La aburrida vida de Zayn Malik ||ziam||

 24 de Septiembre de 2011.

Ese día estaba por irme a vivir a Wolverhampton. No es ninguna novedad que entrar a clases cuando ya ha comenzado el periodo no es para nada divertido, pero podría haber sido peor, digamos que tuve una bienvenido mucho más… cálida de lo que esperaba.
Soy de esas personas que consideran que el cambiarse de ciudad, de escuela y amigos es obra de Satán, pero tampoco es que me esté quejando. Si comparamos como era mi vida antes de llegar a Wolverhampton, no era lo más emocionante del mundo. Todos los días eran como una rutina, de la casa a la escuela, de la escuela a la casa. No me malinterpreten, si tenía amigos, es solo que soy la clase de amigo en el grupo al que no llaman cuando van de fiesta los fines de semana o a ver una película y esas cosas. Y las cosas se pusieron aún más aburridas cuando mis padres decidieron divorciarse.
Considerando como fueron de poco emocionantes mis dieciséis años de vida en Bradford, no tenía muchas expectativas de que las cosas cambiaran en Wolverhampton.
Wolverhampton era el hogar de mi padre desde que mamá y él se divorciaron, y también su pueblo natal. Hacía ya unos dos años que no lo veíamos ni volvíamos, recordaba que dé más chico me encantaba pero luego, como todo en mi vida, fue perdiendo gracia.
Él no vivía en la mejor casa del pueblo, pero era rustica y acogedora, no estaba mal. No desde el punto en que yo la pintaba. Lo primero que hizo mi padre cuando llegamos fue tomar en brazos a mi hermana menor y despeinar el cabello de mi hermano. Yo lo salude con un “¿qué hay, viejo?” que lo hizo reír y mi hermana mayor le dio un beso en la mejilla.
En realidad no era el padre de ninguno de nosotros, padrastro desde que mi hermana mayor tenia pañales por lo cual todos dejábamos pasar ese detalle. Siempre me había parecido que era un buen padre, no tenía nada por lo cual quejarme y aun no lo tengo.
Al momento en el que mamá anuncio que debía irse, mis hermanos comenzaron a hacer mohín, y yo también. Yo no sabía vivir sin mi madre, hubo momentos mientras que estuve sin ella en los que pensé que me iba a volver loco porque la necesitaba y no estaba. Si, bueno, siempre he sido un niño de mami.
Hacia un par de semanas le habían diagnosticado cáncer de pulmón que para el alivio de todos aún estaba a tiempo, pero ella no parecía tener muchas expectativas y nos necesitaba lejos un tiempo. No sé cómo se le paso por la cabeza que yo estaría tranquilo sabiendo que podría morir en cualquier momento, pero preferí no mortificarla más, sabía que eso estaba ya siendo difícil para ella.
Los tres la abrazamos —incluido mi padre— y no pudimos evitar llorar, porque esperábamos que cuando la volviéramos a ver estuviera bien y sonriera con esa peculiar dulzura que la caracterizaba. Pero ya no quiero hablar más de ella, creo que aún me duele mucho hacerlo.
La mañana siguiente fue todo un reto; lo malo de tener hermanos menores era que nunca, jamás, cerraban sus pequeñas boquitas de monstruos y quien pagaba con eso era yo, para mi mala suerte. En todo el viaje a la escuela no habían dejado de pelar porque Ethan le había quitado su muñeca a Lisa, y luego Laura comenzó a pelear conmigo sin razón, era un fastidio, así la recuerdo, como mi mayor pesadilla. Seguimos hasta que papá grito un muy autoritario: — ¡Ya basta!
La llegada a la escuela tampoco fue la mejor que digamos, papá comenzó a decirme que no me dejara intimidar y que si pasaba algo le dijera y esas cosas, lo hubiese tomado como un buen consejo si no hubiese sufrido de la supuesta intimidación hace ya como 7 años y era solo un crio. Así siguió hablando de cómo debía defenderme, etc hasta que se fue porque mi vida no podía parecer más una mala película familiar.
Lo primera que pensé de la escuela al verla es que era descolorida y sin gracia pero eso no era lo importante, sino que todos parecían no tener nada mejor que hacer con sus vidas que murmurar sobre la llegada del chico nuevo con cara de ratero de los barrios bajos.
El director me dio un pequeño recorrido, me llevo al aula y me presento. Apenas el hombre termino, todos en el curso comenzaron a murmurar. Yo no dije nada ¿Qué iba a poder decir? «Hola, Soy Zayn y…» no, gracias, mejor me quedaba callado.
Recuerda que muchos me miraban y eso me incomodaba, a excepción de alguien. Era un chico castaño, de tez blanca y con una cara de perrito que no podía con ella, era adorable pero se veía enojado y si me hubiesen dicho antes que caería rendido a sus pies, no les hubiese creído.
Le sostuve la mirada hasta que me sentí intimidado. ¿Por qué cosas podría estar pasando ese chico para tener ojeras tan marcadas y verse con el ceño fruncido ante todo lo que pasara frente a él? Fue lo primero que pese al verle y me sentí un entrometido por un momento. Siempre he sido curioso y ese momento no fue la excepción, me levante e iba a acercarme a él pero una chica rubia se me metió en frente.
— ¡Hola!
Ella tenía una voz chillona caracterizada de la chica hueca y vacía, aún recuerdo los sustos que me pegaba cuando salía de la nada.
— Hola.
Lana, había leído en su uniforme de animadora, tenía una obvia sonrisa de coqueteo en sus labios y casi me reí porque nadie jamás en su vida hubiese querido coquetear conmigo si me conociera en verdad. Luego de ella conocí a Riley, quien me tomo por los hombros como si tuviésemos la mayor confianza del mundo, pero no le preste atención porque desde que había entrado al salón llevaba puesto mi mirada en el chico castaño. No sabía porque me interesaba, es que veía algo en él, un «no sé qué» que estaba seguro nadie más veía.
— Hey, Zayn ¿verdad? ¿Qué tal te ha parecido Wolverhampton?
— Amm… bien, supongo.
— Vienes de Bradford ¿cierto?
Dicen que en los pueblos los chismes vuelan mucho más rápido, bueno parecía ser muy cierto.
— Si.
— ¿y cómo es haya?
— No es la gran cosa.
Lo delirante de la situación es que respondía a todo mirando al chico castaño quien ya no me observaba, y nadie parecía darse cuenta. No sé ni cómo había logrado acertar a las preguntas que me hacia Riley teniendo mi mirada centrada en un lunar que tenía el chico en el cuello.
— Zayn ¿y te ha interesado alguien ya?
Me pareció exagerado fijarme en alguien siendo solo el primer día, pero para mi sorpresa, si lo había hecho y necesitaba saber más de él. Lana me sonrió, pensaba que se trataba de ella, pero su sonrisa se esfumo con la misma velocidad con la que se formó cuando pregunte; — ¿Quién es él?
Cuando señale el chico que miraba a la pizarra con el ceño fruncido, Riley rio tan fuerte que estoy seguro lo alcanzaron a escuchar hasta el otro salón.
— Oh, no, tío. Todos menos el.
Estuve un rato tratando de descifrar que significaba eso aun observándolo, podía verse como si quisiera matarte pero también parecía inofensivo. Dudaba que pudiera hacerle daño a alguien.
— ¿Qué tiene de malo él?
— Nada, es solo que es… diferente, me refiero que no de mala forma. Solo que, Zayn no, ese tipo es un rarito. No habla con nadie, siempre está en problemas, está enojado con el mundo, mejor no hables con él ¿está bien?
— ¿Pero qué pasa si hablo con él? no me va asesinar o algo pareció… ¿cierto?
— No, tío, ¿pero por qué te interesa? —Abrió los ojos— ¿acaso bates para el otro equipo?
No, yo no bateaba para el otro equipo. Solo quería hacer un amigo en mi primer día y ahora que lo pienso, no sé porque justo me fije en el rarito para que lo fuera.