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Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Wiiiiiiiiiiiiiiii, siiiiiiguela! me encantó! Cada dia te supeeeras más :cosi:
ili19.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Quedo mal que gritara, pero si, fue por eso...ᴍᴀʀ. escribió:Noo! ¿Por qué gritó? Supongo que debe ser por que Zayn le apretaba la mano, pero creo que se puede malinterpretar y pensar que era por la niña... :/
¿Es normal que muera de ternura cada vez que Zayn dice esas cosas? Es tan tierno. <3
Me encantó el cap!
Seguilaaa! ;)
:bye:
Es demasiado tierno <3
Que bueno que te gusta linda.
En un rato la sigo :)
cipriano.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Jjksadhs que bueno que te gusta linda!!!!ili19. escribió:Wiiiiiiiiiiiiiiii, siiiiiiguela! me encantó! Cada dia te supeeeras más :cosi:
Y gracias :) :) :) :) :)
En un rato la sigo :)
cipriano.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
17° Capítulo
Galleta de la fortunaEl departamento de Zayn definitivamente carecía del toque femenino; sus paredes eran todas blancas o azules, y los muebles tenían puras tonalidades oscuras.
Lo vi ir y venir de su cocina, rebuscando algo en el refrigerador unas cientos de veces antes de salir con suficiente hielo en sus manos; hielo que aplicó inmediatamente sobre mi mano izquierda y masajeó hasta que finalmente se atrevió a verme a los ojos y me dedicó una sonrisa insegura.
—Lo siento tanto, nena —dijo agachando de nuevo la mirada y soplando delicadamente su aliento en mis dedos que horas antes estuvieron insensibilizados bajo su cruel y aplastante agarre.
—No tienes la culpa —dije suavemente.
Me sentía avergonzada al recordar cómo de amorosa se había portado su sobrina conmigo y yo de idiota me puse a gritar. Pero es que Zayn de verdad iba a romperme algún hueso importante en ese momento si continuaba apretándome como lo había hecho, tuve que gritar del dolor y me aparté inmediatamente de él.
—¡Zayn me estás lastimando! —había gritado y estúpidas lágrimas salieron de mis ojos a borbotones.
No lo culpaba, suponía que se había descontrolado al ver a su sobrina en público, en donde la gente se quedaba viéndola con demasiado interés de lo normal, cuando lo único que él quería hacer era protegerla de las personas curiosas y entrometidas.
Me había asustado pensando que heriría los sentimientos de Nicole porque, justo en el momento en que ella me abrazó, yo había gritado del dolor. Pero en realidad la pequeña me dejó boquiabierta al acercárseme y susurrarme cosas tranquilizadoras en el oído (no sin antes fulminar con la mirada a Zayn).
—¿Estás bien? —me preguntó—. ¿El tío Zayn te lastimó? Ya, ya… el dolor va a pasar, no durará para siempre.
Esta niña era increíble. Teniéndola así de cerca pude ver las cicatrices y manchas que cubrían gran parte del lado derecho de su rostro; algunas manchas rosadas (en donde la piel sufrió un mayor daño) se le escabullían por la frente y se escapaban hacia el otro lado de su rostro. Sus cicatrices me recordaron algo que yo había visto con anterioridad, en los tatuajes de Zayn. Estos seguían los mismos patrones que las cicatrices de Nicole. Zayn se había tatuado el hombro con estas líneas que se formaban en el rostro de la pequeña niña.
Saberlo me hizo amarlo un poquito más.
Le sonreí a Nicole en medio de mi cortina de lágrimas que me nublaban la visión.
—Ahora ya me siento mejor —dije sorbiendo mocos.
Noté que su pequeño cuerpo llevaba puesto una camiseta en la que se leía: I©1D e inmediatamente pensé en Zayn cantando borracho sus canciones.
Y hablando de Zayn, él se apresuró a mi lado y me sujetó de la cintura, se veía bastante afectado y a punto de colapsar.
—Voy a llevar a __ a mi departamento para curarle la mano —anunció él a su abuela y a su sobrina—. Nikky, tú vienes conmigo.
La tomó de la mano y su abuela bufó en alto.
—Zayn… deja de ser tan sobreprotector, nosotras podemos quedarnos a ver la película —le dijo ella—. No voy a dejarla sola, va a estar todo bien.
Nicole le hizo pucheros a su tío, y noté el enorme trabajo que hacía Zayn para decirle que no.
—Tengo películas en mi habitación —él trató de convencerla, pero la niña no cedía—. Además llevas tiempo sin visitar mi departamento… ¿no quieres saludar a Steve?
Inmediatamente me sentí curiosa por el mentado Steve. ¿Quién era?
Nicole dudó por un momento.
—También tengo helado de frambuesa —eso la convenció por completo.
La niña aceptó y ahora estábamos los tres juntos en el departamento de Zayn.
Su abuela se había quedado en el cine a ver la película, y le dejé un mensaje de texto a Rita explicándole que me iba con Zayn y que tenía que contarme lo que estaba sucediendo entre ella y Key, eso no se lo iba a pasar por alto.
Poco a poco la sangre volvió a circular por mi mano y mis dedos fueron saliendo de su estado de coma temporal; Zayn colocó hielo y vendó mi palma con una tira de una de sus viejas camisetas. Se aseguró de que no hubiera ningún hueso roto y por suerte la situación no pasó a mayores.
—¿Mejor? —preguntó una vez que terminó con la venda.
Asentí con la cabeza.
Me encontraba sentada en el cómodo sillón de su sala mientras él permanecía arrodillado frente a mí.
Nicole estaba en la habitación de Zayn (que por cierto era demasiado grande para una sola persona) viendo películas de Harry Potter y besando la pantalla cada vez que Daniel Radcliffe salía en escena.
Estábamos solos… relativamente. Steve estaba recostado del otro lado de la habitación, viéndome atentamente como si supiera que le tenía miedo. Y era verdad, le tenía miedo.
Lo ignoré y regresé a ver el rostro afligido de Zayn.
—¿Quieres decirme por qué te pusiste furioso al ver a tu sobrina en el cine? —me aventuré a preguntar.
Él hizo una mueca y se sentó en el suelo para verme directamente a la cara.
—¿Acaso no notaste cómo la gente se le quedaba viendo? Estúpidos curiosos.
Llevé mis manos hacia su cabello negro y lo acaricié con ternura.
—Lo sé, pero te lo dije antes, no puedes encerrarla en una burbuja. Eso puede acomplejarla.
—Mi abuela, varios psicólogos y yo, nos encargamos que eso no sucediera —respondió—, simplemente no quiero que salga lastimada más de lo que la lastimaron hace tanto tiempo atrás. Ella aún no tiene idea que fue mi hermano quien comenzó el incendio a su propia casa.
—¿Ella no sabe?
Zayn negó con la cabeza.
—Nunca lo supo y nosotros no quisimos decirle nada. Eso la destruiría. Ella cree que sus padres murieron juntos, tomados de la mano como una linda familia con finales felices. Así que sería grandioso que no le mencionaras nada de lo que sabes.
—No diré ni una palabra.
—Lamento haberte lastimado, nena. Me puse como loco al verla entrar y… Los doctores de mi hermano hablan conmigo regularmente y me dicen que él pide ver a su hija. Supo que quedó viva y jura que se arrepiente de lo que hizo pero yo sé que no lo hace. Solo quiere hacerle daño. No quiero que la vea, no quiero que eche a perder la perfecta mentira que he creado para ella.
»No debo exponerla ante nadie porque tampoco quiero que le informen a mi hermano sobre su paradero. Él tiene permitido escribir cartas y no necesito que sepa ni siquiera la dirección de la casa de muñecas de Nicole. No lo quiero cerca de ninguno de nosotros… y todo se vino abajo cuando la vi caminar en medio de todas esas personas.
Me senté en el suelo junto a él y puse mi mano buena en su mejilla.
—Eres un gran tío —murmuré con suavidad.
—Ya era hora de que alguien lo notara —suspiró liberando un poco el estrés de sus hombros.
—Zayn… ¿te das cuenta que en algún momento vas a tener que decirle a ella la verdad?
Él cerró los ojos y cubrió mi mano con la suya.
—Pero no por ahora. No en un futuro cercano —llevó mi mano a sus labios y la besó.
Permanecimos recostados uno junto al otro, sin decir nada por varios minutos.
A lo lejos podía ver a Steve moviéndose hacia la ventana de la cocina y atrapar algo de los últimos rayos del sol que poco a poco se escondían en el horizonte. Notó que yo lo estaba viendo con atención y se dio la vuelta azotando su cola contra el marco de la ventana.
Ver cómo el día se iba lentamente convirtiendo en noche me hizo recordar algo importante, me levanté con sobresalto.
—¡Olvidé que tenía una cita de trabajo hoy! —Mi mamá había logrado conseguirme una entrevista en una librería ubicada en el centro de la ciudad. La dueña ocupaba ayuda y me había reservado el primer puesto si me presentaba hoy.
Pero ya era muy tarde para hacer una rápida aparición.
—Ve mañana —suplicó Zayn, levantó su mano para acariciar mi pantorrilla—, ya es tarde. Quédate esta noche.
—¿Quedarme… toda la noche? —mi corazón se aceleró y realmente le gustó la idea.
No. No podía, papá se iba a poner frenético si amanecía en casa de un hombre. Peor si dicho hombre era la pesadilla de su vida.
—Me encargaré de la cena —insistió.
—¿Sabes cocinar?
—No, pero para eso existe el servicio a domicilio.
Resoplé.
—No creo que deba…
—¿Te vas tan pronto? —interrumpió Nicole recién saliendo de la habitación de Zayn.
Me desgarró en el alma tener que decirle que me marchaba a esos ojos miel tan inocentes pero a la vez experimentados de la vida.
Suspiré resignada.
—Me quedaré para la cena —afirmé.
Zayn sonrió con suficiencia.
—Bien, ordenaré comida china. ¿Alguien se opone? —miró en dirección a su sobrina y ella negó con la cabeza, luego miró hacia mí y me encogí de hombros—. Entonces comida china será.
Zayn se puso de pie y, en un arrebato, me tomó de la cintura y me besó muy fuerte en los labios.
Escuché a Nicole chillar y reír en voz alta.
Hice palanca con mis brazos y logré empujarlo en su sitio. Lo regañé mentalmente.
—¡La besaste! ¿Eso significa que se van a casar pronto? —gritó Nicole.
Me ruboricé por completo, esperé por la respuesta de Zayn y lo que obtuve fue:
—Serás la que lance las flores —le guiñó un ojo.
Lo golpeé en el pecho intentando sacarle el aire, pero mi golpe apenas y lo inmovilizó.
Por andar diciendo mentiras como esas es que terminó con una escopeta apuntándole en el rostro.
—Zayn… —le advertí con mi tono de voz.
Él huyó de mi lado y corrió hacia Nicole levantándola del suelo con una sola mano.
—Es hora de que regreses a ver otra película, piraña —caminó con ella en dirección a su dormitorio.
—¡Pero no, yo quiero quedarme a conocer a tu novia!
—Durante la cena le podrás preguntar todo lo que quieras. Ahora ella y yo tenemos que besuquearnos en el sofá.
Resoplé audiblemente.
Nicole comenzó a reírse y vi cómo logró salirse del apretado agarre de Zayn. La envidié por eso, yo nunca podía zafarme con tanta facilidad aunque me retorciera mil veces.
—Quiero primos —dijo ella corriendo a mi lado—, muchos. Como para formar una banda de música.
Por mi rostro subió el calor de mi sangre.
No dije nada a eso.
—No presiones Nikky, por ahora intentaremos pedirle a la cigüeña que nos traiga uno. Ya tenemos el nombre —Ay no. Si lo decía en voz alta lo iba a castrar. En serio lo castraría. A él y a su zorrillo.
¿Realmente… quién tenía un zorrillo como mascota? Solo alguien como Zayn.
Steve alzó la cabeza desde su posición, como si supiera que estaba pensando en él, y regresó a su labor de buscar qué comer entre los muebles de la cocina.
—¿Por qué mejor no tienen cinco bebés y le ponen Harry, Liam, Niall, Louis y Zayn? —Interrumpió la pequeña—, y no creas que no sé de dónde vienen los bebés. Ya casi cumplo once y no creo en la cigüeña. Conozco el mecanismo, muchas gracias.
De ser posible mi rostro se calentó más.
¿Cómo? ¿Tan pronto y ya sabía? Yo a su edad todavía me creía Sailor Moon con mi tiara lunar combatiendo el mal y mis frases de “te castigaré en el nombre de la luna”.
Supe del sexo dos años después, cuando cruelmente la clase de Ciencias Naturales me abrió los ojos; había llegado a casa preguntándole a mamá y a papá si ellos me habían creado de esa forma. La única respuesta que obtuve fue un silencio incómodo y un sonrojo de parte de mi madre.
—La abuela la tiene muy aleccionada —contestó Zayn a mi pregunta no dicha en voz alta—. El otro día tuvieron la plática.
Nicole asintió con la cabeza.
No podía creer que esta pequeña niña ya supiera todo el concepto básico para… dejar entrar a la anguila en la cueva.
—No es nada complicado —afirmó ella—, una chica y un chico se besan por treinta minutos y luego, ¡puuf! aparece un bebé en tu estómago. La bisabuela me lo explicó todo.
Uff… menos mal que ese era el concepto que sabía. Creo que su bisabuela olvidó muchos detalles de por medio. Detalles que gustosamente la señora E.L. James no había omitido en sus libros.
—¿Ustedes quieren que les dé treinta minutos? —preguntó Nicole. Nos miraba con una sonrisa cómplice.
De nuevo, me ruboricé.
—No, pequeña —comencé diciendo, me agaché para quedar a la altura de sus ojos, ella era realmente bajita—. Sólo me tomará dos segundos jalarle la oreja a tu tío y luego voy contigo para ver una película, ¿de acuerdo?
Ella asintió vigorosamente.
—Aunque sin embargo deberías intentar besarlo por media hora —susurró Nicole en mi oído—, solo para ver si es verdad que el bebé va a aparecer en tu estómago.
Yo intenté hacerlo con uno de mis compañeros de la clase de recuperación pero el tío Zayn me encontró y me dijo que no funcionaba a menos que yo tuviera veintisiete años. Así que estoy esperando cumplir eso para besarme con un chico por media hora y ver qué sucede…
Me reí al imaginarme a Zayn siendo sobreprotector con su sobrina.
No sé por qué pero se me hacía más irresistible.
—¿Qué están susurrando ustedes dos? —preguntó él.
—Nada —respondimos Nicole y yo al mismo tiempo; luego nos reímos al darnos cuenta.
Zayn nos miró sospechosamente pero se movilizó hacia la cocina.
Desde ahí nos gritó que iba a ordenar la comida.
—¿Tú tienes veintisiete años? —me preguntó Nicole una vez que Zayn se fue.
Negué con la cabeza
—Solo tengo dieciocho. Cumplo diecinueve en dos meses.
La niña amplió los ojos.
—¿Vas a hacer una fiesta? Oh, por favor dime que la harás. Nunca he asistido a una… bueno, Nanny y Zayn siempre me preparan fiestas sorpresas pero es aburrido tenerlos solo a ellos y a Steve o a Carlo.
Su rostro se afligió por un momento.
¿Es que Zayn tampoco invitaba a sus amigos? ¿O era que ella no tenía amigos?
¿Asistirá a clases con los demás niños en una escuela?
Ni siquiera lo sabía.
—¿A qué escuela vas? —le pregunté tratando de enderezar la pequeña cadena con un dije de bigote negro que tenía en su cuello
—No voy a la escuela. Mis maestros vienen a casa, ¿por qué?
¿Zayn la ocultaba también de niños de su edad?
Bueno, a veces los niños podían llegar a ser demasiado crueles cuando notan que alguien es diferente a los demás.
Una ola de compasión y tristeza me invadió por Nicole.
—Solo tenía curiosidad —respondí finalmente.
Ella bajó la mirada y con su pie comenzó a hacer círculos en el suelo.
—Sé que mi rostro no es muy atractivo de ver —confesó en voz baja—, muchos niños salen corriendo cuando me miran. Pero ellos no saben que, a pesar de mis marcas, yo me siento hermosa… o al menos eso dice el tío Zayn. Así que gracias por no mirarme raro como todos los demás.
Me dio un breve abrazo y salió corriendo hacia la habitación de su tío.
Quedé en cuclillas, sin habla y con una sensación vertiginosa en mi estómago.
Estaba ante una niña muy valiente… en todos los sentidos.
Escuché la puerta del dormitorio de Zayn ser abierta y rápidamente Nicole asomó la cabeza a través de la ranura:
—Puse la película El Diario de la Princesa y no me gustaría verla sola, ¿vienes?
Sonreí y me puse en pie, entrando al territorio más íntimo de Zayn.
—No me la perdería por nada del mundo.
Para ser un chico, Zayn era bastante pulcro en su habitación. Al menos no tenía ningún poster visible de alguna mujer en lencería atrevida, o una banda de rock pesado.
Sus paredes estaban desnudas de cuadros o pinturas y, al igual que el resto del departamento, los muebles eran de tonalidades oscuras con finos acabados.
Su cama era enorme y no pude evitar respirar hondo en sus sábanas de color azul marino; ni siquiera presté atención a la película que Nicole había puesto para que ambas pasáramos un rato juntas. Me sentía drogada y aturdida de solo pensar que Zayn dormía en esa misma habitación, en esta misma cama y en este mismo lado en el que me encontraba recostada.
Incliné mi rostro una vez más y pegué mi nariz en las sábanas; aspiré como por vigésima vez el delicioso olor masculino que él impregnó en sus almohadas.
Espectacular.
Rápidamente me separé, no quería que Nicole me fuera a ver actuando como la loca que olía las sábanas de su tío.
Después de veinte minutos entró Zayn y nos anunció que la comida ya estaba lista.
Nicole y yo nos movilizamos hacia la sala y los tres comimos de las cajitas de cartón en donde los alimentos venían bien empaquetados desde el restaurante chino a tres cuadras del departamento.
Nos sentamos en el suelo de la sala, rodeando la mesita de centro e intentando sostener los fideos y el arroz con los palillos chinos, riéndonos cuando ninguno pudo realizar tal hazaña y en su lugar usamos tenedores.
Devoré todo con rapidez y disfruté de la mejor vista de todas: Zayn en una camiseta sin mangas.
Realmente debería usar más como esas. Hacía que los músculos de sus brazos se lucieran de manera formidable.
—Cuando sea mayor me pintaré la piel como el tío Zayn —anunció Nicole mientras metía un puñado de fideos a su boca.
—¿En qué edad quedamos que eso iba a suceder? —musitó Zayn.
—¡A los treinta! —obedientemente respondió la niña.
Tuve que reírme de eso.
—Zayn, tu ni siquiera tienes treinta y ya estás tatuado —le recordé.
—Maduré rápido.
Reí-resoplé a la vez.
—Entonces yo definitivamente estoy calificada para hacerme uno.
—Y yo estaría encantado de supervisar los lugares de tu cuerpo ideales para un tatuaje —me guiñó un ojo.
Mi rostro se calentó.
Aclaré mi garganta y continué con la cena.
—Terminé con mi comida, ¿puedo ahora ver mi galleta de la fortuna? —le pidió Nicole a Zayn.
Él acercó la cajita donde comía la niña y la observó, haciendo una mueca.
—No, no has terminado. Come tu brócoli.
—No me gusta el brócoli, lo sabes —ella hizo un puchero y se cruzó de brazos.
—Cómelo...
—Pero no quiero... Mira, __ tampoco lo ha comido —me señaló y me tensé en mi lugar.
Zayn se acercó e inspeccionó mi comida al igual que como había hecho con ella.
—__... —me advirtió él.
—¿Zayn?
—Come tu brócoli.
—Soy alérgica a los vegetales —dije encogiéndome de hombros y llevándome algo de pollo a la boca. Mastiqué lentamente a pesar de que quería devorar todo muy rápido; mi almuerzo había sido un fiasco preparado por Susan, merecía algo de comida decente.
—Además —continué— se le pueden dar a Steve así que no se desperdician.
Nicole asintió estando de acuerdo conmigo.
Steve apareció en ese momento como si lo hubieran requerido y olfateó en mi dirección.
¡Puaj! Me moví rápidamente hacia Zayn hasta que nuestros brazos chocaron uno contra otro.
—¿Le tienes miedo a Steve y aun así quieres alimentarlo? —preguntó él, divertido.
—Nadie, pero nadie, tiene un zorrillo como mascota —lo fulminé con la mirada—, son apestosos y dejan su hedor por todos lados. Si querías un animal hubieras optado por un perro… o un gato al menos. Vaya, incluso pensaba que eras el tipo de chico con una serpiente como mascota.
Zayn se rió y rodeó mi cintura con sus brazos, me movió de tal forma que quedé sentada entre sus piernas abiertas, mi espalda chocaba contra su pecho.
Justo en ese momento yo estaba teniendo una enorme dificultad para respirar normalmente; y no me lo puso fácil cuando sus largos dedos comenzaron a acariciar mi cabello.
—Tengo un perro —habló en mi oído causándome cosquillas—, solo que mi vecino del departamento de abajo lo cuida cuando yo no estoy en casa. Y en cuanto a Steve... bueno, era un invitado no deseado que se escondía en el dormitorio de Marie, yo solo lo rescaté antes de que ella llamara a control de animales y ellos lo dañaran.
—¿En el departamento de Marie? Me parece haberlo conocido antes —medité. Claro, era la misma mofeta que encontré en la cocina semanas atrás.
¿Cómo llegaría un zorrillo hasta el departamento? Ni idea.
Mientras Zayn apoyaba su barbilla en mi cabeza, Nicole estaba entretenida dándole a Steve su brócoli, fingiendo que nadie miraba nada.
—Además, Steve no es apestoso —volvió a hablar en mi oído. Esta vez me dio un beso en el cuello—, cuando lo llevé al veterinario, me dijeron que alguien le había quitado las glándulas que producen el mal olor. Es un animal limpio en todo sentido.
Fruncí el ceño. ¿Cuándo lo llevó al veterinario?
—Es como un ratón gigante —le dije—. No deberías dejar que Nicole juegue con él, la puede morder.
—No va a estar mucho tiempo aquí; mi abuela quiere liberarlo en el bosque este fin de semana. ¿Eso te hace feliz?
—De acuerdo, me tranquiliza.
Zayn volvió a darme otro beso en el cuello. Reprimí la urgencia que tenía de girarme y que esta vez besara mi boca, pero tenía que comportarme, Nicole estaba cerca y no me parecía lo correcto que mis hormonas revolotearan por todo el lugar.
—¡Terminé el brócoli! —gritó la niña cuando acabó de alimentar al apestoso animal (con o sin glándulas)—¿Puedo ahora agarrar una galleta?
—Bien —Zayn extendió el plato que contenía las galletas e hizo que Nicole tomara una.
Ella se precipitó a agarrar la que más cerca tenía.
Antes de partirla y leer su mensaje, nos miró a ambos con ojos entrecerrados.
—¿No van a agarrar una también? Puede ser de mala suerte si no las abrimos al mismo tiempo —dijo la niña solemnemente.
Le sonreí y tomé la que se encontraba en el centro. El brazo de Zayn se estiró sobre mi hombro para tomar la que quedaba.
—De acuerdo, a la cuenta de tres cada quien parte su galleta —instruyó Nicole.
Steve se rozó sobre su pierna y lo vi olisquear en su dirección. Yo llevé mis rodillas a la altura de mi pecho, y me pegué más a Zayn.
—Uno —comenzó ella con entusiasmo—, dos… ¡tres!
Con mi dedo pulgar ejercí presión sobre la galleta y ésta se partió en tres pedazos pequeños. Saqué un papelito que venía apretadamente doblado y leí su contenido:
“Alguien te está mirando justo en este momento”
¿Alguien me está mirando? ¿En serio? ¿Qué clase de galleta de la fortuna era esta?
Pudieron haber puesto: Si estás leyendo esto es porque puedes leer.
Más obvios no pudieron ser.
Alcé la vista, curiosa por ver qué decían las demás galletas, tal vez tenían mensajes más interesantes que el mío.
Nicole fruncía el ceño y veía el papel confundida, miré a Zayn que tenía casi la misma expresión que su sobrina. En realidad era algo tierno de ver. Ambos hacían las mismas muecas y de la misma forma.
—¿Qué les parece un cambio? —preguntó él finalmente. Hizo de su papel una bolita y me lo pasó mientras que Nicole tomaba el mío y le entregaba el de ella a Zayn.
—Oye no se vale cambiar. Es hacer trampa —le dije.
Pero ninguno de los dos me prestaba atención; impulsada por mi curiosidad decidí leer la bolita que me había pasado Zayn. Decía:
“Intenta con otra galleta”
Bufé para mis adentros. Claro, intentó con otra galleta.
—Cambio —gritó Nicole después de un segundo.
Automáticamente Zayn y ella volvieron a intercambiar papeles tomando de nuevo el mío.
Desenrollé el siguiente, que originalmente pertenecía a Nicole, y se leía:
“DJ Maxxime a tu disposición… para reservar presentaciones: 511-254098”
Tuve que reírme en voz alta. Luego Nicole se contagió, y por último Zayn.
—Esas fueron las peores galletas de la fortuna que leído en mi vida —dije entre risas.
—Oye, salió algo bueno de todo esto —dijo Zayn— tenemos el número de un DJ si llegamos a necesitarlo.
Me reí un poco más con eso.
—La próxima vez mejor trae helado —le dije.
___________________________
Esa noche llegué tarde a casa.
Zayn me había llevado en su motocicleta, y después se aseguraría de ver que su abuela y Nicole también llegaran seguras a su hogar. Él me dijo que ellas no vivían en el departamento, solo iban casualmente y trataban de verse todos los fines de semana. Incluso me invitó para ver la liberación de Steve en el bosque.
Iba a rechazar su oferta pero la verdad era que quería pasar todo mi tiempo posible con él, sin importar que eso incluyera a cierto zorrillo apestoso de por medio.
Una vez en la puerta de la casa de papá, Zayn tuvo el descaro de besarme hasta que se me durmieron los dedos de los pies.
—Te extrañé —me decía entre besos—. No quiero que vuelvas a huir de mí, por favor. — Llevó mi mano, todavía vendada, a sus labios, y me besó con suavidad—. Me volví loco cuando no supe dónde encontrarte. Incluso fui a casa de tu madre para que me dijera dónde te escondías toda esta semana.
—Lo siento —dije en un hilo de voz—, me sentía insegura.
—¿Insegura de qué? —sus manos ahuecaron mi rostro y se inclinó más cerca de mí para pegar mi frente contra la suya.
—Insegura de si volverías a los brazos de Marie —dije, sintiéndome avergonzada.
No había vuelto a ver a Marie desde el incidente con la pistola de burbujas y el desastre que le hizo a mi ropa; por su culpa había tenido que saquear el armario de Rita en busca de prendas temporales que me sirvieran mientras ahorraba para una compra rápida en tiendas de segunda mano. Nunca creí posible que llegara a odiar tanto a una persona… mucho menos que alguien me odiara a mí con esa intensidad con la que Marie me odiaba.
Zayn jugueteó con mis labios, haciendo que mis pensamientos entraran en zonas más seguras.
—Yo no quiero volver con Marie —me aseguró—. Y definitivamente no quiero que vuelvas con el lame vacas.
Fruncí el ceño.
—¿Qué tiene que ver Mason en todo esto? Sabes que nunca volvería con él.
Pegó de forma casi violenta sus labios contra los míos, con sus manos tomó mi cabeza y la dirigió hasta conseguir la mejor posición para excavar dentro de nuestras bocas.
Su lengua se unió a nuestro beso y conquistó todo a su paso.
Solté un gemido cuando me agarró de la cintura con una mano y me acercó a su cuerpo; dejé de pensar, dejé incluso de respirar y me concentré por completo en lo que sus labios hacían con los míos, en el trabajo que realizaba su ávida lengua y lo que su cuerpo estaba sintiendo en ese momento debido a nuestra cercanía.
Nunca deseé llegar a más que solo besos con Mason, pero con Zayn… tenía la enorme necesidad de arrancarle la ropa y que me demostrara sus habilidades en privado. Pero él se separó justo cuando iba a sugerirle llevarlo a escondidas a mi habitación.
Respiró hondo y yo me acerqué en busca de un poco más de sus labios; antes de que pudiera acercarme, él me tomó de los hombros y me separó del calor de su cuerpo.
Me escuché protestar y él sonrió ante el sonido.
Yo estaba en un estado peor que el de Bambi… me encontraba en un estado cavernícola al cien por ciento.
—Me alegra que ya no te interese el lame vacas, porque él está sentado en tu porche, esperándote —dijo Zayn viendo a alguien por encima de mi hombro.
Giré y encontré a Mason de pie, viendo de forma horrorizada en nuestra dirección.
¿Qué hacía él aquí?
Me crucé de brazos y me aseguré de que todas las luces en la casa de papá estuvieran apagadas.
Susan no se quedaba a dormir (al menos no se quedó mientras yo estuve toda esta semana) así que papá debería haberse dormido enfrente de la televisión viendo el canal de deportes. Al menos esperaba que estuviera dormido porque Zayn y Mason eran capaces de armar toda una guerra, y era seguro que papá iba ponerse del lado de Mason sólo para ver lejos a mi novio tatuado y con motocicleta.
Vaya… sonaba a un cliché de chico malo. Pero Zayn era todo menos un cliché; yo podía dar fe y legalidad a eso.
—¿Qué haces aquí Mason? —pregunté sigilosamente.
Él se acercó a paso lento y se detuvo cuando Zayn se puso a mi lado.
El rostro de Mason tenía ciertos moretones y el lado derecho de su ceja estaba hinchado, eso fue de su pelea con Zayn hace una semana, solo esperaba que no viniera a buscar más pelea todavía.
—Pensaba encontrarte en casa —respondió él— sola.
Miró a Zayn cuando dijo esto último.
Suspiré.
¿Por qué no podía tener un día normal y tranquilo en mi vida?
—¿Querías algo? —traté de desviar la conversación a terrenos seguros.
—Sí. Quería hablarte de una cosa. En privado.
Zayn bufó y envolvió uno de sus brazos en mi cintura.
—Nada está sucediendo en privado con mi chica —dijo él clavando sus dedos en mi cadera—, si quieres insistir en hacer de idiota y declarártele una vez más, te voy a hacer el favor de ahorrarte el ridículo. Escuchaste lo que ella dijo antes: nunca volverá contigo. Así que deja de insistir de una buena vez.
Mason entrecerró los ojos.
—No puedo creer que te enrollaras con un chico mucho mayor que tú —me acusó—, en serio, ¿cuántos años tienes, abuelo?
Oh, oh. Mala pregunta.
Podía sentir la tensión en Zayn irradiar por todos los músculos de su cuerpo.
Primero Key lo hacía enojar… ahora Mason.
Genial. Crearan a un monstruo de los celos.
—Si no quieres que te golpee en las pelotas, dejarás las bromas conmigo, niño.
—No sabía que te atraían los ancianos, __. O para el caso, los chicos con apariencia de delincuentes.
—Mason… guarda silencio —lo fulminé con la mirada.
Idiota, idiota, idiota.
Él suspiró, tratando de calmarse.
—No vine a pelear —dijo alzando las manos—, solo quiero pedirte un favor, __. Quiero que le digas a mi madre que tú y yo somos novios todavía.
Lo que me faltaba…
cipriano.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Maldito Mason de caca, al igual que Marie, aunque la Peggy ya no salga. Ni quiero, quiero que muera. Y tonto Mason.
Ay, que feas galletas de la fortuna :(
Mejor eso, a que salgan en ingles -se va a un rincón a llorar-.
Volví, espero que me traigas otro capitulo si no... -alza su puño(?)-... hahaha okno xd
Besos xx.
Ay, que feas galletas de la fortuna :(
Mejor eso, a que salgan en ingles -se va a un rincón a llorar-.
Volví, espero que me traigas otro capitulo si no... -alza su puño(?)-... hahaha okno xd
Besos xx.
Manipulatively.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
SIGUELA CADA VES ME ENVUELVES MAS EN TU NOVELA .w.
AndreDirection
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Otra vez Mason? Duh! No lo soporto!
No puedo creer que Zayn tenga un zorrillo como mascota! jajajaj! Sólo él podría hacer algo así! xD
Me encantó el cap!
Seguilaaa! :D
:bye:
No puedo creer que Zayn tenga un zorrillo como mascota! jajajaj! Sólo él podría hacer algo así! xD
Me encantó el cap!
Seguilaaa! :D
:bye:
ᴍᴀʀ.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Los odio dkjafh.FerryStyles escribió:Maldito Mason de caca, al igual que Marie, aunque la Peggy ya no salga. Ni quiero, quiero que muera. Y tonto Mason.
Ay, que feas galletas de la fortuna :(
Mejor eso, a que salgan en ingles -se va a un rincón a llorar-.
Volví, espero que me traigas otro capitulo si no... -alza su puño(?)-... hahaha okno xd
Besos xx.
Feísimas las galletas....
No me golpees, ya la sigo :)
cipriano.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Ya la sigo :)valeriekehrhahn03 escribió:SIGUELAAAAA
cipriano.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Jkjafh que bueno linda.AndreDirection escribió:SIGUELA CADA VES ME ENVUELVES MAS EN TU NOVELA .w.
Ya la sigo :)
cipriano.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
Tampoco lo soporto!!!!ᴍᴀʀ. escribió:Otra vez Mason? Duh! No lo soporto!
No puedo creer que Zayn tenga un zorrillo como mascota! jajajaj! Sólo él podría hacer algo así! xD
Me encantó el cap!
Seguilaaa! :D
:bye:
Jajaja es una mascota un poco rara....
Que bueno que te guste linda.
Ya la sigo :)
cipriano.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
18° Capítulo
Siendo una __ embarazada—¿Entonces ayer no fuiste a tu entrevista de trabajo? —preguntó mamá mientras ajustaba sus lentes de lectura.
Suspiré y me senté en el bulto de cojines que conformaban la sala.
—Nop. Se me olvidó y en ese momento estaba... ocupada.
Mis dedos se movieron alrededor de un hilo color magenta que se desprendía de uno de los cojines.
Mamá se encontraba en su máquina de coser, creando una colcha con pedazos de otras telas inservibles y con olor a moho que almacenaba en el sótano.
En serio, esta mujer iba a aparecer en uno de esos capítulos de acumuladores que pasaban en la televisión. Incluso creo que tenía guardada la ropa interior que usó el día de su boda. Ella conservaba todo lo que traía buenos recuerdos; si no pudo guardar mi cordón umbilical fue por puro milagro divino.
—Pastelito... —despegó la vista de su máquina y la fijó en mí; su boca color carmín hacía una mueca—, ¿estás manteniendo relaciones sexuales con el chico?
Mi rostro se puso más rojo que el color de las paredes de la casa.
—Aunque claro —continuó sin dejarme responder—, no te culparía. Si tu papá se hubiera visto así de buenote cuando tenía su edad, hasta yo me vería tentada por él. Uff, te habría concebido a los quince de ser posible...
—¡Mamá! —chillé avergonzada—, basta. Ya me hablaste de eso hace años... No necesito saber acerca la vida amorosa que mantenían papá y tú.
—Yo solo digo que, si estás "metiendo al conejo en tu madriguera", deberías usar protección. Y asegúrate de que sea el indicado o después lo lamentaras —regresó a su trabajo de costura y murmuró—: claro, de haber sabido que tu papá resultaría todo un imbécil, me habría seguido manteniendo pura para Bruce Willis, como era mi plan original.
Resoplé y me puse de pie para inspeccionar los nuevos cuadros que ella había puesto en las paredes de lo que era ahora su centro de atención psíquica.
Frascos de todos los tamaños se apilaban en un estante de vidrio que colocó en la esquina, junto a los certificados que la aseguraban ser una profesional en la lectura de mano (ella misma los imprimió de una página en internet). La excentricidad era el tema principal de toda la casa.
—Susan me comentó algo el otro día —dije casualmente.
Siempre que mamá escuchaba que alguien hablaba de Susan, se ponía sensible y rencorosa.
—¿Ah, sí? ¿Qué te dijo la pequeña Miss zorra 2013?
Resoplé.
—No la llames así, y sólo me dijo que puede ayudarme a conseguir entrada en una de las universidades privadas de por aquí.
—¿Y tú quieres estudiar?
—Sí. Lo estuve pensando y es lo mejor para mí. No quiero pasar el resto de mi vida viviendo a punta de salario mínimo. Si no estudio no voy a poder mejorar mi sueldo en los trabajos.
—De acuerdo... ¿Entonces ya no irás a la entrevista de trabajo que te conseguí con la señora Olivier?
Lo pensé por un minuto.
—Sí iré, pero no creo que ella quiera contratarme sólo por medio tiempo mientras hago el intento de sacar un título.
Caminé lentamente, observando uno de los cuadros, más específicamente el que nombraba el "trasero de bebé más lindo" y, sin que mamá se diera cuenta, lo quité y me lo llevé detrás de la espalda.
—Me parece bien. Sabes que no me gusta meterme en tus decisiones; ya eres una chica grande. Te apoyaré en lo que decidas hacer.
—Bueno... quiero estudiar.
Había pensado en eso toda la noche; no quería ser camarera o trabajar en restaurantes de mala muerte por el resto de mi vida.
—Habla con la Señora Olivier, ella es comprensible. Podría darte horarios especiales para que puedas asistir a clases. Ahora, pasando a otro tema, ¿qué opinas de esta colcha? —levantó con las dos manos la peor colcha que haya visto en la vida— ¿hermosa? Ah que te deja sin palabras, ¿verdad?
—Se mira extraña —admití— ¿qué es eso de la esquina?
Ella entrecerró los ojos y buscó donde yo le señalaba.
Un gran pedazo de tela rosada con estampado de cebra cubría toda esa esquina, se me hacía bastante familiar.
—Oh, este el vestido que usaste a los cinco años en aquella fiesta de tu prima. Te veías adorable en cebra. ¿Por qué ya no usas estampados con animales? Te resaltarían el color de los ojos...
—No uso porque ahora no eres tú la que me viste —gracias al cielo—, y no puedes seguir guardando cosas como esta.
Saqué de mi espalda el título que se aseguraba de nombrar a mi trasero de bebé como el más lindo, y lo coloqué entre una pila de revistas Cosmo.
—Aww, pero si eso es adorable —hizo un puchero y se pegó la mal costurada colcha al cuerpo—. Tú solías amar cuando yo te vestía de vaquerita y te tomaba fotos con Joey el oso con ojos de botón.
Mamá tenía una mirada nostálgica en el rostro; recordando las veces que se aprovechó cuando yo era ingenua y tenía cinco años de edad.
—Sí, también recuerdo que me llevabas a un maloliente bar a cantar estrellita dónde estás…
—Extraño esos días. Ya casi no pasas tiempo conmigo —Se levantó de su asiento, dejando la colcha sobre su máquina de coser—. ¿Qué te parece si tenemos un día de chicas? Puedes incluso invitar a Rita.
Ella se movió en mi dirección y noté que la colcha la seguía con cada paso que daba. Ahí me di cuenta de que accidentalmente se la había cosido a la tela de su largo y colorido vestido/túnica.
—Mamá, la colcha se te…
—Quiero nietos.
Me quedé muda momentáneamente.
—¿Qué?
—Dije que quiero nietos —hizo un puchero, me tomó del hombro y me dirigió a la cocina. Ahí me sentó en una de las sillas de su juego de mesa de los años treinta, que originalmente pertenecieron a su madre cuando estaba soltera.
—Te escuché la primera vez. Vuelvo a repetir: ¿qué?
Ella se encaminó hasta el refrigerador y llenó dos vasos con hielo.
—Bueno… cuando el cerdo, machista, calvo y con-posibilidades-de-quedar-ciego-cuando-cumpla-cincuenta de tu padre me dijo que estabas embarazada… como que me emocioné bastante. Me dieron ganas de tener a pequeños niños corriendo por toda la casa y dejándome vestirlos con telas de leopardo. No puedo creer que haya sido todo una mentira.
Llenó los vasos con limonada y me pasó uno.
Inmediatamente me lo llevé a la boca y tragué.
Sabía más ácido de lo normal.
—Déjame ver si entiendo esto: ¿me acabas de hablar para que use protección hace no menos de un minuto, y ahora quieres que te dé nietos? ¿No será más bien que lo que necesitas es volver a tener más hijos? Eres joven todavía…
—Ay pastelito de calabaza, aunque mi espíritu sea más joven que el de la mayoría, mi cuerpo no resistiría otro embarazo. En cambio tú…
Mi rostro se tornó rosa.
—No te ilusiones demasiado —la interrumpí.
Ella tomó asiento frente a mí y se quitó los lentes.
—__, no voy a vivir para siempre. Necesito conocer a mis nietos pronto. Además, creo que el lindo bombón de tu novio sería una buena adición a la genética de la familia. ¡Sus niños serían tan bonitos! Todos ojos mieles o grises. La única buena herencia que te regaló tu padre fueron esos ojos… ¡aprovecha ahora que estás joven y con fuerzas!
—¡Ya detente! No pienso quedarme embarazada a los dieciocho. —Ninguna madre le aconsejaría eso a su hija. Corrijo: ninguna madre cuerda.
—Pues te doy mi consentimiento.
—¡Mamá!
—¿Qué? Todo lo que dije es cierto.
—Pues tendrás que esperar más tiempo.
—¡Me estoy volviendo más vieja!
—¡Deja de hablar como si tuvieras noventa y estuvieras al borde la muerte! Tienes cuarenta y tres, ni siquiera te han salido canas. Ya no discutas más el asunto.
Ella resopló y tomó un largo trago de limonada.
—Ya hasta había planeado un Baby Shower con temática de parque de diversiones —murmuró—. ¡Hasta le avisé a mis contactos más cercanos la buena noticia! Incluso me puse a tejer un pequeño suéter para mi nieto… ¡y sabes que no me gusta tejer!
Cerré los ojos y me masajeé las sienes.
—¿Por qué hiciste eso? Tú y papá definitivamente fueron hechos el uno para el otro…
—Zayn me dijo que pensaban ponerle Noah. Ese chico es tan tierno… y adoro el nombre. Aunque si es niña me gustaría opinar que le pusieran algo como Lee Ann, o Annette, o Delvia… Oh, ¿todo este tiempo anduve con la colcha pegada a la ropa?
No. puedo. creerlo. Lo. voy. a. matar.
_____________________________________________
La librería de la señora Olivier era grande y bastante visitada.
Mientras entraba por la puerta principal, unas chicas con uniformes escolares corrieron agitadas hacia la sección de Jóvenes Adultos y chillaron emocionadas al ver uno de los libros que se exhibían en los estantes.
Varias sostuvieron en sus manos la copia de un libro cuya portada era una mariposa atrapada en un frasco de vidrio; comenzaron a chillar más fuerte y besaron el libro con devoción.
Me adentré más en la tienda y pregunté por la señora Olivier a la chica de cabello morado que atendía la caja. Ella tenía un piercing en el labio inferior y me señaló, aburrida, en dirección a una habitación escondida entre un estante de libros con temática paranormal.
Toqué suavemente la puerta y me deslicé dentro.
Era una oficina bastante impersonal; una mujer con el cabello rubio se encontraba hablando por teléfono, haciendo anotaciones en una agenda manchada con garabatos.
Me indicó que tomara asiento y así lo hice.
Mis piernas desnudas sintieron rápidamente el frío de la habitación; el aire acondicionado me daba justo en el rostro y me hacía más difícil la labor de tranquilizar mis nervios.
—Bien. Tú debes ser __, ¿cierto? —dijo la mujer una vez que colgó el teléfono—, soy Laura Olivier. Puedes llamarme simplemente Laura.
—Mucho gusto —extendí mi mano y tomé la suya.
—Pensé que te vería ayer. Pero igual es bueno verte hoy; como habrás visto, la tienda cada día más se encuentra llena de clientes. Necesito toda la ayuda extra que pueda conseguir, ¿estarías dispuesta a comenzar hoy?
Vaya, ella iba directo al punto.
—Claro —respondí. Me sentía ansiosa por comenzar en este nuevo empleo.
Me gustaba leer, y definitivamente me emocionaba estar cerca de los libros.
—Um. Aunque… —tenía que plantearle lo de mi posibilidad de trabajar por medio tiempo… y no sólo eso. Me había comprometido a ayudarle a Mason a fingir por dos días que sería su novia y comenzaba esta noche en la cena. Hey, su madre me caía bien. Ella no tenía la culpa de tener a un hijo tan tonto como él. Y por supuesto que Zayn estaba furioso por eso.
Después de quince minutos de discutir horarios con Laura, finalmente llegó a un acuerdo conmigo y con mi idea de conseguir mi título.
Me sentía agradecida de que decidiera contratarme y además ser flexible con mi tiempo, no todos los jefes te harían ese favor. Al menos Cliff no lo hubiera hecho.
—Ahora ve con Mindy para que te dé un tour de cómo se manejan las cosas por aquí —me dijo ella mientras contestaba una nueva llamada.
Suponía que Mindy era la chica de cabello morado.
Salí de la diminuta oficina de Laura y me encontré a la misma chica aburrida de la vida detrás del mostrador ojeando una revista de mascotas.
—¿Tú eres Mindy? —le pregunté.
Ella alzó la vista y reventó una burbuja de goma de mascar en su boca. Parte del chicle se le pegó en el piercing tipo argolla ubicado en su labio.
Asintió con la cabeza y volvió a bajar la vista.
—¿Qué opinas de esto? —preguntó enseñándome la revista, era una foto de una iguana sobre una roca— intento adoptar una nueva mascota. Antes tenía un hámster pero mi recién comprada serpiente se lo comió.
De acuerdo. Mindy no se parecía en nada a la gente a la que estaba acostumbrada.
—Oh, yo soy una persona más de perros, gatos, tortugas…
—¡Tortugas! Cierto, no requieren mucha atención. Me gusta más esa idea —dijo dándose la vuelta; tomó su celular y comenzó a llamar a alguien.
Desde mi ángulo de vista podía observar que debajo de su cabello morado había otro tono de color: uno turquesa con mechones rosados.
Incluso vi un tatuaje en su brazo derecho de una paloma que deletreaba la palabra LIBERTAD con ramitas de olivo.
Mindy se quedó hablando un buen rato con esa persona del otro lado de la línea telefónica, y yo buscaba entre los alrededores a más empleados para que me asesoraran ya que ella discutía sobre su siguiente compra en el teléfono.
—Mindy está loca —dijo alguien a mis espaldas.
Me volteé para ver a una chica gordita que llevaba el nombre de la librería bordado en una orilla de la camiseta verde que usaba.
—Soy Rocio, pero todos mis amigos me dicen Shio. Tú debes ser la famosa __ que Laura nos mencionó ayer, ¿verdad? Acabo de ver que saliste de su oficina.
—Sí, soy __. Laura me dijo que hablara con Mindy.
Shio rodó los ojos.
—Ven. Mindy no está en sus cabales como para hacerte una introducción al fascinante mundo de una librería.
Dejé que me tomara de la mano y me condujera hacia la zona cerca de las estanterías de libros de auto ayuda.
—Primero que nada… tienes que usar el uniforme todo el tiempo. Usamos las camisas verdes los lunes, miércoles y viernes, y luego la azul los martes y jueves. Fines de semana usamos morado.
Me condujo a través de una puerta ubicada en un costado de la tienda y nos quedamos paradas cerca de un desorden de cajas cargadas con libros aun sin desempacar. Era una bodega de gran tamaño; un chico asiático que se encontraba desenvolviendo cajas nos miró con recelo cuando pasamos a su lado.
—¿Quién es esta? —dijo malhumorado.
Shio rodó los ojos y puso una mano con manicura rosada sobre su hombro.
—Tranquilo Romeo, es la nueva. Le estoy enseñando todo el trámite.
—¿La embarazada? —miró fijamente mi barriga.
—Sí, ella —respondió Shio—aunque debo decir que no se te nota nada. Como vas a engordar en los próximos meses debes ir pidiéndole a Laura camisas de tamaños más grandes.
Mi rostro se puso rojo de la cólera.
¿Por qué todo el mundo pensaba que estaba embarazada?
—No estoy embarazada —dije entre dientes.
—Ah, ¿no? Laura nos dijo que tu madre le avisó recién hace una semana de tu embarazo.
Maldije por lo bajo.
—A mi mamá se le rayó el disco, está loca —dije—, en realidad no estoy embarazada.
Shio y el otro chico se miraron entre sí con preocupación.
—Pues entonces, cariño, te tocará fingirlo porque no existe otra razón en la tierra por la que Laura te haya contratado.
El chico asiático asintió con la cabeza.
—Laura es una perra malhumorada. Solo te aceptó porque se siente identificada contigo.
Fruncí el ceño.
—¿Cómo?
—Mira —el pálido chico tomó mi mano y me hizo sentarme en una de las cajas llenas de libros por desempacar—, Laura perdió a un bebé cuando era más joven. Ahora cree que puede redimirse con cada embarazada que mire; en especial si dicha embarazada tiene la edad que ella tenía cuando perdió a su bebé.
—No creas que es amable de nacimiento —dijo Shio sentándose a mi lado—, ella solo es así con los clientes que compran a grandes cantidades y con mujeres embarazadas.
Señaló a mi vientre plano, en donde definitivamente no estaba creciendo un bebé.
—Si le dices que no estás esperando traer a una personita a este mundo, te va a hacer comer mierda por el resto de tu vida. Créeme, ella es una pesadilla cuando se lo propone.
Ahora entendía por qué el trato preferencial que me dio.
No podía creerlo. ¿En qué me había metido ahora?
Tragué saliva.
—Será mejor que te asegures, para el final del día, quedar, de hecho, embarazada o al menos raptar un bebé en nueve meses. Porque Laura es rencorosa y no tienes ni idea de lo mal que te haría pasar si sabe que le estabas mintiendo.
Mierda. ¿Qué clase de trabajo me recomendó mamá?
Por el resto de la tarde los chicos lograron enseñarme el manejo de las cosas. Incluso me mostraron cómo tratar con jovencitas alocadas que buscaban cualquier material con respecto a Edward Cullen, y lo agresivas que podían llegar a ponerse cuando se les decía que todo estaba agotado.
Hasta me enseñaron cómo no mirar fijamente a las mujeres mayores de cincuenta que ponían pilas de libros eróticos a la hora de pagarlos. Aquí no se debía juzgar a nadie por sus preferencias con lo que compraban.
Me vi tentada a llevarle algo de lectura a Mirna; la echaba de menos junto con el resto de los chicos del trabajo.
Aun no había tenido la oportunidad de hablar con Rita para que me diera una explicación en cuanto a su extraña relación con Key. Y ni siquiera había hablado con Zayn desde que había aceptado jugar a la parejita feliz con Mason.
Pero cuando vi su motocicleta estacionada fuera de la librería cuando salí del trabajo, tuve la pequeña esperanza de que ya me haya perdonado.
Lo vi recostado contra la pared de ladrillos del local, tomando una bebida helada y poniendo una postura sexy que lo hacía verse como si fuera el rey del mundo.
Llevaba puestas sus gafas oscuras y su chaqueta de cuero negra.
Se me hizo agua la boca.
Al verme, se despegó de la pared y caminó a mi encuentro.
—Linda camisa —dijo viendo el nuevo uniforme que me consiguió Shio—, aunque me gustaba más lo que te hacía usar Porky en el restaurante. En especial aquel traje de policía…
Se detuvo a pocos centímetros de mi rostro y me dedicó una sonrisa de lado.
—Oh, cállate —me puse en puntillas y pasé mis manos por detrás de su cuello.
Él se las ingenió en apretar mi cintura sin siquiera tener que dejar su refresco.
Lo besé en la boca y me encantó sentir sus labios helados presionándose contra los míos.
Dejé que mi lengua lo incitara un poco y luego, no sé si por la valentía que sentía en el momento (o la estupidez, dependiendo de cómo lo mires) le dije la cosa siguiente:
—Zayn, quiero que me embaraces… por favor.
Definitivamente él no se esperaba eso. Para ser sincera yo tampoco.
¿En serio le acababa de suplicar porque me embarace?
Su boca cayó abierta y su cerebro se desconectó como por dos minutos completos, podía ver toda clase de reacciones pasar por sus ojos.
—Mierda —respondió.
Lanzó el refresco al suelo y algunas gotitas salpicaron mis piernas.
No sabía si estaba procesando todavía mi idea o si estaba asustado por mi proposición.
La mayoría de chicos eran unos gallinas en cuanto les hablabas de bebés, matrimonio… Alto ahí, matrimonio no. No me quería casar a los dieciocho y sin duda no estaba capacitada para sentar cabeza y ser madre de familia.
Desestimé la idea del bebé rápidamente. Me arrepentí de lo que le dije a Zayn, pero ya era muy tarde para retractarme.
¿Qué había hecho?
—De acuerdo, nena. Hagámoslo —dijo él después de pensarlo muy bien—. Traigamos a Noah a este mundo —susurró mientras me tomaba de la cintura y me pegaba a su cuerpo para darme un largo y prolongado beso.
Oh, oh. Yo estaba en problemas.
—¿Mi departamento? —murmuró después de despegarse de mi boca.
Como era de esperarse mis ojos quedaron bizcos después de ese beso borrador de conciencia y moral.
—Claro —me oí responder.
Lo siguiente que supe era que él me estaba llevando en brazos hacia su motocicleta estacionada en la acera y me colocó con cuidado en el asiento de cuero.
Ay Dios, ay Dios, ay Dios.
¿En qué lío me metí?
Yo no estaba pensando con la cabeza… ¡estaba pensando con las hormonas!
No podía tener un bebé de Zayn… bueno… tal vez… ¡No!
¡Basta de pensar así, __!
Simplemente no entendía por qué rayos salieron de mi boca esas palabras.
—Zayn, yo… —no me dejó terminar de hablar y comenzó a besarme nuevamente.
Iba a sufrir una combustión espontánea.
Mi cerebro era puro líquido en estos momentos. No podía recordar ni mi nombre, aunque, curiosamente, sí que podía recordar el suyo.
Enganché mis brazos detrás de su cuello y no me importó la cantidad de personas que pudieran estar viendo el espectáculo gratis que Zayn y yo les estábamos regalando, quería devorarlo como a un postre. Como una paleta helada.
Mmmm…
—Mejor nos ponemos en marcha —dijo cuando logró separarse de mis labios.
Protesté (en serio, protesté) y lo tomé de las solapas de la chaqueta para pegarlo una vez más contra mi boca.
Me importaba un carajo respirar, sólo quería comérmelo a besos…
—__… cierto que soy todo terreno pero… hay mucha gente viéndonos. Tal vez preguntándose si nosotros simplemente vamos a hacerlo sobre mi motocicleta, aquí, en el espacio público.
La niebla de deseo se disipó por unos instantes para permitirme ver el resto del estacionamiento, una señora le tapaba los ojos a su hija mientras corrían hacia su auto. Varios chicos de colegio se quedaron parados en medio de la acera solo para vernos; y parejas de distintas edades simplemente se reían de nuestra muestra pública de afecto.
Bien. Me había dejado llevar.
Grandioso.
Ahora iban a pensar que yo era una pervertida, porque definitivamente la imagen de pervertida ya la tenía: en algún momento abrí mis piernas y empujé a Zayn entre ellas, lo tenía todavía agarrado de las solapas de la chaqueta y, en medio de nuestro majestuoso beso, logré desordenarle el cabello.
Sip, la gente debía verme como una pervertida.
Tratando de salvar lo poco que quedaba de mi dignidad, lo aparté suavemente y recompuse mi falda y mi propio cabello (que estaba igual de despeinado que el de Zayn).
—Creo que es hora de irnos —dije con voz neutra. Me coloqué bien en el asiento y esperé a que Zayn se subiera frente a mí.
Finalmente se subió y lo vi reacomodarse dos veces antes de poner en marcha el motor.
Iba a arrancar cuando le grité que parara.
—Se te olvidó el casco —le recordé.
—Oh, cierto —dijo con voz lejana. Se reacomodó nuevamente en el asiento y me pasó uno de los dos cascos que llevaba en la parte frontal de la motocicleta.
Me lo puse y arrancamos, no sin antes volverse a reacomodar.
¿Por qué rayos se reacomodaba tanto? Tal vez viajar conmigo era incómodo.
Le rodeé la cintura con los brazos y pegué mis muslos a su espalda… lo que no fue buena idea ya que eso provocó que nos saliéramos de la carretera.
—¡Zayn! —grité.
—¡Es tu culpa! —me gritó de regreso.
—¡¿Mi culpa?!
—Solo… solo nada de contacto hasta que lleguemos al departamento.
—Bien —respondí de mala gana.
Quité mis manos de su espalda y me agarré al asiento; si me caía de la motocicleta y me partía el cráneo, iba a pesar en su conciencia.
Zayn manejó relativamente despacio y con cuidado; en todo el camino estuve pensando en cómo decirle que ya no quería que me embarazara.
La vergüenza me carcomía por dentro.
Un bebé cambiaba las vidas de las personas… yo no estaba lista para tener uno.
Finalmente llegamos a su ostentoso edificio, y estacionó la motocicleta en el sótano.
Tomamos el elevador y en menos de un minuto nos encontrábamos justo fuera de la puerta de su departamento.
Me picaban los dedos de las manos y quería reprimir la urgencia de salir corriendo como cobarde.
Una vez dentro, me senté en el mismo sofá en el que un día atrás compartíamos bromas con su sobrina y nos reíamos de las peores galletas de la fortuna.
—¿Quieres algo de tomar? —me preguntó.
Negué con la cabeza.
Se podía sentir la tensión y la incomodidad en el aire; esperando cualquier momento para explotar.
Zayn se sentó a mi lado; su brazo rosando el mío, su perfume invitándome a tener mi nariz pegada contra su piel todo el día… y fue como si la bomba estallara: ambos empezamos a besarnos con furia, como si nunca en la vida nos hubiéramos besado antes (o como si no pudiéramos pasar ni un solo segundo sin la boca del otro); de alguna manera logré quitarle la chaqueta y lanzarla contra el suelo. Los dos terminamos recostados sobre el sofá, y mi cabeza descansaba sobre un suave cojín mientras Zayn me embriagaba con sus besos.
Él sostuvo mi mandíbula con su mano e inclinó mi cabeza en la mejor posición para hacer nuestro beso algo más hambriento y posesivo.
Nuestras lenguas se acariciaron y sentí el peso de Zayn cambiar mientras llevaba una mano por debajo de mi camiseta.
De alguna forma reaccioné y logré separarme de sus labios.
—Zayn… —no sabía cómo decir esto— lo estuve pensando y… —me quedé sin habla cuando él comenzó a levantar mi camisa a la vez que depositaba pequeños mordiscos en mi cuello.
—¿Sí? —preguntó aun torturándome.
—Lo que dije en el estacionamiento… —sus dedos acariciaban mi vientre y lentamente comenzaron a subir—, lo del bebé…
—Ajá... —sus dientes mordisqueaban mi cuello mientras yo rogaba para que no fuera a dejar marcas.
—Yo… —¿qué iba a decir? ¡¿Qué?! Ni siquiera podía recordarlo—, es que…
Sus dedos subieron hasta mi sujetador y me estremecí.
Su boca llegó a la mía en cuestión de momentos.
Cuando uno de sus dedos se coló entre mi sujetador y tocó la piel sensible de uno de mis senos, jadeé.
Mason siempre intentaba meter mano dentro de mi blusa pero yo no lo dejaba llegar más que a mi ombligo. Con Zayn… bueno, quería romper todas las reglas con él.
Entonces recordé la razón por la cual estábamos en su departamento: se me había zafado la cordura y le pedí que me embarazara.
Creo que me afectó hablar con mamá y oírla mencionar tanto la palabra embarazo.
Reaccioné y abrí enormemente los ojos. Hice el intento de sentarme pero lo único que provoqué fue chocar contra la frente de Zayn.
Ambos protestamos al sentir el golpe y yo llevé mi mano a mi frente y eché de nuevo mi cabeza hacia atrás, hacia el cojín.
Los dedos invasores de Zayn seguían debajo de mi camiseta pero ya no jugando dentro de mi sujetador.
—Lo siento, yo… es que no creo que esté lista para embarazarme y tener un bebé —dije con el rostro en llamas. Solo quería huir y meter mi cabeza en un hoyo—. Estuve pensando con claridad y no estoy calificada para hacer esto.
Zayn rió y se apartó un poco de mi cuerpo para darme espacio.
—__, yo tampoco estoy listo para ser padre. No es el destino que Noah venga al mundo todavía. Solo quería ver cuánto tiempo te iba a tomar para que entraras en razón; pero créeme, nena, si tú dices ahora… pues lo hacemos ahora. Si me dices nunca… entonces tendré que esperar hasta hacerte cambiar de opinión.
Me mordí el labio y sonreí aun con mis mejillas calientes en vergüenza.
—Algún día —prometí.
—Estaré esperando ansioso —se inclinó y besó mi boca… y continuó, y continuó besándome con avidez.
Llevé mis manos a su cuello y me perdí en ese beso.
Sus dedos apretaron el hueso de mi cadera y yo suspiré en sus labios.
—Espero que tomes en cuenta todo el sacrificio que estoy haciendo por no llevarte a mi cama justo en estos momentos —susurró contra mi oído—, me siento como un mártir.
Mejillas, no se sonrojen.
—Deberían hacer una estatua en mi honor. Hombre…
Pero los besos se detuvieron cuando mi celular comenzó a timbrar desde el bolsillo de mi falda.
Zayn apartó su boca de la mía y me sonrió como la viva encarnación del pecado.
—Veamos en dónde está tu celular —dijo y comenzó a dirigir sus manos por los costados de mis caderas.
Me ahogué en mi propia saliva.
Zayn iba a hacer que me diera un ataque cardiaco si seguía pasando sus dedos por todo mi cuerpo.
—Bolsillo derecho —alcancé a susurrar antes de quedar muda repentinamente cuando dejó su mano en mi muslo y comenzó a acariciar de arriba abajo, de arriba abajo mi pierna.
Esto iba a acabar conmigo en cualquier momento.
Finalmente alcanzó mi celular y vio el nombre de la persona que me llamaba.
Sus dedos se cerraron sobre mi carne.
—__ está muy ocupada en estos momentos como para atender —respondió—. Habla su novio.
Se detuvo un momento para escuchar la contestación y me sonrió perversamente diciendo:
—Sí, señor. Estoy viendo a __ justo en estos momentos, está jadeando, sudada y con los ojos para atrás… debajo de mí. ¿Algún problema con eso?
Salí de mi estupor al escucharlo hablar con quien sea que me haya llamado.
—¡Zayn! —lo regañé y me erguí todo lo que pude debajo de su cuerpo.
Traté agarrar mi celular pero él lo apartó y se lo pasó a la otra mano.
—De nuevo: __ no puede atender ahora. Tiene las manos bien atadas en algo justo en este instante. ¿Quién iba a decir que le gustaban las esposas? Nunca se me hubiera ocurrido…
—¡Zayn, ¿quién es?! —susurré ya enojada.
Él tapó el auricular del teléfono y me dijo:
—Es tu padre. No te preocupes, estoy manejando muy bien la situación, nena —me guiñó un ojo y continuó hablando como si nada.
—¿Mi padre? ¡Zayn dame eso! —me moví para quitarle el celular pero él se levantó y se apartó lo más lejos posible de mi lado.
Antes de que pudiera escapar hacia la cocina, me lancé contra su espalda y me sujeté de su cuello para evitar caer.
Subí mis piernas hasta su cintura y ahí intenté de nuevo quitarle el celular.
—¡Zayn!
—Bien, parece que tengo que regresar a mi labor de complacer a una dama muy insaciable —volvió a decir.
—¡Que me lo des ya! —grité furiosa.
—Upss… tengo que colgar. Nuestra __ es una pequeña cosa furiosa —murmuró él, caminando conmigo a cuestas sobre su espalda.
Lo golpeé en el estómago con mi pie pero lo único que provoqué fue que mi zapato cayera al suelo.
—¡Dámelo! —volví a gritar.
Zayn me movió de su espalda para dejarme en un costado, sobre su cadera, y allí, ambos comenzamos a luchar por el control del celular.
—Soy un hombre con una misión… mejor cuelgo antes de que se desespere —le pegué en el brazo y eso hizo que el celular cayera lejos, estrellándose en el suelo.
Zayn y yo dejamos de luchar para observarnos el uno al otro. Entonces, repentinamente, comencé a golpearle el hombro y el pecho.
—¡Cómo… te… atreves… a decirle eso… a mi papá…! —mis golpes parecían no surtirle efecto ya que ni siquiera lograban moverlo ni un centímetro de donde estaba parado.
—__… escúchame.
Me removí entre sus brazos y me acerqué para morderle el cuello.
—¡__! —me subió a una mesita de tocador y se quedó entre mis piernas, con su frente pegada a la mía, ambos sudorosos y respirando fuerte—. Escúchame, sólo un momento.
—Después de todo lo que acabas de decirle a mi papá no dudo que cuando llegue a casa me quiera enviar a un convento y me obligue a ser monja —chillé.
Él comenzó a reír.
—¡No te rías! ¡¿Cómo pudiste?! —Pero incluso yo ya estaba riéndome.
—Nena, fue una broma. No era tu padre quien hablaba.
—¿Entonces quién…?
—Fue ese jodido lame bolas de toro.
—¿Quién?
Zayn suspiró fuertemente.
—Tu ex novio. Quería recordarte que te espera en su casa a las siete porque su madre quiere verte para la cena.
—Oh.
—No entiendo por qué tienes que hacerte pasar por su novia. Es tan poco hombre que no puede conseguirse una propia.
—Oye, solo será por dos días. Su madre es una buena mujer, pero él es un asno. No lo hago por él, ya hablamos de esto —moví mis ojos hasta su clavícula y lo besé allí brevemente.
No se me había pasado por alto que tenía sus manos puestas a ambos lados de mis piernas y que mi falda estaba un poco más arriba de lo normal.
—Mordiste mi cuello —no era una pregunta, era una afirmación.
Asentí con la cabeza, viendo las pequeñas marcas de mis dientes justo sobre su hombro izquierdo.
—Bien, a mí me gusta aplicar la ley de la igualdad —dijo y con eso comenzó a mordisquear mi cuello también.
Iba a protestar pero esto se sentía tan bien que simplemente eché la cabeza a un lado para que su boca abarcara más territorio.
Sentí su sonrisa ganadora por mi cuello, y su lengua la acompañó con rítmicos golpecitos.
Había notado que a Zayn le gustaba mucho besar mi cuello. Sonreí pensando que tal vez en su otra vida debió ser un vampiro.
Me acerqué para olfatear su camisa, respirando hondo cuando olí su deliciosa fragancia. Estaba tan perdida en sus atenciones y en la forma en la que comenzaba a reaccionar su cuerpo que, cuando escuché unos piececitos moverse hacia nosotros, no pude reaccionar a tiempo para retirarme de él.
—¡Tío Zayn, ¿qué le haces al cuello de __?! —gritó Nicole horrorizada.
Rápidamente él se apartó de mí.
Yo todavía estaba sobre la mesa del tocador, respirando con dificultad, con mi falda levemente hacia arriba y con el cabello enredado y pegado sobre mi frente.
—¡Zayn! —llamó su abuela. Su voz parecía provenir desde la cocina—. Espero que no te importe pero te trajimos algunas cosas del supermercado. Ayer noté que no tenías nada y… oh… —se quedó paralizada al verme en mi condición actual, y al ver a Zayn todo sonrosado y sudoroso.
Mi rostro estaba demasiado lejos de ser llamado rojo, esta tenía que ser la tonalidad de la vergüenza en carne viva.
Hice un esfuerzo por bajarme de la mesita, y acomodé mi falda lo mejor que pude; evitando hacer contacto visual con la abuela de Zayn y con la niña.
De solo pensar en las cosas que pudieron hallarnos haciendo si hubiéramos estado en ese sofá, se me ponía más rojo el rostro.
—Pero, hola ahí jovencita —dijo la señora de cabello canoso, su sonrisa de complicidad se extendió por todo su rostro—, eh… lamento haber interrumpido… por segunda vez esta semana. Lo siento mucho.
—No, no hay problemas. Yo… yo ya me iba —dije, busqué con la vista mi celular en el suelo y lo recogí aun con la cara ardiendo.
—¡No te vayas! —gritó Nicole—. Yo también quiero jugar a los vampiros contigo y el tío Zayn. Porque, ¿eso estaban jugando, verdad?
Mi rostro se siguió calentando cada vez más.
—No, Nikky —dijo su abuela—; ese juego sólo los adultos lo juegan.
—Aiishh… ojalá tuviera veintisiete —la niña hizo un puchero encantador y se cruzó de brazos.
—¿Llevaste a Nicole al supermercado contigo, abuela? —preguntó Zayn. Su voz se estaba llenando con un borde asesino.
Rodé los ojos ante la excesiva necesidad de proteger a su sobrina.
—No, no la llevé conmigo. La recogí en casa y utilicé la llave que me diste para entrar a tu departamento. Aunque creo que la próxima vez mejor llamo primero a la puerta.
Y ahí va de nuevo mi rostro a ponerse rojo.
—Bien —contestó él—. Voy a llevar a __ a su casa. Quédate todo el tiempo que quieras.
—Un placer verte de nuevo, __ —dijo ella, acercándose para darle un beso a mi mejilla.
—Igual. Nos vemos luego Nicole —me despedí también de la niña y le sobé la cabeza.
Ella me retuvo un momento más y susurró:
—¿Besaste al tío Zayn por treinta minutos?
—Sí —respondí en voz bajita.
—¿Y…?
—No ocurrió nada —le aseguré.
—Oh, debe ser porque aun no tienes veintisiete.
Asentí con la cabeza, tratando de verme lo más seria posible.
—Yo creo lo mismo —susurré.
Una vez que me puse de pie (y encontré cerca de la sala el zapato que se me había caído) fui escoltada hacia la salida por Zayn.
Él agarró su chaqueta del suelo y me sonrió en complicidad al recordar la urgencia que ambos teníamos hace un momento por desaparecer nuestras ropas.
De nuevo… mi rostro cambió de tonalidades.
Me despedí de todos, incluso de Steve que estaba escondido detrás del sofá, y salimos de su apartamento en silencio.
—Será mejor que vaya directo a casa de Mason —le dije mientras caminábamos.
—De acuerdo. Dime dónde es y yo te llevo.
—Esa no me parece una buena idea. Creo que a la madre de Mason le daría un ataque si me ve bajando de una motocicleta con un tipo tatuado.
Zayn enganchó mi mano con la suya y caminamos hacia el elevador con nuestros dedos entrelazados.
—Mientras use ropa nadie sabrá que soy un chico tatuado, a menos que quieras que me quite la camisa para que ella vea el espectáculo completo.
—No seas tonto. Mejor tomo un taxi hasta allá.
—No, nena. No discutas conmigo. Yo te llevo y me quedo contigo durante la cena.
Me detuve en seco.
—Zayn… no vas a ir a la cena en casa de Mason.
Él no me miró a la cara cuando dijo:
—Por supuesto que iré. Quién sabe lo que ese lame ubres de vacas haría si no estoy allí para ponerlo en orden.
—No te va a dejar quedarte… ¿qué le voy a decir a su madre cuando me vea aparecer contigo?
Se encogió de hombros.
—Dile que…
cipriano.
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
DILE QUEEE DILE QUEEEEE!!?!?!?!?!??!?!
SIGUELAA!!!
SIGUELAA!!!
AndreDirection
Re: Prohibido enamorarse de Zayn Malik {Zayn&Tu}
OOOOOOOOOOOOH!! que tengan un bebiiiito *.* ajajajajjaajaj me encaaaaantó! SIGUELA!
ili19.
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