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to change everything. {finnick odair}
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: to change everything. {finnick odair}
I'm_____Bitches escribió:Pos siguela. Quiero capítulo poh'
ya la sigo.
taeyong.
capítulo 4. ♡
capítulo 4.
—Samantha, ¿me pasas la sal? —preguntó en tono de súplica Clary.
En realidad ayer no hablamos nada tan importante como yo creía que sería, pues Clary es bastante directa y fue inmediatamente al punto.
—¿Qué tramas con mi hermano? ¿Lo quieres seducir como todas las demás?
Eso me había producido unas tremendas ganas de vomitar. Es decir, puede que me guste Finnick —o lo ame— pero jamás intentaría seducirlo. ¡Y menos dos días después de conocerlo!
Le había dejado claro a ella lo que pensaba y que nunca haría algo así, hecho al que me había dedicado una sonrisa y murmuró que era la primera chica que no caía en “sus garras de imbécil”. No tenías idea, Clarissa. No tenías idea.
Alejé esos pensamientos de mi cabeza y le entregué el condimento que me había pedido.
—Gracias. —exclamó, volviendo a sonreírme. Yo le sonreí de vuelta. Pero la sonrisa de ella se desvaneció segundos después cuando el condimento fue arrebatado de sus manos. —¡Oye!
—Hermanita. ¿Por qué tanta sal? Si sigues así te dará cálculo. —Clary bufó, por lo que supuse que se lo repetía mucho. —¿Por qué no mejor comes un azucarillo? Te endulza la vida.
Oh, por dios. Oh, por dios. Oh, por dios. Si había un momento en el que quería convulsionar era justo ahora.
Me atraganté con mi jugo y todas las miradas se centraron en mi persona debido a que comencé a toser sin parar.
—Sam, ¿estás bien? —preguntó Finnick con preocupación y poniendo su mano en mi espalda. Vale, otra vez me llamó Sam. Y me está tocando, ¡Me está tocando! —¿Qué te sucede? —preguntó con el mismo tono, nadie parecía notar la razón del porqué mi respiración se aceleró, creían solamente que era rara. Aunque con eso estarían en lo correcto.
Y al parecer mi cuerpo es exagerado a la hora de expresar mis emociones. Grandioso.
—Samantha. —se acercaba Clarissa para intentar calmarme.
—No me toques. —le dije a Finnick, porque vaya que había causado cosas en mí, pero para que no sospecharan nada agregué: —No me toquen.
Ambos levantaron las manos como si los hubieran incriminado de un delito o algo parecido.
—Lo siento, me atraganté con mi jugo.
Maldito seas, jugo de manzana. Jamás volveré a tomarte en mi vida. Por más delicioso que seas.
“Aunque después de todo, igual lo seguiré haciendo. Malditas tentaciones.” Pensé, y después analicé mejor lo que acababa de pasar. “Dios, te amo jugo de manzana. Finnick me estaba tocando. ¡Me estaba tocando!”
—Vale. —dijo la chica llevándose una mano al pecho. —Me habías preocupado.
—Nos habías preocupado. —remarcó Finnick.
Le preocupé, le preocupé, le preocupé.
—Oh, no se preocupen. No fue nada. —murmuré intentando calmarlos.
—¿Qué no fue nada? —se desesperó Clary. —¡Si parecías un pez fuera del agua!
—¿Me estás diciendo hedionda? —inquirí algo ofendida por su acusación.
—En realidad sí. Deberías ir a bañarte, apestas. Y también lo decía porque casi estabas agonizando. —me dice en respuesta la chica y Finnick ni siquiera se molesta en ocultar sus estrepitosas carcajadas. —No te rías. —se dirige a su hermano. —Tú también hueles asqueroso.
Esta vez soy yo la que no puede parar de reír, mientras Clary se lleva una mano a la nariz y hace expresión de desagrado.
—Bueno, bueno. Me iré a bañar. —dice el chico.
—Lo necesitas.
Y ahí parece terminar la conversación, ya que ninguno sigue hablando del tema y Finnick se dirige a lo que ahora reconozco como el baño.
Decido hacer lo mismo, y voy al “baño” que Clary me dijo que compartiría conmigo.
En realidad por primera vez me siento como Katniss, la vez que no sabía cómo ocupar las duchas —algo que, por supuesto, yo si sabría hacer— pero con la situación completamente contraria. El agua caliente no se puede desperdiciar con facilidad por lo que debo llenar una olla y ocupar una cantidad moderada de jabón. Tener shampoo sería mucho pedir.
Cuando termino de quitarme la hediondez me siento genial. Me faltaba una buena ducha, aunque no fuera como las que yo conociera, pero valió la pena. Supongo que me heló de alguna manera la cabeza ya que la relajación recorrió mi cuerpo casi al instante de que el agua la tocara.
Sonreí sin darme cuenta al recordar lo de la mañana y notar lo ridícula que fui en el momento. Creo que la famosa frasecita me había dejado algo tonta, y por eso hiperventilé.
Sí, claro.
Me vestí con un poco de ropa de Clary, nada muy llamativo en todo caso. Cuando terminé, me miré al espejo.
Sin duda no tenía para nada cara de pertenecer al distrito cuatro. Quizás mis ojos verdes grisáceos, azules, o del maldito color que sean que yo en trece años de vida no he logrado identificar puedan parecer algo típico de aquí, pero lo demás, no tanto.
Personas como Finnick y Clary —o todos, quizás— poseían un bronceado natural que indicaba cuanto habían trabajado en este marítimo distrito. En cambio yo, tenía la piel tan blanca y pálida que una vez que fui al hospital me confundieron con un niño enfermo. Patético, de verdad.
Y sin olvidar mi cabello, que es castaño oscuro y la gente de aquí mayoritariamente, o tiene el cabello cobrizo, o es rubia.
Como siempre, Samantha desentonando en cualquier maldito lugar que va. Pero eso ya dejo de importar hace mucho.
—¡Samantha! —escuché la voz de Clary desde la sala de estar. —Ven, por favor.
Caminó lentamente hacia donde ella se encuentra, está seria y siento por un momento que es una chica bipolar, al igual que su hermano.
—¿Necesitas algo? —pregunté, precavida. No sé porque a veces ella me hacía sentir que analizaba cada movimiento mío, era realmente exasperante. Pero no dije nada, como siempre.
Supongo que a veces es mejor callar las cosas, en especial si estás empezando una amistad o relación. No digo que ocultes quien eres, porque eso está mal. Me refiero a que no puedes ser tan…descortés y tomar confianza tan rápidamente como si fuera tu amigo de toda la vida si solo lo has conocido con brevedad. Hay ciertos límites imposibles de cruzar. No puedes querer a una persona apenas la conoces, o ser amigo de si tan solo te preguntó cómo te ha ido en tu vida.
Dejó de pensar en otros temas y dirijo mi atención a ella, quien ahora tiene las facciones de su rostro suavizado. Y pienso que la prefiero así que furiosa.
—No precisamente. —me dijo. —O bueno, sí. —dio un largo suspiro y me miró con ojos suplicantes. —Necesito que salgas con Finnick y lo distraigas un rato, ¿por favor?
Lo pidió de una manera en la que parecías estar pidiéndole a alguien una tortura. Aunque en mi caso es lo contrario a eso.
Mis mejillas se tiñeron de un muy notable sonrojo debido a mi piel pálida.
¿Y qué pasaría sí me consideraba más estúpida de lo que ya parecía? ¿O si me desmayaba con estar un rato a solas con él? Habían menos pros que contras, así que considero la idea unos momentos en mi cabeza.
—¿En serio, Samantha? ¡Muchísimas gracias! —esperen, ¿qué?
—¿He aceptado? —pregunté intentando ocultar mi perplejidad.
—Me acabas de decir que sí. —frunció el ceño con aire confundido, pero lo dejó pasar, y en ese momento me di cuenta de que me estaba volviendo más loca de lo que ya era.
—Oh, claro. —le dije intentando no quedar más humillada de lo que ya estaba.
Es entonces cuando a la sala de estar entra él, y siento que una manada de toros corre sobre mi y que en el espacio hay una avalancha o algo parecido.
No sé si han visto esas películas donde el chico sexy aparece en paños menores, le ponen música para resaltar su sensualidad y todo se ve en cámara lenta. Pero eso había ocurrido justo ahora.
Escucho a lo lejos los estrepitosos y enojados gritos de Clary regañándolo sobre que es un exhibicionista, mientras me lanza al piso y me tapa el rostro para que no lo vea. Intentando de que yo mantenga mi salud mental.
Demasiado tarde, Clarissa. Porque la perdí desde el momento en el que me vio demacrada y casi muerta sobre la arena.
¡Pero por dios! Acaba de aparecer con una toalla amarrada en su cintura y las gotas cayéndole por el cuerpo. Solo tiene 14 años, pero cualquiera que lo viera…Simplemente, sin palabras.
Aunque también sentí vergüenza, no tengo idea porqué. Imagínense ver a un conocido, amigo —en este caso amor platónico el cual no se debe dar cuenta de que lo amo locamente—en aquellas…condiciones me produce una vergüenza tremenda. Principalmente porque después no sabré como mirarlo a la cara.
Y como soy toda una mentirosa, dije:
—Dios, que chico tan desubicado.
Clary asintió, dándome la razón y sonrió, porque al parecer mi tono había sonado bastante convincente y ella pensaba que en realidad estaba ofendida.
Aunque obviamente no lo estaba, y en realidad no lo diría.
—Creo que nos llevaremos bien, Sammy. —ni siquiera me doy cuenta de que mis labios están curvados hacia arriba hasta después de unos segundos cuando la boca comienza a dolerme un poco. Supongo que he estado sonriendo mucho últimamente. No puedo creer como hay a gente que le gusta, ¡Es incómodo!
Cuando Finnick vuelve a aparecer —esta vez ya vestido— lo único que hago es tomarlo del antebrazo mientras él me dedica una mirada cargada de curiosidad, la cual yo evito porque sinceramente no tengo idea de que estoy haciendo, pero lo guío a la salida y después comenzamos a caminar sin rumbo fijo.
—¿Adónde quieres ir si conoces este lugar menos que la palma de tu mano derecha? —levanto mi mano, sin comprender a que se refiere. Y luego caigo en cuenta de que le sigo sujetando el antebrazo con mi mano derecha y ahora acababa de levantar mi mano izquierda.
Río irónicamente con la cara más sarcástica que pude haber puesto.
—Muy gracioso.
Seguimos caminando sin saber de qué hablar y por un minuto pienso que no debí haber aceptado la propuesta de Clarissa, que supongo debe estar haciendo algo malo, y yo soy la que sufre en este momento un silencio incómodo.
—Eh, Sam. —llamó la atención el chico de los ojos verde mar. Lo miré. —Esto es…raro. —quizás sea porque yo soy rara —Pero supongo que para matar el tiempo deberíamos conversar y conocernos un poco, ¿no? Al fin y al cabo desde ahora vivirás en mi casa.
—Vale. —le respondí, sin saber que otra respuesta dar. —¿Te puedo llamar de otro modo? Que te llame Finnick todo el tiempo es algo incómodo. —le confieso, y el sonríe con esa sonrisa conquista chicas que me conquistó hasta leyendo.
—Finn, supongo, o como quieras en realidad. —se llevó la mano a la cabeza en forma nerviosa. —¿Quieres jugar a las veinte preguntas? He escuchado de que antes de que Panem se formara muchas personas cuando se conocían lo jugaban. —Solo en los libros y telenovelas románticas, Finnick. Pensé, pero no le dije nada y volví a contestar con lo mismo de antes:
—Vale.
Seguíamos caminando por las calles —en éste momento desoladas —del distrito 4, tan silenciosas como si no hubiera vida alguna. Pateé una roca la cual no era tan pequeña que digamos, me abstuve a soltar un grito porque en realidad había sido muy estúpida y me había dolido.
Como siempre, yo y mis ridiculeces intentando llamar la atención.
—Eh…—su murmullo intervino mis ganas de matar a alguien. —¿Color favorito?
En serio él no tenía la mínima idea de que preguntar.
—Creo que el azul, en realidad no tengo ninguno específico ¿el tuyo? —lo miré.
—Solía ser el azul, hasta que vi tus ojos.
¡¿Acaso él está coqueteando conmigo?!
—Grandioso. —me limité a exclamar. Él me miró decepcionado, pero luego cambió su expresión como si nada hubiera pasado.
—¿De dónde vienes? —preguntó, y estaba segura de que él había tenido ganas de preguntarme eso desde que me conoció.
Como no sabía que decir, inventé una historia. No podía decirle: “Oh, Finnick, la verdad es que yo soy del mundo real, y tú eres el personaje de un libro, en el cual me metí porque mi papá me dio una máquina para ello y nada está saliendo como pensaba” obviamente no.
—Mi madre y mi padre solían ser del distrito. Mi padre era hijo de un agente de la paz, por lo que tenía dinero suficiente para vivir toda la vida sin trabajar a nadie. Pero cuando él tenía 18 años se enamoró de mi madre, quien estaba por cumplir los 17. Se amaban, pero ella era bastante pobre y por eso escaparon. Se casaron y vivieron su matrimonio en un bosque que queda entre el distrito 3 y el distrito 4. Y allí nací yo, pero mamá murió en el parto, por lo que jamás la llegué a conocer. Solo me crió mi papá, pero hace unos días murió de una enfermedad. —no tenía idea de cómo se me había ocurrido una historia tan rápido, y que fuera tan convincente.
—Wow. —fue lo único que salió de su boca. —Lo lamento.
—No lo hagas. —le dije, no quería que se sintiera mal por una tremenda mentira.
—¿Persona a la que más quieras? —y así seguimos un buen rato, más que cualquier cosa preguntándonos cosas triviales. Hasta que yo perdí todas mis preguntas, y al solo le quedaba una.
—¿Puedo besarte? —paré de golpe de caminar y lo miré horrorizada.
¡¿QUÉ?!
—¡Por supuesto que no, grandísimo idiota! —le digo mientras le doy un leve golpe en el brazo.
—¿Por qué no? —se acerca a mí, mientras yo intento alejarme más.
Tiene 14 años, por dios. ¿Y ya es tan mujeriego? Ah.
—¡Acabamos de conocernos —digo fuera de mis casillas. —¡No soy como las chicas con las que tú estás!
Finnick lo piensa unos segundos y luego me mira con una sonrisa auténtica. No llevaba ni burla oculta, ni una mala intención.
—Por supuesto que no lo eres. —se metió las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón y dio la vuelta. Luego comenzó a caminar levemente encorvado hacia adelante. —Vamos a casa.
Le hice caso y comencé a caminar a su lado en silencio. No creía que Finnick tuviera esas intenciones conmigo, y menos tan rápido.
Supongo que me sacaba de mis casillas que fuera tan…idiota. Realmente eso me enojaba.
Cuando llegamos a su casa —aunque ahora yo también vivía allí, así que tendría que acostumbrarme a decirle nuestra casa. Pero eso era extraño —nos esperaba Clary con una sonrisa, algo que hizo que Finnick se pusiera alerta.
Yo sabía que ella le estaba jugando una broma.
Cuando Finn pensó que todo estaba en orden se dirigió a la cocina en busca de sus amados azucarillos. En serio que no podía parar de comerlos.
Cuando sacó uno y vi la sonrisa maliciosa de Clary, me di cuenta de que estaba sucediendo.
Iba a alarmarlo, pero ya era demasiado tarde, se lo había metido a la boca. Para comenzar a escupir segundos después.
—¡¿Cómo se te ocurre hacer eso, Clarissa?! —le gruñó a su hermana que se estaba ahogando de la risa. Nunca se me hubiera ocurrido hacer cubos de sal y dejarlos en el lugar de los azucarilos. Clary era realmente astuta.
Muy convincente.
Sin poder evitarlo yo también me reí y choqué mi mano con la de Clary, como si hubiera salido victorioso.
Supongo que si las cosas serían así todos los días, no la pasaría tan mal.
En realidad ayer no hablamos nada tan importante como yo creía que sería, pues Clary es bastante directa y fue inmediatamente al punto.
—¿Qué tramas con mi hermano? ¿Lo quieres seducir como todas las demás?
Eso me había producido unas tremendas ganas de vomitar. Es decir, puede que me guste Finnick —o lo ame— pero jamás intentaría seducirlo. ¡Y menos dos días después de conocerlo!
Le había dejado claro a ella lo que pensaba y que nunca haría algo así, hecho al que me había dedicado una sonrisa y murmuró que era la primera chica que no caía en “sus garras de imbécil”. No tenías idea, Clarissa. No tenías idea.
Alejé esos pensamientos de mi cabeza y le entregué el condimento que me había pedido.
—Gracias. —exclamó, volviendo a sonreírme. Yo le sonreí de vuelta. Pero la sonrisa de ella se desvaneció segundos después cuando el condimento fue arrebatado de sus manos. —¡Oye!
—Hermanita. ¿Por qué tanta sal? Si sigues así te dará cálculo. —Clary bufó, por lo que supuse que se lo repetía mucho. —¿Por qué no mejor comes un azucarillo? Te endulza la vida.
Oh, por dios. Oh, por dios. Oh, por dios. Si había un momento en el que quería convulsionar era justo ahora.
Me atraganté con mi jugo y todas las miradas se centraron en mi persona debido a que comencé a toser sin parar.
—Sam, ¿estás bien? —preguntó Finnick con preocupación y poniendo su mano en mi espalda. Vale, otra vez me llamó Sam. Y me está tocando, ¡Me está tocando! —¿Qué te sucede? —preguntó con el mismo tono, nadie parecía notar la razón del porqué mi respiración se aceleró, creían solamente que era rara. Aunque con eso estarían en lo correcto.
Y al parecer mi cuerpo es exagerado a la hora de expresar mis emociones. Grandioso.
—Samantha. —se acercaba Clarissa para intentar calmarme.
—No me toques. —le dije a Finnick, porque vaya que había causado cosas en mí, pero para que no sospecharan nada agregué: —No me toquen.
Ambos levantaron las manos como si los hubieran incriminado de un delito o algo parecido.
—Lo siento, me atraganté con mi jugo.
Maldito seas, jugo de manzana. Jamás volveré a tomarte en mi vida. Por más delicioso que seas.
“Aunque después de todo, igual lo seguiré haciendo. Malditas tentaciones.” Pensé, y después analicé mejor lo que acababa de pasar. “Dios, te amo jugo de manzana. Finnick me estaba tocando. ¡Me estaba tocando!”
—Vale. —dijo la chica llevándose una mano al pecho. —Me habías preocupado.
—Nos habías preocupado. —remarcó Finnick.
Le preocupé, le preocupé, le preocupé.
—Oh, no se preocupen. No fue nada. —murmuré intentando calmarlos.
—¿Qué no fue nada? —se desesperó Clary. —¡Si parecías un pez fuera del agua!
—¿Me estás diciendo hedionda? —inquirí algo ofendida por su acusación.
—En realidad sí. Deberías ir a bañarte, apestas. Y también lo decía porque casi estabas agonizando. —me dice en respuesta la chica y Finnick ni siquiera se molesta en ocultar sus estrepitosas carcajadas. —No te rías. —se dirige a su hermano. —Tú también hueles asqueroso.
Esta vez soy yo la que no puede parar de reír, mientras Clary se lleva una mano a la nariz y hace expresión de desagrado.
—Bueno, bueno. Me iré a bañar. —dice el chico.
—Lo necesitas.
Y ahí parece terminar la conversación, ya que ninguno sigue hablando del tema y Finnick se dirige a lo que ahora reconozco como el baño.
Decido hacer lo mismo, y voy al “baño” que Clary me dijo que compartiría conmigo.
En realidad por primera vez me siento como Katniss, la vez que no sabía cómo ocupar las duchas —algo que, por supuesto, yo si sabría hacer— pero con la situación completamente contraria. El agua caliente no se puede desperdiciar con facilidad por lo que debo llenar una olla y ocupar una cantidad moderada de jabón. Tener shampoo sería mucho pedir.
Cuando termino de quitarme la hediondez me siento genial. Me faltaba una buena ducha, aunque no fuera como las que yo conociera, pero valió la pena. Supongo que me heló de alguna manera la cabeza ya que la relajación recorrió mi cuerpo casi al instante de que el agua la tocara.
Sonreí sin darme cuenta al recordar lo de la mañana y notar lo ridícula que fui en el momento. Creo que la famosa frasecita me había dejado algo tonta, y por eso hiperventilé.
Sí, claro.
Me vestí con un poco de ropa de Clary, nada muy llamativo en todo caso. Cuando terminé, me miré al espejo.
Sin duda no tenía para nada cara de pertenecer al distrito cuatro. Quizás mis ojos verdes grisáceos, azules, o del maldito color que sean que yo en trece años de vida no he logrado identificar puedan parecer algo típico de aquí, pero lo demás, no tanto.
Personas como Finnick y Clary —o todos, quizás— poseían un bronceado natural que indicaba cuanto habían trabajado en este marítimo distrito. En cambio yo, tenía la piel tan blanca y pálida que una vez que fui al hospital me confundieron con un niño enfermo. Patético, de verdad.
Y sin olvidar mi cabello, que es castaño oscuro y la gente de aquí mayoritariamente, o tiene el cabello cobrizo, o es rubia.
Como siempre, Samantha desentonando en cualquier maldito lugar que va. Pero eso ya dejo de importar hace mucho.
—¡Samantha! —escuché la voz de Clary desde la sala de estar. —Ven, por favor.
Caminó lentamente hacia donde ella se encuentra, está seria y siento por un momento que es una chica bipolar, al igual que su hermano.
—¿Necesitas algo? —pregunté, precavida. No sé porque a veces ella me hacía sentir que analizaba cada movimiento mío, era realmente exasperante. Pero no dije nada, como siempre.
Supongo que a veces es mejor callar las cosas, en especial si estás empezando una amistad o relación. No digo que ocultes quien eres, porque eso está mal. Me refiero a que no puedes ser tan…descortés y tomar confianza tan rápidamente como si fuera tu amigo de toda la vida si solo lo has conocido con brevedad. Hay ciertos límites imposibles de cruzar. No puedes querer a una persona apenas la conoces, o ser amigo de si tan solo te preguntó cómo te ha ido en tu vida.
Dejó de pensar en otros temas y dirijo mi atención a ella, quien ahora tiene las facciones de su rostro suavizado. Y pienso que la prefiero así que furiosa.
—No precisamente. —me dijo. —O bueno, sí. —dio un largo suspiro y me miró con ojos suplicantes. —Necesito que salgas con Finnick y lo distraigas un rato, ¿por favor?
Lo pidió de una manera en la que parecías estar pidiéndole a alguien una tortura. Aunque en mi caso es lo contrario a eso.
Mis mejillas se tiñeron de un muy notable sonrojo debido a mi piel pálida.
¿Y qué pasaría sí me consideraba más estúpida de lo que ya parecía? ¿O si me desmayaba con estar un rato a solas con él? Habían menos pros que contras, así que considero la idea unos momentos en mi cabeza.
—¿En serio, Samantha? ¡Muchísimas gracias! —esperen, ¿qué?
—¿He aceptado? —pregunté intentando ocultar mi perplejidad.
—Me acabas de decir que sí. —frunció el ceño con aire confundido, pero lo dejó pasar, y en ese momento me di cuenta de que me estaba volviendo más loca de lo que ya era.
—Oh, claro. —le dije intentando no quedar más humillada de lo que ya estaba.
Es entonces cuando a la sala de estar entra él, y siento que una manada de toros corre sobre mi y que en el espacio hay una avalancha o algo parecido.
No sé si han visto esas películas donde el chico sexy aparece en paños menores, le ponen música para resaltar su sensualidad y todo se ve en cámara lenta. Pero eso había ocurrido justo ahora.
Escucho a lo lejos los estrepitosos y enojados gritos de Clary regañándolo sobre que es un exhibicionista, mientras me lanza al piso y me tapa el rostro para que no lo vea. Intentando de que yo mantenga mi salud mental.
Demasiado tarde, Clarissa. Porque la perdí desde el momento en el que me vio demacrada y casi muerta sobre la arena.
¡Pero por dios! Acaba de aparecer con una toalla amarrada en su cintura y las gotas cayéndole por el cuerpo. Solo tiene 14 años, pero cualquiera que lo viera…Simplemente, sin palabras.
Aunque también sentí vergüenza, no tengo idea porqué. Imagínense ver a un conocido, amigo —en este caso amor platónico el cual no se debe dar cuenta de que lo amo locamente—en aquellas…condiciones me produce una vergüenza tremenda. Principalmente porque después no sabré como mirarlo a la cara.
Y como soy toda una mentirosa, dije:
—Dios, que chico tan desubicado.
Clary asintió, dándome la razón y sonrió, porque al parecer mi tono había sonado bastante convincente y ella pensaba que en realidad estaba ofendida.
Aunque obviamente no lo estaba, y en realidad no lo diría.
—Creo que nos llevaremos bien, Sammy. —ni siquiera me doy cuenta de que mis labios están curvados hacia arriba hasta después de unos segundos cuando la boca comienza a dolerme un poco. Supongo que he estado sonriendo mucho últimamente. No puedo creer como hay a gente que le gusta, ¡Es incómodo!
Cuando Finnick vuelve a aparecer —esta vez ya vestido— lo único que hago es tomarlo del antebrazo mientras él me dedica una mirada cargada de curiosidad, la cual yo evito porque sinceramente no tengo idea de que estoy haciendo, pero lo guío a la salida y después comenzamos a caminar sin rumbo fijo.
—¿Adónde quieres ir si conoces este lugar menos que la palma de tu mano derecha? —levanto mi mano, sin comprender a que se refiere. Y luego caigo en cuenta de que le sigo sujetando el antebrazo con mi mano derecha y ahora acababa de levantar mi mano izquierda.
Río irónicamente con la cara más sarcástica que pude haber puesto.
—Muy gracioso.
Seguimos caminando sin saber de qué hablar y por un minuto pienso que no debí haber aceptado la propuesta de Clarissa, que supongo debe estar haciendo algo malo, y yo soy la que sufre en este momento un silencio incómodo.
—Eh, Sam. —llamó la atención el chico de los ojos verde mar. Lo miré. —Esto es…raro. —quizás sea porque yo soy rara —Pero supongo que para matar el tiempo deberíamos conversar y conocernos un poco, ¿no? Al fin y al cabo desde ahora vivirás en mi casa.
—Vale. —le respondí, sin saber que otra respuesta dar. —¿Te puedo llamar de otro modo? Que te llame Finnick todo el tiempo es algo incómodo. —le confieso, y el sonríe con esa sonrisa conquista chicas que me conquistó hasta leyendo.
—Finn, supongo, o como quieras en realidad. —se llevó la mano a la cabeza en forma nerviosa. —¿Quieres jugar a las veinte preguntas? He escuchado de que antes de que Panem se formara muchas personas cuando se conocían lo jugaban. —Solo en los libros y telenovelas románticas, Finnick. Pensé, pero no le dije nada y volví a contestar con lo mismo de antes:
—Vale.
Seguíamos caminando por las calles —en éste momento desoladas —del distrito 4, tan silenciosas como si no hubiera vida alguna. Pateé una roca la cual no era tan pequeña que digamos, me abstuve a soltar un grito porque en realidad había sido muy estúpida y me había dolido.
Como siempre, yo y mis ridiculeces intentando llamar la atención.
—Eh…—su murmullo intervino mis ganas de matar a alguien. —¿Color favorito?
En serio él no tenía la mínima idea de que preguntar.
—Creo que el azul, en realidad no tengo ninguno específico ¿el tuyo? —lo miré.
—Solía ser el azul, hasta que vi tus ojos.
¡¿Acaso él está coqueteando conmigo?!
—Grandioso. —me limité a exclamar. Él me miró decepcionado, pero luego cambió su expresión como si nada hubiera pasado.
—¿De dónde vienes? —preguntó, y estaba segura de que él había tenido ganas de preguntarme eso desde que me conoció.
Como no sabía que decir, inventé una historia. No podía decirle: “Oh, Finnick, la verdad es que yo soy del mundo real, y tú eres el personaje de un libro, en el cual me metí porque mi papá me dio una máquina para ello y nada está saliendo como pensaba” obviamente no.
—Mi madre y mi padre solían ser del distrito. Mi padre era hijo de un agente de la paz, por lo que tenía dinero suficiente para vivir toda la vida sin trabajar a nadie. Pero cuando él tenía 18 años se enamoró de mi madre, quien estaba por cumplir los 17. Se amaban, pero ella era bastante pobre y por eso escaparon. Se casaron y vivieron su matrimonio en un bosque que queda entre el distrito 3 y el distrito 4. Y allí nací yo, pero mamá murió en el parto, por lo que jamás la llegué a conocer. Solo me crió mi papá, pero hace unos días murió de una enfermedad. —no tenía idea de cómo se me había ocurrido una historia tan rápido, y que fuera tan convincente.
—Wow. —fue lo único que salió de su boca. —Lo lamento.
—No lo hagas. —le dije, no quería que se sintiera mal por una tremenda mentira.
—¿Persona a la que más quieras? —y así seguimos un buen rato, más que cualquier cosa preguntándonos cosas triviales. Hasta que yo perdí todas mis preguntas, y al solo le quedaba una.
—¿Puedo besarte? —paré de golpe de caminar y lo miré horrorizada.
¡¿QUÉ?!
—¡Por supuesto que no, grandísimo idiota! —le digo mientras le doy un leve golpe en el brazo.
—¿Por qué no? —se acerca a mí, mientras yo intento alejarme más.
Tiene 14 años, por dios. ¿Y ya es tan mujeriego? Ah.
—¡Acabamos de conocernos —digo fuera de mis casillas. —¡No soy como las chicas con las que tú estás!
Finnick lo piensa unos segundos y luego me mira con una sonrisa auténtica. No llevaba ni burla oculta, ni una mala intención.
—Por supuesto que no lo eres. —se metió las manos en los bolsillos delanteros de su pantalón y dio la vuelta. Luego comenzó a caminar levemente encorvado hacia adelante. —Vamos a casa.
Le hice caso y comencé a caminar a su lado en silencio. No creía que Finnick tuviera esas intenciones conmigo, y menos tan rápido.
Supongo que me sacaba de mis casillas que fuera tan…idiota. Realmente eso me enojaba.
Cuando llegamos a su casa —aunque ahora yo también vivía allí, así que tendría que acostumbrarme a decirle nuestra casa. Pero eso era extraño —nos esperaba Clary con una sonrisa, algo que hizo que Finnick se pusiera alerta.
Yo sabía que ella le estaba jugando una broma.
Cuando Finn pensó que todo estaba en orden se dirigió a la cocina en busca de sus amados azucarillos. En serio que no podía parar de comerlos.
Cuando sacó uno y vi la sonrisa maliciosa de Clary, me di cuenta de que estaba sucediendo.
Iba a alarmarlo, pero ya era demasiado tarde, se lo había metido a la boca. Para comenzar a escupir segundos después.
—¡¿Cómo se te ocurre hacer eso, Clarissa?! —le gruñó a su hermana que se estaba ahogando de la risa. Nunca se me hubiera ocurrido hacer cubos de sal y dejarlos en el lugar de los azucarilos. Clary era realmente astuta.
Muy convincente.
Sin poder evitarlo yo también me reí y choqué mi mano con la de Clary, como si hubiera salido victorioso.
Supongo que si las cosas serían así todos los días, no la pasaría tan mal.
_____________________
bueno, chicas. aquí vengo yo con un nuevo capítulo:3 lo hice más largo porque es el cuatro, y el cuatro es un número muy importante para mí askjdsak hoy cumple 14 con 14 días y eso es porque con finnick estamos hechos el uno para el otro♡ so, no digo mucho más, este me ha gustado y espero que a ustedes también. las amo♡
Última edición por Wanda. el Mar 11 Feb 2014, 5:14 pm, editado 1 vez
taeyong.
Re: to change everything. {finnick odair}
ems me ama pues yo más esposa de finnick odair. ah. a ver, lo importante, el capítulo. no puedo, juro que si sam no estaba convulsionando yo sí realmente casi me ahogo con el agua y después de ahogarme tipo sam (me siento especial por eso) seguí leyendo y convulsionando y sonriendo como idiota frente a la pantalla. sólo tus capítulos me causan eso, ems, siéntete ezpezial (?) yo hubiera besado a finnick, no importa, no me importa que sea un idiota yo lo besaba y... idk, nos seguíamos besando y besando (?) es tuyo, lo recuerdo. ems, no puedo, finnick con su juego de las veinte preguntas que jamás he jugado en la vida pero algún día jugaré con alguien que sea extremadamente sensual y le preguntaré que si nos besamos y él dirá que sí mentira, me demandará por ser una loca que quiere besarlo. amo tu novela, te amo a ti, amo a finnick, amo a clary clary morgenstern, amo a mags, amo a sam, amo a todos. ah, síguela. ilysm<33333
tobias.
Re: to change everything. {finnick odair}
Holaaa! Me encantaa! Espero que la sigas prontoo :)
LizzieBeth
Re: to change everything. {finnick odair}
Pos no fui la primera but soy la mejor lectora de esta hermosa novela, ahquesecreiabella. Vengo a enbellecer con mis preciados comentarios, ahque. But como siempre amo lo que escribiste, Sam como no aceptas ese beso. Yo hubiera dicho algo como "Bueno, si tu insistes". Pero lo más bello es el ship, Sastrid is beautiful o como se escriba. Cuídalo, míra que muchas chicas lo andan robando como si nada. Yo ya encontré a una. Míren playas ASTRID Y SAM SON DE EMS, SASTRID ES DE EMS Y SKY. NO ME VENGAN CON "AMO A SAM" o "AMO A ASTRID" but chicas comenzaron a usarlos luego de que Ems subiera el fic y ahora andan con cosas como "yo siempre los amé" quien se los crea, yo ya las tengo vistas, ¿entienden?. LADRONAS DE SHIP Y PJ'S. Sigamos con la novela; realmente morí cuando le respondio a su pregunta de su color favorito, Finnick es coqueto hasta cuando es peque. Realmente, me encanta Clary bc es divertida y va al punto, directa. Eso es lo que me gusta de ella bc se parece a mi. Espero el proximo capítulo con Finn coqueteandole a Sam y Clary jugandole bromas. Eso si a lo que Clary no se parece es a lo salado, odio la sal. Te regalaré un azucarillo si subes otro capítulo
pisces.
Re: to change everything. {finnick odair}
jajajajaja...pobre finnick comiendose la sal en cubos...es un mujeriego ---.--- y con solo 14!!! solo 14!!!! :quemierda: jajaja...continuala pronto plis! :) gracias por seguir la nove. cuidate :sersi:
MoonMarsKill
Re: to change everything. {finnick odair}
oh por dios, en serio que lo amé, todo absolutamente todo, desde un principio hasta el final, dios quise desmayarme cuando Finn le ofreció un azucarillo a su hermana, yo estaría igual que Sam, jaja y Por los dioses cuando finn le pidió un beso, yo estaba como SIII pero a la vez pensaba que era muy pronto... yo me lo violo :B
Bueno, como sabes siempre amo tus caps <3
Saludos y Escribe cuando puedas Babe
Esperanza'Malik
Re: to change everything. {finnick odair}
sé que llego tarde, querida ems, pero era imposible no comentar. iba a llegar en la página doce pero no se pudo.
eso, ily, seguila<3
eso, ily, seguila<3
demons.
Re: to change everything. {finnick odair}
Jajajajaja que risa!!
amo tu novela! nunca se me hubiese ocurrido eso de meterme dentro de un libro! y me reí mucho por la parte del jugo de manzana!
eres una gran escritora! me encanta tu forma de expresarte en las novelas, en una parte de tu novela me sentí... identificada.
Espero que la sigas Besos!
tu nueva y fiel lectora
By: Anto
amo tu novela! nunca se me hubiese ocurrido eso de meterme dentro de un libro! y me reí mucho por la parte del jugo de manzana!
eres una gran escritora! me encanta tu forma de expresarte en las novelas, en una parte de tu novela me sentí... identificada.
Espero que la sigas Besos!
tu nueva y fiel lectora
By: Anto
Anto-Weasley
Re: to change everything. {finnick odair}
Momo,yo no uso el foto -Soy super bkn.- tu sabes que te amo a pesar de que sea una de las ultimas en comentar.- porque soy una floja.-
AÑSOI´LKOÑSJAOKS Hay un problema con este Fic, bueno... El problema lo tengo yo. Te imagino a ti como Sam - a pesar de que sea totalmente distinta a ti, físicamente.-entonces leo esto y es como "Dios, me lo imagino con su tono de voz y haciendo este gesto".
Clary esta verdaderamente loca, me hace reír mucho .-igual que los pensamientos de la sama-momo.
Finnick es un puto mujeriego laksjkaljsak tiene tu edad -que lindura<3.- la parte de las 20 preguntas y todo eso fue como "Uy, si la momo diría lo mismo que Sam. Por mucho que le guste le diría que no" .-JAJAJAJAJAJA, ERA MUY CHISTOSO.-
Síguela, amo como escribes y ya tu sae'
PD: Tenemos que decirle a Samantha "Póngase romántica pliss y dele un kiss. Hoy sera noche de azucarillos y los van a devorar, nena linda. Hoy es noche de azucarillos 8' (?)"
Ahora tu eres la castaña-rubiosa y yo la castaña-rojiza<3
Tu Bianca, tu April, tu vampi, tu poto .-JAJAJAJAJA Se lee graciosos.-
Te quiero<3
Te extraño mucho:c quiero ir a tu casa o que tu vengas a la mía, hace mucho que no te veo:c I Miss you
(enséñame a usar esta cosa)
April.
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