Bad Boys, Bad Boys {Larry Stylinson} -HOT- TERMINADA

Capítulo 9

Louis parecía tan confundido como él y también tenía la misma gruesa elevación en sus pantalones vaqueros. Cediendo a la tentación, que parecía a la vez ajena y familiar, Harry maniobró alrededor del volante y apretó las manos sobre las caderas de Louis, arrastrándolo más cerca. La intensidad de su deseo -no, curiosidad- golpeó a través de sus venas con una demanda de ver, tocar, probar.

Para devolverle a Louis lo qué le había hecho a Harry. Para obligarlo a cuestionarse su propia sexualidad de la manera que Harry lo había hecho, y forzar a Louis al mismo infierno de confusión, rabia y deseo sin solución aparente que Harry fácilmente podía aceptar.

Él no esperó a que Louis recuperara su compostura. Harry descendió ingeniosamente a su amigo y alcanzó su interior. Louis gruñó mientras la mano de Harry se cerraba alrededor de él, jalando entonces, comenzó a bombear.

Louis intentó incorporarse, pero Harry lo sostuvo con una mano mientras bombeaba la polla de Louis sin descanso con la otra.

Su compañero se retorció, pero no trató de liberarse.
En cambio, cerró una mano alrededor de la muñeca sosteniéndolo y la otra alrededor del antebrazo de Harry, silenciosamente incitándolo.

—Oh, mierda—, se quejó Louis. —No se supone que se sienta tan bien. Jodidos callos en tus manos.

Pre-semen brillaba por encima de la gruesa cabeza, y Harry lo utilizó para resbalar el eje de Louis  Experimentalmente, Harry se inclinó y pasó la lengua por la raja, allanando de un vistazo a Louis a que se atreviera a hacer comentarios. Los ojos de Louis se veían vidriosos. Sus labios se abrieron jadeando sin aliento. Los tendones del cuello apretados, y clavando las uñas en Harry.

La lujuria nublaba los pensamientos de Harry hasta tomar la punta de Louis en la boca, lo que parecía una buena idea. La textura lo sorprendió. El sabor picante se parecía mucho a su propio semen. La boca de Harry limpió el borde, restallando sus labios sobre el surco que Louis había empujado hacia arriba, ambicioso para darle más a él. Las caderas de Louis sacudiéndose con la impotencia de hacer algo más que sentir y permitir a Harry llevarlo donde escogiera, el pecho de Harry ardía con placer triunfal.

—Voy a correrme—, gimió Louis. —Mierda. Me corro, Harry.

Empuñando una mano en el cabello de Harry, animándole al picante bulto. Harry sujetándolo en los labios apretados y succionándolo.

Louis gruñó, empujó fuerte las caderas hacia arriba, y forzó su polla profundamente en la boca de Harry.
Harry sostuvo una arcada comprobando mientras Louis gruñía al ritmo que chorros de esperma entraban profundo en su garganta.

Harry se sentó, ahogándose. —Maldita sea, eso es asqueroso. —restregó una manga en sus labios y tomó la botella de agua de Louis, drenándola. El frío plástico le tocó en la piel que había estado ardiente, pero nada podría borrar la sensación de entumecimiento provocada por el esfuerzo de devorar la tensa carne frotándola sobre los labios sensibles. O el almizclado olor masculino de Louis grabado en su memoria.

¿Había pensado que hacérselo a Louis anularía lo que Louis le había hecho a él? ¿No había pensado para nada? Con ciega intuición, Harry sabía que nunca sería capaz de olvidar la sensación de la polla de Louis en la boca.

Junto a él, Louis se enderezó y encogió. —¿Qué vas a hacer al respecto?—, preguntó él, asintiendo con la cabeza al regazo de Harry.

—Voy a ignorarlo.— Cierra la boca antes de que te ruegue que me chupes de nuevo. Yo no quiero desearte.

—Déjame saber cómo funciona eso para ti.

—Vete al diablo⁽³⁾ — gruñó Harry.

—No puedo. Me chupaste hasta que me secaste y te bebiste mi agua. Estoy muy deshidratado para orinar.

—¿Crees que esto es divertido?— Rugió Harry. —¿Qué clase de mierda de chicos heterosexuales hacen lo que acabamos de hacer?— Y esa era la verdadera pregunta. La que lo había azolado desde el momento en que Louis lo había besado y le había abierto los ojos a algo mucho más embriagador y mucho más peligroso de lo que había sabido que existía.

—Los flexibles.

—Y pensar que mi hermana quiere besar esa boca.— Joder si yo no lo quiero, también.

—¿Por qué no? ¿Lo hiciste? ¿Me estás diciendo ahora que no te gustó besarme? Claro que tienes una forma divertida de demostrarlo —, dijo Louis.

—No me jodas.

—No hasta que admitas que te gustó disfrutarme.

—Pedazo de mierda.

—Te estás proyectando otra vez. ¿No habló la terapeuta de la policía contigo sobre eso? —, preguntó Louis.

—Vete a la mierda.

—La próxima vez, ¿crees que podrías trabajar jugando un poco con el pezón?— Louis ahogó una risa en la oscura mirada que recibió.

Él se deslizó detrás de la manta, sintiéndose orgulloso de sí mismo. Excitado, encendido y totalmente satisfecho. Si la molestia de Harry era alguna indicación, las posibilidades, eran buenas de que pudieran hacer eso otra vez. Por lo tanto, no era sólo él. Harry luchaba contra la atracción, también. El silencio volvió al coche.

Refregó el parabrisas. Y su corazón dio un vuelco. —Hijo de puta se ha ido.

—¿Qué?
Louis señaló al camino de entrada a la ahora faltante bastante grande SUV Armada.

Capítulo 10

Nix y Douglas estaban esperando por ellos al llegar a la oficina del Jefe media hora más tarde.

—Reporte—, exigió el Jefe Whitlow.

—El sospechoso no salió de las instalaciones antes de las nueve—, dijo Louis. Le entregó la bitácora la cual el Jefe ignoró.

—A las nueve y cuarenta y ocho, informó que el vehículo del sospechoso había partido tiempo atrás.— El jefe miró fríamente entre ellos. —¿Que ocurrió entre las nueve y nueve y cuarenta y ocho cuando Covey escapó de su atención?

La mente de Louis corría a toda velocidad con imágenes. Ninguna que pudiera compartir. Harry le dio un codazo. Louis sacudió la cabeza bruscamente.

—¿Y bien?— Gritó Whitlow.

—Estábamos ocupados en una discusión, señor.— Harry cambiaba su peso de un pie a otro.

—Peleando—, detallo Louis.

—Eso explica los labios partidos. Así, que mientras ustedes dos tortolitos peleaban, nuestra única y principal pista en la investigación levantó vuelo.

El jefe a menudo se refería a los compañeros como tortolitos. Esta vez él había dado en el clavo. Las mejillas de Louis ardían.
Echarle un vistazo a Harry sería una mala idea.

—Ustedes dos, a la sala de conferencias. Tenemos que reagruparnos, si tenemos la intención de salvar esta operación. Demonios, incluso podría traer a los novatos y suspender sus traseros. No quiero verlos a los dos hasta que estén listos. Entren allí y resuelvan sus diferencias y nunca las traigan a un caso de nuevo, o tendré sus placas.

Louis y Harry estuvieron de acuerdo y se dirigieron a la aislada sala de conferencias. Harry cerró la puerta detrás de ellos.

Louis cruzó los brazos sobre el pecho y se apoyó sobre la mesa, mirando, esperando a ver qué haría Harry. Él sabía lo que quería hacer. Todo involucraba tener a Harry mucho más cerca. El peso de la indecisión se había levantado de Louis. Harry sabía que Louis lo quería. Louis ahora sabía que Harry se había abierto a la verdad. Dado que Louis no reparaba en a quién amaba, la parte más difícil había
pasado. Al menos para él. Con todo al descubierto, el secreto ya no se burlaba de él con el qué sí. Louis sabía que estaban bien juntos.

Harry caminaba de un lado al otro, todo rastro de buen humor desapareció.

—Nunca he perdido a un hombre—, se quejó Harry.

—¿Vas a culparme de éste a mí?— Así que hablarían sobre el caso en lugar del ¿verdadero problema?

Harry se detuvo y lo miró. Parecía como si quisiera considerar la culpa, pero finalmente, suspiró. —No. También fue en gran parte culpa mía.

Al escucharlo Louis se alivió. La atracción fue mutua y fuerte sin lugar a dudas. Ninguno de los dos podría haber luchado con la tentación. Si Harry hubiera cambiado la culpa, él todavía estaría negando lo que habían compartido. Alentó a Louis saber que Harry asumió la responsabilidad por su parte. Había una esperanza todavía. Pero, ¿cuán duro lucharía Harry contra la atracción?

Le tomó un poco a la flexible mente de Louis captar la idea de que, ya sea que se alojara en una forma masculina o femenina, Harry podría ser esto para él. Había asumido siempre que su preferencia se inclinaba hacia el género femenino. Cambió su equipo, pero el resultado era el mismo. Esto explicaba la atracción. Después de todo, le había tomado tres años para aceptar inconscientemente que un hombre podría ser su amante ideal, y que le había llegado por primera vez en la apariencia de un sueño.

¿Qué pensaba Harry? ¿Qué iba a hacer con lo que había sucedido entre ellos? ¿Transferirse? ¿Trabajar a través de ello? ¿Creer que fue un momento de extraña indiscreción? Demonios, Louis esperaba que no.

Harry caminó a grandes pasos lejos de él. Louis revisó su culo, inclinando su cabeza hacia un lado para obtener una mejor visión de los firmes, y flexibles músculos debajo de sus vaqueros desteñidos.
Se encogió de hombros fuera de su chaqueta de cuero. La camiseta azul marino de la policía no ocultaba el ancho y musculoso paquete de los hombros o los surcos del pecho cuando Harry volvió a
caminar de nuevo.
Mientras observaba, la polla llena de Harry se ponía de relieve por debajo de los descoloridos jeans.

—Deja de mirar mi pene—, ordenó Harry.

—Simplemente notaba que lo pusiste hacia la derecha. Soy zurdo.— Divertido, Louis se dio cuenta de que habían cambiado los papeles. Ahora Harry reflexionaba y Louis bromeaba. Él debía haber realmente enloquecido la cabeza de Harry. Por así decirlo.

El material había sido lo suficientemente flexible como para estirarse tenso en el área de la entrepierna. La propia polla de Louis se hinchó en apreciación. Sí, si Harry lo sabía aún, o no, él estaba
tomado. Louis no le permitiría una oportunidad de alejarse fácilmente.

—Bueno, basta ya.

—Harry, hay algo que deberías pensar.

—¿Qué?

—Tengo toda la intención de joderte cuando salgamos de aquí—, dijo Louis, seguro-del-hecho.

Capítulo 11

Harry se congeló a medio paso. —¿Por qué mierda dices algo como eso?— Él sacudió su cabeza como si alguien los escuchara a través de las paredes de la sala de conferencias. —Cállate. No digas cosas así.

Anduvo un poco más y se detuvo frente a Louis. Louis enmarcó las cejas, a la espera de que Harry llegara a la misma conclusión que él tuvo.

—Lo que ocurrió antes ahí no fue real. Nosotros tonteamos y nos dejamos llevar lejos con esa mierda. No tenemos nada que ver con ese asunto. Eres mi compañero, así que no voy a chillarle al jefe que eres un hada. Pero tienes que cortar esta mierda.

—Yo no soy un hada y tú tampoco—, corrigió Louis. Y volvemos a la negación.

—Maldición correcto⁽⁴⁾.

Gran selección de palabras, Harry. —Pero me siento atraído a ti, y yo no voy a sentarme aquí y pretender que no hay algo entre nosotros.

—Voy a sentar cabeza y casarme con una linda chica algún día—, insistió Harry.

—No he encontrado una chica con la que quiera pasar tanto tiempo como quiero pasarlo contigo. Ciertamente, no he encontrado a una que me haga enloquecer por joderla como tú.

—No estamos jodiendo.

—¿Le dijiste a tu polla? porque yo no creo que esté en el circuito.

Los dos miraron hacia abajo al estirado jean. Harry maldijo, reajustándose a sí mismo.

—El jefe va a estar aquí en cualquier momento. Podrías querer que tu pene se comporte antes de que camine a través de la puerta. Supongo que habría notado la madera en tus pantalones—, dijo Louis  calmadamente.

Harry dio vuelta y reanudó el paseo. ¿Joder con Louis? Sí, la idea tenía mérito. Joder a Louis por siempre sonaba muy bien también, salvo que no era gay. No podría pasar su vida con un hombre si no fuera gay. Pero él no había oído hablar de alguna clasificación que dijera que un hombre heterosexual que quería su polla en la boca de otro hombre no fuera secretamente gay.

Él no escuchaba los musicales. Amaba como el demonio los deportes. Dejaba la tapa del inodoro arriba en su casa. Había pegado una foto de Pamela Anderson por encima de su cama en la universidad. ¿No probaba eso que era heterosexual?

—Sólo tienes que responder un par de cosas—, dijo Louis.

Harry no quería. Sonaba como una trampa.

—¿Te gustó lo que pasó en mi departamento?—, preguntó Louis.

El estómago de Harry se retorcía con lujuria, cuando pensaba en ello. Sus bolas dolían por repetirlo. Él asintió bruscamente.

—¿Te gustó lo que pasó en el auto?

Envolviendo su mano alrededor de la gruesa polla de Louis, ¿mirando al hombre retorcerse desesperadamente por la liberación que Harry le podía dar? ¿La batalla de los besos? ¿Viendo a Louis fuera de su mente por la boca de Harry? Su polla se sacudió.

—Sí— murmuró a regañadientes Harry.

—¿Qué es lo primero que piensas cuando te digo que quiero joderte dentro y fuera?

Eso ha de doler como el infierno, es lo que él pensó. Eso, y golpear a Louis con eso. Harry fácilmente podría hundir su polla en Louis ahora mismo. Tal vez lamer sus bolas....mierda. Esto no podía ser normal.

—Rayos, ¡Louis!— Harry se giró. —No digas cosas así.

—¿Por qué?

—Las paredes tienen oídos.

—Dime, y no presionaré el punto—, dijo Louis.

—¿Lo primero que me viene a la mente?

—Sí.

Harry agarró los hombros de Louis. Louis miró hacia atrás con insolencia, como si la conversación le aburriera. Sus brazos quedaron cruzados sobre el pecho. Reflexionando encantadoramente. Louis siempre había sido bueno calmándose, reflexionando encantadoramente.

—Lo primero que pienso es que quiero verte hacerlo. Lo segundo es que no debería querer verte hacerlo. En tercer lugar, mi polla está pensando por mí y quiere tus perfectos labios extendidos sobre ella chupándome de nuevo. El cuarto es ¿por qué diablos estoy pensando de esa manera?

Los labios de Louis se estiraron en una sonrisa. Su hoyuelo tentó a Harry. ¿Cómo puede un hombre ser tan jodidamente sexy para otro tipo? No tenía sentido.

—Así que estás diciendo que estás confundido—, resumió Louis ordenadamente.

Harry se acercó más. Dudó enfrente de Louis, esperó a que él retrocediera o dijera algo desalentador pero no lo hizo. Harry lo besó. Esta vez no hubo lucha por dominar, sólo degustación, sentir, explorar los contornos firmes de la boca y la textura pulida de la lengua.

Louis se mantuvo completamente inmóvil a excepción por el consentimiento. Harry se deleitaba en la forma en que Louis enganchaba su aliento. Sí, definitivamente quería más de esto, pero ¿cuánto? ¿Por cuánto tiempo? ¿Ellos se cansarían uno del otro entonces, se palmearían en la espalda y dirían: —¿Ha sido agradable?

Cuando terminó, Harry presionó la frente con la de Louis, compartiendo aire y espacio, saboreando el aroma magnético del despertar masculino.

—Una pregunta más,— dijo Louis.

—Dispara—. Preferentemente en mi garganta.


—Si camino fuera por esa puerta y conecto con la próxima gatita sexy que se cruce en mi camino, ¿estarías de acuerdo con eso?

Harry se quejó. —Joder, no.

—Yo tampoco. No te hace gay.

—¿Qué carajo es lo que me hace, entonces?— Harry retrocedió. —Dile al jefe que tengo papeleo que terminar. Él me puede encontrar en mi escritorio cuando decida aparecer.