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sexto sentido
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Re: sexto sentido
me encanto mucho el capítulo pris<33 me gusta como escribes y narras, esta perfecto, me enamoré de tess.
ceonella.
Re: sexto sentido
Omgf, me encantó tu capítulo Me encanta Tessa, es una chica agradable. Wow, fue extenso, eh, pero fue entretenido.
Espero el siguiente <333
Espero el siguiente <333
Invitado
Invitado
Re: sexto sentido
Me encantó el cap Prisc, ahque. Aunque creo que cuando al final pones Kim, te refieres a Charlie sos. Anyway, está genial.
spitfire.
Re: sexto sentido
Aviso.
Bueno, hola. Como algunas ya han de saber, Gezza se ha ido permanente del foro-por desgracia-, y me ha pedido que me hagas cargo de la novela, ya que tanto Miry como Gezza, se han ido del foro. Como saben, habrán algunos cambios, en los personajes, siendo más claros; hay algunas chicas que ni si quiera se han reportado al tema, por lo que, a esas chicas, tendremos que sacarlas de la novela si no se reportan en los próximos tres días. Espero, de todo corazón, que la novela siga y podamos, ya saben, que esto avance como queríamos. Se las quiere.
Mitchell.
Re: sexto sentido
miry se fue?)))): omg. sabía de gen, but no de miry D: yo sigo acá, como siempre.(: but, no me dejaron en claro una cosa que había hablado con ellas, so... te lo preguntaré a vos entonces, por mp<3
khaleesi.
---
Re: sexto sentido
No tenía idea de que se habían ido del foro :feels:
Yo aún quiero seguir en la nc, ya tendré más tiempo para entrar al foro y am eso...
Yo aún quiero seguir en la nc, ya tendré más tiempo para entrar al foro y am eso...
Oblivion.
Re: sexto sentido
yo de gen si pero de miry no ;___; bueno, espero que la sigamos bc yo ya había escrito mi capítulo, solo esperaba mi turno, espero que la sigamos, mi primera nc, so, eso.
ceonella.
Re: sexto sentido
Bien, chicas. Pau y yo nos quedamos a cargo de la novela, y la vamos a hacer funcionar sí o sí. Excepto Elena (Ogygia) y Prisc (Priscilla.-) que me dijeron que por causas no han podido reportarse pero sé que quieren seguir, las que todavía no han dado señales de vida tienen hasta el viernes (que es mucho plazo) para aparecer y seguir mostrando interés, porque de no ser así, serán reemplazadas y quedarán fuera. Siento ser dura, pero de verdad quiero que esta idea funcione.
So eso. Besos.
So eso. Besos.
blake.
Re: sexto sentido
Aviso: Melissa si seguira em la novela, y subira su capitulo, me lo dijo por mp. Gracias por la atencion, ah, y lo que dijo chio.
Mitchell.
Re: sexto sentido
CTM. bueno, debería haber puesto alguna clase de ausente en mi firma para que no crean cualquier disparate ;-; creo que, sigo en la novela(?) perdón si no me he reportado MUY seguido, pero estuve algo ocupada. tengo que decir, con mucha sorpresa, que no tenía idea de las chicas. ósea, ¿qué? igual, es una lástima pero qué bien que las hayan dejado a cargo. con los cambios y esto, ¿quién seguiría?
Invitado
Invitado
Re: sexto sentido
Capítulo 011
Me habían convertido en una rata de laboratorio...►
— ¡Grace, cariño, Penny se ha escapado! — Gritó mi padre desde el primer piso. Cerré el libro que tenía en mis manos y lo lancé a un lado de la cama con violencia levantándome con una velocidad impresionante de mi cama. Era segunda vez que Penny, mi cachorra, se escapaba de casa. Lo que más me preocupaba, es que con papá vivíamos en un lugar campestre y nuestros vecinos se ubicaban a poco más de un kilómetro de distancia. Aunque el lo niegue, cada vez se hacía más evidente el porqué nos habíamos mudado a vivir a esta parcela en donde pudiera tener el menor contacto posible con la gente. Aunque él se hubiera escusado detrás de el pretexto de “necesitar paz”, yo sabía perfectamente que no era así y que el verdadero motivo era que quería ocultar mi extraño sexto sentido de la multitud. Controlar mi “don” –como lo llama papá – resulta excesivamente difícil, créanme, alterar el clima con tus cambios de humor no es nada agradable.
— ¿Por donde se fue, papi? — le pregunté entrando a la cocina a toda velocidad.
— Se introdujo al bosque, no pudo haber ido muy lejos, estoy seguro que sabrás como encontrarla —dijo guiñándome un ojo.
— Ni lo sueñes, la ultima vez que intenté agudizar el oído para escuchar sus pasitos en las hojas del bosque, casi pierdo la cabeza por completo con tantos ruidos invadiendo mi cabeza – contesté mientras salía al patio por la puerta de la cocina para luego correr hacia el bosque aventurándome en él. — ¡Penny! — grité con todas mis fuerzas — ¡Penny, ven aquí chica buena! – grité nuevamente mientras avanzaba. Amaba aventurarme en el bosque, sobre cuando las hojas de los árboles caían secas al suelo y al aplastarlas crujían bajo mis pies.
Caminé tanto tiempo que al mirar hacia atrás, ya no podía ver mi casa, solo una hilera de arboles alzándose majestuosos hacia el cielo, que por cierto, ya comenzaba a tornarse de un tono anaranjado anunciando la plenitud del crepúsculo.
— ¡Vamos Penny! Se oscurece — grité frotándome los brazos con las manos para entrar en calor. Caminé un poco más a hacia el interior del bosque y no había rastro de Penny. Estaba a punto de agudizar el oído cuando siento un llanto de cachorro. — ¡Pennyweather! — grité caminando en dirección del llanto.
Mientras caminaba hacia donde provenía el llanto de Penny, el crujido de las hojas a mi lado derecho me hizo detenerme en seco para comprobar que aquellas no eran mis pisadas. Me mantuve un instante en silencio. Nada. Me dispuse a dar otro paso, pero antes de que pusiera mi pie en el suelo, el crujido volvió a sonar a mi lado derecho y luego a mi lado izquierdo haciéndome sobresaltar.
— Penny… — susurré. El llanto de la cachorra se hizo más fuerte por lo que seguí avanzando hasta que divisé a la pequeña cachorra Westie atascada en una raíz se un árbol. — Hey chica traviesa ¿Qué haces aquí en el bosque nuevamente…? —le hablé dulcemente. Comencé a desenredarla con delicadeza hasta que sentía el crujido de la hojas aún más cerca. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza y la sensación térmica comenzó a bajar a mi alrededor gracias al miedo que sentía. Tomé a Penny en mis brazos y comencé a tirar de su correa para que se soltara rápidamente. Las pisadas cada vez estaban más cerca.
— Vamos, suéltate maldita correa – Mi miedo fue creciendo aún más. No era común que hubiera gente en mi bosque, y me refiero a MÍ bosque porque se supone que hasta cierto punto, esto era recinto privado. A medida que me sentía mas aterrada al sentir las pisadas cada vez más cerca, el invierno fue haciendo acto de presencia en mi periferia hasta que los pequeños copos de nieve comenzaron a caer.
— …. ¿Qué mierda es esto? — dijo la voz de un hombre entre los árboles. El pánico aumentó aún más y la maldita cuerda no se soltaba. Tiré con todas mis fuerzas de la cuerda haciendo que cayéramos al piso pero al menos sirvió para que la cuerda se soltara, tampoco dejaría a mi cachorra allí. Me levanté rápidamente y comencé a correr a todo lo que mis piernas daban. Mientras corría, el invierno se movía conmigo, o más bien, avanzaba conmigo, pues al mirar hacia atrás, me di cuenta que por donde había pasado, iba dejando una rastro de escarchas en el piso.
— ¡Allí está! – gritó la voz de otro hombre, una voz más grave. Miré hacia atrás y vi a cuatro hombres correr tras de mí. Me giré rápidamente y comencé a correr otra vez. Mientras corría, quise verificar si acaso los hombres estaban más ceca de mí pero para mi mala suerte, al girarme, mi pié derecho se enredó en una raíz de un árbol haciendo que fuera a parar al piso y que Penny volara por los aires y luego se fuera corriendo hacia casa. Me dispuse a levantarme nuevamente pero una mano capturó mi tobillo devolviéndome al piso.
— Te tengo – dijo el hombre. Lancé un grito y le di una patada en la nariz con el pie que me quedaba libre. — ¡Pequeña sabandija! — gritó. Me puse de pie y corrí nuevamente. Al pasar por un pequeño riachuelo que atravesaba el terreno, me agaché y tomé un poco de agua la cuál, debido a mi temperatura, se convirtió en hielo moldeado con filosas puntas por mis manos, las cuales lancé con fuerza hacia el suelo al otro lado del riachuelo haciéndolas rebotar. Cerré mis ojos y me concentré en el viento. Puse mis brazos a cada lado de mi cuerpo con las palmas mirando hacia el suelo, el aire se fue acumulando en el espacio que quedaba entre mis manos y el suelo formando remolinos. Moví mis palmas frente a mi cuerpo y el viento salió disparado hacia los hombres de blanco, haciendo que las hojas del suelo y los trozos de hielo volaran en la misma dirección. Me giré y seguí corriendo.
— ¡Papá! — grité cuando las primera imágenes de la casa comenzaban a aparecer entre la oscuridad del bosque. — ¡Papá, ayúdame! – grité nuevamente.
— ¡Gracie! – gritó mi padre desde el jardín de la casa.
— ¡Papá! – grité al borde de las lágrimas. Aumenté la rapidez de mi carrera aunque mis pulmones iban a explotar debido a la falta de aire hasta que por fin atravesé el bosque y llegué a los brazos de papá.
— ¿Qué sucede, nena? Dios mío, estas congelada – dijo frotando sus manos con mis brazos para hacerme entrar en calor, sin embargo, eso era lo que menos me importaba, mi cuerpo so sufría las consecuencias del clima, mi cuerpo ERA el clima, así es que por mas frío que hiciera o por más calor que sintiera, no iba a llegar a volverme loca.
— Hombres, hombres de blanco – dije en estado de shock comenzando a llorar.
— Grace, cariño, relájate por favor, tienes que controlarte – dijo mi padre estremeciéndose mientras sus dientes chocaban entre sí indicando que sentía mucho frío. Allí recordé que mi padre no era como yo y que el frío le afectaba. La nieve que seguía cayendo, cayó en masa al piso y se detuvo. Los hombres de blanco, cuya vestimenta ya no era completamente blanca, llegaron al patio.
— Señor Grigori, tenemos ordenes de llevarnos a su hija – dijo uno de ellos.
Luego de negarse y gritarles groserías por un buen rato, mi padre accedió a hablar con ellos dentro de la casa. Los invitó a pasar a su oficina y me dejó a mí “fuera del asunto”. Pasaban los minutos y mi padre no salía. Me encontraba sentada en la ventana mirando como mi angustia y desesperación hacían que las pocas hojas de los árboles cayeran al piso y que las corrientes de viento se alteraran. Después de más de dos horas, la puerta del despacho de papá se abrió. Papá salió derrotado.
— Lo siento cariño, debes irte con ellos, ordenes del estado – me dijo con la voz cortada.
— Me estás entregando… tú también me ves como un monstruo… — dije entre lágrimas.
— No, cariño – comenzó a acercar.
— No te acerques, no me toques – le escupí con rabia.
— Ellos te van a ayudar con tu “Don” – explicó dolido.
— ¡Esto no es un Don! – le grité. – ¡Es una maldición! – sollocé.
— Debemos irnos ya, señorita Grigori, la otra bandada debe estar ya de camino al laboratorio – dijo uno de los hombres.
— ¿Laboratorio? – pregunté aún más confundida. –entonces van a experimentar conmigo – afirmé.
— No podemos darle información, señorita Grigori, apenas lleguemos le explicaran el programa. – me tomaron de los brazos. –por favor, señor Grigori, envíe el equipaje de la Señorita a la dirección indicada – le explicó a mi padre.
— Suéltame, puedo caminar sola – le dije al sujeto.
Me sacaron de mi casa y me metieron en una furgoneta color blanca que contenía el escudo del estado Estadounidense. A partir de este momento me había convertido en una rata de laboratorio…
— ¿Por donde se fue, papi? — le pregunté entrando a la cocina a toda velocidad.
— Se introdujo al bosque, no pudo haber ido muy lejos, estoy seguro que sabrás como encontrarla —dijo guiñándome un ojo.
— Ni lo sueñes, la ultima vez que intenté agudizar el oído para escuchar sus pasitos en las hojas del bosque, casi pierdo la cabeza por completo con tantos ruidos invadiendo mi cabeza – contesté mientras salía al patio por la puerta de la cocina para luego correr hacia el bosque aventurándome en él. — ¡Penny! — grité con todas mis fuerzas — ¡Penny, ven aquí chica buena! – grité nuevamente mientras avanzaba. Amaba aventurarme en el bosque, sobre cuando las hojas de los árboles caían secas al suelo y al aplastarlas crujían bajo mis pies.
Caminé tanto tiempo que al mirar hacia atrás, ya no podía ver mi casa, solo una hilera de arboles alzándose majestuosos hacia el cielo, que por cierto, ya comenzaba a tornarse de un tono anaranjado anunciando la plenitud del crepúsculo.
— ¡Vamos Penny! Se oscurece — grité frotándome los brazos con las manos para entrar en calor. Caminé un poco más a hacia el interior del bosque y no había rastro de Penny. Estaba a punto de agudizar el oído cuando siento un llanto de cachorro. — ¡Pennyweather! — grité caminando en dirección del llanto.
Mientras caminaba hacia donde provenía el llanto de Penny, el crujido de las hojas a mi lado derecho me hizo detenerme en seco para comprobar que aquellas no eran mis pisadas. Me mantuve un instante en silencio. Nada. Me dispuse a dar otro paso, pero antes de que pusiera mi pie en el suelo, el crujido volvió a sonar a mi lado derecho y luego a mi lado izquierdo haciéndome sobresaltar.
— Penny… — susurré. El llanto de la cachorra se hizo más fuerte por lo que seguí avanzando hasta que divisé a la pequeña cachorra Westie atascada en una raíz se un árbol. — Hey chica traviesa ¿Qué haces aquí en el bosque nuevamente…? —le hablé dulcemente. Comencé a desenredarla con delicadeza hasta que sentía el crujido de la hojas aún más cerca. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza y la sensación térmica comenzó a bajar a mi alrededor gracias al miedo que sentía. Tomé a Penny en mis brazos y comencé a tirar de su correa para que se soltara rápidamente. Las pisadas cada vez estaban más cerca.
— Vamos, suéltate maldita correa – Mi miedo fue creciendo aún más. No era común que hubiera gente en mi bosque, y me refiero a MÍ bosque porque se supone que hasta cierto punto, esto era recinto privado. A medida que me sentía mas aterrada al sentir las pisadas cada vez más cerca, el invierno fue haciendo acto de presencia en mi periferia hasta que los pequeños copos de nieve comenzaron a caer.
— …. ¿Qué mierda es esto? — dijo la voz de un hombre entre los árboles. El pánico aumentó aún más y la maldita cuerda no se soltaba. Tiré con todas mis fuerzas de la cuerda haciendo que cayéramos al piso pero al menos sirvió para que la cuerda se soltara, tampoco dejaría a mi cachorra allí. Me levanté rápidamente y comencé a correr a todo lo que mis piernas daban. Mientras corría, el invierno se movía conmigo, o más bien, avanzaba conmigo, pues al mirar hacia atrás, me di cuenta que por donde había pasado, iba dejando una rastro de escarchas en el piso.
— ¡Allí está! – gritó la voz de otro hombre, una voz más grave. Miré hacia atrás y vi a cuatro hombres correr tras de mí. Me giré rápidamente y comencé a correr otra vez. Mientras corría, quise verificar si acaso los hombres estaban más ceca de mí pero para mi mala suerte, al girarme, mi pié derecho se enredó en una raíz de un árbol haciendo que fuera a parar al piso y que Penny volara por los aires y luego se fuera corriendo hacia casa. Me dispuse a levantarme nuevamente pero una mano capturó mi tobillo devolviéndome al piso.
— Te tengo – dijo el hombre. Lancé un grito y le di una patada en la nariz con el pie que me quedaba libre. — ¡Pequeña sabandija! — gritó. Me puse de pie y corrí nuevamente. Al pasar por un pequeño riachuelo que atravesaba el terreno, me agaché y tomé un poco de agua la cuál, debido a mi temperatura, se convirtió en hielo moldeado con filosas puntas por mis manos, las cuales lancé con fuerza hacia el suelo al otro lado del riachuelo haciéndolas rebotar. Cerré mis ojos y me concentré en el viento. Puse mis brazos a cada lado de mi cuerpo con las palmas mirando hacia el suelo, el aire se fue acumulando en el espacio que quedaba entre mis manos y el suelo formando remolinos. Moví mis palmas frente a mi cuerpo y el viento salió disparado hacia los hombres de blanco, haciendo que las hojas del suelo y los trozos de hielo volaran en la misma dirección. Me giré y seguí corriendo.
— ¡Papá! — grité cuando las primera imágenes de la casa comenzaban a aparecer entre la oscuridad del bosque. — ¡Papá, ayúdame! – grité nuevamente.
— ¡Gracie! – gritó mi padre desde el jardín de la casa.
— ¡Papá! – grité al borde de las lágrimas. Aumenté la rapidez de mi carrera aunque mis pulmones iban a explotar debido a la falta de aire hasta que por fin atravesé el bosque y llegué a los brazos de papá.
— ¿Qué sucede, nena? Dios mío, estas congelada – dijo frotando sus manos con mis brazos para hacerme entrar en calor, sin embargo, eso era lo que menos me importaba, mi cuerpo so sufría las consecuencias del clima, mi cuerpo ERA el clima, así es que por mas frío que hiciera o por más calor que sintiera, no iba a llegar a volverme loca.
— Hombres, hombres de blanco – dije en estado de shock comenzando a llorar.
— Grace, cariño, relájate por favor, tienes que controlarte – dijo mi padre estremeciéndose mientras sus dientes chocaban entre sí indicando que sentía mucho frío. Allí recordé que mi padre no era como yo y que el frío le afectaba. La nieve que seguía cayendo, cayó en masa al piso y se detuvo. Los hombres de blanco, cuya vestimenta ya no era completamente blanca, llegaron al patio.
— Señor Grigori, tenemos ordenes de llevarnos a su hija – dijo uno de ellos.
Luego de negarse y gritarles groserías por un buen rato, mi padre accedió a hablar con ellos dentro de la casa. Los invitó a pasar a su oficina y me dejó a mí “fuera del asunto”. Pasaban los minutos y mi padre no salía. Me encontraba sentada en la ventana mirando como mi angustia y desesperación hacían que las pocas hojas de los árboles cayeran al piso y que las corrientes de viento se alteraran. Después de más de dos horas, la puerta del despacho de papá se abrió. Papá salió derrotado.
— Lo siento cariño, debes irte con ellos, ordenes del estado – me dijo con la voz cortada.
— Me estás entregando… tú también me ves como un monstruo… — dije entre lágrimas.
— No, cariño – comenzó a acercar.
— No te acerques, no me toques – le escupí con rabia.
— Ellos te van a ayudar con tu “Don” – explicó dolido.
— ¡Esto no es un Don! – le grité. – ¡Es una maldición! – sollocé.
— Debemos irnos ya, señorita Grigori, la otra bandada debe estar ya de camino al laboratorio – dijo uno de los hombres.
— ¿Laboratorio? – pregunté aún más confundida. –entonces van a experimentar conmigo – afirmé.
— No podemos darle información, señorita Grigori, apenas lleguemos le explicaran el programa. – me tomaron de los brazos. –por favor, señor Grigori, envíe el equipaje de la Señorita a la dirección indicada – le explicó a mi padre.
— Suéltame, puedo caminar sola – le dije al sujeto.
Me sacaron de mi casa y me metieron en una furgoneta color blanca que contenía el escudo del estado Estadounidense. A partir de este momento me había convertido en una rata de laboratorio…
- clickea!!:
- Hola chicas! aqui les dejo el capitulo que le prometi a Mitchell c: espero que les guste y que la nove siga funcionando sin problemas c: <3
Última edición por Mess. el Vie 27 Jun 2014, 4:34 pm, editado 1 vez
Mess.
Re: sexto sentido
Siento no haber aparecido, pero bueh, eso que Ro ya dijo que yo no dejo la enecé por nada ahque.
Me encantó el cap, rlly, por fin seguimos. Quiero que alguien escriba ya sobre el maldito sitio sooos
Me encantó el cap, rlly, por fin seguimos. Quiero que alguien escriba ya sobre el maldito sitio sooos
spitfire.
Re: sexto sentido
Me pondre a leer. Chicas, tienen hasta mañana para reportarse; por favor, sean responsables. PUSHON TU TIENES QUE SUBIR CAPITULO AHORA, HONEY <3
Mitchell.
Página 31 de 34. • 1 ... 17 ... 30, 31, 32, 33, 34
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