The To Do List. {Cancelada.

— ¡Baja del escenario virgen!

Estas chicas estudiaron en los mejores colegios y  sus promedios contienen las mejores notas; toda su instancia en la secundaria la pasaron esforzándose para entrar en una buena universidad. Pero cuando la graduación termina, y ya solo les quedan los últimos meses antes de mudarse a las instalaciones de Yale, Harvard y standford ; se ponen a pensar y se preguntan
¿No habremos desperdiciado nuestras experiencias adolecentes durante todo este tiempo? ¿Alguna vez salimos a fiestas o tuvimos sexo?
La respuesta es tan obvia y tan vergonzosa que deciden, entre todas, hacer una lista de todas las experiencias y según ellas, las "habilidades" que tendrían que haber aprendido en la preparatoria. Todo esto antes de mudarse, no obstante las trataría como las últimas y únicas vírgenes en todo el collage.
Sin embargo, van a recibir un poco de ayuda y con suerte también aprenderán cosas fuera del contexto sexual.

La graduación, ha llegado el día. Algunos adolecentes mueren durante la espera, otros no le dan importancia alguna, pero para personas como yo y mis amigas esté es un día muy especial. Gasté cinco mese de mi vida para tener una ceremonia digna, para que todo sea perfecto.

Ya estaba todo preparado, Marilyn decoraba los últimos sectores vacios del salón, el cual adornamos para que no luzca al gimnasio y Matt terminaba de arreglar los reflectores que colgaban del techo. Solo quedaba la parte de los certificados, algo de lo que Hazel se encargaba junto con el director.

Miré una vez más la lista de egresados con melancolía. La mayoría del alumnado se sentía fatal. Uno piensa que al terminar de año todo será alegre y divertido, ya que no tendrás la obligación de volver todos los lunes en la mañana a estudiar o a escuchar a los profesores, pero realmente no se trataba de eso, si no que te entristecía un poquito el asunto de separarte de tus amigos para emprender otro camino hacia el futuro.

– ¡Honey! Ya tengo nuestras togas.

Di media vuelta para encontrarme con un radiante Connor sosteniendo nuestra vestimenta para esa tarde: una reluciente toga roja y un birrete dorado, sin olvidar la borla también roja que colgaba de el.

–Perfecto, tengo que darte el dinero de la lavandería– le informe  buscando dentro de mi bolso mí billetera y sacando de ella 10 dólares–. Toma.

–Ni se te ocurra, ya lo pagué – dijo caminando hacia tras como siempre hacia cuando quería escapare de esta clase de situaciones.
Y sin más ya había desaparecido.

Al terminar y verificar unas cuarenta veces que todo estaba en su lugar y sin imperfección alguna, le pedí a Isla que me llevara a casa. Habíamos planeado junto con las chicas que unas horas antes, íbamos a juntarnos en casa y arreglarnos para lucir maravillosas en el evento y en la fiesta posterior.

– ¿Vestirás eso?– Pregunté al ver el atrevido, muy atrevido vestido de lyn, aka Marilyn.

– ¿Algún problema? ¿Es que me hace parecer gorda?

–Estoy de acuerdo con Honey, está fuera de lugar–Opinó Asia.

–Creo que no hay que exagerar, además su toga la tapará durante la ceremonia.

Y Hazel terminó convenciendo a todas.

Durante cuatro horas o una eternidad terminamos nuestros peinados, manicura, pedicura y peinados. Ya estaba oficialmente todo listo. Una vez más limpie mis tacos con un pañuelo para mantenerlos brillantes.

Connor literalmente me rogo que lo acompañara, juró tener un buen auto y vestirse a conjunto con mi vestido; yo no me queje, ni lo rechace, pero la constante preocupación de el por mí era agobiante y más cuando nuestros padres estaban ahí diciendo que hacíamos buena pareja. Y si, eso iba a suceder durante la ceremonia o incluso al bajar de las escaleras con las chicas todas hermosas.

No me gustaba ser el centro de la atención y menos en situaciones melancólicas o de tristeza. Mi madre lloraba todo el tiempo y mi padre se las apañaba para calmarla. Bajamos una a una dirigiéndonos a la sala para la primera foto; nos tomamos de las manos y sonreímos, luego una de nosotras abrazadas y por ultimo una con mis padres.

Ya estaba harta de la petición de más fotografías, y ya estaba a punto de convencerlos de guardar la cámara con la escusa de que la batería se agotaría y no quedaría para la graduación. Pero mi mejor amigo entro por la puerta con un ramo y una brillante sonrisa en el rostro.

–Connor, mi amor, pasa– pidió mi madre también sonriendo con felicidad, para luego vernos a los dos juntos y sollozar nuevamente comentando lo grandes que nos veíamos en nuestras togas rojas.

Luego de millones de fotos, las chicas ya se habían ido. Mire el reloj de muñeca y me alarme al ver lo tarde que era.

– ¡Madre! Por tu culpa llegare tarde, ¿estás loca?

Ella no se percató, pero Connor miro su reloj y comentó:
–Honey, faltan 15 minutos para que comience, no te preocupes.

– ¿Cómo no me voy a preocupar? Odio llegar impuntual, tengo que verificar que todo esté en su lugar, tal cual lo planeamos.

Connor asintió y se despidió de mis padres, dejándole el ramo de rosas a mi madre para que lo dejara en un jarrón con agua fría. Ellos irían al evento después de vestirse y arreglarse.

El camino hacia el instituto fue de lo más normal, puras charlas científicas y de intelecto. Realmente eso era lo que apreciaba más de Connor, era suficientemente inteligente como para tener una charla de alto nivel sin parecer un ignorante patán.

Al llegar noté que todo estaba bien, tan bien que sentí esa emoción-tristeza que todos desprendían atreves de sus miradas. Era completamente perfecto. Vi sentadas en la tercera fila a las chicas con respectivos chicos, que la mayoría no conocía a excepción por el rubio Matt y Nick; las salude con la mano y me retire a lo que sería el backstage del escenario.

Ahí encontré al director acomodándose la corbata y algunos profesores leyendo apuntes y preparando la mesa con diplomas. Yo estaba encargada del gran discurso, nadie me lo podía arruinar, era mi momento.
–Y como final, una excelente alumna de este instituto que hoy se gradúa con los mejores honores, presentara un discurso– indicó el director haciéndose a un lado para dejarme usar el micrófono.

No había escrito notas, porque lo que iba a decir ya lo había ideado mucho antes de que empezara el año y lo sabía de memoria.
–Gracias director, realmente aprecio sus palabras– él me guineo un ojo, lo cual me dio confianza para continuar– Hoy día somos libres, somos profesionales, somos adultos. Ya no hay más profesores, directores o alumnados; todo eso ya quedó en el pasado. Pero pensemos: ¿Para qué fuimos al instituto si terminamos perdiendo todo eso? Ellos nos llenan de sabiduría, consejos y ingenio; ellos nos guian…

–¡Baja del escenario virgen!

Y con esas simples palabras todo estaba arruinado. Empecé a frotar mis manos con estrés y notar que todo comenzaba a reír y a decir más insultos relacionados con la sexualidad o el ser nerd, geek, etc.

–Gracias– murmuré mientras literalmente corría bajando las escaleras hasta las puertas de entrada, por la cual ya todos se estaban marchando.

– ¿Estás bien?

–Si, Connor– mentí.

–Nunca estas bien cuando las cosas salen mal.

– ¿Entonces para que preguntas si ya sabes la respuesta?

Y como de costumbre pare de caminar apresurada, gracias a que el castaño me abrazaba contra él; de esa forma el resolvía todo, con brazos y paz.
–Ya estoy mejor–comenté para que se alejara de mí.
–No me puedo creer que hayas venido–Lyn sonrío mientras me tendía un vaso de vodka.

–Después de lo sucedido, ya estoy cansada de lo mismo. Ahora mi meta es emborracharme en esta ridícula fiesta y esperar que Connor me lleve a mi casa sana y salvo.

–Tenemos pijamada– me orientó Hazel apareciendo de la nada.

–Entonces ustedes llévenme a mi cama o a las suyas– grité al percibir que la música empezaba a subir, y dándole un trago a la bebida que quemaba mi garganta. Esto era toxico, pero me serviría para relajarme y calmar mis nervios.

Y después de cinco vasos de cualquier cosa asfixiante, termine tumbada en el patio delantero de la casa del chico popular.

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Desde que lo leí en el muro supe que sería un buen capítulo y al leer el resto quedé con una enorme sonrisa.
Connor es tan asdfasdasd, ya me imagino la conversación en el auto.
Ya quiero leer el siguiente

Desperté a eso de las seis de la mañana con un sentimiento nervioso. Hoy sería la graduación, el último día de una larga etapa de mi vida. Hoy sería el último día en el que tenía que madrugar. Hoy sería la última vez que me preparase para marchar al instituto. Hoy, justamente hoy, era cuando mis días como adolescente acababan. Hoy sería considerada como a una adulta, como a un igual entre aquellos que tienen años de experiencia en cualquier trabajo.

–Aunque primero debo trabajar un poco en esto. –Dije mientras observaba mi pijama de pantalón y manga corta de estampados de Hello Kitty. –Oops. –Dije en un susurro mientras me reía ante mi reflejo.

Una vez en el instituto, no pude evitar empezar a pensar en todo lo que esas paredes, que en algún momento llegué a aborrecer, guardarían junto a muchos otros recuerdos. Sonreí al recordar la primera vez que conocí a las chicas, estábamos en primer curso y yo llegaba tarde a clase de física. Recuerdo haberme sentado al lado de Hazel y comprobar que no se reía de mi forma de vestir aniñada como varias personas habían hecho aquella semana. Hice memoria de que me sonrío segura y me dijo cómo se llamaba y como ese pequeño gesto me hizo sentir segura por primera vez entre aquellas paredes.

– ¿Vestirás eso?– Preguntó Honey, mirando preocupadamente a Marilyn.
– ¿Algún problema? ¿Es que me hace parecer gorda?
–Estoy de acuerdo con Honey, está fuera de lugar–Opiné también. La verdad era que el vestido de Lyn era de color rojo hasta encima del muslo con escote corazón, además, era demasiado ajustado. ¿Y si los profesores la echaban de la ceremonia y no la dejaban graduarse?
–Creo que no hay que exagerar, además su toga la tapará durante la ceremonia.–Sentenció Hazel, haciéndonos callar a todas.

Comenzamos a colocarnos en nuestros sitios, puesto que los profesores ya estaban subiendo al escenario y el director comenzaba a salir. Al ser en orden alfabético, me entristecí al ver como me tocaba sentarme al lado de Candice, una de las chicas más populares del instituto y la cual era la principal fuente de inicio de las burlas hacia mi grupo de amigas. Me tensé un poco temiendo que me hablase mal, pero me sorprendí bastante cuando simplemente me miró de reojo y no dijo nada.


–Y como final, una excelente alumna de este instituto que hoy se gradúa con los mejores honores, presentara un discurso– indicó el director haciéndose a un lado para dejar pasar a Honey.
–Gracias director, realmente aprecio sus palabras– Empezó a decir mi amiga– Hoy día somos libres, somos profesionales, somos adultos. Ya no hay más profesores, directores o alumnados; todo eso ya quedó en el pasado. Pero pensemos: ¿Para qué fuimos al instituto si terminamos perdiendo todo eso? Ellos nos llenan de sabiduría, consejos y ingenio; ellos nos guían…
–¡Baja del escenario virgen!–Exclamó una voz que, como antes había dicho, encarnaba mis pesadillas. Candice.
Mi intención era recriminarle, reprocharle el hecho de que nos estábamos graduando y que se supone que debía de ser más madura. Pero, justo al girarme, ver su sonrisa triunfadora en la cara y mandarme un beso cínicamente, me asusté de tal manera que empecé a sentir como un nudo se creaba en mi garganta.
–¿Qué pasa bebita, a caso he hecho algo malo?


Después de la ceremonia, a Lyn se le ocurrió la idea de llevarnos a casa de uno de los chicos del equipo de baloncesto para asistir a su fiesta de despedida. Las chicas me ofrecieron la idea de cambiarme de vestuario, pero me negué puesto que me gustaba mi vestido corto hasta las rodillas de color lila pálido. Era de media manga y la faldilla tenía un poco de vuelo. Para mi, era perfecto.

Ya llevábamos casi una hora en aquella fiesta y las personas a nuestro alrededor ya llevaban mucho tiempo perjudicadas por el alcohol. Algunas estaban besándose muchísimo, más de lo que me gustaría admitir y me estaban incomodando. Otras estaban bailando o simplemente moviendo el pie al ritmo de las canciones que sonaban a un ritmo descontrolado. Otras intentaban hablar entre ellas pero acaban fallando en el intento y gritaban. Y os preguntaréis… ¿qué estaba haciendo yo? Bueno, eso era sencillo; yo estaba jugando al Dumb Ways To Die en mi teléfono móvil mientras me enteraba como una tal Stacey creía estar embarazada por que le había hecho una felación a su novio. No sabía que significaba esa palabra, y no me interesaba saberlo.

–No me puedo creer que hayas venido–Escuché. Asomé la cabeza curiosa y me encontré a Lyn sonriendo mientras le daba un vaso de vodka a Honey.
–Después de lo sucedido, ya estoy cansada de lo mismo. Ahora mi meta es emborracharme en esta ridícula fiesta y esperar que Connor me lleve a mi casa sana y salvo. –Honey sonaba desganada, realmente harta de todo.
–Tenemos pijamada– Dijo Hazel mientras volvía del baño. Noté confusión en su voz.
–Entonces llevadme a mi cama o a las vuestras– gritó Honey descaradamente.

Se me hacia extraño ver a mis amigas pegadas a la bebida, es decir, ¿para que emborracharse? Yo no le veía el sentido, y, por lo que a mi respecta, es algo ilegal a nuestra edad. Aún que me pareciese una locura, no las paré. No las paré por el hecho de que, por una vez, no era solo yo la que ‘decía estupideces’ así que, por lo que a mi respectaba, tenían derecho a cometer estupideces.

Ya llevábamos aún más tiempo en aquella fiesta y la cosa parecía empezar a animarse, muchas personas se fueron juntando en diversas zonas, haciendo distintas cosas. Pero me agradó ver a unas pocas personas sentarse como los indios formando un círculo, así que pensé que tal vez me gustaría estar allí. Jugar con ellos, divertirme un rato.

–¿Puedo jugar? –Pregunté mientras me tocaba la tela del vestido, puesto que me sentía un poco incómoda. Las personas en el círculo intercambiaron miradas hostiles, pero finalmente una habló.
–Claro, ponte aquí, a mi lado. ¿Sabes a que vamos a jugar? –Negué con la cabeza varias veces mientras un brillo divertido ocupaba mis ojos. –Se llama ‘yo nunca’, ¿sabes jugar? –Volví a negar–No te preocupes em…
–Asia.
–No te preocupes Asia, ahora te lo explico.


–Y así es como no acabé volviendo a casa ayer por la noche. –Sentencié una vez hube acabado de explicarle a mi madre por qué me encontraba mal de la cabeza y tenía ganas de vomitar.
–¡Sia!

Hey, pipol:

Al fin había llegado el día de la graduación. La verdad es que tengo sentimientos encontrados con respecto a este hecho. Por una parte, amo la idea de cerrar esta etapa de mi vida, de dejar de ser frente a la sociedad la adolescente de secundaria para pasar a ser la joven adulta que siempre ideé ser. Ser joven adulta al fin debe sentirse increíble. Con capacidad, curiosidad y juventud debes ser capaz de lograr lo que sea, al fin.

Lo cierto es que ese día me levanté de muy buen humor. Como de costumbre, lo hice una hora antes para poder tener tiempo de hacer todo lo necesario y tener tiempo extra para chequear que todo esté en perfecto orden, nada podía salir mal. Después de ducharme, decidí que mi cabello al natural estaba bien, así que sólo alisé mi flequillo y me puse un short negro y una blusa suelta, para luego bajar a desayunar.

Unos minutos después llegó Nicholas a buscarme para acompañarme al colegio. Aunque tiene coche, esta vez está en el lavadero “para que esté perfecto para la graduación”, así que nos fuimos caminando. Una vez terminado nuestro último día escolar, le envié un mensaje a Nick pidiéndole que vaya por favor a la tintorería a recoger su traje y mi vestido, pues no iba a hacer tiempo. Él me contestó que los tendría listos para la noche por lo que después de agradecerle me dirigí a la imprenta en donde retiraría los diplomas, de los que estaba encargada.

Al final había conseguido que les agregaran los elegantes birretes rojos y dorados en la esquina superior izquierda, como había querido. Era un detalle de último minuto que de seguro la mayoría de los chicos de nuestra promoción ni siquiera notarían, pero que a las chicas definitivamente les encantarían. Todo sea por ellas, se lo merecen.

Para prepararnos, fuimos todas a la casa de Honey, en donde Marilyn parecía no conseguir la aprobación de las chicas para su vestido.
– ¿Vestirás eso?– Le preguntó Honey.
– ¿Algún problema? ¿Es que me hace parecer gorda? –Ahora preguntó ella, mostrándonos los ángulos del vestido, le quedaba precioso.
–Estoy de acuerdo con Honey, está fuera de lugar–Concordó Asia también. ¿pero qué sucede? ¡Le queda precioso! Será algo más arriesgado de lo usual, pero en la noche de graduación es el momento justo para mostrar lo mejor de una sin parecer vulgar, y de hecho ese vestido no lo era.
–Creo que no hay que exagerar, además su toga la tapará durante la ceremonia.–Afirmé al final, calmando un poco los nervios. No sé si estuvieron de acuerdo o no, pero el silencio reinó por un segundo, tampoco fue gran cosa.


Una vez todos estuvieron acomodados en sus lugares, la ceremonia de graduación dio inicio y cada uno se subió a recibir su diploma. Por supuesto, Asia, Isla, Marilyn, Honey y yo nos graduamos con honores, lo que representaba un gran orgullo para nosotras y nuestros padres que nos miraban desde la parte de atrás. Orgulloso también, el director anunció la hora del discurso final.
–Y como final, una excelente alumna de este instituto que hoy se gradúa con los mejores honores, presentara un discurso– Anunció para luego hacerse a un lado y dar paso a Honey.

–Gracias director, realmente aprecio sus palabras– Dijo ella con una sonrisa en el rostro y puse toda mi atención en escucharla– Hoy día somos libres, somos profesionales, somos adultos. Ya no hay más profesores, directores o alumnados; todo eso ya quedó en el pasado. Pero pensemos: ¿Para qué fuimos al instituto si terminamos perdiendo todo eso? Ellos nos llenan de sabiduría, consejos e ingenio; ellos nos guian…
–¡Baja del escenario virgen! –Gritó una voz femenina. Candice, por supuesto. Honey comenzó a frotar sus manos y recordé a la versión de ella que conocí en primer año, frotando sus manos, nerviosa porque se le habían desordenado unos papeles. También la sonrisa tímida que nos regaló a Asia –a quien había conocido también en la hora anterior- y a mí cuando la ayudamos a ordenarlos. Sin duda este jardín y este instituto guardarán muchos de nuestros recuerdos.
–Gracias– murmuró Honey y bajó corriendo el escenario.

El rostro se me puso rojo y la rabia me invadió. ¡¿Cómo se atrevía esa… esa…?! ¡Argh! En fin… era una pesadilla. Nicholas me tomó fuerte de la mano y se rió de mi enojo cuando me levanté para buscar a Candice. La verdad, no sé que es lo que planeaba decirle y seguramente hubiese quedado en ridículo y con la mente en blanco una vez frente a ella, por lo que le agradecí silenciosamente a mi novio, pero lo miré con mala cara por reírse de mí.

-Tranquila, te prometo que si no fuese una chica yo me encargaría –me dijo burlón y me abrazó por la cintura.
-Ajá, claro –me reí ahora yo y comenzamos a caminar hacia la salida. Mi madre estaba muy ocupada trabajando como para asistir a la ceremonia y mi padre probablemente lo haya olvidado y haya estado comiendo normalmente con su nueva pareja, como naturalmente lo hacen, así que ni siquiera me molesté en lamentarme y con Nick seguimos a las chicas a una fiesta de despedida a la que nos llevó Lyn.


Había estado jugando un rato con Nicholas al juego ese en donde hay que intentar embocar una pelotita en algunos vasos y si lo logras el otro equipo tiene que beber el contenido, la verdad es que no recordaba el nombre, tampoco recordaba muy bien en dónde estaba, así que me retiré y dejé continuar a mi novio que tiene mucha mejor resistencia al alcohol que yo.

Me encaminé hacia el baño y me mojé el rostro para espabilarme un poco. Al salir encontré a las chicas reunidas. No pude escuchar bien qué decía Lyn, pero lo que si sé es que le dio un vaso de una bebida blanca a Honey.
–Después de lo sucedido, ya estoy cansada de lo mismo. Ahora mi meta es emborracharme en esta ridícula fiesta y esperar que Connor me lleve a mi casa sana y salvo. –Confesó Honey. Parecía harta y desganada, tiene razón. Por otro lado, pensé que nos juntaríamos en mi casa al final de la fiesta, ahora con esto de querer que la lleve Connor me confundí… ¿Habré entendido mal, hay pijamada?
–Tenemos pijamada– me acerqué y les dije confundida.
–Entonces llevadme a mi cama o a las vuestras– Honey casi gritó con una expresión que me hizo querer reír, ya nos veo a las cuatro cargándola a algún coche y arropándola en mi casa. Sia simplemente observaba la situación mirando con desaprobación los tragos en manos de Lyn y Honey.

Al final decidimos hacer la pijamada la noche siguiente ya que la fiesta estaba buena y nos estábamos divirtiendo. Luego del acuerdo, cada una se fue por su lado a continuar con la noche, que aún era joven. Por mi parte, volví a jugar Beer Pong con el grupo de antes, ¡Así se llamaba, beer pong! Sólo que esta vez era con vodka de sabores porque al parecer ninguno de nosotros es fan de la cerveza.


-Recuérdame nunca más jugar a ese estúpido juego-. Le dije a Nicholas mientras me sentaba en el sofá de su casa, mi vestido azul turquesa hasta los muslos tenía ahora los volados manchados con algún tipo de vodka reflejando un desastre. Mis manos intentaban detener el bombeo de mi cerebro dentro de mi cabeza.
-Sshhh, calla y duerme. –Me contestó él con la voz ronca y en el mismo estado que yo pero más acostumbrado, poniendo su mano en mi cintura y tirándome hacia él de nuevo. Ni siquiera nos habíamos molestado la noche anterior en subir a la habitación y nos tiramos en el sofá. Mi cabeza aún retumbaba.
-Ugh, voy a morir…

Wazup?: