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Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 15.
Comencé a caminar para salir de aquella habitación y los pasos de _______ fueron torpes detrás de mí, ya que yo tiraba de su mano para que lo hiciera. Giré mi cabeza para mirarla.
—Pero, ¿Qué demonios haces? —me preguntó.
—Tú solo camina —le dije y tiré más de su mano, para acercarla a mí.
Nilson salió de la habitación.
—_______, ¿A dónde vas? —le preguntó.
—Tenemos cosas que hacer Nilson —contesté por ella.
—_______, te estoy hablando —dijo él. Detuve nuestros pasos y me giré a verlo.
—¿Acaso no te has dado cuenta de que estas enfermo? Así de pie y encima descalzo no vas a curarte más Nilson, será mejor que vuelvas a la cama.
Vi como su cara se tornaba rojo de la rabia.
—_______, vuelve aquí —le exigió de manera autoritaria, como si ella fuera un perro o algo así.
Ella lo miró fijo por unos cuantos segundos, y luego me miró a mí.
—No soy una de tus criadas, para hacer lo que quieras —le dijo ella. Sonreí levemente y ella me volvió a mirar —Vamos.
—Vamos, cariño —dije y volvimos a caminar.
Tuve unas ganas tremendas de girar a ver cómo había quedado Nilson, pero no lo hice, para poder llegar más rápido a la salida. Además de que había dejado sin protección a Betty. Salimos y con cuidado ella soltó mi mano.
—Ya no es necesario que me agarres de la mano —me dijo.
—Está bien, está bien —le dije y me subí a la moto —Sube, vamos.
—¿A dónde? —me preguntó frunciendo el entrecejo.
—Tú solo sube, yo luego te digo.
Se subió y prendí marcha hacia lo de Amanda. Sabía perfectamente que si le decía que la llevaría a lo de Amanda se iba a negar rotundamente. Llegamos a una pequeña casa, que se encontraba cerca de la Universidad. Allí vivía la rubia insoportable de Amanda Bynes.
_______ se bajó y luego me bajé yo.
—¿Podrías decirme en dónde estamos? —volvió a preguntar.
—Ya lo verás —dije y tomé de su mano, para caminar hasta la puerta de la casa.
Toqué el timbré y más rápido de lo que esperaba la puerta se abrió. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujaba en el rostro de la rubia.
—Viniste —dijo con voz chillona.
Sentí como la mano de _______ apretaba con fuerza la mía. Entonces, con un solo tirón la presenté adelante, para que la viera. La sonrisa de Amanda se esfumó más rápido que un ‘hola que tal’ Sus ojos verdes miel se clavaron con asombro y enojo sobre la pequeña figura de _______. Arrastrando la vista me miró a mí. Yo solo sonreía como si nada pasara.
—¿No sabía que venías acompañado? —me dijo apretando los dientes.
—Y desde ahora en más, va a ser así casi siempre —le dije.
Volvió su vista a _______ y vi como su rostro cambiada radicalmente.
—Entren —sentenció y entró a su casa.
—¿Qué es esto? ¿Por qué me trajiste aquí? ¿Acaso quieres vengarte de mí por haber ido a lo de Brad? —me preguntó por lo bajo.
—No, no es eso. Te traje como escudo anti-Amanda —dije por lo bajo para que la rubia que estaba delante nuestro no escuchara —Además de que no iba a dejarte con el neandertal de Nilson.
—Me debes una grande, Jonas —musitó. La miré de costado y le sonreí.
—Demás está decirlo, cuando quieras te pago cariño —dije.
Amanda detuvo su paso y se giró a vernos. Quizás nos escuchó.
—Pueden sentarse ahí, ya traigo las cosas para el trabajo —dijo de mala gana y se metió en una puerta.
—Creo que no puede odiarme más porque no tiene capacidad mental para hacerlo —dijo _______ mientras se sentaba.
—No le hagas caso, está loca —le dije mientras me sentaba a su lado.
—Sí, y es por tu culpa —me dijo.
—Ya, ya cariño, no me sigas retando —le pedí.
Amanda entró y apoyó, con algo de fuerza, los libros sobre la mesa. Despreocupada _______, sacó su celular y comenzó a escribir en él. Miré a Amanda, y esta se sentó frente a mí.
—Bueno, ¿Qué hay que hacer? —le pregunté.
—Es un trabajo que mandó la profesora de contaduría. Quiere que realicemos un análisis general de no sé qué cosa.
—Análisis general del consumidor final —habló _______ sin dejar de escribir en su celular.
Amanda le lanzó una venenosa mirada y volvió la vista a mí. Traté de no reír, pero me fue imposible. Así que la rubia me miró con enojo.
—Sí, ¿y qué más? —le dije para que volviera a concentrarse en el tema.
—Eso, y hacer un gráfico con las estadísticas del mes —me dijo.
—Empecemos —dije y tomé el papel. Pero mis ganas de ir al baño impidieron que empezáramos. —Amanda, ¿Dónde está el baño?
—Esa puerta de allí —me dijo y me la señaló con el dedo.
—Ya vuelvo señoritas —me disculpé y salí de allí.
Entré al baño, hice lo necesario y volví a salir. Detuve mis pasos al escuchar la voz de Amanda.
—Te lo advierto querida, va a ser mejor que te alejes de Nick —le dijo.
—Escúchame bien peliteñida —le habló la morena —Me parece que al fin la tintura barata que utilizas quemó las pocas neuronas que tenías. Ya no me van tus estúpidas amenazas. Y si no quieres terminar peor que la primera vez, mejor cierra la boca…
—Eres una… —entré a la sala antes de que la cosa pasara a mayores. Refrené una sonrisa, la morena había dejado bien en claro quien de las dos era más peligrosa.
—Bueno, ahora sí podemos comenzar —dije mientras me sentaba de nuevo.
Los minutos pasaban y yo ya me estaba volviendo loco con todo esto.
Es que es increíble que haya gente como Amanda en el mundo. De verdad es algo que no logro entender.
—Amanda, linda, pon atención. Las cosas no son así —le dije por décima quinta vez.
Era la décima quinta vez que le explicaba lo mismo. Ella soltó una tonta risita.
¡Aaag, como exaspera! Y aun no puedo creer como tuve el valor de acostarme con ella, pero nunca más lo hago. Lo juro por mi hombría, que jamás me vuelvo a acostar con chicas así.
Aunque como ya dije una vez nunca hago caso de mis propias palabras.
—Es que no lo entiendo —dijo ella.
Miré de reojo a _______, y seguía concentrada con su celular. Solté un suspiro.
—No importa Amanda, ¿Por qué no vas a traer algo de comer? —le pregunté.
Ella asintió y se puso de pie para ir a buscar lo que le encargué. Giré mi cabeza para mirar a _______. Ella levantó su vista del celular para mirarme también.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—No soy un genio, no pongo atención en clases, pero dime por favor que no fue mi imaginación la completa falta de, ya no inteligencia, sino SENTIDO COMÚN en Amanda —le dije. Ella sonrió levemente.
—Vamos Jonas, ¿Acaso no conoces la clase de chica que está frente a ti? No tiene ni dos dedos de frente, y se cree dueña del mundo —dijo y volvió su vista a su celular.
—¿Qué estás haciendo con el celular? —le pregunté.
—Estoy jugando —contestó sin dejar de mirar la pantalla.
—Ayúdame —le dije.
Volvió a clavar su vista en mí, y sentí muchos deseos de besarla. Pero no a la fuerza, de besarla y que ella estuviera completamente de acuerdo con ello.
Soltó un suspiro y guardó el celular para acercarse a la hoja que yo tenía en mi mano.
Más rápido de lo que hubiese esperado, la morena y yo terminamos el bendito trabajo. Con personas así si da gusto trabajar y hacer las cosas.
—Gracias —le susurré cuando vimos que Amanda entraba a la sala con una bandeja en la mano. Me puse de pie y tomé la mano de _______ para que también lo hiciera. Amanda nos miró bien, y apoyó la bandeja sobre la mesa —Amanda, ya terminé el trabajo. Y perdón por no esperarte para hacerlo juntos, pero tengo que irme a hacer unos tramites muy importantes.
—Pero… —habló ella.
—Nos vemos el lunes en la Universidad —dije mientras empujaba levemente a _______ para que caminara hacia la puerta —No te olvides de llevar el trabajo por favor. Adiós y gracias por tu hospitalidad.
—Adiós —escuché como decía. Salimos de su casa y seguí empujando levemente a _______ hasta la moto. Ella se giró a verme cuando llegamos.
—¿Qué? —le dije.
—¿Sabes? Me dio pena —dijo. Sonreí.
—¿Quién?
—La rubia teñida.
—Cariño, no le tengas pena. Ya te dije que está loca. Ahora sube a la moto, vamos a un lugar que conozco.
—No, no quiero ir a ningún lugar contigo.
—¿Por qué no?
—Porque eres un hombre horrible, un insensible, nada te importa… ni siquiera lo que esa loca sienta —me dijo.
Sonreí y negué con la cabeza soltando un suspiro.
—Bueno, si soy todo eso. Pero vamos, me hiciste un favor ¿o no? —dije. Ella asintió —Bueno, vamos a tomar algo. Joe y Kevin nos esperan allí.
—¿Y cómo sé que no me estas mintiendo?
—¿Acaso crees que yo sería capaz de hacerte algo? —le pregunté. Me miró fijo a los ojos por unos cuantos segundos. Sonrió levemente.
—No —dijo negando con la cabeza.
—Aah bien, entonces hazme el favor de subir ¿sí?
Ella asintió como una niña pequeña y subió a la moto, para luego yo subirme detrás de ella. Arranqué y manejé a través de las ruidosas calles, hasta llegar al bar.
—Oye, ¿se puede saber que fue eso de MI _______? —me preguntó de la nada.
Sonreí divertido, mientras continuaba manejando.
—Es una forma de expresión territorial, cariño —le contesté. Ella se giró a verme.
—¿Y acaso yo soy un territorio?
—Sí, mi territorio.
—En tus sueños Jonas.
—Y en los tuyos también, cariño —dije y besé su mejilla. Ella me miró con recelo.
Era de noche, casi las 9. La tarde se nos había pasado en casa de Nilson y Amanda. Se bajó y miró a su alrededor. A lo lejos vi como dos personas se acercaban a nosotros. Tomé la mano de _______ y la acerqué a mí, para mantenerla segura. Hasta que reconocí quienes eran.
—Hey, ¿Qué hacen aquí? —preguntó Joe mientras se acercaba más y saluda con un abrazo a _______. Ella le devolvió el gesto. Kevin también la saludó afectuosamente. Luego ambos me miraron venenosamente.
—¿No se te ocurrió llevar a _______ a un mejor lugar? —me preguntó Kevin. Me encogí de hombros y negué con la cabeza.
—_______ disculpa la falta de sensibilidad de Nick, no sé qué estaba pensando al traerte a nuestro cuchitril —le dijo Joe.
—¿Acaso es tan malo? —preguntó ella.
Los dos lame botas confianzudos asintieron con la cabeza.
—No es lugar para una señorita como tú —dijo Kevin.
—Aunque creo amigo —le dijo Joe a Journey apoyando una de sus manos sobre su hombro y mirando a _______ —Que no hay lugar perfecto para ella.
—Aaaaw, son tan tiernos —dijo ella sonriendo levemente.
—¿Ya se cansaron de ridiculizarme frente a mi _______? —les dije y ambos me miraron. Kevin negó con la cabeza. Le gruñí por lo bajo —Vamos, entremos. Entramos y lo primero que nos invadió fue el olor a cigarrillo. Para la hora que era el lugar ya estaba lleno de aquellos hombres que se la podían pasar horas allí dentro. Vi como _______ miraba con atención a su alrededor. Su mirada se fijó en las muchachas que estaban sentadas sobre los regazos de los que estaban jugando al truco. Se giró a verme.
—Ellas son las damas de compañía —le dije. Ella volvió a mirarlas —Pero solo se meten con los hombres mayores de 21 años. Nosotros no estamos a su altura.
—Y dime _______, ahora que Nick es tu garrapata incomoda, ¿te agrada un poco más? —le preguntó Kevin. Ella sonrió.
—Y pues… hay veces en las que es insoportable… pero te acostumbras —dijo divertida.
—Me ama, pero esta terca en negarlo —dije yo. Joe se giró a verme.
—A mí me parece que el que lo niega más es otro —murmuró Miller.
Lo miré mal y nos sentamos en una de las mesas. _______ miraba curiosa a su alrededor, como inspeccionando el lugar.
—¿Te gusta? —le pregunté. Volvió su vista a mí.
—El lugar es así como de época, pero moderno. Es lindo.
—Espera a ver cuándo se ponga linda la cosa —musitó Kevin. Lo pateé por debajo de la mesa. Siseó e intentó devolverme el golpe, pero se lo dio a Joe. _______ rió divertida.
—Ya basta, dejen de comportarse con niños. Vamos a pasarla lindo —dijo ella.
—Así se habla cariño, así se habla —le dije.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 16.
Susan se acercó a nosotros con la libretita para anotar lo que íbamos a tomar. Cuando lo hizo miró fijo a _______.
—Hola mucho gusto, soy Susan —le dijo y estiró su mano para que ella la tomara.
_______ sonriéndole amablemente tomó su mano.
—Soy _______ —dijo ella.
—Eres nueva —habló Susan asintiendo.
—No Susan —le hablé al reaccionar sobre aquello. Pero fue demasiado tarde. Ella giró y se dirigió a todos en el lugar.
—¡Muchachos, tenemos una integrante nueva en la taberna! —gritó contenta. Todos comenzaron a aplaudir y silbar —¡Hay que darle la bienvenida!
—¡No, no, no claro que no! —dije poniéndome de pie.
—Ven _______ —dijo Susan y le tendió la mano para que ella la tomara. Con un poco de duda _______ la tomó y caminó detrás de ella hasta la barra. Kevin, Joe y yo fuimos detrás de ellas, con todo el mundo detrás de nosotros también.
—Susan, por favor no lo hagas —le rogué.
—¿Por qué? Solo quiero darle la bienvenida al lugar —me dijo ella. Mientras iba llenando un gran vaso con cerveza. Miré a _______.
—Vamos cariño, no tienes que hacer esto —le dije. _______ me miró bien, y luego miró a Susan que estaba frente a ella.
—Nick, no seas aguafiestas —me regañó Susan. Susan colocó el gran vaso frente a _______. Ella lo miró bien —Tienes que hacer fondo de este vaso, y luego te giraremos sobre la silla, para que estés más feliz.
—No lo hagas, _______. Así no eres tú —dije casi desesperado.
_______ miró a Susan y volvió a mirarme a mí.
—¿Acaso crees que no puedo hacerlo Jonas? —me preguntó.
—No, no es eso. Sino que puede hacerte mal…
—_______, mejor escucha a Nick. Tiene razón —le dijo Kevin.
—No hace falta que lo hagas _______ —dijo Joe. Ella nos miró a los tres consecutivamente, y miró de nuevo a Susan.
¡Maldita seas, Susan! ¡No debiste hacer eso!
—¡Vamos linda, hazlo! —algún imbécil gritó por ahí. Todos comenzaron a gritar que lo hiciera, y todos esos incentivos maliciosos.
—¿Vas a hacerlo _______? —preguntó Susan.
—¡No! —dije.
—¡Sí! —dijo ella firme. Todos festejaron alegres.
Varios de ellos se pusieron alrededor de _______ para girarla cuando terminara de tomar, haciendo que los chicos y yo nos alejáramos un poco.
—¿Por qué la única vez que tengo razón no me escucha? —les pregunté a mis amigos.
Escuchamos como todos empezaron a decir: ‘Fondo’ ‘Fondo’ ‘Fondo’
Les hice un gesto a los chicos para que nos sentáramos en la mesa. Ella no iba a hacerme caso. Pues ni modo, nada podía hacer. Todos se alejaron de la barra, y pude verla riendo con Susan. La cerveza ya había hecho efecto en ella.
—Será mejor que la cuides —me dijo Kevin.
—Normalmente, eso me molestaría —dije mirando hacia _______.
—Pero en este caso te encanta la idea —me habló Joe —Lo sabemos suripanta, ahora ve a cuidarla.
Me empujó para que fuera hacia allí. Me acerqué a ellas me senté en la silla de al lado de _______. Ambas se giraron a verme.
—Muy simpática tu amiga Nick, nunca habías traído chicas aquí —me dijo Susan. _______ me miró con ojos tiernos.
—Aaaaw, soy la primera chica a la que traes —dijo con tono tierno —Me siento como cuando mi primer novio me llevó a conocer a sus padres.
Susan rió divertida.
—Pero yo no soy su madre, puedes ser traviesa —le dijo. _______ rió.
—¿Puedo serlo? —preguntó.
—¡No! —Le dije y miré a Susan —Deja de querer pervertirla…
—Tranquilo Jonas, tranquilo —dijo _______ —¿Me das otra de esas Susan?
—¿Una cerveza? —preguntó.
—Si —dijo asintiendo.
—Claro que si linda, y va por mi cuenta —le dijo. Volvió a servirle un gran vaso de cerveza y se lo puso en frente.
—¡No _______, no vas a beber eso! —le dije intentando detenerla.
—No eres mi padre —me dijo y tomó el vaso —Además de que ya estoy grande como para decidir que tomar y que no.
—Está bien, haz lo que quieras —le dije rendido.
—Pues claro que si —dijo, volvió a tomar la cerveza haciendo un limpio fondo.
¡Dios santo, esto no va a terminar bien! No sé cuántas cervezas más se tomó, pero se estaba excediendo. Después de terminar de tomar su, sexto vaso creo, se puso de pie y se tambaleó un poco, pero se equilibró.
—Voy a poner un poco de música —dijo señalando a la rockola.
—Ve, ve —dijo Susan sonriendo. Vi como caminaba.
—Deja de querer embriagarla Susan —le advertí.
—Ya está ebria Nick, pero déjala ser libre, que vuele, que explore…
—No, yo no quiero que explore —dije y vi como _______ chocaba levemente contra Hook.
Esté se giró a verla.
—Lo siento grandulón, no te vi —le dijo disculpándose.
—No es nada bombón, ¿estás sola? —le preguntó él. Me puse de pie.
—¡Hook, saca tu miserable vista de ella si no quieres terminar peor que la última vez! —lo amenacé. Esté me miró bien.
—Tranquilo, tranquilo. No sabía que era tuya —me dijo él. _______ se giró a verme.
—Aaay, que celoso —dijo con tono pícaro y rió —Ve tranquilo grandulón, Nick esta sensible últimamente, pero no voy a dejar que te haga daño —le dijo y siguió caminando hasta llegar a la rockola. Comenzó a buscar música. Hasta que se giró a vernos —¡No puedo creer que en este lugar tengan esto! —puso play y una conocida canción, pero no recuerdo su nombre comenzó a sonar —¡Vamos a bailar muchachas!
Todas se pusieron de pie y comenzaron a moverse sensualmente al ritmo de aquella canción. Giré mi cabeza para mirar a Susan.
—¿De quién es esta canción? —le pregunté.
—No puedo creer que esa canción siga ahí, pensé que la había quitado —dijo divertida y miró a _______ —Se llama I love rock and roll, y me parece que a _______ le gusta bailarla.
Volví mi vista a _______, y ella se movía sensualmente mientras caminaba hacia mí.
¡Diablos, no podía ser tan sexy!
Se acercó más a mí y tomó mi mano para ponerme de pie.
—_______, no. Estás ebria —le dije cuándo comenzó a bailar cerca de mí.
—Ya lo sé —me dijo y apoyó su espalda contra mi pecho, para luego bajar despacio y volver a subir. Giró y me miró a los ojos. —Pero es tu culpa, por traerme aquí. Ahora lo aguantas.
Vi como Kevin y Joe reían divertidos ante mi notoria frustración de que ella estuviera haciendo eso. Provocando que mi sangre se calentara… y que otras partes de mí también.
Luego todas ellas se subieron a la barra, incluida Susan. No puedo creer que esto esté pasando. Todas bailaban sensualmente sobre aquella barra, tocándose entre ellas y riendo divertidas. Pero mi mirada no podía salir de _______. Sentí una mano apoyarse sobre mi hombro.
—Hermano, hermano. Como te provoca _______ —me dijo Kevin.
—Cállate —le dije sin dejar de mirarla.
—Te trae loco —aseguró Joe —Mira, te la estas comiendo con la mirada. Yo creo que si tuvieras súper poderes de la vista, ya le hubieses sacado la ropa.
De repente un baboso intentó bajar a _______ de la barra para tocarla, entonces reaccioné y me acerqué a él para sacarlo de un solo golpe de allí. La música dejó de sonar, tomé a _______ y la subí a mi hombro.
—¡Nos vamos! —le dije firme. Ella comenzó a patalear.
—¡No, no quiero! ¡La estaba pasando bien, Nick! —se quejó.
—¡No me interesa, nos vamos! —sentencié.
—¡Vuelve pronto _______! —le gritó Susan.
—¡Claro que sí, Su! —contestó _______, mientras la llevaba encima mío como una bolsa de papas.
—Adiós muchachos, los veo luego —les dije a mis amigos y salí de allí.
La subí a la moto y prendí marcha hacia mi departamento. Yo no podía dejarla así en su casa, y tampoco podía quedarme en su casa.
Tal vez cuando despierte, piense que soy un pervertido que le hizo algo o alguna cosa de esas.
No dejó de decir tonterías en todo el camino. Se reía de cualquier cosa, y hasta logró hacerme reír a pesar de que yo iba a regañándola. Llegamos a mi casa y la ayudé a entrar.
La senté sobre la mesada y comencé a buscar el café.
—Nunca más, ¿entendiste? Nunca más te llevó a ese lugar —le dije.
—Eres un aburrido, solo tú quieres diversión —me dijo.
Me incorporé y la miré. Ella sonrió y yo solo negué con la cabeza.
—Ahora voy a hacerte un café para que se te vaya la borrachera que te echaste encima, como si no existiera un mañana.
—¡Ni lo pienses! —me dijo y se bajó de la mesada. Caminó hasta el sillón, en donde se acostó pesadamente —No voy a tomar café, odio el café.
—Tienes que tomarlo, ¿sino cómo se te va a ir eso?
—No lo sé, pero no voy a tomarlo —me aseguró —Búscame otra cosa, un vaso de agua o un calmante para el dolor de cabeza que seguro me va a dar mañana. Pero café no tomó ni aunque me amenaces con matarme…
—Eres una niñita caprichosa. Juro por mi vida que jamás voy a volver a sacarte a ningún lado, para que luego te comportes así y tomes como una borracha y te pongas a bailar sensualmente sobre una barra y hagas que alguien más que yo te miré con deseo, porque…
Levanté mi cabeza para mirarla, y ella estaba profundamente dormida sobre el sillón.
Sonreí y con cuidado me acerqué a ella. Acomodé un poco unos mechones de su cabello.
—Solo tú puedes quedarte dormida, conmigo al lado —dije divertido.
Me acerqué más y la alcé en brazos para llevarla a dormir en la cama. Como todo caballero que soy no iba a dejarla dormir incómodamente en el sillón, la alcé firmemente. Ella, media dormida, colocó sus brazos alrededor de mis hombros y escondió su rostro en mi garganta. Sentí como respiraba profundamente. Detuve mi paso, ante el escalofrió que recorrió mi espalda.
—Como me gusta tu perfume —susurró —Es tan masculino, y te hace tan irresistible. No te lo había dicho antes pero… tu tatuaje es tan sexy, que hasta ganas de lamerlo tengo.
—¿A si? —dije.
—Aja —dijo ella. Tragué sonoramente.
Levantó su cabeza y me miró fijo a los ojos. Sonrió divertida, y luego hizo algo que yo no esperé que hiciera. Sus labios se apoyaron despacio sobre los míos, se abrieron con cuidado tomándolos. Mis ojos estaban bien abiertos, mirándola a ella. Sus ojos estaban cerrados. Sin dejar de mirarla comencé a responder a su boca. Sus manos subieron por mi cuello a mí nuca y me acercaron más a ella, sus dedos acariciaron suaves mis cabellos. Entonces, sin intensión alguna, mis ojos se cerraron ante aquella excitante sensación, mientras la tomaba con más firmeza entre mis brazos. Su boca se movía sensual sobre la mía, excitándome. Y cuando su lengua acarició con ansia la mía, creí que iba a volverme completamente loco. Se alejó despacio, y abrí mis ojos para mirarla. Sus ojos aún estaban cerrados, hasta que los abrió y sonrió.
Se acercó de nuevo a mí y acarició mi nariz con la suya, para luego volver a apoyar su cabeza contra mi hombro.
—¿Y eso por qué fue? —le pregunté agitado.
—Por ser horriblemente irresistible —contestó.
Escuché una pequeña risa de su parte, y entonces caminé hasta mi habitación. Con cuidado la acosté en la cama. Le quité los zapatos y la tapé con una pequeña manta. Salí de allí y luego de ir al baño me fui a acostar en el sillón. Coloqué mis brazos detrás de mi cabeza, mirando fijamente al techo. El dulce sabor de su boca aún no se había ido de la mía. La sensación caliente aun ardía en mis labios. Sacudí mi cabeza, yo no podía estar pensando eso.
¿Soy yo quien la está conquistando a ella o es ella quien me está conquistando a mí?
No, no, no. Claro que no. ¿Conquistarme a mí? Eso es imposible.
Yo las conquisto, yo las uso y luego todo se termina. Así fue siempre, y así seguirá siendo. Esa es mi vida, es mi rutina y no la cambiaría por nada del mundo. Pero debo admitir que es la mujer con la que más relación social tuve en toda mi vida.
Ya, ya basta Nick. Deja de pensar, todo está bien. Todo está saliendo acorde tus planes. Pronto _______ caerá a tus pies, como el resto. Es solo cuestión de tiempo, de esperar.
No me cuesta nada esperar un poco más de tiempo que a las demás. Y creo que si vale la pena esperar por una noche con _______, que si sabe mover bien las piernas.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 17.
Comencé a despertar al sentir, como unas leves manos me movían. Abrí un ojo y la miré. Ella me sonrió levemente.
—Buenos días, nana —le dije con voz ronca.
—¿Se puede saber qué haces durmiendo en el sillón? —me preguntó. Me senté y miré a mí alrededor.
—Mi cuarto está ocupado —contesté, y me puse de pie para ir al baño. Entré, me lavé la cara y los dientes. Salí y me acerqué a la mesada para sentarme frente a Rose —¿Qué hora es?
—Las doce en punto, Nick —me contestó y comenzó a sacar hoyas y comida para cocinar.
—¿Nick? —escuché su adormilada voz.
Mi nana y yo nos giramos para mirar hacia el pasillo, del cual provenía su voz. Su rostro era una mezcla de sueño, confusión y dolor de cabeza. Ella me miró y luego miró a mi nana. Me puse de pie y me acerqué a ella.
—Vamos al cuarto, cariño —le dije y volvimos de donde salió.
Me iré a verla, después de cerrar la puerta.
—¿Dónde estoy? —me preguntó mientras se sentaba despacio en la cama.
—En mi departamento —le contesté. Sus ojos se abrieron bien y se puso rápidamente de pie.
—¿Qué hiciste conmigo? —Dijo nerviosa —¡Oh, dios! No me digas que tú y yo…
—No cariño —la interrumpí divertido —Tú y yo no hicimos nada de lo que estás pensando. Te hubiera encantado, ¿verdad?
—No, claro que no —dijo rápidamente —Además como iba a encantarme, si no recuerdo nada de lo que pasó.
—¿Nada? —pregunté. Ella clavó sus ojos en los míos.
—Bueno, recuerdo un poco —dijo y me miró con desconfianza —¿Qué estas insinuando?
—No, nada.
—Jonas… —dijo mi nombre con tono de advertencia.
—¿De verdad quieres saberlo? —le dije. Ella asintió —Bueno, pues para empezar tomaste mucho por lo que adjudico todos tus actos al alcohol. Ni los chicos ni yo te juzgamos de verdad.
—Oh, dios santo —dijo mientras se sentaba en la cama para escucharme con atención.
—Pusiste música en el bar, comenzaste a bailar muuuuy sexy, me gusta verte bailar por cierto. Coqueteaste con Hook…
—¿Hook? —preguntó.
—Un grandulon, así le dijiste, que va allí siempre —le dije —Me sedujiste.
—¿Qué hice qué?
—Me sedujiste, me bailaste sensualmente… cerca, tocándome, provocándome.
—Yo…
—Luego te subiste a la barra, haciendo que todas las mujeres del lugar se subieran y bailaran sensualmente junto a ti. Pero debo decir, que aun así eras la más sexy. Luego un baboso quiso tocarte, lo puse en su lugar. Te rescaté de la perdición, salimos de allí, nos fuimos a las vegas, nos casamos y ahora eres mi esposa. Me debes la noche de bodas cariño…
Ahora su rostro era una mezcla de vergüenza, preocupación y asombro. Hasta que clavó sus ojos en mí, los entrecerró y me miró con recelo.
—Eso último es mentira, ¿cierto? —me dijo muy segura de ello. Sonreí divertido.
—Pensé que así el saber que me besaste anoche aligeraría la noticia —le dije.
Sus ojos se abrieron como platos.
—Eso es mentira —aseguró.
—No, no es mentira. Lo hiciste, y bueno yo no pude negarme…
—Eres un aprovechado, estoy segura de que tú me besaste a mí, y ahora me estás diciendo que yo te besé a ti…
—¿Para qué voy a mentirte? —Pregunté —Si yo te hubiese besado te lo digo: Morena, anoche te besé. Pero no lo hice…
—Mmm, bueno si fue así entonces te pido perdón. Esa no era yo —dijo totalmente avergonzada.
—No, no me pidas perdón cariño. Por mí, puedes hacerlo las veces que tengas ganas.
Ella bajó su mirada nerviosa, intentando evitar mi mirada.
—¿Quién es la señora que está en la cocina? —me preguntó.
Arqueé una de mis cejas ante su repentino cambio de tema. Ella ya no quería seguir hablando de eso. Sonreí levemente.
—Rose, mi nana. Viene, los fines de semana, para cocinarme y dejarme la comida preparada. Soy un desastre cocinando.
—¿Así que tienes una nana? Que tierno de ti Jonas —me dijo.
—Lo ves, no todo es pecado en mí, cariño.
Rió por lo bajo y salimos de la habitación, para ir a la cocina. Rose nos miró y sonrió levemente.
—Nana, ella es ______ —se la presenté.
—Es un gusto señora —le habló la morena amable.
—El gusto es mío, niña —dijo mi nana.
—¿Puedo pasar al baño? —me preguntó ______.
—Sí, si —le dije —Aquella puerta de allí.
—Ya vuelvo —se disculpó y fue hasta el baño. Me senté frente a Rose, y ella me miró bien.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—Nunca habías traído a una chica aquí —dijo con tono pícaro.
—Va a la Universidad conmigo. Ayer tuvimos un pequeño percance y no podía dejarla sola en su casa.
—Es muy linda, me agrada —dijo y volvió a cocinar.
—Qué extraño, nunca te agradan… por eso no las traigo.
—No parece ser una tonta con pelo teñido —dijo exasperada. Yo reí —Ella tiene un aura especial.
______ llegó a la cocina y nos miró.
—¿Quieres comer algo, niña? —le preguntó a ______.
—No señora, gracias… —dijo y al instante su panza gruñó. La miré divertido.
—Tonterías, estás muriéndote de hambre —le dije, y miré a Rose —Nana, dale la lasaña de espinaca. Ella solo le hace el feo a lo que yo consumo.
Rose la miró.
—¿Eres vegetariana? —le preguntó algo sorprendida.
—Trato de serlo. Desde hace ya dos años que no como carne —dijo orgullosa de sí misma.
Rose sonrió y sacó la lasaña del refrigerador.
—Es lo único que puedo hacer que Nick coma, sino no hay caso. No consume casi nada, no proveniente de un pobre animal —le contó mi nana.
—Si —dijo ______ mientras se sentaba a mi lado —Es un carnívoro sin control.
—Lo sé, lo sé. Ya le he dicho que un día todos los pobres animales que le han dado de comer, van a venir en busca de venganza…
—Y se la merecerá Rose, todo se paga en esta vida.
—Además de que algún día le agarrara un paro cardiaco de tener las venas todas tapadas de carne y comida chatarra —agregó —Y a pesar de que come como una bestia, está perfectamente bien corporalmente.
—Si lo sé, yo tampoco entiendo porque —dijo la morena —Y es una injusticia de la vida. Imagínese, yo llego a comer un poco más de lo que como normalmente, engordo como 5 kilos, y parezco un globo.
—Eso es terrible, y nosotras las mujeres somos las que más lo sufrimos. Y él come, come y come, y no engorda.
—Ya lo volveré menos carnívoro de alguna manera.
—¿Ya terminaron de defenestrarme? —les pregunté. Ambas rieron —Tengo hambre.
—Ya va a estar pequeño —dijo mi nana.
Se acercó al horno para sacar la lasaña. ______ me miró y yo también lo hice. Me sonrió levemente y sentí aquel extraño impulso de besarla. Levantó su mano y acomodó mi cabello hacia atrás. La sensación de estar así con ella se convirtió en algo totalmente extraño.
Era como si yo significara algo para ella. Quizás un amigo…
Nunca tuve amigas mujeres, pues considero que no existe la amistad entre el hombre y la mujer. Lo único que hay entre el hombre y la mujer es deseo. Deseo, que arde en mí, cada vez que tengo cerca a ______.
Rose puso un plato frente a ______, haciendo que ella mirara al frente. Sonrió al ver en el plato la humeante lasaña.
—Mmm, esto se ve delicioso —dijo ella.
—No tanto como tú —le susurré para que Rose no me escuchara.
______ me miró asesinamente, yo solo reí por lo bajo, y Rose puso otra plato frente a mí.
Un jugoso trozo de carne, con el mejor puré del mundo.
Mmm, ¿Cómo sería una jugosa ______ desnuda con crema y una cereza encima? Eso sería interesante. Muy interesante.
Rose se sentó a comer con nosotros, un poco de lasaña. Hablaba con ______ como si se conocieran de toda la vida.
Yo solo las observaba y comentaba muy de vez en cuando sobre alguna de sus conversaciones, de lo cual me ganaba una venenosa mirada de parte de ambas. Cuando ______ había terminado de comer, yo ya iba por mi segundo plato terminado. Ella me miró algo sorprendida.
—De verdad eres una bestia comiendo —me dijo.
—Y tú de verdad pareces un pajarito comiendo —le dije.
______ se puso de pie y juntó sus cosas.
—Bueno, Rose estuvo delicioso, ya te pediré la receta —le dijo dulce.
—Cuando quieras, ______ —dijo ella sonriéndole.
—Jonas, ya me voy —me dijo.
—Bueno, entonces te llevo —dije cuando terminé de tomar agua.
—No, ya es suficiente. Ya no es necesario, no soy una niña —dijo quejándose.
—Bueno, está bien cariño, esta vez acepto tus condiciones —le dije, y ella suspiró aliviada. La miré divertido —Pero te acompaño hasta abajo.
—Y si no hay más remedio, ¿Qué puedo hacer? —dijo y Rose rió. Se acercó a ella —Hasta luego Rose, fue un gusto conocerte. No entiendo porque teniéndote a ti, el muchachito es así.
—Yo tampoco cielo —dijo divertida mi nana.
Revoleé los ojos y busqué las llaves mientras ______ caminaba hacia la puerta.
—Dile que me agrada —me susurró Rose antes de que yo fuera detrás de ella.
—Se lo digo —le dije y salí de allí con ______.
Nos subimos al ascensor y bajamos en planta baja. Caminamos hasta la puerta y ella se giró a verme.
—Bueno Jonas, gracias por todo. No recuerdo muy bien lo de anoche, pero... voy a creer en tus palabras.
—Así tiene que ser —dije. Ella sonrió.
—Gracias —musitó. La miré fijo y no pude detenerme.
Levanté mi mano y acomodé un mechón de su cabello detrás de su oreja, para luego bajar mi mano por su mejilla y acariciarla levemente. Posé mi mirada en sus labios, y volví a sus ojos.
—No es nada cariño, se hacer mi trabajo —le dije.
Trató de no sonreír, pero le fue imposible.
—Eres un tonto, adiós —dijo y comenzó a caminar.
—¡Oye! —la llamé. Se giró a verme.
—¿Si? —preguntó.
—Mi nana me pidió que te dijera que le agradas. Y eso no es fácil de conseguir, no le agradan mucho las mujeres. Menos las chicas que tratan de corromperme…
—Yo no quiero corromperte —dijo rápidamente.
—Exacto —hablé y sonreí de costado —Mi nana, sabe que soy yo quien trata de corromperte.
Vi como sus mejillas tomaban un poco de color, y las ganas de besarla fueron casi ilógicas en mí. Negó con la cabeza y siguió caminando. ¿Por qué demonios es tan linda?
Sacudí mi cabeza y me metí al edificio, subí a mi casa y entré. Rose estaba terminando de lavar todo. Me miró y sonrió.
—Es encantadora —me dijo.
—¿Te agrada enserio?
—Claro que sí, me recuerda a tu…
Dejó de hablar y bajó la mirada.
—¿A quién? —le pregunté.
—A una vieja amiga que tengo, es así como ella. De carácter fuerte, convicciones inamovibles y sobre todo una extraña pero dulce forma de llegar a las personas.
—Para mí es como todas las demás —le mentí descaradamente.
—Si seguro —dijo con ironía —Te conozco tanto, pequeño.
—¿Qué quieres decir? —le pregunté.
Ella sonrió divertida y dejó de lavar, para mirarme a los ojos.
—Tú, te estas enamorando de ______.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 18.
Me desperté más temprano de lo que en verdad estoy acostumbrado. Me pegué una refrescante ducha y comí una quemada tostada antes de salir de mi departamento, a un agotador lunes en la Universidad.
El domingo se me había pasado rápido hablando con mi nana y recordando cosas de cuando era niño. La hice desistir de la absurda idea de que yo me estaba enamorando de ______.
Ese concepto no está incluido en el diccionario de mi vida.
—Uno nunca sabe cuándo el amor le llega, pequeño —me dijo Rose —Pero de que llega, llega. Sin avisar y sin permiso, y hay veces en las que se va de la misma manera de la que vino…
Sacudí mi cabeza y me subí a mi moto para prender marcha a las tareas del día. Llegué y me encontré con Kevin y Joe.
—¿Qué tal Jonas? —me preguntó Journey.
—Bien, ¿Tú? —le dije.
—Excelente —contestó. Lo miré atentamente.
—¿Realizada la hazaña? —dije al ver su rostro de autosuficiencia.
—Realizada —contestó. Chocamos nuestras manos. Kevin anotaba otra más a su lista de mujeres. Una lista larga y morbosa. Yo nunca hice una lista, y tampoco pienso hacerla.
—¿Y tú, Miller? —le hablé a mi otro amigo.
Él estaba serio y parecía molesto. Miré a Kevin y me hizo un gesto con los hombros.
—No sé qué le pasa, así está desde que llegué —dijo Kevin.
Ambos nos giramos a verlo.
—¿Qué pasa hermano? —le pregunté algo preocupado, nunca lo había visto tan serio.
Él terminó de fumar su cigarrillo y lo tiró hacia un costado.
—No pasa nada —contestó secamente. Otra vez con Kevin nos miramos extrañados.
Pero mi atención fue llamada por un auto que acaba de entrar al estacionamiento. Era nuevo, pues nunca lo habíamos visto antes.
—Un Audi S4 Cabriolet, ¿de quién es esa belleza? —habló Kevin sin dejar de mirar el auto.
Hasta que una pequeña figura se bajó de allí.
—______ —dije sonriente.
—Mira como se le iluminó la cara —habló Joe. Me giré a verlo.
—¿Estás vivo? —Dije y palmeé su hombro —Pensé que no.
Volví mi vista a la morena. Ella cerró la puerta de su auto y con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a nosotros.
—Hola muchachos —nos dijo.
—¿Cómo estás ______? —le preguntó Joe. Ella lo miró bien.
—Creo que mejor que tú —dijo ella.
—Sí, no sabemos qué le pasa —dijo Kevin.
—No me pasa nada —soltó exasperado —¿Acaso nunca tuvieron un mal día?
—¿Estrenando auto? —le pregunté y logré al fin obtener una mirada fija de su parte. Sonrió mostrándome todos sus dientes.
—Si —dijo contenta —Al fin me trajeron mi auto. Ya no voy a depender de chóferes celosos y de chóferes aprovechadores…
—¿Eso último fue una indirecta para mí? —le dije. Kevin rió.
—Más que indirecta, diría directa amigo —me dijo y palmeó mi espalda.
—Exacto —agregó la morena y nos miró consecutivamente a los tres —¿Han desayunado?
Los tres negamos con la cabeza algo confundidos.
—Comí media tostada quemada —le dije.
—Yo no tuve tiempo —dijo Joe.
—Y yo ganas —le dijo Kevin.
—Son de terror —se acercó a nosotros y sin decir nada nos quitó el cigarrillo a Kevin y a mí, y le quitó a Joe el que estaba por prender.
—¿Qué haces? —le preguntó Miller.
—No pueden fumar sin desayunar —nos dijo y arrojó los cigarrillos a los lejos.
—Ese estaba entero —lloriqueó Joe.
—Lo lamento, pero yo no puedo permitir que consuman sus vidas con estas porquerías —dijo ella algo nerviosa. Kevin la miró con ternura.
—Siempre quise tener a alguien que me dijera eso —le dijo y se acercó a abrazarla.
Joe se unió a su tonto abrazó. Sentí una pequeña punzada en el estómago, y los miré asesinamente.
—Ya, ya, suéltenla —les dije. Ambos se alejaron —No me la atosiguen.
—¡Ja! —Dijo ella divertida —Mira quién habla…
—Eso mismo, Nick. Mira quién habla —agregó Kevin.
—Bueno, no voy a dejar que vuelvan a fumar sin haber desayunado antes, ¿entendieron? Eso les hace más daño del que ya se hacen al fumar —nos dijo. Los tres asentimos como niños pequeños —Ahora caminen que vamos a llegar tarde.
Volvimos a asentir, y comenzamos a caminar. Escuchamos como un montón de libros caían al suelo. Los cuatro nos giramos a ver.
—¡Demonios! —dijo aquella chica y se agachó a recogerlos. ______ la miró y luego nos miró a nosotros.
—¿Quién es ella? —preguntó. Kevin y yo nos encogimos de hombros.
—Se llama Blanda Eggenschwiler, estudiante de abogacía. Está un año más adelante que nosotros porque es una Enstein en potencia. Una ñoña —dijo Miller.
Kevin lo miró confundido. ¿Cómo sabía esas cosas? Es más, yo jamás la había visto.
—Voy a ayudarla —dijo la morena y se acercó a ella.
La chica castaña de ojos verdes, levantó su mirada, que estaba detrás de unos anteojos, para mirar a ______. La morena le sonrió y comenzó a juntar los libros mientras le hablaba.
Con los chicos comenzamos a caminar hacia el salón.
—¿Cómo sabes todo eso de ella? —le pregunté a Joe.
—Lo sé y punto —dijo Miller.
Otra vez su cara se había tornado seria. Entramos al salón y aún la profesora de derecho no había llegado.
______ entró corriendo y se paró en seco al ver que había llegado a tiempo. La miré y le hice un gesto para que se sentara a mi lado. Negó con la cabeza, le hice un gesto de ¿Por qué?
Con el rostro me señaló a Amanda. Giré mi cabeza para mirarla y la rubia me miraba fijo, con los ojos llenos de rabia. Un escalofrió recorrió mi espalda. Eso sí que da miedo…
Volví mi mirada a ______, y ella ya estaba sentada al lado de Kevin. Tomé mi celular y comencé a escribir rápidamente. Envié el mensaje, miré hasta que mi amigo tomó su celular. Sentí como alguien se sentaba a mi lado, lo miré y era Joe.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Estoy viendo si Kevin, lee el mensaje que le mandé —dije sin dejar de mirar al frente.
Mi celular comenzó a vibrar.
‘Tranquilo Jonas, tengo códigos. Sé que es tuya, además de que se nota que estás loquito por ella…’
Gruñí y volví a escribir.
‘No seas imbécil, y solo no te pases de listo porque ya verás…’
La profesora entró a la clase. Me acomodé mejor en la silla y volví mi vista Joe. Él seguía con el semblante serio. Algo lo perturba, y mucho.
—¿Vas a decirme qué te pasa? —le dije por lo bajo. Me miró de costado.
—Hay alguien que me perturba —contestó. Fruncí el ceño y lo miré mejor.
—¿Acaso es la chica de anteojitos? —le pregunté y sin darme cuenta elevé más mi voz de lo que debía. Toda la clase se giró a verme.
—¿Sucede algo Jonas? —me preguntó la profesora.
—No, nada. Lo siento —me disculpé.
Creo que yo estaba más asombrado que el resto de la clase, al escucharme a mí mismo disculpándome por algo que hice.
—¿Estás enfermo o qué? —dijo por lo bajo Joe. Sonreí divertido.
—No me cambies de tema, ¿es la tal Blanda?
Suspiró levemente y volvió a mirar al frente.
—Sí —dijo sin quitar su vista de la profesora.
—¿Qué pasó con ella?
—Es una… una ñoña —dijo nervioso, pero sin levantar la voz —Y tuvo el tupé de decirme que soy un neandertal con peinado de disco.
Estallé en risas. Otra vez la clase entera se giró a verme, incluso ______ y Kevin. La profesora frunció el ceño.
—¿Se puede saber qué es tan gracioso? —me preguntó.
—Lo siento, de verdad lo siento —dije mientras calmaba mi risa —No volverá a pasar…
La profesora revoleó los ojos y volvió a escribir.
—¿Y por eso estás así? —le dije mientras restregaba mis ojos a causa de la risa.
—No solo me dijo eso. Sino también que era un pobre ******* que buscaba consuelo en todas las chicas con las que me acostaba, pero que no lograba llenar el vació de mi vida con ninguna de ellas…
—Uuuh, eso dolió, ¿verdad? —pregunté. Él no dijo nada —¿Pero por qué te dijo todo eso?
—Porque intenté seducirla ayer en la tarde en la biblioteca de aquí —me dijo.
—¿Estuviste aquí ayer? —dije asombrado. Jamás pensé que Joe podría estar un domingo en la Universidad.
—Necesitaba buscar un libro, y vine, la vi sentada leyendo y me acerqué a ella… Maldita sea la hora en que lo hice.
—¿Te gusta? —dije al observar su total indignación hacia ella.
Se giró a verme rápidamente.
—Claro que no… Ella no es mi tipo de mujer, además de que no la tocaría ni con un palo. Es la última mujer con la que me metería en mi vida.
—Te gusta —afirmé.
Él no me dijo nada. Sonreí y volví mi vista al frente. El primer caído ante los encantos de una genio. ¿Quién será el segundo? Estoy completamente seguro de que será Kevin, y quedaré solo en mi lucha por el machismo…
Fijé mi vista en ______, con cuidado se giró a verme. Tomé mi celular y escribí debajo de la mesa. Observé como ella buscaba su celular. Lo abrió.
‘Me estabas mirando, te caché cariño.’
Vi como ella escribía. Luego de unos segundos mi celular vibró.
‘Creo que el que me estaba mirando eras tú, yo solo giré porque me sentía observada’
Le respondí.
‘¿Ahora tienes un sexto sentido?’
Me respondió.
‘Veo gente muerta… jajaja’
Sonreí por lo bajo y guardé mi teléfono ya que la profesora dejó de escribir y nos miró a todos. Comenzó a hablar.
—Bueno alumnos, vamos a hablar sobre el habeas corpus —dijo y caminó un poco moviendo sus manos —¿Alguien puede decirme algo sobre eso?
—El habeas corpus es una institución jurídica que garantiza la libertad personal del individuo, con el fin de evitar los arrestos y detenciones arbitrarias. Se basa en la obligación de presentar ante el juez, a todo detenido en el plazo de 72 horas, el cual podría ordenar la libertad inmediata del detenido si no encontrara motivo suficiente de arresto —habló con total fluidez la morena.
—Excelente señorita Brooks, se nota que ha estado leyendo —la felicitó la profesora.
—Vaya podría ser tu abogada la próxima vez que te metas en algún problemas —aseguró Miller. La clase continuó hasta que el bendito timbre sonó. Me puse de pie, necesitaba salir de allí para fumar un cigarrillo. ______ me había apagado el que me estaba por terminar, y sentí como que un pedazo de mí faltaba.
Salí del salón, con Joe y Kevin detrás de mí. Toqué los bolsillos de mis pantalones, y me olvidé la maldita caja.
—¡Demonios! —dije deteniendo mi paso.
—¿Qué sucede? —me preguntó Kevin.
—Olvidé los cigarrillos, ya vuelvo —les dije y regresé mis pasos hacia el salón.
Me detuve al escuchar unas voces.
—¡Eres una cualquiera! —escuché la chillona voz de Amanda.
—El muerto se asusta del degollado —dijo irónica ______ —¡Me tienes harta Amanda! ¡Ya te dije millones de veces que entre Jonas y yo no hay nada!
—¡Pues no te creo! —chilló ella.
—¡Pues ese es tu problemas, déjame en paz! —le exigió. Entré al salón haciendo que ambas me miraran. ______ soltó un suspiro —Jonas ven aquí.
—¿Yo? —dije haciéndome el tonto.
—¿Acaso hay otro aquí? —preguntó con sarcasmo. Sonreí y me acerque hasta ellas. ______ miró a Amanda —¿Puedes decirle por Dios que entre nosotros no pasa nada?
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 19.
Miré a ______ y luego miré a Amanda que esperaba una respuesta de mi parte.
—Vamos Jonas, dile —me insistió la morena.
—Espera un segundo Amanda —le dije a la rubia y tomé el brazo de ______ para jalarla hacia mí y chocar su boca contra la mía.
Mis ojos estaban abiertos, al igual que los de ella, pero al iniciar un movimiento sobre sus labios mis ojos se cerraron, otra vez. ¿Por qué? No lo sé.
Ella no hacía nada, ni siquiera movía los labios. Hasta que casi la obligué a hacerlo, cuando con cuidado mordí su labio inferior. Entonces sentí esa deseada respuesta. Sonreí sobre su boca, para luego volver a ser serio en aquel beso. Subí mi mano que estaba en su brazo a su nuca, para acercarla un poco más. Ella apoyó sus dos manos sobre mi pecho, era como si intentara alejarse, pero algo en ella se lo impedía. Rocé la punta de mi lengua con la de ella. Obteniendo más sabor de su dulce boca. Finalicé volviendo a morder levemente su labio, para luego alejarme despacio. Abrí mis ojos para mirarla.
Sus ojos se abrieron despacio e intentó hablar, pero las palabras no salieron de su boca. Giré para mirar a Amanda. La rubia estaba tan roja como un tomate, y parecía que su quijada iba a tocar el suelo.
—Yo… —dijo ______.
—Amanda, si eres tan amable ¿podrías dejar de irritar a ______? La pones de mal humor y eso me pone de mal humor a mí. Porque después me cuesta un poco más llegar a la habitación, ¿me entiendes?
Hizo un sonido indignado y salió rápidamente de allí. ______ se giró a verme.
—¿Por qué hiciste eso? —me preguntó algo agitada. La miré y sonreí levemente.
—Ya te la he sacado de encima, cariño —dije.
Pestañeó varias veces de forma nerviosa y sacó su mirada de mí.
—No era lo que estaba pensando, pero al parecer funcionó… por ahora —dijo ella. Con decisión fijo su mirada en la mía —Que sea la última vez Jonas.
—De ninguna manera, cuando te moleste avísame ______. Yo vendré a besarte las veces que sea necesario —le dije.
—Eres tan infantil —me acusó y salió de allí chocando un poco con Kevin y Joe —Lo siento.
Los chicos miraron como se fue, y luego volvieron su vista a mí.
—¿Desde cuándo están ahí? —les pregunté.
—Desde que colocaste tu mano en su nuca para acercarla más a ti —contestó Joe.
—Bien, estas bien Nick —dijo Kevin mientras ambos se acercaban a mí.
Los miré consecutivamente.
—La… la tengo comiendo de la palma de mi mano. Pronto la tendré en la cama, pero por ahora me conformo manejándola de este modo —dije algo nervioso.
Ambos sonrieron cómplices.
—Creo que a nuestro pequeño saltamontes le está costando un poco aceptar que ______ le gusta más de lo que él cree —dijo Joe.
—Estas en lo correcto mi querido Miller, me parece que no lo está queriendo ver —agregó Kevin.
—Vamos muchachos, ¿Acaso no me conocen? —les dije mientras comenzaba a caminar para salir del salón. Ellos caminaron detrás de mí —Yo solo la quiero para una noche, y punto.
—Creo que tendríamos que grabarte la próxima vez que la beses. Tú nunca besaste así a ninguna, te lo puedo asegurar —me dijo Miller.
Lo miré un poco asustado. Él solo estaba jugando conmigo, yo siempre beso a todas de la misma manera. Aunque, debo admitir que mis ojos se cierran cuando la beso…
—Puras patrañas —aseguré un tanto nervioso —Tal vez sea porque ella si sabe besar.
—O porque realmente te gusta besarla —dijo Kevin.
—Ya cállense, y dejen de decir tonterías —les dije firme.
Ambos rieron y entramos en la cafetería del lugar. Divisé a ______ sentada con la chica de los anteojitos.
—Miren, se hizo amiga de la chica de los libros —dijo Kevin.
—Diablos —musitó Joe.
—¿Qué sucede? —le preguntó Kevin. Sonreí, era hora de vengarme.
—¿No te ha dicho? —le dije a Kevin. Joe me miró asesinamente —Le gusta la genio.
—¿Qué? —dijo Journey con una sonrisa de diversión en el rostro.
—¡Que no me gusta! —chilló él.
—Te encanta Miller, admítelo.
—No hasta que admitas que ______ te trae loquito —me dijo.
Lo miré fijo por unos cuantos segundos. Le estaba por decir algo, pero mi celular comenzó a sonar.
—Aguarden, señoritas —les dije y me alejé. Miré la pantalla y era mi padre —Paul.
—Nick, siento no haberte llamado antes, pero no tuve tiempo —me dijo.
—¿Qué sucede? —le pregunté.
—Tú prima, está yendo hacia la Universidad.
—¿Qué? —Pregunté sin poder creerlo —¿Por qué Danielle viene aquí?
—Ideas locas de tu tía Annie —dijo algo exasperado.
—Pero… pero… ¿Acaso no había otra universidad para que fuera?
—No lo sé, solo controla que no haga líos. Ya sabes cómo es…
—Sí, sí lo sé —dije y suspiré —Es una diminuta bomba de tiempo.
—Contrólala Nick, no quiero problemas por ella…
—Tranquilo, la mantendré vigilada —le aseguré y colgué.
Volví a donde estaban mis amigos. Ambos miraron mi cara de exasperación.
—¿Qué pasó? —me preguntó Kevin.
—Una pesadilla viene hacia aquí, tengan cuidado. Miren a su alrededor, ella es la creación de dios y el diablo. Más del diablo diría yo…
—¿De qué estás hablando Nick? —dijo extrañado Miller.
—¡Tontin! —escuché su voz detrás de mí y me paralicé.
—De ella —les dije a mis amigos y me giré a verla.
Con una sonrisa de oreja a oreja se acercó a mí y me abrazó.
—¿Cómo estás tanto tiempo, primo? —me preguntó.
—Hola Dany, ¿Cómo estás? —le pregunté.
—Cansada por el viaje, enojada porque mis padres me obligaron a venir a está estúpida Universidad, y contenta de ver a mi primo favorito —dijo sin dejar de sonreír.
De verdad me daba miedo.
Se parecía un poco a mí, pero sus cabellos eran un castaño intenso, un castaño natural. Que caían sobre sus hombros en definidos rulos. Y sus ojos eran cafés, un poco parecido a los míos, pero con otro brillo.
—Muchachos ella es mi prima Danielle Deleasa. Dany ellos son Joe Miller…
—Es un gusto Danielle —le dijo Joe.
—El gusto es mío Joe —dijo ella y luego miró a Kevin.
—Y él es Kevin Journey —lo presenté.
Kevin no articulaba palabra alguna. Solo miraba fijamente a Danielle, como si fuera algo que jamás hubiera visto en su vida.
—Oye, ¿Qué le sucede? —me preguntó mi prima por lo bajo. Me encogí de hombros.
—¡No es cierto! —escuchamos como alguien decía detrás de nosotros.
Danielle se giró a verla rápidamente. Sus ojos se abrieron como platos y su boca casi toco el suelo del asombro.
—¡No puede ser! —habló sin dejar de mirarla.
Las miré consecutivamente. ______ se encontraba frente a mi prima con la misma cara de asombro que ella.
—¿Eres Danielle, Danielle Deleasa? —preguntó la morena atónita.
—Aja —dijo asintiendo mi rubia prima —¿Y tú eres ______, ______ Brooks?
—La misma que viste y calza, señorita ‘no pienso comprometerme con alguien hasta que me salgan arrugas en los dedos pequeños de los pies’ —le dijo divertida.
Se acercaron para un amistoso abrazo. Miré a mis amigos y los encontré con la misma cara de confusión que yo. Danielle se alejó para mirarla y sonreír.
—No puedo creer que seas tú, señorita ‘lo único que necesitas en la vida es un pote de helado, una buena película y asunto arreglado’ —habló con rapidez —Te juro que si no creyera que las casualidades son puras palabrerías, pensaría que esto es una casualidad.
—Lo mismo digo —dijo la morena.
—Perdón, perdón que interrumpa, señorita ‘no sé qué de los dedos del pie’ y señorita ‘helado y películas’ pero, ¿Pueden explicarme qué pasa? —les pregunté.
—¿Conoces a Jonas? —le preguntó ______ a Danielle.
—Es mi primo —le respondió ella.
—Mentira —dijo sin poder creerlo la morena.
—Lo juro —afirmó la rubia.
—No, no te creo.
—Enserio te digo, ¿Tú lo conoces? —le preguntó ella.
—Sí, y por desgracia —me hecho una despectiva mirada. Sonreí, estaba indignada por lo del beso. Pero yo sé que le encantó.
______ giró la cabeza y miró hacia la mesa en donde estaba la chica de anteojitos.
—¡Blanda! ¡Ven! —la llamó.
La chica castaña de ojos verdes se acercó a nosotros con la cabeza baja y con timidez. La miré bien, no puedo creer que ella le haya dicho todas esas cosas a Joe. Lo miré de reojo y vi su cara de frustración.
—Blanda, ella es Danielle una vieja amiga —se la presentó.
—Un gusto —le dijo Dany amable.
—¿Una vieja amiga? —Pregunté y las miré —¿De dónde se conocen?
Ambas se miraron entre si y unas grandes y blancas sonrisas se dibujaron en sus rostros.
—De las mejores vacaciones de nuestras vidas —dijeron al unísono.
Estallaron en risas. Las miré más confundido aun.
—Aún no puedo creer que estés aquí, hace como 2 años que no sé nada de ti —dijo Danielle.
—Lo sé, lo sé. Me mudé perdí tu número… un desastre —le contó la morena.
—Pero, ¿Qué haces aquí? —preguntó la rubia, mientras comenzaban a caminar alejándose de nosotros. Blanda se unió a ellas.
—Mi padre me metió obligada a esta estúpida Universidad formativa —exasperó la morena.
—Los míos también —dijo Danielle.
—Oigan, ¿pueden contarme de donde se conocen? —les pregunté.
—Luego —sentenciaron las dos al unísono alzando un dedo hacia mí, pero sin dejar de mirarse entre ellas.
Giré la cabeza para mirar a mis amigos. La cara de Joe era una mezcla de confusión y diversión.
Mientras que la cara de Kevin era una mezcla de confusión y asombro. Volví mi mirada hacia donde se habían ido y las tres estaban sentadas en una mesa.
—No puedo creer que se conozcan —dije sin dejar de mirarlas.
—Yo creo que las tres podrían perfectamente destruir al mundo —agregó Joe.
—Yo creo que tu prima es la cosa más hermosa que vi en mi vida —habló con tono bobo Journey. Lo miré con ceño fruncido.
—Oh, dios. ¿Te gusta Danielle? —le pregunté. Kevin me miró.
—Es muy bella, Jonas —me dijo.
—Amigo mío, esa chica que ves ahí es el diablo en persona…
—¿Por qué dices eso? —preguntó Miller.
—Danielle Deleasa, puede llegar a ser peor que nosotros tres juntos. Ella es fría, calculadora y especialmente es una enredadora —les dije.
—No puedo creer que estés hablando así de tu prima —dijo Kevin sin dejar de mirarla —Es más, yo diría que parece un ángel.
—Sí, lo parece. Pero hay un largo camino para que lo sea. Hazme caso, Dany no es mujer para ti. Ella es… muy especial.
—¿Por qué?
—¿Por qué?
—Tiene la facilidad absoluta de volverte loco, usarte a su antojo y luego dejarte sin haber recibido nada a cambio ¿me entiendes, verdad? Lo juro amigo…. Tengo conocidos que han salido con ella, y quedaron fóbicos —dije.
—Pero si Kevin ya es fóbico a las relaciones formales, al igual que tú —dijo Joe
—No fóbico a las relaciones, fóbicos a las mujeres…
—Oh, eso es terrible.
—¿Lo ves Kevin? Mejor busca otro objetivo. Además de que es una chica a la cual le gustan los problemas, no sé cómo es que es amiga de ______.
—Claro no, ‘tu’ ______ es perfecta —dijo Journey.
—Sí lo es, en lo que me concierne a mí, lo es —contesté.
—Pero tal vez no conozcamos bien a la señorita ______ Brooks —habló Joe —Algo deben esconder ese par de ojos chocolate.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 20.
Iba silbando la 5ª sinfonía de mi amigo Beethoven por el pasillo, mientras me acercaba a mi casillero para dejar los libros allí antes de ir a la siguiente clase. Hoy debo decir que estoy muy responsable, no he llegado tarde a ninguna clase y he ido a todas.
Debo tener algún tipo de problemas, o algo en mi cerebro no está haciendo conexión. Vi como mi prima caminaba hacia mí, pero no me había visto.
—Danielle —la llamé. Ella levantó la vista y me miró.
—¿Qué haces tontin? —me preguntó.
—Busco unas cosas —le dije y miré a su alrededor para ver si estaba ______. Desde que se encontraron habían estado hablando y yo no tuve tiempo de agarrar a mi prima y preguntarle de dónde demonios se conocían —¿Vas a contarme de donde conoces a ______?
—Aaaaw, juro que aún no puedo creer que ella este aquí. Y yo que pensé que llegaría aquí para amargarme como la mejor…
—Aja, sí que bueno —dije sin mucho interés —¿Me cuentas?
—Mmm, que interés.
—Vamos Danielle, no tengo toda la vida.
—Te cuento luego, ahora tengo que ir a clases. Te quiero —besó mi mejilla y se fue dejándome con aquella maldita intriga.
Volví mi vista al frente y la que venía ahora hacia mí era la morena. No podía dejar pasar esta oportunidad, tenía que saber. Me puse justo en su camino, ella miraba para atrás sin dejar de caminar, ya que estaba hablando con alguien del cual se estaba alejando.
Volvió su vista al frente y chocó levemente contra mí.
—Auch, me asustaste —me dijo.
—Hola cariño —la salud.
—¿Qué quieres? —me preguntó cortante. Aún estaba sentida por lo del beso. Sonreí por lo bajo y la miré a los ojos.
—¿De dónde conoces a Danielle? —le pregunté.
Su mirada acusadora cambió por una mirada asombrada y algo avergonzada. Apretó sus labios y luego sonrió.
—Pasado tormentoso, Jonas. No quieres saberlo —dijo y me guiñó un ojo para comenzar a caminar y alejarse de mí.
—Si quiero saber —le dije, mientras ella caminaba. Se giró a verme y sonrió.
—No, no quieres saberlo.
Siguió caminando y me dejó con más intriga de la que ya tenía.
¡*******, Tengo que saber de dónde se conocen! ¿Y qué es eso de pasado tormentoso?
Como dijo Joe, ¿Qué es lo que esconden ese par de ojos chocolate?
El resto del día se me pasó bastante lento, siempre me pasa eso cuando estoy con algo que me intriga en la cabeza. Joe, Kevin y yo salimos de nuestra última clase y caminamos hasta el estacionamiento para irnos a nuestras respectivas casas. Me prendí un cigarrillo, y comencé a compartirlo con Joe.
—Qué día —suspiró Miller mientras soltaba el humo por la boca.
—Ni lo digas —dijo Kevin mientras aspiraba el suyo.
Entonces los tres detuvimos nuestros pasos al verlas caminar sin dejar de hablar y reír. Juro que en un momento la imagen se volvió en cámara lenta y cada movimiento que ellas hacían se veía con más claridad. Fijé mi mirada en ______, miré el movimiento de sus labios al hablar, la forma en la que se curva su boca al sonreír. Sus largas pestañas, el dorado de su piel, la suavidad que muestran sus piernas…
¡Diablos! ¡No puede ser que aún no me haya acostado con ella!
—Creo que estamos viendo como empieza la destrucción del mundo —les dije a mis amigos.
—Yo creo que las tres hacen un lindo trío de ángeles —dijo Kevin con tono bobo.
—Yo creo que mejor nos cuidamos las espaldas —aseguró Miller.
Las tres se subieron al auto de la morena y prendieron marcha.
Nosotros terminamos nuestros cigarrillos y también prendimos marcha a nuestras casas. Cuando llegué me tiré de cabeza al sillón. Realmente estaba agotado.
Tomé el control remoto y prendí la tele. El timbre mi departamento sonó. Fruncí el ceño, ¿Quién podrá ser? Yo no espero a nadie hoy. Caminé y abrí la puerta.
—Hola primito, gracias por darme asilo en tu hogar —dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.
Entró con unas tres valijas y las soltó en medio del living. La miré sin poder creerlo.
—Pero Dany…
El timbre volvió a sonar, me acerqué a la puerta y la abrí.
—Hola Jonas, no sabía que estarías aquí —me dijo ella.
—Te recuerdo que esta es mi casa, cariño —le contesté.
—______, pasa —le dijo Danielle. La morena sonrió y pasó. Se abrazaron amistosamente y se sentaron en el sillón.
¿Acaso yo estaba teniendo una pesadilla y en cualquier momento iba a despertar?
Ambas me miraron y juro que sentí miedo.
—¿Qué te pasa? —me preguntó mi prima.
—No, nada —le dije y me acerqué a la mesa de mármol que estaba allí para sentarme y comer un poco de galletas.
Ellas hablaban en vos baja y de vez en cuando Dany me miraba de reojo. ¡Dios mío, esto no podía ser peor! El timbre volvió a sonar. Suspiré frustrado.
—Nick, ¿puedes abrir? Esa debe ser Blanda —me dijo mi prima.
—¿Me ves cara de mayordomo? —le pregunté.
—Anda Jonas, no seas malito —dijo la morena poniendo su mejor cara de niña buena.
La miré fijo y asentí. Caminé hasta la puerta y la abrí. La pequeña figura de Blanda me miró fijo y acomodó sus anteojos.
—Lo siento, creo que me equivoqué —dijo tímida.
—No, no te equivocaste, pasa están adentro —le dije. Ella asintió y entró.
La pequeña Blanda se acercó a las otras dos y se abrazaron dulcemente. Se sentaron y comenzaron a hablar en voz baja. Las tres giraron su vista hacia mí.
—Ya puedes irte —dijo Dany.
—¿Qué? —Le pregunté —No saldré para que ustedes trío de ninfas conspiradoras estén solas en MI casa.
______ rió por lo bajo.
—¿Te sientes intimidado? —le preguntó ella.
—Solo me temo que incendien mi casa. Además que no tengo a donde ir —dijo y puse mi mejor cara de perrito mojado. ______ miró a Danielle y a Blanda.
—No podemos dejarlo en la calle, miren su cara de perrito mojado —les dijo.
—No me ayudes ______ —le pedí.
—Okey, parece que estás sensible hoy —me dijo y volvió su vista a las chicas.
Sonreí por lo bajo y caminé hasta el pasillo.
Tenía que escuchar que hablaban, así que me quedé allí con la oreja bien parada.
—¿Y, van a contarme de donde se conocen? —preguntó Blanda.
—Creo que fueron las mejores vacaciones de toda mi vida —dijo ______.
—Sí, nunca las voy a olvidar. Yo estaba en Hawaii con mis padres de vacaciones —habló Danielle.
—Yo había viajado con mi padre.
—Recuerdo que ese día me había enojado con mi madre porque quería coquetear con un bailarín de salsa que había en el hotel —dijo la rubia.
—La tía Annie siempre es así —susurré.
—Baje al bar y me encontré con ______…
—Que también yo estaba enojada con mi padre, por sus estúpidas amenazas —dijo ella.
—Comenzamos a hablar, y nos hicimos amigas. Esa noche arreglamos en salir a bailar
—Y fuimos. Pero esa noche fue un descontrol...
—¿Descontrol? —preguntó la chica de anteojos.
—Nos pusimos a tomar un poco, y luego se nos ocurrió hacer una apuesta —contó mi prima.
—Jugamos a quien seducía a más chicos en la noche —dijo la morena.
—Había que incluir el beso, ¿verdad? —dijo Dany. ______ rió divertida.
—Sí, es verdad.
—¿Quién ganó? —dijo Blanda.
—Pues claro, ¿quién va a ser? Danielle —musité.
—______, me ganó por tres chicos de diferencia —dijo mi prima —Lo que pasa es que yo, me encariñé con uno y me quedé más tiempo del que debía. Sino era obvio que yo ganaba.
—No es cierto, igual iba a ganarte —aseguró la morena.
No puedo creer lo que estoy escuchando. Eso no puede ser cierto. No, no creo que sea cierto.
Estoy completamente seguro de que ambas están bromeando.
—Después sacamos una tienda —prosiguió Dany.
—Querrás decir, SACASTE una tienda —aclaró ______.
—Tú me ayudaste a hacerlo, ya que no querías dejarme comprar esa bikini.
—¡Tenías una igual Dany!
—No es verdad, esa tenía una piedrita de color que la otra no —se quejó ella.
—Luego casi quemamos el hotel —dijo la morena.
—Casi QUEMASTE el hotel —aclaró la rubia.
—¡No! ¡Eso no es cierto! Tú también lo hiciste.
—Tú sedujiste a ese chico, el pobre de tan bobo que quedó dejó apoyado el cigarrillo cerca de una tela y casi destroza el lugar.
—¿Hace falta que seas tan detallista?
—Sí, lo hace. Luego nos anotamos en un concurso de remeras mojadas —dijo Danielle.
—Pero antes de empezar Dany quiso matar a las demás participantes, porque todas tenían los pechos hechos y el trasero también. Nos echaron.
—Sí, malditas rameras de plástico —dijo mi prima con odio.
—Luego una noche nos hicimos pasar por una pareja de lesbianas para poder entrar a un boliche gay, sino no podíamos pasar.
—Tuvimos que besarnos delante del guardia para que nos dejara pasar —acotó la castaña.
—Sí, creo que nunca sentí tanta vergüenza en mi vida —dijo divertida ______.
—¡Mentira! Si te encantó, hasta casi te haces lesbiana por eso.
—Sabes que a mí me gustan los hombres —aclaró ella.
—Si lo sé, te encantan.
—Y bueno, luego hicimos varias cosas —dijo la morena.
—Atropellar a un cartero.
—Le quitamos unos caramelos a un par de niñas.
—Hasta que ______ conoció a Nilson —habló con odio Danielle —Y desde ahí, ya no volvió a ser la misma ______ busca problemas de antes.
—No, eso no es así...
—Sí, si lo es... me cambiaste por un chin*go y aún estoy sentida por eso.
—Suena a que deberían tener órdenes de restricción para estar cerca una de la otra —habló Blanda. Asentí con la cabeza, sin dejar de escuchar —No deberían estar a menos de 50 metros de cerca.
¡Dios santo, por lo menos Blanda es algo sensata!
—¿Qué Blanda? ¿Acaso nunca te has portado mal? —le preguntó la morena.
—Verdaderamente… no —dijo ella.
—¡Aaaay no, eso no puede ser así! Vamos a salir las tres juntas y volveremos a Blanda, una chica rebelde.
—Nooo —chillé sin darme cuenta.
—Oye, ¿Qué haces ahí? —me preguntó la chica de anteojitos. Salí de mi escondite. Las miradas venenosas de Danielle y de ______ se posaron en mí.
—¿Estabas escuchando? —preguntó mi prima.
—No, yo no estaba escuchando. ¿Acaso creen que soy una chismosita? —les dije.
Las tres entrecerraron los ojos.
—Obviamente si —dijo ______.
—No hagas preguntas, de las cuales no quieres saber la respuesta —me dijo Blanda.
La miré bien.
—Con razón pones nervioso a Joe, tienes cara de buena, pero de seguro eres peor que estas dos —le dije. Miré a mi prima —¡Y tú Dany! Los tíos debieron dejarte más tiempo en el internado de monjas —miré a ______ y negué con la cabeza —Y tú, de ti no me lo esperaba.
—¿Qué? ¿Qué cosa? —preguntó ella.
—Y yo que te veía como la madre de mis hijos —le dije y apoyé mi mano sobre mi pecho.
—¡Oh Dios! —Dijo ella divertida —Tú solo quieres una noche conmigo, y no la obtendrás.
—Los labios que besarían las frentes de mis hijos… tocaron los de Dany… no sé si podré superarlo —dije con mi mejor cara de decepción.
—Óyeme —se quejó mi prima —Cosas peores han tocado tus labios…
—Tu prima es más cosa que tocar a esa… teñida y hueca de Amanda Bynes. Y quien sabe cuántas huecas más —me acusó la morena.
—No soy una cosa —dijo Danielle entrecerrando los ojos.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 21.
_____ me miraba asesinamente, mientras que yo me la comía con la mirada. Danielle estaba concentrada en decirme algo, pero aún no lo hacía.
—Muchachos, muchachos ¿Por qué no nos calmamos un poco? —dijo Blanda. Los tres nos giramos a verla. Asentí con la cabeza y volví mi mirada a _____.
—De verdad estoy dolido —le dije y volví a tocar mi pecho —Jamás me lo imaginé de ti, de ti que te veías tan correcta.
—Y ahora la ves incorrectamente deseable, ¿verdad? —Dijo Danielle —Hagamos un trato primo, te consigo una noche con ella y me cedes tu cuarto.
—Hecho —le dije sin siquiera vacilar.
—Óyeme, ¿Acaso mi dignidad vale menos que una buena cama? —le preguntó _____ sin poder creerlo.
—Por mi pobre espalda si —le dijo la castaña.
—Esa no es manera de convencerme Danielle —dijo la morena.
—Y tampoco creo que sea la adecuada —acotó Blanda.
—¿Lo ves? Eso se llama ser amiga —dijo Brooks y se acercó para abrazar la chica de anteojitos.
—Está bien, está bien —dijo mi prima —Mmm, ¿Qué tal un beso?
La morena la miró fijo por unos cuantos segundos. Soltó un leve suspiro y me miró.
—Está bien —le dijo y se puso de pie. Se acercó a mí. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca se puso en puntas de pie. Sus labios rozaron los míos —¿Puedes agacharte un poco? No llego.
Bobamente obedecí a su petitorio. Me incliné y choqué despacio contra sus labios. Y cuando intenté mover mi boca, para obtener un poco más de ello, se alejó —Listo, su cama ya es tuya Danielle.
—Pero, ¿Acaso yo no tengo poder de palabra? —pregunté.
—Ese es el máximo grado de intimidad que lograras conmigo, Jonas —me dijo la morena.
—Nick, lleva mis valijas al cuarto ¿sí? —dijo mi prima.
—Yo creo que es justo —habló Blanda.
—¿Acaso tú solo hablas para hundirme? —Le pregunté —¿Por qué me odias? No, no es justo. Ese no fue el trato Danielle. ¿O me das una noche con ella o no hay cama?
—_____, ¡por dios! Dale lo que pide —le rogó.
—No, ya te lo dije. Mi dignidad vale más que una cama.
—Por favor, amiga. Por favor —le suplicó poniendo su mejor cara de sufrimiento.
Quizás lo consiga, y al fin obtenga mi noche con la morena. De solo pensarlo ya me emociono más de lo que debería.
Todos observamos como _____ miraba fijamente a Danielle, de seguro estaba pensando en cómo decirle que no, que ni loca lo haría. Hasta que se giró a verme.
—¿Sabes Nick? Pensé que eras un caballero... no se creó que fue una mala impresión. Después de todo siempre te has mostrado generoso y respetuoso para con los que quieres, y como Dany es tu prima... tu única prima por lo que he oído, y por como ella habla bien de ti y lo mucho que te ama, pensé que el sentimiento era mutuo. Pero no... Si la amaras y fueras un caballero le cederías tu cama. Creo que me equivoqué contigo —dijo y apoyó su mano sobre su pecho.
Entrecerré mis ojos y la miré fijo por unos cuantos segundos.
—¿Sabes que ese es un chantaje muy barato, verdad? —le dije. Ella sonrió.
—¿Funcionó? —me preguntó. Suspiré levemente.
—Sí, funcionó —tomé las valijas de mi prima —¿Estas son todas?
—Si primito lindo. Muchas gracias, te adoro, eres un encanto —me dijo ella. Miré a la morena.
—Me debes una —le dije mientras caminaba.
—Cuando quieras —dijo ella y las tres rieron divertidas.
Yo creo que de verdad está intentando volverme loco. Ella de seguro quiere jugar conmigo. Acabo de conocer a la verdadera _____ Brooks. Del mismo material que mi prima, fue hecha solo para volverme loco. Aunque si debo admitir que _____ tiene algo que Danielle no.
Sabe cuándo decir que no, y dejarlo muy en claro. Sabe cómo enredarte y hacerte desear. Sabe cómo dar en el blanco y sabe cómo hacerte sentir un imbécil.
Dios mío, creo que me saqué un boleto directo al infierno. Un boleto a la locura y a mi perdición. Pero ella no va a poder conmigo, ella va a terminar rendida a mis pies. Eso se los puedo asegurar.
La semana pasó bastante lenta para mi gusto. Aunque algo divertida debo admitir. Kevin intentó seducir a mi prima, y el terminó siendo el seducido. No deja de hablar de ella, ya me tiene loco.
Mientras tanto Joe está haciendo todo lo posible por averiguar cosas sobre su angelito diabólico. Estos chicos ya cayeron más bajo de lo que yo creía. Ambos parecen unos idiotas detrás de unas faldas complicadas.
El timbre de salida sonó, hoy es viernes. El bendito viernes. Hoy tendría mi conquista de la semana. Y ahora tenía que verme con ella, para arreglar unas cositas.
—¿A dónde vas tan apurado? —me pregunto Danielle.
—Tengo que hacer unas cosas —le contesté.
—Oye, ¿no te enojas si hoy vienen a dormir _____ y Blanda? —dijo ella.
—No, no hay problemas. Hoy saldré —dije. Ella sonrió.
—Perfecto primito, te veo luego —besó mi mejilla y apuró su paso.
Salí de salón y divisé a Cris a unos metros de allí. Con discreción me acerqué a ella y le hice un gesto para que fuéramos al gimnasio.
Cuando estuvimos ahí caminamos hasta detrás de las gradas que estaban allí.
Ella sonrió pícaramente y tomó mi corbata para cercarme a ella y comenzar a besarme. La miré bien, mientras nuestras bocas se unían.
Pero entonces pasó de nuevo. La que estaba frente a mí no era Cristina, era _____. Sus manos se colocaron alrededor de mi cuello y me acercó más a ella. Instantáneamente mis ojos se cerraron y la apreté más contra mí. Como me gustaba besarla, como me gustaba sentir su lengua sobre la mía. Como me gusta _____…
Bajé una de mis manos hasta el final de su corta pollera. La levanté con cuidado. Ella se alejó un poco de mí.
—Espera Nick, estamos en la Universidad —dijo agitada.
Esa no era la voz, ni el olor de _____. Y al alejarme el espejismo se desvaneció y el encanto se perdió.
Ella me dijo algo, y no escuché lo que dijo. Solo acerté a asentir con la cabeza. Se acomodó la blusa y la pollera. Me iba a volver a besar, pero me moví y el beso frío apenas alcanzó la comisura de mis labios.
—¿Qué sucede? —me preguntó.
—Nada cielo, ve tranquila —le dije y me alejé más de ella. Ella frunció el ceño.
—¿Sabes? He notado que a todas nos dices cielo, linda o dulce. Pero solo le dices cariño a _____.
—No, eso no es así —dije.
—Sí, puedo asegurarte que sí.
—Pues entonces… no nada. Ve, ve, creo que va a ser mejor que esto lo dejemos para otro día.
—¿Qué? —preguntó.
—Sí, recordé que hoy tengo… tengo que hacer unas cosas y no podré verte. Lo siento dulce…
—Kate tenía razón —me dijo. La miré bien —Estas muy cambiado…
Se fue de allí dejándome bastante confundido. Salí del gimnasio y ya casi todo el mundo se había ido. ¿Cambiado? ¿Yo estoy cambiado? Al parecer si, y esto no puede estar pasando. Fui hasta mi moto y me subí en ella. No quería volver a casa aun. Mejor iré a dar unas vueltas por allí. Cuando la noche llegó al lugar, decidí volver. Entré a mi departamento, y escuché un par de risitas graciosas provenientes de mi habitación. Recordé que Dany me había dicho que hoy vendrían a dormir _____ y Blanda. Mi prima salió del cuarto y me miró bien.
—¿Qué haces aquí? —me dijo.
—No quiero preguntas, no estoy de humor Danielle —le dije.
—Uuuuh, que carácter —dijo mientras se acercaba a la heladera y buscaba un poco de agua.
—¿Qué hacen? —le pregunté.
—¿No era que no querías que te hable? —me dijo.
—Solo quiero saber.
—Estábamos hablando, y estábamos por mirar una película —me contestó.
—¿_____ está? —dije. Ella arqueó una de sus cejas y me miró fijo.
—Sí, si esta ¿Acaso viniste a casa porque _____ iba a estar aquí?
—No, claro que no —dije rápidamente —Solo tuve un pequeño problemas y… ¿Por qué tengo que estar dándote explicaciones? Esta es mi casa y vengo cuando tengo ganas.
—Como sea, malhumorado —me dijo y se fue de nuevo a la habitación.
Dejé mis cosas sobre la mesada y entré al baño para darme una ducha. Cuando salí toque la puerta de mi cuarto y Danielle salió. Me miró.
—¿Qué quieres? —me preguntó.
—¿Puedes darme un poco de ropa? —le pregunté, mientras intentaba mirar hacia dentro.
Tal vez podría ver un poco de _____.
—Ahora te la alcanzo —me dijo y entró cerrando la puerta. Volvió a salir y me dio un pantalón de dormir y un calzoncillo.
—Gracias —le dije y volví a la sala.
Me puse mi cómodo pantalón de dormir y me quedé sin remera. Hacía algo de calor esa noche. Me tiré pesadamente al sillón y prendí la tele. Volví a escuchar risas y la curiosidad comenzó a molestarme. Pero no me moví de mi lugar.
Tenía que quedarme en donde estaba. Encontré una interesante película y me quedé allí tranquilo. Un bostezo involuntario salió de mí. Miré la hora y el reloj marcaba las 2 de la mañana. ¡Vaya que el tiempo puede pasar volando cuando uno está muy concentrado!
Apagué la tele y me acosté bien en el sillón. Coloqué mis dos brazos detrás de mi cabeza y cerré mis ojos. Pero mi cabeza no dejaba de pensar. Escuché unos pequeños pasos, pero aun así no abrí mis ojos. De seguro era Danielle. Escuché como la heladera se abría.
—Maldito Jonas, no tiene nada orgánico —musitó con enojo —Es un carnívoro.
Entonces levanté mi cabeza y divisé su pequeña figura buscando algo dentro del refrigerador. Sin hacer ruido me puse de pie y con sigilo, como un león a punto de cazar, caminé para acercarme más a ella. Sentí que iba a enloquecer al verla en un sexy culotte blanco una remera de dormir. Uno de mis ojos se entrecerró por la luz que proporcionaba el refrigerador abierto.
—Herbívora, busca bien. En el cajón de abajo hay manzanas —le dije.
Ella ahogó un grito y se giró a verme.
—¡Maldita sea, Nick! ¡Casi me matas! —dijo mientras respiraba algo agitaba ponía una de sus manos sobre su pecho. La escaneé de arriba abajo. ¡Diablos, se veía condenadamente bien así!
—No fue mi intención, pero que lindo levantarme y tenerte así en la cocina —le dije y la volví a mirar de arriba abajo. Su cabello caía desordenado y algo despeinado por sus hombros. Sus piernas doradas y suaves se veían deseosas. Que ganas de…
—No me mires así —me ordenó con autoridad —Mírame a los ojos.
—Ya sé de memoria tu rostro, y tus bellos ojos —dije y me acerqué un poco más a ella —Trato de memorizar otras partes…
Me acerqué más acorralándola contra la pared. La luz del refrigerador era lo que nos iluminaba. Ella hizo un escaneo nervioso a mi torso desnudo. Abrió la boca para decir algo, pero las palabras no le salieron.
—¿Qué? ¿Qué vas a decirme? —Le dije y me acerqué más, apretándola contra mí —Estás en mi casa, y todo lo que está aquí es mío. Lo toco y lo miró cuando se me da la gana…
—Resulta que no soy una cosa, y también resulta que no soy tuya —me dijo.
—Mírame fijo a los ojos, y vuélvelo a decir… no puedes, porque una parte de ti, ya es mía.
Ella guardó silencio, mirándome fijo. Posé mi vista en sus labios. Esos labios carnosos y calientes que me hacían perder el control. Como necesitaba besarla…
—Ese ego tuyo, hasta medio dormido es inmenso —me dijo.
—¿Quieres saber qué otra cosa es inmensa? —le pregunté con la voz ronca.
—No puedo creer que hayas dicho eso —me acusó nerviosa y algo agitada.
Sonreí divertido y negué con la cabeza.
—Las ganas que tengo de ti _____… ¿O que pensaste?
—La inmensa estupidez que puedes llegar a tener —dijo ella rápidamente.
—Hasta media dormida, eres mal pensada —dije divertido.
—Ahora apártate, quiero ir a dormir.
Entonces aquello fue más fuerte que yo. Rápidamente me acerqué a su boca y la besé intensamente. Abrí más sus labios con mi lengua, y toqué la suya con necesidad. Ella intentó alejarse, pero coloqué una de mis manos en su nuca y la acerqué más a mí. Un leve gemido escapó de su boca, cuando la apoyé más contra la pared, apretándola con mi cuerpo. Sus manos se quedaron quietas sobre mis hombros, mientras nuestras bocas se conocían más y más, era un movimiento violento y casi insano, pero no podía detenerme. Mi necesidad de saborearla era apabullante. Ella soltó otro gemido, cuando mordí sus labios suavemente…
Entonces logró alejarme de ella y sin decir nada, su mano sonó contra mi mejilla. Agitado volví mi vista a su rostro. Pude ver la confusión en sus ojos, mientras que su respiración agitada caía sobre mi boca.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 22.
Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aun eran agitadas.
¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.
—Demonios… —dije y me alejé de ella.
Tomé mis llaves, mi teléfono y mi remera, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza.
Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mí alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Kevin y marqué.
—¿Hola? —dijo al atenderme.
—Kevin, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? —le pregunté.
—No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Joe y yo en mi departamento. Déjate ver por aquí —me dijo.
—Llevaré algo de beber, lo necesitaremos —dije y colgué.
Me subí a Betty y prendí marcha hacia lo de Journey. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Kevin me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Joe. ¡Oh, esto es increíble!
—¿Qué tal? —preguntó Miller.
—¿Qué tal tú? —le dije y me senté a su lado.
Kevin tomó la botella de cerveza que había traído y fue a abrirla.
—¿Acaso hace falta que preguntes? —Me dijo Joe —¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!
—Aquí, muchachos —dijo Kevin luego de darle un largo trago a la botella.
Yo la tomé e hice lo mismo.
—¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? —preguntó Miller nervioso.
—No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión —les aclaré y volví a tomar —Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con ______ me estoy tardando…
—Aja, si lo que digas Nick —habló Kevin —¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Nick… —dijo nervioso y le dio otro trago a la botella —Solo que muchísimo mejor la versión dama si puedo agregar.
—¿Y qué hay de mí? —Preguntó Joe —Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece…
Le quitó la botella a Kevin y tomó un largo y limpio trago.
—Se te pasó decir cínica y sarcástica —le dije.
Me miró con desenfado y de encogió de hombros.
—Aun así es hermosa —dijo.
—Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos —les dije y tomé la botella —Mezclen a Blanda y Dany, ¿Qué obtienen? Exacto a ______… Esa morena me está costando dos semanas sin sexo.
—¡¿Qué?! —preguntaron los dos al unísono.
—No, tú estás jugando con nosotros —dijo Kevin.
—¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal —dije bajando la cabeza.
—¿Dónde se está quedando tu prima Nick? —me preguntó Journey. Lo miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.
—Ese es otro problemas —dije al hablar —Está en mi departamento, en mi cuarto, en mi cama. Ha tomado mi casa.
—¿Enserio? —preguntó con sonrisa iluminada en los labios. Lo miré asesinamente.
—¿Por qué la sonrisa? —le dije. La sonrisa se le borró y puso cara de preocupación.
—Oh, disculpa —me dijo —Que pena… ¿Por qué no le dices que venga a vivir aquí? Encantado le doy mi cama.
—Oye, tampoco soy un loco que entrega a su prima como si nada —le aclaré.
—¿Dónde vivirá mi pequeña lectora de libros académicos? —preguntó concentrado Miller.
—¿En la biblioteca? —dijo Kevin frunciendo el ceño.
—No lo sé —dije y miré a Joe —Pero ahora están en mi casa.
—¿Quiénes? —preguntó él.
—Tu angelito diabólico y el demonio encarnado —le dije.
—Traducción, eso sería Blanda y ______ —dijo Kevin.
—Sí, entendí lo de angelito diabólico, no lo podía explicar más elocuentemente —dijo con su mejor cara de bobo —Pero si ella custodiara el infierno, yo iría feliz…
—No querido amigo, ella no va a custodiar el infierno, ella será tu infierno —le dije, tratando de asustarlo, para que de una buena vez reaccionara.
—Me parece Jonas que tú quieres pasarnos tu propia experiencia en este momento, ¿no es verdad? —me dijo Kevin.
—Chicos de verdad yo los aprecio, y no lo repetiré cuando este sobrio pero los considero mis hermanos y de verdad se los digo... aléjense de ellas, ellas son como nuestro karma echo mujer que viene como bola de nieve y de un momento a otro moriremos aplastados como moscas asquerosas y malolientes —dije bastante nervioso
Un celular comenzó a sonar. Miré a mí alrededor y me di cuenta de que era el mío. Me acerqué a él y el número era el de mi casa.
—¿Hola? —dije con duda.
—¿Dónde estás? —me preguntó ella.
—¿Danielle? —pregunté.
—No, soy la abuela. ¡Claro que soy yo tonto! ¿Dónde demonios estas?
—¿Pasó algo?
—Solo dime si estás bien, y en donde estas —sentenció.
—Sí, estoy bien, estoy en lo de Kevin —le dije —Pero, ¿Qué pasó?
—No le digas que te dije, porque es capaz de mandar a cazarme. Pero estaba bastante preocupada por ti…
—¿Quién? —pregunté.
—______ tonto, estaba dando vueltas en la cama, hasta que le pregunté que le pasaba y me dijo que estaba preocupada por ti… que te habías ido y... nada mas ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste? —me preguntó.
—No nada, estoy bien... y aquí te manda un beso de buenas noches Kevin —le dije para cambiar de tema. Escuché como se reía.
—Dile que yo también, en donde más le guste —me dijo ella.
—No voy a decirle eso —sentencié —Mañana te veo, adiós —colgué y me giré a ver a mis amigos —¿Lo ven? Primero me odia, me golpea y luego se preocupa. Aaaaag, dios mío ¿Quién las entiende?
—¿Quién te golpeó? —Me preguntó —¿Tu prima?
—No… no importa —le dije y me volví a sentar.
Seguimos hablando un largo rato sobre nuestros problemas hasta que la botella de cerveza quedó completamente vacía. Creo que los tres caímos en un profundo sueño.
A la mañana siguiente me desperté antes que ellos dos y los desperté para ir a desayunar a casa ya que Rose estaría allí.
Ambos aceptaron entusiasmados, ya que seguro que las chicas estaban allí.
Salimos de la casa de Kevin y llegamos más rápido de lo que esperamos a la mía.
Entramos y escuchamos la voz divertida de Rose y Danielle. Nos acercamos a ellas y allí estaban sentadas las tres. Digo tres porque faltaba una, y nada más y nada menos que mi demonio.
—Buenos días —nos saludó mi nana.
—Hola nana —le dije y besé su mejilla, pero sin dejar de buscar a ______ con la mirada. No estaba por ningún lado.
—¿Qué hicieron? —preguntó Danielle. Kevin la miró con cara de tonto enamorado.
—Hablamos de ti —le dijo. Dany rió divertida al igual que Blanda.
—De ambas —aclaró Joe. Vimos como Blanda tomaba un poco de color.
—¿Dónde está ______? —pregunté.
Todos se giraron a verme.
—Quise que se quedara a desayunar —dijo Rose con melancolía —Pero no pudo, estaba algo… apachurrada.
—Si, además de que tenía que ir a lo de Gina —agregó Blanda.
—¡Lo de Gina! —Dije recordando aquello —Luego desayuno nana, tengo que irme más rápido que rápido —fui a mi cuarto me cambié de ropa y salí de allí.
Todos me miraron extrañados. Los saludé de manera rápida y salí de casa. Casi me olvidó completamente de que hoy tenía que ir a trabajar a mi nuevo empleo, no podía fallar.
Llegué y estacioné a Betty en la cochera del lugar. Tomé el ascensor y marqué el piso 20. Cuando llegué al piso las puertas se abrieron y ya había un gran movimiento de gente. Entré a una de las puertas y Gina se giró a verme.
—¡Nick! —dijo con una sonrisa y se acercó a saludarme.
Le respondí el gesto y entonces divisé a ______ sentada en una mesa escribiendo algo. La miré fijo y ella levantó su mirada para enfrentarme.
Noté que estaba algo pálida y tenía cara de no haber dormido bien. De seguro la conciencia la estaba matando por haberme dejado anoche.
—¿Cómo estás Gina? —le dije a mi jefa.
—Bien, yo bien ¿Y tú? —dijo.
—Excelente —dije elevando un poco más mi voz para que la morena escuchara. Pero ella seguía escribiendo algo en una hoja.
Ella sacó su mirada de su hija y me miró a mí.
—¿Pasó algo entre ustedes? —me preguntó ella.
—No Gin, quédate tranquila. Cosas de jóvenes —dije divertido.
—¿Me estás diciendo vieja? —dijo ella.
—No Gina, ¿Cómo se te ocurre? Solo quise decir que son tonterías —le aclaré.
—Gina, ¿Dónde está el rollo de 40 para la cámara? —le preguntó ella a su madre.
Gina se giró a verla.
—En el depósito ______ —le dijo ella. ______ soltó un suspiro.
—Voy a buscarlo —dijo y se puso de pie. Pasó por mi lado sin decir nada y desapareció del lugar. Me giré a mirar a mi jefa.
—¿Estás seguro que no pasó nada? —preguntó.
—Muy seguro —dije y bajé un poco más el tono de mi voz —¿Puedes mandarme a buscar algo al depósito?
—Bueno, ve a traerme unas carpetas de esas transparente para poner unos papeles que tengo.
—De acuerdo.
Salí de allí y caminé un poco más rápido hasta encontrar la enorme puerta del frío depósito.
El lugar estaba lleno de fotos, revistas, artículos de indumentaria, ropa, zapatos y todo lo que se puedan imaginar.
Divisé la pequeña figura de ______ arrodillada en el suelo buscando el rollo dentro de un cajón.
Ella me miró y volvió su vista a lo que estaba buscando. Yo me acerqué a uno de los estantes para buscar las carpetas. Luego de varios minutos ella se puso de pie y caminó hasta la puerta. Decidí hablarle.
—Te preocupaste por mí anoche, cariño —le dije.
Ella detuvo su paso en la puerta y se giró a verme.
—Bueno, no te fuiste en el mejor de los estados de ánimo y eres demasiado impulsivo, no lo creí una buena combinación —me dijo. Sonrió levemente —Pero veo que estás bien, así que ya no me preocupo. Ahora debo volver a trabajar.
Fui más rápido que ella y cerré la puerta antes de que saliera. Con algo de fastidio se giró a verme. Respiró profundamente.
—Tenemos que hablar —sentencié.
—¿A sí? ¿De qué? No creo que haya nada de que debamos hablar Jonas.
—Sí, de nosotros.
—¿Nosotros? ¿Y ese término? ¿Desde cuándo? —dijo algo burlona.
—De ti y de mi ______, DE ESE NOSOTROS —dije apretando los dientes.
—Aaaah, no sabía que había un NOSOTROS.
Apreté mis puños y la miré fijo a los ojos. Su mirada enfrentaba a la mía, nunca ninguna mujer me había intimidado como ella lograba hacerlo.
—Solo quiero saber una cosa, una sola cosa y te juro que te dejo en paz y dejamos este jueguito que ya me está cansando —le dije.
—Yo también ya me estoy cansando de esto —me dijo.
—Bueno, entonces pongamos un punto final.
—De acuerdo —dijo ella.
—¿Vas a responder? —le pregunté.
—Si —dijo revoleando los ojos —¿Qué quieres saber?
—¿Tengo una oportunidad?
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 23.
Ella me miró fijo por unos cuantos segundos. Pude ver la duda en su mirada. Ella no sabía que decirme, ella no sabía qué hacer. La puerta del depósito sonó con tres suaves golpes y se abrió. El hombre que estaba allí nos miró consecutivamente.
—Lo siento… no sabía que estaban ocupados —dijo él.
—No Carl, no pasa nada. Ya me voy —dijo ella y logró salir.
Miré a Carl, y él entendió mi mensaje. Salí rápidamente para buscar a ______. No, ella no se me iba a escapar. Cuando la alcancé la tomé con cuidado del brazo y la giré a mí.
—Contéstame ______ —le dije.
—Oye ¿puedo decirte algo? Creo que tu prima necesita urgente un psicólogo.
—¿Por qué? —le pregunté frunciendo el ceño.
—Ayer estaba hablando sola, me preocupa —dijo ella.
—No estaba hablando sola, estaba hablando conmigo. Y deja de dar vueltas, ahora contéstame lo que te pregunte.
Bajó la mirada y suspiró levemente.
—Creo que fui muy clara contigo —me dijo.
—Entonces ¿eso es un no? —le dije.
—Nick… ¿no crees que sería bueno ser amigos? ¿No te gustaría que fuera tu amiga? —me preguntó.
—Amiga con derecho a cama —aseguré.
—¡Dios, es imposible tratar contigo! —dijo irritada.
—¿No lo entiendes? —Le pregunté exasperado —No puedo ser tu amigo ______, no puedo. Es todo o nada.
—Pero... ¿acaso las pasas mal estando conmigo así… como personas que tiene un vínculo solo afectivo... nada sexual? —preguntó. Movió la manos —Nick, ¡Por dios! ¡A mí me encanta compartir tiempo contigo, eres insoportable a veces, pero eres divertido! No quiero arruinar eso.
Suspiré cansado y la miré fijo.
—Está bien, ¿quieres ser mi amiga? —le dije.
—Si —dijo asintiendo con una leve sonrisa.
—¿Podrás soportarlo? —le pregunté.
—¿No crees que ya te soporté bastante? —dijo divertida.
—Podrías verme salir cada noche con una chica diferente ¿No te importaría?
Ella se encogió de hombros.
—Es tu vida, mientras seas feliz.
—Pero yo no podría soportar verte salir con el imbécil de Nilson —dije entre dientes.
Esa afirmación salió sin permiso de mi garganta. Sus ojos se abrieron bien. Sonrió levemente, mientras yo me maldecía.
—Brad ya no está en mi lista de salidas —dijo y posó su mirada en la mía —Por ahora estoy bien sola, y con Dany y Blanda.
—Dany es mi prima, pero aun así no me da confianza. Es demasiado open mind —le dije.
—Si vamos a ser amigos, creo que este tema no tendría que... incomodarnos. Es tu vida, y es mi vida... tú sales, yo salgo... tú vives, yo vivo... Ay Jonas, solo quiero estar bien contigo, pero como amigos, ¿sí?
—Está bien, creo que ese ya es un no bastante claro —le dije y la dejé sola.
—Nick —escuché como me llamaba, pero no me giré a verla —Nick, no seas infantil. No todo es blanco y negro… también hay matices.
—Ya, ya tranquila —dije cuando me giré a verla —Ya está todo claro, seamos amigos. Perfecto. Tú ahí y yo aquí. Cuando necesites algo, me llamas.
Volví a donde estaba Gina y le entregué las carpetas. ______ entró unos segundos más tarde que yo. Quiso hablarme, pero le dije que estaba muy ocupado, que luego hablaríamos. Ella se rindió y volvió a donde estaba sentada antes. La miré fijo, mientras escribía, ¡Y maldita sea la hora en que me fije en ella! Se puso de pie y al instante la vi palidecer notoriamente. Se agarró a la mesa para no caerse. Gina se acercó a ella rápidamente. Le dijo algo que no logré escuchar. ______ negó con la cabeza, pero al instante se desplomó en los brazos de su madre.
—¡______! —chilló Gina. Dejé lo que estaba haciendo y rápidamente me acerqué a ellas. La alcé en brazos —¡Apóyala en el suelo!
Con cuidado la apoyé en el suelo. Pensé que mi corazón iba a salir de mi pecho, mientras la veía blanca y con los ojos cerrados. Un hombre alto se acercó a nosotros.
—Déjenme verla —dijo y se agachó.
______ comenzó a abrir lentamente sus ojos. Arrugó la frente e intentó sentarse, pero volvió a acostarse por un mareo.
—¿Qué es lo que tiene? —preguntó Gina.
—Señora Brooks, su hija está anémica —dijo el hombre —Tiene las defensas muy bajas. Le falta hierro y un poco de calcio…
—¡Maldita sea ______! ¡Tú y tu estúpida idea de ser vegetariana van a matarme! —la regañó Gina.
—Ya, ya —dijo la morena mientras se lograba sentar —No es nada, solo no desayune hoy… nada más.
—Juro que voy a encargarme de que comas, COMIDA NORMAL —le dije. Ella me miró fijo y negó con la cabeza.
—¿Por qué el mundo está contra mí? No lo sé —dijo.
Después de recibir un sermón de casi media hora por parte de Gina, ______ decidió irse a casa antes de que su horario terminara. Me ofrecí a llevarla, primero se negó, pero luego de unas cuantas amenazas por parte de su madre terminó aceptando rendida. Detuve la moto frente a su casa y se bajó con cuidado.
—Ya estás aquí —le dije.
Ella me sonrió levemente, aún estaba algo pálida.
—Gracias por traerme... aunque no debiste, seguro que tenías planes o algo por el estilo. Perdona a mi madre —me dijo.
—No tenía ningún plan, cariño —dije y coloqué mi mano sobre su mejilla —¿No quieres que vayamos al hospital?
Ella rió por lo bajo, bajando su mirada de la mía.
—No Nick, no creo que sea tanto. Prometo que voy a llamar a mi médico de clínica y que iré a verlo en la semana.
—¿Estás segura? —pregunté. Ella volvió a reír y se acercó a besar mi mejilla. Sentí una estúpida sensación en medio del pecho.
—Ya puedes irte tranquilo, estoy bien. Y gracias otra vez, amigo —dijo y comenzó a caminar hacia su edificio. Vi como entraba y solté la respiración que tenía contenida.
—Amigo —murmuré —No sé si podré con eso ______.
Arranqué para salir de allí de una buena vez.
Los días siguieron pasando y yo decidí volver a ser como era antes de que ______ apareciera en mi vida. Ella quería ser amiga de Nick Jonas, entonces iba a ser amiga del verdadero Nick Jonas. Era miércoles y ya aún no había entrado a ninguna de las clases a las que tenía que haber entrado. Es más acababa de llegar a la Universidad. Y ya son las 11 de la mañana. Divisé como ______ se acercaba a mí.
—¿Qué te sucede? —Me preguntó y miró su reloj —¿Acaso no has visto que hora es?
—No —le dije sin mucho interés. Comencé a caminar y ella caminó a mi lado.
—¡Nick, estas por repetir el semestre!
Una linda chica pasó por nuestro lado. Le sonreí, ya que ella me estaba mirando.
—Adiós preciosa —le dije y le guiñé un ojo.
—Me parece que hoy estás ******* —dijo ______ y comenzó a caminar más rápido para alejarse de mí.
Entonces me apuré y la alcancé. La tomé del brazo haciendo que detuviera su paso. Me miró fijo a los ojos.
—Este soy yo. Seré un *******, un mujeriego, lo que tú quieras. Pero este soy yo antes de ti ¡Maldita sea ______! —le dije y la acerqué un poco más a mí – Si no te gusta, y no me quieres hablar más, me parece perfecto. Para estas alturas, me haces más mal que bien…
La solté y comencé a caminar.
—¡Bien, perfecto! ¡Vete al demonio! —me dijo y sentí como algo caía sobre mi espalda.
Me giré a verla y sonreí abiertamente.
—Estoy alejándome de él —le dije.
—Imbécil —dijo con enojo.
—Adiós cariño, adiós —me despedí sin dejar de sonreírle.
Con un gran alivio salí al jardín principal de la Universidad. Divisé a la chica que había visto en el pasillo y me acerqué a ella. Era hora volver a mis andanzas.
—¿Qué tal preciosa? —le pregunté.
—Hola Nicky —dijo ella con una sonrisa —¿Cómo estás?
—Muy bien, ¿y tú?
—Muy bien —dijo y me miró de arriba abajo.
¡Dios, amo cuando me desean de esa forma!
Pero cuando posé mi mirada en ella, toda mi alegría se fue a la basura. Ella sonrió de esa manera que me hacía enloquecer. ______…
—¿Qué pasa Jonas? ¿No puedes dejarme? —me preguntó y rió divertida.
Estás loco por mí, y no quieres aceptarlo… Te mueres por besarme. Serías capaz de matar por un beso mío. Lo sé.
Sacudí mi cabeza y otra vez la chica normal apareció ante mí. Ya, ya tranquilo. Respira hondo, es solo producto de tu imaginación.
—¿Qué decías preciosa? —le pregunté.
Ella volvió a hablar y otra vez ______ apareció frente a mí.
—Lástima que no quieres ser mi amigo… yo quería ser tu amiga. Y que juguemos como juegan todos los amigos, ¿ya sabes de que hablo, verdad? —dijo sin dejar de sonreír. Jonas, tienes que ser firme en esta decisión. Es la única decisión en la que necesitas tener un poco más de autocontrol —Vamos Jonas, no vas a dejarme a la intemperie de todos esos hombres malos que quieren hacerme daño ¿o sí? Tipos como Hook, como Brad…
La miré fijo, y su cara de perro mojado me estaba matando.
—¡Por dios! —grité.
—¿Qué sucede Nicky? —me preguntó la chica.
—No pasa nada linda, eres preciosa. El problemas soy yo, ando defectuoso últimamente.
—Tú no eres defectuoso Nicky —dijo y rápidamente se acercó a mí para besarme.
La miré bien, y la que me besaba con tanto ímpetu era ______.
¿Por qué? ¿Por qué dios mío? ¿Por qué?
Mis ojos se cerraron y mis brazos la acercaron más a mí. Si por ella voy a ir al infierno, entonces creo que valdrá la pena.
Pero de repente, no sentí más los labios de la morena. Abrí mis ojos para mirar y al frente mío estaba Danielle. La miré extrañado. Mi prima se dio vuelta.
—¡Vete hueca! ¡Vete! —le dijo a la chica.
—¡Nicky! ¿Cómo vas a dejar que me hable así? —me preguntó ella.
—Lo siento, dulce. Va ser mejor que te vayas —le dije.
La chica soltó un indignado suspiró y se alejó a paso rápido. Volví mi vista a Danielle. Al instante recibí una bofetada de su parte. La miré y me sobé.
—¿Y eso porque fue? —– le pregunté.
—¡Por ******* que eres! ¡Si vas a montar esos espectáculos hazlos en un hotel! —me regañó con tono firme y enojado – Porque no solo te pudimos haber visto ______ y yo…
Levanté la mirada y busqué a ______. No estaba…
—¿______ estaba aquí? —le pregunté.
—Si —dijo ella asintiendo —Estaba mirando muy atenta. Pero eso no importa, pudo haber sido cualquier otro, como el rector por ejemplo.
—Pero NO fue el rector y a ______ NO le importa. Ella misma me lo dijo…
—¡Oh, dios! Eres más ******* de lo que pensé ¿sabes?
—No Danielle, no soy *******… Yo le puse las cartas sobre la mesa a ______, y ella eligió. Yo también estoy eligiendo.
—¿Acaso no conoces a las mujeres? —Preguntó —Claro, nunca has salido con una… Cuando una mujer dice NO ME IMPORTA, es porque en realidad LE IMPORTA más de lo que desea.
—Te diré algo sobre los hombres, primita —le dije. Ella me miró fijo —Cuando un hombre hace una pregunta directa, espera una respuesta directa y simple. Somos criaturas sencillas no esperamos tener que decodificar cada palabra que emiten.
—Eso es para los hombres como tú, que no se cansan de las chicas fáciles y huecas. Has encontrado una con la que no puedes, ¿y qué haces? Huyes... hasta tus amigos saben de lo que hablo. Pero ¿sabes que Nick? Tienes razón, eres una pérdida de tiempo. ______ es una chica inteligente, salió con un *******, no creo que quiera otro…
Se fue dejándome con la palabra en la boca.
¿Yo una pérdida de tiempo? ¿Acaso estaba hablando enserio?
Comencé a caminar, ya quería irme de este maldito lugar.
Pero mis pasos se detuvieron al ver como Nilson se acercaba a mí.
—Hola imbécil —me dijo.
—¿Acaso hoy es el día de insultemos a Jonas? —pregunté. Lo miré —No estoy de humor Nilson, métete en tus putos asuntos, déjame en paz.
—¿Sabes? El otro día me entere de una cosa —dijo sin dejar de caminar a mi alrededor.
—¿A sí? ¿Andas de chismosita? —dije burlón.
—¿Te gusta besar a ______? —me preguntó. Sonreí por lo bajo. Por ahí venía la mano. Entonces iba a joderlo un poco.
—No solo eso, también me encanta escucharla gemir. Es tan energética —le dije. Vi como su rostro se volvía rojo como un tomate.
—¿Te gusta tanto como hacer todo lo que tu padre te dice? —Dijo
—¿De qué hablas?
—Estuve averiguando unas cosas sobre ti Jonas…
Lo agarré de la camisa y lo acerqué a mí para mirarlo fijo a los ojos. Maldito bastardo, no iba a joder conmigo.
—Tu madre era una ramera Jonas, yo no sé cómo hizo tu padre para aguantarla. Mujeres así son una peste… hay que eliminarlas. Mira que abandonar a su hijo por ir detrás de un hombre es terrible —el maldito infeliz cayó pesadamente al pasto, ya que le partí la cara de un solo golpe. ¿De dónde demonios había sacado eso? Con un poco de dificultad el maldito perro logró ponerse de pie —También supe que quería una niña, pero saliste tú. Igual pagó el ballet, ¿no es así?
—Te mostraré de cerca el puño de un hombre real, Nilson —le dije y lo volví a golpear. Cayó al pasto y comencé a patearlo en el estómago. ¡Infeliz, mal nacido! —Vamos Bradita, pelea como hombre —lo levanté y lo acerqué a mí para hablarle cerca. Su nariz estaba destrozada y su labio partido. Pero yo quería verlo peor, mucho peor —Tú no sabes nada infeliz, absolutamente nada… Pero ¿sabes que cosas puedes saber? Lo bien que la paso con tu ex por las noches. Nunca imagine que una criatura tan pequeña podría dar tanto placer como ella lo hace… Me encanta cuando se ríe de ti y me cuenta lo patético que eres. Y no sabes cómo amo, que me pida más y más… Le gusta mucho contra la pared.
Escuché el sonido de un silbato. Giré mi cabeza y vi como dos policías corrían hacia nosotros. Maldije por lo bajo y solté a Nilson. Este cayó al suelo y se retorció allí.
—¡Levanta la manos! —me gritó uno de ellos. Puse mis manos en lo alto, y se acercó a mí.
Comenzó a revisarme, mientras que el otro policía atendía a Nilson.
—Casi lo matas —me dijo el otro hombre.
—Él se lo buscó —respondí.
—Tendrás que venir con nosotros, Jonas —dijo el que me estaba revisando.
—No hay problemas —dije. Comenzamos a caminar hacia el auto de policía. Me pusieron unas esposas, y me metieron adentro. Vi como una rubia chica corría hacia el auto.
—¿A dónde lo llevan? —preguntó nerviosa mi prima.
—El señor acaba de atacar brutalmente al chico que está tirado por allí —le contestó el oficial. Danielle me miró a mí y luego miró hacia donde estaba Nilson.
—¿Qué hiciste Nick? —dijo sin poder creerlo.
—Tranquila Dany, ve a casa tranquila —le dije y el auto arranco.
Llegamos a la comisaría. El oficial que me llevaba me quitó las esposas, y me acercó hasta donde estaba el sargento. Este levantó la cabeza y me miró fijo.
—Jonas, ¿Qué has hecho esta vez? —me preguntó.
—Lo encontramos golpeando a otro muchacho —le contó el oficial.
—Muchacho, muchacho, muchacho… creo que sabías que estabas condicionado, ¿verdad?
—Si sargento, pero le juro que valió la pena – dije y sonreí.
—Tienes derecho a una llamada. Me alcanzó el teléfono y lo tomé. No me iba a quedar otro remedio que llamarlo a él. A mi padre. Marqué. Sonó una… sonó otra.
—Hola —dijo al atender.
—Paul —le dije.
—¿Qué pasó? —me preguntó él, como si ya supiera de ante mano que era algo malo.
—Tuve un pequeño problemas. Estoy arrestado —le conté.
—¡Diablos, Nick! —Rugió enojado.—¡Estoy cansado de tus problemas! ¡Ya no daré la cara por ti! ¡Fíjate como sales o púdrete ahí si quieres!
—Está bien, gracias —dije y colgué. El sargento me miró, espero a que le dijera algo —Creo que vamos a ser muy buenos amigos sargento —le dije y sonreí.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 24.
Él negó divertido con la cabeza.
—Llévenselo a una celda individual, está demasiado joven como para meterlo con los grandes.
—Gracias sargento, es usted muy considerado.
—No me subestimes jovencito —me aclaró —Ahora llévenselo.
Me empujaron un poco hasta tirarme dentro de una celda que contenía una cama, y a un costado un baño.
Miré a mi alrededor y maldije por lo bajo. Otra vez caí en este agujero, y esta vez necesitaba de un milagro para poder salir de aquí. Me senté en la cama y trate de calmarme, poniéndome como loco no voy a lograr nada.
Las horas comenzaron a pasar, y se me hacían interminables. Me puse a pensar cuantos años eras lo que podía llegar a pasar en un lugar como este, y juro que llegué a desesperarme.
—Jonas, tienes vistas —me dijeron. Levanté la cabeza y vi como mis dos amigos se acercaban.
—¿Qué hiciste Nick? —preguntó Joe.
—Tenía que hacerlo —le dije.
—Pero ¿Acaso no te pusiste a pensar en las consecuencias? —dijo Kevin. Los miré.
—¡No, maldita sea! —Rugí, y me puse de pie —¡Ese maldito infeliz me buscó, y me encontró!
—Ese no es el problemas ahora Nick —me dijo Joe —El problemas ahora es que tendrás un juicio y una sentencia. Nilson, puede hundirte.
—Pues que lo haga, no me interesa…
—Ambos sabemos que si te importa Nick —dijo Miller.
—Sí, tienes razón —dije soltando un suspiro.
—Nosotros haremos todo lo que podamos, no estás solo en esto. Debo decirte que tú prima esta como loca buscando un buen abogado. La condenada de verdad te quiere —me contó Kevin.
—Mi rubia prima, y yo que quería devolverla por donde vino —dije nostálgico
—Y otra que está que trepa las paredes es… ______.
—¿______? —pregunté.
—Si —asintió Kevin —Le dijeron que habías golpeado a Nilson, que él estaba en el hospital y tú que estabas preso, y lo primero que hizo fue preguntar por ti.
—Condenada… —musité.
Era por ella que yo estaba aquí adentro, pero juro que no estaba arrepentido. Y juro que todas las cosas que le dije a Nilson, fueron cosas que me salieron del alma. Cosas que deseo, cosas que imagino. ______ Brooks está metida en mi cabeza de una forma que no puedo describir.
La noche se me pasó lenta en aquel lugar. No pude dormir pensando en todo lo que podía pasar si no salía de aquí. De verdad tuve que haberme controlado… pero él, él me sacó de quicio. Además, ¿Cómo logró saber todo eso? Alguien estuvo hablándole a aquel infeliz de mi vida. Al día siguiente los guardias me dieron de desayunar y me dieron la noticia de que tenía una visita.
Vi como ella entraba con cuidado y con algo de asco miraba a su alrededor.
—¿Amanda? ¿Qué haces aquí? —le pregunté. Ella se acercó más a la celda.
—No sabes lo preocupada que he estado por ti —me dijo ella.
—No hacía falta que vinieras Amanda —dije mientras me ponía de pie.
—A pesar de que quieras darme celos con la odiosa de Brooks, yo estoy aquí… Y hablando de ella, ¿Dónde está? ¿No era que tenían algo?
—Sí, si lo tienen teñida —escuché la voz de Danielle. Ambos nos giramos a verla, no estaba solo. ______ venía a su lado —Vamos Amandita, ellos tienen que hablar de sus cosas… o hacer cosas ¿me entiendes verdad?
—No vas a pedirme que me vaya por ella, ¿verdad? —me preguntó la rubia.
Miré a ______ y luego a Danielle. Volví mi vista a Amanda.
—Va a ser mejor que te vayas Amanda, este no es lugar para ti —le dije lo más amable que pude.
—Eres un mal agradecido —me dijo indignada y comenzó a caminar.
—Sí, si lo es —le dijo Dany mientras caminaba detrás de ella.
Fijé mi vista en ______. Ella solo se acercó un poco más.
—Solo vine a decirte que ya tenemos la forma de sacarte de aquí —me habló distante.
—¿Estas segura? ¿O también viniste a la visita higiénica? Ya me toca…
—Ni siquiera cuando estas a punto de terminar preso por unos cuantos años dejas de ser *******, ¿verdad?
—Sé que te preocupaste más por mí, que por Nilson —le dije serio.
—No vine a hacer sociales contigo —sentenció. Al parecer de verdad estaba enojada —Para eso tienes a otras… solo vine para decirte que esta tarde será tu juicio y declararé a tu favor. Lo único que tienes que hacer es guardar silencio y confirmar todo lo que yo digo.
Comenzó a caminar, entonces me acerqué más a los barrotes.
—¿Por qué lo haces? —le pregunté. Se giró a verme.
—Por tu prima —me respondió.
—¿Estás completamente segura de eso? —le dije. Me miró —Por favor, acércate —le pedí. Me miró con duda y se acercó. Con cuidado tomé sus manos. Ella miró la unión de nuestras ellas y luego volvió la vista a mí —Muchas gracias.
—¿Por qué? —me preguntó.
—Por querer ayudarme —respondí —Aunque sea por mi prima.
—Yo se lo mucho que ella te quiere —dijo sin mirarme a los ojos.
Entonces con cuidado solté sus manos para tomar su rostro. Me miró sorprendida.
—¿Qué haces? —preguntó nerviosa.
—Shh —le dije y despacio la acerqué más al pequeño espacio que había entre los barrotes. Acaricié su mejilla —Déjame besarte —le rogué en un susurro.
—No —negó efusivamente mientras ponía las manos sobre las mías e intentaba alejarse.
—Por favor ______, déjame hacerlo, te lo estoy rogando. Además es mi manera de pagarte lo que estás haciendo por mí —dije mientras mi mirada estaba clavaba en sus ojos.
—Yo no quiero nada de ti —aseguró.
—______, ¿Por qué me haces esto?
—Yo no te hago nada Jonas, tú eres el que hace mal las cosas —dijo.
—Por favor, déjame hacerlo. Lo necesito —le pedí. Ella volvió a negar pero no se alejó, sus manos apretaron un poco más mías que estaban sujetando su bello rostro —Cierra los ojos...
—No… tú cierra los ojos —dijo ella.
—Siempre lo hago cuando te beso —le confesé.
Sonreí levemente, para luego acercarme más al tiempo que mis ojos se cerraban. No iba a ser violento, ni pasional en este beso... quería ser ¿tierno? Rocé sus suaves labios con cuidado, separándolos un poco.
—Creo que ayer fuiste muy claro cuando me dijiste que yo te hacia más mal que bien. Bueno, lo entendí, me quedó claro. Yo quise establecer una relación amistosa, pero al parecer eso no cuadra contigo. Y bueno así lo quieres así será —se alejó de mi agarre. La miré algo sorprendido —Tú ahí y yo aquí…
—______…
—Ya me cansé de intentarlo Nick, eres… tan cínico, no lo comprendes. Yo no soy como Amanda Bynes, y además pienso que acostarse con alguien que apenas conoces es… aborrecible.
—¿Y si me conocieras más? —le pregunté.
—Tampoco —me dijo.
Suspiré levemente.
—Entonces, ¿así son las cosas? —dije.
—¿Qué te parece si lo discutimos cuando salgas? —preguntó.
—¿Por qué no ahora?
—Porque no se me da la gana, y no puedes hacer nada al respecto. Estas encerrado.
Me guiñó un ojo y comenzó a caminar para alejarse.
—LOCO ¿SABES? QUIERES VOLVERME LOCO —le grité bien fuerte para que me escuchara.
Suspiré y me acosté en aquella pequeña cama. Escuché que alguien corría hacia mi celda. Levanté la cabeza y la miré.
—Lo siento, se me olvidó —dijo. Una caja cayó sobre mi cuerpo. La tomé y eran cigarrillos. Volví mi vista a ella. Sonrió levemente —Solo fuma, si ya has desayunado… Ahora sí, adiós —se despidió y se fue.
Me senté en la cama y miré la caja entre mis manos.
No la comprendo, ¡Me es imposible! Si ella solo fuera un poco más clara conmigo, yo no estaría tan confundido.
Las horas comenzaron a pasar, hasta que uno de los guardias entró y me dio un traje que me había mandado mi prima.
Faltaba media hora para que el juicio comenzara. Me cambie y me senté a esperar a que vinieran por mí.
—Vamos Jonas, ya es hora —me habló el sargento.
Me puse de pie y abrieron la celda.
—¿Cree que salga sargento? —le pregunté.
Él sonrió por lo bajo y me hizo caminar un poco para entrar a una oficina.
—Pues la veo un poco difícil hijo, pero no imposible.
—Cualquier cosa, si llego a quedarme… le aseguró que vamos a llevarnos bien —dije algo divertido.
—Ya lo creo Jonas, ya lo creo —palmeó mi hombro.
Me pusieron las esposas, como si fuera un criminal de primera clase. Este país siempre está al revés, los verdaderos maleantes andan sueltos, mientras que la gente honesta y buena se pudre dentro de esas cárceles.
De verdad deseo con todo mi corazón salir de esto, y juro que voy a comportarme. Juro que no volveré a ser impulsivo.
Comenzaron a caminar conmigo y más rápido de lo que pensé llegamos al juzgado. Una puerta de madera se abrió y me empujaron levemente para que entrara.
Todo el mundo se puso de pie, ya que el juez a cargo de la causa entraba por la otra puerta. Divisé a mi prima y a ______ sentadas al lado de un Mike, mi abogado. Mi fiel abogado. Quizás mi padre se haya apiadado y lo haya contactado.
Del otro lado, divisé a Nilson, sentado al lado de su abogado. Sonreí para mis adentros al ver el estado en el que estaba. La felicidad que recorrió mi cuerpo fue muy gratificante. Eso significaba que yo no había pasado una noche dentro de esta cárcel en vano.
Sentados detrás estaban Joe y Kevin, los miré a ambos y los dos sonrieron contentos. Algo me decía que yo ya estaba salvado.
—Comencemos —dijo el juez.
Me sentaron al lado de mi abogado y al instante mi prima me abrazó. No pude devolverle el gesto pues tenía las esposas en las manos
—El acusado, es el señor Nick Jonas de 19 años de edad, por atentado físico al señor Brad Nilson, que es el demandante. Pido a los abogados que se acerquen al estrado…
Nuestros abogados se levantaron y se saludaron con una apretada de manos. Volvieron su vista al juez, dijeron algo en voz baja y Mike se volvió a sentar. Me quitaron las esposas.
—¿Crees que salga? —le pregunté en voz baja.
—Si creen todo lo que dirá la señorita Brooks, lo más probable es que si —me contestó.
—¿Y qué es lo que va a decir? —dije intrigado.
—Ya lo veraz —dijo Mike con una leve sonrisa.
Giré mi cabeza para mirar a ______. Su mirada se cruzó con la mía, pero al instante la apartó.
Ella no solo es mi perdición, sino que ahora también le voy a deber la libertad.
¡Esto es increíble!
—Llamo a declarar al señor Brad Nilson —habló su abogado.
Nilson se puso de pie, y un poco rengo se acercó al estrado.
Se sentó y un hombre con un libro se acercó a él.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —dijo él hombre.
—Sí, juro —dijo Nilson y apoyó la mano sobre el libro.
—Señor Nilson, ¿Hace cuánto que conoce al señor Jonas? —le preguntó.
—De nombre hará un año —dijo él y me miró —Así como persona, un mes aproximadamente.
—¿Tenían una buena relación?
—Ni buena ni mala, apenas trataba con él.
—Mal nacido —musité.
—¿Qué pasó ayer por la tarde? —le preguntó su abogado.
—Yo estaba caminando por el jardín de la Universidad, entonces divisé a Nick… me acerque a él y lo saludé amablemente —dijo aquel infeliz —Entonces, comenzó a insultarme, a decirme cosas sobre... – se detuvo y miró a ______ – No importa... y luego me golpeó.
—¡Eso no fue así, infeliz! —rugí poniéndome de pie.
—Señor Jonas, le voy a pedir que guarde silencio —me advirtió el juez.
Soltando un gruñido me senté en mi lugar.
—¿Entonces usted asegura que el señor Jonas lo atacó sin motivo alguno? —le dijo el abogado.
—Sin ningún motivo —aseguró el mal nacido.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 25.
Lo miré con toda la furia que podía tener. Maldito infeliz, juro que me las va a pagar de la manera más dolorosa.
—No más preguntas —dijo su abogado.
—¿Usted tiene preguntas señor Black? —le preguntó a mi abogado.
—Sí, si las tengo —dijo y se puso de pie. Caminó hasta donde estaba Nilson —Señor Nilson, ¿Por qué cree que el señor Jonas lo atacó? —le preguntó.
—Mmm, porque es un lunático —dijo él.
—Aja, según se el señor Jonas tiene un excelente historial psicológico. No tiene ningún problemas mental —dijo y giró para mirar a los miembros del jurado —Entonces queridos miembros del jurado, ¿ustedes creen que pudo golpearlo porque si? Algún motivo tuvo que tener, ¿Cuál fue el motivo señor Nilson? —Nilson guardó silencio y compartió una nerviosa mirada con su abogado —No más preguntas al señor.
—Puede retirarse Nilson —le dijo el juez —Señor Black, ¿tiene alguien para interrogar?
—Si —dijo él. Se giró a vernos —Llamo al estrado a la señorita ______ Brooks.
Todo el mundo se giró a verla. Con cuidado ella se puso de pie y caminó de la misma forma hasta el lugar en donde antes estaba Nilson. El mismo hombre del libro se acercó a ella.
—Jura decir la verdad, y nada más que la verdad —le dijo.
Ella apoyó la mano derecha sobre el libro.
—Lo juro —dijo. Mike se acercó hasta ella.
—Bien señorita Brooks, ¿Usted conoce al señor Nilson? —le preguntó.
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Podría decirnos hace cuánto?
—Conozco a Brad desde hace ya dos años, lo conocí en unas vacaciones que hice con mi padre.
—¿Podría decirnos como es él?
—Brad es un chico dulce, cuando quiere. Atento y respetuoso —habló ella. ¿Acaso eso iba a ayudarme a salir? —Pero tiene un serio problemas, es demasiado celoso…
—¿Celoso? —Dijo mi abogado y sonrió —¿Podría decirnos un poco más de eso?
—¡Objeción! ¿Qué tiene que ver la vida personal del señor Nilson con esto? —dijo su abogado.
—No da lugar —dijo el juez y miró a Mike —Prosiga.
—Brad y yo comenzamos una relación amorosa algunos meses después de conocernos, antes de eso todo era perfecto, hasta que comenzaron a aparecer los celos. Pero no eran celos normales, eran celos posesivos y hasta irracionales. Aguante esa situación, porque de verdad lo quería, y quería intentar algo con él. Hasta que hace unos meses decidí terminar con la relación, sus celos me estresaban…
—Entonces ¿usted nos está diciendo que el señor Nilson sufre un grave problemas de celos?
—Si —dijo ella asintiendo.
—¿Usted conoce al señor Jonas? —le preguntó. Ella posó su mirada en mí. Y había algo en su mirada que no había visto antes.
—Si —contestó.
—¿Puede contarnos sobre eso?
—A Nick lo conozco hace un mes. Él y yo vamos a la misma Universidad, al igual que Brad.
—Aja, ¿usted podría decirme algunas cosas sobre el señor Jonas?
—Él es caballero y respetuoso. Siempre se muestra generoso con la gente que quiere y siempre encuentra la manera de hacerte reír.
—¿Señorita Brooks, tiene usted algo con el señor Jonas? —le preguntó.
Ella volvió su vista a mí y yo la miré fijo.
—Si —dijo ella.
Entonces sentí que mi corazón se aceleraba. Ella iba a mentir para sacarme de aquí.
—¿Hace cuánto?
—Hace dos semanas.
Mike se giró a ver a los miembros del jurado.
—Una joven pareja, que acaba de empezar ¿no les parece tierno? —preguntó. Todos rieron por lo bajo. Se acercó de nuevo a ______ —¿Cree usted que eso tiene que ver con lo que pasó ayer con el señor Nilson?
—Estoy completamente segura de ello —dijo ella.
—¡Maldita seas ______! —rugió Nilson.
—¡Vuélvele a levantar la voz imbécil y te arrepentirás! —le advertí.
—¡Orden, orden! —Dijo el juez elevando la voz, haciendo que todos se callaran —Prosiga señorita.
—Nick jamás actuaría sin provocación. No lo conozco hace mucho, pero si lo suficiente. Siempre está tranquilo, y pasivo. Le gusta compartir tardes con sus amigos, y no es celoso… bueno quizás un poco, pero normal. Estoy segura de que Brad se enteró y que fue a buscarlo —dijo y su voz comenzó a sonar temblorosa. Todos la miramos bien.
—Es hora de la actuación —me susurró Danielle.
—Lo único que yo quiero es que él salga. Ustedes no tienen ni idea de lo terrible que fue ayer para mi enterarme de que él estaba aquí —dijo y soltó algunas lágrimas —Yo lo quiero, y él no es un mal chico. Yo sé que también me quiere…
—Tranquila señorita Brooks —le dijo Mike y le cedió un pañuelo.
Ella sonó su nariz y soltó un nuevo sollozo. Giré mi vista al jurado y todas las mujeres que estaban allí miraban con ternura a ______.
—¿Acaso no puedes dejarme en paz Brad? —le preguntó a Nilson —¿No te cansas de querer volverme loca?
—¡Eres una cualquiera! —le gritó él.
—¡No te voy a permitir que le hables así a mi terroncito de azúcar! —le grité poniéndome de pie.
—¡Ya cállense señores o los encerrare a los dos! —gritó el juez.
Todo el mundo volvió a guardar silencio.
—Lo único que pido es que piensen bien antes de encerrarlo. Yo sé que él hizo unas cuantas cosas malas en el pasado, pero me dijo que estaba dispuesto a cambiar…
—Si, por ti si cariño —dije en voz alta. Todos me miraron.
—No tengo más preguntas señor juez —dijo Mike.
—Señor Lax, ¿tiene preguntas para la señorita Brooks? —preguntó el juez al abogado de Nilson.
—No, no señor —contestó él.
—Puede volver a su lugar señorita Brooks —le dijo el juez.
—Gracias —susurró ella.
Se puso de pie y comenzó a caminar. Entonces me paré y me acerqué rápidamente a ella.
—Señor Jonas, siéntese —me dijo el juez. No le presté atención y la miré fijo a los ojos.
—Tengo besarte para que esto sea más real —le susurré.
—No —dijo ella por lo bajo.
—Si —dije y me incliné hacia su rostro.
Capturé sus labios de manera suave, cerrando al instante mis ojos. Todo lo que estaba a nuestro alrededor pasó a un segundo plano. Solo estaba ella frente a mí. Ella y esta maldita sensación que me trae loco. Sus labios se dejaron mover suaves junto a los míos.
—¡Jovencitos! —elevó la voz el juez. ______ se alejó rápidamente de mí.
—Lo siento —se disculpó ella.
—Usted no tiene ni idea de lo feo que es pasar una noche alejado de esos labios —le dije.
—Vuelva a su asiento, señor Jonas —me dijo.
Asentí y volví a sentarme. Giré mi cabeza para ver a ______, ella me miró y negó con la cabeza para luego mirar al frente. Creo que no debí hacer eso, pero fue más fuerte que yo.
Uno de los miembros del jurado se levantó y le entregó un papel al juez. Este lo leyó y nos miró a todos.
—Ya tenemos la sentencia —dijo el juez. Respiré profundamente. Y me imaginé lo que iba a ser pasar unos 2 o 3 años aquí dentro. Cerré los ojos y esperé a escuchar —La corte ha decidido absolver al señor Nick Jonas, bajo la fianza de unos dos mil dólares.
El aire que estaba aguantando en mis pulmones salió rápidamente. Miré a Mike y él sonrió. Escuché a lo lejos un festejo de risas. Giré y eran Joe y Kevin.
—¡Maldición! —Rugió Nilson —¡Son todos unos incompetentes! ¡No saben nada!
—Señor Nilson, ¡Cálmese! —le dijo el juez.
—¡Y usted más que ningún otro, señor juez! —le gritó.
—¡No voy a tolerar la falta de respeto a mi autoridad! —Le dijo él —¡Enciérrenlo para que aprenda a respetar a la ley!
Vimos como los guardias lo llevaban, para adentro. Danielle se acercó a mí y me abrazó. Pude responderle el gesto.
—Te juro que estaba muy preocupada primito —me dijo. Me alejé de ella y le sonreí.
—Lo sé, tonta —le dije divertido.
—Pensé que ibas a quedarte en ese horrible lugar.
—Pero como ves, no fue así.
—Bueno, ya damos por terminado esto —habló el juez —Señor Jonas, puede irse… pero la próxima vez no habrá perdón.
—Lo entiendo —le contesté —¿Qué harán con Nilson?
—Lo dejaré una noche para que aprenda a comportarse —me contestó.
—¿No podrían ser dos? —pedí.
—Lo siento, pero no —me dijo.
Asentí divertido. El honorable juez se puso de pie y se fue de allí. Los miembros del jurado comenzaron a hacer lo mismo. Mis amigos se acercaron a mí. Joe me abrazó con fuerza, como si hace mucho no lo hiciera.
—Pensamos que te pudrirías adentro —dijo contentó Miller.
—Sí, hasta estábamos haciendo turnos para quien te traía los cigarrillos —dijo Kevin.
—Gracias a dios no fue así —dijo Dany contenta y me volvió a abrazar.
—Todo salió mejor de lo que esperé —habló Mike —Y todo gracias a la señorita Brooks.
Me giré a buscarla y ya no estaba.
—¿Dónde está? —pregunté.
—Creo que se fue —dijo Danielle apuntando a la puerta que se acababa de cerrar.
—¿Cómo que se fue? —dije confundido.
Entonces puse mis piernas a correr para encontrarla. Salí y la divisé caminando.
—¡______! —la llamé. Ella comenzó a caminar más rápido, entonces comencé a correr de nuevo hasta que logré alcanzarla. La tomé del brazo y la detuve.
—¿Qué quieres? —me preguntó nerviosa.
—¿Qué pasa? —le pregunté.
—¿Qué pasa? ¡Pasa que trato de ayudarte y tú tu aprovechas! —me dijo enojada.
—¿Lo dices por el beso? —dije algo confundido.
—Dime, ¿Qué necesidad tenías? Bastante ya hice poniéndome en contra de Brad, no debiste hacer eso…
—Lo siento, lo siento —me disculpe.
—¿De verdad lo sientes? —preguntó con ese tono firme y enojado aun.
—Realmente… no —contesté.
—¡Lo ves! Eres… eres un cínico.
—Espera un segundo…
—Ya no te quiero cerca —dijo apretando los dientes —¡Ni como amigo, ni como nada!
—Pero ______…
—¡Pero ______, nada! ¡Me cansé Nick, realmente me cansé! ¡Me cansé de tu inmadurez, de tu cinismo, de la falta de consideración!
—No es la primera vez que te beso…
—Lo sé, pero fue la última —sentenció. Entonces sentí una presión en mi pecho —Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!
—¿Así lo quieres? —le dije un poco molesto.
—¡Si, así lo quiero! ¡Ya no me mires, ya no me hables! ¡Haz de cuenta que no me conoces! Y quédate tranquilo, no me veras en tu casa. Le diré a tu prima que ahora nos juntaremos en la mía o en la de Blanda…
—Pues aun así no vas a deshacerte de mí —le comenté.
—Si lo dices por lo de la oficina de mi mamá, quédate tranquilo, haré como si no estuvieras. Pero esto se terminó, y espero que ahora si haya quedado bien claro.
Comenzó a caminar, dejándome con toda la bronca del mundo.
—¡Ya volverás arrastrándote a mí! —le dije fuerte ya que se alejaba más.
—¡Eso lo veremos! —me contestó.
—¡Loca!
—¡Imbécil!
Me quedé ahí quieto, mirando como desaparecía. ¡Al demonio! ¿Quién la necesita?
¡Yo soy el que tuvo que haber dicho esas cosas, cuando me cansara de ella!
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 26.
Luego del juicio volví a mi casa con mi prima y mis amigos. Danielle se preparó para ir a lo de ______, en donde me dijo que desde ahora en más se iban a juntar por mi culpa…
Pues eso es mejor para mí, ya no tendré que llegar a mi casa y verla… infestada de chicas.
Joe y Kevin se sentaron al mismo tiempo en el sillón.
—¿Y qué pasó con ______? —me preguntó Miller.
Solté un agobiado suspiró y me senté frente a ellos después de pasarles su plato de comida. Habíamos pedidos unas pizzas.
—Es una loca —dije irritado.
—Pero bien que esa loca te salvó el pellejo, ¿vieron la actuación que hizo? —habló Kevin.
—Fue increíble, te aseguro que casi me hace llorar —agregó Joe.
—Ya dejen de hablar de ella —sentencié.
—¿Qué sucede? ¿Estás sensible hoy? —preguntó con burla Journey.
—No me busques… porque vas a encontrarme —le advertí.
—No creo que quieras otro día en la cárcel ¿o sí? —dijo Miller.
Gruñí por lo bajo y tomé un poco de mi lata de cerveza antes de darle un mordisco a mi porción de pizza.
Sus palabras aun sonaban en mi cabeza.
‘Querías una respuesta directa, entonces la tendrás. ¡No! ¡No tienes ninguna posibilidad!’
¡Condenada y mil veces condenada seas ______!
Luego de terminar de comer, ordenamos todo y nos acomodamos para dormir. Hoy, ellos se quedarían a dormir aquí. Me acosté en el colchón y miré fijo al techo. ______ no salía de mi cabeza, ______ me atormentaba y no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera ella.
Levanté la cabeza para mirar a mis amigos y ambos ya estaban dormidos. Sin hacer ruido, me puse de pie, tomé el teléfono y salí al balcón. Cerré la puerta, para que no escucharan y caminé hasta el fondo. Me recargué sobre la baranda y comencé a marcar el número de su casa. Comenzó a sonar, pero nadie contestaba. Corté y volví a marcar. Sonó una vez… sonó otra.
—¿Hola? —escuché su dormida voz. No dije nada, solo guardé silencio —¿Hola? Holaaaa, ¿Hola, hay alguien? —Preguntó elevando un poco más su voz —¿Matt? ¿Eres tú?
—¿Quién es Matt? —la pregunta salió impulsivamente de mí.
—¿Jonas? ¿Eres tú? —dijo con sorpresa.
—Te hice una pregunta directa, espero una respuesta directa —le dije.
—¿Acaso no has visto que hora es? —preguntó nerviosa.
—¿Quién diablos es Matt? —dije elevando más mi voz.
Guardó silencio por varios segundos. Solo se escuchaba su leve respiración, y por un momento deseé poder escuchar esa respiración pero cara a cara. Poder escuchar esa respiración cerca de mi oído…
—Si te contesto, ¿me dejaras en paz? —dijo con voz calma.
—Contéstame de una vez —sentencié.
—Un viejo amigo…
—¿Qué clase de amigo? —pregunté al instante.
—¿Acaso esto es un interrogatorio judicial? Que yo sepa el que estuvo preso fuiste tú, yo no le debo nada a nadie. Así que mejor deja de molestar y déjame dormir, ¡de una vez! —me dijo.
—¡Ahora tú vas a escucharme…! —escuché el interminable sonido del fin de la llamada.
Me había cortado. Con cuidado alejé el teléfono de mi oreja. No, ella no pudo haberme cortado el teléfono de esa forma. Respiré profundamente antes de enloquecer.
—LOCO, QUIERES VOLVERME LOCO —le grité al teléfono como si de verdad ella iba a escucharme.
Al día siguiente me negué rotundamente al ir a la Universidad, hasta que Kevin me amenazó con hacer explotar a Betty, si no me movía de donde estaba. Entonces accedí a regañadientes. Desayunamos algo rápido y partimos para allí. Antes de llegar Joe, se desvió del camino, diciendo que tenía que ir a buscar unas cosas. ‘Hoy me animaré al fin’
Eso fue lo último que nos dijo antes de doblar una calle antes de la calle que nos llevaba a la Universidad.
Kevin y yo nos miramos un poco extrañados, y decidimos dejarlo pasar. Llegamos y la gente, ya comenzaba a entrar apresurada. Estábamos por llegar tarde, una vez más. Pero eso no me importaba en lo más mínimo.
Mi amigo y yo divisamos un elegante auto, y era nada más, y nada menos que el auto de ______. Ella se bajó y luego se bajaron mi prima y Blanda. Las tres reían divertidas. Danielle fijó su mirada hacia nosotros y dijo algo. Al instante las otras dos se giraron a vernos.
La mirada divertida de ______, se esfumó al posarse sobre mí. Revoleó los ojos y suspiró levemente. Comenzaron a acercarse a nosotros.
—Buen día —saludó Danielle alegre.
—Hola —dijo con tono bobo Kevin.
Mi rubia prima rió divertida y negó con la cabeza.
—Buenos días —dijo por lo bajo Blanda.
—Buen día Blanda —le respondí.
—Hola Kevin, ¿Cómo estás? —le preguntó ______.
Kevin frunció el ceño y me miró a mí.
—Mmm, muy bien ______ ¿Y tú? —le dijo él.
—Mejor que nunca —aseguró.
—¿Acaso has perdido la falta de modales? —le dije.
Ella bostezó y luego miró su reloj. Miró a sus amigas.
—Chicas, creo que ya debemos entrar, se nos hará tarde —dijo y volvió su vista a Kevin —¿Dónde está Joe?
—No lo sé, dijo que iba a hacer una cosa —contestó mi amigo.
Le iba a decir algo, hasta que sentimos como alguien llegaba. Nos giramos a verlo y era Joe. Se bajó rápidamente de su moto y agitado se acercó corriendo hacia donde estábamos nosotros. Lo miramos extrañado, pues traía consigo un gran ramo de flores.
Los verdes ojos de Blanda se abrieron bien al verlo. Agitado Miller se acercó hasta ella.
—Blanda —dijo respirando trabajosamente —Sé que piensas que soy un… *******, y puede ser que tengas toda la razón del mundo. Pero… pero te juro que ya no me siento tan así. Siento que… que puedo cambiar cada vez que veo. Porque eres eso que yo necesito para ser una mejor persona, eso para ser un hombre de bien…
—Aaaaaw, ¿escuchas lo que le está diciendo? —preguntó enternecida Danielle.
Volví mi vista hacia Miller. ¿Qué era lo que estaba haciendo? ¿Acaso se había vuelto completamente loco?
—Sé que no tuvimos un buen comienzo, y tampoco un buen encuentro y bueno casi nada. Pero quiero demostrarte que puedo ser otro de ese que te imaginas, ¿Me dejas? —le preguntó y le tendió el ramo de flores.
La pequeña chica de anteojitos tomó atónita las flores
Yo creo que no podía creer todo lo que Joe le acaba de decir. Todos esperamos ansiosos a que le dijera algo.
—Vamos Blanda, dile algo —le susurró ______.
—Mmm, yo… —habló algo nerviosa —Yo… yo también creo que podrías cambiar.
Joe sonrió contento y se acercó a abrazarla. Danielle nos hizo un gesto para que con mucha discreción comenzáramos a salir de allí. Cuando estuvimos lo suficientemente alejados. Las dos chicas comenzaron a saltar y a reír divertidas. Kevin y yo las miramos extrañados.
—Es un amor —dijo la morena.
—¿Quién se hubiese imaginado que Joe diría unas cosas tan lindas? —preguntó Dany.
—Fue demasiado tierno…
—¿Tú crees que Matt hará lo mismo? —le dijo. Entonces me concentré en prestar más atención a lo que decían. ______ dirigió una leve mirada sobre mí.
—No lo sé, solo me dijo que iba a llamarme. Aún estoy esperando que lo haga —le contestó.
Sentí un gran nudo en mi garganta. Quería golpear a alguien, especialmente a alguien llamado Matt. Un celular comenzó a sonar, las dos se miraron sorprendidas. ______ lo sacó de su bolso y le mostró la pantalla a Danielle.
—¡Es él, es él! —Dijo entusiasmada mi prima —¡Atiéndelo, atiéndelo!
—¿Tú dices? —preguntó dudosa.
¡No lo atiendas! ¡Cuélgale! ¡Ódialo! ¡Aborrécelo! Tanto como a mí.
—¡Vamos tonta, contesta! —le exigió mi adorada y tierna prima.
—Hola Matt —dijo cuándo atendió. Miró fijo a mi prima y sonrió divertida —Claro que estaba esperando a que me llamaras…
Ambas comenzaron a caminar para alejarse de nosotros. Kevin se giró a verme.
—Creo amigo, que deberías de decirle a tu cara que es hora de sonreírle un poco a la vida —me dijo apoyando una mano sobre mi hombro.
El viernes se me pasó lento y frustrado. Esa noche tenía pensado salir con una chica que estaba un año más alto que yo. Pero juro que no tenía cabeza, ni ganas. Por lo que tuve que suspender, una vez más, una salida. ¿Cuántas ya van que he rechado? ¿Cuatro? ¿Cinco?
¡Diablos, jamás había tenido un prontuario de chicas rechazadas!
Todo lo malo que me pasa es culpa de aquella condenada, de aquella loca que, maldita sea la hora posé mis ojos en ella. Aquella loca que quiere volverme loco. Pero no va a conseguirlo. Primero soy yo, segundo soy yo y tercero soy yo. Así es mi vida, al que le gusta bien, y al que no también.
El sábado me desperté más temprano de lo normal. Hoy tenía que ir a trabajar a lo de Gina. Que mejor momento para acercarme a ella y seducirla, hacerle saber que no estoy celoso como ella seguramente debe pensar.
Llegué a las oficinas y subí realmente entusiasmado. Quería verla y que ella viera lo bien que yo estaba, aunque eso no sea del todo cierto. Llegué al piso y me bajé, caminé hasta el salón de siempre, pero mis pasos se detuvieron al verla allí hablando con un chico. Ambos reían divertidos. Lo miré bien. Aquel chico… se veía bastante rarito.
Vestía un pantalón color beige, una camisa blanca y un pañuelo color dorado colgaba alrededor de su cuello. Su pelo estaba bien peinado y juro que tenía mejor cutis que todas las modelos que allí estaban. Lo escuché reírse al igual que ______.
—¡No puedo creer que le hicieras eso al pobre de Brad! —dijo entre risas y golpeando levemente el brazo de ______.
—¿Lo conoces? —me preguntó Gina acercándose.
—¿Es Matt? —le pregunté sin dejar de mirarlos.
—Aja, él es el famoso Matt. Estudió con ______ fotografía, y desde entonces son muy buenos amigos. Como te habrás dado cuenta Matt… es más una amiga que un amigo.
—Sí, si —dije asintiendo y la miré. Le sonreí abiertamente – Me he dado cuenta, ¿Necesitas que empiece a hacer algo?
—¿Puedes ir a buscar a la oficina de al lado el historial de las modelos? —me preguntó.
—Claro que si jefa —dije con mi mejor sonrisa y salí de allí.
¡Ja! No puedo creerlo, el famoso Matt, batea para el otro equipo. Tuve que haberlo previsto, era obvio, ella solo quería darme celos. Cosa que no ha funcionado…
Bueno tal vez un poco… pero nada fuera de lo normal. Escuché que alguien entraba y me giré a ver. Era ella. No dijo nada y se dedicó a acercarse a una de las mesas. Sonreí por lo bajo.
—¿Así que ese es Matt? —le pregunté. No me respondió —¿Tu amiguito es gay?
—¿Hablas de Matt? —dijo sin mirarme.
—¿Acaso hay otro? —dije apoyándome contra la mesa.
—No —dijo sin dejar de buscar. Hasta que me miró. Sentí un pequeño escalofrío —¿Cuál es el problemas?
—Que tú intento de darme celos, no funcionó —le dije. Ella comenzó a reír. La miré divertido, nunca la había visto reír de esa forma.
—¿Mi intento de darte celos? —dijo divertida —¿De qué hablas? Yo nunca quise darte celos.
—¿A no? ¿Entonces porque no me dijiste desde un principio quién era? —pregunté.
—Yo te dije claramente que era un viejo amigo, allá tú con lo que pensaste. Además, ¿Qué te crees? ¿El ombligo del universo? Mi vida no gira en torno a ti, Nick.
¡Pero mi vida si gira en torno a ti en este momento, maldita sea!
La miré fijo y sonreí levemente. Me alejé de la mesa y me acerqué un poco a ella.
—Pues, has un esfuerzo para que no se note que te mueres por mí, se te ve feo —le dije.
Negó con la cabeza y suspiró.
—Eres intratable… ahora sal de mi camino que Matt me está esperando para hacer unas fotos.
Quiso salir, pero me puse en su camino. Me miró fijo a los ojos.
—¿No me extrañas ni un poquito? —le pregunté.
Sus ojos se desviaron de los míos hacia otro lado.
—No, para nada —contestó rápidamente —¿Sabes? Hasta he estado mejor. Tenías razón con lo del otro día. Yo te hacía más mal que bien, al igual que tú a mí. Así que alejados estamos perfectamente bien… ¿no lo crees?
La miré fijo a los ojos, buscando alguna respuesta a esto que me está pasando.
¿Qué diablos es? Una maldita obsesión que no va a dejarme en paz, hasta que la haga mía. Solo necesito eso para poder ser como antes.
—No, no estoy de acuerdo —le dije y salí de allí antes de hacer una locura.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 27.
Me acerqué al lugar en donde había dejado mis cosas y las tomé. Busqué a Gina con la mirada y despacio me acerqué a ella.
—Gina, necesito hablar contigo —le dije. Ella me miró.
—Luego continuamos muchachas —les dijo a las modelos que me echaron una devoradora mirada, como si yo fuera algo de comida. Aunque si lo soy, en este momento me siento como un yogurt vencido —¿Qué sucede pequeño?
—Gin, renuncio —solté lo que tenía pensado sin ninguna traba. Sus ojos se abrieron bien.
—¿Qué? Pero, ¿Por qué? ¡No puedes renunciar! ¡Eres el mejor ayudante que he tenido en años, Nick! —Me dijo
—Lo sé, lo sé, no hay nadie como yo. Pero es lo mejor para mí, antes de que tu hija me vuelva completamente loco.
—¿Quieres que la rete un poco? —preguntó.
—No, no. Eso no cambiaría mi problemas —dije. Me acerqué a ella y besé su mejilla —Eres la mejor jefa que un chico como yo podía tener…
Sus ojos se humedecieron y me miró con tristeza.
—Y tú eres el mejor ayudante del mundo —me dijo y acaricio mi mejilla maternalmente.
¿Hace cuánto que no recibo una caricia así? Tal vez de mi nana, pero no se siente parecido a la caricia de una madre. Eso debe sentir _______ cada vez que su madre la acaricia o la mima.
—Adiós Gin —dije por lo bajo.
—Toma —sacó de su bolsillo un sobre con dinero —Esto es tu sueldo del mes…
—No, no lo quiero…
—¿Cómo que no Nick? Por favor, déjame pagarte…
—No podría cobrarle al mejor trabajo de mi vida.
—Por favor, por lo menos dame ese gusto. Ya que no te quedas, déjame pagarte el mes.
—Pero aún no termina el mes…
—Tómalo, y no acepto un no —sentenció. Suspiré y tomé el sobre. Ella se acercó a mí y me abrazó —¿Vendrás a visitarme?
—Cada vez que pueda —le dije.
Se alejó y sonrió.
—Ya puedes irte.
Sonreí y me di vuelta para irme a quien sabe dónde a despejar un poco mi cabeza y mis problemas. Mejor dicho mi problemas el cual tiene nombre y apellido, _______ Brooks.
Salí de las oficinas sobre Betty y comencé andar sin rumbo alguno. Hasta que sin darme cuenta estacioné frente al bar de Susan.
La última vez que vine aquí fue cuando esa… esa condenada se me puso a bailar sensualmente y provocar a todos los borrachos del lugar. Me bajé de la moto y caminando despacio entré.
Para la temprana hora que era, el lugar ya estaba infestado. Este era un lugar perfecto para desahogar culpas, dolores y problemas. Y no había nadie mejor que Susan para hablarlo. Ella no ponía un límite para tomar. Ella te dejaba tomar hasta que se te diera la gana, y por ese motivo era el bar más visitado de todos. Sonando los huesos de mis manos me senté en la barra. Susan me miró algo sorprendida.
—Vaya, vaya —dijo y sonrió —Hace bastante que no te veía por estos lados, Nick ¿Qué te ha pasado?
—Sírveme un vaso de vodka —le dije. Ella asintió.
Puso el vaso frente a mí y lo llenó hasta el tope. Mi celular comenzó a sonar. Busqué en mi bolsillo y miré la pantalla. _______ llamando.
Vacilé algunos segundos en contestar, pero fue más fuerte que yo y terminé por atender.
—Hola —dije apenas.
—¿Dónde estás? ¡Te necesito! —me dijo ella. Cerré los ojos con fuerza y maldije para mis adentros.—Supongo que no te refieres a que me necesitas por que no puedes vivir sin mí, sino a que quieres que te haga algún mandado, ¿verdad? —le pregunté.
—Vas entendiendo como es esto —dijo contenta.
—Bueno, como sea. Le di la renuncia a tu madre…
—Pero…
—Que tengas buena tarde —colgué el teléfono y lo apagué.
No quiero volver a escuchar su voz en todo el día. Tomé el vaso que estaba frente a mí y me lo acabé de un solo trago.
—¿Mal de faldas? —me preguntó Susan. La miré y le hice un gesto para que me volviera a servir. Volvió a llenar el vaso.
—¿Recuerdas a la chica que traje la última vez? La morenita, que tiene cara de niña, pero en realidad es el diablo en persona —le dije. Ella sonrió.
—Sí, si la recuerdo. _______, ¿así se llama?
—Exactamente —afirmé y tomé un trago de vodka.
—¿Qué pasa con ella?
—Está volviéndome loco, completamente loco…
—¿Loco por qué te persigue o loco por que no te da ni la hora?
—Ninguna de las dos.
—Entonces, ¿Cómo es la cosa?
Volví a tomar, hasta que el vaso quedó vacío. Sentí como el liquidó quemaba a su paso mi garganta, hasta llegar ardiendo a mi estómago.
—Ella quiere que seamos amigos…
Susan rió por lo bajo y sin que yo se lo dijera volvió a llenar el vaso.
—¿Qué tiene eso de malo?
—¡¿Cómo que tiene de malo?! —Le pregunté elevando un poco mi voz —Yo no puedo ser amigo de una chica con la que tengo fantasías sexuales…
—Aaaah, por ahí viene la mano —dijo divertida —Tú quieres revolcarte con ella como un sexopata y ella solo está dispuesta a darte su amistad.
—Sí, así de simple y sencillo —dije con sarcasmo.
Tomé otra vez, pero esta vez no ardió tanto como la anterior.
—¿Tú ya le dijiste que quieres acostarte con ella? —me preguntó.
—Se lo dije, se lo insinué, casi se lo grafiqué… pero aun así no hay caso.
—Entonces no es que ella no quiere acostarse contigo porque no te tenga ganas o algo por el estilo. Ella no quiere hacerlo contigo, porque tiene miedo —me dijo.
Fruncí el ceño y la miré extrañado.
—¿Miedo? Que yo sepa no es virgen…
—No tonto —dijo divertida —Tiene miedo de sentir algo más que placer después de estar contigo —la miré más confundido que antes —¿La has besado?
—¿Qué si la he besado? Era uno de mis pasatiempos favoritos —dije exagerando un poco la cosa, mientras volvía a tomar un poco más.
—¿Cómo reaccionaba ella cuando la besabas? —me preguntó.
Comencé a dejar que mi cabeza pensara y recordara aquello. Siempre al principio se dejaba, pero luego reaccionaba… y no de la mejor manera.
—Se dejaba un poco pero luego reaccionaba y… me abofeteó un par de veces —dije y coloqué mi mano sobre mi mejilla, como si _______ me acabara de golpear.
—¿Lo ves? —Dijo, mientras pasaba una rejilla sobre el mármol de la barra —A ella le da miedo, pavor, horror, sentir algo por ti… es más que obvio.
—Entonces, ¿tú dices que está enamorada de mí? —le pregunté totalmente confundido.
—No digo enamorada —aclaró ella —Pero que le gustas… si le gustas. Una mujer que cuando la besan al principio cede un poco… pero luego reacciona así, es porque ese hombre le gusta más de lo que desea. Pero… ¿Y tú? —me dijo. La miré.
—¿Yo que?
—¿Qué te pasa cuando la besas? —preguntó.
—¿Cuándo la beso? Y bueno… cuando la beso, ya te dije, necesito tener una cama cerca porque me enloquece —le dije.
—Entonces, si te enciende solo con un beso estás metido hasta la cabeza —dijo divertida.
—¿Metido? —dije confundido.
—Enganchado, atontado, enamorado… como sea —dijo ella.
—No, no, no —dije con tono divertido —Yo no estoy enamorado de _______. Yo estoy Obsesionado con ella. Yo ya dije, que esto se me va a quitar cuando me acueste con ella…
—¿Y si no se te quita? ¿Qué pasa si después de acostarte con ella eso que llamas ‘obsesión’ no se te va? —me dijo.
La miré fijo por unos cuantos segundos.
Ella solo quería asustarme, incomodarme, o simplemente me estaba hablando muy enserio.
—Se me va a ir —aseguré.
Volví a tomar, y ya sentí un leve mareo que confundió mis pensamientos.
—Es una muchacha muy bonita, y parece tierna —dijo ella. Reí por lo bajo y terminé de tomar lo que estaba en el vaso. El alcohol, ya se me había subido a la cabeza.
—Sí, es tierna, es dulce, es inteligente, es hermosa… pero es diabólica, enredadora, calculadora y es muy factible que logre volverte loco.
—Dime, ¿te preocupas por ella?
—¿Preocuparme? —pregunté y le hice un gesto para que volviera a llenar el vaso. Lo llenó de nuevo, y yo volví a tomar un sorbo.
—Sí, preocuparte, estar muy pendiente de ella. Como por ejemplo, saber quién le habla, quien la mira, que hace, a donde va, con quien va, su salud, su bienestar…
—Puede ser —dije y apoyé el vaso en la barra —Si tal vez… he estado bastante pendiente de ella…
—Si, se notó aquella noche, en la que te la llevaste de aquí para que nadie más que tú pidiera mirarla o si quiera pensar en fantasear con ella —me dijo con media sonrisa en los labios.
—¡Ya deja de insinuar que estoy enamorado de ella! —le advertí.
Susan rió divertida.
—Me parece que voy a llamar a Kevin para que venga por ti, ya estas ebrio —me dijo con una leve sonrisa.
—¡No, no necesito de nadie! —Le dije enojado —Estoy bien, puedo irme solo.
—No puedes irte solo, y lo sabes —me dijo y me quitó el vaso —Ya no tomaras más…
—¿Qué pasa contigo? —le pregunté molesto —¿Desde cuándo pones límites para tomar?
—Desde hoy y más con un muchacho. Aun eres un bebe de pecho como para tomar hasta no recordar tu nombre —me dijo.
—Pues ¿no te parece que eso lo decido yo? —dije y quise tomar el vaso, pero ella lo alejó más de mí.
—No, ya no vas a tomar —sentenció y escondió el vaso debajo de la barra.
—Susan… necesito olvidarme… de —dejé de hablar y la miré. Ella sonrió.
—Necesitas olvidarte de _______ —terminó la frase —Pero no te la vas a sacar de la cabeza con alcohol, es más quizás el alcohol te lleve a hacer cosas que en realidad no quieres hacer…
—Solo quiero una noche con ella —hablé con la voz acortada. Ya comenzaba a salir mi parte sentimental —¿Es mucho pedir un poco de ella?
—Quizás no necesites solo un poco de ella —me dijo, la miré fijo y fruncí el ceño amargamente.
—Voy a llamarla —le dije y saqué mi celular.
Lo prendí y comencé a buscar su número.
—Nick, no creo que sea buena idea que la llames en estas condiciones —dijo e intentó quitarme el teléfono, pero no la dejé.
Lo puse en mi oreja y esperé a que ella me contestara.
—¿Se puede saber en dónde estás? —me preguntó al atender. Su voz pareció enviar una oleada de calor a mi cuerpo —Todo el mundo está buscándote.
—¿Por qué no quieres darme una noche? —le pregunté con voz ronca, mi garganta estaba seca por culpa de alcohol.
—¿Qué? —musitó atónita.
—¿Por qué no me quieres dejar entrar en ti solo una noche? ¿Acaso es demasiado pedirte un poco de placer?
—Nick, ¿estas ebrio?
—¿Qué importa eso? Quiero que me contestes, ¿Por qué? ¿Por qué no me dejas tocarte y besarte hasta que amanezca?
—¿Dónde estás? —volvió a preguntar.
—¿Por qué me rechazas?
—Por favor Nick, préstame un poco de atención y deja de decir tonterías…
—¡No son tonterías! —le dije exasperado —Te necesito. Te deseo de una manera inhumana, de una manera apabullante, de una manera inusual… te deseo _______, no sabes cuánto.
—Déjame ir por ti… dime dónde estás —pidió en un susurro. Cerré los ojos y respiré profundamente.
—No quiero que vengas por mí, solo te quiero en mi cama, en mis brazos, debajo de mí…
Sentí como alguien me quitaba el teléfono, me giré a verla.
—_______ soy Susan, no sé si te acuerdas de mí, pero Nick está aquí en el bar de siempre.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 28.
Miré como terminaba de hablar y colgaba el teléfono. Me miró fijo.
—¿Por qué me sacaste el teléfono? —le pregunté.
—Porque creo que ya te estabas pasando —me dijo.
—Tenía que decirle lo que pensaba —me defendí —Ahora dame un poco más de vodka.
—No —sentenció.
—¿Por qué?
—Porque ya viene por ti, y ya no te voy a dar de tomar…
—Bueno, como quieras. Déjame pagarte lo que consumí, ¿Cuánto es? —pregunté mientras medio confuso sacaba mi billetera.
—Tampoco —me dijo.
—¿Tampoco? ¿Por qué nadie hace lo que yo quiero?
—No voy a cobrarte, porque sé que estás mal y has venido aquí con el fin de olvidar. Pero no has podido, así que… esto va por mi cuenta.
—Eres lo más cercano a una hermana mayor que he tenido en toda mi vida —dije melancólico.
—No te pongas sentimental conmigo, por favor —dijo divertida.
Asentí con la cabeza y escuchamos como la puerta del bar se abría. Me giré a ver y ella me miró fijo. Rápidamente se acercó a mí.
—¡No puedo creer que hayas llegado a estar así! – me retó nerviosa.
—Hola cariño —le dije divertido. Revoleó los ojos y miró a su Susan.
—Muchas gracias Susan —le dijo.
—No es nada linda, llévatelo y… cuídalo. Está un poco sensible —le dijo ella.
Sentí como una de sus manos rodeaba mi brazo, entonces la miré fijo. Me hizo poner de pie y cuando lo hice, sentí que iba a caerme de cara al suelo. Ella colocó mi brazo alrededor de su cuello y me sujetó por la cintura.
—______, ¿quieres que le diga a alguno de los muchachos que lo lleve hasta afuera? —le preguntó Susan.
—No Susan, así estamos bien. Muchas gracias —le dijo ella y comenzó a caminar —Por favor, has el esfuerzo de caminar y no quebrarme el cuerpo.
—Lo estoy haciendo —le dije. Salimos afuera del bar y el frío viento de la noche erizó mi piel. ¿En qué momento se había hecho de noche? Divisé a Betty, y dirigí mis pasos para allí, pero ______ me empujaba hacia un auto. Su auto.
—No —dije y me solté de ella. Me tambaleé un poco, pero me pude mantener de pie —Yo tengo que irme en Betty.
—Estás completamente loco si piensas que te voy a dejar subirte a esa cosa en este estado.
—Betty no es una cosa.
—Lo que sea. Ahora mueve tu trasero al auto.
—¿Qué pasará con Betty? —dije mirando a mi moto.
—Susan la cuidara y mañana, mandaremos a Kevin y a Joe por ella ¿sí? – me dijo. La miré fijo a los ojos por unos cuantos segundos.
—Te odio por ser así de hermosa ______ —le dije.
—Luego discutimos tu odio, ¿vamos? —preguntó. Asentí con la cabeza y caminé con cuidado hasta el lujoso auto. Ella me abrió la puerta y me senté pesadamente en el asiento de atrás, la cerró y entonces me acosté. Mi cabeza giraba, así que tenía que estar acostado. Ella se subió y comenzó a andar. Abrí un ojo y miré hacia su asiento. No podía ver su silueta, pues el asiento es más grande que ella, y ninguna parte de su cuerpo sobresale por algún costado.
Entonces me forcé a sentarme. Ella me miró a través del espejo retrovisor.
—¿Cuál es tu problemas? ¿Qué necesidad tienes de terminar ebrio? – me preguntó.
—Mi problemas eres tú, así que si alguien tiene la culpa de mi estado en este momento, esa eres tú —le dije.
El coche se detuvo en una banquina. La miré extrañado. Se giró a verme y se quitó el cinturón de seguridad. Sin ningún problemas se pasó atrás. La miré más extrañado que antes.
—Así que, yo soy tu problemas —me dijo.
—Si —dije asintiendo.
—Y para que todos tus problemas se fueran, yo tendría que acostarme contigo.
—Podría ser.
—Entonces lo haré.
—¿Qué?
—Eso, que me acostaré contigo, como tanto lo deseas.
Se inclinó hacia mí y tomó mis labios en un acalorado beso. Mis ojos estaban abiertos, por la sorpresa de su comportamiento, pero no tardaron en cerrarse y en responder a ella. Gruñí mientras sentía como se subía a horcajadas sobre mí, y su lengua bailaba caliente junto a la mía. Sus manos se enterraron en mis cabellos y con cada movimiento me acercaba más a ella.
—______ —dije agitado cuando ella comenzó a mordisquear mi mandíbula y llegaba hasta mi oreja.
—¿Qué? —susurró y un escalofrío recorrió mi espalda.
—Estamos en un auto —le dije sobrexcitado. Ella se alejó un poco de mí y sin decir nada me quitó la remera. Comenzó a besar mi cuello y comenzó a bajar su lengua por mi pecho.
—¿Y desde cuando te importa el lugar? —preguntó y volvió su boca a mis labios.
—No, no es que me importe, pero… al diablo —dije y la tomé de la nuca para acercarla más.
Con una mínima capacidad de movimiento, logré girar sobre ella y apresarla debajo de mí. La miré fijo a los ojos, respiraba agitada y el color de sus labios era de un rojo intenso por la presión de nuestras bocas.
—No te detengas, sigue —me habló.
Volví a capturar sus labios, y soltó un leve gemido que logro enloquecerme rápidamente. Bajé mis labios de los suyos, a su cuello. Comencé a desabrochar los botones de su camisa, mientras depositaba pequeños besos en lo que había visible de su piel. Una de sus manos bajo caliente por mi espalda, quemándome por dentro.
Si, iba ser mía, ahora ella iba a ser solo mía…
—Nick, ¡Nick! —abrí mis ojos algo sobresaltado. Miré a mí alrededor y estaba acostado en la parte de atrás del auto. Miré al frente y la vi parada con la puerta abierta – Llegamos a tu casa, sal del auto.
Solo había sido un sueño. Un maldito sueño.
—¿Por qué me despertaste? —Le pregunté mientras lograba sentarme —Te estaba por hacerte mía en mis sueños…
Entrecerró los ojos y me miró mal.
—Eres un sucio —me acusó.
Me ayudó a salir del auto, y me ayudó a caminar hasta mi departamento. El sabor de sus labios había sido tan real, que puedo jurar que eso no había sido un sueño. Llegamos y ella abrió la puerta. Al parecer no había nadie.
—¿Dónde está Dany? —le pregunté.
—Debe estar por ahí, no lo sé —me dijo ella con dificultad ya que casi podía decirse que me estaba arrastrando hacia dentro —¿Podrías ayudarme un poco? Si no te has dado cuenta pesas el doble de lo que peso yo, y no puedo cargarte…
Me incorporé bien y ella suspiró. Caminamos hasta el cuarto. Al fin iba a dormir en mi cama. Entramos y ella me ayudó a acostarme. Suspiré aliviado.
—Bueno, ya estas sano y salvo en casa. Ya me voy —me dijo.
—No, no te vayas —le pedí.
—Tengo que irme, Nick…
—Quédate hasta que me duerma, por favor —le rogué.
—Está bien —dijo soltando un suspiro.
Se sentó en el suelo, justo a mi lado. La miré fijo a los ojos, y traté de entender mi necesidad de que se quedara.
—¿Puedes darme tu mano?
Despacio levantó su mano y tomó la mía. Sus fríos dedos se entrelazaron con los míos, que estaban calientes. Su mano era el doble más pequeña que la mía, el doble de frágil y el doble de suave…
Cerré los ojos y acerqué nuestras manos a mi pecho. Quizás así no se pueda ir cuando me duerma, o quizás sí.
Comencé a despertarme porque mis ganas de ir al baño me estaban llamando. Cuando sentí que mi cabeza despertaba, sentí un terrible dolor allí. Cerré los ojos con fuerza, para persuadir un poco al dolor. Y entonces sentí que algo estaba entrelazo con mi mano. Abrí un ojo y miré que era. Era otra mano. Entonces levanté la cabeza y la vi allí.
Sentí como mi corazón se aceleraba al ver que ella estaba allí, con la cabeza apoyada sobre el borde del colchón, y con los ojos cerrados. Se quedó, no se fue. Me puse a mirarla fijamente, me puse a observar las delicadas líneas de su rostro. Intenté buscarle algún defecto, como tantas veces, pero no lo tiene. Ella simplemente es perfecta. Levanté mi otra mano y con cuidado acaricie su mejilla. Se movió un poco y arrugó la nariz, pero no se despertó.
—Arriba Nick, ya traje a Betty y...
—Shhhhhhh —le dije cuando lo vi entrar. Kevin me miró bien – Cállate que vas a despertar a la bella durmiente.
—¿Qué hace ella ahí? —me preguntó en voz baja.
—Me cuida —le dije con una pequeña sonrisa.
Soltando su mano con cuidado me levanté de la cama. La alcé en brazos y la acosté en la misma, para que pudiera seguir durmiendo, un poco más cómoda. Salimos con Kevin del cuarto y caminamos hasta la cocina. Fruncí el ceño extrañado al no ver a Rose por ahí.
—¿No has visto a Rose? —le dije a mi amigo.
—¿Sabes qué hora es? —me dijo él. Negué con la cabeza —Nick, son casi las 5 de la tarde. Rose se fue hace una hora.
—¿Qué? ¿Las 5? —dije sin poder creerlo.
—Sí, dormiste como nunca —dijo divertido.
Nos acercamos a la mesada y nos preparamos un café. Tal vez con eso, este terrible dolor de cabeza se me iría de una vez. Estuvimos hablando un poco más, hasta que los dos sentimos los pasos de alguien. Miramos hacia el pasillo y venía caminando hacia la sala. Sonreí levemente…
—Adiós —dijo por lo bajo y pasó de largo hasta llegar a la puerta.
La abrió y salió dejándome totalmente desconcertado.
Me puse de pie, y me estaba por salir detrás de ella, hasta que Kevin me detuvo.
—Oye, oye —me dijo haciendo que lo mirara —Si se fue así es por algo… déjala.
—Pero… no, no puedo dejarla…
Intenté caminar de nuevo, pero Kevin me volvió a detener.
—Déjala… se fue, ya está. Ella necesita pensar… déjala —me dijo.
Gruñí por lo bajo y volví a sentarme para terminarme el café. Luego de unas dos horas Kevin decidió irse. Y en esas dos horas, ______ no había salido en ningún momento de mis pensamientos. La forma en la que se había ido me tenía bastante confundido. Tomé mi teléfono y marque el número de su celular.
—Soy ______, y en este momento no puedo atenderte. Deja tu mensaje, que luego de que lo escuche te devuelvo la llamada…
Colgué y maldije por lo bajo. Tenía el celular apagado. Volví a darle tono al teléfono y marqué el número de su casa. Sonó, sonó y sonó, pero nadie contesto. Al parecer tampoco estaba en casa.
—¡¿Dónde diablos estas?! —dije algo nervioso. Entonces volví a darle tonó al teléfono y marqué el número de mi prima. Sonó una, sonó otra.
—¿Hola? —me dijo al atender.
—Danielle —le dije.
—¡Al fin tienes la consideración de llamarme! —Me dijo elevando un poco la voz —¿Por qué demonios haces esas cosas Nick? ¿Cuántas veces te dije que embriagarse por ahí no es la solución a ningún problemas?
—¿Acaso la privacidad de una borrachera ya no existe? —le dije. Ella me dijo unas cuantas cosas más, pero que las pasé por alto.
Lo único que quería era saber de ella —¿Sabes dónde está ______?
—¿______?
—Sí, ______ —dije algo nervioso.
—Se fue a un spa con Gina, estaba bastante estresada —me dijo. Suspiré aliviado. Ella estaba bien…
—Pero ella, ¿está bien, verdad? —le dije.
—Sí, estaba un poco con dolores de nuca, pero por lo demás estaba bien —dijo ella. Y si, durmió sentada —Dijo que mañana iría a la Universidad un poco más tarde, ya que se quedarían toda la noche allí.
—Bueno prima, gracias por la información —le dije.
—De nada primito, dentro de un rato voy a casa. Estoy con Blanda haciendo unas cosas, ¿sabías que tu amiguito Joe le pidió de ser la novia? —me dijo. Entonces sentí mi corazón detenerse.
—¡¿Qué?! —le pregunté sin poder creerlo.
♥ Nick Jonas ♥
Re: Mi Peligrosa Obsesión Nick Jonas
Capítulo 29.
No podía creer lo que Dany me estaba diciendo. Joe no pudo haber hecho una estupidez como esa.
—Sí, ya tenemos una parejita formada, ¿no son lindos? —me preguntó ella.
—Tengo que hablar con Joe, estoy completamente seguro de que tú me estas mintiendo.
—No, no te estoy mintiendo, ¿Por qué lo haría?
—Porque eres… una…
—¿Una que tonto? Yo no soy nada, y si no me crees llámalo y verás que tengo razón.
—¡Eso mismo haré!
—¡Perfecto! ¡Adiós!
—¡Adiós! ¡Y no llegues muy tarde! —Le seguí gritando
—¡Está bien! ¡Cuídate! —utilizó el mismo tono que yo.
Colgó el teléfono y no pudo evitar reír. Danielle siempre encontraba la forma de hacerme reír, hasta en el momento menos pensado.
Como dije que iba a hacerlo, llamé a Joe y lo llené de preguntas. Al final, lo que mi loca prima dijo era verdad. Uno de mis mejores amigos estaba de novio.
¿Entienden eso? ¡DE NOVIO! Y es más, de novio con un angelito diabólico. Pobre de él, el mini infierno que lo espera.
Al día siguiente me levanté con tiempo de sobra para ducharme y desayunar. El maldito lunes ya había llegado, y con él un nuevo comienzo de semana.
Salí de mi departamento y me estaba por prender un cigarrillo. Pero me detuve al recordarla.
—No vuelvan a fumar sin antes haber desayunado…
Como si ella estuviera por ahí, guardé el cigarrillo en la caja y me subí a mi moto para llegar al purgatorio, o sea a la Universidad. Divisé a mis amigos y me acerqué a ellos.
—¿Cómo están? —les pregunté.
—Mejor que tú —dijo Kevin.
—¿Por qué? —dije sin entender.
—Por tu cara —me dijo Miller —Tienes cara de estar muy perturbado…
—No, estoy bien. No tengo nada —dije.
Aunque ellos tenían razón, ayer había estado demasiado preocupado y pensando demasiado en ______. Tal vez yo no me sentía tan así, pero mi rostro demostraba lo contrario.
Divisamos como dos chicas llegaban a las risas. Eran Blanda y Danielle. Los ojos de Joe se iluminaron y su cara de ******* apareció de inmediato. La diminuta de anteojos y ojos verdes se sonrojo un poco al verlo. ¡Oh dios santo, esto era demasiado cursi!
Joe se acercó a ella y la besó cortamente en los labios.
—Buen día bonita —la saludó.
—Buenos días bonito —le dijo dulce.
—¿Ya dejaron la cursilería? —les pregunté. Danielle rió divertida.
—Te mata la envidia —me dijo mi rubia prima.
—Si no sabes, estoy muriendo —dije irónico.
Todos rieron y comenzamos a caminar para entrar. Miré para mis costados y me faltaba la morena. Me faltaba ella…
Llegamos al salón. Blanda se fue para su clase avanzada y nosotros cuatro entramos. Nos acomodamos y luego de unos minutos el profesor entró. El profesor de estadística era el hombre más sucio y ordinario que alguna vez yo haya visto en mi vida. De verdad era repugnante. La clase comenzó y traté de concentrar mi atención en otra cosa. No estaba ______ para molestarla, así que me quedaba Danielle para hacerlo. Pero no era lo mismo molestar a mi prima, que molestar a ______.
La puerta del salón se abrió y dirigí mi vista hacia allí. Una radiante ______ entró con una sonrisa de oreja a oreja. Tenía un aura muy distinta al de los otros días. Parecía estar relajada y en completa armonía. Se veía realmente hermosa…
—Tarde señorita Brooks —le dijo el profesor.
—Lo siento —se disculpó ella —Aquí tiene mi permiso por la llegada tarde.
Le tendió el papel y caminó hasta tomar asiento al lado de Danielle. La rubia le dijo algo y ella asintió. Esperé a que se girara a verme, pero no lo hizo.
¿Qué diablos le sucede? ¿Qué fue lo que hice para que ni siquiera me dedicara una mirada?
La clase pasó lenta para mí. El comportamiento de ______ me tenía más que confundido.
El timbré sonó y todos salimos. No dejé de seguir con la mirada a ______, hablaba efusivamente con mi prima. Me alejé de mis amigos y caminé hasta ellas dos.
—¿Qué hacen? —les pregunté.
—¿Sabes? Me llaman en la rectoría, luego te sigo contando Dany —dijo sin mirarme.
Comenzó a caminar alejándose de nosotros.
—¿Me puedes decir qué demonios le pasa? —le dije a mi prima.
—No lo sé —dijo y quiso caminar para alejarse de mí, pero la detuve.
—Si lo sabes, y vas a decírmelo —le dije mirándola amenazadoramente.
—¿Sabes dónde puedes meterte tu mirada asesina, verdad? —preguntó y empujó mi brazo para pasar.
—¡Ya vas a querer mi habitación! ¡Ya vas a llorar por ella! ¡Y yo no te la voy a dar! —le dije elevando mi voz, ya que se estaba alejando.
Giré para ir al jardín y fumar un cigarrillo, pero detuve mis pasos al verlo allí mirándome con una sonrisa cínica.
—Te soltaron, Nilson —le dije.
—No podían tenerme ahí siempre, Jonas —dijo. Reí por lo bajo y lo miré con diversión.
—¿Te gusto la cárcel? Es un lugar muy parecido a ti —dije.
—Sí, puede ser —afirmó y caminó un poco más hacia mí —Ya se la verdad de todo Jonas, ¿y sabes? No estoy enojado, ni nada de eso. Es más quería pedirte perdón…
—¿Perdón? ¿Por qué?
—Y por cómo me comporte, yo no quería herir tus sentimientos —dijo con sonrisa irónica. Estaba logrando sacarme de nuevo —Yo actué así porque pensé que tenías algo con ______…
—Y si lo tengo —le dije.
—Ya quisieras —me dijo divertido. Se acercó más y apoyó una de sus manos en mi hombro. Lo miré despectivamente —Conozco perfectamente a ______, de los pies a la cabeza. Conozco su forma de ser, su forma de pensar… Y sé que todo lo que dijo en el juicio fue solo para sacarte de allí. Y lo entiendo, ella haría cualquier cosa por un AMIGO.
—Pues no le parezco muy amigo cuando nos revolcamos —dije despreocupado.
—______ no se acuesta con cualquiera, y mucho menos con tipos como tú. Que tienen más nombres de mujeres en una cama, que un propio motel de mala muerte.
—Ella parece disfrutarlo bastante…
—Como digas Jonas, ya entendí como es la cosa. Tú estás loquito por ella, ella ni te registra y por eso estas un poco ‘extraño’ últimamente.
—Si no quieres terminar peor que la última vez, mejor cállate —le advertí.
Se alejó de mí y puso sus manos en el aire.
—Tranquilo, tranquilo. Yo no quiero pelea, solo quería aclararte que ya no hace falta que sigas esforzándote por mostrar algo que no sucede…
—Está bien, puede ser que aún no me la haya llevado a la cama. Pero ¿Quién te ha dicho que no lo voy a hacer? Falta menos de lo que imaginas para que eso suceda —dije muy seguro de aquello.
Me miró con ojos venenosos. Él sabía que yo estaba hablando muy enserio.
—Eso lo veremos.
—Sí, si lo verás. Cuando ella haya sido mía, vendré a refregártelo en la cara. Tal vez nos grabe, para que veas como lo goza.
—Infeliz… —murmuró.
—Tranquilo Nilson, no quiero pelear contigo. Solo quiero que dejes de esforzarte para ser un imbécil, te sale muy bien por sí solo.
—¿Pasa algo amigo? —me preguntó Kevin apareciendo detrás de Nilson. Del otro lado aparecido Joe.
—No, nada muchachos. Solo intercambiamos opiniones con Brad, ¿no es así? —le pregunté.
Me miró fijo y luego se fue sin decir nada.
—¿Qué quería? —preguntó Joe.
—Nada, es solo un pobre ******* —le dije despreocupado.
Las horas comenzaron a pasar y la actitud de ______ parecía empeorar, ahora no solo no me miraba, ni siquiera me hablaba. Yo de verdad creo que ella quiere acabar conmigo y luego anotarlo como una victoria realizada en su vida.
En esas horas que pasaron mi humor había empeorado, ni siquiera yo mismo podía aguantarme. Mis amigos se acercaron a mí y gruñí frustrado.
—Uuuh, ¿Qué sucede Jonas? —preguntó Kevin.
—No molesten —les advertí, mientras terminaba mi cigarrillo y tiraba la colilla con fuerza.
—Ya se lo que te tiene así —dijo Joe y apoyó una de sus manos sobre mi hombro. Lo miré de reojo, como advirtiéndole que no se pasara de listo —Has perdido tu talento, ¿verdad?
Lo miré realmente sorprendido, como se nota que estos dos me conocen.
—¿Cómo supiste? —dije mientras seguíamos caminando.
—Ni siquiera tu padre logra ponerte de ese humor, cuando no tienes sexo —me aclaró el afro.
—Lo que Joe dice tiene sentido —habló Kevin —Nick, tú definitivamente eres un ninfomaníaco.
—Eres un sexo-dependiente —agregó Miller.
—No puedes estar mucho tiempo sin ello… te vuelves completamente loco.
—¡Es que no puedo entenderlo! —Bramé nervioso —¡No puedo acostarme con ninguna! ¡No me producen nada! ¡Estoy con ellas y… y no… no me excito!
—Pues claro —dijo Joe soltando un suspiro —Tantos años de desenfreno tenían que cobrar su factura.
Fruncí el ceño ante su tonta teoría.
—Apenas tengo 19 años —dije y volví mi vista al frene.
Los tres nos dirigíamos a otro día de clases. Las malditas clases, en la maldita Universidad.
—¿Y hace cuanto no pasas más de un mes sin acostarte con nadie? —me preguntó Kevin. Lo miré extrañado y me puse a pensar.
—No… nunca —dije. Los miré consecutivamente —¿Debería ver a un médico?
—Me parece amigo que tu carrera sexual ha llegado a su fin. Debiste pensar un poco antes de usarla tanto —aseguró Kevin.
—Claro no debemos ser pesimistas, estamos en el siglo XXI. Existen los tratamientos y diversas cosas para solucionarlo —me alarmó más mi buen amigo afro.
—Ya Joe, lo estamos asustando. Mira su cara —le dijo Journey divertido —Amigo lo que a ti te pasa es simple y tan claro como el agua.
—¿Qué es? —le pregunté esperanzado de que me diera una respuesta.
—Necesitas un psicólogo —sentenciaron los dos al unísono.
Mi mirada se distrajo por su diminuta figura caminando descaradamente al salón.
—No, no —aseguré y ambos miraron lo que yo miraba —Lo que yo necesito acaba de entrar a ese salón, y me está volviendo completamente loco.
Ambos se miraron entre si y entramos. La divisé sentada al lado de Danielle. Mi rubia prima me miró y me sonrió, mientras que ella seguía con sin siquiera dirigirme la mirada.
¡No consigo entender que pasó con ella! Ayer estaba todo bien, se quedó a cuidarme… éramos muy felices. Y ahora no somos nada. No dejé de mirarla en ni un solo segundo. Ella parecía no notarlo, pero estoy completamente seguro de que si lo notaba.
Ella estaba muy consciente de que yo la estaba mirando, tiene ese sexto sentido que tiene todas las mujeres. Pero aun así no es capaz de mirarme. ¡No es capaz!
Y yo ya no puedo tolerar su indiferencia, su desprecio y su… forma de ser. Todo lo que me sucede es culpa de ella, absolutamente todo. Yo no puedo acostarme con ninguna otra, porque estoy completamente seguro de que ella me ha tirado algún embrujo o algo parecido…
¡Oh, Jonas! ¡Escucha lo que estás diciendo! ¿Embrujo? ¿Qué idiotez es esa? Lo único que necesito es acostarme con ______ Brooks, sacarme las malditas ganas que le tengo y volver a ser el mismo de antes. Solo eso. Simplemente eso… Todas las tonterías y cursilerías que me dijo Susan el otro día eran totalmente incoherentes y sin sentido.
Yo solo necesito S-E-X-O con ella y asunto arreglado. Primero tengo que arreglar las cosas, pedirle perdón y volver a tomar confianza. Entablar una especie de… ‘amistad’ para luego llevármela a la cama. Pero maldita sea, ¿Cuánto tiempo va a llevarme eso?
—¡Nick! —me llamó Kevin sacándome de mis pensamientos. Me giré a verlo.
—¿Qué? —le dije.
—Ya terminó la clase —afirmó mi amigo.
—¿Cómo? —dije y me puse de pie.
Ya nadie estaba en ese salón.
—No —dijo Joe mirándome con cara de preocupación —De verdad ya me estas asustando.
—Bueno, no importa —les dije —Pero vamos, salgamos de este maldito lugar.
El resto del día se me pasó lento y pesado. La indiferencia de ______ cada vez me hacía sentir un poco más impotente.
♥ Nick Jonas ♥
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