—LIKE AN ANIMAL.

Siempre eran y son mentiras, las que ella me decía. Y yo que me las creía. Nunca pensé eso, jamás la vi de esa forma, pero todo inicio unos años atrás, ella tenía catorce y yo tenía diez y seis. Era fin de año, llego a mi casa con un vestido blanco arriba de las rodillas y unos pequeños tacones negros, traía una pequeña maleta. Y me pregunto que si la podía dejar en mi cuarto, yo amablemente le dije que si. Pasaron las horas, cenamos, y reíamos. Yo me tomaba mis pequeñas copas, mientras ella me miraba y me decía con su dulce voz que, que era lo que yo me tomaba. Yo le contestaba que Pepsi. Faltaban quince minutos para las doce, para el año nuevo. Haci que ella me dijo que en un momento regresaba. Yo subí al baño, toda bebida debía de ser expulsada. Haci que al salir del baño, me fije en mi habitación y ella se estaba cambiando, su perfecto cuerpo se podía ver, era hermosa. Baje y me posicione en mi asiento. A los pocos minutos ella bajo, con un Jean de mezclilla, una camiseta larga de color negro con blanco, sus suspras blancas y su gorro. Nunca se separaba de su gorro. Desmaquillada. Y con una sudadera negra. Mi Tía le pregunto que porque se cambiaba, ella le respondió. Que no quería tener un año nuevo, sin ser ella misma. Ella le dio una sonrisa dulce y se volvió a acomodar a mi lado. Hablando con sus hermanas menores. Su hermano la miro dulce. Ella inconscientemente subió sus piernas a las mías. Yo sonreí ante eso. Al ser año nuevo, toda la familia siempre se abraza, así que llego el tiempo de ella.  La abrace y le susurre algunas palabras, que cumpliera su sueño, y que la amaba más que a nadie en el mundo. Diciéndole que es la mejor prima que pueda existir. Ella me devolvió en un susurro un Te Amo y un gracias por tu apoyo. Desde ese día jamás volví a verla como mi prima. Ya somos mayores, lo se pero ella siempre será mi pequeña. A sus diez y siete años sigue siendo esa pequeña de la que me enamore, jamás dejo de usar gorros, sus palayeras holgadas, sus Jean, pero lo que nunca dejo fueron sus supras. Yo a los diez y nueve casi a cumplir veinte, si cambie.  Soy un joven adulto, que juega con las mujeres. Y bueno no cambie mucho, sigo siendo el mismo infantil. Pero eso que importa. Mire una foto de mi y mi pequeña abrazados cuando fuimos a Francia a visitar a unos parientes. Sonreí inconscientemente. Que me hiciste Sky Cox. Que hiciste con migo.

Estas chicas por diferentes razones fueron a un internado, el más privilegiado en Londres. Ninguna estaba dispuesta a ir pero se vieron obligadas y no les quedó otra opcion. ¿Quien pensaria que en ese internado pasarian uno de los mejores momentos de su vida? A medida que pasa el tiempo, ellas comienzan a amar el internado, claro que no por la enseñanza o las clases sino que por sus nuevas amigas y tal vez uno que otro romance...

MI CAPITULO...

20 de Diciembre. Adamms, Adamms, Adamms. Mi apellido retumba en mi cabeza, porque siempre tengo que ser el centro de atención en las entrevistas de papa. A mi hermano le gustan pero ¿A mí?. Ja ni loca empiezo a caer en eso. Desde que mi madre se casó ahora con mi nuevo padre, tengo una nueva vida, ya no trabajo ni para vestir, ni para comer. Recuerdo el primer día cuando llegue al Instituto. Un niño con pelo negro y piel extremadamente pálida, se me acerco. Y me pregunto que cual era mi nombre, y si era nueva, exactamente le conteste con lo verdadero, se sorprendió cuando le dije que mi apellido era Adamms ya que mi padre trabaja en una empresa, pero la empresa en la que mi padre trabaja, hace demasiado, bueno no tanto, imprime libros, los periódicos, más bien es una empresa de publicaciones. Publica varios libros, hay más de siete empresas en lo que es América del Norte, “Estados Unidos”. La empresa de mi padre es más bien una típica librería que hace el trabajo de varios, y, a la vez está bien, porque tengo lo que más me gusta en este mundo. Los libros. Desde que aprendí a leer ya no hay otra cosa que me llame la atención más que los libros. Y es verdad los libros te llevan a mundos desconocidos. A veces hasta lloras con aquellos cuentos de ficción. Mi libro favorito ah sido el de bajo la misma estrella, ese libro me hizo llorar tanto, y la historia paso con migo, aquel niño de ojos grises, pelo negro y piel extremadamente pálida, de aquel instituto se hizo mi mejor amigo pero hace un par de meses atrás falleció. Él era mi todo, fue mi novio, mi hermano, mi mejor amigo. Mi todo. Solo que él era de Italia así que no pude ir a su funeral. La camioneta para, y el chofer se baja a abrirme, más bien yo no soy como las típicas niñas ricas, yo crecí con una vida bastante diferente. Mi hermano y yo buscábamos para comer y vestir, no estudiábamos, ni mucho menos teníamos esta vida. Teníamos que caminar para llegar a nuestro destino.                                                                                                                                                                            Bruno me abre la puerta, y yo fijo la vista en la parte superior de aquel edificio que tiene por mucho treinta pisos, si son pocos a comparación de varios edificios de aquí de México. La parte superior tiene un nombre algo común para mí. “Adamms Publishing” o más bien “Editorial Adamms”. Mi hermano mayor se baja detrás de mi.
Bruno me abre la puerta, y yo fijo la vista en la parte superior de aquel edificio que tiene por mucho treinta pisos, si son pocos a comparación de varios edificios de aquí de México. La parte superior tiene un nombre algo común para mí. “Adamms Publishing” o más bien “Editorial Adamms”. Mi hermano mayor se baja detrás de mi.
---¿Y que piensas?-me pregunta aquel morocho de ojos color avellana.
---Pues te digo la verdad---me detengo un poco y lo miro. El asiente como si me diera permiso para hablar---Se me hace magnifico.
---¿El trabajo de Rodrigo?---me pregunta con cierto asombro en su voz.
---Si claro---lo miro y empiezo a caminar, el se queda viendo el anuncio y hace lo mismo que yo. 
Los porteros aben las puertas. Entro en el inmenso –y muy intimidante- vestíbulo de piedra fina blanca, vidrio y cuero. Me acerco al mostrador de piedra blanca y unos toques de metal plateado que dice “Adamms Publishing”. Me sonríe una chica, su sonrisa es agradable y amigable. Lleva un impecable uniforme, falda impecablemente blanca, y saco gris con camisa abajo color blanca y creo que tacones grises bastante altos. Su melena rubia está colocada en una coleta alta. Sus ojos verdes muy bonitos –demasiado penetrantes—me miran esperando una respuesta.
---Vengo a ver al Sr. Adamms---le sonrió creo que no es mucho porque su sonrisa amigable ahora es burlona.
---Mira niñita no queremos galletas de niña exploradora. Ahora te puedes retirar que esta empresa es seria---Su respuesta hacia mí me ah hecho enojar demasiado. 
En una pequeña placa plateada se encuentra su nombre en letra mayúscula y dice “Amanda Ritm”. Esta rubia se llama Amanda, muy bien. Ahora para que me pida perdón por haberme dicho eso, que me ofendió, o mas bien para mi parece una humillación será la típica niña de papi.  ¿Pero cómo inicio?
---Mira Amanda, vine a ver a mi papi, así que si me dices en que piso esta te lo agradecería mucho---le contesto en una forma no tan bonita para mi vocabulario.
---¡Si claro!, tu no te pareces al Sr. Adamms, ni en tu sueños---me contesta, tal vez no me parezca a el porque no soy su hija de sangre pero tengo su apellido, cuenta ¿No?.
---¡Fatima!, no te ah dicho en que piso se encuentra Rodrigo---llega mi hermano un poco agitado. Ahora que hizo.
---No---le contesto y saco mi celular, marco a papa y a los tres tonos que ah sonado me contesta.
---Dime Faty---contesta del otro lado de la línea.
---Papa, no me han querido decir en que piso estas, mas aparte me dijeron que no querían mis galletas de niña exploradora.
---Ahora bajo princesa.
---Gracias, papi, ahora te veo.
---De nada princesa---cuelga, se escuchan unos pequeños pitidos y se termina la llamada en mi celular.
Pasan unos pocos segundos y mi hermano empieza a cobrar la respiración. Me bajo un poco más la playera que traigo. Mi hermano se siento en una pequeña sala de espera de cuero blanco. Empiezo a caminar en círculos, el sonido de las botas café de piel, resuenan en el vestíbulo. Estoy un poco rara, más bien me siento rara, estar en mi periodo no sirve de nada. Miro el reloj que hace. “Tic, Toc, Tic, Toc” variando de veces. 20 de Diciembre. Son exactamente las 17:48 pm. Miro a mi hermano que tiene la vista perdida. Miro una vez más e reloj y solo ha cambiado por unos pequeños minutos. Suena el pitido del elevador, cuando se para, y sale Papa, con unos tres Señores vestidos de negro y blanco con unos lentes de sol. ¿Por qué rayos usan lentes de sol? ¿No hay sol adentro?. Ah ahora entiendo son guarda espaldas.
---¡Amanda!---la llama mi padre, aquella rubia tiene su mirada nerviosa y con miedo en ella. Hay que hice la meteré en problemas.
---Dígame Sr. Adamms---su voz titubea un poco.
---¿Por qué no dejaste pasar a mis hijos?---mi padre la mira desafiante.
---¿Ah?---ella suena confundida.
---Papa---le llamo, su cara seria desaparece y aparece una sonrisa en su rostro. Me acerco a el y le doy un beso en la mejilla y le abrazo.
---Rodrigo---le dice mi hermano y le da un apretón de manos.
---¿Cuándo me dirás, Papa?---le pregunta mi padre.
---Cuando este preparado.

***

Mi madre sirve el espagueti, en un plato demasiado grande. Y todos nos empezamos a servir. Mi hermano, mi madre y mi padre. Tienen una copa de vino y una de agua mientras, Emiliano mi hermano menor tiene un vaso de leche. ¿Yo?. Tengo mi vaso de jugo de naranja. Por mi está bien.
---Fatima---mi padre me llama, mi madre pone atención, José sigue comiendo como si nada le importara. Emiliano solo balbucea y se le cae un poco de baba.
---Dime.
---¿Te acuerdas el día de tu salida y entrega de notas, de tu grado en el Instituto?---pregunta mi madre.
---Sí, claro cómo olvidarlo---respondo metiéndome una buena cantidad de espagueti en mi boca.
---Bueno, el Director nos ah felicitado por tener una hija con tan buen promedio---continua mi padre.
---Aja, continua---dejo el tenedor a un lado, y centro mi mirada en ellos dos. La cena se pone interesante después de un día en Adamms Publishing.
---Bueno, tienen una buena oferta para ti---me dice mi padre limpiándose la comisura del labio.
---¿Y cual es?---les pregunto
---El mejor internado del continente de Europa, van de todos países y, o, continentes---me dice mi padre esperando mi respuesta.
---Y donde queda---le pregunto interesada, mientras bebo un sorbo de jugo.
---Londres---mi madre me mira, y yo escupo el jugo manchando a Emiliano de babas, y bueno también de jugo.
---¡Fatima!---me exclama mi madre.
---Hey, no fue mi intención. Lo lamento.
---¿Bueno, que dices?---mi padre sigue centrado en la conversación de nosotros.
---Bien---le digo con unos ánimos---¿Cuándo inicia?
---26 días---me dice y sigue comiendo
---Bien---termino el ultimo bocado d espagueti y me levanto---Si me permiten.
Me voy a mi habitación. Rosa pálido y verde pasto. Un cuarto demasiado tranquilizador. Creo que esta bien. Mi madre espera una niña. Ya seriamos muchos en esta casa. Así que por mi esta bien irme a Londres a estudiar. Solo espero poder usar el teléfono…Ya no hay nada para mi aquí en México, mas que mi familia, ya no hay mas Jhon. Y la verdad esta bien. Me haría bien para irme, olvidarme de todo y iniciar de cero. Menos olvidarme de lo que es esta vida para mi. Olvidarme de lo que viví con mi padre biológico. Lo que viví de Jhon. Me haría bien. Londres, ahí esperame.