No me sueltes la mano. [Larry Stylinson] TERMINADA.

braulove escribió:Siguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa rayoooooos amo esta novela

Estoy en eso, :D. 
Much love, <3.

Hay veces que, cuando no ponemos la suficiente presión o fuerza para sujetar las cosas, suele pasar que estas se pierden, como la cuerda de un bote que está mal amarrada al muelle y el nudo es tan flojo que se desata en unos pocos minutos y deja sumergir a la soga; la deja estirarse completamente dentro del inmenso mar hasta perderla de vista.

─Te veo diferente, cielo ─confirma Anne a Harry, durante una de sus visitas semanales, después de haberlo estado observando atentamente.

Su hermana no está con ellos, lo cual es algo lógico ya que Gemma está en periodo de exámenes. Harry no quiere ser malo, pero se siente más aliviado ahora que ella no está para mirarlo fijamente, como si fuera una policía y él un criminal al que hay que sacarle información.

─¿Diferente? ─pregunta el rizado, sorprendido y alucinado.

No es que esté tratando de hacerse el tonto. Harry sabe que está mucho más hablador y menos taciturno. Sin embargo, conoce a su madre; sabe que ella no está hablando de cambios superficiales y notorios, sino de algo más profundo que quizá él no haya notado.

─Sí. Es tu mirada; es como si… brillara ─murmura su madre, completamente encantada─. Sí, eso es: estás feliz, Harry.

Seriamente, bajo ninguna circunstancia, Harry hubiera esperado esa declaración. Se toma un par de segundos para parpadear porque: ¿feliz? ¿Él? Es cierto que se siente bien y con ganas de salir de la cama todas las mañanas (Louis tiene mucho que ver con ello), pero no cree que esté siendo tan extremista porque, ¿feliz? ¿Él?

Por favor, su madre desvariaba.

─¿Tiene algo que ver con el chico que te espera en el pasillo? ─continua indagando ella.

Harry se sonroja hasta los pies por dos cosas: su madre hablando tan naturalmente de que su felicidad tiene que ver con un chico; y que Louis, efectivamente, lo estaba esperando en el pasillo. Intenta, todo lo que puede, que eso no le afecte y opta por no decir nada. 

De todas formas, Anne no necesita que Harry le confirme nada tampoco; ella ya está sonriendo con aprobación, dejándole un claro mensaje a su hijo: que lo sabe, y que quiere que se lo presente pronto.

─¿Puedo saber su nombre al menos? ─pregunta Anne, rogando por no presionar demasiado.

─Louis Tomlinson ─suspira Harry.

No es un suspiro de amor, sino de resignación porque sabe que no tiene caso ocultarle el nombre a su madre: tarde o temprano ella lo averiguaría por sus propios métodos.

─¿Tomlinson dijiste? ─cuestiona su madre, viéndosela al borde del shock.

─Sí, ¿por qué? ─pregunta el rizado con genuina curiosidad y extrañeza─, ¿lo conoces?

─Si, cielo, y tú también, solo que no lo recuerdas ─afirma la morena. Harry toca el terror cuando el rostro de su madre se transforma en desolación absoluta─. Por favor, hijo, no me odies por haberte ocultado esto durante tantos años.   

Es a partir de ahí, de la tristeza de Anne, que la vida de Harry da un vuelco y se entera de la verdadera realidad que se le ocultó durante tantos años: su padre, Des Styles, lo odiaba.

No desde siempre, de hecho, fue recién cuando Harry tenía solamente once años, que su padre decidió que no tendría un hijo homosexual. Bajo el pretexto de salir a dar un paseo en coche, Des Styles había planeado el accidente automovilístico que no solo lo mataría a él, sino también a su hijo. Para desgracia de Des, Harry logró salvarse gracias a la bolsa de aire del coche y solo sufrió contusiones que le provocaron pérdida de memoria a largo plazo; es decir que Harry no posee recuerdos desde los once años para abajo. Su padre murió inmediatamente.

─¡Harry, espera! ¡No corras! ─escucha gritar a Louis, como si estuviera dentro de una burbuja de plástico, desesperado.

Él no va a detenerse. No va hacerlo. Lo único que Harry necesita es huir, y lo único que quiere es no arrastrar a Louis con él. Sus demonios están nadando en su pozo de angustia y decepción; demasiado espeso como para dejarlo respirar y demasiado ligero como para dejarlo correr. Incluso si no tiene claro para dónde está corriendo, él desea que Louis no lo alcance.

Pero eso no sucede.

─Te tengo, Harry. Tranquilo, bebé. Te tengo y estás a salvo, te lo prometo. Te tengo ─repetía Louis, envolviendo entre sus brazos a Harry, conteniendo los sollozos del rizado contra su pecho─. Puedes contar conmigo, amor. Siempre voy a estar aquí.

Es muy duro cuando no se sabe que de quien en realidad deberías alejarte es de ti mismo.

─¿Vas a dejarme ahora que sabes la verdad? ─murmura Louis contra la mata de rizos que Harry hacer llamar cabello.

Un suspiro tembloroso brota desde la boca de Harry.

─No.

Eso es todo lo que necesita saber Louis antes de cerrar los ojos y estrechar más a Harry, sin saber que el rizado no estaba contestando realmente a la pregunta de él.

….

Es la segunda semana de invierno y se cumplen dos meses desde el ingreso de Harry al hospital, y un mes del incidente con su madre –o con su padre, no lo sabe-.

Él ha tenido que empezar todo de nuevo desde una nueva perspectiva desde entonces. Sin embargo, no le ha costado tanto como supondría: por momentos, le duele demasiado saber que su propio padre no hubiera sido capaz de aceptarlo –y que haya querido matarlo por eso-, y llora un par de lágrimas silenciosas, pero no le dura mucho la tristeza, pues Louis siempre está ahí para consolarlo y aliviar su alma de cualquier manera que pueda.

De hecho, Harry se da cuenta de que todo al lado de Louis resulta más fácil: moverse, hablar, reír, sonreír, enojarse, y hasta dormirse, es más fácil con el punk a su lado.

Todo parece tan fácil cuando están juntos: es fácil para Harry sentirse natural; y es fácil para Louis sentirse fuerte. A pesar de que Harry no le ha hecho saber al punk sus sentimientos reales porque no cree apropiado decirle ‘te amo’ a su pareja de solo un mes, y Louis se ha detenido en un casto beso cada noche cuando se despiden, los dos creen que su amor fue hecho para los días de sol porque las tormentas de sus pasados fueron suficientes.

El problema es que están en un gran error.

Harry pudo haber logrado recuperar todas sus horas de sueño y haber detenido la acumulación de pastillas para dormir debajo de su almohada; y puede que Louis no se esté drogando tanto, ni se esté tiñendo su cabello, dejando ver un bonito color castaño en él. Pero eso no quiere decir que sus sombras hayan dejado de perseguirlos y que uno sea suficiente cura para el otro.  

Y cuando las cosas empiezan a ir mal de nuevo, Harry lo nota demasiado tarde, pues él no sabe que una vez abierta la caja de Pandora, esta es muy difícil de volver a cerrar.

Otras veces, cuando uno intenta cerrar algo, como una botella o un tarro de mermelada, suele pasar que presionamos demasiado fuerte hasta el punto de tener que utilizar todas tus fuerzas para volver a abrirlo; o, en su defecto, no queda otra opción que romperlo.

La sala de arte sigue siendo el lugar favorito de Harry: es donde habló con Louis por primera vez y también donde se besaron. No hay malos recuerdos allí y eso le trae un poco de paz de él mismo. Su cabeza es una constante zona de guerra que no posee una bandera blanca desde hace un par de días.

Lo peor es que Harry ni siquiera sabe cuál es el conflicto central y Louis es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que algo va mal, por lo que siempre está preguntándole si se encuentra bien, o si está cómodo, o si necesita algo. Él contesta un sí y dos no, besando al punk en la mejilla y sonriéndole hasta mostrar sus hoyuelos. Louis no le menciona a Harry lo mucho que nota cuán mal están sus hoyuelos.

Harry no es consciente de su mentira hasta la tercera semana de invierno, cuando finalmente todo estalla.

Asqueroso homosexual. Susurra la primera voz, congelando a Harry en el medio de la sala de arte.

─¿Pasa algo, amor? ─pregunta Louis, curioso, posicionando sus manos en las caderas del rizado. 

El menor niega con la cabeza. Después de todo, ni siquiera está seguro de que haya escuchado algo.

Louis desliza sus manos por debajo de la camiseta de Harry, sonriendo tan arrebatadoramente que deja al rizado sin aliento y con el pecho ardiendo en la parte baja de su estómago. Están demasiado cerca el uno del otro, desafiándose a que uno de los ceda. Harry muerde su labio inferior tan fuerte que puede saborear el sabor metálico de la sangre filtrarse en su boca, pero no va a ceder. Ríe divertido cuando Louis hace un puchero y se inclina más cerca de su rostro de mejillas rosas.

Maldito chupapollas. Esta vez lo escucha alto y claro; enfurecido y resentido. Harry suelta un jadeo, alarmado, liberando su labio inferior. Tembloroso, voltea la mirada para ambos lados, pero no hay nadie más aparte de él y Louis, quien lo observa confundido.

─¿Harry? ─lo llama el punk, preocupado.   

Deberías morir. Ataca una nueva voz, reemplazando el llamado de Louis, mandando lejos la cordura de Harry.  Debería darte vergüenza haberte dejado tocar de esa manera. ¿Te gustó que te tocara? Un hombre tocando a otro hombre, debería darte asco, pero eso es lo que tú das ahora.

─¡Harry! ─zamarrea Louis, finalmente trayendo al rizado a la realidad… y a Harry no le gusta.

─¡Suéltame! ─ruge el chico de ojos color esmeralda, completamente encendidos, empujando a Louis lejos y retrocediendo hacia la puerta─. ¡No me toques! ¡No quiero que me vuelvas a poner un dedo encima!

─Harry, ¿qué… ─intenta hablar Louis, acercándose, asustado.

─¡No te acerques! ¡No quiero que te acerques! ¡Dejame en paz! 

Es lo último que Harry grita antes de salir corriendo de la sala de arte, dejando a Louis destrozado en el medio de un universo que él mismo pintó.

─Por favor, no me dejes… ─susurra Louis, antes de caer y romperse. De nuevo.

Harry está doblando la esquina de su habitación cuando finalmente vuelve un poco en sí. Se ve inundado por todos lados, gritando interiormente, consciente y golpeado. Acaba de arruinar lo mejor que tenía, se da cuenta mientras reproduce la mirada de horror de Louis.

Él es un monstruo y acaba de matar lo mejor que tenía.

Toma su almohada y se encierra en el baño. Ha matado lo mejor que tenía y ha matado cualquier posibilidad de sanar. Ha liquidado a la única persona que mostró interés en él. Harry es esa persona que destruye todo lo que toca y está bien en su vida en apenas un minuto. Él es capaz de hacer que la persona más maravillosa de su mundo lo odie. Pero a Harry ya no le importa porque incluso si Louis lo odia, él se odia más.  

Harry ha destrozado justo lo que no quería romper.

Y si Louis ya no está, ya no hay nada en su vida.

Mereces morir. No tienes derecho a seguir viviendo. Lo único que deben hacer los maricones como tu es morir.

Lo arruinaste todo. Arruinaste lo mejor que tenías.

Muere. Muere. Muere.

Debes morir.

Tienes que morir.

Y Harry se traga todas las pastillas que estuvo guardando bajo la funda de su almohada.

Pero siempre es más difícil volver a recuperar lo que ya está roto. 

Hiiiii:

Pobrecillo Harry, Pobrecillo Louis, Dios, Ahora Harry sabe la verdad ay noo, pero ellos tienen que estar juntos, ¿Verdad? Ellos son la cura, el uno para el otro. 
Pero es comprensible el por qué Harry se puso así, pero sólo me imagino el rostro de Louis y se me parte el alma....

¿5 capítulos nada más? Los espero con ansias, y a la vez no. No quiero que el fic se acabe xD
En fin, el capítulo estuvo muy bien, en serio que si. 
Espero y sigas pronto, cuando puedas.

Besos ;) x