Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
JOSEPH - JOE Y _____
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 3 de 71. • Comparte
Página 3 de 71. • 1, 2, 3, 4 ... 37 ... 71
Re: JOSEPH - JOE Y _____
En la noche despues de las 8 les subo cap okis es que tengo clase toda la tarde
issadanger
Re: JOSEPH - JOE Y _____
holaaaaa soy nueva lectora y fiel!!
ahh me encanta :P
ya espero con ansias el siguiente cap :D
ahh me encanta :P
ya espero con ansias el siguiente cap :D
jamileth
Re: JOSEPH - JOE Y _____
4 de Noviembre, 9532 A.C.
Joseph permaneció tan silencioso el resto de nuestro viaje hacia los muelles que empecé a preocuparme. No se veía bien. De hecho, tendía a empaparse en sudor y temblar sin razón aparente. Su piel se tiñó de un horrible tono cenizo.
Siempre que le preguntaba cuál era el problema, él sólo respondía que algunas veces le pasaba.
Y mientras más estábamos en contacto con la gente, él se volvía más nervioso.
—Estes no te encontrará —le dije, esperando aligerar su miedo.
No funcionó. Si acaso, él se volvió más aprehensivo.
Boraxis regresó con nuestras monedas para el viaje a través del Aegean (Mar Egeo) que nos llevaría a casa en Didymos. Yo sabía que no dejaría de estar asustada hasta que el barco partiera.
Estaba temerosa de que en cualquier momento nos encontrara mi tío y llevara a Joseph de regreso.
Fue justo después de medio día que nos permitieron abordar el barco. Boraxis tomó la delantera conmigo en medio y Joseph siguiéndonos.
El primer oficial tomó las monedas de Boraxis y le dio indicaciones para nuestros camarotes, detuvo a Joseph.
-¡Baja tu capucha!
Vi el pánico en los ojos de Joseph antes de que la bajara. Tan pronto la tela estuvo abajo, sentí una sensación extraña, como una ola, deslizarse a través de aquellos que estaban cerca de nosotros. Todos los ojos se dirigieron hacia mi hermano.
El primer oficial asintió con la cabeza y me llamó.
—Mi señora, no permitimos a los esclavos viajar en la cubierta principal.
Le lancé una mirada fulminante.
—Él no es un esclavo.
El primer oficial de hecho se rió ante eso. El alcanzó la banda alrededor de la garganta de Joseph y jaló su pendiente que tenía el símbolo de un abrasador sol.
Joseph no se movió o habló. Sólo mantenía su mirada abajo.
El primer oficial miró de nuevo hacia mí.
—Puedo apreciar su deseo por mantener a su tsoulus con usted, mi señora, pero él deberá viajar bajo cubierta con los otros esclavos.
No se me había ocurrido hacer que removieran las bandas de Joseph. En Grecia nuestros esclavos no tenían oro, por tanto no se me había ocurrido que eso lo delataría.
—Nexos —llamó el primer oficial a otro marino. —Escolta a éste bajo cubierta.
La aterrada mirada de Joseph alcanzó la mía.
—Por favor, Idika, no me mande ahí. Solo. No puede.
—Pagaré más —le dije al marinero.
—Lo siento, mi señora. Es política estricta. Los otros pasajeros estarían extremadamente molestos si rompemos las reglas por usted.
Me sentí horrible por él.
—Está bien, Joseph. Sólo son unos pocos días y estaremos en casa.
Mis palabras solo parecieron asustarlo más. Pero no dijo nada más mientras Nexus se acercó para llevarlo lejos de mí.
—Él estará bien, su Alteza —me aseguró Boraxis. —Sus camarotes no serán refinados, pero estarán limpios y servibles.
Y Boraxis sabría. Él una vez fue esclavo, antes de que mi padre lo liberara.
—Gracias, Boraxis.
Mi corazón dolía, me dirigí a mi camarote preguntándome que haría Joseph por los siguientes cuatro días.
issadanger
Re: JOSEPH - JOE Y _____
8 de Noviembre, 9532 A.C.
Esperé en cubierta con el corazón en un puño por el regreso de Joseph. En los pasados cuatro días había tratado con todo verlo, pero nadie lo permitió. Aparentemente, los pasajeros regulares no eran permitidos bajo cubierta, al igual que los esclavos no eran permitidos arriba.
Casi todos habían abandonado el barco, incluso los marineros, mientras Boraxis y yo esperábamos.
Por fin, vi aparecer a Joseph. Al igual que el día que lo habían llevado abajo, tenía su capucha baja, su cabeza doblada.
Ni una sola parte de su cuerpo o rostro podía vislumbrarse bajo ella.
—¡Ahí estás! —Dije con regocijo al verlo de nuevo.
No dijo nada como respuesta.
Cuando traté de abrazarlo, me alejó. Cuando traté de encontrar su mirada, él se movió y me pasó.
Sus acciones me irritaron. ¿Era ese el agradecimiento que recibía por salvarlo de la locura de casa de mi tío? De seguro que por más desnudo que los camarotes para esclavos hubieran estados, eran preferibles a ser maltratados por otros.
—No seas tan petulante Joseph. No tuve alternativa.
Aún así no dijo nada.
Quería sacudirlo. Esta era la primera vez que su comportamiento me recordaba a Nick.
—¿Cuál es el problema? ¡Respóndeme!
—Quiero ir a casa.
Quedé totalmente estupefacta por su petición susurrada que estaba teñida con enojo.
—¿Éstas loco? ¿Por qué querrías alguna vez regresar a la Atlántida?
Él no respondió.
Suspirando por la frustración, lo guié en cubierta. Una vez que estuvimos en el muelle, Boraxis fue a procurarnos una carroza cerrada para el viaje a casa.
Joseph permanecía en silencio. No miró alrededor o mostró interés alguno en el hecho de que estaba a salvo de las garras de Estes.
—Estamos en Grecia ahora. No muy lejos de casa.
Cuando él no respondió, suspiré y estuve agradecida de ver una carroza dirigiéndose cerca de nosotros. Tal vez eso calmaría su malestar.
Mientras se detenía ante nosotros, un noble me llamó.
—¿Mi señor? —Pregunté mientras se acercaba. Él no era mucho más viejo que yo. Sus ropas y porte me decían que él estaba extremadamente bien, a pesar de que no lo reconocía como un aristócrata o dignatario.
Él apenas me miró. Era Joseph quien llamaba su atención. Joseph quien retrocedía lejos del hombre.
—¿Es suyo, mi señora?
Dudé al responderle.
—¿Por qué desea saberlo?
—Quiero comprarlo. Diga su precio y lo pagaré.
La rabia me inundó.
—¡Él no está a la venta!
El hombre finalmente me miró. Juraría que vi la locura en sus ojos azules.
—Pagaré lo que desee por él.
Boraxis nos alcanzó y frunció el ceño en advertencia hacia el hombre.
—Súbete a la carroza, Joseph.
Joseph no habló mientras rápidamente subía a ella.
Cuando traté de unirme a él, el hombre me detuvo.
—Por favor, mi señora. Tengo que tenerlo. Le daré cualquier cosa que desee.
Boraxis obligó al hombre a retirarse.
Me subí dentro de la carroza mientras el hombre trataba de sobornarme.
—No puedo creer esto —murmuré. —¿Pasa seguido esto?
—Sí.
La respuesta de Joseph fue apenas más que un suspiro.
Boraxis aseguró nuestra puerta.
—Deberé montarme con el conductor, mi señora
Me acercó un ánfora de vino y lo que se sentía como pan envuelto en tela.
—Si necesita algo, llámeme.
—Gracias, Boraxis.
El asintió, después subió al asiento fuera.
Habiendo comido un gran desayuno en el barco, no estaba hambrienta. Podía sentir la mirada fija de Joseph, pero él se mantenía cubierto por su capucha.
—¿Quisieras un poco?
Pregunté acercándole la comida a Joseph.
Mientras la carroza empezó a caminar, el descubrió la comida como un animal muerto de hambre. Fue hasta que se movió a comer que finalmente vi un poco de su antebrazo.
Había sangre incrustada alrededor de la banda de oro de su muñeca. Pero el no parecía percatarse de eso mientras absorbía migajas de pan en su boca.
—¿Éstas bien, Joseph?
El sólo continuaba comiendo vorazmente.
Cuando se acabó el pan, atacó el ánfora de vino con el mismo fervor. Fue hasta después de muchos minutos que la bajó y dejó salir algo que sonó como un suspiro de alivio.
Alcancé su brazo lastimado.
Él no se movió mientras me sentaba cerca y removía la banda hacia atrás para descubrir una fea herida. Mientras miraba su sangrienta muñeca, me percaté de más moretones en su antebrazo.
Entonces miré su rostro.
Inhalé bruscamente en alarma. Antes de pensar lo que estaba haciendo, jalé la capucha hacia abajo. Su piel estaba todavía pálida su cabello lacio y enmarañado.
Pero era su rostro lo que me transfiguró. Oscuros círculos púrpura crecían bajo ambos ojos como si no hubiera dormido del todo. Sus labios estaban agrietados, en carne viva y sangrando. En ambas mejillas tenia moretes como si alguien lo hubiera abofeteado repetidamente. Un ojo estaba rojo por los vasos sanguíneos reventados.
Sus ropas estaban rasgadas y sucias.
—¿Qué te pasó?
Me miró de una manera insolente que me atravesó.
—Soy un tsoulus entrenado, Idika, que dejó sin protección por cuatro días. ¿Qué cree que me hicieron?
Horrorizada, llamé a Boraxis mientras Joseph recolocaba su capucha.
La carroza se detuvo inmediatamente. Boraxis bajó y abrió la puerta.
—Sí. ¿Alteza?
—Regrésame al barco.
—¿Puedo preguntar por qué, Alteza?
—Ellos... ellos...
No podía ni siquiera decirlo.
—¡Quiero que todos los que tocaron a Joseph sean puestos en cadenas!
Boraxis frunció el ceño.
Jalé de nuevo la capucha de Joseph hacia abajo y le mostré a Boraxis el golpeado rostro.
—¡Mira lo que le hicieron!
—Su Alteza —dijo Boraxis en un tono bajo y calmado. —Le llevaré de regreso si lo desea, pero sólo el verdadero dueño de Joseph puede demandar restitución del daño.
Rechiné mis dientes hacia él.
—Joseph no es un esclavo.
—Está marcado como esclavo, Alteza. Eso es todo lo que importa.
—¿Entonces eso les da derecho a abusar de él?
—Nuevamente, Alteza, le repito, solo su verdadero dueño puede demandar restitución. Todo lo que la ley le dará será la compensación financiera por su uso. Ningún hombre libre será castigado por usar un esclavo.
—¡Un esclavo puede ser golpeado por herirlo de esta manera! Y eso es lo que quiero.
—Alteza, un esclavo no se hubiera atrevido a tocarlo de esa manera.
Pasé saliva.
—¿Qué estás diciendo?
Boraxis miró a través de mí hacia Joseph.
—¿Joseph? ¿Quién te hirió?
—Los marineros y una vez que hubieron terminado, me vendieron a un noble que trajeron bajo la cubierta.
Boraxis regresó su mirada a la mía.
—Usted es una noble y yo su sirviente. Nadie tomara en cuenta lo que pensemos al igual que nadie le importará lo que le fue hecho a un esclavo.
Entonces un horrible miedo me atravesó.
—¿Sabías que le harían esto?
—No, Alteza. Asumí que sería dejado con otros esclavos, solo. Si hubiera tenido cualquier pista de que lo habían dañado, le hubiera advertido.
Le creí.
Aun así, nunca había estado tan enojada en mi vida. Si estuviéramos en el reino de mi padre...
Pero no estábamos. Boraxis tenía razón. Aquí, fuera del reino de mi padre. No tenía voz.
Enferma por este hecho, asentí.
—Encuéntranos un lugar donde podamos hacer que remuevan sus bandas, Boraxis.
—No puede removerlas. –Dijo Joseph con pánico en su voz. —Es sentencia de muerte para cualquier tsoulus que alguien más aparte de su Idikos remueva sus bandas.
—Tu no eres un esclavo y no serás marcado como uno!
Se encogió lejos de mí.
Suspirando, miré de regreso a Boraxis.
—Joseph necesita más comida y un lugar seguro para descansar y bañarse. También podría usar ropa nueva.
—Preguntaré al conductor por tal lugar. Alteza.
Asentí hacia él. Nos dejó y subió nuevamente. Unos segundos después nos movíamos nuevamente.
—Nadie volverá a lastimarte, Joseph.
Lágrimas se asomaron en sus ojos antes de que colocara nuevamente su capucha hacia arriba para cubrir su rostro de mí.
—Habla conmigo, hermanito. Dime lo que piensas.
—Mi voluntad es la vuestra, Idika.
—¡Deja de llamarme así! Soy Ryssa. No soy tu dueña.
Nuevamente, él no respondió a eso.
Indignada, lo dejé consigo mismo mientras viajábamos la siguiente hora hasta que Boraxis nos encontró un hostal grande, donde le podríamos rentar una habitación a Joseph para que pudiera tomar un baño y descansar.
Un poco después, Boraxis trajo a un herrero a la habitación.
Toqué en la puerta de Joseph, entonces la abrí para encontrarlo recostado desnudo en su cama. Hice que Boraxis y el herrero permanecieran en el pasillo mientras entraba.
—Joseph —dije suavemente, tratando de moverlo para despertarle.
Me detuve mientras veía la gran cantidad de heridas y moretones que marcaban su piel perfecta. Había lugares donde se podía observar las marcas de manos completas de su abuso. Dioses, el horror que debió haber pasado solo en el vientre del barco.
Mi estómago se encogió ante la señal de mi falla para protegerlo. ¿Cómo pude haber sido tan inútil? Coloqué una sábana sobre él antes de agitarlo muy suavemente y me prometí a mí misma que él no sería herido de esta manera de nuevo.
Se despertó aterrorizado.
—Todo está bien —le aseguré.
Me miró como si no estuviera seguro de que debiera creerme.
—¿Boraxis? —le llamé.
Entró con el herrero tras él. Tan pronto como Joseph vio las herramientas en manos del herrero, entró en pánico y trató de huir.
—¡Detenlo!
Boraxis lo hizo, lo agarró y lo sostuvo en el suelo mientras el herrero traía un gran par de pinzas para romper las bandas.
Joseph gritó y luchó como si le estuvieran cortando las extremidades.
—¡Por favor, deténgase! —rogó roncamente. —¡Por favor!
Sus ruegos me atravesaron, pero eso era algo que tenía que hacerse. No quería que nadie más lo confundiera con un esclavo.
—Está bien, Joseph. Eres libre.
Aún así, luchó hasta que la última banda había sido removida. Entonces permaneció sin moverse, con sus ojos cerrados.
—Conserve el oro.
Le dije al herrero, quien en ese momento me agradeció y se fue.
Miré a Boraxis, estupefacta por las acciones de Joseph.
—¿Por qué no querría que las removiéramos?
—Tomó su cubierta de registro. Si un comerciante de esclavos lo encuentra, él no necesita ser devuelto a su dueño. Cualquiera puede reclamarlo.
Gruñí ante las palabras que no quería escuchar.
—Él no es un esclavo.
—Ha sido marcado como tal en su mano, Princesa. Si alguien ve esa marca, ellos sabrán que no es un liberto.
Fruncí el ceño.
—¿Qué marca?
Boraxis sostuvo la mano derecha de Joseph palma arriba para mostrarme una marca irregular en su palma que parecía una X a través de una pirámide. Qué extraño que no me hubiera percatado antes. Pero no hacia diferencia para mí.
—Nadie sabrá.
—El herrero sabe, Alteza. Por esa razón, le sugeriría que dejemos este lugar tan pronto como sea posible y lleguemos al reino de su padre antes de que nos detengamos nuevamente.
Mi mandíbula se desencajó.
—¿No estás hablando en serio?
Por su rostro, podía percatarme de que lo estaba haciendo.
—Por favor Alteza. Escuchadme en esto. Lo último que quiero es ver a cualquiera de vosotros herido. Necesitamos irnos.
—¿Por qué no me dijiste de la marca antes de que el herrero removiera sus bandas?
—Alteza, soy un esclavo liberado. No está en mi naturaleza cuestionar a mis superiores. Os amo y os sirvo y según el decreto de los dioses, daría mi vida por la vuestra.
Él tenía razón. Había visto a mi padre y Nick golpear a muchos sirvientes por dudar después de que le dieran una orden.
Asintiendo, fue hacia Joseph quien todavía no se había movido.
—Ven, Joseph, debemos apresurarnos.
Me miró con sus ojos llenos de desesperación.
—Idikos me castigara duramente por esto. ¿Tiene idea de lo que ha hecho?
—Estes no te dañará nuevamente. Soy vuestra hermana y os doy mi palabra, estás a salvo.
El sacudió su cabeza negando.
—Él me encontrará. Siempre lo hace.
—¿Cuántas veces has escapado?
—Las suficientes para saber que no vale la pena.
—Esta vez lo valdrá.
Por lo menos eso esperaba. Y por todos los dioses, pretendía hacerlo. Nadie merecía vivir temeroso. Nadie merecía ser golpeado y abusado. Especialmente no un niño que había nacido príncipe.
Pero incluso mientras me prometía a mí misma que lo protegería, una parte de mí se preguntaba si podría.
Al igual que Joseph y Boraxis, yo también, era prisionera a mi rango. E incluso en contra de mi voluntad, mis alas eran a menudo atadas.
issadanger
Página 3 de 71. • 1, 2, 3, 4 ... 37 ... 71
Temas similares
» |The Time Is Runnig Out|♥ [Joseph&Tú]
» El infierno de Joseph Joe y tu
» Cuidado que muerdo en todos los sentidos(draco y tu mui hot)
» The Last Kiss (Joseph &Tu)
» Just friends. {Joseph Jonas}
» El infierno de Joseph Joe y tu
» Cuidado que muerdo en todos los sentidos(draco y tu mui hot)
» The Last Kiss (Joseph &Tu)
» Just friends. {Joseph Jonas}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 3 de 71.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.