Help, I'm Alive |Finnick Odair y Maxinne Castle|

Es fácil, es fácil. Hice esto una vez con doce años y me fue bien, debería estar acostumbrada. Además, sé lo que debo decir, solamente debo hacer que la conversación se vaya hacía el tema que quiero. Es sencillo, a decir verdad, bastante simple... Excepto cuando tienes que decir lo que yo.
Pero tengo una ventaja, y es que ya siendo ganadores tenemos el público ganado de antemano. Ya sea que fue hace apenas un año, como en el caso de los del Doce, o hace años como la mayoría de nosotros, entre el público está esa gente que nos permitió ganar en nuestros primeros Juegos, y que sin duda harán que sus favoritos ganen a toda costa. Es bastante reñido, a decir verdad.
Aunque con esos siete para nosotros, espero que todavía quede quién nos quiera.
—¿Qué irás a decir tú? —pregunto a Nash, dejando de lado la entrevista que le estaba haciendo a Mags. Mi compañero deja de mirar hacía la pantalla, prestando su atención hacía mí. Suspira, pensándolo bien.
—Dire la verdad, que me hubiera gustado más que nada en el mundo haber acompañado a Beth durante el embarazo, no haberme perdido las citas, haber visto como le va a Floyd —me responde con una nota de melancolía en la voz. Me ceño se deforma hasta fruncirse, todo por la mera confusión. ¿Quién demonios es Floyd?
—¿Floyd? —pregunto, confundida. Nash resopla, y empieza a buscar en su tuxedo color azul. Cuando finalmente encuentra lo que desea, me tiende lo que parece una fotografía.
Es una ecografía, y Floyd es el bebé de Nash.
A simple vista, sólo parace una fotografía con un fondo gris y negro abstracto, con varios números y palabras sin sentido. Pero cuando te das cuenta de lo que es, eres capaz de ver el mínimo punto, el comienzo de esa pequeña vida, y los números y palabras son tecnicismos.
¿Ese era el bebé de Nash? ¿Esa cosita mínima?
Cuando me doy cuenta, una sonrisita me ha crecido. No sé porque, de repente me parece la cosita más linda que ha pisado Panem.
—Oh, Nash, felicidades... —murmuro, para luego saltarle encima y abrazarle. El me devuelve el abrazo, antes de quitarme la fotografía—. Ya verás, cuando volvamos vas a ser un gran padre.
—Adivina quién es la madrina —me dice.
Oh, por la madre. Yo... Yo seré madrina. Voy... ¡Voy a ser madrina! ¡Sere tía! ¡Una jodida tía!
Tengo familia. Finalmente tengo una.
Pero me separo, no puedo perder el tiempo. Debo hacer una cosa antes.
Con desición, repiro, inflo mi pecho y empiezo a caminar con desición. No mires hacía atrás, Maxinne, esto es lo que debes hacer. Es tu deber, joder, se lo debes. Quizás te mande a la reverenda mierda, pero es algo que debes hacer.
Y no, no te concentres en su jodido cuerpo. O los cuchicheos, sólo eres tú, y Odair.
—Hola, Finnick —saludo, intentando captar su atención.
Es ahora o nunca.

notita :3: