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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 45.
Ella colgó el teléfono y se quedó parada dándome la espalda. Esperé a que girara pero no lo hizo. Me senté en la cama.—Oye, ¿Por qué no me miras? —le pregunté. Lentamente se giró a verme, con los brazos sobre su pecho… cubriéndose – Ooooh, ¿ahora te pintó la vergüenza?
— No seas tonto… claro que tengo vergüenza… no es algo que haga siempre —me dijo.
— Eres la criatura más hermosa que vi en mi vida.
— Mentira — me contradijo.
— ¿Quieres que te lo demuestre? —le pregunté. Ella rió y se acercó a la cama, para acercarse a mí y depositar un dulce beso sobre mis labios.
— No, porque se exactamente qué clase de demostración está pasando por tu perversa mente en estos momentos… ahora debemos levantarnos y bañarnos, y…
— ¿Bañarnos juntos? — la detuve. Ella arqueó una ceja y se puso de pie.
— No, claro que no — me dijo.
— ¿Por qué no? — pregunté como un niño pequeño.
— Porque no – contestó – Es tarde Nick… por tu culpa ya no fuimos a la Universidad…
— ¿Por mi culpa? Disculpa cariño, pero eras tú la que no quería parar anoche.
Hizo un gesto de indignación.
— ¡Claro que quería parar!
— ¿Segura? – dije con tono seductor.
— Bueno, en realidad… no. Pero ese no es el tema ahora, lo que importa ahora es que tú te bañas en este baño y yo voy al de abajo – me dijo.
— No, no, no espera – dije y me puse de pie.
Ella tapó sus ojos rápidamente y giró dándome la espalda.
— ¡Cúbrete! — chilló. No pude evitar soltar una sonora carcajada.
— Mmm, me parece que de verdad el día te vuelve tímida — dije mientras me acercaba más a ella.
— ¡No te me acerques! — me advirtió. Sonreí y me acerqué más hasta tener su espalda contra mi pecho. Ella se paró erguidamente
— ¿Por qué?
— Nick… no seas atrevido — susurró un tanto agitado.
— ¿Vas a dejar que me bañe contigo? – le pregunté y acerqué mi boca a su nuca, para comenzar a besarla tiernamente.
— N… no — dijo con un poco de dificultad.
— Por favor — rogué y coloqué mis manos en su cintura para acercarla más a mí.
— No y es mi última palabra Jonas — dijo firmé y se alejó para comenzar a bajar las escaleras.
— ¡Esta bien! Tú te lo pierdes — le dije y me volví a acostar en la cama pesadamente.
— ¡Levántate y entra a ese baño! ¿Me escuchaste? — me habló desde abajo.
— No, no quiero — dije como un niño de 5 años.
— Será mejor que lo hagas cariño — me dijo y sonreí ante su forma burlona de llamarme así.
— ¿Qué pasa si no lo hago?
— Sufrirás las consecuencias…
— ¿Y cuáles son las consecuencias?
— No voy a besarte más, por el resto del día – me dijo.
Rápidamente me levanté de la cama y busqué mis cosas, para entrar a bañarme. No quería semejante castigo solo por no hacer lo que me decía.
— Esta bien, está bien… ya entro — dije y obedientemente entré a ducharme.
Me di una refrescante ducha y salí cambiado. Bajé las escaleras y me dirigí hacia la cocina. Detuve mis pasos al verla allí parada, preparando el desayuno, envuelta en una salida de baño. Su pelo estaba mojado, y caía pesadamente a ambos lados de sus hombros.
Ella levantó la mirada y me miró. Una sonrisa se curvó en su perfecta boca, haciendo que me diera cuenta de algo. Siempre que ella me sonreía de esa manera, mi corazón se aceleraba.
— Pensé que la ducha te había tragado — me dijo — Por poco y subo a buscarte…
— ¿Y porque no lo hiciste? Así tenía una buena excusa para meterte conmigo debajo de aquella tibia y relajante agua — le dije.
— Por eso mismo no subí… sabía que eras capaz de eso — dijo y volvió a mirar hacia lo que estaba haciendo.
— ¿Qué cocinas? — pregunté.
— Estoy cortando fruta… así comes un poco de fruta — dijo sin dejar de cortar.
De repente recordé que día era hoy. ¡El cumpleaños de mi madre! Comencé a buscar en los bolsillos de mi pantalón mi celular, y lo encontré.
— Cariño, ¿puedo usar tu teléfono? — le dije.
— Claro que sí — dijo ella.
Tomé el teléfono y me alejé un poco de la cocina, para sentarme en la mesa que estaba en medio de la sala. Le puse tonó y miré el número que ayer me había dado mi padre. Respiré profundamente y comencé a marcar.
Mi corazón latía desesperado… juro que tenía miedo.
Llevé el teléfono a mi oído y esperé a que sonara.
—El número solicitado no corresponde a un cliente en servicio. El número solicitado no corresponde a un cliente en servicio. El número solicitado no corresponde a un…
— ¡Demonios! — rugí y colgué.
El maldito bastardo me había engañado. Aquel no era el número de mi madre. ¿Cómo pude ser tan estúpido y creer que de verdad él iba a dármelo?
Sentí como unas pequeñas manos se apoyaban en mis hombros y luego bajaban hacia mi pecho. Cerré mis ojos y sentí como ella apoyaba su mentón sobre mi hombro izquierdo. Sus manos acariciaron mi pecho en forma de consuelo…
— Tengo algo para ti — me susurró al oído.
Abriendo los ojos, giré mi cabeza para mirarla. Alejó su mano derecha de mi pecho y me la mostró. Un pequeño papel estaba entre sus dedos. Lo tomé y la miré extrañada.
— ¿Qué es esto? — le pregunté.
— Ábrelo — dijo ella y se alejó de mí para sentarse sobre mi regazo.
Acomodándola bien sobre mí, miré extrañado el pequeño papel que me había dado. La miré a los ojos y luego decidí abrirlo.
Denisse Miller
Mis ojos se abrieron como platos al ver el nombre de mi madre en aquel papel y debajo un número. Más que extrañado volví a mirarla.
— ¿Qué… qué es esto? — le dije confundido. Ella me sonrió y acaricio mi rostro.
— Es el número del celular de tu madre — me dijo.
— ¿Qué? — dije sin poder creerlo.
Ella asintió con la cabeza, sin dejar de acariciar mi mejilla.
— Vamos, llámala — dijo mientras tomaba el teléfono.
Pero entonces la detuve, agarrando su mano suavemente con la mía. Me miró fijo a los ojos, y me hizo sentir en el aire.
— ¿Cómo lo hiciste? — le pregunté.
— No pude evitar escucharte ayer… bueno en realidad me acerque a escuchar. Lo siento si soy metida pero… tenía que hacerlo. Además después de lo que tu padre me dijo… con más razón aún.
— ¿Qué te dijo mi padre?
— Mmm, no tiene importancia…
— Dímelo, cariño – le pedí.
— Me dijo que hiciera que odiaras a tu madre… que dejes de pensar en ella y en querer llamarla y encontrarla — me dijo — Perdona si digo esto, pero tu padre es un imbécil.
Sonreí divertido y capture sus labios en un tierno beso. Sus labios se movieron suaves sobre los míos. Se alejó despacio y me miró.
— No puedo creer que lo hayas conseguido — dije y volví a mirar el papel — ¿Cómo fue?
— En un momento, en el que estabas con tu padre en la oficina, la secretaría se fue a no sé dónde y me acerqué a su escritorio, me puse a revolver sus cosas hasta que encontré el nombre tu madre…
— ¿Cómo sabías el nombre de mi madre? — le pregunté.
— Danielle, una vez me la nombró — dijo haciendo un gesto con los hombros — Entonces anoté su nombre y unos datos más. Ayer por la tarde comencé a averiguar sobre ella. Hasta que encontré un número que había, pero que era de Londres. Luego llamé y me atendió una mujer… le pregunté por ella y me dio este número.
— ¿Está segura que es ella? — le pregunté.
— Sí, por todo lo que me dijo la mujer, si es ella… así que por favor llámala – dijo y levantó el teléfono hasta mi rostro. Suspiré y lo tomé.
Comencé a marcar el número y coloqué el tubo en mi oreja. Comenzó a sonar y sentí como mi corazón se aceleraba más que antes. ______ aún estaba sentada sobre mí, por lo que coloqué uno de mis brazos alrededor de su cintura y la apreté un poco.
— ¿Hola? — escuché su voz y me paralicé. Pensé que nunca más en mi vida iba a volver a escuchar su dulce voz — ¿Hola? — volvió a decir.
Intenté hablar pero las palabras no salían de mi garganta. Era como si me hubiese olvidado de cómo hablar.
— Vamos Nick, dile algo — me dijo ______.
— ¿Nick? – preguntó sin poder creerlo. Las palabras se atoraron más en mi garganta — ¿Nick hijo, eres tú?
______ me quitó el teléfono y lo llevó a su oreja.
— ¿Señora Miller? — Le preguntó y sonrió — ¿Qué tal? Mi nombre es ______ y… estoy aquí con su hijo Nick — guardó silencio y me miró con una pequeña sonrisa — Si es él… ¿Están aquí? ¿Dónde? Oh si, lo conozco — dijo asintiendo —– Está bien, dentro de un rato estamos por ahí… adiós — dijo y colgó.
— ¿Está aquí? — le pregunté. Ella sonrió mostrándome todos sus dientes.
— Llegó hace unos meses de Londres… se está quedando en un campo, que está a una hora de aquí. Nos espera allí — me dijo.
— No es cierto – dije mientras una pequeña sonrisa se curvaba en mis labios.
— Si lo es… tenemos que ir para allá ahora mismo — dijo y se puso de pie.
Un poco atontado me puse de pie. Ella se giró a verme.
— ¿Qué pasa? — preguntó.
— Que eres lo mejor que se pudo haber cruzado en mi camino – le dije y rápidamente me acerqué a ella para abrazarla.
Sus pequeños brazos se levantaron y me apretaron más cerca de ella.
¿Cómo tuve el valor de siquiera negar lo mucho que ella vale, lo mucho que significa para mí?
Cualquier otra, se hubiese dejado manejar por mi padre… Pero no ella, ella no se iba a dejar manejar jamás por nadie. Y eso era lo que más me gustaba.
Despacio se alejó de mí y se puso en puntas de pie para besar cortamente mis labios.
— Vamos, debemos ir ya — me dijo e intentó alejarse.
Pero entonces la tomé de la cintura y la apegué a mí. Me miró con algo de sorpresa.
— Esperé toda mi vida por esto… no pasa nada si espero unos minutos más — le dije y me acerqué más a ella para besarla.
Su boca se abrió despacio para mí. Nunca había experimentado algo así. Nunca me había gustado tanto besar a alguien. No solo se podía encontrar placer en un beso… hasta ahora no era consciente de eso.
No sé cuánto tiempo estuvimos así, besándonos suavemente. Recorriendo cada centímetro de su delicada boca.
— Ya… deja de besarme así — susurró sin separar sus labios de los míos.
— No puedes pedirme eso — le dije por lo bajo.
Sus pequeños brazos se colocaron alrededor de mis hombros, mientras ella se ponía en puntas de pie, para llegar mejor hacia mí. Mis brazos la rodearon por la cintura, abrazándola casi asfixiantemente.
Se alejó despacio y acaricio mi nariz con la suya.
Abrí mis ojos y junté nuestras frentes. Ella sonrió levemente y mordió su labio.
— ¿Realmente esto está pasando? — me preguntó.
— No lo sé… tal vez yo este soñando…
— O tal vez yo este soñando.
Levanté mi mano y acomodé un poco su cabello, para luego bajar mis dedos por su mejilla, y llegar hasta su boca. La acaricie despacio, con cuidado. Como si fuera algo que realmente pudiera romperse.
— ______ — le dije.
— ¿Qué? — preguntó.
— ¿Qué somos ahora? — pregunté. Ella sonrió y se alejó completamente de mí.
— Estamos comenzando… podríamos llamarlo ‘Amigos con derecho’
— Pero sin derecho a estar con otra persona…
Sus ojos brillaron de manera especial.
— ¿Me estas queriendo decir que serás solo para mí? — dijo algo sorprendida.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 46:
La miré fijo y pensé un poco en eso. Ya no más salidas nocturnas a cada rato, ya no más coqueteos con alguna chica. Ya no más libertad de mirar y opinar sobre algún trasero…
Pero a mí ya no me interesaba hacer eso, yo solo quiero estar con ella. Dormir con ella, estar a su lado, opinar sobre su trasero y coquetear con ella.
— Solo quiero estar contigo — le dije.
Ella sonrió y se acercó a mí para besarme impulsivamente. Se alejó y comenzó a subir las escaleras hacia su cuarto.
— Apúrate que tenemos que irnos — me dijo.
—Tú eres la que se tiene que apurar — dije y me acerqué a la cocina para comer un poco de la fruta que ella había cortado.
Luego de unos cuantos minutos ella bajó las escaleras y se acercó a la cocina. Estaba cambiada y peinada. La miré embobado.
— ¿Qué sucede? — me preguntó.
— Que eres hermosa — dije. Ella se sonrojó levemente y tomó una frutilla.
— ¿Vamos?
— Vamos, cariño — dije y tomé mi buzo para salir con ella de su departamento.
Bajamos hasta la cochera y nos subimos a su auto. Nos colocamos los cinturones de seguridad y ______ arrancó para prender marcha no sé muy bien a donde.
— ¿Estás nervioso? — me preguntó. Me giré a verla.
— Un poco — dije con una media sonrisa — No sé qué voy a decirle…
— Solo tienes que decirle lo que sientes en el corazón – dijo ella sin dejar de mirar al frente.
Estiré mi mano y acaricié su mejilla. Me miró de reojo y sonrió.
— ¿Sabes dónde es? – le dije.
— Queda cerca del campo de mi abuelo – contestó.
— ¿No te conté, verdad? Tengo una hermana — dije. Ella se giró a verme sorprendida.
— ¿Qué? — dijo sorprendida.
— Sí, en la carta que me mandó mi madre… me contó que tengo una hermana de 5 años llamada Hope, ¿puedes creerlo?
— Es maravilloso… yo siempre quise tener hermanos, pero no los tuve. Mis padres no rehicieron sus vidas luego de separarse.
— ¿Crees que aún se aman? — le pregunté. Ella sonrió levemente.
— Sí — dijo asintiendo — Solo que son tan orgullosos, que ninguno lo va a admitir. Pero ¿Quién te dice que en cualquier momento me dicen que están juntos de nuevo?
Seguimos hablando de algunas cosas más y pusimos un poco de música, mientras que de a poco íbamos saliendo de la ruidosa ciudad. A medida que nos acercábamos más a donde estaba mi madre, mis nervios aumentaban. ¿Qué tengo que decirle? ¿Qué debo hacer? ¿Cómo va a reaccionar? ¿Mi hermana me querrá? Todas esas preguntas cruzaban mi cabeza.
Ella dobló para entrar en una cerca y comenzar a andar por un camino de tierra. Luego de unos cinco minutos divisamos desde lo lejos una casa. Afuera de la casa había dos autos y una camioneta. La casa era grande y a lo lejos tenía una pequeña caballeriza. El auto se detuvo justo frente a la casa. Se giró a verme y tomó mi mano. La miré a los ojos.
— Todo va a estar bien… y yo voy a estar contigo – me dijo.
Entonces me incliné hacia ella y la besé fugazmente. Me alejé y me quedé cerca de su rostro.
— Muchas gracias cariño, de verdad muchas gracias – le susurré.
— No, tonto, no me agradezcas — dijo y tomó mi rostro con sus manos para depositar un pequeño beso en mis labios — Ahora vamos.
Nos bajamos y el aire limpio y puro del campo invadió mis pulmones. Aquel lugar era increíble. Los árboles eran enormes y el pasto era tan verde que al mirarlo te molestaba a los ojos. Me acerqué a ____________ y tomé su mano para comenzar a caminar hacia la puerta de aquella gran casa blanca y azul.
Nos paramos frente a la puerta y ella apoyó su dedo en el timbre. El timbre sonó y esperamos a que alguien nos abriera. Mi corazón latía desesperado, en cualquier momento se me iba a salir del pecho. Apreté ligeramente la mano su mano, provocando que ella sonriera por lo bajo.
— No traje un regalo y es su cumpleaños — recordé algo nervioso.
— Nick, no creo que tu madre tenga mejor regalo que verte a ti — me dijo.
Escuchamos el sonido de unas llaves, y unos segundos después la puerta se abrió. La miré fijo, ella se quedó quieta mirándome como si yo fuera irreal.
— ¿Nick? — pronunció mi nombre levemente.
— Mamá — dije apenas audible. Entonces llevó una de sus manos a su boca y la tapó para luego soltar un sollozo y acercarse rápidamente a mí para abrazarme. Pensé que nunca más iba a volver a sentir un abrazo de ella. Desde que ella se había ido, algunas veces por las noches recordaba la sensación de su abrazo. Juro que me sentía como cuando era un niño y ella me abrazaba para reconfortarme o simplemente porque quería hacerlo. Aunque ahora yo era más alto y grande que ella… la sensación era la misma.
Se alejó de mí y tomó mi rostro con sus manos. Su cara estaba empapada en lágrimas. Miré su rostro, buscándole alguna diferencia. Pero ella estaba exactamente igual que siempre, aunque sus ojos se veían un poco más claros que antes. Tenía el pelo más corto y se veía pequeña.
— No puedo creer que seas tú, hijo mío — me habló al fin — Estás tan grande Nick… mírate.
Se alejó de mí y me miró de los pies a la cabeza, rió entre lágrimas.
—Yo no puedo creer que te tenga al frente de nuevo — le dije.
Se acercó de nuevo a mí y me volvió a abrazar. Luego se alejó y miró a la morena, que se había quedado completamente quieta y callada. Mirando un poco hacia otro lado, la morena secó una pequeña lágrima que había soltado.
— Tú debes ser ______ — le habló mi madre. La morena la miró y sonrió.
— Sí, señora, soy yo — le dijo.
— Pero ya no se queden allí parados, entren — nos dijo y nos dio el paso a la enorme casa.
Tomé la mano de ______ y ambos entramos detrás de ella, miramos sorprendidos el lugar. Aquella casa era aún mucho más bella por dentro de lo que se veía por fuera. Mi madre se giró a vernos y con una sonrisa miró nuestras manos unidas.
— ¡Ben! ¡Llegaron! — habló asomándose por un puerta que daba a la parte de atrás de la casa.
Al instante un hombre alto de ojos miel entró, con una niña de la mano. Me observaron bien, en especial ella.
— No puedo creer que sea él — dijo la grave voz de Ben.
— Yo no puedo creer que tengas algunas canas Ben — dije algo divertido. Él sonrió y se acercó a mí para abrazarme contento. Palmeó mi espalda y yo también lo hice. Se alejó de mí y me miró sin dejar de sonreír — Ella es _______…
— Mucho gusto – dijo la morena.
— El gusto es mío – le dijo él.
— Papi, ¿Quiénes son ellos? — preguntó la pequeña voz detrás de nosotros.
Los tres nos giramos a verla. Mi madre se acercó a ella y tomó de su mano para acercarla al círculo. La observé bien, era tan parecida a mí… dios mío. Puedo jurar que es una versión femenina de mí. Aunque ella es más delicada y parece tan frágil. Dos largas y rubias trenzas caían al costado de su pequeño y pecoso rostro. Sus ojos eran enormes y de color cielo.
Con cuidado me acerqué a ella y me agaché para quedar a su altura.
— Soy Nick — me presenté y estiré mi mano para que ella la tomara. Miró mi mano y luego me miró a la cara.
— ¿Nick? ¿Mi hermano Nick? — dijo con algo de sorpresa.
— Así es, Hope, soy tu hermano —le dije.
Esperé a que ella me dijera algo, pero solo me miraba fijo. Tal vez… no le caiga bien la idea de que yo sea su hermano… tal vez no me quiera. Miró mi mano y luego se acercó despacio a mí para abrazarme. Sus pequeños brazos rodearon mi cuello y su pequeña cabeza se apoyó en mi hombro. Con un poco de confusión le respondí el gesto.
Era una extraña sensación. Una hermana, sangre de mi sangre. Jamás pensé que se podía querer a alguien sin haber tenido ningún tipo de contacto alguna vez. Cuando leí la carta de mi madre y me contó sobre ella, juro que empecé a quererla. Al fin tengo a quien celar de babosos adolescentes…
— Mamá siempre me habló de ti, pero estás diferente que en las fotos — me dijo y se alejó para mirarme.
— Hope, yo te dije que ese era tu hermano de niño. Ahora él es un hombre – le habló mamá.
Mi pequeña hermana miró a _______ y luego me miró a mí. Sonrió mostrándome que le faltaba una paleta.
— ¿Ella es tu novia? — me preguntó.
— Mmm, no pequeña. Soy su amiga. — le contestó la morena rápidamente.
La miré y sonreí por lo bajo. ‘Sí, cariño, eres mi amiga. Pero con derecho a todo’
— ¿______ quieres jugar conmigo a las barbies? — le preguntó.
— Hope no creo que ella…
— Tranquila, señora Miller, encantada juego con ella. Además creo que usted y Nick tienen mucho de qué hablar – le dijo.
— Ella tiene razón, vamos afuera — dijo Ben y vimos cómo los tres salían al jardín.
Mi madre se sentó en una silla y me hizo un gesto para que me sentara frente a ella. Me senté y al instante ella tomó mis manos. Sus manos… sus manos siempre me arropaban a la noche antes de dormir. Luego de que ella ya no estaba, nadie lo hacía. Solo Rose cuando venía los fines de semana…
— Eres tan hermoso y no lo digo solo por ser tu madre.
— ¿Dónde has estado todo este tiempo? — le pregunté.
— En Londres — contestó y suspiró — Tu padre casi me obligó a dejar el país… Tuve que hacerlo, hijo, sino él iba a hacerte daño.
— Es una mierda — aseguré.
— Tranquilo, mi vida, con odio hacia él no ganas nada.
— ¿Cómo puedes pedirme que no lo odie? Mamá, él… él simplemente es un completo extraño para mí. Nunca se ha comportado como un padre. Siempre fue manipulador y hasta frío conmigo. Simplemente yo creo que él me odia.
— Voy a contarte una cosa, hijo — me dijo y se acercó más a mí — Tu padre siempre fue así… una persona posesiva, celosa y manipuladora. Pero yo me enamoré de él, lo amé más que a nada en este mundo. Todo era perfecto, hasta el día en que le dije que estaba embarazada de ti.
— ¿Qué? — dije algo confundido.
— Nick, cuando yo le dije a tu padre que íbamos a ser papas él cambio drásticamente. No me acompañaba a las ecografías, él no estaba pendiente de mí. Y ahí fue cuando conocí a Ben… él trabaja en el hospital al que yo iba a atenderme, y un día yo estaba realmente mal porque a tu padre parecía no importarle nada de ti o de mí.
Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Dom 05 Ene 2014, 8:57 pm, editado 3 veces
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 47:
La miré fijo a los ojos y sentí una pequeña presión en mi pecho.
— Creo que sí — le dije.
— ¿Crees? — dijo confundida.
— Mamá, la verdad es que nunca me pasó algo así. Yo…
— Eres un don Juan – me acusó con indignación.
— Sí, puede ser…
— ¿Con cuántas mujeres has estado? — me preguntó.
—Mamá, ¿no crees que…?
— Contéstame, Nick — sentenció con firmeza.
Sonreí ante su enojo. Siempre quise que mi madre me regañara.
— No lo sé – contesté.
— ¿Cómo que no lo sabes?
— No, no lo sé. Nunca me puse a contarlas.
— Oh, eres un desconsiderado, mujeriego. No puedo creerlo…
— Mami, ya no me regañes. Sabes que solo tú me interesas — le dije poniendo mi mejor cara de niño bueno. Ella me miró bien y sus ojos se humedecieron. Sonrió y volvió a abrazarme.
— Aún consigues comprarme — dijo sin soltarme. Se alejó y me miró – Pero creo que eso ahora no es así… porque he visto cómo la miras.
—Ella no solo es hermosa por fuera, también lo es por dentro — le conté.
— Sí, se nota y mucho.
— Te extrañe tanto – le dije.
— Y yo a ti, bebé — me dijo y se puso de pie entregándome su mano — Vamos a fuera.
Tomé su mano y caminamos hasta la parte trasera de la casa. Salimos y detuvimos nuestros pasos al ver cómo _______ y Hope reían y jugaban con las muñecas.
Sentí un cosquilleo en mi estómago. Ella era tan bella, y tan dulce. Ambas se giraron a vernos. Hope se puso de pie y corrió hasta nosotros.
— Tu novia es muy linda, hermanito – me dijo sonriente.
— ¿Qué es eso de ‘hermanito’, enana? Aquí la hermanita eres tú — le dije.
— No, yo soy toda una mujer. Sino pregúntale a mamá, ya me maquillo — dijo y colocó sus dos pequeñas manos sobre su cintura parándose coquetamente.
— ¿Y acaso tú permites que se maquille? – le dije a mi madre.
— Oh, no me digas que vas a ponerte igual de insoportable que Ben con ese tema. Ella es una niña y a todas las niñas les gusta maquillarse y jugar a ser grandes – me dijo mi madre.
________ se acercó a nosotros. La miré y tuve muchas ganas de besarla, pero no podía hacerlo delante de mi hermana y mi madre.
— Estábamos divirtiéndonos un poco — nos dijo la morena mientras le sonreía a Hope.
Mi madre se acercó a ella y la abrazó. Un tanto confundida,_________ le devolvió el gesto.
— Muchas gracias,_______… Nick me contó que tú conseguiste el número. De verdad no sé cómo voy a hacer para agradecerte esto — le dijo y se alejó de ella.
— Primero que nada, Feliz cumpleaños, señora Miller – dijo ella.
— Ya no me digas señora. Dime Denisse, linda. Nada de formalidades conmigo, al fin y al cabo eres la chica que me devolvió a mi hijo.
— ¡Oigan, vamos a comer! — nos llamó Ben.
Mi madre y mi hermana comenzaron a caminar hacia él, _______ estaba por caminar también pero la tomé del brazo y la jalé hacia mí para mirarla a los ojos.
— Gracias — le dije. Ella me miró bien.
— ¿Por qué? – preguntó.
— Por darme el segundo mejor día de mi vida.
— ¿El segundo? ¿Cuál fue el primero?
— El día en que te conocí — contesté y me acerqué a ella para besarla levemente en los labios.
La besé despacio, dulcemente, en cámara lenta. Me olvidé completamente en donde estábamos. Parecía que nada estaba a nuestro alrededor. Su nariz acariciaba la mía, con cada leve movimiento que hacían nuestras bocas.
No había nada más en el mundo que yo quisiera en este momento que estar besándola. Era una sensación hermosa. Su boca tenía un sabor único, dulce, adictivo… embriagante. Su pequeña mano se apoyó en mi rostro, mimándome dulcemente.
— Si ella no fuera tu novia, no la besarías en los labios — escuchamos la pequeña y suave voz de Hope. Ambos nos alejamos rápidamente para mirarla bien.
Mi pequeña hermana tenía una sonrisa pícara en los labios. Sus manitos estaban apoyadas sobre su cintura y se movía levemente para un lado y para otro.
— Lo que pasa, enana, es que aun eres muy pequeña como para entender ciertas cosas — le dije mientras me acercaba a ella y la alzaba en brazos.
Ella me miró y sonrió para luego mirar a ______.
— ¿Es un buen novio? — le preguntó. _______ sonrió levemente y comenzamos a caminar hacia donde estaban mi madre y Ben.
— Por ahora no lo llamo novio — le dijo la morena — Pero por ahora es un buen amigo.
— Pero si es tu amigo, ¿Por qué te besa?
— Porque me gusta besarla — le contesté yo.
— Nick — me regañó_______.
— Entonces, si mi amigo Billy quiere besarme porque le gusta ¿lo dejo? — preguntó.
— ¿Qué? ¡No, claro que no! ¡Tú no debes dejar que ningún mocoso atrevido te bese! Y si eso sucede tendré que ponerme violento — le dije algo nervioso.
— Oh, Nick, no puedes decirle eso a tu hermana — me dijo la morena y tomó en brazos a Hope. La pequeña rubia la miró fijo a los ojos mientras caminábamos — ¿Quién es ese tal Billy? — le preguntó.
— Vamos juntos al jardín — le contó ella — Y él es mi amigo… y siempre jugamos juntos a la familia y él siempre es mi esposo. Tenemos una hija que se llama Estrella y una mascota llamada Otto.
— ¿Te besó? — preguntó ______. Me tensé un poco.
— Solo cuando se despide de mí porque se va a trabajar, me da un beso en el cachete. ¿Eso es un beso de novios?
— Pero qué mocoso desubicado. Creo que tendré que hablar muy seriamente con tu padre, jovencita — le dije y caminé un poco más rápido.
— Nick, ven aquí — me llamó ______, haciendo que mi paso se detuviera. Ellas me alcanzaron y me miraron — Tú no vas a decirle nada a Ben, porque tienes que ser un buen hermano y guardarle los secretos a tu hermana…
— ¿Los hermanos guardan secretos? – preguntó Hope.
— Es su deber – le contestó ______.
— Sí, pero no cuando un mocoso desubicado trata de propasarse con tu hermanita. ¡Tiene cinco años, por Dios! — solté exasperado.
Llegamos a la mesa y mi madre y Ben se giraron a vernos un poco extrañados.
— ¿Sucede algo? — preguntó Ben.
— Sí, sucede que…
— Sucede que estábamos hablando un poco del jardín con Hope ¿no es así, Nick? — me preguntó interrumpiéndome.
— Sí, es así – dije con tono bajo.
— Bueno, ya siéntense a comer… que, si no, se enfría — habló mamá.
Nos sentamos a la mesa y Ben se acercó a nosotros con una bandeja.
— Mamá, casi me olvido…________ es vegetariana — le dije al mirar la bandeja que Ben traía, de seguro era carne. Mi madre miró a la morena.
— ¿En serio? — le preguntó.
— Bueno, en realidad es algo que hace poco que estoy implementando. Exactamente dos años. Estoy intentando limpiar mi organismo — le contó la morena.
— Es asombroso, porque yo también lo soy — le dijo ella.
Me sorprendí al recordar aquello. Juro que me había olvidado completamente de que mamá también era vegetariana.
— No puedo creerlo — dijo _______ y me miró – Nunca me dijiste que tu madre era vegetariana.
— Lo que pasa es que lo había olvidado – dije yo, un tanto sorprendido aún.
— Bueno, eso no es problema. Tenemos comida para las vegetarianas en esta casa — dijo Ben, y sonreí – Pero nosotros comeremos carne, ¿no es así, Nick?
— Por supuesto que sí, Ben — le respondí.
— Carnívoros – dijeron mi madre y ______ al mismo tiempo.
Todos reímos divertidos y comenzamos a comer. Mi madre y ________ hablaban como si se conocieran de todo la vida. Ellas tenían tantas cosas en común. El amor por la naturaleza, por las fotografías. Esa manera de ver la vida como el mejor regalo del mundo, esas ganas de vivir.
Y sobre todo esa entereza y dedicación que las hacía verse indestructibles.
— Son hermosas, ¿verdad? – me habló Ben sentándose frente a mí, mientras dirigía su mirada a ellas, que aún seguían hablando con Hope junto a ellas.
— Tienen tantas cosas en común… juro que no me había dado cuenta de eso – le dije y lo miré.
— Son mujeres increíbles. No puedo creer que hayas encontrado a una chica así…
— Fue por casualidad… o el destino — dije asintiendo.
— ¿Dónde la conociste? – preguntó.
— En la Universidad… cuando volví de mi suspensión…
— ¿Te suspendieron? – me interrumpió. Reí por lo bajo.
— Sí – dije en un susurro — Me metí a los jardines del campus en mi moto, y destruí patrimonio del establecimiento.
— Oh, eres increíbles — dijo divertido — ¿Y cómo le hiciste para enamorarla? Parece ser una chica muy aplicada, como tu madre…
— Debo decir que fue ella la que me enamoró a mí. Yo no tenía ninguna intención de enamorarme, y mucho menos de una mujer así. Te aseguro que me enloqueció — le conté.
— Pero ¿no estás contento de haberla conocido? — me dijo. Entonces volví mi vista a ellas, y la mirada de ________ se cruzó con la mía. Me sonrió levemente y sonrojándose un poco quitó su vista de la mía. Sonriendo volví mi mirada a Ben.
— Soy la persona más feliz del mundo, de eso puedes estar seguro, papá — le dije.
Él me miró bien. Se sentó erguidamente y me miró fijo, sonreí.
— Lo siento, pero ¿Qué has dicho? — me preguntó.
— Te dije papá, Ben… ¿acaso ya estas sordo? — le pregunté divertido. Él negó atónito con la cabeza, haciendo que yo riera — Eres como un padre para mí… no tendré tu sangre, pero te aseguro que eres más padre para mí que Paul.
— Nick, yo…
— Sé todo lo que has hecho por mi madre. Sé cuánto la amas, cuánto la has cuidado. Y mira, por Dios — dije y miré hacia Hope — Me has dado una hermana que, de paso sea dicho, creo que tendrás que poner un poco más lo límites con esa enana.
— Yo también te quiero como a un hijo — me dijo y lo miré — Y recuerdo que así lo sentí aquel día que te ayudé a venir al mundo.
— Entonces ya no se hable más, padre, porque creo que nos estamos poniendo un poco sentimentales — dije y él rió.
— ¿De qué hablan? — preguntó mi madre mientras ella, _______ y Hope se acercaban a nosotros. Las miré.
— Cosa de hombres — le contesté.
— Esa respuesta machista tuya — dijo ________ revoleando los ojos.
Entonces la tomé de la cintura y la senté sobre mi regazo. Me miró bien y me hizo un gesto de ‘¿Qué estás haciendo?’
— Estábamos poniéndonos sentimentales — le dije mirándola a los ojos.
— ¿Sentimentales? — preguntó mi madre.
— Le dije que lo quería como a un padre y él me dijo que me quería como a un hijo… ya sabes esas cosas que son cursis y que salen sin sentido — dije con desenfado.
— Aaaaaw, son tan tiernos — dijo mi madre y besó cortamente a Ben.
Miré a ______ y ella me sonrió divertida, le guiñé un ojo y quise besarla, pero se alejó discretamente poniéndose de pie.
— ¿A qué hora cortamos el pastel? — preguntó la morena.
— Un pastel que hizo Hope — habló Ben.
— Enana, ¿tú hiciste un pastel? — le pregunté. Ella me miró y asintió efusivamente.
— Sí, yo solita… bueno en realidad papá me ayudó, pero él es horrible cocinando, es como si yo lo hubiese hecho solita — dijo con una pequeña sonrisa autosuficiente.
¡Diablos, esta criatura es una exacta copia de mí, pero en miniatura!
Todos reímos y Ben alzó en brazos a Hope.
Mi celular comenzó a sonar, lo miré y me alejé de ellos para contestar. La llamada aparecía como privada.
— ¿Hola? — atendí.
Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Dom 05 Ene 2014, 9:03 pm, editado 2 veces
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 48:
— Sé perfectamente en dónde estás metido, y tienes exactamente dos horas para estar en mi casa. Y te quiero solo… deja a tu ‘acompañante’ en donde se te plazca, pero no vengas con ella. ¿Entendiste? — me dijo.
Me tensé al instante de escuchar su maldita voz. ¿Cómo demonios se había enterado de que yo estaba aquí? ¿Acaso el infeliz estaba siguiéndome o algo por el estilo?
— Mal nacido — musité.
— Y más te vale que me hagas caso o ya verás — dijo y colgó.
Apreté con fuerza el celular que estaba mi mano. Cerré los ojos y traté de estar calmado, pero se me estaba haciendo imposible. Sentí una suave mano apoyarse en mi hombro, me giré a verla, y era ella, ______. — ¿Qué sucede? — me preguntó preocupada. Solté un suspiro y acaricie su mejilla.
— Debemos irnos — dije y bajé mi mano para acariciar sus labios.
— ¿Por qué? — dijo confundida.
— No puedo explicártelo ahora, solo sé que debemos irnos, cariño — me acerqué a ella y la besé cortamente.
Volvimos los pasos hacia donde estaban mi madre y Ben. Ambos me miraron con cara de preocupación.
— Lo siento, mamá, pero tenemos que irnos — le dije. Ella se acercó a mí y me acarició el rostro.
— Tu padre, ¿verdad? — susurró por lo bajo. La miré fijo a los ojos.
— Él sabe dónde estoy — le contesté. Ella sonrió levemente, se acercó más a mí y me abrazó.
— Él ya no puede hacerme nada, Nick… que sus tontas amenazas ya no te controlen, cualquier cosa que él te diga es mentira. Perdió control sobre mí hace exactamente un año — me calmó ella y con cuidado la alejé de mí para mirarla a los ojos.
— Entonces ¿ya no… no hay peligro? — preguntó con algo de duda.
— No, ya no hay peligro. Pero sé cómo es, así que ve… y hazle saber que ya no le tienes miedo, pero por favor no pierdas el control, Nick, es tu padre — me pidió.
Asentí y besó mi mejilla, para luego alejarse completamente.
— Más tarde, cuando todo este arreglado voy a llamarte — le dije a mi madre.
— Esperaré ese llamado ansiosamente, hijo — dijo ella.
Los tres nos acompañaron hasta la puerta. Hope no tenía esa sonrisa que tenía cuando llegamos.
— ¿Qué pasa, enana? — le pregunté agachándome hasta quedar a su altura.
— Yo no quiero que se vayan — me dijo sin dejar de mirar al suelo. Levanté su rostro con una mano e hice que me mirara.
— Prometo que nos veremos otra vez. Eres mi hermanita y prometo que voy a cumplir bien mi rol de hermano mayor – le dije. Ella me sonrió y luego miró a ______.
— Tú también cumplirás bien tu rol de cuñada ¿verdad? — le dijo._______ la miró asombrada.
— ¿Qué es eso de rol de cuñada? — La regañó mi madre — ¿De dónde has sacado eso?
— Lo vi en una telenovela, en casa de la abuela Fiona — se defendió ella. Todos reímos divertidos y salimos fuera de la casa. Caminamos hasta el auto de ______ y nos giramos a verlos.
— Prometo, mamá, que esto pronto va a acabar — le dije. Ella me sonrió.
— Lo sé, mi amor, cuídense. Adiós, _______, y gracias por traerme de nuevo a mi bebé — le dijo a la morena. Ésta sonrió.
— Gracias a usted, por haberlo traído al mundo — le dijo ella, entonces la miré algo sorprendido. Ella me miró y al instante se dio cuenta de que eso le salió sin permiso de la boca, se sonrojó de sobremanera y apartó la vista de mí.
— Adiós, muchachos — nos dijo Ben. Me acerqué a él y lo abracé.
— Por favor, cuídalas — le susurré.
— Tranquilo, las cuidaré. Tú cuídate y cuida a _______, es una muchacha increíble — me dijo al oído. Asentí y me alejé de él.
— Adiós — se despidió______ de todos antes de subirse al auto. Miré una última vez a mi hermana y a mi madre y sonreí. La pequeña agitó su mano y eso me lleno de alegría.
— Cuídate, enana, y no comas muchos dulces… te van a hacer mal — le dije.
— Está bien, hermanito — me dijo sonriente.
— “Hermanito” — susurré divertido y me subí al auto.
______ arrancó y comenzamos a andar. Giré mi cabeza para ver como sus pequeñas figuras volvían a entrar a la casa. Soltando un leve suspiró volví mi vista al frente. Miré a ________ y ella aún seguía sonrojada. Sonreí.
— Así que… le estas agradecida porque me trajo a este mundo — dije en tono divertido. Ella se sonrojó más aún.
— Bueno… sí, porque si no lo hubiese hecho…
— No te hubiese conocido, no me hubieses conocido… no sería completa y tontamente feliz en este momento — le dije.
Ella mi miró y detuvo el auto. La miré extrañado, entonces se acercó a mí y me besó desesperadamente. Gruñí por lo bajo ante aquella excitante manera de besar. Giré hacia ella y la tomé de la cintura, para con un simple movimiento subirla sobre mí.
— No, Nick… — susurró agitada sobre mi boca.
— Cállate — le dije y volví a reclamar sus labios.
Mis manos se volvieron un poco traviesas y se metieron debajo de su remera, para acariciar su suave piel. Gimió levemente, haciéndome saber que deseaba eso tanto como yo.
— No, no, estamos en un auto, Nick… ya para… no… espera… diablos.
Hice oídos sordos a sus peticiones y la tomé de las caderas para acercarla más a mí. El dolor que se había producido en mi ingle, fue provocado por ella. Entonces lo iba a pagar, dándome lo que yo quería en este auto, si es preciso.
Tomó mi rostro con sus manos y logró alejarme de su boca. Me miró fijamente a los ojos. Sonreí mostrándole una agitada sonrisa.
— ¿Por qué no me escuchas? — me preguntó.
— ¿Por qué no me besas? — le pregunté.
Levanté mi mano y la tomé de la nuca para acercarla rápidamente a mí. Al parecer toda su cordura saltó del auto, porque sus manos pasaron a mi nuca y me acercaron más a ella. Coloqué mis brazos alrededor de su cintura, abrazándola más a mí. Cómo necesitaba estar cerca de ella, cómo me gustaba estar así de cerca.
Un celular comenzó a sonar, ella se alejó agitada de mí e intentó volver al asiento de al lado, pero la detuve y la volví a besar. El celular dejó de sonar, pero al instante comenzó a hacerlo de nuevo. Ella se volvió a alejar y, esta vez, se escapó de mí. De manera agitada se sentó de nuevo en su asiento. Metí la mano en mi bolsillo y saqué mi celular, era Ben.
— ¿Ben? — dije extrañado al atender.
— Oye, ¿están bien? — me preguntó.
— Sí, ¿Por qué? — le dije.
— Porque el auto está detenido ahí justo en la salida, pensamos que se les había quedado o algo, ¿necesitan ayuda? — dijo. No pude reprimir una risa, y miré a _________.
— No, Ben, tranquilo, estamos bien. Ya nos vamos, sólo nos detuvimos unos segundos porque… — miré a________ y ésta me miró para luego ponerse roja — Porque estábamos viendo a dónde ir ahora.
— Bueno, entonces no pasó nada — dijo Ben con tono divertido — Tu madre dice que por favor, cuando termines de hablar con tu padre, la llames.
— Dile que lo haré sin falta — dije y luego colgué.
_______ colocó sus manos sobre el volante y comenzó a manejar de nuevo. Sonreí sin que me viera, y luego dirigí mi mirada a ella.
— ¿En dónde nos habíamos quedado, cariño? — le pregunté y estiré uno de mis brazos para tocarla, ella al instante se salió.
— No me toques, pervertido — dijo sin dejar de mirar al frente.
— ¿Pervertido yo? — dije.
— Sí, el más pervertido del mundo. ¿Cómo… cómo se te ocurre hacerme una cosa así?
— Discúlpame por ser un pervertido, pero en este caso la culpa la tienes tú, ¿Quién diablos te mandó a ser tan deseable?
Ella sonrió por lo bajo, pero aun así no me miró. Guardé silencio, mientras que nos íbamos alejando más de aquel campo y salíamos por la ruta para llegar a la cuidad.
— ¿Por qué tuvimos que volver? — me preguntó. La miré y solté un suspiro.
— Mi padre… sabe dónde estoy. Entonces ahora voy a ir a decirle que todo se terminó y que sus amenazas se las puede meter en donde no le da el sol — dije bastante contento por aquella idea.
— Voy contigo — afirmó.
— No, cariño — le dije y me miró — Fue muy claro conmigo cuando me dijo que fuera solo.
—Nick, eres demasiado impulsivo a veces… tal vez te descontroles y… a pesar de todo es tu padre — me dijo con preocupación.
— Tranquila, cariño — susurré y tomé una de sus manos, haciendo que me mirara — No voy a hacerle nada al infeliz.
— ¿Me lo prometes?
— Te lo prometo — le dije y besé la palma de su mano.
Más rápido de lo que esperé ______ se detuvo frente a la gran mansión de mi padre. Solté un suspiró y la miré.
— ¿Estás seguro de que no quieres que me quede contigo? — me preguntó. Sonreí por lo bajo.
— Cariño, todo va a estar bien — le dije. Suspiró y me miró a los ojos.
— Está bien, te dejo aquí. Yo tengo que ir a ver a Gina y luego a mi padre… sino después se ponen insoportables — dijo. Acaricié su mejilla.
— Ve tranquila, saluda a Gin de mi parte… y dile que tal vez considere el volver a trabajar los sábados — dije divertido. Ella me miró desaprobadamente — ¿Qué? ¿Acaso no te gustaría?
— No, no me gustaría — dijo. La miré sorprendido.
— ¿Por qué? — dije.
— Porque no quiero verte babeando por las flacuchas esas que tiene mi madre como modelos —dijo celosa.
— Por la única que he estado babeando últimamente es por ti, cariño — me acerqué a ella y la besé despacio para luego alejarme — A la noche te llamo… quizás podemos salir a comer algo o al cine y luego…
— Y luego nada — me interrumpió.
— Pero mañana no tenemos Universidad — dije al instante.
— No me importa… ¿tú crees que a mí me gusta estar así todo el tiempo? — preguntó. La miré fijo, y asentí levemente con la cabeza — Ya bájate… y, por favor, no hagas locuras, Nick, prométeme que no vas a ponerte loco.
— Juro, cariño, que no voy a hacer nada malo — le dije. Ella sonrió y me besó cortamente — No, uno así de cortito no, ¿Sabes cuantas horas estaremos alejados? Yo necesito un beso más largo para no desesperarme…
Mordió su labio y se acercó de nuevo a mí. Su boca se movió suave sobre la mía, mandando sensaciones que nunca había sentido sobre mi cuerpo. Se alejó despacio pero se mantuvo cerca.
— Ahora sí, ya puedes irte — susurró.
— Te juro que no tengo ganas de hacerlo — le confesé. Sonrió y se alejó completamente de mí.
— Vamos, cariño, ve, tu padre te está esperando — me dijo.
— Esta bien, adiós — la besé otra vez y me bajé del auto.
Cerré la puerta y la miré. Me sonrió de manera dulce y luego arrancó para dejarme allí parado mirando cómo se alejaba.
Solté un suspiro y giré para enfrentar la casa de mi padre…
Aquel hombre que era mi padre, aquel hombre que me dio la vida, pero al mismo tiempo aquel hombre que hizo de la mitad de mi vida un infierno. No solo la mía, sino que la de mi madre también.
Ese hombre que solo podía tener odio de mi parte, vergüenza, decepción. Yo no podía sentir otras cosas por él, nada de nada. Respirando profundamente comencé a caminar hacia la puerta, toqué el timbre y esperé a que alguien me abriera.
— Buenos días, niño Jonas — me saludó Berta cuando abrió la puerta. Ella era la encargada de limpiar la mansión.
— ¿Qué tal, Bert? — le dije y besé su mejilla.
— Bien, niño — me dijo y me miró con algo de preocupación — Su padre lo espera en el despacho…
— Gracias — dije y entré del todo para empezar a caminar hasta el despacho. Hacía ya tres años que había dejado esta casa, nunca me había gustado vivir aquí. Por el simple hecho de que siempre me recordaba el sufrimiento de mamá. Me acerqué a la puerta del despacho…
— Pasa — escuché su voz.
Abrí y él estaba sentado en aquella inmaculada silla. Su mirada estaba fija en unos cuantos papeles que tenía en las manos. Levantó su vista hacia mí y una sonrisa hipócrita se dibujó en su rostro.
— Me alegro que hayas venido, hijo… por el bien de los que quieres.
Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Dom 05 Ene 2014, 9:05 pm, editado 1 vez
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 49:
Lo miré fijo por unos cuantos segundos… no puedo entender como alguien así puede ser mi padre. Cómo mi madre pudo amar a esta basura.
—Ya no más, Paul — le dije. Él sonrió de costado y se acomodó mejor en su silla.
— Creo que va a ser mejor que pienses en el bien de tu madre. — me habló.
Ahora yo sonreí de la misma manera torcida y perversa que él.
— Ya no puedes hacerle daño — le aseguré. Su sonrisa se desvaneció lentamente.
— Dime — dijo mientras se ponía de pie – ¿Qué te llevó a tu madre? – No contesté y solo me dediqué a mirarlo fijamente — Sé que esa jovencita con la que estás últimamente consiguió el número de tu madre…
— No es ninguna tonta… ya sé que intentaste manipularla ayer, no te funcionó ¿verdad? – Reí levemente — Ella no es como las demás. Ya no tienes poder sobre mí. Se terminó.
Se puso de pie y salió de atrás de su escritorio. Se acercó a la biblioteca y comenzó a mirar los libros que allí estaban. Él podía llegar a ser tan cínico, tan frío… tan distante. Luego de que mamá se fue aprendí que lo único que podía recibir de Paul Jonas eran órdenes y amenazas. Se giró a verme y volvió a sonreír.
— Voy a demostrarte que puedo ser generoso, Nick – dijo y volvió la mirada a los libros – Tienes un poco de tiempo para jugar a ‘la casita’ con la ramera de tu madre…
— Bastardo – lo interrumpí — Ella no es una ramera.
— No me interrumpas, hijo, sabes que no me gusta – respiré profundamente tratando de no perder el control – Como te decía, tienes un tiempo para jugar a ‘la casita’ con tu madre y divertirte con esa muchachita.
— Sabes que ya no es cuestión de tiempo… se terminó, Paul, ya no más amenazas estúpidas y ese tipo de cosas — dije. Volvió su vista a mí, se notaba que ya estaba perdiendo la paciencia.
— ¿Sabes? Sé a qué jardín va Hope – me paralicé y mi cuerpo se tensó – Es una niña muy linda, se parece a tu madre. Le gustan mucho los dulces, ella me lo ha dicho.
— Gusano — musité por lo bajo.
— Por eso mismo, hijo, piénsalo bien, hijo... no me molesta que estés con la hija de Brooks, una pequeña diversión no te viene mal... pero lo mejor va a ser que dejes de la loca idea de estar cerca de tu madre y de ese infeliz – sonreí ante la forma en que llamó a Ben.
Reí divertido y él me miró con furia.
— Padre, padre, padre — dije calmando mi risa — No sé si has visto a tu alrededor últimamente pero, si no, aquí tienes una noticia: YA NO ME CONTROLAS ni CONTROLARÁS.
— No estés tan seguro de eso — dijo apretando los dientes.
— Puedes meterte tus amenazas en donde más se te acomoden — le dije con una sonrisa.
— Puedo hacerlo mucho mejor, hijo, te sorprenderías.
— ¿Sabes? — Dije sin dejar de sonreír — He visto cómo está mamá... y debo decirte que alejarla de ti ha sido lo mejor que has podido hacer en este mundo. Así que, sin rencores... papi, todo está bien. Ben le ha dado todo lo que tú jamás pudiste darle en la vida – lo vi ponerse rojo del coraje, y eso me llenó de satisfacción – Cuidado, papá, creo que estas a punto de tener una embolia. Cuídate, ¿sí?... ya estás viejito, no debes pasar corajes.
Quise echarme a reír ante su notorio enojo, pero traté de controlarme… pero es que juro que se me hace imposible. Este infeliz tiene que pagarme una y cada una de las que me ha hecho.
— Ten cuidado, hijo mío — me dijo con toda la calma posible, mientras me miraba fijamente. Mi mandíbula se tensó — Mide tus palabras… no querrás que algo le pase a tu nueva dama de compañía ¿o sí?
Y esa fue la gota que rebalsó el vaso, rápidamente me acerqué a él tomándolo de la camisa para acercarlo a mí.
— Escúchame bien, maldito infeliz — le hablé entre dientes sin dejar de sostenerlo por la camisa. Sus ojos se clavaron en los míos — Dejaré de lado el motivo de tener tu maldita sangre si le tocas un pelo a ______... no voy a dudar en acabar contigo.
— Te importa de verdad — susurró como si acabara de descubrir lo mejor de su vida.
— Entendiste, ¿verdad? No juegues conmigo, Paul… ya no tengo 9 años. Y lo único que siento por ti es desprecio, así que mejor no me busques — lo solté bruscamente y salí de aquel despacho antes de acabar con la poca paciencia que me quedaba.
Cuando estuve afuera de la casa, pateé lo primero que estuvo delante de mí. El tacho terminó en medio de la calle con toda la basura esparcida.
Intenté calmarme, pero se me estaba haciendo imposible. De verdad, pero de verdad si a él se le ocurre hacerle algo a _______, lo mataré. Solté un suspiró y decidí calmarme del todo. Comencé a caminar y luego de unos cuantos minutos llegué a mi casa, necesitaba dormir un poco, pensar, despejarme. Abrí la puerta y al instante mi rubia prima salió de la habitación.
— ¡Hola! — dijo con una sonrisa de oreja a oreja. Se acercó a abrazarme, al instante se alejó de mí y me miró bien — Oye, ¿Qué te pasa? ¿Acaso vas a decirme que arruinaste todo con ________ y pelearon? — no pude evitar sonreír.
— No, no peleé con _______ — dije en un suspiro
— ¿Entonces? ¿Por qué esa cara horrible? — preguntó. Le estaba por decir algo, pero me interrumpió con un pequeño gritito – Quiero que me cuentes, quiero saberlo todo… todo ¿Qué pasó con ________? ¿Por qué durmieron juntos? ¿Cómo te sientes? ¿Estás enfermo? ¿Sabes lo que haces verdad? — volví a reír.
— Sí, sé lo que hago… todo está bien. Anoche me di cuenta de que todos tenían razón, yo estoy loco por _______, la quiero… no puedo evitarlo.
Danielle llevó sus manos a su pecho y puso su mejor cara de tonta emocionada, apretó los labios como si evitara llorar y luego volvió a gritar. Me alejé un poco de ella.
— Aaay, muero, te juro por Dios que me muero aquí mismo. No puedo creerlo, esto es increíble. Al fin, primito – dijo y apretó mis mejillas.
— Ya, ya — dije alejándome de su molesto agarre.
— Te quiero, primo — me volvió a abrazar. Sonreí y le respondí el gesto.
— Yo también te quiero, tonta — le dije. Se alejó de mí y soltó un suspiro. La miré bien, percatándome de que estaba bastante arreglada — ¿Vas a salir? — ella se sonrojó instantáneamente y ahí supe que ella saldría con Kevin — Ooooh, vas a salir con Kevin.
Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Dom 05 Ene 2014, 9:06 pm, editado 1 vez
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Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 50:
— Bueno yo… él me invitó al… cine y bueno, creo que ya es hora de… de hacerle un poco de caso. El pobre ya me estaba… dando pena — habló nerviosa.
— Mentira, tonta — dije divertido y la empujé levemente — Te mueres por él, admítelo.
— Bueno sí, me gusta — dijo haciendo un leve puchero y mirando al suelo — Así que… no me esperes hoy, no vendré.
— Está bien… al fin podré dormir en mi cama — golpeó levemente mi brazo — Ya, sólo bromeo. Me voy a bañar y a dormir un rato…
— Está bien, tontín, adiós – dijo y besó mi mejilla.
Me dirigí a mi habitación y me tiré en la cama. Tomé mi celular y busqué su número. Sonó una… sonó otra.
— ¿Cómo te fue con tu padre? – preguntó al atender.
— Primero que nada, “hola, cariño, ¿Cómo estás? Te extraño” – dije y escuché su risa.
— Hola, cariño, ¿Cómo estás? Te extraño — me dijo.
Sonreí y me senté en la cama para buscar un poco de ropa ya que iba a entrar a bañarme.
— Bien ¿y tú, cariño? — pregunté.
— Bien, acabo de salir de lo de mi madre… ahora voy a lo de papá.
— ¿Vas a tardar mucho? Quiero verte.
— Quizás no podremos vernos hoy, Nick — detuve mi búsqueda de ropa y me paré bien.
— ¿Por qué no? — dije como un niño al que no quieren comprarle un juguete nuevo.
— Porque papá hará una cena y seguro quiere que me quede…
— _______, no me hagas esto — supliqué.
— Pareces un niño — dijo divertida.
— Está bien, déjame solo… no te necesito — colgué y me dispuse a buscar la ropa.
Mi celular comenzó a sonar y sonreí al ver que era ella. Esperé unos segundos antes de atender.
— ¿Por qué me cortas? ¿Acaso de verdad eres un niño? — preguntó enojada. Sonreí.
— No me extrañas, es eso — dije.
— Tonto, eres un tonto… te comportas como un tonto. ¡Claro que te extraño! ¿Acaso crees que no me muero de ganas de besarte en este preciso momento? – sonreí como un bobo mientras entraba al baño.
— ¿Quieres besarme? — pregunté.
— Claro que quiero besarte — susurró.
— Yo quiero hacerte otras cosas — dije con voz profunda.
— Nick — se quejó divertida.
— Entonces, ¿no vas a venir? — dije esperanzado con que me dijera que si iba a venir.
— Hagamos una cosa, apenas salga de ahí te llamo y vemos si vamos al cine y tomar algo ¿quieres? Así de paso hablamos de tu padre…
— No, no quiero hablar de él — aseguré.
— Vamos, cariño, te hará bien — sonreí levemente.
— Está bien, llámame, por favor — dije.
— Te llamo, adiós — dijo y colgó.
Tuve que haberle dicho que la quería… pero ¿si es muy rápido? No, no es rápido, es sincero y real… cuando la vea se lo digo. Me duché y luego me puse mi pantalón de dormir para tirarme boca abajo en mi cama, estoy tan cansado, necesito dormir un poco. Mis ojos comenzaron a cerrarse de a poco, hasta que todo estuvo totalmente oscuro…
Una sensación dulce recorrió mi espalda, era algo así como una suave caricia… pero de labios. Me moví un poco para alejar el escalofrío que me atravesó. La caricia o beso, no estoy seguro, volvió a repetirse, pero esta vez más arriba. Seguro estoy soñando y solo debo seguir durmiendo. Comenzó a ser más repetitivo y más dulce que antes.
— Hueles a jabón de bebé… eres tan hermoso — escuché su voz.
Me senté rápidamente en la cama y me giré a verla. Seguro que yo estoy soñando y en cualquier momento voy a despertar para estar solo.
—¿Cómo entraste? — le pregunté mientras la miraba bien, para ver si era real.
Sonrió y levantó su mano mostrándome las llaves.
— Se las robé a Danielle — me dijo. Sonreí bobamente.
— ¿Tú me estabas besando la espalda? — pregunté.
— Ajá — dijo asintiendo — Y hueles tan lindo…
— ¿Qué pasó con la cena de tu padre? — le dije intentando averiguar si era un sueño o no.
— Te mentí — dijo mordiendo sus labios — Quería darte una sorpresa… parece que funcionó ¿Qué te pasa? ¿Por qué tienes esa cara?
— Porque creo que estoy soñando – dije.
— No, no estás soñando, Nick — dijo divertida y levantó su mano para acariciar mi mejilla.
Cerré los ojos ante el contacto de su piel.
— Ven aquí — dije y la tomé de la nuca para acercarla a mis labios.
Su boca se movió sobre la mía de manera apasionada, mientras colocaba sus brazos alrededor de mi cuello y se acercaba más a mí. La tomé de la cintura y la subí sobre mí. Su ropa comenzó a estorbarme cuando sentí la terrible necesidad de sentir su piel contra la mía. Nuestras lenguas se mezclaron y ella gimió levemente enterrando sus manos en mis cabellos.
Subí una de mis manos hasta los primeros botones de su blusa.
— No, no, no, hoy no. — dijo agitada alejándose de mi boca.
— Sí, por Dios — musité y volví a besarla.
— No, Nick, no vamos a hacer eso en donde yo comienzo arriba y termino abajo, mañana tengo que ir a lo de mi madre. Además de que Rose viene por la mañana y qué... qué espanto que nos vea — dijo cuándo se volvió a alejar.
— Tu prudencia solo me excita más, amor — le dije con una leve sonrisa.
Sus ojos se abrieron bien y me miró como si acabara de decir algo que no entendió.
— ¿Cómo dijiste? — preguntó.
— ¿Cómo dijiste? — preguntó. Sonreí y la acerqué un poco más a mí, rozando sus labios.
— Que te niegues solo hace que te desee mucho más — susurré.
— No, lo otro — musitó. Sonreí para mí mismo… ella quería escucharlo de nuevo.
— ¿Qué cosa, _______? — pregunté haciéndome el tonto.
— Me dijiste ‘amor’ — dijo con un brillo especial en los ojos.
— ¿Yo? No, yo nunca dije eso…
El brillo que adquirieron sus ojos se desvaneció como el humo en el aire. Miró hacia otro lado y se bajó de mí lentamente.
— Bueno… escuché mal — dijo sin mirarme.
— Sí, tal vez sí — dije asintiendo.
Las ganas de echarme a reír me invadieron, pero me contuve. ________ se puso de puso de pie y la miré, esperando que me mirara.
— Voy a buscar algo de comer — sentenció con tono frío.
Antes de que pudiera caminar la tomé de la mano y la jalé hacia mí, para luego girar y que quedara debajo de mí.
— Sí, te dije amor… dije que tu prudencia me excita más, amor. Mucho más — dije sin dejar de mirarla fijo a los ojos.
Sus ojos volvieron a adquirir ese brillo de hace unos instantes, sus mejillas se enrojecieron levemente y eso terminó con lo que quedaba de mí.
— ¿Usas ese calificativo con otras… personas? — me preguntó con recelo. Sonreí.
— ¿Celosa? – le pregunté arqueando una ceja.
— Estás matando el momento, Nick — dijo frunciendo levemente el ceño. Reí por lo bajo.
— Y tú solo me estás tentando cada vez más — dije divertido.
— Solo quiero saber si alguien más fue llamada así…
— No — le dije mirándola fijamente — Nadie más, amor.
Ella levantó su mano y acarició mi mejilla, para luego subir hasta mi cabello y acomodarlo levemente hacia atrás. Me incliné hacia ella y la besé dulcemente acariciando sus labios con cuidado. Gimió levemente, mandando a través de mí una oleada de placer. El beso dulce y tierno se volvió apasionado e intranquilo. Necesitaba sentirla, desesperadamente. Bajé mis manos al borde de su blusa.
— No, no y no, Jonas — dije agitada soltando mis labios — Dije que no…
— Maldita, eso eres una pequeña y peligrosa ninfa que ha venido hasta mi habitación y me ha despertado y me ha seducido y ahora no quiere dejarme cobrar lo que debo.
— Por Dios, Nick, no han pasado si quiera 24 horas desde la última vez que lo hicimos… no puedes estar desesperado. Definitivamente eres un ninfómano.
— Y tú te comportas como una monja — la besé cortamente.
— Pero te encanta esta monja – dijo coqueta.
— Está bien, tú ganas. Solo porque no tengo como contradecir aquello, es absolutamente cierto.
Me miró de manera tierna y acarició de nuevo mi mejilla.
— Ahora, ¿me puedes dejar salir? Quiero comer algo — me dijo.
— Delante de ti ya tienes algo para comer, ¿para qué quieres otra cosa? — le pregunté.
Ella rió por lo bajo.
— No se puede vivir de hacer el amor, Nick — dijo mientras sin intención alguna clavaba su mirada en mi boca.
— Mamá, esa mirada… quieres besarme ¿cierto? – le dije y me agaché para morder sus labios.
— Tienes razón… ganas en todo. Sí quiero besarte, y todo lo que se te pueda pasar por la mente. Pero ahora tengo hambre…
— de comida.
— Bueno, vamos a comer — dije rendido mientras me alejaba de ella y me ponía de pie. Tomé su mano y la levanté de la cama — Pero luego quiero el postre.
Le gruñí y la tomé de la cintura para un arrebato beso y luego la solté. Ella rió divertida.
— Traje helado — dijo con una inocente sonrisa.
— Y te atreves a decir que soy yo quien mata los momentos. No tienes vergüenza, amor.
— Decidí ignorar tu doble sentido — me aclaró.
— Pero si lo divertido de eso es que te escandalices — dije mientras ambos salíamos de la habitación.
— Oh, bebé, ya no me escandalizan tus dobles sentidos — me dijo divertida.
Arqueé una ceja y antes de que se alejara demasiado, la detuve y la acerqué a mí. Su espalda chocó levemente contra mi pecho y el aroma de su cuerpo, me excitó un poco más de lo que ya estaba. Sentí como su respiración se volvía un poco más densa.
— ¿Por qué estás tan distante? — le pregunté al oído.
— Yo no estoy distante — aseguró.
— Sí, sí lo estás – susurré y bajé mis manos a su vientre, abrazándola un poco más.
— Nick… - murmuró.
— ¿A qué le temes, _________? – le pregunté y la giré para que me hiciera frente.
Me miró fijo a los ojos y vi la inseguridad en ellos. Aquellos ojos cautivantes estaban llenos de inseguridad.
— No quiero que… que te canses de mí.
— ¿Cansarme? – pregunté confundido.
— Tal vez… si me hago la difícil, pueda que no me dejes tan pronto.
Eso es lo que pasa… _______ aún no entiende lo que ella significa para mí. Tomé su rostro con mis manos y la acerqué a mis labios.
— Estoy perdida y completamente enamorado de ti… te necesito, te quiero. Y no creo que pueda cansarme de algo que hace latir tan fuerte mi corazón — besé sus labios apenas — Eres la dueña de mi corazón… puedes hacer lo que se te cante con él. Soy tuyo, maldita sea.
— Yo también soy tuya, Nick, completamente tuya — susurró agitada y se acercó completamente a mi boca. Gruñí ante el desenfreno de su pasión.
Sus labios abrasaron los míos y su lengua me cautivó. Sus pequeños brazos rodearon mi cuello y entonces la alcé del suelo.
— Rodéame con tus piernas… por favor, necesito sentirte, ________ — le supliqué soltando apenas su boca. Ella sonrió levemente.
Sus piernas rodearon mis caderas y entonces volví a besar su boca.
— Claro que no, Kevin — dijo divertida.
Ellos tenían los ojos bien abiertos y estaban ahí parados como estatuas en la puerta, nos miraban fijo. ______ seguía sobre mí.
— Creo que no hemos llegado en un momento muy apropiado — dijo mi buen amigo Journey.
Lentamente, _______ se fue bajando de mí, para acomodarse un poco el pelo y la ropa.
— Diablos, Danielle… ¿acaso no me dijiste que no vendrías hoy? — le pregunté.
— Lo siento, primito, no pensé que estarían haciendo tal muestra de amor en medio del pasillo — dijo ella con una leve sonrisa.
— Son unos aguafiestas — dije fastidiado y miré a Kevin — Y tú, ¿Acaso no podías llevarla a algún lado para distraerla o algo así? Es la segunda vez que interrumpe algo interesante…
— Ya, ya — dijo ______ apoyando una de sus manos sobre mi pecho — Vamos a ser unos buenos anfitriones y los vamos a hacer pasar y vamos a cenar todos juntos.
Danielle sonrió emocionada y se acercó a _______ para tomarla de la mano.
— ¿A dónde piensas llevarte a mi _____? — le pregunté, tomando la otra mano de _____.
— Necesito hablar en privado con mi mejor amiga, pesado — me dijo la rubia.
— Jamás voy a perdonarte que hayas arruinado nuestro momento — le aseguré.
— Sí vas a perdonarme, primito lindo — apretó mi mejilla.
— Ya, bebé — me dijo ______ y besó levemente mis labios — Yo también quiero hablar con tu prima… — se acercó a mi oído — Te prometo que luego la recompensa será mejor de lo que esperas.
— Ya, _______, deja de excitarlo —la regañó Danielle y tiró de ella para desparecer por el pasillo.
Me giré a ver a Kevin y éste soltó un leve suspiro.
— Lo siento, hermano… juro que no tenía idea que estabas con ______. Danielle me contó que ayer estuvieron juntos y que al parecer al fin aceptaste que estás enamorado — me dijo.
Solté un suspiró y apoyé mi mano en su hombro para hacerlo caminar hacia la mesada de mármol y sentarnos allí.
— Yo no sé cómo pasó… pero me tiene loco — le conté. Él sonrió divertido.
— Así son ellas cuando logran meterse en tu corazón. Te sientes como un títere que depende de los hilos para moverse… te aseguro que en verdad van a enredarnos.
— Pues estoy dispuesto a enredarme por ella — dije divertido.
Ambos escuchamos las chistosas risas de ______ y Danielle, Kevin me miró divertido.
— Son terribles — aseguró.
— Nuestra perdición, hermano — dije y palmeé su hombre – Pero, espera un segundo, yo me perdí de algo ¿Qué pasó entre tú y mi prima?
— Bueno… nosotros estamos saliendo — me contó. Puse mi mejor cara de enternecido.
— ¿Te das cuenta de que tú, Joe y yo hemos caído en los brazos de tres ninfas asesinas?
— ¿Por qué asesina? — dijo confundido.
— ¿Aún tienes el valor de preguntarlo? — dije mientras veía como _____ y Danielle caminaban hacia nosotros.
— ¿Qué hacen? — preguntó mi curiosa prima.
— Hablábamos — le dije y miré a _____ que se acercó lentamente a mí hasta estar a mi lado.
La tomé de la cintura y la guié para que se sentara sobre mi regazo.
— Kevin, ¿me acompañas a comprar unas cosas para la cena? — le preguntó Danielle.
— Claro que sí, preciosa — dijo él y ambos salieron del departamento tomados de las manos.
En ese instante, ______ apoyó su cabeza contra mi hombro y con su mano derecha comenzó a acariciar mi pecho. Bajé la mirada para mirarla y estaba demasiado callada para mi gusto.
— ¿Pasó algo? — le pregunté.
Ella levantó su rostro, pero sin alejarse de mi hombro, su boca quedó cerca de la mía. Su mano hacía pequeños círculos sobre mis pectorales.
— Te quiero — susurró. Mi cara se tornó boba y una media sonrisa curvó mis labios.
— ¿Cómo? — le pregunté. Ella sonrió.
— Que te quiero, Nick… no te das una idea de cuánto — dijo en tono suave — Bésame como hoy a la mañana… despacio.
Me acerqué más a ella, y la besé como me pidió. Mis labios rozaron suaves los suyos. Me invadió su dulce aroma. Me invadió ella… su amor y pasión.
— ¿Por qué no les pedimos que se vayan? — pregunté sobre su boca. Ella sonrió.
— Lo lamento, bebé… pero en este momento Joe y Blanda también están viniendo hacia aquí.
— ¡Demonios! No se van a ir nunca más — me quejé.
Me besó cortamente y se puso de pie.
— No te pongas quisquilloso, son tus amigos y mis amigas… está bien que estemos con ellos.
— Yo no quiero estar con ellos — aseguré.
— Eres un mal amigo — me dijo.
— Pero, mi amor… yo estoy todo el tiempo con esos dos — seguí quejándome como un pequeño niño — Yo solo quiero estar contigo ahora.
Sonrió y clavó su mirada en la mía. Se volvió a acercar a mí y rodeó mi cuello con sus brazos.
— Ahora soy ‘mi amor’, cada vez le vas agregando algo más, bebé — dijo risueña.
— Tú me provocas esa clase de cursilerías, solo tú — le dije y me acerqué de nuevo a ella para besarla. Rió sobre mis labios y aquella fue una hermosa sensación, que también me hizo sonreír. La puerta del departamento se volvió a abrir.
— Oooh, vamos ¿Acaso no van a dejar de estar como chicles ni por un segundo? — nos dijo Danielle entrando con Kevin, Joe y Blanda detrás.
— Si no fuera por ti, y por tu inoportuna llegada a esta casa, estaríamos más pegados que dos chicles — le dije.
______ golpeó levemente mi brazo y se alejó de mí, para saludar a su querida amiga Blanda. La pequeña diabólica se acercó a mí con duda y resentimiento y cuando la tuve en frente estiré mi mano hacia ella.
— ¿Tregua? — le dije. Ella analizó mi mano.
— Llegas hacer sufrir a mi amiga, y serás hombre muerto — me aseguró.
Reí y ella también lo hizo para luego tomar mi mano.
Las chicas se quedaron en la cocina ‘haciendo la cena’ mientras que los chicos y yo nos sentamos frente al televisor con una lata de cerveza cada uno.
— Esto sí que es vida… la vida de concubino no es tan mala como nosotros habíamos pensado, muchachos — dijo Joe.
— El único que está en concubinato aquí eres tú, nosotros apenas estamos empezando, ¿o no, Jonas? — me dijo Kevin.
Mi mirada estaba clavada en _______. En su sonrisa, en la forma en que su boca se mueve al hablar, en sus gestos, en sus ojos, sus pestañas, sus mejillas, su nariz…
— ¡Jonas! — me llamó Joe, sacándome de mi sueño.
— ¿Eh? — dije confundido y lo miré.
Miller sonrió divertido y miró en la dirección en la que yo estaba mirando.
— Por Dios, Kevin, este puede estar empezando recién, pero está más metido que nosotros dos juntos — le dijo divertido.
— Si supieras como los encontramos Dany y yo cuando entramos, por Dios no pueden dejar de tocarse ni un segundo —exclamó Kevin. Al fin pude concentrarme bien en ellos.
— Oigan, déjenme en paz, soy feliz ahora. Tengo a la chica más hermosa del mundo, la más dulce e inteligente, la más sexy y provocadora, la más tierna y cariñosa…
— Y luego yo era el cursi, ¿cierto?
— Mueres de envidia, Journey, es eso — le aseguré.
— Yo creo que debemos brindar — dijo Joe.
— Y yo también — dije y tomé mi lata para levantarla hasta la altura de nuestros ojos.
— ¿Y por qué vamos a brindar? — preguntó Miller.
— Por… otro año más juntos — dijo Kevin.
Sonreímos y brindamos. Mi mirada volvió a fijarse en ______. Otra vez mi cara de tornó boba y una estúpida sonrisa atravesó mi rostro.
— Y por ellas — dije sin dejar de mirarla.
Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Dom 05 Ene 2014, 8:49 pm, editado 1 vez
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 51:
______ comenzó a reír divertida al igual que Blanda. Dejamos de hablar y nos giramos a verlas. Joe se puso de pie.
— ¿Qué sucede? — preguntó mientras se acercaba a ellas. Kevin y yo lo seguimos.
— Me parece muchachos que Danielle acaba de arruinar nuestra cena — dijo ______ sin dejar de reír. La miré divertido… se estaba descostillando de la risa.
— ¡No es divertido! — se quejó la rubia. Blanda se restregó los ojos, mientras calmada su risa.
— No les hagas caso a estas brujas, linda — dijo Kevin y se acercó a Dany, quien apoyó su cabeza sobre su hombro cuando él estiró sus brazos.
— Aaaay, me dijo bruja — se quejó ______.
Me acerqué a ella y la abracé por la espalda, apoyando mi mentón en su hombro. Mi boca quedó cerca de su oído. Ella colocó sus brazos sobre los míos que estaban sobre su vientre.
— Y sí, algo de eso debes ser… porque me tienes hechizado. No puedo dejar de verte, no puedo dejar de pensar en ti, en tus besos, en tu cuerpo — le susurré.
Sonrió levemente y mordió su labio. Giró un poco la cabeza y me miró.
— No puedes con tu genio, ¿verdad? — preguntó.
— Te lo aseguro… apenas se vayan todos, tú no te salvas de mí — besé su mejilla y volví mi vista a los demás, pero sin dejar de abrazar a ______ — Entonces ¿Qué vamos a comer?
— Pidamos unas pizzas — dijo Joe.
— Perfecto — aseguré y me alejé de ______ para ir en busca del número del delivery. Pero detuve mi paso al recordar aquello, me giré a verlos a todos — No podemos.
— ¿Por qué? — dijo confundido Kevin.
— ______, no come pizzas — dije.
Ella sonrió y se acercó a mí, para acomodar un poco mi cabello.
— Eres un dulce de leche — aseguró.
— Y tú eres mi envase — murmuré y me incliné para besarla cortamente.
— Pero no se preocupen por mí… pidan la pizza, yo no tengo hambre — les dijo a los chicos.
Ellos volvieron a sus charlas y le lancé a Kevin la tarjeta con el número para que llamara. Volví mi vista a ______. Me senté en el sillón y le hice un gesto para que se sentara sobre mis piernas.
— Es mentira que no tienes hambre. Hace un rato estabas que matabas por un poco de comida.
— No te preocupes, comeré un poco de fruta — me dijo.
— No, ¿sabes qué? Vas a comer una porción de pizza o dejo de llamarme Nick ‘el sexy’ Jonas.
— ¿El sexy? — Dijo divertida — Más bien ‘el calentón’.
— Muy graciosa — bufé — Pero la única calentona aquí eres tú…
— Sí, y me encanta serlo — dijo en descarado coqueteo.
— No me seduzcas aquí… tenemos invitados, amor mío. No querrás que haga cosas inapropiadas delante de ellos ¿o sí?
— No te atreverías — dijo entre divertida y nerviosa.
— ¿Quieres averiguarlo? — pregunté.
— No, Nick, ni se te ocurra — se estaba por poner de pie, pero no la dejé. Me miró fijo a los ojos.
— ¿A dónde crees que vas?
— A… a estar con las chicas.
— Con ellas puedes estar otro día, ahora estás conmigo — le di un breve beso.
Ella sonrió y se acurrucó contra mi pecho. Mi corazón latió rápido bajo su oreja, y la escuché sonreír. Se alejó de mí y me miró a los ojos.
— La primera vez que me besaste en la clase, ¿recuerdas?
— Cómo olvidarlo, amor, luego te pusiste como loca y eso fue lo que más me cautivó de ti.
Rió levemente y levantó su mano para acariciar mi mejilla.
— Mi corazón latió muy rápido cuando hiciste eso — me contó. La miré algo sorprendido.
— Entonces ¿Por qué me hiciste sufrir tanto por ti? — le pregunté.
Ella mordió su labio inferior y levantando la mirada encontró la mía.
— Porque yo no quería ser una más para ti, Nick.
— Y no lo eres… definitivamente no lo eres.
— Nick, yo… te…
Sentí una presión en mi pecho ante lo que mis oídos y, principalmente, mi corazón estaban esperando escuchar.
- ¡Llegó la pizza! – gritó Kevin entrando al departamento.
Maldije para mí mismo a Kevin ya que ______ se puso de pie y se acercó a la mesa dejándome con la duda latiendo.
¿Qué era lo que iba a decirme?
Sacudí la cabeza y me puse de pie. Preparamos las cosas y nos sentamos a comer.
—Ven aquí mi amor —le dije a ella. Negó levemente con la cabeza —Que vengas aquí, ahora.
Mordiendo levemente su labio se acercó a mí. La tomé de la cintura y la senté sobre mis rodillas. Tomé una porción de pizza y la acerqué a su boca.
—No, Nick, no quiero comer pizza —dijo corriendo la cara hacia el otro lado.
—Pero vas a hacerlo. ¿O prefieres que eche a los chicos y tú y yo tengamos una seria ‘Charla’?
Me miró fijo a los ojos, tratando de saber si sería capaz de hacerlo o si solo estaba bromeando. Soltando un leve suspiro tomó la porción de pizza. Frunció el ceño con bastante asco y lo acercó a su boca. Con cuidado dio el primer mordisco. Comenzó a masticar y de a poco la cara de repulsión se fue convirtiendo en un gesto de agrado. Me miró mientras comía y sonreí mostrándole una sonrisa de satisfacción.
—Diablos ______, ya te está manejando. Estas comiendo cosas que ‘supuestamente’ no tienes que comer o mejor dicho que ‘juraste’ no comer. Que mal te veo amiga —dijo Danielle.
—Es el amor Dany —dijo Blanda divertida. ______ sonrió y volvió a comer.
—¿Esta rico? —le pregunté.
—Hace tanto que no comía esto. Ya casi me había olvidado lo bien que sabía —dijo y volvió a morder su porción.
—¿Viste mi amor? Lo mismo va a pasar con la carne. Es solo cuestión de volver a sacarlo.
—Jamás —aseguró con la boca llena. Reí por lo bajo – Nunca más voy a comer carne.
—No estés tan segura de eso —susurré y le guiñé un ojo. Ella sonrió y miró al frente.
—¿Y en dónde estuvieron todo el día? —preguntó mi prima. Salí de mi encantó, mirando a ______, y la miré a Dany.
—¿Qué? —le pregunté. Ella suspiró.
—¿Acaso voy a tener que repetirte las cosas dos veces porque vas a estar atontado mirando a ______? —dijo.
—Creo… que si —dije asintiendo. Todos reímos.
—Bueno, como te decía ¿Dónde estuvieron?
—Por ahí —dije.
Mi mirada se cruzó con la profunda mirada de ______, y con ese simple gesto ella entendió que yo no quería contarles, todavía, que había encontrado a mamá.
—¿Haciendo qué? —prosiguió mi prima.
La miré y sonreí. Ella y si curiosidad algún día van a matarme.
—¿Quieres que te lo cuente con detalles? —dije irónico.
—Tonto —dijo por lo bajo Dany. ______ sonrió y volvió a agarrar otra porción de pizza.
—Paseamos un poco por la cuidad, tomamos un helado y luego fuimos a caminar un poco por ahí —dijo como si fuera totalmente cierto.
—Sí, seguro —dijo Kevin. Todos volvimos a reír.
La cena transcurrió entre risas y recuerdos. Luego de terminar las chicas se dirigieron a lavar y acomodar, mientras que los chicos y yo volvimos a apoyar nuestros traseros en los sillones.
—Se los voy a pedir de buena manera muchachos, llévense a sus queridas novias, amantes, o amigas con derecho y déjenme a solas con mi morenita —les dije.
Ambos me miraron con desaprobación.
—Eres tan sucio —aseguró Miller —¿Acaso no te has puesto a pensar qué tal vez ______ no quiera tener relaciones hoy? No tienes consideración. Mírala, es pequeña Nick y tú eres un oso al lado de ella.
—Ella no se queja de ello. Y créeme que lo disfruta y mucho —le aseguré.
—Definitivamente eres un pervertido —dijo Kevin poniéndose de pie —Vamos Joe, dejemos a este par de tórtolos con su pasión.
Reí por lo bajo y me puse de pie. Nos acercamos a ellas.
—Blanda, mi vida, nos vamos —le habló a su novia.
—¿Ya? —reprochó ella.
—Sí, Nick nos ha echado —le contó.
—¡Nick! —me retó ______.
—¡Mentira, amor, yo nunca los eché!
—Eres el peor —aseguró mi prima —Gracias a dios y no me quedaré aquí.
Arqueé una ceja y miré a Kevin. Al instante la rubia adquirió un color rojo que la tiñó por completo.
—Bueno _______ nos vemos mañana, amiga —dijo Blanda y se acercó a ella para abrazarla.
—Perdona a Nick… es un tonto —le dijo y me miró mal —Pero ya va a ver. Lo voy a castigar y donde más le duele.
—Uuuh no me gustaría estar en tus pantalones, Jonas —dijo Joe.
—Ni a mí —agregó Kevin mientras tomaba su abrigo.
______ se acercó a Dany y le dijo algo en voz baja. La rubia asintió y ambas me miraron. Sentí miedo, mucho miedo.
—Bueno, vamos —dijo Joe.
Todos nos acercamos a la puerta. ______ Y yo los despedimos y vimos como desaparecían por el pasillo. El departamento quedó en un total silencio. Giré para mirar a ______, pero ella ya no estaba a mi lado. Levanté la vista y estaba terminando de acomodar las cosas en la mesada. Con cuidado me acerqué a ella.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—Eres el peor amigo del mundo —dijo sin mirarme. Me acerqué un poco más a donde estaba y cuando estuve lo bastante cerca estiré mi mano y tomé su mentón. Hice que me mirara.
—No, no soy un mal amigo —le dije. Ella asintió.
—Sí, si lo eres.
—Todo el tiempo estamos con ellos. ¿Acaso no entiendes que estoy asumiendo lo que siento por ti y lo único que quiero es estar contigo? —pregunté.
Sus ojos se clavaron penetrantes en los míos.
—¿Y qué sientes por mí? —preguntó. Sonreí de costado.
—¿Bailamos? —le dije.
Ella frunció el ceño. Me alejé y me acerqué a la radio. La prendí y para mi suerte una canción lenta sonaba. Estiré mi mano hacia ella. Me miró confundida y asentí para que se acercara. Se acercó y tomó mi mano.
La jalé hacia mí y la pegué a mi cuerpo. Coloqué mis manos en su espalda y escondí mi rostro en su cabello, mientras ella colocaba sus brazos alrededor de mi cuello. Respiré profundamente su dulce aroma. Llenó mi corazón.
—______ lo que yo siento por ti es algo tan extraño para mí. Nunca, pero nunca lo sentí por nadie… Y me hace sentir tantas cosas. Inclusive miedo… mucho miedo.
—¿Miedo? ¿De qué?
—De perderte, amor —musité y la apreté más a mí.
—¿Estás seguro Nick? Tal vez… no sea tan así, y estés confundido. Yo no sé si podré soportar que esto pase así como si nada.
—Claro que estoy seguro ______. Ahora que te tengo, que eres mía… no puedo vivir sin ti. Te necesito cerca, muy cerca.
Levantó su cabeza y me miró a los ojos. Recorrí su bello rostro, hasta posar mi mirada en sus labios. Una suave sonrisa se curvó en ellos.
—¿Quieres besarme? —preguntó.
—Ajá —asentí.
—Pues… ¿Qué estas esperando?
Bajé mi cabeza y me topé con ellos. Mi corazón comenzó a latir desaforado. Que estoy completamente seguro que se escucha con perfecta claridad. Me alejé apenas de su boca.
—Juro que si Danielle llega a entrar por esa puerta es Danielle muerta —dije y atrapé su labio inferior suavemente.
—Malo —susurró y me acercó más a ella. Dándome pequeños besos fue soltando mi boca. Apoyé mi frente sobre la de ella y abrí los ojos. Ella aun los tenía cerrados. La música seguía sonando suave —¿Qué pasó con Paul?
Eso fue como un balde de agua fría, que verdaderamente arruinó uno de los momentos más románticos de mi vida. Lentamente me alejé de ella.
—Realmente tú eres la peor de los dos —dije y me senté en el sillón. Ella abrió un poco la boca para hablar, pero no dijo nada. Se sentó a mi lado y tomó mis manos con las de ella
—Lo siento amor, pero estuve toda la tarde pensando en eso. Me preocupa.
—¿Qué cosa? —– dije.
—Que te enojes y te salgas de tu paciencia… yo no quiero que las cosas estén mal. Sé que tu padre no es un santo. Es más, es una basura. Pero yo creo que…
—No amor, mi padre no merece una oportunidad —la interrumpí al entender lo que quería decirme —No la merece.
Ella se acercó más a mí y apoyó su cabeza contra mi pecho. Levanté mi mano y con uno de mis dedos enredé uno mechón para jugar con él. Ella suspiró.
—¿Cómo te sentiste al ver hoy a tu madre? —preguntó. Me extrañé un poco ante su cambio de tema. Sonreí levemente.
—Feliz —contesté. Al instante recordé que debía llamar a mamá —Demonios…
—¿Qué pasó? —dijo ella incorporándose un poco de mí.
—Me olvidé de llamar a mi madre —le dije.
Ella negó levemente con la cabeza.
—¿Ves qué también eres un mal hijo? Debe estar preocupada. Pero ahora ya es tarde para llamarla —asentí con la cabeza —Mal hijo.
—Mañana, apenas me levante, voy a llamarla —aseguré.
—Sí, ya lo creo —dijo irónica.
—Lo juro. Y también voy a hacerte el desayuno —dije.
______ sonrió mostrándome todos sus dientes.
—¿Puedes explicarme por qué eres tan lindo? —preguntó.
—Es lo que siempre me pregunto cuando me miro al espejo, amor —dije divertido.
—Tonto egocéntrico —me acusó.
—Te encanta que lo sea —con una uña marcó el contorno de mi mandíbula —¿En qué estás pensando ______? —le pregunté.
Sentí un calor interno que me erizó la piel por aquel simple, pero provocador toque. Se acercó más a mí y comenzó a besar mi mejilla. Cerré los ojos y disfruté de aquello. Sus labios estaban ya bastante cerca de los míos, pero no pude aguantarme. Corrí mi rostro en busca de su boca. Pero ella tomó mi rostro con sus manos. Abrí los ojos.
Se incorporó un poco de donde estaba sentada y abriendo sus piernas se sentó sobre mí. Sentí como mi respiración se agitaba. Es increíble saber que ella puede alterarme así con solo tocarme o mirarme.
—No tienes una idea de cómo me puedes, Nick. No eres consciente de eso ¿verdad? —dijo y se movió levemente sobre mí. Apreté los dientes y maldije por lo bajo. Mi entrepierna comenzó a latir, haciendo que todo mi cuerpo se tensara.
—Te detesto —susurré. Ella sonrió perversamente.
—¿Por qué? —preguntó en voz baja, excitándome. Volvió a moverse. Tragué saliva.
—Porque eres una gatita mala, muy mala —le aseguré.
—¿Soy una gatita? —preguntó divertida.
Asentí frenéticamente —Si… pero soy tuya.
—Eso es lo que más me gusta —ella ronroneó y eso terminó con lo poco que quedaba de mi cordura —Por dios, amor, vas a volverme loco.
Posé mis manos en sus caderas. Ella acercó sus labios a los míos y los acarició con provocación.
—Acaríciame Nick… te necesito.
Ella sabe cómo enloquecerme. Ella simplemente tiene la receta perfecta de mi maldita enfermedad. Su amor.
Tomé su boca en exigente beso. Ella gimió levemente y su lengua bailó con la mía. Un celular comenzó a sonar, pero no le prestamos atención. ______ se acercó más a mí y comenzó a susurrar cosas sobre mis labios, tensándome un poco más. ¿Acaso eso es posible? Al parecer sí, es muy posible.
—______ —susurré su nombre.
—Hazme el amor. Vamos al cuarto. Necesito sentirte Nick… necesito sentir tu corazón latiendo sobre mío rápido, muy rápido —musitó agitada.
La besé ferozmente y sin ningún problema me puse de pie con ella encima. El maldito celular volvió a sonar. Y diablos es el mío. Sin bajarse de mí, ______, lo buscó en mis bolsillos. Cuando lo sacó miré la pantalla. La miré a ella.
—Es mi padre —dije agitado. Ella lo tomó y sin vacilar lo apagó. La miré algo sorprendido.
—Tienes razón al decir que no merece una oportunidad. Y mucho menos le voy a dar la oportunidad de arruinar nuestro momento. Ahora somos tú y yo, nadie más —la dije a los ojos. Como me gustan sus ojos —Y ahora lleva a esta gatita a ese cuarto antes de que se le vayan las ganas de dar arañazos.
Acarició mi nariz con la suya y volvió a ronronear. Respiré profundamente.
—Tus deseos son órdenes para mí, gatita hermosa.
Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Dom 05 Ene 2014, 9:27 pm, editado 1 vez
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 52:
Ella cayó rendida sobre mí. Escondió su rostro en mi cuello y con sus manos calmo las marcas que sus uñas habían dejado sobre mi pecho.
—Ya no puedo más Nick —dijo agitada —Esto es demasiado, amor. Hace tres horas que estamos sin parar…
—Tú tienes la culpa. Me encanta verte disfrutarlo. Me enloquece que me pidas más. Así que no te quejes porque definitivamente tú eres la culpable —dije con voz ronca y acaricie su espalda.
Su cuerpo aún estaba unido al mío. Levantó la cabeza y me besó dulcemente. Otra vez mi cuerpo se tensó y ella me sintió entre sus piernas.
—Nick, ¿otra vez? —preguntó alejándose de mi boca. Apreté los dientes.
—Muévete mi amor, por favor —le rogué agitado. Moví un poco mis caderas y ella jadeó levemente.
—No, Nick, no puedo —susurró agitada y se sentó. Gimió ahogadamente al sentirme más hondo.
—Uno más. Juro que será el último… lo juro —aseguré.
—Es como la cuarta vez que escucho eso, amor. Ya hemos hecho el kamasutra entero…
Cerró los ojos cuando la tomé de las caderas y la ayudé a moverse sobre mí de manera lenta.
—Solo hemos hecho la mitad —susurré.
Su respiración se agitó y sus manos se apoyaron, otra vez, sobre mi pecho. Me senté y la abracé contra mí. Sus latidos se apoyaron suaves en los míos. Sus piernas rodearon mi cuerpo. Y su mano bajó caliente por mi espalda.
—Ahora comprendo por qué todas te quieren y desea, Nick —me dijo al oído. La abracé más contra mí.
—Pero yo no quiero, ni deseo a otra que no seas tú —le dije.
—Te amo —susurró.
Me alejé un poco de ella para mirarla a la cara. Sus marrones ojos estaban húmedos. Sus mejillas enrojecidas.
Con un simple movimiento giré y la atrapé bajo mi cuerpo. Gimió y susurró mi nombre. Busqué sus manos con las mías y las entrelacé para llevarlas sobre su cabeza.
Comencé a moverme dentro de ella de manera lenta y profunda. Sus ojos se veían cada vez más lagrimosos. Ella quería llorar. Entonces bajé mi cabeza hasta su rostro y suavemente acaricié sus labios.
—Te amo, ______ —le dije.
Ella soltó un sollozo y soltó mis manos para abrazarme y pegar su boca a la mía. Me moví más rápido al sentirme desesperado. Y más rápido de lo que deseé ambos llegamos a un nuevo clímax, compartiendo algo mucho más profundo que el éxtasis.
Me dejé caer sobre ella y su pequeño cuerpo me abrazó con fuerza. Me alejé para mirarla a la cara y varias lágrimas caían por sus mejillas. Las quité con mis labios.
—No llores, amor ¿Por qué lloras? —le pregunté. Ella sonrió y acarició mi rostro.
—Porque te amo, por eso —dijo y alzó su cabeza para besarme suavemente.
Salí de ella y giré sobre la cama para quedar boca arriba. Tomé a ______ y la coloqué sobre mi pecho. Nuestras respiraciones aun eran agitadas, pero no era solo por el esfuerzo de haberlo hecho una vez más, no. Era por la emoción de saber que me ama y yo a ella.
Sonreí tontamente y besé la cabeza de mi chica. Ahora sí puedo decir que es mía, solo mía.
______ besó mi pecho y luego me miró a los ojos.
—Hermosa —le dije. Ella sonrió.
—Y tú, precioso, hermoso, bonito, lindo. Y todo lo que se te pueda ocurrir.
—¿Te das cuenta de lo que me has hecho? —le pregunté. Ella negó con la cabeza —Te amo y es lo más hermoso que me pasó en la vida.
—¿Te estas poniendo cursi mi amor? —preguntó entre divertida y enternecida —Me encanta que lo hagas —besó mis labios —Te amo.
—No más que yo…
—Mentira, yo más.
—¿Quieres qué te demuestre que soy yo quien te ama más? —pregunté.
—Si esa demostración implica hacerlo otra vez… no mi amor. Estoy exhausta, rendida, acabada. Yo no sé cómo voy a terminar si esto va a ser siempre así —dijo y se abrazó más a mí, escondiendo su rostro en mi cuello. Respiró profundamente y acarició mi piel con su nariz.
—¿Fuiste hoy a ver a tu madre? —le pregunté.
—¿Y qué le dijiste? ¿Qué estamos juntos? ¿Qué me amas? ¿Qué no puedes vivir sin mí? ¿Qué ahora es mi suegra?
Ella rió divertida y alzó la cabeza para mirarme a los ojos.
—No, solo le dije que estabas bien.
—Qué mala hija eres. Pero quédate tranquila. Mañana iremos juntos a verla. Y yo mismo le diré que ahora es mi suegra.
—Que yo sepa no he recibido ninguna propuesta de noviazgo para que ella sea tu suegra —dijo con algo de recelo.
La miré fijo a los ojos y sonreí. Acomodé mi garganta.
—Señorita ______ Brooks, ¿Quisiera usted ser mi novia? —le pregunté. Una sonrisa del tamaño de una casa atravesó su rostro.
—Sí, sí quiero tontito —dijo y me besó efusivamente. Me alejé de sus labios y besé su nariz.
—Mañana podemos ir a almorzar con Gin, y de paso decirle. Es más puedes llamar a tu padre. Podríamos almorzar los cuatro.
______ comenzó a reír como si le hubiese contado el mejor chiste del mundo.
—¿Mis padres almorzando juntos? —Dijo mientras calmaba su risa —Por dios, mi amor. Estás loco. Se matarían.
—Vamos, no creo que sea tan malo —le dije.
—No lo sé, no estoy segura —dijo ya más seria —Pero si saben que el otro va, ni locos van.
—Bueno, puedes mentirles. No les diga que va el otro y nos encontramos allí. No será tan malo. Tengo un presentimiento de eso…
—Está bien, lo haré —musitó.
Se volvió a apoyar en mí y comencé a acariciar su espalda. La abracé un poco más.
—Gracias, amor —susurré.—¿Por qué? —preguntó con la voz ya adormilada.
—Por todo lo que me has dado, cariño.
—No mi amor, gracias a ti.
—Te amo —musité.
—Y yo a ti, mucho.
Me desperté al sentir una lluvia de besos sobre mi rostro. Iban desde mi frente hasta mis labios. Y caían con especial énfasis allí.
—Mmm… que rico sabe eso que me estás dando —dije con voz ronca.
—Es amor, amor —dijo ella —Arriba dormilón.
—¿Qué hora es? —pregunté mientras estiraba mis brazos para agarrar a ______. Ya que aún no había abierto mis ojos. Ella tomó una de mis manos con la suya, y la acarició.
—Las 11 de la mañana —respondió y besó mi palma.
—¿Por qué me estas despertando a esta hora? —reproché.
Ella volvió a besar mi rostro hasta mi boca. Abrí los ojos y la miré. Es la imagen más hermosa que vi en mi vida. Lentamente me incorporé para sentarme. Me apoyé contra el respaldo de la cama y la miré de arriba abajo.
—¿Qué? —dijo ella.
—¿Tienes puesta una camisa mía? —pregunté.
Ella sonrió coqueta y se puso de pie. Solo llevaba puesta una de mis camisas abrochada hasta la mitad de su pecho. Totalmente provocadora y descarada.
—Sí, es tuya —confirmó —Me desperté hace una hora y no tenía ganas de ponerme mi ropa. Comencé a revisar la tuya, y esta es la camisa que tenías puesta el día de la fiesta que nos encontramos. Por dios, estabas taaaan entrable ese día.
—Ven aquí —dije y la tomé del brazo. Riéndose tontamente se acercó más y la acomodé entre mis brazos —¿Por qué no me dejaste besarte esa noche? Dios sabe lo mucho que quería hacerlo… estabas tan irresistible.
—Te detestaba —aseguró —Me caías mal. En especial con tu aire de galán matador. Pero eras demasiado pegado a ti.
—¿Qué fue lo que te llevó a no odiarme? —pregunté.
—No sé si la palabra correcta es odio. Pero me chocabas en algunos momentos. En otros la pasaba bien contigo. Y a veces simplemente me sacabas de mis casillas. Pero no pude evitarlo. De apoco te metiste en mí y ahora te amo… así egocéntrico y todo.
—¿Cuánto me amas?
—Mucho, mucho —susurró y levantó su cabeza para besarme cortamente.
—¿Rose no ha llegado? —le pregunté.
—Llamo hace un rato. Se sorprendió de que yo la haya atendido y le conté que somos novios.
—¿Qué dijo? —dije divertido al imaginarme la expresión de mi nana.
—Que era un milagro de dios y que eso había que festejarlo —me contó soltando una leve risa.
—Já, ya la imagino.
—Y dijo que hoy no vendrá porque otra vez Brutus se tragó una moneda.
—Ese perro es taaaan tonto —aseguré y la acomodé mejor entre mis brazos.
—Pero le dije que la quiero ver y le prometí que mañana en la tarde vendría a visitarla.
—¿Y quién te dijo a ti que esta noche estarías lejos de mí? —le pregunté.
—Oh, ¿Acaso no piensas dejarme un rato? —preguntó.
—Por nada del mundo —dije con una gran sonrisa. La besé.
—¿Sabes que tengo ganas de hacer? —dijo.
—No, ¿Qué? —pregunté.
—Quiero bañarme – fruncí el ceño.
—Bueno, ahí tengo un par de toallas limpias, mi amor. Puedes bañarte —dije.
Ella sonrió y luego mordió su labio inferior.
—Sí, pero quiero bañarme contigo —susurró.
La miré fijo por unos cuantos segundos sin decir nada. Con un movimiento del que ni yo mismo fui consciente me puse de pie con ella entre mis brazos. Soltó un grito divertido y se echó a reír.
—Lo que me acabas de decir, es cierto ¿verdad? —pregunté.
—Ajá —asintió divertida
—Como me puedes, por dios —dije y salí del cuarto para entrar al baño. Ella reía y pataleaba. La puerta se cerró detrás de nosotras —Acabas de cometer un gran error al permitirme esto, cariño.
—¿Por qué? —Preguntó, mientras arqueaba una ceja y comenzaba a desabrochar los botones de su camisa —Yo no le veo nada de malo a bañarme con mi novio. ¿Tú sí?
—El problema no es el baño… sino lo que va a pasar en el —le dije y miré el movimiento que hacían sus dedos al desabrochar los botones. Su simpática risa llegó a mis oídos, para hacerme reaccionar y mirarla a la cara.
—Será solo un simple baño, Jonas —aseguró.
______ salió primera del baño, soltando unas cuantas malas palabras.
—¡Nick, voy a matarte! —La escuché quejarse desde el cuarto —¡Ahora dime cómo voy a hacer para tapar estas marcas que me dejaste en el cuello!
—¡Es tu problema, amor! —Le grité mientras terminaba de enjuagarme la cabeza —¡Tú dime cómo voy a hacer para quitarme las marcas de tus uñas!
—¡Pero eso no está visible, tonto! —Chilló —¡Lo tapas con la remera y listo! ¡Yo tengo un chupón gigante en el cuello y encima del pecho! ¿Qué le voy a decir a mi madre cuando pregunte de que son?
—¡Ella va a saber entender mi amor, deja de quejarte! —le pedí y apagué la ducha.
Tomé la toalla y me sequé el cabello para luego envolver mi cintura con ella. Salí del baño y entré a la habitación. ______ ya casi se había terminado de cambiar.
—Eres una bestia —me dijo sin mirarme.
Sonreí y me acerqué a ella para abrazarla por la espalda. Quiso alejarse pero no la dejé.
—Te dije que no sería un simple baño —le susurré al oído —Pero no vas a decirme que no te encantó —giró para mirarme de frente. Mordió su labio y se puso en puntas de pie para rozar los míos.
—Sí, me encantó —musitó y se alejó antes de que yo la besara.
Riéndose salió de la habitación y me dejó con las ganas de otro beso. Me cambie lo más rápido que pude y salí en busca de ella. La busqué y cuando la divisé me acerqué rápidamente para besarla. Ella rió sobre mi boca, llenándome de alegría. El timbre de casa sonó. Me alejé despacio de los labios de ______ y miré hacia la puerta.
—¿Quién será? —pregunté.
—¿Esperabas a alguien? —dijo ______ alejándose.
—No, para nada —aseguré y me acerqué a la puerta. Girando la manija abrí la puerta y me quedé quieto mirándolo. Él miró sobre mi hombro a ______. Una sonrisa se dibujó en él.
—Buen día hijo, espero no haber interrumpido nada.
Última edición por ♥ Nick Jonas ♥ el Dom 05 Ene 2014, 9:25 pm, editado 1 vez
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 53:
Aquella cínica sonrisa no salía de su rostro. Sentí que la sangre me hervía ¿Qué diablos hacia él aquí?
—¿Qué quieres? —le pregunté de mala manera. Él volvió a mirar a ______.
—¿No me vas a invitar a pasar? —me preguntó.
Me quedé quieto en el lugar… no iba a dejarlo pasar. Sentí unas pequeñas manos apoyarse en mi espalda. Giré mi cabeza y la miré. Ella asintió levemente.
—Pasa —le dije a mi padre y me corrí de la puerta. Él entró y miró a su alrededor.
—Buenos días, ______ —le dijo a ella.
—Buenos días señor Jonas —le respondió.
—Espero no haber llegado en un mal momento.
—No, para nada —dijo ______ y sonrió de manera falsa. Reí por lo bajo —Estábamos por desayunar ¿Quiere desayunar con nosotros?
—No gracias —dijo él y se sentó en una de las sillas. ______ me miró y sonrió de manera dulce.
—¿Qué lo trae por aquí señor Jonas? —le preguntó.
—Necesito hablar unos asuntos con Nick —le dijo de manera tajante.
—Bueno… yo ya me estaba por ir, y…
—No, tú no te vas a ningún lado —la detuve. Ella me miró —Cualquier cosa de la que me quieras hablar puedes hacerlo delante de ______, padre.
Él me miró fijo, y luego miró a ______. Ella se veía algo sorprendida.
—Es un asunto delicado —prosiguió él.
—No interesa… yo no tengo secretos con mi novia. Si no se entera ahora, se va a enterar después.
—¿Novia? —preguntó confundido.
—Oh, como fui tan tonto de no decirte papi —dije irónico y me acerqué a ______ para abrazarla de costado —Te presento a tu nuera… ¿no es encantadora?
Paul nos miró algo atónitos. Giré mi cabeza para mirar a ______ y sus mejillas estaban totalmente enrojecidas. Levantó la cabeza y me miró. Le guiñé un ojo y negó divertida con la cabeza.
—Así que son… novios.
—Si —dijo ella asintiendo —Espero que le agrade la idea de tenerme en su familia. A mí me encanta que usted sea mi suegro —noté aquel particular tono de sarcasmo.
—Claro que estoy contento… no te imaginas cuanto pequeña —le dijo él.
Noté algo muy extraño en aquella afirmación. La miré fijo, tratando de saber que pretendía.
—¿Y bien? ¿Qué has venido? —le pregunté de manera cortante.
—Cariño, no seas tan grosero. ¿Por qué no le ofreces una taza de café a tu padre? —me preguntó ______. La miré y ella alzó ambas cejas.
—Oh si, tienes razón amor —le dije y me acerqué a donde estaba ella —Papi, ¿quieres café?
—Un poco estaría bien —me dijo él. Agarré una taza y serví el café. Me acerqué al oído de ______.
—¿Puedo escupir un poco en él? —le pregunté.
Ella soltó una leve risita y ambos miramos a mi padre.
—Un poco no estaría mal… creo que ha arruinado algo —susurró ella.
—Ha arruinado todo —le aseguré. Tomé la taza y se la alcancé a mi padre —Aquí tienes…
—Gracias —susurró él.
—Bueno, ¿A qué has venido exactamente? —le pregunté mientras me sentaba frente a él.
______ tomó un vaso de jugo y se sentó a mi lado, mirando fijamente a mi padre. Él la miró y luego volvió su vista a mí.
—Quiero que trabajes conmigo de nuevo —me dijo.
—¿Para qué? —le pregunté.
—Porque lo necesito… ya te dije una vez que hay veces que yo no puedo firmar los papeles y como tú eres mi hijo necesito tu ayuda.
—¿Qué clase de ayuda señor Jonas? —preguntó ______ apoyando el vaso en la mesa.
Él la miró con recelo. Estoy completamente seguro que no le agrada para nada que ______ este sentada frente a él escuchando todo. Principalmente porque no puede hablar como quiere.
—Tengo muchos negocios señorita Brooks y no puedo atenderlos todos.
—Que lastima señor Jonas. Pero ¿no le contó Nick que esta semana que viene tenemos parciales en la Universidad? —Preguntó y me miró —¿No le contaste, cielo?
La miré extrañado. Nosotros no teníamos ningún examen o algo parecido esta semana. Entonces entendí aquello. Miré a mi padre.
—¿No te conté papá? —le pregunté. Él me miró serio —Lo lamento otra vez… no sé qué pasa conmigo últimamente que me estoy olvidando de contarte tantas cosas importantes.
—Bueno, eso no es nada —dijo ______ y sonrió.
—Entonces señor Jonas… no creo que Nick pueda ayudarlo esta semana. Y tampoco la otra.
—¿Por qué? —preguntó él de mala gana.
—Nick y yo… estamos trabajando juntos en la oficina de mi madre y… le prometimos que en las próximas dos semanas íbamos a ayudarla en un proyecto muy importante que tiene. ¿O no amor?
—Si… también me olvidé de aquello. ¡Que cabeza de novio la mía! —dije divertido y con ______ nos echamos a reír. Paul estaba más serio de lo que la situación ameritaba. Simplemente me encanta verlo así. Molesto, sin saber que decir, ni que hacer.
El timbre de mi casa volvió a sonar. ______ me miró y yo la miré. Ambos fruncimos el ceño.
—Que solicitados que estamos hoy, Nick —dijo ella poniéndose de pie —Yo iré a abrir.
______ se alejó de mí y miré a mi padre.
—No me gusta para nada las atribuciones de esta jovencita —me dijo por lo bajo.
Sonreí levemente.
—Me importa un comino si te agrada o no. Yo la amo y eso es lo importante —le dije sin dejar de mirarlo.
—¿Acaso tengo que venir yo hasta aquí para que mi hijo me dé la hora? —escuché su voz y me paralicé.
Rápidamente me puse de pie. Ella entró al departamento. Mi padre giró la cabeza y la miró. De sus ojos destelló algo que hacía mucho no le veía… Obsesión.
Ella dejó de caminar al verlo allí parado. ______ se quedó quieta a su lado y miró preocupada la escena. ¿Qué diablos hace ella aquí?
—Denisse —habló mi padre.
Vi que los ojos de mi madre se humedecían y entendí que el pasado y todo el dolor volvieron a ella como si nunca se hubieran ido.
Una sonrisa estúpida se curvó en el rostro de mi padre. Volví la vista a mamá y sus ojos cada vez estaban más lagrimosos.
—Denisse, mi amor, has vuelto —dijo Paul. Mi madre dejó de mirarlo.
—Creo que no… que no he venido en un buen momento… vuelvo más tarde hijo —dijo ella con voz temblorosa.
En un instante que no percibí mi padre se acercó a ella.
—No, no, no te vayas —dijo y la tomó de un brazo.
Mi madre comenzó a forcejear para salirse de su agarre.
—Suéltame —le dijo sin mirarlo.
—¿Por qué Denisse? Si has vuelvo a mí… sabía que un día ibas a volver.
—Paul… ya suéltame —dijo ella en tono nervioso.
Me acerqué rápidamente a Paul y lo alejé de ella.
—Vete —le dije. Él me miró. Su mandíbula se tensó.
—Otra vez tú —susurró. Miré a ______.
—Lleva a mi madre al cuarto, ______. Espérenme ahí —les dije.
______ asintió y tomó a mi madre del brazo para dirigirla al cuarto. Cuando ellas dos estuvieron alejadas de la sala miré de nuevo a Paul.
—¿Qué te sucede? ¿Acaso estas mal de la cabeza? —le pregunté.
—Otra vez tú —volvió a susurrar. Lo miré extrañado.
—¿Qué quieres decir con eso? —dije.
—Tu madre ha vuelto y tú otra vez la alejas de mí.
—¿Qué?
—Tú eres el culpable de todo —dijo elevando un poco su voz.
—Ya no tenemos más nada que hablar Paul… voy a pedirte que amablemente te vayas de mi casa. Ahora.
Me miró con odio. Un odio que no veía hace mucho en su mirada. Mi padre está enfermo. Está completamente loco.
—Está bien, está bien —dijo y se acercó a buscar sus cosas —Como siempre tú ganas en esto… pero no me voy a quedar con los brazos cruzados hijo. Vas a pagar haberte metido en medio de tu madre y yo.
—Como digas —le dije y le hice el gesto de que ya se podía ir.
Él salió del departamento y se giró a verme.
—Ya lo veraz —dijo con una leve sonrisa.
Cerré la puerta con fuerza y sin pensarlo me dirigí a la habitación.
—Respiremos juntas Denisse… tranquila —______ estaba arrodillada frente a mi madre y le sostenía las manos con las de ella. Me miró —Ve por un vaso de agua, Nick. Tu madre está con un ataque de nervios.
Asentí y volví a salir para buscar el vaso con agua. Volví al cuarto y pude ver la angustia de mi madre. Le entregué el vaso y ella temblorosa lo tomó.
—Lo siento —se disculpó cuando terminó de tomar.
—Tranquila, ya se fue —le dije.
—Tuve que haber llamado antes de venir —habló mientras unas cuantas lágrimas caían por sus mejillas —Solo quería darte una sorpresa, hijo. No pensé que tu padre iba… iba a estar aquí.
—Yo tampoco lo sabía, mamá —dije y me acerqué para sentarme a su lado —Pero ya se fue… él no va a hacerme nada.
—Yo no tengo miedo por mí, Nick —dijo y me miró a los ojos —Tengo miedo por ti. Tú padre está mal… muy mal.
—Eso no es noticia —le dije. Ella negó con la cabeza.
—Paul está enfermo, hijo… él está loco.
—Tranquila —dije y la abracé —Él no va a hacerte daño ni a ti, ni a nadie.
Miré a ______ y pude ver la preocupación en su rostro. Eso me partió el alma. Un día que debió comenzar hermoso, terminó volviéndose una reverenda mierrda.
Luego de calmar a mi madre. La acompañamos a que se tomara un taxi. Antes llamamos a Ben para que la esperara y contarle lo que había pasado. Volvimos a entrar al departamento después de despedir a mamá.
Solté un cansado suspiro y me tiré en el sillón. Tapé mi rostro con ambas manos. Sentí como ______ se sentaba a mi lado.
Me tomó del brazo y me jaló hacia ella. Me apoyé sobre su pecho sin quitarme las manos de la cara. Juro que tengo unas terribles ganas de gritar.
—Tranquilo mi amor, todo va a estar bien —susurró mientras acariciaba mis cabellos.
—Lo siento amor, no quería que pasaras por esto —me disculpé. Ella me alejó para poder mirarme a la cara.
—No seas tonto, no tienes por qué pedirme perdón. Lo que pasó, no fue tu culpa.
—Maldito hijo de perra… lo odio —aseguré. Ella acarició mis mejillas.
—Odiando a tu padre no ganas nada, Nick… Como dijo tu madre él está enfermo. Necesita ayuda, solo eso.
—Solo eso —susurré y acaricié su rostro —Ojala fuera tan fácil amor. Pero no sé si viste el rostro de él cuando vio a mamá. Se transformó completamente… él parecía un lunático. Miró a mi madre como si fuera una obsesión para él.
—Por eso mismo mi amor… él necesita ayuda —dijo.
La acerqué a mí y la abracé. Escondí mi rostro en su cuello y respiré su aroma.
—Tú también eres una obsesión para mí, ______ —le susurré. Ella se alejó para mirarme a los ojos —Pero jamás… escucha esto, jamás te haría daño.
Ella sonrió levemente y se acercó a mí para besar mis labios.
—Lo se mi amor. Y tú también eres mi obsesión —susurró sobre mi boca. Me volví a acercar para poder besarla completamente.
—Te amo —le dije sin dejar de besarla.
—Te amo más —musitó. Se alejó despacio —Voy a llamar a mis padres para decirles que mejor dejamos el almuerzo para otro día.
Se quiso poner de pie pero la detuve. Me miró extrañada.
—¿Y quién te dijo que lo íbamos a dejar para otro día? —le pregunté.
—Nick, no creo que sea un buen momento —me dijo. Sonreí y negué con la cabeza.
—Claro que si es un buen momento, mi amor. Tus padres y nosotros vamos a ir a almorzar juntos. Algo me dice que al final vamos a sacar algo muy bueno de este día. Eso te lo puedo asegurar.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 54:
Ella dejó de caminar y entonces me iré a verla. A leguas se notaba que estaba realmente nerviosa por todo este motivo.
—¿Qué pasa mi amor? —le pregunté.
—Creo… creo que no es buena idea, Nick. Mejor llamo a mi madre y le digo que no venga. O quizás llame a papá y le diga a él que no venga —dijo y tomó su celular.
—Oye, oye —la detuve y le quité el pequeño aparatito —Todo va a estar bien. Ellos dos son personas grandes, van a comportarse.
Ella asintió y besé su frente. Volvimos a caminar y entramos al lujoso hotel para dirigirnos a la parte cómoda del restaurante. Un hombre calvo y de baja estatura se acercó a nosotros.
—Buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarlos? —nos preguntó.
—Buenas tardes —lo saludó ______ —Tenemos una reservación a nombre de ______ Brooks.
El hombre miró la agenda que tenía en su mano y asintió.
—Si señorita, la mesa ya está lista. Por aquí.
Comenzó a caminar y lo seguimos. Nos dio el paso para sentarnos en una adornada mesa con cuatro platos. Como todo un caballero le corrí la silla a mi novia y ella se sentó. El mozo se alejó inclinando levemente la cabeza. Vi como ______ miraba a su alrededor…
—Amor, tranquila —le dije. Me miró a los ojos.
—Cuando mis padres lleguen se va a desatar la tercera guerra mundial —aseguró.
—Quien sabe —dije y acaricie su mejilla —Quizás sea hora de la paz mundial.
—¡No saben lo contenta que me puse cuando supe que íbamos a almorzar los tres juntos! —escuchamos su aguda voz. Ambos nos giramos a verla. Me puse de pie y ella se acercó a abrazarme —Eres un desconsiderado. No fuiste a visitarme como lo prometiste.
—Lo siento —le dije y me alejé de ella —Pero las cosas no estaban bien en esos tiempos.
Ella miró a ______ y luego volvió a mirarme.
—¿Acaso ella te prohibió que me vieras? —me preguntó.
—No, no —dije divertido. ______ se puso de pie.
—¿Puedes hacerme el favor de saludar a tu hija como corresponde? —le dijo. Gina sonrió y se acercó a ella para abrazarla y besar su rostro.
—Eres tan celosa —aseguró alejándose de ella.
—No son celos —cuestionó ella —Solo me molesta que siempre estés a favor de los demás. De cualquier extraño, menos de mí.
—Eso no es verdad —le dijo su madre mientras se sacaba el abrigo y todos tomábamos asiento. Gina miró bien la mesa y frunció el ceño —¿Por qué hay cuatro platos? Somos solo tres personas.
—Mmm, lo que pasa es que…
—Se confundieron —interrumpí a ______, que soltó un leve suspiro.
—Voy a pedir que lo quiten —dijo Gin se puso de pie.
—¡No! —dijo ______ elevando un poco más la voz. Gina la miró extrañada —No, no digas nada. La mesa se ve bien así… con cuatro platos.
Gina volvió a sentarse y pícaramente miró nuestra cercanía.
—¿Hay algo que deban decirme? —nos preguntó. Miré a ______ y sonreí.
—Gin, luego de hacerme sufrir como un idiota y casi enloquecerme por completo tu hija ha aceptado que me ama —le conté. Su boca se abrió del asombro y miró a ______ con los ojos bien abiertos.
—En realidad no fue tan así —dijo ______ mirándome con reproche —Lo que está queriendo decirte es que…
—Eres mi suegra —le dije y la miré.
—¡Aaay, no saben lo feliz que me ponen! —Dijo contenta —Eso quiere decir que son novios, ¿verdad?
—Si —dijo ______ por lo bajo.
—¡Esto hay que festejarlo a lo grande! Llamen al mozo y pidan una champaña que yo voy al baño un segundo —se puso de pie y vimos como desaparecía por una puerta.
______ volvió su vista a mí y noté su inconfundible enojo.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—¿No te parece que se lo has dicho muy rápido y de una manera muy poco apropiada? —dijo.
Sonreí y me acerqué más a ella para besar cortamente sus labios.
—Todo está perfecto, amor. Ella lo tomó como yo lo esperé. Pero quédate tranquila, que con tu padre seré de otra manera…
—Hija —ambos lo escuchamos y nos giramos a verlo. Nos pusimos de pie y él se acercó a ______ para abrazarla.
—Hola papá —le dijo cuándo se alejó de él y miró hacia la puerta del baño.
Aun Gina no salía. Greg me miró y sonrió.
—Es un gusto volver a verte, Nick —me dijo y tendió su mano hacia mí. La tomé.
—Lo mismo digo, señor Brooks —tomamos asiento.
—No sabía que ibas a la misma Universidad que mi hija —miró a ______.
—Yo tampoco lo sabía hasta aquella noche en la fiesta —mentí. ______ rió por lo bajo.
—Me alegro que se hayan llevado bien —dijo él.
Asentí y miré a ______. Ella observaba intranquila la puerta del baño. Tomé su mano por debajo de la mesa. Su vista volvió a mí.
‘Todo va a estar bien’ ella leyó mis labios. Sonrió y miró a su padre.
—Señor Brooks, básicamente organizamos este almuerzo porque queríamos contarle que su hija y yo… estamos juntos —le dije tratando de sonar lo más tranquilo posible. Nunca pensé que llegaría el día en que tendría que presentarme como el novio de alguna chica.
La mirada de Greg se dirigió a ______ y luego volvió a mí.
—¿Eso quiere decir que tú y mi hija tienen una relación amorosa? —preguntó. Asentí nervioso. Me parece que la idea no le está cayendo para nada bien —Eso es muy bueno —aseguró mientras una sonrisa se formaba en su rostro. Sentí como todo el aire que tenía en mis pulmones salía lentamente.
—¿Te agrada la idea? —le preguntó ______ sorprendida.
—Claro que sí, hija —aseguró él y palmeó mi hombro —Este muchacho me cayó bien desde la primera vez que lo vi. Además de que eso significa que al fin te has desecho del idiota de Brad.
—¡Papá! —lo retó ______.
—¿No le caía bien Nilson? —le pregunté.
—Para nada… demasiado posesivo para mi princesa. Un celular comenzó a sonar. Greg lo tomó y miró la pantalla. Se puso de pie —Un minuto por favor.
Se alejó de la mesa mientras contestaba.
—No puedo creer que le hayas agradado desde el primer momento. Se nota que apenas tuvo contacto contigo —me dijo ______. Reí por lo bajo.
—Yo soy la persona más agradable del mundo, amor. De eso estate completamente segura.
—Perdón por haber tardado tanto —dijo Gina sentándose a la mesa —Había cola para el baño, por dios. ______ miró hacia donde Greg se había ido. Volví a tomar su mano por debajo de la mesa. Ella rió por lo bajo y me miró —¿Ya pidieron la champaña? —preguntó. Ambos negamos con la cabeza —Bueno, voy a pedirla.
Se volvió a levantar y se dirigió hacia la barra.
—Listo, solo era una llamada de oficina —Greg se sentó en la silla. Lo miramos —¿Qué vamos a tomar?
—Champaña —dijo ______.
—Perfecto —aseguró él. Su celular volvió a sonar —Lo lamento, hija. Pero juro que será el último.
—Atiende tranquilo —dijo ella.
Greg volvió a levantarse. ______ Y yo nos miramos y estallamos en risas. Me acerqué más a ella y junté mi frente con la suya
—Esto es tan cómico —le dije.
—Lo sé —asintió ella.
—Nunca pensé que almorzar con mis suegros sería tan divertido —rocé sus labios con los míos y ella dejó de reír.
—Esto no está bien, deberíamos decirles —susurró y me besó.
—Ya se van a encontrar —aseguré y la besé un poco más.
—¿Qué haces tú aquí?
—¿Qué haces tú aquí?
Nos alejamos y los miramos uno frente al otro con la mesa de por medio. Y el momento del encuentro ya llegó. Que dios nos ayude.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 55:
Ambos echaban chispas por los ojos… y juro por dios que podía ver con perfecta claridad como cada uno comenzaba a preparar sus armas para en cualquier momento lanzar el primer tiro. Ambos miraron a ______. Ella se tensó.
—Yo… —intentó hablar ella.
—¿Qué hace él aquí? —le preguntó Gina.
—Nonono, la pregunta es ¿Qué hace ella aquí? —le habló Greg.
—Mi hija me invitó a almorzar —le respondió Gina con un notorio tono de orgullo.
—Pues te cuento que a mí también —le aseguró él.
—Ella me llamó primero a mí —le dijo. Greg soltó una leve carcajada.
—Que infantil eres, por dios. ¿Cuándo será el día en que dejes de comportarte como una niña?
—El día en que tú dejes de ser un idiota…
—Loca, siempre estuviste loca. No sé cómo diablos tuve cabeza para casarme contigo.
—Simplemente porque fui la única estúpida que te dio la hora en tu vida.
—No pienso almorzar con esta mujer —sentenció Greg.
—Y tampoco con este tipejo —dijo Gina.
—Bien que todavía usas mi apellido…
—Solo lo hago para saber lo ridícula que me veo con él…
—Eso no es cierto, mentirosa.
—Sí que es cierto, embustero, mal marido, mal padre, mal…
—¡Ya basta! —______ elevó su voz, haciendo que todos en el restaurante se giraran a verla. Greg y Gina la miraron bien —¡Los dos se sientan y almuerzan conmigo y con Nick como personas civilizadas!
Sin decir nada se sentaron en sus respectivas sillas. Nadie dijo nada…
El mozo llegó con el champaña, sirvió un poco para cada uno. Y se fue.
—Y ahora cada uno va a agarrar la carta y va a pedir lo que le gusta —dijo mi novia.
Como dos robots tomaron la carta y comenzaron a leer. Miré a ______ y ella sonrió con orgullo de sí misma.
—Te amo —le dije sin voz. Su mirada tierna me cautivó aún más.
—Yo también —leí sus labios —Bueno —le habló a sus padres. Gina y Greg la miraron —Los reuní aquí con el fin de tener un almuerzo con mis padres y presentarles oficialmente a Nick como mi pareja.
—Y me alegro mucho de ello —dijo mi suegra sin dejar de sonreír.
Su sonrisa se esfumó cuando miró a Greg. ¿Por qué se odian tanto por dios? Háganme acordar que debo preguntarle eso a _____ luego.
—Yo también estoy contento por ustedes —dijo Greg y sacó su mirada de Gina —En especial porque estoy haciendo negocios con tu padre, Nick.
Me tensé al escuchar aquello. Miré a ______ y ella negó levemente con la cabeza.
—Qué bueno —dije por lo bajo.
—¿Y… hace cuanto tiempo que están saliendo? —preguntó Gina mientras tomaba un sorbo de champaña. Greg también comenzó a tomar.
—Ayer formalizamos. Pero venimos dando vueltas hace bastante —le dije.
—Siempre supe que ustedes tendrían algo —dijo Gin contenta —Desde el día en que llegaron juntos a mi oficina.
—¿Recuerdas ese día? —le pregunté divertido a ______.
—Como si pudiera olvidarlo —dijo ella.
Todos reímos. Y sentí como aquella tensión de hace unos momentos comenzaba a disminuir. Greg miró a Gina y esta le sostuvo la mirada.
—¿Y… como marcha todo en la oficina? —le preguntó.
Ella se sorprendió un poco de que le preguntara aquello. Pudimos notarlo cuando sus cejas se elevaron un poco.
—Bien… todo marcha sobre ruedas. Esta semana han venido dos nuevas marcas —le respondió ella.
______ me miró y sonrió contenta. Aquello era un muy buen paso. Solo necesitaban algunos empujones más. Y la comunicación tal vez podría retomarse.
—El trabajo de la señora Brooks es excelente —le comenté a Greg. Él me miró y sonrió por lo bajo.
—Lo sé, siempre fue muy profesional en su trabajo —me comentó.
______ se acercó a Gina y ambas comenzaron a revisar la carta del menú. Llené mi vaso de espumosa champaña y le serví otro poco a Greg.
—______… creo, que es muy parecida a su madre —le dije.
—Oh no, para nada —aseguró él —Son como el agua y el aceite. Gina es una mujer demasiado quisquillosa y siempre encuentra algo para echarte en cara…
—Créame que su hija también es muy buena para echar cosas en cara —dije divertido. Él rió.
—Sí, pero ______ tiene un carácter que Gina no puede controlar. Y debo decir que yo tampoco. Ellas son diferentes por eso chocan tanto a veces, pero a la vez pueden estar unidas como mejores amigas —dijo sin dejar de mirarlas.
—¿La extraña? —le pregunté. Él me miró. Una sonrisa llena de recuerdos se curvó en su rostro.
—Un poco —susurró.
—¿Y por qué no lo intenta? —dije. Él me miró más fijo aun. Quizás ya me estoy tomando demasiadas atribuciones.
—Imposible —dijo divertido y tomó más de su vaso.
—Quien le dice señor Brooks, todo puede pasar —le aseguré.
El palmeó mi hombro y ambos reímos. Ellas fijaron sus miradas en nosotros y sentí un escalofrío que recorrió mi espalda.
—¿Podemos pedir ya? —preguntó ______.
—Claro que si —dije y me alejé de Greg para acercarme un poco más a ella. ______ también se acercó más hacia mi lado.
—¿Qué estás haciendo? —me preguntó por lo bajo.
—Solo hablo con tu padre, no estoy haciendo nada malo —le dije
Ella respiró profundamente y luego sonrió.
—Esto no es tan malo como pensé —dijo. Con discreción, aprovechando que Greg leía la carta y que Gina estaba llamando al mazo, me acerqué a ella y le robé un pequeño beso.
—Yo te lo dije. Todo iba a salir bien.
El mozo se acercó y los cuatro ordenamos algo distinto. Luego de unos cuantos minutos en los que mantuvimos una fluida conversación nuestro almuerzo llegó y comenzamos a comer.
El champaña se acabó y Gina encargó otra. ______ me miró algo confundida. Hice un gesto de ‘no saber’ con los hombros. Ellos comenzaron a tomar mientras hablaban como si fueran los mejores amigos del mundo. La botella se terminó y _____ y yo solo habíamos tomado una. Calculen un poco, eso no estaba bien. Greg pidió otra botella.
—Y luego, cuando tenía 5 años obligó a su padre a tirarse en el suelo y llorar como un niño para darle de vuelta su billetera —contó Gina sin dejar de reír. Ella y Greg estaban bastante alegres.
—Siempre fue mi pequeño demonio —aseguró él calmando su risa.
______ los miró confundida. Ellos se estaban comportando de una manera muy extraña según ella. Pero creo que es muy normal… ellos aún se aman.
—¿Pueden dejar de tomar? Me parece que ya se pasaron de copas —les dijo ella. Ambos la miraron y volvieron a reír.
—Oh, mi cielo ¿no te parece que papi y mami están un poco grandes como para que les digas sin deben tomar o no? —le preguntó Gina.
—Bueno, bueno —dijo ______ restándole importancia —¿Quieren postre? —les preguntó.
Ellos dos se miraron fijos por unos cuantos segundos.
—Frutillas con crema —dijeron al unísono y volvieron a reír.
Apreté mis labios para no reír también. Esto ya se estaba poniendo realmente muy divertido. ______ me miró y ella si rió. Le hice un gesto con la cabeza que apuntaba hacia la puerta. Ella asintió levemente y tomó su cartera.
—Mmmm… ¿saben qué? Nick y yo debemos irnos —dijo mientras se ponía de pie.
—Está bien, vayan —dijo Greg sin dejar de mirar a Gina.
—Luego me llamas, hija —le dijo Gina sin dejar de mirar a Greg.
—Adiós —les dijimos a ambos y salimos de allí.
—¿Qué fue todo eso? —preguntó ella.
—No lo sé —dije divertido.
—Por dios, es una locura. Se estaban mirando con cara de idiotas —aseguró. Reí divertido.
—Te dije que iba a ser un buen cupido…
—No, no creo que ellos… —dejó de hablar y me miró —¡Qué horror!
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 56:
Llegamos a mi departamento y ella se acercó a la heladera. La abrió y sacó el agua mineral. La miré algo extrañado.
—¿Qué sucede, cariño? —le preguntó. Ella me miró.
—Me siento extraña —dijo. Algo preocupado me acerqué a ella —Lo que pasa es que… casi toda mi vida he visto a mis padres enfrentados. Y ahora fue muy extraño verlos de esa manera.
—¿Por qué… se separaron? —le pregunté. Ella soltó un suspiro. Me miró y levantó su mano para acomodar un poco mi cabello.
—Sinceramente creo que nunca supe la verdadera razón de todo. Pero por lo que yo veía en esos tiempos, todo fue culpa de la rutina. Mi padre llegaba siempre a altas horas de la noche de la oficina. Mi madre se la pasaba de viaje en viaje buscando nuevas modelos y esa clase de cosas. Un día empezaron a discutir mi madre le echó en cara la falta de atención hacia ella y hacia mí. Mi padre simplemente le dijo que no la amaba más y todo se fue al tacho.
—¿Tú estabas presente en esa discusión? —le dije. Ella asintió.
—Pero escondida debajo de la mesa… como toda niña entrometida.
—¿Y ahora te sientes mal porque están juntos? —pregunté. Ella sonrió.
—No creo que estén juntos. Lo más probable es que se estén matando… quizás ya cada uno se haya ido por su lado. Pero ya no pensemos en eso. Tengo sueño —me dijo.
Me acerqué más a ella y la alcé en brazos. Ella soltó una leve risa.
—Vamos a dormir nuestra primera siesta romántica —le dije.
—Y no va a implicar nada de eso que estás pensando —me aseguró.
—Oye, no todo en mí es querer hacerte el amor —dije y la miré —Bueno en realidad sí. Pero aunque no lo creas yo también quiero dormir.
Ella sonrió y mordió su labio inferior.
—Bueno, entonces vamos a dormir juntitos, muy juntitos —susurró y rozó mis labios.
—Así me haces casi imposible querer solo dormir —le aseguré.
Soltó una divertida carcajada y entre al cuarto sin bajarla al suelo. La apoyé en la cama y me acerqué a la ventana para bajar las persianas y que la luz de la tarde no nos molestara. Giré para mirarla y ella se estaba quitando el pantalón.
—¿Qué haces? —le pregunté. Me miró y alzó ambas cejas.
—Me estoy sacando la ropa para dormir. No pienso dormir con esta ropa incomoda. Solo voy a quedarme con la remera. Además ¿Qué tiene de malo?
—No, nada. Pero eres una tentación.
—Por dios, Nick —dijo divertida.
—Entonces, ¿yo también puedo dormir en calzoncillos?
Ella me miró a los ojos y una sonrisa pícara se curvó en sus labios.
—Si puedes.
Ella terminó de acomodarse y se acostó en la cama. Me quité la molesta ropa y me acosté a su lado. La abracé contra mi cuerpo y besé su frente.
—¿A qué hora nos despertaremos? —le pregunté.
—A la hora que sea —dijo y se abrazó más a mí. Besó mi pecho y luego levantó la mirada para encontrarse con la mía —Pero eso sí, cuando nos despertemos yo iré a mi casa para ordenar un poco mis cosas y cambiarme de ropa.
—¿Me dejaras?
—Solo por unas horas —me aseguró.
—Pero ¿A quién voy a abrazar esta noche? —le pregunté.
—A nadie —susurró —Pero vas a estar pensando en mí… y quizás te llame por teléfono para hablarte antes de dormir.
—O quizás yo aparezca por tu casa y no haga falta dormir solo.
Sonrió y se acercó a mi boca para besarme. La acerqué un poco más a mí y aquella tonta necesidad de no soltarla nunca me atrapó.
—¿Sabes que nunca pensé que terminaríamos así? —me dijo alejándose apenas de mí.
—¿No? —le dije y acomodé un poco su cabello —Pues yo sí.
—No te creo.
—De verdad —la besé cortamente —Siempre supe que te morirías por mí en algún momento.
Ella rió y se volvió a apoyar contra mí. Colocó sus finas piernas entre las mías. Sus manos fueron hasta mi espalda y me acarició tiernamente.
—Te amo —me dijo. Sonreí y cerré mis ojos.
—No más que yo a ti.
Llegué un poco agitado a la Universidad ya que se me había hecho realmente tarde. El lunes llegó, ¿pueden creerlo? Lo que quedaba del fin de semana se me pasó volando junto a ______. El domingo decidimos ir de picnic con Rose. ¿Leen eso? ¡Picnic! Nunca en mi vida pensé que iría de picnic tras los pasos de una mujer que me trae completamente loco.
Por lo que vi ______ ya había llegado, porque que su auto estaba en el estacionamiento. Ayer por la noche fuimos brutalmente separados por nuestros amigos. Ella se fue a su casa con Danielle y Blanda, mientras que yo me quede, literalmente llorando, con Kevin y Joe.
—No puedes estar tan pollerudo, Jonas. Has estado con ______ las 24 horas del día —me había dicho Joe.
—Pero yo el extraño —me quejé.
—Definitivamente este no es el Nick que nosotros conocíamos —aseguró Kevin.
Reí y salí de mis pensamientos. Entré al salón y para mi desgracia el profesor ya estaba allí. Me miró bien y solo me limité a disculparme. Miré hacia la gente y la busqué con la mirada. Y allí estaba ella sentada casi al final de la segunda fila. Y ¿adivinen qué? El único lugar libre que queda es a su lado. Con cuidado me acerqué y sin decir nada me senté.
Ella me miró y yo la miré a ella. Sonrió y despacio se acercó a besar mi mejilla. Cuando se alejó la miré con reproche.
—Eso no es lo que yo quería —le dije. Ella rió por lo bajo y miró al frente.
—Estamos en clase, Jonas —me dijo.
—Oh, ¿ahora soy Jonas, verdad? —dije con cierta indignación.
—Claro que eres Jonas, tonto —susurró.
—Pues no me parece correcto.
—¿Qué cosa? —me preguntó mientras me miraba de nuevo.
—Que te hagas la tonta, la que nada somos aquí.
—Pero si yo no me estoy haciendo la tonta. Solo que no quiero que por tu culpa me castiguen.
—Nadie va a castigarte.
—Jonas, ¿quiere decirnos la respuesta? —me preguntó el profesor de filosofía.
Me giré a verlo. Y toda la clase me miraba, esperando a que dijera algo.
—No la seo —le dije.
—Perfecto. Entonces ¿puede hacerme el favor de dejar de hablar con su compañera? —miró a ______ y ella asintió.
—Si —dije. El profesor volvió a hablar y a escribir —Quiero mi beso.
—No Nick, ahora no —musitó ella.
—Ahora ______ Brooks.
Me miró fijo, tratando de intimidarme. Sonreí y me acerqué un poco más a ella.
—Cuando digo que no, es no —susurró.
—Pero cuando yo digo que sí, es si —le aseguré.
—Perfecto, me cansaron —lo escuchamos hablar. Ambos nos giramos a verlo – Los dos se van de mi clase.
—Pero... —dijo ella.
—Pero nada Brooks. Junten sus cositas y salgan a cuchichear afuera —sentenció él.
______ se puso de pie y juntó sus cosas. Yo copie su acción. Ambos salimos del salón. Y cuando la puerta se cerró detrás de nosotros ella se giró a verme.
—¡Eres un tonto! —me dijo enojada.
—Oye, oye, oye —la calmé y la tomé del brazo para acercarla a mí —Fue tu culpa, tú no quisiste darme mi beso.
—¿Es que acaso no podías esperar? —Preguntó algo nerviosa —Por tu culpa me voy a perder una clase más así no sé si llegaré a recibirme alguna vez.
La acerqué más a mí, abrazándola por la cintura. Ella colocó sus manos sobre mi pecho para poner una distancia entre nosotros.
—Solo necesito mi beso ¿sí? —le dije. Ella me miró fijo y dejó de hacer presión con sus manos sobre mí. Entonces la distancia comenzó a desvanecerse. Me acerqué más a ella y al fin obtuve lo que tanto quería. Su boca comenzó a responderle dulce a la mía y eso me hizo saber que realmente me estoy volviendo un pollerudo.
—¿Qué significa esto? —preguntó. Ella se alejó de mí y lo miramos.
—Brad —dijo algo nervioso. Uuuh, esto se me va a poner muy bueno.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 57:
Como una intuición de sí misma ______ se puso frente a mí. La miré y no pude evitar sonreír divertido.
—¿Qué necesitas Nilson? —le pregunté sin dejar de sonreír.
Él no dejaba de mirar a ______. Estaba esperando a que ella le dijera algo sobre lo que acababa de ver.
—¿Por qué lo estabas besando? —le preguntó él a ella.
______ me miró y luego volvió la vista a él.
—Creo que debemos hablar Brad, pero no aquí —le dijo ella. Entonces dejé de sonreír y me puse algo nervioso. ¿A dónde quería hablar si no era ahí? Ella se giró a verme —Debo hablar con él, Nick.
—¿No me estarás pidiendo que te deje sola con este idiota? —le dije en voz baja.
Ella levantó su mano y acarició mi rostro.
—Es solo por unos minutos. Iré a hablar con él, le contaré todo y volveré a buscarte.
—No —sentencié.
—Por favor mi amor. Es mejor si yo hablo con él y dejamos las cosas bien en claras.
—No confió en él ______.
—Pero si confías en mí, ¿verdad? —me dijo mientras me miraba fijo a los ojos.
—Si —dije soltando un suspiro. Ella sonrió y se puso en puntas de pie para besarme cortamente. Giró y miró de nuevo a Nilson que estaba rojo de la rabia.
—Vamos Brad —le dijo ella y comenzó a caminar.
Nilson la siguió y pasó por lado en forma retadora.
—Le tocas un pelo y te mato —le susurré cuando pasó por mi lado.
Él sonrió como si acabara de escuchar un chiste. Y a mí me encantaría ver su cara cuando ______ le diga: Brad, Nick y yo estamos de novios. Lo lamento idiota, pero nunca sentí nada por ti además de lastima.
Reí por lo bajo y decidí ir a caminar un poco para no pensar tanto en que dejé sola a mi novia con su ex. Pero eso… no es malo, no lo es. Ella misma me ha dicho que nunca lo amó y que solo lo aprecia como a un amigo. Pero él, él es un maldito infeliz.
—Nick, ¿podemos hablar? —me giré a verla al escuchar su voz.
—Amanda —le dije y tragué un poco de saliva. ¿Qué es lo que quiere ahora? —¿Hablar? ¿De qué?
—Nick… no sé si tú te has dado cuenta de que yo… yo estoy enamorada de ti —me dijo.
Cerré los ojos fuertemente y maldije para mis adentros. Lo que menos quería escuchar en este momento era la declaración de amor de Amanda.
—Amanda yo… —intenté hablar pero ella se acercó y apoyó uno de sus dedos sobre mis labios. Al instante me alejé.
—Déjame hablar —me pidió. Asentí.
—Voy a escucharte, pero evita tocarme… por favor —le dije. Ella asintió.
—¿En qué andas? —me preguntó.
—¿Con qué? —le pregunté.
—Con tu vida… hace como una semana que no te veía. Y no lo sé… ya no sales, ya no estas faltando a clases, ya no eres el mismo de siempre.
—Cambie —le aseguré.
—¿Cambiaste?
—En realidad me cambiaron.
—______, ¿cierto? —dijo mientras sus ojos se humedecían un poco.
Sentí un nudo en mi estómago y eso creo que se llama culpa. Me siento mal por ella, me siento por mal haberla ilusionado. Y ahora que amo a alguien se cómo se siente aquello.
—Si, por ella —le contesté.
—Nick, yo estoy dispuesta a compartirte con ______ —me dijo.
Fruncí el ceño y la miré bien.
—¿Qué? —dije.
—Que no me importa tener un poquito de ti, pero… yo te amo Nick. Yo sé que quizás es difícil de entenderlo y no es capricho yo te amo —dijo mientras se acercaba más a mí.
Al instante me alejé poniendo más distancia entre nosotros.
—No Amanda, estás equivocada —le dije. Ella me miró —Yo no puedo compartirme.
—¿Por qué? —preguntó.
—Porque estoy enamorado de una persona y mi corazón le pertenece completamente a ella. No puedo partirlo, ni sacarle un pedazo. Ya tiene dueña.
—¿Sabes qué? Vas a arrepentirte —me dijo mientras se alejaba de mí.
Reí por lo bajo. Ella me podría dar un poco de lastima, pero está completamente loca.
—¿A si? —le pregunté.
—Te lo juro por dios, que vas a arrepentirte de haberme hecho esto. Ya lo veras, ya verás que no soy tan estúpida como crees —dijo y se fue de allí.
Me apoyé contra la pared que estaba a mi izquierda y solté todo el aire que había estado aguantando.
—¿Qué haces galán? —escuché su voz y me giré a verla.
—______, mi amor, solo estaba hablando con ella. Yo no…
—Shhh, tranquilo. No tienes que darme explicaciones. Confió en ti —me dijo divertida —Escuché un poco de tu conversación con la señorita que se acaba de ir.
—¿Escuchaste? —pregunté.
—Sé que no debí, pero bueno fue sin querer —aseguró mientras se acercaba más a mí —Así que tienes una dueña. ¿No hay una posibilidad de poder competir con ella por tu amor?
Sonreí y di un paso hacia ella. Apreté mis labios mientras con mi mano tocaba mi mentón.
—La veo difícil —le dije. Ella sonrió y con eso morí — ¿Te gustaría competir con ella?
—Me encantaría competir con esa perra por un bombón como tú.
—¿Perra? ¿Le dijiste perra?
—Ajá —dijo mientras se acercaba aún más. Levantó sus brazos y los colocó detrás de mí cuello.
—No, estás equivocada. Ella no es una perra es una gatita. Y que gatita.
—Dame un beso —dijo. Coloqué mis brazos alrededor de su cintura, acercándola un poco más.
—¿Uno solo? —pregunté.
—Millones, los que quieras. Pero solo dame un buen beso de desayuno.
—¿Hablaste con Nilson? – pregunté antes de besarla. Necesitaba saber aquello
—Si – dijo fastidiada. Sonreí ella quería que la besara.
—¿Y qué dijo?
—Te insultó un poco, pero ya lo sabe. Eso es lo importante.
—¿Entonces, no más Nilson y Amanda?
—No más nadie. ¡Ahora bésame!
—Y después soy yo el que no sabe esperar, ¿cierto?
—Uno pequeñito, pequeñito —hizo un gesto con los dedos.
—No va a alcanzarme con uno pequeñito, amor.
—¿Sabes qué? —dijo y me besó cortamente. Reí por lo bajo.
—¿Qué?
—Hay un salón vació para ir a estar más tranquilos.
—¿Un salón vació? ¿En qué estás pensando mi amor?
—No es en lo mismo que tú. Pero prefiero estar entre cuatro paredes contigo que aquí en medio del pasillo por donde pasa todo el mundo.
—Por mí que nos vea el presidente de la Nación —dije y entonces me incliné hacia ella y la besé.
El celular de ______ comenzó a sonar. Maldiciendo por lo bajo me alejé de ella.
—Lo siento —se disculpó conmigo y miró la pantalla —Es mi madre —dijo sorprendida. No habíamos tenido noticias de Greg, ni de Gina desde el sábado —¿Mamá? – la atendió y guardó silenció —¿Dónde estabas? —la miré y vi como su rostro comenzaba a volverse algo pálido. Eso me asustó. Así que me acerqué a ella y la sostuve. Me dio la impresión de que iba a desmayarse —¿Qué? —Preguntó sin poder creerlo —No, tú estás jugando conmigo —rió nerviosa —¿Qué quiere decir eso, Gina? —Dijo indignada y se alejó de mí para comenzar a caminar como loca por el pasillo —¿Sabes? Mejor guárdate los detalles, que horror. Luego te llamo que ahora estoy en la Universidad —colgó y me miró.
—¿Qué pasó? —le pregunté.
—Ya sé de donde heredé la manía de embriagarme y terminar haciendo cosas malas con personas que vienen con música a las 2 de la mañana a mi casa —me dijo. La miré extrañado.
—¿A qué te refieres mi vida? —le dije sin entender del todo.
—Me refiero a que mi madre y mi padre estuvieron todo el sábado y casi todo el domingo bebiendo champaña y haciendo cosas indebidas en un cuarto de hotel.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 58:
Una semana pasó más que volando para mí. Pude ver el cambio que se había provocado en mi vida. Y aún estoy sin poder creerlo.
Encontré a mi madre, tengo una hermana, descubrí más cosas sobre mi padre, le dije a otro hombre que lo quería como a mi padre.
Acepté que amo a alguien, le dije que la amaba, ella me lo dijo a mí. Me presenté frente a mis suegros. Ellos terminaron volviendo a su amor.
Kevin y Danielle oficializaron y ahora todos somos parejas. Joe y Blanda tuvieron su primera pelea y estuvieron unos días distanciados pero luego se arreglaron con un poco de cursilería.
Y qué decir de ______ y yo. Nunca pensé que una relación podía ser tan linda, tan liberal y tan placentera. Ella es fantástica. Una compañera ideal, una amiga que me escucha, que me entiende, que está ahí y no me deja solo.
Paul no volvió a aparecer. No sé nada de él desde la última vez que estuvo en casa. Tampoco es que me interesa saberlo.
—¿En qué piensas? —me preguntó ella sentándose en mi regazo.
—Estaba pensando en ti —le dije y coloqué mis brazos alrededor de su cintura.
Sonrió y se acercó a mí para acariciar mi nariz con la suya.
—Te extrañe en Historia Universal —me dijo.
—¿A si? —dije cerrando los ojos mientras sentía su cercanía.
—Mucho —susurró.
Estábamos en la hora del almuerzo en la Universidad y hace dos clases que no nos vemos ya que tenemos algunas clases distintas.
—¿Puede ser que haya un momento del día en el que no los encontremos juntos? —escuchamos que Kevin hablaba. ______ sonrió, me besó cortamente, y se giró a verlo.
—¿Qué pasa Kevin? ¿Estás celoso de que ahora Jonas solo piensa en mí? —le preguntó ella.
—Mírala a la niña —dijo Joe mientras se sentaba —¿Ahora eres chistosita como tu novio?
—Un poco —dijo ella.
—Por su culpa ahora Nick no nos da ni la hora —Kevin le dijo a Miller mientras también se sentaba.
—Pues a mí me da mucho más que eso —le dijo ______. Reí por lo bajo al ver el rostro de mis amigos.
—Por dios, ya la ha pervertido completamente —dijo Joe sin poder creerlo.
—Pobre ______, pobre ______ —dijo Kevin negando con la cabeza levemente.
—Ya, ya —les dije a ambos —Ella solo está bromeando con ustedes par de tontos.
—Eres un mal novio. Mira lo que le has hecho a la pobre —me acusó Joe.
—Es cierto… ella ya no es la misma de antes. Todo es tu culpa – me dijo Kevin.
—Deberíamos de decirles a las chicas —dijo Miller.
Danielle y Blanda llegaron a la mesa y se sentaron al lado de sus respectivos novios.
—¿Qué hacían? —preguntó Blanda.
—Escuchábamos las barbaridades que ______ ha aprendido de Nick —le dijo Joe.
—¿Acaso ustedes creen que ______ lo aprendió de Nick? No, están equivocados. Ella siempre fue así. Lo que pasa es que ahora tiene a alguien que la estimula un poco más —dijo Danielle.
—Oye —se quejó ______.
Todos reímos y almorzamos entre risas y anécdotas. Sentí la mirada de alguien sobre mí. Giré mi cabeza para ver y era Amanda la que nos miraba.
Sonrió como si supiera que algo pasaría. Les dijo algo a sus amigas y todas rieron.
Negué con la cabeza y dejé de mirarla.
—Mi amor, ¿vamos a caminar un poco? —le dije. Ella me miró y se puso de pie.
—Vamos —dijo y me dio la mano. La tomé y me puse de pie.
—Luego nos vemos, chicos —les dije a todos. Ellos asintieron entonces salimos de allí.
Entrelacé mi mano con la de ______. Ella me miró. Caminamos en silencio hasta el jardín de la Universidad. Nos acercamos al viejo árbol y nos sentamos bajo él. ______ se sentó entre mis piernas y apoyó su pecho contra mi espalda. Comenzó a jugar con una hoja verde que había en el pasto.
—¿Qué pasa mi amor? —me preguntó.
—Nada, solo quería estar a solas contigo —le dije y acaricié su cabello con mi nariz.
Respiré profundamente su perfume para tener ese olor grabado en mi cabeza. Ella se alejó de mi pecho y giró para acomodarse de frente a mí.
—Te conozco, Nick. Algo te preocupa —dijo.
Sonreí y me acerqué a su boca para besarla suavemente.
—Te aseguro que no es nada —dije.
Ella asintió y me miró fijo a los ojos.
—¿Estás seguro?
—Completamente.
—Bueno, voy a creerte —dijo y me volvió a besar —¿Has llamado a Hope?
—Sí, hablé con ella ayer —le conté.
—¿Y como esta? —me preguntó con una leve sonrisa.
—No dejo de hablarme de ese tal Billy —dije apretando los dientes.
—Es normal que tu hermana hable de eso —me aseguró —Es una niña y este Billy debe ser su primer amor.
—¿De qué amor me hablas, amor? —Dije sin poder creerlo —Tiene 5 años, no sabe nada del amor.
—No subestimes a los niños, te aseguro que saben más de amor que nosotros los grandes.
—Pues no tiene mi permiso para andar aprendiendo del amor, ni nada de esas. Esa niña primero va a aprender a lavarse los calzones por si sola y luego podrá tener novio. Ni siquiera novio, solo un amigo con derecho a un simple beso.
—Eres tan celoso —me dijo.
—Hablé con mamá, y dice que quiere que este fin de semana vayamos a pasarlo allí al campo con ellos. Que tienen algunos cuartos de sobra —le conté. Ella sonrió.
—Eso sería genial —dijo asintiendo levemente.
La miré bien, ahora ella es la que está extraña.
—¿Qué pasa, mi amor? —le preguntó.
—¿Eh? —dijo ella saliendo de sus pensamientos.
—¿Qué te pasa?
—No, nada… ¿Por qué? —dijo.
—Estás rara, ______… desde ayer estas rara —dije al recordar aquello.
Estábamos mirando la tele y de repente vio la fecha y se puso de pie. Comenzó a caminar por el pasillo y luego volvió a sentarse. Lo dejé pasar porque no pensé que era algo… malo.
—No… nada, nada.
—Ahora soy yo el que va a decir esto
Te conozco ______, algo te pasa.
Me miró fijo a los ojos y mordió su labio inferior.
—Hay algo que tengo que decirte…
La miré extrañado y pude notar el nerviosismo en su voz. Me acomodé mejor y la miré.
—¿Qué pasó? —le pregunté.
—Prométeme que no te vas a poner ni paranoico, ni como loco, ni nada de eso —me dijo.
—Si no me dices que es lo que pasa entonces no voy a saber cómo reaccionar —le dije ya un poco más nervioso.
—No es para alarmarnos, Nick. Bueno quizás sí, pero no… no lo sé —dijo ya nerviosa.
—Dime —le exigí que me hablara de una buena vez.
—No es fácil de decirlo —aseguró mientras respirabas profundamente.
—Mi amor, me estas asustando. Por favor, ¿puedes hablar de una vez? —le dije.
Ella asintió y me miró a los ojos. Sus ojos acumularon lágrimas y pude sentir como su pulso se aceleraba.
—Bueno, tú sabes que nosotras las mujeres tenemos nuestros días ¿cierto?
—Sí, se ponen intolerables —le dije sin entender por qué me hablaba de eso.
—Ya —dijo y asintió —Hay veces en las que hay un problema o algo así y esos días tardan en llegar.
—No sé a dónde quieres llegar con esto, ______. Me estas poniendo nervioso, cariño. Ve al grano por el amor de…
—Tengo un atraso —dijo interrumpiéndome.
La miré bien tratando de entender las palabras que acababa de decirme. Sentí que se me secaba la garganta. El aire comenzó a agitarse en mi pecho. Miré los ojos de ______… ella no estaba bromeando ni nada por el estilo.
—¿Qué? —musité.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 59:
Volví a mirarla a los ojos. Esto no podía estar pasando por dios, esto no puede estar pasando. ¿Qué demonios voy a hacer?
—¿Nick? —su voz llegó a mis oídos como si estuviera lejos.
—Dime que es una broma —le pedí.
—¿Cómo crees que voy a bromear con algo así? —me dijo y la miré —Por favor, Nick. Necesito que estés tranquilo.
—¿Cómo es posible, ______? —Dije nervioso —Nos cuidamos, siempre que estuvimos juntos nos cuidamos.
—Lo sé, lo sé. Por eso tienes que estar tranquilo… No creo que esté embarazada, es literalmente imposible —dijo no muy convencida.
—¿Y si lo estás? —le pregunté.
Ella me miró fijo y entonces sus vidriosos ojos soltaron las lágrimas que habían acumulado. La tomé de la nuca y la acerqué a mí. Ella escondió su rostro en mi pecho.
—Tranquila, mi amor, no llores —le susurré al oído.
—Aaay, Nick, tengo mucho miedo. No sé qué voy a hacer si es que… estoy embarazada ¿Cómo voy a hacer para tener un bebe a los 19 años?
—Como ‘vamos’ a hacer —la corregí —No estás sola, mi amor, yo estoy contigo. Si es que estás embarazada vamos a salir adelante. Estaremos bien.
—Pensé que te ibas a poner como loco —dijo mientras se alejaba de mi pecho y con sus manos secaba sus lágrimas.
—Estoy como loco… pero no voy a perder el control hasta no estar seguros. ¿Cuánto tienes de atraso? —le pregunté y acaricié su mejilla.
Me di cuenta de que mi mano temblaba levemente ¡Por dios, esto es una locura!
—Una semana —dijo. Asentí y respiré profundamente.
—¿Vamos a hacerte un test? —le dije. Ella negó con la cabeza.
—Yo creo que lo mejor y lo más seguro es un análisis de sangre —me dijo —Tengo una amiga que la madre es obstetra. Hablé con ella ayer y hoy a la tarde iré a verla.
—Iremos juntos —dije y me puse de pie. La ayudé a levantarse y al instante la abracé contra mí. Ella me apretó como si su vida dependiera de eso. Cerré los ojos y traté de demostrarle que todo estaba bien —Iremos juntos… —volví a repetir.
Ella asintió y se quedó pegada a mí. Estuvimos así por unos cuantos minutos, no sé exactamente cuántos. Me alejé de ella y tomé su rostro con mis manos. Me acerqué más y la besé despacio.
—Gracias —me dijo cuándo me alejé.
—¿Por qué? —le pregunté.
—Por estar aquí —susurró.
—Estamos juntos en esto y en todo —le dejé bien claro.
Ella asintió y la besé cortamente. Tomándola de la mano caminamos de nuevo hacia la Universidad.
El almuerzo había terminado y con ello la clase de derecho comenzó. Me senté despacio al lado de Kevin. Mi cabeza estaba completamente colapsada.
Si ______ llega a estar embarazada mi vida va a cambiar extremadamente. ¿Qué sucede si de verdad lo está? Eso significaría que voy a tener un hijo. Un hijo…
—Oye, ¿Qué te pasa? —me preguntó mi amigo. Lo miré.
—Nada, ¿Por qué? —dije reaccionando rápidamente.
—Estás como pálido —dijo él.
Mi mirada se posó en ______. Ella jugaba nerviosa con el lápiz que tenía en la mano. Está pensando en lo mismo que yo. Volví a mirar a Kevin.
—Nada — ‘solo que mi novia tiene un atraso’ —Estoy bien.
—¿Seguro? —preguntó.
—Sí, hermano —palmeé su hombro y volví a mirar al frente.
Lo más seguro es que ella no esté embarazada. Nos cuidamos, siempre nos cuidamos.
Pero ¿Qué pasa si en algún momento la protección falló? ¿Y si no es solo una falsa alarma? ¿Qué voy a hacer si ______ está embarazada?
Por dios, quiero gritar. Pero tengo que estar tranquilo, tranquilo. Nada es seguro… solo necesitamos ir y sacarnos la duda. Solo eso, solo eso…
El resto del día se me pasó interminable. Mi cabeza no dejaba de sacar teorías sin sentido y mi corazón se sentía cada vez más acelerado. Divisé a ______ en el estacionamiento y me acerqué a ella.
—¿Vamos? —le pregunté. Ella asintió —Pero iremos en tu auto mejor. Yo manejo ¿quieres?
Ella solo volvió a asentir. Tomé su mentón e hice que me mirara.
—Te amo —me dijo cuándo sus ojos encontraron los míos.
—Y también —le dije y besé su frente —Todo va a estar bien.
Nos subimos al auto y prendimos marcha. Habíamos decidido no decirle nada al resto del grupo. Estábamos seguros de que iban a ponerse como locos y lo mejor era no alarmarlos hasta estar seguros. ______ estaba demasiado callada y creo que más que nada asustada. La miré y ella miraba fijo al frente. Giró la cabeza y me miró.
—¿Crees que sea posible detenernos en un kiosco para comprar un chocolate? —me preguntó. Sonreí levemente —Tengo ganas de comer uno.
—¿Tienes un antojo? —dije sin dejar de sonreír.
—No seas tonto —dijo bajando la cabeza —Siempre quiero comer chocolate cuando estoy nerviosa. No es un antojo.
—Está bien, está bien —dije y detuve el auto en una esquina.
Bajé y me acerqué a la pequeña ventana que estaba allí.
—Papi, papi ¿me compras un dulce? —me iré a ver y un pequeño niño saltaba a mi lado.
Me paralicé y al instante un hombre lo alzó. Levanté la cabeza y lo miré.
—Debes aprender a esperar Steve, hay un chico antes que nosotros —le dijo él.
El niño me miró y sonrió mostrándome una sonrisa con falta de dientes.
—¿Qué necesita? —la voz de una mujer me sacó de la imagen del niño. La miré y asentí como un idiota.
—¿Algún chocolate? —le pregunté.
—Sí, son estos de aquí —dijo ella mostrándome los que había.
Elegí el más grande y lo pagué. Comencé a caminar de nuevo hacia el auto.
—Adiós —escuché su pequeña voz. Me giré a verlo.
—Adiós —le dije y me subí. Sin decir nada le di el chocolate a ______ y volví a arrancar.
—¿Qué pasa? —me preguntó ella. La miré.
—Nada… imaginaciones que tiene mi cabeza —le dije.
Ella asintió y comenzó a comer su chocolate.
—¿Quieres un poco? —me preguntó.
—Si, por favor. Tengo antojo de comer un poco —ella rió por lo bajo y me dio un pedazo.
Unos minutos más tardes estábamos detenidos en el estacionamiento de una clínica. Respiré profundamente y me bajé del auto. ______ ya se había bajado unos segundos antes. Ella se acercó a mí y me dio la mano para comenzar a caminar.
Pronto llegamos al primer piso. Era una clínica grande, moderna y se veía muy lujosa. Nos acercamos a un mostrador. La chica que se encontraba allí nos miró.
—¿En qué puedo ayudarlos? —nos preguntó.
—Venimos a ver la doctora Molina… mi nombre es ______ Brooks —le dijo ella. La chica miró su computadora y asintió.
—Sí, la doctora la está esperando por el consultorio 5 —nos dijo —Pueden pasar por el pasillo a su derecha —le agradecimos con la cabeza y nos dirigimos hacia donde nos había dicho.
Mi corazón latía cada vez más rápido. Una mujer con una panza de unos cuantos meses pasó frente a nosotros. ______ me miró y no pude evitar sonreír. Llegamos a la puerta dicha y toqué con dos suaves golpes.
—Pase —se escuchó la voz desde adentro. Abrimos la puerta y entramos. Una mujer de más de 40 años estaba sentada en una silla. Levantó la cabeza y nos miró —Bien, vamos a hacerlo rápido y nos sacaremos la duda enseguida —nos dijo y nos hizo sentarnos.
Dos minutos más tarde a ______ ya le había sacado la sangre y la habían mandado a analizar como ‘urgencia’ al laboratorio. En unos minutos el resultado ya estaría listo.
—¿Y bien, cómo están? —nos preguntó la doctora.
—Bien —dije con un tono algo irónico. La mujer sonrió.
—Te ves nervioso —me dijo. Asentí y tomé la mano de ______.
—Mucho —aseguré. La puerta sonó y una enfermera entró.
—Ya están los resultados —dijo y le entregó un sobre a la doctora.
En ese mismo momento mi mundo se detuvo por completo.-
♥ Nick Jonas ♥
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