Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 10 de 11. • Comparte
Página 10 de 11. • 1, 2, 3 ... , 9, 10, 11
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
Se necesitaron los esfuerzos combinados de Nick y de George para llevar al refunfuñante y protestón Leo hasta el carruaje.
—Es como querer acarrear cinco sacos de papas al mismo tiempo —dijo el lacayo jadeando, mientras empujaba el pie de Leo a un lugar seguro dentro del vehículo.
—Las patatas estarían más calladas —dijo Nick. Le lanzó al lacayo un soberano de oro.
George lo atrapó al vuelo y le sonrió.
—¡Gracias, señor! Y puedo decir que es usted un caballero, señor, aún cuando sea un gitano.
La sonrisa de Nick se volvió seca y subió al carruaje después de Leo. Comenzaron su camino de vuelta a Stony Cross Manor en silencio.
—¿Necesitas que nos detengamos? —preguntó Nick a Leo a mitad de camino, ya que la cara de Leo se había puesto verde.
Leo agitó la cabeza con furia.
—No deseo hablar.
—Me debes una respuesta o quizás dos. Porque si no hubiera tenido que pasarme el día investigando por medio Hampshire para encontrarte, ahora podría estar en la cama —“con tu hermana”, pensó, pero en su lugar dijo—: durmiendo.
Sus curiosamente pálidos ojos se volvieron hacia él, eran del color de los carámbanos cuando el crepúsculo azul brillaba a través de ellos. Ojos inusuales. Nick había visto a alguien con ojos como esos antes, pero no podía recordar a quién o cuando. Un recuerdo distante justo fuera de su alcance.
—¿Qué quieres saber? —preguntó Leo.
—¿Por qué tratas a Merripen con tan mala voluntad? ¿Es por su encantadora disposición? ¿O es por qué es un Roma? ¿O porque fue recogido por tus padres y criado como uno de vosotros?
—Nada de eso. Desprecio a Merripen porque se negó a concederme la única cosa que le he pedido en la vida.
—¿Qué cosa?
—Dejarme morir.
Nick ponderó esa idea.
—Quieres decir cuando te cuidó mientras estuviste enfermo de escarlatina.
—Sí.
—¿Lo culpas por salvar tu vida?
—Sí.
—Si te hace sentir mejor —le dijo Nick secamente, mientras se reclinaba en su asiento—, estoy seguro de que está arrepentido de eso.
Permanecieron callados después de eso, mientras Nick se relajaba y dejaba que su mente vagara. Cuando la oscuridad cayó y Leo levantó la mirada entre las sombras, sus enervantes ojos brillaron de color plata y azul…
…Y Nick recordó.
Había sido en su niñez, cuando Nick todavía estaba con la tribu. Había un hombre con la cara macilenta y brillantes ojos descoloridos, su alma estaba asolada por el pesar de la muerte de su hija. La abuela de Nick le había advertido que se apartara del hombre.
—Es un muladí —le había dicho ella.
—¿Qué significa eso, Mami? —le había preguntado Nick, mientras se aferraba ansiosamente a su mano cálida y áspera y reconfortablemente nudosa como las raíces de los árboles antiguos.
—Alguien a quien ronda el espíritu de una persona muerta. No te acerques a él, está disgustando al equilibrio del Romanija. Amaba a su hija demasiado.
Sintiendo pena por el hombre, y preocupación por su propio destino, Nick había preguntado:
—¿Yo seré un muladí cuando mueras, Mami? —Había estado seguro de amar a su abuela demasiado, pero no podía dejar de sentir de esa manera.
Una sonrisa apareció en los ojos negros y sabios de su abuela.
—No, Nick. Un muladí atrapa el espíritu de la persona amada, porque no quiere dejarlo ir. Tú no me harías eso a mí, ¿verdad pequeño zorro?
—No, Mami.
No mucho después de eso el hombre había muerto por su propia mano. Había sido un horror, y aún así un alivio para toda la tribu.
Ahora, mientras Nick echaba una mirada al pasado con la comprensión de un adulto en lugar de la de un niño, sintió un escalofrío de aprehensión, seguido por una oleada de lástima. Cuan imposible sería abandonar a la mujer que amabas. ¿Cómo podrías dejar de desearla? Las heridas de tu corazón se desgarrarían a causa del pesar. Por supuesto querías retenerla a tu lado. O seguirla.
—Es como querer acarrear cinco sacos de papas al mismo tiempo —dijo el lacayo jadeando, mientras empujaba el pie de Leo a un lugar seguro dentro del vehículo.
—Las patatas estarían más calladas —dijo Nick. Le lanzó al lacayo un soberano de oro.
George lo atrapó al vuelo y le sonrió.
—¡Gracias, señor! Y puedo decir que es usted un caballero, señor, aún cuando sea un gitano.
La sonrisa de Nick se volvió seca y subió al carruaje después de Leo. Comenzaron su camino de vuelta a Stony Cross Manor en silencio.
—¿Necesitas que nos detengamos? —preguntó Nick a Leo a mitad de camino, ya que la cara de Leo se había puesto verde.
Leo agitó la cabeza con furia.
—No deseo hablar.
—Me debes una respuesta o quizás dos. Porque si no hubiera tenido que pasarme el día investigando por medio Hampshire para encontrarte, ahora podría estar en la cama —“con tu hermana”, pensó, pero en su lugar dijo—: durmiendo.
Sus curiosamente pálidos ojos se volvieron hacia él, eran del color de los carámbanos cuando el crepúsculo azul brillaba a través de ellos. Ojos inusuales. Nick había visto a alguien con ojos como esos antes, pero no podía recordar a quién o cuando. Un recuerdo distante justo fuera de su alcance.
—¿Qué quieres saber? —preguntó Leo.
—¿Por qué tratas a Merripen con tan mala voluntad? ¿Es por su encantadora disposición? ¿O es por qué es un Roma? ¿O porque fue recogido por tus padres y criado como uno de vosotros?
—Nada de eso. Desprecio a Merripen porque se negó a concederme la única cosa que le he pedido en la vida.
—¿Qué cosa?
—Dejarme morir.
Nick ponderó esa idea.
—Quieres decir cuando te cuidó mientras estuviste enfermo de escarlatina.
—Sí.
—¿Lo culpas por salvar tu vida?
—Sí.
—Si te hace sentir mejor —le dijo Nick secamente, mientras se reclinaba en su asiento—, estoy seguro de que está arrepentido de eso.
Permanecieron callados después de eso, mientras Nick se relajaba y dejaba que su mente vagara. Cuando la oscuridad cayó y Leo levantó la mirada entre las sombras, sus enervantes ojos brillaron de color plata y azul…
…Y Nick recordó.
Había sido en su niñez, cuando Nick todavía estaba con la tribu. Había un hombre con la cara macilenta y brillantes ojos descoloridos, su alma estaba asolada por el pesar de la muerte de su hija. La abuela de Nick le había advertido que se apartara del hombre.
—Es un muladí —le había dicho ella.
—¿Qué significa eso, Mami? —le había preguntado Nick, mientras se aferraba ansiosamente a su mano cálida y áspera y reconfortablemente nudosa como las raíces de los árboles antiguos.
—Alguien a quien ronda el espíritu de una persona muerta. No te acerques a él, está disgustando al equilibrio del Romanija. Amaba a su hija demasiado.
Sintiendo pena por el hombre, y preocupación por su propio destino, Nick había preguntado:
—¿Yo seré un muladí cuando mueras, Mami? —Había estado seguro de amar a su abuela demasiado, pero no podía dejar de sentir de esa manera.
Una sonrisa apareció en los ojos negros y sabios de su abuela.
—No, Nick. Un muladí atrapa el espíritu de la persona amada, porque no quiere dejarlo ir. Tú no me harías eso a mí, ¿verdad pequeño zorro?
—No, Mami.
No mucho después de eso el hombre había muerto por su propia mano. Había sido un horror, y aún así un alivio para toda la tribu.
Ahora, mientras Nick echaba una mirada al pasado con la comprensión de un adulto en lugar de la de un niño, sintió un escalofrío de aprehensión, seguido por una oleada de lástima. Cuan imposible sería abandonar a la mujer que amabas. ¿Cómo podrías dejar de desearla? Las heridas de tu corazón se desgarrarían a causa del pesar. Por supuesto querías retenerla a tu lado. O seguirla.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
Cuando Nick entró a la mansión con el impertinente hijo pródigo a su lado, _______ y Beatrix corrieron hacia ellos, la primera frunciendo el ceño, la última sonriendo.
_______ abrió la boca para decirle algo a Leo, pero Nick capturó su mirada y agitó la cabeza, advirtiéndola de que permaneciera callada. Para su sorpresa, realmente le obedeció y se tragó sus palabras de amonestación. En cambio extendió la mano para tomar el abrigo de Leo.
—Yo me encargaré de esto —dijo, con un tono sosegado.
—Gracias —Ambos evitaron mirarse a los ojos.
—Acabamos de terminar de cenar —murmuró _______—. El estofado aún está caliente. ¿Quieres un poco? —Leo sacudió la cabeza.
Beatrix, ignorando el tono de malestar que se percibía en el aire, se lanzó hacia Leo y envolvió sus brazos alrededor de su compacta cintura.
—¡Llevas mucho tiempo fuera! Han sucedido muchas cosas: Merripen está enfermo, y yo ayudé a preparar una poción para él, y... —se detuvo, haciendo una mueca—. Hueles muy mal. Que…
—Cuéntame como hiciste la poción —dijo Leo ásperamente, mientras subía los escalones. Beatrix siguió hablando sin parar mientras lo acompañaba.
Nick examinó a _______ cuidadosamente, sin perder ningún detalle. Estaba despeinada, el cabello le caía en cascada sobre la espalda y tenía los ojos cansados. Necesitaba descansar.
—Gracias por encontrarlo —dijo—. ¿Dónde estaba?
—En una casa privada con algunos amigos.
Ella se le acercó, olfateándolo delicadamente.
—Ese olor… está sobre ambos…
—Humo de opio. Tu hermano se ha aficionado a un nuevo hábito costoso.
—No podíamos permitirnos el lujo de los anteriores. —_______ frunció el ceño, su pie comenzó a golpear el suelo con un ritmo inquieto bajo las faldas. Era tan pequeña, tan feroz y adorable, que Nick tuvo que controlarse para no estrecharla y besarla locamente—. La única razón por la cual no lo asesiné en el acto —continuó _______—, es porque parecía demasiado atontado como para sentirlo. Pero cuando se espabile voy a…
—¿Cómo está Merripen? —la interrumpió Nick, pasándole una mano gentilmente desde el hombro hasta el codo.
El golpeteo se detuvo.
—Aún tiene fiebre, pero mejor. Win está con él. Le cambiamos la cataplasma… la herida parece ahora menos repugnante que antes. Eso es buena señal ¿verdad?
—Si, es buena señal.
Su mirada preocupada le recorrió.
—¿Quieres que te prepare algo de comer?
Sonriendo, Nick sacudió la cabeza.
—No antes de que haber tomado un largo y concienzudo baño. —Había muchas cosas que tenían que discutir, pero todo eso podía esperar—. Acuéstate, monisha, pareces cansada.
—Igual que tú —dijo _______, poniéndose de puntillas. Nick se quedó quieto mientras ella apretaba los labios contra su mejilla. Después de una larga vacilación, le preguntó tentativamente—: ¿Vendrás esta noche a mí?
Su tímida invitación casi le deshizo. Era un buen comienzo... una señal de aceptación... pero ella le importaba demasiado como para aprovecharse cuando estaba obviamente tan cansada.
—No. —La tomó en sus brazos—. Necesitas dormir más de lo que necesitas mis caricias y mimos.
Se ruborizó un poco, y se apretó más fuertemente contra él.
—No me importa que me acaricies y me mimes.
Nick sonrió.
—Ese es un verdadero testimonio de mis habilidades de amante.
—Ven a mí —susurró ella—. Abrázame mientras dormimos.
—Colibrí —le replicó, acariciándole la frente con sus labios— si te abrazo, no confió en que no vaya a hacerte el amor. Así que dormiremos en camas separadas. —Bajó la mirada hacia ella con una sonrisa—. Sólo por esta noche.
_______ abrió la boca para decirle algo a Leo, pero Nick capturó su mirada y agitó la cabeza, advirtiéndola de que permaneciera callada. Para su sorpresa, realmente le obedeció y se tragó sus palabras de amonestación. En cambio extendió la mano para tomar el abrigo de Leo.
—Yo me encargaré de esto —dijo, con un tono sosegado.
—Gracias —Ambos evitaron mirarse a los ojos.
—Acabamos de terminar de cenar —murmuró _______—. El estofado aún está caliente. ¿Quieres un poco? —Leo sacudió la cabeza.
Beatrix, ignorando el tono de malestar que se percibía en el aire, se lanzó hacia Leo y envolvió sus brazos alrededor de su compacta cintura.
—¡Llevas mucho tiempo fuera! Han sucedido muchas cosas: Merripen está enfermo, y yo ayudé a preparar una poción para él, y... —se detuvo, haciendo una mueca—. Hueles muy mal. Que…
—Cuéntame como hiciste la poción —dijo Leo ásperamente, mientras subía los escalones. Beatrix siguió hablando sin parar mientras lo acompañaba.
Nick examinó a _______ cuidadosamente, sin perder ningún detalle. Estaba despeinada, el cabello le caía en cascada sobre la espalda y tenía los ojos cansados. Necesitaba descansar.
—Gracias por encontrarlo —dijo—. ¿Dónde estaba?
—En una casa privada con algunos amigos.
Ella se le acercó, olfateándolo delicadamente.
—Ese olor… está sobre ambos…
—Humo de opio. Tu hermano se ha aficionado a un nuevo hábito costoso.
—No podíamos permitirnos el lujo de los anteriores. —_______ frunció el ceño, su pie comenzó a golpear el suelo con un ritmo inquieto bajo las faldas. Era tan pequeña, tan feroz y adorable, que Nick tuvo que controlarse para no estrecharla y besarla locamente—. La única razón por la cual no lo asesiné en el acto —continuó _______—, es porque parecía demasiado atontado como para sentirlo. Pero cuando se espabile voy a…
—¿Cómo está Merripen? —la interrumpió Nick, pasándole una mano gentilmente desde el hombro hasta el codo.
El golpeteo se detuvo.
—Aún tiene fiebre, pero mejor. Win está con él. Le cambiamos la cataplasma… la herida parece ahora menos repugnante que antes. Eso es buena señal ¿verdad?
—Si, es buena señal.
Su mirada preocupada le recorrió.
—¿Quieres que te prepare algo de comer?
Sonriendo, Nick sacudió la cabeza.
—No antes de que haber tomado un largo y concienzudo baño. —Había muchas cosas que tenían que discutir, pero todo eso podía esperar—. Acuéstate, monisha, pareces cansada.
—Igual que tú —dijo _______, poniéndose de puntillas. Nick se quedó quieto mientras ella apretaba los labios contra su mejilla. Después de una larga vacilación, le preguntó tentativamente—: ¿Vendrás esta noche a mí?
Su tímida invitación casi le deshizo. Era un buen comienzo... una señal de aceptación... pero ella le importaba demasiado como para aprovecharse cuando estaba obviamente tan cansada.
—No. —La tomó en sus brazos—. Necesitas dormir más de lo que necesitas mis caricias y mimos.
Se ruborizó un poco, y se apretó más fuertemente contra él.
—No me importa que me acaricies y me mimes.
Nick sonrió.
—Ese es un verdadero testimonio de mis habilidades de amante.
—Ven a mí —susurró ella—. Abrázame mientras dormimos.
—Colibrí —le replicó, acariciándole la frente con sus labios— si te abrazo, no confió en que no vaya a hacerte el amor. Así que dormiremos en camas separadas. —Bajó la mirada hacia ella con una sonrisa—. Sólo por esta noche.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
Nick tuvo que enjabonarse y enjuagarse tres veces para eliminar el olor a opio de su piel y su cabello. Luego tomó una toalla para secarse el pelo, se puso una bata de seda negra y atravesó la oscuridad del pasillo para dirigirse hasta su cuarto. Había una tormenta fuera, la lluvia y los truenos barrían desde el oriente, sacudiendo las ventanas y el tejado.
La chimenea de su habitación había sido encendida, y las llamas irradiaban calor y luz. Los ojos de Nick se entrecerraron de curiosidad cuando vislumbró un pequeño bulto bajo sus sábanas.
_______ levantó la cabeza de la almohada.
—Tengo frío —dijo, como si esa fuera una explicación absolutamente razonable para justificar su presencia.
—Mi cama no es más cálida que la tuya. —Nick se aproximó a ella lentamente, intentando no sentirse como un depredador, intentando ignorar el calor que había prendido en su sangre. Su cuerpo se endureció bajo la seda negra, todos sus músculos se tensaron de expectación. Sabía lo que deseaba de él… y estaría más que deseoso de proporcionárselo.
—Sería más cálido si estuvieras aquí dentro —dijo ella.
El cabello le caía sobre los hombros en ondas oscuras que se deslizaban hasta sus caderas. Sentándose muy cerca de ella, tocó uno de los botones brillantes, resbalando la mano sobre su pecho, el pico de su pezón, hasta llegar abajo. _______ respiraba rápidamente. Se preguntó si el rubor en su cara se habría extendido hacia la piel que no podía ver.
Conteniendo su urgente necesidad, Nick se quedó quieto mientras ella lo alcanzaba con sus vacilantes dedos, y le acariciaba la seda negra que le cubría los hombros. _______ se puso de rodillas e impulsivamente lo besó en la oreja que tenía el pendiente de diamante, mientras acariciaba la humedad de los mechones rizados de su cabello.
—No te pareces a ningún hombre que haya conocido alguna vez —dijo—. Tampoco eres alguien con quien hubiera podido soñar. Eres como un personaje de un cuento de hadas escrito en un idioma que ni siquiera conozco.
—El príncipe, espero.
—No, eres el dragón, un hermoso y malvado dragón. —Su voz se volvió nostálgica—. ¿Cómo podría alguien convivir normalmente contigo todos los días?
Nick la estrechó con fuerza y la bajó hasta el colchón.
—Podrías ejercer una influencia civilizadora sobre mí. —Se inclinó sobre la curva de su pecho, besándola a través del velo de muselina de su camisola—. O tal vez, serás devorada por el dragón. —Encontró el brote de su pezón, mojó el algodón con su boca, hasta que las tiernas carnes se irguieron contra su lengua.
—Yo cre… creo que si. —Sonaba tan perturbada que él rió.
—Entonces quédate quieta —susurró—, mientras respiro mi fuego sobre ti.
Las mujeres con las cuales había dormido en el pasado nunca habían llevado puesto esta clase de remilgado camisón blanco, el cual Nick consideró la vestimenta más erótica que había visto nunca. Tenía pequeños pliegues intrincados, pinzas y tramas de encaje, e iba del cuello hasta los tobillos. La forma en que reposaba sobre ella, como una capa de glaseado pálido y crespo, hizo que su corazón golpeara con una fuerza primitiva. Trazó su figura, buscando su olor y su calor a través del algodón, que se retorcía cada vez que ella se arqueaba y se estremecía. La parte delantera se mantenía cerrada por una larga fila de botones forrados. Se ocupó de ellos mientras ella deslizaba las manos sobre la seda que cubría su espalda.
La besó, explorando con la lengua la dulzura de su boca. La parte de arriba del camisón se abrió, revelando el esplendoroso alzamiento de sus pechos y la tentadora sombra que había entre ellos. Tiró del camisón más y más hacia abajo, hasta que sus brazos quedaron delicadamente atrapados y sus pechos expuestos. Nick bajó la cabeza y tomó lo que deseaba, lamiendo el erecto pezón, provocándolo con su lengua, dejándolo mojado y sonrosado. _______ suspiró profundamente, entornó los ojos, y arqueó su vulnerable cuerpo cuando él se inclinó sobre su otro pecho.
La respiración de Nick se volvió áspera cuando le bajó la prenda, liberando sus brazos, exponiendo la curva de sus caderas y su estómago. Extendió las manos sobre su cuerpo, sus dedos y palmas traduciendo calor en sensación. Le besó el ombligo, la piel temblorosa alrededor de él y el lugar en donde empezaba su pelo rizado.
Sus piernas se estiraron contra él, atrapadas bajo su peso. Adelantándose, Nick montó sobre ella. Se quitó el anillo de sello, que ella había rechazado antes y se lo ofreció:
—Puedes obtener lo que deseas —le dijo—. Pero primero ponte esto.
_______ enfocó la mirada en el anillo.
—No puedo.
—No te haré el amor a menos que lo lleves puesto.
—Estás siendo absurdo.
—Y tú terca. —Nick se inclinó sobre ella, apoyando los antebrazos a ambos lados de su cuerpo, besando su boca enfurruñada—. Sólo por esta noche —le susurró—. Ponte mi anillo, _______, y déjame darte placer.
Le besó la garganta, y acomodó sus caderas gentilmente contra ella. _______ lanzó un grito ahogado al sentirlo, duro e hinchado tras la seda negra. Su boca se desplazó hasta su oreja.
—Entraré en ti, te llenaré y después te sostendré tranquila y callada entre mis brazos. No me moveré. Y tampoco dejaré que te muevas. Esperaré hasta que te sienta latir alrededor de mí… seguiré ese ritmo profundo dentro de tu cuerpo, esa dulce pulsación… no me detendré hasta que no llores y te estremezcas, pidiéndome más. Y te daré lo que deseas, tan duro y largo como quieras. Toma mi anillo, amor. —Su boca descendió sobre la de ella con un ardiente y lento beso—. Tómame.
Encajándose contra su suave hendidura, sintió el calor húmedo de ella a través de la bata, la humedad y la seda apretadas fuertemente entre ellos. Su mano pequeña tocó la él, desplegó los dedos… y dejó que el anillo se deslizara otra vez en su lugar.
Nick la desvistió y la colocó sobre la bata de seda que se había quitado, su piel destacaba blanca sobre la charca negra bajo su espalda.
La besó en todas partes, en las curvas de los codos, en la parte interior de las rodillas, en cada curva y cada hondonada de su suave territorio femenino. Ella se envolvió a su alrededor, su boca inocentemente curiosa besaba cada parte de él que quedaba a su alcance. La besó entre los muslos, acunando sus caderas con las manos mientras su olor iniciaba una explosión en su interior. La lamió tiernamente, provocándola, chupándola suavemente, hasta que ella gimió con cada respiración y le apretó la cabeza, urgiéndole a adelantarse con dedos implorantes.
Luchando por dominarse, Nick la penetró, deslizándose profundamente en su interior. Ella se movió, se arqueó y casi lo lleva hasta la locura.
—Cariño, espera —dijo temblorosamente, intentando calmarla—. No te muevas. Por favor. No… —Una risa brotó de la garganta de ella mientras se movía desesperadamente contra él—. Quédate quieta —susurró, derramando besos sobre sus labios entreabiertos—. Sostenme dentro de ti. Siente la forma en la que tu cuerpo se aprieta a mí alrededor.
Respirando con dificultad, _______ intentó obedecer. Sus carnes palpitaban indefensamente alrededor de la dureza que la invadía. Nick los hizo esperar, sus cuerpos transpiraban y se tensaban mientras se concentraban en esa sensación sutil y deliciosa. Finalmente, empezó a moverse, utilizándose a sí mismo para complacerla. Le hizo el amor, a toda ella, y cuando se hundió en ese deleite oscuro e insondable, fluyó a él una plenitud nunca antes conocida.
Ella lo acunó con suavidad y calor, dándole besos mientras la embestía con su pulso caliente y veloz, acariciándola por dentro y por fuera. Nick bajó la mirada hacia ella con los ojos nublados por el placer, a esa cara tan tiernamente confinada entre sus manos, y le susurró en Romany: Soy tuyo. Observó sus ojos cerrados en la dulce ceguera temporal del éxtasis, sintiendo cómo este hacía eco en su propio interior, como olas que se apresuraban cada vez más rápido hasta que el mundo se incendió.
La chimenea de su habitación había sido encendida, y las llamas irradiaban calor y luz. Los ojos de Nick se entrecerraron de curiosidad cuando vislumbró un pequeño bulto bajo sus sábanas.
_______ levantó la cabeza de la almohada.
—Tengo frío —dijo, como si esa fuera una explicación absolutamente razonable para justificar su presencia.
—Mi cama no es más cálida que la tuya. —Nick se aproximó a ella lentamente, intentando no sentirse como un depredador, intentando ignorar el calor que había prendido en su sangre. Su cuerpo se endureció bajo la seda negra, todos sus músculos se tensaron de expectación. Sabía lo que deseaba de él… y estaría más que deseoso de proporcionárselo.
—Sería más cálido si estuvieras aquí dentro —dijo ella.
El cabello le caía sobre los hombros en ondas oscuras que se deslizaban hasta sus caderas. Sentándose muy cerca de ella, tocó uno de los botones brillantes, resbalando la mano sobre su pecho, el pico de su pezón, hasta llegar abajo. _______ respiraba rápidamente. Se preguntó si el rubor en su cara se habría extendido hacia la piel que no podía ver.
Conteniendo su urgente necesidad, Nick se quedó quieto mientras ella lo alcanzaba con sus vacilantes dedos, y le acariciaba la seda negra que le cubría los hombros. _______ se puso de rodillas e impulsivamente lo besó en la oreja que tenía el pendiente de diamante, mientras acariciaba la humedad de los mechones rizados de su cabello.
—No te pareces a ningún hombre que haya conocido alguna vez —dijo—. Tampoco eres alguien con quien hubiera podido soñar. Eres como un personaje de un cuento de hadas escrito en un idioma que ni siquiera conozco.
—El príncipe, espero.
—No, eres el dragón, un hermoso y malvado dragón. —Su voz se volvió nostálgica—. ¿Cómo podría alguien convivir normalmente contigo todos los días?
Nick la estrechó con fuerza y la bajó hasta el colchón.
—Podrías ejercer una influencia civilizadora sobre mí. —Se inclinó sobre la curva de su pecho, besándola a través del velo de muselina de su camisola—. O tal vez, serás devorada por el dragón. —Encontró el brote de su pezón, mojó el algodón con su boca, hasta que las tiernas carnes se irguieron contra su lengua.
—Yo cre… creo que si. —Sonaba tan perturbada que él rió.
—Entonces quédate quieta —susurró—, mientras respiro mi fuego sobre ti.
Las mujeres con las cuales había dormido en el pasado nunca habían llevado puesto esta clase de remilgado camisón blanco, el cual Nick consideró la vestimenta más erótica que había visto nunca. Tenía pequeños pliegues intrincados, pinzas y tramas de encaje, e iba del cuello hasta los tobillos. La forma en que reposaba sobre ella, como una capa de glaseado pálido y crespo, hizo que su corazón golpeara con una fuerza primitiva. Trazó su figura, buscando su olor y su calor a través del algodón, que se retorcía cada vez que ella se arqueaba y se estremecía. La parte delantera se mantenía cerrada por una larga fila de botones forrados. Se ocupó de ellos mientras ella deslizaba las manos sobre la seda que cubría su espalda.
La besó, explorando con la lengua la dulzura de su boca. La parte de arriba del camisón se abrió, revelando el esplendoroso alzamiento de sus pechos y la tentadora sombra que había entre ellos. Tiró del camisón más y más hacia abajo, hasta que sus brazos quedaron delicadamente atrapados y sus pechos expuestos. Nick bajó la cabeza y tomó lo que deseaba, lamiendo el erecto pezón, provocándolo con su lengua, dejándolo mojado y sonrosado. _______ suspiró profundamente, entornó los ojos, y arqueó su vulnerable cuerpo cuando él se inclinó sobre su otro pecho.
La respiración de Nick se volvió áspera cuando le bajó la prenda, liberando sus brazos, exponiendo la curva de sus caderas y su estómago. Extendió las manos sobre su cuerpo, sus dedos y palmas traduciendo calor en sensación. Le besó el ombligo, la piel temblorosa alrededor de él y el lugar en donde empezaba su pelo rizado.
Sus piernas se estiraron contra él, atrapadas bajo su peso. Adelantándose, Nick montó sobre ella. Se quitó el anillo de sello, que ella había rechazado antes y se lo ofreció:
—Puedes obtener lo que deseas —le dijo—. Pero primero ponte esto.
_______ enfocó la mirada en el anillo.
—No puedo.
—No te haré el amor a menos que lo lleves puesto.
—Estás siendo absurdo.
—Y tú terca. —Nick se inclinó sobre ella, apoyando los antebrazos a ambos lados de su cuerpo, besando su boca enfurruñada—. Sólo por esta noche —le susurró—. Ponte mi anillo, _______, y déjame darte placer.
Le besó la garganta, y acomodó sus caderas gentilmente contra ella. _______ lanzó un grito ahogado al sentirlo, duro e hinchado tras la seda negra. Su boca se desplazó hasta su oreja.
—Entraré en ti, te llenaré y después te sostendré tranquila y callada entre mis brazos. No me moveré. Y tampoco dejaré que te muevas. Esperaré hasta que te sienta latir alrededor de mí… seguiré ese ritmo profundo dentro de tu cuerpo, esa dulce pulsación… no me detendré hasta que no llores y te estremezcas, pidiéndome más. Y te daré lo que deseas, tan duro y largo como quieras. Toma mi anillo, amor. —Su boca descendió sobre la de ella con un ardiente y lento beso—. Tómame.
Encajándose contra su suave hendidura, sintió el calor húmedo de ella a través de la bata, la humedad y la seda apretadas fuertemente entre ellos. Su mano pequeña tocó la él, desplegó los dedos… y dejó que el anillo se deslizara otra vez en su lugar.
Nick la desvistió y la colocó sobre la bata de seda que se había quitado, su piel destacaba blanca sobre la charca negra bajo su espalda.
La besó en todas partes, en las curvas de los codos, en la parte interior de las rodillas, en cada curva y cada hondonada de su suave territorio femenino. Ella se envolvió a su alrededor, su boca inocentemente curiosa besaba cada parte de él que quedaba a su alcance. La besó entre los muslos, acunando sus caderas con las manos mientras su olor iniciaba una explosión en su interior. La lamió tiernamente, provocándola, chupándola suavemente, hasta que ella gimió con cada respiración y le apretó la cabeza, urgiéndole a adelantarse con dedos implorantes.
Luchando por dominarse, Nick la penetró, deslizándose profundamente en su interior. Ella se movió, se arqueó y casi lo lleva hasta la locura.
—Cariño, espera —dijo temblorosamente, intentando calmarla—. No te muevas. Por favor. No… —Una risa brotó de la garganta de ella mientras se movía desesperadamente contra él—. Quédate quieta —susurró, derramando besos sobre sus labios entreabiertos—. Sostenme dentro de ti. Siente la forma en la que tu cuerpo se aprieta a mí alrededor.
Respirando con dificultad, _______ intentó obedecer. Sus carnes palpitaban indefensamente alrededor de la dureza que la invadía. Nick los hizo esperar, sus cuerpos transpiraban y se tensaban mientras se concentraban en esa sensación sutil y deliciosa. Finalmente, empezó a moverse, utilizándose a sí mismo para complacerla. Le hizo el amor, a toda ella, y cuando se hundió en ese deleite oscuro e insondable, fluyó a él una plenitud nunca antes conocida.
Ella lo acunó con suavidad y calor, dándole besos mientras la embestía con su pulso caliente y veloz, acariciándola por dentro y por fuera. Nick bajó la mirada hacia ella con los ojos nublados por el placer, a esa cara tan tiernamente confinada entre sus manos, y le susurró en Romany: Soy tuyo. Observó sus ojos cerrados en la dulce ceguera temporal del éxtasis, sintiendo cómo este hacía eco en su propio interior, como olas que se apresuraban cada vez más rápido hasta que el mundo se incendió.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
Tras su interludio, se derrumbaron uno junto al otro como los sobrevivientes de un naufragio, aturdidos después de una tormenta. Cuando Nick reunió fuerzas para moverse... lo cual no fue demasiado pronto... rodó sobre un costado y olisqueó la garganta de _______, adorando la cálida fragancia húmeda de ella. _______ tanteó en busca del anillo y empezó a tirar y retorcerlo.
—Está atascado otra vez. —Parecía enfadada.
Nick le agarró la muñeca e inclinó la cabeza, para tomarle el dedo con la boca. Ella jadeó cuando su lengua se arremolinó alrededor de la base del dedo, dejándolo completamente mojado. Suavemente, Nick utilizó los dientes para sacarle la banda de oro. Tomando el anillo entre los labios, lo deslizó de vuelta en su propio dedo.
Su mano, ahora desnuda, se flexionó como si le faltara algo, y entonces lo miró desconcertada.
—Te acostumbrarás a usarlo. —Nick le pasó la mano a lo largo del estómago y la mitad de su torso—. Intentaremos hacer que lo lleves unos pocos minutos cada vez. Será como tratar de enjaezar a un caballo. —Sonrió abiertamente ante su expresión.
Después de arroparlos con las sábanas, Nick continuó acariciándola. _______ suspiró, anidando contra su hombro y sus bíceps.
—A propósito —murmuró él—, la cubertería que faltaba está de regreso en el aparador.
—¿De veras? —preguntó soñolientamente—. ¿Cómo… qué…?
—Tuve una charla con Beatrix mientras aplastábamos abejas. Me explicó su problema. Estuvimos de acuerdo en encontrarle algunas nuevas aficiones para mantenerla ocupada. Para empezar, voy a enseñarla a montar. Dijo que apenas sabía como hacerlo.
—En realidad no ha habido tiempo para eso, con todas las demás… —empezó _______ a la defensiva.
—Shhh… lo sé, colibrí. Has hecho más que suficiente, manteniéndolos a todos unidos y a salvo. Ahora es el momento de que recibas un poco de ayuda. —La besó suavemente—. De alguien que te proteja.
—Pero no quiero que tu…
—Duerme —susurró Nick—. Seguiremos con esta discusión por la mañana. Por ahora, amor…que tengas dulces sueños.
_______ durmió profundamente, soñando que estaba descansando en el nido de un dragón, envuelta bajo su ala calurosa mientras este respiraba fuego sobre cualquier cosa que se atreviera a acercarse. En medio de su estupor fue consciente del momento en el que Nick abandonó la cama a mitad de la noche, y se ponía la ropa.
—¿A dónde vas? —masculló.
—A ver a Merripen.
Sabía que debía ir con él... estaba preocupada por la salud de Merripen, pero cuando intentó sentarse, se sintió completamente exhausta y perpleja.
Nick la forzó a volver nuevamente a las acogedoras profundidades de la ropa de cama. Cayó dormida otra vez, removiéndose sólo cuando él regresó, se estiró a su lado y la envolvió entre sus brazos.
—¿Está mejor? —susurró.
—Todavía no. Pero tampoco ha empeorado. Eso es bueno. Ahora cierra los ojos…
Le acarició la espalda hasta que se durmió.
—Está atascado otra vez. —Parecía enfadada.
Nick le agarró la muñeca e inclinó la cabeza, para tomarle el dedo con la boca. Ella jadeó cuando su lengua se arremolinó alrededor de la base del dedo, dejándolo completamente mojado. Suavemente, Nick utilizó los dientes para sacarle la banda de oro. Tomando el anillo entre los labios, lo deslizó de vuelta en su propio dedo.
Su mano, ahora desnuda, se flexionó como si le faltara algo, y entonces lo miró desconcertada.
—Te acostumbrarás a usarlo. —Nick le pasó la mano a lo largo del estómago y la mitad de su torso—. Intentaremos hacer que lo lleves unos pocos minutos cada vez. Será como tratar de enjaezar a un caballo. —Sonrió abiertamente ante su expresión.
Después de arroparlos con las sábanas, Nick continuó acariciándola. _______ suspiró, anidando contra su hombro y sus bíceps.
—A propósito —murmuró él—, la cubertería que faltaba está de regreso en el aparador.
—¿De veras? —preguntó soñolientamente—. ¿Cómo… qué…?
—Tuve una charla con Beatrix mientras aplastábamos abejas. Me explicó su problema. Estuvimos de acuerdo en encontrarle algunas nuevas aficiones para mantenerla ocupada. Para empezar, voy a enseñarla a montar. Dijo que apenas sabía como hacerlo.
—En realidad no ha habido tiempo para eso, con todas las demás… —empezó _______ a la defensiva.
—Shhh… lo sé, colibrí. Has hecho más que suficiente, manteniéndolos a todos unidos y a salvo. Ahora es el momento de que recibas un poco de ayuda. —La besó suavemente—. De alguien que te proteja.
—Pero no quiero que tu…
—Duerme —susurró Nick—. Seguiremos con esta discusión por la mañana. Por ahora, amor…que tengas dulces sueños.
_______ durmió profundamente, soñando que estaba descansando en el nido de un dragón, envuelta bajo su ala calurosa mientras este respiraba fuego sobre cualquier cosa que se atreviera a acercarse. En medio de su estupor fue consciente del momento en el que Nick abandonó la cama a mitad de la noche, y se ponía la ropa.
—¿A dónde vas? —masculló.
—A ver a Merripen.
Sabía que debía ir con él... estaba preocupada por la salud de Merripen, pero cuando intentó sentarse, se sintió completamente exhausta y perpleja.
Nick la forzó a volver nuevamente a las acogedoras profundidades de la ropa de cama. Cayó dormida otra vez, removiéndose sólo cuando él regresó, se estiró a su lado y la envolvió entre sus brazos.
—¿Está mejor? —susurró.
—Todavía no. Pero tampoco ha empeorado. Eso es bueno. Ahora cierra los ojos…
Le acarició la espalda hasta que se durmió.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
Merripen despertó en una habitación oscura, la única luz provenía del pequeño espacio abierto que había entre las cortinas cerradas. Esa pequeña hendidura brillaba con el resplandor del mediodía.
La cabeza le dolía terriblemente. Su lengua parecía tener dos veces su tamaño normal, y estaba seca e hinchada dentro de su boca. Le dolían los huesos y también la piel. Incluso le dolían las pestañas. De hecho, había sufrido alguna extraña inversión porque todo le dolía excepto el hombro que tenía herido, en el cual sentía un agradable calor.
Intentó moverse. Instantáneamente alguien se le acercó.
Win. Fresca, frágil, perfumada, era un espíritu encantador en medio de la oscuridad. Sin hablar, se sentó a su lado, le levantó la cabeza, y le dio pequeños sorbos de agua hasta que tuvo la boca lo suficientemente húmeda como para poder hablar.
Entonces no había muerto. Y si no había sucedido ya, probablemente no fuera a pasar. No estaba seguro de cómo se sentía con relación a eso. Su acostumbrado exaltado apetito por la vida, había sido remplazado por melancolía. Probablemente fuera a consecuencia de la morfina.
Aún acunando la cabeza de Merripen, Win le pasó los dedos a través del enmarañado y desaseado cabello. La caricia ligera de las uñas sobre su cuero cabelludo provocó escalofríos de placer a través de su cuerpo dolorido. Pero estaba tan mortificado por su suciedad, por no mencionar su impotencia, que empujó irritadamente la gentil mano.
—Debo estar en el infierno —masculló. Win le sonrió con una ternura que encontró insufrible.
—No podrías verme en el infierno, ¿verdad?
—En mi versión del infierno… sí.
Su sonrisa se tornó confundida, desvaída, y le puso la cabeza cuidadosamente sobre la cama.
Win estaría prominentemente destacada en el infierno de Merripen. El más profundo y extremo dolor que había experimentado nunca había sido causado por ella... la agonía de desear y nunca tener, de amar y nunca saberse amado. Y ahora al parecer iba a tener que soportar mucho más de eso. Lo cual tendría que haberle hecho odiarla, si no la venerara tanto. Inclinándose sobre él, Win le tocó el vendaje del hombro, empezando a desatarle las puntas.
—No —dijo Merripen severamente, apartándose de ella. Estaba desnudo bajo las sábanas, hediendo a sudor y medicina. Era una bestia grande y tosca. Y todavía peor, peligrosamente vulnerable. Si ella continuaba tocándolo y atendiéndole sus defensas se quebrarían y sólo Dios sabía lo que diría o haría. Necesitaba que se marchara cuanto antes.
—Kev —dijo, con su demasiado cuidadoso tono que lo hizo enloquecer más aún—. Quiero ver la herida. Ya es hora de cambiar la cataplasma. Si te quedaras quieto y me dejaras…
—No quiero que lo hagas tú.
Gran mentira. Como si eso fuera posible con la feroz erección que había saltado a la vida en cuanto ella lo había tocado. Era un completo animal, deseándola de esta manera incluso mientras estaba enfermo, sucio e inmóvil, narcotizado con la morfina… aún sabiendo que hacerle el amor sería como firmar para ella una sentencia de muerte. Si hubiera sido un hombre piadoso, habría suplicado a los cielos que Win nunca llegara a saber lo que deseaba o cómo se sentía.
Pasó un largo momento antes de que Win le preguntara con un tono perfectamente normal:
—¿Entonces, quién deseas que te cambie la cataplasma?
—Cualquiera. —Merripen mantuvo los ojos cerrados—. Cualquier menos tú.
No tenía ni idea de donde estaban los pensamientos de Win, mientras el silencio se espesaba y prolongaba. Las orejas se le tensaron ante el roce de las faldas. La imagen de ese tejido moviéndose y arremolinándose alrededor de sus delgadas piernas hizo que se le erizaran todo los pelos del cuerpo.
—Está bien —dijo ella con tono resuelto, cuando alcanzó la puerta—. Enviaré a algún otro en cuanto sea posible.
Merripen extendió la mano sobre el lugar en el colchón donde ella se había sentado, estirando los dedos lánguidamente. Luchó por cerrar su corazón, que contenía demasiados secretos y que por consiguiente nunca podría cerrarse completamente.
La cabeza le dolía terriblemente. Su lengua parecía tener dos veces su tamaño normal, y estaba seca e hinchada dentro de su boca. Le dolían los huesos y también la piel. Incluso le dolían las pestañas. De hecho, había sufrido alguna extraña inversión porque todo le dolía excepto el hombro que tenía herido, en el cual sentía un agradable calor.
Intentó moverse. Instantáneamente alguien se le acercó.
Win. Fresca, frágil, perfumada, era un espíritu encantador en medio de la oscuridad. Sin hablar, se sentó a su lado, le levantó la cabeza, y le dio pequeños sorbos de agua hasta que tuvo la boca lo suficientemente húmeda como para poder hablar.
Entonces no había muerto. Y si no había sucedido ya, probablemente no fuera a pasar. No estaba seguro de cómo se sentía con relación a eso. Su acostumbrado exaltado apetito por la vida, había sido remplazado por melancolía. Probablemente fuera a consecuencia de la morfina.
Aún acunando la cabeza de Merripen, Win le pasó los dedos a través del enmarañado y desaseado cabello. La caricia ligera de las uñas sobre su cuero cabelludo provocó escalofríos de placer a través de su cuerpo dolorido. Pero estaba tan mortificado por su suciedad, por no mencionar su impotencia, que empujó irritadamente la gentil mano.
—Debo estar en el infierno —masculló. Win le sonrió con una ternura que encontró insufrible.
—No podrías verme en el infierno, ¿verdad?
—En mi versión del infierno… sí.
Su sonrisa se tornó confundida, desvaída, y le puso la cabeza cuidadosamente sobre la cama.
Win estaría prominentemente destacada en el infierno de Merripen. El más profundo y extremo dolor que había experimentado nunca había sido causado por ella... la agonía de desear y nunca tener, de amar y nunca saberse amado. Y ahora al parecer iba a tener que soportar mucho más de eso. Lo cual tendría que haberle hecho odiarla, si no la venerara tanto. Inclinándose sobre él, Win le tocó el vendaje del hombro, empezando a desatarle las puntas.
—No —dijo Merripen severamente, apartándose de ella. Estaba desnudo bajo las sábanas, hediendo a sudor y medicina. Era una bestia grande y tosca. Y todavía peor, peligrosamente vulnerable. Si ella continuaba tocándolo y atendiéndole sus defensas se quebrarían y sólo Dios sabía lo que diría o haría. Necesitaba que se marchara cuanto antes.
—Kev —dijo, con su demasiado cuidadoso tono que lo hizo enloquecer más aún—. Quiero ver la herida. Ya es hora de cambiar la cataplasma. Si te quedaras quieto y me dejaras…
—No quiero que lo hagas tú.
Gran mentira. Como si eso fuera posible con la feroz erección que había saltado a la vida en cuanto ella lo había tocado. Era un completo animal, deseándola de esta manera incluso mientras estaba enfermo, sucio e inmóvil, narcotizado con la morfina… aún sabiendo que hacerle el amor sería como firmar para ella una sentencia de muerte. Si hubiera sido un hombre piadoso, habría suplicado a los cielos que Win nunca llegara a saber lo que deseaba o cómo se sentía.
Pasó un largo momento antes de que Win le preguntara con un tono perfectamente normal:
—¿Entonces, quién deseas que te cambie la cataplasma?
—Cualquiera. —Merripen mantuvo los ojos cerrados—. Cualquier menos tú.
No tenía ni idea de donde estaban los pensamientos de Win, mientras el silencio se espesaba y prolongaba. Las orejas se le tensaron ante el roce de las faldas. La imagen de ese tejido moviéndose y arremolinándose alrededor de sus delgadas piernas hizo que se le erizaran todo los pelos del cuerpo.
—Está bien —dijo ella con tono resuelto, cuando alcanzó la puerta—. Enviaré a algún otro en cuanto sea posible.
Merripen extendió la mano sobre el lugar en el colchón donde ella se había sentado, estirando los dedos lánguidamente. Luchó por cerrar su corazón, que contenía demasiados secretos y que por consiguiente nunca podría cerrarse completamente.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
Descendiendo cuidadosamente por la gran escalera, Win observó a Nick Miller mientras este subía. Sintió un espasmo de nervios en el estómago. Win siempre se había sentido un poco cohibida alrededor de hombres desconocidos, y no estaba muy segura de cómo comportarse con este. Miller había asumido con asombrosa velocidad una posición de influencia dentro de su familia. Le había robado el corazón a su hermana mayor con tal destreza que esta ni siquiera parecía haberse dado cuenta aún.
Como Merripen, Miller era un hombre grande y viril. Y al igual que Merripen era un Roma, pero mucho menos complicado, e infinitamente más cómodo con su propia piel. Miller era simpático y atractivo donde Merripen era reservado y meditabundo. Pero a pesar de todo el encanto de Miller, había un sutil filo de peligro a su alrededor, daba la sensación de estar familiarizado con aspectos de la vida a los que los Hathaways nunca se habían visto expuestos.
Era un hombre que guardaba secretos… como Merripen. Esos tatuajes idénticos habían hecho preguntarse a Win qué tipo de conexión había entre los dos hombres. Y se le ocurrió que podría saber cual era, aunque ninguno de ellos lo hubiera notado.
Se detuvo con una sonrisa tímida cuando se encontraron en los escalones.
—Señor Miller.
—Señorita Winnifred. —La firme mirada dorada de Miller recorrió su pálido rostro. Todavía estaba disgustada por su encuentro con Merripen. Podía sentir el color ardiendo en sus mejillas.
—Por lo que veo, está despierto —dijo Miller, mientras leía con demasiada precisión su expresión.
—Está furioso conmigo porque lo engañé para que bebiera el té con la morfina.
—Sospecho que la perdonará por eso —replicó Miller.
Win descansó la mano sobre la barandilla y se asomó por el borde ausentemente. Tenía la curiosa sensación de desear, de necesitar, comunicarle algo a ese amigable extraño, pero todavía no tenía idea de lo que quería decirle.
Miller esperó en cómodo silencio, sin ninguna prisa aparente por ir a ninguna parte. A ella le gustaba su compañía. Estando tan acostumbrada a la brusquedad de Merripen, y la autodestructividad de Leo, pensó que era bastante agradable estar en presencia de un hombre sensato.
—Ha salvado la vida a Merripen —aventuró—. Va a recuperarse.
Miller la observó atentamente.
—Te preocupas por él.
—Oh, sí, todos lo hacemos —dijo Win demasiado rápidamente, e hizo una pausa. Las palabras se reunían y volaban en su interior como si tuvieran alas. El esfuerzo por contenerlas la estaba agotando. Sus ojos se empañaron súbitamente a causa de la frustración y desolación, pensando en el hombre de arriba y en la distancia interminable que siempre, siempre había entre ellos.
—Yo también quiero recuperarme—explotó—. Quiero… quiero… —Cerró la boca y pensó: ¿Dios, cómo debe haberle sonado eso? Sintiéndose mortificada ante su pérdida de autocontrol, se pasó una mano por la cara y se frotó las sienes.
Pero Miller pareció entenderla. Y misericordiosamente, no había ninguna lástima en su mirada. La honestidad de su voz la reconfortó inconmensurablemente.
—Creo que lo lograrás, hermanita.
Ella agitó la cabeza mientras confesaba:
—Lo deseo tanto, tengo miedo de albergar esperanzas.
—Nunca tengas miedo a tener esperanza —dijo Miller suavemente—. Esa es la única forma de empezar.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
Capítulo 21
_______ no entendía como había podido dormir hasta después del almuerzo. Solo podía atribuirlo a Nick, cuya mera presencia en la casa la relajaba. Era como si su mente automáticamente le cediera sus obligaciones y preocupaciones, permitiéndola dormir como un niño.
No le gustaba eso.
No quería depender de él, pero tampoco podía evitar lo que estaba sucediendo.
Vistiéndose apropiadamente con un vestido color chocolate con adornos de terciopelo rosa, fue a visitar a Merripen, cuya displicencia no aguó la alegría ante su recuperación.
Al dirigirse hacia abajo, el ama de llaves le informó de que un par de caballeros habían llegado de Londres, y el señor Miller estaba hablando con ellos en la biblioteca. _______ supuso que uno de ellos sería el constructor al que Nick había mandado buscar. Curiosa por conocer a los visitantes, fue hasta la biblioteca y se detuvo en la puerta.
Las voces masculinas se detuvieron. Los hombres estaban agrupados alrededor de la mesa de la biblioteca, uno se apoyaba casualmente contra la mesa, y otro... Leo... acechaba en un rincón.
Todos los hombres se levantaron, excepto Leo que solamente se removió en la silla como si la cortesía fuera un esfuerzo demasiado terrible como para molestarse.
Nick estaba vestido con su habitual elegancia desaliñada: ropa de buena calidad, pero con una llamativa falta de corbata. Al acercarse a _______, tomó una de sus manos. Se la llevó a los labios y le plantó un prolongado beso en el reverso de los dedos en un gesto territorial, que probablemente no pasó desapercibido para nadie.
—Señorita Hathaway. —El tono de Nick fue cortés, mientras un brillo seductor bailaba en sus ojos—. Su sincronización es perfecta. Estos caballeros han llegado para discutir la restauración de la finca Ramsay. Permítame presentárselos.
_______ intercambió inclinaciones de cabeza con los hombres: un maestro de obras llamado John Dashiell que parecía estar a finales de los treinta y su ayudante, el señor Francis Barksby. Dashiell se había ganado una renombrada reputación como constructor del Hotel Rutledge varios años atrás, y subsiguientemente había llevado a cabo proyectos privados y públicos por toda Inglaterra. Él y su hermano habían establecido una próspera empresa con el relativamente nuevo concepto de emplear a todos sus subcontratantes internamente, en lugar de contratar obreros y artesanos externos. Manteniendo a todos sus empleados bajo su tejado, Dashiell disfrutaba de un grado inusualmente alto de control sobre sus proyectos.
Era un hombre grande y rudamente atractivo, con una sonrisa presta. Uno podía imaginarlo fácilmente en su juventud como aprendiz de carpintero, martillo en mano.
—Un placer, señorita Hathaway. Lamento mucho que Ramsay House se haya incendiado, pero me alegro de que todo el mundo haya sobrevivido. Muchas familias no son tan afortunadas.
_______ asintió.
—Gracias, señor. Agradecemos que nos brinde su juicio y sus opiniones, y daremos con la mejor forma de reconstruir nuestra casa.
—Haré mi mejor esfuerzo —prometió él.
—¿Señor Dashiell, tiene empleado a algún arquitecto en su empresa?
—Si se diera la necesidad, mi hermano es bastante hábil para el diseño arquitectónico. Pero ahora está muy ocupado con el trabajo en Londres. Estamos buscando a un segundo arquitecto para que se ocupe de los excedentes. —Lanzó una rápida mirada a Leo y se volvió nuevamente hacia _______—. Espero persuadir a Lord Ramsay para que nos acompañe a la propiedad. Sus opiniones serían bienvenidas.
—He dejado de tener opiniones —dijo Leo—. Difícilmente alguien vaya a estar de acuerdo con ellas, y si alguien lo hiciera, eso sería prueba suficiente de que no tiene ningún juicio en absoluto.
Pero de algún modo, con una maniobra verbal equivalente a sacarse un truco de la manga, Nick logró que Leo los acompañara a Ramsay House. Por la tarde ese mismo día, Nick describió a
_______ en privado como Leo había mascullado y se había enfurruñado durante la mayor parte de la visita, mientras Dashiell había tomado notas y hecho bocetos. Pero en algunos momentos Leo había sido incapaz de resistirse a hacer un comentario sobre lo mucho que detestaba los trazos barrocos y los adornos, y como la casa debía diseñarse con simetría y proporción.
—¿Mencionaste al señor Dashiell que el señor Frost está actualmente en Hampshire? —le preguntó _______.
Caminaban despacio por una senda que conducía hacia el bosque, el cielo estaba encendido con el advenimiento de la noche. Una ráfaga de viento hizo saltar las hojas y susurró sobre la tierra. Nick ajustó sus largos pasos para igualar los de _______. Quitándole uno de sus guantes, se lo metió en el bolsillo y retuvo la mano desnuda entre las suyas.
—No —le contestó—, no se lo mencioné. ¿Por qué habría de hacerlo?
—Bueno, el señor Frost es un arquitecto muy competente y como amigo de la familia nos ha ofrecido el beneficio de su destreza...
—No es un amigo de la familia —dijo brevemente Nick—. Y no necesitamos su destreza. Demonios, no va a tener nada que ver con Ramsay House.
—Desea ayudar. Fue muy amable al ofrecernos sus servicios, si necesitáramos...
—¿Cuándo?
Desconcertada por su tono, y la palabra rápida y afilada como disparada por un rifle, _______ parpadeó.
—¿Cuándo qué?
Nick se detuvo y la giró para que lo enfrentara, su cara estaba rígida.
—¿Cuándo te ofreció sus malditos servicios?
—Vino de visita cuando te marchaste. —Nunca había visto tal despliegue de temperamento en él, _______ empujó desesperadamente sus manos, que le aferraban los hombros con fuerza—. Todo lo que quería —continuó—, era ofrecernos su ayuda.
—Si crees que eso es todo lo que quiere, eres más ingenua de lo que pensaba
—No soy ingenua —dijo indignada—. No hay ninguna razón para estar celoso. Nada impropio fue dicho o hecho.
Los ojos de Nick brillaron con un calor peligroso.
_______ no entendía como había podido dormir hasta después del almuerzo. Solo podía atribuirlo a Nick, cuya mera presencia en la casa la relajaba. Era como si su mente automáticamente le cediera sus obligaciones y preocupaciones, permitiéndola dormir como un niño.
No le gustaba eso.
No quería depender de él, pero tampoco podía evitar lo que estaba sucediendo.
Vistiéndose apropiadamente con un vestido color chocolate con adornos de terciopelo rosa, fue a visitar a Merripen, cuya displicencia no aguó la alegría ante su recuperación.
Al dirigirse hacia abajo, el ama de llaves le informó de que un par de caballeros habían llegado de Londres, y el señor Miller estaba hablando con ellos en la biblioteca. _______ supuso que uno de ellos sería el constructor al que Nick había mandado buscar. Curiosa por conocer a los visitantes, fue hasta la biblioteca y se detuvo en la puerta.
Las voces masculinas se detuvieron. Los hombres estaban agrupados alrededor de la mesa de la biblioteca, uno se apoyaba casualmente contra la mesa, y otro... Leo... acechaba en un rincón.
Todos los hombres se levantaron, excepto Leo que solamente se removió en la silla como si la cortesía fuera un esfuerzo demasiado terrible como para molestarse.
Nick estaba vestido con su habitual elegancia desaliñada: ropa de buena calidad, pero con una llamativa falta de corbata. Al acercarse a _______, tomó una de sus manos. Se la llevó a los labios y le plantó un prolongado beso en el reverso de los dedos en un gesto territorial, que probablemente no pasó desapercibido para nadie.
—Señorita Hathaway. —El tono de Nick fue cortés, mientras un brillo seductor bailaba en sus ojos—. Su sincronización es perfecta. Estos caballeros han llegado para discutir la restauración de la finca Ramsay. Permítame presentárselos.
_______ intercambió inclinaciones de cabeza con los hombres: un maestro de obras llamado John Dashiell que parecía estar a finales de los treinta y su ayudante, el señor Francis Barksby. Dashiell se había ganado una renombrada reputación como constructor del Hotel Rutledge varios años atrás, y subsiguientemente había llevado a cabo proyectos privados y públicos por toda Inglaterra. Él y su hermano habían establecido una próspera empresa con el relativamente nuevo concepto de emplear a todos sus subcontratantes internamente, en lugar de contratar obreros y artesanos externos. Manteniendo a todos sus empleados bajo su tejado, Dashiell disfrutaba de un grado inusualmente alto de control sobre sus proyectos.
Era un hombre grande y rudamente atractivo, con una sonrisa presta. Uno podía imaginarlo fácilmente en su juventud como aprendiz de carpintero, martillo en mano.
—Un placer, señorita Hathaway. Lamento mucho que Ramsay House se haya incendiado, pero me alegro de que todo el mundo haya sobrevivido. Muchas familias no son tan afortunadas.
_______ asintió.
—Gracias, señor. Agradecemos que nos brinde su juicio y sus opiniones, y daremos con la mejor forma de reconstruir nuestra casa.
—Haré mi mejor esfuerzo —prometió él.
—¿Señor Dashiell, tiene empleado a algún arquitecto en su empresa?
—Si se diera la necesidad, mi hermano es bastante hábil para el diseño arquitectónico. Pero ahora está muy ocupado con el trabajo en Londres. Estamos buscando a un segundo arquitecto para que se ocupe de los excedentes. —Lanzó una rápida mirada a Leo y se volvió nuevamente hacia _______—. Espero persuadir a Lord Ramsay para que nos acompañe a la propiedad. Sus opiniones serían bienvenidas.
—He dejado de tener opiniones —dijo Leo—. Difícilmente alguien vaya a estar de acuerdo con ellas, y si alguien lo hiciera, eso sería prueba suficiente de que no tiene ningún juicio en absoluto.
Pero de algún modo, con una maniobra verbal equivalente a sacarse un truco de la manga, Nick logró que Leo los acompañara a Ramsay House. Por la tarde ese mismo día, Nick describió a
_______ en privado como Leo había mascullado y se había enfurruñado durante la mayor parte de la visita, mientras Dashiell había tomado notas y hecho bocetos. Pero en algunos momentos Leo había sido incapaz de resistirse a hacer un comentario sobre lo mucho que detestaba los trazos barrocos y los adornos, y como la casa debía diseñarse con simetría y proporción.
—¿Mencionaste al señor Dashiell que el señor Frost está actualmente en Hampshire? —le preguntó _______.
Caminaban despacio por una senda que conducía hacia el bosque, el cielo estaba encendido con el advenimiento de la noche. Una ráfaga de viento hizo saltar las hojas y susurró sobre la tierra. Nick ajustó sus largos pasos para igualar los de _______. Quitándole uno de sus guantes, se lo metió en el bolsillo y retuvo la mano desnuda entre las suyas.
—No —le contestó—, no se lo mencioné. ¿Por qué habría de hacerlo?
—Bueno, el señor Frost es un arquitecto muy competente y como amigo de la familia nos ha ofrecido el beneficio de su destreza...
—No es un amigo de la familia —dijo brevemente Nick—. Y no necesitamos su destreza. Demonios, no va a tener nada que ver con Ramsay House.
—Desea ayudar. Fue muy amable al ofrecernos sus servicios, si necesitáramos...
—¿Cuándo?
Desconcertada por su tono, y la palabra rápida y afilada como disparada por un rifle, _______ parpadeó.
—¿Cuándo qué?
Nick se detuvo y la giró para que lo enfrentara, su cara estaba rígida.
—¿Cuándo te ofreció sus malditos servicios?
—Vino de visita cuando te marchaste. —Nunca había visto tal despliegue de temperamento en él, _______ empujó desesperadamente sus manos, que le aferraban los hombros con fuerza—. Todo lo que quería —continuó—, era ofrecernos su ayuda.
—Si crees que eso es todo lo que quiere, eres más ingenua de lo que pensaba
—No soy ingenua —dijo indignada—. No hay ninguna razón para estar celoso. Nada impropio fue dicho o hecho.
Los ojos de Nick brillaron con un calor peligroso.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
—¿Estabas sola en la habitación con él?
_______ estaba asombrada por su intensidad. Ningún hombre la había mirado nunca con semejante furia posesiva. No estaba segura de si debía sentirse adulada, fastidiada o alarmada. O quizá las tres cosas a la vez.
—Sí, estábamos solos —dijo—, con la puerta abierta. Todo fue muy convencional.
—Para los gadjos, quizá. Pero no para los Roma. —La levantó hasta que su peso quedó precariamente equilibrado sobre los dedos de los pies—. Nunca vas a volver a estar a solas con él, ni con ningún otro hombre, excepto con tu hermano o Merripen. A menos que yo dé mi permiso.
La boca de _______ se abrió.
—¿Permiso?
—Nunca —repitió él sombríamente.
Su propio temperamento se encendió, pero logró mantener controlado su tono de voz.
—Lo ves, por eso no voy a casarme contigo. No seré gobernada. No seré...
Nick bajó la cabeza y le impuso silencio con su boca, mientras apretaba la mano entre su cabello cuando ella intentó apartar la cara. Le sintió presionar sus labios para abrírselos, adentrándose en su interior, y su voluntad de resistirse se vio minada por el sorprendente placer. Como no tenía ninguna esperanza de liberarse, intentó permanecer fría bajo el apasionado ataque.
Percatándose de su falta de respuesta, él levantó la cabeza y la miró.
_______ lo miró a su vez.
—Esta no es tu casa, y yo no soy tú...
La beso de nuevo, mientras le tomaba la cabeza entre las manos, concentrándose en su boca hasta que la tuvo palpitando por todas partes. Ella gimió y se debilitó contra él. Murmurándole en Romaní, la empujó contra el tronco de haya más grande, su suave corteza gris estaba llena de cicatrices provocadas por el tiempo. Las ramas se hundían por su propio peso hasta tocar la tierra y después se elevaban nuevamente, como si el árbol fuera un gigante perezoso que descansaba sobre sus ancestrales codos.
Desatando las cintas del sombrero de _______, Nick tiró la prenda al suelo. Le cubrió la boca con la suya, apuñalando dentro de ella con rudas y deliciosas estocadas. La empujó contra el tronco dónde una enorme rama divergía como una viga voluminosa, e internó la rodilla dentro de sus faldas para mantenerla allí. Las cáscaras de bayas crujían bajo sus pies con cada movimiento. Con cada beso, Nick encontraba un nuevo ángulo, un sabor más profundo, haciéndole el amor a su boca con descarada sensualidad.
Las hojas de oro pálido se balanceaban sobre sus cabezas.
—Nick, no —susurró _______, cuando los labios viajaron hacia abajo por su garganta.
Ignorándola, él le desabrochó el frontal del corpiño y lo desató con una rudeza que la hizo jadear. Se inclinó sobre un frío y firme pezón, calentándolo con su boca, mordiéndole tiernamente la punta.
—Aquí no —se las arregló para decir _______.
Nick besó un camino hacia arriba hasta la tensa columna de su cuello.
—Aquí —dijo él espesamente—. No somos diferentes a cualquier criatura salvaje del bosque. —Tomando su mano, la posó sobre la apretada dureza de su sexo. Ella entrecerró los ojos al percibir la fuerza y el calor que rezumaba incluso a través de la tela de sus pantalones. Y comprendió que lo deseaba tanto que estaba temblando. Sus dedos trabajaron indefensamente contra el pesado eje mientras él le levantaba las faldas recogiéndolas en sus manos.
Tiró de las cintas de sus calzones, soltándolos hasta que la prenda le cayó hasta las rodillas. Pasó la mano insistentemente entre sus muslos, separándolos. La tocó en su interior, seduciéndola con sus irresistiblemente íntimas caricias. Retirándose, utilizó la yema de uno de sus dedos para trazar suaves círculos alrededor del sensible brote. La besó y susurró contra su boca, apretando un brazo alrededor de su tembloroso cuerpo.
El viento hacía que las ramas del árbol fustigaran y revolotearan sobre sus cabezas, las hojas caían en un oscuro torbellino. La noche se posó sobre el bosque, filtrándose a través de los árboles. Nick le dio la vuelta a _______, guiándola hasta que la hizo apoyar la parte delantera de su cuerpo contra una gigantesca rama y las manos de _______, una enguantada y otra desnuda, se asieron sobre la suave corteza grisácea. Le empujó las faldas hacia arriba, se las recogió en la cintura y colocó las manos sobre las caderas.
La cabeza de su eje acarició la húmeda entrada. Ella no pudo evitar impulsar sus caderas hacia arriba, invitando más. Arqueó la espalda contra la satinada presión cuando él agarró su sexo y lo utilizó para probarla, rodeándola, atravesándola, entrando brevemente y retirándose a su vez, hasta que la corteza del árbol se mojó bajo su palma desnuda, y todo lo que pudo hacer fue esperar, temblando, con la cabeza inclinada. No se atrevía a hablar porque temía gritar como una de las criaturas salvajes que antes él había mencionado. Pero se le escapó un gemido cuando finalmente empujó, en una larga y agresiva estocada, llenándola exquisitamente.
La mano de Nick se deslizó hasta su parte delantera y entre sus muslos, jugueteó con ella mientras empujaba firmemente, controlando sus candentes espasmos de deleite. _______ presintió el hambre salvaje de él, pero se contenía por ella, por su placer, y su cuerpo respondió con violentas y palpitantes convulsiones. Apartándose con un gemido, él se apretó contra la lisa longitud de sus nalgas, y derramó allí su caliente fluído.
_______ lo deseaba dentro de ella. Habría deseado empujarle tan profundamente en su interior como fuera posible en ese momento final. Pero en su lugar, yació pasivamente contra el árbol. Sus piernas estaban tan débiles que dudaba que pudieran llevarla de vuelta a la mansión. Nick le arregló la ropa despacio, sus fuertes manos la apartaron del árbol. Abrazándola, le murmuró algo incomprensible contra el cabello. Otro hechizo para ligarla, pensó en su estupor, con la mejilla presionada contra su pecho duro y suave.
—Estás hablando en Romaní —balbuceó.
Nick cambió al inglés.
—_______, yo... —Se detuvo, como si las palabras correctas lo eludieran—. No puedo evitar sentirme celoso más de lo que puedo dejar de ser mitad roma. Pero intentaré no ser dominante. Solo dime que serás mi esposa.
—Por favor —susurró _______, sus pensamientos aún estaban dispersos—, déjame contestarte después. Cuando pueda pensar con claridad.
—Piensas demasiado. —Le besó coronilla—. No puedo prometerte una vida perfecta. Pero te juro que sin importar lo que suceda, te daré todo lo que tengo. Estaremos juntos. Tú dentro de mí... yo dentro de ti. —La mantuvo abrazada y suspiró brevemente—. Está bien. Dame tu respuesta luego. Pero recuerda, los dragones no tienen mucha paciencia.
_______ estaba asombrada por su intensidad. Ningún hombre la había mirado nunca con semejante furia posesiva. No estaba segura de si debía sentirse adulada, fastidiada o alarmada. O quizá las tres cosas a la vez.
—Sí, estábamos solos —dijo—, con la puerta abierta. Todo fue muy convencional.
—Para los gadjos, quizá. Pero no para los Roma. —La levantó hasta que su peso quedó precariamente equilibrado sobre los dedos de los pies—. Nunca vas a volver a estar a solas con él, ni con ningún otro hombre, excepto con tu hermano o Merripen. A menos que yo dé mi permiso.
La boca de _______ se abrió.
—¿Permiso?
—Nunca —repitió él sombríamente.
Su propio temperamento se encendió, pero logró mantener controlado su tono de voz.
—Lo ves, por eso no voy a casarme contigo. No seré gobernada. No seré...
Nick bajó la cabeza y le impuso silencio con su boca, mientras apretaba la mano entre su cabello cuando ella intentó apartar la cara. Le sintió presionar sus labios para abrírselos, adentrándose en su interior, y su voluntad de resistirse se vio minada por el sorprendente placer. Como no tenía ninguna esperanza de liberarse, intentó permanecer fría bajo el apasionado ataque.
Percatándose de su falta de respuesta, él levantó la cabeza y la miró.
_______ lo miró a su vez.
—Esta no es tu casa, y yo no soy tú...
La beso de nuevo, mientras le tomaba la cabeza entre las manos, concentrándose en su boca hasta que la tuvo palpitando por todas partes. Ella gimió y se debilitó contra él. Murmurándole en Romaní, la empujó contra el tronco de haya más grande, su suave corteza gris estaba llena de cicatrices provocadas por el tiempo. Las ramas se hundían por su propio peso hasta tocar la tierra y después se elevaban nuevamente, como si el árbol fuera un gigante perezoso que descansaba sobre sus ancestrales codos.
Desatando las cintas del sombrero de _______, Nick tiró la prenda al suelo. Le cubrió la boca con la suya, apuñalando dentro de ella con rudas y deliciosas estocadas. La empujó contra el tronco dónde una enorme rama divergía como una viga voluminosa, e internó la rodilla dentro de sus faldas para mantenerla allí. Las cáscaras de bayas crujían bajo sus pies con cada movimiento. Con cada beso, Nick encontraba un nuevo ángulo, un sabor más profundo, haciéndole el amor a su boca con descarada sensualidad.
Las hojas de oro pálido se balanceaban sobre sus cabezas.
—Nick, no —susurró _______, cuando los labios viajaron hacia abajo por su garganta.
Ignorándola, él le desabrochó el frontal del corpiño y lo desató con una rudeza que la hizo jadear. Se inclinó sobre un frío y firme pezón, calentándolo con su boca, mordiéndole tiernamente la punta.
—Aquí no —se las arregló para decir _______.
Nick besó un camino hacia arriba hasta la tensa columna de su cuello.
—Aquí —dijo él espesamente—. No somos diferentes a cualquier criatura salvaje del bosque. —Tomando su mano, la posó sobre la apretada dureza de su sexo. Ella entrecerró los ojos al percibir la fuerza y el calor que rezumaba incluso a través de la tela de sus pantalones. Y comprendió que lo deseaba tanto que estaba temblando. Sus dedos trabajaron indefensamente contra el pesado eje mientras él le levantaba las faldas recogiéndolas en sus manos.
Tiró de las cintas de sus calzones, soltándolos hasta que la prenda le cayó hasta las rodillas. Pasó la mano insistentemente entre sus muslos, separándolos. La tocó en su interior, seduciéndola con sus irresistiblemente íntimas caricias. Retirándose, utilizó la yema de uno de sus dedos para trazar suaves círculos alrededor del sensible brote. La besó y susurró contra su boca, apretando un brazo alrededor de su tembloroso cuerpo.
El viento hacía que las ramas del árbol fustigaran y revolotearan sobre sus cabezas, las hojas caían en un oscuro torbellino. La noche se posó sobre el bosque, filtrándose a través de los árboles. Nick le dio la vuelta a _______, guiándola hasta que la hizo apoyar la parte delantera de su cuerpo contra una gigantesca rama y las manos de _______, una enguantada y otra desnuda, se asieron sobre la suave corteza grisácea. Le empujó las faldas hacia arriba, se las recogió en la cintura y colocó las manos sobre las caderas.
La cabeza de su eje acarició la húmeda entrada. Ella no pudo evitar impulsar sus caderas hacia arriba, invitando más. Arqueó la espalda contra la satinada presión cuando él agarró su sexo y lo utilizó para probarla, rodeándola, atravesándola, entrando brevemente y retirándose a su vez, hasta que la corteza del árbol se mojó bajo su palma desnuda, y todo lo que pudo hacer fue esperar, temblando, con la cabeza inclinada. No se atrevía a hablar porque temía gritar como una de las criaturas salvajes que antes él había mencionado. Pero se le escapó un gemido cuando finalmente empujó, en una larga y agresiva estocada, llenándola exquisitamente.
La mano de Nick se deslizó hasta su parte delantera y entre sus muslos, jugueteó con ella mientras empujaba firmemente, controlando sus candentes espasmos de deleite. _______ presintió el hambre salvaje de él, pero se contenía por ella, por su placer, y su cuerpo respondió con violentas y palpitantes convulsiones. Apartándose con un gemido, él se apretó contra la lisa longitud de sus nalgas, y derramó allí su caliente fluído.
_______ lo deseaba dentro de ella. Habría deseado empujarle tan profundamente en su interior como fuera posible en ese momento final. Pero en su lugar, yació pasivamente contra el árbol. Sus piernas estaban tan débiles que dudaba que pudieran llevarla de vuelta a la mansión. Nick le arregló la ropa despacio, sus fuertes manos la apartaron del árbol. Abrazándola, le murmuró algo incomprensible contra el cabello. Otro hechizo para ligarla, pensó en su estupor, con la mejilla presionada contra su pecho duro y suave.
—Estás hablando en Romaní —balbuceó.
Nick cambió al inglés.
—_______, yo... —Se detuvo, como si las palabras correctas lo eludieran—. No puedo evitar sentirme celoso más de lo que puedo dejar de ser mitad roma. Pero intentaré no ser dominante. Solo dime que serás mi esposa.
—Por favor —susurró _______, sus pensamientos aún estaban dispersos—, déjame contestarte después. Cuando pueda pensar con claridad.
—Piensas demasiado. —Le besó coronilla—. No puedo prometerte una vida perfecta. Pero te juro que sin importar lo que suceda, te daré todo lo que tengo. Estaremos juntos. Tú dentro de mí... yo dentro de ti. —La mantuvo abrazada y suspiró brevemente—. Está bien. Dame tu respuesta luego. Pero recuerda, los dragones no tienen mucha paciencia.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
El señor Dashiell y su ayudante permanecieron en Hampshire un día más, visitando Ramsay House para hacer otros bocetos de la estructura y el terreno circundante. El ayudante, el señor Barksby, tomó las medidas iniciales y reunió la información. Invitada por Dashiell, _______ los acompañó, complacida por la oportunidad de observarlo trabajar.
Nick, mientras tanto, se vio obligado a permanecer en la mansión para reunirse con el administrador de la propiedad, el señor Gerald Pym. El administrador trabajaba para una empresa en Portsmouth que mantenía un antiguo contrato para dirigir la propiedad Ramsay. Pym había sido enviado apresuradamente, después de que las noticias del incendio estuvieron compiladas en un informe inicial de los daños y las acciones que debían tomarse para solucionar la situación. Se discutirían las rentas, las reparaciones, y el desarrollo de la tierra de la propiedad, así como los contratos con John Dashiell. Mucho tendría que ser decidido, en definitiva, para evitar que los pocos arrendatarios de Ramsay salieran huyendo. Con suerte en el futuro, con una buena dirección, se podrían atraer más arrendatarios a la propiedad, mejorando así los precarios ingresos de los Hathaways.
Todo dependía, por supuesto, de cuanto tiempo permaneciera Leo con vida.
Y como reunirse con el señor Pym era responsabilidad del actual Lord Ramsay, Nick insistió en que Leo asistiera a la reunión con él. No porque Leo tuviera algo sensato con lo que contribuir, sino simplemente como gesto simbólico.
—Además —le había dicho Nick torvamente a _______—, si tengo que aburrirme hablando de asuntos de gadjos, no hay razón por la que Leo deba ahorrárselo. —Deslizando una mirada de propiedad sobre ella, tomó nota de la lana verde del vestido y la capa negra de piel—. Tendré que dejarte ir con Dashiell y Barksby —dijo—. Serás la única mujer allí. Eso no me gusta.
—Todo será muy circunspecto. Ambos son caballeros y yo...
—Estás comprometida —dijo él lacónicamente—, conmigo.
Su corazón latió un poco más rápido.
—Sí, lo sé —admitió sin mirarlo.
Su pequeña concesión pareció agradarle. Nick cerró la puerta con el pie, y buscó bajo su capa con manos indecorosas. La besó como si pudiera aspirarla. Besos feroces, duros, unos juguetones, otros suavemente incitadores, besos capaces de prender hogueras y llenar el cielo y mantener las estrellas en el firmamento.
Cuando Nick finalmente la soltó y la llevó hasta la puerta, al abrirla, le dijo dos palabras en su oído escarlata antes de que se marchara. Esas palabras se internaron hasta la médula de sus huesos.
—Esta noche.
Paseando alrededor del destruido exterior de Ramsay House, _______ charlaba animadamente con John Dashiell, preguntándole por sus anteriores proyectos, sus ambiciones y si tenía dificultades para trabajar con su único hermano.
—Me temo que tenemos diferencias muy a menudo —le contestó Dashiell, mientras entornaba los ojos contra el sol de la tarde. Una rápida mueca brilló en su rostro—. Ambos odiamos los compromisos. Yo le acuso de ser inflexible y él me acusa de ser arrogante. Lo peor de todo, es que ambos tenemos razón.
_______ rió.
—Pero el trabajo se hace.
—Sí, nos sentimos inspirados a cumplir nuestros compromisos porque debemos pagar las facturas. Aquí, tome mi brazo. El terreno es accidentado.
El brazo era firme y estable bajo su mano enguantada. Sintió una ráfaga de simpatía hacia él.
—Me alegro mucho de que haya venido a Hampshire, señor Dashiell. Sé que Lord Ramsay aprecia sus esfuerzos en nuestro beneficio.
—¿De verdad?
—Oh, sí. Estoy segura de que se lo habría dicho así, pero últimamente está muy preocupado.
—Le conocí una vez, en realidad —dijo Dashiell—. Hace dos años, cuando aún trabajaba para Rowland Temple. Aunque su hermano no parece recordar la reunión. Me impresionó mucho esa vez, era un hombre agradable y tranquilo, lleno de planes.
_______ bajó la mirada.
—Estoy segura de que ha cambiado mucho desde que lo vio usted por última vez.
—Parece un hombre totalmente diferente.
—Aún no se ha recuperado de la muerte de su prometida. —La voz de _______ se apagó hasta convertirse en un murmullo, mientras le decía—: A veces creo que nunca lo hará.
Dashiell se detuvo y la giró hacia él. La compasión titilaba en sus ojos.
—Ah. Ese es el precio del amor, me temo... el dolor que uno padece ante su pérdida. No estoy convencido de que valga la pena. Quizá si uno ama, debiera hacerlo con moderación.
Sonaba sensato. Pero cuando _______ abrió la boca para dar su aprobación, las palabras se atascaron en garganta. Y lo que finalmente salió fue una risa insegura.
—Moderación en el amor —meditó en voz alta—. No es algo que inspiraría a un poeta, ¿verdad?
—La visión del mundo de un poeta daría pie a una vida muy incómoda, ¿no cree? Todo el mundo a merced de sus pasiones, arrancándonos los cabellos por culpa del amor...
—O cabalgando por el bosque a medianoche —dijo _______—. Haciendo realidad nuestros sueños y fantasías...
—Exactamente. Eso contiene todos los ingredientes para un desastre.
Nick, mientras tanto, se vio obligado a permanecer en la mansión para reunirse con el administrador de la propiedad, el señor Gerald Pym. El administrador trabajaba para una empresa en Portsmouth que mantenía un antiguo contrato para dirigir la propiedad Ramsay. Pym había sido enviado apresuradamente, después de que las noticias del incendio estuvieron compiladas en un informe inicial de los daños y las acciones que debían tomarse para solucionar la situación. Se discutirían las rentas, las reparaciones, y el desarrollo de la tierra de la propiedad, así como los contratos con John Dashiell. Mucho tendría que ser decidido, en definitiva, para evitar que los pocos arrendatarios de Ramsay salieran huyendo. Con suerte en el futuro, con una buena dirección, se podrían atraer más arrendatarios a la propiedad, mejorando así los precarios ingresos de los Hathaways.
Todo dependía, por supuesto, de cuanto tiempo permaneciera Leo con vida.
Y como reunirse con el señor Pym era responsabilidad del actual Lord Ramsay, Nick insistió en que Leo asistiera a la reunión con él. No porque Leo tuviera algo sensato con lo que contribuir, sino simplemente como gesto simbólico.
—Además —le había dicho Nick torvamente a _______—, si tengo que aburrirme hablando de asuntos de gadjos, no hay razón por la que Leo deba ahorrárselo. —Deslizando una mirada de propiedad sobre ella, tomó nota de la lana verde del vestido y la capa negra de piel—. Tendré que dejarte ir con Dashiell y Barksby —dijo—. Serás la única mujer allí. Eso no me gusta.
—Todo será muy circunspecto. Ambos son caballeros y yo...
—Estás comprometida —dijo él lacónicamente—, conmigo.
Su corazón latió un poco más rápido.
—Sí, lo sé —admitió sin mirarlo.
Su pequeña concesión pareció agradarle. Nick cerró la puerta con el pie, y buscó bajo su capa con manos indecorosas. La besó como si pudiera aspirarla. Besos feroces, duros, unos juguetones, otros suavemente incitadores, besos capaces de prender hogueras y llenar el cielo y mantener las estrellas en el firmamento.
Cuando Nick finalmente la soltó y la llevó hasta la puerta, al abrirla, le dijo dos palabras en su oído escarlata antes de que se marchara. Esas palabras se internaron hasta la médula de sus huesos.
—Esta noche.
Paseando alrededor del destruido exterior de Ramsay House, _______ charlaba animadamente con John Dashiell, preguntándole por sus anteriores proyectos, sus ambiciones y si tenía dificultades para trabajar con su único hermano.
—Me temo que tenemos diferencias muy a menudo —le contestó Dashiell, mientras entornaba los ojos contra el sol de la tarde. Una rápida mueca brilló en su rostro—. Ambos odiamos los compromisos. Yo le acuso de ser inflexible y él me acusa de ser arrogante. Lo peor de todo, es que ambos tenemos razón.
_______ rió.
—Pero el trabajo se hace.
—Sí, nos sentimos inspirados a cumplir nuestros compromisos porque debemos pagar las facturas. Aquí, tome mi brazo. El terreno es accidentado.
El brazo era firme y estable bajo su mano enguantada. Sintió una ráfaga de simpatía hacia él.
—Me alegro mucho de que haya venido a Hampshire, señor Dashiell. Sé que Lord Ramsay aprecia sus esfuerzos en nuestro beneficio.
—¿De verdad?
—Oh, sí. Estoy segura de que se lo habría dicho así, pero últimamente está muy preocupado.
—Le conocí una vez, en realidad —dijo Dashiell—. Hace dos años, cuando aún trabajaba para Rowland Temple. Aunque su hermano no parece recordar la reunión. Me impresionó mucho esa vez, era un hombre agradable y tranquilo, lleno de planes.
_______ bajó la mirada.
—Estoy segura de que ha cambiado mucho desde que lo vio usted por última vez.
—Parece un hombre totalmente diferente.
—Aún no se ha recuperado de la muerte de su prometida. —La voz de _______ se apagó hasta convertirse en un murmullo, mientras le decía—: A veces creo que nunca lo hará.
Dashiell se detuvo y la giró hacia él. La compasión titilaba en sus ojos.
—Ah. Ese es el precio del amor, me temo... el dolor que uno padece ante su pérdida. No estoy convencido de que valga la pena. Quizá si uno ama, debiera hacerlo con moderación.
Sonaba sensato. Pero cuando _______ abrió la boca para dar su aprobación, las palabras se atascaron en garganta. Y lo que finalmente salió fue una risa insegura.
—Moderación en el amor —meditó en voz alta—. No es algo que inspiraría a un poeta, ¿verdad?
—La visión del mundo de un poeta daría pie a una vida muy incómoda, ¿no cree? Todo el mundo a merced de sus pasiones, arrancándonos los cabellos por culpa del amor...
—O cabalgando por el bosque a medianoche —dijo _______—. Haciendo realidad nuestros sueños y fantasías...
—Exactamente. Eso contiene todos los ingredientes para un desastre.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
—O para un romance —dijo, esperando que él no notara el ligero apremio de su voz.
—Habla como una mujer.
_______ sonrió.
—Sí, señor Dashiell, le confieso que no soy inmune a la idea del romance. Espero que eso no menoscabe su opinión de mí.
—En lo más mínimo. De hecho... —su voz se suavizó—. Espero poder visitarla mientras se hacen las remodelaciones en Ramsay House. Disfrutaría enormemente de la compañía de una mujer tan encantadora y adorable, con una evidentemente sensata disposición.
—Gracias —dijo _______, mientras el color de sus mejillas iba en aumento. Pero cuando miró fijamente al caballero bien vestido que estaba de pie ante ella, su mente evocó la imagen de un hermoso rostro con perversos ojos dorados y la boca de un ángel caído, esa cabeza estaba recortada contra un cielo inundado de estrellas de medianoche. Exótico, imprevisible, un hombre que nunca estaría del todo domado.
Tú dentro de mí, yo dentro de ti...
—También yo disfrutaría de su compañía, señor —se oyó decir. Se ruborizó cuando agregó—: Pero debe saber que tengo un compromiso con el señor Miller.
Afortunadamente, su compañero fue rápido en captar lo que quería decir. No pareció sorprendido.
—Me temía que ese podría ser el caso. No pude evitar notar lo mucho que la aprecia el señor Miller. Da la impresión de que la desea solo para él. —Dashiell sonrió tristemente—. Uno difícilmente puede culparlo.
Adulada, sin saber que contestarle, _______ volvió su atención a la casa. No estaba acostumbrada a que los hombres hicieran ese tipo de comentarios sobre ella. Su mirada vagó a lo largo del techo desigual. La casa parecía haber naufragado, se la veía cansada, como si las ventanas fueran las heridas en el costado de una bestia caída. Las ventanas... vio movimiento en una de ellas, una luz trémula, algo que parecía una confusión de rayos de luna y sombras. Un rostro.
Debió haber emitido algún sonido, porque el señor Dashiell la observó atentamente, y su mirada siguió a la suya hasta la casa.
—¿Qué pasa? —preguntó de inmediato.
—Creí... —se encontró apretando un pliegue de la manga del hombre, como una niña asustada. Sus pensamientos eran un caos—. Creí haber visto a alguien en la ventana.
—Quizá fuera Barksby.
Pero el señor Barksby venía hacia ellos rodeando la esquina de la casa, y ella había visto la cara de la ventana del segundo piso.
—¿Quiere que entre para echar un vistazo? —preguntó Dashiell tranquilamente, con los ojos entrecerrados con preocupación.
—No —dijo _______ enseguida, sonriendo huecamente. Le soltó la manga—. Debe haber sido el movimiento de una cortina. Estoy segura de que no hay nadie allí.
Después de que Dashiell y el señor Barksby partieran hacia Londres, Nick regresó al estudio con el señor Pym para discutir los últimos asuntos de negocios. Habiendo tenido suficiente sobre la dirección de la propiedad, Leo abandonó todo su pretendido interés por las preocupaciones de Pym y desapareció en su habitación. Aunque Nick había asegurado sardónicamente a _______ que sería bienvenida a participar en la reunión con el señor Pym, ella lo rechazó apresuradamente, sospechando que no podría soportar la tediosa discusión más de lo que lo había hecho su hermano.
En vez de eso, fue en busca de Win.
Su hermana estaba arriba, en una sala familiar privada, encogida en la esquina de un canapé con un libro en su regazo. Win pasó una página sin leer, levantando la mirada con evidente alivio cuando _______ se le acercó.
—He estado deseando hablar contigo todo el día. —Win movió los pies para que _______ se sentara a su lado—. Parecías distraída tras tu visita a Ramsay House. ¿Fue por el aspecto de la casa...? ¿Te hizo sentir melancolía? ¿O fue ese señor Dashiell? ¿Intentó coquetear contigo?
—Cielos —dijo _______ con una sonrisa de desconcierto—. ¿Qué te hace pensar que desearía coquetear conmigo?
Win sonrió y se encogió de hombros.
—Parecía embobado contigo.
—Bah.
La sonrisa de Win se ensanchó hasta parecerse a su antiguo y travieso yo, como había sido antes de la escarlatina.
—Solo dices “bah”, porque le has echado el lazo al señor Miller.
Los ojos de _______ se ensancharon y miró a todos lados como si temiera que alguien pudiera haberla oído por casualidad.
—¡Calla, Win! No le he echado el lazo a nadie. Esa expresión es una expresión horrible. No puedo creer...
—Habla como una mujer.
_______ sonrió.
—Sí, señor Dashiell, le confieso que no soy inmune a la idea del romance. Espero que eso no menoscabe su opinión de mí.
—En lo más mínimo. De hecho... —su voz se suavizó—. Espero poder visitarla mientras se hacen las remodelaciones en Ramsay House. Disfrutaría enormemente de la compañía de una mujer tan encantadora y adorable, con una evidentemente sensata disposición.
—Gracias —dijo _______, mientras el color de sus mejillas iba en aumento. Pero cuando miró fijamente al caballero bien vestido que estaba de pie ante ella, su mente evocó la imagen de un hermoso rostro con perversos ojos dorados y la boca de un ángel caído, esa cabeza estaba recortada contra un cielo inundado de estrellas de medianoche. Exótico, imprevisible, un hombre que nunca estaría del todo domado.
Tú dentro de mí, yo dentro de ti...
—También yo disfrutaría de su compañía, señor —se oyó decir. Se ruborizó cuando agregó—: Pero debe saber que tengo un compromiso con el señor Miller.
Afortunadamente, su compañero fue rápido en captar lo que quería decir. No pareció sorprendido.
—Me temía que ese podría ser el caso. No pude evitar notar lo mucho que la aprecia el señor Miller. Da la impresión de que la desea solo para él. —Dashiell sonrió tristemente—. Uno difícilmente puede culparlo.
Adulada, sin saber que contestarle, _______ volvió su atención a la casa. No estaba acostumbrada a que los hombres hicieran ese tipo de comentarios sobre ella. Su mirada vagó a lo largo del techo desigual. La casa parecía haber naufragado, se la veía cansada, como si las ventanas fueran las heridas en el costado de una bestia caída. Las ventanas... vio movimiento en una de ellas, una luz trémula, algo que parecía una confusión de rayos de luna y sombras. Un rostro.
Debió haber emitido algún sonido, porque el señor Dashiell la observó atentamente, y su mirada siguió a la suya hasta la casa.
—¿Qué pasa? —preguntó de inmediato.
—Creí... —se encontró apretando un pliegue de la manga del hombre, como una niña asustada. Sus pensamientos eran un caos—. Creí haber visto a alguien en la ventana.
—Quizá fuera Barksby.
Pero el señor Barksby venía hacia ellos rodeando la esquina de la casa, y ella había visto la cara de la ventana del segundo piso.
—¿Quiere que entre para echar un vistazo? —preguntó Dashiell tranquilamente, con los ojos entrecerrados con preocupación.
—No —dijo _______ enseguida, sonriendo huecamente. Le soltó la manga—. Debe haber sido el movimiento de una cortina. Estoy segura de que no hay nadie allí.
Después de que Dashiell y el señor Barksby partieran hacia Londres, Nick regresó al estudio con el señor Pym para discutir los últimos asuntos de negocios. Habiendo tenido suficiente sobre la dirección de la propiedad, Leo abandonó todo su pretendido interés por las preocupaciones de Pym y desapareció en su habitación. Aunque Nick había asegurado sardónicamente a _______ que sería bienvenida a participar en la reunión con el señor Pym, ella lo rechazó apresuradamente, sospechando que no podría soportar la tediosa discusión más de lo que lo había hecho su hermano.
En vez de eso, fue en busca de Win.
Su hermana estaba arriba, en una sala familiar privada, encogida en la esquina de un canapé con un libro en su regazo. Win pasó una página sin leer, levantando la mirada con evidente alivio cuando _______ se le acercó.
—He estado deseando hablar contigo todo el día. —Win movió los pies para que _______ se sentara a su lado—. Parecías distraída tras tu visita a Ramsay House. ¿Fue por el aspecto de la casa...? ¿Te hizo sentir melancolía? ¿O fue ese señor Dashiell? ¿Intentó coquetear contigo?
—Cielos —dijo _______ con una sonrisa de desconcierto—. ¿Qué te hace pensar que desearía coquetear conmigo?
Win sonrió y se encogió de hombros.
—Parecía embobado contigo.
—Bah.
La sonrisa de Win se ensanchó hasta parecerse a su antiguo y travieso yo, como había sido antes de la escarlatina.
—Solo dices “bah”, porque le has echado el lazo al señor Miller.
Los ojos de _______ se ensancharon y miró a todos lados como si temiera que alguien pudiera haberla oído por casualidad.
—¡Calla, Win! No le he echado el lazo a nadie. Esa expresión es una expresión horrible. No puedo creer...
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
—Afronta la verdad —dijo Win, disfrutando de la incomodidad de su hermana—. Te has convertido en una femme fatale.
_______ puso los ojos en blanco.
—Tú sigue burlándote de mí y no te contaré lo que sucedió en mi visita a Ramsay House.
—¿Qué? Oh, debes decírmelo, _______. Estoy casi marchita de aburrimiento.
A _______ se le hizo difícil hablar casualmente del hecho. Tragó con dificultad.
—Me siento como una desquiciada al decirte esto. Pero... mientras paseaba con el señor Dashiell miré hacia la casa, vi una cara en una de las ventanas superiores.
—¿Había alguien dentro? —preguntó Win en un imperceptible susurro. Extendió la mano y tomó los fríos dedos de _______ entre los suyos.
—No era una persona... era Laura.
—Oh. —La palabra fue un mero murmullo.
—Sé que es difícil de creer...
—No lo es. Recuerda que vi su rostro en el reflejo de la linterna mágica, la noche del incendio. Y... —Win dudó, moviendo sus blancos y delgados dedos sobre el reverso de la mano de _______—. Habiendo estado tan cerca de la muerte una vez, encuentro fácil creer que tales apariciones puedan ser reales.
El silencio era frío y tenso. _______ se esforzó por ser racional, por dar sentido a cosas imposibles. Habló con dificultad:
—Entonces, ¿crees que Laura está rondando a Leo?
—Si lo hace —le susurró Win—, pienso que es por exceso de amor.
—Creo que eso lo está volviendo loco. —Ante el silencio de Win y su falta de discrepancia, _______ dijo desesperadamente—: ¿Cómo vamos a evitar que siga sucediendo?
—No podemos hacerlo. Leo es el único que puede. Molesta, _______ apartó las manos.
—Perdóname si no puedo ser fatalista con respecto a esto. Algo debemos hacer.
—Entonces hazlo —dijo Win fríamente—, si tan deseosa estás de arriesgarte a empujarlo más allá del borde.
_______ se levantó de un salto del canapé y la miró con furia. En nombre de Dios, ¿qué esperaba Win de ella?... ¿Qué se hiciera a un lado y esperara pasivamente mientras Leo se autodestruía?
El cansancio cortó a través de su vibrante enojo. Estaba cansada de esto, de todo, cansada de pensar, de preocuparse, de temer, y no conseguir nada más que la ingratitud de sus hermanos.
—Condenada familia —dijo groseramente y salió antes de que pudieran intercambiarse palabras aún más ásperas.
Después de la cena, _______ se fue a su cuarto y se acostó en la cama completamente vestida. Miró fijamente al techo hasta que el cuarto estuvo lo suficientemente oscuro, el sol se extinguió, y el aire se tornó calmado y fresco. Cerró los ojos, y cuando los abrió de nuevo, el cuarto estaba invadido por una oscuridad impenetrable. Había movimiento a su alrededor, a su lado, se sobresaltó y extendió la mano. Se encontró con cálida carne humana, un brazo cubierto ligeramente de vello y una fuerte muñeca.
—Nick —susurró. Relajándose al sentir la suave banda de oro en la base de su dedo pulgar.
Nick no dijo nada. La desnudó despacio, una prenda a la vez, y ella aceptó sus atenciones en medio de ese silencio de ensueño. La tensión en su pecho se alivió y las emociones crecieron y florecieron.
Él encontró su boca, la lamió para que la abriera y la besó concienzudamente. Ella levantó los brazos hacia la oscura y hermosa criatura que se erguía sobre su cuerpo, hacia la fluida fuerza que la cubría. Con cada respiración que tomaba, él deslizaba el pecho contra las puntas erectas de sus pezones, esa ligera fricción la hacía lanzar mudos gemidos desde la garganta.
La boca de él se separó de la suya, explorando los hombros y pechos con besos abiertos y calientes, como si estuviera intentando saborear cada parte de ella. Le acarició el estómago con los nudillos, la atormentó con su dedo pulgar alrededor del ombligo... sus manos eran diestras y sublimemente gentiles. No había entrado en ella todavía, pero ya sentía en su centro el pulso, el placer. Tú dentro de mí... intentó alcanzarlo ciegamente, plegando sus miembros a su alrededor.
Él se resistió con una suave sonrisa, jugando, apartando sus piernas y abriéndola debajo de él. Arrastró la boca sobre ella, chupándola y provocándola, también en medio de sus muslos, donde estaba completamente mojada. La tocó con la lengua, penetrándola con la punta hasta que encontró ese sensible lugar que latía tan exquisitamente. Los músculos de los brazos de Nick se tensaron cuando los deslizó debajo de sus piernas, formando una cuna con sus caderas. Ella se removió un poco, no en protesta sino como súplica, estremeciéndose con cada giro y deslizamiento de la lengua.
Confundida y dolorida, se sentía flotar en la oscuridad, con las manos de él anclándola, cerrándose sobre sus piernas. La hizo arrodillarse sobre él, bajar las caderas, empujándolas de un lado a otro con un ritmo suave. Su boca estaba sobre ella de nuevo, y la hizo gemir desvalidamente mientras se frotaba repetidamente contra el calor, la humedad y la tierna lengua que la acariciaba. Sus provocadores dedos se deslizaron dentro de ella, haciéndola jadear de éxtasis, esa sensación que giraba sobre sí misma...
_______ puso los ojos en blanco.
—Tú sigue burlándote de mí y no te contaré lo que sucedió en mi visita a Ramsay House.
—¿Qué? Oh, debes decírmelo, _______. Estoy casi marchita de aburrimiento.
A _______ se le hizo difícil hablar casualmente del hecho. Tragó con dificultad.
—Me siento como una desquiciada al decirte esto. Pero... mientras paseaba con el señor Dashiell miré hacia la casa, vi una cara en una de las ventanas superiores.
—¿Había alguien dentro? —preguntó Win en un imperceptible susurro. Extendió la mano y tomó los fríos dedos de _______ entre los suyos.
—No era una persona... era Laura.
—Oh. —La palabra fue un mero murmullo.
—Sé que es difícil de creer...
—No lo es. Recuerda que vi su rostro en el reflejo de la linterna mágica, la noche del incendio. Y... —Win dudó, moviendo sus blancos y delgados dedos sobre el reverso de la mano de _______—. Habiendo estado tan cerca de la muerte una vez, encuentro fácil creer que tales apariciones puedan ser reales.
El silencio era frío y tenso. _______ se esforzó por ser racional, por dar sentido a cosas imposibles. Habló con dificultad:
—Entonces, ¿crees que Laura está rondando a Leo?
—Si lo hace —le susurró Win—, pienso que es por exceso de amor.
—Creo que eso lo está volviendo loco. —Ante el silencio de Win y su falta de discrepancia, _______ dijo desesperadamente—: ¿Cómo vamos a evitar que siga sucediendo?
—No podemos hacerlo. Leo es el único que puede. Molesta, _______ apartó las manos.
—Perdóname si no puedo ser fatalista con respecto a esto. Algo debemos hacer.
—Entonces hazlo —dijo Win fríamente—, si tan deseosa estás de arriesgarte a empujarlo más allá del borde.
_______ se levantó de un salto del canapé y la miró con furia. En nombre de Dios, ¿qué esperaba Win de ella?... ¿Qué se hiciera a un lado y esperara pasivamente mientras Leo se autodestruía?
El cansancio cortó a través de su vibrante enojo. Estaba cansada de esto, de todo, cansada de pensar, de preocuparse, de temer, y no conseguir nada más que la ingratitud de sus hermanos.
—Condenada familia —dijo groseramente y salió antes de que pudieran intercambiarse palabras aún más ásperas.
Después de la cena, _______ se fue a su cuarto y se acostó en la cama completamente vestida. Miró fijamente al techo hasta que el cuarto estuvo lo suficientemente oscuro, el sol se extinguió, y el aire se tornó calmado y fresco. Cerró los ojos, y cuando los abrió de nuevo, el cuarto estaba invadido por una oscuridad impenetrable. Había movimiento a su alrededor, a su lado, se sobresaltó y extendió la mano. Se encontró con cálida carne humana, un brazo cubierto ligeramente de vello y una fuerte muñeca.
—Nick —susurró. Relajándose al sentir la suave banda de oro en la base de su dedo pulgar.
Nick no dijo nada. La desnudó despacio, una prenda a la vez, y ella aceptó sus atenciones en medio de ese silencio de ensueño. La tensión en su pecho se alivió y las emociones crecieron y florecieron.
Él encontró su boca, la lamió para que la abriera y la besó concienzudamente. Ella levantó los brazos hacia la oscura y hermosa criatura que se erguía sobre su cuerpo, hacia la fluida fuerza que la cubría. Con cada respiración que tomaba, él deslizaba el pecho contra las puntas erectas de sus pezones, esa ligera fricción la hacía lanzar mudos gemidos desde la garganta.
La boca de él se separó de la suya, explorando los hombros y pechos con besos abiertos y calientes, como si estuviera intentando saborear cada parte de ella. Le acarició el estómago con los nudillos, la atormentó con su dedo pulgar alrededor del ombligo... sus manos eran diestras y sublimemente gentiles. No había entrado en ella todavía, pero ya sentía en su centro el pulso, el placer. Tú dentro de mí... intentó alcanzarlo ciegamente, plegando sus miembros a su alrededor.
Él se resistió con una suave sonrisa, jugando, apartando sus piernas y abriéndola debajo de él. Arrastró la boca sobre ella, chupándola y provocándola, también en medio de sus muslos, donde estaba completamente mojada. La tocó con la lengua, penetrándola con la punta hasta que encontró ese sensible lugar que latía tan exquisitamente. Los músculos de los brazos de Nick se tensaron cuando los deslizó debajo de sus piernas, formando una cuna con sus caderas. Ella se removió un poco, no en protesta sino como súplica, estremeciéndose con cada giro y deslizamiento de la lengua.
Confundida y dolorida, se sentía flotar en la oscuridad, con las manos de él anclándola, cerrándose sobre sus piernas. La hizo arrodillarse sobre él, bajar las caderas, empujándolas de un lado a otro con un ritmo suave. Su boca estaba sobre ella de nuevo, y la hizo gemir desvalidamente mientras se frotaba repetidamente contra el calor, la humedad y la tierna lengua que la acariciaba. Sus provocadores dedos se deslizaron dentro de ella, haciéndola jadear de éxtasis, esa sensación que giraba sobre sí misma...
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
Un golpe en la puerta acabó abruptamente con el voluptuoso silencio.
—Oh, Dios —susurró _______, congelándose en el acto.
El golpe se repitió, pero esta vez era más urgente, junto con la voz amortiguada de Poppy.
Nick apartó la boca de ella, retirando muy despacio los dedos de su apretada carne.
—Poppy —gimió _______ débilmente—, ¿no puede esperar?
—No.
_______ saltó sobre Nick, con los nervios exaltados ante la abrupta interrupción. Nick rodó sobre su estómago y profirió una maldición suave, mientras sus dedos se hundían en las sábanas.
Tambaleándose por la habitación como si estuviera en la cubierta de un barco, _______ logró encontrar su camisón. Se lo puso y abrochó unos pocos botones al azar en el frontal.
Fue hacia la puerta y la abrió apenas unos centímetros.
—¿Qué pasa, Poppy? Ya es medianoche.
—Lo sé —dijo Poppy ansiosamente, evadiendo su mirada—. Sé que no debería, es solo, que no sabía que hacer. Tuve una pesadilla. Una horrible pesadilla sobre Leo y parecía tan real. No podía volver a dormirme hasta estar segura de que estaba bien. Así que fui a su habitación... y... se ha ido.
_______ sacudió la cabeza exasperada.
—Maldito Leo. Lo buscaremos por la mañana. Creo que ninguno de nosotros debe ir detrás de él de noche, en medio de la oscuridad y del frío. Probablemente fue a la taberna del pueblo, en ese caso...
—Encontré esto en su cuarto. —Poppy le ofreció un pedazo de papel.
Frunciendo el ceño, _______ leyó la nota.
Lo siento.
No espero que lo entendáis. Será mejor para vosotras que acabe así.
Había unas pocas palabras más, garabateadas a la prisa.
Espero que algún día...
y al final una vez más:
Lo siento.
No estaba firmada. No había necesidad.
_______ se sorprendió de lo tranquila que sonó su propia voz.
—Vete a la cama, Poppy.
—Pero su nota... creo que significa...
—Sé lo que significa. Vete a la cama, querida. Todo irá bien.
—¿Vas a encontrarlo?
—Si, lo encontraré.
La aparente calma de _______ desapareció en el momento en que la puerta se cerró. Nick ya se estaba poniendo la ropa, enfundándose las botas, mientras _______ encendía la lámpara que había junto a la cama. Le entregó la nota con dedos temblorosos.
—No es un gesto vano. —Encontraba difícil respirar—. Pretende hacerlo. Tal vez ya...
—¿Dónde es más probable que haya ido? —la interrumpió Nick—. ¿A algún lugar de la propiedad?
_______ pensó en la cara espectral de Laura que había visto en la ventana.
—Está en Ramsay House —dijo apretando los diente—. Llévame allí, por favor.
—Claro. Pero primero debes ponerte algo de ropa. —Nick le brindó una sonrisa tranquilizadora, mientras le acariciaba la mejilla con la mano—. Te ayudaré.
—Cualquier hombre —murmuró—, que desee casarse con un miembro de la familia Hathaway después de esto, debería ser recluido en una institución mental.
—El matrimonio es una institución —señaló él razonablemente, mientras recogía su vestido del suelo.
Montaron hacia Ramsay House en el caballo de Nick, cuyas largas zancadas cubrían el terreno con una velocidad casi aterradora. Todo parecía ser parte de otra pesadilla, la profunda oscuridad, el frío penetrante, la sensación de ser empujada hacia delante más allá de su control. Pero allí estaba el cuerpo firme de Nick tras su espalda, y un brazo fuerte que la mantenía en su lugar. Temía lo que pudieran encontrar en Ramsay House. Si lo peor ya había pasado, tendría que aceptarlo. Pero no estaba sola. Estaba con el hombre que parecía entender cada trama y cada hebra de su alma.
Cuando se aproximaron a la casa, vieron un caballo pastando desconsolado sobre parches de césped y arbustos. Fue una señal bienvenida. Leo estaba aquí, y no tendrían que recorrer todo Hampshire en su busca.
Ayudando a _______ a desmontar, Nick le tomó la mano entre las suyas. Sin embargo, ella se detuvo cuando intentó llevarla hacia la puerta delantera.
—Quizás —dijo tentativamente— debas esperar aquí mientras yo...
—De ninguna maldita manera.
—Podría mostrarse más receptivo si voy sola, solo al principio...
—No está en sus cabales. No vas a enfrentarte a él sin mí.
—Oh, Dios —susurró _______, congelándose en el acto.
El golpe se repitió, pero esta vez era más urgente, junto con la voz amortiguada de Poppy.
Nick apartó la boca de ella, retirando muy despacio los dedos de su apretada carne.
—Poppy —gimió _______ débilmente—, ¿no puede esperar?
—No.
_______ saltó sobre Nick, con los nervios exaltados ante la abrupta interrupción. Nick rodó sobre su estómago y profirió una maldición suave, mientras sus dedos se hundían en las sábanas.
Tambaleándose por la habitación como si estuviera en la cubierta de un barco, _______ logró encontrar su camisón. Se lo puso y abrochó unos pocos botones al azar en el frontal.
Fue hacia la puerta y la abrió apenas unos centímetros.
—¿Qué pasa, Poppy? Ya es medianoche.
—Lo sé —dijo Poppy ansiosamente, evadiendo su mirada—. Sé que no debería, es solo, que no sabía que hacer. Tuve una pesadilla. Una horrible pesadilla sobre Leo y parecía tan real. No podía volver a dormirme hasta estar segura de que estaba bien. Así que fui a su habitación... y... se ha ido.
_______ sacudió la cabeza exasperada.
—Maldito Leo. Lo buscaremos por la mañana. Creo que ninguno de nosotros debe ir detrás de él de noche, en medio de la oscuridad y del frío. Probablemente fue a la taberna del pueblo, en ese caso...
—Encontré esto en su cuarto. —Poppy le ofreció un pedazo de papel.
Frunciendo el ceño, _______ leyó la nota.
Lo siento.
No espero que lo entendáis. Será mejor para vosotras que acabe así.
Había unas pocas palabras más, garabateadas a la prisa.
Espero que algún día...
y al final una vez más:
Lo siento.
No estaba firmada. No había necesidad.
_______ se sorprendió de lo tranquila que sonó su propia voz.
—Vete a la cama, Poppy.
—Pero su nota... creo que significa...
—Sé lo que significa. Vete a la cama, querida. Todo irá bien.
—¿Vas a encontrarlo?
—Si, lo encontraré.
La aparente calma de _______ desapareció en el momento en que la puerta se cerró. Nick ya se estaba poniendo la ropa, enfundándose las botas, mientras _______ encendía la lámpara que había junto a la cama. Le entregó la nota con dedos temblorosos.
—No es un gesto vano. —Encontraba difícil respirar—. Pretende hacerlo. Tal vez ya...
—¿Dónde es más probable que haya ido? —la interrumpió Nick—. ¿A algún lugar de la propiedad?
_______ pensó en la cara espectral de Laura que había visto en la ventana.
—Está en Ramsay House —dijo apretando los diente—. Llévame allí, por favor.
—Claro. Pero primero debes ponerte algo de ropa. —Nick le brindó una sonrisa tranquilizadora, mientras le acariciaba la mejilla con la mano—. Te ayudaré.
—Cualquier hombre —murmuró—, que desee casarse con un miembro de la familia Hathaway después de esto, debería ser recluido en una institución mental.
—El matrimonio es una institución —señaló él razonablemente, mientras recogía su vestido del suelo.
Montaron hacia Ramsay House en el caballo de Nick, cuyas largas zancadas cubrían el terreno con una velocidad casi aterradora. Todo parecía ser parte de otra pesadilla, la profunda oscuridad, el frío penetrante, la sensación de ser empujada hacia delante más allá de su control. Pero allí estaba el cuerpo firme de Nick tras su espalda, y un brazo fuerte que la mantenía en su lugar. Temía lo que pudieran encontrar en Ramsay House. Si lo peor ya había pasado, tendría que aceptarlo. Pero no estaba sola. Estaba con el hombre que parecía entender cada trama y cada hebra de su alma.
Cuando se aproximaron a la casa, vieron un caballo pastando desconsolado sobre parches de césped y arbustos. Fue una señal bienvenida. Leo estaba aquí, y no tendrían que recorrer todo Hampshire en su busca.
Ayudando a _______ a desmontar, Nick le tomó la mano entre las suyas. Sin embargo, ella se detuvo cuando intentó llevarla hacia la puerta delantera.
—Quizás —dijo tentativamente— debas esperar aquí mientras yo...
—De ninguna maldita manera.
—Podría mostrarse más receptivo si voy sola, solo al principio...
—No está en sus cabales. No vas a enfrentarte a él sin mí.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
—Es mi hermano.
—Y tú eres mi romni.
—¿Qué significa eso?
—Te lo explicaré después. —Nick le robó un rápido beso y deslizó el brazo a su alrededor, guiándola hacia la casa. Esta estaba tan callada como un mausoleo, el frío aire olía a humo y a polvo. Tras explorar silenciosamente el primer piso, no encontraron ninguna señal de Leo. Era difícil ver en la oscuridad, pero Nick se abría paso camino de habitación en habitación con la seguridad de un gato.
Un sonido les llegó desde arriba, el crujido de pasos sobre el suelo de madera. _______ sintió un temblor de nerviosismo y al mismo tiempo de alivio. Se apresuró hacia las escaleras. Nick la detuvo, tensando la mano sobre su brazo. Comprendiendo que él quería que fuera despacio, se obligó a relajarse.
Subieron la escalera, Nick abriendo el camino, probando cada escalón antes de permitir que _______ lo siguiera. La gravilla acumulada crujía bajo sus silenciosos pies. A medida que ascendían, el aire se volvía aún más frío, penetrando como agujas en sus huesos. Era un frío impío, demasiado amargo y horrible como para provenir de una fuente temporal. Una frialdad que le secó los labios e hizo que le dolieran los dientes. Su mano se tensó dentro de la de Nick, y se mantuvo tan cerca como pudo de él sin tropezar.
Una débil luz escarchada emanaba de la habitación que estaba cerca del final del pasillo de arriba. _______ dejó escapar una exclamación de ansiedad cuando comprendió de donde provenía la luz de la lámpara.
—La habitación de las abejas.
—Las abejas no vuelan de noche —murmuró Nick, extendiendo la mano hacia la parte trasera del cuello de _______, deslizándola por su nuca—. Pero si prefieres esperar aquí...
—No. —Reuniendo su valor, _______ cuadró sus hombros y avanzó con él por el pasillo. Como podía Leo ser tan retorcido y perverso como para esconderse en un lugar que la asustaba tanto.
Hicieron una pausa frente a la puerta abierta, Nick bloqueaba parcialmente la visión de _______.
Asomándose por encima de su hombro, jadeó.
No era Leo, sino Christopher Frost, su cuerpo delgado resplandecía a la luz de la lámpara, mientras se erguía frente a un panel abierto en la pared que contenía a la colonia de abejas. Las abejas estaban bajo control, pero lejos de estar tranquilas, millones de alas se batían con un zumbido denso y siniestro. El hedor a madera podrida y miel fermentada invadía el aire. Las sombras se encharcaban sobre el suelo como tinta derramada, mientras la luz de la lámpara se retorcía y contorsionaba a los pies de Christopher.
Ante la rápida inhalación de _______, se giró y sacó algo de su bolsillo. Una pistola.
Los tres se quedaron congelados en medio de una oscura escena, mientras una sacudida recorría la piel de _______.
—Christopher —dijo desconcertada—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Retrocede —dijo Nick duramente, mientras intentaba empujarla detrás de él. Pero como no estaba más ansiosa de tener a Nick ante una pistola que de estarlo ella misma, se agachó bajo su brazo y se colocó a su lado.
—Ya veo, también tú has venido a por él. —Christopher parecía increíblemente tranquilo, su mirada voló primero a la cara de Nick y luego hacia la de _______. La pistola aún seguía firme en su mano. No la bajó.
—¿A por qué? —Desconcertada, _______ miró fijamente el agujero en la pared, era un espacio rectangular de por lo menos un metro y medio de alto—. ¿Por qué has abierto ese hueco en la pared?
—Es un panel corredizo —dijo Nick secamente, sin apartar la mirada de Christopher—. Un escondite.
Preguntándose por qué ambos parecían saber algo de Ramsay House que ella desconocía, _______ inquirió inexpresivamente:
—¿Un escondite para qué?
—Fue diseñado hace mucho tiempo —contestó Christopher—, para que los sacerdotes católicos que eran perseguidos lo utilizaran para ocultarse.
Su mente desconcertada intentó dar sentido a las cosas. Había leído acerca de lugares como este. Hacía mucho tiempo los católicos romanos habían sido perseguidos y ejecutados por la ley en Inglaterra. Algunos de ellos habían escapado escondiéndose en las casas de simpatizantes católicos. Nunca había sospechado, sin embargo, que hubiera un lugar como ese en Ramsay House.
—Cómo supiste de... —Encontrando difícil hablar, gesticuló rígidamente hacia el hueco en la pared.
—Y tú eres mi romni.
—¿Qué significa eso?
—Te lo explicaré después. —Nick le robó un rápido beso y deslizó el brazo a su alrededor, guiándola hacia la casa. Esta estaba tan callada como un mausoleo, el frío aire olía a humo y a polvo. Tras explorar silenciosamente el primer piso, no encontraron ninguna señal de Leo. Era difícil ver en la oscuridad, pero Nick se abría paso camino de habitación en habitación con la seguridad de un gato.
Un sonido les llegó desde arriba, el crujido de pasos sobre el suelo de madera. _______ sintió un temblor de nerviosismo y al mismo tiempo de alivio. Se apresuró hacia las escaleras. Nick la detuvo, tensando la mano sobre su brazo. Comprendiendo que él quería que fuera despacio, se obligó a relajarse.
Subieron la escalera, Nick abriendo el camino, probando cada escalón antes de permitir que _______ lo siguiera. La gravilla acumulada crujía bajo sus silenciosos pies. A medida que ascendían, el aire se volvía aún más frío, penetrando como agujas en sus huesos. Era un frío impío, demasiado amargo y horrible como para provenir de una fuente temporal. Una frialdad que le secó los labios e hizo que le dolieran los dientes. Su mano se tensó dentro de la de Nick, y se mantuvo tan cerca como pudo de él sin tropezar.
Una débil luz escarchada emanaba de la habitación que estaba cerca del final del pasillo de arriba. _______ dejó escapar una exclamación de ansiedad cuando comprendió de donde provenía la luz de la lámpara.
—La habitación de las abejas.
—Las abejas no vuelan de noche —murmuró Nick, extendiendo la mano hacia la parte trasera del cuello de _______, deslizándola por su nuca—. Pero si prefieres esperar aquí...
—No. —Reuniendo su valor, _______ cuadró sus hombros y avanzó con él por el pasillo. Como podía Leo ser tan retorcido y perverso como para esconderse en un lugar que la asustaba tanto.
Hicieron una pausa frente a la puerta abierta, Nick bloqueaba parcialmente la visión de _______.
Asomándose por encima de su hombro, jadeó.
No era Leo, sino Christopher Frost, su cuerpo delgado resplandecía a la luz de la lámpara, mientras se erguía frente a un panel abierto en la pared que contenía a la colonia de abejas. Las abejas estaban bajo control, pero lejos de estar tranquilas, millones de alas se batían con un zumbido denso y siniestro. El hedor a madera podrida y miel fermentada invadía el aire. Las sombras se encharcaban sobre el suelo como tinta derramada, mientras la luz de la lámpara se retorcía y contorsionaba a los pies de Christopher.
Ante la rápida inhalación de _______, se giró y sacó algo de su bolsillo. Una pistola.
Los tres se quedaron congelados en medio de una oscura escena, mientras una sacudida recorría la piel de _______.
—Christopher —dijo desconcertada—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Retrocede —dijo Nick duramente, mientras intentaba empujarla detrás de él. Pero como no estaba más ansiosa de tener a Nick ante una pistola que de estarlo ella misma, se agachó bajo su brazo y se colocó a su lado.
—Ya veo, también tú has venido a por él. —Christopher parecía increíblemente tranquilo, su mirada voló primero a la cara de Nick y luego hacia la de _______. La pistola aún seguía firme en su mano. No la bajó.
—¿A por qué? —Desconcertada, _______ miró fijamente el agujero en la pared, era un espacio rectangular de por lo menos un metro y medio de alto—. ¿Por qué has abierto ese hueco en la pared?
—Es un panel corredizo —dijo Nick secamente, sin apartar la mirada de Christopher—. Un escondite.
Preguntándose por qué ambos parecían saber algo de Ramsay House que ella desconocía, _______ inquirió inexpresivamente:
—¿Un escondite para qué?
—Fue diseñado hace mucho tiempo —contestó Christopher—, para que los sacerdotes católicos que eran perseguidos lo utilizaran para ocultarse.
Su mente desconcertada intentó dar sentido a las cosas. Había leído acerca de lugares como este. Hacía mucho tiempo los católicos romanos habían sido perseguidos y ejecutados por la ley en Inglaterra. Algunos de ellos habían escapado escondiéndose en las casas de simpatizantes católicos. Nunca había sospechado, sin embargo, que hubiera un lugar como ese en Ramsay House.
—Cómo supiste de... —Encontrando difícil hablar, gesticuló rígidamente hacia el hueco en la pared.
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
—Una referencia de los diarios privados del arquitecto, William Bissel. Las notas están en posesión de Rowland Temple.
Y ahora, pensó _______, tras dos siglos, este escondite se había revelado... con una colonia de abejas como inquilinas.
—¿Por qué te habló el señor Temple de él? ¿Qué esperas encontrar ahí?
Christopher la miró fijamente, con un divertido desprecio.
—¿Finges hacerte la ignorante, o realmente no tienes ni idea?
—Yo puedo suponerlo —dijo Nick—. Probablemente tiene algo que ver con la creencia local de que hay un tesoro oculto en Ramsay House. —Se encogió de hombros ante sus curiosas miradas—. Westcliff lo mencionó una vez de pasada.
—¿Un tesoro? ¿Aquí? —_______ frunció el ceño disgustada—. ¿Por qué nadie me lo mencionó antes?
—No es más que un rumor infundado. Y los orígenes del supuesto tesoro no acostumbran a ser mencionados entre la gente educada. —Nick miró fríamente a Christopher—. Guarde el arma. No tenemos ninguna intención de interferir.
—¡Sí la tenemos! —dijo _______ irritada—. Si hay alguna clase de tesoro en Ramsay House, pertenece a Leo. ¿Y por qué los orígenes del tesoro son tan inmencionables? Frost respondió, manteniendo aún el arma apuntada hacia Nick.
—Porque consiste en cartas y joyas regaladas por el rey James a su amante en el siglo dieciséis. Alguien que perteneció a la familia Ramsay. —¿El Rey tuvo un amorío con Lady Ramsay? —En realidad fue con Lord Ramsay.
La mandíbula de _______ cayó.
—Oh. —Frunció el ceño y se frotó los brazos helados a través de las mangas en un inútil esfuerzo por calentarlos—. Entonces crees que ese tesoro está aquí, en uno de los escondites de Bissel. Y todo este tiempo has estado intentando encontrarlo. Tú oferta de amistad... tu arrepentimiento por haberme abandonado... ¡Fue todo una farsa! Todo para poder merodear por aquí.
—No todo fue en absoluto una farsa. —Christopher le dedicó una mirada desdeñosa, vagamente pesarosa—. Mi interés en renovar nuestra relación era genuino, hasta que comprendí que te habías liado con un gitano. No acepto sobras de nadie.
Enfurecida, _______ se lanzó hacia él con los dedos retorcidos como garras.
—¡No eres digno ni siquiera de lamer sus botas! —clamó, luchando mientras Nick la sujetaba.
—No —murmuró Nick, cerrando las manos sobre su cuerpo como bandas de hierro—. No vale la pena. Cálmate.
_______ se contuvo, mirando a Christopher, mientras aumentaba el frío penetrante que ondeaba a través del aire.
—Aún cuando el tesoro esté aquí, no podrás llevártelo —estalló—. La pared está invadida por una colmena de al menos doscientas mil abejas.
—Por eso vuestra llegada resulta tan oportuna. —La pistola apuntaba directamente a su pecho. Le habló a Nick—. Irá a buscarlo por mí... o le dispararé a ella.
—No te atrevas —dijo _______ a Nick, mientras le agarraba el brazo—. Solo está alardeando.
—¿Va a arriesgar su vida ante la posibilidad, Miller? —inquirió Christopher casi vacilante.
_______ luchó por sujetar a Nick cuando él apartó el brazo de su agarre.
—¡No lo hagas!
—Tranquila, monisha. —Nick le aferró los hombros y la sacudió—. Calla. No me estás ayudando. —Miró a Christopher—. Déjela salir. Haré lo que me pida.
Christopher sacudió la cabeza.
—La presencia de ella es un excelente incentivo para su cooperación. —Gesticuló con la pistola—. Vaya hacia allá y comience a buscar.
—Te has vuelto loco —dijo _______—. Tesoros ocultos, pistolas y rondar furtivamente a media... —Se detuvo cuando vio un destello de movimiento, de blancura plateada en el aire. Una brisa de punzante frío barrió la habitación, mientras las sombras se congelaban alrededor de ellos.
Christopher pareció no notar el brusco descenso de la temperatura, o la pálida danza translúcida entre ellos.
—Ahora, Miller.
—Nick...
—Silencio. —Tocó la mejilla de _______ y le lanzó una mirada insondable.
—Pero las abejas...
Y ahora, pensó _______, tras dos siglos, este escondite se había revelado... con una colonia de abejas como inquilinas.
—¿Por qué te habló el señor Temple de él? ¿Qué esperas encontrar ahí?
Christopher la miró fijamente, con un divertido desprecio.
—¿Finges hacerte la ignorante, o realmente no tienes ni idea?
—Yo puedo suponerlo —dijo Nick—. Probablemente tiene algo que ver con la creencia local de que hay un tesoro oculto en Ramsay House. —Se encogió de hombros ante sus curiosas miradas—. Westcliff lo mencionó una vez de pasada.
—¿Un tesoro? ¿Aquí? —_______ frunció el ceño disgustada—. ¿Por qué nadie me lo mencionó antes?
—No es más que un rumor infundado. Y los orígenes del supuesto tesoro no acostumbran a ser mencionados entre la gente educada. —Nick miró fríamente a Christopher—. Guarde el arma. No tenemos ninguna intención de interferir.
—¡Sí la tenemos! —dijo _______ irritada—. Si hay alguna clase de tesoro en Ramsay House, pertenece a Leo. ¿Y por qué los orígenes del tesoro son tan inmencionables? Frost respondió, manteniendo aún el arma apuntada hacia Nick.
—Porque consiste en cartas y joyas regaladas por el rey James a su amante en el siglo dieciséis. Alguien que perteneció a la familia Ramsay. —¿El Rey tuvo un amorío con Lady Ramsay? —En realidad fue con Lord Ramsay.
La mandíbula de _______ cayó.
—Oh. —Frunció el ceño y se frotó los brazos helados a través de las mangas en un inútil esfuerzo por calentarlos—. Entonces crees que ese tesoro está aquí, en uno de los escondites de Bissel. Y todo este tiempo has estado intentando encontrarlo. Tú oferta de amistad... tu arrepentimiento por haberme abandonado... ¡Fue todo una farsa! Todo para poder merodear por aquí.
—No todo fue en absoluto una farsa. —Christopher le dedicó una mirada desdeñosa, vagamente pesarosa—. Mi interés en renovar nuestra relación era genuino, hasta que comprendí que te habías liado con un gitano. No acepto sobras de nadie.
Enfurecida, _______ se lanzó hacia él con los dedos retorcidos como garras.
—¡No eres digno ni siquiera de lamer sus botas! —clamó, luchando mientras Nick la sujetaba.
—No —murmuró Nick, cerrando las manos sobre su cuerpo como bandas de hierro—. No vale la pena. Cálmate.
_______ se contuvo, mirando a Christopher, mientras aumentaba el frío penetrante que ondeaba a través del aire.
—Aún cuando el tesoro esté aquí, no podrás llevártelo —estalló—. La pared está invadida por una colmena de al menos doscientas mil abejas.
—Por eso vuestra llegada resulta tan oportuna. —La pistola apuntaba directamente a su pecho. Le habló a Nick—. Irá a buscarlo por mí... o le dispararé a ella.
—No te atrevas —dijo _______ a Nick, mientras le agarraba el brazo—. Solo está alardeando.
—¿Va a arriesgar su vida ante la posibilidad, Miller? —inquirió Christopher casi vacilante.
_______ luchó por sujetar a Nick cuando él apartó el brazo de su agarre.
—¡No lo hagas!
—Tranquila, monisha. —Nick le aferró los hombros y la sacudió—. Calla. No me estás ayudando. —Miró a Christopher—. Déjela salir. Haré lo que me pida.
Christopher sacudió la cabeza.
—La presencia de ella es un excelente incentivo para su cooperación. —Gesticuló con la pistola—. Vaya hacia allá y comience a buscar.
—Te has vuelto loco —dijo _______—. Tesoros ocultos, pistolas y rondar furtivamente a media... —Se detuvo cuando vio un destello de movimiento, de blancura plateada en el aire. Una brisa de punzante frío barrió la habitación, mientras las sombras se congelaban alrededor de ellos.
Christopher pareció no notar el brusco descenso de la temperatura, o la pálida danza translúcida entre ellos.
—Ahora, Miller.
—Nick...
—Silencio. —Tocó la mejilla de _______ y le lanzó una mirada insondable.
—Pero las abejas...
tefisasias
Re: Re: ~ ♥ ~ Mía a Medianoche~ ♥ ~ [Nick y Tú] Adaptación
—Todo irá bien. —Nick recogió la lámpara del suelo. Llevándola hacia el panel abierto, la sostuvo dentro del espacio vacío y se inclinó dentro. Las abejas comenzaron a posarse y a arrastrarse sobre su brazo, hombros y cabeza. Mirándolo fijamente, _______ vio como su brazo se estremecía, y comprendió que le habían picado. El pánico se apretó alrededor de sus pulmones, haciendo que respirara rápida y superficialmente.
La voz de Nick llegaba amortiguada.
—No hay nada aquí, solo abejas y un panal.
—Tiene que estar ahí —estalló Christopher—. Entre y encuéntrelo.
—No puede hacerlo —clamó _______ ante el ultraje—. Le picarán hasta morir.
La apuntó directamente con la pistola.
—Vaya —ordenó Christopher a Nick.
Las abejas se derramaron sobre Nick, arrastrándose sobre su brillante cabello negro, su cara y su nuca. Mirándolo, _______ se sentía como si estuviera atrapada en una pesadilla de la cual no podía despertar.
—Aquí no hay nada —dijo Nick, sonando increíblemente calmado.
Ahora Christopher parecía sentir una viciosa satisfacción ante la situación.
—Apenas si ha mirado. Siga adentrándose y no salga sin él.
Las lágrimas saltaron de los ojos de _______.
—Eres un monstruo —dijo furiosamente—. No hay nada ahí y lo sabes.
—Mírate —dijo él, sonriendo con desprecio—, llorando por tu amante gitano. Qué bajo has caído.
Antes de que pudiera responderle, un estallido de luz llenó el cuarto con una estocada silenciosa. La llama de la lámpara se extinguió con una explosión helada. _______ pestañeó, se frotó la humedad de los ojos y se giró dando vueltas en confusos círculos mientras intentaba encontrar la fuente de la luz. Algo brillaba débilmente a su alrededor, era frialdad, brillo y energía cruda. Se tambaleó hacia Nick con los brazos extendidos. Las abejas se alzaron en masa y volaron de vuelta hacia la colmena, mientras la luz azul hacía que sus alas brillaran como una lluvia de chispas.
_______ alcanzó a Nick y él la aferró en un fuerte y cálido abrazo.
—¿Estás herido? —le preguntó, mientras sus manos lo inspeccionaban frenéticamente.
—No, solo recibí una picadura o dos. Yo... —Se detuvo con una brusca inhalación.
Volviéndose entre sus brazos, _______ siguió su mirada. Dos siluetas vagas, distorsionadas en medio de la luz, luchaban por la posesión del arma. ¿Quién era? ¿Quién más había entrado en la habitación? No pasó ni un segundo antes de que Nick la empujara al suelo.
—Quédate en el suelo. —Sin pausa, se lanzó hacia los combatientes.
Pero ellos ya se habían separado, un hombre se derrumbaba sobre el suelo asiendo la pistola, mientras el otro corría hacia la puerta. Nick fue hacia el hombre caído, mientras el aire crujía como si la habitación estuviera invadida por fuegos artificiales. El otro hombre huyó. Y la puerta se cerró de golpe detrás de él... aunque nadie la había tocado.
Desconcertada, _______ se incorporó, mientras la fragmentada luz se disolvía en un débil fulgor azul que dibujaba las siluetas de los hombres.
—¿Nick? —preguntó sin saber que decir.
Su voz sonó baja y agitada.
—Todo va bien, colibrí. Ven aquí.
Los localizó y jadeó cuando vio la cara del intruso.
—Leo, que estás... como hiciste... —Su voz vaciló ante la visión de la pistola en su mano. Él la sostenía flojamente contra su muslo. Su cara parecía tranquila, su boca se curvaba en una débil sonrisa.
—Yo iba a preguntarte lo mismo —dijo suavemente—. ¿Qué demonios estás haciendo aquí?
_______ se sentó en el suelo junto a Nick, con la mirada fija sobre su hermano.
—Poppy encontró tu nota —jadeo—. Vinimos porque pensamos que ibas a... acabar contigo mismo.
—Esa era la idea general —dijo Leo—. Pero fui a la taberna a por un trago para el camino. Cuando al fin logré llegar, estaba demasiado atestado para mi gusto. El suicidio es algo que requiere privacidad.
La voz de Nick llegaba amortiguada.
—No hay nada aquí, solo abejas y un panal.
—Tiene que estar ahí —estalló Christopher—. Entre y encuéntrelo.
—No puede hacerlo —clamó _______ ante el ultraje—. Le picarán hasta morir.
La apuntó directamente con la pistola.
—Vaya —ordenó Christopher a Nick.
Las abejas se derramaron sobre Nick, arrastrándose sobre su brillante cabello negro, su cara y su nuca. Mirándolo, _______ se sentía como si estuviera atrapada en una pesadilla de la cual no podía despertar.
—Aquí no hay nada —dijo Nick, sonando increíblemente calmado.
Ahora Christopher parecía sentir una viciosa satisfacción ante la situación.
—Apenas si ha mirado. Siga adentrándose y no salga sin él.
Las lágrimas saltaron de los ojos de _______.
—Eres un monstruo —dijo furiosamente—. No hay nada ahí y lo sabes.
—Mírate —dijo él, sonriendo con desprecio—, llorando por tu amante gitano. Qué bajo has caído.
Antes de que pudiera responderle, un estallido de luz llenó el cuarto con una estocada silenciosa. La llama de la lámpara se extinguió con una explosión helada. _______ pestañeó, se frotó la humedad de los ojos y se giró dando vueltas en confusos círculos mientras intentaba encontrar la fuente de la luz. Algo brillaba débilmente a su alrededor, era frialdad, brillo y energía cruda. Se tambaleó hacia Nick con los brazos extendidos. Las abejas se alzaron en masa y volaron de vuelta hacia la colmena, mientras la luz azul hacía que sus alas brillaran como una lluvia de chispas.
_______ alcanzó a Nick y él la aferró en un fuerte y cálido abrazo.
—¿Estás herido? —le preguntó, mientras sus manos lo inspeccionaban frenéticamente.
—No, solo recibí una picadura o dos. Yo... —Se detuvo con una brusca inhalación.
Volviéndose entre sus brazos, _______ siguió su mirada. Dos siluetas vagas, distorsionadas en medio de la luz, luchaban por la posesión del arma. ¿Quién era? ¿Quién más había entrado en la habitación? No pasó ni un segundo antes de que Nick la empujara al suelo.
—Quédate en el suelo. —Sin pausa, se lanzó hacia los combatientes.
Pero ellos ya se habían separado, un hombre se derrumbaba sobre el suelo asiendo la pistola, mientras el otro corría hacia la puerta. Nick fue hacia el hombre caído, mientras el aire crujía como si la habitación estuviera invadida por fuegos artificiales. El otro hombre huyó. Y la puerta se cerró de golpe detrás de él... aunque nadie la había tocado.
Desconcertada, _______ se incorporó, mientras la fragmentada luz se disolvía en un débil fulgor azul que dibujaba las siluetas de los hombres.
—¿Nick? —preguntó sin saber que decir.
Su voz sonó baja y agitada.
—Todo va bien, colibrí. Ven aquí.
Los localizó y jadeó cuando vio la cara del intruso.
—Leo, que estás... como hiciste... —Su voz vaciló ante la visión de la pistola en su mano. Él la sostenía flojamente contra su muslo. Su cara parecía tranquila, su boca se curvaba en una débil sonrisa.
—Yo iba a preguntarte lo mismo —dijo suavemente—. ¿Qué demonios estás haciendo aquí?
_______ se sentó en el suelo junto a Nick, con la mirada fija sobre su hermano.
—Poppy encontró tu nota —jadeo—. Vinimos porque pensamos que ibas a... acabar contigo mismo.
—Esa era la idea general —dijo Leo—. Pero fui a la taberna a por un trago para el camino. Cuando al fin logré llegar, estaba demasiado atestado para mi gusto. El suicidio es algo que requiere privacidad.
tefisasias
Página 10 de 11. • 1, 2, 3 ... , 9, 10, 11
Temas similares
» Nick, el orgulloso -Nick & tú- Adaptación
» "The Summoning"-Nick&Tu♥- (ADAPTACIÓN)
» ~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
» La Ley Del Lobo (Nick y tu) [ADAPTACIÓN] HOT!!
» El duque - Adaptación [Nick&Tu]
» "The Summoning"-Nick&Tu♥- (ADAPTACIÓN)
» ~ Faking It ~ Nick&Tú (Adaptación)
» La Ley Del Lobo (Nick y tu) [ADAPTACIÓN] HOT!!
» El duque - Adaptación [Nick&Tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 10 de 11.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.