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Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Lo sé, el sentimiento que una tiene al ver a nuestro querido Finnick aparecer en cualquier cosa es como...LizzieBeth escribió:Ayy siii! Aparece mi Finnick <3
.wendy.
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Esta soy yo cuando veo cualquier cosa sobre LJDH (especialmente Finnick).wendy. escribió:Lo sé, el sentimiento que una tiene al ver a nuestro querido Finnick aparecer en cualquier cosa es como...LizzieBeth escribió:Ayy siii! Aparece mi Finnick <3
LizzieBeth
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
O cuando vas por la calle, el centro comercial o donde sea y ponen la canción que más te gusta. Si, cuando uno ve las cosas casualmente, son los mejores momentos de uno que puedes sentir en tu vida.LizzieBeth escribió:Esta soy yo cuando veo cualquier cosa sobre LJDH (especialmente Finnick).wendy. escribió:Lo sé, el sentimiento que una tiene al ver a nuestro querido Finnick aparecer en cualquier cosa es como...LizzieBeth escribió:Ayy siii! Aparece mi Finnick <3
.wendy.
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Creo que lo mejor que me paso fue que una vez me sente al lado de un tributo en el avión un vuelo de ocho horas con él los dos fangirliando fue uno de los mejores dias de mi vida!.wendy. escribió:O cuando vas por la calle, el centro comercial o donde sea y ponen la canción que más te gusta. Si, cuando uno ve las cosas casualmente, son los mejores momentos de uno que puedes sentir en tu vida.LizzieBeth escribió:Esta soy yo cuando veo cualquier cosa sobre LJDH (especialmente Finnick).wendy. escribió:Lo sé, el sentimiento que una tiene al ver a nuestro querido Finnick aparecer en cualquier cosa es como...LizzieBeth escribió:Ayy siii! Aparece mi Finnick <3
LizzieBeth
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Pues una de mis mejores experiencias como Pottérica fue igual a la tuya. Estábamos en el estreno de la última película de Harry Potter (the feels ) y al lado mío habían dos tipos que se la sabían TODAS sobre la saga y opinaban. Juro que fue uno de los momentos cinéfilos que nunca podré olvidar. O esa vez que ví Mi Villano Favorito 2 y me puse a bailar cuando sonó una canción de David Guetta.LizzieBeth escribió:Creo que lo mejor que me paso fue que una vez me sente al lado de un tributo en el avión un vuelo de ocho horas con él los dos fangirliando fue uno de los mejores dias de mi vida!
.wendy.
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Jajaja me imagino la reaccion de la gente cuando te pusiste a bailar... Jajajajaja creo que son las mejores experiencias como fan de un libro que nunca se olvidan....wendy. escribió:Pues una de mis mejores experiencias como Pottérica fue igual a la tuya. Estábamos en el estreno de la última película de Harry Potter (the feels ) y al lado mío habían dos tipos que se la sabían TODAS sobre la saga y opinaban. Juro que fue uno de los momentos cinéfilos que nunca podré olvidar. O esa vez que ví Mi Villano Favorito 2 y me puse a bailar cuando sonó una canción de David Guetta.LizzieBeth escribió:Creo que lo mejor que me paso fue que una vez me sente al lado de un tributo en el avión un vuelo de ocho horas con él los dos fangirliando fue uno de los mejores dias de mi vida!
LizzieBeth
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Mpktada sosia.
Siento no haberte podido comentar antes, pero es que he estado enferma y atareada con el colegio. Pero bueno, aquí estoy finalmente y vengo a decirte que el capítulo de la cosecha me encantó. Y sobre todo el adelanto del tres.
Ay mi Finnick, el, ¿cómo lo llamabas tú? ¿Prostituto Bonito del Capitolio? No lo recuerdo bien, pero sé que en ese momento empecé a reírme.
No sé qué quieres que te diga, creo que es evidente que esta novela me gusta mucho. Me pasaría por la nueva que estás haciendo, pero no soy fan de One Direction y por ende, tampoco de Louis. No los odio, pero me leería la novela sin ganas y apenas me enteraría, y prefiero no perder el tiempo, lo siento.
Pero ya viendo cómo narras ésta, sé perfectamente que el resto estarán igual de bien. O sea, si tienes talento para escribir una, tendrás el doble para escribir otra.
No sé si me entiendes, pero bah, es igual, ha quedado bien.
Y ya, no sé, solo te pido por Dios que subas pronto el siguiente capítulo. Estoy deseando saber qué le contesta Maxinne a Finnick jkahdkad. Y sobre todo, cómo reacciona al ver a los trágicos amantes del Capitolio, duh. Mira que amo a Katniss y a Peeta, pero des del punto de vista de Maxinne sí que son un poco irritantes.
Bueno, nada más, gracias por subir. Un beso enorme, chau<3.
Mina ♡
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Mina ♡ escribió:Mpktada sosia.Siento no haberte podido comentar antes, pero es que he estado enferma y atareada con el colegio. Pero bueno, aquí estoy finalmente y vengo a decirte que el capítulo de la cosecha me encantó. Y sobre todo el adelanto del tres.Ay mi Finnick, el, ¿cómo lo llamabas tú? ¿Prostituto Bonito del Capitolio? No lo recuerdo bien, pero sé que en ese momento empecé a reírme.No sé qué quieres que te diga, creo que es evidente que esta novela me gusta mucho. Me pasaría por la nueva que estás haciendo, pero no soy fan de One Direction y por ende, tampoco de Louis. No los odio, pero me leería la novela sin ganas y apenas me enteraría, y prefiero no perder el tiempo, lo siento.Pero ya viendo cómo narras ésta, sé perfectamente que el resto estarán igual de bien. O sea, si tienes talento para escribir una, tendrás el doble para escribir otra.No sé si me entiendes, pero bah, es igual, ha quedado bien.Y ya, no sé, solo te pido por Dios que subas pronto el siguiente capítulo. Estoy deseando saber qué le contesta Maxinne a Finnick jkahdkad. Y sobre todo, cómo reacciona al ver a los trágicos amantes del Capitolio, duh. Mira que amo a Katniss y a Peeta, pero des del punto de vista de Maxinne sí que son un poco irritantes.Bueno, nada más, gracias por subir. Un beso enorme, chau<3.
Hello, dearie.
Pues no te culpo. La escuela es la escuela y aunque si bien puede ser un fastidio, tiene sus ventajas y hay que ir si no quires problemas con los jefes si uno quiere tener un buen trabajo.
Pues sí, :P , Finnick es el prostituto bonito del Capitolio según Maxinne. No sé porqué, está niñita tiene sus opiniones de cada uno de los Venecedores, todas muy coloridas. Que bueno que te rías, el objetivo de la personalidad de Maxinne es que funcionara como un alivio cómico en situaciones de estrés.
Tranquis, cada quien tiene sus gustos. Sinceramente yo soy más de rock, heavy metal y electrónica, pero... ash, placeres culpables, amiga. Aún así, muchas gracias por el cumplido, siempre me gusta trabajar la parte de narración, ortografía y redacción y es bastante bueno que alguien se dé cuenta de eso.
Pues sí, no sé si eres adivina, pero los amantes trágicos saldrán en el siguiente capítulo. Y sí, a mi me encanta la pareja que hacen, se ve que pese a todo se quieren porque si no Katniss no le hubiera dicho todas esas cosas a Haymitch, Plutarch y Finnick. Aunque, no creo que a todos los vencedores les hubiera agradado la idea de volver a la Arena por culpa de ellos (aunque más bien por culpa de Plutarch... sólo yo me entiendo).
Te quiero, sosia.
Mari.
.wendy.
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Hola, hola, hola, aquí la peor lectora (?)
Vale. En mi cabeza tenía más gracia .-.
Hola Wendy ksjhfksjhfd me encanta llamarte Wendy...¡ES TAN WENDY!
Joder, el capítulo dos me dejó con toda la intriga, ah!
Y el adelanto del siguiente capítulo skhjfksjhdfkshjdf *-*
Tu quieres que me muera, ¿no?
Maxie es the fucking boss *abro paréntesis* I'm a boss ass bitch, bitch, bitch (8) *cierro paréntesis*
El Prostituto Bonito del Capitolio. Ajá, me gusta el nuevo nombre de Finnick.
¡Los malditos amantes del distrito 12!
No me mates a Nash, pls. Le estoy cogiendo un cariño terriblemente doloroso y no quiero porque sé que le vas a matar *me voy a llorar a una esquina*
Okno.
Me gusta que me llames Morgy, mola mucho :3 Me recuerda a Morgana y amo a Morgana skjhfksjhdfkhjsdf :/
Vale, me relajo.
Por cierto, une question ¿eres española?
No sé si lo habrás dicho o no .-.
Well...siguela pronto, pls.
Hazlo por el prostituto bonito del Capitolio, pls.
Besos <3
Vale. En mi cabeza tenía más gracia .-.
Hola Wendy ksjhfksjhfd me encanta llamarte Wendy...¡ES TAN WENDY!
Joder, el capítulo dos me dejó con toda la intriga, ah!
Y el adelanto del siguiente capítulo skhjfksjhdfkshjdf *-*
Tu quieres que me muera, ¿no?
Maxie es the fucking boss *abro paréntesis* I'm a boss ass bitch, bitch, bitch (8) *cierro paréntesis*
El Prostituto Bonito del Capitolio. Ajá, me gusta el nuevo nombre de Finnick.
¡Los malditos amantes del distrito 12!
No me mates a Nash, pls. Le estoy cogiendo un cariño terriblemente doloroso y no quiero porque sé que le vas a matar *me voy a llorar a una esquina*
Okno.
Me gusta que me llames Morgy, mola mucho :3 Me recuerda a Morgana y amo a Morgana skjhfksjhdfkhjsdf :/
Vale, me relajo.
Por cierto, une question ¿eres española?
No sé si lo habrás dicho o no .-.
Well...siguela pronto, pls.
Hazlo por el prostituto bonito del Capitolio, pls.
Besos <3
#Morgenstern
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
FANTASTIC! Dios, nadie sabe lo feliz que me siento en estos momentos. Best vacations evere!#Morgenstern escribió: Hola, hola, hola, aquí la peor lectora (?)
Vale. En mi cabeza tenía más gracia .-.
Hola Wendy ksjhfksjhfd me encanta llamarte Wendy...¡ES TAN WENDY!
Joder, el capítulo dos me dejó con toda la intriga, ah!
Y el adelanto del siguiente capítulo skhjfksjhdfkshjdf *-*
Tu quieres que me muera, ¿no?
Maxie es the fucking boss *abro paréntesis* I'm a boss ass bitch, bitch, bitch (8) *cierro paréntesis*
El Prostituto Bonito del Capitolio. Ajá, me gusta el nuevo nombre de Finnick.
¡Los malditos amantes del distrito 12!
No me mates a Nash, pls. Le estoy cogiendo un cariño terriblemente doloroso y no quiero porque sé que le vas a matar *me voy a llorar a una esquina*
Okno.
Me gusta que me llames Morgy, mola mucho :3 Me recuerda a Morgana y amo a Morgana skjhfksjhdfkhjsdf :/
Vale, me relajo.
Por cierto, une question ¿eres española?
No sé si lo habrás dicho o no .-.
Well...siguela pronto, pls.
Hazlo por el prostituto bonito del Capitolio, pls.
Besos <3
Oh, llámame como te dé la gana, que igual mi nombre es realmente horrible. ¿Es qué a caso mi hermana no sabía lo infeliz que me sentiría con medio mundo llamado María? No, nadie toma en cuenta mis sentimientos :(
I know, I'm a fucking bitch. ¿En serio piensan eso de Maxie? Pues hago lo que puedo, y aparentemente, ¡Está funcionando! *baile de la victora, baile de la victora, casi tanto como cuando Chávez murió (?)*
Pues bueno, como dije antes, Maxinne le tiene un nombre reservado a cada persona que se le cruza, cada uno más "colorido" que el otro, pero un nombre en fin.
Yo también amo a mi Nashito, pero dije que son los Juegos del Hambre, aunque el futuro siempre puede cambiar. Por cierto, ¿Si te digo que me lo imagino como Norman Reedus (el que hace de Daryl Dixon en The Walking Dead) me odiarías por que todavía no sé su futuro ?
¡Yo también amo a Morgana! Me recuerda mucho a esa época en la que me sentaba a ver las películas de Merlín en la tele. Que bellos tiempos.
Pues no, soy orgullosamente de Venezuela, pero como tanto leo noves de chicas españolas, veo programas doblados al castellano de España, y tampoco ayuda que medio salón (incluida yo) tenga familia de ya, se me pega mucho la manera de hablar de allá.
Pronto, pronto Morgy.
Por nuestro amado prostituto,
Wendy.
.wendy.
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
Por si alguna tiene curiosidad, esta es la canción que dio a luz todo esto...
.wendy.
Re: Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|
llevo el capi a la mitad, dearies. probablemente lo suba en la mañana o al medio-día ;) ¡estense atentas, que será un capi bastante largo!
.wendy.
Crónicas Publicitarias 3: Bajo la misma estrella (Percy Jackson)
¿Hay alguien acá que le guste Percy Jackson? Si tu respuesta es sí, entonces, creo que te gustaría entrar en mi nueva novela de Percy Jackson (con Luke Castellan): Bajo la misma estrella.
"Soledad, lo peor que puede existir. Sentirse incomprendido, sentirse asechado sólo por el simple hecho de ser diferente. Porque sí, ellos sabían muy bien que se sentía ser diferente. Pero ellos, literalmente, era diferentes. Y lo peor: no había nada que pudieran hacer.
Porque a veces, simplemente, ambos desearían no haber nacido bajo la misma estrella."
Ya se saben la rutina, si les gusta, solamente denle al título y dejen su sensual comentario. Si no, no importa. Uno no pierde nada soñando :3
"Soledad, lo peor que puede existir. Sentirse incomprendido, sentirse asechado sólo por el simple hecho de ser diferente. Porque sí, ellos sabían muy bien que se sentía ser diferente. Pero ellos, literalmente, era diferentes. Y lo peor: no había nada que pudieran hacer.
Porque a veces, simplemente, ambos desearían no haber nacido bajo la misma estrella."
Ya se saben la rutina, si les gusta, solamente denle al título y dejen su sensual comentario. Si no, no importa. Uno no pierde nada soñando :3
.wendy.
Capítulo III: Luces, cámara, acción.
III: luces, cámara, acción.
El viaje el tren fue el peor que pude tener en mi vida. Y tomando en cuenta que llevo siendo mentora desde hace ocho años, eso era decir bastante.
El silencio era matador. A veces me gustaba, claro, cuando era uno de esos silencios que podías disfrutar tranquilamente. Pero ese silencio era incómodo, sepulcral, y por más que Córax, Avery, Willow e incluso yo intentáramos alegar el ambiente, el mensaje obviamente no le había llegado a Nash. Pero lo dejamos así, porque si eso impide que Nash descargara su ira con alguno de nosotros, era mejor dejar las heridas.
Lo que sí agradecí fue que Willow ocupara el lugar de Mace para los mentores, porque si había manera de hacer ese viaje aún más insoportable, era sin duda con Mace intentando hablarme. No, nadie quiere verme enojada, y luego del numerito en casa de Nash, no quiero otra cachetada por parte de Avery. Suficiente tuve ese día.
Quizás lo único destacable fue la siempre bien agradecida comida capitolina, si hay algo que a todos quizás nos guste de ese lugar, es su comida. Pudines, pollo, esa cosa fría pero dulce y cremosa llamada "Helado"... se ve perfectamente que los del Capitolio nunca pasan hambre. No sé si decir que son suertudos o son unos perfectos hijos de puta, pero ya que.
Por las noches no había sido mejor. Si a mi no me gustaba antes dormir en mi propia habitación, mucho menos me gustaba mi habitación del tren. Era oscura, fria, y sobre todo, solitaria. No fuí la única, por la noche oigo los suaves sollozos de Nash y los gemidos de las pesadillas, y algunas otras podía oir a Avery y Willow en mis horas de insomnio.
A veces, me quedaba despierta largas horas, incluso me perdí una vez el desayuno. Me quedo pensando en que pasará cuando lleguemos al Capitolio, si los demás sabrán sobre el plan, y que pasará cuando tengamos que sacar a los chicos del Doce. Incluso hay veces en las que me levanto de golpe, sudada, con lágrimas mientras grito el nombre de Nash, Avery o Willow. No, aquello no podía pasar, no podía permitir que pasara. Nadie morirá mientras yo pudiera impedirlo.
Era de noche, otra vez. Siento el temblor que produce el tren al pasar por las vías, a veces rebotando mínimamente por algún bache, haciéndome rebotar un poco en el colchón. Dios, ahora me da calor, y todavía no puedo dormir. Me pongo en medio de dos almohadas, de lado, cierro los ojos e intento conciliar el sueño contando ovejas.
Una ovejita, dos ovejitas, tres ovejitas... diez ovejitas, once ovejitas, doce ovejitas... treintiún ovejitas, treinta y dos ovejitas, treinta y tres ovejitas y... esto no sirve de una mierda. ¡Concéntrate, mujer! O mejor dicho: ¡Concéntrate, sub-consciente!
Cuando la posición se me empieza a hacer incómoda, de nuevo me cambio de lugar. Pongo las manos debajo de mi cabeza, y miro directamente al techo, sintiendo la comodidad que me proporciona. Quizás pueda dormir ahora. Cierro mis ojos, esperando a ver si aquello funciona.
—¿Estás despierta, Maxie?
Oh, jódete Nash. Jódete, idiota arruinador de sueño potencial.
Gruño, poniéndome de lado y subiendo la sábana hasta mi barbilla. Cierro los ojos, y con cansancio le contesto: —Ugh, ¡Pasa antes de que me arrepienta!
Por el rabillo del ojo veo como Nash entra lentamente a la habitación, así como mis oídos agonizan con el insoportable chilido de la puerta. De nuevo, siento otro rebote en mi colchón, seguido de como este se hunde por el peso de Nash.
—Si intentas hacerme algo, pedófilo de... —le amenazo, pero el gruñe y bufa. Okey, eso sonó mejor en mi cabeza, y espero que no se moleste.
—Tendría que estar ciego para preferirte a tí antes que a Beth, Maxie —dice como si fuera la cosa más obvia en Panem, casi tanto como que en los Juegos tienes que matarlos a todos. Fue mi turno de bufar, mientras juego con mis pies para que estos se calienten. Oigo como Nash bufa, y entonces, siento como se cae... justamente sobre mis piernas. Bello—. He... he visto grabaciones de los otros Distritos... todo ardía. Ha comenzado, Maxinne.
Siento el escalofrío de mi vida correr por mi espina, y el miedo de que esa puta pesadilla se haya hecho realidad empieza a crecer en mi pecho, así como un pequeño agujero de ansiedad se está taladrando. No, mi sueño no puede volverse realidad. No puedo dejar que se vuelva realidad.
—No fuimos los únicos... —susurro, mirando como Nash empieza a quedarse dormido. Sacudo mis piernas, y el abre los ojos con un sobresalto. Si estuviera más despierta, ya me hubiera burlado de él—. ¿Sabes... si los demás tributos saben el plan?
—Sólo los del Cuatro, el Siete y Haymitch. Tenemos un aliado del Capitolio, así que tenemos terreno cubierto... Los demás ya no sé.
Y con esas palabras, Nash no sabe que ha confirmado mis pequeños miedos. No todos tendrán piedad. Aunque no debería sosprenderme, son los Juegos del Hambre al final de todo. Lo única que importa es que demos un buen espectáculo.
De repente, siento como el peso de Nash se me va de las piernas. Mis párpados empiezan a caerse, el sueño finalmente está llegando, pero aún así logro ver que se tambalea del sueño hasta la salida.
No quiero que se vaya. No quiero dormir sola esta noche.
—Nash... quédate —le pido con voz de niña pequeña, de una cansada niña pequeña. Lentamente, se voltea, se frota los ojos y sorprendemente, sonríe de manera socarrona.
—¿Segura que quieres dormir con el pedófilo, Maxie? —me pregunta con un fingido toque de maldada. Suspiro, mientras ruedo los ojos de manera somnolienta.
—Oh, vente ya.
Él no necesita más, pronto siento el calor del cuerpo de mi amigo al lado mío, cubriéndose con la misma sábana que yo. Eso si, doy gracias que no le haya pegado la gana de dormir semi-desnudo como otros años.
Cierro mis ojos, a punto de dormirme.
—Nash —susurro.
—¿Qué? —murmura vagamente. Tomo su mano, sin poder evitarlo.
—No me dejes.
Espero a una respuesta, pero lo único que obtengo es un ronquido de su parte, pobre. Bah, mañana tendremos tiempo para hablar.
O bueno, eso espero.
—¿Estás despierta, Maxie?
Oh, jódete Nash. Jódete, idiota arruinador de sueño potencial.
Gruño, poniéndome de lado y subiendo la sábana hasta mi barbilla. Cierro los ojos, y con cansancio le contesto: —Ugh, ¡Pasa antes de que me arrepienta!
Por el rabillo del ojo veo como Nash entra lentamente a la habitación, así como mis oídos agonizan con el insoportable chilido de la puerta. De nuevo, siento otro rebote en mi colchón, seguido de como este se hunde por el peso de Nash.
—Si intentas hacerme algo, pedófilo de... —le amenazo, pero el gruñe y bufa. Okey, eso sonó mejor en mi cabeza, y espero que no se moleste.
—Tendría que estar ciego para preferirte a tí antes que a Beth, Maxie —dice como si fuera la cosa más obvia en Panem, casi tanto como que en los Juegos tienes que matarlos a todos. Fue mi turno de bufar, mientras juego con mis pies para que estos se calienten. Oigo como Nash bufa, y entonces, siento como se cae... justamente sobre mis piernas. Bello—. He... he visto grabaciones de los otros Distritos... todo ardía. Ha comenzado, Maxinne.
Siento el escalofrío de mi vida correr por mi espina, y el miedo de que esa puta pesadilla se haya hecho realidad empieza a crecer en mi pecho, así como un pequeño agujero de ansiedad se está taladrando. No, mi sueño no puede volverse realidad. No puedo dejar que se vuelva realidad.
—No fuimos los únicos... —susurro, mirando como Nash empieza a quedarse dormido. Sacudo mis piernas, y el abre los ojos con un sobresalto. Si estuviera más despierta, ya me hubiera burlado de él—. ¿Sabes... si los demás tributos saben el plan?
—Sólo los del Cuatro, el Siete y Haymitch. Tenemos un aliado del Capitolio, así que tenemos terreno cubierto... Los demás ya no sé.
Y con esas palabras, Nash no sabe que ha confirmado mis pequeños miedos. No todos tendrán piedad. Aunque no debería sosprenderme, son los Juegos del Hambre al final de todo. Lo única que importa es que demos un buen espectáculo.
De repente, siento como el peso de Nash se me va de las piernas. Mis párpados empiezan a caerse, el sueño finalmente está llegando, pero aún así logro ver que se tambalea del sueño hasta la salida.
No quiero que se vaya. No quiero dormir sola esta noche.
—Nash... quédate —le pido con voz de niña pequeña, de una cansada niña pequeña. Lentamente, se voltea, se frota los ojos y sorprendemente, sonríe de manera socarrona.
—¿Segura que quieres dormir con el pedófilo, Maxie? —me pregunta con un fingido toque de maldada. Suspiro, mientras ruedo los ojos de manera somnolienta.
—Oh, vente ya.
Él no necesita más, pronto siento el calor del cuerpo de mi amigo al lado mío, cubriéndose con la misma sábana que yo. Eso si, doy gracias que no le haya pegado la gana de dormir semi-desnudo como otros años.
Cierro mis ojos, a punto de dormirme.
—Nash —susurro.
—¿Qué? —murmura vagamente. Tomo su mano, sin poder evitarlo.
—No me dejes.
Espero a una respuesta, pero lo único que obtengo es un ronquido de su parte, pobre. Bah, mañana tendremos tiempo para hablar.
O bueno, eso espero.
[...]
Anoche, sorprendentemente, no tuve pesadillas. No sé si fue la presencia de Nash lo que había relajado mi sub-consciente, pero si así fuera, no sabe lo agradecida que estoy que se haya quedado conmigo esa noche.
Cuando me despierto, siento por primera vez en mucho tiempo tanta comodidad que no recuerdo quien soy y mucho menos que quiero abandonar esta cama. Lastimosamente, recuerdo que soy Maxinne Castle, seré tributo en el Vasallaje de los Veinticinco y que mi compañero (que de paso, es casado) está durmiendo al lado mío. Y sinceramente, no me encuentro con muchas ganas de que mi cara aparezca en algún tabloide capitolino.
Alargo mi mano, con la labor de sacudir a Nash y decirle que se levante, pero solo encuentro un lado de la cama frío. Inconscientemente, sonrío, y agradezco que haya pensando en exactamento lo mismo que yo.
Con todo el dolor de mi alma, me quito la sábana y miro hacía la ventana, viendo por el día que lo más probable es que sea todavía de mañana. Al poner mis pies sobre el piso, siento el temblor del tren pasando por las vías, e inmediatamente me paro completamente para poder ponerme la ropa.
Una vez lista, salgo de la habitación frotándome los ojos del sueño, así como camino de manera tambaleante del pasillo hasta el vagón del comedor. Mientras me froto el ojo izquierdo, mi mano libre viaja hasta la manilla. Abro la puerta, y me encuentro con la encantadora sopresa de que ya han empezado el desayuno sin mí.
Nash, hijo de puta, me hubieras despertado.
—¡Oh, al fin se levanta nuestra pequeña bella durmiente! —comenta Córax animadamente, llevándose un pedazo de esas tortitas llamadas "panqueques" a la boca. Nash rueda los ojos, mientras Avery y Willow me dan un saludo con la cabeza y siguen comiendo.
—¿Bella durmiente? Yo diría que «Bello monstruo». Al menos te hubieras arreglado mejor, Maxie —comenta Nash, y yo no hago más que simplemente mandarle una mirada que dice: «Te quiero, pero vete a la mierda».
—Ha-ha-ha, que gracioso —rebato sarcásticamente, sin ninguna frase mejor por el cansancio. El silencio vuelve al ambiente, mientras gracias a mi estómago demandante empiezo a tomar una tostada y a metérmela a la boca.
—Bueno, bueno —intenta decir Córax, seguramente para calmar la situación. Y a decir verdad, no lo hace, porque tener que sosportar su acento capitolino en las mañanas es simplemente un martirio—, ya habrá tiempo para eso cuando lleguemos al Capitolio en la tarde. No te preocupes, Nash, haremos de Maxie un princesa.
Oh Dios, no quiero saber la definición de mi estilistas de «Princesa».
Sigo comiendo, cuando miro que en la televisión pasan la repetición de los tributos de este año. Seguramente mo le perdí con todo el asunto de la mini-depresión de Nash. Le indico a Avery que suba el volumen, y mi atención se centra totalmente en los Tributos.
En el primer Distrito los Tributos eran Cashmere y Gloss, y no puedo créermelo; ¡Son hermanos! ¡¿Cómo demonios has de querer meterte para matar a tu sangre?! Sin embargo, por sus caras, parecía no importarles en lo más mínimo. Los primeros a tomar en cuenta para no intentar enojarlos, obviamente.
En el Distrito Dos fueron Brutus y Enoboria, lo cual era malo. El nombre de Brutus lo dice todo: es fuerte, grandulón y seguramente ansia poder partir unos cuantos cuellos. Brutus, aún como mentora, siempre me había dado miedo, debíamos tener cuidado. En cuanto a Enoboria, ella era como una gata: ágil, rápida y asechando, más con sus espeluznantes dientes felinos. Si, definitivamente, si encontrábamos a estos cuatro en la Arena, era hora de correr.
Los des tres eran Wiress y Beetee, y solo pude respirar tranquila. Beete y Wiress siempre habían sido buena compañía... de acuerdo, sólo Beetee, y aunque Wiress no pudiera hablar, siempre tiene sorpresas debajo de la manga. Creo saber quienes son los primeros a considerar aliados.
En el Cuatro sólo fueron sorpresas. La mentora era Mags, ¡Mags! ¡¿Cómo se suponía que a su edad podría sobrevivir a Los Juegos?! Y todo por proteger a Annie Cresta, la chica que quedó mal de la cabeza luego de sus Juegos. Aunque, pensándolo bien, no sé si decir que fue mejor para Annie y el otro Tributo, o si acaba de firmar su sentencía de muerte.
Mi otra sorpresa con ese Distrito, fue el Tributo masculino. Finnick Odair, uno de los consentidos del Capitolio. Y se le veía así tan... tan... ¡Fresco! Aunque normalmente, no era un problema, pero en la Arena y con ese tridente... debía pensármelo bien.
Los del Seis fueron los adictos, esos no eran problema alguno. Eso sí, los tendrían vigilados para que no haya ninguna sobredosis.
Los de Siete... no sé si temer por mi vida o pensar que nos irá mejor. Johanna Mason, la chica del hacha, es el Tributo femenino. Johanna... ella me cae bien, y su hacha podría sernos bastante útil. Segunda a tener en cuenta en aliados, claramente.
Finalmente, pasamos a los más importantes: los amantes trágicos del Doce; Peeta Mellark y Katniss Everdeen, la Chica en Llamas. No se lo tomó bien, obviamente, debido a que pude notar que lloraba. El chico se hizo voluntario en vez de Haymitch, y no sé si decir que es valiente o un gran estúpido. Pero luego recuerdo que es lo mejor para el plan.
Finalmente, la reproducción termina, y noto que he dejado de lado la comida y que todos me miran, expectantes.
—Bueno, serán un Vasallaje bastante movidito —comento, mientras me llevo un baso con zumo a la boca.
—Me imagino que ya tienes pensandos tus aliados, ¿No? —me pregunta Willow, terminándose un emparedado de treinta centímetros.
—Beetee, Johanna y Wiress pueden sernos de ayuda. Beetee y Wiress podrían ayudarnos a crear armas con lo que tengamos y planear trampas, y Johanna puede ser la ejecutora ideal —explico, sonriendo ladinamente. Miro hacía Nash para ver su reacción, y no se ve tan convencido.
—No sé, suficiente tengo contigo para tener a Johanna, pero creo que Beetee y Wiress están bien —responde él. Siento deseos de lanzarle el zumo a la cabeza, pero al final solamente le termino lanzando un pedacito de pan. Me río disimuladamente, mientras siento su mirada asesina subre mi.
Finalmente, siento como el tren disminuye su velocidad poco a poco. Oigo a Córax chillar emocionada, a Nash gemir desesperado, y a Willow y Avery suspirar. Yo solamente hago chocar mi frente contra la madera. Eso sí, el dolor del impacto no será nada comparado con el que me hagan pasar mi estilistas.
Oímos gritos de alegría desde afuera, gente clamando alegremente nuestros nombres mientras esperan el momento de la matanza.
Hemos llegado.
Mi otra sorpresa con ese Distrito, fue el Tributo masculino. Finnick Odair, uno de los consentidos del Capitolio. Y se le veía así tan... tan... ¡Fresco! Aunque normalmente, no era un problema, pero en la Arena y con ese tridente... debía pensármelo bien.
Los del Seis fueron los adictos, esos no eran problema alguno. Eso sí, los tendrían vigilados para que no haya ninguna sobredosis.
Los de Siete... no sé si temer por mi vida o pensar que nos irá mejor. Johanna Mason, la chica del hacha, es el Tributo femenino. Johanna... ella me cae bien, y su hacha podría sernos bastante útil. Segunda a tener en cuenta en aliados, claramente.
Finalmente, pasamos a los más importantes: los amantes trágicos del Doce; Peeta Mellark y Katniss Everdeen, la Chica en Llamas. No se lo tomó bien, obviamente, debido a que pude notar que lloraba. El chico se hizo voluntario en vez de Haymitch, y no sé si decir que es valiente o un gran estúpido. Pero luego recuerdo que es lo mejor para el plan.
Finalmente, la reproducción termina, y noto que he dejado de lado la comida y que todos me miran, expectantes.
—Bueno, serán un Vasallaje bastante movidito —comento, mientras me llevo un baso con zumo a la boca.
—Me imagino que ya tienes pensandos tus aliados, ¿No? —me pregunta Willow, terminándose un emparedado de treinta centímetros.
—Beetee, Johanna y Wiress pueden sernos de ayuda. Beetee y Wiress podrían ayudarnos a crear armas con lo que tengamos y planear trampas, y Johanna puede ser la ejecutora ideal —explico, sonriendo ladinamente. Miro hacía Nash para ver su reacción, y no se ve tan convencido.
—No sé, suficiente tengo contigo para tener a Johanna, pero creo que Beetee y Wiress están bien —responde él. Siento deseos de lanzarle el zumo a la cabeza, pero al final solamente le termino lanzando un pedacito de pan. Me río disimuladamente, mientras siento su mirada asesina subre mi.
Finalmente, siento como el tren disminuye su velocidad poco a poco. Oigo a Córax chillar emocionada, a Nash gemir desesperado, y a Willow y Avery suspirar. Yo solamente hago chocar mi frente contra la madera. Eso sí, el dolor del impacto no será nada comparado con el que me hagan pasar mi estilistas.
Oímos gritos de alegría desde afuera, gente clamando alegremente nuestros nombres mientras esperan el momento de la matanza.
Hemos llegado.
[...]
La gente dice que las reuniones son bonitas cuando es gente que te ha ayudado.
La gente que dice eso no conoce a los estilistas del Capitolio.
—¡Duele! —grito mientras me arrancan la cera de la pierna. Por favor, ¡Dudo que me haya crecido tanto vello en las piernas! Además ¿No saben que esa cosa duele como el infierno? No, los Juegos no son sádicos, ¡Esto es sadismo, señores!
—Cálmate. Dios, no recuerdo que te pusieras así cuando tenías doce años —comenta pomposamente. Idiota, ¡Si sufrí ese día!
Me muerdo el labio, intentando su insultar a más gente ese día. Aunque, ¿Qué importaba? De todas maneras, si todo sale bien, nunca más los volviera a ver. Así que, ¿Para qué molestarme en intentar fingir?
—¡Joder! —vuelvo a gritar, agarrándome a los bordes de la camilla mientras siento el agua infernalmente fría pasarme por las piernas. Aunque, para el ardor que me había provocado la cera, pronto aquello se sintió casi de maravilla.
Lo malo empezaría luego.
Finalmente, oigo que consideran que estoy decente para que empiecen a arreglarme. Alguien agarra la camilla, moviéndome hacía la camilla donde estarán mis estilistas. Lo único que me consuela es que si yo, que procuro verme bien, me hicieron tal tortura, no quiero imaginarme lo que tuvo que sufrir Nash.
Cuando oigo la puerta cerrarse, me cubro el pecho y mi intimidad para poder pararme, e inspecciono el lugar. Parece una de las llamadas salas de manicomio, donde dejaban a los mentalmente inestables totalmente solos para que no pudieran hacerle daño a nadie. O así lo veo yo.
Espero, y espero. Muevo mis pies en el aire gracias al espacio entre la camilla, y suspiro haciendo que pequeños mechones de pelo vuelen de lado. Pasa el tiempo, y aunque prefiero posponer esto lo más que pueda, me mata el aburrimiento.
—¡Maxie, cuanto tiempo sin verte! ¡Mira como ha crecido nuestra pequeñita, Otto!
Mejor no hubiera hablado.
—¡Nuestra Maxie ya es toda una mujercita, Armin! —vi como Otto se limpiaba una lágrima imaginaria con voz de madre orgullosa.
—¡Nuestra Maxie ya es toda una mujercita, Armin! —vi como Otto se limpiaba una lágrima imaginaria con voz de madre orgullosa.
Mis estilistas, Otto y Armin, uno flaco y el otro gordo, así como que el primero tiene el pelo rojo y el otro azul, me aprietan en un sofocante abrazo de oso, mientras gemí intentando respirar al ver que me abrazaban con aún más fuerza.
Cuando finalmente me sueltan, ambos empiezan a dar vueltas alrededor de mí, valorándome Obviamente, escondo mis pechos y mi intimidad, mientras Otto evalúa mi pelo y Armin examina mi piel. Okey, esto se siente como acoso sexual. ¡Paren ya, monigotes!
—¿Qué piensas tú, Otto? —pregunta Armin, mirándome todavía. En serio, ¡¿Pueden parar de una vez?! ¡Me siento acosada!
—Se ve que creció. Ahora tiene... ejem, "atributos". Sin ofenderte, tesoro —me guiñó un ojo, y no me importa si fue para calmarme o coquetearme, se sintió horriblemente extraño. Y no es que fueran exactamente malas personas, simplemente... No.
—Eh, no es por nada, pero... ¿Pueden dejar de mirarme y empezar de una vez? Mientras más rápido termine, mejor —suelto de una vez, cansada.
—Haberlo dicho antes —pronunciaron los dos a la vez.
—No te preocupes, tesoro, vas a quedar... —me habla Armin, mientras me abraza por los hombros y Otto apreta los botones para "empezar la magia".
—... Espectacular —complementa el susodicho.
Me pregunto cuál será el concepto capitolino de «Espectacular».
Quiero empezar los Juegos de una vez. Y por la cara de Nash, él también.
Y no, no es porque el vestido sea feo, es a decir verdad... bonito, comparado con lo que nos han obligado a usar a los del Distrito Cinco. Lo que me molesta es lo que deja ver, dejando una buena porción, no, todas mis piernas libres y pintadas con brillantina amarilla y azul. De paso, que a Otto y a Armín se les ocurrió la brillante idea de ponerle estática a mi cabello para que se levantara. Y para más inri, deja una buena porción de escote y espalda descubiertos. No me molestaría, de no ser porque parezco una prostituta del Capitolio con brillantina de más.
—Tienes un buen cuerpo, Maxie —me había dicho Armin, como excusa a lo que debía usar—. Lúcelo mientras puedas.
Y créanme, no me gustó en absoluto la manera en la que dijo «Mientras puedas». Quizás lo dijo por lo de la juventud y eso, pero sigue dándome mala espina.
Aunque comparado con lo que lo obligaron a poner a Nash... quizás tengo suerte de que no se les ocurrió la idea de ponerme un vosal en la cabeza. Quizás, cuando puedas, les daré las gracias.
Oigo unas risitas, y veo como disimuladamente los tributos del Uno y el Dos se giran.
Idiotas.
—Estúpidos —murmura Nash a mi lado.
—Necesitamos mejores abusivos —respondo yo.
—Eso sí, ellos no tienen pintura y brillantina —me comenta, casi bromeando, pero tampoco tengo tanta suerte.
—¡Oye! Al menos yo no parezco un perro con lucecitas —le contrataco, mientras golpeo suavemente su hombro, riéndome.
Pero no lo he podido lograr. ¡Genial, justo lo que necesitaba, Nash el amargado ha regresado!
Me quedo jugando con la piel ahora reemplazada por escarcha, mientras que Nash hace lo mismo pero con el botón que nos han dados nuestros estilistas. En cuanto saliéramos, debíamos presionar el control para que la luz artificial de nuestros trajes brilaran.
De repente, oigo los pasos de alguien acercándose, y me sorprendo al ver un rostro conocido... y otros, bueno, casi conocidos.
—Te ves bien, andemio con patas —le comenta Haymitch a Nash, pero este solamente gruñe.
—Yo también me alegro de verte, Haymitch —hablo yo, haciéndome notar. El me saluda con un movimiento de cabeza, y de repente, mis ojos se quedan clavados en sus acompañantes.
—Peeta, Katniss, ellos son unos viejos amigos: Nash Snicket y Maxinne Castle. Maxinne, Nash, ellos son Peeta Mellark y Katniss Everdeen.
—Los Amantes Trágicos de Panem —complemento yo. La chica, de manera cautelosa, me da la mano, y me sonríe un poco, yo le respondo. En cambio, el chico lo hace más enérgico y sonríe de manera casi tan brillante como la luz en el Distrito Cinco.
Me pregunto como estará el Distrito Cinco.
—Ajá, si, hola —saludo de largo Nash. Rodo los ojos, mientras le miro asesinamente.
—Ignórenlo, está por un tiempo difícil. Se ven... bien —intento excusarlo.
—Tú... también te ves muy bien —dice la chica por primera vez. Y puedo notar que lo dice de verdad, no como otros tributos que lo dicen disimulando que me veo como un muto, aunque si como si casi nunca lo dijera.
—Oh, cariño, gracias. Pero ya, en serio, al menos tu estilista no te hace ver como si fueras una prostituta solo para ganar publicidad —digo la verdad en tono lúgubre y sarcástico, haciendo reír al chico. Es... adorable.
—Lo tendré en cuenta —me responde, antes de que se vayan.
Eso fue... extraño, pero agradable. Raro, considerando que hace sólo unos días los maldecía con todo mi corazón. La chica es precavida, pero sincera como un puño. Y el chico se ve, bueno, adorable.
Veo como los otros Tributos dejan de hablar para empezar a prepararse, y suspiro. Miro a Nash, quien sigue pasando de todo, hasta que finalmente, se vuelve hacía mí.
—¿Preparada, rubia? —me pregunta Nash. Su voz está más dura, con fastidio, pero con cierto toque de anhelo. Me mira, mientras se rasca en el torso, seguramente por la comezón que le producía el traje.
—Tengo qué, Nash —suspiro de pesadez. Sin embargo, le sonrío, le tomo de la cara y hago que me vea a los ojos—. Pero eso no significa que lo haga mal. Confía en mí.
Oigo el sonido de los primeros acordes sonar a lo lejos. Nos subimos con dificultad a la carroza, porque dicho sea que ese traje pesa como el infierno, a parte de ser jodidamente incómodo. Me pregunto si los novietes sentirán tanta incomodidad con su traje. Obviamente, siendo los favoritos del Capitolio, no.
Siento algo calloso, cálido y fuerte agarrando mi mano. Miro hacía abajo, es la mano de Nash, y por la manera en que la sostiene, no es un error. No me aparto, correspondo el agarre y le sonrío aún más. Sin embargo, tengo que dejarlo. El me mira desconcertado.
—Nash, te quiero, pero no de esa manera —le recuerdo, y no puedo evitar soltar una risita. El bufa, seguramente pensando que tampoco me quería de esa manera porque Beth ocupa ese lugar—. Además, no quiero problemas con Beth cuando volvamos.
—Si es que volvemos —susurra.
No digo nada. Quisiera decirle que debería dejar de ser tan pesimista, que saldremos de esta. Pero no sé si eso sea una verdad o una mentira.
—Maxie.
—¿Si?
—No me dejes.
Le sonrío, y lo abrazo con cuidado de no arruinar los trajes.
—Sólo si tu no me dejas.
Y el devuelve el abrazo. Se siente tan... bien.
—Nunca lo haré —me susurra, separándose de mi. Y por primera vez en esos días, sonríe.
La puerta se abre, y finalmente, la carroza se mueve.
Se oyen fuertemente los vítores de la gente del público, clamando a su favorito mientras estos saludan como si de un concurso se tratara. Ese es mi deber, y pese a que a mi misma me tocó hacerlo una ve y preparé a chicos para hacerlo, sigo sin entender como puedes saludar tan tranquilo a gente que apoya algo así.
La carroza empieza a moverse más rápido, y me agarro con fuerza del borde gracias a ese sentimiento de vértigo. Pongo mi mejor sonrisa falsa, alzo el brazo y empiezo a saludarlos a todos cuando oigo como claman nuestro nombre.
Y de repente, mis ojos se ven cegados por la luz artificial, una luz que procede de los reflectores en nuestros trajes y se refleja en la brillantina que pusieron en mis piernas, escote, brazos y espalda. Y en cuanto a Nash, esta se refleja en micro espejos en su traje.
No sé como, pero brillamos. Brillamos como diamantes.
Diamantes que, claramente, fueron sofocados por los del Doce. Pero igual, yo prefiero mis diamantes. Ahora sé que le daré las gracias a Armin y Otto en cuanto los vea.
Las carrozas van más rápido, haciendo que me aferre aún más al borde. Damos una vuelta, luciendo los trajes una última vez ante que nos vayamos a nuestros pisos. La mayoría de las alabanzas van claramente a Katniss y Peeta (¿Desde cuándo los llamo así?), pero aún así hay quienes nos gritan a nosotros su amor, su apoyo. Tenemos "admiradores" al final de todo, y eso es lo que nos mantendrán vivos.
Mi corazon late más rápido a medida que nos acercamos a la salidad, así como siento que los caballos van con más fuerza. Al final, siento que puedo respirar un poco más tranquila cuando entramos hacía dentro.
Cuando las carrozas se paran, me bajo primero y es mi turno de ayudar a Nash a bajarse, lo cual casi termina en desastre tomando en cuenta que es más grande que yo. No puedo decirle nada, porque inmediatamente siento otro abrazo de oso por parte de Otto y Armin.
—¡Estuviste...! —empieza Armin.
—¡... Hermosa! —termina Otto.
Por mi parte, veo que la estilista de Nash, Peggy, y Córax, hacen lo mismo. Este les corresponde como puede, y mientras estas no miran me susurra por ayuda. Rodo los ojos, sacudo la cabeza mientras me separo de mi pareja de estilistas.
—Gracias, en serio —les digo, sonriéndoles.
—¡Ves, te dije que nos daría las gracias, Armin, págame! —me quedo perpleja, ¿Acaso este par acaba de apostar a costa mía? Aunque, sinceramente, no me molesta. De hecho, hasta me hace gracia el ver como Otto le paga a su contraparte a regañadientes.
Córax también me abraza, aunque luego se va para hablar con otros escoltas de los otros Tributos. Al final, sólo nos quedamos Nash y yo.
—Eso fue... intenso —me dice Nash, y por primera vez en todo el día, lo puedo ver reírse un poco. Me siento un poco aliviada, no quiero que se quede permanentemente en ese estado de depresión.
—Si por intenso entiendes volver a que te miren como carne en exhibición, no sabes cuanta razón tienes, Nash —bromeó yo, riéndome y contagiándolo. Lo necesitaba, reírse un poco entre tanto estrés si que puede hacer maravillas.
—También puedes entender por intenso a que la gente no pudiera mirarlos con toda esa luz artificial, Cinco.
Aquella voz obviamente era nueva, pero la conocía, estoy segura de aque alguna vez he escuchado esa voz masculina y socarrona, casi tanto como de Nash pero obviamente más joven e innecesariamente seductora. Fruncí el ceño ante esa vocecita, sobre todo por no poder reconocerla e interrumpirnos.
Nash y yo nos giramos hacía el dueño (o dueña, en el Capitolio nunca se sabe) de esa voz. Mi ceño se relaja, porque sé quien es finalmente. Aunque eso sí, tampoco es como si me aliviara.
Es Finnick Odair, después de todo. El niño bonito del Distrito Cuatro. O como yo lo conozco: «El Prostituto Bonito del Capitolio».
Lindo, ¿No?
Me le quedo mirando de arriba a abajo. Se ve que sus estilistas sacaro todo el partido posible a su condición de Símbolo Sexual de Panem, puesto que sólo vestía unos bóxers con una red de maya y sandalias. Aunque tampoco los culpo, este chico puede vestir una bolsa de basura y seguir siendo sensual.
Y joder, tenía que reconocerlo, era sensual.
—Oh, ¿Se puede saber por qué el Oh, salve todo poderoso Finnick Odair, viene a hablar con nosotros los simple mortales? —le responde Nash, obviamente disgustado.
—¿Qué, ya no puedo hablarles, Nash? —le pregunta Odair, con una sonrisa provocativa y si por provocar se refería a que Nash y yo quisiéramos matarlo, lo consiguió.
—No, pero hasta donde yo sé, es de mala educación interrumpir conversaciones ajenas, Odair —respondo yo, haciéndome notar y que me mirarara y... Oh Dios, ¡¿Por qué ahora todos me miran como si yo fuera comida capitolina y ellos a punto de morirse de hambre?!—. ¿O qué, a caso tus putas no te han dado suficiente secretos? ¿O el prostituto bonito se cansó de coger para saber los chismes?
Por primera vez, puedo ver como sus defensas se le caen, mostrándose sorprendidos. Su cara, normalmente confiada, se contrae en una mueca de estupefacción. Ja, como si no supiéramos como le pagaban sus clientes.
Y esa cara dura un mili-segundo, antes que vuelva a sonreír.
—En ese caso, sólo tengo dos cosas que decirles. Primero: si no tuvieran nada que ocultar, no les importaría mantener una simple charla, no hay que ser tan borde. Y segundo: quizás quería acercarme porque ni la mejor de mis "putas", como las llamas tú, tengan ese tremendo par de piernas que tu tienes. Yo que tú los usaría... de muchas maneras.
Para estos momentos, la cara sin precio alguno deben ser las nuestras. Y por más que desteste decirlo, el Prostituo tenía la razón.
Y entonces caigo en cuanta de algo más.
¿Acaso ese desgraciado acaba de piropearme? O mejor dicho: ¿Tuvo los cojones para piropearme, y de paso, insinuárseme?
Pero no puedo responder nada, porque en esos momentos fastidia a la chica Everdeen. Se ve que el niño no ha tenido diversión en un tiempo.
Intento irme para decirle unas cuantas cosas, y de paso, advertirle de unas cuantas cosas a Everdeen, pero siento los brazos de Nash agarrándome.
—¡No me detengas, Nash! ¡Si tú no vas a decirle nada, yo no seré la que se va a quedar callada! —le riño, controlándome lo suficiente para no gritarle y causar un escándalo—. ¡Hoy mismo el Capitolio se queda sin su niño consentido!
—¡No voy a dejar que eches el plan por la borda sólo por una rabieta, niña tonta! —me responde al oído.
Finalmente, me quedo tranquila. Nash me suelta, mientras yo me quedo mirando a Odair, esperando que casualmente le caiga un rayo encima.
—De todos modos, no eres la única. Espera a que lleguen los entrenamientos, o a lo mucho, la Arena.
Con esa frase de Nash, no esperamos más para irnos a nuestro piso. Cuando llego, voy directamente al baño, quiero quitarme esta maldita brillantina de encima y dormirme.
Pero eso no basta. Porque dentro de mí, sé que esto es la punta del iceberg comparando con lo que bien. Oh no, esto no ha hecho más que empezar.
—Se ve que creció. Ahora tiene... ejem, "atributos". Sin ofenderte, tesoro —me guiñó un ojo, y no me importa si fue para calmarme o coquetearme, se sintió horriblemente extraño. Y no es que fueran exactamente malas personas, simplemente... No.
—Eh, no es por nada, pero... ¿Pueden dejar de mirarme y empezar de una vez? Mientras más rápido termine, mejor —suelto de una vez, cansada.
—Haberlo dicho antes —pronunciaron los dos a la vez.
—No te preocupes, tesoro, vas a quedar... —me habla Armin, mientras me abraza por los hombros y Otto apreta los botones para "empezar la magia".
—... Espectacular —complementa el susodicho.
Me pregunto cuál será el concepto capitolino de «Espectacular».
[...]
Quiero empezar los Juegos de una vez. Y por la cara de Nash, él también.
Y no, no es porque el vestido sea feo, es a decir verdad... bonito, comparado con lo que nos han obligado a usar a los del Distrito Cinco. Lo que me molesta es lo que deja ver, dejando una buena porción, no, todas mis piernas libres y pintadas con brillantina amarilla y azul. De paso, que a Otto y a Armín se les ocurrió la brillante idea de ponerle estática a mi cabello para que se levantara. Y para más inri, deja una buena porción de escote y espalda descubiertos. No me molestaría, de no ser porque parezco una prostituta del Capitolio con brillantina de más.
—Tienes un buen cuerpo, Maxie —me había dicho Armin, como excusa a lo que debía usar—. Lúcelo mientras puedas.
Y créanme, no me gustó en absoluto la manera en la que dijo «Mientras puedas». Quizás lo dijo por lo de la juventud y eso, pero sigue dándome mala espina.
Aunque comparado con lo que lo obligaron a poner a Nash... quizás tengo suerte de que no se les ocurrió la idea de ponerme un vosal en la cabeza. Quizás, cuando puedas, les daré las gracias.
Oigo unas risitas, y veo como disimuladamente los tributos del Uno y el Dos se giran.
Idiotas.
—Estúpidos —murmura Nash a mi lado.
—Necesitamos mejores abusivos —respondo yo.
—Eso sí, ellos no tienen pintura y brillantina —me comenta, casi bromeando, pero tampoco tengo tanta suerte.
—¡Oye! Al menos yo no parezco un perro con lucecitas —le contrataco, mientras golpeo suavemente su hombro, riéndome.
Pero no lo he podido lograr. ¡Genial, justo lo que necesitaba, Nash el amargado ha regresado!
Me quedo jugando con la piel ahora reemplazada por escarcha, mientras que Nash hace lo mismo pero con el botón que nos han dados nuestros estilistas. En cuanto saliéramos, debíamos presionar el control para que la luz artificial de nuestros trajes brilaran.
De repente, oigo los pasos de alguien acercándose, y me sorprendo al ver un rostro conocido... y otros, bueno, casi conocidos.
—Te ves bien, andemio con patas —le comenta Haymitch a Nash, pero este solamente gruñe.
—Yo también me alegro de verte, Haymitch —hablo yo, haciéndome notar. El me saluda con un movimiento de cabeza, y de repente, mis ojos se quedan clavados en sus acompañantes.
—Peeta, Katniss, ellos son unos viejos amigos: Nash Snicket y Maxinne Castle. Maxinne, Nash, ellos son Peeta Mellark y Katniss Everdeen.
—Los Amantes Trágicos de Panem —complemento yo. La chica, de manera cautelosa, me da la mano, y me sonríe un poco, yo le respondo. En cambio, el chico lo hace más enérgico y sonríe de manera casi tan brillante como la luz en el Distrito Cinco.
Me pregunto como estará el Distrito Cinco.
—Ajá, si, hola —saludo de largo Nash. Rodo los ojos, mientras le miro asesinamente.
—Ignórenlo, está por un tiempo difícil. Se ven... bien —intento excusarlo.
—Tú... también te ves muy bien —dice la chica por primera vez. Y puedo notar que lo dice de verdad, no como otros tributos que lo dicen disimulando que me veo como un muto, aunque si como si casi nunca lo dijera.
—Oh, cariño, gracias. Pero ya, en serio, al menos tu estilista no te hace ver como si fueras una prostituta solo para ganar publicidad —digo la verdad en tono lúgubre y sarcástico, haciendo reír al chico. Es... adorable.
—Lo tendré en cuenta —me responde, antes de que se vayan.
Eso fue... extraño, pero agradable. Raro, considerando que hace sólo unos días los maldecía con todo mi corazón. La chica es precavida, pero sincera como un puño. Y el chico se ve, bueno, adorable.
Veo como los otros Tributos dejan de hablar para empezar a prepararse, y suspiro. Miro a Nash, quien sigue pasando de todo, hasta que finalmente, se vuelve hacía mí.
—¿Preparada, rubia? —me pregunta Nash. Su voz está más dura, con fastidio, pero con cierto toque de anhelo. Me mira, mientras se rasca en el torso, seguramente por la comezón que le producía el traje.
—Tengo qué, Nash —suspiro de pesadez. Sin embargo, le sonrío, le tomo de la cara y hago que me vea a los ojos—. Pero eso no significa que lo haga mal. Confía en mí.
Oigo el sonido de los primeros acordes sonar a lo lejos. Nos subimos con dificultad a la carroza, porque dicho sea que ese traje pesa como el infierno, a parte de ser jodidamente incómodo. Me pregunto si los novietes sentirán tanta incomodidad con su traje. Obviamente, siendo los favoritos del Capitolio, no.
Siento algo calloso, cálido y fuerte agarrando mi mano. Miro hacía abajo, es la mano de Nash, y por la manera en que la sostiene, no es un error. No me aparto, correspondo el agarre y le sonrío aún más. Sin embargo, tengo que dejarlo. El me mira desconcertado.
—Nash, te quiero, pero no de esa manera —le recuerdo, y no puedo evitar soltar una risita. El bufa, seguramente pensando que tampoco me quería de esa manera porque Beth ocupa ese lugar—. Además, no quiero problemas con Beth cuando volvamos.
—Si es que volvemos —susurra.
No digo nada. Quisiera decirle que debería dejar de ser tan pesimista, que saldremos de esta. Pero no sé si eso sea una verdad o una mentira.
—Maxie.
—¿Si?
—No me dejes.
Le sonrío, y lo abrazo con cuidado de no arruinar los trajes.
—Sólo si tu no me dejas.
Y el devuelve el abrazo. Se siente tan... bien.
—Nunca lo haré —me susurra, separándose de mi. Y por primera vez en esos días, sonríe.
La puerta se abre, y finalmente, la carroza se mueve.
Se oyen fuertemente los vítores de la gente del público, clamando a su favorito mientras estos saludan como si de un concurso se tratara. Ese es mi deber, y pese a que a mi misma me tocó hacerlo una ve y preparé a chicos para hacerlo, sigo sin entender como puedes saludar tan tranquilo a gente que apoya algo así.
La carroza empieza a moverse más rápido, y me agarro con fuerza del borde gracias a ese sentimiento de vértigo. Pongo mi mejor sonrisa falsa, alzo el brazo y empiezo a saludarlos a todos cuando oigo como claman nuestro nombre.
Y de repente, mis ojos se ven cegados por la luz artificial, una luz que procede de los reflectores en nuestros trajes y se refleja en la brillantina que pusieron en mis piernas, escote, brazos y espalda. Y en cuanto a Nash, esta se refleja en micro espejos en su traje.
No sé como, pero brillamos. Brillamos como diamantes.
Diamantes que, claramente, fueron sofocados por los del Doce. Pero igual, yo prefiero mis diamantes. Ahora sé que le daré las gracias a Armin y Otto en cuanto los vea.
Las carrozas van más rápido, haciendo que me aferre aún más al borde. Damos una vuelta, luciendo los trajes una última vez ante que nos vayamos a nuestros pisos. La mayoría de las alabanzas van claramente a Katniss y Peeta (¿Desde cuándo los llamo así?), pero aún así hay quienes nos gritan a nosotros su amor, su apoyo. Tenemos "admiradores" al final de todo, y eso es lo que nos mantendrán vivos.
Mi corazon late más rápido a medida que nos acercamos a la salidad, así como siento que los caballos van con más fuerza. Al final, siento que puedo respirar un poco más tranquila cuando entramos hacía dentro.
Cuando las carrozas se paran, me bajo primero y es mi turno de ayudar a Nash a bajarse, lo cual casi termina en desastre tomando en cuenta que es más grande que yo. No puedo decirle nada, porque inmediatamente siento otro abrazo de oso por parte de Otto y Armin.
—¡Estuviste...! —empieza Armin.
—¡... Hermosa! —termina Otto.
Por mi parte, veo que la estilista de Nash, Peggy, y Córax, hacen lo mismo. Este les corresponde como puede, y mientras estas no miran me susurra por ayuda. Rodo los ojos, sacudo la cabeza mientras me separo de mi pareja de estilistas.
—Gracias, en serio —les digo, sonriéndoles.
—¡Ves, te dije que nos daría las gracias, Armin, págame! —me quedo perpleja, ¿Acaso este par acaba de apostar a costa mía? Aunque, sinceramente, no me molesta. De hecho, hasta me hace gracia el ver como Otto le paga a su contraparte a regañadientes.
Córax también me abraza, aunque luego se va para hablar con otros escoltas de los otros Tributos. Al final, sólo nos quedamos Nash y yo.
—Eso fue... intenso —me dice Nash, y por primera vez en todo el día, lo puedo ver reírse un poco. Me siento un poco aliviada, no quiero que se quede permanentemente en ese estado de depresión.
—Si por intenso entiendes volver a que te miren como carne en exhibición, no sabes cuanta razón tienes, Nash —bromeó yo, riéndome y contagiándolo. Lo necesitaba, reírse un poco entre tanto estrés si que puede hacer maravillas.
—También puedes entender por intenso a que la gente no pudiera mirarlos con toda esa luz artificial, Cinco.
Aquella voz obviamente era nueva, pero la conocía, estoy segura de aque alguna vez he escuchado esa voz masculina y socarrona, casi tanto como de Nash pero obviamente más joven e innecesariamente seductora. Fruncí el ceño ante esa vocecita, sobre todo por no poder reconocerla e interrumpirnos.
Nash y yo nos giramos hacía el dueño (o dueña, en el Capitolio nunca se sabe) de esa voz. Mi ceño se relaja, porque sé quien es finalmente. Aunque eso sí, tampoco es como si me aliviara.
Es Finnick Odair, después de todo. El niño bonito del Distrito Cuatro. O como yo lo conozco: «El Prostituto Bonito del Capitolio».
Lindo, ¿No?
Me le quedo mirando de arriba a abajo. Se ve que sus estilistas sacaro todo el partido posible a su condición de Símbolo Sexual de Panem, puesto que sólo vestía unos bóxers con una red de maya y sandalias. Aunque tampoco los culpo, este chico puede vestir una bolsa de basura y seguir siendo sensual.
Y joder, tenía que reconocerlo, era sensual.
—Oh, ¿Se puede saber por qué el Oh, salve todo poderoso Finnick Odair, viene a hablar con nosotros los simple mortales? —le responde Nash, obviamente disgustado.
—¿Qué, ya no puedo hablarles, Nash? —le pregunta Odair, con una sonrisa provocativa y si por provocar se refería a que Nash y yo quisiéramos matarlo, lo consiguió.
—No, pero hasta donde yo sé, es de mala educación interrumpir conversaciones ajenas, Odair —respondo yo, haciéndome notar y que me mirarara y... Oh Dios, ¡¿Por qué ahora todos me miran como si yo fuera comida capitolina y ellos a punto de morirse de hambre?!—. ¿O qué, a caso tus putas no te han dado suficiente secretos? ¿O el prostituto bonito se cansó de coger para saber los chismes?
Por primera vez, puedo ver como sus defensas se le caen, mostrándose sorprendidos. Su cara, normalmente confiada, se contrae en una mueca de estupefacción. Ja, como si no supiéramos como le pagaban sus clientes.
Y esa cara dura un mili-segundo, antes que vuelva a sonreír.
—En ese caso, sólo tengo dos cosas que decirles. Primero: si no tuvieran nada que ocultar, no les importaría mantener una simple charla, no hay que ser tan borde. Y segundo: quizás quería acercarme porque ni la mejor de mis "putas", como las llamas tú, tengan ese tremendo par de piernas que tu tienes. Yo que tú los usaría... de muchas maneras.
Para estos momentos, la cara sin precio alguno deben ser las nuestras. Y por más que desteste decirlo, el Prostituo tenía la razón.
Y entonces caigo en cuanta de algo más.
¿Acaso ese desgraciado acaba de piropearme? O mejor dicho: ¿Tuvo los cojones para piropearme, y de paso, insinuárseme?
Pero no puedo responder nada, porque en esos momentos fastidia a la chica Everdeen. Se ve que el niño no ha tenido diversión en un tiempo.
Intento irme para decirle unas cuantas cosas, y de paso, advertirle de unas cuantas cosas a Everdeen, pero siento los brazos de Nash agarrándome.
—¡No me detengas, Nash! ¡Si tú no vas a decirle nada, yo no seré la que se va a quedar callada! —le riño, controlándome lo suficiente para no gritarle y causar un escándalo—. ¡Hoy mismo el Capitolio se queda sin su niño consentido!
—¡No voy a dejar que eches el plan por la borda sólo por una rabieta, niña tonta! —me responde al oído.
Finalmente, me quedo tranquila. Nash me suelta, mientras yo me quedo mirando a Odair, esperando que casualmente le caiga un rayo encima.
—De todos modos, no eres la única. Espera a que lleguen los entrenamientos, o a lo mucho, la Arena.
Con esa frase de Nash, no esperamos más para irnos a nuestro piso. Cuando llego, voy directamente al baño, quiero quitarme esta maldita brillantina de encima y dormirme.
Pero eso no basta. Porque dentro de mí, sé que esto es la punta del iceberg comparando con lo que bien. Oh no, esto no ha hecho más que empezar.
- ¡finnick odair en ropa interior!:
- Holiss :aah:.
Empezaré diciendo que... ¡FINNICK FUCKING ODAIR! ¡AAAAAAAAHHHHHHHHHHH! .
Pues me salió un capítulo la mar de largo, eso sí, espero que lo hayan disfrutado. nuestra maxie ya conoció a los amantes trágicos, y lo más importante, ¡A FINNICK! . ¿qué le esperará a nuestro dúo dinámico en los entrenamientos? ¿que pasará con finnick? ¿podrá mejorar su relación? ¿o maxinne esperará a que se duerma para halarle los pies en la noche?
¡las respuestas estarán en el próximo capítulo de "Help, I'm Alive"!.
Kisses,
#Wendy.
Última edición por .wendy. el Vie 27 Dic 2013, 9:27 am, editado 2 veces
.wendy.
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