Amante Oscuro || FabEri

Nombre:
Amante Oscuro
Autor:
No Sé(? Okayno, Soy Yo. Eri Garcia.
Adaptación:
No, Por Supuesto Que No.
Género:
Romántica... Y Hot.
Advertencias:
Empezaré Por Decir Que Puede Contener Escenas Un Poco... ¿Fuertes? Hahah Sehp.
Después Está El, SORRY, ES UNA WN HOMOSEXUAL, SI NO TE GUSTA TE LARGAS, CIELITU, ASÍ DE CLARO.
Continuaré Por Decir Que Si Encuentran El Libro De "Amante Oscuro, La Hermandad De La Daga Negra", Escrito Por J. R. WARD, Es Pura Casualidad Y No Tiene Nada Que Ver, Gracias c::
Y Por Último, Espero Que Les Guste Y Que Disfruten~~
Otras páginas:
No.

PD:: No Subiré Capítulo Por Obligación Si Tan Sólo Leo Un "Síguela." NO, QUIERO COMENTARIOS, NO ORDENES. Que Indique Si Gusta O No POR FAVOR, Gracias~~

- Erick, Erick despierta, ¡te recuerdo que hoy es viernes y tienes clases! - Escuché decir a mi madre a través de la puerta de mi habitación.
- Ya voy, dame un minuto... - Contesté mientras me levantaba, separando las mantas que me tapaban por la cintura. Solamente llevaba la ropa interior, así que noté la brisa de primavera recorriéndome por todo el cuerpo.
- ¡El desayuno está hecho, no tardes mucho! - Escuché decir a papá. Solía tener mucha prisa, y parecía ser que hoy estaba de buen humor.
Poco a poco me vestí, me puse una camiseta negra de AC/DC que era más grande que yo, me puse unos tejanos que se me caían y dejaban ver parte de mis calzoncillos. Además, las botas militares ayudaban a que no se cayera más. "¿Por qué no usas cinturón?" me preguntan, bueno, contando que ODIO los cinturones, por eso.
- Los 16 años se me hacen pesados.
Fui al baño y me miré en el espejo, estaba completamente despeinado y tenía unas ojeras gigantes. El pelo estaba revoltoso y de punta, en cambio el flequillo parecía tener un par de nudos; me peiné y re-peiné, pero el pelo seguía igual.
Miré el agua oxigenada y sonreí, mis padres se asustarían al ver mi pelo ahora rubio casi blanco, menos por la parte inferior de los mechones y por el flequillo que me tapaba el ojo derecho. Me lavé la cara y me di cuenta de que aún no tengo vello facial. Seguido, me puse las gafas.
Estaba más pálido de lo que soy, creo que no volveré a tomar más pastillas felices.
Finalmente acabé de prepararme y fui al comedor, allí me esperaba el desayuno, una taza de leche con cereales que, según el anuncio, llevan el doble de chocolate.
Como dije anteriormente, mi madre me vio y empezó a gritar.
- ¿¡Pero tú estás loco!? ¿¡Se puede saber qué has hecho!?
- Nada mama, simplemente quería tener el pelo así, ¿a que estoy guapo? -Sonreí y ella rió, no se lo tomó tan mal. Ella ignoró el cabello durante el resto del día, pero aún bromeaba con mi altura. "A ver si crecemos un poco hijo, que parece que no me quieras ayudar a agarrar las cosas de encima del armario.", me decía cada dos por tres.

Llegó la hora de ir a clase, agarré el autobús y cuando llegué, me encontré a mi amigo Sergi, seguía tan normal como siempre.
- Vaya, extravagante peinado llevas hoy, ¿qué te han dicho?
- Oh, nada, nada, se lo tomaron bastante bien. Aunque, tío, yo de ti me haría algo en esa melena que tienes, podrías tintarte o hacerte mechas.
- ¿Para ser como tú? Paso, Eri.
- Vaya, qué amable es el soso que no se apunta a una fiesta conmigo. - Reí a carcajada limpia.
- A diferencia de ti hago deporte y no puedo ni fumar ni tomar drogas, querido amigo. - Hizo una mueca y me miró con cara de desaprobación. Yo continuaba riendo.
Le di su zumo de cada mañana, él lo tomó de mis manos y sin querer me rozó con las suyas.
- No malpienses de esto, ha sido sin querer...
- Eh, eh, eh ahora no me vengas disimulado, ¡sé que estás por mí! - Reí mucho, demasiado. - No sabía que te fueran los tíos, señorito.
Justamente era él el que tenía novia, una tal Elisabeth, creo que esa es realmente la razón para no venir de fiesta conmigo.
- Vamos, Eri, no jodas, sabes que tengo novia. - Dejé de reír hasta que se llevó el zumo a la boca.
- Quizás lo haces para disimularlo. - Escupió el zumo que estaba a punto de tragar, mojándome la camiseta mientras me reía. Por primera vez en la hora le escuché reírse como yo. El zumo caía poco a poco por mi camiseta y me empezó a mojar los pantalones, parecía estar frío.
- Eri, ¿ya le pusiste nombre? - Me miró serio, pero por dentro se reía.
- ¿A quié-Oh, sí, le llamé Ericonda, ya sabes, de Eri y de anaconda. Así mi pequeño estará feliz cuando se ponga. ¿Y tú?
- Yo paso de esa chorrada, eres un guarro. - Me volví a reír, esta vez más fuerte.
- Como tú no lo sabes. Además, no digas que no te gusta hablar de sexo, altucho.
- Calla, maldito enano. Recuerda, mañana vienes a correr con Alex y conmigo, ¿vale?
- Dirás a correr-nos. - Sonreí. Él me miró mal.
- Cerdo, y deja esa broma, vamos a correr.
- Nos. - Volví a hacerla, él me iba a pegar, pero el ruido del timbre le despistó.
Nos dirigimos a clase, tocaba biología y... tocaba el tema de las partes íntimas.
La maestra puso en la pantalla una imagen en que se veían tanto las masculinas como las femeninas por dentro. Reí al ver que el idiota de Martí disimulaba medir el pene de la imagen y al segundo ponía cara de sorprendido. Toda la clase le vio y se puso a reír.

Pasaron unas largas horas y finalmente llegamos a la hora del recreo. Allí quedamos con la pandilla.
Martí se apartaba su pelo rubio al hablar y morder el bocata, Sergi hablaba con su novia, Alex no paraba de mirarme extraño, Albert se reía de nosotros...
Decidí preguntarle a Alex.
- ¿Qué? ¿Te gusto?
- ¿Qué...? ¿Por qué..? - Preguntaba dudoso.
- He visto como me mirabas, no mientas.
- Se me hace raro verte con el pelo así, Eri.
- Uhm, chicos, se acabó el patio. - Interrumpió Gerard.

Por fin acabó el horario de clases. Sergi me llamó para decirme que Alex invitó a un amigo suyo para correr. Me importaba una mierda, así de claro, y así se lo hice saber.
- Joder, sois pesados, me da igual quien vaya, no voy a correr.
Colgué enfadado y me fui a mi cuarto. Tiré las maletas al suelo y acabé tareas. Esta noche me iría de fiesta de nuevo. Necesitaba relajarme, pero a la vez divertirme, esa era la única forma.

Ya era de noche, algo así como las 22:30 y la discoteca se encontraba abierta. Antes de salir de casa dejé una nota indicando dónde me iba, por si acaso no volvía antes de las 7. También me preparé un poco, me cambié de camiseta por una más estrecha, con tirantes largos que hacían que se me viera medio pecho. Unos pantalones estrechos rojo sangre, con manchas negras y agujeros con red, las botas militares no me las quité, me maquillé un poco los ojos, me encantaba la sombra negra, además, eso disimularía mis ojeras. Me puse pulseras y muñequeras, hasta me puse un collar en el que indicaba donde vivo, así a lo estilo perro, por si acaso.
Abrí el cajón y agarré las llaves del piso de Martí. Aún recuerdo que me dio una copia para no despertarlo al ir allí y agarrar sus "pastillas felices". Me tomé un Monster Energy mientras buscaba mi teléfono móvil y el dinero... y alguna que otra pastilla más junto un par de condones.
Cuando logré encontrar todo el material, salí corriendo de casa hasta llegar al sitio acordado, la plaza Pau Casals, estaba cerca de mi casa, así que no tuve problema alguno para llegar allí.
Miré alrededor para encontrar a la pandilla de fiesta. Tristemente, la mitad de la banda que tengo formada en el instituto no es tan divertida en las fiestas, eso sí, Martí y Gerard se apuntaban siempre conmigo. Llamé al celular del rubio.
- ¿Qué cojones quieres? - Respondió medio dormido y con voz enfadada.
- Mmmm los tuyos me irían bien, sí, esos. - No pude evitar reírme. Escuché como suspiró a través del teléfono. - Vale, vale, ya paro, perdona. Pues mira, ¿qué tal si te vienes a la fiesta, marica? Quedamos esta noche aquí, ¿te has olvidado? Ah, y tráete las pastillas o me tocará ir como la semana pasada.
- Calla, que aquí el marica eres tú, además, ven tú y despiértame, cuando llegues me preparo. - Sonreí al pensar lo que le haría. Aunque sigo sin comprender cómo sabe que soy homosexual. De pronto escuché que me había colgado.
Le dije al portero que avisara a mi pandilla que iba a recoger a Martí.
Me dirigí hacia su casa, esta vez no fui corriendo, quería que descansara, además, aún era pronto para colocarse. Giré a la derecha y ahí estaba, el portal de la casa. Abrí la puerta como si fuera mi edificio.
Estaba en su habitación, como siempre, pero hoy estaba despierto, ¿me había mentido? Cabrón.
- ¿Qué haces despierto? ¿No te tenía que despertar yo? - Sonreí maliciosamente. Daría lo que fuera por saber qué pensaba en ese momento. Esperando su respuesta le abrí el armario y agarré el éxtasis que tenía guardado.
Martí estaba despierto, pero cubierto por las sábanas, me fijé que no llevaba camiseta, así que le tiré la más sexy que encontré en ese armario, recuerdo que fue la que llevó el primer día de discoteca, le hacía bien, le quedaba ajustada y resaltaba el color de sus ojos verdes.
Iba a encender la luz para que se levantara, pero cuando me giré lo tenía delante. Estaba muy cerca, incumplía mis normas de "espacio personal", pero no me importó. De repente me fijé en sus pupilas, se había drogado. Reí y él sonrió, acercándose más, poniéndome las manos en la cintura.
- Estamos solos, mis padres están de viaje. - Me susurró en la oreja.
- Ya veo, ¿y qué quieres? - Respondí incómodo, era mi segundo mejor amigo y nunca se me acercaba tanto.
- Un poco de intimidad antes de irnos.
- Vale, pues si me sueltas te dejo intimidad... - Esa frase me incomodó. ¿Qué me quería hacer? Por alguna razón, miré su entrepierna. Dios mío, estaba cachondo y yo no pude evitar gemir.
Me empotró contra la pared y miré a mi pequeño amigo, parecía ser que también estaba duro. Martí se fijó en que yo también estaba caliente. Me agarró de las muñecas y acercó su cara a mi cuello. Suspiró muy sensualmente, tanto que volví a gemir. Empezó a bajar una mano, confiando en que dejara la mía en alto. Le miré a los ojos, sus pupilas seguían dilatadas, pero con la oscuridad del cuarto no se distinguía. Sus labios carnosos se veían de un tono más rosado que normalmente y se le veía el piercing que llevaba. No lo pude evitar y pasé la mano por todo su pelo, revolviéndoselo, haciéndole más incitante. Me besó, esos labios que nunca imaginé junto los míos... le correspondí.
Nos estuvimos besuqueando y tocando durante bastante tiempo, de repente recordé que habíamos quedado en la discoteca. Se lo susurré y dejó de sobarme.
Se vistió, aunque fue bastante incómodo, ya que le costó calmar su pene. Por suerte, el mío se tranquilizó antes.

Llegamos justo cuando entraban. Me di cuenta de que había dos nuevos, joder, ¿por qué no avisaron? me habría puesto algo más ajustado que esto. Dudaba mucho que les gustaría, pero por intentar nadie sufre. Me acerqué chillándoles que se esperaran y justo Kilian se paró y avisó al resto.
- Hey, chicos, miren quién viene... son Eri y Martí, y parece que alguien viene excitado. ¿Qué hicieron, pillines? - Carles rió al dejar ese comentario.
- Nada que no te imagines, Carles. - Sonreí socarronamente, a este le gustaba la idea aunque dijese que no.
- Sois unos lentos, ¿estáis bien? ¿habéis follado mucho? - Reímos todos, menos uno de los nuevos.
Estuvimos hablando durante un largo periodo de tiempo, unas 2 horas o así. Sentí la necesidad de saber como se llama ese chico tan... misterioso y... bueno, eso.
- ¿Y no me los presentas? - Le dije a Kilian.
- Vamos Eri, eres muy joven para ellos. - Rió de su broma. - Vale, vale, mira, este de aquí a mí lado, es Max y tiene 17 años, como puedes ver es un tío genial que te sigue la broma y te follará si sigue mirándote así. - Max le dio una colleja.
- Cabrón, fóllatelo tú, no te jode. - Qué amable. aún así le miré a los ojos, los tenía de color miel y su pelo castaño le tapaba parte de la frente. No estaba tan mal para ser un año más mayor que yo.
- En fin, este que está más apartado, se- La voz de éste interrumpió.
- Gilipollas, cállate, le importa una mierda como me llame.
Oh dios mío, maravillosa voz. Aunque, este era agresivo y borde... me pregunto cómo será en la cama.
- Bah, en fin, este cabrón que interrumpe se llama Fabián. - Rió. Parece ser que le da rabia que le llamen así. - De acuerdo, ya paro, soso. Este es Faby, tiene 18, querido, es apto para tu diversión. - Me guiñó el ojo y yo reí. Pude ver como Faby hacia una mueca de desprecio hacia mi compañero. Me acerqué a él. Era muy alto y mucho más moreno que el resto, pero pude observar perfectamente sus ojos color café, hacían conjunto con su pelo largo, rizado a más no poder. Él también llevaba una mecha. Sus labios eran carnosos, mucho más que los de Gerard o Martí. Llevaba un par de tatuajes.
Noté como me miró fijamente, daba miedo, pero eso me excitaba. Seguro que estaba pensando en matarme. No importa, que me haga lo que quiera, seguro que disfrutaré con eso.
Gerard sacó una bolsita de su bolsillo. Todos miraron confusos. Miré el reloj, era casi la 1 de la madrugada, ya era hora. Saqué mis pastillas, y decidimos mezclar algunas de las mías junto las suyas. Vi que ni Max ni Faby tenían, así que les ofrecí. El menor aceptó, pero el soso, como le llamaba Kili, no quiso.
- Paso de joderme el cerebro como vosotros.
- ¿Entonces para qué vienes, gilipollas? - Le dijo Max. El resto ya íbamos colocados y a mí, las luces de la discoteca se me hacían pesadas.
Faby no respondió, se limitó a abalanzarse sobre éste, cayendo los dos al suelo. Se dieron un par de puñetazos y intenté separar a Faby de Max, por mi mala suerte, fui yo el que recibí un golpe en la boca, que hizo que empezara a sangrar sin parar, Max paró y me miró. Faby, al ver que el otro no reaccionaba, le imitó.
Grité por el dolor, me dolía mucho. Max se fue a buscar al resto, chillando que yo estaba sangrando. Alguna gente que estaba por ahí dejó de bailar, pero no mucha, están acostumbrados a esto cada semana.
Empecé a reír. Faby me dio el codazo y no hacía nada, se quedó estático, viendo la sangre que caía a chorretones. Me acerqué a él y le agarré de la cara, era suave, perfecta. Lo quería en mi cama.
Ignoré la sangre, ignoré a los demás, me quedé pensando en Faby y en mí, en la cama.
A la media hora ya estaba bien, ya dejaba de sangrar y todos se calmaron. Todo volvió a la normalidad, pero seguía cerca del soso. El volumen de la música subió más y eso hizo que chillara para hablarle. Todos estaban bailando mientras estaban drogados. Algunos ligaban con pringadas, pero Carles se quedó conmigo. Siempre nos besuqueábamos, así que no se me hizo raro que lo hiciera. Me di cuenta que Faby estaba incómodo, mirándonos.
Mi compañero se separó de mí y se fue a bailar. Yo aproveché.
- Hey, alto. ¿Qué tal te lo pasas? - Sin pensarlo reí.
- Déjame, enano. Sois todos unos drogadictos de mierda.
- Aww, venga, no te pongas así cielo. - Le miré de arriba abajo y me puse de puntillas para acercar mi cara a su oreja. - Dime, ¿para qué vienes aquí con estos?
Me miró con tristeza y rabia. Pude comprender que él no quería ir con ellos, pero por alguna razón debía. Le agarré del brazo y me lo llevé a un baño.
Cerré la puerta con el pestillo, aquí iba a pasar algo muy grande.

angiedirectioner::
Comprendo, A Martí Le Quise Hacer Parecer Así, Angie D::
Aww, Qué Pena, Perdió Su Encanto Cuando Se Lió Con Erick(??
Pero Estaba Colocado, Él No Es Así. K. KAYKAYKAYKAYKAY.

Eww, No, Eso No, Jamás, Ese Carles No Es Como El De Clase, Es Muy Diferente, MUY DIFERENTE, Repito >::C

En Fin, Enseguida Subo Capítulo, No Te Preocupes c::

VampireKilljoy escribió:angiedirectioner::
Comprendo, A Martí Le Quise Hacer Parecer Así, Angie D::
Aww, Qué Pena, Perdió Su Encanto Cuando Se Lió Con Erick(??
Pero Estaba Colocado, Él No Es Así. K. KAYKAYKAYKAYKAY.

Eww, No, Eso No, Jamás, Ese Carles No Es Como El De Clase, Es Muy Diferente, MUY DIFERENTE, Repito >::C

En Fin, Enseguida Subo Capítulo, No Te Preocupes c::

Jajajja No quieres a Carles como "cuñado"? :P

Odio los sábados a la mañana. "¿Por qué?" os preguntaréis, bueno, desde la última vez que dejé -o intenté dejar- las drogas, Sergi y Alex quieren que haga deporte con ellos CAAAADA SÁBADO a las 6 de la mañana. Y ese día, como siempre, iba a llegar tarde.
Definitivamente, yo no iba a correr y parecía ser que tenía las sábanas pegadas, así que me costaba levantarme. A pesar de ser primavera-casi-verano, estaba lloviendo como un día de invierno, no había ni un rayo de Sol. 
Bajé las sábanas hasta mis piernas y me senté a un lado de la cama, hice un suspiro y me levanté. Fui directo al armario y me quité la ropa del día anterior, llegué tan cansado que no me la quité... además, olía a Faby y me dio a recordar unos buenos recuerdos. Su aliento abrasándome, su lengua contra la mía, sus carnosos labios contra los míos... Dejé de pensar en ello antes de que Erisaur volviera a la carga.
Me cambié la ropa interior, ahora llevaba unos gayumbos a rayas negras y rojas con unos calcetines negros.
Fui al armario y decidí ponerme unos tejanos ajustados y rotos junto una camiseta ancha y gastada, al igual que mis Converse, que las pinté porque me aburría en clases. 
Agarré la chaqueta y las llaves, seguido salí a la calle, en dirección al parque donde siempre quedábamos. 
A las 7 y media llegué, a lo lejos divisé 3 sombras, una de ellas resaltaba sobre las otras dos.
Al llegar allí supe quién era... ¿adivina adivinanza? Era Faby. Empecé a reír.
Al verme, Fabián suspiró.
- Eri, ¿Le conoces...? ¿Os conocéis? - Preguntó Alex, confundido.
- Oh, por supuesto que sí, tuvimos una experiencia agradable. Justo ayer a la noche, en un baño, encerrados... - Me reí.
- Calla, no es cierto, nos conocimos, pero nunca en un baño. - Faby mintió y se le notaba.
- Bueno, da igual, empece-Eri, vamos a correr, no a ligar, recuérdalo. - Interrumpió Sergi al ver cómo iba vestido.
- ¡Joder! ¡Te dije que no iba a correr, no de esa manera! - Pegué una patada a un muro que quedaba cerca.- ¿¡Crees que por correr voy a dejar de drogarme!? 
Me encontraba mal, estaba mareado y todo me daba vueltas. No tenía ganas de nada, ni siquiera de hablar... bueno, tenía ganas de vomitar, pero eso no contaba. No escuchaba bien, y eso me jodía.
Sergi suspiró. 
- Está bien. - Dijo. - ¿Empezamos a correr?
Faby se nos adelantó, cosa que me dio rabia, lo de ayer fue una "broma", no iba en serio, no del todo. Aceleré para ponerme a su ritmo.
Cuando estuve a su lado, noté como mi respiración se aceleraba, el corazón me palpitaba mucho más rápido, demasiado y a los otros dos no se les veía. Le agarré de la mano e hice que parara, seguido, hice que se girara hacia mí, y con un golpe de fuerza, logré que sus labios tocaran los míos.
Sin saber cómo, caí al suelo y, Faby, fue a recogerme del suelo mientras decía que llamasen a una ambulancia, supongo que lo dijo chillando, porque se le veía histérico, nervioso... parecía que se preocupaba por mí pero, seguro que no lo hacía. 
"¿Quién se preocuparía de su asistente sexual privado?" pensé. Reí al escuchar mi pensamiento.
- Joder, Eri, deja de reír, ¿se puede saber qué mierda dices?, ¿estás bien? se te ve pálido y con mala cara... - No lo escuché todo, y la voz de Faby estaba distorsionada. Supongo que lo pensé en voz alta.
Los párpados cada vez me pesaban más, dejé de notar los brazos y las piernas, y Faby me daba palmaditas en las mejillas, cosa que dejé de notar. A los pocos instantes de eso, caí dormido en un profundo sueño.

~~

La habitación era blanca, la camilla era blanda y cómoda, me pregunto por qué hay gente que se queja de aquellos cuartos, que siempre están limpios. Tenía varios cables, uno de la anestesia, otro para el oxígeno... me puse nervioso.
Una enfermera entró, interrumpiendo los muchos pensamientos que tuve.
- ¿Cómo te encuentras? - Me preguntó amablemente.
- ¿Dónde están? ¿Qué pasó? Quiero verle. 
Estaba nervioso, demasiado, quería levantarme, salir a buscarles yo mismo. La enfermera me agarró del pecho al ver que me iba a levantar. 
- Espera aquí, ahora les llamamos. Te han hecho una analítica, dentro de un rato traerán los resultados, ¿de acuerdo? - Asentí y ella salió. 
Me bajé la maldita manta hasta mi cadera, hacía un calor insoportable dentro de esa sala.
Pasaron unos 10 minutos hasta que llamaron a la puerta. Sergi y Alex entraron deprisa, dejando a Fabián detrás. Sonreí.
- Eri, ¿c-c-cómo estás? ¿mejor? ¿Q-q-qué ocurrió? - Sergi me acribilló a preguntas, sin darme tiempo a responder.
- Sh, tranquilo, ya estoy bien, ahora dejadme a solas con Faby, ¿sí? Venga, sed bueeeeenos chicos.
- Pe...
- Bueeeeeeeeeeeeenos chicos. - Interrumpí a Alex. Los dos salieron confundidos, hablando entre ellos.
Faby no se quería acercar, pero yo no paraba de insistirle, así que no tuvo otro remedio.
- Quería pedirte perdón por lo de anoche, estaba grogui y no tenía ni idea de lo que hacía. Aunque... debes reconocer, que tampoco estuvo tan mal, en el fondo te gustó. - Reí, en cambio, él simplemente hizo una mueca.
- No seas gilipollas, sabías lo que hacías. Además, ¡estaba drogado! normal que pareciera que me gustaba...
Agachó la cabeza y yo fui a acariciarle la cara. Era suave, tal y como la recordaba; se me enredó la mano con su pelo, cosa que me gustó. Fabián me miraba extrañado y, mientras, yo me fui acercando. 
Dejó que le besara, lo sabía, en el fondo le gustaba. Al acabar, le mordí levemente el labio. Yo no aguantaba y él tampoco. 
Faby se me acercó y me empezó a besar, no tan salvajemente como yo quería, pero lo hizo. Me metió la mano por dentro del camisón, pasándola por todo mi pecho. Poco a poco fue bajando y yo sonreí al acabar el beso. Logré bajar más la manta y dejar que él fantaseara. Se sonrojó y rió. Me extrañé, pero no me iba a quejar. Faby me empezó a besar el cuello, haciendo que me mordiera el labio.
Justo cuando empezaba lo mejor, picaron a la puerta, interrumpiéndonos.

Waaaaa   me encanto por favor sigula!!!