Learning to be a dad |N.C

Una cama matrimonial parece enorme para uno, cómoda para dos pero ¿será igual para tres?

Harry se encontraba al borde de la cama durmiendo profundamente, Madi de tres años y medio al lado de su padre siendo la culpable de la posición de Harry, que estaba al borde de la cama, a punto de caer y por ultimo Prim de cinco años acostada con su cabeza al final de la cama dando sus pequeños piecitos en la cara de Harry. Nadie podía despertarlos, los tres dormían profundamente, soñando dulces sueños o al menos las niñas.

Algo exaltó a Harry haciendo despertar de aquel sueño, aun no amanecía y Prim había abierto sus ojitos apenas ya que sintió a su padre moverse.

—Aún es temprano Prim, duerme—le dijo dulcemente Harry y la niña de ojos verdes cerro nuevamente sus ojos durmiéndose profundamente, él sonrió al verla dormir y acurrucarse entre las sabanas, cubrió su bracito con la manta y miro a Madi quien lo abrazaba, acaricio su mejilla y trato de dormir otra vez.

En un abrir y cerrar de ojos, la noche se había hecho día. Hoy era el primer día que Prim iría al jardín de niños y aunque Harry estaba feliz le costaba desprenderse de su pequeña, aún era su bebe, su princesita.

—papi ¿hay muchos chicos en el jardín? – pregunto Prim mientras Harry encendía el motor del auto.

—Si—respondió Harry doblando hacia la derecha.

—no quiero ir—comento la niña cruzándose de brazos y haciendo puchero para que Harry la vea.

— ¡¿Qué?! ¿Cómo que no quieres ir, Prim?—le pregunto alarmado.

—no quiero porque no estarás conmigo—

—Prim, solo serán unas horas, jugaras con nenes y harás amiguitos muy rápido—

— ¿Y si no?—pregunta Prim, Harry miro a sus niñas desde el espejo retrovisor, ambas lo miran por el espejo, Madi tenía sus ojitos chiquitos, aun tenia sueño mientras que su hermana miraba atenta a su padre. Estaciono el auto y se volteó a verlas.

—yo sé que sí, pero de lo contrario, yo estaré ahí—dijo Harry, bajo del auto y fue a abrirle la puerta para que sus hijas bajen. – Y nadie
nos sacara del jardín, sera solo para nosotros—dijo Harry y Prim rió por lo dicho.

Caminaron unos metros encontrándose con un hermoso jardín, entraron, madres muchas madres. Ese era el miedo de Harry ahora esas preguntas iban a volver y aunque sus hijas no lo sepan y no quisieran hacerlo, lo destrozaban. Prim tomo la mano de Harry como si ella supiera lo que su padre pensaba, dicen que padre e hija siempre están conectados ¿no?

El discurso de la directora comenzó, Harry puso los ojos en blanco odiaba todo eso de los discursos de bienvenida y esta no era la excepción, aunque era un adulto a veces se comportaba como un adolescente, sus hijas lo vieron y rieron, haciendo que Harry soltase una risita, y una mujer lo miro feo, haciendo que riera por lo bajo y cubriera su boca para que no se escuchara su risa estruendosa. Al fin había terminado, ahora venía la parte más difícil.

Dejar a Prim en manos de desconocidos.

Si le hubieran dicho o hecho cuando Susan estaba en vida que Prim debía ir al jardín, no le hubiera dado tanta importancia, pero desde que él tiene que pensar como madre y padre. No le gustaba que sus hijas se alejen de él, y peor tener que dejarlas con desconocidos.

Ahí se iban en fila, los ojitos de Prim lo miraban con tristeza y estaba destrozando a Harry. Se soltó del agarre de su maestra y corrió hacia Harry, este sin pensarlo se agacho y abrió su único brazo libre para abrazar a su hija. Nunca antes -desde aquel día- se había separado, con sus pequeños bracitos Prim rodeo el cuello de su padre.

—Ya Prim—decía Harry tratando de separarse, pero una parte de él no quería apartarse.

—Prim, cariño debemos dejar a papá e ir a jugar con los niños—una mujer la aparto de Harry, haciendo que él tenga el pensamiento de apartar a la mujer y quedarse con Prim e  irse de allí, pero se detuvo antes de hacerlo, tenía que superar aquello por Prim, por su bien.

—Papá no me dejes, yo te quiero mucho—gritaba Prim llorando mientras la veía alejarse. Su corazón se había hecho pedazos y sin darse cuenta una lágrima resbalaba por su mejilla, estaba a punto de sacársela cuando alguien la seco por él. La miro, era Madi, la pequeña Madi con su pelo rubio y ojos azules como su madre, la niña le dio una sonrisa de lado ¿Cuándo había aprendido a hacer eso? Se preguntó Harry sonriendo de la misma forma que la pequeña, ahí estaba la respuesta el a menudo lo hacía.  Acaricio la mejilla de su hija y salieron de aquel jardín.


—Harry, Prim estará bien, es un jardín, no un internado para psicópatas—comento Ian, su mejor amigo y también cuñado mientras jugaba con Madi y esta no dejaba de reír.

—Lo sé, pero sabes que detesto dejarlas con desconocidos—dijo Harry terminando de beber su café negro.

—La verdad, no, no lo sé, ¿Cómo es que lo voy a saber si nunca la dejaste con un desconocido?—Comento Ian. –el osito cara de mimosito, te va comer!!—dijo Ian haciéndole cosquillas a la pequeña.

—oh basta de juegos, debemos ir a buscar a Prim—dijo Harry dejando la taza de café en la mesada y dirigiéndose al castaño y a su pequeña.

—No seas amargado Harry, déjamela un rato, ¿o acaso yo también soy un desconocido para ti?—se burló.

— Si si, por favor papi yo me quedo con el tío—hablo Madi haciendo que Ian riera ya que se le había entendido perfectamente aquella oración y Harry sonrió, su niña al igual que Prim estaban creciendo muy rápido.

—Está bien—beso la mejilla de su bebé y salió del departamento en busca de Prim, cuando vio a una chica pelirroja bajar del ascensor bastante cargada por no decir demasiado cargada. Si no acomodaba la caja que tenía a la izquierda todo quedaría en el suelo, estuvo  a punto de caerse todo cuando pudo hacer un poco de equilibrio.

—Déjame ayudarte—dijo Harry sacándole unas cuantas cajas.

—ow gracias por tomarte la molestia, soy nueva ¿eres de este piso?—pregunto rápidamente.

—si en el departamento C12—comento Harry siguiendo a la chica.

—oh ¿de verdad? Siento decirte que seré tu vecina, estoy en el departamento C13—comento sin una pregunta de parte de Harry.

—Entonces bienvenida, siento no poder ayudarte más pero tengo  que ir a buscar a mi hija al jardín—dijo Harry mirando su reloj que se encontraba en su muñeca, era tarde por lo que se fue sin decir adiós y sin saber el nombre de la pelirroja. La chica quedo bastante confusa, pero sin más remedio abrió la puerta de su departamento y entro a él.

Harry corrió rápidamente al jardín ya que su auto había quedado estacionado a unas cuantas cuadras del lugar.

Llego, aún era temprano las puertas del lugar estaban cerradas, todos los padres que estaban allí lo miraba como a un loco, parecía haber corrido un maratón solo para esperar que abran las puertas del jardín, sin embargo trato de aparentar normal, pero su respiración agitada y entrecortada le jugaba una mala pasada. Cuando por fin abrieron las puertas Harry entro y camino hasta el salón donde estaba Prim, antes de entrar la miro por la ventana, reía y jugaba con unos compañeritos, Harry sonrió sabía que su hija se adaptaría rápido y recordarla llorar hoy cuando la había traído y ahora reír, eso había hecho muy feliz a su padre.

—¡Papi!—grito Prim al verlo y corrió hacia él, Harry se agacho y la elevo por los aires haciendo que Prim riera fuertemente. —No me quiero ir—

—debemos irnos eso no lo decido yo— dijo y Prim entendió al ver como las madres llegaban para llevarse a sus hijos. —Ve a saludar a la maestra—la dejo en el suelo y esta salió corriendo para despedirse de la maestra. Caminaron las cuadras que Harry había corrido con anterioridad hasta llegar al auto algo cansados pero a Prim no se le notaba el cansancio.

— ¿Y Madi?—le pregunta mientras Harry le abrocha el cinturón de seguridad.

—En casa con el tío Ian – responde y Prim comienza a golpear el asiento, su padre la mira confuso, quizás se había enojado pero no, estaba sonriendo.

— ¡El tío Ian!—exclamo y Harry rió para luego subir al asiento del piloto y conducir hasta su casa, al entrar al edificio Prim se suelta de Harry y corre hasta el ascensor.

—Prim, tranquilízate—le ordena el castaño pero ella aún sigue saltando, al parecer el jardín no había sido lo suficiente para gastar la energía que la niña contenía. –Te dieron dulces ¿verdad?—le pregunta Harry y Prim asiente sin dejar de saltar, eso era exactamente lo que no le había permitido gastar su energía y ahora Harry lo entendía.

—Sophia, llevo caramelos y compartió con todos nosotros – comenta y las puertas del ascensor se abren y Prim comenzó a correr nuevamente, Harry a lo lejos –no tan lejos- vio una cabellera, la pelirroja venía muy entretenida con su celular.

—Prim, ten cui—Ya era muy tarde ambas personas se encontraban tiradas en el suelo –cuidado—Harry corrió y saco a Prim de arriba de la pelirroja y luego estiro su mano para ayudarla. —Lo siento mucho—se disculpó Harry.

—Oh está bien—responde mientras se acomoda la ropa. –Megan—estira su mano y Harry la toma –hoy no nos presentamos y si se supone que somos vecinos—Harry la interrumpió al parecer o eso pensaba Harry esta chica no hablaba con nadie y aprovechaba el momento para hablar con el.

—Sí, soy Harry y ella es mi hija Prim—

—Lo siento—dice la pequeña y Megan sonríe.

—no te preocupes Prim, todo solucionado—dice la pelirroja, un silencio inundo el pasillo. —Bueno Harry, Prim, tengo que irme, adiós—levanta su mano y comienza a alejarse nerviosamente de ellos. Algo raro le pasaba, y no era exactamente un malestar por la caída, más bien era bueno lo que le pasaba pero sin embargo la asustaba porque hacia mucho que no sentia eso.