The Roadtrip

Un parque de atracciones era para Apple el lugar con el que más podría identificarse. Luego de horas viajando, manteniéndose junto al grupo tan alejados de las demás personas, disfrutaba cada segundo en compañía de las demás personas a su alrededor. Aunque nunca haya sido la chica más social del planeta, nunca le agradó ser solitaria. Por ello, a pesar de su introversión, con el paso de los años aprendió a hacer amigas y a confiar en las demás personas. Aunque quizás se entregaba demasiado rápido a ellas, los amigos y amigas que ganó pudieron consolarla en sus momentos de dolor gracias a aquellos que jugaron con su extrema credulidad.

Recordaba a diario el progreso que había logrado desde que comenzó el viaje. No hablaba con nadie, no sabía cuál era el tipo de personas con las que le convenía juntarse, y a pesar de su observación constante hacia todos no descifraba la personalidad de cada uno. Hasta el día que conoció a aquel que hoy es su mejor amigo. Harry Ivanoff era un chico muy agradable y diferente a su hermano. En los primeros días no lograba diferenciarlo de Tyler y era molesto. El otro gemelo no era el tipo de amistad que ella deseaba, por lo que conocer a Harry tampoco le llamaba la atención. Sin embargo, poco a poco el rizado logró conocer más de su intimidad hasta ganar por completo su cariño. Hoy, se convirtió en alguien por quien lo daría todo. Tiempo después, conoció a Juliette. Una chica dulce pero muy inteligente. Con quien desde el primer segundo se llevaron de maravilla.

Hoy, había logrado llevarse muy bien con muchos chicos de ahí, había conseguido dos grandes amistades y pudo conocer más a fondo a un grupo de personas que marcaron sus recuerdos y probablemente su vida.
—Hey, ¿En qué piensas? —El rizado se acercó a ella y se sentó a su lado en una de las bancas del parque.
—En todo, ya me conoces, siempre lo hago. —Rió junto con él. —¿Y Juls?
—La abandoné en un puesto de comida, estaba hablando demasiado. —Apple lo golpeó en el hombro y rió junto con él. Aunque fingió estar adolorido sabía que sus patéticos golpes no le hacían daño, nunca lo haría. Luego de reír, ella inmediatamente cayó de nuevo en sus pensamientos. El viento sopló por la calle alborotando ambas cabelleras. Harry la miró atentamente con una patética pelea en su mente.

¿Y si se animaba a decírselo?

—Apple… —La morena le prestó atención, al posar sus ojos en los de él todo se hizo más dificultoso. —Yo… hace tiempo quiero decirte algo…
—¿Sí? —Lentamente, sin medir lo patético y compulsivo hacer lo que deseaba, se acercó a ella. La joven comenzó a preguntarse qué rayos intentaba hacer, mientras más se acercaba más confundida e incómoda se ponía.
—¿Interrumpo algo? —Juliette se puso frente a ambos, sobresaltándolos. Apple supuso que podría malinterpretar algo que jamás pasaría. Es decir, Harry y Apple eran solo mejores amigos.
—¿Qué? Eh, no. Apple tenía un… un… piojo.
—¿Qué?
—¿Qué? —Las dos exclamaron aterrorizadas, mientras se maldecía por ser tan imbécil. ¿Cómo se le olvidó que hablaba con chicas?
—Es un chiste, tonta. Era solo una pelusa. —Las dos lo miraron confundidas poniéndolo más nervioso. —¿Qué esperan? El día pasa y aun no subimos a ningún juego.

«Eres un idiota, Ivanoff. ¿En serio? ¿Lo mejor que se te ocurrió fue besarla, así sin más? Gracias a Dios que no lo hiciste, la hubieras espantado.» La voz en su interior no dejaba de reprocharle la tontería que casi había cometido. Aunque, a decir verdad, más parecía su propio hermano, el “Sr. TodasLasChicasMeAmanYSoyMásBelloQueMiHermanoGemelo”, que le regañaba por su inexperiencia con las chicas. Sacudió sus rizos y se preparó para un nuevo duelo. Cada día que dejaba pasar, eran miles de oportunidades para decirle lo que sentía por ella.


—¡Apple, Apple! —Los llamados eran ecos en sus oídos, lejanos y ajenos a su nube de pensamientos. —Apple, estamos esperándote. —Juls se posicionó a su lado moviéndola una y otra vez, exageradamente.
—Me distraje, lo siento. —Como era de esperarse, la morena siempre estaba sumergida en sus pensamientos, totalmente indiferente a su realidad. Mientras Juls y Harry decidían a qué atracción subir, ella analizaba detalladamente su alrededor y a sus compañeros. —Juliette, ¿No te parece que a Mason le ha ocurrido algo malo?
—¿De qué hablas?
—Apple, nuestra madre protectora. —El rizado interfirió en la charla. —Debe tener sus problemas personales, no debes preocuparte por ello ahora. Vamos, la fila para aquella montaña rusa está casi vacía, deberíamos ir.
Mientras el trío caminaba hacia allá, su mirada no se alejó del peli-negro de ojos verdes. Definitivamente hablaría con él más tarde.
—Chicos, no sé si quiero subir allí. —Apple elevó la vista con cautela hasta llegar al punto más alto del juego, se mareó un poco y Harry la sostuvo.
—Ni pensarlo, ¡Puedo morir! —Fauna era arrastrada por sus amigas hacia la atracción, mientras Apple miraba con terror la velocidad con la que los carritos bajaban. —¡Apple, defiéndeme! —Fauna se movía contra su voluntad mientras Jackie la llevaba del brazo.
—¡Fue lindo conocerte! —Bromeó ella luego de que ambas subieron al juego. La blonda se veía aterrorizada, pero seguro lo disfrutaría más que nadie allí. Observó como el juego subía y subía, para luego bajar haciendo temblar todo a su alrededor.
—Harry, ese juego es altísimo.
—Vamos, no seas cobarde. —La rubia se les adelantó en la fila y Apple miró a su amigo en busca de apoyo.
—Si no quieres, no subimos. —Apple volvió a mirar arriba.
—No, debo hacerlo.


—Ap, ¿Estás bien? —La castaña corrió al baño a “devolver” todo su almuerzo luego de subir a aquel juego. Harry hizo una mueca de asco fuera del baño tocó la puerta. —¿Quieres que entre?
—¡Vete! —Gritó desde adentro, el rizado inmediatamente se unió a Juls afuera, esperando a su amiga. En ese momento, una cabellera castaña entró al baño de mujeres.

Apple lavaba sus manos suspirando pesadamente luego de una no muy buena experiencia. Teniendo en cuenta lo mal que viajar tantas horas le hacía, esto no era progresar. Mojó su rostro, y suspiró. De repente, la puerta de uno de los cubículos se abrió de repente, dejando salir a una chica de cabellera castaña a quien reconoció automáticamente como Caitlin.

—Disculpa, ¿Sucede algo malo? —Sus palabras educadas no sirvieron para esconder su tono tan hostil. Caitlin la miró mal mientras lavaba sus manos, mientras Apple solo quedó estática en su lugar sin saber cómo actuar ante su molestia. Era notable el enfado que poseía, no quería que fuera con ella con quien se descargara, pero parecía ser que el día de Cait no había ido bien y la única víctima cerca era la joven Apple.
—No, no pasa nada. ¿Está…  todo bien? —Ya que no podía huir, pensó que mostrarle que sus intenciones eran benignas ayudaría a que, no solo se librara de una posible pelea sino también conseguir a alguien con quien platicar de sus problemas… aunque lo planes de la chica de piel pálida eran otros.
—Sí, perfectamente. —Secó sus manos y se paró frente a ella. —Nunca confíes en tus amigos, Apple. No lo hagas, jamás. Recuerda que todos son una mierda, y nadie vale suficientemente la pena como para sacrificarte. Terminan abandonándote y cambiándote por un grupo de…
—¿Quieres hablar de algo, Cait? —No entendía nada, pero intentaba descubrir el mensaje oculto atrás de las palabras de ella.
—¡Dije que estoy perfectamente bien! —Echando humo salió del baño de damas, aun ofendida por lo sucedido segundos atrás. No quería admitirlo, pero si ahora estaba sola era por decisión propia.


—Harry, ¿Vas a decirme por qué has estado tan extraño? —La rubia lo miró fijamente, como si observando sus ojos podría ver, en el fondo de ellos, la verdad de sus pensamientos. Quizás no eran amigos desde siempre, pero Harry siempre fue el tipo de chico que no sabía esconder lo que sentía.
—No sé de qué hablas, Juls. —Harry comenzó a sentirse nervioso. Él también sabía que no era muy bueno mintiendo, estar al tanto de ello empeoraba su intento de fingir, por lo que finalmente volvía al mismo punto dejando a vista de todos sus secretos.
—Apple está en el baño, soy tu segunda mejor amiga, puedes decirme. —La mirada pícara de la rubia le hizo olvidar por un segundo que estaba siendo muy poco discreto.
—Juliette, hablo en serio cuando te digo, que no sé de qué…
—Te gusta Apple, ¿Verdad?
—¿Qué? —Apple salió del baño y soltó una risa, mirando el rostro de ambos, se extrañó esperando respuesta de algo que parecía ser una acusación seria.
—Em… —Harry carcajeó nerviosamente haciendo que Juls también riera y así Apple se uniera a ellos, sin saber qué era lo gracioso. —Em… Apple, qué coincidencia. Juls hablaba sobre… el nuevo postre, sí. ¿No lo has oído? Como helado de manzana. —Volvió a reír.
—Claro, Harry. Se me olvidó por un minuto que llevo el nombre de una fruta. —La castaña se les adelantó dejando atrás a sus mejores amigos. Harry miró mal a la rubia mientras ella solo se disculpaba con la mirada por su metida de pata.
—¿Estás mejor? —Le preguntó el castaño.
—Sí, sí. Pero, no hablen de comida, ¿Quieren? Aun me recupero.  —Los tres rieron.
—¿Y si caminamos? Quizás te haga sentir mejor.
—¡Adelántense! Yo… este… compraré algo, no quiero atrasarlos. Luego nos vemos en… Por ahí. —Harry la miró mal y Juls levantó los pulgares mientras Apple no miraba.
Se alejaron de ella y comenzaron a caminar por las veredas de aquel sitio. Juliette no tenía idea de por qué lo había hecho, pero pensó que sería una buena oportunidad para el rizado. Mientras los jóvenes caminaban, miles de pensamientos cruzaban por sus mentes. Claro que él, se mantenía centrado en un tema crucial: ella.