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you are my destiny {el hobbit}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: you are my destiny {el hobbit}
NENA DAME EL CAP!!! no seas malvada :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: si no lo publicas castigare a loki :wut: :wut: :wut: :wut:
akane_yatsuba
Re: you are my destiny {el hobbit}
edito y subo, ahora sí subo sí o sí (?) sólo buscaré un gif so tal vez tarde un poco.akane_yatsuba escribió:NENA DAME EL CAP!!! no seas malvada :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: :lloro: si no lo publicas castigare a loki :wut: :wut: :wut: :wut:
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
y por eso subiré.akane_yatsuba escribió:wiiiiiiiiiiii lo logre :D
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
capítulo 4
By PriscHabía tres criaturas muy grandes sentadas alrededor de una hoguera de troncos de haya, y estaban asando un carnero espetado en largos asadores de madera y chupándose la salsa de los dedos. Había un olor delicioso en el aire. También había un barril de buena bebida a mano, y bebían de unas jarras. Pero eran trolls. Trolls sin ninguna duda.
—Carnerro ayer, carnerro hoy y maldición si no carnerro mañana —dijo uno de los trolls.
—Ni una mala pizca de carne humana probamos desde hace mucho, mucho tiempo —dijo otro troll—. Por qué demonios Guille nos habrá traído aquí; y además la bebida está escaseando —añadió, tocando el codo de Guille, que en ese momento bebía un sorbo.
Guille se atragantó: —¡Cierra la boca! —dijo tan pronto como pudo—. No puedes esperar que la gente se quede por aquí sólo para que tú y Berto se la zampen. Han comido un pueblo y medio entre los dos desde que bajamos de las montañas. ¿Qué más quieren? Y esos tiempos han pasado. Y tendrías que haber dicho 'Grracias, Guille', por este buen bocado de carnerro gordo del valle. — Arrancó un pedazo de la pierna del cordero que estaba asando y se limpió la boca con la manga.
Vislumbré a Bilbo a lo lejos.
Berto y Tom iban ahora hacia el barril. Guille estaba echando otro trago. Bilbo se armó de coraje e introdujo la mano en el enorme bolsillo de Guille.
¡Fue un principio! Los sacos de los trolls son engañosos, y este no era una excepción.
—¡Eh!, ¿quién eres tú? —chilló el saco en el momento en que dejaba el bolsillo, y Guille dio una rápida vuelta y tomó a Bilbo por el cuello antes de que el hobbit pudiera refugiarse detrás del árbol.
—¡Maldición, Berto, mira lo que he cazado!
—¿Qué es? —dijeron los otros acercándose.
—¡Que un rayo me parta si lo sé! ¿Tú, qué eres?
—Bilbo Bolsón, un saque... un hobbit —dijo Bilbo temblando de pies a cabeza.
Mierda, ¿por qué es tan inmensamente idiota? Aún seguíamos inmóviles observando la escena pero yo ya estaba preparada para en cualquier momento intentar asesinar un troll.
—¿Por qué demonios es tan idiota? —les susurro a Fili y a Kili quienes se encojen de hombros sin saberlo, bien, al menos ellos también creen que es un idiota.
—¿Un saquehobbit? —dijeron los otros un poco alarmados. Los trolls son cortos de entendimiento, y bastante suspicaces con cualquier cosa que les parezca una novedad.
—De todos modos, ¿qué tiene que hacer un saquehobbit en mis bolsillos? —dijo Guille.
—Y ¿podremos cocinarlo? —dijo Tom.
—Se puede intentar —propuso Berto blandiendo un asador.
—No alcanzaría más que para un bocado —dijo Guille—, una vez que le saquemos la piel y los huesos.
—Quizá haya otros como él alrededor y podamos hacer un pastel —dijo Berto—. Eh, tú, ¿hay otros ladronzuelos por estos bosques, pequeño conejo asqueroso? —dijo mirando las extremidades peludas del hobbit; y tomándolo por los dedos de los pies lo levantó y sacudió.
—Sí, muchos —dijo Bilbo antes de darse cuenta de que traicionaba a sus compañeros—. No, nadie, ni uno —dijo inmediatamente después.
Si esos trolls no lo asesinan juro que yo sí lo hago, bien, decir que estamos merodeando por aquí no es del todo bueno ya que un troll es quince veces un enano. Y por más fuertes que sean los enanos no podrán contra un troll.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Berto, levantándolo en vilo, esta vez por el pelo.
—Lo que digo —respondió Bilbo jadeando—. Y por favor, ¡no me cocinen, amables señores! Yo mismo cocino bien, y soy mejor cocinero que cocinado, si entienden lo que quiero decir. Les prepararé un hermoso desayuno, un desayuno perfecto si no me comen en la cena.
—Pobrecito bribón —dijo Guille. Había comido ya hasta hartarse, y también había bebido mucha cerveza—. Pobrecito bribón. ¡Déjenlo ir!
—No hasta que diga qué quiso decir con muchos y ninguno —replicó Berto—, no quiero que me rebanen el cuello mientras duermo.
—¡Pónganle los pies al fuego hasta que hable!
—No lo haré —dijo Guille—, al fin y al cabo yo lo he atrapado.
—Eres un gordo estúpido, Guille —dijo Berto—, ya te lo dije antes, por la tarde.
—Y tú, un patán.
—Y yo no lo permitiré, Guille Estrujónez —dijo Berto, y descargó el puño contra el ojo de Guille.
La pelea que siguió fue espléndida. Bilbo no perdió del todo el juicio, y cuando Berto lo dejó caer, gateó apartándose antes que los trolls estuviesen peleando como perros y llamándose a grandes voces con distintos apelativos, verdaderos y perfectamente adecuados, Pronto estuvieron enredados en un abrazo feroz, casi rodando hasta el fuego, dándose puntapiés y aporreándose, mientras Tom los golpeaba con una rama para que recobraran el juicio, y por supuesto enfureciéndolos todavía más.
Bilbo hubiera podido escapar en ese mismo instante. Pero las grandes garras de Berto le habían estrujado los desdichados pies, había perdido el aliento, y la cabeza le daba vueltas; así que allí se quedó resollando, justo fuera del círculo de luz.
De pronto, en plena pelea, apareció Balin. Los enanos habían oído ruidos a lo lejos, y luego de esperar un rato a que Bilbo volviera o que gritara como una lechuza, empezaron a arrastrarse hacia la luz tratando de no hacer ruido. Tan pronto como Tom vio aparecer a Balin a la luz, dio un horrible aullido. Ocurre que los trolls no soportan la vista de un enano (crudo). Berto y Guille dejaron en seguida de pelear.
—Un saco, rápido, Tom —dijeron.
Antes de que Balin, quien se preguntaba dónde estaba Bilbo en aquella conmoción, se diera cuenta de lo que ocurría, le habían echado un saco sobre la cabeza, y lo habían derribado.
—Aún vendrán más, o me equivoco bastante. Muchos y ninguno, eso es —dijo—. No más saquehobbits, pero muchos enanos. ¡Eso es lo que quería decir!
—Pienso que tienes razón —dijo Berto—, y convendría que saliésemos de la luz.
Y así hicieron. Teniendo en la mano unos sacos que usaban para llevar carneros y otras presas, esperaron en las sombras. Cuando aparecía algún enano, y miraba sorprendido el fuego, las jarras desbordadas y el carnero roído, ¡pop!, un saco maloliente le caía sobre la cabeza, y el enano rodaba por el suelo. Pronto Dwalin yacía al lado de Balin, Fili, Kili, yo junto a Kili y Dori y Nori y Ori en un montón, y Óin, Glóin, Bifur, Bofur y Bombur incómodamente apilados cerca del fuego.
—Eso les enseñará —dijo Tom, ya que Bifur y Bombur habían causado muchos problemas y habían peleado como locos, tal como hacen los enanos cuando se ven acorralados.
Thorin llegó último, y no lo tomaron desprevenido. Llegó esperando encontrar algo malo, y no necesitó ver las cabezas de sus amigos sobresaliendo de los sacos para darse cuenta de que las cosas no iban del todo bien. Se quedó fuera, algo aparte, en las sombras, y dijo:
—¿Qué es todo este jaleo? ¿Quién está aporreando a mi gente?
—Son trolls —respondió Bilbo desde atrás del árbol. Lo habían olvidado por completo—. Están escondidos entre los arbustos, con sacos.
—Oh, ¿son trolls? —dijo Thorin, y saltó hacia el fuego cuando los trolls se precipitaban sobre él. Alzó una rama gruesa que ardía en un extremo y Berto la tuvo en un ojo antes de que pudiera esquivarla. Eso lo puso fuera de combate por un rato.
Después los trolls se pusieron de acuerdo y en unos minutos estaban asando a Bifur, Bofur, Óin y Glóin. Todos estábamos apretujados en una esquina con unos malditos sacos.
Yo comencé a moverme como loca haciendo molestar a Kili quien estaba junto a mí. En fin terminamos peleándonos a golpes como podíamos y no dejábamos de decirnos insultos completamente ofensivos. Después de un buen rato los trolls se hartaron de nuestras peleas y me tomaron por los pies al igual que a Kili y nos ataron de cabeza en un árbol no muy lejano pero si fuera de la vista de los trolls.
—Eres un completo idiota.
—Cállate, que por tu culpa estamos aquí.
—A ver, idiota, no pienso quedarme aquí, tengo un cuchillo pero no lo alcanzo así que esto va a ser lo que vamos a hacer: voy a moverme de atrás para delante y me ayudarás a subir al tronco del árbol para poder desatarnos.
Bufa pero al final accede, no tenemos un plan mejor y si no hacemos eso probablemente moriremos en unas horas de tanto estar de cabeza. Comienzo a moverme de atrás para delante como si estuviera columpiándome y él se las arregla para ayudarme a subir. Como ahora ya no estoy de cabeza saco el cuchillo y comienzo a cortar el saco rápidamente, al final estoy libre y sobre una enorme rama intentando desatar a Kili quien casi se cae del árbol de cabeza de no ser porque lo sostuve antes. Bien, de igual manera caímos los dos y él sobre mí, el idiota no se golpeó como yo ya que cayó sobre mí haciendo que mi espalda casi se quebrara.
—Deberías considerar bajar unos kilos —digo quitándolo de encima.
Me quedo ahí tirada intentando recuperar el aliento que me fue arrebatado cuando cayó un enano sobre mí de unos sesenta kilos, yo qué sé, no sé pesar ni nada así. Pero de que pesaba, pesaba y mucho. Después de quedarme tirada recuperando el aliento por lo que considero unos quince minutos me paro y siento como mi espalda se rompe.
Kili y yo nos ponemos a caminar en busca de los demás enanos, pero yo a la mitad estoy muriendo de dolor y termina por llevarme en parte cargada. A decir verdad es su culpa por caer sobre mí pesando tanto, además le salve su patética vida porque cuando llegamos los enanos a penas se están liberando de los sacos. Yo me tiro al suelo y espero que por arte de magia mi espalda deje de doler.
—¿Qué sucedió? —preguntó Fili.
—Tuve que salvar al idiota de tu hermano y luego cayó sobre mí rompiéndome todos mis hermosos huesos de mi espalda. —digo incorporándome un poco, pero en verdad me duele— Y ni siquiera tiene la educación de darme las gracias.
—Gracias —dice Kili como respuesta y se va con los enanos al igual que Fili.
Me fijé en los trolls convertidos en roca y en Gandalf que paseaba entre los enanos y luego me saludó a mí.
—¡Tiempo tonto para andar practicando el arte de birlar y desvalijar bolsillos! —dijo Bombur—, Todo lo que queríamos era comida y lumbre.
—Y eso es justamente lo que no hubieran conseguido de esa gente sin lucha, en cualquier caso —dijo Gandalf—. De todos modos, ahora están perdiendo el tiempo. ¿No se dan cuenta de que los trolls han de tener alguna cueva o agujero excavado aquí cerca para esconderse del sol? Tenemos que investigarlo.
Gandalf tiene que sostenerme mientras buscamos porque realmente la espalda me duele, y Kili lo nota porque no deja de preguntarme si estoy bien, así que se siente culpable, bien por mí. La verdad no me afecta mucho como se sienta, si a mí es a quien le duele la espalda.
—¿Será esto de alguna utilidad? —preguntó Bilbo—. Lo encontré en el suelo donde los trolls tuvieron la discusión. —Y extrajo una llave bastante grande, aunque Guille la hubiese considerado pequeña y secreta. Por fortuna se le había caído del bolsillo antes de quedar convertido e piedra.
—Pero, ¿por qué no lo dijiste antes? —le gritaron. Gandalf arrebató la llave y la introdujo en la cerradura.
Entonces la puerta se abrió hacia atrás con un solo en pellón, y todos entramos. Había huesos esparcidos por el suelo, y un olor nauseabundo en el aire, pero había también una buena cantidad de comida mezclada al descuido en estantes y sobre el suelo, entre un cúmulo de cosas tiradas en desorden, producto de muchos botines, desde botones de estaño a ollas colmadas de monedas de oro apiladas en un rincón. Había también montones de vestidos que colgaban de las paredes —demasiado pequeños para los trolls; me temo que pertenecían a las víctimas—, y entre ellos muchas espadas de diversa factura, forma y tamaño. Dos les llamaron particularmente la atención, por las hermosas vainas y las empuñaduras enjoyadas. Gandalf y Thorin tomaron una cada uno, y Bilbo un cuchillo con vaina de cuero. Para un troll no hubiera sido más que un pequeño cortaplumas, pero al hobbit le servía como espada corta.
—Las hojas parecen buenas —dijo el mago desenvainando una a medias y observándola con curiosidad —No han sido forjadas por ningún troll ni herrero humano de estos lugares y días, pero cuando podamos lee las runas que hay en ellas, sabremos más.
—Son de elfos —digo yo haciendo que todos se giren a verme—. Son Orcrist y Glamdrin. Reconocidas por asesinar trasgos.
Thorin quiere dejar la espada por la traición de mi padre a él y a sus hombres pero al final Gandalf lo detiene y se queda con la espada.
—Salgamos de aquí —dice Fili.
Gandalf se toma la molestia de ayudarme a salir y decidimos acampar cerca de un árbol. Cuando por fin podemos sentarnos literalmente me tiro al suelo por el dolor que ahora ha aumentado en mi espalda.
—Puedo ayudarte —sugiere Kili quien de verdad se siente culpable—. Hay un arroyo cerca de aquí, puedo ayudarte a llegar y que te revises la espalda.
Tardamos mucho en llegar porque el dolor es insoportable pero cuando lo hacemos me tiro en el suelo cerca del agua que corre a mis pies, no sé cómo demonios voy a revisarme la espalda. El arroyo no es muy profundo ni muy largo, pero algo es algo. No dejo de maldecir en voz baja porque ahora me duele hasta que veo unas hierbas que podían ayudarme, siendo elfa sabía absolutamente todo sobre la medicina así que le indico a Kili que me las pase. Sólo hay un pequeño problema, no puedo ponerlas en mi espalda y digamos que desnudarme frente a un enano no forma parte de mis planes.
—¿Qué sucede? —me pregunta.
—Tengo que poner esto en mi espalda, pero no puedo hacerlo yo sola y que tú lo hagas no es una opción.
—Puedo llamar a Gandalf.
—Sería más incómodo hacerlo frente a un hombre de unos… ¿cuántos años tiene? —le pregunto.
—¿Cómo unos seiscientos?
Suelto una carcajada y él me sonríe. Igual lo odio, pero me gusta sonrisa, pero lo odio más, no lo olviden, lo odio.
—¿Te ayudo o no? —me pregunta.
—Mierda. Sí.
Sólo me levanto la remera por la parte de atrás dejando ver mi espalda con lo que él describe un enorme golpe y bastante roja por irritación o la fuerza del golpe. Siento un gran alivio en cuanto pone la fría hierba sobre el golpe, suspiro un poco y después de unos minutos deja de doler. Digo unas palabras en lengua elfica y él suelta un “wow” por la sorpresa de que el golpe a desaparecido completamente.
Cuando regresamos todos están alrededor de la fogata cantando y ha oscurecido completo. Comen lo poco que queda y yo hago lo mismo, no es mucho pero sirve para dejarme satisfecha. Bofur comparte historias graciosas y no dejó de hablar tonterías por toda la noche hasta que todos caímos profundamente dormidos.
—¿Dónde has ido, si puedo preguntártelo? —dijo Thorin a Gandalf mientras cabalgaban.
—A mirar adelante —respondió Gandalf.
—¿Y qué te hizo volver en el momento preciso?
—Mirar hacia atrás.
—De acuerdo, pero ¿no podrías ser más explícito?
—Me adelanté a explorar el camino. Pronto se hará peligroso y difícil. Deseaba también acrecentar nuestras pequeñas reservas de alimentos. Sin embargo no había ido muy lejos cuando me encontré con un par de amigos de Rivendel.
—¿Dónde queda eso? —preguntó Bilbo.
—No interrumpas —dijo Gandalf—. Llegarás allí en pocos días, si tenemos suerte, y lo sabrás todo. Como estaba diciendo, encontré dos de los hombres de Elrond. Huían asustados de los trolls. Por ellos supe que tres trolls habían bajado de las montañas y se habían asentado en el bosque, no lejos del camino. Habían espantado a coda la gente del distrito y tendían celadas a los extraños. En seguida tuve el presentimiento de que yo hacía falta. Mirando atrás, vi fuego a lo lejos y me vine. Así que ya lo sabes ahora. Por favor, ten más cuidado la próxima vez; ¡o no llegaremos a ninguna parte!
—¡Gracias! —dijo Thorin.
Bien, tendría que ir a Rivendel y eso no era una buena idea, para nada y Gandalf lo notó porque vio como de pronto yo hacía una mueca y me tensaba al oír que iríamos a Rivendel. No era que no valorara a los elfos, ni a Elrond, él era como un segundo padre para mí pero el único problema es que él estaba enterado de que me le escapé a mi padre y ahora me busca con todos los elfos del planeta. Y seguramente Elrond no dudará en llevarme con mi padre o decirle que venga por mí. Podría quedarme lejos de ahí y dejar que ellos fueran y después regresaran, pero seguramente el hambre me mataría en unos pocos días, no había visto ningún animal por aquí al cual cocinar. Debía ir a Rivendel, sí o sí.
—Carnerro ayer, carnerro hoy y maldición si no carnerro mañana —dijo uno de los trolls.
—Ni una mala pizca de carne humana probamos desde hace mucho, mucho tiempo —dijo otro troll—. Por qué demonios Guille nos habrá traído aquí; y además la bebida está escaseando —añadió, tocando el codo de Guille, que en ese momento bebía un sorbo.
Guille se atragantó: —¡Cierra la boca! —dijo tan pronto como pudo—. No puedes esperar que la gente se quede por aquí sólo para que tú y Berto se la zampen. Han comido un pueblo y medio entre los dos desde que bajamos de las montañas. ¿Qué más quieren? Y esos tiempos han pasado. Y tendrías que haber dicho 'Grracias, Guille', por este buen bocado de carnerro gordo del valle. — Arrancó un pedazo de la pierna del cordero que estaba asando y se limpió la boca con la manga.
Vislumbré a Bilbo a lo lejos.
Berto y Tom iban ahora hacia el barril. Guille estaba echando otro trago. Bilbo se armó de coraje e introdujo la mano en el enorme bolsillo de Guille.
¡Fue un principio! Los sacos de los trolls son engañosos, y este no era una excepción.
—¡Eh!, ¿quién eres tú? —chilló el saco en el momento en que dejaba el bolsillo, y Guille dio una rápida vuelta y tomó a Bilbo por el cuello antes de que el hobbit pudiera refugiarse detrás del árbol.
—¡Maldición, Berto, mira lo que he cazado!
—¿Qué es? —dijeron los otros acercándose.
—¡Que un rayo me parta si lo sé! ¿Tú, qué eres?
—Bilbo Bolsón, un saque... un hobbit —dijo Bilbo temblando de pies a cabeza.
Mierda, ¿por qué es tan inmensamente idiota? Aún seguíamos inmóviles observando la escena pero yo ya estaba preparada para en cualquier momento intentar asesinar un troll.
—¿Por qué demonios es tan idiota? —les susurro a Fili y a Kili quienes se encojen de hombros sin saberlo, bien, al menos ellos también creen que es un idiota.
—¿Un saquehobbit? —dijeron los otros un poco alarmados. Los trolls son cortos de entendimiento, y bastante suspicaces con cualquier cosa que les parezca una novedad.
—De todos modos, ¿qué tiene que hacer un saquehobbit en mis bolsillos? —dijo Guille.
—Y ¿podremos cocinarlo? —dijo Tom.
—Se puede intentar —propuso Berto blandiendo un asador.
—No alcanzaría más que para un bocado —dijo Guille—, una vez que le saquemos la piel y los huesos.
—Quizá haya otros como él alrededor y podamos hacer un pastel —dijo Berto—. Eh, tú, ¿hay otros ladronzuelos por estos bosques, pequeño conejo asqueroso? —dijo mirando las extremidades peludas del hobbit; y tomándolo por los dedos de los pies lo levantó y sacudió.
—Sí, muchos —dijo Bilbo antes de darse cuenta de que traicionaba a sus compañeros—. No, nadie, ni uno —dijo inmediatamente después.
Si esos trolls no lo asesinan juro que yo sí lo hago, bien, decir que estamos merodeando por aquí no es del todo bueno ya que un troll es quince veces un enano. Y por más fuertes que sean los enanos no podrán contra un troll.
—¿Qué quieres decir? —preguntó Berto, levantándolo en vilo, esta vez por el pelo.
—Lo que digo —respondió Bilbo jadeando—. Y por favor, ¡no me cocinen, amables señores! Yo mismo cocino bien, y soy mejor cocinero que cocinado, si entienden lo que quiero decir. Les prepararé un hermoso desayuno, un desayuno perfecto si no me comen en la cena.
—Pobrecito bribón —dijo Guille. Había comido ya hasta hartarse, y también había bebido mucha cerveza—. Pobrecito bribón. ¡Déjenlo ir!
—No hasta que diga qué quiso decir con muchos y ninguno —replicó Berto—, no quiero que me rebanen el cuello mientras duermo.
—¡Pónganle los pies al fuego hasta que hable!
—No lo haré —dijo Guille—, al fin y al cabo yo lo he atrapado.
—Eres un gordo estúpido, Guille —dijo Berto—, ya te lo dije antes, por la tarde.
—Y tú, un patán.
—Y yo no lo permitiré, Guille Estrujónez —dijo Berto, y descargó el puño contra el ojo de Guille.
La pelea que siguió fue espléndida. Bilbo no perdió del todo el juicio, y cuando Berto lo dejó caer, gateó apartándose antes que los trolls estuviesen peleando como perros y llamándose a grandes voces con distintos apelativos, verdaderos y perfectamente adecuados, Pronto estuvieron enredados en un abrazo feroz, casi rodando hasta el fuego, dándose puntapiés y aporreándose, mientras Tom los golpeaba con una rama para que recobraran el juicio, y por supuesto enfureciéndolos todavía más.
Bilbo hubiera podido escapar en ese mismo instante. Pero las grandes garras de Berto le habían estrujado los desdichados pies, había perdido el aliento, y la cabeza le daba vueltas; así que allí se quedó resollando, justo fuera del círculo de luz.
De pronto, en plena pelea, apareció Balin. Los enanos habían oído ruidos a lo lejos, y luego de esperar un rato a que Bilbo volviera o que gritara como una lechuza, empezaron a arrastrarse hacia la luz tratando de no hacer ruido. Tan pronto como Tom vio aparecer a Balin a la luz, dio un horrible aullido. Ocurre que los trolls no soportan la vista de un enano (crudo). Berto y Guille dejaron en seguida de pelear.
—Un saco, rápido, Tom —dijeron.
Antes de que Balin, quien se preguntaba dónde estaba Bilbo en aquella conmoción, se diera cuenta de lo que ocurría, le habían echado un saco sobre la cabeza, y lo habían derribado.
—Aún vendrán más, o me equivoco bastante. Muchos y ninguno, eso es —dijo—. No más saquehobbits, pero muchos enanos. ¡Eso es lo que quería decir!
—Pienso que tienes razón —dijo Berto—, y convendría que saliésemos de la luz.
Y así hicieron. Teniendo en la mano unos sacos que usaban para llevar carneros y otras presas, esperaron en las sombras. Cuando aparecía algún enano, y miraba sorprendido el fuego, las jarras desbordadas y el carnero roído, ¡pop!, un saco maloliente le caía sobre la cabeza, y el enano rodaba por el suelo. Pronto Dwalin yacía al lado de Balin, Fili, Kili, yo junto a Kili y Dori y Nori y Ori en un montón, y Óin, Glóin, Bifur, Bofur y Bombur incómodamente apilados cerca del fuego.
—Eso les enseñará —dijo Tom, ya que Bifur y Bombur habían causado muchos problemas y habían peleado como locos, tal como hacen los enanos cuando se ven acorralados.
Thorin llegó último, y no lo tomaron desprevenido. Llegó esperando encontrar algo malo, y no necesitó ver las cabezas de sus amigos sobresaliendo de los sacos para darse cuenta de que las cosas no iban del todo bien. Se quedó fuera, algo aparte, en las sombras, y dijo:
—¿Qué es todo este jaleo? ¿Quién está aporreando a mi gente?
—Son trolls —respondió Bilbo desde atrás del árbol. Lo habían olvidado por completo—. Están escondidos entre los arbustos, con sacos.
—Oh, ¿son trolls? —dijo Thorin, y saltó hacia el fuego cuando los trolls se precipitaban sobre él. Alzó una rama gruesa que ardía en un extremo y Berto la tuvo en un ojo antes de que pudiera esquivarla. Eso lo puso fuera de combate por un rato.
Después los trolls se pusieron de acuerdo y en unos minutos estaban asando a Bifur, Bofur, Óin y Glóin. Todos estábamos apretujados en una esquina con unos malditos sacos.
Yo comencé a moverme como loca haciendo molestar a Kili quien estaba junto a mí. En fin terminamos peleándonos a golpes como podíamos y no dejábamos de decirnos insultos completamente ofensivos. Después de un buen rato los trolls se hartaron de nuestras peleas y me tomaron por los pies al igual que a Kili y nos ataron de cabeza en un árbol no muy lejano pero si fuera de la vista de los trolls.
—Eres un completo idiota.
—Cállate, que por tu culpa estamos aquí.
—A ver, idiota, no pienso quedarme aquí, tengo un cuchillo pero no lo alcanzo así que esto va a ser lo que vamos a hacer: voy a moverme de atrás para delante y me ayudarás a subir al tronco del árbol para poder desatarnos.
Bufa pero al final accede, no tenemos un plan mejor y si no hacemos eso probablemente moriremos en unas horas de tanto estar de cabeza. Comienzo a moverme de atrás para delante como si estuviera columpiándome y él se las arregla para ayudarme a subir. Como ahora ya no estoy de cabeza saco el cuchillo y comienzo a cortar el saco rápidamente, al final estoy libre y sobre una enorme rama intentando desatar a Kili quien casi se cae del árbol de cabeza de no ser porque lo sostuve antes. Bien, de igual manera caímos los dos y él sobre mí, el idiota no se golpeó como yo ya que cayó sobre mí haciendo que mi espalda casi se quebrara.
—Deberías considerar bajar unos kilos —digo quitándolo de encima.
Me quedo ahí tirada intentando recuperar el aliento que me fue arrebatado cuando cayó un enano sobre mí de unos sesenta kilos, yo qué sé, no sé pesar ni nada así. Pero de que pesaba, pesaba y mucho. Después de quedarme tirada recuperando el aliento por lo que considero unos quince minutos me paro y siento como mi espalda se rompe.
Kili y yo nos ponemos a caminar en busca de los demás enanos, pero yo a la mitad estoy muriendo de dolor y termina por llevarme en parte cargada. A decir verdad es su culpa por caer sobre mí pesando tanto, además le salve su patética vida porque cuando llegamos los enanos a penas se están liberando de los sacos. Yo me tiro al suelo y espero que por arte de magia mi espalda deje de doler.
—¿Qué sucedió? —preguntó Fili.
—Tuve que salvar al idiota de tu hermano y luego cayó sobre mí rompiéndome todos mis hermosos huesos de mi espalda. —digo incorporándome un poco, pero en verdad me duele— Y ni siquiera tiene la educación de darme las gracias.
—Gracias —dice Kili como respuesta y se va con los enanos al igual que Fili.
Me fijé en los trolls convertidos en roca y en Gandalf que paseaba entre los enanos y luego me saludó a mí.
—¡Tiempo tonto para andar practicando el arte de birlar y desvalijar bolsillos! —dijo Bombur—, Todo lo que queríamos era comida y lumbre.
—Y eso es justamente lo que no hubieran conseguido de esa gente sin lucha, en cualquier caso —dijo Gandalf—. De todos modos, ahora están perdiendo el tiempo. ¿No se dan cuenta de que los trolls han de tener alguna cueva o agujero excavado aquí cerca para esconderse del sol? Tenemos que investigarlo.
Gandalf tiene que sostenerme mientras buscamos porque realmente la espalda me duele, y Kili lo nota porque no deja de preguntarme si estoy bien, así que se siente culpable, bien por mí. La verdad no me afecta mucho como se sienta, si a mí es a quien le duele la espalda.
—¿Será esto de alguna utilidad? —preguntó Bilbo—. Lo encontré en el suelo donde los trolls tuvieron la discusión. —Y extrajo una llave bastante grande, aunque Guille la hubiese considerado pequeña y secreta. Por fortuna se le había caído del bolsillo antes de quedar convertido e piedra.
—Pero, ¿por qué no lo dijiste antes? —le gritaron. Gandalf arrebató la llave y la introdujo en la cerradura.
Entonces la puerta se abrió hacia atrás con un solo en pellón, y todos entramos. Había huesos esparcidos por el suelo, y un olor nauseabundo en el aire, pero había también una buena cantidad de comida mezclada al descuido en estantes y sobre el suelo, entre un cúmulo de cosas tiradas en desorden, producto de muchos botines, desde botones de estaño a ollas colmadas de monedas de oro apiladas en un rincón. Había también montones de vestidos que colgaban de las paredes —demasiado pequeños para los trolls; me temo que pertenecían a las víctimas—, y entre ellos muchas espadas de diversa factura, forma y tamaño. Dos les llamaron particularmente la atención, por las hermosas vainas y las empuñaduras enjoyadas. Gandalf y Thorin tomaron una cada uno, y Bilbo un cuchillo con vaina de cuero. Para un troll no hubiera sido más que un pequeño cortaplumas, pero al hobbit le servía como espada corta.
—Las hojas parecen buenas —dijo el mago desenvainando una a medias y observándola con curiosidad —No han sido forjadas por ningún troll ni herrero humano de estos lugares y días, pero cuando podamos lee las runas que hay en ellas, sabremos más.
—Son de elfos —digo yo haciendo que todos se giren a verme—. Son Orcrist y Glamdrin. Reconocidas por asesinar trasgos.
Thorin quiere dejar la espada por la traición de mi padre a él y a sus hombres pero al final Gandalf lo detiene y se queda con la espada.
—Salgamos de aquí —dice Fili.
Gandalf se toma la molestia de ayudarme a salir y decidimos acampar cerca de un árbol. Cuando por fin podemos sentarnos literalmente me tiro al suelo por el dolor que ahora ha aumentado en mi espalda.
—Puedo ayudarte —sugiere Kili quien de verdad se siente culpable—. Hay un arroyo cerca de aquí, puedo ayudarte a llegar y que te revises la espalda.
Tardamos mucho en llegar porque el dolor es insoportable pero cuando lo hacemos me tiro en el suelo cerca del agua que corre a mis pies, no sé cómo demonios voy a revisarme la espalda. El arroyo no es muy profundo ni muy largo, pero algo es algo. No dejo de maldecir en voz baja porque ahora me duele hasta que veo unas hierbas que podían ayudarme, siendo elfa sabía absolutamente todo sobre la medicina así que le indico a Kili que me las pase. Sólo hay un pequeño problema, no puedo ponerlas en mi espalda y digamos que desnudarme frente a un enano no forma parte de mis planes.
—¿Qué sucede? —me pregunta.
—Tengo que poner esto en mi espalda, pero no puedo hacerlo yo sola y que tú lo hagas no es una opción.
—Puedo llamar a Gandalf.
—Sería más incómodo hacerlo frente a un hombre de unos… ¿cuántos años tiene? —le pregunto.
—¿Cómo unos seiscientos?
Suelto una carcajada y él me sonríe. Igual lo odio, pero me gusta sonrisa, pero lo odio más, no lo olviden, lo odio.
—¿Te ayudo o no? —me pregunta.
—Mierda. Sí.
Sólo me levanto la remera por la parte de atrás dejando ver mi espalda con lo que él describe un enorme golpe y bastante roja por irritación o la fuerza del golpe. Siento un gran alivio en cuanto pone la fría hierba sobre el golpe, suspiro un poco y después de unos minutos deja de doler. Digo unas palabras en lengua elfica y él suelta un “wow” por la sorpresa de que el golpe a desaparecido completamente.
Cuando regresamos todos están alrededor de la fogata cantando y ha oscurecido completo. Comen lo poco que queda y yo hago lo mismo, no es mucho pero sirve para dejarme satisfecha. Bofur comparte historias graciosas y no dejó de hablar tonterías por toda la noche hasta que todos caímos profundamente dormidos.
—¿Dónde has ido, si puedo preguntártelo? —dijo Thorin a Gandalf mientras cabalgaban.
—A mirar adelante —respondió Gandalf.
—¿Y qué te hizo volver en el momento preciso?
—Mirar hacia atrás.
—De acuerdo, pero ¿no podrías ser más explícito?
—Me adelanté a explorar el camino. Pronto se hará peligroso y difícil. Deseaba también acrecentar nuestras pequeñas reservas de alimentos. Sin embargo no había ido muy lejos cuando me encontré con un par de amigos de Rivendel.
—¿Dónde queda eso? —preguntó Bilbo.
—No interrumpas —dijo Gandalf—. Llegarás allí en pocos días, si tenemos suerte, y lo sabrás todo. Como estaba diciendo, encontré dos de los hombres de Elrond. Huían asustados de los trolls. Por ellos supe que tres trolls habían bajado de las montañas y se habían asentado en el bosque, no lejos del camino. Habían espantado a coda la gente del distrito y tendían celadas a los extraños. En seguida tuve el presentimiento de que yo hacía falta. Mirando atrás, vi fuego a lo lejos y me vine. Así que ya lo sabes ahora. Por favor, ten más cuidado la próxima vez; ¡o no llegaremos a ninguna parte!
—¡Gracias! —dijo Thorin.
Bien, tendría que ir a Rivendel y eso no era una buena idea, para nada y Gandalf lo notó porque vio como de pronto yo hacía una mueca y me tensaba al oír que iríamos a Rivendel. No era que no valorara a los elfos, ni a Elrond, él era como un segundo padre para mí pero el único problema es que él estaba enterado de que me le escapé a mi padre y ahora me busca con todos los elfos del planeta. Y seguramente Elrond no dudará en llevarme con mi padre o decirle que venga por mí. Podría quedarme lejos de ahí y dejar que ellos fueran y después regresaran, pero seguramente el hambre me mataría en unos pocos días, no había visto ningún animal por aquí al cual cocinar. Debía ir a Rivendel, sí o sí.
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
:O omg Kili asdasdasd :I no se pobresita jaz.. Kili a de pesar mucho para haberla lastimado tanto :gasp: , pero de igual foram creo que se estan areglando las cosas entre ellos dos :I se amaran si o si XD no se jajaja :enamorado: ....
en fin espero el siguiente cap...
en fin espero el siguiente cap...
akane_yatsuba
Re: you are my destiny {el hobbit}
amo a kili, ah<33333 estúpido y sensual obeso. pronto se amarán (?) idk, pero se aman en secreto.akane_yatsuba escribió::O omg Kili asdasdasd :I no se pobresita jaz.. Kili a de pesar mucho para haberla lastimado tanto :gasp: , pero de igual foram creo que se estan areglando las cosas entre ellos dos :I se amaran si o si XD no se jajaja :enamorado: ....
en fin espero el siguiente cap...
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
Dios!! Porque me haces esperar tanto :D quiero cap!!
akane_yatsuba
Re: you are my destiny {el hobbit}
Hol, im here again. Te juro que Kili es tan sensual que me dan ganas de llorar, ah. No sé, se vio tan tierno que se preocupara por Jazmín con lo del golpe en la espalda. Se siente culpable por ella, aw. La ama, está fijo. Y me cagué en la mierda cuando dijeron que iban a ir a Revendel. O sea, ahora se encontrará Kili con la elfa esa que no recuerdo como se llama ¿y qué cojones pasará con Jazmín, eh? PORQUE EN LA PELÍCULA KILI SE ENAMORA DE LA PELIRROJA Y AQUÍ TIENE QUE ESTAR ENAMORADA DE LA MORENA. Its time to drama. Y nada, no sé, el momento en el que le pone las hierbas en la espalda es tan "termino de quitarte la ropa y ya nos lo hacemos en el lago, ok". Y buano, ai dont nou, sube pronto pls, muero de intriga. Bai, ai lof iu<333.
Mina ♡
Re: you are my destiny {el hobbit}
mañana subo, amor.akane_yatsuba escribió:Dios!! Porque me haces esperar tanto :D quiero cap!!
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
¡Has vuelto, asquerosa rata! ahnoeresresensual. llora, mina, llora como yo cuando me leí el puto libro. y sé que jazmín ama preocuparlo plz, ¿quién no querría tener un enano tan candente preocupado por ti? se aman, mina, se aman. puto rivendel, putos todos. ah, no ahí no se encuentra con la elfa asquerosa que no sé ni cómo se llama. descubrí que esa elfa asquerosa sólo existe en la película, en el libro tolkien no puso a ningún enano enamorado de nadie. KILI AMA A JAZMÍN Y JAZMÍN AMA A KILI. jaz quería que lo viera desnuda ahno. demonios, mina, no todo es sexo. ah, i love you<333333333 hoy subo por tu regreso.Mina ♡ escribió:Hol, im here again. Te juro que Kili es tan sensual que me dan ganas de llorar, ah. No sé, se vio tan tierno que se preocupara por Jazmín con lo del golpe en la espalda. Se siente culpable por ella, aw. La ama, está fijo. Y me cagué en la mierda cuando dijeron que iban a ir a Revendel. O sea, ahora se encontrará Kili con la elfa esa que no recuerdo como se llama ¿y qué cojones pasará con Jazmín, eh? PORQUE EN LA PELÍCULA KILI SE ENAMORA DE LA PELIRROJA Y AQUÍ TIENE QUE ESTAR ENAMORADA DE LA MORENA. Its time to drama. Y nada, no sé, el momento en el que le pone las hierbas en la espalda es tan "termino de quitarte la ropa y ya nos lo hacemos en el lago, ok". Y buano, ai dont nou, sube pronto pls, muero de intriga. Bai, ai lof iu<333.
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
por cierto, gracias akane por estar desde el principio<333 igual tu mina<333
tobias.
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