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Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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insanity house { nc
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Re: insanity house { nc
Capítulo 017
Prince revoloteaba cual mariposa en primavera, moviendo sus pertenencias de un lado a otro y metiendo sus joyas bajo los almohadones de los sillones, e incluso bajo la cama había guardado un par de coronas que ya le parecían fuera de lugar para estas temporadas. Pero aun así, todo era invaluable y ese sentimiento por Clover no hacía desaparecer sus inseguridades, y menos la desconfianza a la desconocida.
― ¿Qué estás haciendo, Prince? ―preguntó Clover desde el fondo del cuarto. Prince se dio la vuelta y la miró con una sonrisa nerviosa. Estaba perdido.
― ¡Oh, creí que ibas a cambiarte de ropaje! ―exclamó con nerviosismo―No hacía nada.
―Eso hice.
El mecanismo del cerebro de Prince no hacía más que pensar en respuestas rápidas, ingeniosas, arrogantes y en algún grado; inteligentes. Pero no tenía nada. Sus pensamientos se habían esfumado y dejaron un espacio especial para algo.
― ¿Qué tienes tras tu espalda, Príncipe de Oro? ―ella se acercaba con lentitud, como si previniera que él se fuera volando a otro lado. Como una mariposa.
―Nada…
― ¿Nada?
Clover, quien estaba frente a Prince, se movió con la rapidez suficiente como para tomar lo que Prince traía tras la espalda. Las manos del apuesto joven se reusaban a soltar lo que les pertenecía, pero Clover dio un pellizco en uno de los dedos y, por el dolor, soltaron el botín.
― ¡Auch! ―chilló Prince como un niño.
― ¿Por qué escondías esto?
Él bajó la cabeza y pensó una respuesta que lo sacara de este apuro tan vergonzoso para sí mismo. Volvió a subir su rostro y la miró a los ojos, en un intento desesperado por usar su encanto. Le dedicó su mejor sonrisa y luego tomó las manos de ella, capturando disimuladamente sus joyas.
―No las escondía―susurró detenidamente, observando la mueca de Clover, cuando en su cabeza las neuronas hicieron algo impresionante―. Soy como el rey de ese acertijo, escondo las joyas del sastre y de mi hijo. Tengo miedo de que me las roben y para no ser paranoico; todo lo monté como un robo.
La respiración de Prince se aceleró y en segundos había soltado las manos de Clover, mientras que ella lo miraba con los ojos bien abiertos; ella suponía que el acertijo era para él, pero no había entendido el por qué hasta el momento.
―Dime que no te vas a volver a desmayar, por favor―rogó, sosteniendo nuevamente sus manos y guiándolo con cuidado hacia la cama.
―Yo nunca me desmayé―refutó y luego se dejó caer en las sabanas, sabiendo lo que venía.
― ¿Qué estás haciendo, Prince? ―preguntó Clover desde el fondo del cuarto. Prince se dio la vuelta y la miró con una sonrisa nerviosa. Estaba perdido.
― ¡Oh, creí que ibas a cambiarte de ropaje! ―exclamó con nerviosismo―No hacía nada.
―Eso hice.
El mecanismo del cerebro de Prince no hacía más que pensar en respuestas rápidas, ingeniosas, arrogantes y en algún grado; inteligentes. Pero no tenía nada. Sus pensamientos se habían esfumado y dejaron un espacio especial para algo.
― ¿Qué tienes tras tu espalda, Príncipe de Oro? ―ella se acercaba con lentitud, como si previniera que él se fuera volando a otro lado. Como una mariposa.
―Nada…
― ¿Nada?
Clover, quien estaba frente a Prince, se movió con la rapidez suficiente como para tomar lo que Prince traía tras la espalda. Las manos del apuesto joven se reusaban a soltar lo que les pertenecía, pero Clover dio un pellizco en uno de los dedos y, por el dolor, soltaron el botín.
― ¡Auch! ―chilló Prince como un niño.
― ¿Por qué escondías esto?
Él bajó la cabeza y pensó una respuesta que lo sacara de este apuro tan vergonzoso para sí mismo. Volvió a subir su rostro y la miró a los ojos, en un intento desesperado por usar su encanto. Le dedicó su mejor sonrisa y luego tomó las manos de ella, capturando disimuladamente sus joyas.
―No las escondía―susurró detenidamente, observando la mueca de Clover, cuando en su cabeza las neuronas hicieron algo impresionante―. Soy como el rey de ese acertijo, escondo las joyas del sastre y de mi hijo. Tengo miedo de que me las roben y para no ser paranoico; todo lo monté como un robo.
La respiración de Prince se aceleró y en segundos había soltado las manos de Clover, mientras que ella lo miraba con los ojos bien abiertos; ella suponía que el acertijo era para él, pero no había entendido el por qué hasta el momento.
―Dime que no te vas a volver a desmayar, por favor―rogó, sosteniendo nuevamente sus manos y guiándolo con cuidado hacia la cama.
―Yo nunca me desmayé―refutó y luego se dejó caer en las sabanas, sabiendo lo que venía.
No quiero ir con ellos, pensó involuntariamente.
El mundo era de color negro desde ahora para Prince. {...}
Siendo un niño de siete años me encontraba mirando lo que hacía mi madre. Cocinaba para vender, eso era seguro, pero yo esperaba que me diera la orden que estaba esperando desde hace ya un buen rato. ―Príncipe, acompaña a tu padre. Necesitará ayuda con las compras cuando regrese―dijo mi madre; una mujer joven, de cabellos rubios y hermosos ojos verdes, hablando el idioma de nuestras raíces. Una sonrisa se me escapó cuando escuché lo que dijo.
―Sí, mami―repliqué en alemán, el único idioma que decía saber, aun cuando mis padres gastaban noches enseñándome inglés―Pero, no me digas así; no soy un príncipe.
Corrí felizmente por los pisos de madera, esquivando los pocos muebles que habían comprado hasta el momento. Tomé la mano de mi padre y lo jalé por el umbral de la puerta hasta haberlo llevado escaleras abajo y a su camioneta vieja y desgastada; regalo de mi abuelo.
― ¡Papá! ¡Apúrate! ―grité con energía, mientras le soltaba la mano y me subía al asiento de co-piloto.
―Amigo, tranquilízate. Solo vamos a buscar algunas cosas para tu madre y volveremos―mi padre subió al volante y encendió el viejo cachivache andante.
―Está bien, ¿pero podemos comprar galletas?
―No, hoy no. Si compramos galletas tu mamá no podrá tener sus ingredientes y sin los ingredientes…
―No hay comida y sin la comida no hay dinero―completé con fastidio lo que él iba a decir, lo repetía y lo repetía. Siempre lo mismo cuando deseaba un juguete nuevo o algo. Así no eran las cosas en Alemania.
―Desde ahora solo te responderé si hablas en inglés, así que más te vale que lo aprendas.
Volteé hacía él y fruncí el ceño, le saqué la lengua como si ese fuera el peor insulto del mundo y luego volví mi vista hacía la ventana. Por supuesto que sabía hablar inglés, y a la perfección, pero siendo un niño no entendía para qué tenía que dejar mis raíces atrás. Mi padre aceleró y en poco tiempo estábamos en el pequeño mercado del pueblo, mi padre bajó del auto y me esperó frente a este. Lo miré con una sonrisa maliciosa.
Bajé y corrí por enfrente de él, mis energías no se vaciarían en tan poco tiempo. Lo escuché gritarme; “Prince, kehrt “, pero no lo hice, no volví como él me lo pedía. Me adentré en el mercado y fue cuando tranquilicé mi paso. Miré hacia arriba para verle las caras a quienes me estaban pasando por al lado y luego fue cuando seguí caminando. Me acerqué al puesto más cercano y deje un par de dólares en la mesa.
―Quiero un paquete de galletas, por favor―dije cordialmente, y en inglés no muy bien practicado.
―Claro, Axl.
¿Cómo sabía mi nombre? Voltee hacía arriba y la mire; una mujer rubia, alta y con la tez ligeramente pálida. Me hice un poco para atrás y ladee mi cabeza aun mirándola a ella. Como el monstruo que yo decía que habitaba bajo mi cama, ella me producía un miedo que con facilidad me hacía temblar.
― ¿Me conoces, señorita?
―Sí, pero tú no a mí, Axl.
Tiempo de irse, eso fue todo lo que había pensado. A pesar de tener siete años no era estúpido y entendía que no era normal que una mujer desconocida supiera el nombre que no me decían desde mi llegada al país. Puede que no haya sido el niño más inteligente del jardin de niños, pero había que reconocer que cualquiera hubiera aceptado las galletas y dicho: "gracias".
―Corre, pero te vamos a encontrar, Príncipe.
El terror se había apoderado de mí y como ella había dicho: Corrí. Me alejé lo más que pude de ese lugar y traté de regresar al auto pero siquiera este estaba en donde debería y no había rastros de mi padre. Me detuve y analicé la situación. Una mujer dijo conocerme, me quiere atrapar y sabe más de lo que debería.
― ¡Papi! ―grité con todas mis fuerzas. Las personas siquiera mi habían notado.
Y los vi. Vestidos de blanco. Caras serias. Y se aproximaban a mí. Mis pequeñas manos empezaron a sudar y, como era un niño, ya había empezado a llorar. La miré acercarseme pacíficamente, como si no tuviera intenciones de hacerme ninguna clase de daño. Que mentira tan grande.
― ¡Oh, tranquilo, Prince! Solo te llevaremos a otro lugar, conocerás muchos amigos y amigas. No te haremos daño.
―No me diga así, solo mi mami y mi papá pueden hacerlo―daba pasos para atrás, tratando de que ellos no se siguieran aproximando. Ella se seguía aproximando y me quedé sin lugar a donde irme cuando mi espalda se topó con uno de los hombres que venían con ella.
―Ya no más.
― ¡No! ―grité entre lágrimas, cuando otro me cargaba. Pataleé y golpeé su espalda con mis pequeños puños― ¡No! ¡No!
― ¡Tranquilo! ―exclamó Clover desde la puerta. Corrió hasta donde estaba Prince y se arrodillo a su lado―. ¿Qué pasó?
―No lo sé―relajó su cuerpo y dejó a su cabeza caer en la almohada. Miró a Clover con los ojos perdidos―. No lo sé―repitió rompiendo en llanto―. No lo sé.
Estaba confundido. Perdido. Se abrazó a sí mismo y fue cuando Clover sintió pena por el de la corona. Los brazos de ella lo rodearon y él busco la manera de aferrarse a ella lo más que pudo. ¿Eso fue cierto? Sí, se había sentido tan real. Pero, ¿y su infancia en la casa? ¿Qué pasa con ella? Mentiras. La cabeza de él era un desastre, las palabras de idiomas diferentes se confundían unas con otras, y ahora sentía que habían dos de él dentro de sí, aunque, por ahora, Príncipe de Oro ganaba la pelea por el cuerpo ¿Cuánto iba a resistir en ese lugar?
―Prince, dime que sucede―dijo ella a su oído, mientras acariciaba los cabellos dorados del que se encontraba abrazado a ella cual Koala.
―No te alejes de mí, Clover―fue lo único que pudo salir de los labios temblorosos de Príncipe de Oro―. No te vayas.
―Debo ir a decirle a los demás. Estas muy mal, Prince―seguía hablando ella en su oído, regalándole tranquilidad y cierta seguridad, pero él no dejaba de llorar y sollozar en silencio.
―Yo solo necesito que te quedes conmigo―dijo él. Ella suspiró y asintió, mientras aferraba al joven con sus brazos.
―Me quedaré, no iré a ningún lado.
―Sí, mami―repliqué en alemán, el único idioma que decía saber, aun cuando mis padres gastaban noches enseñándome inglés―Pero, no me digas así; no soy un príncipe.
Corrí felizmente por los pisos de madera, esquivando los pocos muebles que habían comprado hasta el momento. Tomé la mano de mi padre y lo jalé por el umbral de la puerta hasta haberlo llevado escaleras abajo y a su camioneta vieja y desgastada; regalo de mi abuelo.
― ¡Papá! ¡Apúrate! ―grité con energía, mientras le soltaba la mano y me subía al asiento de co-piloto.
―Amigo, tranquilízate. Solo vamos a buscar algunas cosas para tu madre y volveremos―mi padre subió al volante y encendió el viejo cachivache andante.
―Está bien, ¿pero podemos comprar galletas?
―No, hoy no. Si compramos galletas tu mamá no podrá tener sus ingredientes y sin los ingredientes…
―No hay comida y sin la comida no hay dinero―completé con fastidio lo que él iba a decir, lo repetía y lo repetía. Siempre lo mismo cuando deseaba un juguete nuevo o algo. Así no eran las cosas en Alemania.
―Desde ahora solo te responderé si hablas en inglés, así que más te vale que lo aprendas.
Volteé hacía él y fruncí el ceño, le saqué la lengua como si ese fuera el peor insulto del mundo y luego volví mi vista hacía la ventana. Por supuesto que sabía hablar inglés, y a la perfección, pero siendo un niño no entendía para qué tenía que dejar mis raíces atrás. Mi padre aceleró y en poco tiempo estábamos en el pequeño mercado del pueblo, mi padre bajó del auto y me esperó frente a este. Lo miré con una sonrisa maliciosa.
Bajé y corrí por enfrente de él, mis energías no se vaciarían en tan poco tiempo. Lo escuché gritarme; “Prince, kehrt “, pero no lo hice, no volví como él me lo pedía. Me adentré en el mercado y fue cuando tranquilicé mi paso. Miré hacia arriba para verle las caras a quienes me estaban pasando por al lado y luego fue cuando seguí caminando. Me acerqué al puesto más cercano y deje un par de dólares en la mesa.
―Quiero un paquete de galletas, por favor―dije cordialmente, y en inglés no muy bien practicado.
―Claro, Axl.
¿Cómo sabía mi nombre? Voltee hacía arriba y la mire; una mujer rubia, alta y con la tez ligeramente pálida. Me hice un poco para atrás y ladee mi cabeza aun mirándola a ella. Como el monstruo que yo decía que habitaba bajo mi cama, ella me producía un miedo que con facilidad me hacía temblar.
― ¿Me conoces, señorita?
―Sí, pero tú no a mí, Axl.
Tiempo de irse, eso fue todo lo que había pensado. A pesar de tener siete años no era estúpido y entendía que no era normal que una mujer desconocida supiera el nombre que no me decían desde mi llegada al país. Puede que no haya sido el niño más inteligente del jardin de niños, pero había que reconocer que cualquiera hubiera aceptado las galletas y dicho: "gracias".
―Corre, pero te vamos a encontrar, Príncipe.
El terror se había apoderado de mí y como ella había dicho: Corrí. Me alejé lo más que pude de ese lugar y traté de regresar al auto pero siquiera este estaba en donde debería y no había rastros de mi padre. Me detuve y analicé la situación. Una mujer dijo conocerme, me quiere atrapar y sabe más de lo que debería.
― ¡Papi! ―grité con todas mis fuerzas. Las personas siquiera mi habían notado.
Y los vi. Vestidos de blanco. Caras serias. Y se aproximaban a mí. Mis pequeñas manos empezaron a sudar y, como era un niño, ya había empezado a llorar. La miré acercarseme pacíficamente, como si no tuviera intenciones de hacerme ninguna clase de daño. Que mentira tan grande.
― ¡Oh, tranquilo, Prince! Solo te llevaremos a otro lugar, conocerás muchos amigos y amigas. No te haremos daño.
―No me diga así, solo mi mami y mi papá pueden hacerlo―daba pasos para atrás, tratando de que ellos no se siguieran aproximando. Ella se seguía aproximando y me quedé sin lugar a donde irme cuando mi espalda se topó con uno de los hombres que venían con ella.
―Ya no más.
― ¡No! ―grité entre lágrimas, cuando otro me cargaba. Pataleé y golpeé su espalda con mis pequeños puños― ¡No! ¡No!
{...}
― ¡No! ―gritó con todas sus fuerzas, despertando de su sueño infernal y teñido de desgracia y dolor. Se arrastró por la cama hasta llegar al respaldar. Su piel estaba bañada en sudor y las ropas las tenía pegadas al cuerpo. La respiración era irregular y miraba a su alrededor, buscando a Clover con todo lo que podía. ― ¡Tranquilo! ―exclamó Clover desde la puerta. Corrió hasta donde estaba Prince y se arrodillo a su lado―. ¿Qué pasó?
―No lo sé―relajó su cuerpo y dejó a su cabeza caer en la almohada. Miró a Clover con los ojos perdidos―. No lo sé―repitió rompiendo en llanto―. No lo sé.
Estaba confundido. Perdido. Se abrazó a sí mismo y fue cuando Clover sintió pena por el de la corona. Los brazos de ella lo rodearon y él busco la manera de aferrarse a ella lo más que pudo. ¿Eso fue cierto? Sí, se había sentido tan real. Pero, ¿y su infancia en la casa? ¿Qué pasa con ella? Mentiras. La cabeza de él era un desastre, las palabras de idiomas diferentes se confundían unas con otras, y ahora sentía que habían dos de él dentro de sí, aunque, por ahora, Príncipe de Oro ganaba la pelea por el cuerpo ¿Cuánto iba a resistir en ese lugar?
―Prince, dime que sucede―dijo ella a su oído, mientras acariciaba los cabellos dorados del que se encontraba abrazado a ella cual Koala.
―No te alejes de mí, Clover―fue lo único que pudo salir de los labios temblorosos de Príncipe de Oro―. No te vayas.
―Debo ir a decirle a los demás. Estas muy mal, Prince―seguía hablando ella en su oído, regalándole tranquilidad y cierta seguridad, pero él no dejaba de llorar y sollozar en silencio.
―Yo solo necesito que te quedes conmigo―dijo él. Ella suspiró y asintió, mientras aferraba al joven con sus brazos.
―Me quedaré, no iré a ningún lado.
- clover no se va a ningún lado :
- muchos feelings con mi pequeño aleman espero que les sea querible (?) MI pequeño alemán Esperaré con ansias el capítulo de Kirki y el nuevo acertijo
Última edición por Bloom. el Lun 17 Feb 2014, 12:07 pm, editado 3 veces
Bloom.
Re: insanity house { nc
Bloom, aún no leía el capítulo de Nat y tú ya subiste el tuyo
Nat: No sé qué decirte, sabes que amo con todo mi corazón tu manera de escribir y le tengo un cariño muy especial a tu redacción, es hermosa<33 El capítulo me encantó, Crystal es genial, amo su actitud y el hecho de que no se deja intimidar por Cuervo Ya era hora de que alguien lo pusiera en su lugarTu usuario Verlac
Bloom: Bloom de mi corazón Todo lo que escribes es genial Amor eterno a tus ideas genialosas El recuerdo de Prince fue genial, yo nunca me lo imaginé así, pero... Wow, en serio, genial.
Te loveo mucho, a ti y a tu escritura <33
Espero el capítulo de Kirk
Nat: No sé qué decirte, sabes que amo con todo mi corazón tu manera de escribir y le tengo un cariño muy especial a tu redacción, es hermosa<33 El capítulo me encantó, Crystal es genial, amo su actitud y el hecho de que no se deja intimidar por Cuervo Ya era hora de que alguien lo pusiera en su lugar
Bloom: Bloom de mi corazón Todo lo que escribes es genial Amor eterno a tus ideas genialosas El recuerdo de Prince fue genial, yo nunca me lo imaginé así, pero... Wow, en serio, genial.
Te loveo mucho, a ti y a tu escritura <33
Espero el capítulo de Kirk
Fery.
Re: insanity house { nc
Oh Bloom me dejaste sin palabras con tu capítulo. Me encantó, sobre todo la parte dónde Prince despierta y quiere que Clover se quede cerca *-* hermoso.
pd: Me iré de vacaciones desde hoy hasta el lunes, trataré de pasarme si es que encuentro alguna señal.
pd: Me iré de vacaciones desde hoy hasta el lunes, trataré de pasarme si es que encuentro alguna señal.
Verlarc.
Re: insanity house { nc
WTF! Pense que ya había comentado tu capitulo, Bloom!
Ahora me siento peor:'c
Debo decirte que me encanto el prince paranoico:3 Lo ame por qué me recordó la primera vez que lei la sinopsis de esta colectiva y yo estaba así de: "Ahhhhhhhhhhh! Frey querer participar<3"
Y el recuerdo... Ahhhhhhhhhhhh! El maldito recuerdo es espectacular:3
Y la corporación es una maldita... pareciera que lo quisiera matarD:
¡PROMETIDO! En un rato subo el capitulo:)
Ahora me siento peor:'c
Debo decirte que me encanto el prince paranoico:3 Lo ame por qué me recordó la primera vez que lei la sinopsis de esta colectiva y yo estaba así de: "Ahhhhhhhhhhh! Frey querer participar<3"
Y el recuerdo... Ahhhhhhhhhhhh! El maldito recuerdo es espectacular:3
Y la corporación es una maldita... pareciera que lo quisiera matarD:
¡PROMETIDO! En un rato subo el capitulo:)
Frey.
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