insanity house { nc

La mandíbula le tiritaba por la ráfaga de viento que sentía entrar. Apenas pudo abrir los ojos observo a una figura femenina desaparecer como por arte de magia, luego ella volvió a sentirse atrapada por la oscuridad. Quedando totalmente dormida de nuevo.

 

―Mi cabeza―susurro ella mientras se sentaba en la cama de sabanas de seda. Sentía un fuerte dolor en la parte trasera de la cabeza, era algo que le molestaba, pero no tanto como el hecho de que estaba totalmente vestida de blanco. Tan anticuado.
 
Escucho el chillido de las bisagras de una puerta que se abría y lo vio, era un chico alto de hombros anchos y que tenía una corona en su cabeza. Estaba bastante lejos por lo que noto lo larga que era esa habitación en la que se encontraba.
 
― ¿Qué clase de broma es esta? ―chilló Prince acercándose a su cama. Solo mirando a la intrusa que ocupaba su lugar.
―No me hables de esa manera―contra atacó ella subiendo la voz.
Prince se paró justo delante de ella y abrió la boca, listo para gritarle u ordenarle algo, pero, algo se lo impidió y fue algo que era imposible de explicar.
― ¿Estas bien? ―preguntó ella gateando por la cama hasta que quedo frente a él.
―No te me acerques. Te puedo hacer daño―balbuceó entre dientes mientras se alejaba de ella. No era desagrado, si no, terror.
― ¿Qué?
 
Prince tenía una cara de espanto e incluso su piel empalideció, y sus labios se volvían morados. Respiraba dificultosamente y hubo un momento en el que topo con una pared y simplemente salió corriendo, en busca de la salida.
Ella se paró de la cama y lo siguió con pasos torpes. Corrió detrás de él pero su corazón se detuvo cuando él empezó a gritar desgarradoramente justo cuando iba a salir. Se le acerco como pudo y evitando que su forcejeo la lastimara.
― ¿Qué te sucede? ―preguntó ella sabiendo que no encontraría una buena respuesta.
―Mi cuello―gruñó mientras se tomaba esa área con ambas manos, tratando de aliviar algo que era dolor. Prince dio un último grito, uno que pudo haber retumbado en todas las habitaciones, y con ese, él cayó al suelo, desplomado.
Se arrodilló a su lado y comenzó a moverlo con algo de violencia por los hombros, deseaba que despertara, ella lo necesitaba por alguna razón. Miro hacia la puerta abierta, puesto que empezaban a llegar más chicos.
 
― ¿Qué le sucedió? ―preguntó exaltado un joven de cabello castaño y ojos avellana. Este sonaba muy educado.
―N-no lo sé… Él solo gritaba―respondió sin siquiera mirarlo. Solo miraba la cara del que ahora se podía apreciar que era rubio, puesto que la corona que traía se encontraba a una distancia apreciable.
― ¡Prince! ―gritó otra voz masculina mientras que ella seguía sin prestar mucha atención a lo que sucedía a su alrededor.
 
― ¿Qué sucedió con la princesa? ―preguntó una voz lejana, pero algo molesta. Él no estaba cerca.
 
―Cállense―ordenó ella mientras volteaba a verlos―. Al menos está respirando.
―Que este respirando no significa que no pueda estar sufriendo un ataque cardiaco―dijo el de cabello castaño.
―Creo que se pueden ir. No son de ayuda―dijo mientras lo miraba y también a un chico que estaba detrás de él, era más callado que el viento.
―Como digas, pero si llega a suceder algo… Solo llámanos―ofreció―Me llamo Hiboux―finalizo alejándose por el pasillo junto el chico callado.
 
Ella suspiro y se levantó del suelo, arrastro el fornido cuerpo del caído y luego cerró la puerta de la habitación. Bufo mientras volvía ponerse a sentarse a su lado.
Yo no debería hacer estas cosas. Esto lo hacen otros, no yo. Pensó porque se estaba haciendo cargo del joven. Tomo la cabeza de él y la puso en sus piernas, mientras acariciaba sus cabellos y observaba que respirara. Ella esperaba que él despertara.
Le invadió un sentimiento de vació, era extraño todo lo que sucedía pero con todo lo que había pasado en los primeros minutos, ella se había olvidado completamente de todo. Despertó en un lugar irreconocible, con personas desconocidas y… ¿Quién soy? Pensó frunciendo el ceño, pero algo vino a su mente “Clover”, ¿ese sería su nombre? Ella no estaba segura de ello, pero, debía serlo, ¿no?
 
Los ojos del rubio comenzaron a abrirse, acostumbrándose a la aun prendida luz del bombillo. Observo a la chica y solo dio un gran suspiro.
― ¿Qué me paso? ―preguntó en un susurro, tocándose el cuello. Cambio de posición con gran fuerza y luego quedo sentado frente a ella.
―Te desmayaste―susurró ladeando la cabeza.
― ¿Qué? ―él mantuvo una mano en su cuello, el dolor era casi invisible por lo que no hizo mayor escándalo―Imposible.
―Luego de que salieras corriendo de mí.
―Yo nunca correría de una dama, sería incapaz―sonrió con picardía mientras tomaba su mano―De verdad.
―Y yo de verdad te digo que corriste de mí y luego parecía que estabas muriendo y… Te desmayaste―repitió evitando la parte en la que le decía “Te puedo hacer daño”― ¿No lo recuerdas?
Prince negó aun sonriente. Había algo que le hacía estar feliz. Pero era bastante extraño aun.
 
― ¿Tú eres Clover? ―preguntó.
―Supongo…
― ¿Supones? ¿No sabes quién eres? ―preguntó con cierta gracia.
―No―se puso repelente.
―Conozco una historia que es parecida―susurró, siquiera Clover le pudo escuchar.
― ¿Cuál es tu nombre?
―Los inferiores con los que comparto esta morada me llaman “Prince”, pero mi nombre es Príncipe de Oro―tenía un acento extraño, algo gracioso que hizo sonreír a la chica.
―Entonces te llamare Príncipe, puesto que yo no soy inferior―se levantó del suelo y no dio más de tres pasos hasta que tomo la corona y regreso con Prince. La puso sobre su cabeza―Te vez bien…
 
Él rio con muy poca fuerza. Se sentía débil pero no derrotado, nunca derrotado.
―Por supuesto que se ve bien. Lo traigo puesto―dijo con la cabeza en alto, mirándola con algo de reto.
 
Clover rio con levedad y puso su mano frente a él. Prince la uso para ayudarse a elevar todo su cuerpo, el cual dolía. Él no soltó su mano aun cuando ya se había levantado del suelo. Clover suspiro y no se negó a guiarlo hasta la cama, verdaderamente no tenía ningún problema.
Prince se dejó caer sobre las colchas  y miro por un momento a la chica.
― ¿Es raro que sienta que ya te conozco?
―No lo sé, pero, yo siento lo mismo.
―Es raro.
―No más raro que este lugar… ¿No hay ventanas?
―No… Tampoco hay una salida, por si te lo preguntabas. Por eso están acá.
― ¿Están?
―Están―repitió apenas volteando su rostro hacia ella― ¡Siento como si una carroza llena de personas me hubiera aplastado! ―exclamó.
―No cambies de tema, ¿Quiénes están?
―Hay más chicas…
 
Clover solo pudo fruncir el ceño para luego caminar con rapidez por la habitación adornada de oro. No le prestó atención a nada, solo quería salir y probar lo que pensaba. Abrió la puerta y noto el pasillo totalmente solo, pero provenían voces de cada habitación. A penas salió sintió el tacto frio de una mano contra la suya, Prince la había seguido y ahora parecía que no se iba a separar de ella.
― ¿Qué se supone que planeas hacer por este lugar? ―preguntó Príncipe de Oro mientras alzaba ambas cejas.
―Quiero ver algo… Es rápido.
De su mano, Clover solo se movió por las habitaciones que tenían las puertas abiertas y entro a la primera que se le presento.
 
―De acuerdo, nadie se molestara porque entremos al cuarto de Biely…―Prince soltó sin sarcasmo alguno y más bien con demasiada sinceridad.
Clover solo necesitó quedarse parada en la puerta para mirar el rostro de la chica que estaba parada frente a ese joven callado que había estado con Hiboux. La chica era una de las que había visto cuando despertó en ese lugar, ese lugar tan frio y justo antes de volver a desmayarse.
Prince la arrastro fuera de la habitación y ella no refutó.
 
―Son ellas―susurró confundida y molesta. Molesta más que nada porque ambas usaban la misma ropa blanca.
―No veo inconveniente con que sean ellas. Siguen siendo inquilinas―Príncipe de Oro solo se arregló el saco dorado que llevaba puesto y camino hacia las escaleras.
― ¿Adónde vas? ―preguntó levantando la voz. Tal vez la pudieron escuchar en las habitaciones pero… No le importaba. Siguió a Prince y tomo su mano, ahora era ella quien lo necesitaba a él.

Y sigo sin poder pasar de página   

¡Bloom!

:-w-: 

Con el siguiente pasarás, lo prometo