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¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
Pero que mamá tan mala!!!!... Y esa rubia que se creeeeee!!!!
chelis
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
La madre de Grace es una bruja!!!!!!!!!!!!! síguela por favor esta muy buena, ya quier ver a mi Joseph xD
Monse_Jonas
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
HIIII Girls!!
he leído sus publicaciones en el tema y no me he podido resistir a contestarlas jejeje ....... bueno, en si, no es que la madre sea mala o que sea una bruja, a mi manera de verlo es mas como una madre sobre protectora, porque hay que admitir que Grace se ha saltado la primer regla que nos dan nuestros padres cuando crecemos... "no hables con extraños!", ademas de que esos dos personajes (Grace y su madre) también tienen su historia .... y en cuanto a la rubia, de ella si no puedo decir nada en su defensa, ella si es una desgraciada jajajaen fin, no se olviden que mañana lunes sera día de capitulo nuevo ;) les mando mil besos y nos leemos pronto!!
Chao!! :bye:
D.A. Torrez.
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
Hooooyyyy caaaapiiiiisssss!!!!!..... Y gracias por las aclaraciones!!
chelis
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
Capítulo 3
Una hora más tarde. El copiloto del autobús por fin anuncio que haría una parada en una de las gasolineras de Pecos para recargar el cargamento de combustible para el camino. Después de algunos minutos junto a los suministros de gasolina el autobús se estacionaria para que los pasajeros pudieran tener un pequeño descanso de quince minutos. Ya fuera para poder hacer alguna compra o bajar al baño.
Con gran satisfacción, deje escapar un suspiro, pues desde hace algún tiempo sentía necesario el encontrar rápido un baño público.
Cuando finalmente el autobús aparco en un extremo de la gasolinera, me sentí realmente satisfecha por el hecho de por fin haber llegado a este sitio. Tomando mi bolso de mano, me dirigí hasta la parte exterior del autobús.
El lugar en donde había aparcado el conductor después de recargar el tanque de combustible no estaba demasiado alejado del pequeño restaurante junto a la gasolinera, pues desde ahí mismo podía verse el cartel de tamaño medio con el nombre del restaurante. “Denny’s”.
Caminando a toda prisa entre al establecimiento, El cual parecía ser una mescla de cafeterías de los años 50 y los 80. Lo cual me hiso recordar la cafetería del musical Grease. A excepción de los colores extravagantes que llamaban la atención.
El lugar estaba decorado con colores rústicos y sobrios tonos de café y verde. En los extremos junto a las ventanas, había largas mesas rodeadas por cómodos sillones con re vestimenta de cuero en color verde y café como en los años 50. Frente a la puerta, una enorme barra en donde las personas solitarias podían hacer sus pedidos y tomar su comida con tranquilidad, sentados en un cómodo asiento revestido en cuero. Y en la parte del fondo, clásicas mesas y sillas decoraban el lugar.
Las sillas y mesas estaban casi repletas, tomando en cuenta que aún era la hora del desayuno. Pero no era eso lo que realmente buscaba, pues lo que en este momento me parecía de vital importancia antes de tomar el desayuno, era encontrar un baño.
Mi mirada se dirigió hasta la barra, en donde aún había algunos lugares vacíos, con un poco de nerviosismo, me acerque hacia ahí, una joven chica de cabello oscuro dirigió su mirada hacia mí. La chica era atractiva, con ojos color miel y un cabello ondulado que caía en cascada en su espalda a través de su coleta perfectamente ordenada.
Un sentimiento de celos me invadió por un segundo al recordar mi cabello castaño y desordenado, razón por la cual todas las mañanas tenía que pasar por un exhaustivo tratamiento de belleza para que mi cabello lograra un aspecto aceptable. ¿Porque no podía ser naturalmente atractiva como el resto de las chicas que conocía?
La chica esbozo una sonrisa en mi dirección
—hola, ¿en qué puedo ayudarte? —pregunto la chica frente a mí. Mordiendo mi labio inferior e inclinándome hasta el frente para que nadie más pudiera oír, le conteste.
—¿podrías indicarme donde está el baño? —pregunte. La chica frunció los labios de forma graciosa, pero deduje que no debería reírme. Al menos no frente a ella. Así que mantuve mi seriedad conmigo—
—lo siento, no puedes utilizar el baño si no consumes. Políticas del restaurante— la chica se encogió de hombros mientras revisaba sus uñas con un gesto de altanería. Mi frustración fue en aumento.
—Lo comprendo— fruncí el ceño pareciendo ser amable— pero realmente es urgente —pronuncie esperando que se compadeciera. La chica se encogió de hombros de manera indiferente.
Una suave risa llego a mis oídos. La cual provenía de mi lado derecho. Gire mi rostro en esa dirección y para mi sorpresa me encontré con un atractivo chico de cabello oscuro, del cual no me había percatado al entrar aquí, mirándome fijamente.
Fruncí el ceño y el chico aparto la mirada en dirección de la atractiva camarera frente a nosotros
—vamos Glen, puedes hacer una excepción —declaro el chico guiñándole un ojo a la camarera y dándole una de sus mejores sonrisas de conquista. La chica se encogió de hombros rodando los ojos—
—Es la política Joe —dijo la chica retorciendo un mechón de cabello entre sus dedos en forma coqueta. Ahora fui yo quien rodo los ojos.
La chica resultaba ser demasiado obvia. Y el chico se aprovechaba de ella. Menuda tonta.
—Desde cuando te importan las políticas— El chico sonrió de manera encantadora y enarco una de sus pobladas cejas oscuras.
La chica frunció el ceño claramente molesta.
—Desde hace mucho — mi mirada callo entre ambos. La tensión entre ellos era palpable. No sabía que historia tenían estos dos, pero definitivamente ese no era mi problema
El chico estuvo a punto de discutir con la camarera, pero lo detuve
— De acuerdo, quero un café y la orden especial de panqueques cubiertos con mermelada de fresa.— Dije con indiferencia tratando de romper la tensión y que estos dos no terminaran peleándose por algo que realmente no comprendía.
La chica esbozo una sonrisa y asintió.
—A la orden— la chica dirigió una severa mirada al chico junto a mí y se retiró con la certeza de que había ganado este encuentro. Realmente no lo había hecho. Yo más bien lo habría considerado como un tiempo fuera mientras obtenía el Preciado desayuno con el que obtendría mi pase directo hacia el baño del restaurante.
Por un momento me sentí observada. Con curiosidad dirigí mi mirada hacia uno de los extremos de la cafetería. Nada. Dirigí mi mirada hacia el lado contrario, y me sorprendí al encontrarme con la mirada penetrante del chico junto a mí. Sus ojos color avellana me atraparon al instante, eran cálidos y luminosos. El tipo de ojos que te cautivan con tan solo mirarte.
Reprendiéndome a mí misma en mi mente aparte la mirada tratando de evitar el contacto de aquellos ojos tan cautivadores. Tenía que ignorarlos. Mi prioridad en este momento era el baño.
Tratando de ignorarlo por completo, comencé a juguetear con una de las servilletas de papel frente a mí, pero no estaba funcionando, aún era consciente de la mirada del chico sobre mí,
Con un resoplido de frustración lo enfrente.
—¿que? —Pregunte bruscamente. El chico sonrió ampliamente y negó con la cabeza—
—No debiste haber pedido el desayuno para poder usar el baño —declaro el chico con una media sonrisa en su rostro. Enarque una de mis cejas con incredulidad y sorpresa
—y que podía hacer? —me encogí de hombros. El chico suspiro
—pudiste haber esperado y no tendrías yo te habría conseguido que lo utilizaras gratis —se encogió de hombros, una sonrisa de incredulidad apareció en mi rostro.
—te crees muy capaz de hacer todo lo que te propones, ¿he? —dije con un poco de sarcasmo. El chico sonrió
—si hubieras esperado, sí, pero ya que no lo hiciste, tendrás que esperar por tu desayuno —dijo el chico encogiéndose de hombros.
Resople rindiéndome.
—Si hubiese esperado tú y esa chica hubieran comenzado una nueva discusión interminable y nada amistosa, así que, sé que he elegido la mejor opción —el chico sonrió y yo me dedique a ignorarlo por competo.
La chica volvió con una amplia sonrisa y una taza de café en sus manos. La puso frente a mí y sonrió
—Tus panqueques salen en cinco minutos —asentí—
—Ahora sí, ¿me indicas en donde está el baño?—dije tratando de ser amable, pero había funcionado en lo absoluto. Contrariamente, las palabras habían sonado claramente sarcásticas.
La chica sonrió y negó.
—No, tienes que pagar primero —un gesto de incredulidad atravesó mi cara. El chico junto a mí se rio por lo bajo. Por fin mi paciencia se había evaporado por completo. Y definitivamente esta chica lo pagaría.
—¡bien!— Apretando mi mandíbula abrí mi bolso y saque mi billetera. La chica me miro con sorpresa y me tendió un trozo de papel. Era la cuenta. Mire la cuenta y saque el monto exacto para después depositarlo con brusquedad en la barra— ¡ahora lo harás! —dije bruscamente, pero no era una pregunta, esa había sido una orden, una muy clara. La chica asintió con el ceño fruncido con molestia.
—Es por allá,— señalo hacia una esquina en la parte izquierda del local. Sin decir aun nada, me levante —¡olvidaste la propina cariño! —grito la chica desde la barra. Me detuve en seco. Esto era el colmo. Medio girándome, la mire fijamente y le mostré dedo medio. El chico que había estado junto a mi soltó una carcajada. La chica hiso un gesto de molestia fingiendo que había herido sus sentimientos. Menuda estúpida. Sin remordimiento alguno, Me gire y me dirigí hasta el sitio donde la chica me había indicado.
Al llegar ahí, me di una gran sorpresa, pues una larga fila se había instalado en el lugar de espera por los baños. La ira me invadió al instante. Había pagado por un desayuno que no iba a tomar, para utilizar los baños que tampoco iba a utilizar debido al limitado tiempo que nos habían asignado y a la gran cantidad de personas que esperaban con gran ansia en la fila. Sin contar el tiempo que esa camarera me había hecho perder.
—ho, perfecto, ¡solo esto faltaba! —resople con frustración por la gran fila que había y la urgente necesidad de utilizar el baño.
Espere por algunos minutos mirando a mí alrededor a las personas que hablaban las unas con las otras. Una de las mesas llamo mi atención de inmediato. En ella estaban la mujer pelirroja charlando con la rubia falsa desteñida. Un escalofrió atravesó mi espina dorsal. Ambas mujeres desviaron la mirada hacia mí dirigiendo su mejor mirada de desprecio.
Sin apartar la mirada, porque apartarla seria como un signo de debilidad. Continúe mirando en su dirección, hasta que por fin ambas mujeres apartaron la mirada. Una sonrisa de triunfo apareció de inmediato en mi rostro. Un triunfo un tanto vacío, pero triunfo al fin.
Los minutos pasaban y la fila realmente no avanzaba ni un poco. Sintiéndome un tanto desesperada, revise mi reloj. Ya habían pasado cinco minutos. Definitivamente esto no funcionaria. Con un bufido de frustración por fin decidí rendirme. Tendría que esperar hasta la próxima parada del autobús para poder utilizar el baño más cómodamente.
Junto a mí, alguien carraspeo. Casi De inmediato dirigí la mirada en dirección de la persona que había hecho ese ruido. En el momento en el que mis ojos se encontraron con el rostro del chico que había estado hasta hace algunos minutos a mi lado, mi corazón se aceleró haciéndome sentir una corriente de electricidad.
—Hola— dijo el mismo chico de la barra de desayunos sonriendo seductoramente. Buen intento.
—Hola —mencione sin darle importancia a su presencia. El chico guardo silencio por algunos segundos. Por el rabillo de mi ojo pude ver como pasaba su mano por su cuello y miraba a su alrededor en busca de ayuda divina.
—Hay una muy larga fila —Menciono mostrando lo obvio. Sin pensarlo, sonreí. Si esa había sido la única línea que se le había ocurrido durante todo ese tiempo en silencio, entonces realmente estaba perdido.
—En serio, no me había dado cuenta —dije de manera sarcástica mientras rodaba mis ojos, pero aun sin poder desaparecer la sonrisa de mi rostro. Sonrisa traidora.
El chico junto a mi sonrió encontrando gracioso mi comentario. O era eso o realmente el chico estaba al borde de la locura. Esperaba fuera lo primero.
El chico se aclaró la garganta. Podía decirse que estaba nervioso. Y no lo culpaba, pues claramente sentía todas las miradas sobre nosotros, o quizás estaba tan nerviosa que me estaba volviendo paranoica.
—sabes, hay otro baño haya atrás, si quieres puedo conseguir que te dejen entrar— ofreció el chico. La oferta llamo de inmediato mi atención. Me gire hacia él. El chico sonreía ampliamente. Lo cual me dio un poco de desconfianza. Entrecerrando mis ojos comencé a interrogarlo.
—está bien. ¿Qué quieres? —pregunte cruzando mis brazos sobre mi pecho, demostrando que no confiaba en él. El chico se encogió de hombros con inocencia—
—Absolutamente nada, solo supuse que tal vez ya no podrías aguantar y me propuse a ahorrarle a Darla el trabajo de limpiar el piso por causa tuya — bromeo el chico, pero Su comentario me hiso sentirme un tanto molesta. Así que me gire de nuevo hacia la fila y continúe con mi nuevo trabajo de ignorarlo. El chico soltó una carcajada— está bien, lo siento, eso no fue nada amable de mi parte, pero realmente creo que necesitarías ese baño pronto— me gire hacia él y él puso su cara de niño inocente.
—No, no lo necesito —dije bruscamente, el chico enarco una de sus cejas—
—estas segura. Porque la forma en la que aprietas tus piernas y ese bailoteo de un lado a otro no dice lo mismo —abrí mi boca para replicar, pero realmente no se me ocurrió nada. El chico continuo — y debo asumir que tienes como máximo cinco o diez minutos antes de que tu medio de transporte decida que el tiempo se ha acabado, a menos que vengas en auto, siendo así, tienes todo el día. Pero de lo contrario, realmente dudo mucho que si quiera logres acercarte a esa puerta antes de ese tiempo— bueno. Debía admitir que este tipo tenía un muy buen punto.
Concentre toda mi atención en él.
—¿y porque debería confiar en ti? —Pregunte enarcando mi ceja. Él sonrió.
—realmente no deberías. Pero tú decides si vale la pena tomar el riesgo o no —el chico guiño su ojo en mi dirección. Se alejó lentamente, dejándome con la boca abierta por la incredulidad y la sorpresa de su honestidad y con una mente muy confundida.
Me detuve por un momento analizando mis pocas opciones. Si seguía a ese chico, podría librarme de la enorme tensión en mi estómago, o más bien en mi vejiga, pero corría el riesgo de que todo fuera una trampa, pero si no lo hacía corría el riesgo de que mi vejiga causara un problema mayor y tampoco ganaría nada.
Finalmente tome una rápida decisión y termine aceptándolo, así que Salí de la fila y me dispuse a buscarlo. Lo encontré sentado en el mismo sitio en el que lo había dejado al dirigirme hacia el baño del restaurante. Me acerque a él ignorando la gélida mirada de la camarera detrás de la barra.
—Está bien, tu ganas— el chico dirigió su mirada hacia mí levantando la cabeza para verme. Había un extraño brillo en ellos. Lo ignore, seguramente debía ser la luz.
Una sonrisa se instaló en su rostro.
—¿estas segura? —Pregunto enarcando una ceja. Rodé mis ojos—
—No me hagas cambiar de opinión —el chico rio por lo bajo y asintió. Se reincorporo de su asiento y saco su billetera. Conto los billetes y finalmente los dejo sobre la barra junto a un papel, el cual supuse debería ser su cuenta.
Ambos nos alejamos un poco de la barra dirigiéndonos hacia la puerta. El chico tomo mi mano. Al instante me gire y le di una mirada de reproche. Él sonrió.
—Espera un minuto — dijo soltando mi mano. Asentí frunciendo el entrecejo y el chico se alejó corriendo en dirección de otra camarera. Mi seño se frunció aún más.
La mujer con la que hablaba era mayor, quizás no mayor de los veinticinco. Ambos hablaron por algunos segundos. Después parecieron discutir y finalmente la mujer dirigió la mirada hacia mí. Mi cuerpo se tensó al instante. La mujer me miró fijamente por algunos segundos y después asintió hacia el chico frente a ella. Rebusco en sus bolcillos y después extendió su mano hacia la del chico.
Claramente había algo sospechoso en ellos. El chico beso la mejilla de la mujer y emprendió su camino en mi dirección.
—bien. Vamos— dijo al llegar frente a mí. Me indico la salida con su mano y mi ceño se frunció con desconfianza.
—no estás en eso de el crimen organizado, ¿cierto? —De inmediato llego a mi mente la imagen de aquel libro en el que la chica llamada Katy había sido atraída en una noche oscura por un tipo demasiado amable y casi había terminado muerta. Me tense al instante temiendo que ese fuese a ser mi final. Me aclare la garganta y comencé un plan para evitar ser secuestrada o peor aún, muerta— porque, si planeas secuestrarme, déjame decirte que no obtendrás absolutamente nada de mi familia— el chico de inmediato frunció el ceño confundido. Lo cual me hiso sentirme un poco estúpida por mi reciente desconfianza. Después el chico sonrió de forma significativa y extraña, así que agradecí por ese reciente instinto de supervivencia y cautela—
— ¿acaso tienes miedo?.— pregunto de manera juguetona. Pero la realidad era que sí, tenía miedo y bastante. Asentí.
—ciertamente, si —dije siendo honesta, pues claramente de nada me serviría el negarlo para demostrar valentía. Valentía que no existía en mi cuerpo.
Su expresión juguetona desapareció de su rostro. Cambiando por un gesto de seriedad.
—No, no planeo secuestrarte— dijo el de manera convincente, con seriedad e inocencia. Lo razone por algunos segundos. No estaba segura de poder confiar en el tan ciegamente, pero no tenía muchas opciones.
Finalmente asentí.
Aun con desconfianza y un nudo en mi estómago, Salí del establecimiento con el siguiéndome de cerca. Las puertas se cerraron detrás de nosotros. El exterior era un tanto oscuro debido al torrente de nubes que se había formado en lo alto de la ciudad. Cerca de la gasolinera frente al restaurante, un montón de autos, autobuses y camiones de transporte esperaban su turno para poder recargar el tanque de combustible y en el estacionamiento pude ver el autobús en el cual había llegado aquí. Suspire de alivio.
—por cierto. Me llamo Joe —menciono el chico poniéndose frente a mí y caminando hacia atrás. Saliendo de mi ensoñación y concentrándome en las palabras del chico frente a mí analice lo que había dicho.
Vacilando en si debía confiar en él, le dije mi nombre.
—Yo soy _____ —dije tratando de fingir indiferencia y ocultar mi nerviosismo. Al parecer no lo logre, pues el chico sonrió ampliamente, haciéndome pensar en si lo hacía por mi intento fallido de mostrarme en calma o por lo que estaba pasando por su mente. Definitivamente este chico no me daba confianza.
—Mucho gusto _____— Dijo el chico amablemente. No conteste.
Un silencio incómodo se instaló entre nosotros. Realmente no quería hablar sobre nada, pero era más que claro que el no opinaba lo mismo,
—gran discusión la de ahí dentro –dijo señalando con su cabeza hacia el restáurate.
—¿De qué me hablas?— Mi ceño se frunció con confusión al no lograr entender de lo que me hablaba, pues no estaba segura si hablaba de la discusión que había tenido con él o la discusión con aquella antipática camarera del restaurante.
—Con Glenda, jamás espere que tuvieras esa reacción –frunció el ceño pareciendo pensativo.
Una sonrisa apareció en mis Labios al recordar la manera en la que había reaccionado a su antipático y sarcástico carácter.
Y yo no era una persona fácil de sacar de quicio, pero esa mujer lo había logrado con tan solo unos segundos frente a mí. Mire al chico que seguía caminando frente a mí.
—y que reacción esperabas? – enarque una de mis cejas de manera coqueta.
¿De manera coqueta?, que demonios me pasaba. En mi mente me reprendí a mí misma por ese gesto hacia aquel desconocido, y me recordé la razón por la que estaba aquí.
Tyler!
Volví a dirigir mi mirada hacia el chico, pero el ahora no me miraba. El miraba tras de el para evitar caer. Y me alegre al instante deseando que no hubiera notado mi estúpido coqueteo y mi gesto de vacilación al darme cuenta de mi gran error.
El devolvió la mirada a mí
—no lo sé— dijo haciendo un gesto pensativo poniendo una de sus manos sobre su barbilla y mirando al cielo— quizás verte llorar— Su mirada se encontró con la mía e instintivamente rodé mis ojos.
—eso no pasara. –Asegure con seriedad— Solo perdí el control y reaccione de la peor manera –me encogí de hombros. Realmente me sentía avergonzada por no haberme contenido en cuanto a mis emociones.
El chico sonrió ampliamente.
—Eso fue atractivo— dijo con una sonrisa en su rostro. Me giño un ojo y se giró.
Me detuve al instante. Su respuesta me sorprendió hasta el punto de dejarme perpleja y casi con la boca abierta, y agradecí al cielo porque él se hubiese girado antes de poder ver mi reacción.
— Es aquí —menciono deteniéndose frente a una puerta de color negro que decía “solo personal” un escalofrió me recorrió la espalda. No estaba segura en que momento habíamos llegado a la parte lateral del restaurante, y tampoco estaba segura si seguir con lo que estaba por hacer, o salir huyendo en ese mismo instante. Opte por continuar. Lentamente me acerque hasta donde él estaba mientras el abría la puerta. Lo mire con un poco de detenimiento vacilando en sí debería entrar o no. Finalmente lo hice.
Joe me siguió.
El interior del lugar era oscuro finalmente el encendió la luz, dejándome ver la habitación llena de humedad y cajas vacías, con un televisor en la esquina superior de la habitación y un viejo escritorio de madera junto a la pared, lleno de papeles y sobres de color amarillo.
Joe se apartó de mí y se dirigió hasta uno de los pasillos que había frente a nosotros. Dejándome completamente sola en medio de la habitación.
Por un instante, mi mente divago en los cientos de reportajes que habían aparecido en el noticiero sobre chicas desaparecidas, e incluso muertas y por un segundo me pregunte si yo estaría próximamente en uno de ellos.
Realmente esperaba que no.
—_____, por aquí! —dijo Joe llamando mi atención, devolví mi mirada a él. Su rostro estaba oscuro debido a la tenue luz que iluminaba el estrecho pasillo. Trague un poco de saliva y asentí dirigiéndome a donde había indicado.
Caminamos por el pasillo, no era muy largo, pero me di cuenta de que habíamos pasado por lo menos por dos puertas más antes de llegar hasta lo que parecía ser el baño.
Joe abrió la puerta para mí, y pude ver un cuarto de baño básico. Me gire hacia él, quien sonreía.
—Siéntete cómoda— dijo asintiendo hacia el cuarto de baño. Finalmente se alejó de ahí. Suspire fuertemente cerrando la puerta. Ahora si, a lo que venía.
Después de hacer mis necesidades fisiológicas y lavar muy bien mis manos, comencé a revisar mis pertenencias en mi bolso. Retoque un poco mi maquillaje y revise mi móvil, había un solo mensaje y era de Megan
“Hola _____ …. Realmente no se me ocurre nada que podrías decirle a Tyler. Porque no intentas con la verdad? …. “
Debía admitirlo, eso no se me había ocurrido. Durante todo el viaje había intentado encontrar alguna línea que lograra convencer a Tyler de que lo amaba, pero jamás se me ocurrió simplemente decirle “estoy aquí porque te amo y no quiero que te cases” ¡Mi mejor amiga era una genio!.
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“Por cierto, tengo noticias sobre mi primo. El vendrá durante el resto del verano, así que ya sabes, si las cosas no funcionan con Tyler, yo con gusto te lo presento ;) “
Al instante rodé los ojos. Desde que Megan se había enterado que su primo estaría de visita en la granja de sus abuelos, había insistido en que podría llegar a salir con aquel tipo. Realmente nunca lo había conocido. Pero para ser sincera, no creo que él y yo tengamos si quiera algo en común. Pero no quería decepcionar a mi mejor amiga, así que rápidamente tecle un corto texto para ella.
“Eres una Genio Meg. Realmente no había pensado en decirle la verdad…. Respecto a tu primo, ya veremos… te llamo luego “
Presione el botón de enviar. En cuanto apareció en la pantalla la confirmación de envió, mi teléfono murió apagándose por la falta de batería. Ahora sí que estaría perdida si algo más ocurría.
Algunos minutos más tarde, intente abrir la puerta, esperando que la puerta no se abriera o que hubiera quedado atrapada por alguna razón “inexplicable”, pero tal cosa no paso. La puerta se abrió de inmediato dirigiéndome de nuevo hasta el pasillo tenuemente iluminado.
Atravesé el pasillo hasta la habitación principal en la que estaban todas las pilas de cajas. En ella estaba Joe, quien cambiaba de canal con el mando a distancia de la televisión. Me aclare la garganta para llamar su atención, lo cual funciono. Él se giró hacia mí.
Sus ojos se encontraron directamente con los míos, atrapándome completamente en su luminosa mirada color avellana. Mi cerebro borro todo pensamiento en mi mente, dejándome frente a él en silencio y sin nada inteligente que decir.
Una sonrisa se extendió a través de su rostro, dejándome completamente sin aliento. Instintivamente aparte la mirada, y mi cerebro volvió a funcionar, reprendiéndome en mi mente por la manera tan estúpida de actuar.
—bueno. –dije en un susurro casi inaudible. Volví a aclarar mi garganta— Muchas gracias por traerme aquí, ahora… ahora tengo que volver —dije con una amistosa sonrisa.
—Espera.— El chico frunció el ceño y un escalofrió se extendió por todo mi cuerpo. instintivamente me aleje de él en dirección a la puerta. El chico se movió con velocidad detrás de mí— Te acompañare— me detuve por un momento razonando si podría regresar yo sola, pero tenía que ser honesta, ni siquiera recordaba como había llegado aquí. El chico apago el televisor y se acercó hacia mí.
—No tienes que hacerlo –dije dándole mi mejor sonrisa. Él sonrió también.
—Claro que sí, yo te traje aquí y mi deber es llevarte de regreso sana y salva.— rodé los ojos.
Un extraño sentimiento se instaló en mi pecho. Sentía un poco de decepción al saber que él se sentía obligado a llevarme de regreso. Ignorando ese sentimiento, me recordé a mí misma él porque estaba en ese sitio. Tyler.
Antes de siquiera poder tocar la puerta y el tomo la manija de apertura y la abrió para que pudiéramos salir.
—las damas primero – se apartó del umbral y extendió la mano mostrándome la salida.
—Gracias – murmure con la vista en él y un leve rubor en mis mejillas. Joe sonrió con amabilidad.
Realmente este chico se estaba comportando como un verdadero caballero, y tenía que reconocer eso, pero no estaba dispuesta a bajar la guardia, después de todo, solo lo conocía desde hacía diez minutos por lo mucho.
Atravesé el umbral con el siguiéndome a la salida y cerrando la puerta detrás de él. Se detuvo algunos segundos para cerrar la puerta de aquel almacén con llave, y cuando por fin lo hiso, ambos caminamos en silencio de vuelta al restaurante.
—Y ¿que es lo que te trae por aquí?— dijo después de algunos segundos de silencio. En mi mente comencé a evaluar las opciones de decirle la verdad a un completo desconocido o simplemente decirle que no me apetecía hablar de ello, pero el chico se había comportado muy bien desde que lo había conocido, y realmente era agradable, por lo cual no me agradaba nada la idea de ser grosera con él.
Desvié mi mirada hacia él. Se veía despreocupado y muy tranquilo, dando la imagen del chico seguro de sí mismo y con el cual cualquier persona podría tontear con él.
Al instante una idea se instaló en mi mente. Fruncí el ceño de manera pensativa, como si evaluara mi mejor respuesta y finalmente se la di.
—un autobús –dije con un poco de sarcasmo pero aun así sonriendo. Y ciertamente no estaba mintiendo, estaba ahí gracias a un autobús, así que técnicamente decía la verdad.
Joe me miro enarcando una de sus cejas de manera sarcástica, su expresión decía “¿en serio? No me lo puedo creer”. Sonreí de manera inocente.
—Muy graciosa—dijo con una media sonrisa de diversión dándose cuenta de mi broma.
—suelo dar esa impresión muy a menudo –respondí de manera inocente. Él puso los ojos en blanco ante mi respuesta tan absurda y sarcástica.
—Sabes que no fue a eso a lo que me refería— Joe me dedico media sonrisa, la cual no llegaba realmente a sus ojos.
A pesar de su sonrisa, pude ver en el resto de sus rasgos como trataba de ocultar su decepción tras no haber obtenido la respuesta deseada.
—Deberías especificar mejor –comente tratando de ignorar el sentimiento de arrepentimiento que comenzaba a instalarse en mi interior—
—si, creo que de ahora en adelante lo hare – comento aun sin un atisbo de animosidad en su cuerpo.
Durante algunos segundos caminamos en silencio, no podía sacar de mi mente la manera en la que su expresión cambio de alegría a decepción, y aunque el intentara ocultarlo, yo me había dado cuenta al instante.
—¿porque quieres saberlo? —pregunte tratando de retomar la conversación. Su mirada se dirigió de nuevo a mí.
—¿que? –pregunto un tanto confundido.
—la razón por la que estoy aquí? – Pronuncie dejando ver la desconfianza en mi tono de voz y en la manera de decirlo. El bufo.
—Solo intento iniciar una conversación, pero lo pones demasiado difícil — menciono fingiendo haber herido sus sentimientos. De inmediato reí
—no es que lo ponga difícil, simplemente no confió demasiado en las personas que acabo de conocer— mencione bastante convencida. El frunció el ceño de inmediato.
—Nos conocemos— dijo parándose frente a mí y caminando hacia atrás.
Al instante mi boca se abrió por la sorprendente respuesta que acababa de darme. Ciertamente no podía decir que ambos nos conociéramos, pues apenas y sabia su nombre, y no podía pensar en que eso fuera suficiente para afirmar que realmente lo conocía.
—Hace cinco minutos— Afirme dejándole ver lo absurdo que era para mí el confiar en alguien que conocía de tan poco tiempo. Pero era más que claro que a él no le parecía nada absurdo ni mala idea confiar en un desconocido.
—¿en serio?, juraría que fue hace diez— Joe sonrió ampliamente mirándome de forma pensativa.
De manera instintiva rodé mis ojos.
—no importa, sinceramente dudo mucho en que alguien pueda confiar en otra persona que acaba de conocer, no de la manera en la que tú me lo pides— aparte la mirada.
La expresión de Joe se tornó seria.
—te acabo de conocer y estoy confiando en ti –dijo bastante seguro de sus palabras.
Un sentimiento de hacerle ver que lo que acababa de decir era mentira se instaló en mi cuerpo. Realmente no creía en lo absoluto que este chico pudiera confiar en mí en tan solo diez minutos.
—en verdad? – Dije enarcando una de mis cejas- Dime, si en este mismo momento te preguntara tu nombre completo, lugar en el que vives y tus datos personales, realmente……
—Me llamo Joseph Valmont –Me interrumpió antes de que terminara la frase- vivo aquí en Pecos, avenida Meadowbrook Dr, tengo 21 años y estoy de camino a visitar a mi familia- al instante mi boca cayo abierta por la manera tan rápida y totalmente segura de darme esa información.
—estas bromeando, cierto? –pregunte con incredulidad tintando mi voz él se encogió de hombros
—realmente no— dijo con seriedad. Al instante mi ceño se frunció. Creyendo que quizás podría estar mintiendo para lograr ganarse mi confianza.
Tenía que admitirlo, yo era bastante desconfiada respecto a los extraños, pero tarde o temprano, esa desconfianza haría la diferencia en cuanto a mi seguridad.
—¿numero? –pregunte frunciendo el ceño y retándole a que contestara. Al instante el chico sonrió ampliamente.
—El 992 –contesto sin titubear. – Por si algún día te apetece visitarme- Me guiño un ojo. Una sonrisa se extendió en mi rostro y pude sentir como mis mejillas comenzaban a arder.
—Me sorprendes— dije negando con mi cabeza pero aun con una sonrisa en mis labios. Su mirada se fijó en mi rostro, sus ojos brillaban con intensidad. Me dedico una media sonrisa.
—Suelo causar esa reacción muy a menudo –contrataco con las mismas palabras que había dicho hace poco haciéndome rodar los ojos de nuevo.
El me miro esperando respuesta, pero realmente no podía concentrarme con el caminando de esa manera. En un arranque de ansiedad lo tome del brazo haciéndolo detener.
— Podrías dejar de hacer eso! —dije sintiendo la frustración en mi cuerpo.
—¿hacer qué? —Pregunto con confusión en su rostro.
—eso de caminar hacia atrás. – mi ceño se frunció con preocupación. Al instante aparte ese sentimiento de mi mente y de mi expresión, pero al ver su rostro, me di cuenta de que el había sido consiente de mis sentimientos.
—porque? –Pregunto de manera divertida, contrario a lo que había pensado que haría después de ver la expresión en mi rostro.
Renuente a demostrar consideración y vulnerabilidad ante este chico, me encogí de hombros con indiferencia.
—Puede ser peligroso – Pronuncie fríamente. Joe sonrió ampliamente dejándome ver su blanca sonrisa.
—No hay nada peligroso en caminar hacia atrás -dijo poniendo los ojos en blanco. Me detuve al instante.
Un sentimiento de impotencia me atravesó después de darme cuenta de la falta de responsabilidad e interés de su seguridad por parte de este chico. Mi seño se frunció y sin poderme contener, comencé a sermonearlo.
—Claro que sí, no puedes ver por donde caminas y Me hace sentir que en cualquier momento tropezaras y te romperás el cuello — las palabras salieron de mi boca sin darme cuenta. Al analizarlas en mi mente de manera detenida, me di cuenta de lo que estas implicaban, y los resultados podían ser devastadores. Él sonrió ampliamente.
—¿temes que me rompa el cuello? –Pregunto enarcando una de sus cejas y una media sonrisa coqueta.
Bien, ciertamente si temía que el chico se rompiera el cuello, pero aceparlo en voz alta implicaba aún más cosas de lo que yo quería. Pero ya lo había hecho, y ya no había vuelta atrás. Asentí.
—Realmente si, -acepte sin más remedio. De inmediato aparte la mirada dirigiéndola hasta el piso. Era realmente vergonzoso aceptar que te preocupaba que un completo desconocido se lastimara. Pero así era como me sentía. Y peor aún porque el chico me estaba acompañando y si eso le ocurría me sentiría culpable por no haberlo impedido durante el resto de mi vida- así que por favor, deja de hacerlo —el silencio se instaló entre nosotros no sabía que más decir, y estaba muy claro que Joe no planeaba decir nada más.
Armándome de valor para enfrentar su expresión por mi reciente preocupación, temiendo que se burlara de ella en mi cara, dirigí mi mirada hacia el frente. Joe se encontraba inmóvil frente a mí y Su mirada estaba fija en mi rostro. Mi respiración se detuvo por un instante y él sonrió ampliamente.
—bien, tu ganas. –lentamente se acercó cada bes más a mi rostro, quedándose tan solo a centímetros del mío- Por ahora— me giño un ojo y rápidamente se apartó.
Por un instante me quede inmóvil en el mismo sitio. Tratando de que mi cerebro volviera a su funcionamiento habitual y recuperar el aliento.
-_____, ¿piensas quedarte ahí todo el día?- Pregunto el chico a medio metro de distancia. Al instante moví mi cabeza tratando de aclarar mi mente. Rápidamente comencé a caminar acercándome en dirección de Joe. Quien no paraba de sonreír.
Ambos caminamos en silencio, y Segundos después ya estábamos más cerca de la cafetería, con gran alegría por estar de vuelta a salvo, me adelante caminando frente a Joe.
El lugar no se veía muy diferente a cuando nos habíamos ido hacia algunos minutos, a excepción de que ahora había menos autos esperando a que llenaran sus tanques de combustible. Mi mirada se dirigió al instante hasta el estacionamiento. En donde mi autobús estaba esperando a que el resto de los pasajeros terminaran de hacer sus actividades. Mi cuerpo se tensó al instante y me detuve abruptamente al no ver por ningún sitio el autobús. Detrás de mí, Joe seguía caminando, hasta que por fin se chocó contra mi espalda. De inmediato frunció el ceño,
—¿porque te detienes? —Pregunto Joe sin entender mi reacción—
—ho, ¡no puede ser! —El me miro confundido. Lo ignore —ho no, ¡no me puede estar pasando esto a mí! —dije con desesperación dando vueltas de un lado a otro. La frustración se instaló en mi cuerpo al instante. Joe se detuvo frente a mí y me detuvo poniendo sus manos en mis hombros.
—_____, explícate por favor ¿qué pasa? —Pregunto sujetando mi rostro entre sus manos para que le prestara atención. Mirándome fijamente.
Trague saliva y respire profundamente para tratar de tranquilizarme. Pero no estaba funcionando. Nuestras miradas se encontraron en un instante. El parecía estar preocupado por lo que hubiese causado mi reacción.
—el autobús no está.
D.A. Torrez.
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
Ooooohhh#!!!!!... Así se conocieron!!!.... Y creo que empieza la aventura desde aquí con esos dos!!!!....
chelis
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
Ojala Joe la lleve hahaha me encanta la nove, me encanta!!!
Monse_Jonas
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
Hola chicas!!!!
mil disculpas por desaparecer por tanto tiempo. he tenido algunas cosas de que ocuparme y por eso no me había podido pasar por aquí. pero tranquilas. he vuelto!!! :D y como el unes pasado no subí el capitulo, lo subiré hoy por la tarde (aun tengo que editar algunas cosas jejeje )mil besos y nos leemos pronto
D.A. Torrez.
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
Capítulo 4
(28 horas y 50 minutos antes de la boda)
Joe me miro con confusión en su rostro, ninguno de los dos podíamos creer que esto estuviera pasando. En ese instante algo cambio en el rostro de Joe, paso de estar sorprendido a tener un leve gesto de lo que podría haber pasado por felicidad, pero esa expresión desapareció con la misma facilidad y rapidez con la que apareció, haciéndome pensar en si realmente había estado ahí.
Por mi parte, justo ahora me encontraba en un punto crítico en el que no sabía si reír hasta caer en la histeria o llorar de manera desconsolada hasta que todo el mundo me dijera que esto era solo una broma. Pero la realidad era muy distinta a lo que yo quería. Pues el hecho de que el autobús se hubiese ido antes de que yo pudiera subir en él implicaba que me había quedado varada en un lugar totalmente desconocido, rodeada de personas aún más desconocidas y con muy pocas posibilidades de que pudiera llegar antes del anochecer e intentar buscar a Tyler y así impedir que contrajera matrimonio.
—Esto no me puede estar pasando –dije sin lograr apartar la mirada de aquel sitio en el que minutos antes había estado el autobús en el que viajaba.
Sin darme cuenta, me encontré sentada en el piso, mi cabello caía en cascadas sobre mi rostro y unos fuertes brazos me sujetaban de manera protectora. Joe se había dejado caer junto a mí en el sucio piso de aquel lugar tan solo para consolarme. No pude hacer nada más que guardar silencio.
—Tranquila _____, ya pensaremos en algo –dijo Joe mientras acariciaba uno de mis brazos de arriba a abajo tratando de consolarme.
Si tan solo todo fuera así de fácil.
Quince minutos más tarde estábamos los dos sentados frente a la barra tratando de pensar. Todo parecía simplemente inútil.
Joe se había mantenido en silencio desde que habíamos entrado a este sitio justo después de que me soltó de su agarre mientras permanecíamos en el piso frente al restaurante/cafetería del lugar. Y tan solo me había dirigido la palabra para indicarme que debíamos volver adentro del local.
Hacía ya minutos que había dejado de llorar, y me había comenzado a concentrar en buscar una solución para mi problema. Pero no podía pensar en absolutamente nada y comenzaba a dudar en lo absoluto que pudiera pensar en algo.
Rendida, dirigí mi mirada hacia el chico junto a mí.
Joe permanecía en silencio mientras miraba su taza de café. Su expresión era indescifrable, no mostraba ningún sentimiento y estaba enfrascado en sus pensamientos y por un instante me pregunte ¿en que estaría pensando?. Quería preguntárselo, pero no me parecía correcto interrumpirlo, así que decidí esperar.
Después de varios minutos de espera, por fin me rendí y decidí que era el momento en comenzar a interrumpirlo y cuestionar sus pensamientos.
Con suavidad aclare mi garganta para atraer su atención hacia mí, pero para mí desgracia no estaba funcionando.
Una suave y falsamente disimulada risa llego a mis oídos, al instante dirigí la mirada en dirección del sonido, y me di cuenta de que era la mesera con la que había discutido antes de dirigirme a los baños públicos. Su expresión era de diversión y crueldad.
Mi ceño se frunció al instante con molestia. Claramente se burlaba de mi fallido intento de llamar la atención de Joe.
Aspire fuertemente para calmarme y toque su hombro con la punta de mis dedos. Pude sentir como Joe se sobresaltaba de sorpresa ante mi toque. Fuera lo que fuera que estuviera pensando, debía ser muy importante como para que lograra que se enfrascara de esa manera en su propia mente.
La mirada de Joe se dirigió hasta mí, sus ojos se detuvieron en los míos como si hubiera una especie de magnetismo que atrajera nuestras miradas la una con la otra. Joe sonrió y pude sentir al instante como mis mejillas se encendían de un rubor incesante y ardiente.
—perdón, ¿te asuste? – Joe no aparto la mirada de la mía.
Negó con la cabeza.
—No, es solo que me distraje con mis pensamientos— una sonrisa apareció en mi rostro.
—Sí, pude notarlo –dije con suavidad tratando de bromear. Pero las palabras salieron de manera más sarcásticas de las que pretendía.
En mi mente comencé a reprenderme por la manera en la que habían sonado y por la manera tan poco amable que resultaron las palabras.
Mire en dirección de Joe y pude ver una suave sonrisa en su rostro.
—Lo siento, no pretendía sonar sarcástica –dije avergonzada.
El amplio más su sonrisa y comenzó a negar.
—tranquila, pude notarlo. —Dijo de la misma manera en la que yo la había dicho.
Sabía que se estaba burlado de mí, pero lejos de molestarme me pareció gracioso el ver que tan fácilmente se podían invertir las situaciones y podían utilizar las palabras en tu contra.
Ambos guardamos silencio mientras nos mirábamos fijamente el uno al otro. La sonrisa no desaparecía de nuestros rostros, y aunque yo quisieran intentarlo no lograba desaparecerla.
—Joe, no quiero presionarte, pero ¿ya tienes alguna idea?— Por fin Joe aparto su mirada de la mía y sentí gran alegría al ver que él fue el primero en apartar la mirada, pues no me sentía capaz de hacerlo primero.
Joe dirigió de nuevo la mirada al frente de la barra y tomo su taza de café entre sus manos para después dirigirla a su boca y tomo un largo sorbo de café.
—Pues tengo algunas –dijo el aun sin mirarme— podrías llamar a alguien del sitio al que viajabas y pedirles que te recojan –dijo el sin apartar la mirada del frente.
De inmediato fruncí el ceño. Esa era una muy mala idea, comenzando por el hecho de que nadie en ese lugar estaba enterado de que yo iría a San Antonio para impedir la boda de Tyler.
Sin analizar del todo esa opción comencé a negar.
—No, esa no es una buena idea –dije remarcando la negativa.
Joe permaneció con la mirada al frente en silencio. Actuaba de una manera muy extraña. No parecía ser el mismo chico que me había mirado con tanta ternura hace apenas unos segundos.
—¿porque no? –pregunto el por fin mirando en mi dirección y enarcando una de sus cejas de manera interrogativa.
—Porque mi móvil se ha quedado sin batería –la molestia se escuchaba claramente en mi voz, no podía evitarlo. Esto era más de lo que yo podía soportar ahora, y mi mal temperamento comenzaba a salir a flote.
Este chico causaba muchas cosas en mí.
Causaba una gran ternura al mirar su entusiasmo. Causaba una amplia sonrisa con sus bromas. Causaba una gran incomodidad con sus preguntas, y causaba un gran enojo en mí por su reciente falta de interés y poca habilidad para pensar en un buen plan para resolver el problema que de alguna manera él me había causado. Después de todo, él me había mantenido alejada del lugar cuando el conductor anuncio la partida del autobús.
—pues entonces conéctalo a una toma eléctrica. –dijo Joe de manera cortante y como si esa fuese la respuesta más lógica y como si yo fuera la mayor tonta del mundo por no haber pensado en ello.
La manera en la que me miraba me lleno de furia al instante. Él me estaba juzgando de una manera en la que yo no merecía, porque yo no era tonta en lo absoluto y en ese momento me di cuenta de que no dejaría que él me tratara así. Él podría estar molesto por tener que estar aquí ayudándome a pensar en algo, pero yo tenía el mismo derecho a estar molesta con él, puesto que él era el culpable de que yo estuviera aquí.
—Lo haría –dije mientras me ponía de pie y miraba su rostro frente a mí. Mi ceño estaba fruncido con verdadera furia y sentimientos que había estado conteniendo desde que la carta de Caroline llegara a mis manos. Joe me miró fijamente sin apartar la mirada de mi rostro. Su postura era tensa, pude notarlo claramente. Pero eso no me impidió decir todo lo que pasaba por mi mente en ese instante— pero mi cargador está dentro de mi maleta, la cual esta dentó del autobús que he perdido gracias a un chico –apunte hacia el con mi dedo índice— que me alejo lo suficiente de este lugar como para que el conductor no se diera cuenta de que dejaban a un pasajero.
Ambos guardamos silencio por algunos segundos. El ceño de Joe se frunció aún más por mi reciente acusación. Sus ojos estaban mirando fijamente a los míos. Pude ver furia e impaciencia en ellos, pero antes de que apartara la mirada, por un segundo, me pareció ver culpabilidad en ellos, pero no pude asegurarme de lo que veía, pues él me lo impidió.
—ahora me estas culpando de perder el autobús? –dijo sin devolver la mirada en mi dirección. Su voz sonaba estrangulada, como si intentara contener su enojo.
Trague saliva con nerviosismo.
—Podría ser. –dije un poco insegura de lo que podía decir.
Joe tomo otro sorbo de su café y dejo bruscamente la taza en la superficie de la barra, al instante me tense temiendo la reacción de aquel chico. Pero el no hiso nada más que mirar al frente.
—Yo solo pretendía ayudarte a encontrar un sanitario. –dijo el apretando la mandíbula.
Me detuve para analizarlo por algunos segundos y llegue a la conclusión de que él tenía razón, el tan solo intentaba ayudarme, y yo ahora me estaba comportando como una tonta mal agradecida al culparlo de lo que me estaba sucediendo ahora, y peor aún, había sacado toda mi frustración desde días atrás y la había volcado contra el solo porque me hiso perder la calma.
Con mucho remordimiento en mi conciencia, deje salir un suspiro de cansancio y me deje caer en mi asiento en el que tan solo segundos antes había estado mirando a el chico junto a mí con una sonrisa, pero eso parecía que fue hace demasiado tiempo en el pasado y no hace más de algunos minutos
—lo sé –dije por fin dejando ver mi pesar en mi vos.
Joe no dijo nada, y ni siquiera movió un musculo. Trague saliva, tenía que disculparme, él no había pretendido que esto sucediera, más sin embargo yo lo había dejado cargar la culpa por completo
— lo siento, no estoy siendo nada justa contigo. Después de todo, solo pretendes ayudarme. – puse mi mano en su hombro y Joe se mantuvo en silencio de nuevo.
Me di cuenta de que sus hombros estaban tensos. Así que aparte mi mano de su hombro y espere en silencio por alguna respuesta, pero no obtuve nada.
Por fin después de algunos segundos en silencio, Joe se movió y continúo bebiendo su café. Este chico bebía demasiado café, ahora entendía por qué siempre estaba riendo.
Pero ahora el no reía. Él ahora estaba molesto.
Un sentimiento de culpa y de temor se apodero de mi cuerpo. ¿Y si él se reusaba a ayudarme ahora por la acusación que le había hecho? ¿Y si no lograba encontrar una manera de llegar a san Antonio antes de la boda? ¿Y si no lograba impedir la boda y perdía a Tyler? Un sentimiento de pánico me atravesó.
No, me reusaba a que eso sucediera
—Bueno, ya que mi primer idea no nos funcionara, —dijo el girándose en mi dirección y mirándome fijamente al rostro— podrías esperar hasta que llegue aquí otro autobús con la misma ruta que el que perdiste – dijo el con una media sonrisa en su rostro.
Me sentía perpleja y muy sorprendida por lo que estaba escuchando. El realmente estaba dispuesto a seguir ayudándome.
Una de las cejas de Joe se alzó de manera interrogativa, y me di cuenta de que el esperaba una respuesta.
— y bien, ¿qué dices? -Pregunto el con curiosidad.
Me aclare la garganta y durante algunos momentos guarde silencio asimilando los pros y los contras de la idea de Joe.
—Y ¿cuánto tiempo crees que tardaría eso? –pregunte después de pensarlo el tiempo suficiente.
Realmente no era eso lo que quería preguntarle. Quería preguntarle porque si había logrado molestarlo tanto porque aún estaba dispuesto a ayudarme.
Una idea llegó a mi mente dejándome el pensamiento de que quizás el quisiera deshacerse de mi cuanto antes le fuera posible. Por eso continuaba ayudándome. Quizás fuera eso, o quizás solo pretendía ser amable o se sentía culpable por hacerme perder mi autobús de manera involuntaria, pero no podía saberlo. Por ahora, y si quería su ayuda, tenía que mantenerme a raya y concentrarme tan solo en lo que me podría ser útil para llegar a mi destino.
Finalmente Joe aparto la mirada de mi dirección. Su sonrisa había desaparecido y se veía un tanto frustrado por alguna razón que no logre comprender.
—No lo sé, —se encogió de hombros con indiferencia — tendríamos que preguntar al encargado de supervisar los horarios de autobuses que espera aquí. –dijo sin mirarme a los ojos.
Desde el momento en que lo había conocido había pensado que él era un chico muy atractivo y alegre. Nunca dejaba de sonreír. Pero ahora no estaba sonriendo. Y no lograba entender cuál era la razón. Parecía ser un chico con problemas muy graves de bipolaridad.
Intentando ignorar la resiente actitud de Joe aparte los pensamientos de mi mente y me concentre en el plan que Joe acababa de proponer.
Sonreí al instante.
—Bien –dije asintiendo en dirección de Joe— entonces ágamos eso! –me reincorpore al instante de mi asiento y Joe por fin miro mi rostro.
Me sentía realmente entusiasmada con la idea de que pronto estaría de nuevo en un autobús camino a san Antonio. Tanto que no pude evitar tomar la mano de Joe e intentar que se reincorporara de su asiento como una niña pequeña que le pide a su padre que vea el juguete que quiere para navidad.
Sabía que esa actitud era muy infantil, pero no me importo en lo absoluto.
No me importo que Joe se estuviera riendo de mi infantilismo en cuanto a mi actitud. No me importo que Glenda, la chica que atendía la barra, me mirara con el ceño fruncido y una promesa de venganza en sus ojos por haber tomado la mano del atractivo chico del que ella estaba enamorada. No me importo que el resto de las personas en el lugar me miraran como si fuera un bicho raro en exhibición. En ese momento solo importaba la gran posibilidad de cumplir mis planes y volver al juego lo más rápido posible.
Joe me miraba con diversión y ternura en sus ojos haciéndome sentir un tanto incomoda.
—espera un poco. ¿Puedes? –dijo aun sonriendo. Joe soltó mi mano y comenzó a buscar en su billetera dejo el dinero de la cuenta y después volvió a tomar mi mano –ahora sí, andando.
*****
—¿Cuatro horas? – Pregunte con sorpresa.
El hombre frente a nosotros asentía mirando hacia su reloj y sujetando su tabla sujetadora de documentos sobre su cabeza. El sol se había intensificado tras llegar el medio día y el torrente de nubes había desaparecido minutos después de que entráramos en el restaurante/cafetería dejando en su lugar un día muy soleado y claro.
El hombre se encogió de hombros con indiferencia.
—Como mínimo, —dijo sin ningún atisbo de emoción en su voz— si hay algún retraso puede que tarde aún más. Dijo el sin apartar la mirada de su reloj.
Una fuerte exclamación salió de mi boca dejándome sin aire en mis pulmones. No podía esperar más
—¿y no hay alguna otra manera de llegar a san Antonio antes del almuerzo? –pregunto Joe junto a mí.
Por fin el hombre dirigió la mirada en nuestra dirección y esbozo una amplia sonrisa.
—no, a menos que quieran caminar— dijo el hombre enarcando una ceja.
¿A caso se estaba burlando de nosotros? La respuesta era sí.
Instintivamente apreté mis puños con furia. Por más que lo intentara, este hombre me sacaba de quicio con su sarcasmo inútil y sus sonrisas burlonas. Antes de siquiera moverme, pude sentir como Joe posaba una de sus manos en mis hombros.
Joe había percibido mi tensión y ahora estaba intentando ayudarme a relajarme. Y para mi suerte, lo estaba logrando.
—Aunque aun así tardarían demasiado y probablemente morirían de deshidratación antes de llegar al siguiente pueblo –continúo hablando aquel hombre sin percibir la lucha de voluntades que sucedía frente a él. Escuche el sarcasmo en la voz de aquel hombre rechoncho que acababa de darme la peor noticia del mundo
—Sí, comprendemos, no necesita ser sarcástico con nosotros –dejo salir Joe las palabras en forma de advertencia para aquel hombre.
El hombre se encogió de hombros y se alejó del lugar sin más palabras.
Yo podía sentir como las lágrimas amenazaban en salir de nuevo de mis ojos, pero ahora era mucho más difícil contenerlas, pues ahora no quedaba esperanza alguna a la cual aferrarme para llegar a tiempo y detener a Tyler antes de su boda.
Sin nada más que perder, me senté en la orilla de la acera frente al restaurante/cafetería. Quizás era obra del destino, quizás era momento para rendirse y dejarlo seguir con su vida. Una vida en la que yo no estaba incluida.
Finalmente con ese pensamiento las lágrimas salieron de mis ojos. Atravesando mis mejillas y llegando directo a las comisuras de mis labios.
Un extraño aroma llego a mi nariz. Una fragancia de naranja y canela y me di cuenta de que era Joe. Horas antes había olido esa misma fragancia mientras ambos estábamos tumbados en el piso y el trataba de consolarme.
Él se había sentado junto a mí. Sus piernas estaban dobladas dejando sus rodillas a la altura de su mandíbula. Sus manos estaban ente sus piernas, colgando justo a la mitad del piso y sus rodillas.
Ambos permanecimos en silencio hasta que mis lágrimas dejaron de caer. Con el dorso de mi mano limpie el resto de las lágrimas que habían corrido por mi rostro y con una sonrisa de aceptación dirigí mi mirada a Joe.
—bien. Me rindo –dije las palabras con un suspiro de dolor. Joe aparto la mirada del piso y la dirigió hacia mí.
Su expresión era de incertidumbre, como si no pudiera creer que fuera yo quien las estuviera diciendo.
—te rindes? –pregunto con desaprobación. Asentí.
—sí, eso he dicho. Me rindo y ahora lo que hare es esperar un autobús que me lleve de regreso a mi hogar y por fin me olvidare de este ridículo y fallido viaje.—dije las palabras con un gruñido de dolor. Realmente no quería rendirme, pero no me quedaba de otra. Las posibilidades estaban en mi contra, y lo sabía perfectamente.
—No puedes rendirte –dijo Joe con desaprobación. Lo mire al rostro y enarque una de mis cejas.
—¿ha si? ¿Porque no? –pregunte retándolo a que me diera una sola razón que me convenciera para cambiar mi reciente decisión.
Joe se detuvo por algunos segundos para pensar en algo que decir. Pero por sus expresiones al pensar, me di cuenta de que no se le podía ocurrir nada.
Una sonrisa triunfante apareció en mi rostro, demostrando que Joe no había podido encontrar ningún argumento lo suficientemente bueno para que yo continuara con lo que hacía.
De manera inesperada, Joe esbozo una amplia sonrisa y cambio su expresión pensativa por una de total seguridad. Joe se reincorporo de la acera y se puso frente a mí.
—tu maleta aún sigue en aquel autobús, y tendrás que ir a buscarla en algún momento. –dijo el con superioridad.
“Demonios. Mi maleta”
—Lo había olvidado por completo –dije restregando mi rostro con mis manos.
Realmente había olvidado mi maleta y no había logrado recordar que la había olvidado en el interior del autobús rumbo a san Antonio.
Por suerte, Megan me había insistido para que pusiera mis datos en el exterior de la maleta para así poder reconocerla y evitar confusiones.
—¿te das cuenta? ¡No puedes rendirte ahora! –Joe sonrió con verdadero entusiasmo y por un momento recordé la manera en la que reaccione al saber que la idea de esperar un autobús nuevo a San Antonio podría funcionar. ¿Sería esa la misma reacción que el vio en mi rostro? Probablemente.
Pero había algo diferente en todo esto. Yo no tenía ninguna idea que pudiese llevarme a mi destino antes de la hora del almuerzo. Mi sonrisa, que hasta ahora no me había dado cuenta que tenía en mi rostro, había desaparecido por completo ante el pensamiento de que no tenía nada que me fuera útil.
—y que puedo hacer. No tengo ningún plan que pueda llevarme hasta ahí en el horario que necesito –dije con tristeza. Él sonrió con amplitud.
—Tu no… –Joe se reincorporo por completo poniéndose frente a mí. Una sonrisa se extendía en su rostro.
Extendió sus brazos frente a él y sujeto mis manos con fuerza para ayudarme a reincorporarme. Al lograrlo, ambos nos mantuvimos a una distancia que desidia era demasiado cerca, pero no tenía la intención de apartarme. Ambos nos miramos fijamente, nuestros ojos se encontraron durante algunos segundos, podía sentir su respiración y su olor a naranja y canela muy cerca de mi rostro y por un momento pensé que me besaría.
Un sentimiento de miedo se instaló en mi cuerpo, seguido por otro de confusión. Sabía que no era correcto que él me besara, que si lo intentara yo debía apartarlo, pero el problema es que si él lo intentaba, no me creería capas de apartarlo. Yo quería que me besara.
-…Pero yo si – dicho eso Joe se apartó de mi con una amplia sonrisa y comenzó a caminar con dirección al estacionamiento.
Él no había planeado besarme y eso me entristecía por completo.
D.A. Torrez.
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
:O ohoohohoh por dios Joe la va a llevar hahaha!!!
síguela.
Monse_Jonas
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
JOE TIENE Y CREO QUE JUEGA MUY BIEN SUS CARTAS!!!... Y NADA MAS ESTA HACIENDO PARA PASAR MAS TIEMPO CON LA RAYIS
chelis
Re: ¿El Chico Equivocado? (Adaptación Joe y Tu)
NUEVA Y FIEL LECTORA!
AMO TU NOVE:3 ES TAN HERMOSA!*-*
GDJFHDGDF TIENES QUE SEGUIRLA!
QUE SE QUEDE AHI CON JOE :S
AMO TU NOVE:3 ES TAN HERMOSA!*-*
GDJFHDGDF TIENES QUE SEGUIRLA!
QUE SE QUEDE AHI CON JOE :S
Pao Jonatica Forever :3
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