Doubt |Larry stylinson OS|

por **Kim.jonastylinson** Vie 03 Ene 2014, 12:48 pm

Ficha de la serie

• Titulo: doubt (duda)

• Autor: yo

• Adaptación:no

• Género: smut ~~eso es un género?~~

• Contenido: escenas eróticas, relaciones entre chicos, palabras algo subidas de tono y mucho smut.

• Advertencias: saben como escribo so...ninguna.

• Otras páginas: aún no.

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"¿Por qué hacerlo si ni siquiera hay necesidad?"

Condujo en su auto lujoso por veinte minutos entre el concurrido tráfico, las manos le picaban sobre el volante y las ansias de llegar ya hacían que imaginara mil maneras de quitar la masa de latas frente a él para poder ir más rápido.

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Del otro lado de la ciudad, un delgado hombre de cabellos castaños también conducía, la palanca de velocidades estaba llena de caramelo derretido y en el asiento de al lado había piezas de lego y basura de un chocolate.
Suspiró, no estaba seguro si de verdad había tomado una decisión correcta o simplemente fue muy acelerada, debido al momento pasado.
No había marcha atrás, la avenida principal fluía con gracia y el auto plateado se deslizaba sobre el pavimento, bajo las luces de neon de la hermosa noche en la ciudad.

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No llegaba tarde, jamás lo hacía pero le agradaba llegar a la hora exacta en la que el bullicio empezaba.
Estacionó el auto deportivo detrás del lugar, donde no podría ser visualizado a simple vista.
La noche era fría, pero no importaba; el calor lo esperaba dentro.
Con maleta en mano entro por detrás, rápido y ágil queriendo no ser visto por nadie. Aún no.
Las personas abundaban en el lugar y la música sonaba fuerte pero aun dejando escuchar múltiples voces hablar sin sentido o dirección. Paso entre cuerpos danzantes, disfraces que estaban presentes en toda época del año y bebidas en los característicos vasos de colores y hielos con luces.

Llegó al gran pasillo, y las personas seguían presentes, sólo que en menor proporción.
Empezaba a darle calor y secó sus gotas de sudor con su antebrazo, dejándolo brilloso por el agua.
Luces de colores a intervalos de metros iluminaban el pasillo de principio a fin, dejando ver a varias parejas contra la pared o puertas cerradas donde el picaporte tenía diferentes listones con colores específicos para la situación presentada dentro.
El joven metió la llave plateada en la puerta oscura al final del pasillo, abriendo con un silencioso "clic" para dejar entrar a otra perspectiva diferente.

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Cerró la portezuela sin cuidado, separo sus dedos entre sí varias veces, el caramelo en ellos empezaba a disgustarle, se limpió contra su pantalón negro entallado, no creía que lo traía puesto de nuevo.
La puerta principal estaba abarrotada por una fila de chicas de tacones altos, gente con pelucas y brillos en sus rostros y más personas que solo fueron machas coloridas ante su vista.
Ian lo reconoció al instante, su expresión fue inigualable
Él se acercó con confianza y una sonrisa escondida en sus labios
-Creí que-que....-
-Está bien Ian, ¿crees que pueda pasar?-
-Siempre-
Abrió la cadena dejando pasar su delgada figura, encendiendo quejas de las manchas coloridas en la fila.
Pero no le importó, con una sonrisa puso sus manos dentro de los bolsillos del pantalón y se adentró al lugar.

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-Estoy listo- murmuró a una chica morena con un vestido violeta muy entallado, la purpurina morada en sus ojos brillaba contra la luz.
-todo en orden- el chico levanto la vista hacia el centro observando su nombre levantarse dentro de un cuenco transparente lleno de agua con más brillos, su nombre relucía entre llamas verdes contra la cascada de agua cayendo del segundo piso -ya tienes espera-
Murmuró la chica señalando a su escritorio con pequeñas cajas de plástico con múltiples tarjetas dentro de ellas.
Tomo una obscura entre sus manos y se la mostró; mientras que en las demás abundaban las tarjetas dentro, en la de él solo quedaba una.
-Perfecto- murmuró entre una sonrisa y saliendo de allí para chocar con la multitud latiente

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Dejando detrás a Ian, el chico de ojos azules se adentró al corazón del lugar, observándolo con detenimiento, como si fuese la primera vez que sus pies se establecían allí.
Suspiró llenando sus pulmones de olor a hierbas, perfumes muy dulces y el aromatizante del lugar.
No sabía lo que le esperaba

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Una noche más, le agradaba estar allí y ver su nombre encenderse contra el agua lo entusiasmó más, metiéndose entre las personas y mover su cuerpo entre ellas, música electrónica entre el lugar y el calor se hizo aún más presente, pegando su cuerpo la delgada camisa blanca, manos le tocaban pero él simplemente cerró sus ojos esperando el momento en que tendría que dejar la pista y recibir a quien quiera que fuera que haya tomado sus tarjetas y darle lo que quisiera.

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¿Qué hay esta noche?- sus pies lo llevaron hasta un cubículo pequeño, donde la misma chica con el vestido violeta estaba lista para salir de allí
-Hay de todo- habló sin ganas y sin levantar la vista de su escritorio
-Jenna, quiero lo mejor-
Al escuchar su nombre se vio obligada a observar al extraño, quien fue reconocido al instante
-¡pero si eres tú!- ahora una sonrisa remarcaba su rostro y se levantó para abrazarlo
-no has cambiado mucho…sabes pensé que no te volvería a ver-
-lo sé, creo que yo supuse lo mismo…en fin ¿tienes algo bueno hoy?-
-“lo mejor” uhm…- regresó a su escritorio quitando cajas llenas y buscando una solamente, él no discutió sobre por qué no le proporcionaba una de las disponibles. Confiando en el buen sentido que poseía la chica
-¡sí!- celebró al encontrarla –es la última- puso una tarjeta en sus manos y le regaló una sonrisa –no te arrepentirás de haber regresado, éste es el mejor- sin más le dio un beso en su mejilla y partió al bullicio de la pista de baile.
El chico se quedó con las palabras sin pronunciar, “no estoy para quedarme” “solo será una noche”
“solo una noche”

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Su número de tarjetas lo limitó a 5. De modo que podría disfrutar de la noche en la pista de baile sin estar encerrado en la habitación, así que después de 2 bailes a unos chicos, y dos vasos de vodka se preparó para la tercera tarjeta, que resultó ser una chica que se aprovechó de tener la oportunidad de robar la tarjeta de un chico dormido sobre la barra.
No era tonta y no iba a desperdiciar la oportunidad de tener ante sus ojos al stripper más atractivo del liquid fire. Pero a él no le agradó la idea, repitiéndole una y otra vez que “solo trabajaba con chicos” antes de cerrarle la puerta en su delicado rostro.
La cuarta tarjeta fue un chico tan abrió que no pudo caminar más de dos metros por el pasillo, así que feliz de que la jornada terminara rápido, volvió a la pista. Moviendo su cuerpo con gracia.

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Llevaba 15 minutos esperando en la última puerta del pasillo, al jamás le gustó esperar. Y jamás dejó a nadie esperando cuando él se encontraba del otro lado…
Jenna tuvo que alejarlo de la gente, diciéndole que alguien había tomado su última tarjeta y que ya lo estaba esperando en la ha habitación.
“lo conozco, así que trátalo de una manera especial” anuncio con su delgada voz antes de empujarlo por el pasillo
“¿especial?” ¡Yo trato a quien quiera como se me dé la gana!

Le enfurecía que Jenna le diera órdenes.

Visualizó una figura en su puerta, apoyando su peso en un pie y sus manos en sus bolsillos, de la manera en que estaba recargado en la pared, dejaba notar unas magníficas curvas, tal vez quisiera pensar de nuevo sobre el trato especial al chico por que debería de ser un chico ¿no? Jenna lo conocía, ella no podría entregarle a una chica porque en ése caso…
Y el extraño giró al escuchar pasos, sus penetrantes ojos azules lo estudiaron de pies a cabeza, dejándolo desprevenido, sintiéndose desnudo e incómodo a su vista, lo que según recordaba nadie había hecho antes. Gruñó acercándose a él y pasando de nuevo la llave por el orificio, abriendo su habitación.
Ambos entraron, el chico de ojos azules se dejó absorber por la habitación, él la recordaba diferente y era obvio que debió cambiar cuando él la dejó. Sillones de color chocolate se aplastaban en la pared en la mayoría de la parte derecha, el mismo lavabo de cerámica en el centro. Con una caja de madera entrelazada a la derecha. Aún había una cama de dos plazas a la izquierda y velas aromáticas adornaban el lugar, agregando luz, donde casi no había. Aspiró el aroma, estaba seguro que esto superaba las cosas de afuera, que esto llegaba a ser decente y hasta elegante. Una mesa suficientemente grande y baja como para que alguien se pudiera subir en ella, se establecía enfrente de los sillones, era obvio el uso que tal vez le daba el dueño de la habitación.

Al parecer Jenna sí le había dado “lo mejor”. Sin ser invitado tomó asiento en los sillones de piel –o una imitación de buena calidad- y esperó a que el chico le dijera algo. Pero no podía actuar con claridad, no se sentía en sus 5 sentidos, y sabía que no era causa de las bebidas que había consumido horas atrás. Siempre llegaba lo bastante sobrio al final de la noche como para irse de allí en su auto y evitar multas o accidentes. Le dio la espalda al extraño, perdiendo tiempo en su mini-bar

-¿quieres tomar algo?-

-sí… lo que sea está bien-

Sus dedos pasaron entre los vasos de cristal y sirvió con prisa el líquido en ellos, suspiró se sentía diferente esa noche. Como si éste sujeto trajera algo distinto con él.
El chico se acomodó a su lado, entregándole su vaso y lograrlo verlo a los ojos, un verde intenso. Aprovechó también para analizar su rostro, labios gruesos, tés pálida. Tenía en frente a alguien realmente apuesto, pasó su lengua por sus labios, pensando en cómo podría divertirse esa noche con la criatura que tenía en frente.

Pero no sabía su nombre, como decirle que quería de él si no sabía su nombre.

-dulzura, ¿Cómo te llamas?- posó su mano en la barbilla del chico, para que no apartara la verde mirada.

“¿dulzura?” Él estaba incómodo, éste extraño, este…cliente. Quería tratarlo como niña ¡qué va! Su mano en su barbilla se sentía suave al tacto y aunque sus pensamientos eran otros no pudo evitar perderse en sus gruesas pestañas, o en la forma de sus delgados labios, su piel en la luz artificial se veía tersa, ¿Cómo sería ante la luz de un agradable sol? O…no solo su rostro, tal vez su pecho o…

-sigo esperando- murmuró el extraño cortando el hilo de sus pensamientos, se sentía avergonzado y respondió rápido, aplastando palabras

-poraquímellamanharry- carraspeó parpadeando varias veces antes de encontrar una voz menos aguda y dirigirse al ojiazul –Harry-
Él mostró una sonrisa –poraquímellamabanlouis- habló imitando su tono de voz y asintió a Harry
-¿Louis?- el nombre le parecía conocido, como si se hubiera olvidado de algo importante… pero no sabía que era
-sí, ése soy yo…y bien…- ah sí, a lo que él había venido.
-tengo una lista de lo que se puede y no se puede hacer- dijo levantándose de su lugar, caminó hasta el mini-bar donde colocó su vaso aún lleno –cosas que se pueden y no tocar- desabotonó de poco en poco su camisa sin dejar de mirar el piso, el techo o cualquier otra cosa que no fueran aquellos ojos azules – sólo reglas básicas, ¿te interesan escucharlas o ya las conoces?- levantó la vista y al parecer él era más rápido. El vaso ya no estaba en sus manos, posaba sobre la gruesa mesa de madera. Su playera negra que antes traía puesta ahora estaba sobre el sofá, dejando a la vista un trabajado y bronceado cuerpo. Harry tragó fuerte tratando de desviar la vista ¡como si no hubiera visto eso antes! Pero había algo especial en él y no pudo apartar la vista hasta que sus labios se abrieron y él habló
-las conozco, al derecho y al revés, también las líneas que acabas de decir.- bien, eso es raro. –claro, de otra manera de decirlas, cada quien le agregaba su toque-

-bueno, sabes que tú no puedes quitarte nada. Sólo puedes observar- no sabía de qué estaba hablando él, pero reglas eran reglas.

-sé lo que puedo hacer, dulzura- se levantó y con un par de limpios pasos estuvo frente a Harry, sustituyendo sus nerviosos dedos por los de él, deshaciendo los últimos botones de su camisa y bajándola por sus hombros. Harry le observaba con detenimiento por segunda vez, así de cerca pudo apreciar sus pómulos y su cuello con un par de pecas por aquí y por allá.
Louis también observó su pálida piel y la manera en que sus rozados pezones se erguían ante el golpe de frio contra su pecho. Se mojó los labios ante la vista. Notó un par de tatuajes en su hombro y otros en su pecho; golondrinas y una... ¿mariposa? parecía broma -pero…en realidad yo no vine a observar hoy- mencionó apartando la vista de su pecho y dirigiéndola contra él
-¿cómo? No puedes…-
-shh, escúchame ¿quieres?- le miró con el ceño fruncido ante de tomarlo de los hombros y empujarle a la pared casi chocando contra el mini bar. –sé que es esto, niño, conozco el juego y cómo jugarlo.- acercó su rostro al de Harry, no había mucha diferencia de estatura, por lo cual Louis pudo rozar levemente su nariz contra la mejilla de éste, sonrió con su propio acto -Tal vez no me conozcas pero un par de años atrás esto era un diferente reino y yo….el rey- se alejó con una sonrisa en el rostro y volvió a sentarse sujetando el vaso de cristal en su mano y tomándola de un trago.

Harry estaba a punto de soltar una carcajada cuando las piezas perdidas tuvieron sentido –espera…. Dijiste ¿Louis? ¿Eres el Louis Tomlinson del que todos hablan? ¡Eres tú!- casi una leyenda en la ciudad, Harry sabía que a algo le recordaba, -he escuchado de ti-

-lo sé, pero me fui. Ahora solo estoy queriendo algo de diversión, queriendo ver desde otro ángulo, pero necesitaba volver así que no vine solo a observar como meneas tu hermoso culo sobre mí dulzura…hoy no.-
Harry no pudo evitar sonrojarse ante las palabras del chico
-eres una leyenda- susurró para sí, como queriendo comprobar que estaba viviendo el momento de verdad
-lo soy, no lo soy ¿Qué importa? Lo que hoy me importa es hacer algo distinto hoy ¿me ayudarás con eso Harry?- ¿por qué al pronunciar su nombre su voz se escuchaba hermosa? Harry se molestó, ningún tipo le había hecho eso antes, pero su cuerpo no estaba molesto y se sorprendió a si mismo de pie frente a él. No se percató cuando caminó hasta el sujeto recargado cómodamente en el sofá. Cruzó sus manos sobre su estómago, advirtiendo que ahora ambos estaban con sus torsos desnudos.
-¿me dejarás tocarte esta noche?- de nuevo se sintió mareado y la propuesta lo hizo sentir bastante caliente, agradeció que las velas daban sólo la suficiente luz por que entre las sombras tal vez el extraño no notaria su rubor excesivo.
-sí- murmuró sintiendo el corazón en la boca, pero tampoco iba a ser sencillo –pero con una condición-
El chico en el sillón levantó una ceja como diciendo “¿ah, sí?”
-a mí nadie me pone condiciones- se cruzó de brazos y frunció levemente el ceño
-seré el primero- dijo con firmeza, pero sentía que sus piernas temblaban, se observaron por unos segundos más y había una fuere tensión entre ellos.
-bien…, habla- dijo despreocupadamente, girando su mirada hacia otro lado que no fuera el bello rostro del chico.
-quiero saber por qué te renunciaste al club- y notó como su expresión cambiaba, pero muy levemente y regresaba a ser ilegible

-bien, ¿pero lo podemos hablar después?- sonaba cauteloso y Harry asintió aún de pie ante él Louis sonrió y volvió a hablar -acércate- y en contra de lo pensó se sentó a su lado, cruzando miradas. Era un reto para Harry, y estaba completamente seguro de querer aceptarlo ahora que había puesto condiciones, y era más un trato de cambio. Louis se acercó a su rostro, a centímetros de tocarse, el chico de ojos verdes esperaba un beso o algo por el estilo, pero él cambio de dirección hasta su oído, susurrándole despacio: –haz tu magia, dulzura- Harry suspiró, y cerró sus ojos, asintiendo al vacío y levantándose de su cómodo lugar para caminar hasta el lavabo y sacar de la caja de madera un pequeño control, que al accionarlo logró que empezara una leve música, llenando el ambiente.

¿Por qué se sentía nervioso? Eso lo habían hecho millones de veces, no entendía el porqué de sus respiraciones aceleradas, quiso poner eso de lado, pensando en que si más rápido acabara con el número el apuesto extraño se largaría de allí. Se quitó los zapatos situándose frente a la mesa. Le dio la espalda y empezó a moverse, mientras desabrochaba sus jeans, escaló hasta estar sobre la mesa y se giró. Jadeando al encontrar los azules ojos posados en él y en como la mano de Louis estaba masajeando sin cuidado sobre el marcado bulto de sus pantalones entallados. El ritmo cambió y Harry decidió que él debería de ser –como acostumbraba- quien tomara el control de la situación. Sus movimientos fueron marcados, tocándose el pecho y bajando hasta su ombligo. Sus jeans bajaron por sus moldeadas piernas, tiró su cabeza hacia atrás gimiendo no sólo por sentir su cuerpo semidesnudo a la vista del extraño, sino porque así se hacían las cosas. Sus ojos se mantuvieron cerrados y su cabeza hacia atrás mientras se sentaba sobre la mesa abriendo descaradamente sus piernas para él, tocándose por encima de su hermosa ropa interior.

Cosa que Louis no pasó por alto.

-eres una perra- susurró Louis más para sí mismo que para que él lo escuchara Tenia a un jodidamente-hermoso chico frente a él, tocándose y gimiendo cual perra en celo. Pero lo que más lo provocaba era su ropa interior, por que vestía unas panties rosas de encaje, que aprisionaban su erección debajo de un detallado moño rosa. Se desprendían ligueros hasta sus muslos, encontrándose con cintas de holanes ajustadas perfectamente a su lechosa piel, bajando por unas madias de fina red de un rosa un poco más oscuro. Se tocaba, bajando hasta su culo y en señal de penetrarse con sus largos dedos él mismo. Se detuvo cuando conectó con la obscura mirada del ojiazul, advirtiendo que le estaba gustando el show.

La música seguía en el ambiente pero ya ninguno de los dos podía escucharla, Harry se giró y se puso sobre sus rodillas, volviendo a moverse provocativamente para su cliente. La mano de Louis encontró camino entre sus pantalones, tomando su erección por debajo de su ropa interior. Gimió en voz alta. Atrayendo la atención del chico, quien bajó de la mesa y se acercó a él. La imagen era demasiado para Harry, no se había sentido así de excitado con un cliente en mucho tiempo. Tuvo que tomar valor para tomar por la muñeca a Louis y sacar su mano de sus pantalones, este tenía una delicada sonrisa en su rostro, mostrando sus caninos superiores, respirando trabajosamente entre dientes. Pero Harry no planeaba sustituir el lugar de su mano, sólo la quitó y se volvió a poner de espaldas, moviéndose muy cerca de él y un poco después, sobre él.
El hermoso encaje se frotó en contra de la erección de Louis, gimiendo. Y logrando que Louis escupiera un “uhmmm” en aprobación, tomó sus caderas y lo frotó con fuerza sobre él, pero Harry golpeó sin fuerza su mano

-no puedes tocarme-

-te recuerdo que no sólo voy a observar hoy, tú me lo permitiste dulzura-

Y Harry no pudo decir nada más, era cierto, ése había sido el silencioso “trato” así que se dejó sentar sobre las piernas de Louis, sintiéndolo duro bajo de él. Siguió frotándose, levantando los brazos sobre su cabeza mientras gemía con fuerza tratando de seguir moviéndose con gracia al ritmo de la música. Louis estaba algo sorprendido por la manera en que Harry se movía sobre él, sus manos abandonaron las caderas del chico para poder subirlas hasta sus brazos, dándoles permiso que cayeran alrededor de su cuello. Acercó su nariz al cabello de Harry, olía delicioso y era rizado pero no muy largo, algo obscuro. Le agradaba. Sus manos bajaron de nuevo a sus caderas y empujo su pelvis contra el culo de éste, quien sólo jadeo al verdadero contacto. Louis suponía que los gemidos eran parte del acto, pero sobre eso le agradaba escucharlos. Acercó su boca al níveo cuello de su acompañante y lo lamio delicadamente mientras el movimiento seguía. Lo sintió estremecerse y lo besó con delicadeza antes de morderlo levemente, escuchando el quejido de Harry. Succionó su piel con la intención de marcarlo, pero Harry se oponía. Nadie tenía derecho ¡Nadie! Se removió incómodo y queriendo salir del regazo de éste, pero él lo detuvo, sus manos firmes en sus caderas sin permitirle moverse más delo necesario, pero Harry en serio no quería las marcas de éste sensual extraño, se empujó hacia a fuera, a un paso de salir de ésa situación, pero la delgada mano de Louis cambió de posición, poniéndose firme sobre su pene, lo dejó quieto, tan quieto que pudo escuchar como él succionaba su cuello. Pero ¡como se le ocurría! Acabó jadeando al sentir sus dientes sobre su piel y recargó su cabeza en su hombro rindiéndose. Su mano seguía firme allí, sobre el encaje rosa justo debajo del moño y se empezó a mover, tocando la estructura de Harry de arriba abajo haciendo que respirara entre dientes y ni siquiera se diera cuenta cuando él le clavó los dientes por segunda vez acariciando con rudeza su piel con ellos, amaba la piel del chico era tan blanca y sedosa, no quería separarse de ella, pero tenía qué si quería llegar un poco más lejos esa noche.

Harry no se percataba de los pensamientos del castaño, porque su mano se movía muy bien sobre su pene y le agradaba esa sensación de ser “tocado”, en el trabajo era obvio que eso no se hacía y menos se pensaba. Era solo “paga y observa” pero le abrió la puerta al nombrado Louis Tomlinson para que en su sesión pudiera tocarlo y no se arrepentía ¡se sentía como el cielo! Pero no sabía que no sólo había abierto esa puerta, sino muchas más dentro de ella, no sabía que era lo que pensaba el chico de penetrantes ojos azules.

Alejó la delicada mano de su eje para poder ponerse de pie y encarar al sujeto, su erección se abría paso obscenamente en sus pantalones, pero a Louis no parecía importarle, echándose hacia atrás para que se notara más, orgulloso de sí mismo. Harry se mordió el labio, colocando sus manos a cada lado del cuerpo de Louis, quedando cara a cara, se acercó lentamente hasta esconder su rostro en el cuello de éste, respirando su aroma y dejando que entrara por sus poros. Le regresaría el favor. Sacó su húmeda lengua dejando un camino desde su clavícula llegando justo debajo de su oreja. “perra” le escuchó mascullar, pero al instante posó sus labios sobre el bronceado cuello y succionó. Para su sorpresa él echó la cabeza hacia atrás, dejando que la luz cayera en su cuello, permitiendo a Harry acabar su marca. Louis se encargó de bajar –con algo de dificultad- sus pantalones hasta tenerlos en sus tobillos, sacando uno y otro pie para envolverlos en las delgadas piernas del chico de ojos verdes, volvió a tomar sus caderas y lo invitó a volver a sentarse, cosa que Harry hizo, con una sonrisa coqueta en su rostro mientras se tocaba su tórax, se sentó en sus muslos, eran tibios pero quiso guardar cierta distancia entre su abdomen y el del cliente. Sus rodillas estaban pegadas al sillón de piel y su respiración pegaba en la nariz del otro, notó sus largas pestañas y quiso pasar su dedo por ellas, o por sus rosados y delgados labios.

Louis sintió su peso caer sobre él, y por poco gemía, lo necesitaba cerca. Lo más cerca que se permitiera. Posó sus manos en su espalda baja y lo atrajo a él, haciendo que sus erecciones se encontraran. No se reprimió y gimió, viéndolo a los ojos, Harry en cambio se sentía algo invadido por la gruesa erección, su vista se colocó entre sus abdómenes donde sus penes se tocaban debajo de la ropa interior jadeó queriendo tocarse y deshacerse de su problema. Decidió mantener su mente ocupada en otra cosa y se volvió a inclinar a su cuello empezando a dejar otra marca justo debajo de la primera
-¡mierda! Harry uhmm…- y eso excitó a Harry, su nombre en los labios del joven eran gloria, sin pensarlo mucho fue él quien creó la fricción entre ellos. Louis gemía con la boca cerrada y Harry muy en su papel dejó escapar todo mientras posicionaba sus manos en la nuca del castaño y sus dedos atrapaban el suave cabello, tirando de él. Sus ejes se movían entre sí y Louis sabía que no soportaría un poco más así que lo apartó con suavidad por el pecho. Tomó su rostro con ambas manos y lo acercó a sí; pero de nuevo Harry se negaba ¿besos? Eso se sumaba en su lista de ¡nunca! Pero sus manos eran suaves y cálidas y su cercanía se sentía bien y ya no quiso resistirse y sus delgados labios tocaron los suyos y ¿había cosa más extrañamente dulce? No lo sabía. Pero dejó que lo besara y le besó de vuelta. Entreabrió su boca intencionalmente, para que Louis pudiera tomar más posesión de sus labios, cosa que hizo al instante y los labios de Harry se enredaron en los suyos, sus lenguas se acariciaron, dejando estremecerse a ambos chicos, notando el contraste de dos sabores diferentes. Se separaron, no sin antes Louis hacer lo que desde que tuvo a Harry en sus piernas quiso hacer, mordió y jaló con fuerza su labio inferior. Harry gimió muy bajo y lo miró, sus verdes ojos brillaban en la oscuridad, y sentía que ya no coordinaba cuando las palabras se derritieron en su boca:

“acompáñame a la cama”

Louis se levantó cargándolo sobre él los escasos pasos que los separaban de la bien echa cama de sábanas oscuras y almohadas blancas. Lo recostó con suavidad y volvió a besarlo, con deje de rudeza y volvió a morder su labio. Harry sintió las sábanas deslizarse en su espalda mientras se acomodaba más arriba de la cama y jaló al chico por la nuca para que se unieran de nuevo, abrió sus piernas dejando que él se situara entre ellas y ya no se sentía como una noche en su trabajo, ahora se sentía como rollo de una noche, de esos que algunas veces tuvo, de esos que decidió no volver a tenerlos. Pero allí estaba y sus labios sabían delicioso, y mientras que con una mano sostenía su peso encima de él, con la derecha empezó a masajear el muslo de Harry, pasando por el liguero y poniéndole más atención a las delgadas mallas de red, a Harry le faltaba el aire por esas caricias sintió un escalofrió recorrerlo y su pene rogaba atención, así que se permitió morder levemente la lengua de Louis en el beso a lo que él protestó y cerró con fuerza su mano sobre el sensible muslo de Harry, se quejó pero le agradó la sensación.

Louis volvió a lamer sus labios y bajó un poco para quedar a altura del pecho del chico, le lanzó una mirada muy rápida antes de que sus labios besaran uno de sus pezones y luego su lengua pasara por encima. Juraría que Harry murmuró un “¿qué…? ¡wow!” alzó su vista con una sonrisa en el rostro para ver como mordía su labio con fuerza y miraba su pecho. Entonces supo que el número había acabado y tenía en sus manos al Harry verdadero y muy excitado. Su boca pasó al otro pero fue algo “extremo” al mordisquear la punta algunas veces hasta que obtuvo lo que quería: un hermoso grito bastante reprimido por parte del chico de ojos verdes, quiso saber el cómo o porqué el grito fue tan bajo, y lo vio: sus brazos jalaron la almohada sobre él haciendo que quedara en su cabeza y pudiendo gemir allí. Louis volvió a ponerse sobre él, frotando sus erecciones y quitó la almohada de su rostro

-hey- él lo miró con sus mejillas levemente enrojecidas y su boca entreabierta –sólo dime si esto te está agradando- le sonrió
-sí Louis, me gusta- y su voz fue tan grave y rasposa ¿Cómo pasó eso? Sólo hizo que Louis se pusiera más duro al escuchar su nombre así –si es que era posible estarlo más-
Harry se sentía avergonzado, el debería de tener el control, pero no supo cuando lo perdió y no estaba seguro si quería tenerlo de regreso por que le gustaba que ésos ojos azules le miraran con deseo y le gustaba más la manera en que jugaba con él eróticamente.
Louis sonrió de nuevo y besó sus tatuajes, los delineó con la punta de su nariz y no se entretuvo más, bajó hasta su ombligo y Harry rio bajito al sentir su aliento chocar contra su piel, pero pronto reprimió sus risas al sentir la lengua de Louis probando el mismo y lo intentó pero no pudo dejar de ver lo mucho que esa tonta acción le excitaba.
-yo me encargaré de esto dulzura- dijo poniendo su mano firmemente sobre su pene –tú no te preocupes- le gustaba el sonido de los gemidos genuinos del chico de piel clara. Besó alrededor de él bajando sus besos hasta el liguero y sus medias, jaló el ligero y mordió muy levemente el interior de sus muslos. Harry definitivamente se sentía en otro nivel y no quería mostrarse tan urgido pero en serio tenía que hacer algo con sí mismo o gritaría. Y como si él pudiera saber que estaba pensando volvió a masajearlo por encima de sus panties rosas, sólo estaba ocupando dos dedos para envolver su erección y ya se sentía morir. De un momento a otro él se detuvo y susurró a su oído

“voltéate dulzura”

Tragó con dificultad y se sintió temblar, pero hizo caso, apoyando su cabeza en sus brazos cruzados y se sintió extraño, pero pasó cuando los dedos de Louis recorrieron su espalda hasta su trasero y dándole una pequeña nalgada antes de masajearlo.
-siente como me tienes Harry- susurró empujando su pelvis contra él, Harry jadeó al sentirlo –tú y tu conjunto rosa, estas obligado a ayudarme, ¿comprendes bebé?- ¡otro apodo! ¡Este hombre piensa matarme antes de tiempo!
-sí Louis-
-bien- se frotó de nuevo y besó su hombro, sus cálidas manos se posaron en las cinturas de Harry, pero no se quedaron quietas sino que llegaron al elástico del conjunto rosa y lo bajó lentamente, Harry se estremeció pero no dijo nada, las palabras se habían acabado minutos atrás. Las manos de Louis lo masajearon suavemente y con un dedo que tocó su punto sensible se estremeció, presionó lento varias veces, llevando el dedo a su boca y regresándolo mojado para él. Y lo que sucedió en su cuerpo era inexplicable al sentir su respiración sobre él y al siguiente segundo era su lengua la que presionaba a cambio del dedo. Murmuró un par de cosas sin sentido con sus dientes aferrados a las sábanas. Louis separo sus mejillas con sus manos lamiendo a Harry, y él no recordaba haber dejado a alguien hacer eso con él y Harry sólo sabía jadear y maldecir cada vez que su lengua entraba en él era suave y húmeda, cerró sus puños en las sabanas cuando un dedo se introdujo por completo en él, pero la lengua seguía allí dando algo de alivio a su anillo muscular, no supo cuando ya tenía tres largos dedos en él, entrando y saliendo. No dolía, pero quería sentirse bien y calmar su erección de una vez por todas.
-Louis por favor- suplicó cuando los dedos se cerraron dentro de él y no podía estar más duro, su miembro siendo aplastado bajo su peso no era ayuda alguna –por favor- y él hubiera atendido a la súplica allí mismo, en ése preciso instante, pero no podía sin ver el encaje ante sus ojos. Así que con otra de sus sonrisas sacó los dedos del chico y se acostó en las sábanas obscuras, señaló su abdomen y agarró su bulto mordiéndose los labios. Harry no protestó, de momento se le olvidó hasta en donde estaba, subió de nuevo sus bragas y se sentó en el abdomen de Louis, colocando sus manos en su pecho. Él sonrió y metiendo su mano entre ellos y la ropa interior sacó el pene de Harry, era largo y rosado y mojó sus labios porque quería chuparlo, quería chupar a Harry; porque en serio amaba su piel y lo suave que era en donde sea. Y Harry no era tonto y aunque se sentía cohibido por ésos ojos azules sobre él, quiso volver a tenerlo en control, aunque sea un poco.

-¿Qué deseas Louis? ¿Me deseas? ¿Deseas chuparme?- su voz era tan jodidamente sensual que él sólo pudo asentir ante ella y lucia tan…adorable. Su boca entreabierta y sus mejillas en un rubor que recorría hasta la punta de su nariz. Harry se acercó sentándose en su pecho, tomó su erección con una mano y la puso sobre los delgados labios de Louis y éste abrió la boca permitiendo que entrara, sintiendo el sabor del líquido pre seminal y al salir se entretuvo con la roja punta, pasando su lengua sobre la ranura y Harry gimió en voz alta en satisfacción. Después sacó su lengua y lamió desde la base hasta la punta de nuevo y Harry se estremeció diciendo entre dientes “tu boca joder Louis, tu maldita boca” y lo separó de él, subiendo de nuevo las rosas bragas y encerrando de nuevo su pene en ellas. Sin dejar de mirarlo sus manos encontraron lugar hasta su bóxer y lo bajó, dejándolo desnudo bajo el chico de ojos verdes, fue entonces cuando Harry se sintió acalorado, y sabía que era lo que debía continuar, así que mordió su grueso y rojo labio mientras dejaba su culo libre de las bragas, intentando que ésas aún cubrieran la parte frontal. Y Louis tomó sus caderas indicándole que retrocediera; cuando sintió la punta mojada del pene de Louis cerró sus ojos y mordió más fuerte su labio, estaba muriendo de excitación.

-¡Espera!- dijo separándose y levantándose torpemente de la cama. Louis lo miraba entre enojado y confundido
-¿algún problema?- su pecho subía y bajaba rápido, mostrando su miembro pesado sobre su estómago y dejándolo ligeramente brilloso por el líquido pre seminal. Louis se levantó en sus codos, esperando que le respondiera, Harry jadeó ante la vista y se acercó hasta el lavabo
-¿me vas a dejar así dulzura?, prometiste ayudarme- escuchó a sus espaldas, pero sus manos estaban ocupadas en la caja de madera, y Louis vio de lejos que de la misma caja de dónde sacó el control para la música sacaba otro par de cosas y Harry volvió a la cama volviendo a sentarse sobre él.
-Sé lo que dije- murmuró besando sus labios y enseñando lo que había traído para ellos: un condón y lubricante. Louis sonrió
-pensé que ese tipo de cosas no se hacían aquí, Harry-
-cállate- no podía responder, con su mirada fija estaba tratando de no ahogarse con su saliva al tomar el pene de Louis entre sus manos, firme y grueso, bajando la funda de látex sobre él y salpicando sus manos con el lubricante, poniéndoselo por todo el tronco, antes de lanzar la botella lejos y sólo escuchar cómo caía de la cama con un golpe sordo. Louis resopló con fuerza, las manos de Harry eran hábiles y cálidas. Cuando lo consideró listo regresó su vista hacia el frente mientras sus dedos se encontraban a sí mismo, proporcionándolo de lubricante también. Se levantó, esperando el momento en que sería alineado y lo sintió presionar sobre su punto. Sin dudar un segundo más se sentó, dejando que su cuerpo tragara por completo el pene de Louis, quien gimió y apretó los dedos sobre las caderas de Harry tan fuerte que sabía que eso dejaría marcas después pero poco le importó, se obligó a abrir los ojos para ver los rizos de Harry sobre su pecho y sus manos en su estómago, eran grandes fácilmente cubrieron su cuerpo. Se levantó y dejó caer un par de veces más provocando sonidos desde el interior de su garganta y Louis se movió con él golpeándolo con fuerza, a veces golpeando su próstata haciendo que Harry apretara sus ojos mientras juraba en voz baja “sí, es ahí. Oh Louis sí” ésas palabras podrían ser sus nuevas favoritas, así que intentó en su mayoría seguir en ese punto, ganándose más palabras de Harry. Los violentos sonidos de sus piel chocando eran la nueva música y los dedos de Louis abandonaron las caderas de Harry para volver a sus piernas pasando sus manos por el encaje, estimulando más a Harry, subiendo a los ligueros, estirándolos y dejando que cayeran sobre su piel, a lo que él protestaba sintiendo una muy leve punzada de dolor, pero no detenía su movimiento sobre Louis. Y ambos lo disfrutaban, intercambiando cortas frases que caían de sus labios “muévete princesa, más rápido” “uhmm ¡Lou!”

Estaban al borde, Harry lloriqueaba con una capa de sudor aperlado en su frente y Louis clavaba con fuerza los talones en la cama, apretando sus ojos con fuerza moviendo su eje dentro del chico de cabello oscuro una y otra vez. Y Harry se corría dentro de las bragas rosas dejando salir un quedo grito, el semen saliendo por los poros de la tela y llegando a escurrir el abdomen de Louis, mientras su respiración seguía sin poder conseguir rumbo, observó al castaño y quería que él también llegara alto así que se apretó alrededor de él al momento de inclinarse a su oído y gemir su nombre con gracia, y así se corrió. Harry lo supo por la forma en que el rubor cubría su rostro y su pecho y sus dedos dejaron de presionarlo tan fuerte, abrió sus ojos, observando el desastre que eran las panties del chico y salió de él, recostándolo de nuevo y quedando él arriba. Besó de nuevo su abdomen y llegó hasta su erección que con cada segundo que pasaba bajaba. Pero el sacó su lengua limpiando las bragas mojadas por el semen y regresó a besar su pecho, dejando en su camino machas transparentes, respirando pesadamente sobre la aureola de su pezón, aprovechando el inigualable estado sensible que se da después de un orgasmo. Subió sus labios hasta el níveo cuello por segunda vez, dejando una oscura marca que Harry consintió tomando con una mano su culo y con otra su castaña cabellera y atrayéndolo hacia sí susurrando su nombre.

Louis se separó de él, observándolo con detenimiento y juraría que era como un ángel, pero bañado en sudor; con su cuerpo marcado pero sin exagerar, su cabello mojado pegado a su frente, sus brazos sobre su cabeza en señal de rendición, sus labios rojos, tan rojos que pensó que sangrarían, y ésos ojos verdes que le decían todo y a la vez absolutamente nada, mientras lo tenía entre sus manos. Dejaron que unos segundos más se fueran para calmar sus respiraciones y el sonoro latir de sus corazones.
-eso fue bueno- murmuró más para sí que para Louis con las manos sobre su pecho
-ya lo creo- se acomodaron de una manera en que se veían a los ojos, Harry sintió algo extraño recorrer su columna vertebral cuando miró los azules de Louis, suspiró. Louis se atrevió a acercarse a Harry y besarlo de nuevo, el chico era tan dulce…
-¿Por qué te fuiste de aquí?- pronunció Harry con delicadeza, no queriendo quedarse con la duda, él solo bufó y creyendo que ya lo había olvidado. Se sentó en la cama dándole la espalda, mirando hacia el suelo una parte de él se preguntaba por qué debería decirle algo así a un chico que acaba de conocer. No debería estar allí, debería estar saliendo de allí de regreso a…”casa”. Suspiró y sintió el peso del chico al ponerse a su lado.
-no te incumbe eso Harry- regresó a la cama para buscar su bóxer y colocárselos sin mirar al chico de ojos verdes
Pero Harry tenía a una casi-celebridad frente a él y habían hecho un trato, él había cumplido con su parte.
-dime- susurró en su oído y bajando a besar su clavícula
-¿Qué edad tienes Harry? ¿Eres legal?- la pregunta lo tomó por sorpresa
-tengo diecinueve es obvio que soy legal, sino no estaría aquí- lo dijo como si fuera algo que todos deberían saber, trató de verlo al rostro, pero Louis mantenía su mirada clavada en sus manos. No conocía al delicioso chico a su lado, pero él quería hablar. De todas maneras no era como si lo volviera a ver después.
-desde que yo tenía tu edad hasta los 24 todos me conocían, y era el mejor sabes? Pero me metieron a la cabeza que yo quería otro tipo de vida así que salí a buscarla, pero no sin mi despedida-

Harry había escuchado hablar de eso, una gran fiesta, fue considerada la mejor del año por todos, y fue sólo para despedir a su chico estrella: Louis Tomlinson, alejándose de los reflectores de colores y buscando vida lejos del club
Asintió, esperando a que él continuara.

-a los 25 conocí a una chica la cual me pareció “bien” por qué yo no sabía que era 100% homosexual hasta después de haber tenido sexo desastroso con ella- negó lentamente con la cabeza – lo peor es que ella había quedado embarazada y… nada fue como planeé. Llevo un año en una casa junto a ella, pero es como si fuéramos desconocidos. La niña es hermosa pero...no puedo seguir allí. Hoy peleamos de nuevo y simplemente decidí huir y volver un rato al lugar donde siento que siempre pertenecí…- Louis se congeló, habló de más. Él lo sabía y ahora quería salir de allí, pero el aliento del chico en su oído lo hizo estremecer
-no tienes por qué regresar- dijo suavemente, pero no sabía por qué lo decía
-¿qu-qué?- ahora si lo miró al rostro tratando de descifrar que quería decir
-quiero decir…si tú no eres feliz y…bueno, no sé…-
-exacto, no sabes- se levantó de la cama y buscó sus ajustados jeans negros, pero Harry no quería que acabara, por alguna razón se sentía como la famosa frase: “si te cuento tendría que matarte” y sabía que no moriría sino que a cambio no volvería a ver a Louis de nuevo
-¡Louis!- lo alcanzó en frente de los sillones y también se colocó sus jeans y lo obstruyó su camino hacia su playera poniendo sus manos en su pecho –no tienes por qué regresar-
-¿por qué dices eso?- empezaba a desesperarle la extraña actitud del ahora no tan misterioso chico, tenía que salir de allí
-por qué puedes quedarte en mi Flat, porque…me caes bien- No supo si reír ante las palabras del chico o callar, prefirió la segunda y se acercó a él, presionándolo sobre su cuerpo y llevando sus manos a su trasero apretándolo con fuerza
-¿te agrado o te agrada mi pene en tu apretado culo?- Harry se ahogó con las palabras
-am-bos Louis, ambos- dijo feroz y mordió el lóbulo de su oreja, bajando a besar su cuello –no te estoy haciendo un favor, créeme. Velo solo como como una visita de conocidos, tal vez se te acabó el azúcar o necesitas algo- no encontraba palabras para convencerlo, pero lo necesitaba, deseaba verlo de nuevo, y de nuevo otra vez; e intentaba ser sensual para eso, ya que notó que así lo atrapaba.

Así que lo besó, no dejando que se escapara de sus labios, atrayéndolo hacia él por el cabello hasta que supo que era el momento de una respuesta, y Harry conoció la duda en los hermosos ojos azules de Louis.

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