insanity house { nc

Amado miraba con atención a la chica frente a él, ninguno había dicho alguna otra palabra después de confesarle que no había salida del lugar. Amelie analizaba al poseedor del nombre Amado, examinando cada parte de él y notando, aunque era difícil de creer, que aun traía el pijama puesto. La chica se levantó de su asiento  y camino alrededor de la habitación de Corazón; los colores eran de diferentes tonalidades aunque siempre estaban entra el rojo y el rosa, una variada cantidad de peluches estaban en la cama, excepto el que tenía en las manos.

―¿Podrías decir alguna palabra? Me pones nervioso ―admitió el chico rosado mientras se rascaba la nuca con cierto grado de nerviosismo.

―No eres muy ordenado.

Amado abrió lo más que podía los ojos, que por cierto no es mucho por su desconocida ascendencia asiática, cuando escucho las palabras de la chica, simplemente volvió inflar los cachetes como lo venía haciendo desde que Amelie había despertado. A la pelinegra este acto le parecía en cierto grado muy tierno pero a la vez muy molesto, ¿Por qué tenía que hacerlo? ¿No podía hacer una mueca normal? Fue los las cosas que cruzaron por su cabeza en ese momento pero prefiero ignorarlas.

―¿No te puede molestar de una manera normal? ―preguntó con una ceja alzada.

―¿Normal?

―Sí, normal ―asintió irritada ―, o sea que me grites o que me regañes.

Amado la miro confundido,  según sus principios gritas era algo que no debía hacer, tampoco debía  molestarse. Si bien se sentía incómodo cuando alguien lo molestaba nunca había reaccionado de alguna manera que no sea la típica para él, aunque se lo había cuestionado un par de veces cuando era pequeño no le tomaba la importancia necesaria.

—¡Tenemos que hablar!

Una voz interrumpió su interesante conversión sobre las emociones de Amado, Amelie se sobresaltó levemente no esperaba que alguien gritara en ese momento, ya descubriría de quien era esa voz. Salió junto con Amado de la habitación, simplemente ignorando el hecho que el chico seguía en pijama.

—No debes gritar…  ―Amado regaño a Cuervo con susurro, principalmente porque esta había asustado a la chica de cabellos oscuros.

—Nenita  ―Amelie quiso golpear al chico vestido de negro pero simplemente se resistió. No quería causar más problemas del necesario.

—¿Nos llamas para nada?  ―el siguiente joven traía una corona en la cabeza.

—No es para nada, princesa. A menos que no te parezca relevante la llegada de ellas  ―Amelie anoto mentalmente golpear a ese chico en otro momento.

Una chica que había llegado junto al de la corona lo tomo a este del hombre y hablaron entre susurros. Se preguntó si debería hacer eso con Amado.

Otra chica también hizo lo mismo, con el chico que adivino era Hiboux por lo poco que le había dicho Amado. Pero su plática parecía más una discusión.

―¿Quién es quién? ―se acercó lo suficiente a Amado para que contestara su duda.

―El de la corona es Prince, el de negro es Crow pero todos le dicen Cuervo, el que pelea con su chica es Hiboux y el que sobra es Migthy  ―contestó rápidamente.

Cuando  se alejó un poco de Amado, noto que Cuervo y Prince pelaban por algo pero fue el tal Migthy quien termino esa discusión.

―Hablemos de lo que importa ―hablo con voz fuerte  ―, ellas están para ayudarnos a salir y aún no sabemos cómo lo harán.

―Hay que suponer que ellas serán las que nos sacaran de la casa. Por lo que todas deben tener algo para salir ¿Qué es eso?  ―hablo Hiboux

―Si creen que diré algo, se equivocan ―hablo sin pensar y cuando volvió la vista a Amado ente negó con la cabeza. A Amelie no le importó y siguió con lo suyo.

―Yo tampoco diré una palabra, no confió en ninguno de ustedes ―comentó una chica cercana a Migthy.

―Yo no les diré nada… No creo que sea lo mejor―la chica que hablaba con Prince dio media vuelta y comenzó a irse.

―Esto es ridículo…―dijo Prince antes de comenzar a seguirla.

Amelie observo como Amado camino hasta Prince y discutió con el unas cuantas palabras. Amelie lo miro molesta, si era la decisión del chico irse ¿Por qué Amado no lo dejaba en paz? Cuando el pelinegro regreso con ella simplemente la tomo de la mano y la saco de ese lugar.

Siguieron caminando hasta que llegaron de nuevo a la habitación de Corazón. Amelie se había dado cuenta que todas las chicas traían el mismo atuendo, aunque no lo había pensado mucho decidió revisar si no había alguna ropa diferente.

―Adelante puedes revisar mi closet ―dijo Amado Corazón cuando la chico revisaba el gran closet de Amado, encontrado solamente una excesiva cantidad de sudaderas, que para colmo eran también rosa.

Gruño molesta con se separó del closet cerrándolo con fuerza, para abrir los cajones de abajo que solo resulto en más ropa entre rosa y rojo, a abrir encontró que los colores desaparecían y solo había un blanco puro.

―¿Todo debe que ser blanco?

―Aparentemente ―contestó Amado costándose en su cama, Amelie se dio cuenta de otro problema solo había una.

―No hay otra cama ―esto sonó más como una afirmación que una pregunta.

―Puedes dormir conmigo ―dijo el chico sin tomarle mucha importancia.

―No hare eso ―declaró ―. Tú dormirás en el piso.

Amado iba a opinar pero un grito hizo que se distrajera, de nuevo tomo de la mano a la chica y regresaron a la sala donde habían estado antes, apenas llegaron todo estaba envuelto en una pelea, Amado tomo una nota que estaba en la mesa y la leyó para después pasársela a Amelie que la regreso a la mesa. La nota en si decía lo siguiente.

“Su salida será encontraba basándonos en cada uno de ustedes. Por ello tenemos una serie de pruebas, diferente cada una de ellas y dedicada para todos y a su vez para uno.
  Suerte”

“En el joyero del rey se perdieron tres joyas mientras el sastre trabajaba en las ropas del hijo del dueño. Las tres joyas se esfumaron y el ladrón no fue encontrado.
 ¿Quién fue este?”

Ambos se miraron, como si una conexión mental tuviera, preguntándose qué cosa era eso.

― ¿Qué tipo de mierda es esa? ―hablaba Cuervo.

―Es algo de niños; es un acertijo―explico Hiboux ―. Hay que pensar lateralmente, es sencillo.

― ¿Ya tienes la respuesta? ―pregunto una chica, la que había hablado después de Amelie.

―Julianne, dudo que es diez segundos ya sepa la respuesta ―contestó el chico.

―Esto es muy extraño ―colaboró Amado.

Alguien silbo y Amelie se tapó los oídos, por una razón odiaba los ruidos fuertes y ahora con tanto griterío le dolía la cabeza. Se alegró cuando la sala se quedó en silencio.


―Si quieren pensar, es mejor callar y hacer esto en sus mentes, no en voz alta mientras nos abarrotamos de inquietudes ―el tal Prince habló  ―. Recomiendo que volvamos a nuestros lugares y que cuando tengamos una respuesta… La compartamos.

―Yo no pienso compartir nada―murmuró la chica a lado de el

Prince pareció contestarle pero Amelie no llego a escuchar que.

―Me parece justo―Hiboux dijo alejándose de todos y apartando a una de las chicas con él.

―A mi igual ―Migthy quedo frente a Prince―. Me alegra que razones por una vez en tu vida.

―Esto es ridículo y patético ―el de negro miro de nuevo mal a Amado. La paciencia de Amelie llego a su punto límite y cuando estuvo a punto de lanzarse contra ese chico, alguien el tomo de la cintura. Ese no era un cualquier alguien, era Amado que la sostenía fuertemente.

―No hagas algo de lo que te arrepientas ―le dijo en un susurró en el oído, pues el chico había quedado justo detrás de ella.

Amelie simplemente murmuró palabras que no tenían sentido junto para calmarse y quedarse en la posición que compartía con Amado.

―Vamos ―le dijo de nuevo el chico, mientras la soltaba y la tomaba de la mano.

Amelie miro a Amado que iba delante de ella. Su mirada por primera vez tenía un semblante serio, como si fuera otra persona. Amelie se había dado cuenta que a veces los chicos actuaban como si fueran otras personas, rápidamente recordó las palabas “No dejes que caigan en sus garras”. Prefirió sacudir la cabeza y concentrarse en el acertijo.

―Deberíamos pensarlo un poco ―le comentó a Amado cuando llegaron a la habitación.

―Yo creo que no ―dijo Amado con el mismo semblante serio.

―¿Por qué?

―Porque el acertijo es para Prince.

―¿Llegaste a esa conclusión tu solo? ―preguntó la chica con una pequeña sonrisa ―. Me sorprendes.

Eso hizo click en la cabeza de Amado, haciendo que regresara ese ser infantil. Por lo mismo el inflo las mejillas.

―Eres tan mala ―dijo con las mejillas infladas.

En ese momento solo se escuchó la carcajada de Amelie.