Los Mejores Amigos [ Logan Lerman]

- ¡Espera Peter! - exclame estallando a carcajadas.
- ¡Vamos, Bella! - río el también apresurando el paso.

El chico de pelo castaño fuerte me tenia agarrada de la mano mientras corría por todo Central Park en plena noche y sosteniendo con su otra mano la guitarra. Sus ojos chocolates resplandecían por el reflejo de las luces que iluminaban todo el parque. Ver esos ojos llenos de felicidad y de un brillo único, hacia que mis piernas temblaran y la respiración me fallara. Jamás imagine poder estar un día así con él, poder disfrutar de su total compañía los dos solos, y en mi lugar preferido además. Cada vez que nos juntábamos estaban nuestros amigos junto con nosotros y aunque no me molestara su presencia y nos daban nuestro espacio, nunca habíamos podido tener nuestro momento a solas.

Era una de las noches más hermosas de mi vida, sabía lo que podría venir después de que llegáramos a nuestro destino. A la orilla del lago.

Peter seguía corriendo y sonriendo, sosteniéndome con fuerza la mano. Desee que ese momento se para y que el tiempo se quedara así, el tomando de mi mano no dejándome ir.

Haberme enamorado de Peter fue mi salvación de todo el dolor que Chace me había provocado por mucho tiempo. El me había hecho volver a creer en el amor y me hacía sentir hermosa con cada mirada que me dirija. Me hacía sentir como nunca me había sentido antes. Podía sentir nadar en el amor cada vez que el estaba cerca mío, podía hacer que extendiera mis alas y volara como antes no había sido posible.

- ¡Llegamos! - exclamo agitado riéndose un poco.
- ¡Maldición! ¡No volveré a correr en mi vida! - anuncie mientras me tiraba al césped.
- No es para tanto - murmuro Peter sentándose a mi lado, apoyándose en el tronco del árbol algo alejado de mi - Bella, acércate - palmeo en el césped al lado de él.

Ruborizarme fue inevitable, cosa que provoco en él una pequeña risita. Me mordí el labio inferior intentando controlar mis sentimientos que se desataban en forma violenta por las cosas que sentía por ese chico tan maravilloso. Me senté a su lado y mire hacia abajo con timidez, rogando que el rubor de mi cara se dejara de notar.

Peter paso un brazo por mis hombros y me estrecho hacia el dejándome una vez más sin respiración para mis pobres pulmones. El silencio se prolongo, algo incomodo hasta que pude acomodar la cabeza en su hombro para sentirme más cómoda. Lo único que se escuchaba era el sonido de la naturaleza y de la ciudad que estaba algo lejos de la parte en donde nos encontrábamos.

- Bella… Si tuvieras un deseo que pedir en estos momentos ¿Cuál sería? - pregunto mirándome a los ojos.

La respiración volvió a fallar y sentí mil puñales en el corazón. Me mordí más fuerte el labio inferior. Sonreí con timidez separándome un poco de él para mirarlo mejor.

- Dime tu primero - le pedí mientras seguía hipnotizada en sus ojos chocolates.
- Bueno… creo que sería que una chica especial para mi sea mi novia - contesto mirando hacia las estrellas.

De repente me sentí estúpida. Demasiado. Pensar que Peter, un chico como el tan inteligente, lindo, dulce y simpático se fijaría en mi, era una de las peores cosas que me pude haber creído jamás. El corazón me ardía con fuerza y mis ojos se aguaron. No sé en qué momento ya me había levantado con la intención de irme. Solo sabía que si no me iba en ese momento, no sabía si iba a poder contener el llanto que amenazaba con salir.

- ¡Espera, Bella! - me detuvo sosteniéndome el brazo. Lo mire confundida - ¿De quién crees que estoy hablando?
- No lo sé, Peter - susurre intentando que mi voz no se quebrara - Eso solo lo sabes tú…
- Bella… la chica que hablaba eres tu - dio una media sonrisa.

El me acerco usando mi brazo, el cual tenía el poder, y me abrazo con fuerza y dulzura dándome pequeños besos en la cabeza.

Un alivio se prolongo dentro mío deseando que sus palabras fueran verdaderas, y deseando que el momento más ansiado de toda mi vida por fin llegara. Peter se separo un poco de mi uniendo nuestras frentes. Nuestras respiraciones chocaban y podía sentir como mi corazón iba a mil por horas por el acercamiento que había entre los dos. Cuando comenzó a separarse, me ayudo a sentarme y me volvió a abrazar con fuerza y firmeza. Yo hundí mi cabeza entre su pecho y toque con la palma de la mano su corazón, el cual iba igual de rápido o más que el mío.

- No me respondiste - me recordó después de unos minutos y yo reí un poco.
- Me gustaría que tocaras una canción en la guitarra - murmure sintiéndome tímida por aquella confesión - Nunca escuche tu voz, en los coros no se nota - le explique tratando de no sonar como tonta enamorada.
- Si ese es tu deseo - asintió Peter sonriendo - Me acuerdo demasiado de ti cuando la canto o la escucho…
- ¿Qué canción es? - pregunte entusiasta.

Peter no respondió mi pregunta, solo me guiño el ojo y tomo su guitarra sacándola de su estuche. Los acordes comenzaron a sonar y su dulce voz se escuchaba en nuestro alrededor. Reconocí la canción al instante. You make it real, de James Morrison.

Fue inevitable sonreír al oír aquella canción, mas si era dedicada para mí. Los ojos de Peter y su voz me mantuvieron concentrada y sincronizada con la letra de la canción. ¿En verdad yo hacía todo real para él? ¿Podía una chica como yo provocar tales sentimientos por dentro? Lo veía totalmente imposible. La ex novia de Peter era toda una modelo y de clase alta, mientras yo no era para nada linda y mi clase social estaba muy por debajo de un hijo de un exitoso empresario.

Cuando al fin Peter termino la canción, nos quedamos mirándonos varios segundos. El corazón se me acelero con rapidez al notar que él se acercaba mas y mas hacia mis labios quedando frente a frente conmigo, una vez más chocando nuestras respiraciones.

- Bella ¿Quieres ser mi novia? - pregunto sonriendo de oreja a oreja.

Yo sonreí aun mas sintiendo la felicidad enorme dentro de mí. Pero antes de responderle, me pare y le hice una señal para que él también se incorporara. El seguía sonriendo frunciendo el seño por la confusión.

- Si quieres saber mi respuesta tendrás que alcanzarme - dije y me eche a correr con rapidez hacia los regadores que estaban cerca.
- ¿Ah si? ¡Dalo por hecho que te alcanzare! - exclamo corriendo hacia a mi intentando mientras soltaba carcajadas.

Los regadores hicieron lo suyo mojándonos de pie a cabeza completamente. Di gracias a Dios porque este día fuera más caluroso de lo normal, sino estaríamos muertos de fríos y a punto de sufrir alguna hipotermia.

-¡No me alcanzas! - grite viendo como se quedaba atrás - Sino me alcanzas ahora, no te diré hasta dentro de dos semanas mi respuesta. Y te aseguro que lo hare - le advertí mirándolo burlonamente.
- ¿No que no correrías mas en tu vida? - pregunto divertidamente.

Pero antes que pudiera responder, el chico corría hacia a mí con una velocidad terrible. Comencé a correr lo más rápido que pude pero me detuvieron unos brazos fuertes y firmes redondeándome totalmente. Comencé a reírme a carcajadas junto a él y por intentar zafarme de su agarre ambos caímos al césped todo húmedo. Al estar costados uno al lado del otro, nuestras miradas se encontraron provocando las miles de sensaciones dentro mío, y sobre mas preguntas de cómo había podido tener tanta suerte porque un chico como él se fijara en mi.

Peter me ayudo a levantarme riéndose un poco junto conmigo.

- Ahora te toca responderme - comento redondeándome los brazos hacia la cintura, estrechándome hacia él.

Sus ojos nuevamente me hipnotizaron, pero rompí el hechizo bajando la cabeza avergonzada. Me beso mi mejilla y cerré los ojos para sentir a profundidad los sentimientos en mi interior. Volví a mirarlo a los ojos y asentí con la cabeza largando una pequeña risita. Peter sonrío aun más y sus ojos se dirigieron a mis labios acercándose poco a poco hacia él.

Nuestros labios comenzaron a rozarse hasta convertirse en un beso completamente. Era impresionante como mis emociones golpeaban con fuerza adentro de mí, como si quisieran salir para demostrarle todo lo que lo amaba en ese momento, como si la ansiedad que sentía en ese momento aumentara mil veces más mientras lo segundos pasaban.

Fue un beso dulce, tierno y lento. Su sabor era de chocolate, como sus ojos tan preciosos y dignos de él. Aunque no sabía muy bien que hacía, trate de copiarle y besar de la misma forma que el. Era el primer beso que daba en toda mi vida. Ni una sola vez había besado a alguien y Peter había sido el indicado para ser mi primer novio y mi primer beso.

Al fin había tenido lo que siempre había querido. Un primer beso con la persona que amaba con locura. Un beso, y aun mejor, un noviazgo con Peter.