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My heart will go on {Harry Styles}.

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Mensaje por Kit Walker Miér 31 Oct 2012, 5:33 pm

Nombre
My heart will go on.
Autor
Ella.
Adaptación
Sí, de una chica en Fotolog. Algunos hechos parecidos a los de la película Titanic, pero añadiendo cosas originales.
Género
Drama y romance.
Advertencias
ninguno.
Otras páginas
Fotolog.

My heart will go on.

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Presionaba con delicadeza cada tecla del piano que se había convertido en el refugio de mis sueños, en mi fiel acompañante, y sobre todo, en él único espacio donde podía ser yo misma. Solía sentirme como un ave volando en un cielo ancho cada vez que me perdía en la sinfonía de una canción, haciendo que mi aire se convierta en música y las pupilas de mis ojos puedan oír.
Trataba de buscar la perfección en mi dedos, consiguiendo de alguna forma un ascenso hacia las nubes del paraíso, así podía perder la lógica, entrando delirante al mundo donde yo era feliz junto a mi piano, no obstante, si retornaba a la realidad, volvía a descubrir que solo era una chica más sin mayores expectativas que continuar persiguiendo sus deseos hasta alcanzarlos.
Unos cuantos reflectores apuntaban directamente al escenario de alfombra color rojo en el que estaba en ese momento, había varios que me encandilaban con su constante resplandor, ya que, sinceramente, no estaba acostumbrada a tenerlos sobre mí todo el tiempo.
La persistente observación de un público de la más alta clase me intimidaba un poco, aún así, me gustaba contemplar su infaltable atención al escucharme tocar mientras cenaban tranquilamente en diversas mesas esparcidas por aquel refinado salón.
Alzaba la vista hacia delante de vez en cuando, y como un imán encontraba entre todas esas distinguidas personas a aquel chico que se había robado mi aliento desde la primera vez que cruzamos nuestras miradas. Por algún secreto del corazón no he podido olvidarlo ni tampoco sacarlo de mi atolondrada mente. Quizá su hermoso rostro se había convertido en mi mayor atracción, o tal vez su oscuro y desordenado cabello me habían cegado. Sin embargo, cuando mis ojos verdes percibían que también me miraba, cambiaban su dirección inmediatamente y mis mejillas se enrojecían, inevitablemente me sentía avergonzada. Tenía claro que no debía distraerme, menos aún si estaba terminando con mi espectáculo.
Despacio toque las últimas notas de mi hoja de pauta, y después de un deslumbrante final distancie mis manos del piano y me puse de pie para ser aplaudida por todos aquellos que se encontraban allí. Sonreí bajando la cabeza en un gesto de cortesía, para luego descender satisfecha del escenario por las escaleras que tenía en frente.
Avance hasta llegar a la mesa donde se encontraban mis padres, abandonando completamente la sensación de adrenalina que sentía al tocar las melodías escritas por mi puño y letra. Esa había sido la primera oportunidad que tuve de tocar para gente de finos gustos y, seguramente, sería la última.
—Bien hecho hija, tocaste esplendido esta noche—dijo mi padre tomando un sorbo de vino mientras llegaba a sentarme a su lado.
—Sí, Susan, creo que asombraste a todos en esta ocasión—agrego mamá con orgullo.
—Gracias, ustedes saben que el piano se ha convertido en mi vida—sonreí con entusiasmo.
—Sí, cielo, pero debes recordar que en esto no tienes futuro—comenzó papá con su discurso de siempre—, esto no será sustento para tu vida, debes estudiar algo que te haga ganar dinero y tener tanto prestigio como lo tengo yo—acomodó su corbata con seriedad.
—No sé cuantas veces hemos tenido esta discusión, yo sigo defendiendo lo que quiero; anhelo ser la mejor pianista, podría lograrlo si sólo me apoyaras—lamenté con disgusto.
—Mi respuesta es un rotundo no—negó con la cabeza—,puedes aspirar a cosas más grandes, mi hija no será una simple pianista, ¡eso jamás!
—Todo lo que te importa es el dinero, ¿cierto? Pues a mí me interesa lo que me hace feliz, podré ser de tu sangre, pero no soy como tú—en ese punto, ya estaba enteramente enfurecida.
—¡Suficiente!—elevo un poco su tono—No tengo problema con el que toques ahora, pero entiéndelo, ¡nunca, nunca te convertirás en pianista!
Esas duras palabras que repetía cada vez que tenía la oportunidad de hacerlo, lograron que mis ojos se aguaran como una nube acumula lluvia para lanzar su tormenta. Y como siempre solía ocurrir, me puse de pie para salir de sus redes lo más rápido que pudiese.
Corrí levantando mi sencillo vestido blanco y logré llegar a las puertas del salón, las cuales fueron abiertas amablemente por un hombre vestido con un elegante traje.
Al estar afuera pude darme cuenta que la noche había caído, cubriendo el cielo de estrellas que parpadeaban serenas y resplandecientes.
Empecé a transitar sin rumbo, hasta llegar a una de las puntas de aquel gigantesco crucero en el que estaba, así era, yo atravesaba las frías aguas del océano Atlántico, en una de aquellas enormes y lujosas construcciones donde cualquiera podía sentir que caminaba sobre el mar. Posé mis finas manos en la baranda y baje la vista para observar y escuchar como las olas chocaban contra la punta inferior. El viento volaba mi cabello y al mismo tiempo secaba las gotas llenas de tristeza que corrían por mi mejilla.
Tenía los pensamientos atados unos contra otros en la mente, enredados y entristecidos en un nudo que lo he llevado dentro de mí la vida entera. Era incomprendida, una solitaria soñadora que solo podía refugiarse en si misma y en su esperanza.
Me seque con mis dedos las últimas lágrimas que aún quedaban en mi rostro, y me voltee con rapidez para irme a mi habitación y soñar junto a mi almohada un presente donde ya no estaba encarcelada en la dictadura de mi padre, pero entonces, seguidamente después de girarme, choque de frente con otro cuerpo que al parecer se dirigía a mi lugar.
Por algún motivo, uno de mis brazaletes se desprendió de mi muñeca y calló al suelo. Yo me agache lento para recogerlo, pero cuando lo toque, otra mano de piel blanca como la mía lo tomó también al mismo tiempo. Fue así
como al subir la mirada y llegar al rostro de aquella persona, mi corazón comenzó a acelerar su pulso, intentando escapar desesperadamente de mi interior.
Era él, sin duda, aquel chico de facciones hermosas, nos mirábamos otra vez. Pero ahora estábamos uno frente al otro, tan cerca que podíamos descifrar sin hablarnos que no era la primera vez que nuestros ojos se encontraban.
—Siento haber chocado contigo—dijo observando mi nariz y luego mi boca, para volver bruscamente a mis ojos.
Sabía que él me estaba apreciando con detalles.
—No te preocupes—balbuceé subiendo mi torso otra vez. Él también lo hizo sujetando mi brazalete en su mano izquierda
—Eres la chica del piano, ¿Verdad? –pregunto.
—Sí—asentí como la cabeza—, mi nombre es Susan.
Pude notar la sonrisa que esbozó en su rostro, como si hubiese deseado que fuera yo.
—Ya lo debes saber, pero, tienes un gran talento, tocas... increíble.
—Gracias—respondí a su halago, dando por seguro que me había sonrojado.
—Soy Harry—se presentó también—, ¿te... te sucede algo? –Frunció el ceño extrañado al verme con más atención y darse cuenta de mi anterior lagrimeo-
—No—agaché la cabeza.
—¡Oh bueno! No sabía que a las chicas les gustaba llorar porque sí—bromeo riendo y logro que también soltara una leve risita.
—Es difícil tener un padre que no te deje ser tu mismo—di una respuesta breve pero entendible.
—¿Por qué no te deja ser tu misma?—siguió intrigante.
No sabía si estaba bien contarle de mi más grande infierno justamente al chico que causaba una extraña
atracción en mí, pero tomando en cuenta que nadie nunca había tenido interés en saber de mis problemas, como algo irresistible, proseguí.
—Yo necesito tocar el piano tanto como pueda, sin eso no vivo, es donde me siento libre, es mi todo—hice un silencio—, quiero convertirme en pianista, pero—suspiré—, papá no lo aprueba, él sabe como hacerme sentir tan miserable para que cada vez vaya perdiendo más y más mis ilusiones—me volteé apegándome nuevamente a la baranda para mirar el agua. Harry se colocó a mi lado, imitándome.
—¿Por qué no le gusta? ¡Eres grandiosa! Además, de todas formas tocas, ¿no?
—Sí, pero según él solo será por ahora, luego se empeñará en que estudie otra cosa, si me convierto en
pianista para él seria que su hija fuera una fracasada, sólo le interesa el dinero...
—¿No has tratado de convencerlo?
—Cada mañana—lo mire—de cada día, ¿y qué tengo como resultado? El mismo sermón que podría jurar que ya me sé de memoria—reí irónica.
—Eres valiente para soportar una vida así, pero no debes rendirte.
—Creo que estoy apunto de hacerlo.
—¿Qué? ¡No! jamás digas eso—espetó con rudeza. Me tomó del brazo y se giró un poco hacia mí, empezando a acercarse con una exagerada lentitud—, los sueños nunca se abandonan—continuo diciendo.
En sus ojos color verdesl percibía seguridad, una que a mí me hacia mucha falta.
Su cercanía hizo que mi cuerpo temblara disimuladamente, y sus palabras me hicieran sentir una idiota, a pesar de eso, también me otorgaron una inexplicable rabia, él jamás sabría que se siente estar en mi lugar.
De repente sentí como su mano bajo hasta tocar la mía y dentro de ella, depositó mi brazalete que aún tenía en su poder. Mi piel se erizó y un escalofrío bajo por mi cuerpo. Sólo sentir su piel fue algo especial, algo que no lograba asumir... pues nunca antes me había pasado.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¡Te hemos buscado por todas partes!
La voz de mi padre se oyó a mis espaldas, sonaba molesto, muy molesto. Yo ladee un poco mi cabeza y lo vi acercarse. Luego, mis ojos volvieron a los de Harry. Sujeté con firmeza el brazalete entre mis dedos y aparte mi helada mano de la suya con velocidad. Mi alma estaba sujeta de un hilo. Sabía que esta vez la proximidad de mi padre era la causante de mis fuertes latidos y mi fatigosa agonía, sólo deseaba que diera media vuelta y se marchara, pero eso, claramente, nunca ocurriría.
—Susan, nos tenías preocupados—dijo mamá angustiosa deteniendo su paso en la cercanía de mi cuerpo.
—No debiste irte así, sabes que estoy cansado de que hagas lo mismo—la voz de mi padre resonó con un grado de reprocho.
—Sabes porque lo hice, lo sabes bien—lo fulmine con la mirada.
—No importa cielo, ya es pasado—argumentó mi madre, quien siempre buscaba la forma de apaciguar el ambiente.
Suspiré con enojo, por más tolerante que fuese estaba fastidiada de acabar peleando con mi padre en cada ocasión que se nos presentaba. Él era un hombre difícil, a pocas personas les agradaba su presencia, yo era una a la cual le disgustaba, realmente ni siquiera lo quería, era solo un obstáculo permanente a mis sueños, y eso lo convertía en mi peor enemigo.
Mantuve la vista en el suelo de madera durante un rato de silencio, hasta que oportunamente oí un tosido incomodo y probablemente fingido, fue entonces donde aterricé tierra y me di cuenta que se me estaba olvidando algo importante: aún no presentaba a Harry, quien permanecía mirándome sonriente, impaciente por que tuviera una reacción y hablara.
—Él es Harry—posé mi mirada en él—, Harry, ellos son mis padres, aunque supongo que ya lo sabías—reí un poco.
—Un placer conocerlos—los saludó con la amabilidad que esperaban ellos.
—Igualmente—contestó mi padre con su diplomacia que lo caracterizaba tanto.
Mi madre sólo sonrió.
—¿Ustedes ya se conocían?
Comenzó a interrogar, algo que, para ser sincera, esperaba que lo hiciera de todas formas.
Harry me lanzó una mirada tímida, como si quiera que yo contestase a sus preguntas, quizá tenía miedo a errar o a decir algo indebido.
—La verdad es que...
Trate de explicar entre dientes, pero justo cuando pretendía decirles, unas cálidas voces con tono suave se escucharon venir desde lejos.
—¡Harold, Harold, cariño! ¿Cómo llegaste hasta acá?
Deduje que eran sus padres. Ambos vestían con lindos trajes y se veían notoriamente alegres y espontáneos, algo que me gustaba admirar en cualquier persona, pues estaba acostumbrada a los diálogos formales y aburridos.
Ellos llegaron a nuestro apartado lugar, mirando solamente a su hijo.
—Nos costó encontrarte, de pronto te paraste de la mesa siguiendo a una chica, y desde entonces no te volvimos a ver—dijo su madre, quien posó su mirada en mí—, veo que por lo menos la hallaste—sus palabras me desconcertaron y al instante me sonrojé.
—¿Bob?—masculló mi padre.
—¡Oh Richard, qué sorpresa! jamás creímos que nos encontraríamos aquí.
—¿Cómo han estado? Han pasado varios años desde que no los volvemos a ver.
Fue así como nuestros padres se reencontraron, por mi parte, en ese momento me enteré que eran amigos desde hace mucho tiempo, lo que me trajo una sensación de alivio y calma, sabiendo que mientras Harry sea hijo de uno de los amigos de papá, él no podrá alejarlo de mí, o por lo menos, eso espero.

—Así que me seguiste... y nuestro choque no fue un simple accidente como pensé—lo enfrenté risueña al apartarnos un poco del murmullo. Él se sonrojó de inmediato.
—Esto es muy bochornoso—os dos reímos—, prácticamente sí lo fue, yo pretendía hablarte y tú te volteaste, solo pasó. Aún así sigo avergonzado, ¿se nota?
—Bastante—admití.

—¡No se dice más, mañana por la noche cenaremos juntos!—Oí decir a mi padre—. Susan, nos vamos—me hizo una seña para que fuera con él.
—Bueno, entonces mañana de seguro te vuelvo a ver—mordió su labio inferior. Yo no dije nada y me alejé con una sonrisa.


Aquella noche sencillamente no pude dormir casi nada. Veía su rostro en cada dirección que mis ojos tomaban, y reproducía en mi ofuscada mente absolutamente todo lo que había sucedido en tan poco rato. Tanta fue mi demencia, que aquella noche en vez de soñar con mi piano, fue la primera vez que soñé con Harry.
El día siguiente estuvo sereno. Por la mañana, prontamente después de desayunar, salí a la terraza del crucero a presenciar lo despejado del día y aquel sol radiante que no se ocultaba tras ninguna nube.
La tarde paso en su plenitud, y las horas avanzaron mucho más lentas que de costumbre, quizá habrá sido por esperar con ansiedad la llegada de la noche, la cual, al final de todo, si llegó.
Me miré al espejo de cuerpo entero detenidamente. El corsé que me puse estaba apretado, pero procuré no ajustarlo tanto para poder respirar. Mi vestido era color rosa, un tono claro y sobrio, nunca me ha gustado llamar la atención por lo que uso.
—¿Estás lista?—mamá tocó la puerta de mi habitación.
—Sí—contesté abriéndola y saliendo en el instante.
Mis padres y yo caminamos hasta el salón, uno que era diferente al de anoche, pues este inmenso crucero tenía suficiente espacio para muchos más.
Al llegar, avanzamos por algunos pasillos que dejaban las mesas mientras la orquesta tocaba una armoniosa sinfonía. Las personas que estaban ahí eran atendidas por mozos educados y cordiales, además de que sus trajes —como siempre— eran muy elegantes.
Luego de unos minutos, encontramos a la familia de Harry, quien ya estaba sentada en su respectiva mesa, esperándonos. Los tres se pusieron de pie y nos saludaron. Harry usaba un terno negro, se veía tan bello como un ángel.
—Ya creí que no vendrías—me susurró.
—Nunca habría querido dejarte plantado—le devolví el susurro.
—Bueno, eso esta bien, pues nunca me han querido dejar plantado –carcajeó.
—Presumido—carcajee también.
—Te ves hermosa—saco la silla de la mesa y me senté enrojecida, sin ni siquiera poder decir un simple "gracias".
La cena fue divertida, cosa que no me dejo de parecer extraña, ya que era habitual en mi familia que las comidas fueran perfectas y monótonas.
Nuestros padres conversaban entre ellos, mientras Harry y yo reíamos al burlarnos de algunas señoras que parecían callampas con sus sombreros.
Cada palabra que él decía me hacia conocerlo más, pero si había algo que me atraía con más fuerza, era sentirme segura a su lado y saber que junto a su calor podía volar precisamente a mis fantasías, como si sólo me faltaran pasos para poder conseguirlas.
—¿Por qué no nos desaparecemos un rato?—me propuso al oído.
—Si no lo decías eso tú, lo iba a decir yo –sonreí.
—Bien, nosotros iremos a... a bailar, claro, es que se nos acabó la conversación—le dijo Harry a mis padres.
Yo inevitablemente me reí.
—¡Vayan, no se preocupen! –respondió mamá.
Los dos nos paramos de la mesa y fuimos a la pista de baile mientras éramos seguimos por la mirada de nuestros padres, pero luego, cuando ya no nos prestaron atención, él tomó de mi mano y se largó a correr entre todas las personas que bailaban, esquivándolas con sumo cuidado para no tropezar.
Al encontrar con la vista una puerta que estaba lejana, se dirigió a ella y la cruzó. Salimos a un pasillo
angosto y oscuro, en el cual solo se oían nuestras respiraciones agitadas por la carrera.
Como no había salida, tuvimos obligatoriamente que pasar por otra puerta que no sabíamos a donde llegaba. Para nuestra suerte, solo daba a aquel salón en el cual había tocado ayer.
Sin soltarnos, comenzamos a recorrerlo a paso lento. Estaba todo tan o más oscuro que en el anterior pasillo y, obviamente, no había nadie, solo un gran reflector prendido que apuntaba al solitario piano sobre el escenario.
—Ven—dijo Harry.
Sus pasos no pararon hasta subir por la corta escalera y llegar al piano.
Me ayudó a sentarme y se sentó junto a mí. Sacó su chaqueta y su corbata, para después arremangarse las mangas de su camisa, tal vez así se sentía mucho más libre.
—¿Puedo ver como tocas?—preguntó.
—¿Quieres que toque?
Él asintió con la cabeza.
—Bueno... supongo que está bien.
Empecé a tocar como siempre lo hacia, con pasión, con ilusión, con sentimiento, para mi era embarcarme en la travesía de un encanto, era algo que me llenaba, me hacia completa, perfecta.
Imprevistamente escuché otro sonido, uno que no hacia yo. Abrí los ojos y observe como Harry también estaba tocando, a mi lado, conmigo.
Saqué mis manos del piano y lo contemple con asombro, pero él también las saco pensando que me había molestado.
—Lo siento, no quería interrumpirte.
—¿Por qué nunca me dijiste que también tocabas?—me extrañé.
—En ningún momento me ha interesado hablar de mí...
—Pues —sonreí—, debo decir que también tocas excelente.
—Nada comparado con lo tuyo.
—¿Hora el señor presumido se hizo humilde?—reí.
—No precisamente—levantó sus cejas—, solo si trata de ti—acaricio el piano—, Quería tocar contigo, es un honor para mí, ¿no crees?
—Sólo soy principiante, pero si tanto lo deseas, comienza tu primero—coloque ambas manos sobre el piano.
—Yo... es que—se rasco la cabeza—,ahora no quiero eso—tomó una de mis manos con decisión, alejándola dulcemente de las teclas color perla.
—¿Qué... que quieres entonces?—tartamudee al miramos fijo.
Él no respondió, y a cambio de eso, se empezó a acercar a mi rostro lentamente. Sus ojos miraban a los míos con ternura, quizá se preguntaba si era correcto lo que iba a hacer, o más bien, lo que deseaba hacer.
En segundos observábamos nuestras bocas, las deseábamos, las necesitábamos, yo debía sentirlo cerca, sentirlo mío.
Harry tomó mi rostro y lo acercó más, acortando completamente la poca distancia que nos separaba. Primero sentí su helada nariz y cerré mis ojos sin resistirme. Luego, la yema de su dedo pulgar toco mis labios con suavidad, provocando un cosquilleo en el estomago que me estremeció. Despacio sentí sus labios, hasta que los juntamos con presión y pudimos besarnos de verdad. Todo en mí temblaba, sentía un calor en mi cuerpo y una delicia en mi boca, no quería alejarlo nunca. Posé mi mano en su cuello para que se sintiera confiado, él tampoco quería alejarse y eso me hacia sentir especial. Su nariz a veces me rozaba. Y con su dedo acaricio la mano que desde el primer momento sostuvo en la suya. Fue el mejor beso que me hayan dado, y más aún, el que me hizo sentir realmente amada.
Harry se separó y me sonrió. Yo me recosté en su hombro, no podía dejar su aroma, su calor. Con él me sentí más cerca del cielo que nunca, el me hacia vivir eternamente en mis sueños. No tenía teorías respecto a que fue lo que me hipnotizó tan rápido para haber unido nuestros labios en un simple instante. Uno que irrevocablemente se estanco en mi memoria como el más hermoso recuerdo que lleve dentro de mí el resto de años de vida que me pudiesen quedar. Quizá la tibieza de su piel contactándose con la mía me hizo más débil de lo que supuse, pero su boca la había deseado tanto, que no existía posibilidad alguna de que ese beso haya sido un error para mí.
Escuchaba el sonido de su acompasada respiración mezclarse con los fuertes golpes que daba mi corazón aún acelerado. Apenas era capaz de moverme, incluso aunque hubiera querido.
Me sentía refugiada en su cuerpo, y ya no pretendía irme de aquel refugio jamás.
—¿Esto no se te hace extraño?—preguntó.
—¿Extraño? ¿Por qué se me haría extraño?—subí mi torso y saque mi cabeza de su hombro. Lo miré frunciendo el ceño, confundida.
—Tal vez me adelanté, avance muy rápido, recién sabemos unas cuantas cosas de nosotros y ya te he besado, temo a que algo pueda salir mal.
Harry bajo su mirada. Y después de que yo haya meditado unos segundos, rocé su mejilla con mi mano y la acaricie suavemente con mis dedos.

—Todos saben que la hoja de un árbol al comienzo es verde, pero al pasar el tiempo, cuando llega el otoño, cambia su color hasta que llega un momento donde se seca y cae. Algunos dicen que el amor es como la hoja de un árbol, al empezar siempre esta vivo, pero si algo interfiere con él, va muriendo hasta secarse y quedar en el suelo—hice un silencio—. Antes, aquellas palabras me atemorizaban, sentía que no debía enamorarme, porque no quería que todo terminara como esa hoja seca. Pero ahora que estoy contigo, me doy cuenta que nada importa.
—¿Nada importa? ¡Claro que importa! No quiero herirte nunca, nunca—repitió.
—Esta vida esta llena de riesgos, el amor es el más peligroso, pero sino intentamos, aquella hoja seguirá su curso y morirá en algún momento, entonces, jamás sabremos si realmente pudimos mantenerla viva para siempre.
—Pero, ¿no temes que te lastime alguna vez?
Sin apartar sus ojos de los míos, posó su mano sobre la que yo tenía en su rostro y fue sacándola despacio hasta llevársela a los labios y darle un corto beso en la palma.
—Confío en ti –susurré.
Harry sonrió.
—No dejaré que nuestra hoja se seque—musitó como si tratara de convencerse así mismo—, siempre la mantendré viva.
Se inclinó hacia mi boca buscando la forma de llegar tiernamente a ella. Tomó de mi barbilla y besó mis labios por segunda vez. Asombrosamente este había sido un beso distinto, este me hizo volar con sus propias alas.


Los rayos de sol entraban refulgentes por las ventanas de la sala principal de nuestra suite. Yo permanecía sentada en la silla que ocupaba todas las mañanas para tomar desayuno, estaba sola, al parecer mis padres se habían retrasado en levantarse.
Hoy se cumplían tres días desde que Harry y yo nos besamos, desde ahí no nos hemos vuelto a separar, sin embargo, nadie sabe que estamos juntos.
Cada noche nos encontramos en el salón donde esta el piano, allí podemos estar tranquilos, sin nadie que nos observe, y por mi parte, podía tocar cuando rato quisiera, él me hacia sentir un alma libre, era mi apoyo, mi fortaleza, era... todo para mí.
—Veo que hoy te levantaste más temprano que de costumbre—llegó mi padre y se sentó frente a mí.
—Sí, es que no he tenido mucho sueño últimamente—le coloque una cucharada y media de azúcar a mi té—¿Dónde está mamá?
—¿Dónde estuviste anoche? –preguntó soltando de un impulso su taza de café, como si ya no se hubiera podido resistir a su pregunta.
—Salí a tomar aire, es que, no... no podía dormir—balbuceé nerviosa.
—¿¡Por qué me mientes!?—gritó fuerte y se puso de pie.
—Papá, no te miento, yo no...
—Ayer te seguí, ya eran muchas noches donde salías y me tenías preocupado. Creíste que no me daba cuenta, pero sabes que soy difícil de engañar. Así descubrí que estabas con el hijo de mis amigos, con Harry. Eso no me había molestado, hasta que me di cuenta que tocabas el piano junto a él. ¡Te he dicho que no me gusta que le dediques tanto tiempo a ese estúpido instrumento! ¡Ese chico te está guiando por un camino que no quiero que tomes!
—¡Pero es un camino que quiero tomar yo! ¡Es mi decisión, no la tuya! Harry dice que debo perseguir mis sueños, y escúchame bien, ¡eso haré!
—¡Suficiente maldita sea!—tiró la pequeña mesa de desayuno lejos. Haciendo que mi torso salte hacia atrás en aquel segundo por el susto. La sangre de mis venas comenzó a martillar y a correr rápido, provocando una ahogante adrenalina de temor. Las tazas, los platos, servicios y comida, todo estaba en el suelo.
—Él te está metiendo puras tonterías en la cabeza, ¡no lo volverás a ver más! ¡Nunca más! ¿Entendiste?
—¡No, por favor no! No me hagas esto, no me alejes de él.
—¿Acaso no te ha quedado claro lo que te he dicho? ¡No lo verás más! ¡Y esto se acabó!
—¡No puedes alejarme de él! Yo lo amo—sentí como dos lágrimas se desprendieron de mis ojos con dolor.
—¿Lo amas?—carcajeó burlándose—¿cómo puedes amarlo en tan poco tiempo? De seguro eres una inmadura, ¿no has pensado quizás que en tres días llegamos a Nueva York? Cuando lleguemos se separaran quieran o no, ¿o pensabas que estarían juntos para siempre? ¡Este crucero no dura toda la vida! Pero mientras dure, no dejaré que siga viéndote, si es necesario te encerraré aquí hasta que lleguemos a tierra –retrocedió para marcharse,pero se detuvo y me miró nuevamente—. Y tienes prohibido decirle que yo tuve que ver en esto, pues no quiero perder la amistad con sus padres.
Ese hombre, a quien era incapaz de volver a llamarle padre, me lanzó una última mirada de odio y se retiró de la sala enfurecido, perdiéndose detrás de la puerta que daba a su dormitorio.
Quedé inmóvil, mirando a la nada. Sintiendo como mi corazón se desangraba minuto a minuto, quedándose sinfuerzas para seguir combatiendo un imposible.
Esta vez sentí un doloroso golpe en el pecho, como si me hubiesen enterrado un cuchillo hasta el fondo, como si ahora sólo me quedara esperar mi muerte.
Fui derrotada sin ni siquiera haber podido luchar, siendo ésta una guerra injusta y una que eternamente perderé.
Mis lágrimas me indicaban que mi vida era un fracaso, o tal vez un constante diluvio de destrucción. Yo amaba a Harry, no tenía porque dudarlo, pero así como tantas cosas que he querido, otra más la debo dejar ir, solo que está me dolía más que cualquiera, más que incluso, saber que no volveré a tocar nunca más mi piano.



Caminaba con miedo y tristeza, bastante tristeza.
Me aproximaba al salón en silencio, oyendo desde lejos como Harru tocaba una sencilla sinfonía, tan bella, tan pura, precisa y perfecta, incomparable.
Imaginaba sus manos tocando, su rostro serio, su pasión, su libertad, era algo mágico, definitivamente de otro mundo.
Cerré los ojos y trague saliva, me llene de valentía y abrí las puertas del salón.
Ahí se encontraba él, concentrado y hundido totalmente en su música.
Harry no me había visto entrar, por esa razón me senté en una de las mesas que estaban solas en la oscuridad de aquel lugar. Lo observe por un rato, guardando en mí aquella escena tan hermosa, la cual nunca más se me olvidaría.
Al pasar algunos minutos, me levanté y avancé hasta él. Llegue a los pies de la escalera para subir al escenario, pero cuando la luz del reflector se posó sobre mí, el se detuvo.
—¿Te gustó?—se colocó de pie para bajar y llegar a mi lado.
—Harry, debemos hablar—evadí su pregunta.
—¿Sobre que? ¿Te ocurre algo?
Tomó de la parte izquierda de mi cuello con preocupación. Yo desvié mi mirada hacia otro lado y retrocedí para que sacara su mano de mi piel.
—Sabes que tu has sido para mi un gran apoyo, pero creo que no debemos seguir con esto.
—¿A que te refieres? ¿Ya no quieres tocar el piano?—dijo ingenuo—, porque yo puedo...
—No hablo de eso—interrumpí mirándolo de nuevo—, hablo de nosotros... no es bueno que sigamos juntos. De todas formas, cuando este crucero llegue a Nueva York, cada uno tomará su camino.
—¡Por supuesto que no! Iré donde vayas tú, no dejaré que esto termine nunca.
—¡Nuestro amor solo fue un juego infantil! Sabemos que nuestras vidas son diferentes, no podemos unirlas así como así.
—¿Qué está pasando contigo? ¿Crees que eso se interpondrá en lo que siento? ¡Te amo y no te dejaré! Haré lo que sea necesario para estar junto a ti, debíamos luchar, ¿recuerdas?
—Sólo saldremos lastimados, es mejor terminar con esto ahora.
—¿Qué? –Se sorprendió—¿Eso es lo que quieres?—tomó mi mano, pero yo la alejé de inmediato—¿Por qué me tratas así? ¿Tú... tú aún me quieres?
—No—mascullé seca, pero decir eso, fue algo que me mato instantáneamente.
—Entonces, eso lo cambia todo—se alejo—, no voy a preguntar por qué, ya no me interesa saberlo—sus ojos se tornaron cristalinos—Que irónico es esto, ¿no? Era yo quien temía hacerte daño, ¡y fuiste tú la que me lo hizo a mí!—gritó.
—Lo siento—susurré. Tenía un nudo en mi garganta, pero debía aparentar que no existía.
—Pensé que me querías tanto como yo a ti, ¡Eras todo lo que yo quería, lo que yo siempre anhelé tener!
Dijiste que debíamos cuidar la hoja de nuestro amor, mantenerla viva por siempre, ¡Tú ya la destruiste, Susan! ¡Tú tienes la culpa!—secó una lágrima—Quise creer que juntos destruiríamos las murallas que nos
sobrepasaran, pero lo único que haces es levantarlas más de lo que ya están.
—Tú no entiendes... ¡sólo acéptalo! -Mi voz sonó fría, aunque sólo así Harry podría resignarse.
—Y nunca entenderé, pero ahora sé que no eras buena para mí. Fui un idiota en enamorarme de alguien como tú, ¡un idiota!—sollozó—. Si tó ya no me amas yo tampoco. Te prometo que jamás regresaré a tu vida—Se acercó y puso sus manos en mis hombros—. Sólo te pido que... que no olvides que yo só te amaba.
Miro mis ojos fijos. Pude sentir la complejidad de su daño, pude percibir un corazón roto.
Él se apartó sin nada más que hacer y se fue perdiéndose en la oscuridad del resto del salón. Lo último que oí fue el portazo de las puertas. Y cayendo al frío suelo con el alma hecha trizas, lo único que podía hacer para saciar mi llanto, era recordar la melodía que un momento atrás el había tocado.

Esa noche empapé mi almohada de lágrimas. Sentía tanto dolor que ni siquiera podía moverme. Estaba petrificada y helada como una piedra, mis manos transpiraban y mis sollozos eran bajos, pero hacían un hueco tan grande en mi corazón que éste no podía dejar de doler por más esfuerzos que hiciera.
Mi alma cargaba con una culpa inmensa y destructora. Recordaba su llanto, sus palabras, sus gritos. Era demasiado para mi solo pensar en ello, pero era imposible para mi cabeza evitar hacerlo. Tal vez mi mente no quería resignarse a que Harry ya no volvería, quizá aún no entendía que así debían ser las cosas. Él no me perdonaría jamás, ni tampoco lograría entender algún día que hice lo que hice para protegerme, para protegerlo a él también.
Y sé que no hay retorno atrás ahora, porque nuestro amor es y será prohibido por siempre, aunque eso no signifique que haya dejado de amarlo en algún momento.


Un día y medio estuve encerrada en mi habitación, tan sola y triste como era mi vida antes de conocerlo. El techo blanco de mi pieza se convirtió en mi mejor confidente. Y aquellas cuatro paredes eran las únicas que me protegían de la realidad que existía allá afuera.
Demás está decir que no lo he vuelto a ver, y que solo pensar en los besos que me daba era lo único que me ha dado fuerzas para seguir sobreviviendo a esta pesadilla.
—Susan—mi padre toco la puerta—, arréglate porque iremos a cenar en familia ésta noche.
—Gracias, pero no quiero ir—respondí con desgano.
—No te lo estoy preguntando, hija. Sólo haz lo que digo—pidió con suavidad.
Me levanté de la cama con un fuerte dolor de cabeza y fui hasta el baño para ponerme otro vestido de los muchos que me compraba mamá. Esta vez vestí uno verde, me miré al espejo medio segundo y me fui, de nada me importaba estar bella o no, si al final de todo, él ya no iba a estar ahí para mirarme con los mismos ojos.
Cuando llegamos al salón, avanzamos hasta nuestra mesa mientras las luces estaban bajas y la música lenta, seguramente la mayoría de las personas se encontraban bailando.
Me senté callada y así permanecí por varios minutos.
Mi plato de comida estaba lleno, hasta el momento no había probado ni un solo bocado, sino que lo único que hacia era jugar con el tenedor mientras oía a mis padres charlar de qué haremos cuando el crucero llegue a Nueva York mañana.
En eso, subí la mirada a las mesas cercanas que nos rodeaban.
Fue entonces cuando lo divisé a él.
Nuestros ojos se miraron al mismo tiempo, pero Harry con indiferencia no quiso seguir mirándome y aparento que no existía. Yo en cambio, lo observe con más detalle. Así fui ampliando mi vista despacio, hasta que de pronto sentí una punzada desgarradora en mi pecho y un vacío en el estomago con sabor a amargura. Todo eso, debido a que él le estaba sosteniendo la mano a una chica, una que dolorosamente no era yo.
Desvié mis ojos en el instante sin poder creerlo, y trate de aparentar que nunca lo había visto. Pero nada de lo que intenté funcionó. Poco a poco mis ojos se aguaron y solo me resigne a secarme las gotas con disimulo antes de que resbalaran por mi mejilla.
Trate de mantener la compostura y comer simulando que no me interesaba nada, pero como era de esperarse, no pude.
—Ya no puedo soportarlo—susurré—, me iré a la cama, tengo mucho sueño—dije con la voz quebrada, poniéndome de pie sin esperar respuesta alguna.
Sentía en mi nuca la mirada de mis padres, pero suspiré con alivio al ver que ninguno me siguió o me volvió a llamar.
En el trayecto hacia mi dormitorio, decidí cambiar de dirección. Salí afuera pensando en que era mejor respirar aire fresco, sabía que a pesar de todo, eso me ayudaría a calmar mi tristeza.
Desgraciadamente, al pasar por las puertas que me llevarían a mi destino, una tormenta incesante empezó a mojar mi cuerpo de inmediato, sin embargo, no me importó quedar cubierta de agua y seguí caminando a paso lento.
Llegue hasta una de las puntas del crucero, una que por supuesto ya conocía.
Acaricie la baranda mientras mis lágrimas se confundían con la lluvia. Recordaba la primera vez que estuve en ese lugar, aquella ocasión donde choque con él.
Alce la vista y vi el furioso mar con olas gigantescas. Y sin ni siquiera estar dentro de ese mar, sentía que me ahogaba. Deseaba respirar y no podía, era agonizante, frustrante, desesperante.
Pensaba en tirarme a las aguas congeladas, me subí a la baranda y quise hacerlo, pero era muy cobarde para enfrentar la muerte, aunque tal vez esa sea la única salida a esta miseria.
—¡No, no, no lo hagas! ¡No te tires!—escuche su voz. Pero no alcancé a girar la cabeza antes de sentir como su mano rodeó mi estomago y me sujetó con una fuerza increíble.
—No lo iba a hacer, sólo lo pensé—coloqué mi brazo sobre el suyo y quise sacarlo.
—No te soltaré hasta que te bajes de allí –me agarró con más firmeza.
Yo quede en silencio por un rato, mire el cielo negro que no tenía ninguna estrella, estaba tan desolado como yo.
Luego, comencé a bajar con cuidado hasta que mis pies tocaron el suelo de nuevo. Harry me soltó y me giro con velocidad, en sus ojos percibí miedo, pero más que nada rabia.
—¿¡Cómo pensaste en hacer algo así!? ¡Por Dios! ¡Nunca vuelvas a intentarlo!—cerró sus ojos y pellizco el puente de su nariz con sus dedos pulgar e índice—¿me oíste?—volvió a mirarme—, ¡nunca!
—¡Tú jamás sabrás lo difícil que es mi vida! ¿Para que seguir en ella? Si he perdido todo lo que amo, soy infeliz.
—Por la única razón que estamos todos aquí, para alcanzar la felicidad que muchas veces la vemos tan lejana, para eso vives.
—¿Y si mi felicidad eres tú? ¿Cómo voy a recuperarte? Si no te tomó mucho rato cambiarme—lo mire fijo. Quizá trataba de acusarlo, pero aquí la verdadera culpable era yo.
—No te he cambiado—musitó negando con la cabeza.
—¡Claro que si! ¡Lo hiciste, Harry!—elevé mi tono, un reflejo más de lo herida que estaba.
—Por lo menos yo no te hice lo que tú me hiciste a mí, por lo menos yo no dejé de amarte.
—¿Crees que yo sí deje de amarte?
—¿Cómo quieres que responda eso? Si tú misma me dijiste que...
—No era verdad—Lo interrumpí con una voz suave y baja.
—¿Qué?—se extrañó—no, no te creo, es imposible, tú no querrías dañarme apropósito.
—Claro que no, pero tuve que hacerlo—bajé mi mirada.
—¿Por qué? no logró entenderte, si no querías, ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué?
—Mi padre nos vio una noche donde estábamos tocando el piano juntos. Él pensó que eras una mala influencia y me prohibió verte—relaté—, perdóname, yo te amo, no quería lastimarte, solo trataba de, de... —buscaba las palabras precisas, pero no podía encontrarlas.
—de protegernos—musitó terminando la oración por mí.
—lo siento—susurré.
—No digas nada más –juntó su frente con la mía—, ahora... ahora comprendo todo—posó su mano en mi cintura y me apego a él—. Fuiste valiente en soportar todo eso—corrió el cabello de mi cara—, te amo, me amas, eso es lo único que importa.
—Prometo que cuando este crucero llegue a tierra, me iré contigo, a donde sea, a donde me lleves, me iré contigo, Harry.
—Te llevaré lejos, eso no lo dudes, pero tendrás que esperar un poco más—trago saliva—. Cuando lleguemos a Nueva York, yo y mi familia tomaremos un avión a Canadá, debo acompañar a mi padre a un evento benéfico de su organización caritativa, se lo he prometido y debo cumplirle—hizo una pausa—. Pero te prometo que iré por ti en cuanto regrese, no te fallaré.
—Te voy a esperar cuanto sea necesario.
—Toma—me entregó un sobre que saco del bolsillo interno de su chaqueta—quiero que lo conserves tú.
—¿Qué es?—lo recibí.
—cuando sea necesario lo sabrás.
Ambos sonreímos mirándonos fijo.
Lentamente acercó su rostro al mío y besó la comisura de mis labios con delicadeza. Rodee su cuello con mis manos para sentir que estaba encadenada en él, sentía su helada nariz chocar con la mía, pero al mismo tiempo su piel me otorgaba una agradable tibieza.
Harry se inclino con precisión y beso mis labios. Nunca pensé que un solo beso me devuelva las ganas de seguir viviendo. Su saliva se mezclo con la mía y volví a sentir nuestro sabor, ese que al igual que su aroma, se convertía en adicción y necesidad.
Él me tomó en brazos y comenzó a dar vueltas bajo la lluvia. Los dos reíamos y volvíamos a besarnos. Era impresionante sentir lo que yo sentía. Innegablemente, eso era amor.

Han pasado cuatro días desde la última vez que lo vi.
A la mañana siguiente de nuestra despedida, llegamos a Nueva York a eso de las doce del mediodía. Recuerdo que había mucho sol y un fuerte viento, tal como el primer día que nos embarcamos en aquel crucero.
Mis padres y yo nos dirigimos a nuestra casa, mientras en ese preciso momento Harry tomaba el avión para irse a Canadá.
Últimamente siempre sueño con él, e incluso ya tengo hecha mi maleta para irme de inmediato cuando regrese por mí.
Me miraba al espejo mientras cepillaba mi cabello, sonreía al pensar en sus ojos, esos que extraño tanto que me observen nuevamente.
De pronto, mi madre abrió la puerta de mi habitación con rapidez, pude verlo por el reflejo del espejo. Ella era la única que sabía cuanto amaba a Harry, de apoco se fue convirtiendo en mi mejor amiga.
Me voltee para recibirla con gusto, pero me asuste al ver que estaba más pálida de lo normal.
—¿Qué ocurre? Te vez espantada—me paré y fui hasta su lado.
—Creí que tal vez era bueno darte esta noticia en persona—respondió con sus ojos aguados.
—¿De qué hablas? Me estás asustando.
—Hija—me miró aterrada—, el avión de Harry... cayó—acaricio mi rostro—, todos murieron, Susan.
—¿Qué?—Sentí como el corazón me estalló—, dime que no es cierto, ¡por favor no! No es verdad, no es verdad, él está vivo, él vendrá por mí, ¡vendrá, lo sé! dijo que no me fallaría –Empecé a llorar con
desesperación- el volverá, dime que volverá. ¡Dios, no! Harry tiene que venir, él me ama, ¡me ama!

Mi alma estaba herida por todas partes, mi pecho se obstruía por mi llanto y mis pulmones apenas ingerían aire. Yo me estaba muriendo en vida. No había nadie que me quitara el dolor que estaba consumiendo mi interior. Lo amaba y ya no estaba para decírselo.

Ahora era una chica que esperaba una llegada que nunca llegaría, ahora me había quedado sola, pero su ausencia no significaba que no lo lleve dentro de mi corazón. Mis manos ya estaban desgastadas, y las arrugas en mi cara reflejaban lo mucho que he vivido. El tiempo ha pasado como un relámpago en el cielo, tan rápido, ágil y sorprenderte.
Ya son varios años desde la muerte de Harry, pero podría decir que cumplí con todo lo que el me enseñó. Hoy soy una pianista profesional, una de las mejores del mundo.
Días después de su fallecimiento, abrí el sobre que una vez me entregó. En él, había unas hojas de pauta con notas escritas, que armaban una larga y compleja sinfonía a la que Harry titulo: "My heart will go on".
En este instante la estaba tocando, ya que los años no sean llevado consigo mi talento.
Otra vez me presenciaba un público de alta clase, pues a pesar de las muchas ofertas que tuve para tocar en las grandes orquestas, yo preferí trabajar en el crucero donde nos conocimos. Es por eso que cada noche toco en el mismo piano que alguna vez toque con él.
Aún lo sigo amando y sé que él también a mí. Quizá mi vida ya este próxima a acabar, pero yo supe como ser feliz y cumplir mis sueños, a pesar de no estar con quien me enseño a luchar por ellos.

Cerca, lejos, donde quiera que estés, yo creo que el corazón continúa.
El amor puede tocarnos una vez y durar toda la vida, nunca dejes que se vaya hasta que nosotros nos hayamos ido. En mi vida nosotros siempre seguiremos juntos. Y nos quedaremos de esta manera por siempre, tú en mi corazón y yo en el tuyo, y así, mi corazón continuará..
Kit Walker
Kit Walker


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Mensaje por petuniaa Miér 31 Oct 2012, 11:31 pm

:3 hermosa ........
petuniaa
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Mensaje por Kit Walker Vie 02 Nov 2012, 3:17 pm

petuniaa escribió::3 hermosa ........
gracias (:
Kit Walker
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Mensaje por Ⓢвrєαkdσwn Vie 09 Nov 2012, 8:16 pm


Mareeeh!!!



Bueno estaba vagando, y heme aquí {Esa es mi historia XD}
Leí el Shot por completo! Y casi lloro
Fue bello, hermoso, emocionante y Trágico!!!
No me vuelvo a subir a un avión por tu culpa, y por culpa de la escritora! (?
Bueno enserio lo AME, es grandiosa la chica que lo escribió
Y te agradezco a ti por haberlo publicado aquí,
Porque gracias a ti pude leer semejante Shot tan maravilloso {Me recuerda a mi, igual de maravilloso a mi rostro (? Jajaja Bueno no}
Como ando de Vaga este fin de semana, tratare de pasarme por demás noves tuyas
hdgjdhdghfdohb Es que amo tus novelas, y me gusta leer lo que escribes
Así que me tendrás acosándote en algunas de ellas! XD

Ahora debo irme
Cuidate
solo pasaba adecirte lo mucho que eme encato el One Shot! XD





w}•Sol

Ⓢвrєαkdσwn
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Mensaje por Kit Walker Sáb 10 Nov 2012, 8:16 am

•Søl_Aṉģhεl {ω} escribió:
Mareeeh!!!



Bueno estaba vagando, y heme aquí {Esa es mi historia XD}
Leí el Shot por completo! Y casi lloro
Fue bello, hermoso, emocionante y Trágico!!!
No me vuelvo a subir a un avión por tu culpa, y por culpa de la escritora! (?
Bueno enserio lo AME, es grandiosa la chica que lo escribió
Y te agradezco a ti por haberlo publicado aquí,
Porque gracias a ti pude leer semejante Shot tan maravilloso {Me recuerda a mi, igual de maravilloso a mi rostro (? Jajaja Bueno no}
Como ando de Vaga este fin de semana, tratare de pasarme por demás noves tuyas
hdgjdhdghfdohb Es que amo tus novelas, y me gusta leer lo que escribes
Así que me tendrás acosándote en algunas de ellas! XD

Ahora debo irme
Cuidate
solo pasaba adecirte lo mucho que eme encato el One Shot! XD





w}•Sol



Jajajajajajajajjjaaja, Sol, comienzo a creer que me stalkeas (?) bueno, no xd. Por alguna extraña a razón, me siento halagada xd al igual que empiezo a creer que soy buena en esto ._. askdjaskda :lloro:
Cuidate!!
Kit Walker
Kit Walker


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Mensaje por micdan.7 Sáb 10 Nov 2012, 12:22 pm

LO AMEE
Llore tanto en especial con la ultima parte senti como un
CRAJ! desgarraba mi corazón al mismo tiempo que mis ojos leian cada palabra de esta bella historia....
el MEJOR! one shot que e leido :'3
micdan.7
micdan.7


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My heart will go on {Harry Styles}. Empty Re: My heart will go on {Harry Styles}.

Mensaje por valery26 Jue 06 Mar 2014, 7:28 pm

INCREIBLE!!!! LLore. :lloro:  Nunca pero nunca habia llorado en una novela, esta es la primera novela con la que lloro. Estuvo Increible con todas las letras.   :(L):  :(L):  :(L):  :(L):  :(L):  :ilusion:  :enamorado: Jamas llore con una novela corta. LA MEJOR HISTORIA QUE LEI!
valery26
valery26


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