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Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
tenia ilusion de un cap o dos. :(
SIGUELA
SIGUELA
Creadora
Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
Capítulo 17
A las nueve de la noche, ________ se paseaba de un lado para otro de su dormitorio y contaba las horas que faltaban para poder bajar sigilosamente por la escalera de servicio rumbo a la siguiente aventura. Desde que se había separado de Joe esa tarde, había estado varias veces al borde de un ataque de nervios. Entre la incesante charla de Oxford sobre sí mismo y las carantoñas que se hacían Mariana y Rivington, el resto de la exposición le había resultado interminable; ni siquiera había disfrutado de ver el Jerusalén.
Por supuesto, estar en casa era incluso menos divertido que estar en la exposición de la Royal Academy. ________ se enclaustró en su dormitorio en cuanto llegó, con la excusa de que le dolía la cabeza, para que su madre no la presionara para que asistiera al baile de los Cavendish. Sin embargo, ahora se paseaba cada vez más agobiada por su cautividad.
Se volvió hacia el reloj de la esquina para comprobar de nuevo la hora. Las nueve y diez. Suspiró y se dejó caer sobre el banco de la ventana salediza del cuarto, desde donde se veían los jardines de Allendale House.
Ojalá Joe no le hubiera dicho con tanta rotundidad que los interludios que habían compartido —esos momentos durante los que ella se había sentido viva y anhelante— eran un error.
________ había querido que se la tragara la tierra cuando él puso fin al beso y se disculpó. Aunque era lo que se esperaba de un caballero, sabía que no estaba en el carácter de Joe pedir perdón a menos que lamentara de verdad su comportamiento.
________ podía imaginar lo mucho que él se arrepentía de haberse enredado con ella; después de todo, una cándida solterona no era exactamente la pareja ideal para un libertino de primera clase.
«Pero te ha dicho que eres preciosa.» ________ suspiró de nuevo y, sentándose sobre las piernas, revivió el momento mentalmente. Había sido tan maravilloso como se suponía que sería; el apuesto y maravilloso Joe, el hombre con el que había soñado durante toda una década, por fin era consciente de su existencia. Y no solo había percibido que existía, no, además le había dicho que era preciosa.
Pero entonces, él se había apartado y se había disculpado. Por todo. Habría preferido que él no le hubiera prestado nunca atención, a que lamentara el tiempo que habían pasado juntos.
________ se puso en pie y se acercó al espejo que había en la esquina. Observó objetivamente su imagen: pelo y ojos castaños, escasa estatura, una boca demasiado exuberante y una figura que no se adaptaba a la moda, con pechos demasiado grandes y caderas demasiado anchas.
No era de extrañar que se hubiera disculpado.
Suspiró, deseando poder borrar de su memoria las fervorosas palabras que él había pronunciado, tan francas y caballerosas que le hacían vomitar.
O gritar.
Respiró hondo para contener las lágrimas ardientes que le inundaban los ojos. No pensaba llorar antes de la que esperaba que fuera la noche más excitante de su vida. Y no era excitante por Joe… sino por sí misma.
«Y un poco por Joe.»
Estupendo. Un poco por Joe, pero principalmente por ella.
Meditó durante un segundo tratando de discernir qué le atraía más, si jugar a las cartas o entrar en Brook's, pero aquello era un empate. Le resultó imposible decantarse por una de las dos cosas. Tendría que esperar a disfrutar la experiencia para decidir. Lo que sería dentro de… volvió a mirar el reloj. Las nueve y doce minutos. ¿Se habría estropeado aquel chisme?
No era posible que hubieran pasado solo dos minutos desde la última vez que había comprobado la hora. Observó la manecilla del reloj, esperando que alcanzara el minuto número trece. La espera resultaba interminable. Sí. Debía de estar estropeado.
________ se giró sobre sus talones y se dirigió a la puerta, tenía que atravesar el pasillo y mirar la hora en otro reloj. Sin duda serían casi las once. Tendría que vestirse con rapidez para acudir a tiempo a la cita con Joe. Era necesario que avisara ya a Anne.
Apenas había dado un paso hacia la puerta cuando esta se abrió de repente. Entró Mariana y cerró con fuerza en cuanto estuvo en el interior. Su hermana menor se plantó en el medio de la habitación con los brazos en jarras y la respiración jadeante, como si hubiera corrido lo indecible para llegar hasta allí.
Tras lanzar una rápida ojeada a la cama sin deshacer, Mari clavó los ojos en ________ con una mirada triunfante.
—¡Lo sabía! —exclamó en el mismo tono que si acabara de inventar la rueda, o algo igual de importante para la existencia de la humanidad.
________ abrió los ojos como platos.
—¿Qué es lo que sabías?
Mariana señaló a su hermana, con los ojos brillantes, acusándola con la mirada.
—¡Sabía que no estabas enferma! —susurró excitada—. ¡Vas a llevar a cabo otro punto de la lista!
________ se quedó paralizada durante un buen rato antes de girarse y llevarse una mano a la cabeza. Se encaminó a la cama.
—¿Por qué piensas eso? Acabo de levantarme para pedirle a la cocinera uno de sus remedios.
No se atrevió a mirar a Mariana, que no tenía un pelo de tonta.
—¿Uno de los remedios de la cocinera? —repitió su hermana sin dar crédito—. Podrías encontrarte en tu lecho de muerte y aun así no tomarías una de sus pócimas. —Mari corrió hacia la cama y se sentó de un brinco, como si tuviera puesto un camisón y no un sensacional vestido de seda—. ¿Qué harás esta noche? ¿Carreras de caballos? ¿Una sesión de boxeo? ¿Tomarás rapé?
________ se tumbó en la cama y se puso una almohada sobre la cara.
—¡Ya sé! ¡Irás a un burdel!
________ apartó la almohada llena de horror.
—¡Mari! Se te ocurren unas cosas… Por supuesto que no voy a ir a un burdel.
Mari tenía las mejillas encendidas.
—Oh. Qué lástima.
________ le lanzó a su hermana una irónica mirada.
—Sí, estoy segura de ello. No obstante, no visitaré un prostíbulo esta noche.
—¿Quizá en otra ocasión?
________ negó con la cabeza.
—No me puedo creer que dentro de unos meses vayas a convertirte en la duquesa de Rivington.
Mari sonrió ampliamente y encogió los hombros de una forma absolutamente impropia de una dama.
—¡Exacto! ¡Seré duquesa! ¿Quién se atreverá a criticarme entonces? Aparte de mamá, claro está.
Ambas hermanas sonrieron.
—¿No vas a llegar tarde al baile?
—No pienso acudir. Voy a ir contigo.
—Yo no voy a ningún sitio.
—Sabes que es pecado mentir, ¿verdad? —le recordó Mariana con toda seriedad.
—De acuerdo. Voy a salir, pero tú no puedes venir. Si las dos decimos que estamos enfermas, mamá sospechará.
Mariana aplaudió con ansiedad.
—¿Adónde vas?
—¿Qué hora es?
Mari entrecerró los ojos.
—_________, no intentes cambiar de tema.
—¡No estoy cambiando de tema! Es que no quiero llegar tarde.
—Son las nueve y veinte.
________ suspiró y se giró sobre la cama.
—¡La espera se me está haciendo interminable!
—¡________! —gritó Mariana—. ¿Adónde vas a ir?
_________ sostuvo la mirada ansiosa de su hermana.
—Si las doce y media llegan en algún momento, me voy a jugar a las cartas.
—¡No! —exclamó Mari, conteniendo el aliento.
________ sonrió ampliamente.
—¡Sí!
—¿Vas a ir a un garito?
—No… he pensado que allí me podrían descubrir con más facilidad. Voy a ir a Brook's.
—¿A Brook's? —Mariana parecía perpleja—. ¿Al club de caballeros?
________ asintió con la cabeza, con las mejillas ruborizadas.
—¿Crees que será más difícil que te descubran en Brook's que en un garito? —Mariana negó con la cabeza sin poder ocultar su asombro—. Estás loca.
—¡No lo estoy!
—¿Cómo se te ha ocurrido eso? ¡Santo Dios, ________! ¡No se permite la entrada a mujeres en Brook's! Si te descubren…
—No lo harán…
—¿Cómo estás tan segura?
_________ no respondió; no sabía qué decirle.
—________… —insistió Mariana.
—Voy a ir con Joe.
Mariana parpadeó un par de veces. ________ esperó a que su hermana asimilara sus palabras.
—¿Con el marqués Joseph?
—El mismo.
—¿Vas a ir con Joe? —Si el tono no le irritara tanto, ________ se habría reído ante la incredulidad de su hermana. Sin embargo, pasó el dedo por una arruga de la colcha y asintió con la cabeza—. ¡Lo sabía! —cacareó Mari, triunfalmente—. ¡Lo he sabido desde que los vi bailar el vals en mi fiesta de compromiso!
—¡Mari! ¡Baja la voz! ¡Te va a oír toda la casa! —susurró _________ frenética.
—Como te atrapen, quedarás arruinada por completo —anunció Mariana.
Como si a ________ no le hubiera cruzado ya esa idea por la cabeza. Asintió en silencio.
—Bueno, de acuerdo. Tendremos que asegurarnos de que no te descubran. —________ miró a su hermana al notar el uso del plural. Mariana continuó—: Supongo que habrás planeado al dedillo cómo salir de casa, pero ¿has pensado en el regreso?
—Se me ha ocurrido hacerlo de la misma manera, entraré por la puerta trasera y subiré por la escalera de servicio.
Mariana negó con la cabeza.
—No servirá. El portón trasero chirría de una manera imposible y mamá se dará cuenta.
—Tendré que engrasar los goznes —señaló ________ tras considerar las opciones.
Mari asintió con la cabeza.
—Y sáltate el tercer escalón desde arriba, rechina.
________ miró a su hermana con los ojos entrecerrados.
—¿Cómo sabes eso?
—Solo te diré que Rivington y yo nos hemos visto en la necesidad de utilizar la escalera de servicio un par de veces.
—¡Mariana! —exclamó ________, mirando a su hermana con los ojos muy abiertos.
—Es un poco tarde para que me riñas. Además ¡ya estoy comprometida con Rivington! —bromeó Mariana—. ¡Santo Dios! ¡Una cita nocturna con Joe! ¡Prométeme que me lo contarás todo!
—No es una cita —protestó ________—. Solo me va a echar una mano. Somos amigos.
—Un amigo no pondría en peligro tu reputación, ________ —dijo Mariana en voz baja—. ¿Tienen…? —Agitó la mano mientras dejaba la pregunta en el aire.
—¿Si tenemos qué? —_________ se hizo la sueca.
Mariana miró a su hermana con los ojos entrecerrados.
—________, sabes de sobra lo que te estoy preguntando.
—Te aseguro que no —afirmó, apartando la mirada.
—¡Sí! ¡Claro que lo sabes! —exclamó aplaudiendo—. ¡Y lo tienen! —Volvió a aplaudir—. ¡Qué delicia!
—No es delicioso.
—Oh… qué pena. —Mariana hizo una mueca—. Habría jurado que él sería…
—¡Mari! —la acalló ________—. No es eso lo que quería decir.
—Entonces ¿es delicioso?
—Más bien sí —suspiró.
—Pues ya puedes ir empezando a contármelo todo —le presionó Mari con una amplia y pícara sonrisa.
—¿Te has vuelto loca? Esta conversación es absolutamente impropia.
Mari agitó una mano, como descartando las palabras de ________.
—Imagino que sabes que si los pillan juntos tendrán que casarse. ¡Menudo escándalo!
_________ cerró los ojos con fuerza… Era demasiado fácil imaginar el escándalo.
—No nos pillarán.
—¡Mariana! —________ se vio salvada de continuar aquella bochornosa conversación gracias a la llamada de la condesa viuda de Allendale desde el piso de abajo.
—Todavía me sorprende lo alto que puede gritar —confesó Mari, poniendo los ojos en blanco—. Deberías ver la ropa que se ha puesto, ________. Terciopelo. Terciopelo de color amarillo canario. Con turbante a juego, por supuesto. Parece un plátano peludo.
_________ se estremeció ante aquella vívida imagen.
—Es parte de su encanto.
—Es un milagro que Rivington me pidiera matrimonio.
_________ esbozó una sonrisa ante esas palabras.
—Diviértete.
Mari se inclinó para abrazar a su hermana.
—¡Tú sí que te divertirás! ¡Voy a pasarme la noche pensando en ti! ¡Mañana sin falta me lo contarás todo! ¡Prométemelo!
—Te lo prometo.
Mariana se levantó, se alisó las faldas arrugadas y realizó una excitada pirueta en honor a ________ antes de marcharse. La siguió hasta la puerta, apretando la oreja contra la madera para oír cómo se marchaba su familia antes de correr a la ventana para ser testigo del estrépito de pezuñas y ruedas que indicaba oficialmente la salida hacia el baile. Cuando se dejó de oír el carruaje, se dio la vuelta y llamó a Anne.
Tenía mucho que hacer antes de reunirse con Joe.
Diez minutos antes de la hora a la que había acordado encontrarse con su acompañante, _________ se deslizó por los oscuros jardines de Allendale House hacia el portón trasero. Accionó el picaporte y lo abrió, observando cómo rechinaban los goznes.
—Maldita sea —masculló irritada—. ¿Es que nadie se encarga de engrasarlos?
Sin embargo, advertida por su hermana, ________ ya había supuesto que necesitaría la lata de aceite que le había encargado previamente a Michael, y que él, bendito fuera, le proporcionó sin una sola pregunta. Levantó el recipiente y empapó cada gozne con el líquido oscuro, moviendo luego el portón para esparcir la sustancia y silenciar aquel irritante ruido. Cuando completó el trabajo de un lado, centró su atención en el otro.
Estaba tan concentrada en su labor, que no oyó acercarse a Joe.
—Vaya, tenemos aquí a un caballero con muchos talentos ocultos —dijo secamente, haciendo que ________ se sobresaltara. Observó cómo la joven se inclinaba y vertía cuidadosamente el aceite en el gozne inferior antes de abrir y cerrar el portón. Joe se quitó los guantes y se agachó junto a ella, tomando la aceitera mientras continuaba hablando—: De todas las excursiones clandestinas en las que he tomado parte, te diré que esta es la primera en la que tengo que engrasar unos goznes chirriantes.
Ella sonrió.
—No podía arriesgarme a ser descubierta por mi familia si regreso a casa más tarde que ellos.
—Una inteligente precaución —alabó él, asintiendo con la cabeza; un movimiento apenas perceptible en la oscuridad.
Terminada la tarea, dejó a un lado la lata de aceite y se sacó un pañuelo del bolsillo para limpiarse las manos. Luego se lo ofreció a ________ para que hiciera lo mismo. Se incorporó y le tendió la mano. Entonces observó el disfraz de la joven. No debió de resultarle fácil, pues ella iba vestida casi completamente de negro, la ropa más adecuada para acudir a Brook's. Las botas brillaban bajo la luz de la luna; los pantalones y la chaqueta negros hacían resaltar la camisa, el chaleco y la corbata, de un blanco inmaculado y perfectamente almidonados. Desde luego, Anne se estaba convirtiendo en toda una experta en vestir a su ama con prendas masculinas. Para completar el conjunto, _________ se había recogido el pelo debajo de un sombrero de copa.
—¿Y bien, milord? —preguntó en voz baja, haciendo una floritura con el bastón—. ¿Qué te parece?
—Pues pienso que podría colar, suponiendo que en Brook's no haya más luz que aquí, en el jardín a altas horas de la noche. —Apretó los labios en una firme línea mientras la estudiaba y luego negó con la cabeza—. Habría que ser imbécil para no darse cuenta de que eres una mujer. Esto va a ser un desastre.
Joe le indicó que se dirigiera al carruaje cercano mientras se ponía los guantes. Ella le obedeció.
—No notaste que era una mujer en el club de esgrima.
Joe emitió un gruñido.
—Joe, la gente ve lo que espera ver sin importar lo que haya en realidad.
Él abrió la puerta del carruaje y le ordenó que se introdujera en el oscuro interior. Mientras se acomodaba al fondo para dejarle sitio, habría jurado que le oyó murmurar «esa es una idea terrible». Se sentó a su lado y cerró la puerta antes de golpear el techo para que el vehículo se pusiera en marcha.
Se mantuvieron en silencio mientras el vehículo avanzaba por las calles. ________ trató de ignorar las dudas de Joe ante el hecho de tener que introducirla en su club. Había llegado tan lejos… No pensaba dar marcha atrás. Brook's no quedaba lejos y, cuando llegaron, ________ se sentó en el borde del asiento para mirar por la ventanilla. Mientras apretaba la nariz contra el cristal, Joe le tendió una enorme capa.
—Vamos, ponte esto…
—Pero…
—No es negociable —la interrumpió en tono cortante—. Soy yo quien se juega su membresía si te atrapan.
—Por no hablar de mi reputación —añadió ella en voz baja.
Joe la miró con firmeza.
—Sí. Bueno, esta noche me preocupa más lo mío. Ponte la capa y levanta el cuello. Deberás mantener la cabeza gacha, no mires a nadie y quédate a mi lado. Y por el amor de Dios, que no se te ocurra hablar con esa ridícula voz que crees que parece de hombre.
—Pero…
—No, ________. Te prometí que jugarías a las cartas en Brook's, pero no que fuera a tu manera.
—De acuerdo —suspiró.
Joe abrió la puerta, saltó del carruaje y se dirigió con grandes zancadas hacia la entrada del club sin mirar atrás. Ella lo observó durante un momento, sorprendida por la facilidad con la que él ignoraba sus modales caballerosos, dejando que ella se valiera por sí misma para bajarse del vehículo. Una vez que lo hubo hecho, cerró el coche con un fuerte golpe.
La puerta del carruaje resonó por el impacto, atrayendo la atención de Joe y de todos los que pasaban por allí cerca. Cuando notó que varias cabezas se volvían hacia ella, ________ vaciló. Sostuvo la brillante mirada miel de su compañero con algo de pánico y le observó alzar una ceja de tal manera que le leyó los pensamientos.
«¿Tienes suficiente?»
Ella inclinó la cabeza, escondiendo la cara en el cuello de la capa, y se acercó a él. Cuando estaba a dos pasos, ________ entró en el club, abriendo la puerta lo suficiente como para que a ella le diera tiempo a seguirlo al interior.
Lo primero que ________ pensó cuando cruzó el umbral fue que Brook's era impresionante. No había sabido qué esperar, pero desde luego no aquello. La ancha escalinata de mármol hablaba de la riqueza y el estatus de sus miembros, llena de grecas y adornos dorados.
Contuvo el aliento al ver el espacio, decorado como los más impresionantes hogares de Londres en oscuros colores masculinos y ricas maderas. Y había hombres por todas partes. Algunos conversaban en el vestíbulo y saludaron a Joe con rápidas inclinaciones de cabeza cuando él atravesó la puerta y guió a ________ por un largo pasillo hacia la parte posterior del edificio. Ella escudriñó con discreción las estancias a su paso. Eran grandes y estaban muy bien iluminadas, y en ellas había hombres jugando al billar, a las cartas o discutiendo animadamente. En otra sala, más pequeña e íntima, bebían oporto y fumaban.
________ aminoraba la velocidad al pasar ante cada puerta, curioseando las actividades que se realizaban en el interior, ansiosa por absorber cuanto fuera posible de ese lugar misterioso y fascinante. A medida que Joe la guiaba por el laberinto de pasillos, el número de puertas abiertas era cada vez menor y el corredor se volvió más oscuro e intransitado. Al pasar ante una de las estancias, ________ observó que la puerta estaba entreabierta y que el interior estaba iluminado por la luz dorada de unas velas. Oyó que de allí salía una risa claramente femenina y se quedó paralizada, incapaz de evitar echar una ojeada desde más cerca.
Se aproximó a la rendija de la puerta y agrandó los ojos al ver la escena que se desarrollaba ante ella. Allí dentro había tres hombres, todos con el rostro cubierto por una máscara y sentados en los correspondientes sillones de piel dispuestos en semicírculo. Los individuos, aunque relajados en sus asientos, estaban pendientes de la mujer que permanecía de pie en medio de ellos. Era alta y con mucho busto y el pelo le caía en una preciosa melena color ébano sobre la espalda. Poseía una belleza impresionante: pómulos elevados, piel sin mácula, ojos perfectamente delineados con kohl y labios rojos fruncidos en un mohín pícaro y experimentado. ________ supo que era una cortesana y se quedó observándola con la misma fascinación que parecía poseer a los hombres.
Llevaba un vestido de seda en brillante color zafiro que no estaba pensado para ser lucido en público, con un corpiño apretado que parecía un corsé. Los pechos casi se le derramaron por la parte superior cuando se inclinó sobre uno de los hombres. ________ contuvo el aliento cuando vio que el individuo estiraba la mano y le rozaba el seno con un dedo, obnubilado por las generosas formas de la mujer. Ella emitió una risita cuando la tocó, colocando atrevidamente la mano sobre la de él y obligándole a tocarla con más firmeza. Él la obedeció mientras otro de los hombres le levantaba el dobladillo del vestido, dejando al descubierto unas piernas largas y, finalmente, un trasero redondo. ________ se quedó pasmada cuando le vio acariciar las nalgas de la mujer.
A las nueve de la noche, ________ se paseaba de un lado para otro de su dormitorio y contaba las horas que faltaban para poder bajar sigilosamente por la escalera de servicio rumbo a la siguiente aventura. Desde que se había separado de Joe esa tarde, había estado varias veces al borde de un ataque de nervios. Entre la incesante charla de Oxford sobre sí mismo y las carantoñas que se hacían Mariana y Rivington, el resto de la exposición le había resultado interminable; ni siquiera había disfrutado de ver el Jerusalén.
Por supuesto, estar en casa era incluso menos divertido que estar en la exposición de la Royal Academy. ________ se enclaustró en su dormitorio en cuanto llegó, con la excusa de que le dolía la cabeza, para que su madre no la presionara para que asistiera al baile de los Cavendish. Sin embargo, ahora se paseaba cada vez más agobiada por su cautividad.
Se volvió hacia el reloj de la esquina para comprobar de nuevo la hora. Las nueve y diez. Suspiró y se dejó caer sobre el banco de la ventana salediza del cuarto, desde donde se veían los jardines de Allendale House.
Ojalá Joe no le hubiera dicho con tanta rotundidad que los interludios que habían compartido —esos momentos durante los que ella se había sentido viva y anhelante— eran un error.
________ había querido que se la tragara la tierra cuando él puso fin al beso y se disculpó. Aunque era lo que se esperaba de un caballero, sabía que no estaba en el carácter de Joe pedir perdón a menos que lamentara de verdad su comportamiento.
________ podía imaginar lo mucho que él se arrepentía de haberse enredado con ella; después de todo, una cándida solterona no era exactamente la pareja ideal para un libertino de primera clase.
«Pero te ha dicho que eres preciosa.» ________ suspiró de nuevo y, sentándose sobre las piernas, revivió el momento mentalmente. Había sido tan maravilloso como se suponía que sería; el apuesto y maravilloso Joe, el hombre con el que había soñado durante toda una década, por fin era consciente de su existencia. Y no solo había percibido que existía, no, además le había dicho que era preciosa.
Pero entonces, él se había apartado y se había disculpado. Por todo. Habría preferido que él no le hubiera prestado nunca atención, a que lamentara el tiempo que habían pasado juntos.
________ se puso en pie y se acercó al espejo que había en la esquina. Observó objetivamente su imagen: pelo y ojos castaños, escasa estatura, una boca demasiado exuberante y una figura que no se adaptaba a la moda, con pechos demasiado grandes y caderas demasiado anchas.
No era de extrañar que se hubiera disculpado.
Suspiró, deseando poder borrar de su memoria las fervorosas palabras que él había pronunciado, tan francas y caballerosas que le hacían vomitar.
O gritar.
Respiró hondo para contener las lágrimas ardientes que le inundaban los ojos. No pensaba llorar antes de la que esperaba que fuera la noche más excitante de su vida. Y no era excitante por Joe… sino por sí misma.
«Y un poco por Joe.»
Estupendo. Un poco por Joe, pero principalmente por ella.
Meditó durante un segundo tratando de discernir qué le atraía más, si jugar a las cartas o entrar en Brook's, pero aquello era un empate. Le resultó imposible decantarse por una de las dos cosas. Tendría que esperar a disfrutar la experiencia para decidir. Lo que sería dentro de… volvió a mirar el reloj. Las nueve y doce minutos. ¿Se habría estropeado aquel chisme?
No era posible que hubieran pasado solo dos minutos desde la última vez que había comprobado la hora. Observó la manecilla del reloj, esperando que alcanzara el minuto número trece. La espera resultaba interminable. Sí. Debía de estar estropeado.
________ se giró sobre sus talones y se dirigió a la puerta, tenía que atravesar el pasillo y mirar la hora en otro reloj. Sin duda serían casi las once. Tendría que vestirse con rapidez para acudir a tiempo a la cita con Joe. Era necesario que avisara ya a Anne.
Apenas había dado un paso hacia la puerta cuando esta se abrió de repente. Entró Mariana y cerró con fuerza en cuanto estuvo en el interior. Su hermana menor se plantó en el medio de la habitación con los brazos en jarras y la respiración jadeante, como si hubiera corrido lo indecible para llegar hasta allí.
Tras lanzar una rápida ojeada a la cama sin deshacer, Mari clavó los ojos en ________ con una mirada triunfante.
—¡Lo sabía! —exclamó en el mismo tono que si acabara de inventar la rueda, o algo igual de importante para la existencia de la humanidad.
________ abrió los ojos como platos.
—¿Qué es lo que sabías?
Mariana señaló a su hermana, con los ojos brillantes, acusándola con la mirada.
—¡Sabía que no estabas enferma! —susurró excitada—. ¡Vas a llevar a cabo otro punto de la lista!
________ se quedó paralizada durante un buen rato antes de girarse y llevarse una mano a la cabeza. Se encaminó a la cama.
—¿Por qué piensas eso? Acabo de levantarme para pedirle a la cocinera uno de sus remedios.
No se atrevió a mirar a Mariana, que no tenía un pelo de tonta.
—¿Uno de los remedios de la cocinera? —repitió su hermana sin dar crédito—. Podrías encontrarte en tu lecho de muerte y aun así no tomarías una de sus pócimas. —Mari corrió hacia la cama y se sentó de un brinco, como si tuviera puesto un camisón y no un sensacional vestido de seda—. ¿Qué harás esta noche? ¿Carreras de caballos? ¿Una sesión de boxeo? ¿Tomarás rapé?
________ se tumbó en la cama y se puso una almohada sobre la cara.
—¡Ya sé! ¡Irás a un burdel!
________ apartó la almohada llena de horror.
—¡Mari! Se te ocurren unas cosas… Por supuesto que no voy a ir a un burdel.
Mari tenía las mejillas encendidas.
—Oh. Qué lástima.
________ le lanzó a su hermana una irónica mirada.
—Sí, estoy segura de ello. No obstante, no visitaré un prostíbulo esta noche.
—¿Quizá en otra ocasión?
________ negó con la cabeza.
—No me puedo creer que dentro de unos meses vayas a convertirte en la duquesa de Rivington.
Mari sonrió ampliamente y encogió los hombros de una forma absolutamente impropia de una dama.
—¡Exacto! ¡Seré duquesa! ¿Quién se atreverá a criticarme entonces? Aparte de mamá, claro está.
Ambas hermanas sonrieron.
—¿No vas a llegar tarde al baile?
—No pienso acudir. Voy a ir contigo.
—Yo no voy a ningún sitio.
—Sabes que es pecado mentir, ¿verdad? —le recordó Mariana con toda seriedad.
—De acuerdo. Voy a salir, pero tú no puedes venir. Si las dos decimos que estamos enfermas, mamá sospechará.
Mariana aplaudió con ansiedad.
—¿Adónde vas?
—¿Qué hora es?
Mari entrecerró los ojos.
—_________, no intentes cambiar de tema.
—¡No estoy cambiando de tema! Es que no quiero llegar tarde.
—Son las nueve y veinte.
________ suspiró y se giró sobre la cama.
—¡La espera se me está haciendo interminable!
—¡________! —gritó Mariana—. ¿Adónde vas a ir?
_________ sostuvo la mirada ansiosa de su hermana.
—Si las doce y media llegan en algún momento, me voy a jugar a las cartas.
—¡No! —exclamó Mari, conteniendo el aliento.
________ sonrió ampliamente.
—¡Sí!
—¿Vas a ir a un garito?
—No… he pensado que allí me podrían descubrir con más facilidad. Voy a ir a Brook's.
—¿A Brook's? —Mariana parecía perpleja—. ¿Al club de caballeros?
________ asintió con la cabeza, con las mejillas ruborizadas.
—¿Crees que será más difícil que te descubran en Brook's que en un garito? —Mariana negó con la cabeza sin poder ocultar su asombro—. Estás loca.
—¡No lo estoy!
—¿Cómo se te ha ocurrido eso? ¡Santo Dios, ________! ¡No se permite la entrada a mujeres en Brook's! Si te descubren…
—No lo harán…
—¿Cómo estás tan segura?
_________ no respondió; no sabía qué decirle.
—________… —insistió Mariana.
—Voy a ir con Joe.
Mariana parpadeó un par de veces. ________ esperó a que su hermana asimilara sus palabras.
—¿Con el marqués Joseph?
—El mismo.
—¿Vas a ir con Joe? —Si el tono no le irritara tanto, ________ se habría reído ante la incredulidad de su hermana. Sin embargo, pasó el dedo por una arruga de la colcha y asintió con la cabeza—. ¡Lo sabía! —cacareó Mari, triunfalmente—. ¡Lo he sabido desde que los vi bailar el vals en mi fiesta de compromiso!
—¡Mari! ¡Baja la voz! ¡Te va a oír toda la casa! —susurró _________ frenética.
—Como te atrapen, quedarás arruinada por completo —anunció Mariana.
Como si a ________ no le hubiera cruzado ya esa idea por la cabeza. Asintió en silencio.
—Bueno, de acuerdo. Tendremos que asegurarnos de que no te descubran. —________ miró a su hermana al notar el uso del plural. Mariana continuó—: Supongo que habrás planeado al dedillo cómo salir de casa, pero ¿has pensado en el regreso?
—Se me ha ocurrido hacerlo de la misma manera, entraré por la puerta trasera y subiré por la escalera de servicio.
Mariana negó con la cabeza.
—No servirá. El portón trasero chirría de una manera imposible y mamá se dará cuenta.
—Tendré que engrasar los goznes —señaló ________ tras considerar las opciones.
Mari asintió con la cabeza.
—Y sáltate el tercer escalón desde arriba, rechina.
________ miró a su hermana con los ojos entrecerrados.
—¿Cómo sabes eso?
—Solo te diré que Rivington y yo nos hemos visto en la necesidad de utilizar la escalera de servicio un par de veces.
—¡Mariana! —exclamó ________, mirando a su hermana con los ojos muy abiertos.
—Es un poco tarde para que me riñas. Además ¡ya estoy comprometida con Rivington! —bromeó Mariana—. ¡Santo Dios! ¡Una cita nocturna con Joe! ¡Prométeme que me lo contarás todo!
—No es una cita —protestó ________—. Solo me va a echar una mano. Somos amigos.
—Un amigo no pondría en peligro tu reputación, ________ —dijo Mariana en voz baja—. ¿Tienen…? —Agitó la mano mientras dejaba la pregunta en el aire.
—¿Si tenemos qué? —_________ se hizo la sueca.
Mariana miró a su hermana con los ojos entrecerrados.
—________, sabes de sobra lo que te estoy preguntando.
—Te aseguro que no —afirmó, apartando la mirada.
—¡Sí! ¡Claro que lo sabes! —exclamó aplaudiendo—. ¡Y lo tienen! —Volvió a aplaudir—. ¡Qué delicia!
—No es delicioso.
—Oh… qué pena. —Mariana hizo una mueca—. Habría jurado que él sería…
—¡Mari! —la acalló ________—. No es eso lo que quería decir.
—Entonces ¿es delicioso?
—Más bien sí —suspiró.
—Pues ya puedes ir empezando a contármelo todo —le presionó Mari con una amplia y pícara sonrisa.
—¿Te has vuelto loca? Esta conversación es absolutamente impropia.
Mari agitó una mano, como descartando las palabras de ________.
—Imagino que sabes que si los pillan juntos tendrán que casarse. ¡Menudo escándalo!
_________ cerró los ojos con fuerza… Era demasiado fácil imaginar el escándalo.
—No nos pillarán.
—¡Mariana! —________ se vio salvada de continuar aquella bochornosa conversación gracias a la llamada de la condesa viuda de Allendale desde el piso de abajo.
—Todavía me sorprende lo alto que puede gritar —confesó Mari, poniendo los ojos en blanco—. Deberías ver la ropa que se ha puesto, ________. Terciopelo. Terciopelo de color amarillo canario. Con turbante a juego, por supuesto. Parece un plátano peludo.
_________ se estremeció ante aquella vívida imagen.
—Es parte de su encanto.
—Es un milagro que Rivington me pidiera matrimonio.
_________ esbozó una sonrisa ante esas palabras.
—Diviértete.
Mari se inclinó para abrazar a su hermana.
—¡Tú sí que te divertirás! ¡Voy a pasarme la noche pensando en ti! ¡Mañana sin falta me lo contarás todo! ¡Prométemelo!
—Te lo prometo.
Mariana se levantó, se alisó las faldas arrugadas y realizó una excitada pirueta en honor a ________ antes de marcharse. La siguió hasta la puerta, apretando la oreja contra la madera para oír cómo se marchaba su familia antes de correr a la ventana para ser testigo del estrépito de pezuñas y ruedas que indicaba oficialmente la salida hacia el baile. Cuando se dejó de oír el carruaje, se dio la vuelta y llamó a Anne.
Tenía mucho que hacer antes de reunirse con Joe.
Diez minutos antes de la hora a la que había acordado encontrarse con su acompañante, _________ se deslizó por los oscuros jardines de Allendale House hacia el portón trasero. Accionó el picaporte y lo abrió, observando cómo rechinaban los goznes.
—Maldita sea —masculló irritada—. ¿Es que nadie se encarga de engrasarlos?
Sin embargo, advertida por su hermana, ________ ya había supuesto que necesitaría la lata de aceite que le había encargado previamente a Michael, y que él, bendito fuera, le proporcionó sin una sola pregunta. Levantó el recipiente y empapó cada gozne con el líquido oscuro, moviendo luego el portón para esparcir la sustancia y silenciar aquel irritante ruido. Cuando completó el trabajo de un lado, centró su atención en el otro.
Estaba tan concentrada en su labor, que no oyó acercarse a Joe.
—Vaya, tenemos aquí a un caballero con muchos talentos ocultos —dijo secamente, haciendo que ________ se sobresaltara. Observó cómo la joven se inclinaba y vertía cuidadosamente el aceite en el gozne inferior antes de abrir y cerrar el portón. Joe se quitó los guantes y se agachó junto a ella, tomando la aceitera mientras continuaba hablando—: De todas las excursiones clandestinas en las que he tomado parte, te diré que esta es la primera en la que tengo que engrasar unos goznes chirriantes.
Ella sonrió.
—No podía arriesgarme a ser descubierta por mi familia si regreso a casa más tarde que ellos.
—Una inteligente precaución —alabó él, asintiendo con la cabeza; un movimiento apenas perceptible en la oscuridad.
Terminada la tarea, dejó a un lado la lata de aceite y se sacó un pañuelo del bolsillo para limpiarse las manos. Luego se lo ofreció a ________ para que hiciera lo mismo. Se incorporó y le tendió la mano. Entonces observó el disfraz de la joven. No debió de resultarle fácil, pues ella iba vestida casi completamente de negro, la ropa más adecuada para acudir a Brook's. Las botas brillaban bajo la luz de la luna; los pantalones y la chaqueta negros hacían resaltar la camisa, el chaleco y la corbata, de un blanco inmaculado y perfectamente almidonados. Desde luego, Anne se estaba convirtiendo en toda una experta en vestir a su ama con prendas masculinas. Para completar el conjunto, _________ se había recogido el pelo debajo de un sombrero de copa.
—¿Y bien, milord? —preguntó en voz baja, haciendo una floritura con el bastón—. ¿Qué te parece?
—Pues pienso que podría colar, suponiendo que en Brook's no haya más luz que aquí, en el jardín a altas horas de la noche. —Apretó los labios en una firme línea mientras la estudiaba y luego negó con la cabeza—. Habría que ser imbécil para no darse cuenta de que eres una mujer. Esto va a ser un desastre.
Joe le indicó que se dirigiera al carruaje cercano mientras se ponía los guantes. Ella le obedeció.
—No notaste que era una mujer en el club de esgrima.
Joe emitió un gruñido.
—Joe, la gente ve lo que espera ver sin importar lo que haya en realidad.
Él abrió la puerta del carruaje y le ordenó que se introdujera en el oscuro interior. Mientras se acomodaba al fondo para dejarle sitio, habría jurado que le oyó murmurar «esa es una idea terrible». Se sentó a su lado y cerró la puerta antes de golpear el techo para que el vehículo se pusiera en marcha.
Se mantuvieron en silencio mientras el vehículo avanzaba por las calles. ________ trató de ignorar las dudas de Joe ante el hecho de tener que introducirla en su club. Había llegado tan lejos… No pensaba dar marcha atrás. Brook's no quedaba lejos y, cuando llegaron, ________ se sentó en el borde del asiento para mirar por la ventanilla. Mientras apretaba la nariz contra el cristal, Joe le tendió una enorme capa.
—Vamos, ponte esto…
—Pero…
—No es negociable —la interrumpió en tono cortante—. Soy yo quien se juega su membresía si te atrapan.
—Por no hablar de mi reputación —añadió ella en voz baja.
Joe la miró con firmeza.
—Sí. Bueno, esta noche me preocupa más lo mío. Ponte la capa y levanta el cuello. Deberás mantener la cabeza gacha, no mires a nadie y quédate a mi lado. Y por el amor de Dios, que no se te ocurra hablar con esa ridícula voz que crees que parece de hombre.
—Pero…
—No, ________. Te prometí que jugarías a las cartas en Brook's, pero no que fuera a tu manera.
—De acuerdo —suspiró.
Joe abrió la puerta, saltó del carruaje y se dirigió con grandes zancadas hacia la entrada del club sin mirar atrás. Ella lo observó durante un momento, sorprendida por la facilidad con la que él ignoraba sus modales caballerosos, dejando que ella se valiera por sí misma para bajarse del vehículo. Una vez que lo hubo hecho, cerró el coche con un fuerte golpe.
La puerta del carruaje resonó por el impacto, atrayendo la atención de Joe y de todos los que pasaban por allí cerca. Cuando notó que varias cabezas se volvían hacia ella, ________ vaciló. Sostuvo la brillante mirada miel de su compañero con algo de pánico y le observó alzar una ceja de tal manera que le leyó los pensamientos.
«¿Tienes suficiente?»
Ella inclinó la cabeza, escondiendo la cara en el cuello de la capa, y se acercó a él. Cuando estaba a dos pasos, ________ entró en el club, abriendo la puerta lo suficiente como para que a ella le diera tiempo a seguirlo al interior.
Lo primero que ________ pensó cuando cruzó el umbral fue que Brook's era impresionante. No había sabido qué esperar, pero desde luego no aquello. La ancha escalinata de mármol hablaba de la riqueza y el estatus de sus miembros, llena de grecas y adornos dorados.
Contuvo el aliento al ver el espacio, decorado como los más impresionantes hogares de Londres en oscuros colores masculinos y ricas maderas. Y había hombres por todas partes. Algunos conversaban en el vestíbulo y saludaron a Joe con rápidas inclinaciones de cabeza cuando él atravesó la puerta y guió a ________ por un largo pasillo hacia la parte posterior del edificio. Ella escudriñó con discreción las estancias a su paso. Eran grandes y estaban muy bien iluminadas, y en ellas había hombres jugando al billar, a las cartas o discutiendo animadamente. En otra sala, más pequeña e íntima, bebían oporto y fumaban.
________ aminoraba la velocidad al pasar ante cada puerta, curioseando las actividades que se realizaban en el interior, ansiosa por absorber cuanto fuera posible de ese lugar misterioso y fascinante. A medida que Joe la guiaba por el laberinto de pasillos, el número de puertas abiertas era cada vez menor y el corredor se volvió más oscuro e intransitado. Al pasar ante una de las estancias, ________ observó que la puerta estaba entreabierta y que el interior estaba iluminado por la luz dorada de unas velas. Oyó que de allí salía una risa claramente femenina y se quedó paralizada, incapaz de evitar echar una ojeada desde más cerca.
Se aproximó a la rendija de la puerta y agrandó los ojos al ver la escena que se desarrollaba ante ella. Allí dentro había tres hombres, todos con el rostro cubierto por una máscara y sentados en los correspondientes sillones de piel dispuestos en semicírculo. Los individuos, aunque relajados en sus asientos, estaban pendientes de la mujer que permanecía de pie en medio de ellos. Era alta y con mucho busto y el pelo le caía en una preciosa melena color ébano sobre la espalda. Poseía una belleza impresionante: pómulos elevados, piel sin mácula, ojos perfectamente delineados con kohl y labios rojos fruncidos en un mohín pícaro y experimentado. ________ supo que era una cortesana y se quedó observándola con la misma fascinación que parecía poseer a los hombres.
Llevaba un vestido de seda en brillante color zafiro que no estaba pensado para ser lucido en público, con un corpiño apretado que parecía un corsé. Los pechos casi se le derramaron por la parte superior cuando se inclinó sobre uno de los hombres. ________ contuvo el aliento cuando vio que el individuo estiraba la mano y le rozaba el seno con un dedo, obnubilado por las generosas formas de la mujer. Ella emitió una risita cuando la tocó, colocando atrevidamente la mano sobre la de él y obligándole a tocarla con más firmeza. Él la obedeció mientras otro de los hombres le levantaba el dobladillo del vestido, dejando al descubierto unas piernas largas y, finalmente, un trasero redondo. ________ se quedó pasmada cuando le vio acariciar las nalgas de la mujer.
F l ♥ r e n c i a.
Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
Hola chicaaaaaaaas!
Perdón por haberlas dejado tanto tiempo sin cap pero mi internet coopera muy poco conmigo ultimamente :(
Es más ahora iba a subir la continuación de este cap pero se cortó la conección :|
Asi q ahora les estoy escribiendo desde mi celular!
Voy a seguir insistiendo, por ahí dentro de un rato vuelve internet en mi computadora.
Les mando besos y espero que sepan entenderme!
Perdón por haberlas dejado tanto tiempo sin cap pero mi internet coopera muy poco conmigo ultimamente :(
Es más ahora iba a subir la continuación de este cap pero se cortó la conección :|
Asi q ahora les estoy escribiendo desde mi celular!
Voy a seguir insistiendo, por ahí dentro de un rato vuelve internet en mi computadora.
Les mando besos y espero que sepan entenderme!
F l ♥ r e n c i a.
DrippyJoBrosBTR
Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
OMFG!! O.O siguelaaa plis siguela
no la dejes alli pliss
dios va a jugar cartas y .....
(ovio que entendemos
esto pasa besoos)
siguelaaaaa
no la dejes alli pliss
dios va a jugar cartas y .....
(ovio que entendemos
esto pasa besoos)
siguelaaaaa
Última edición por Floopii.xoxo el Dom 23 Oct 2011, 6:41 pm, editado 1 vez
#Fire Rouge..*
Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
Te entendemos flooor!
pero eso no quiere decir que no muramos con cada cap
Dios dios dios! Joe es hermoso (L)
me encanta esta novelaa
SIGUELA
pero eso no quiere decir que no muramos con cada cap
Dios dios dios! Joe es hermoso (L)
me encanta esta novelaa
SIGUELA
Creadora
Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
Siguela Mujer....
no la dejes asii...
kiero Ver como Sigue :D
no la dejes asii...
kiero Ver como Sigue :D
GlodDeJonas
Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
Siguela por favor adoro la nove :-)
roxithap
Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
Aaaaa que buen CAP!! Gracias, me encanto, esa Mariana!! Jajajaja
Y Joe preocupado por su membresia, bueno siguela cuando puedas!!!
Y Joe preocupado por su membresia, bueno siguela cuando puedas!!!
Invitado
Invitado
#Fire Rouge..*
#Fire Rouge..*
Re: Nueve reglas que romper para conquistar a un Libertino (Joe & Tú) [TERMINADA]
:lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :bounce: :bounce: :bounce: :lol!: :flower: :flower: :flower: :flower: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :lol!: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :flower: :farao: :farao: :farao: :farao: :farao: :farao: :farao:
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