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you are my destiny {el hobbit}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: you are my destiny {el hobbit}
ahora subo, bueno edito y subo amors.akane_yatsuba escribió:nena sube cap, encerio como ago para que lo subas me muero por leer el siguiente capitulo :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: :wut: asdasdasd -me desmayo- :imdead: :imdead: :imdead:
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
thorin es reverendamente sexy pero es demasiado frío y seco, ah, y odia a jaz y jaz soporta a bofur ahq. yo no he empezado los deberes y son las 7:30 ahora los empezaré#Morgenstern escribió:¡BONJOUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUR!
AY. THHHHHHHHHHHHHHORIN <3
Amoadoro a ese señor, ajam.
Aunque es un pelín...¿seco?
Pobre Jazmín, tiene que soportar como Bofur la cuenta su vida .-.
Ay, i know, es una shit de comentario, pero tengo que ir a hacer los deberes, so...
¡Síguela pronto!
Love always<3
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
HAHAHAHA, ESE IDIOTA ES EL PRIMERO QUE SE ENAMORA DE ELLA Y DICE ESO, ME MEO. ya, ya, ya, tenía que decirlo. la sigo ahora, ay promess, so dejo el comentario aquí para editar y subir plz.Shizukasama escribió:ahahahahah :jajajaj: Se me olvido comentarte acerca de las condiciones, esa de "No te enamores de ninguno de nosotros" yo :gasp: oh shit, pero mi enano hermoso pechocho esta ahi :ilusion: y despues sobre que se rio yo primero "hummm" y despues para finalmente :manlycrypls:AnaPaulaHoran escribió:¿PAPÁ? ¿ERES TÚ? ahno. me alegro de que te guste, la sigo pronto.Shizukasama escribió:
Holaaaa!! Soy tu padre :teespio: nah, soy tu Nueva lectora
Me encanta tu novela, es genial, esta muy Tienes que seguirla
Si siguela sino yo mentira
Bye :hai:
Pd: Por cierto como se llama el elfo que aparece en piratas del caribe?
Pd1: Su nombre en la peli que es hobbit dos
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
ahora lo subo, acá sigue siendo fin de semana así que cuenta ah.akane_yatsuba escribió:nena sube el cap... me dijeste fin de semana y aqui lo estoy esperndao no seas cruel!!
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
capítulo 3
By PriscLas risas y voces me despiertan, Fili y Kili comienzan a charlar en lo que ellos consideran “voz baja” pero no lo es ni un poco. Además yo tengo el sueño muy ligero, con el más mínimo ruido me despierto y ellos se toman la libertad de gritar lo más posible. Pero nadie está despierto salvo nosotros tres, todos duermen tranquilamente. ¿Qué no oían lo fuerte que hablaban y se reían? Pues al parecer no.
Me quedo mirando al techo por un rato y después miro a la ventana, a penas está amaneciendo. Al parecer ésos dos no saben lo que significa la palabra “descansar”. Estaremos viajando por mucho tiempo y ellos deciden despertarse a las cuatro de la mañana a charlar, eso podrían hacerlo después.
Los enanos comienzan a despertarse y a charlar entre sí, yo en cambio me siento sola e ignorada. Pero finjo que no me importa no diré que me molesta que no me hagan caso ni me hablen, fingiré que no son dignos de hablarme a mí, la hija de Thranduil. Me levanto de golpe y me quedo parada observándolos a todos por unos segundos.
—Vamos a desayunar —dice Bombur quien siempre parece tener hambre.
Cuando llegamos a la cocina no hay nadie, ni rastro del señor Bolsón y nuestros desayunos. Bien, tendremos que cocinar nosotros y no me apetece nada ponerme a preparar comida. Tomo un panecillo para que todo sea más fácil y me lo acabo rápidamente. Agarro otros dos antes de que los enanos se los traguen todos. Como tranquilamente y me quedo parada en lugar de sentarme con ellos y Gandalf.
Charlan alegremente y dicen cosas sobre las minas, ha decir verdad jamás he estado en una y no me apetece ni un poco. Son lugares oscuros y claustrofóbicos donde no puedes salir a la luz del día hasta que consigas oro, plata o algún diamante. Que lo hagan los enanos me parece bien ya que ellos son quienes se internan ahí durante largas temporadas y nosotros aprovechamos lo que sacan. Aunque son egoístas, a tal punto que algunas veces tienes que robarles para conseguir un poco de oro.
Me recargo en el muro de brazos cruzaros a esperar largamos de aquí, pero como no veo avance en el desayuno busco una habitación donde pueda arreglar mi cabello azabache que me cae por los hombros hasta debajo del pecho. Cuando por fin lo encuentro entro y me hago una trenza en el cabello y lo ato con una especie de listón y hago un moñito con él. La mayor parte de mi cabello está sin trenzar por pereza más que nada pero no me importa. Me fijo en las marcas de cansancio que rodean mis ojos verdosos pero no les doy mucha importancia, no me siento del todo cansada.
Cuando salgo todos ya están preparados para irse pero no veo a Bolsón por ninguna parte. Al final deciden dejarle una nota e irse, pero veo que Gandalf se queda aquí, supongo que se quedará a esperar al señor Bolsón. Salimos de el agujero del hobbit y nos ponemos a caminar, ellos charlan pero yo voy en completo silencio hasta el final del grupo cuando llegamos al bosque donde acaba la Comarca nos están esperando catorce ponis y un caballo, supongo que es para mí, nadie más podría montarlo. Es completamente blanco de los pies a la cabeza y es bastante bonito.
Los enanos ya subieron a sus pequeños ponis así que nos ponemos en marcha, no llegamos muy lejos, se supone que aquí esperaremos a Bolsón. Me bajé del cabello y me puse a caminar para alejarme de los enanos quienes charlaban y se reían. Saqué el arco y le apunté a un conejo que pasaba por ahí, después necesitaríamos comida y nada mejor que estar prevenidos. Además se supone que “yo conseguiría mi propia comida”.
—¿Vas a matarlo? —preguntó una voz a mi lado: Kili. ¿A él qué demonios le importa si atravieso al conejo.
—Se supone que consigo mi propia comida.
—Tendrás que compartirla.
—Eso no estaba en sus reglas —digo disparándole al conejo justo en el ojo, me gustaba tirar con el arco era mucho más rápido y efectivo que una espada o un cuchillo.
Tomé al conejo y me fije en que serviría para alimentarme durante un día completo contando las tres comidas y si me daba hambre en algunos momentos. Rápidamente le saqué la piel y me dispuse a asarlo pero el enano me detuvo.
—No, no aquí.
—¿Por qué no? Son las once menos diez, aún falta para que llegue Bolsón.
—En la noche puedes asarlo, pero ahora no.
Bufo y lo empaco en la mochila que trae el caballo atada. Los enanos se ponen a cantar, cantan bien, no estoy diciendo que no lo hagan. ¿PERO POR QUÉ TIENEN QUE CANTAR TODO EL MALDITO DÍA? Pueden hacerlo por la noche o algo así, no desde ahora, y lo peor es que cuando acaban una canción siguen con la otra y parece que no llegará el final en ningún momento.
Bolsón llegó justo a las once, pero no tenía buen aspecto, estaba completamente agotado y a penas si podía mantenerse en pie. Se nota que realmente corrió para llegar aquí.
—¡Bravo! —dijo Balin, que estaba de pie a la puerta de la Comarca, esperándolo.
—Arriba ustedes dos, y adelante —dijo Thorin.
—Lo siento terriblemente —dijo Bilbo—, pero me he venido sin mi sombrero, me he olvidado el pañuelo de bolsillo, y no tengo dinero. No vi vuestra nota hasta después de las once menos quince, para ser precisos.
—No seas preciso —dijo Dwalin—, y no te preocupes. Tendrás que arreglártelas sin pañuelos y sin buena parte de otras cosas antes de que lleguemos al final del viaje. En lo que respecta al sombrero, yo tengo un capuchón y una capa de sobra en mi equipaje.
Y así fue como nos pusimos en marcha, alejándonos de la Comarca en una hermosa mañana poco antes del mes de mayo, montados en ponis cargados de bultos, bueno yo en un caballo; y Bilbo llevaba un capuchón de color verde oscuro (un poco ajado por el tiempo) y una capa del mismo color que Dwalin le había prestado. Le quedaban muy grandes, y tenía un aspecto bastante cómico.
Aún no habíamos cabalgado mucho tiempo cuando apareció Gandalf, espléndido, montando un caballo café. Traía un montón de pañuelos y la pipa y el tabaco de Bilbo. Así que desde entonces cabalgamos felices, bueno entre comillas porque estaba harta de que cantaran y contaran historias de minas.
Cruzamos primero las tierras de los hobbits, un extenso país habitado por gente simpática, con buenos caminos, una posada o dos, y aquí y allá un enano o un granjero que trabajaba en paz.
Llegaron luego a tierras donde la gente hablaba de un modo extraño y cantaba canciones que jamás había oído. Nos internamos en las Tierras Solitarias, donde no había gente ni posadas y los caminos eran cada vez peores. No mucho más adelante se alzaron unas colinas melancólicas, oscurecidas por árboles. En algunas había viejos castillos, torvos de aspecto, como si hubiesen sido construidos por gente maldita. Todo parecía lúgubre, pues el tiempo se había estropeado. Hasta entonces el día había sido tan bueno como pudiera esperarse en mayo, aun en las historias felices, pero ahora era frío y húmedo. En las Tierras Solitarias nos habíamos visto obligados a acampar en un lugar desapacible, pero seco al menos.
—Pensar que pronto llegará junio —mascullaba Bilbo, mientras avanzaba chapoteando detrás de los otros por un sendero enlodado. La lluvia caía a cántaros, y así había sido todo el día; el capuchón le goteaba en los ojos; tenía la capa empapada; el poni cansado tropezaba con las piedras; los otros estaban demasiado enfurruñados para charlar—. Estoy seguro que la lluvia se ha colado hasta las ropas secas y las bolsas de comida —gruñó Bilbo—. ¡Malditos sean los saqueadores y todo lo que se relacione con ellos! Cómo quisiera estar en mi confortable agujero, al amor de la lumbre, y con la marmita que ha empezado a silbar.
—¡¿Quieres callarte de una buena vez?! —le grito de repente cansada de sus estúpidas quejas constantes—, te juro que si no lo haces voy a ir yo a callarte.
Todos agradecen que haya callado a Bilbo porque al parecer estaban bastante cansados de las quejas de Bolsón, además no sólo era una, era una por segundo. No llevaba mucho de conocerlo pero ya quería asesinarlo.
Sin embargo, los enanos seguían al paso al igual que yo, sin volverse ni prestar atención al hobbit. Pareció que el sol se había puesto ya en algún lugar detrás de las nubes grises, pues cuando descendían hacia un valle profundo con un río en el fondo, empezó a oscurecer. Se levantó viento, y los sauces se mecían y susurraban a lo largo de las orillas. Por fortuna el camino atravesaba un antiguo puente de piedra, pues el río crecido por las lluvias bajaba precipitado de las colinas y montanas del norte.
Era casi de noche cuando lo cruzamos. El viento desgajó las nubes grises y una luna errante apareció entre los jirones flotantes. Entonces nos detuvimos, y Thorin murmuró algo acerca de la cena y: —¿Dónde encontraremos un lugar seco para dormir?
En ese momento caímos en la cuenta de que faltaba Gandalf. Hasta entonces había hecho todo el camino con nosotros, sin decir si participaba de la aventura o simplemente los acompañaba un rato. Había hablado, comido y reído como el que más... Pero ahora simplemente ¡no estaba allí!
—¡Vaya, justo en el momento en que un mago nos sería más útil! —suspiraron Dori y Nori (que compartían los puntos de vista del hobbit sobre la regularidad, cantidad y frecuencia de las comidas).
Por fin decidieron, bueno Thorin que acamparían allí mismo. Nos acercamos a una arboleda, y aunque el terreno estaba más seco, el viento hacía caer las gotas de las hojas y el plip—plip molestaba bastante. El mal parecía haberse metido en el fuego mismo. Los enanos saben hacer fuego en cualquier parte, casi con cualquier cosa, con o sin viento, pero no pudieron encenderlo esa noche, ni siquiera Óin y Glóin, que en esto eran especialmente mañosos.
Entonces uno de los ponis se asustó de nada y escapó corriendo. Se metió en el río antes de que pudieran detenerlo; y antes de que pudiesen llevarlo de vuelta, Fili y Kili casi murieron ahogados, realmente hubiera agradecido que Kili muriera ahogado; y el agua había arrastrado el equipaje del poni. Naturalmente, era casi todo comida, y quedaba muy poco para la cena, y menos para el desayuno.
Todos nos sentamos, taciturnos, empapados y rezongando, mientras Óin y Glóin seguían intentando encender el fuego y discutiendo el asunto. Balin, el oteador del grupo, exclamó de pronto: —¡Allá hay una luz! —Un poco apartada asomaba una colina con árboles, bastante espesos en algunos sitios. Fuera de la masa oscura de la arboleda, todos pudieron ver entonces el brillo de una luz, una luz rojiza, confortadora, como una fogata o antorchas parpadeantes.
Luego de observarla un rato, nos enredamos en una discusión. Unos decían que "sí" y otros decían que "no". Algunos opinaron que lo único que se podía hacer era ir y mirar, y que cualquier cosa sería mejor que poca cena, menos desayuno, y ropas mojadas toda la noche.
Otros dijeron: —Ninguno de estos parajes es bien conocido, y las montañas están demasiado cerca. Rara vez algún viajero se aventura ahora por estos lados. Los mapas antiguos ya no sirven, las cosas han empeorado mucho. Los caminos no están custodiados, y aquí además han oído hablar del rey en contadas ocasiones, y cuanto menos preguntas hagas menos dificultades encontrarás. —Alguno dijo: —Al fin y al cabo somos quince. —Otros: —¿Dónde está Gandalf? —pregunta que fue repetida por todos.
En ese momento la lluvia empezó a caer más fuerte que nunca, y Óin y Glóin iniciaron una pelea.
Esto puso las cosas en su sitio: —Al fin y al cabo, tenemos un saqueador entre nosotros —dijeron; y así nos echamos a andar, guiando a los ponis (con toda la precaución debida y apropiada) hacia la luz. Llegamos a la colina y pronto estuvimos en el bosque. Subimos la pendiente, pero no se veía ningún sendero adecuado que pudiera llevar a una casa o una granja. Continuamos como pudimos, entre chasquidos, crujidos y susurros (y una buena cantidad de maldiciones y refunfuños) mientras avanzábamos por la oscuridad cerrada.
De súbito la luz roja brilló muy clara entre los árboles no mucho más allá.
—Ahora le toca al saqueador —dijeron refiriéndose a Bilbo—. Tienes que ir y averiguarlo todo de esa luz, para qué es, y si las cosas parecen normales y en orden —dijo Thorin al hobbit—. Ahora corre, y vuelve rápido si todo está bien. Si no, ¡vuelve como puedas! Si no puedes, grita dos veces como lechuza de granero y una como lechuza de campo, y haremos lo que podamos.
Y allá tuvo que partir Bilbo, antes de poder explicarnos que era tan incapaz de gritar como una lechuza como de volar como un murciélago.
Pero, de todos modos, los hobbits saben moverse en silencio por el bosque, en completo silencio. Era una habilidad de la que se sentían orgullosos.
Todos esperábamos la llegada de Bolsón, pero esta vez nadie cantaba ni hablaba, de hecho para lo poco que hablaban era para maldecir en voz alta en especial Bofur, que no dejaba de decir groserías o expresiones groseras. Yo me dedicaba simplemente a tener preparada la flecha por si tenía que atacar rápido o asesinar. No sabía qué merodeaba por ahí, pero no estoy muy segura de que sea una criatura amigable.
—Fili, Kili, elfa, vayan a ver qué merodea por ahí y ayuden al señor Bolsón —dice Thorin.
Ahora soy yo la que refunfuña y no deja de decir maldiciones y groserías en voz baja. No sé si Fili y Kili las escuchen, pero si es que lo hacen no me prestan mucha atención porque están dedicados a encontrar a Bilbo y sacarlo de aprietos. Yo en cambio no estoy tan segura de querer ir y ayudar a Bilbo. Si se mete en problemas no es mi culpa, ni mucho menos tengo por qué ayudarlo.
Me quedo mirando al techo por un rato y después miro a la ventana, a penas está amaneciendo. Al parecer ésos dos no saben lo que significa la palabra “descansar”. Estaremos viajando por mucho tiempo y ellos deciden despertarse a las cuatro de la mañana a charlar, eso podrían hacerlo después.
Los enanos comienzan a despertarse y a charlar entre sí, yo en cambio me siento sola e ignorada. Pero finjo que no me importa no diré que me molesta que no me hagan caso ni me hablen, fingiré que no son dignos de hablarme a mí, la hija de Thranduil. Me levanto de golpe y me quedo parada observándolos a todos por unos segundos.
—Vamos a desayunar —dice Bombur quien siempre parece tener hambre.
Cuando llegamos a la cocina no hay nadie, ni rastro del señor Bolsón y nuestros desayunos. Bien, tendremos que cocinar nosotros y no me apetece nada ponerme a preparar comida. Tomo un panecillo para que todo sea más fácil y me lo acabo rápidamente. Agarro otros dos antes de que los enanos se los traguen todos. Como tranquilamente y me quedo parada en lugar de sentarme con ellos y Gandalf.
Charlan alegremente y dicen cosas sobre las minas, ha decir verdad jamás he estado en una y no me apetece ni un poco. Son lugares oscuros y claustrofóbicos donde no puedes salir a la luz del día hasta que consigas oro, plata o algún diamante. Que lo hagan los enanos me parece bien ya que ellos son quienes se internan ahí durante largas temporadas y nosotros aprovechamos lo que sacan. Aunque son egoístas, a tal punto que algunas veces tienes que robarles para conseguir un poco de oro.
Me recargo en el muro de brazos cruzaros a esperar largamos de aquí, pero como no veo avance en el desayuno busco una habitación donde pueda arreglar mi cabello azabache que me cae por los hombros hasta debajo del pecho. Cuando por fin lo encuentro entro y me hago una trenza en el cabello y lo ato con una especie de listón y hago un moñito con él. La mayor parte de mi cabello está sin trenzar por pereza más que nada pero no me importa. Me fijo en las marcas de cansancio que rodean mis ojos verdosos pero no les doy mucha importancia, no me siento del todo cansada.
Cuando salgo todos ya están preparados para irse pero no veo a Bolsón por ninguna parte. Al final deciden dejarle una nota e irse, pero veo que Gandalf se queda aquí, supongo que se quedará a esperar al señor Bolsón. Salimos de el agujero del hobbit y nos ponemos a caminar, ellos charlan pero yo voy en completo silencio hasta el final del grupo cuando llegamos al bosque donde acaba la Comarca nos están esperando catorce ponis y un caballo, supongo que es para mí, nadie más podría montarlo. Es completamente blanco de los pies a la cabeza y es bastante bonito.
Los enanos ya subieron a sus pequeños ponis así que nos ponemos en marcha, no llegamos muy lejos, se supone que aquí esperaremos a Bolsón. Me bajé del cabello y me puse a caminar para alejarme de los enanos quienes charlaban y se reían. Saqué el arco y le apunté a un conejo que pasaba por ahí, después necesitaríamos comida y nada mejor que estar prevenidos. Además se supone que “yo conseguiría mi propia comida”.
—¿Vas a matarlo? —preguntó una voz a mi lado: Kili. ¿A él qué demonios le importa si atravieso al conejo.
—Se supone que consigo mi propia comida.
—Tendrás que compartirla.
—Eso no estaba en sus reglas —digo disparándole al conejo justo en el ojo, me gustaba tirar con el arco era mucho más rápido y efectivo que una espada o un cuchillo.
Tomé al conejo y me fije en que serviría para alimentarme durante un día completo contando las tres comidas y si me daba hambre en algunos momentos. Rápidamente le saqué la piel y me dispuse a asarlo pero el enano me detuvo.
—No, no aquí.
—¿Por qué no? Son las once menos diez, aún falta para que llegue Bolsón.
—En la noche puedes asarlo, pero ahora no.
Bufo y lo empaco en la mochila que trae el caballo atada. Los enanos se ponen a cantar, cantan bien, no estoy diciendo que no lo hagan. ¿PERO POR QUÉ TIENEN QUE CANTAR TODO EL MALDITO DÍA? Pueden hacerlo por la noche o algo así, no desde ahora, y lo peor es que cuando acaban una canción siguen con la otra y parece que no llegará el final en ningún momento.
Bolsón llegó justo a las once, pero no tenía buen aspecto, estaba completamente agotado y a penas si podía mantenerse en pie. Se nota que realmente corrió para llegar aquí.
—¡Bravo! —dijo Balin, que estaba de pie a la puerta de la Comarca, esperándolo.
—Arriba ustedes dos, y adelante —dijo Thorin.
—Lo siento terriblemente —dijo Bilbo—, pero me he venido sin mi sombrero, me he olvidado el pañuelo de bolsillo, y no tengo dinero. No vi vuestra nota hasta después de las once menos quince, para ser precisos.
—No seas preciso —dijo Dwalin—, y no te preocupes. Tendrás que arreglártelas sin pañuelos y sin buena parte de otras cosas antes de que lleguemos al final del viaje. En lo que respecta al sombrero, yo tengo un capuchón y una capa de sobra en mi equipaje.
Y así fue como nos pusimos en marcha, alejándonos de la Comarca en una hermosa mañana poco antes del mes de mayo, montados en ponis cargados de bultos, bueno yo en un caballo; y Bilbo llevaba un capuchón de color verde oscuro (un poco ajado por el tiempo) y una capa del mismo color que Dwalin le había prestado. Le quedaban muy grandes, y tenía un aspecto bastante cómico.
Aún no habíamos cabalgado mucho tiempo cuando apareció Gandalf, espléndido, montando un caballo café. Traía un montón de pañuelos y la pipa y el tabaco de Bilbo. Así que desde entonces cabalgamos felices, bueno entre comillas porque estaba harta de que cantaran y contaran historias de minas.
Cruzamos primero las tierras de los hobbits, un extenso país habitado por gente simpática, con buenos caminos, una posada o dos, y aquí y allá un enano o un granjero que trabajaba en paz.
Llegaron luego a tierras donde la gente hablaba de un modo extraño y cantaba canciones que jamás había oído. Nos internamos en las Tierras Solitarias, donde no había gente ni posadas y los caminos eran cada vez peores. No mucho más adelante se alzaron unas colinas melancólicas, oscurecidas por árboles. En algunas había viejos castillos, torvos de aspecto, como si hubiesen sido construidos por gente maldita. Todo parecía lúgubre, pues el tiempo se había estropeado. Hasta entonces el día había sido tan bueno como pudiera esperarse en mayo, aun en las historias felices, pero ahora era frío y húmedo. En las Tierras Solitarias nos habíamos visto obligados a acampar en un lugar desapacible, pero seco al menos.
—Pensar que pronto llegará junio —mascullaba Bilbo, mientras avanzaba chapoteando detrás de los otros por un sendero enlodado. La lluvia caía a cántaros, y así había sido todo el día; el capuchón le goteaba en los ojos; tenía la capa empapada; el poni cansado tropezaba con las piedras; los otros estaban demasiado enfurruñados para charlar—. Estoy seguro que la lluvia se ha colado hasta las ropas secas y las bolsas de comida —gruñó Bilbo—. ¡Malditos sean los saqueadores y todo lo que se relacione con ellos! Cómo quisiera estar en mi confortable agujero, al amor de la lumbre, y con la marmita que ha empezado a silbar.
—¡¿Quieres callarte de una buena vez?! —le grito de repente cansada de sus estúpidas quejas constantes—, te juro que si no lo haces voy a ir yo a callarte.
Todos agradecen que haya callado a Bilbo porque al parecer estaban bastante cansados de las quejas de Bolsón, además no sólo era una, era una por segundo. No llevaba mucho de conocerlo pero ya quería asesinarlo.
Sin embargo, los enanos seguían al paso al igual que yo, sin volverse ni prestar atención al hobbit. Pareció que el sol se había puesto ya en algún lugar detrás de las nubes grises, pues cuando descendían hacia un valle profundo con un río en el fondo, empezó a oscurecer. Se levantó viento, y los sauces se mecían y susurraban a lo largo de las orillas. Por fortuna el camino atravesaba un antiguo puente de piedra, pues el río crecido por las lluvias bajaba precipitado de las colinas y montanas del norte.
Era casi de noche cuando lo cruzamos. El viento desgajó las nubes grises y una luna errante apareció entre los jirones flotantes. Entonces nos detuvimos, y Thorin murmuró algo acerca de la cena y: —¿Dónde encontraremos un lugar seco para dormir?
En ese momento caímos en la cuenta de que faltaba Gandalf. Hasta entonces había hecho todo el camino con nosotros, sin decir si participaba de la aventura o simplemente los acompañaba un rato. Había hablado, comido y reído como el que más... Pero ahora simplemente ¡no estaba allí!
—¡Vaya, justo en el momento en que un mago nos sería más útil! —suspiraron Dori y Nori (que compartían los puntos de vista del hobbit sobre la regularidad, cantidad y frecuencia de las comidas).
Por fin decidieron, bueno Thorin que acamparían allí mismo. Nos acercamos a una arboleda, y aunque el terreno estaba más seco, el viento hacía caer las gotas de las hojas y el plip—plip molestaba bastante. El mal parecía haberse metido en el fuego mismo. Los enanos saben hacer fuego en cualquier parte, casi con cualquier cosa, con o sin viento, pero no pudieron encenderlo esa noche, ni siquiera Óin y Glóin, que en esto eran especialmente mañosos.
Entonces uno de los ponis se asustó de nada y escapó corriendo. Se metió en el río antes de que pudieran detenerlo; y antes de que pudiesen llevarlo de vuelta, Fili y Kili casi murieron ahogados, realmente hubiera agradecido que Kili muriera ahogado; y el agua había arrastrado el equipaje del poni. Naturalmente, era casi todo comida, y quedaba muy poco para la cena, y menos para el desayuno.
Todos nos sentamos, taciturnos, empapados y rezongando, mientras Óin y Glóin seguían intentando encender el fuego y discutiendo el asunto. Balin, el oteador del grupo, exclamó de pronto: —¡Allá hay una luz! —Un poco apartada asomaba una colina con árboles, bastante espesos en algunos sitios. Fuera de la masa oscura de la arboleda, todos pudieron ver entonces el brillo de una luz, una luz rojiza, confortadora, como una fogata o antorchas parpadeantes.
Luego de observarla un rato, nos enredamos en una discusión. Unos decían que "sí" y otros decían que "no". Algunos opinaron que lo único que se podía hacer era ir y mirar, y que cualquier cosa sería mejor que poca cena, menos desayuno, y ropas mojadas toda la noche.
Otros dijeron: —Ninguno de estos parajes es bien conocido, y las montañas están demasiado cerca. Rara vez algún viajero se aventura ahora por estos lados. Los mapas antiguos ya no sirven, las cosas han empeorado mucho. Los caminos no están custodiados, y aquí además han oído hablar del rey en contadas ocasiones, y cuanto menos preguntas hagas menos dificultades encontrarás. —Alguno dijo: —Al fin y al cabo somos quince. —Otros: —¿Dónde está Gandalf? —pregunta que fue repetida por todos.
En ese momento la lluvia empezó a caer más fuerte que nunca, y Óin y Glóin iniciaron una pelea.
Esto puso las cosas en su sitio: —Al fin y al cabo, tenemos un saqueador entre nosotros —dijeron; y así nos echamos a andar, guiando a los ponis (con toda la precaución debida y apropiada) hacia la luz. Llegamos a la colina y pronto estuvimos en el bosque. Subimos la pendiente, pero no se veía ningún sendero adecuado que pudiera llevar a una casa o una granja. Continuamos como pudimos, entre chasquidos, crujidos y susurros (y una buena cantidad de maldiciones y refunfuños) mientras avanzábamos por la oscuridad cerrada.
De súbito la luz roja brilló muy clara entre los árboles no mucho más allá.
—Ahora le toca al saqueador —dijeron refiriéndose a Bilbo—. Tienes que ir y averiguarlo todo de esa luz, para qué es, y si las cosas parecen normales y en orden —dijo Thorin al hobbit—. Ahora corre, y vuelve rápido si todo está bien. Si no, ¡vuelve como puedas! Si no puedes, grita dos veces como lechuza de granero y una como lechuza de campo, y haremos lo que podamos.
Y allá tuvo que partir Bilbo, antes de poder explicarnos que era tan incapaz de gritar como una lechuza como de volar como un murciélago.
Pero, de todos modos, los hobbits saben moverse en silencio por el bosque, en completo silencio. Era una habilidad de la que se sentían orgullosos.
Todos esperábamos la llegada de Bolsón, pero esta vez nadie cantaba ni hablaba, de hecho para lo poco que hablaban era para maldecir en voz alta en especial Bofur, que no dejaba de decir groserías o expresiones groseras. Yo me dedicaba simplemente a tener preparada la flecha por si tenía que atacar rápido o asesinar. No sabía qué merodeaba por ahí, pero no estoy muy segura de que sea una criatura amigable.
—Fili, Kili, elfa, vayan a ver qué merodea por ahí y ayuden al señor Bolsón —dice Thorin.
Ahora soy yo la que refunfuña y no deja de decir maldiciones y groserías en voz baja. No sé si Fili y Kili las escuchen, pero si es que lo hacen no me prestan mucha atención porque están dedicados a encontrar a Bilbo y sacarlo de aprietos. Yo en cambio no estoy tan segura de querer ir y ayudar a Bilbo. Si se mete en problemas no es mi culpa, ni mucho menos tengo por qué ayudarlo.
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
:O OMG.. asdasdasd pobre Bilbo lo callaron pobrecito, sho lo amo mucho es muy lindo.. pero irritante demasido XD.. asdasd Kili dejala comer en paz que le pasa a este tio :latigo: :latigo: :latigo: XD
asdasd murire encerio :D :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: esperare bailando XD
asdasd murire encerio :D :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: esperare bailando XD
akane_yatsuba
Re: you are my destiny {el hobbit}
ah, yo lo hubiera callado al igual que jaz. ahq. amo a kili, nos casaremos algún día cuando regrese de la muerte.akane_yatsuba escribió::O OMG.. asdasdasd pobre Bilbo lo callaron pobrecito, sho lo amo mucho es muy lindo.. pero irritante demasido XD.. asdasd Kili dejala comer en paz que le pasa a este tio :latigo: :latigo: :latigo: XD
asdasd murire encerio :D :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: :sersi: esperare bailando XD
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
estoy escribiendo so pronto habrá capítulo.akane_yatsuba escribió:Quiero cap ;D
.
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
wiiiiiiiiiiiii :aah: :aah: :aah: :aah: :aah: esta esperando como amo tu Fic esque no se Kili es tan extremadamente lindo :happuy: :happuy: ok!!! espero espero espero
akane_yatsuba
Re: you are my destiny {el hobbit}
ay, me alegro de que te guste, amo a kili, srsly. tal vez mañana suba sólo por ti (?).akane_yatsuba escribió:wiiiiiiiiiiiii :aah: :aah: :aah: :aah: :aah: esta esperando como amo tu Fic esque no se Kili es tan extremadamente lindo :happuy: :happuy: ok!!! espero espero espero
tobias.
Re: you are my destiny {el hobbit}
OMG! No he podido comentar antes. I'm sorry, gurl. A sido una semana realmente ocupada y tengo la gripe y el Lunes dos exámenes y es tan ARGGHHHH. Voy a tirarme por el balcón. Amo a Kili ojalá no hubiera muerto D''':, y Jaz es toda una loquilla haciendo callar a Bilbo e intentando comer a horas que no se deben, la amo, es tan borde. Espero cappppp.
Sé que mi comentario no es muy fantastic (es una popo), pero es lo que hay cuando una esta enferma de la muerte :(
Marie
Re: you are my destiny {el hobbit}
doesn't matter (?) ahregringa. somos gemelas perdidas, también tengo gripe y he estado en cama cubierta de mocos y kleenex o como se escriba. yo tengo proyectos, y pronto exámenes es que el puto tolkien decidió matarlo, juro que iré a cortarle el cuello a su tumba... ahno. amo a jaz que esté tan borde y loca la hace ezpezial. después la sigo, tal vez hoy.Marie escribió:OMG! No he podido comentar antes. I'm sorry, gurl. A sido una semana realmente ocupada y tengo la gripe y el Lunes dos exámenes y es tan ARGGHHHH. Voy a tirarme por el balcón. Amo a Kili ojalá no hubiera muerto D''':, y Jaz es toda una loquilla haciendo callar a Bilbo e intentando comer a horas que no se deben, la amo, es tan borde. Espero cappppp.Sé que mi comentario no es muy fantastic (es una popo), pero es lo que hay cuando una esta enferma de la muerte :(
tobias.
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