Twisted {Niall Horan}

Niall parpadeó sin poder quitar su cara de disgusto y estupefacción. Arrojo las maletas a la amarillenta tierra, para luego toser con ésta misma. Tierra asquerosa. Recuerda que de pequeño solía masticarla, por las constantes peleas con Greg. Ahora no estaría con su hermano mayor; lo cual empeoraba la situación. El aburrimiento, y estrés aumentaría. Él intentaría hacer amigos en la escuela de Nuggervil – pueblo a diez kilómetros del hogar de su abuelo –, en la cuál comenzará a estudiar dentro de unas semanas. Ya que Bobby y Maura accedieron a que el menor se tome unas pequeñas vacaciones por la agotadora mudanza.

Arrastraba los pies para ver lo más tarde posible a sus abuelos, mientras Niall escuchaba los regaños por parte de sus padres detrás de él. Al menos la casa del anciano tenía un suelo blanco, era grande, tenía adornos. Y ni se diga que, no tenía desechos de animales por todas partes. Fue recibido en la entrada de la hogareña casa, por Margaret, la esposa de Hank, y nueva abuela de Niall y Greg. Ella era bastante linda, o al menos lo había sido de joven. Conservando siempre su actitud positiva, su sonrisa, sus alhajas, y sus exóticos, pero baratos, vestidos.

– ¡Mi niño! cada vez más rubio y bonito – chilló mientras se apresuraba para llegar hasta Niall. Margaret presionó las mejillas de su nieto, mientras depositaba besos por todo su rostro.

– Abuela, ya basta – farfulló, mientras sonreía falsamente. Marg no era su abuela biológica, ya que apenas Leslie había fallecido; Hank se había buscado otra. Y eso, es una historia que nunca olvidará Niall, ya que el rencor nunca se irá. La separación de uno de los tíos (y hermano de Bob) a la familia fue la consecuencia de la fatal acción de Hank.

Niall siguió camino, evitando seguir pensando en esos problemas sucedidos hace años. Saludó a su abuelo, tratando de forzar su mejor sonrisa. Hank Horan no era una persona muy cariñosa, o demostrativa, de hecho lo contrario. Y para Niall eso estaba bien. Era peor fingir que nada pasaba. Que nada había pasado. Porque, raramente, lo que había sucedido había marcado a Niall. Según él, sacó su lado mujeriego e infiel de Hank.

Se dirigió a dónde siempre había sido su habitación. Estaba distinta, así como sus abuelos, y las demás partes de la casa. Parecía que los ancianos habían remodelado toda la vivienda, al igual que su apariencia. Su habitación conserva la cama de dos plazas, que siempre había encantado al rubio. Las cortinas eran distintas, eran de celeste crema, al igual que los demás objetos de la habitación. Cuando dejo de curiosear cada lugar de la habitación, recibió una llamada. Festejó que tenía señal, y atendió.

– Diga. – murmura, recostándose sobre el suave algodón, relleno de su colchón.

– Nialler, hermano, sólo quería saber que día debíamos ir a verte. – Zayn carraspea en la otra línea. El rubio se alegra de oír la voz de su amigo, esto ayudará bastante a que él pueda sobrevivir a toda esta ''mierda''; como él lo apoda.

– Oh, estaba pensando que podrían venir el próximo viernes – contesta, sonriendo malévolamente – Será una bonita manera de festejar el cumpleaños de mi estúpida madre.

Escucha la risa del otro lado, y una afirmación, para luego pasar la dirección y ruta de la casa de los abuelos Horan.


– ¡Ven aquí perezoso! Ayuda a bajar las cajas. – Niall bufó, y a regañadientes comenzó a ayudar a su madre, mientras Bob hacía una llamada.

– ¿Y por qué papá siempre debe estar hablando con alguien? – dice, con una caja llena de peluches y juguetes en sus brazos. Juguetes para sus primos pequeños que vendrían próximamente.

– Deja de protestar, y colabora ¿si? – brama, rodando los ojos. – Déjala arriba de la mesa, la abuela prometió ordenarlo. Dice que no quiere que le desordenemos. Se piensa que no soy buena a decorando, ¡Tiene que ver tu habitación! Con eso le cerraré la boca – dice, mientras revisa algunas cajas llenas de ropa.

– Si, si. Demasiada conversación – lanza, a lo que Maura niega mientras ríe.

En el pequeño camino de su auto hasta la casa de Margaret y Hank, el rubio toma conciencia de lo que esta ocurriendo en su vida. A los dos días de la desanimadota noticia, se mudaron a Nuggervil; bueno peor, al campo de su abuelo. Esto esta ocurriendo. Y Niall aún esta shockado. No es un simple paseo. Se quedaran aquí por un largo tiempo. Se estima que como mínimo unos seis meses; hasta que su padre consiga algún trabajo con un salario optimo. Apenas alcanzó a despedirse de sus amigos. Dejando, además, a Jenna Parker con ganas.

– Diablos, yo quería esas piernas. – gruñe.

Se tropieza con un pequeño matorral, dejando escapar algunas maldiciones. Los recuerdos de sus rodillas lastimadas por esto mismos, vienen a su mente con rápidez. De la nada, oye un maullido. Se da vuelta, inspeccionado el lugar, para encontrar un gatito siendo atacado por un perro amarillento, y de aspecto viejo. Niall corre hasta la escena, reposando la caja en la sucia tierra. Apenas separa a ambos animales, reconoce una de las mascotas. El perro Charlie. El mismo que, una vez le salvo la vida. Dejando a Niall conmovido, con miles de imágenes y recuerdos en su mente. Otra vez en el día.


– Está feo y viejo, ¿qué le ocurrió? – inquiere.

– Mírame a mí, antes era un galán, pero cuando vas envejeciendo te haces feo, y la vejez te arruina – formula Hank, a lo que Niall deja escapar una carcajada – Aún no has oído una de mis chiste hoy, ¿eh? ¿Qué opinas? ¿quieres reírte como en los viejos tiempos, duende? – dice, mientras forma una agradable sonrisa en su rostro. Niall niega, eliminando cualquier rastro de sonrisa. Siempre le ha disgustado los apodos de su abuelo. Desvastado, Hank se retira del lugar.

Horan mimosea un poco a Charlie, su viejo perro. Quien, un buen día de verano, en el lago más cercano, salvó la vida del pequeño Horan de once años. Era difícil de creer, hace más de siete años que no venían a esta chacra. Solían hospedarse en un departamento en Nuggervil, pero ahora les es irrealizable. Sus padres saben que a Niall se le hará más que complicado acostumbrarse, pero están en la ruina, y no hay nada que hacer para cambiar ello.

– ¿Por qué molestabas a ese gatito, Charlie? Sabes que si quieres una gatita, yo podría conseguírtela. – le guiña un ojo a su perro, y se pregunta que está haciendo. Si uno de sus amigos lo viera, se reiría de él. El perro zarandea la cola, y a Niall le parece increíble, que aún, esa mascota lo recordará. Increíble, y alentador.

– ¿Por qué has tratado así al abuelo, James? – la irritante voz de su madre se hace presente, a lo que Niall mofa.

– Oh, dile que lo siento, lo de siempre. Que no quise tratarlo así, y que en realidad, lo amo, y he perdonado. – la observa con cinismo – También puedes decirle que papá lo ha perdonado; aunque no lo haya hecho. Ni Greg. Ni nadie. – sin más, se va del lugar, dejando a una Maura atónita y repleta de ira.  

Se escabulla en lago, propiedad de los Horan. Aunque le sea raro que haya unos alambrados que impiden la entrada, él las salta. Ignorando, completamente, el gigante cartel con letras rojas.

El lago que amaba de pequeño está frente sus ojos y nada importa. Se deshace de su ropa – algunas de las cosas que conserva como campesino –, y se zambulle. Nota que el lago está bastante sucia a comparación de otras veces, aunque es refrescante, y seguramente se relajara un poco. El agua podía estar un poco sucia, pero aún así conservaba su color azulado, las plantas crecientes en una parte con ese color verde intenso que solo ellas conservaban. Las tierras húmedas antes de meterse, y los árboles que tenían del otro lado, convertían en un lugar de en sueños. Hasta la melodía de los pájaros posados en los árboles estaban.

Aunque suene raro, de pequeño, Niall tenía el apodo ''sireno''. El agua era su amante. Amaba y ama sumergirse en las aguas de la naturaleza. Y esa, era una de las pocas ventajas de vivir aquí. Podía nadar, y dar volteretas en el agua, hacer el ridículo. Como en los viejos tiempos.


– ¡Mierda! ¿¡Quién eres tú!? ¡Llamaré a la policía!

Niall había entrado en propiedad privada. Él había ignorado por completo el cartel que decía ''Familia Brewer. Lago familiar. '' Y ahora, tenía frente a sus ojos a una muchacha castaña clara, enojada, sonrojada…y desnuda.