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Little White Lies.
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Re: Little White Lies.
no es que me puse pesada, fue sólo un comentario. igual, gracias. ;-;
Invitado
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Re: Little White Lies.
Qué bueno que las hayas terminado, Danni<33333 y qué bueno que te hayan gustado ccc:
No te preocupes, Gia<3 he leído muchos de tus escritos y sabes perfectamente que escribís de maravilla cc: vos tranquila, esperamos tu capi<3
No te preocupes, Gia<3 he leído muchos de tus escritos y sabes perfectamente que escribís de maravilla cc: vos tranquila, esperamos tu capi<3
Invitado
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Re: Little White Lies.
Omg, el capítulo de Mey me hace llorar de lo perfecto que es ;-; no puedo creer que haya puesto que apesta y todas esas tonterías, idk, amo como escribe aunque quiera golpearme por siempre decirlo, ah. Y después vino el capítulo de Steph, fue hermoso cuando Zayn le pidió disculpas. Ya no recuerdo mucho los demás escritos xd, pero todos me encantaron. Todas las tramas y como escriben ccc: me pondré a escribir el mío para no atrasarme y eso. Espero la sigan pronto<3333.
wanweird
Re: Little White Lies.
Gianni, perdón por responder tarde but obvio si quieres tramas con Charlotte solo las escribes<3
Por cierto, chicas, estaría bueno que también hagan tramas entre ustedes o parecerá que Charlotte es la única que se relaciona con las demás xd no olviden que van a la misma secubdaria ;-; esop c: las fichas están puestas para que vean las personalidades y creo que la de Charlie quedó más que clara en el primer cap xd
Las amo a todas, mucho ;-;
Por cierto, chicas, estaría bueno que también hagan tramas entre ustedes o parecerá que Charlotte es la única que se relaciona con las demás xd no olviden que van a la misma secubdaria ;-; esop c: las fichas están puestas para que vean las personalidades y creo que la de Charlie quedó más que clara en el primer cap xd
Las amo a todas, mucho ;-;
Invitado
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Re: Little White Lies.
odio mi laptop, la odio, la odio. ;-; la odio, mucho odio en mí(?) si les soy sincera, entre ayer y hoy he batallado para que funcione, y como escribí parte del capítulo ahí me desesperé. igual, como son pocas páginas escritas, dos hasta el momento, me pondré escribir en mi otra pc bc no me confío:cc so, por eso no subí antes. no me tardaré mucho, haré ese intento.
Invitado
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Re: Little White Lies.
Tranquila Gia<3 estoy segura de que aun te quedan días para que subas<3 (?
Invitado
Invitado
Re: Little White Lies.
bueno muchas gracias por sus comentarios enserio<3 sinceramente el capítulo que escribí ha sido uno de los que más me ha gustado (o sea, el resultado final(?) y enserio aprecio muchísimo que les haya gustado <3 espero a Gia
peralta.
---------
Re: Little White Lies.
jks, ya terminé mi capítulo. lo reviso, preparo todo y subo<3.
Invitado
Invitado
Re: Little White Lies.
Lo leeré a penas subas y edito la guía de caps c: te esperooooo<3
Invitado
Invitado
Re: Little White Lies.
emociones por doquier.
Capítulo 07— ¡Heather Lovelace es una zorra! Mira que acostarse con el pobre de Billy sólo por diversión…
Apreté los dientes haciendo que rechinaran. Arrugué la nariz. Estaba harta de ése tipo de inútiles comentarios. Estaba exhausta por culpa de Lisa.
La situación que se presentaba lograba que el odio contenido comenzara a liberarse, mis ganas de estamparla contra uno de los casilleros y provocar una de las más grandes peleas de la institución no ayudaba.
Medité por unos segundos si estaría bien hacerme la boba, oídos sordos como Jenna me decía, e ignorarla. Seguir mi camino por los pasillos, con el estúpido cuaderno en manos y una expresión frustrada; pero entonces mi dignidad, orgullo, lo que sea, se vería afectado. Eso no lo permitiría.
Billy Collins era uno de los chicos más atractivos del instituto, por ende también era uno de los más populares. Los clichés no sólo eran parte de la ficción, libros y películas románticas, ¡por supuesto que no! También tenían su lugar en la realidad. Billy daba la típica impresión de un joven y dulce caballero, dispuesto a encontrar a su amada y ser felices por toda la eternidad. Cualquiera aceptaría, es más, todas estaban rendidas por él. Encontrar a alguien así era todo un reto, teniendo en cuenta que este sitio se encontraba infectado de ratas. Pero yo, era una excepción.
Si él me insistía con citas, halagos y demás, ¿era una zorra por negarme a una futura relación? ¡Qué bobería! Él no se quedaba atrás, en ciertos aspectos mostraba una faceta decidida, egocéntrica y malhumorada; dos caras prácticamente. Lo más gracioso era que, sólo la exponía conmigo.
— ¡Collins! — Gruñí cuando lo divisé junto a su casillero. Tal y como me aconsejaron, ignoré los murmullos y miradas atrevidas, acercándome a ese… patán de cabello oscuro y ojos azules.
— Heather, vaya, qué sorpresa. — Saludó. Me dio un vistazo rápido y continúo con su tarea de sacar materiales de su mochila.
— No, tú no te hagas el tonto. — Le señalé.
— ¿De qué hablas, cariño?
Respiré exageradamente ante aquel apodo… odiaba cuando me decía así. Por más que dijera que era una muestra de afecto sólo como amigos, conocía muy bien que no era así. No entendía su propósito, o tal vez sí y no quería aceptarlo, de cualquier modo no estaba lista para enamorarme. Los cariños, las mariposas, los besos; no estaban en mi lista.
En mi opinión era una pérdida de tiempo. Si le daba una mísera oportunidad, huiría a la primera. El miedo me carcomería si me convierto en una más de las arrastradas del instituto, con sus novios por todos lados y chupándoles la cara. No era bonito presenciarlo.
— ¿Por qué todo el mundo anda cuchicheando cosas sobre tú y yo, haciéndome ver como una completa estúpida? ¡Ni siquiera puedo pronunciar tales palabras! — Exclamé furibunda.
Terminó de acomodar sus cosas y me miró sorprendido.
— Oh.
Alcé una ceja. — ¿Oh? ¿Es todo lo que dirás, Billy? — Espeté.
Lanzó suspiro, como si estuviera decaído por tanta conversación. Era su culpa, no mía. Después de todo, era él quién tenía que sacarme de tal aprieto, aunque no me importaba mucho los comentarios ajenos, me conocía lo suficiente como para saber que en cualquier momento me lanzaría sobre Lisa Keegard.
— Escucha, Heather. — Sin mi consentimiento se atrevió a tomar mi mano. Intenté quitarla mas su agarre se identificó, una vez más me vi derrotada ante Collins.
— Soy toda oídos. — Sonreí de manera sarcástica.
— No se me ocurre quién pudo haber creado tal rumor, por más que se haya expandido por estos lares, tienes por seguro de que nada de lo que dicen es cierto. Tú eres una de las chicas más hermosas que he podido encontrar, sería un imbécil como aquellos si te mintiera. — Señaló con su cabeza al pequeño grupo de hombres inquietos que, como si fuera poco, se veían rodeados de mujeres.
— Sal conmigo, y les mostraremos como cerrar la boca y tragarse sus palabras.
Toqué mi frente, un sutil mareo me había recorrido. Emociones por doquier, era patética. ¿Dónde había quedado mi orgullo? ¡Era un completo manipulador! Aun así, sintiéndome enredada conmigo misma me obligué a contestarle de la mejor manera.
Respira, respira. Uno, dos, tres…
— Lo siento, Collins. Veo que no has aprendido nada de mí, escúchame con atención porque estoy cansada de repetirlo. ¡No seas iluso, niño! Eres un pobre niño, Billy. No creas que me convencerás, no soy tan fácil.
La bomba había explotado.
Sencillamente se pudo apreciar mi comportamiento habitual. También, observé con cautela como su semblante decaía y sus ojos azules se oscurecían con los segundos; una vez más, lo había arruinado de la mejor manera.
—Sólo vengo a advertirte que, es mejor que detengas todo esto de una vez.
La campaba sonó. Una vez más, Heather Lovelace era una desalmada sin sentimientos.
***
Raspé la suela de mis zapatos con el suelo, quitando todo rastro de suciedad. Abrí la puerta y tiré mi mochila a un lado de la entrada. Puse los ojos en blanco al escuchar el típico pero agradable bullicio que me recibía.
— ¡Carter ha llegado! — Escuché un chillido no muy lejano. No me consideraba un ser paranoico pero, el tono fingido que Cassidy le proporcionó no pasó desapercibido.
Richard me decía que era una buena muchacha, que debía aprovechar la oportunidad que se me presentaba para invitarla a tomar algo, pero me oponía. No quería saber nada de ella, ni de nadie más.
Es una persona muy carismática, hijo. Te haría muy feliz, hasta podrías dejar todo ese rencor acumulado dentro de ti.
¿Rencor? ¿Odio? ¿Lástima? De todas esas palabras, ¿a cuál se refería? Ella era un humano más en la tierra, nada especial. Apuesto que, algún día se cansaría y me dejaría. Y si llegáramos a una relación bastante estable que implicara matrimonio, se llevaría todas mis pertenencias. Los humanos eran crueles por naturaleza, ellos me habían enseñado ése significado. Yo era uno, tenía todo el derecho de imitar.
¿Quién dijo que éramos diferentes entre sí? Un patético soñador que no tenía nada que hacer.
— ¡Carter, Carter!
Podría enojarme con cualquiera, pero nunca me comportaría de tal modo con ellos.
— A.J, por favor no corras. Puedes tropezar y caerte. — Le regañé. A su lado, riendo por el reciente espectáculo, se encontraba Caitlin. Dos colectas hacían lucir su cabello castaño, haciéndola ver adorable.
Eran niños, eran mis hermanos. Aún no se veían influenciados por dramática sociedad que nos rodeaba. Procuraría no dejarles ver aquella temible parte de mí, alguien impaciente con los demás.
— Ellos no aprenden, ¿verdad? — Cassidy desarmó su coleta, acomodando su rubio cabello con sus dedos. Asumí, sin mucha investigación, que intentaba coquetear conmigo.
— Algún día lo tendrán en cuenta.
De no ser por las pequeñas risillas habría un silencio incómodo. La rutina era sencilla: ir a mi habitación, encerrarme, abrir la ventana, y escuchar música. Podría hacer eso, pero no quería y tampoco podía. Aquello pasaba únicamente cuando Cassidy no estaba, y por lo tanto ellos tampoco.
Ella era la niñera que pasaba medio día junto a A.J y Caitlin. Richard era nuestro padre, y trabajaba la mayor parte del tiempo. Era insólito que lo hiciera cuando tenía a los mellizos consigo. Y por más que encontraba un determinado lapso para estar a su lado, seguía reprochándole que, mamá tarde o temprano vendría a buscarlo.
Eran tres semanas.
Quité con delicadeza los brazos de mi hermano menor que, justo en ese momento se desafiaba a sí mismo a saltarme encima. Caminé en cortos pasos hacia la puerta y la abrí.
— Nos vemos luego, Cassidy.
Sus ojos verdes me miraron con sorpresa. Los mellizos mientras, habían corrido hacia la cocina.
— Eres un idiota, Wells. — Tomó con furia su bolso y lo sujetó con fuerza contra su pecho.
— Ya lo sé, pero gracias por recordármelo. — Fruncí los labios y apunté hacia el exterior. — ¿Te iras ahora o prefieres quedarte a tomar el té? — Inquirí con ironía.
La rubia negó con la cabeza, y dio un rápido vistazo al lugar.
— Eres imposible, una molestia. No soporto más, Wells. Se acabó, odio tener que alejarme de ésos pobres niños pero tener que ver tu rostro es demasiado para mí. Caminó hacia la salida, chocando a propósito su hombro con mi cuerpo. La ignoré, no estaba para juegos.
Seguramente Richard se enfadaría pero, viéndole un lado positivo, Cassidy había durado mucho a comparación de las otras niñeras.
La observé desde la puerta.
— ¿Eso quiere decir que renuncias? — Pregunté haciéndome el imbécil.
Sin embargo, aquel gesto ofensivo me dijo que lo era al cien por ciento.
— Eres sorprendente.
Mordí mi labio y retuve una carcajada.
— Lo sé, soy todo un descubrimiento. — Alcé los brazos por sobre mi cabeza.
Papá hizo un gesto con la mano para que me enderezara. Puse los ojos en blanco y me impulsé hasta quedar con la espalda recta.
— Por favor, Carter. Tienes que comportarte. Es la cuarta niñera, ¿acaso quieres llegar a las diez?
Rasqué mi cuello e hice una mueca.
— No lo creo, con unas cien es suficiente. — Me volví hacia adelante. — ¿Crees que podamos llegar? — fingí preocupación.
Richard golpeó su escritorio, haciéndome saltar en mi asiento. La situación no daba para más, y su paciencia tampoco. Cuando llegó del trabajo tuve que darle la noticia, y honestamente no me preparé mentalmente para abrazos y dulces en cuanto mandó a los niños a dormir.
— Estoy hasta aquí contigo, jovencito. — Señaló su cuello. — Más vale que encuentres a alguien para el oficio, porque de lo contrario, olvídate de tus estúpidos discos.
Auch.
Una gran colección siendo abatida por un sujeto de un metro ochenta y algo de estatura, corpulento y de aspecto atemorizante cuando estaba enojado no era el mejor recuerdo que quería guardar.
— He terminado contigo, vete.
Luego de eso, salí de su oficina. Tomé mi mochila y dando un portazo, me largué.
Lo conseguiría, y me reiría en su rostro.
— Lo siento, Jenna. Eres un amor pero, no podré acompañarte. — Me disculpé con mi hermana. Sujeté entre mi hombro y cuello el móvil, mientras me cercioraba que todas mis cosas estuvieran dentro de mi bolso.
— No te preocupes, tendré que buscar a alguien más. — Gimió. Sonreí y acomodé mis pertenencias, tomando el aparato con mi mano.
— Estoy segura de que encontrarás a alguien. Debo irme, tengo clases.
— De acuerdo, nos vemos en casa.
Y sin más, corté.
Mordí mis uñas, y tiré mi cabello hacia atrás. Era un nuevo día, y por suerte nadie más había molestado con el embrollo que comenzó tiempo atrás. Ni siquiera Billy, y realmente me sentía aliviada.
La campaba había anunciado que el receso había terminado. El mar de estudiantes que amenazaba los pasillos se iba disolviendo, cada uno se dirigía a su respectivo salón. Me propuse hacer lo mismo, mas un brazo me impidió que siguiera con mi tarea.
Cerré los ojos.
— Billy, estábamos perfectamente bien. — Refunfuñé.
— Gracias por confundirme, Heather. De verdad, me siento tan alagado.
Abrí los ojos y me quedé estática. Sacudí mi brazo intentando alejarme de su cercanía, pero Carter no me dejaba. ¿Acaso todos los hombres tenían que ser más fuertes que yo?
— No puede ser, Wells. ¿Y ahora tú? — Sonreí sin mostrar los dientes. — ¿Qué es lo que quieres?
— ¿Yo? — Chasqueó la lengua. — Nada, nada. Quería preguntarte cómo estás, ya sabes, después de los rumores y eso pero, no soy esa clase de idiotas.
Volví a sacudir su agarre.
Carter Wells era mayor que yo, pero a pesar de que debía comportarse de manera madura, o al menos aparentar, lo único que hacía era empeorar su actitud.
Era atractivo, inteligente. Y muy, muy en el fondo me preguntaba si podría gustarme. Y eso no podía pasar, porque no tenía idea de qué hacer, mas cada día me lo cuestionaba.
Él hacía que me estremeciera.
— Ve al grano, por favor. — Hablé nerviosa. Casi podía sentir su aliento chocar contra mi rostro, y si me quedaba más tiempo lo más probable era que no supiera nada más de mis actos. Al menos no de manera consiente.
— Necesito un favor tuyo. Sé que me dirás que sí, piénsalo de ésta manera. Si aceptas, te serviré como a una reina.
Mi boca se abrió. ¿De qué hablaba? No podía ser de aquello, no, no, no… me negaba.
— ¿Q...qué? — Tartamudeé. Carraspeé un poco y lo miré directo a los ojos. — ¿De qué hablas, a qué te refieres?
— Ven a mi casa, y cuida a mis hermanos. Te pagaré, y recuerda…— Su cálido aliento perforó mi oído. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. — Serás parte de la realeza, Heather.
Tenía esa manía de largarse y no quedarse a explicar. No le preocupó en absoluto llegar con retraso a su clase, mucho menos dejarme sola y sinceramente yo tampoco le di importancia alguna.
Estaba demasiado atónita como para pensar en algo más.
Seguramente Richard se enfadaría pero, viéndole un lado positivo, Cassidy había durado mucho a comparación de las otras niñeras.
La observé desde la puerta.
— ¿Eso quiere decir que renuncias? — Pregunté haciéndome el imbécil.
Sin embargo, aquel gesto ofensivo me dijo que lo era al cien por ciento.
***
— Eres sorprendente.
Mordí mi labio y retuve una carcajada.
— Lo sé, soy todo un descubrimiento. — Alcé los brazos por sobre mi cabeza.
Papá hizo un gesto con la mano para que me enderezara. Puse los ojos en blanco y me impulsé hasta quedar con la espalda recta.
— Por favor, Carter. Tienes que comportarte. Es la cuarta niñera, ¿acaso quieres llegar a las diez?
Rasqué mi cuello e hice una mueca.
— No lo creo, con unas cien es suficiente. — Me volví hacia adelante. — ¿Crees que podamos llegar? — fingí preocupación.
Richard golpeó su escritorio, haciéndome saltar en mi asiento. La situación no daba para más, y su paciencia tampoco. Cuando llegó del trabajo tuve que darle la noticia, y honestamente no me preparé mentalmente para abrazos y dulces en cuanto mandó a los niños a dormir.
— Estoy hasta aquí contigo, jovencito. — Señaló su cuello. — Más vale que encuentres a alguien para el oficio, porque de lo contrario, olvídate de tus estúpidos discos.
Auch.
Una gran colección siendo abatida por un sujeto de un metro ochenta y algo de estatura, corpulento y de aspecto atemorizante cuando estaba enojado no era el mejor recuerdo que quería guardar.
— He terminado contigo, vete.
Luego de eso, salí de su oficina. Tomé mi mochila y dando un portazo, me largué.
Lo conseguiría, y me reiría en su rostro.
***
— Lo siento, Jenna. Eres un amor pero, no podré acompañarte. — Me disculpé con mi hermana. Sujeté entre mi hombro y cuello el móvil, mientras me cercioraba que todas mis cosas estuvieran dentro de mi bolso.
— No te preocupes, tendré que buscar a alguien más. — Gimió. Sonreí y acomodé mis pertenencias, tomando el aparato con mi mano.
— Estoy segura de que encontrarás a alguien. Debo irme, tengo clases.
— De acuerdo, nos vemos en casa.
Y sin más, corté.
Mordí mis uñas, y tiré mi cabello hacia atrás. Era un nuevo día, y por suerte nadie más había molestado con el embrollo que comenzó tiempo atrás. Ni siquiera Billy, y realmente me sentía aliviada.
La campaba había anunciado que el receso había terminado. El mar de estudiantes que amenazaba los pasillos se iba disolviendo, cada uno se dirigía a su respectivo salón. Me propuse hacer lo mismo, mas un brazo me impidió que siguiera con mi tarea.
Cerré los ojos.
— Billy, estábamos perfectamente bien. — Refunfuñé.
— Gracias por confundirme, Heather. De verdad, me siento tan alagado.
Abrí los ojos y me quedé estática. Sacudí mi brazo intentando alejarme de su cercanía, pero Carter no me dejaba. ¿Acaso todos los hombres tenían que ser más fuertes que yo?
— No puede ser, Wells. ¿Y ahora tú? — Sonreí sin mostrar los dientes. — ¿Qué es lo que quieres?
— ¿Yo? — Chasqueó la lengua. — Nada, nada. Quería preguntarte cómo estás, ya sabes, después de los rumores y eso pero, no soy esa clase de idiotas.
Volví a sacudir su agarre.
Carter Wells era mayor que yo, pero a pesar de que debía comportarse de manera madura, o al menos aparentar, lo único que hacía era empeorar su actitud.
Era atractivo, inteligente. Y muy, muy en el fondo me preguntaba si podría gustarme. Y eso no podía pasar, porque no tenía idea de qué hacer, mas cada día me lo cuestionaba.
Él hacía que me estremeciera.
— Ve al grano, por favor. — Hablé nerviosa. Casi podía sentir su aliento chocar contra mi rostro, y si me quedaba más tiempo lo más probable era que no supiera nada más de mis actos. Al menos no de manera consiente.
— Necesito un favor tuyo. Sé que me dirás que sí, piénsalo de ésta manera. Si aceptas, te serviré como a una reina.
Mi boca se abrió. ¿De qué hablaba? No podía ser de aquello, no, no, no… me negaba.
— ¿Q...qué? — Tartamudeé. Carraspeé un poco y lo miré directo a los ojos. — ¿De qué hablas, a qué te refieres?
— Ven a mi casa, y cuida a mis hermanos. Te pagaré, y recuerda…— Su cálido aliento perforó mi oído. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. — Serás parte de la realeza, Heather.
Tenía esa manía de largarse y no quedarse a explicar. No le preocupó en absoluto llegar con retraso a su clase, mucho menos dejarme sola y sinceramente yo tampoco le di importancia alguna.
Estaba demasiado atónita como para pensar en algo más.
Última edición por stymest. el Sáb 28 Jun 2014, 3:05 pm, editado 13 veces
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