☾ pizza is the essence of life ✞

zoe & jared; dod.

alaska & jared; dod.

alaska & bart; dod.

Nirvana llegó a las cocinas pasadas las dos de la mañana; no debía estar allí, claro, pero las reglas nunca habían sido sus mejores amigas. Tenía hambre, puesto que no había cenado nada, y tenía unas ganas inmensas de comer lo que sea –siempre y cuanto no contuviese carne, ni nada derivado a los animales-. Rápidamente, pasó su vista por todo el lugar, y descubrió un frutero con un par de manzanas y algunas naranjas allí.
No dudó en dirigirse para allí con rapidez, ya que el estómago rogaba por un poco de alimento. No estaba comiendo bien, y aquí estaban las consecuencias.
Lavó una manzana, y cuando estaba a punto de llevársela a la boca, escuchó algunos sonidos provenientes de algún lado. Se inquietó. ¿Quién a parte de ella podía estar allí a esas horas? La atacó una curiosidad enorme, aún más grande que el apetito que sentía en ese momento. Decidió ir a ver.
Agudizando su oído, y tratando de descubrir de donde venía el ruido; la rubia se dirigió a las despensas. Entreabrió la puerta, encontrándose con una pareja. Al comienzo, lo único que reconoció entre la oscuridad fue un par de gemidos intensos, una cabellera rubia y otra castaña oscura, que se hallaba, er, debajo de la cintura del rubio; y lo primero que se le vino a la mente era que aquellas personas eran nada más que Sean y Aidan –o eso creyó–. No estaba bien que se quedase observando, pero entrecerró los ojos como para poder visualizar quién era el rubio. Sí, sólo a ella se le ocurría pasearse por los pasillos siendo ciega y sin lentes.
Entonces escuchó una voz que reconocía muy bien y abrió los ojos, sabiendo que no eran Sean y Aidan. Sin detenerse un segundo para pensar, abrió la puerta bruscamente.
— ¿Sid? –preguntó cuando oyó a su hermano jadear. -¿Ian?
Todo paró por un momento. Siddhartha se subió los pantalones e Ian se puso de pie, casi tan rápido como un rayo. El moreno no pudo evitar ruborizarse, al igual que Sid.
— Eh… yo… eh… bueno… nosotros… -balbuceó el ojiazul. –Yo… eh… Nirvana…
— Déjalo así, Sid. –musitó la mayor, sonriendo ligeramente. Nunca se había puesto a pensar las cosas que su hermano y su novio harían. –Diviértanse, y protéjanse.
Y dicho esto, se fue.

nirvana & sian; tad.