablos me ha sacado esta foto?! —exclamé, haciéndome pasar por enojada, aunque sólo quería estallar en risas.
— ¿Qué foto? —preguntó una voz irreconocible desde la puerta de mi habitación.
Annie se colocó tan blanca como un papel, mientras que Amanda se había sentado de golpe y sonreía fingidamente. Di gracias al cielo porque la puerta estuviera del lado contrario hacia donde estaba mirando, porque claramente mi rostro estaba más rojo que las rosas del mismo color.
— Lucas —la voz de Amy tembló—, ¿Quién te ha dejado entrar?
— Oh, ya sabes, la mamá de Monse…
¿Por qué no había terminado la frase? No entendía, pero no quería darme la vuelta. Annie me agarró del brazo, tirándome hacia el baño que se encontraba en mi habitación. Lo último que vi antes de que Annie cerrara la puerta fue un Lucas desesperado tratando de sacar un par de manos que se posaban en sus ojos.
— Danos las gracias por eso —ella indicó hacia a mi habitación.
— ¿Gracias? ¿Has dejado que Amy coloque las manos en sus ojos y les debo agradecer? Juro que este ha sido uno de los momentos más incómodos de mi vida.
— Estábamos haciéndote un favor. Ahora, péinate, cepíllate los dientes, y colócate esto —tiró un par de prendas hacia mis brazos.
Salió del baño, dejándome sola con una blusa color morado sin mangas y unos shorts blancos, los cuales eran cortos y ajustados. Me apuré en vestirme, la idea de dejar a Lucas allí afuera con dos monstruos no era muy linda, menos aun cuando uno de esos monstruos le había tapado la cara con sus manos. Suspiré frente del espejo, mis dientes estaban lavados, y ahora cepillaba mi cabello castaño, el cual estaba tan enredado que de vez en cuando soltaba unos grititos por el tacto del cepillo contra los nudos ubicados en mis mechones.
— ¿Te demorarás mucho? —preguntó Amy, tocando la puerta.
— No —coloqué el cepillo en el mueble—. Ahora voy.
Abrí la puerta y vi a Amy con una sonrisa tan grande que me asusté. Miré disimuladamente hacia donde estaba Lucas, y sonreí levemente. ¿Era ese el efecto de tipos como aquel? Porque, yo no era mucho de sonreír. Lucas era muy conocido en el instituto, y tenía esa facha de soy un mujeriego, no te acerques si no quieres salir herida. Yo si tenía miedo de salir herida, pero una cita no tenía nada de malo, ni triste, ni nada, ¿O sí?
— Hola —saludó el cuándo se encontró con mi mirada—. Te he esperado, ¿Estás lista?
Su sonrisa me dejó embobada, aunque sus ojos cafés también lo hicieron, al igual que su cabello rubio tan bien peinado y brillante… Quería decirle algo como “¡Seguro!”, pero lo único que salió de mi boca fue algo tan estúpido como taparle los ojos con las manos.
— Te ves sexy —dije, para luego pensar lo que había dicho.
Todos se echaron a reír, excepto él, que ocultaba una risa tapándose la mano con la boca. Me sonrojé y caminé lentamente hacia él.
— Bien, hasta luego chicas —el sonrío.
— ¡Hasta luego! —exclamó Amanda, mientras que Annie aún se reía.
El clima afuera estaba frío, y había maldecido no haber traído un chaleco. Ahora, dentro de una cafetería y con la chaqueta de Lucas en mis hombros, el calor nuevamente se había incorporado en mi cuerpo. Ya habíamos pedido dos cafés, cuando Lucas comenzó a entablar una conversación.
— No sabía que tus amigas fueran tan simpáticas —dijo con una sonrisa en su boca.
— Oh, bueno… —traté de disculparme por el suceso que había pasado con Amy, pero preferí atacar—. ¿Sabes? No tenía idea de que trajeras chicas a cafeterías.
— ¿Por qué dices eso? —preguntó, haciéndose el dolido—, ¿Crees que llevo chicas a fiestas?
— Pues si —asentí, dudando un poco—. Eres Lucas, el que se ha llevado al instituto entero a la cama.
— Puede ser, puede ser —se encogió de hombros—. ¿Te han dicho alguna vez que eres distinta a las demás chicas?
Dejé el café en la mesa, ¿A qué se refería con eso? ¿Era un halago, o una forma de herir? Suponía que era lo segundo.
— ¿A qué te refieres con distinta?
— No, no me malinterpretes, por favor, no lo hagas.
— Entonces, dime a que te refieres. Soy curiosa, y no me detendré hasta que me respondas.
— Me refiero a que, eres la única chica que me ha gustado de verdad —explicó, tomando de su café.
Me quedé mirando la mesa. Dudaba sobre si debía creerle o no, pues, después de todo, era un mujeriego experto, podría cazar miles de chicas con eso. Lamentablemente, eso no funcionaría conmigo, y si funcionaba, no sería tan fácil como las demás. Al instante después quise retractar mis palabras. Al referirme a las demás, me refería a Annie y Amy, ya que ambas habían estado en una cama cualquiera junto a Lucas.
— No te creo.
— Pues deberías hacerlo.
— Si quieres que lo crea, deberás demostrarlo, y no necesariamente con tres o cuatro horas de sexo. Eso no funciona conmigo.
— Lo demostraré —clavó su mirada en mí.
— Requerirá tiempo, dedicación, y… —me había quedado sin palabras.
— Haré todo lo posible, todo lo posible para que te des cuenta de que no soy un monstruo como todos dicen.
— ¿Quieres hacer esto para salvar tu reputación? —pregunté asqueada.
— No, quiero hacer esto porque eres la única chica que me ha hecho sentir cosas nuevas.
— ¿Cosas nuevas?
— Desde los diez años —susurró, haciendo una mueca de tristeza.
— Nos conocimos a los diez, es imposible que gustaras de mí a esa edad.
— Yo no aseguraría eso tan rápido —él tomó mi mano—. Era un pequeño, no me interesaban las chicas, pero me interesabas tú.
— Oh no, oh no —hice que soltara mi mano—, estás intentando jugar conmigo, se nota a millas.
— No estoy jugando contigo —replicó, algo enojado.
— Pero pareciera que si lo estuvieras haciendo.
— Tú eres la exagerada que piensa cada un segundo que alguien se te acercará y te violará.
— No es así, tu no me conoces —le miré enfurecida—. Soy como soy, si no te gusta, puedes irte.
— ¿Irme? Te he dicho que me gustas, Monserrat.
— ¡No te puedo creer! —exclamé fuertemente—. Jugaste con mis dos amigas, las metiste en tu cama, eres un cerdo repugnante.
— Y dime, ¿No eres tú algo parecido por hacer este proyecto de citas? —preguntó enfurecido, al borde de colapsar.
— Imbécil, eres un imbécil.
No reaccioné mal, no hice nada más que pararme e irme de allí. Esta cita había sido la peor de todas, y había tenido citas muy raras.
— ¡Monserrat! —gritó Lucas, detrás de mí.
Di la vuelta justo cuando él se había dado por vencido. Me miró, con algo parecido a una mirada de disculpas.
— Perdón.
— ¿Se supone que debería perdonarte?
— Tú me has llamado cerdo repugnante —él se encogió de hombros.
— Porque lo eres —contesté.
Se acercó a mí, se acercó tanto que podía sentir su respiración mezclarse con la mía. Oh, oh, ¿Me iba a dar un beso? Suponía que eso haría. Mi corazón latía fuertemente, ordenando a mis instintos que quisiera agarrarlo del cabello y besarlo, pero al parecer mi cerebro era más fuerte. Me separé bruscamente de él justo cuando nuestros labios rozaron.
— Sigues siendo un cerdo repugnante, y si realmente estás enamorado de mí, debes demostrarlo.
Y esa fue la manera en que comencé la aventura con Lucas, el rubio más descarado y repugnante del mundo.
aurelia.
Re: decode | audiciones cerradas.
Magda. escribió:rosie t. | alex pettyfer | alexandra daddario | theo james | india eisley | jeremy irvine.
- Shot:
La pregunta “¿Estaremos juntos por siempre?”, rondaba en mi cabeza provocando que el miedo se intensificara. ¿Estaríamos juntos para siempre? No lo creía. Seguramente, unos años atrás, cuando creía en aquellos cuentos de hadas, hubiera suponido que estaríamos para siempre juntos. No decía que fuera imposible, pero cada día la posibilidad del felices para siempre se hacía más díficil.
Cada risa, cada llanto, cada enojo, cada recuerdo se presentaba como una serie de imágenes, que esperaba recordar para siempre. Él había sido mi primer amor, había sido mi ayuda en aquellos oscuros días, había sido mi mejor amigo, y había terminado siendo mi todo.
Ahora, él se encontraba a mi lado, sonriendo mientras acariciaba mi cabello.
— ¿Qué…? —me interrumpí un momento—. ¿Quieres un nene, o una niña?
Él seguía acariciando mi cabello, mientras miraba un punto en específico. Ya tenía dos meses de embarazo, y él me había apoyado.
— No lo sé —me miró fijamente—, creo que un muchacho.
— Entonces estamos mal, porque yo quiero una niña —reímos fuertemente.
— Pues, será una niña —él me besó la nariz—. Una preciosa y hermosa niña.
Bajé la mirada, algo preocupada por la pregunta que hace unos minutos me había planteado. Suspiré intranquila, y me quedé allí, mirando hacia el sillón color crema.
— Suzanne —pronunció mi nombre—, ¿Qué ocurre?
Siempre me preguntaba si tenía algún poder para saber lo que le ocurría a las personas, o quizá yo era muy obvia con mis sentimientos. No lo sabía, pero, la pregunta ahora era otra, ¿Qué me ocurría? ¿Tenía miedo? ¿Ansiedad? ¿Qué pasaba conmigo?
— No lo sé —musité, con pequeñas lágrimas que amenazaban asomarse.
— ¿No lo sabes? —preguntó, su cara demostraba preocupación—. Suzanne, sabes que puedes confiar conmigo para lo que sea, lo sabes, ¿no?
— Lo sé, pero, últimamente me he atormentado con preguntas —dije, mirándole a los ojos.
— ¿Qué tipo de preguntas?
Una lágrima se escapó, y la limpié rápidamente con el dorso de mi mano. Me acarició la mejilla, y sacó el cabello rubio que llevaba pegado por las lágrimas que ahora corrían como la lluvia en un día de invierno. Me besó la frente, y por muy estúpido que sonara, me sentí protegida.
— Son muchas, no sabría cómo empezar —susurré, el no respondió nada—. Todos los días me pregunto cosas como, ¿Estaremos para siempre juntos? ¿Me dejarás cuando te aburras de mí? ¿Me harás daño?
— Te amo, Suzanne —fue lo único que respondió.
— Yo igual lo hago, pero… —acaricié su brazo lentamente.
— Pero nada —me besó rápidamente—. Escucha, no sé lo que el futuro nos depara, no sé lo que el destino puede tenernos preparados, pero tú nunca me aburrirás, nunca, amor.
— Podemos hacer nuestro propio destino, ¿No? —lo abracé, colocando mi cabeza en su pecho.
— Claro que podemos —colocó su barbilla encima de mi cabeza—, podemos imponer nuestras propias reglas.
— ¿Contra el destino? —solté una pequeña risita.
— Contra todo lo que nos quiera separar —dijo, para luego hacer un movimiento y dejarme de espaldas en el sillón.
— ¡Eres un tonto! —exclamé, tratando de no reír.
— ¿Me das permiso para amarte? —preguntó, yo fruncí el ceño.
— ¿Eh?
— Déjame amarte, y te amaré por siempre —susurró, con sus ojos brillantes—. Te ayudaré en todo, te apoyaré en todo, sólo, dame permiso para que pueda amarte.
— Bueno, te doy el permiso —le besé, tratando de entregar todo el amor que tenía.
Hace un momento me preguntaba si estaríamos juntos para siempre, pero ahora me daba igual. Si él me amaba, y yo le amaba, todo podría ser posible.
— ¿Sabes lo que el verdadero amor puede lograr? —inquirió sonriendo.
— Déjame ver… —hice una mueca—, ¿No?
— Puede romper todas las barreras, todas las maldiciones, puede romper todo.
Ahora estaba segura de que le amaba. Cada respiro, cada palabra, cada cosa que él hacía, me hacía sentir en casa, porque él era mi hogar. Y cuando ese pequeño o pequeña naciera, su hogar estaría junto a nosotros.
Me amaba, podía sentirlo, podía verlo. Me estaba dando cuenta de que él era a quién estaba esperando todo este tiempo, él, y sólo él. Me di cuenta de que era mi héroe, me di cuenta de que él había hecho sentirme como una princesa.
— Eres la mejor chica que he conocido, Suzanne.
Besó suavemente mi mejilla, mientras su mano acariciaba la otra. Sonreí, queriéndole decir algo, pero antes de que pudiera decirle algo, me abrazó. Correspondí a su gesto, y solté una risa, pues sus manos alrededor de mi cintura me hacían cosquillas.
— ¿Recuerdas nuestro primer beso? —pregunté sonrojada, ambos reímos.
— Como olvidarlo, aún lo recuerdo. Tú estabas sentada a mi lado, yo te miré, tú te diste la vuelta para mirarme, y de un momento a otro me besaste. ¿Por qué lo hiciste?
Me encogí de hombros, tratando de no darle mucha importancia.
— Porque quise.
— Mientes —me dijo riendo.
— ¿Qué? No, no estoy mintiendo —hice un puchero, él me miró, esperando otra respuesta—. ¡Está bien! Te besé porque estaba enamorada de ti desde hace mucho tiempo.
— ¡Lo sabía!
Reí como nunca lo había hecho, y el besó mi frente. Y en ese momento, justo en ese momento, estaba segura de algo, y ese algo, era que estaríamos juntos por siempre, no importa quién se impusiera a nuestro amor, porque juntos, podríamos derribar a cualquiera, y juntos, crearemos nuestro propio destino.
- CYC:
Abrí los ojos en cuanto sentí un flash centellando por toda mi cara. Coloqué una almohada en mi cara, refunfuñando, sin desear ver las caras burlistas de aquellas mujercitas a las que llamaba amigas. Sentí una presión en mi pierna, haciendo que gritara de dolor, y a la vez hice que aquel peso saliera disparado de mis piernas.
— Lo siento —se disculpó una voz chillona.
Saqué la almohada de un tirón y la lancé en dirección hacia aquel dúo de chicas. Una de ellas soltó una carcajada, mientras la otra se peinaba el cabello ahora desordenado por el impacto de la almohada.
— ¿Por qué me la has tirado a mí? —preguntó Amanda—. Fue ella la que colocó su gigante trasero en tu pierna.
— No importa quien haya sido, ambas son unas idiotas —respondí mientras colocaba mis zapatillas.
— Mon, ¿Sabes qué hora es? ¿Sabes que planes tienes para la noche?
— ¿No? —entrecerré mis ojos, tratando de recordar que había hoy.
— Son las siete de la tarde, y tienes una cita con Lucas —recordó Amanda por mí.
¡La cita con Lucas! Se me había olvidado por completo. Era una de las últimas citas que debía cumplir para finalizar con el proyecto, y se me había olvidado. Observé mi tenida y refunfuñé. Estaba vestida con una polera de flores ahora arrugada por mi siesta, combinada con unos pantalones celestes muy apretados.
— Annie, ¿Serías capaz de buscar alguna tenida adecuada para hoy?
Sonrió, mostrando una hilera de dientes blancos y derechos. A diferencia de mí, Anastasia tenía una linda melena rubia, que combinaba con sus ojos azules, labios rosados y su perfecta tenida. Amanda era más sencilla en el ámbito de vestimenta, pero aun así sus ojos color avellana y su cabellera castaña llamaban la atención de los hombres.
Mientras Annie buscaba en mi armario y tiraba ropa encima de mi cama, Amanda me hablaba sobre un muchacho que conocía. Me sentía terriblemente mal por no escuchar ninguna palabra que pronunciaba su boca, pero mi mente estaba en un universo lleno de citas ridículas y extrañas. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la primera cita? No tenía la menor idea, o no quería saberlo. En el último tiempo me había decepcionado por la poca cantidad de chicos buenos que pisaban la Tierra. Y con buenos me refiero a que no sean mujeriegos, porque debía decir que los mujeriegos eran bastante graciosos a veces.
— ¿Me estás escuchando?
— Claro —respondí, pero mi voz no sonó convincente.
Amy hizo una mueca de tristeza y se recostó de espaldas. Yo sólo me quedé ahí, en el borde de mi cama, esperando que todo aquel infierno de las citas terminara de una vez por todas. Escuche voces en la primera planta de mi hogar, pero no hice caso a la conversación que llevaban. Agarré la cámara con la que había despertado, y vi la fotografía que Annie —o quizá Amy—, había sacado. Salía horrenda, y por esa misma razón reí. Mis ojos salían tan abiertos como si tuviera una araña en mi cara, y mis labios salían fruncidos.
— ¡¿Quién diablos me ha sacado esta foto?! —exclamé, haciéndome pasar por enojada, aunque sólo quería estallar en risas.
— ¿Qué foto? —preguntó una voz irreconocible desde la puerta de mi habitación.
Annie se colocó tan blanca como un papel, mientras que Amanda se había sentado de golpe y sonreía fingidamente. Di gracias al cielo porque la puerta estuviera del lado contrario hacia donde estaba mirando, porque claramente mi rostro estaba más rojo que las rosas del mismo color.
— Lucas —la voz de Amy tembló—, ¿Quién te ha dejado entrar?
— Oh, ya sabes, la mamá de Monse…
¿Por qué no había terminado la frase? No entendía, pero no quería darme la vuelta. Annie me agarró del brazo, tirándome hacia el baño que se encontraba en mi habitación. Lo último que vi antes de que Annie cerrara la puerta fue un Lucas desesperado tratando de sacar un par de manos que se posaban en sus ojos.
— Danos las gracias por eso —ella indicó hacia a mi habitación.
— ¿Gracias? ¿Has dejado que Amy coloque las manos en sus ojos y les debo agradecer? Juro que este ha sido uno de los momentos más incómodos de mi vida.
— Estábamos haciéndote un favor. Ahora, péinate, cepíllate los dientes, y colócate esto —tiró un par de prendas hacia mis brazos.
Salió del baño, dejándome sola con una blusa color morado sin mangas y unos shorts blancos, los cuales eran cortos y ajustados. Me apuré en vestirme, la idea de dejar a Lucas allí afuera con dos monstruos no era muy linda, menos aun cuando uno de esos monstruos le había tapado la cara con sus manos. Suspiré frente del espejo, mis dientes estaban lavados, y ahora cepillaba mi cabello castaño, el cual estaba tan enredado que de vez en cuando soltaba unos grititos por el tacto del cepillo contra los nudos ubicados en mis mechones.
— ¿Te demorarás mucho? —preguntó Amy, tocando la puerta.
— No —coloqué el cepillo en el mueble—. Ahora voy.
Abrí la puerta y vi a Amy con una sonrisa tan grande que me asusté. Miré disimuladamente hacia donde estaba Lucas, y sonreí levemente. ¿Era ese el efecto de tipos como aquel? Porque, yo no era mucho de sonreír. Lucas era muy conocido en el instituto, y tenía esa facha de soy un mujeriego, no te acerques si no quieres salir herida. Yo si tenía miedo de salir herida, pero una cita no tenía nada de malo, ni triste, ni nada, ¿O sí?
— Hola —saludó el cuándo se encontró con mi mirada—. Te he esperado, ¿Estás lista?
Su sonrisa me dejó embobada, aunque sus ojos cafés también lo hicieron, al igual que su cabello rubio tan bien peinado y brillante… Quería decirle algo como “¡Seguro!”, pero lo único que salió de mi boca fue algo tan estúpido como taparle los ojos con las manos.
— Te ves sexy —dije, para luego pensar lo que había dicho.
Todos se echaron a reír, excepto él, que ocultaba una risa tapándose la mano con la boca. Me sonrojé y caminé lentamente hacia él.
— Bien, hasta luego chicas —el sonrío.
— ¡Hasta luego! —exclamó Amanda, mientras que Annie aún se reía.
El clima afuera estaba frío, y había maldecido no haber traído un chaleco. Ahora, dentro de una cafetería y con la chaqueta de Lucas en mis hombros, el calor nuevamente se había incorporado en mi cuerpo. Ya habíamos pedido dos cafés, cuando Lucas comenzó a entablar una conversación.
— No sabía que tus amigas fueran tan simpáticas —dijo con una sonrisa en su boca.
— Oh, bueno… —traté de disculparme por el suceso que había pasado con Amy, pero preferí atacar—. ¿Sabes? No tenía idea de que trajeras chicas a cafeterías.
— ¿Por qué dices eso? —preguntó, haciéndose el dolido—, ¿Crees que llevo chicas a fiestas?
— Pues si —asentí, dudando un poco—. Eres Lucas, el que se ha llevado al instituto entero a la cama.
— Puede ser, puede ser —se encogió de hombros—. ¿Te han dicho alguna vez que eres distinta a las demás chicas?
Dejé el café en la mesa, ¿A qué se refería con eso? ¿Era un halago, o una forma de herir? Suponía que era lo segundo.
— ¿A qué te refieres con distinta?
— No, no me malinterpretes, por favor, no lo hagas.
— Entonces, dime a que te refieres. Soy curiosa, y no me detendré hasta que me respondas.
— Me refiero a que, eres la única chica que me ha gustado de verdad —explicó, tomando de su café.
Me quedé mirando la mesa. Dudaba sobre si debía creerle o no, pues, después de todo, era un mujeriego experto, podría cazar miles de chicas con eso. Lamentablemente, eso no funcionaría conmigo, y si funcionaba, no sería tan fácil como las demás. Al instante después quise retractar mis palabras. Al referirme a las demás, me refería a Annie y Amy, ya que ambas habían estado en una cama cualquiera junto a Lucas.
— No te creo.
— Pues deberías hacerlo.
— Si quieres que lo crea, deberás demostrarlo, y no necesariamente con tres o cuatro horas de sexo. Eso no funciona conmigo.
— Lo demostraré —clavó su mirada en mí.
— Requerirá tiempo, dedicación, y… —me había quedado sin palabras.
— Haré todo lo posible, todo lo posible para que te des cuenta de que no soy un monstruo como todos dicen.
— ¿Quieres hacer esto para salvar tu reputación? —pregunté asqueada.
— No, quiero hacer esto porque eres la única chica que me ha hecho sentir cosas nuevas.
— ¿Cosas nuevas?
— Desde los diez años —susurró, haciendo una mueca de tristeza.
— Nos conocimos a los diez, es imposible que gustaras de mí a esa edad.
— Yo no aseguraría eso tan rápido —él tomó mi mano—. Era un pequeño, no me interesaban las chicas, pero me interesabas tú.
— Oh no, oh no —hice que soltara mi mano—, estás intentando jugar conmigo, se nota a millas.
— No estoy jugando contigo —replicó, algo enojado.
— Pero pareciera que si lo estuvieras haciendo.
— Tú eres la exagerada que piensa cada un segundo que alguien se te acercará y te violará.
— No es así, tu no me conoces —le miré enfurecida—. Soy como soy, si no te gusta, puedes irte.
— ¿Irme? Te he dicho que me gustas, Monserrat.
— ¡No te puedo creer! —exclamé fuertemente—. Jugaste con mis dos amigas, las metiste en tu cama, eres un cerdo repugnante.
— Y dime, ¿No eres tú algo parecido por hacer este proyecto de citas? —preguntó enfurecido, al borde de colapsar.
— Imbécil, eres un imbécil.
No reaccioné mal, no hice nada más que pararme e irme de allí. Esta cita había sido la peor de todas, y había tenido citas muy raras.
— ¡Monserrat! —gritó Lucas, detrás de mí.
Di la vuelta justo cuando él se había dado por vencido. Me miró, con algo parecido a una mirada de disculpas.
— Perdón.
— ¿Se supone que debería perdonarte?
— Tú me has llamado cerdo repugnante —él se encogió de hombros.
— Porque lo eres —contesté.
Se acercó a mí, se acercó tanto que podía sentir su respiración mezclarse con la mía. Oh, oh, ¿Me iba a dar un beso? Suponía que eso haría. Mi corazón latía fuertemente, ordenando a mis instintos que quisiera agarrarlo del cabello y besarlo, pero al parecer mi cerebro era más fuerte. Me separé bruscamente de él justo cuando nuestros labios rozaron.
— Sigues siendo un cerdo repugnante, y si realmente estás enamorado de mí, debes demostrarlo.
Y esa fue la manera en que comencé la aventura con Lucas, el rubio más descarado y repugnante del mundo.
obvio que aceptada. además yo ya conozco tu forma de escribir bc la fic de lerman que aún comentó bc me da paja :c y además subiste muchos caps y yo muero, asdasd. idk, estás dentro.
Sunrise.
Re: decode | audiciones cerradas.
hadaygdasyaf <3 Tenia ilusiones con titanic y nada ._. ahora te dejo la ficha pero va a estar un poco feita porque estoy de viaje xd y lo único cerca a la civilización es la cabina.O'shea. escribió:tai ♡ te extrañé, asdasdasd. yo ya no estoy en gg bc me salí y esop. titanic. ni la nombres. la odio.Tai. escribió:Mia, Ems pues estamos juntas en GG :)) la mejor pelicula para mi o al menos una de mis favoritas. The notebook que es super hermosa al igual que titanic y te da esos sentimientos.
Mañana subo el escrito porque estoy desdw el cel y es molestoso
me olvide decir esto pero Mia la idea es tuya yo igual no audicionea porque las inscripciones habian cerrado es una idea hermosa, atrapante y encantadora
gracias por el apoyo, tai. espero tu audición :'3
Tai.
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