The Roadtrip

—Apple, nos conocemos desde hace mucho ¿Verdad?
—Fuiste el causante de que yo estuviera aquí, Harry. —Rió ella.
—¿Cómo crees que serán las cosas… ya sabes… si regresamos?
La morena lo pensó un rato antes de responder. —No lo sé, Hazz. No estoy segura, no tengo posibilidades allá…
—¿Pero, qué hay de mí?
—Tuviste una excelente preparación, sé lo dura que ha sido tu vida pero puedes tener un futuro… Yo, en cambio, aquí estoy, un intento de chica rebelde, una decepción para mis padres, no tengo nada planeado, ni siquiera sé si mañana seguiré viviendo…
—Apple, para. —El rizado la tomó de los hombros y la miró fijamente. Era unos centímetros más alto, pero de todos modos nunca tomó una posición intimidante para ella. —Eres más inteligente de lo que piensas, todo aquello que te han dicho han sido puras mentiras, ¿Este lugar ya te ha hecho olvidar a la verdadera Apple? Se supone que nos encontraríamos, no que dudarías de tus capacidades. Eres perfectamente capaz de construir tu futuro, solo deja de… temerle a lo incierto. —Sus ojos se cristalizaron por un segundo, y al siguiente se encontraba en brazos de su mejor amigo.
—Tonto, sabes que soy sentimental. —Lo regañó en forma de broma y ambos rieron. —¡Uh, mira! Es Mason. —Terminó con el disfrute de aquel abrazo.
—Maldición, ¿Qué hay con eso? —intentó disimular su frustración pero era imposible.
—Hablaré con él.

Harry la vio alejarse y suspiró con cansancio. ¿Había una mísera posibilidad de que Apple le agradara aquel chico? Negó la idea y se dirigió a buscar a Juls antes de que el grupo se fuera. Cerca de donde se habían ido, la rubia estaba charlando con un joven, a quien no reconoció hasta llegar allí ¿Era Holder? En su rostro se veía el enfado y rió por ello, como siempre parecía estar perdiendo la cordura con el chico. Harry decidió esperar a que terminaran y observaba graciosamente los gestos de su amiga. El joven se veía tranquilo, pero ella iba a exasperar. Luego de soltar un audible “Agh” lo dejó riendo y caminó con enojo hasta el rizado.

—Wow, se podría decir que te enojaste.
—A veces me saca de quicio, eso es todo.
—¿Te molesta?
—Sí. Es decir, no. No de esa manera, pero yo… aysh, ¿Tú también, Harry?
—De acuerdo, está bien, no digo nada más. —Elevó sus manos con inocencia. —Dios, quien las entiende. —Susurró por lo bajo ganándose una mirada fulminante de parte de la rubia.

♡♡♡  

—Hey, hola. —La morena quizo disimular su timidez, pero sus constantes pómulos sonrojados la delataban. El joven peli-castaño se veía un tanto decaído, pero aun así le mostró una sonrisa.
—Hola… ¿Eres Apple, verdad?
—Sí, soy yo. Y tú eres  Mason. —El joven asintió riendo ante lo obvio. —Sabes… este… quizás no me incumba, pero… te he estado observado y te ves un poco decaído ¿Sabes?
—No ha sido una buena semana.
—Al principio fue así para mí. Es decir, a pesar de tener un amigo me sentía mal la mayor parte del tiempo. Hasta pensé que fue un error venir…
—Sí, supongo que puede ser por eso. —Suspiró. Luego de un embrollo de pensamientos decidió soltarlo. —¿Te digo algo? Hay otra razón.
Apple se sorprendió ante el atrevimiento, y supuso que ahora él le contaría la razón de su decadencia. —Oh, bueno… puedes decirme, prometo no contarlo si lo deseas.
—En realidad te ves como una chica de confianza, Apple. Seré sincero contigo. —Mason asintió y suspiró. —No creo que pueda.
Apple rió por lo bajo. —Mira, creo que debes tenerme confianza. Te contaré algo, Mason. —Ambos se sentaron en el césped de aquel lugar. —Verás, la razón por la que estoy es muy simple y ordinaria. Toda mi vida he vivido como la niña perfecta que se mata intentando satisfacer a los demás. Como tantas otras, finalmente exploté y decidí cometer la locura más grande de mi vida. Mi mejor amigo Harry me comentó acerca de este viaje y ambos nos unimos, por razones diferentes. A lo largo de este recorrido cada vez me ha costado menos soltarme, cometer algunas locuras. —Mason rió. —Y es liberador ¿Sabes? Pero a la vez… confuso. Quería encontrarme a mí misma, pero es un tanto difícil… —El chico escuchaba atento, hasta que acabó de contar su historia. —Y bien, es una síntesis de mi aburrida y patética vida. Ahora, ¿Te sientes más cómodo?
—Definitivamente, sí. —Le respondió acercándose más. —Reduciré todo a “Mi vida amorosa es un asco” —Apple hizo un gesto de comprensión.
—Debí suponer que de ahí venía toda esa melancolía. —Dijo casi en susurro. Mason asintió, sintiéndose liberado luego de soltar algo que casi todo el mundo podía notar. Pero que comentárselo a la morena había ayudado en algo. —Ella… se ve muy contenta con él y yo… Apple, me siento morir viéndola a su lado.
—Mason, escucha. No sé cómo se sentirá eso, porque no puedo fingir que lo sé. Pero puedo decirte que… Cualquier chica que ignore el hecho de que eres un gran chico, no solo guapo sino también inteligente, es… una idiota. —Ambos rieron.
—¿Crees que soy guapo?
—¿Qué? No, yo no dije eso. Dije inteligente.
—Dijiste que era guapo.
—No es verdad.
—Yo pienso que también lo eres.
—¿Qué soy guapo? —Mason soltó una carcajada haciendo reír a su amiga. Vieron como el grupo de chicos iba volviendo a las camionetas y se pararon para seguirlos.
—¿Te gustaría sentarte a mi lado? Hay muchas cosas que quiero contarte. —Apple se sintió feliz de haber logrado llegar a él, y aunque sea sacarle una sonrisas en medio del dolor causado por el desamor.
—Por mí, genial.

♡♡♡  

El grupo se encontraba en la carretera, decidieron estacionar en un prado, solo para descansar y pasar la noche. Eran más de las dos de la madrugada y la mayoría dormía. Dejaron de lado por una vez el alcohol y la idea de trasnochar, todos habían quedado cansados por el día tan activo que habían tenido. Harry, Juls y Apple estaban acomodados uno al lado del otro, tapados hasta la cintura con la misma manta, observando las estrellas y disfrutando del clima templado de la noche.

—Chicos, no soporto más, iré a dormir.
—Tranquila, blonda. Nosotros te cuidamos la espalda, Holder no podrá hacerte daño. —Harry se burló, provocando que ella abriera los ojos a tope.
—¿Quién es Holder? —Apple miró acusadoramente a sus amigos.
—Un idiota. —Dijo su amiga, antes de acomodarse y mirar mal al rizado, éste solo negó con una sonrisa de complacencia.
—Ahora no me entero de nada. Algún día descubriré qué se traen. —Le dijo la morena, hablando en susurros.
—¿Tú? Te has pasado el día sincerándote con aquel chico, el castaño y ni nos has contado nada, no supimos nada de ti en toda la tarde. —Dijo Harry exagerando todo.
—Harry Ivanoff, suenas celoso.
—¡Por favor! —Exclamó, aun susurrando. —Obviamente, eres solo mía. —La estrechó contra sí mientras reían. Una estrella fugaz cruzó el cielo, sorprendiéndolos.
—¡Oh, oh! ¡Harry, un meteorito! —Dijo con alegría.
—Emmm, creo que era una estrella fugaz, Ap. —Se burló él.
—Como sea. ¡Pide un deseo! —Ella cerró los ojos, sin notar que el oji-verde se mantuvo quieto, mirándola fijamente. Suspiró y cerró los ojos, pidiendo su deseo prohibido, que solo él sabría. —Listo, ojalá se cumpla.
—¿Qué has pedido?
—Si te cuento, no se cumple. —La mueca que ella puso lo hizo reír. Despeinó su lacia cabellera castaña y luego besó su coronilla.
—Descansa, enana.
—Duerme bien, feo.