Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 2 de 2. • Comparte
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
Capítulo 3: I CAN SEE IT CLEAR AS DAY
Louis tenía reglas, y la principal era “un tipo distinto cada semana”. Nada de repeticiones, tenía un solo comodín y estaba guardándolo para una ocasión especial, quizá un domingo en el que no pudiera encontrar a nadie remotamente decente en grindr. No iba a desperdiciarlo en Nick Grimshaw.
O quizá sí, pero no ese fin de semana.
Finalmente optó por no responder en lo absoluto, y fingir que había olvidado hacerlo cuando lo cruzara más tarde. En cambio, llamó al café y habló con Harry para confirmarle que estaría allí esta noche.
Conversaron todo el receso y cuando era la hora de volver a trabajar, Louis se dio cuenta que no había ni siquiera terminado su ensalada. Mientras iba a la cocina a tirar la bandeja con los restos de rúcula, se sonrió a sí mismo, agradablemente sorprendido por lo rápido que pasaba el tiempo cuando se concentraba en decir una canción tonta tras otra después de que Harry le preguntara si quería que le cante algo esa noche.
(“Tú me preguntaste cuál quiero escuchar, y yo quiero escuchar Sex Machine de James Brown.”)
Cuando llegó a su casa, y como tenía hambre, se preparó una taza de té cargado y se sentó a comer los tres bagels que había comprado en la confitería de la oficina. Pensó que sabían desabridos y que los de Harry eran mil veces mejores, pero después se dio cuenta de que de hecho no los había probado.
Se quedó un buen rato sentado allí, masticando el bagel y mirando la pecera vacía, preguntándose cómo y por qué estaba tan convencido de que Harry siquiera sabía cómo cocinar un bagel.
X
Nunca había sido del tipo de buscar amigos, no sabía cómo hacerlo. Los pocos que tuvo a lo largo de su vida siempre lo habían buscado a él, y lo habían aceptado con su ocasional mal humor y comentarios hirientes.
Porque Louis sí era un tipo agradable. La primera media hora.
Llegaba un punto en que simplemente se hartaba de los buenos modales y el humor pastel; bajaba un poco las barreras y su personalidad corría como un torrente incontenible, que no obedecía ni a él mismo. Su tono ácido, sus faltas de atención a las buenas costumbres, su odio sistemático a todo lo que no fuera comida, alcohol, y una buena película. Sobre todo su orgullo alto como una montaña, y aquella horrible costumbre de nunca pedir perdón, que hacían la convivencia con él bastante difícil.
En la oficina la gente lo esquivaba las mañanas de lluvia, sabiendo que un mínimo gesto de saludo desataría una serie de improperios contra el clima, Manchester y hasta la mismísima jodida corona. ¡Y no lo dejen empezar con los taxis!
—¡Hay cada imbécil con una licencia! Hasta este día, te lo juro Wigger, no conozco un puto taxista con el más mínimo respeto por un peatón. Es como si se las dieran a todos los desequilibrados, ¡lo juro! ¿Les harán algo así como una encuesta? ¿Tú crees que si no sabes hacer nada y no tienes respeto por los demás te dan un taxi para que no te mueras de hambre?
Y así acabó su brevísima relación con Wigger. Su papá era taxista, al parecer.
Hudson, de la fotocopiadora, solía almorzar con él todos los días hasta que Louis se pasó media hora explicando por qué la homeopatía era una mentira y cómo le habían estafado vendiéndole aquella botellita en la farmacia.
Así se distanció también de Mary y Cintia (las dos esposas de médicos) el día que volvió de su licencia por enfermedad, y se ganó el odio de al menos 20 otros compañeros despotricando contra la posmodernidad, los hipster, los vegetarianos y “esta moda oriental de meditar y toda esa mierda”. Al resto los había perdido simplemente porque se corrió la voz de que era un cínico antisocial y rezongón.
Louis acordaba con la descripción, pero no lograba entender como todos no lo encontraban encantadoramente adorable. ¡Si hasta él mismo no podía evitar destornillarse de la risa ante sus propios chistes!
Entendía que lo divertían los temas sensibles, y que a veces podía ser un poco insolente, pero al menos era ingenioso, al menos siempre soltaba el chiste en el momento justo. Entendía las miradas regañonas, por supuesto, pero debería haber alguien por lo menos sonriendo por lo bajo.
Hannah hacía las dos cosas, el regaño, la explicación y la sonrisa disimulada. Zayn era del tipo de sonreír en silencio y palmearle la espalda, una especie de gesto tierno que aún no lograba descifrar del todo. Le apretaría suavemente el hombro si había cruzado una línea demasiado grande, pero en general simplemente le cuidaría las espaldas.
Harry en todo caso se reía de sus chistes, aún aquellas veces en que él mismo creía que había ido demasiado lejos. Necesitabaconservarlo.
X
Louis no había pensado demasiado al respecto cuando accedió a ir esa noche. Siendo justos fue un poco bajo presión. Después de aquella incómoda charla en el café, de su respuesta un tanto seca a la pregunta de Harry, había pasado el resto del almuerzo intentando remediarlo, convencerlo de que no estaba enojado, ni nada por el estilo.
Cuando Harry le pidió que vaya, pensó que si le decía que no, a sus oídos sonaría como una despedida.
Pero mientras se arreglaba frente al espejo, y se debatía entre la remera de los who o la de rage against the machine, entre si llevar el cabello despeinado para arriba o despeinado para el costado, pensó que quizá estaba arreglándose demasiado para alguien que literalmente no podría verlo. Lo que estaba haciendo no era precisamente normal, pero, hey, ¿cuándo algo que hizo Louis fue normal?
El teléfono zumbó y Louis lo buscó esperanzado de que se tratara de un mensaje de Harry. Eran siempre geniales porque el reconocedor de voz siempre escribía los mensajes más hilarantes. Su favorito de esa semana definitivamente había sido el de “Louis, por qué no amenazas con rostro”, una libre interpretación del “por qué no cenas con nosotros” que Harry había dicho mientras desayunaba el cereal esa mañana.
La notificación era en cambio de grindr, un chico muy atractivo de hace unas semanas acababa de proponerle un segundo encuentro —que Louis rechazó amablemente— al notarlo conectado. En otro momento probablemente se hubiese sentido bien: el tipo era guapo y alimentaba su ego saber que lo había dejado enganchado. Pero esta vez simplemente respondió, cerró la aplicación, abrió un mensaje y texteó a Harry algo acerca del horario en el que se encontrarían en el bar.
“Yemen. A las 9 en punto.”
Louis pasó los siguientes 20 minutos riendo imaginándose lo problemático que sería el reconocedor de voz si Harry y él fueran espías internacionales y estuvieran planeando encontrarse en algún lugar del mundo.
Estaba echado en el colchón con la remera de los who, mirando el techo y fantaseando cómo pondría las palabras para contarle a Harry lo del mensaje de texto, el modo preciso en el que hacer la historia más graciosa, cuando recordó los hoyuelos en sus mejillas y sus ojos brillantes, con sus pupilas enormes, y se dio cuenta de que las cosas quizá se le estaban yendo de las manos.
Lo mejor sería no verlo más. Tal vez sería mejor que fuera el adulto de los dos y cortara con ese juego del gato y el ratón que no llevaría a ningún lado. Porque no es que Harry no fuera adorable, pero parecía el tipo de chico que se enamora fácilmente y Louis no podía amarlo, no de ese modo.
No podía ceder a su sonrisa adorable, a su mirada ilusionada. Él ya estaba enamorado, y no pueden amarse a dos personas al mismo tiempo.
Estirando la verdad, hasta podría decirse que todavía tenía un novio: alto, delgado, y con pómulos que podrían rebanar el hielo. Estaban simplemente en un impasse —lo supiera Zayn o no.
Cuando él volviera de sus “aventuras” en Francia, con sus muestras, y sus amigos pintores, el sexo, las drogas y el rock and roll, ya habría experimentado todo lo que quisiera experimentar (de hecho, los dos lo habrían hecho); ya no valdría de nada ese argumento de “somos demasiado jóvenes para esta cosa de matrimonio de ancianos”, y podrían volver donde lo habían dejado: a los buenos viejos tiempos de pasar semanas enteras durmiendo juntos, mirando películas de zombies, discutiendo proyectos imposibles.
En su plan de las cosas, no había lugar para Harry. Es decir, sí, podría hacerle lugar un fin de semana, pero eso sería todo y se sentía mal abusarse de un chico tan adorable. Tan frágil, sobre todo. Sobre todo presentía que Harry buscaba todo lo que él no podía darle, y mientras más pensaba en su sonrisa y en el rubor en sus mejillas a veces, más se convencía en que debería alejarse de él.
Pero es que lo necesitaba, un poco. ¿Era egoísta?
No había tenido muchos amigos en su vida, no después del escándalo en el colegio secundario, de que su padrastro decidiera que mejor muerto que gay, y lo echara a patadas de su propia casa. Después de eso sólo tenía a Hannah y Zayn y primero una, luego el otro, los dos se habían ido.
Hoy en día Louis era un tipo amargado y solitario, que no siempre se sentía bien después de tener relaciones y que comía mucho más helado del que debería. Todavía no lograba terminar ningún libro que empezaba, y no había aprendido a cocinar decentemente, sin importar lo mucho que practicara, pero comparado con años anteriores, algunas cosas habían mejorado:
Tenía un tele nuevo, y siempre llegaba a la última semana del mes con un margen para malcriarse con una hamburguesa con papas fritas (ahora que no tenía a los pececitos quizá podría pedirse una gaseosa grande en vez de una pequeña). De vez en cuando podía comprar historietas, si quería. Se había adaptado a su trabajo, tenía obra social, aportes jubilatorios y todo (mucho mejor que cuando trabajaba por las noches en la heladería y le pagaban un sueldo distinto cada semana).
Pero no tenía a Hannah, y no tenía a Zayn (y mierda, que eso dolía como un calambre en la boca del estómago). Y lo que él necesitaba, más que todo lo demás, más que el tele y el helado y la edición especial de la trilogía de lotr, era un amigo.
Era Harry.
X
Cuando Louis entró al bar en la avenida, frente al parque, y cruzó el pasillo alumbrado por ruidosas luces de neón, pensó por segunda vez en que esa no había sido una buena idea. Harry no tenía cómo darse cuenta de que había estado allí antes, pero el lugar tenía esa atmósfera de reunión de amigos, y quizá alguna de las otras personas podrían reconocerlo, explicarle que Louis había estado allí aquella otra noche, que había escuchado su desordenada canción, que se había quedado atontado, sin siquiera encontrar la fuerza para aplaudir.
Y eso sí que complicaría su plan de hacerse el tonto, de que no captaba sus insinuaciones.
—Cálmate Louis, no tienes un rostro tan espectacular. Estaba oscuro. No hablaste con nadie —pensó, poniéndose más nervioso a cada paso que daba.
Es que ahora, si Harry se enteraba, no sólo sabría que había estado allí esa noche, sino también que le había mentido deliberadamente cuando le dijo que se había acostado con Dylan. ¿Qué vendría luego? ¿Cuántas preguntas que no podría responder?
Cuando finalmente llegó a la puerta, el lugar ya estaba ocupado por una pequeña ronda de personas. Louis reconoció algunos rostros, pero para su tranquilidad las expresiones de ellos denotaban más confusión que otra cosa, silenciosos gestos murmurando “¿seguro que no te confundiste de puerta?”, que ignoró sonriendo incómodamente y acercándose a la barra donde Harry estaba sentado.
Hablaba con el rubio del último disco de Arctic Monkeys como dos adolescentes, Harry imitando con el riff de la guitarra y su amigo golpeteando el ritmo de la batería sobre el mueble. Los ojos cristalinos lo notaron acercar, y cuando habló, Louis notó que era el mismo tipo de la otra vez (eso o había demasiados irlandeses con caras de ángeles trabajando en las barras de Manchester).
—Hey —lo saludó con una ancha sonrisa, pero su articulación y sus gestos eran densos, duros, masculinos—, tú debes ser Lewis.
—Es Louis —lo corrigió Harry, con un dejo de hartazgo como si se lo hubiese explicado setenta veces ya. Cuando se volteó, con los ojos fijos en el vacío, sonreía del mismo modo brillante y relajado como Louis lo recordaba.
—Hola —Se acercó a ellos sonriendo. Puso una mano en el hombro de Harry y extendió la otra al rubio, fingiendo seguridad mientras por dentro pensaba “por favor, no me reconozcas”.
—Niall —se presentó y le dio un fuerte y caluroso apretón.
Louis suspiró aliviado y pensó que quizá estaba preocupándose demasiado, pero después Harry puso la mano en su cintura, tironeando suavemente de su remera.
—¿A mí no me saludas? —le dijo, levantando la mirada.
Tenía la voz pegajosa, y aliento a cerveza, mezclándose con el aroma típico del horno de la cafetería. Llevaba una camiseta blanca, que dejaba ver sus clavículas y el cabello enrulado convertido en una especie de jopo anárquico pero también suave y esponjoso (Louis realmente quería tocárselo, ahí en donde los rulos se rebelaban y quedaban apuntando hacia afuera). Sus ojos verdes casi tintineaban y lograron hacerle sonreír, antes de acercarse y besarle la frente.
—Iba a hacerlo, no seas ansioso —murmuró y cuando le palmeó amistosamente la mejilla, Harry rio del mismo modo alegre y luminoso en el que reía siempre, y “Oh, Dios”, pensó Louis, al verlo morderse los labios después, al notar la complicidad con la que el de la barra acomodaba las copas.
Las cosas definitivamente se le estaban yendo de las manos.
X
Niall había llegado de Irlanda hacía apenas unos meses. Vivía con Liam —el tipo que había tirado los cables la vez pasada que Harry tocó— en un pequeño departamento en el centro y se reía cada 5 minutos, histéricamente.
Tenía una voz entre aguda y sencillamente ruidosa, que se dejaba oír por encima de la música del lugar, y se movía por la barra como si fuera dueño del lugar, preparando tragos mientras hablaba y flirteando con las chicas que le parecían bonitas (todas rubias y altas).
Era tan carismático e intenso como Harry, y Louis entendía por qué se llevaban bien (gran parte tenía que ver con que Niall se reía de cada uno de sus tontos chistes), pero también eran distintos. El carisma de Harry era suave y misterioso y el de Niall llano y brillante.
Harry se había escabullido con Liam hacía un rato, conversaban con Nick y una banda local que quería un espacio esa noche, y acomodaban el orden, pero Louis estaba cómodo allí, ahora que sabía que Niall no lo reconocía y que podía simplemente relajarse y disfrutar el lugar.
Se preguntó en voz alta cuántos lugares así de perfectos existirían en Manchester sin que él lo supiera, y eso derivó en un relato largo pero interesantísimo del rubio, contándole todos los bares en los que había trabajado desde que llegó, y cómo todo siempre se iba a la mierda porque terminaba acostándose con la encargada.
—Y no es que será un mal tipo, Lou, te lo juro —decía mientras vaciaba lo que quedaba de algunas botellas en un gran vaso para hacer lugar en la barra—, lo siento, ¿Puedo decirte Lou?
Louis asintió y tomó un sorbo de la cerveza que Harry había dejado (se le iba a calentar, y ya había perdido todas las burbujas de todas formas).
—Pero es que no sirvo para novio, tú sabes. Me aburro un poco —explicó encogiéndose de hombros. Puso un centímetro y medio de vodka de limón, y después sprite y revolvió todo junto (incluido el ron, y el gin y lo que fuera que había en las otras cinco botellas).
—El mejor consejo que puedo darte —comenzó Louis y decidió tragarse el comentario, el “por favor no bebas eso”—, es que dejes de acostarte con tus encargadas.
Niall se rio antes de responder.
—Por eso adoro este lugar —confesó—, no es que Liam no sea guapo, pero no es mi tipo. Como que prefiero las tetas, tú sabes…
—Claro —le concedió Louis divertido. El rubio no tenía filtro para hablar, había bastado un trago compartido para entrar en confianza—. Así que… ¿Liam es el encargado?
—Algo así —Bebió un largo sorbo de su mezcla infernal y tuvo que cerrar los ojos para pasar el trago. Se rio otra vez, obviamente (eso es lo que hacía) —, es el dueño, en realidad.
— ¿En serio? ¿Él? —preguntó Louis sorprendido. Niall le pasó el vaso y lo acarició torpemente mientras pensaba en que Liam parecía demasiado estructurado para ser dueño de un lugar así, con su cabello cortito, la postura firme, sus remeras planchadas y su cara de cachorrito. Bebió un sorbo que supo dulce y ácido y picante, y que le abrasó la garganta. Tuvo que toser, haciendo una mueca ridícula, para pasar el trago—. Parece muy recto para un bar de este tipo —explicó con la voz ronca.
—Lo es. Esto solía ser un restó, su madre era la dueña, y cuando ella murió el lugar empezó a irse a la mierda y sus amigos lo ayudaron y lo fueron convirtiendo de a poco en… Esto.
—Bueno, es lindo. Me agrada.
—Es… Amigable, ¿sabes? —Dijo con un tono meditativo —es difícil conocerlo, y quizá si vienes sin invitación no seas muy bien recibido porque todos se conocen entre todos aquí, pero una vez que pasas, seguramente consigas buenos amigos.
—Eso es genial—confesó Louis, envalentonado quizá por el especial Horan que todavía le quemaba la lengua—, me vendrían bien nuevos amigos.
X
Harry apenas apareció un segundo antes de subir al escenario. Liam lo dejó allí para que no se choque nada.
—Hay muchos cables sueltos y mucha gente, y cambié las mesas de lugar, ten cuidado podrías chocarte algo y… Oh, Gemma me mataría— dijo nerviosamente antes de perderse al costado del escenario, donde toqueteaba los sintetizadores
—Realmente no sé qué piensa que podría pasarme —suspiró Harry un poco aliviado cuando supo que se había ido—, ¿voy a caerme y entonces qué? ¿Moriré? —bromeó imitando el inquieto tono de su amigo.
—No seas cruel, sólo intenta cuidarte —lo reprendió el rubio.
—Me puedo cuidar solo —dijo frunciendo el ceño. Las risas disimuladas de sus dos acompañantes lo ofendieron un poco, pero finalmente sonrió también.
—Si yo fuera Liam te llevaría al hombro todo el día, tu hermana es un poco escalofriante y no me gustaría hacerla enojar —Louis bebió un trago más del especial Horan al que ya le quedaban apenas unos cuatro o cinco dedos.
—Sí, Gemma es hermosa pero da miedo —dijo Niall tomando el hilo de Louis—, o sea, tiene los ojos más bonitos pero te mira fijo y no sabes si debes correr o calentarte.
—¡ES MI HERMANA! —protestó Harry y Louis se rio como hacía años que no lo hacía, como si no le cupiera la carcajada en el cuerpo y tuviera que soltarla tan ruidosamente como le fuera posible. Probablemente fuera el alcohol.
La música se interrumpió de golpe y de los parlantes salió un chillido infernal. La voz de Liam se oyó retumbando en las paredes del lugar.
—Probando, probando —dijo.
Niall se cubrió los ojos dramáticamente por vergüenza ajena. Harry simplemente movía la cabeza de lado a lado. Es que en serio, que manera de cortar el ánimo del lugar. De todas formas, los dos sonreían.
Liam miraba hacia la barra y hacía gestos con las manos, pidiéndoles que fueran.
—Pueden traerlo ahora —dijo en el micrófono, como si fuera la seguridad del mismísimo primer ministro.
Niall y Louis soltaron estrepitosas carcajadas mientras Harry hundía la cabeza en la barra muerto de vergüenza. Después, mientras Louis lo acompañaba por el costado del lugar, haciéndose lugar ente la gente, tenía las mejillas rojas pero la frente en alto.
Alguien se rio por lo bajo, porque Louis lo llevaba por la cintura como si fuera desvalido (es que en serio el lugar estaba repleto esa noche).
—Hey, ya quisieras tú que alguien tan guapo te tomara así —le retrucó a su ofensor sin rostro.
Louis sonrió apretando los labios para no soltar un resoplido que lo delate.
—¿Cómo podrías saber tú si soy guapo o no? —le preguntó al oído. No era su intención un gesto tan íntimo, pero estaban apretujados mientras atravesaban el lugar.
—Puedo sentirlo —bromeó—. Es como un sexto sentido que tenemos los ciegos, podemos ver de un modo distinto en el que ven las otras personas.
—Apuesto que sí —le concedió divertido.
X
Cuando llegó a la barra otra vez, Harry recién acababa de sentarse en el taburete. Liam acababa de pasarle la guitarra, y cuando acomodó el micrófono un chirrido insoportable casi deja sordo a todo el mundo.
Louis pensó en comentarle a Harry: “¿Te imaginas si este lugar estuviera repleto de un centenar de sordos y un ciego? Es casi como el inicio de un chiste”. Probablemente lo olvidaría para el final de la noche, así como había olvidado contarle el chiste de Yemen y los espías internacionales, pero eso no le impidió planificar la conversación mientras Niall le preparaba unos tragos a unos tipos del otro lado del a barra y Liam terminaba de acomodar todo, disculpándose al micrófono insistentemente.
Finalmente Harry carraspeó, y Louis se giró en su banco para mirarlo.
La luz violácea le pintaba la camiseta de un tono azulado, y debía haber estado mordiéndose los labios porque brillaban casi rosados.
—Umm… Hola —dijo. El lugar empezó a acomodarse de a poco, la pequeña multitud redistribuyéndose como piezas de un engranaje y otra vez un pequeño grupo en el centro del escenario, y los chistes, y gritos de aliento. Harry rio y se rascó la cabeza en un gesto tímido—. Hoy van a tocar Los Desconectados así que cantaré sólo un par de canciones —alguien abucheó en la audiencia—, no sean malos —lo regañó Harry, y la chica que había abucheado dijo algo. Louis no podía realmente oírla pero debía ser alguna buena explicación porque a Harry los gestos se le suavizaron de inmediato—. Bah, me escuchan todos los fines de semana, un cambio nos vendría bien. ¡En fin! Así que seleccioné las canciones que me parecieron más importantes, perdón si… Como que no les gusta o algo…
Y sin más preámbulo, Harry acomodó la guitarra y el lugar se hundió en silencio.
Liam había hecho algo perfectamente bien cuando acomodaba los cables. Mientras Harry rasgaba las cuerdas, el sonido sonaba rústico pero claro, y al empezar a cantar…
Jesús.
Louis ya lo había escuchado una vez, pero ese día era confuso. Hoy todavía no sabía del todo qué estaba haciendo allí pero se sentía más cómodo, por el motivo que fuera, y en dónde fuera que todo terminara, ahora mismo, en ese momento, se sentía bien. Podía concentrarse en la voz de Harry, rasposa, grave, mientras cantaba.
Necesitaba entrenar los pulmones, pensó, recordando las clases de canto en su adolescencia. Pero el gesto de tomar aire sonaba masculino y sexy, y quizá la profesora refinada con su piano y su estructura reprendería a Harry si pudiera pero Louis veía que tenía todo lo demás, todas esas cosas que no se estudian: el carisma, el color de voz, el sentimiento, sobre todo.
Casi se sentía con ganas de llorar, un cosquilleo repentino desde las rodillas hasta el cuello, una pelota invisible y pesada apretujándole los pulmones.
Do do do, do do do.
Se le mezclaban el placer, el deseo y la nostalgia, revoloteándole en el pecho cómo pájaros enjaulados. Por un momento pensó que quizá debería volver a las clases, quizá debería hacer algo más con su vida que comer cosas poco saludables y jugar videojuegos en facebook.
Extrañaba cantar, extrañaba el teatro también. Lo quería de vuelta, y quería a Zayn, también, y a Harry. Quería todas esas cosas que siempre lo hicieron feliz porque no era feliz, en serio no lo era. Se sentía vacío, asustado, perdido en un mundo que cada vez se cerraba más a su alrededor y que perdía el sentido a cada segundo.
You can drive all night,
looking for the answers in the pouring rain.
Harry cantaba y su voz parecía sacada de la radio. No de cualquiera, de una en particular: esa enharinada en el estante en la cocina, la que susurraba canciones de Taylor Swift aquel día en el que hacían las pizzas, como un eco lejano, proveniente de un momento mejor en el mundo.
Louis casi lloraba cuando terminó la canción. La gente aplaudía y el chiflido celebrante del rubio a su lado lo hizo volver a la realidad, y él aplaudió también.
La sonrisa del chico en el escenario era ancha y orgullosa, y sus ojos brillaban, puta madre, y a Louis le temblaban las rodillas por lo mucho que quería treparse con él y abrazarlo y pedirle por favor.
Por favor, no te vayas.
X
Louis bebió todo lo que pudo sin desmayarse antes de que Harry bajara del escenario. Entonces, cuando lo vio, lo abrazó por los hombros y le gritó entre risas:
—¡No me dijiste que eras una puta estrella de rock! —y no se le escapó eso de largarse a llorar y preguntarle en qué carajo se había convertido su vida.
X
Louis acompañó a Harry a su casa. Tomaron el bus en el parque y se bajaron a quince cuadras porque se quedaron dormidos, sin quererlo. Cuando Louis despertó, un aroma que se parecía al de los frutos que Harry ponía en los panecillos le trepó desde su cabello hasta la nariz, y sin saber del todo por qué, sonrió el resto del camino.
—No me cantaste una canción, al final —le dijo después de bostezar, al doblar una esquina.
Aparentemente el sonido del bostezo es contagioso también, porque Harry lo imitó antes de responder con el ceño fruncido y una expresión confundida. Se veía adorable, entredormido, y de pasos lentos. Los rulos eran un desastre tan temprano en el día (o tan tarde, siendo precisos), pero todavía Louis sentía que serían esponjosos, perfectos para usarlos de almohada.
— Tuve que elegir mi propio repertorio —explicó, encogiéndose de hombros—. No te decidiste por ninguna.
—¿Cómo qué no? Sex Machine, de James Brown —le retrucó y Harry se rio cansadora, pero sinceramente—. Tienes voz grave, creo que te sentaría la canción.
Cuando llegaron al café, todavía improvisaban lo que quedaba de la canción: Louis imitando la guitarra con un espantoso sonido que salía de su boca y Harry balbuceando lo poco que sabía de la letra entre risas, cantarinas como los pájaros en los postes de la luz.
Fue la primera vez en mucho tiempo en la que Louis rio tanto, con tanta fuerza. Fue la primera vez en la que no quería volver a casa, no quería meterse en la cama.
Era algo tonto pensar eso, pero es que temía que si se durmiera, cuando despertara, todo sería igual que como era antes: aburrido, monótono, nauseabundo. Es que Harry era tan bueno, tan dulce, tan encantador, que parecía sacado de un sueño y Louis realmente no quería despertar.
El viernes siguiente, Nick le mandó un mensaje recordándole que le había prometido a Harry que iría al bar esa noche. Louis lo vio apenas le llegó al mediodía, en la oficina, mientras comía su ensalada de rúcula y queso y leía las noticias en su ordenador. Se quedó casi dos minutos allí, con los ojos fijos en la rayada pantalla de su celular, intentando encontrar la forma de responder dejando claro que iría pero, pero negándose sutilmente a la insinuación de repetir el encuentro del viernes pasado.{x} cliqueá acá para cargar la canción que canta Harry.
Louis tenía reglas, y la principal era “un tipo distinto cada semana”. Nada de repeticiones, tenía un solo comodín y estaba guardándolo para una ocasión especial, quizá un domingo en el que no pudiera encontrar a nadie remotamente decente en grindr. No iba a desperdiciarlo en Nick Grimshaw.
O quizá sí, pero no ese fin de semana.
Finalmente optó por no responder en lo absoluto, y fingir que había olvidado hacerlo cuando lo cruzara más tarde. En cambio, llamó al café y habló con Harry para confirmarle que estaría allí esta noche.
Conversaron todo el receso y cuando era la hora de volver a trabajar, Louis se dio cuenta que no había ni siquiera terminado su ensalada. Mientras iba a la cocina a tirar la bandeja con los restos de rúcula, se sonrió a sí mismo, agradablemente sorprendido por lo rápido que pasaba el tiempo cuando se concentraba en decir una canción tonta tras otra después de que Harry le preguntara si quería que le cante algo esa noche.
(“Tú me preguntaste cuál quiero escuchar, y yo quiero escuchar Sex Machine de James Brown.”)
Cuando llegó a su casa, y como tenía hambre, se preparó una taza de té cargado y se sentó a comer los tres bagels que había comprado en la confitería de la oficina. Pensó que sabían desabridos y que los de Harry eran mil veces mejores, pero después se dio cuenta de que de hecho no los había probado.
Se quedó un buen rato sentado allí, masticando el bagel y mirando la pecera vacía, preguntándose cómo y por qué estaba tan convencido de que Harry siquiera sabía cómo cocinar un bagel.
X
Nunca había sido del tipo de buscar amigos, no sabía cómo hacerlo. Los pocos que tuvo a lo largo de su vida siempre lo habían buscado a él, y lo habían aceptado con su ocasional mal humor y comentarios hirientes.
Porque Louis sí era un tipo agradable. La primera media hora.
Llegaba un punto en que simplemente se hartaba de los buenos modales y el humor pastel; bajaba un poco las barreras y su personalidad corría como un torrente incontenible, que no obedecía ni a él mismo. Su tono ácido, sus faltas de atención a las buenas costumbres, su odio sistemático a todo lo que no fuera comida, alcohol, y una buena película. Sobre todo su orgullo alto como una montaña, y aquella horrible costumbre de nunca pedir perdón, que hacían la convivencia con él bastante difícil.
En la oficina la gente lo esquivaba las mañanas de lluvia, sabiendo que un mínimo gesto de saludo desataría una serie de improperios contra el clima, Manchester y hasta la mismísima jodida corona. ¡Y no lo dejen empezar con los taxis!
—¡Hay cada imbécil con una licencia! Hasta este día, te lo juro Wigger, no conozco un puto taxista con el más mínimo respeto por un peatón. Es como si se las dieran a todos los desequilibrados, ¡lo juro! ¿Les harán algo así como una encuesta? ¿Tú crees que si no sabes hacer nada y no tienes respeto por los demás te dan un taxi para que no te mueras de hambre?
Y así acabó su brevísima relación con Wigger. Su papá era taxista, al parecer.
Hudson, de la fotocopiadora, solía almorzar con él todos los días hasta que Louis se pasó media hora explicando por qué la homeopatía era una mentira y cómo le habían estafado vendiéndole aquella botellita en la farmacia.
Así se distanció también de Mary y Cintia (las dos esposas de médicos) el día que volvió de su licencia por enfermedad, y se ganó el odio de al menos 20 otros compañeros despotricando contra la posmodernidad, los hipster, los vegetarianos y “esta moda oriental de meditar y toda esa mierda”. Al resto los había perdido simplemente porque se corrió la voz de que era un cínico antisocial y rezongón.
Louis acordaba con la descripción, pero no lograba entender como todos no lo encontraban encantadoramente adorable. ¡Si hasta él mismo no podía evitar destornillarse de la risa ante sus propios chistes!
Entendía que lo divertían los temas sensibles, y que a veces podía ser un poco insolente, pero al menos era ingenioso, al menos siempre soltaba el chiste en el momento justo. Entendía las miradas regañonas, por supuesto, pero debería haber alguien por lo menos sonriendo por lo bajo.
Hannah hacía las dos cosas, el regaño, la explicación y la sonrisa disimulada. Zayn era del tipo de sonreír en silencio y palmearle la espalda, una especie de gesto tierno que aún no lograba descifrar del todo. Le apretaría suavemente el hombro si había cruzado una línea demasiado grande, pero en general simplemente le cuidaría las espaldas.
Harry en todo caso se reía de sus chistes, aún aquellas veces en que él mismo creía que había ido demasiado lejos. Necesitabaconservarlo.
X
Louis no había pensado demasiado al respecto cuando accedió a ir esa noche. Siendo justos fue un poco bajo presión. Después de aquella incómoda charla en el café, de su respuesta un tanto seca a la pregunta de Harry, había pasado el resto del almuerzo intentando remediarlo, convencerlo de que no estaba enojado, ni nada por el estilo.
Cuando Harry le pidió que vaya, pensó que si le decía que no, a sus oídos sonaría como una despedida.
Pero mientras se arreglaba frente al espejo, y se debatía entre la remera de los who o la de rage against the machine, entre si llevar el cabello despeinado para arriba o despeinado para el costado, pensó que quizá estaba arreglándose demasiado para alguien que literalmente no podría verlo. Lo que estaba haciendo no era precisamente normal, pero, hey, ¿cuándo algo que hizo Louis fue normal?
El teléfono zumbó y Louis lo buscó esperanzado de que se tratara de un mensaje de Harry. Eran siempre geniales porque el reconocedor de voz siempre escribía los mensajes más hilarantes. Su favorito de esa semana definitivamente había sido el de “Louis, por qué no amenazas con rostro”, una libre interpretación del “por qué no cenas con nosotros” que Harry había dicho mientras desayunaba el cereal esa mañana.
La notificación era en cambio de grindr, un chico muy atractivo de hace unas semanas acababa de proponerle un segundo encuentro —que Louis rechazó amablemente— al notarlo conectado. En otro momento probablemente se hubiese sentido bien: el tipo era guapo y alimentaba su ego saber que lo había dejado enganchado. Pero esta vez simplemente respondió, cerró la aplicación, abrió un mensaje y texteó a Harry algo acerca del horario en el que se encontrarían en el bar.
“Yemen. A las 9 en punto.”
Louis pasó los siguientes 20 minutos riendo imaginándose lo problemático que sería el reconocedor de voz si Harry y él fueran espías internacionales y estuvieran planeando encontrarse en algún lugar del mundo.
Estaba echado en el colchón con la remera de los who, mirando el techo y fantaseando cómo pondría las palabras para contarle a Harry lo del mensaje de texto, el modo preciso en el que hacer la historia más graciosa, cuando recordó los hoyuelos en sus mejillas y sus ojos brillantes, con sus pupilas enormes, y se dio cuenta de que las cosas quizá se le estaban yendo de las manos.
Lo mejor sería no verlo más. Tal vez sería mejor que fuera el adulto de los dos y cortara con ese juego del gato y el ratón que no llevaría a ningún lado. Porque no es que Harry no fuera adorable, pero parecía el tipo de chico que se enamora fácilmente y Louis no podía amarlo, no de ese modo.
No podía ceder a su sonrisa adorable, a su mirada ilusionada. Él ya estaba enamorado, y no pueden amarse a dos personas al mismo tiempo.
Estirando la verdad, hasta podría decirse que todavía tenía un novio: alto, delgado, y con pómulos que podrían rebanar el hielo. Estaban simplemente en un impasse —lo supiera Zayn o no.
Cuando él volviera de sus “aventuras” en Francia, con sus muestras, y sus amigos pintores, el sexo, las drogas y el rock and roll, ya habría experimentado todo lo que quisiera experimentar (de hecho, los dos lo habrían hecho); ya no valdría de nada ese argumento de “somos demasiado jóvenes para esta cosa de matrimonio de ancianos”, y podrían volver donde lo habían dejado: a los buenos viejos tiempos de pasar semanas enteras durmiendo juntos, mirando películas de zombies, discutiendo proyectos imposibles.
En su plan de las cosas, no había lugar para Harry. Es decir, sí, podría hacerle lugar un fin de semana, pero eso sería todo y se sentía mal abusarse de un chico tan adorable. Tan frágil, sobre todo. Sobre todo presentía que Harry buscaba todo lo que él no podía darle, y mientras más pensaba en su sonrisa y en el rubor en sus mejillas a veces, más se convencía en que debería alejarse de él.
Pero es que lo necesitaba, un poco. ¿Era egoísta?
No había tenido muchos amigos en su vida, no después del escándalo en el colegio secundario, de que su padrastro decidiera que mejor muerto que gay, y lo echara a patadas de su propia casa. Después de eso sólo tenía a Hannah y Zayn y primero una, luego el otro, los dos se habían ido.
Hoy en día Louis era un tipo amargado y solitario, que no siempre se sentía bien después de tener relaciones y que comía mucho más helado del que debería. Todavía no lograba terminar ningún libro que empezaba, y no había aprendido a cocinar decentemente, sin importar lo mucho que practicara, pero comparado con años anteriores, algunas cosas habían mejorado:
Tenía un tele nuevo, y siempre llegaba a la última semana del mes con un margen para malcriarse con una hamburguesa con papas fritas (ahora que no tenía a los pececitos quizá podría pedirse una gaseosa grande en vez de una pequeña). De vez en cuando podía comprar historietas, si quería. Se había adaptado a su trabajo, tenía obra social, aportes jubilatorios y todo (mucho mejor que cuando trabajaba por las noches en la heladería y le pagaban un sueldo distinto cada semana).
Pero no tenía a Hannah, y no tenía a Zayn (y mierda, que eso dolía como un calambre en la boca del estómago). Y lo que él necesitaba, más que todo lo demás, más que el tele y el helado y la edición especial de la trilogía de lotr, era un amigo.
Era Harry.
X
Cuando Louis entró al bar en la avenida, frente al parque, y cruzó el pasillo alumbrado por ruidosas luces de neón, pensó por segunda vez en que esa no había sido una buena idea. Harry no tenía cómo darse cuenta de que había estado allí antes, pero el lugar tenía esa atmósfera de reunión de amigos, y quizá alguna de las otras personas podrían reconocerlo, explicarle que Louis había estado allí aquella otra noche, que había escuchado su desordenada canción, que se había quedado atontado, sin siquiera encontrar la fuerza para aplaudir.
Y eso sí que complicaría su plan de hacerse el tonto, de que no captaba sus insinuaciones.
—Cálmate Louis, no tienes un rostro tan espectacular. Estaba oscuro. No hablaste con nadie —pensó, poniéndose más nervioso a cada paso que daba.
Es que ahora, si Harry se enteraba, no sólo sabría que había estado allí esa noche, sino también que le había mentido deliberadamente cuando le dijo que se había acostado con Dylan. ¿Qué vendría luego? ¿Cuántas preguntas que no podría responder?
Cuando finalmente llegó a la puerta, el lugar ya estaba ocupado por una pequeña ronda de personas. Louis reconoció algunos rostros, pero para su tranquilidad las expresiones de ellos denotaban más confusión que otra cosa, silenciosos gestos murmurando “¿seguro que no te confundiste de puerta?”, que ignoró sonriendo incómodamente y acercándose a la barra donde Harry estaba sentado.
Hablaba con el rubio del último disco de Arctic Monkeys como dos adolescentes, Harry imitando con el riff de la guitarra y su amigo golpeteando el ritmo de la batería sobre el mueble. Los ojos cristalinos lo notaron acercar, y cuando habló, Louis notó que era el mismo tipo de la otra vez (eso o había demasiados irlandeses con caras de ángeles trabajando en las barras de Manchester).
—Hey —lo saludó con una ancha sonrisa, pero su articulación y sus gestos eran densos, duros, masculinos—, tú debes ser Lewis.
—Es Louis —lo corrigió Harry, con un dejo de hartazgo como si se lo hubiese explicado setenta veces ya. Cuando se volteó, con los ojos fijos en el vacío, sonreía del mismo modo brillante y relajado como Louis lo recordaba.
—Hola —Se acercó a ellos sonriendo. Puso una mano en el hombro de Harry y extendió la otra al rubio, fingiendo seguridad mientras por dentro pensaba “por favor, no me reconozcas”.
—Niall —se presentó y le dio un fuerte y caluroso apretón.
Louis suspiró aliviado y pensó que quizá estaba preocupándose demasiado, pero después Harry puso la mano en su cintura, tironeando suavemente de su remera.
—¿A mí no me saludas? —le dijo, levantando la mirada.
Tenía la voz pegajosa, y aliento a cerveza, mezclándose con el aroma típico del horno de la cafetería. Llevaba una camiseta blanca, que dejaba ver sus clavículas y el cabello enrulado convertido en una especie de jopo anárquico pero también suave y esponjoso (Louis realmente quería tocárselo, ahí en donde los rulos se rebelaban y quedaban apuntando hacia afuera). Sus ojos verdes casi tintineaban y lograron hacerle sonreír, antes de acercarse y besarle la frente.
—Iba a hacerlo, no seas ansioso —murmuró y cuando le palmeó amistosamente la mejilla, Harry rio del mismo modo alegre y luminoso en el que reía siempre, y “Oh, Dios”, pensó Louis, al verlo morderse los labios después, al notar la complicidad con la que el de la barra acomodaba las copas.
Las cosas definitivamente se le estaban yendo de las manos.
X
Niall había llegado de Irlanda hacía apenas unos meses. Vivía con Liam —el tipo que había tirado los cables la vez pasada que Harry tocó— en un pequeño departamento en el centro y se reía cada 5 minutos, histéricamente.
Tenía una voz entre aguda y sencillamente ruidosa, que se dejaba oír por encima de la música del lugar, y se movía por la barra como si fuera dueño del lugar, preparando tragos mientras hablaba y flirteando con las chicas que le parecían bonitas (todas rubias y altas).
Era tan carismático e intenso como Harry, y Louis entendía por qué se llevaban bien (gran parte tenía que ver con que Niall se reía de cada uno de sus tontos chistes), pero también eran distintos. El carisma de Harry era suave y misterioso y el de Niall llano y brillante.
Harry se había escabullido con Liam hacía un rato, conversaban con Nick y una banda local que quería un espacio esa noche, y acomodaban el orden, pero Louis estaba cómodo allí, ahora que sabía que Niall no lo reconocía y que podía simplemente relajarse y disfrutar el lugar.
Se preguntó en voz alta cuántos lugares así de perfectos existirían en Manchester sin que él lo supiera, y eso derivó en un relato largo pero interesantísimo del rubio, contándole todos los bares en los que había trabajado desde que llegó, y cómo todo siempre se iba a la mierda porque terminaba acostándose con la encargada.
—Y no es que será un mal tipo, Lou, te lo juro —decía mientras vaciaba lo que quedaba de algunas botellas en un gran vaso para hacer lugar en la barra—, lo siento, ¿Puedo decirte Lou?
Louis asintió y tomó un sorbo de la cerveza que Harry había dejado (se le iba a calentar, y ya había perdido todas las burbujas de todas formas).
—Pero es que no sirvo para novio, tú sabes. Me aburro un poco —explicó encogiéndose de hombros. Puso un centímetro y medio de vodka de limón, y después sprite y revolvió todo junto (incluido el ron, y el gin y lo que fuera que había en las otras cinco botellas).
—El mejor consejo que puedo darte —comenzó Louis y decidió tragarse el comentario, el “por favor no bebas eso”—, es que dejes de acostarte con tus encargadas.
Niall se rio antes de responder.
—Por eso adoro este lugar —confesó—, no es que Liam no sea guapo, pero no es mi tipo. Como que prefiero las tetas, tú sabes…
—Claro —le concedió Louis divertido. El rubio no tenía filtro para hablar, había bastado un trago compartido para entrar en confianza—. Así que… ¿Liam es el encargado?
—Algo así —Bebió un largo sorbo de su mezcla infernal y tuvo que cerrar los ojos para pasar el trago. Se rio otra vez, obviamente (eso es lo que hacía) —, es el dueño, en realidad.
— ¿En serio? ¿Él? —preguntó Louis sorprendido. Niall le pasó el vaso y lo acarició torpemente mientras pensaba en que Liam parecía demasiado estructurado para ser dueño de un lugar así, con su cabello cortito, la postura firme, sus remeras planchadas y su cara de cachorrito. Bebió un sorbo que supo dulce y ácido y picante, y que le abrasó la garganta. Tuvo que toser, haciendo una mueca ridícula, para pasar el trago—. Parece muy recto para un bar de este tipo —explicó con la voz ronca.
—Lo es. Esto solía ser un restó, su madre era la dueña, y cuando ella murió el lugar empezó a irse a la mierda y sus amigos lo ayudaron y lo fueron convirtiendo de a poco en… Esto.
—Bueno, es lindo. Me agrada.
—Es… Amigable, ¿sabes? —Dijo con un tono meditativo —es difícil conocerlo, y quizá si vienes sin invitación no seas muy bien recibido porque todos se conocen entre todos aquí, pero una vez que pasas, seguramente consigas buenos amigos.
—Eso es genial—confesó Louis, envalentonado quizá por el especial Horan que todavía le quemaba la lengua—, me vendrían bien nuevos amigos.
X
Harry apenas apareció un segundo antes de subir al escenario. Liam lo dejó allí para que no se choque nada.
—Hay muchos cables sueltos y mucha gente, y cambié las mesas de lugar, ten cuidado podrías chocarte algo y… Oh, Gemma me mataría— dijo nerviosamente antes de perderse al costado del escenario, donde toqueteaba los sintetizadores
—Realmente no sé qué piensa que podría pasarme —suspiró Harry un poco aliviado cuando supo que se había ido—, ¿voy a caerme y entonces qué? ¿Moriré? —bromeó imitando el inquieto tono de su amigo.
—No seas cruel, sólo intenta cuidarte —lo reprendió el rubio.
—Me puedo cuidar solo —dijo frunciendo el ceño. Las risas disimuladas de sus dos acompañantes lo ofendieron un poco, pero finalmente sonrió también.
—Si yo fuera Liam te llevaría al hombro todo el día, tu hermana es un poco escalofriante y no me gustaría hacerla enojar —Louis bebió un trago más del especial Horan al que ya le quedaban apenas unos cuatro o cinco dedos.
—Sí, Gemma es hermosa pero da miedo —dijo Niall tomando el hilo de Louis—, o sea, tiene los ojos más bonitos pero te mira fijo y no sabes si debes correr o calentarte.
—¡ES MI HERMANA! —protestó Harry y Louis se rio como hacía años que no lo hacía, como si no le cupiera la carcajada en el cuerpo y tuviera que soltarla tan ruidosamente como le fuera posible. Probablemente fuera el alcohol.
La música se interrumpió de golpe y de los parlantes salió un chillido infernal. La voz de Liam se oyó retumbando en las paredes del lugar.
—Probando, probando —dijo.
Niall se cubrió los ojos dramáticamente por vergüenza ajena. Harry simplemente movía la cabeza de lado a lado. Es que en serio, que manera de cortar el ánimo del lugar. De todas formas, los dos sonreían.
Liam miraba hacia la barra y hacía gestos con las manos, pidiéndoles que fueran.
—Pueden traerlo ahora —dijo en el micrófono, como si fuera la seguridad del mismísimo primer ministro.
Niall y Louis soltaron estrepitosas carcajadas mientras Harry hundía la cabeza en la barra muerto de vergüenza. Después, mientras Louis lo acompañaba por el costado del lugar, haciéndose lugar ente la gente, tenía las mejillas rojas pero la frente en alto.
Alguien se rio por lo bajo, porque Louis lo llevaba por la cintura como si fuera desvalido (es que en serio el lugar estaba repleto esa noche).
—Hey, ya quisieras tú que alguien tan guapo te tomara así —le retrucó a su ofensor sin rostro.
Louis sonrió apretando los labios para no soltar un resoplido que lo delate.
—¿Cómo podrías saber tú si soy guapo o no? —le preguntó al oído. No era su intención un gesto tan íntimo, pero estaban apretujados mientras atravesaban el lugar.
—Puedo sentirlo —bromeó—. Es como un sexto sentido que tenemos los ciegos, podemos ver de un modo distinto en el que ven las otras personas.
—Apuesto que sí —le concedió divertido.
X
Cuando llegó a la barra otra vez, Harry recién acababa de sentarse en el taburete. Liam acababa de pasarle la guitarra, y cuando acomodó el micrófono un chirrido insoportable casi deja sordo a todo el mundo.
Louis pensó en comentarle a Harry: “¿Te imaginas si este lugar estuviera repleto de un centenar de sordos y un ciego? Es casi como el inicio de un chiste”. Probablemente lo olvidaría para el final de la noche, así como había olvidado contarle el chiste de Yemen y los espías internacionales, pero eso no le impidió planificar la conversación mientras Niall le preparaba unos tragos a unos tipos del otro lado del a barra y Liam terminaba de acomodar todo, disculpándose al micrófono insistentemente.
Finalmente Harry carraspeó, y Louis se giró en su banco para mirarlo.
La luz violácea le pintaba la camiseta de un tono azulado, y debía haber estado mordiéndose los labios porque brillaban casi rosados.
—Umm… Hola —dijo. El lugar empezó a acomodarse de a poco, la pequeña multitud redistribuyéndose como piezas de un engranaje y otra vez un pequeño grupo en el centro del escenario, y los chistes, y gritos de aliento. Harry rio y se rascó la cabeza en un gesto tímido—. Hoy van a tocar Los Desconectados así que cantaré sólo un par de canciones —alguien abucheó en la audiencia—, no sean malos —lo regañó Harry, y la chica que había abucheado dijo algo. Louis no podía realmente oírla pero debía ser alguna buena explicación porque a Harry los gestos se le suavizaron de inmediato—. Bah, me escuchan todos los fines de semana, un cambio nos vendría bien. ¡En fin! Así que seleccioné las canciones que me parecieron más importantes, perdón si… Como que no les gusta o algo…
Y sin más preámbulo, Harry acomodó la guitarra y el lugar se hundió en silencio.
Liam había hecho algo perfectamente bien cuando acomodaba los cables. Mientras Harry rasgaba las cuerdas, el sonido sonaba rústico pero claro, y al empezar a cantar…
Jesús.
Louis ya lo había escuchado una vez, pero ese día era confuso. Hoy todavía no sabía del todo qué estaba haciendo allí pero se sentía más cómodo, por el motivo que fuera, y en dónde fuera que todo terminara, ahora mismo, en ese momento, se sentía bien. Podía concentrarse en la voz de Harry, rasposa, grave, mientras cantaba.
Necesitaba entrenar los pulmones, pensó, recordando las clases de canto en su adolescencia. Pero el gesto de tomar aire sonaba masculino y sexy, y quizá la profesora refinada con su piano y su estructura reprendería a Harry si pudiera pero Louis veía que tenía todo lo demás, todas esas cosas que no se estudian: el carisma, el color de voz, el sentimiento, sobre todo.
Casi se sentía con ganas de llorar, un cosquilleo repentino desde las rodillas hasta el cuello, una pelota invisible y pesada apretujándole los pulmones.
Do do do, do do do.
Se le mezclaban el placer, el deseo y la nostalgia, revoloteándole en el pecho cómo pájaros enjaulados. Por un momento pensó que quizá debería volver a las clases, quizá debería hacer algo más con su vida que comer cosas poco saludables y jugar videojuegos en facebook.
Extrañaba cantar, extrañaba el teatro también. Lo quería de vuelta, y quería a Zayn, también, y a Harry. Quería todas esas cosas que siempre lo hicieron feliz porque no era feliz, en serio no lo era. Se sentía vacío, asustado, perdido en un mundo que cada vez se cerraba más a su alrededor y que perdía el sentido a cada segundo.
You can drive all night,
looking for the answers in the pouring rain.
Harry cantaba y su voz parecía sacada de la radio. No de cualquiera, de una en particular: esa enharinada en el estante en la cocina, la que susurraba canciones de Taylor Swift aquel día en el que hacían las pizzas, como un eco lejano, proveniente de un momento mejor en el mundo.
Louis casi lloraba cuando terminó la canción. La gente aplaudía y el chiflido celebrante del rubio a su lado lo hizo volver a la realidad, y él aplaudió también.
La sonrisa del chico en el escenario era ancha y orgullosa, y sus ojos brillaban, puta madre, y a Louis le temblaban las rodillas por lo mucho que quería treparse con él y abrazarlo y pedirle por favor.
Por favor, no te vayas.
X
Louis bebió todo lo que pudo sin desmayarse antes de que Harry bajara del escenario. Entonces, cuando lo vio, lo abrazó por los hombros y le gritó entre risas:
—¡No me dijiste que eras una puta estrella de rock! —y no se le escapó eso de largarse a llorar y preguntarle en qué carajo se había convertido su vida.
X
Louis acompañó a Harry a su casa. Tomaron el bus en el parque y se bajaron a quince cuadras porque se quedaron dormidos, sin quererlo. Cuando Louis despertó, un aroma que se parecía al de los frutos que Harry ponía en los panecillos le trepó desde su cabello hasta la nariz, y sin saber del todo por qué, sonrió el resto del camino.
—No me cantaste una canción, al final —le dijo después de bostezar, al doblar una esquina.
Aparentemente el sonido del bostezo es contagioso también, porque Harry lo imitó antes de responder con el ceño fruncido y una expresión confundida. Se veía adorable, entredormido, y de pasos lentos. Los rulos eran un desastre tan temprano en el día (o tan tarde, siendo precisos), pero todavía Louis sentía que serían esponjosos, perfectos para usarlos de almohada.
— Tuve que elegir mi propio repertorio —explicó, encogiéndose de hombros—. No te decidiste por ninguna.
—¿Cómo qué no? Sex Machine, de James Brown —le retrucó y Harry se rio cansadora, pero sinceramente—. Tienes voz grave, creo que te sentaría la canción.
Cuando llegaron al café, todavía improvisaban lo que quedaba de la canción: Louis imitando la guitarra con un espantoso sonido que salía de su boca y Harry balbuceando lo poco que sabía de la letra entre risas, cantarinas como los pájaros en los postes de la luz.
Fue la primera vez en mucho tiempo en la que Louis rio tanto, con tanta fuerza. Fue la primera vez en la que no quería volver a casa, no quería meterse en la cama.
Era algo tonto pensar eso, pero es que temía que si se durmiera, cuando despertara, todo sería igual que como era antes: aburrido, monótono, nauseabundo. Es que Harry era tan bueno, tan dulce, tan encantador, que parecía sacado de un sueño y Louis realmente no quería despertar.
liliumpumilum
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
awwwwwwwwwwwwww que bonito todo ♥
Dimples'sHarold
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
Ohhh gracias, me alegra que te gsute el capítulo :*Dimples'sHarold escribió:awwwwwwwwwwwwww que bonito todo ♥
liliumpumilum
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
huy que bonito :3 aunque estuve a punto de querer tirarte los pelos por que no la seguias y revisaba siempre la novela pero nada :'c pero aqui ya capitulo y estoy muy feliz por ello, hay Louis que mono, y que tierno a su modo, es que igual se le entiende poder escuchar a harry cantar en vivo seria como el orgasmo maximo XD bueno bueno, ya basta siguela. Besos cuidate.
Invitado
Invitado
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
oiii perdón, sé que suelo tardar en actualizar. es que me gusta ponerle trabajo a lso capítulos ,yknow? pensar las canciones, la historia, los pequeños avances en los personajes. no sé, no me siento cómoda escribiendo algo rápido sobre todo en este tipo de historias (por ahí en otros fics me resbala un poco, pero a esta en serio le tengo cariño y creo que puede terminar bien si le pongo esfuerzo), y espero que se note y que lo disfrutes; pero me disculpo de antemanos por el próximo capítulo porque seguro va a tardar :(Maria_Smile escribió:huy que bonito :3 aunque estuve a punto de querer tirarte los pelos por que no la seguias y revisaba siempre la novela pero nada :'c pero aqui ya capitulo y estoy muy feliz por ello, hay Louis que mono, y que tierno a su modo, es que igual se le entiende poder escuchar a harry cantar en vivo seria como el orgasmo maximo XD bueno bueno, ya basta siguela. Besos cuidate.
yo todavía sigo imaginando a harry cantando esa cacnión y me dan ganas de tirarme de un puente lol quizá me gusta mucho la canción y es por eso pero es que se me hace que le quedaría tan bien a su voz *3*
en fin! gracias por leer y por la paciencia :3
liliumpumilum
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
HOLIWISSS
What the What? Osea a lou le gusta
Zaynie y yo como que Meu Deus
do Céu. Al menos ahora sé que el lucho
está sintiendo un pocito de feelings por hazz
y WTF lucho no huyas de tus Feelings por
harreeh!!!!!! Enfrentalos como el
MachoMachotePechoPeludoTomlinson
que eres!!!!! Te veo lou, cuidadito.
okay ya mucho HolaSoygerman XD
BYE,BYE Kisses ;)
muchos abrazos psicologicos *se va
corriendo* "lo siento no me pude resistir
hahaha" ahora si bye.
Gabriela
What the What? Osea a lou le gusta
Zaynie y yo como que Meu Deus
do Céu. Al menos ahora sé que el lucho
está sintiendo un pocito de feelings por hazz
y WTF lucho no huyas de tus Feelings por
harreeh!!!!!! Enfrentalos como el
MachoMachotePechoPeludoTomlinson
que eres!!!!! Te veo lou, cuidadito.
okay ya mucho HolaSoygerman XD
BYE,BYE Kisses ;)
muchos abrazos psicologicos *se va
corriendo* "lo siento no me pude resistir
hahaha" ahora si bye.
Gabriela
Larents
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
Oiii gracias, me alegra mucho qeu te haya gustado el capítulo :3Gaby_PaylikHST escribió:HOLIWISSS
:A:What the What? Osea a lou le gusta
Zaynie y yo como que :AA:Meu Deus
do Céu. Al menos ahora sé que el lucho
está sintiendo un pocito de feelings por hazz
y WTF lucho no huyas de tus Feelings por
harreeh!!!!!! Enfrentalos como el
MachoMachotePechoPeludoTomlinson
que eres!!!!! Te veo lou, cuidadito.
okay ya mucho HolaSoygerman XD
BYE,BYE Kisses ;)
muchos abrazos psicologicos *se va
corriendo* "lo siento no me pude resistir
hahaha" ahora si bye.
Gabriela
no sé si louis tiene sentimientos por harry, creo que más bien se siente cómodo y feliz con él y eso esm ucho decir porque básicamente no tiene amigos por el momento y eso es bastante deprimente.
pero ya veremos más adelante con qué nos encontramos ;)
en serio mil graias por leer y comentar!! :D
liliumpumilum
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
Por qué no le seguis?
Me encanta tu nove!
Saludos :hug:
Me encanta tu nove!
Saludos :hug:
I'mLarryShipper
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
perdón por tardar tanto!! a hora subo capi :*I'mLarryShipper escribió:Por qué no le seguis?
Me encanta tu nove!
Saludos :hug:
liliumpumilum
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
Capítulo 4: WHAT I'VE GOT TO FACE
advertencias: estuve muy trabada con el capítulo y no estoy del todo conforme con cómo quedó. espero que aún así lo disfruten! perdón si hay errores (u horrores) y la falta de mayúsculas y todo en general.
el café de era hermoso por las mañanas. la mayoría de los clientes eran o estudiantes recién levantados, con el cabello revuelto y lagañas en los ojos, o ancianos de rutinas marcadas que atormentaban a gemma con recuerdos de décadas pasadas.
“tu madre era una gran mujer” era una frase que se oía todos los días. esa y: “anne estaría muy orgullosa de ustedes”.
de algún modo desayunar allí se había vuelto una tradición para louis. había descubierto una parada de colectivo a unas cuadras y quizá era un hábito un poco caro pero al menos llegaba a la oficina de buen humor y tenía historias tontas en las que pensar durante el resto del día. además, los hermanos le hacían descuento y harry siempre le regalaba un par saborizado para el camino que terminaba comiendo en el receso al mediodía.
harry era genial. louis no se cansaba de decírselo.
se reía de sus chistes y tenía muy buen gusto para la música, pero, sobre todo, era sencillamente un gran tipo. era una excelente persona y eso se notaba. quizá era un poco muy positivo y eso a veces sacaba a louis de sus casillas, pero mientras más conversaciones compartían sobre la barra acompañados de café y medialunas, y más louis se daba cuenta de que no era tonto: entendía como funcionaba el mundo, y que fuera optimista a pesar de eso lo hacía mil veces más interesante.
la primera vez que notó esa faceta, fue cuando le preguntó en detalle sobre el café, seguramente inspirado por alguno de los clientes más viejos. vio sus gestos desdibujarse de a poco y los ojos relajarse en una expresión cansada. no dijo mucho, y él no le preguntó más.
le resultó extraño que a pesar de agotarle su eterno resplandor y sonrisas incansables, no atinara a más que cambiar de tema al verle transformarse el semblante. esas esquinas de harry lo asustaban de algún modo, eran demasiada oscuras si sus ojos verdes siempre brillantes no llegaban a alumbrarlas, y prefería, por el momento, dejarlas vírgenes. tendría tiempo, quizá, en el futuro, conocerlas.
hasta ahora había tres cosas de las que harry no hablaba: de su mamá, de la historia detrás de su “condición” y de sus relaciones. no es que louis hubiese preguntado mucho más allá, de hecho pocas veces tenían realmente tiempo de hablar de cosas personales.
se pasaban los desayunos hablando de cosas triviales: el nuevo disco de una banda que a ambos les gustaba, o el tipo de la radio y su horrible sentido del humor, o el modo en que los tipos coqueteaban descaradamente con su hermana abusándose de que harry fuera ciego (cómo si eso significara que no podía oír las estupideces que decían) o hasta las anécdotas borrachas del irlandés del bar.
el tiempo con harry se le escurría de las manos y en un parpadeo eran las ocho menos diez y louis debía haberse subido al colectivo hacía cinco minutos.
x
louis no vigilaba el “muro” de zayn desde un mes después de que él se fuera. no por auto control –del cual carecía– sino porque no había escrito ni publicado nada después de esa foto en enero de la cama tendida en el suelo con una leyenda pasivo―agresiva:
ya tengo donde dormir, ma, puedes dejar de preocuparte ha xx
en los días posteriores a esa foto, louis siguió visitando su perfil como parte de una patética rutina que no admitiría siquiera ante un juez, antes y después del trabajo, todos los días. tenía de algún modo la esperanza de que zayn se retractara sobre lo dicho en la fiesta de navidad, que decidiera que podrían hacer esa estupidez de la distancia que algunas parejas prueban, que una mañana se conectaría y zayn habría dejado un mensaje público de amor eterno, una promesa infinita de reunirse al final del año. eso, obviamente, nunca pasó. a louis no le quedó más que la inútil certeza de que estaba viviendo en una polvorienta pensión y que se había llevado a parís sus sábanas de los power rangers. eso y que estaba vivo: la hermana de zayn contaba todo en facebook y hasta ahora no había mencionado nada remotamente preocupante.
por eso cuando vio esa foto el sábado a la tarde, casi se cae de la cama. si había algo que no esperaba cuando se metió a cosechar sus limones era enterarse de que su ex―novio había estado conectado hacía unas horas mientras él miraba realities absurdos y comía cereales esa mañana.
el corazón le latía desenfrenado cuando cliqueó en su nombre y la centésima de segundo que tardó en cargar la página se sintió como una hora.
debajo de la foto que acababa de ver estaba la del colchón en el suelo de hacía varios meses, y de a poco el corazón volvió a su ritmo normal. resignado a que no tendría más para analizar que una fotografía y un críptico mensaje, optó por prepararse unté con limón y mudarse con la laptop a la cocina.
unos minutos después se sentó en la mesa atareada de facturas pagadas y revistas leídas hasta el hartazgo, con un suspiro en el pecho y una taza humeando en la mano. abrió la laptop.
¡no puedo creerlo! un mes caminando juntos xxxxx
y debajo una foto extraña de dos pares de pies sobre el pavimento salpicado de hojas amarillas.
louis carraspeó y se acomodó en la silla. tomó otro sorbo de su té. el teléfono anunció un mensaje, pero podía esperar.
¿qué mierda significaba eso de “caminando juntos”? ¿de quién era ese otro par de pies? louis reconocía las piernas de zayn en la foto,todavía delgadas como palillitos, pero no tenía idea respecto a los otros. definitivamente o eran las pantorrillas de él, pues eran más largas y flacas.
“caminando juntos”. ¿como dos amigos caminan juntos? ¿como dos colegas que caminan juntos en un proyecto artístico? ¿o como...?
le agregó otra cucharada de azúcar al té que le sabía pastoso y volvió a leer la leyenda.
xxxxx
cinco.
zayn nunca usaba cinco besos. eran: uno, cuando estaba dormido o apurado, trescuando estaba enojado y dos el resto de las veces. podía entender cuatro por un error de tipeo, pero... ¿cinco?
la única vez que louis había recibido más de tres fue en esa nota que le había dejado mientras dormía una mañana, explicándole que tenía que irse a la terminal porque perdería el bus y que había intentado levantarlo. todavía la guardaba, tenía diecisiete besos. uno por cada día que pasarían sin verse y otro extra, por si acaso.
y aún con ese tonto gesto romántico en su haber, louis no podía evitar sentir celos por esta persona misteriosa de los cinco besos, que lo conocía hacía apenas un mes.
quiso beber otro sorbo de té pero sabía horrible, así que sacó del refrigerador una botella de vino y el queso que había comprado para la cena y se atoró mientras estudiaba la única fotografía que zayn le había dejado como pista de qué era de su vida y en qué se estaba convirtiendo la de louis.
eran las once cuando louis se dio cuenta de que se le había acabado el vino, que el queso estaba poniéndose feo y de que cantaba against all odds de phil collins a todo pulmón mientras investigaba en google sobre las baldosas de las plazas de parís.
antes de ponerse la chaqueta y tomar dinero para ir a comprar algo más saludable que comer, y tomar un poco de aire, decidió escribirle un mensaje a zayn, quizá envalentonado por el vino.
hey imbécil, podrías haberme avisado si ibas a conectarte xxx
mientras cerraba la laptop y daba por acabada su sesión de novio obsesivo, agradeció al cielo que zayn lo conociera desde hacía el suficiente tiempo como para que pudiera confundir ese mensaje patético y enojado por un clásico “mensaje louis”, con insultos innecesarios y un inevitable tono confrontativo.
bajó las escaleras a los tumbos, casi corriendo, rogando que con eso pudiera dejar atrás esa amarga certeza de saberse humillado y la pregunta que se hacía desde hacía meses: ¿qué mierda estaba haciendo con su vida?
x
las cortinas del bar estaban bajas y por los bordes de ellas se asomaba el resplandor de una única luz encendida. louis dudó un momento y miró la hora, iban a ser las once en apenas unos minutos, y quizá no era hora para el clásico café de las tardes, pero por lo menos estaba seguro de que ni harry ni gemma se habrían acostado todavía.
es decir, era sábado.
golpeó el vidrio de la puerta ruidosamente y se recostó sobre el marco, mirando el suelo mientras se préguntaba qué exactamente estaba haciendo allí. ¿qué le diría a harry cuando lo viera?
"hey, mi algo así como novio subió una foto confusa a facebook, ¿me acompañas con un trago?" no sonaba bien.
gemma abrió la puerta con un pañuelo sosteniéndole el cabello a modo de vincha. sin el pelo enmarcándole el rostro, los parecidos con su hermano eran escalofriantes, la misma forma de los labios, el mismo gesto relajado, y la misma mirada que aunque no tan clara imitaba un espejo. louis tembló un poco ante sus ojos café.
―hey, lou ―lo saludó y se limpió el sudor de la frente con el dorso de la mano―, pasa, por favor.
la saludó con un beso en la mejilla y se hizo paso por el costado para que ella pudiera trabar la puerta. había visto el bar desocupado apenas una vez, aquella en que se reencontró con harry en el supermercado. conservaba todavía un dejo de ese mediodía, pero ahora no entraba luz por la ventana, y apenas si el farol de la cocina llegaba a alumbrar las mesas y las sillas lo suficiente para dibujar las formas más extrañas en las paredes.
―¡hicimos $50 extra hoy! ―continuó hablando gemma cuando volvió a su lado. tenía una sonrisa ancha que le hacía los ojos más bonitos y pequeños―, ¡estoy tan entusiasmada! no sé qué haremos con el dinero.
―¿cuáles son tus opciones? ―preguntó louis divertido al verla por primera vez tan tranquila y feliz.
―bueno quería comprar nueva vajilla porque algunas tazas están rotas y no se vé bien, para los clientes, digo. pero son pocas mesas y quizá podría poner unos nuevos manteles más bonitos y actuales, ¿sabes? ―louis asintió suavemente―, o unos servilleteros que no parezcan traidos de los '70.
gemma llevó las manos a la cintura y miró a su alrededor. todavía sonreía pero el brillito de sus ojos se apagaba mientras descubría más y más detalles y marcas que el bar tenía por corregir. louis las había visto, todos lo hacían. la humedad en las paredes, las cortinas manchadas, las sillas con las patas flojas y el tablón medio suelto en la entrada.
no era perfecto, en lo absoluto. eran, sin embargo, esos pequeños detalles los que lo hacían inifinitamente hermoso. quizá no la pata floja de la silla (eso era de hecho bastante molesto), pero el resto estaba bien: encajaba de alguna forma con la quietud del lugar, inmune a la locura que sucedía en la ciudad, de la puerta para afuera.
louis la tomó por los hombros y la acercó en un abrazo afectuoso. ella rió dulcemente, sorprendida.
―¿estás borracho? ―le preguntó.
―un poco ―respondió y también él tuvo que reír después de eso―, pero aún así creo que deberías tomar mi palabra cuando te digo que el lugar está perfecto como está y que podrías usar el dinero en otra cosa, ¿sabes? algo que te haga a tí feliz.
―¿cómo qué?
―como... no lo sé... ¿salir? tu hermano sale todo el tiempo, ¿por qué no lo haces tú?
―no quiero tirar $50 a la basura, lou ―le explicó―, la economía no está de nuestro lado últimamente.
―$50 no van a cambiar eso, de todas formas. ¿por qué no lo disfrutas? ¿cuándo fue la última vez que saliste con tus amigos?
―ni siquiera me acuerdo ―suspiró. guardó silencio un momento, y después dijo―: ¿en serio crees que debería salir?
―¡por supuesto! ―insistió y la sacudió juguetonamente por los hombros. ella rió otra vez, todavía divertida por la actitud amigable y despreocupada de louis.
―¿te quedarás con harry, entonces?
―¿no va a ir al bar esta noche?
gemma negó con la cabeza.
―no se está sintiendo muy bien. estaba preparandole un té mientras limpiaba, de hecho ―dijo, y al recordarlo se apresuró detrás del mostrador a apagar la tetera―. ¿quieres un poco de manzanilla?
él se negó con un gesto de la cabeza. la simple idea de tomar algo caliente le revolvía el estómago. gemma se encogió de hombros, y volvió a guardar el saquito que acababa de sacar de su caja. preparó una gran taza de té de limón, repleta casi hasta el tope y que emanaba vapor que olía amarillo.
―súbela tú, ¿sí? el cuarto de harry es el primero al subir las escaleras.
x
el último escalón era algo así como un portal entre un mundo y otro. el pasillo que daba a los baños y dormitorios estaba apenas decorado por un mueble repleto de libros y papeles, un sillón viejo escondido debajo de una pila de ropa sucia y dos cuadros empolvados, imitaciones baratas de obras famosas. la continudad de desorden, madera avejentada y piso chillón no lograba, a pesar de eso, hacer menos obvia la diferencia entre el bar y la casa. allí arriba quedaban rastros de lo que en algún momento fue un hogar y louis podía verlo renacer allí en la montaña de ropa planchada cerca del baño y la boleta de la luz pegada con un pin al mueble.
dio un paso hacia la primera puerta y el suelo crugió debajo de su zapatilla de lona. harry lo hubiese oído sino fuera porque de su dormitorio salía el indiscutible sonido de una canción de los arctic monkeys.
la puerta estaba entreabierta así que louis terminó de abrirla con un suave empujón. estuvo a punto de anunciarse, pero en cambio observó en silencio la escena y sonrió: harry estaba recostado en la cama con las piernas larguísimas elevadas como una enredadera sobre la pared. bailaba lentamente con las rodillas y mientras tarareaba con su voz grave la canción, giraba los dedos.
fue sólo un instante, un segundo estirado. después harry se giró contorneándose apenas lo suficiente para regalarle a louis su mirada verde, vacía y transparente.
―¿le pusiste azúcar? ―preguntó.
―dos cucharadas, dijo tu hermana.
fue divertido observar como los gestos de harry se transformaban, agudizados de golpe y luego relajándose suavemente.
se giró en el colchón, para sentarse.
―¡hey! lou, pensé que eras gem ―se arrodilló para ofrecerle la mano en un saludo, pero louis optó por dejar allí la taza y besarle la frente en cambio.
―hola ―murmuró todavía con la mano sobre su hombro y el mentón ahora reposando sobre su coronilla.
―hola ―repitió harry riendo cantarinamente―, hueles gracioso.
―tomé un par de tragos ―admitió y otra vez sintió ganas de reir.
se despegó de harry, para no ahogarlo con su aliento a alcohol, y para quitarse el vapor del té que le hacía hervir el pecho.
―¿puedo bajar el volumen? ―preguntó. harry asintió.
―te extrañé esta tarde, ya no pensé que vendrías. no puedo salir, estoy algo enfermo.
louis se encogió de hombros mientras apagaba un poco la música y luego volvió a la cama. estuvo a punto de sentarse arriba pero finalmente se decidió por el suelo, recostando la espalda contra el colchón.
―olvidé avisarte, lo siento ―se disculpó―. tuve un día horrible.
―¿y recurriste a la vieja táctica de ahogar las penas con alcohol? ―bromeó el de rulos antes de ocultar la sonrisa bajo la taza de té.
―básicamente, sí.
―debiste haber venido, podría haberte dado muffins de chocolate.
louis recostó la cabeza en su rodilla y se fijó en la cómoda avejentada en frente. se sentía bien eso, los dos juntos pero incapaces de verse el uno al otro. de algún modo a louis le parecía más justo, la mayoría de las veces harry era tan fácil de leer que louis sentía que hacía trampa a lo que fuera que estaban jugando.
―pero a que no hubiesen sabido bien con vino tinto ―continuó.
louis rió.
―es gracioso que tus superpoderes puedan distinguir mejor bebidas alcohólicas que mis pasos de los de tu hermana.
―tú no eliges el don, el don te elige a tí ―sentenció harry dramáticamente.
distraído por la risa, a louis le costó importarle que la mano de él hubiese anidado en su cabello y que le diera ahora suaves caricias, como coscorrones perezosos.
―no te veo defendiendo a manchester del crimen con tu super olfato etilicoso.
―nunca se sabe ―respondió y se encogió de hombros.
el cd terminó y el equipo hizo un estruendoso ruido al empezarlo de vuelta. las manos de harry empezaron a picarle sobre la cabeza, pero louis se contuvo de alejarse de él.
―¿estás bien? ―le preguntó. le costó un momento a louis encontrar la respuesta.
―estaré bien ―dijo. en su lengua bailaban las explicaciones contra las ganas de llorar, pero él no quería soltar ni una ni otra.
―podemos salir si necesitas hacerlo, sólo tengo que abrigarme un poco.
―no, no seas tonto ―protestó dandole cabezasos contra la palma. harry volvió velozmente a las caricias―, todo lo que necesito ahora es un amigo harry, ¿puedo quedarme contigo un rato?
―por supuesto ―respondió harry―, y si quieres hablar...
―shh ―lo chistó suavemente―, amo esta canción.
no era técnicamente cierto. últimamente escuchaba más pop que rock, ahogaba sus penas en canciones románticas de los ochenta y cantaba a todo pulmón el soundtrack de les miserables. pero los monos del ártico siempre habían sido su deblidad y la canción iba perfecta con la habitación, con su día, y con la voz de harry, ronca, pero suavizada por el té.
do i wanna know
if this feeling float both ways
x
se despertó lo que se sintió como una eternidad más tarde. gemma estaba maquillada y con el pelo recogido y le sonreía con complicidad a su hermano aunque era en cambio sólo él quien podía verla.
se reincorporó masajeándose el cuello con la mano, contracturado después de aquella breve siesta en la que el regazo de harry fue su almohadón.
gemma daba los últimos detalles, con quién estaría y a qué hora pensaba volver, y tenía una taza ahora vacía en las manos. se veía altísima en el marco de la puerta, con sus instrucciones de madre y sus tacones de 15 centímetros.
―la llave está en el cajón de las servilletas, lou ―le dijo y él sólo respondió bostezando―, tíralas por el vidrio flojo que da a la calle cuando te vayas.
―puedo bajar a abrirle ―ofreció harry. gemma negó la posibilidad con un fugaz gesto de sus manos.
―no quiero volver para encontrarte enterrado baja una pila de sillas. a louis no le molesta, ¿verdad?
él asintió y bostezó de vuelta.
―buena suerte ―dijo harry―, búscate un tipo guapo.
―no salgo a buscar un tipo, hermano.
―pero si un día buscas uno, niall está más que interesado ―comentó louis.
―heey.
―¿cuál es niall? ¿el irlandés? ―preguntó. louis asintió y ella pareció meditar un momento―, es algo guapo.
―heey ―insistió harry.
louis no pudo evitar reír y gemma se contagió en seguida.
―sólo bromeo, haz ―su celular vibró en la cartera y ella se apresuró a buscarlo―. ¡están abajo! debo irme... hay pastel en la heladera y té de manzanilla, por el estómago, louis.
(ahora sì le vendría bien, después de su siesta)
―sólo te vas por unas horas.
ella se encogió de hombros, pero antes de que pudiera decir algo, el celular sonó otra vez.
―¡cuidense! ―se despidió y desapareció por las escaleras.
el silencio espectral de la alcoba sólo fue interrumpido por el tercer bostezo de louis, largo y ruidoso. después de oírse el lejano sonido de la puerta al cerrarse, harry finalmente dejó escapar un suspiro.
―disculpa a mi hermana ―dijo―, es una psicópata controladora.
―es genial. me agrada.
harry sonrió con tanta pereza que louis quiso bostezar otra vez y volver a dormir.
estaba soñando algo antes de despertarse, con zayn y el arquitecto de parís que explicaba las cualidades de las baldosas.
―¿dormí mucho? ―preguntó para no enredarse en pensamientos extraños.
harry negó con la cabeza.
―poco más de media hora. ¿estás mejor ahora?
―sí, supongo ―dijo encogiéndose de hombros―, necesitaba descansar mi cabeza.
―¿qué pasó?
no es que louis no supiera que la pregunta llegaría tarde o temprano, pero cuando harry finalmente la hizo no pudo hacer más que morderse el labio y perder su mirada en el movimiento lento de los dedos de harry sobre sus rodillas.
¿debía explicarle? ¿valía la pena?
harry habló otra vez:
―es decir, está bien si no quieres hablar de eso.
―¡no! o sea, sí, quiero ―se descubrió confesando―, pero es que es una historia larga y sé que va a sonar estúpido...
―hey. si te duele no es estúpido ―lo interrumpió fruncendo el ceño―, y tenemos todo el tiempo del mundo.
louis asintió lentamente para sí. era la primera vez que iba a hablar de todo con alguien y le daba un poco de miedo. no es que no supiera que su vida era un desastre, sino que temía que al decirlo en voz alta se volvería real algo que hasta ahora estaba básicamente en su cabeza. daba miedo.
era un gran paso.
―¿puedo prepararme un té primero? el vino con el estómago vacío no es una buena idea.
―sí, por supuesto. está en una caja junto al...
―tu hermana me mostró ―se adelantó mientras se ponía de pie no con poco esfuerzo. todavía se balanceaba un poco sobre su propio eje, culpa del vino de hacía unas horas y el sueño todavía adormeciéndole los músculos.
―oh, y, louis...
―¿sí?
―hay pastel en la heladera. trae un poco.
xxx
liliumpumilum
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
comieron medio pastel de naranja entre los dos, acompañado primero con té de manzanilla y más tarde, cuando ya eran como las dos, con uno de frutilla.
hablaron del sistema de harry para categorizar los cds, y de sus clases de braille que no iban tan bien, y de cuál sería el nemesis de un super héroe cuyo poder fuera catar vinos con el olfato y cantar en notas sorprendentemente bajas.
cuando fueron las tres, louis se sentó en la ventana a fumar un cigarrillo, mientras el dueño de casa despotricaba contra las voces robóticas de los audiolibros online, y de que no tenían dinero para comprar buenas versiones leídas por profesionales.
―nunca leí nada desde que terminé el colegio, ¿sabes? ―confesó envuelto en la bufanda de louis para protegerse del frío que entraba por la ventana―, pero me molesta ya no poder hacerlo. los libros en braille son tan caros, no te das idea.
hablaron entonces de literatura. se entretuvieron intentando rearmar la historia de otelo que ninguno de los dos recordaba del todo pero que ambos habían leído en el colegio, y cuando finalmente terminó el cigarrillo ahora louis tenía frio también, así que se puso un suéter de harry ―porque su campera estaba abajo― y se ofreció a preparar el tercer té de la noche.
cuando finalmente se decidió a hablar del tema, eran las 4 de la mañana y harry pellizcaba un pedazo de pan mientras louis pasaba los dedos sobre el manual de braille e intentaba reconocer la “l” que su mamá le había enseñado cuando era niño, sin mirar.
impulsado por nada más que el dolor en su pecho (pues del coraje que le había dado el vino ya no quedaba nada), louis tragó saliva y habló
―mi novio subió una foto al facebook hoy... ―comenzó. harry arqueó las cejas sorprendido, pero louis se adelantó a la pregunta―, ex novio, quiero decir.
―¡oh! debe ser reciente, entonces...
―un poco. fue en navidad.
harry le dio el último sorbo al té y dejó la taza en el suelo al lado de donde estaba sentado.
―¿qué clase de imbécil rompe con alguien en navidad? ―protestó sin disimular la expresión de desagrado.
louis prefirió guardarse eso de que era también su cumpleaños, porque sólo enfadaría más a harry y no le gustaba cuando la gente se enojaba con zayn.
―es que le dieron una beca y era o decírmelo antes de irse o llamarme luego desde parís.
―podría habértelo dicho antes...
louis se encogió de hombros sin darle mayor importanca. él entendía a zayn, entendía sus motivos: si se lo decía antes, ¿con quién hubiese pasado louis las fiestas? hannah no estaría en manchester y él defintvamente no iba a pasarlo con su familia, así que ¿cuáles eran sus opciones realmente? además, eso le daba igual, en el gran espectro de cosas. hubiese dolido lo mismo cualquier día.
―no fue un rompimiento de todas formas ―continuó―, es que él se iba y no tenía sentido seguir a la distancia, y además...
harry se acomodó en el suelo, abrazándose a sus rodllas y sin dejar de prestar atención.
―llevabamos varios años juntos y las cosas se habían vuelto monótonas y...
"somos muy jóvenes para ser este matrimonio de ancianos."
―decidimos ―carraspeó―. decidió que era mejor ver a otras personas, un tiempo, ¿sabes? acostarse con otra gente y ser jóvenes o lo que sea.
harry asintió todavía con la misma expresión entre enojada y atenta. louis suspiró porque le costaba hablar de eso, le costaba decir lo que en serio pensaba pero jamás se animaba a admtir, que quizá zayn simplemente no lo amaba más. que lo había aburrido.
―sí... ―dijo harry, alentándolo a seguir hablando, así que louis se tragó las lágrimas y continuó.
―entonces acordamos que no hablaríamos por un año, que cada uno seguiría su camino de sexo sin compromiso y que cuando nos vieramos el año que viene resolveríamos qué hacer.
―ya veo...
lous asintió para sí y bebió un largo sorbo de té tibio. la mirada confundida de harry navegaba en algún inexacto punto a su izquerda y apretaba sus labios con tanta fuerza que se volvían aún más rosados con la presión.
―pero es que se suponía que iba a ser sexo casual, ¿sabes? no que ibamos a buscar a alguien con quien "caminar juntos" ―dijo eso último con un exagerado tono socarrón.
―¿está saliendo con alguien?
―no lo sé ―confesó. la voz le salió más aguda de lo que hubiese preferido―. subió una tonta foto al facebook con un mensaje críptico y me pasé toda la tarde estudiando arquitectura de parís e investigando el muro de su hermana para ver si averiguaba algo.
―deberia decírtelo si está saliendo con alguien en serio...
―dijimos que no hablaríamos por un año ―insistió louis.
―tampoco es que firmaron un tratado con escribano ―le recordó―, ¿por qué no lo llamas?
fue louis esta vez quien frunció el ceño, confundido.
¿para decirle qué? ¿qué lograría de todas formas? sobre todo, ¿realmente quería saber?
―no es lo que acordamos ―repitió. harry soltó un suspiro―, no es ni siquiera el problema, porque supón que está viéndose con alguien, quizá rompa antes de fin de año. el problema es que soy un ser patético que se pasó la tarde tomando vino, cantando phil collins e intentando descifrar la vida de un tipo que vive en parís.
―no creo que sea patético... ―dijo harry y se acercó a tumbos hasta toparse con él. su rodilla, primero.
se acomodó a su lado y lo abrazó suavemente. louis buscó, con la propia, su mano en su hombro y la apretó con fuerza.
la cuestión es que no importara lo que dijera harry, era patético. quizá él no lo veía porque no conocía la historia entera, pero desde que tenía catorce años louis no había hecho nada en su vida que lo hiciera sentir orgulloso, nada además de conocer y enamorar por algún motivo indescifrable al chico más guapo e interesante que jamás hubiese conocido.
no tenía una carrera, una familia, o más que un puñado de amigos con los que hablaba para las fiestas y los cumpleaños. si en algún momento de su vida tuvo sueños los había perdido por completo, y ya había olvidado cómo se sentía el éxito o la satisfacción. todo lo que él tenía era a zayn, porque a través de él se abría un mundo maravilloso de gente extravagante y anécdotas curiosas.
hay algo extrañamente consolador acerca de enamorar a un tipo como él, tan sensible a su modo, sofisticado, inteligente. algo que lo hacía sentir especial, único en el mundo. qué importaba si no tenía un futuro, o si no era feliz; debía valer algo:
ni frida kahlo ni john lennon salían con personas rutinarias y aburridas, con tipos que trabajaban en oficinas y vivían en un departamento arruinado y pequeñito con dos ventanas. él siempre creyó que el mundo debía estar esperándolo con algo a la vuelta de la esquina, una pizca de aventura que lo sacuda de la monotoneidad y le abriera los ojos a un mundo nuevo. descubrir que en cambio zayn iba a aburrirse de él y seguir con su vida fue como un baldazo de realidad y él todavía no se había recuperado del todo.
louis no podía decir todo eso, pero podía decir lo demás. la falta que le hacía por las noches, no el sexo, pero su cuerpo, su calor, su voz murmurada hablando del futuro esperanzador y excitante. llegó a confesar que se sentía un poco chico a su lado, que verlo convertirse en un artista profesional lo enorgullecía tanto como lo llenaba de envidia. el sentimiento de traición tan oscuro y nauseabundo se lo guardó para sí, porque harry veía con sus ojos ciegos algo en él que era brillante y hermoso y no quería mostrarle cómo era en verdad.
de a ratos le volvían las ganas de llorar, y bromeaba con que el nuevo novio de su novio usaba zapatos de mujer, pero que qué podría saber harry si estaba así de cerca de ponerse la ropa de su hermana.
cuando harry se reía iluminaba la habitación entera y louis tenía que checar la ventana para asegurarse que no hubiese salido el sol. y si la noche era larga, al menos quedaban rastros de té calentándole la panza, un abrazo firme y sereno y una promesa casi inaudible pero presente:
―estarás bien ―juraba harry, y louis hacía de cuenta que le creía.
x
cuando el mensaje de gemma llegó eran las seis de la mañana y louis estaba sentado en la cama, escupiendo el humo del cgarrllo por la ventana, mentras harry tarareaba una canción echado a sus pies en el colchón.
la voz robótica del aparato podría haberlo leído, pero la de louis era má bonita, dijo, así que él la leyó:
―"necesitas algo bro? si no volveré al mediodia" ―dijo louis con la voz más femenina que pudo. en seguida bromeó―: alguien se consguió un amante.
―¡heey! ―le recrimino harry frunciendo el ceño―. dile que estoy bien, que ya estaba por irme a dormir.
―¿me estás echando? ―protestó louis mientras agregaba un "usa protección" al mensaje que le había dictado.
―de hecho iba a preguntarte si querías quedarte.
louis arqueó las cejas.
―¡mírate harry! ofreciéndote a un tipo así sin más.
―no lo dije en ese sentido ―aclaró, aunque sonreía tan encantadora y pícaramente como siempre―, pero está fresco y tienes que venir a almorzar mañana de todas formas...
―¿quién dijo que voy a venir a almorzar?
―voy a hacer panini ―le explicó.
―oh. okay, claro. vendré a almorzar ―admtió derrotado.
ninguno de los dos dijo nada por un instante, mentras louis terminaba el cigarrillo y harry meditaba en silencio.
―puedes dormir en la cama de mi hermana, si quieres ―dijo―, pero te advierto que estarías solo y frío y me han dicho que soy un profesional al momento de acurrucarse en la cama.
―¿quién dijo eso? ¿tus incontables amantes?
―mi hermana, de hecho ―explicó harry y los dos rieron. louis tiro la colilla a la calle y cerró la ventana.
harry guardaba silencio expectante de una respuesta. louis suspiró.
―voy a arrepentrme mañana, ¿sabes? ―advirtió, pero en vez de preocuparse, harry volvió a reír.
―¿por qué? ¿porque después de dormir conmigo ningún otro hombre podrá abrazarte satisfactoriamente en adelante?
louis le pasó por encima, primero una pierna, luego la otra, para bajar de la cama, todavía meneando la cabeza indignado por ser tan fácil de convencer. estaba demasiado distraído pensando en cómo se había dejado llevar a esa situación como para detenerse en el gesto dubitativo de harry, en sus manos que habían estado a un milímetro de tomarlo por la muñeca para detenerlo.
―¿te vas al cuarto de gem? ―preguntó finalmente, con un tono mucho más suplicante del que había pretendido. louis se giró a él y no pudo evitar sonreír al verle los ojos abiertos de par en par, buscándolo entre las sombras en silencio.
―no, tonto ―dijo y se quitó el suéter ya cubierto con olor a cigarrillo―, a apagar la luz.
apagó el interruptor y al oírlo harry volvió a sonreír. la luz pálida de la mañana le bañó el rostro y louis no pudo controlarse de soltar un suspiro largo y pesado.
―aunque no se para qué, con toda la luz que entra por la ventana.
harry se encogió de hombros.
―honestamente estoy sorprendido siquiera de que haya un foco todavía ―le dijo.
louis se sintió un poco extraño ante el comentario, pero prefirió guardarse las disculpas mentras volvía a la cama. no es que harry le hubiese echado nada en cara de todas formas. conociéndolo, no se había siquiera sentido mal.
si fuera louis estaría reclamándole chocolates por hacer un comentario tan fuera de lugar. prácticamente podia oirse, en un mundo alternativo, arqueando las cejas y cruzándose de brazos: "al menos tú puedes ver la luz del sol, y yo ni siquiera tengo un bombon para distraerme del dolor".
se trepó al colchón. harry lo esperaba con los brazos abiertos, arrinconado contra la pared.
―¿no nos tapamos? ―preguntó louis arrepentido de quitarse el suéter.
―es o desnudos bajo las sábanas, o vestidos sobre ellas.
―¿es esto un truco para meterte en mis pantalones, harold? ―dijo con un exagerado tono acusador.
―¿está funcionando?
louis parpadeó lentamente mientras se recostaba a su lado. la sonrisa de harry era ancha y perezosa, y sus ojos brllaban todavía semiocultos bajo una montaña de pestañas.
―no.
―entonces no ―harry se encogió de hombros―. disculpa la falta de cortinas ―dijo finalmente―, las quite porque no hay edificios al frente y es lindo dormir la siesta con el sol quemándote la panza. en invierno sobre todo.
―está bien ―respondió y acercó los pies hasta juntarlos con los suyos―, sólo me quejaba por costumbre.
harry lo envolvió con sus brazos y se acercó hasta apoyar el mentón junto a su frente. louis podía sentir su respiración pausada bailando suavemente con su cabello, pero las manos entre ellos, que tocaban su pecho, sentían el latir intenso de su corazón, casi como tambores sacudiendo la habitación.
―¿está muy soleado hoy? ―preguntó.
levantó la mirada hasta encontrarse con sus ojos detenidos en el imperceptible vacío en la alcoba.
―no realmente. es demasiado temprano. no creo que haya salido del todo ―le explicó. observó sus gestos, su boca abriéndose y cerrándose sin duda buscando las palabras que no se atrevía a decir―. ¿recuerdas esas veces en que la luz es pálida, fría? tú por ejemplo te ves más blanco que nunca, brillante, pero las sombras a tu costado son profundas y oscuras.
quitó la mano de entre ellos para olvidarse del latir de su corazón y acarició con delicadeza sus mejillas aplastadas contra el almohadón.
―tienes ojeras ―notó.
―lo siento.
louis resopló.
―¿por qué te disculpas? no seas tonto.
harry sonrió y se acomodó un poco, permitiéndole al dedo de louis que recorría su rostro viajar por el costado hasta su frente y bajar de nuevo por la nariz.
―si hubiese sabido que iba a terminar acostado con un tipo guapo en la cama acariciándome el rostro me hubiese agarrado un resfriado antes.
louis se sonrosó, y detuvo el trayecto del dedo para retirarlo suavemente.
―¿cómo podrías saber si soy guapo o no? ―le retrucó con el tono más relajado que pudo. la yema del dedo le hervía como si hubiese estado jugando con fuego.
―touché ―susurró harry―, ¿puedo averiguar?
los pájaros del árbol chillaron encantados, lejos, a unas cuadras, un auto pasó levantando polvo y una ráfaga lo suficientemente fuerte para sacudir las hojas se paseó a las anchas por la calle del bar.
―tú tocaste mi rostro ―insistió.
―sí, claro. lo siento, me distraje.
harry se humedeció los labios y por un segundo louis pensó que iba a besarlo, pero era en cambio un gesto decidido, concentrado. trepó con sus palmas torpes hasta el cuello, y de allí a la línea de la mandíbula. finalmente sus labios se curvaron cuando llegó al mentón:
―barba corta, linda forma, tu rostro, digo ―admitió con la voz un tanto tímida. trepó hasta sus labios y los recorrió sutlmente siguiendo el trazo del índice con el pulgar, hasta hacerlo sonreír―. labios delgados, el de abajo un poco más carnoso. una sonrisa pícara, me agrada.
acarició sus mejillas hasta el extremo de las cejas y bajó por ellas hasta la punta de la nariz, y louis seguía sonriendo aunque él no podía verlo.
―cejas desafiantes...
―¿qué son cejas "desafiantes"? jesús ―protestó louis por lo bajo, pero harry no le prestó atención.
―una nariz puntiaguda pero redondeada ―continuó. acarició sus mejillas de vuelta con el pulgar hasta sus oídos, apenas rozándolos antes de enredarse en su cabello.
―hey. es largo ―dijo sorprendido―, ¿castaño? si tengo que adivinar...
―de hecho mi cabello es celeste ―dijo con tono burlón, ocultando así el ronroneo que le trepaba hasta la boca de sentir su cabello acariciado.
―¡punk! me gusta.
―¿hay algo que no te guste, harry?
―¿de tí? nada.
louis se mordió el labio, conteniendo a duras penas la sonrisa. harry bajó de la nuca hasta su cuello con las manos, y luego lo soltó finalmente, anidando las palmas en un rincón del colchón tibio junto a su cuerpo.
cerró los ojos, porque otra vez, parecía lo más justo. de paso se quitaba la imagen mental de los labios contorneados asomando una sonrisa altanera y juguetona, y la mirada transparente posada en la nada pero igual de invasiba.
―¿por qué no intentas dormir? ―dijo louis. harry parpadeó y abrió los ojos de par en par, sorprendido―. puedes seguir con los halagos por la mañana.
―por la tarde ―lo corrigió, pero antes de agregar alguna otra cosa tan encantadora como de costumbre, se vio sorprendido por un bostezo largo y repentino.
se veía bastante adorable, con los ojos cansados y profundas y la boca sonriente y perezosa. era adivctivo mirarlo, porque hasta la forma en que pestañeaba era lenta pero cambiaba cada vez, y sus ojos verdes y livianos como cristal le intimidaban pero no por eso dejaban de causarle un suave cosquilleo en las manos.
louis cerró los ojos otra vez. se suponía que iba a dejar de mirarlo así. que iban a dormir.
―louis ―dijo harry muy bajito, apenas susurrando con su voz grave y ronca, tomada por el resfrío. afuera los pájaros cantaban y la mañana transcurría normalmente. el sol se adueñaba cada vez más del cielo, los primeros vecinos se asomaban al mundo, algún que otro transeúnte se detenía en las vidrieras todavía medio escondidas por cortinas.
―louis... ―insistió―. ¿puedo besarte?
cuando volvió a mirarlo, después de un instante, harry tenía los labios entreabiertos y la mirada expectante. las manos enroscadas a unos centímetros de su cuello le podrían sentir el pulso acelerado si se acercaran apenas un poco, pero no lo hicieron. en cambio, le dijo:
―dame una mano... porque no puedo buscar las "señales". ¿cómo voy a saber si me estás haciendo ojitos? ¿o si te estás humedeciendo los labios?
―no lo estoy haciendo ―aclaró finalmente,después de, de hecho, humedecerlos.
harry al saberlo despierto se entregó a una de esas sonrisas anchas que le iluminaban el rostro, que le hacían holluelos en las mejillas y que llenaban a louis de preguntas. era tan bonito que se le contagió, y a louis el corazón le latía a mil mientras intentaba descifrar ese sentimiento tan extraño: era tristeza, pero encima de ella, de la angustia, de la soledad, grises y pegajosas, espesas como brea, algo colorido como adrenalina y liviano como esperana.
―pero puedes besarme, si quieres ―admitió y cerró los ojos de nuevo, aunque esta vez buscó el pecho de harry con las manos y se acercó un poquito, lo suficiente, para que a él le bastara un suave movimiento, curioso y amable, para posarse en sus labios.
lo besó con ternura, como si fuera tan frágil que pudiera romperlo. le acarició el cuello y la nuca, se rió sobre su boca y le mordisqueó los labios, y le besó las mejillas también hasta hacerlo reír. después le olió el cuello, le lamió las clavículas, volvió a su boca y le murmuró lo guapo que era, y le confesó que en su cabeza era una mezcla de frankie sandford y david beckham, y que quizá sabía que tenía cabello castaño y ojos azules, y un trasero infernal, porque nick se lo había contado hacía unos días.
los pajaritos ya se habían dado por vencidos con eso de anunciar el nuevo día, habían dejado el árbol junto al aventana y se habían perdido en el barullo de la ciudad. ahora apenas si se escuchaban las conversaciones de los vecinos como ecos lejanos y el ruido húmedo de los labios de harry en su cuello, y el escozcor obseno que sus uñas dejaban en su cadera, debajo de la camiseta.
louis se quitó la remera y harry hubiese sonreído si no tuviera los labios hinchados de tanto besarlo.
―¿vamos a hacerlo? ¡sí! ―exclamó alegre pero perezoso, y siguió acariciando las caderas de louis quien estaba sentado sobre su pelvis.
se guardó el reprendimiento porque si empezaba a decirle que no se supone que festejes en frente del tipo que intentas llvarte a la cama, ya no iba a poder hacer más que abrazarlo y dormirse en sus brazos y no es que fuera un mal plan (seguramente más sensato que el que tenía en la cabeza en ese momento), pero le apretaban los pantalones y esta vez era su turno de lamer su cuello y los hombros y la espalda, si podía, también.
―¿tú quieres? ―le preguntó, como si no supiera la respuesta.
―muero de ganas ―respondió harry con una sonrisa pícara.
louis le desabrochó el primer botón del jean, y sintió su erección por encima del pantalón.
―es sólo una vez, harry, ¿puedes prometerme que no vas a hacer un gran asunto de todo esto?
―¿podemos hablar de esto deeespués? ―le preguntó contorneándose ante el tacto accidental de la palma de louis.
―sólo quiero asegurarme de que no voy a lastimarte.
harry se retorció debajo suyo, y louis sintió de lleno su miembro contra su mano y no controló la caricia veloz pero firme con que lo tocó.
―mierda ―susurró―. ¿quieres arriba o abajo? ¿puedo chupártela?
―¡harry! ―protestó louis y ahora sí quitó las manos, apoyándolas sobre el colchón―: es en serio.
―puedo cuidarme solo, lou ―respondió finalmente―, relájate.
louis asintió lentamente, y tragó saliva.
harry estaba echado bajo suyo, son una remera arremangada casi hasta las tetillas y un pantalón a medio quitar, con el miembro duro bajo la tela del boxer y una gota humeda manchándola en la puntita. se veía tan bonito que no parecía cierto.
―ahora ―continuó harry y carraspeó―, ¿puedo chupártela?
louis sonrió.
―si insistes...
hablaron del sistema de harry para categorizar los cds, y de sus clases de braille que no iban tan bien, y de cuál sería el nemesis de un super héroe cuyo poder fuera catar vinos con el olfato y cantar en notas sorprendentemente bajas.
cuando fueron las tres, louis se sentó en la ventana a fumar un cigarrillo, mientras el dueño de casa despotricaba contra las voces robóticas de los audiolibros online, y de que no tenían dinero para comprar buenas versiones leídas por profesionales.
―nunca leí nada desde que terminé el colegio, ¿sabes? ―confesó envuelto en la bufanda de louis para protegerse del frío que entraba por la ventana―, pero me molesta ya no poder hacerlo. los libros en braille son tan caros, no te das idea.
hablaron entonces de literatura. se entretuvieron intentando rearmar la historia de otelo que ninguno de los dos recordaba del todo pero que ambos habían leído en el colegio, y cuando finalmente terminó el cigarrillo ahora louis tenía frio también, así que se puso un suéter de harry ―porque su campera estaba abajo― y se ofreció a preparar el tercer té de la noche.
cuando finalmente se decidió a hablar del tema, eran las 4 de la mañana y harry pellizcaba un pedazo de pan mientras louis pasaba los dedos sobre el manual de braille e intentaba reconocer la “l” que su mamá le había enseñado cuando era niño, sin mirar.
impulsado por nada más que el dolor en su pecho (pues del coraje que le había dado el vino ya no quedaba nada), louis tragó saliva y habló
―mi novio subió una foto al facebook hoy... ―comenzó. harry arqueó las cejas sorprendido, pero louis se adelantó a la pregunta―, ex novio, quiero decir.
―¡oh! debe ser reciente, entonces...
―un poco. fue en navidad.
harry le dio el último sorbo al té y dejó la taza en el suelo al lado de donde estaba sentado.
―¿qué clase de imbécil rompe con alguien en navidad? ―protestó sin disimular la expresión de desagrado.
louis prefirió guardarse eso de que era también su cumpleaños, porque sólo enfadaría más a harry y no le gustaba cuando la gente se enojaba con zayn.
―es que le dieron una beca y era o decírmelo antes de irse o llamarme luego desde parís.
―podría habértelo dicho antes...
louis se encogió de hombros sin darle mayor importanca. él entendía a zayn, entendía sus motivos: si se lo decía antes, ¿con quién hubiese pasado louis las fiestas? hannah no estaría en manchester y él defintvamente no iba a pasarlo con su familia, así que ¿cuáles eran sus opciones realmente? además, eso le daba igual, en el gran espectro de cosas. hubiese dolido lo mismo cualquier día.
―no fue un rompimiento de todas formas ―continuó―, es que él se iba y no tenía sentido seguir a la distancia, y además...
harry se acomodó en el suelo, abrazándose a sus rodllas y sin dejar de prestar atención.
―llevabamos varios años juntos y las cosas se habían vuelto monótonas y...
"somos muy jóvenes para ser este matrimonio de ancianos."
―decidimos ―carraspeó―. decidió que era mejor ver a otras personas, un tiempo, ¿sabes? acostarse con otra gente y ser jóvenes o lo que sea.
harry asintió todavía con la misma expresión entre enojada y atenta. louis suspiró porque le costaba hablar de eso, le costaba decir lo que en serio pensaba pero jamás se animaba a admtir, que quizá zayn simplemente no lo amaba más. que lo había aburrido.
―sí... ―dijo harry, alentándolo a seguir hablando, así que louis se tragó las lágrimas y continuó.
―entonces acordamos que no hablaríamos por un año, que cada uno seguiría su camino de sexo sin compromiso y que cuando nos vieramos el año que viene resolveríamos qué hacer.
―ya veo...
lous asintió para sí y bebió un largo sorbo de té tibio. la mirada confundida de harry navegaba en algún inexacto punto a su izquerda y apretaba sus labios con tanta fuerza que se volvían aún más rosados con la presión.
―pero es que se suponía que iba a ser sexo casual, ¿sabes? no que ibamos a buscar a alguien con quien "caminar juntos" ―dijo eso último con un exagerado tono socarrón.
―¿está saliendo con alguien?
―no lo sé ―confesó. la voz le salió más aguda de lo que hubiese preferido―. subió una tonta foto al facebook con un mensaje críptico y me pasé toda la tarde estudiando arquitectura de parís e investigando el muro de su hermana para ver si averiguaba algo.
―deberia decírtelo si está saliendo con alguien en serio...
―dijimos que no hablaríamos por un año ―insistió louis.
―tampoco es que firmaron un tratado con escribano ―le recordó―, ¿por qué no lo llamas?
fue louis esta vez quien frunció el ceño, confundido.
¿para decirle qué? ¿qué lograría de todas formas? sobre todo, ¿realmente quería saber?
―no es lo que acordamos ―repitió. harry soltó un suspiro―, no es ni siquiera el problema, porque supón que está viéndose con alguien, quizá rompa antes de fin de año. el problema es que soy un ser patético que se pasó la tarde tomando vino, cantando phil collins e intentando descifrar la vida de un tipo que vive en parís.
―no creo que sea patético... ―dijo harry y se acercó a tumbos hasta toparse con él. su rodilla, primero.
se acomodó a su lado y lo abrazó suavemente. louis buscó, con la propia, su mano en su hombro y la apretó con fuerza.
la cuestión es que no importara lo que dijera harry, era patético. quizá él no lo veía porque no conocía la historia entera, pero desde que tenía catorce años louis no había hecho nada en su vida que lo hiciera sentir orgulloso, nada además de conocer y enamorar por algún motivo indescifrable al chico más guapo e interesante que jamás hubiese conocido.
no tenía una carrera, una familia, o más que un puñado de amigos con los que hablaba para las fiestas y los cumpleaños. si en algún momento de su vida tuvo sueños los había perdido por completo, y ya había olvidado cómo se sentía el éxito o la satisfacción. todo lo que él tenía era a zayn, porque a través de él se abría un mundo maravilloso de gente extravagante y anécdotas curiosas.
hay algo extrañamente consolador acerca de enamorar a un tipo como él, tan sensible a su modo, sofisticado, inteligente. algo que lo hacía sentir especial, único en el mundo. qué importaba si no tenía un futuro, o si no era feliz; debía valer algo:
ni frida kahlo ni john lennon salían con personas rutinarias y aburridas, con tipos que trabajaban en oficinas y vivían en un departamento arruinado y pequeñito con dos ventanas. él siempre creyó que el mundo debía estar esperándolo con algo a la vuelta de la esquina, una pizca de aventura que lo sacuda de la monotoneidad y le abriera los ojos a un mundo nuevo. descubrir que en cambio zayn iba a aburrirse de él y seguir con su vida fue como un baldazo de realidad y él todavía no se había recuperado del todo.
louis no podía decir todo eso, pero podía decir lo demás. la falta que le hacía por las noches, no el sexo, pero su cuerpo, su calor, su voz murmurada hablando del futuro esperanzador y excitante. llegó a confesar que se sentía un poco chico a su lado, que verlo convertirse en un artista profesional lo enorgullecía tanto como lo llenaba de envidia. el sentimiento de traición tan oscuro y nauseabundo se lo guardó para sí, porque harry veía con sus ojos ciegos algo en él que era brillante y hermoso y no quería mostrarle cómo era en verdad.
de a ratos le volvían las ganas de llorar, y bromeaba con que el nuevo novio de su novio usaba zapatos de mujer, pero que qué podría saber harry si estaba así de cerca de ponerse la ropa de su hermana.
cuando harry se reía iluminaba la habitación entera y louis tenía que checar la ventana para asegurarse que no hubiese salido el sol. y si la noche era larga, al menos quedaban rastros de té calentándole la panza, un abrazo firme y sereno y una promesa casi inaudible pero presente:
―estarás bien ―juraba harry, y louis hacía de cuenta que le creía.
x
cuando el mensaje de gemma llegó eran las seis de la mañana y louis estaba sentado en la cama, escupiendo el humo del cgarrllo por la ventana, mentras harry tarareaba una canción echado a sus pies en el colchón.
la voz robótica del aparato podría haberlo leído, pero la de louis era má bonita, dijo, así que él la leyó:
―"necesitas algo bro? si no volveré al mediodia" ―dijo louis con la voz más femenina que pudo. en seguida bromeó―: alguien se consguió un amante.
―¡heey! ―le recrimino harry frunciendo el ceño―. dile que estoy bien, que ya estaba por irme a dormir.
―¿me estás echando? ―protestó louis mientras agregaba un "usa protección" al mensaje que le había dictado.
―de hecho iba a preguntarte si querías quedarte.
louis arqueó las cejas.
―¡mírate harry! ofreciéndote a un tipo así sin más.
―no lo dije en ese sentido ―aclaró, aunque sonreía tan encantadora y pícaramente como siempre―, pero está fresco y tienes que venir a almorzar mañana de todas formas...
―¿quién dijo que voy a venir a almorzar?
―voy a hacer panini ―le explicó.
―oh. okay, claro. vendré a almorzar ―admtió derrotado.
ninguno de los dos dijo nada por un instante, mentras louis terminaba el cigarrillo y harry meditaba en silencio.
―puedes dormir en la cama de mi hermana, si quieres ―dijo―, pero te advierto que estarías solo y frío y me han dicho que soy un profesional al momento de acurrucarse en la cama.
―¿quién dijo eso? ¿tus incontables amantes?
―mi hermana, de hecho ―explicó harry y los dos rieron. louis tiro la colilla a la calle y cerró la ventana.
harry guardaba silencio expectante de una respuesta. louis suspiró.
―voy a arrepentrme mañana, ¿sabes? ―advirtió, pero en vez de preocuparse, harry volvió a reír.
―¿por qué? ¿porque después de dormir conmigo ningún otro hombre podrá abrazarte satisfactoriamente en adelante?
louis le pasó por encima, primero una pierna, luego la otra, para bajar de la cama, todavía meneando la cabeza indignado por ser tan fácil de convencer. estaba demasiado distraído pensando en cómo se había dejado llevar a esa situación como para detenerse en el gesto dubitativo de harry, en sus manos que habían estado a un milímetro de tomarlo por la muñeca para detenerlo.
―¿te vas al cuarto de gem? ―preguntó finalmente, con un tono mucho más suplicante del que había pretendido. louis se giró a él y no pudo evitar sonreír al verle los ojos abiertos de par en par, buscándolo entre las sombras en silencio.
―no, tonto ―dijo y se quitó el suéter ya cubierto con olor a cigarrillo―, a apagar la luz.
apagó el interruptor y al oírlo harry volvió a sonreír. la luz pálida de la mañana le bañó el rostro y louis no pudo controlarse de soltar un suspiro largo y pesado.
―aunque no se para qué, con toda la luz que entra por la ventana.
harry se encogió de hombros.
―honestamente estoy sorprendido siquiera de que haya un foco todavía ―le dijo.
louis se sintió un poco extraño ante el comentario, pero prefirió guardarse las disculpas mentras volvía a la cama. no es que harry le hubiese echado nada en cara de todas formas. conociéndolo, no se había siquiera sentido mal.
si fuera louis estaría reclamándole chocolates por hacer un comentario tan fuera de lugar. prácticamente podia oirse, en un mundo alternativo, arqueando las cejas y cruzándose de brazos: "al menos tú puedes ver la luz del sol, y yo ni siquiera tengo un bombon para distraerme del dolor".
se trepó al colchón. harry lo esperaba con los brazos abiertos, arrinconado contra la pared.
―¿no nos tapamos? ―preguntó louis arrepentido de quitarse el suéter.
―es o desnudos bajo las sábanas, o vestidos sobre ellas.
―¿es esto un truco para meterte en mis pantalones, harold? ―dijo con un exagerado tono acusador.
―¿está funcionando?
louis parpadeó lentamente mientras se recostaba a su lado. la sonrisa de harry era ancha y perezosa, y sus ojos brllaban todavía semiocultos bajo una montaña de pestañas.
―no.
―entonces no ―harry se encogió de hombros―. disculpa la falta de cortinas ―dijo finalmente―, las quite porque no hay edificios al frente y es lindo dormir la siesta con el sol quemándote la panza. en invierno sobre todo.
―está bien ―respondió y acercó los pies hasta juntarlos con los suyos―, sólo me quejaba por costumbre.
harry lo envolvió con sus brazos y se acercó hasta apoyar el mentón junto a su frente. louis podía sentir su respiración pausada bailando suavemente con su cabello, pero las manos entre ellos, que tocaban su pecho, sentían el latir intenso de su corazón, casi como tambores sacudiendo la habitación.
―¿está muy soleado hoy? ―preguntó.
levantó la mirada hasta encontrarse con sus ojos detenidos en el imperceptible vacío en la alcoba.
―no realmente. es demasiado temprano. no creo que haya salido del todo ―le explicó. observó sus gestos, su boca abriéndose y cerrándose sin duda buscando las palabras que no se atrevía a decir―. ¿recuerdas esas veces en que la luz es pálida, fría? tú por ejemplo te ves más blanco que nunca, brillante, pero las sombras a tu costado son profundas y oscuras.
quitó la mano de entre ellos para olvidarse del latir de su corazón y acarició con delicadeza sus mejillas aplastadas contra el almohadón.
―tienes ojeras ―notó.
―lo siento.
louis resopló.
―¿por qué te disculpas? no seas tonto.
harry sonrió y se acomodó un poco, permitiéndole al dedo de louis que recorría su rostro viajar por el costado hasta su frente y bajar de nuevo por la nariz.
―si hubiese sabido que iba a terminar acostado con un tipo guapo en la cama acariciándome el rostro me hubiese agarrado un resfriado antes.
louis se sonrosó, y detuvo el trayecto del dedo para retirarlo suavemente.
―¿cómo podrías saber si soy guapo o no? ―le retrucó con el tono más relajado que pudo. la yema del dedo le hervía como si hubiese estado jugando con fuego.
―touché ―susurró harry―, ¿puedo averiguar?
los pájaros del árbol chillaron encantados, lejos, a unas cuadras, un auto pasó levantando polvo y una ráfaga lo suficientemente fuerte para sacudir las hojas se paseó a las anchas por la calle del bar.
―tú tocaste mi rostro ―insistió.
―sí, claro. lo siento, me distraje.
harry se humedeció los labios y por un segundo louis pensó que iba a besarlo, pero era en cambio un gesto decidido, concentrado. trepó con sus palmas torpes hasta el cuello, y de allí a la línea de la mandíbula. finalmente sus labios se curvaron cuando llegó al mentón:
―barba corta, linda forma, tu rostro, digo ―admitió con la voz un tanto tímida. trepó hasta sus labios y los recorrió sutlmente siguiendo el trazo del índice con el pulgar, hasta hacerlo sonreír―. labios delgados, el de abajo un poco más carnoso. una sonrisa pícara, me agrada.
acarició sus mejillas hasta el extremo de las cejas y bajó por ellas hasta la punta de la nariz, y louis seguía sonriendo aunque él no podía verlo.
―cejas desafiantes...
―¿qué son cejas "desafiantes"? jesús ―protestó louis por lo bajo, pero harry no le prestó atención.
―una nariz puntiaguda pero redondeada ―continuó. acarició sus mejillas de vuelta con el pulgar hasta sus oídos, apenas rozándolos antes de enredarse en su cabello.
―hey. es largo ―dijo sorprendido―, ¿castaño? si tengo que adivinar...
―de hecho mi cabello es celeste ―dijo con tono burlón, ocultando así el ronroneo que le trepaba hasta la boca de sentir su cabello acariciado.
―¡punk! me gusta.
―¿hay algo que no te guste, harry?
―¿de tí? nada.
louis se mordió el labio, conteniendo a duras penas la sonrisa. harry bajó de la nuca hasta su cuello con las manos, y luego lo soltó finalmente, anidando las palmas en un rincón del colchón tibio junto a su cuerpo.
cerró los ojos, porque otra vez, parecía lo más justo. de paso se quitaba la imagen mental de los labios contorneados asomando una sonrisa altanera y juguetona, y la mirada transparente posada en la nada pero igual de invasiba.
―¿por qué no intentas dormir? ―dijo louis. harry parpadeó y abrió los ojos de par en par, sorprendido―. puedes seguir con los halagos por la mañana.
―por la tarde ―lo corrigió, pero antes de agregar alguna otra cosa tan encantadora como de costumbre, se vio sorprendido por un bostezo largo y repentino.
se veía bastante adorable, con los ojos cansados y profundas y la boca sonriente y perezosa. era adivctivo mirarlo, porque hasta la forma en que pestañeaba era lenta pero cambiaba cada vez, y sus ojos verdes y livianos como cristal le intimidaban pero no por eso dejaban de causarle un suave cosquilleo en las manos.
louis cerró los ojos otra vez. se suponía que iba a dejar de mirarlo así. que iban a dormir.
―louis ―dijo harry muy bajito, apenas susurrando con su voz grave y ronca, tomada por el resfrío. afuera los pájaros cantaban y la mañana transcurría normalmente. el sol se adueñaba cada vez más del cielo, los primeros vecinos se asomaban al mundo, algún que otro transeúnte se detenía en las vidrieras todavía medio escondidas por cortinas.
―louis... ―insistió―. ¿puedo besarte?
cuando volvió a mirarlo, después de un instante, harry tenía los labios entreabiertos y la mirada expectante. las manos enroscadas a unos centímetros de su cuello le podrían sentir el pulso acelerado si se acercaran apenas un poco, pero no lo hicieron. en cambio, le dijo:
―dame una mano... porque no puedo buscar las "señales". ¿cómo voy a saber si me estás haciendo ojitos? ¿o si te estás humedeciendo los labios?
―no lo estoy haciendo ―aclaró finalmente,después de, de hecho, humedecerlos.
harry al saberlo despierto se entregó a una de esas sonrisas anchas que le iluminaban el rostro, que le hacían holluelos en las mejillas y que llenaban a louis de preguntas. era tan bonito que se le contagió, y a louis el corazón le latía a mil mientras intentaba descifrar ese sentimiento tan extraño: era tristeza, pero encima de ella, de la angustia, de la soledad, grises y pegajosas, espesas como brea, algo colorido como adrenalina y liviano como esperana.
―pero puedes besarme, si quieres ―admitió y cerró los ojos de nuevo, aunque esta vez buscó el pecho de harry con las manos y se acercó un poquito, lo suficiente, para que a él le bastara un suave movimiento, curioso y amable, para posarse en sus labios.
lo besó con ternura, como si fuera tan frágil que pudiera romperlo. le acarició el cuello y la nuca, se rió sobre su boca y le mordisqueó los labios, y le besó las mejillas también hasta hacerlo reír. después le olió el cuello, le lamió las clavículas, volvió a su boca y le murmuró lo guapo que era, y le confesó que en su cabeza era una mezcla de frankie sandford y david beckham, y que quizá sabía que tenía cabello castaño y ojos azules, y un trasero infernal, porque nick se lo había contado hacía unos días.
los pajaritos ya se habían dado por vencidos con eso de anunciar el nuevo día, habían dejado el árbol junto al aventana y se habían perdido en el barullo de la ciudad. ahora apenas si se escuchaban las conversaciones de los vecinos como ecos lejanos y el ruido húmedo de los labios de harry en su cuello, y el escozcor obseno que sus uñas dejaban en su cadera, debajo de la camiseta.
louis se quitó la remera y harry hubiese sonreído si no tuviera los labios hinchados de tanto besarlo.
―¿vamos a hacerlo? ¡sí! ―exclamó alegre pero perezoso, y siguió acariciando las caderas de louis quien estaba sentado sobre su pelvis.
se guardó el reprendimiento porque si empezaba a decirle que no se supone que festejes en frente del tipo que intentas llvarte a la cama, ya no iba a poder hacer más que abrazarlo y dormirse en sus brazos y no es que fuera un mal plan (seguramente más sensato que el que tenía en la cabeza en ese momento), pero le apretaban los pantalones y esta vez era su turno de lamer su cuello y los hombros y la espalda, si podía, también.
―¿tú quieres? ―le preguntó, como si no supiera la respuesta.
―muero de ganas ―respondió harry con una sonrisa pícara.
louis le desabrochó el primer botón del jean, y sintió su erección por encima del pantalón.
―es sólo una vez, harry, ¿puedes prometerme que no vas a hacer un gran asunto de todo esto?
―¿podemos hablar de esto deeespués? ―le preguntó contorneándose ante el tacto accidental de la palma de louis.
―sólo quiero asegurarme de que no voy a lastimarte.
harry se retorció debajo suyo, y louis sintió de lleno su miembro contra su mano y no controló la caricia veloz pero firme con que lo tocó.
―mierda ―susurró―. ¿quieres arriba o abajo? ¿puedo chupártela?
―¡harry! ―protestó louis y ahora sí quitó las manos, apoyándolas sobre el colchón―: es en serio.
―puedo cuidarme solo, lou ―respondió finalmente―, relájate.
louis asintió lentamente, y tragó saliva.
harry estaba echado bajo suyo, son una remera arremangada casi hasta las tetillas y un pantalón a medio quitar, con el miembro duro bajo la tela del boxer y una gota humeda manchándola en la puntita. se veía tan bonito que no parecía cierto.
―ahora ―continuó harry y carraspeó―, ¿puedo chupártela?
louis sonrió.
―si insistes...
liliumpumilum
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
WOW *.*
ES MAS DE LO QUE ME ESPERABA!!!!!!
DIOS TE SIGO EN TUMBLR(ANÓNIMAMENTE)Y YA HE LEIDO TOOOODO LO QUE HAS ESCRITO....ESTABA PASEANDO X ACA Y ME ENCUENTRO QUE ACTUALIZASTE LPDCR!!!!!!!
FUE GENIAL!!!ENSERIO ME ENCANTQ COMO ESCRIBIS!!!!ENSERIO!!!!!
ES MAS DE LO QUE ME ESPERABA!!!!!!
DIOS TE SIGO EN TUMBLR(ANÓNIMAMENTE)Y YA HE LEIDO TOOOODO LO QUE HAS ESCRITO....ESTABA PASEANDO X ACA Y ME ENCUENTRO QUE ACTUALIZASTE LPDCR!!!!!!!
FUE GENIAL!!!ENSERIO ME ENCANTQ COMO ESCRIBIS!!!!ENSERIO!!!!!
LittleFlowersLove
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
AHHHH! LA SEGUISTE!
Amo la impaciencia de Harry por querer chupársela a Louis, y obviamente a Louis por dejarlo, jaja
En el próximo cap vas a subir el smut!!!?? Si, si, si!
Porque quiero saber como van a hacer ya que Harry es ciego.
No se si va a cambiar mucho pero quiero leer eso :)
Seguila pronto
Besote :hug:
Amo la impaciencia de Harry por querer chupársela a Louis, y obviamente a Louis por dejarlo, jaja
En el próximo cap vas a subir el smut!!!?? Si, si, si!
Porque quiero saber como van a hacer ya que Harry es ciego.
No se si va a cambiar mucho pero quiero leer eso :)
Seguila pronto
Besote :hug:
I'mLarryShipper
Re: La promesa del corazón roto - Larry Stylinson blind!Harry AU (3/??) 29/01
JESÚS no me esperaba esto para nada!!!!!!!!!!!!!!!!!!
eres la primera que haces smut en un fic donde harry es ciego ¡gracias! y a la vez es tierno ♥♥
eres la primera que haces smut en un fic donde harry es ciego ¡gracias! y a la vez es tierno ♥♥
Dimples'sHarold
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Blind Love-Larry Stylinson-Blind!Harry(Mini fic)
» Blind Love {Larry Stylinson.
» Blind Love (LARRY STYLINSON)
» una promesa de romance *larry stylinson*
» tenemos una promesa-Larry stylinson
» Blind Love {Larry Stylinson.
» Blind Love (LARRY STYLINSON)
» una promesa de romance *larry stylinson*
» tenemos una promesa-Larry stylinson
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.